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Especial de Halloween

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A propósito de Halloween…

Halloween Fiesta Pagana

SIETE RAZONES PARA NO CELEBRAR EL HALLOWEEN

 

Ex Satánico Advierte del Peligro de Halloween

 

Halloween y la estupidez extendida

Halloween: la fiesta del anti-santo

Halloween fiesta satánica

Halloween fiesta satánica

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31 octubre, 2015

[San Miguel Arcángel]Halloween” significa (All hallow’s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste regreso al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos. Ver: testimonio de ex-satanista al final de esta página.

Debemos ser conscientes de la realidad de Halloween y de aquello que ofende a Dios. Las fiestas que celebramos reflejan quienes somos e influyen en nuestros valores.

Es alarmante que muchos cristianos hayan olvidado el testimonio de los santos y se sientan más atraídos a festejar con brujas y fantasmas. Este fenómeno es parte de un retorno al paganismo que va ocurriendo gradualmente. Al principio no se percatan de los valores que abandonan ni tampoco entienden el sentido real de los nuevos símbolos. Les parece todo una broma, una diversión inofensiva. Lo hacen por llenar un vacío, porque los santos ya no interesan y las prácticas paganas y ocultistas ejercen una extraña fascinación. Por eso se están propagando rápidamente en nuestra cultura: la adivinación, la ouija, la creencia en la reencarnación y muchas más. En Estados Unidos, mujeres que se enorgullecen de brujas luchan por crear una nueva imagen para su gremio y propagar su religión. Sigue leyendo

El Hospital de Al Capone

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31 octubre, 2015

“Se han corrompido cometiendo execraciones, no hay quien obre bien”. (Salmo 52).

El pesebre socio-convergente del Hospital de Sant Pau, cuyo mayor pedigrí es el que le ofrece el Arzobispado de Barcelona, hace aguas. Y las hace de la misma manera que el gángster Al Capone cuando fue cazado por el FBI no por sus crímenes, sino por sus deudas con la hacienda pública. En este caso, con el patrimonio del mismo hospital, en trance de presentar concurso de acreedores.

Alphonse Gabriel Capone comenzó su carrera en Brooklyn antes de trasladarse a Chicago y convertirse en la figura del crimen organizado más importante de la ciudad. Hacia finales de los años 20, Al Capone ya estaba en la lista de los “más buscados” del FBI.

Aunque probablemente nunca fue iniciado en la Cosa Nostra, rápidamente se asoció con la Mafia y se adueñó del hampa de Chicago después de eliminar a todos sus rivales en una serie de guerras. Los enfrentamientos entre las bandas culminaron con el acribillamiento en un garaje de los cinco últimos jefazos de la competencia, el día de San Valentín de 1929. Aunque los detalles de la Matanza de San Valentín aún se discuten, y nadie fue procesado por el crimen, los asesinatos son atribuidos a Capone y sus hombres. Después de deshacerse de sus rivales, Capone siguió enriqueciéndose gracias al tráfico ilegal de bebidas alcohólicas ocasionado por la Ley Seca, y a través de su vasta red clandestina de salas de juego.

No hubo manera de pillar a Al Capone por sus crímenes, así que se le persiguió y se le atrapó por la cuestión fiscal, mejor documentada, y al final consiguieron encarcelarle. Le cayeron 11 años en una prisión federal.

Y ahora resulta que la autoridad judicial ha pillado al Hospital de Sant Pau por lo mismo que enchironó a Al Capone: por el vil metal. No por los abortos, lógicamente, muchos de ellos inequívocamente delictivos, tanto en la antigua como en la nueva ley del aborto. Éstos se remontan a 1987 y no han parado desde entonces: ni los abortos “de alto riesgo” (no sólo médico, sino también judicial) ni por las demás prácticas contra la vida condenadas por la doctrina de la Iglesia. Entre ellas, y no de menor cuantía, el acaparamiento de embriones humanos en neveras repletas… para lo que se ofrezca: que la ingeniería genética humana apenas está en sus cimientos; y un hospital de tanto renombre como el de La Santa Cruz y San Pablo no puede quedarse atrás en esa carrera. Ya se cuidó Al Capone de que la autoría de sus asesinatos y fechorías fuera siempre un secreto. A voces, pero secreto.

¿Cómo es posible que se arme tanta escandalera porque alguien robe tantos o cuantos millones de euros del Hospital? ¡Tampoco hay para tanto! Desde la perspectiva de un católico -no la de Capone-, lo gravísimo, lo intolerable es tener la certeza de que se están practicando abortos y otras inmoralidades en un hospital de la Iglesia. Eso sí que es para poner el grito en el cielo, rasgarse las vestiduras, mesarse las barbas, cubrirse la cabeza de ceniza, vestirse de saco y ayunar a pan y agua mientras siga en pie esa iniquidad.

Pero he aquí que todo el mundo, incluida la jerarquía eclesiástica implicada en el patronato del hospital, vive eso con la mayor naturalidad, sin hacer aspavientos y manteniendo la compostura. “Supieron estar”, acertaron a comportarse. ¡Qué entereza!, dirán de ellos las crónicas.

Y sin embargo, al descubrirse que el hospital está en quiebra porque son bastantes los que se han dedicado a robar y a cobrar (dicen que como en el Palau de la Músic de Barcelona… ¡hay que ver los estragos que está haciendo el modernismo!), da la impresión de que ahora sí que están pasando cosas sumamente graves, ahora sí que se nos hunde el suelo bajo los pies. Y sobre esto decía -en petit comité– el Papa Francisco: “Hay algo que me preocupa. Hay grupos muy, muy pequeños, unas pocas personas, gente muy mayor… No tienen vocaciones, qué sé yo, el Espíritu Santo no quiere que sigan, quizá han cumplido ya su misión en la Iglesia, no sé… Pero ahí están, aferradas a sus edificios, aferradas al dinero… El manejo del dinero… es algo que necesita ser reflexionado”.

Tiempo y motivos han tenido en el Sant Pau para reaccionar, pero el tiempo se les ha acabado… Porque se trataba, a fin de cuentas, de conservar el patrimonio -acumulado durante siglos- y por ello había que estar presentes en los órganos de gobierno al precio que fuese. Y lo han pagado, vaya que si lo han pagado: con la ignominia del traidor, de aquel que vendió la primogenitura por un plato de lentejas. Preocupados no por la moralidad de los actos médicos, sino por mantener el colaboracionismo servil con un poder político amoral y corrupto. Para eso, y no para nobles fines, acabará sirviendo el patrimonio: porque la pervivencia de la institución -piensan- pasa por encima del bien y de la verdad. Es la razón de estado.

¡Pues qué quieren que les diga! De una corporación que ha acomodado la ciencia y la conciencia al descuartizamiento de niños, siempre con espléndidas razones, y que tan inconscientemente está poniendo los cimientos a cualquier aberración genética con embriones humanos, se puede esperar todo: seguro que encontrarán también para ello espléndidas razones. De verdad, estas bagatelas económicas son peccata minuta comparadas con la catadura moral que imponen el aborto y la ingeniería genética con embriones humanos. Por cierto, ¿ha hablado alguna vez en este sentido la representación del Arzobispado de Barcelona en la Muy Ilustre Administración (MIA) del hospital? Parece que, de haberlo hecho, ha sido muy bajito, sin alzar la voz ni descomponer el gesto: para no molestar demasiado, no vaya a ser que se pierdan las prebendas y el estatus.

Como aquellos políticos, policías y magistrados cuya miopía y silencio santurrón disfrazados de prudencia, eran generosamente recompensados por Al Capone. Pero bueno, nosotros, a los que nos empuja la fe a ser providencialistas, creemos que esta crisis del Hospital de San Pablo es una oportunidad de oro para resolver la gran cuestión moral de fondo que éste tiene planteada. Sobre todo la que le tiene planteada a la Iglesia. Si ésta forma parte de su patronato, no puede haber en él abortos. Y si hay abortos en este hospital, la Iglesia no puede formar parte de sus más altos órganos directivos. Éste es un momento excelente para dar carpetazo o para dar el portazo. Extrapolando las palabras del Papa, “qué sé yo, el Espíritu Santo no quiere que sigan, quizá…”

Padre Custodio Ballester Bielsa

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

En el Sínodo los niños brillaron por su ausencia

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31 octubre, 2015

«El pecado del siglo es el pecado contra la niñez. Los adultos han asesinado voluntariamente a más niños en los últimos cien años que en toda la historia anterior de la humanidad»
John Saward, The Way of the Lamb.

En el Sínodo de la Familia se habló más de temas como la homosexualidad, el concubinato, los adultos divorciados, los que se han vuelto a casar y la des­centralización, pero apenas si se menciona la razón de ser de la familia: los hijos.

Al igual que en la estéril Europa, los niños brillaron por su ausencia en el Sínodo de la Familia.

sagrada_familia2Entre las poco frecuentes pero sorprendentes buenas noticias de este contencioso y problemático Sínodo de la Familia encontramos la carta abierta al Sínodo de cien conversos a la fe católica. La voz de dichos conversos resuena clamorosa en marcado contraste con las cavilaciones huecas y heréticas de algunos padres sinodales.

En la mencionada carta, los conversos ruegan al Papa y a los padres sinodales «que defiendan las enseñanzas de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio con la misma fidelidad y el mismo testimonio jovial y valeroso que ha desplegado la Iglesia Católica a lo largo de toda su historia.» Los signatarios manifestaron al Sínodo que la doctrina católica y las enseñanzas sobre el matrimonio y la sexualidad los guiaron a la verdad de la fe en su proceso de conversión.

Entre los muchos y lúcidos conversos que suscribieron la carta al Papa rogando que defendieran los principios de la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia se encuentran el P. John Saward, ex clérigo anglicano y actualmente párroco de S. Gregory y S. Augustine, también profesor emérito del colegio dominico de la Universidad de Oxford.

Saward comprende claramente los desafíos que afronta la Iglesia Católica en esta era moderna. Su percepción y actitud ante la presente crisis moral es profundamente católica y teológica, aunque se da la paradoja de que dicha actitud está ausente en los debates del Sínodo. Saward señala al Niño Jesús, y al niño en la familia como camino al cielo.

En su convincente libro The Way of the Lamb, The Spirit of Childhood and the End of the Age (Ignatius Press) subraya sin tapujos las causas de la corrupción moral de la modernidad desde la primera linea, en la que afirma valientemente:

«Se puede decir que el mundo occidental de hoy ha declarado la guerra a la familia por todos los flancos. Destruye al niño, desprecia a la madre y ridiculiza al padre.»

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Embobados por el Sínodo

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31 octubre, 2015

La tarde del pasado domingo me asaltaron mis novicios para solicitarme un análisis -a modo de diagnóstico-, del Sínodo recién clausurado. Otros hermanos más maduros en estas lides y con doctorados en la cogulla, que como nuevos Nicodemo me visitan en la celda cuando ya está bien pasada la hora de Completas, también han llegado solícitos y preguntones. Todos felices y contentos. Todos sintiéndose vencedores. Todos embobados y aplatanados. Todos con euforias y entonando eurekas.

He tenido que recurrir al más burdo autobombo para convencerlos:  Ya avisé de lo que se nos venía encima cuando escribí ¡Francisco, destruye mi Iglesia! o cuando llamé la atención sobre la entrada triunfal de Gramsci en el Vaticano. Y eso que entonces no podíamos calibrar del todo la que se nos venía encima. Sospechábamos algo, aunque no sabíamos entonces hasta qué punto el Huracán Patricia es un vientecillo anémico y raquítico frente al Efecto Francisco. Atila le llamé yo por entonces. Pero me resulta muy difícil convencer a pardillos con exceso de euforia. Así que mis hermanos de ambos lados del espectro monacal, están felices con los resultados del Sínodo.

Los novicios que se las dan de conservadores, han pasado a bobalicones de referencia al pensar que han ganado las propuestas de algunos obispos (pocos) que levantaron tímidamente la voz, aunque les cortaran el micrófono. Andan diciendo que la doctrina ha quedado intacta y que ha sido una dura derrota de los alemanes. Casi me da un ataque de risa. Deben temblar en el Hades ante tan audaces analistas. Sigue leyendo

El sínodo resultó mucho peor de lo que creímos

El sínodo resultó

30 octubre, 2015

Michael Matt, director de The Remnant, hace un informe explosivo sobre el sínodo, el Papa, sus propósitos y verdaderas intenciones.

[Subtitulado por Jack Tollers]

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El infierno: la vida eterna perdida para siempre

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30 octubre, 2015

Hablaremos extensamente sobre el infierno, por tres razones:

Hoy se predica poco sobre este asunto y se deja caer en el olvido una verdad tan saludable; no se reflexiona bastante que el temor del infierno es el principio de la prudencia y conduce a la conversión. En este sentido, se puede decir que el infierno ha salvado muchas almas.

Además, circulan muchas objeciones demasiado superficiales contra la existencia del infierno, que a algunos creyentes les parecen que responden a la verdad con mejores títulos que las respuestas tradicionales. ¿Por qué? Porque no han profundizado ni han querido desentrañar esas respuestas. Es muy fácil aferrarse a una objeción superficial, hecha desde un punto de vista inferior y exterior, mientras que es difícil aferrar bien una respuesta que escrute las profundidades de la vida del alma, o la desmesurada excelsitud de la justicia de Dios. Hace falta mayor madurez de pensamiento y mayor penetración. Un sacerdote rogó un día a uno de sus amigos, abogado, que preparase, para una conferencia seguida de discusión, objeciones a la doctrina del infierno. El abogado preparó la exposición de las objeciones comunes de una forma brillantísima y desde un punto de vista accesible a todos, y de modo que afectaba fuertemente a la imaginación. Y a causa de que el sacerdote no se había preparado sino muy sumariamente para rebatirle, las objeciones parecieron más fuertes que las respuestas; éstas parecieron verbales; de hecho no afectaban a la imaginación, ni conducían con suficiente fuerza la inteligencia de los oyentes a penetrar las nociones del pecado mortal sin arrepentimiento, de la obstinación, y del estado de término, tan diverso del estado de vía, y la noción, en fin, de la infinita justicia de Dios. Es, pues, preciso insistir en todos estos puntos, tanto más cuanto que el dogma del infierno hace, por contraste, apreciar en mayor grado el valor de la salvación eterna.

Aún más : nunca se conoce tan bien el valor de la justicia como cuando se sufre una grave injusticia o se ve uno amenazado por ella. Nuestro Señor iluminó a Santa Teresa sobre la belleza del Cielo después de haberle mostrado el puesto que habría ocupado en el infierno si hubiese seguido el camino en que había dado sus primeros pasos.

El infierno indica también el lugar en que se encuentran los condenados. Sigue leyendo

El Camino Neocatecumenal al descubierto

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30 octubre, 2015

El “fondo” secreto de las comunidades neocatecumenales

La opinión aproximada que, de oídas, tenía de estas comunidades era parcialmente favorable, considerando que se trataba de grupos benéficamente activos y voluntariosos, aunque un poco autónomos y un poco fijados en algunas originalidades litúrgicas. Pero el análisis exhaustivo que he podido realizar, por desgracia, me ha revelado un cuadro bien distinto y gravísimo. He podido estudiar atentamente un mamotreto de 400 páginas, que contiene las “orientaciones” para los catequistas, extraídas “de grabaciones de los encuentros con Kiko y Carmen para orientar a los catequistas de Madrid en febrero de 1972”. La historia, finalidad, doctrina y praxis del Camino se encuentran condensadas en este mamotreto de un modo más auténtico.

Todas las citas entre comillas las he copiado exactamente de este volumen, pero sin  indicar el número de página, por tratarse de afirmaciones reiteradas a menudo y por no tratarse de un  libro (dactilografiado y mimeografiado ) normalmente replicable.

Se trata, de hecho, de un texto reservado a los catequistas, que no se cede a ningún otro. He podido tenerlo y fotocopiarlo sólo mediante un estratagema. Ya aquí se vislumbra esta cualidad negativa de las comunidades: el secreto, el esoterismo. Se lee repetidamente: “no digáis nada de estas cosas”; “lo que os digo no es para que lo digáis a la gente, sino para que vosotros lo tengáis de fondo, como base”. Pero es justamente este fondo, esta base lo que resulta inadmisible. De ahí que los neocatecúmenos  y sus superiores eclesiásticos (a los cuales los catecumenales demuestran tanta obediencia), al no ser iluminados acerca de tal “fondo”, resultan engañados. Y se trata, como demostraré, de graves desviaciones doctrinales y prácticas. Sigue leyendo

Carta a los “conservadores” perplejos

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30 octubre, 2015

[In Exspectatione] Apelación vibrante y, a su vez, ponderado diagnóstico de una crisis que ni los peores agoreros hubieran previsto hace unas décadas. Describe con no huraño verismo las condiciones en las que hoy se desenvuelve esa piedad ausente de los templos mayores, de las parroquias.Y propone algo concreto. 

Publicado originalmente en Radio Spada, al pie del texto original puede leerse la lista de los adherentes.

Nos dirigimos a vosotros, queridos interlocutores, ahora que ha llegado el final de este Sínodo, al tiempo que contemplamos el montón humeante de escombros de la doctrina católica sobre el matrimonio. De aquel imponente edificio sobre cuyos cimientos fue edificada durante siglos la civilización cristiana, no queda casi nada. Aligerado el divorcio, archivada la indisolubilidad, entronizada en el altar del derecho canónico la subjetividad más desenfrenada, de la antigua sacralidad de la nupcias católicas no quedan sino sombras confiadas a la buena voluntad individual y relativizadas por una pastoral que ha neutralizado la doctrina. Eso sí: todo se ha consumado con la exaltación simbólica de la doctrina pero empujándola por sus espaldas al fango de una falsa pastoral.

En esta coyuntura nos ha parecido necesario escribiros, no sin cierto temor, como se escribiría a un amigo a quien se ha dejado de frecuentar hace tiempo y con quien se ha perdido la familiaridad. Vosotros sois aquellos que han intentado en las últimas décadas “salvar lo salvable”, eligiendo una y otra vez siempre un “mal menor” (que coincidía gradualmente y siempre más con el mal mayor); nosotros somos aquellos que han tratado de defender el Bien mayor, con nuestras limitaciones y con las consecuencias que esto implica. Sigue leyendo

Análisis del discurso de clausura del papa Francisco en el Sínodo de la Familia

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29 octubre, 2015

Reproducimos a continuación el discurso del Papa al final del Sínodo de la familia, junto con mis comentarios en rojo Como nota al margen, este discurso no podría pronunciarlo un hombre que cree que la propuesta de Kasper sea un acto de sacrilegio.  Deja claro en su discurso que tiene la intención de permitir que los adúlteros reciban la Sagrada Comunión en algunos casos. Cualquiera que todavía defienda al papa Francisco en este momento es cómplice suyo en el sacrilegio kasperista.
Queridas beatitudes, eminencias y excelencias, Queridos hermanos y hermanas:

Quisiera ante todo agradecer al Señor que ha guiado con el Espíritu Santo nuestro camino sinodal en estos años, [¿Cómo podía estar el Espíritu Santo presente en debates que promueven la sodomía, el sacrilegio y el regreso a la ley de Moisés por encima de la de Cristo?], que nunca deja a la Iglesia sin su apoyo.

Agradezco de corazón al cardenal Lorenzo Baldisseri [Ya saben, el  que en 2014  impidió que los padres sinodales recibieran un libro que refutaba la propuesta de Kasper, para lo cual les intervino el correo], Secretario General del Sínodo, a monseñor Fabio Fabene, Subsecretario, y también al Relator, el cardenal Peter Erdo, y al Secretario especial, monseñor Bruno Forte, [el que insertó en la relatio intermedia de  2014 textos que decían que los sodomitas tienen cualidades que aportar a la Iglesia] a los presidentes, delegados, a los escritores, consultores, traductores y a todos los que han trabajado incansablemente y con total dedicación a la Iglesia: gracias de corazón. Sigue leyendo

NUESTRA FE: 3. ¿Es razonable creer sin poder ver?

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29 octubre, 2015

Continuamos con el curso, en esta charla se dan repuestas a las siguientes preguntas:

1.- ¿Es razonable creer sin poder ver, o averiguar lo que otra persona nos dice?

2.- ¿El creer es un acto irrazonable?

3.- ¿Se aceptan las cosas por Fe?

4.- ¿Es razonable creer en Dios? cuando hablamos de Dios, Dios es la verdad infalible.

Respuestas basadas en el Libro: “La fe de la Iglesia” de Antonio Royo Marín

 

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Estimados obispos descreídos e innovadores

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29 octubre, 2015

Algunos de ustedes piden un “acto de escucha”, una llamada a escuchar al mundo en cuestiones de moral. Pues bien, ¿les gustaría prestar primero atención a lo que voy a decir?

Ustedes son los pastores infieles de los que habla Dios por boca del profeta Jeremías:

“¡Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa! (…)  Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis desparramado y no habéis cuidado de ella. He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé”(Jeremías 23, 1-2).

Ustedes van, sin duda, camino del infierno si no se arrepienten. Bien dijo de ustedes San Juan el Bautista: “¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación de la gehenna? “(Mateo 23,33).

Son iguales que la nación de Israel, que espiritualmente “enamorose de sus concubinarios, cuya carne es carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos” (Ezequiel 23,20), como meretrices, prostituyen su cargo de pastor y juegan a ser la ramera del mundo.

juan_bautistaSon unos fariseos que se preocupan más por el dinero que ganan a costa de la grey que de la salvación de las almas. Unos fariseos que han rechazado la enseñanza de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio y en actitud desafiante han mantenido la Ley de Moisés por encima de la de Cristo.

Ustedes, obispos malvados y enfermos, no se preocupan por la salvación de las almas. Si les importaran las almas, las llamarían a la confesión y a permanecer en la Fe de Cristo, pero en cambio desean condenarlas admistrándoles la Sagrada Comunión en estado de pecado grave. ¡Dejen de confirmar a las personas en sus pecados y empiecen a predicar el arrepentimiento y la fe verdadera!

Ustedes se preocupan más por la conciencia endurecidas de los sodomitas y de otros pecadores malvados que del rebaño que Dios les ha confiado, que tiene graves problemas de conciencia por estar sujeto a la pecaminosa autoridad de ustedes.

Ustedes son los réprobos condenados en Romanos 1:

“Y como no estimaron el conocimiento de Dios, los entregó Dios a una mente depravada para hacer lo indebido, henchidos de toda injusticia, malicia, codicia, maldad, llenos de envidia, homicidios, riña, dolos, malignidad; murmuradores, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de maldades, desobedientes a sus padres; insensatos, desleales, hombres sin amor y sin misericordia. Y si bien conocen que según lo establecido por Dios los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican”(Romanos 1, 28-32)

Ustedes que quieren ese “acto de escucha”, presten atención:

Van camino al infierno, a la fosa más oscura y profunda, donde los demonios los violarán y abusarán de ustedes por la eternidad si no dejan de maltratar y violar espiritualmente al rebaño que se les ha confiado. Antes de que sea  tarde, presten atención a las palabras del Hijo de Dios:

“El tiempo se ha cumplido, y se ha acercado el reino de Dios. Arrepentíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1,15).

Michael Lofton

[Traducción  G.J. Villagra. Artículo original]

Tomado de:

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En el quincuagésimo aniversario del documento Gravissimum Educationis del Vaticano II

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29 octubre, 2015

De los dieciséis documentos del Concilio Vaticano Segundo, la relativamente breve Declaración sobre la Educación Cristiana Gravissimum Educationis, promulgada un día como hoy 28 de octubre pero cincuenta años atrás, en 1965, no es una de las más memorables y ciertamente no es una de las más controvertidas. Fue rápidamente ensombrecida por las Constituciones más grandes y las Declaraciones más innovadoras tales como Nostra Aetate y Dignitatis Humanae. Sin embargo, al menos para conmemorar un aniversario de medio siglo que podría pasar inadvertido, nos parece apropiado extraer algunos párrafos que podrían sorprender al ser citados en el 2015.

Una cosa está muy claramente establecida en el documento: la educación, para los Católicos, está necesariamente ligada a Jesucristo y a la proclamación de Su Evangelio. No puede ser “religiosamente neutral”. No existe ninguna separación entre la esfera de la fe y la esfera de la vida en el mundo; todo en la vida humana debe estar embebido de fe y tender a su fin último: el Cielo. Los padres conciliares aunque en forma oblicua se refieren al famoso lema de San Pío X, Instaurare Omnia in Christo”:

Para cumplir con el mandato que ella ha recibido de su divino fundador de proclamar el misterio de la salvación a todos los hombres y de restaurar todas las cosas en Cristo, Nuestra Santa Madre la Iglesia se debe interesar de toda la vida del hombre, aún en su parte secular ya que tiene gran relevancia en su llamado a la Vida Eterna… Una verdadera educación apunta a la formación de la persona humana en búsqueda de su fin último y del bien de las sociedades de las cuales, como hombre, es miembro, y cuyas obligaciones, como adulto, comparte.

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La muerte como final o como principio (I)

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29 octubre, 2015

Dime, Amado de mi alma
dónde pastoreas, dónde sesteas al mediodía…
(Ca 1:7)

Resurrección del hijo de la viuda de Naín[1]

Es el evangelista San Lucas el que cuenta el conmovedor episodio de la resurrección, por el poder de Jesucristo, del hijo de la viuda de Naín.

Siguiendo la letra del texto evangélico podemos imaginarnos el escenario. Jesús llegaba a la entrada del villorio, seguido como siempre de una gran muchedumbre, cuando salía el cortejo fúnebre camino del lugar del enterramiento. Unas cuantas personas transportaban unas angarillas sobre las que iba el cadáver de un adolescente, envuelto seguramente, según era costumbre, en un sudario sujeto al cuerpo con algunas ligaduras. El joven era hijo único de su madre, según especifica el texto que además añade que era viuda. La infeliz mujer iba llorando amargamente tras el cadáver, seguida probablemente por las plañideras y por los músicos, según las costumbres de los ritos funerarios de la época. Tras el cortejo, parientes y conocidos, todo el pueblo probablemente, tal como suele ocurrir en los lugares de muy pocos habitantes.

Fue en ese momento cuando Jesús y sus seguidores, que llegaban al pueblo, se encontraron frente a la comitiva fúnebre que salía. El texto subraya que Jesús, percatándose enseguida de la pobre mujer que sollozaba tras el cadáver, se compadeció de ella. Sigue leyendo

Mi Biblia infantil

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28 octubre, 2015

Uno de mis mayores tesoros hoy en día es la Biblia que me regaló mi madre de pequeño. Con esta Biblia, después de rezar en familia, con el pijama puesto, acostados en la cama, leo las historias sagradas a mis hijos. Ya hemos leído la Biblia entera varias veces (no es el texto completo evidentemente, sino una adaptación para niños), y no se cansan de oírla. Me maravilla las vueltas que da la vida, cómo la Providencia ha logrado que esto ocurra, a pesar de la infancia que tuve. Para que el lector me entienda tendré que dar una breve explicación de cómo me crié.

Nací en una familia británica post-cristiana. Observo con tristeza que hoy en España este tipo de familia está a la orden del día, pero en 1975 cuando yo nací prácticamente no existían. El Reino Unido iba al menos una generación por delante en su descristianización, aunque últimamente España está haciendo todo lo posible por alcanzar en descreimiento a mi país, cuna del liberalismo. Una familia post-cristiana, si no es radicalmente anticristiana, y la mía no lo era, suele conservar restos culturales de la herencia cristiana, pero son sólo vestigios muertos, como restos de la poda de un árbol; la savia ya no fluye por ellos y sólo sirven para “tirar al fuego”, como dice el Señor. Yo crecí en un ambiente en el que la religión era un objeto de estudio interesante desde el punto de vista sociológico, cultural y psicológico, pero que no podía tener absolutamente ninguna importancia en la vida de las personas inteligentes y formadas.

Quizás por nostalgia de su herencia cultural, a los 9 años mi madre me regaló una Biblia infantil, y como ávido lector que era (y sigo siendo), la leí entera. No la leí una sola vez, como cabría esperar de un niño pagano en un ambiente pagano, sino que la leí una y otra vez. Me quedé especialmente impactado por los dibujos. Un día me dijo un amigo que estaban aprendiendo el Padrenuestro en Religión (yo, al ser un niño pagano, iba a Ética). Cogí una Biblia de la habitación de mis padres y busqué la oración. Tardé un buen rato en encontrarla, porque lógicamente no tenía ni idea de dónde aparecía; para mí era lo mismo el Levítico que el Evangelio de San Mateo. No sé porqué, pero memoricé el Padrenuestro y me repetía esa oración de vez en cuando, sin entender realmente lo que significaba. Sigue leyendo

Que conste: Declaración del Superior de la Fraternidad San Pío X sobre la Relatio final del Sínodo

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28 octubre, 2015

La Relación final de la segunda sesión del Sínodo de la familia, publicada el 24 de octubre de 2015, lejos de manifestar un consenso de los padres sinodales, constituye la expresión de un compromiso entre posturas profundamente divergentes. En ella se puede ver que se recuerdan ciertos puntos doctrinales sobre el matrimonio y la familia católica, pero también se notan lamentables ambigüedades y omisiones, y sobre todo brechas abiertas en la disciplina en nombre de una misericordia pastoral relativista. La impresión general que se desprende de este texto es la de una confusión que no dejará de ser explotada en un sentido contrario a la enseñanza constante de la Iglesia.

Por esta razón, nos parece necesario reafirmar la verdad recibida de Cristo sobre la función del Papa y de los obispos (1) y sobre la familia y el matrimonio (2), cosa que hacemos en el mismo espíritu que nos llevó a dirigir al Papa Francisco una súplica antes de la segunda sesión de este Sínodo.

1 – La función del Papa y de los obispos[1]

Como hijos de la Iglesia Católica, creemos que el obispo de Roma, sucesor de San Pedro, es el Vicario de Cristo, al mismo tiempo que es la cabeza visible de toda la Iglesia. Su poder es en sentido propio una jurisdicción a la que, tanto los pastores como los fieles de las Iglesias particulares, cada uno de ellos por separado o todos ellos reunidos, incluso en concilio, en sínodo o en conferencias episcopales, quedan obligados por un deber de subordinación jerárquica y de verdadera obediencia. Sigue leyendo

El espíritu del Sínodo: ¡la maldición es para todos!

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28 octubre, 2015

Todos hablan de lo conseguido en las últimas tres semanas de Sínodo. Ya se ven los primeros editoriales sobre la clausura ¿Y qué debemos pensar de todo ello? La dificultad de encontrarle sentido radica en que no partimos de premisas reales. Desde el principio se nos dio información inexacta, y como aconsejaba Aristóteles, no sólo será imposible alcanzar una verdadera conclusión, sino que a medida que avancemos serán cada vez más los errores.

Las informaciones publicadas hasta hoy nos cuentan que, tanto el Sínodo como los conflictos de la Iglesia en general, tienen su origen en diferencias entre los obispos “conservadores” de Juan Pablo II y Benedicto XVI y los liberales de Francisco y Kasper (Kung, Mahoney, Bernardin, etc). Este cuento ha sido adoptado por los medios de comunicación laicos y católicos. Desde el pontificado de Juan Pablo II, los católicos bien intencionados han sido adoctrinados para creer que la Iglesia está dividida entre “obispos conservadores buenos” y “obispos liberales malos”. A esto se suma el mito de que tanto el Papa como “el Vaticano” pertenecen al bando conservador.

Esto ha cambiado en los últimos tiempos con el relato de la facción liberal, respaldado por los medios de comunicación laicos. Francisco supone un cambio profundo en esa creencia, ya que él y sus amigos reformistas están en guerra con la curia “conservadora” del Vaticano, elegida mayormente por Juan Pablo II y Benedicto, los papas “conservadores”. Sigue leyendo

¿Y qué fue de los obispos españoles?

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28 octubre, 2015

No hay motivos para sentirse entusiasmados con el resultado del Sínodo de la Familia que acaba de celebrarse en Roma, pero sí un tanto aliviados, y moderadamente esperanzados.

Por supuesto, es público y notorio que el texto aprobado contiene varias «bombas de relojería», por utilizar la precisa expresión acuñada por el tristísimamente célebre dinamitero Schillebeeckx para referirse a los pasajes ambiguos en los textos del Concilio Vaticano II, que permitirían luego invocar aquel espectro que llamaron «Espíritu del Concilio», y que tantos daños causó a la Iglesia. Dichas bombas se encuentran esta vez sobre todo en los puntos 84 a 86 de la relación final.

Pero, insisto, aun así, hay motivos para sentirse un tanto aliviados: Puesto que el texto que los redactores designados por el Papa pretendían que se aprobara era mucho peor. Y las expectativas previas al sínodo, eran mucho peores aún. Sigue leyendo

Profundizando en nuestra fe. Capítulo 1: El Sentido de la existencia del hombre (II)

nicea 28 octubre, 2015

En el artículo anterior concluíamos que no se puede llegar a descubrir el auténtico sentido de la existencia del hombre si se rechaza a Dios y si se niega la espiritualidad del alma. Ambos conceptos previos, que son el punto de partida de nuestro razonamiento, son la base para poder seguir nuestro estudio.

Para llegar a descubrir el sentido de esta existencia, sería bueno que respondiéramos previamente unas preguntas que considero esenciales: ¿por qué Dios creó al hombre? ¿Por qué existe el hombre? ¿Es el hombre un mero accidente biológico en medio de un mundo sin sentido? ¿Hay algún “diseño”? ¿Tiene algún sentido que Dios creara al hombre? La respuesta a estas preguntas nos dará una primera luz sobre el sentido de nuestra existencia.

El mero hecho de que Dios creara seres espirituales -que una vez creados ya van a existir para siempre-, nos hace pensar en un “plan” de Dios con respecto a esas criaturas. Sigue leyendo

Así debería haber hablado el Sínodo. Encíclica Casti Connubii de Pio XI sobre el matrimonio cristiano

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28 octubre, 2015

CARTA ENCÍCLICA CASTI CONNUBII DEL PAPA PÍO XI

SOBRE EL MATRIMONIO CRISTIANO

1. Cuán grande sea la dignidad del casto matrimonio, principalmente puede colegirse, Venerables Hermanos, de que habiendo Cristo, Señor nuestro e Hijo del Eterno Padre, tomado la carne del hombre caído, no solamente quiso incluir de un modo peculiar este principio y fundamento de la sociedad doméstica y hasta del humano consorcio en aquel su amantísimo designio de redimir, como lo hizo, a nuestro linaje, sino que también lo elevó a verdadero y gran [1] sacramento de la Nueva Ley, restituyéndolo antes a la primitiva pureza de la divina institución y encomendando toda su disciplina y cuidado a su Esposa la Iglesia.

Para que de tal renovación del matrimonio se recojan los frutos anhelados, en todos los lugares del mundo y en todos los tiempos, es necesario primeramente iluminar las inteligencias de los hombres con la genuina doctrina de Cristo sobre el matrimonio; es necesario, además, que los cónyuges cristianos, robustecidas sus flacas voluntades con la gracia interior de Dios, se conduzcan en todos sus pensamientos y en todas sus obras en consonancia con la purísima ley de Cristo, a fin de obtener para sí y para sus familias la verdadera paz y felicidad.

2. Ocurre, sin embargo, que no solamente Nos, observando con paternales miradas el mundo entero desde esta como apostólica atalaya, sino también vosotros, Venerables Hermanos, contempláis y sentidamente os condoléis con Nos de que muchos hombres, dando al olvido la divina obra de dicha restauración, o desconocen por completo la santidad excelsa del matrimonio cristiano, o la niegan descaradamente, o la conculcan, apoyándose en falsos principios de una nueva y perversísima moralidad. Contra estos perniciosos errores y depravadas costumbres, que ya han comenzado a cundir entre los fieles, haciendo esfuerzos solapados por introducirse más profundamente, creemos que es Nuestro deber, en razón de Nuestro oficio de Vicario de Cristo en la tierra y de supremo Pastor y Maestro, levantar la voz, a fin de alejar de los emponzoñados pastos y, en cuanto está de Nuestra parte, conservar inmunes a las ovejas que nos han sido encomendadas. Sigue leyendo

Halloween: la fiesta del anti-santo

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27 octubre, 2015

Sin duda alguna, una mayoría del público identifica la celebración del Halloween, con la noche del 31 de octubre -cuando los niños principalmente en los Estados Unidos- salen a las calles disfrazados de vampiros, brujas, muertos, demonios, de Harry Potter, de superhéroes etc., portando calabazas, sapos, búhos, murciélagos y otros.

Los sacerdotes expertos en el tema, hacen notar cómo en los disfraces se advierte una insistencia del mercado en hacer ver a las mujeres vestidas como prostitutas. Disfraces horripilantes porque el demonio es la fealdad, y como en el pecado de origen, quieren ocultarse de Dios. La cultura de la distorsión moral que explota todas las celebraciones, incluyendo la Navidad, que explota el impudor de una moral social decadente, y que se va permeando.

Pero una mayoría del público también dirá con toda seguridad, que todo eso es algo divertido e inofensivo sin ningún efecto negativo para quienes se hacen parte de dicha celebración, es como decían los romanos: Al pueblo pan y circo.

Halloween que se verifica en un contexto deformado, un contexto neopagano, ya que en su etimología Halloween de acuerdo a la Enciclopedia Británica significa: 1) en tiempos medievales, All Hallows Eve, la fiesta sagrada o santa que se observaba el 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos, y, 2) en tiempos modernos: la ocasión para hacer maldades y para que los niños pidan golosinas a cambio de no hacer destrozos contra sus vecinos.

Una Víspera de Todos los Santos deformada, corrompida, ya que con el correr del tiempo, las costumbres paganas la influenciaron, y gradualmente ésta transitó de celebración católica a fiesta secular. Como parte del resurgimiento de las ciencias ocultas, se observa la tendencia en muchos a retornar al paganismo. Hoy vivimos una invasión pagana que responde a una peligrosa fascinación por lo oculto.

Las siempre presentes prácticas ocultistas son ahora revitalizadas y propagadas por el New Age, pues sirven a su fin, ya que éstas –falsamente espirituales- no conducen al Reino de Dios, sino al reino del mal.

Así como en los países hispanoamericanos observamos un resurgimiento de los ritos y costumbres ancestrales indígenas, como parte de una ofensiva de resurgimiento autóctono, que tiene como objetivo socavar los cimientos de la Iglesia en estos países, partiendo de un concepto indigenista muy bien calculado,[1] junto al mismo, una influencia neopagana viene también arremetiendo proveniente del New Age o Era de Acuario.

Cuando estuve en Bogotá en octubre 2012, me sorprendió que en las calles de un país otrora tan prestigiosamente católico, cientos de jóvenes se desplazaban disfrazados ad hoc para celebrar Halloween en el contexto deformado como se conoce a esta fiesta hoy en día, y, me alegró que en una parroquia cercana a la Universidad Central de Bogotá, organizaban una fiesta de Todos los Santos para los niños, que son los primeros a quienes quieren atrapar las fuerzas anticristianas para meterlos al embudo de Halloween. Cuando le dije a un párroco que era maravilloso que contrarrestaran la perniciosa celebración del Halloween, éste me respondió: no es para combatir el Halloween. ¿Entones para qué?

Pero, para quien trata de vivir las exigencias del Evangelio, es decir para un cristiano, es triste ver que esta corriente abyecta se haya mimetizado incluso en parroquias y escuelas católicas, y es motivo de confusión y dolor, que haya incluso sacerdotes que la justifiquen, y hasta la defiendan.

La penetración nuevaerista es tan evidente, que hasta librerías y editoriales católicas imprimen y difunden libros para los alumnos de sus colegios, como la editorial marista Edelvives, que editó una línea de libros de primaria denominada SuperPixePolis con la que impregna todos o casi todos sus libros en clave de fantasía infantil, con temas de brujería, magia, Halloween, etc. Es ciertamente grave que se presente a los niños, aunque sea en clave positiva, el mundo de las ciencias ocultas. Y no solamente son los maristas, sino que también múltiples editoriales católicas. Basta utilizar el buscador para encontrar catálogos similares de publicaciones de otras editoriales católicas de España.

Sin embargo, Halloween es una fiesta que intenta burlarse del nacimiento de Cristo, porque es el nacimiento de Satanás, los brujos lo celebran así. Para la noche de Halloween se roban hostias -miren cómo el demonio sabe que Cristo está ahí, y nosotros ni creemos- el demonio sabe que está Cristo en la Eucaristía, hace robar hostias, a sus brujos, a la gente que le habla en la cabeza, a los posesos, y otras, le hace robar y a gente que colabora con eso porque le dan dinero. ¿Que hacen con la hostia robada el 31 en la noche, en la noche de Halloween?, la orinan, hacen sus excrementos arriba, van pasando uno al lado del otro, hacen sus necesidades, las mujeres echan menstruación, se cortan y echan sangre, y con todo eso hacen un líquido, con ese líquido invocando a Satanás esparcen sobre todos los presentes como si fuera agua bendita, burlándose de la Eucaristía, es lo más asqueroso, pero es así.

Todo aquel que participa directa o indirectamente de una fiesta de Halloween porque se viste como tal, porque lo festeja, sepan que están participando de la fiesta satánica más grande que jamás tuvo él en su historia, y es la oposición del nacimiento de Jesús en Belén, es lo opuesto, y lo hacen justo ese día porque al otro día es día de Todos los Santos, y él se presenta como el anti-santo de todo, es la burla de los santos.

Entonces tengan cuidado con decir: es una cosa inocente. Es inocente pero estamos adhiriendo directa o indirectamente a su festejo. Cada uno verá qué va a responder de su fe, no puede ser que la fe de un católico llegue hasta festejar la fiesta de Satanás.[2]

Germán Mazuelo-Leytón

[1] SALGADO, MANUEL. F., Los regalos de la Era de Acuario.

[2] SPAHN, P. CARLOS, exorcista.

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

Jordán Bruno Genta. Caído por Dios y por Argentina

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27 octubre, 2015

Verbo, vita et sanguine docuit

El domingo 27 de octubre de 1974 caía acribillado por 11 disparos Jordán Bruno Genta. Nos mataban al maestro, al gran camarada. El enemigo de ayer -que es el mismo de hoy- creía que “apuntando a la cabeza” terminaría con él y con todo aquello que este representara. ¡Cómo se equivocó! Ya que su vida y su magisterio suscitaron la admiración de muchos que hoy queremos continuar con sus enseñanzas. Porque el dar la vida por Dios y por la Patria no es vano a los ojos del Señor de las Batallas y sabemos que “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.

El mejor homenaje, a cuarenta y un años de su muerte, es intentar imitarlo, es decir, dar nosotros mismos testimonio. ¿Cómo? “como los antiguos mártires, y los millares de Santos que refulgen en la historia de la Iglesia, dar testimonio de que la vida es tanto más digna de ser vivida, cuanto más dedicada está al servicio de Dios, de sus mandamientos y de una causa justa, como es la de nuestra patria restaurada en Cristo”[1].

Si queremos ser fieles a Dios y a nuestra Patria argentina tenemos que tener en nuestra alma la disposición al martirio, lo cual no quiere decir que el Señor nos lo vaya a pedir; pero, la disposición interior debe estar. Derramar nuestra sangre por Cristo reviste un carácter extraordinario. Pero el testimonio puede revestir también un carácter ordinario. Hablamos, entonces, del testimonio de la palabra y de la conducta. Estos dos, el Señor sí nos lo reclama. No es fácil pero debemos ser fieles a ese testimonio silencioso, constante, difícil, incomprendido y heroico; máxime en estos tiempos de apostasía. Sigue leyendo

Un sínodo fracasado: todos han quedado derrotados, empezando por la moral católica

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27 octubre, 2015

Al día siguiente del XIV Sínodo sobre la Familia, parecería que todos han ganado. Ha ganado el papa Francisco, porque ha conseguido elaborar un texto que pone de acuerdo a dos posturas opuestas. Han ganado los progresistas, porque el texto aprobado admite la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar. Han ganado los conservadores, porque el documento no alude en concreto a la administración de la comunión a los divorciados y rechaza el matrimonio homosexual y la teoría de género.

Para entender mejor lo sucedido, hay que partir de la tarde del 23 de octubre, cuando se encargó a los padres sinodales la redacción final, elaborada por una comisión ad hoc basándose en las enmiendas (modi) al Instrumentum laboris, propuestas por los grupos de trabajo organizados por idiomas (circuli minores).

Con gran sorpresa de los padres sinodales, el texto que se les encargó el pasado jueves por la tarde sólo estaba en lengua italiana, estando totalmente prohibido comunicarlo no sólo a la prensa, sino también a los 51 oyentes y demás participantes en la asamblea. El texto no tenía en cuenta ninguna de las 1355 enmiendas propuestas durante las tres semanas previas, y en sustancia volvía a proponer la estructura del Instrumentum laboris, que incluía los párrafos que habían suscitado tan duras críticas en el aula: los referidos a la homosexualidad y a los divorciados vueltos a casar. El debate se fijó para la mañana siguiente, con lo que sólo se podían preparar durante la noche nuevas enmiendas a un texto redactado en una lengua que sólo dominaban algunos de los padres.

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Cardenal Burke: La relatio final del Sínodo carece de claridad sobre la indisolubilidad del matrimonio

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27 octubre, 2015

[Edward Pentin – ncregister.com] El Cardenal Raymond Burke, patrono de los Caballeros de Malta y ex prefecto de la Signatura Apostólica, ha compartido con Register su reacción inicial al reporte final del Sínodo de la Familia.

Se enfoca en los párrafos 84 a 86 sobre el divorcio y vueltos a casar, declarando que esta sección es de “inmediata preocupación por su falta de claridad en un asunto fundamental de la fe: la indisolubilidad del vínculo matrimonial que la razón y la fe enseñan a todos los hombres”. También dice que la manera en que la cita de Familiaris Consortio está empleada de manera engañosa.

Aquí está el comentario del Cardenal, seguido de una traducción de los párrafos 84 al 86.

***

 “El documento completo requiere de un estudio cuidadoso, a fin de entender exactamente qué es lo que los asesores le ofrecen al Romano Pontífice, de acuerdo con la naturaleza del Sínodo de Obispos, “en la preservación y aumento de la fe y de la moral así como en la observancia y fortalecimiento de la disciplina eclesiástica” (can. 342). La sección titulada “Discernimiento e Integración” (párrafos 84-86) es, de cualquier manera, de inmediata preocupación, por su falta de claridad en un asunto fundamental de la fe: la indisolubilidad del vínculo matrimonial que tanto la razón como la fe enseñan a todos los hombres. Sigue leyendo

Conclusiones Sínodo: “Esta no es la religión católica que nos enseñaron de niños”

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Para ver el VIDEO clic sobre la imagen

26 octubre, 2015

John Vennari y Chris Ferrara analizan las reacciones al documento final del Sínodo 2015.

Extracto de la entrevista

Uno de los prelados considerados “conservadores” dentro del Sínodo les dijo: “el documento final no es lo que esperábamos, pero al menos no cambia la doctrina”. Lo que muestra es conformidad con el resultado, considerándolo el mejor posible, si bien no fue el deseado.

¡Pero aquí está en juego la moralidad! No puede haber conformidad con un documento, debe buscarse el documento que sostiene con claridad las enseñanzas de la Iglesia.

La frase “podría haber sido peor” no puede ser un criterio para aceptar un documento del Vaticano.

Cuando se trata de la vida sacramental, la salvación, la vida en estado de gracia, la condenación, no podemos estar felices un con una reacción del tipo “podría haber sido peor”.

Los reporteros pseudo-conservadores quieren asegurarnos que todo está bien, que los conservadores han triunfado, pero lo que se lee en este documento no es la fe de nuestros padres, lo que nos enseñaron de pequeños.

Este es un intento por adaptarse al status quo de la pandemia mundial de inmoralidad sexual. Este Sínodo no tuvo el coraje de hacer frente a la pandemia ni el coraje de llamar pecado al pecado o afirmar que el castigo eterno amenaza a quienes viven en condiciones de inmoralidad. Sigue leyendo

Sínodo: Kasper dice que ganó – Pell no está tan seguro. Francisco decide

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26 octubre, 2015

Sínodo: Durante una entrevista, Kasper dice que ganó – en otro video, Pell no está tan seguro.

Nosotros lo presentamos; Francisco decide.

El Cardenal Kasper considera, que la Relatio final del Sínodo favorece claramente su posición, en una entrevista exclusiva a Il Giornale, traducido exclusivamente por Rorate. El Cardenal Pell (ver video más abajo) no lo considera así. ¿Qué postura favorecerá Francisco si el lenguaje es ambiguo?

 “La comunión a los divorciados si se arrepienten;  las [uniones] homosexuales no son familia “

    Serena Sartini
    Il Giornale
    26 de Octubre de 2015

El Prelado de alto rango dijo en la clausura del Sínodo en donde prevaleció su línea progresista: “Haremos todo lo posible por salvar a las parejas” El Papa tendrá la última palabra [al respecto]. Se necesitará tiempo para el documento.

“Estoy satisfecho y contento con el trabajo del Sínodo. El informe final (aprobado por una mayoría de dos tercios) es un buen texto. Ahora le tocará al Papa tomar una decisión. Espero que emitirá un documento en el que pondrá de relieve la alegría del matrimonio cristiano”. El cardenal Kasper, cabeza del frente progresista, nos elabora un balance del Sínodo de la Familia que acaba de concluir. En esta entrevista a ‘Il Giornale‘, nos describe el ambiente de trabajo del Sínodo y la importancia de una apertura hacia los divorciados vueltos a casar para ser admitidos a la Sagrada Comunión, algo que él apoya firmemente. Sigue leyendo

Celebraciones por el Sínodo: el final de la iglesia tal y como la conocemos

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26 octubre, 2015

Michael J. Matt y el Dr. John Rao (Oxford Ph.D.) discuten en Roma sobre la clausura del Sínodo de la Familia y el tratamiento que muchos medios de comunicación le están dando como si fuera una victoria de la ortodoxia.

Extracto de la entrevista

Si bien no se cambió la doctrina (ya que no lograron su cometido), es el proceso en sí, mediante el cual en el siguiente sínodo harán nuevos avances. Pero se han dado cuenta de que este proceso si funciona.

Con lo que hicieron cambiaron todo y pusieron un rótulo de “doctrina”, para que la gente que quiere creer que nada cambió, puedan encontrar un perchero donde colgar su chaqueta. Es como en 1960, pero ahora son mejores.

El sínodo fue un montaje. Los obispos invitados, los padres sinodales del comité preparador, son tan importantes a considerar como aquellos obispos que no fueron invitados (caso de los cardenales Burke, Schneider…) y que pudieron haber cambiado los párrafos sobre la comunión a los vueltos a casar, en cuanto a la votación. Por esta razón, estos párrafos lograron la votación “democrática” que necesitaban.  Y esta es la manera en que la democracia logra incorporar lo que se quiere, mientras cumple con el afán de responder el fin más “popular”. Sigue leyendo

No les gusta su Palabra

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26 octubre, 2015

Leemos en el evangelio según san Marcos una escena que refleja perfectamente el espíritu rebelde y trastornado que anima hoy a muchas personas creyentes y aun no creyentes. Dios ha de ser, a la fuerza, como cada uno se lo figura, o como conviene a los intereses particulares de cada persona. Pero este no es Dios, sino un títere que como mucho ahoga la voz de la propia conciencia, ya que las almas obstinadas que lo adoptan no soportan ningún eco de verdad ni conciben la enmienda personal como el camino correcto para agradar a Dios Padre.

Y así vemos en el evangelio, como por una ventana abierta al pasado, a ese pobre hombre que reconoce a Jesús en el camino y, corriendo, se arrodilla delante de él y le pregunta: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?» Y el Señor le responde con cariño: «Ya conoces los mandamientos». El hombre, por lo visto, los ha guardado desde bien pequeño, y así se lo hace saber al Hijo del Altísimo. Sin embargo, Jesús, mirándolo con amor, según la Sagrada Escritura, le contesta: «Te queda una cosa que hacer: Anda, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». El Señor propone. Jesús enseña la senda de la vida, la felicidad mientras se deambula por esta existencia, la ruta correcta. Pero el hombre se resiste y protesta. Dice el evangelista en este punto que el joven, al oír esto, se fue muy triste, porque tenía muchos bienes[1]. ¿Qué ha ocurrido aquí? El chico salió al encuentro de Jesús con buena voluntad y recibió un severo correctivo.

Como es natural viniendo de Cristo Jesús, del que dice san Pablo que tiene la naturaleza gloriosa de Dios, el cristiano está llamado a un ideal inalcanzable por el que hay, no obstante, que combatir sin cuartel ni descanso. Para ser perfectos se precisa la excelencia. Y sin embargo, siempre hay alguna indicación divina que nos rechina, que nos coge por sorpresa, que nos recuerda nuestras faltas y miserias, el estado embrionario de nuestra fe y de nuestro amor por Cristo y su santa Iglesia. Lo que le ocurrió a ese pobre hombre que salió al encuentro del extraordinario galileo es que no le gustaron las palabras del Maestro. Como tampoco gusta al mundo que la Iglesia genuina siga defendiendo la doctrina que aprendió del Santísimo, sirviendo así a Cristo como verdadero Señor y no al propio apetito[2]. Sigue leyendo

La eclesiología del Papa Francisco: pocas certezas y algunas dudas

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26 octubre, 2015

El pasado 17 de octubre, en ocasión del quincuagésimo aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos por el Papa Paulo VI, el Santo Padre Francisco pronunció un Discurso al que, a nuestro juicio, no se la prestado la debida atención si se tiene en cuenta la singular importancia de su contenido[1]. Se trata, en efecto, de una pieza clave para entender qué piensa el Papa respecto de la Iglesia, de su naturaleza y de su misión en el tiempo actual y, por ende, del modo en que ha de ser ejercido -y se propone ejercer- el ministerio petrino. Podemos decir, por tanto, que en él se contiene, en síntesis, la eclesiología del Papa Francisco. Resulta de interés detenerse en su análisis.

Para una adecuada comprensión de lo qué se supone sea esta eclesiología es preciso referirse a dos conceptos que, en cierto modo, vertebran la exposición del Sumo Pontífice. El primero de ellos es la noción de Pueblo de Dios como modo habitual, y de hecho exclusivo, de referirse a la Iglesia. El segundo, es el llamado sensus fidei o sensus fidelium, lugar teológico de larga data en la Iglesia pero que ha sido revalorizado y puesto de relieve en la teología contemporánea a partir, sobre todo, del Concilio Vaticano II. Veamos por separado cada uno de estos aspectos.

La Iglesia, ¿Pueblo de Dios o Cuerpo Místico de Cristo?

La Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia es la carta magna de la nueva eclesiología propuesta a partir del Concilio Vaticano II. En este Documento la Iglesia es llamada Cuerpo Místico de Cristo conforme con la gran visión paulina[2]. En este sentido, el texto no hace sino confirmar la eclesiología anterior al Vaticano II expuesta magistralmente, entre otros documentos, en la Encíclica Mystici Corporis Christi, de Pío XII (1943). Sin embargo, en su segundo capítulo, Lumen Gentium introduce la noción de Pueblo de Dios para referirse a la Iglesia. Nadie puede, en principio, negar la absoluta legitimidad de esta noción y de su aplicación a la Iglesia; en efecto, la idea de Pueblo de Dios tiene sus raíces en la tradición bíblica veterotestamentaria, raíces que son expresamente mencionadas en el Documento conciliar[3] e interpretadas, como no puede ser de otra manera, como preparación y figura de la Nueva Alianza. De este modo, el Israel santo, la nación santa de los profetas del Antiguo Testamento se cumple y se realiza plenamente en el Nuevo Israel, en el Pueblo de Dios de la Nueva Alianza, la Iglesia cuya cabeza es Cristo: “Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible, mediante la palabra de Dios vivo (cf. 1 P 1,23), no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn 3,5-6), pasan, finalmente, a constituir «un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición, que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios» (1 P 2, 9-10)[4]

De este modo la noción de Pueblo de Dios quiere enfatizar el hecho de la misteriosa elección por parte de Dios de un pueblo santo, de una heredad que el Señor se ha reservado para Sí: esa elección recaída primero en el pueblo judío, recae, ahora, en la Iglesia que reúne y congrega la multitud de los pueblos gentiles que han sido injertados en el viejo olivo de Israel (Romanos, 11, 17). En definitiva, la Iglesia es el Israel en el que recae, ahora, la elección y el llamado de Dios. Así lo reconoce explícitamente la Lumen Gentium: “Así como al pueblo de Israel, según la carne, peregrinando por el desierto, se le designa ya como Iglesia (cf. 2 Esd 13,1; Nm 20,4; Dt 23,1 ss), así el nuevo Israel, que caminando en el tiempo presente busca la ciudad futura y perenne (cf. Hb 13,14), también es designado como Iglesia de Cristo (cf. Mt 16,18), porque fue Él quien la adquirió con su sangre (cf. Hch 20,28), la llenó de su Espíritu y la dotó de los medios apropiados de unión visible y social. Dios formó una congregación de quienes, creyendo, ven en Jesús al autor de la salvación y el principio de la unidad y de la paz, y la constituyó Iglesia a fin de que fuera para todos y cada uno el sacramento visible de esta unidad salutífera”[5].

La imagen del Pueblo de Dios se aplica, por tanto, a la Iglesia con toda propiedad como se le aplican, también, otras figuras de incuestionable raíz bíblica tomadas de la vida pastoril, de la agricultura, de la edificación, de la familia y de los esponsales, las cuales están ya insinuadas en los libros de los profetas[6]. Pero la cuestión que se plantea, de cara al uso prácticamente exclusivo que ha ido adquiriendo la noción de Pueblo de Dios en la eclesiología actual, es si esta noción es la más apta para expresar con la mayor propiedad posible la naturaleza íntima de la Iglesia. La respuesta a esta pregunta parece, en principio, negativa; efectivamente, la figura de Pueblo de Dios no es la que mejor se adecua a la naturaleza de la Iglesia y no se ve qué razón hay para insistir en su utilización de un modo tan exclusivo y excluyente. En un conocido escrito de su época de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Papa Emérito Benedicto XVI, sostenía: “Limitarse a esta expresión (Pueblo de Dios) para definir a la Iglesia, significa dejar un tanto en la sombra la concepción que de ella nos ofrece el Nuevo Testamento. En éste, la expresión Pueblo de Dios remite siempre al elemento veterotestamentario de la Iglesia, a su continuidad con Israel. Pero la Iglesia recibe su connotación neotestamentaria más evidente en el concepto de Cuerpo de Cristo[7]”. Algo similar ya había sido adelantado en un texto juvenil: “Si se retoma al concepto objetivo y escueto de Pueblo de Dios, y en él se quiere instalar el verdadero y genuino concepto de la Iglesia, cabría objetar que Pueblo de Dios, únicamente, no puede expresar con exactitud la esencia de la Iglesia neotestamentaria[8]”.

Ahora bien, si la noción menos apropiada para definir la Iglesia se ha extendido tanto hasta el punto de desplazar, casi por completo, la idea del Cuerpo Místico, ¿puede sospecharse que esto ha ido en detrimento de una recta eclesiología con el consiguiente riesgo de un oscurecimiento de la conciencia eclesial? La pregunta es tan difícil y compleja que no nos creemos en capacidad de dar una respuesta exhaustiva y suficientemente fundada. No obstante, a la luz de lo que es posible observar y oír, tanto en la catequesis como en las homilías, en las habituales declaraciones episcopales y, ahora, en las mismas intervenciones del Papa, se acrecienta la sospecha de que la noción de Pueblo de Dios, exaltada y reiterada con evidente mengua de la venerable doctrina del Cuerpo Místico (en la que fuimos instruidos los católicos de mi generación y de tantas generaciones) nos está llevando a una noción de Iglesia concebida en términos de un “pueblo peregrino” en la que paulatinamente se va borrando toda idea de jerarquía y de un magisterio situado en la cúspide de esa jerarquía que obre de luz y guía del rebaño. Ha sido el mismo Francisco quien, en reiteradas ocasiones, ha expresado que los pastores no deben marchar a la cabeza del pueblo sino al costado o detrás; y quien ahora, en el Discurso que estamos examinado, ha reiterado, citándose a sí mismo, “la necesidad y la urgencia de pensar en una conversión del papado[9]”, proposición ambigua que suscita fuertes dudas respecto de su naturaleza y alcance.

El sensus fidelium y una Iglesia en escucha.

Vayamos al segundo punto de nuestro análisis, estrechamente vinculado con el anterior: el sensus fidei o sensus fidelium. La importancia asignada a este tema ha sido puesta en evidencia por el hecho de que la Comisión Teológica Internacional le dedicó un extenso y pormenorizado examen contenido en el Documento El sensus fidei en la vida de la Iglesia publicado el pasado año 2014[10]. Si bien en la Nota Preliminar, dicho Documento aclara que su elaboración ocupó el quinquenio 2009-2014 de los trabajos de la Comisión, uno de los miembros de dicha Comisión, la Hermana Sara Butler, religiosa Misionera de la Santísima Trinidad, ha declarado que el empeño en procurar una comprensión compartida de este tema ha tenido especialmente en vista “la consulta por el inminente Sínodo de la familia” por lo que “la Comisión Teológica Internacional ha preparado Sensus fidei en la vida de la Iglesia. El documento propone una explicación y un esclarecimiento teológicos de algunos aspectos del sensus fidei y sugiere criterios para discernir las manifestaciones auténticas[11]”. Es decir que aún cuando el tema ocupaba la atención de la Comisión Teológica Internacional desde hacía varios años, ya en tiempos del Pontificado de Benedicto XVI, no hay dudas de que su publicación ha respondido a la inminencia del Sínodo. Habrá que preguntarse, en consecuencia, si la puesta a punto de este lugar teológico no guarda alguna relación con los propósitos que guían la convocatoria del Sínodo de la Familia. Más concretamente: si no se trata de invocar un supuesto sensus fidei en apoyo de ciertas iniciativas “aperturistas” de algunos sectores sinodales.

En primer lugar es llamativo que el Discurso del 17 de octubre reproduzca, por momentos casi textualmente, las conclusiones del documento de la Comisión Teológica. Francisco, en efecto, apela al sensus fidei al que define en términos de una infalibilidad del Pueblo de Dios: infalibile in credendo. Tomando como punto de partida el Concilio Vaticano II sostiene: “Después de haber reafirmado que el Pueblo de Dios está constituido por todos los bautizados, «consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo», el Concilio Vaticano II proclama que «la totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27) no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando “desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos” muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral». Aquel famoso infalibile in credendo[12].

La cita conciliar corresponde al número 12 de Lumen Gentium que introduce, precisamente, el concepto de sensus fidelium, o sensus fidei o, dicho en otros términos, del sentido sobrenatural de la fe por el que cuando una verdad es creída por toda la Iglesia constituye, por lo mismo, garantía cierta de verdad. Este sentido sobrenatural de la fe, que es de toda la Iglesia y de todo bautizado en tanto permanece en la comunión de la Iglesia, es obra del Espíritu Santo. Su presencia en la Iglesia consta por la Sagrada Escritura y ha sido reconocida, con distintos acentos y variada terminología, a lo largo de toda la tradición de la Iglesia desde la Patrística hasta nuestros días pasando por la Escolástica. Tanto los Padres griegos como los latinos, los escolásticos como Santo Tomás y san Buenaventura, algunos teólogos modernos como el Beato Cardenal Newman y, desde luego, el Concilio Vaticano II, han reconocido invariablemente este sentido sobrenatural de la fe del que gozan todos los bautizados.

Pero en relación con este sensus fidei hay dos aspectos en los que es preciso detener el análisis. En primer lugar, una adecuada comprensión del sentido y del alcance de este sensus sobrenatural de la fe requiere que se lo entienda en el marco de una noción de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo y no tanto en el de la idea del Pueblo de Dios. Más aún, nos animamos a suponer que sólo en el contexto de la eclesiología del Cuerpo Místico el sensus fidei puede ser rectamente entendido en tanto que por fuera de esta eclesiología y en el contexto del Pueblo de Dios se corre el riesgo de un serio desvío que acercaría ese sensus fidei más al protestantismo que a la ortodoxia católica. Porque este sentido sobrenatural de la fe se da en cada bautizado sólo en la medida en que es incorporado como miembro del Cuerpo de Cristo, al modo de una participación en ese Cuerpo y no como una propiedad individual o personal suya. No se trata de que cada bautizado es por sí un maestro de la fe que debe ser escuchado en paridad con quienes tienen por misión enseñar en la Iglesia; no, ese sentido de la fe lo posee cada creyente sólo y exclusivamente en tanto miembro del Cuerpo Místico y que, por ende, participa de la economía de la gracia que desde la Cabeza de ese Cuerpo que es Cristo se derrama a todos y cada uno de sus miembros. El gran teólogo alemán Karl Adam aclara este punto al sostener: “El portador del Espíritu de Jesús (esa unción del santo al que alude Lumen Gentium, 12) es por consiguiente la Iglesia, pero no como pluralidad de individuos particulares, no como una suma de personalidades de profunda vida espiritual, sino la Iglesia como unidad perfecta de los creyentes, como una comunidad que trasciende a los individuos. Esta unidad, esta comunidad, es el dato primigenio del cristianismo […] es algo que en su esencia es previa a toda individualidad, una esencia supra-personal, una unidad abarcadora que no presupone personalidades cristianas sino que las crea y las engendra[13]”. En una palabra, es el Espíritu de Cristo el que engendra, en la comunión del Cuerpo Místico de la Iglesia, el sensus fidei, ese admirable consensus fidelium por el que en todo tiempo y lugar los bautizados creemos y seguimos creyendo las verdades de la fe. No se trata, por tanto, de un carisma individual ni de una propiedad personal como cierto individualismo moderno (de cepa luterana) pueda suponer. Tampoco se trata de una opinión o conjunto de opiniones que puedan ser consultadas y procesadas en las encuestas al uso.

En segundo lugar, debe precisarse cuál sea la exacta dimensión de este sensus fidei y su importancia real en la vida de la Iglesia sobre todo a la hora de establecer qué relaciones guarda con el Magisterio. Tanto el texto de la Comisión Teológica como el Discurso del Papa acusan en este punto un margen de ambigüedad y de imprecisión suficiente como para dar lugar a interpretaciones opuestas a la doctrina católica. En efecto, se advierte una exagerada valoración de este sensus fidei cuando se lo pone casi en la base y en el fundamento del magisterio ministerial de la Iglesia o, al menos, como el primer presupuesto de ese magisterio. De este modo toda acción magisterial en la Iglesia (de una Iglesia que se califica de sinodal y cuya nota esencial pasa a ser la llamada sinodalidad), sea la de los Obispos o la del Papa, comienza por una escucha de ese sensus fidei. Oigamos al Papa: “El camino sinodal comienza escuchando al pueblo, que «participa también de la función profética de Cristo», según un principio muy estimado en la Iglesia del primer milenio: Quod omnes tangit ab omnibus tractari debet. El camino del Sínodo prosigue escuchando a los Pastores. Por medio de los Padres sinodales, los obispos actúan como auténticos custodios, intérpretes y testimonios de la fe de toda la Iglesia, que deben saber distinguir atentamente de los flujos muchas veces cambiantes de la opinión pública […] Además, el camino sinodal culmina en la escucha del Obispo de Roma, llamado a pronunciarse como «Pastor y Doctor de todos los cristianos» no a partir de sus convicciones personales, sino como testigo supremo de la fides totius Ecclesiae, «garante de la obediencia y la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la Tradición de la Iglesia»”. En este marco de sinodalidad la Iglesia pasa a ser una Iglesia en escucha de unos y otros en aparente paridad. “Es una escucha reciproca -continúa Francisco- en la cual cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el «Espíritu de verdad» (Jn 14,17), para conocer lo que él «dice a las Iglesias» (Ap 2,7)”[14].

Más allá de ciertos giros del lenguaje en consonancia con la doctrina católica y de justas matizaciones que deben ser reconocidas, la palabra del Papa suena en cierto modo imprecisa al poner en paridad a los protagonistas en juego, el Pueblo y la Jerarquía, y al describir un magisterio que asciende de abajo hacia arriba en lugar de descender de Dios a los fieles por medio de quienes han sido constituidos doctores. La consecuencia no puede ser otra que una tendencia a desdibujar la neta distinción entre una Iglesia docente y una Iglesia discente: “El sensus fidei -continúa- impide separar rígidamente entre Ecclesia docens y Ecclesia discens, ya que también la grey tiene su «olfato» para encontrar nuevos caminos que el Señor abre a la Iglesia[15]”. Y en la culminación de este magisterio “ascensional”, Francisco no trepida en analogar a la Iglesia a una pirámide invertida: “En esta Iglesia, como en una pirámide invertida, la cima se encuentra por debajo de la base”[16].

La ambigüedad del Discurso se hace aún más patente cuando el Papa parece identificar el sentido de servicio que tiene toda autoridad en la Iglesia, el hecho de que los papas se llamen a sí mismos “siervo de los siervos de Dios”, el abajamiento, en suma, de quienes poseen el carisma de la autoridad, a imitación de Cristo que lavó los pies a los apóstoles, con el abajarse o la abdicación del ejercicio mismo de la autoridad magisterial. El Señor lavó, en efecto, los pies a sus discípulos pero no abdicó jamás de su condición de Maestro. Por eso nos confunde un tanto lo que dice Francisco cuando en abono de este magisterio sinodal de abajo hacia arriba, sostiene: “Quienes ejercen la autoridad se llaman «ministros»: porque, según el significado originario de la palabra, son los más pequeños de todos. Cada Obispo, sirviendo al Pueblo de Dios, llega a ser para la porción de la grey que le ha sido encomendada, vicarius Christi vicario de Jesús, quien en la Última Cena se inclinó para lavar los pies de los apóstoles (cf. Jn 13,1-15). Y, en un horizonte semejante, el mismo Sucesor de Pedro es el servus servorum Dei[17]. Honestamente no vemos un sequitur entre el espíritu evangélico de la autoridad como servicio y este novedoso magisterio invertido.

A nuestro modesto entender, si bien del sensus fidei participan todos los bautizados, empero, no se da en todos en la misma medida ni se ejerce de igual modo. Es preciso mantener, más que nunca, la neta distinción (neta, no rígida) entre una Ecclesia docens y una Ecclesia discens; en la primera, el sensus fidei guía a quien enseña; en la segunda, guía al que aprende. Esto no quiere decir que en circunstancias determinadas el Magisterio no deba consultar el sentido sobrenatural de la fe de la Iglesia; así se hizo, por ejemplo, cuando se proclamaron los dos últimos dogmas marianos: la Inmaculada Concepción y la Asunción a los cielos en cuerpo y alma de la Bendita Virgen María. Pero de aquí a invertir el sentido del magisterio hay todo un paso que no es posible dar sin riesgo cierto de apartarse de la doctrina católica.

Conclusiones

En resumen, el Discurso que comentamos deja algunas certezas: de hecho, Francisco ha mantenido firme la idea de que toda colegialidad (concepto todavía inasible en la eclesiología contemporánea) es cum Petro et sub Petro. También ha dejado en claro que el Papa es el garante último y supremo de la obediencia y la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y a la Tradición de la Iglesia. Pero ciertos conceptos difusos como el de sinodalidad, una exagerada y constante apelación al “Pueblo de Dios” como si en él residiera el fundamento último de la Fe (y no en la revelación), la ausencia de toda referencia a la misión salvífica de la Iglesia y un sensus fidei elevado indebidamente al nivel de primum movens de la acción docente en la Iglesia, suscitan no pocas dudas e inquietudes.

Pero reduciríamos nuestro análisis si todo lo limitáramos a la personalidad y a la gestión del Papa Francisco. Sin duda que hasta el presente su Papado ha sido zigzagueante en varios y vitales aspectos, que a menudo sus afirmaciones resultan inadecuadas para expresar las verdades de la fe, que ciertos gestos suyos más parecen dar aliento a los enemigos de la Iglesia que a los que se esfuerzan por mantenerse fieles a sus enseñanzas. Todo eso es verdad. Pero la crisis actual de la Iglesia se remonta más atrás aún antes del Concilio Vaticano II. Es cierto que este acontecimiento produjo fuertes sacudimientos (turbulencias las llamó Paulo VI) de la Iglesia y provocó la eclosión de fuerzas destructivas y autodestructivas hasta entonces relativamente soterradas. Pero no es menos cierto que junto a estos aspectos negativos el Concilio tuvo la virtud de poner en la mesa de discusión y estudio algunos temas que aguardaban todavía una dilucidación y un desarrollo más plenos. La liturgia, la eclesiología, la exégesis bíblica, el papel del laicado, la llamada (a falta de otro nombre) colegialidad fueron, entre otros, algunos de esos temas. A vuelta de más de medio siglo tales temas siguen sin dilucidar a la espera de definiciones y desarrollos que los saquen de la ambigüedad y confusión en que hoy se hallan; este es el cometido de una reflexión teológica fecunda y serena hecha a la luz de la Fe y de la Tradición, tarea pendiente hasta este momento.

El Pontificado de Benedicto XVI apuntó en esa dirección al reclamar, por un lado, una hermenéutica de la continuidad y, por otro, al emprender “la reforma de la reforma” litúrgica. Por razones que ignoramos estos propósitos se frustraron y hoy constatamos a cada paso que el Pontificado de Francisco no se orienta en el mismo sentido, antes bien, en el opuesto. Por esta razón todos los cabos sueltos que han dejado los documentos conciliares son hoy objetos de un desarrollo teológico que tiende más a radicalizar la ruptura que a soldarla. El Discurso que comentamos es sólo una muestra más de esta penosa y difícil situación.

Mario Caponnetto


[1] Discurso del Santo Padre Francisco, Aula Paulo VI, sábado 17 de octubre de 2015.

[2] Constitución Dogmática Lumen Gentium (en adelante LG), n. 7.

[3] Cf. LG, n. 9.

[4] Ibidem.

[5] Ibidem.

[6] Cf. LG, n. 6.

[7] Josef Ratzinger, Víctor Messori, Informe sobre la fe, Madrid, 1985, p. 55.

[8] Josef Ratzinger, El nuevo Pueblo de Dios, Barcelona, 1972, página 97.

[9] Cf. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, n. 32.

[10] La versión española de este Documento puede consultarse en Comisión Teológica Internacional, El sensus fidei en la vida de la Iglesia, BAC, Madrid, 2014.

[11] Sara Butler, L’instinto che guida i cristiani, en L’Osservatore Romano, ed. quotidiana, Anno CLIV, n. 140, 22/06/14.

[12] Discurso del Santo Padre Francisco…, o. c.

[13] Karl Adam, La esencia del catolicismo, Buenos Aires, 2013, paginas 43, 44.

[14] Discurso del Santo Padre Francisco…, o. c.

[15] Ibidem.

[16] Ibidem.

[17] Ibidem.

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

¿Qué hay después de la muerte? Nuevo libro del padre Francisco Javier Domínguez

[Este libro será presentado en Sevilla  el lunes 26/10 a las 20 horas en el Real Círculo de Labradores de Sevilla, tomarán la palabra el padre Santiago González y el padre Francisco Javier Domínguez]

¿Qué hay después de la muerte?  Para los que buscan el verdadero sentido de la vida.
Un buen día miras a tu alrededor, te paras, un vistazo al cielo, a tu casa,  tu barrio, la letra de esa canción, el ver a una persona que hacía muchos años que no veías, una noche en la que no te quedas dormido y en la cama tumbado comienzas a repasar tu vida en los recuerdos, una situación difícil, un fracaso, la muerte de un ser querido…  Muchas son las circunstancias que tienen el poder de abrir tu vida a la gran pregunta que nace de lo más profundo de cada uno de nosotros, y que no se resiste a quedarse sin respuesta. Esa pregunta nos zarandea por dentro como un huracán. Con una fuerza que es capaz de atravesar del pasado al presente con la rapidez del pensamiento. Salta desde dentro como una sed, la sed del conocimiento existencial. ¿Por qué estoy aquí?  ¿Hacia dónde voy? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Yo para que vivo? ¿Qué sentido tiene mi vida?

Este libro viene a dar respuesta a todas esas preguntas y una vez respondidas alzamos el vuelo hacia lo profundo del corazón humano donde personas de carne, hueso y alma abren su vida para que veas como cambia la vida cuando uno encuentra la verdad.

Este libro te será muy fácil de leer y de entender pero lo que provocará dentro de ti te cambiará la vida.

Este libro va de ti y de Él. Estas líneas escritas por el sacerdote D. Francisco Javier Domínguez Moreno te ayudarán a saciar la sed que todos tenemos de verdad, amor y eternidad. Dando respuesta a las tres preguntas más importantes que todos nos hacemos: ¿Para qué vivimos? ¿Cómo puedo ser verdaderamente feliz? ¿Qué hay después de la muerte?

Interesantes entrevistas en las que se podrá ver cómo Dios se acerca a la vida de las personas a fin de regalarles el vivir en la verdad de su Evangelio y comenzar así a ser verdaderamente felices (María Vallejo Nágera, un preso converso…).

Además de material extra que enriquecerá aun más este libro y nos ayudará en el camino a la santidad:

libro-que-hay-después-de-la-muerte2_low-214x300Consejos para catequistas.
Consejos para un matrimonio católico y santo.
Cómo vivir el adviento.
Un profundo examen de conciencia.
Explicación de los frutos de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Cómo rezar el Santo Rosario.
Cómo rezar la coronilla a la Divina Misericordia.
¿Por qué bautizar a mi hijo?
¿Todo el mundo vale para ser sacerdote?
Mes de mayo, mes de María.
Mes de Junio, mes del sagrado corazón de Jesús.
Novena a las benditas almas del purgatorio.
¿Qué dice el Catecismo sobre temas tan importantes como el cielo, el demonio, el pecado, los ángeles…?

Video que hay depués de la muerte

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Tomado de:

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Sermón Dominical

De la

FIESTA DE CRISTO REY

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

Sermón del 25 de octubre de 2015

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Homilía: doctrinas para desorientar a despiertos

Fiesta de Cristo Rey

(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)
(Jn 18: 33-37)

Esta fiesta adquiere una especial importancia en estos momentos difíciles que está atravesando la Iglesia. La gente joven ya no entiende bien la idea de la realeza, pues la imagen y los ejemplos que ven del “rey” son bastante negativos. La idea de la realeza ha sido más bien una utopía que una realidad. Sólo Jesucristo encarna verdaderamente el auténtico sentido de la realeza.

Jesucristo estableció su Iglesia como una monarquía, por lo que la figura del papado siempre fue esencial. Hoy día la figura del Papa es cuestionada, pues se prefiere hablar de una “Iglesia descentralizada”. No podemos olvidar que el c. Vaticano I definió como dogma de fe que el papa tiene un poder supremo sobre toda la Iglesia. Sobre la Iglesia universal y sobre las iglesias particulares. Una potestad suprema en el gobierno, la enseñanza y la santificación de la misma. Esta idea, que es dogma, se tiende a escamotear e incluso a olvidar.

La Iglesia es “Una”. Cristo la fundó sobre una piedra, que fue Pedro y sus sucesores. Y así ha de ser hasta el final de los tiempos. Hoy día esta idea fundamental está siendo atacada. Buscándose una iglesia descentralizada, en la que cada una tendrá su doctrina, su moral, su gobierno. Pues se dice que la verdad no es universal, sino que ésta se ha de “adecuar” a cada civilización. A mí me recuerda esto a lo que defendía O. Spengler cuando decía que no había verdades universales. ¿Cómo puede ser que 180 obispos hayan firmado esto en las conclusiones finales del sínodo de obispos que se ha celebrado en Roma?

Ante estos errores que pasan desapercibidos me vienen a la memoria las profecías de los últimos tiempos: “En los últimos tiempos aparecerán falsos profetas que engañarán a muchos”. Es por ello que hemos de estar atentos. El ambiente que nos rodea es de mentira y engaño. Es por ello que tenemos necesidad, más que nunca, de hacer a Cristo nuestro único rey, para recibir de Él la enseñanza, su amor. Que sea Cristo Rey quien mande y dirija nuestra vida.

En muchas ocasiones nos dice Jesucristo que Él era rey: “Mi reino no es de este mundo”; “me habéis llamado Maestro y Señor…”; “antes de que Abrahám existiera existo yo”. Si Cristo dice que su reino no es de este mundo, ¿por qué la Iglesia de hoy tiene tanto empeño en hacerse amiga del mundo? No olvidemos lo que nos dice la Escritura: “El que quiera hacerse amigo del mundo se hace enemigo de Dios”.

Cristo es un rey que ordena, pero que también se pone a nuestro servicio: “Ya no os llamo siervos, sino amigos”. Cristo reúne en su persona las propiedades del rey perfecto….

CONSAGRACIÓN A CRISTO REY

Cristo Rey 9

Ordenada por S. S. Pío XI para el día de Cristo Rey (último domingo de octubre)

CRISTO REY

CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO
AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar; vuestros somos y vuestros queremos ser y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. Oh Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.  

Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos: devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.

Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron. Conceded, oh Señor, incolumnidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no suene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud, a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos! Amén.

_cor

Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Santa Misa Dominical

FIESTA DE
N. S. JESUCRISTO REY

cristoreyliturgico

(Último Domingo de Octubre)

Doble de Primera Clase – Ornamentos blancos

«Sí, Yo soy Rey -dijo Jesús a Pilatos-, para eso precisamente he nacido y venido a este mundo: para dar testimonio de la Verdad». Su reino no es de este mundo, es decir, no es un reino temporal; «es el reino de la Verdad y de la vida, el reino de la gracia y de la santidad, el reino de la justicia, del amor y de la paz». (Prefacio). Es el reino divino de la Santa Iglesia, en el que se proporciona la salud a los enfermos, la luz a los ciegos, la libertad a los cautivos. Sus habitantes tienen poder para hacerse hijos de Dios, para vivir una vida divina, para gozar de la libertad; aparta del yugo de Satanás y nos comunica los bienes divinos. Todo ello, en virtud de nuestra unión vital, de nuestra unidad de ser con Cristo, que es nuestra Cabeza, el Fundador de este reino, el que lo constituyó con sus enseñanzas, con sus ejemplos y, sobre todo, con su muerte de cruz. «Adquirió la Iglesia con su sangre». «Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir poder y riqueza, y sabiduría y fortaleza, y honor. A Él la gloria y el imperio por todos los siglos de los siglos amén.» 

   Este debe ser un día de acción de gracia al Padre, por haber constituido Rey y Señor de todo a su divino Hijo; un día de homenaje y acatamiento y de acción de gracias al Hombre-Dios, que se dignó trasladarnos a su reino. Y, con la Redención, con la liberación del dominio del pecado, poseemos también la vida de la gracia, la filiación divina, el poderío sobre el mundo, sobre la carne, y sobre el poder de las malas pasiones y, con todo esto, la esperanza de ser admitidos un día en el futuro reino de la bienaventuranza eterna. Debemos, por tanto, decir con San Pablo: «Damos gracias a Dios Padre, que nos hizo dignos de participar  de la herencia de los santos en la luz. Él nos arrancó de la potestad de las tinieblas, y nos trasladó el reino de su amado Hijo».    

  Introito Apoc. 5, 12; 1, 6

    INTROITUS – Dignus est Agnus, qui occísus est, accípere virtútem, et divinitátem, et sapiéntiam, et fortitúdinem, et honórem. Ipsi glória, et impérium in sæcula sæculorum. Ps. 71, 1. Deus, judícium tuum Regi da: et justítiam tuam Filio Regis V. Gloria Patri.    Introito – Digno es el Cordero, que fue muerto, de recibir la virtud, y divinidad, y sabiduría y fortaleza, y honor. A Él gloria y poder por los siglos de los siglos. Ps. ¡Oh Dios Padre! da tu poder de juzgar al Rey Cristo; Y tu cetro de justicia al Hijo del Rey (Cristo). V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

   ORATIO Omnípotens sempitérne Deus, qui in dilécto Filio tuo, universórum Rege, ómnia instauráre voluísti: concéde propítius; ut cunctæ famíliæ géntium, peccáti vúlnere disgregátæ, ejus suavíssimo subdántur império: Qui tecum vivit et regnat in unitáte. Per Dóminum.   R. Amen    Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey universal quisiste restaurarlo todo: concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio . Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.   R. Amen.

   Conmemoración: del domingo correspondiente 

Epístola

   Jesucristo, nos rescató con su sangre, nos sacó del poder de las tinieblas, nos reconcilió con su Padre celestial, fundó la Iglesia Católica de cuyo cuerpo es Él Cabeza, y nos conquistó el reino de los cielos. 

EPISTOLA   Lectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Colossénses. (Col. 1, 12-20)  – Fratres:Grátias ágimus Deo Patri, qui dígnos nos fecit in pártem sortis sanctórum in lúmine, qui erípuit nos de potestáte tenebrárum, et tránstulit in regnum Fílii dilectiónis suæ, in quo habémus redemptiónem per sánguinem ejus remissiónem peccatórum: qui est imágo Dei invisíbilis, primogénitus ómnis creaturæ: quóniam in ipso cóndita sunt univérsa in cælis, et in terra, visibília et invisibília, sive thróni, sive dominatiónes, sive principátus, sive potestátes: ómnia per ipsum, et in ipso creáta sunt: et ipse est ante omnes, et ómnia in ipso cónstant. Et ipse est caput córporis Ecclésiæ, qui est princípium, primogénitus ex mórtuis: ut sit in ómnibus ipse primátum tenens: quia in ipso complácuit ómnem plenitúdinem inhabitáre: et eum reconciliáre ómnia in ipsum, pacificans per sánguinem crúcis ejus, sive quæ in terris, sive quæ in cælis sunt, in Christo Jesu Dómino nostro.    Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Colosenses Hermanos: Gracias damos a Dios Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la suerte de los Santos, iluminándonos con la luz (del Evangelio); que nos ha arrebatado del poder de las tinieblas, trasladándonos al reino de su Hijo muy amado; por cuya sangre hemos sido nosotros rescatados y recibido la remisión de los pecados; el cual es imagen (perfecta) del Dos invisible, engendrado ante toda criatura; pues por Él fueron criadas todas las cosas en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, sean Tronos, o Dominaciones, o Principados, o Potestades: todas las cosas fueron criadas por Él y en atención a Él. Y así tiene ser ante todas las cosas, y todas subsisten en Él. Y Él es la Cabeza del Cuerpo (místico) de la Iglesia y el principio de la resurrección, el primero que renació de entre los muertos, para que en todo tenga Él la primacía; pues plugo al Padre poner en Él la plenitud de todo ser y reconciliar por Él todas las cosas consigo, restableciendo la paz entre el cielo y la tierra, por medio de la sangre que derramó en la cruz, en Jesucristo, nuestro Señor.
   GRADUALE (Ps. 71, 8 et 11) – Dominábitur a mari úsque ad mare: et a flúmine usque ad términos órbis terrárum. V. Et adorábunt eum ómnes reges terræ: ómnes gentes sérvient ei.   Alleluia, alleluia. V.(Dan. 7, 14)  . Potéstas ejus, potéstas ætérna, quæ non auferétur: et regnum éjus quod non corrumpétur. Alleluia.    Gradual – Dominará de uno a otro mar, y desde el río (Éufrates) hasta los confines del globo de la tierra. V. Y adorarle han todos los pueblos de la tierra; todas las gentes le servirán.
Aleluya, aleluya – V. Su poder es poder eterno, que no le será arrebatado; y su reino un reino que no se deshará. Aleluya.

Evangelio

   Jesucristo declara ante el tribunal de Pilatos que Él es Rey, pero Rey espiritual, no temporal y político de este mundo. En lo temporal y político Jesucristo y su Iglesia reconocen y respetan a los reyes y mandatarios de este mundo; pero exigen de ellos, en lo espiritual y divino, ese mismo respetuoso acatamiento.

 Sequéntia sancti Evangélii secúndum Marcum ( 7, 31-37)

In illo témpore: Dixit Pilátus ad Jesum: Tu es Rex Judæórum? Respóndit Jesus: A temetípso hoc dicis, an alii dixérunt tibi de me? Respóndit Pilatus: Númquid ego Judæus sum? Gens tua, et pontífices tradidérunt te mihi: quid fecísti? Respóndit Jesus: Regnum meum non est de hoc múndo. Si ex hoc múndo esset regnum meum, minístri mei útique decertárent, ut non tráderer Judæis: nunc autem regnum meum non est hinc. Díxit ítaque ei Pilatus: Ergo Rex es tu? Respóndit Jesus: Tu dícis, quia Rex sum ego. Ego in hoc natus sum, et ad hoc veni in múndum, ut testimónium perhíbeam veritáti: ómnis qui est ex veritáte, áudit vócem meam.

Credo.

 Continuación del Santo Evangelio según San Marcos   En aquel tiempo: Dijo Pilatos a Jesús: ¿Eres Tú el Rey de los Judíos? Respondió Jesús: ¿Dices esto tú por cuenta propia, o te lo han dicho otros de Mí? Replicó Pilatos: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los Pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo (1); si de este mundo fuese mi reino, mis vasallos me defenderían para que no cayese en manos de los judíos; mi reino, pues, no es de aquí. Díjole, pues, Pilatos: ¿Luego Tú eres Rey? Respondió Jesús: Así es: Yo soy Rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la Verdad; todo aquel que es amigo d la Verdad, escucha mi voz.   Credo
   OFFERTORIUMPs. 2, 8Póstula a me, et dabo tibi gentes hereditátem tuam, et possessiónem tuam términos terræ    Ofertorio –  Pídeme, y te daré a los gentiles por herencia, y posesión tuya hasta los confines de la tierra.

Oración-Secreta

   Hóstias tibi, Domine, humánæ reconciliatiónis offérimus; ut, quem sacrifíciis præséntibus immolámus, ipse cunctis géntibus unitátis et pacis dona concédat, Jesus Christus Fílius tuus Dóminus noster: Qui tecum vívit et regnat in unitáte. Per Dominum.    Ofrecémoste, Señor, la Hostia con que la humanidad fue reconciliada con su Dios, para que Aquel a quien inmolamos en este presente Sacrificio, Él Mismo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Que contigo vive y reina.

   Conmemoración: del domingo correspondiente 

   Prefacio de Cristo Rey

   La Iglesia fundamenta aquí concisamente las razones por las que Jesucristo es Rey del universo, y describe en frases lapidarias la naturaleza de su reino.

   Vere dignum et justum est, aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus: Qui Unigenitum  Filium tuum  Dominum nostrum Jesum Christum, Sacerdótem aetérnum nostrum et universórum regem óleo exsultationis unxiísti; ut, seípsum in ara crucis hóstiam immaculátam et pacificam ófferens, redémptiónis humánae sacraménta parágeret: et suo subjéctis império ómnibus creatúris, aeternum et universale regnum imménsae tuae tráderet Majestáti: regnum veritátis et vitae, regnum sanctitátis et grátiae, regnum justitiae, amóris et pacis. Et ídeo cum Angelis et Arcangelis, cum Thronis et Dominationibus cumque omni militia caelestis exércitus hymnum gl´riae tuae cánimus sine fine dicéntes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus…    Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Que a  tu Unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, Sacerdote eterno y Rey del universo, le ungiste con óleo de júbilo, para que, ofreciéndose a Sí mismo en el ara de la Cruz, como Hostia inmaculada y pacífica, consumase el misterio de la humana redención; y sometidas a su imperio todas las criaturas, entregase a tu inmensa Majestad su Reino eterno y universal: Reino de verdad y de vida; Reino de santidad y de gracia; Reino de justicia, de amor y de paz. Y por tanto, con los Ángeles y los Arcángeles, los Tronos y Dominaciones, y con toda la millicia del ejército celestial, entonamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo, etc.
   COMMUNIO  Immortalitátis alimóniam consecúti, quæsumus, Dómine: ut, qui sub Christi Regis vexíllis militáre gloriámur, cum ipso, in cælésti sede, júgiter regnáre possímus: Qui tecum vivit et regnat in unitáte.    Comunión. – Se sentará el Señor Rey para siempre; el Señor bendecirá a su pueblo con la paz.

Oración-Postcomunión (Ps. 28, 10 et 11)

   Immortalitátis alimóniam consecúti, quæsumus, Dómine: ut, qui sub Christi Regis vexíllis militáre gloriámur, cum ipso, in cælésti sede, júgiter regnáre possímus: Qui tecum vivit et regnat in unitáte    Habiendo conseguido el Alimento de inmortalidad, pedímoste, Señor, que cuantos nos gloriamos de militar bajo las banderas de Cristo Rey, podamos perpetuamente reinar en la patria celestial con Él. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

    Conmemoración: del domingo correspondiente 
   Último Evangelio: del domingo correspondiente 
CONSAGRACIÓN A CRISTO REY: Ordenada para el día de hoy por Pío XII.


  • (1)  En efecto, el reino de Cristo no es terrenal, sino espiritual, y Él, un Rey sin ejércitos ni dominios nacionales, pero dueño de las voluntades y de los entendimientos. El reino de Cristo, por lo tanto no es comparable con el de todo rey o monarca, compatible con todo reino temporal. Lo esencial es que sean respetadas la verdad, la justicia y la santidad.

Tomado de: 

http://misa_tridentina.t35.com/

El triunfo de la ambigüedad – Los pasajes más polémicos de la relatio final del Sínodo

sinodo2015-10

25 octubre, 2015

Hay seis puntos en la Relatio Final que son los más controvertidos, los números 70-71, 75 y 84-86, los cuales obtuvieron menos “sí” y más “no” en las votaciones que otros puntos. Los parágrafos 84-86 (sobre los divorciados vueltos a casar) consiguieron 187, 178 y 190 votos “sí” y 72, 80 y 64 “no” respectivamente. El número mínimo de votos para que un texto sea incluido en la Relatio Final era 177, por lo que el n.85 se ha colado por un solo voto.

El pasaje 85 (que consta de dos parágrafos) es especial; cita la Familiaris Consortio 84 de Juan Pablo II pero omite la parte en que se prohíbe la comunión a los “divorciados y vueltos a casar”. También se abre un camino hacia la descentralización doctrinal al hablar de las “directrices del obispo” con respecto al “divorciado vuelto a casar”.

Nuestro comentario inicial puede encontrarse en la parte inferior de este post, el cual se ha ampliado ante el discurso del Papa contra los conservadores; un signo evidente de frustración y una vistazo aterrador de su teología (¿desde cuando es posible oponer la “letra” y el “espíritu” de la doctrina CRISTIANA?). Seguiremos el lunes.

Situaciones complejas

69. El sacramento del matrimonio, como unión fiel e indisoluble entre un hombre y una mujer llamados a acogerse recíprocamente y a acoger la vida, es una enorme gracia para la familia humana. La Iglesia tiene la alegría y el deber de anunciar esta gracia a cada persona y en cada contexto. Se siente hoy, de modo aún más urgente, la responsabilidad de hacer redescubrir a los bautizados cómo la gracia de Dios opera en su vida – incluso en las situaciones más difíciles – para conducirlos a la plenitud del sacramento. El Sínodo, mientras que aprecia y anima a las familias que honran la belleza del matrimonio cristiano, pretende promover el discernimiento pastoral de las situaciones en las que el recibimiento de este don resulta difícil de ser apreciado, o en diversos modos comprometido. Mantener vivo el diálogo pastoral con estos fieles, para consentir la maduración de una coherente apertura al Evangelio del matrimonio y de la familia en su plenitud, es una tremenda responsabilidad. Los pastores deben identificar los elementos que puedan favorecer la evangelización y el crecimiento humano y espiritual de aquellos que se encomiendan al Señor y a su cuidado.

70. Que la pastoral proponga con claridad el mensaje evangélico y tome los elementos positivos presentes en aquellas situaciones que no correspondan aún o no más a ello. En muchos Países un creciente número de parejas conviven, sin ningún matrimonio ni canónico, ni civil. En algunos Países existe el matrimonio tradicional, concertado entre las familias e incluso celebrado en diferentes etapas. En otros Países en cambio se encuentra en aumento el número de aquellos que, después de haber vivido juntos por largo tiempo, solicitan la celebración del matrimonio en la iglesia. Se opta a menudo por la simple convivencia a causa de la mentalidad general contraria a las instituciones y al compromiso definitivo, pero también a la espera de una seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros Países, finalmente, las uniones resultan de hecho siempre más numerosas, no sólo por el rechazo a los valores de la familia y del matrimonio, sino también por el hecho de que casarse es percibido como un lujo, a causa de las condiciones sociales, y es así que la miseria material orilla a vivir uniones de facto. Todas estas situaciones son confrontadas de manera constructiva, buscando transformarlas en oportunidad de camino de conversión hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio.

71. La elección del matrimonio civil o, en diferentes casos, de la simple convivencia, muy a menudo no es motivada por prejuicios o resistencia en contra de la unión sacramental, sino por situaciones culturales o contingentes. En muchas circunstancias, la decisión de vivir juntos es señal de una relación que quiere realmente orientarse hacia una perspectiva de estabilidad. Esta voluntad, que se traduce en un vínculo duradero, confiable y abierto a la vida puede considerarse como un compromiso sobre el cual implantar un camino hacia el sacramento nupcial, descubierto como el plan de Dios sobre la propia vida. El camino de crecimiento, que puede conducir al matrimonio sacramental, será animado por el reconocimiento de los rasgos propios del amor generoso y duradero: el deseo de buscar el bien del otro antes del propio; la experiencia del perdón pedido y dado; la aspiración a constituir una familia no cerrada sobre sí misma y abierta al bien de la comunidad eclesial y de la sociedad entera. A lo largo de este recorrido podrían ser valoradas aquellas señales de amor que propiamente corresponden al reflejo del amor de Dios en un auténtico proyecto conyugal.

***

75.Una dificultad particular presentan las situaciones respecto al acceso al bautismo de personas que se encuentran en una condición matrimonial compleja. Se trata de personas que han contraído una unión estable en algún momento en el cual al menos una de ellas no conocía la fe cristiana. Los Obispos están llamados a ejercer, en estos casos, un discernimiento pastoral proporcional al bien espiritual de éstas.

El discernimiento y la integración

84.- Los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civilmente deben estar más integrados en las comunidades cristianas en los diversos modos posibles, evitando toda ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino para que puedan tener una feliz y fecunda experiencia de ella. Son bautizados, son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos.

Su participación puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ellos no están y no deben sentirse excomulgados, y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que los acoge siempre, los cuida con afecto y los alienta en el camino de la vida y del Evangelio.

Esta integración es necesaria también para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes. Para la comunidad cristiana, cuidar a estas personas no es un debilitamiento de la propia fe y del testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, sino que así la Iglesia expresa en este cuidado su caridad.

85.- San Juan Pablo II ha ofrecido un criterio integral que permanece como la base para la valoración de estas situaciones: “Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido” (Familiaris Consortio, 84). Es entonces tarea de los presbíteros acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo. En este proceso será útil hacer un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento.

Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis, si hubo intentos de reconciliación, cómo está la situación del compañero abandonado, qué consecuencia tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles, qué ejemplo ofrece a los jóvenes que se deben preparar para el matrimonio. Una sincera reflexión puede reforzar la confianza en la misericordia de Dios que no se le niega a ninguno.

Además, no se pueden negar que en algunas circunstancias “la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas” (CCC, 1735) a causa de diversos condicionamientos. Como consecuencia, el juicio sobre una situación objetiva no debe llevar a un juicio sobre la “imputabilidad subjetiva” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio de 2000, 2a).

En determinadas circunstancias las personas encuentran grandes dificultades para actuar de modo distinto. Por ello, mientras se sostiene una norma general, es necesario reconocer que la responsabilidad respecto a determinadas acciones o decisiones no es la misma en todos los casos. El discernimiento pastoral, teniendo en cuenta la conciencia rectamente formada por las personas, debe hacerse cargo de estas situaciones. También las consecuencias de los actos realizados no son necesariamente las mismas en todos los casos.

86.- El recorrido de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. El coloquio con el sacerdote, en el fuero interno, concurre con la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer. Dado que en la misma ley no hay gradualidad (FC, 34), este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio propuesta por la Iglesia. Para que esto suceda, deben garantizarse las necesarias condiciones de humildad, reserva, amor a la Iglesia y a su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y en el deseo de alcanzar una respuesta más perfecta a ella.

[Traducción de rorate]

¿Nuestro apunte?

El cristianismo siempre ha tratado sobre la Presencia y Palabra de Dios, no sobre encontrar excepciones legales, y acuerdos para no ser santo. El judaísmo post-segundo templo y el Islam siempre han sido estrictamente religiones legales. Los fariseos (los ancestros directos de la corriente dominante del Judaísmo post-segundo templo) que tanto intentaron desacreditar a nuestro Señor, llevaron a cabo precisamente ese trabajo -razón por la que es tan irónico que el papa Francisco use tanto la palabra “fariseo” como una crítica, cuando su uso de la misericordia evidentemente oculta el uso de los detalles legales, excepciones y subterfugios para rodear las claras palabras del Señor. Sucedió en el lamentable motu proprio sobre la nulidad del matrimonio, debilitando la indisolubilidad. Ahora, con esta ambigua declaración permitiendo la posibilidad del sacrilegio -que sólo fue aprobada a causa de su presión personal, con el número más bajo de votos posibles, que llegaron de sus delegados personales-, se ha debilitado de nuevo el matrimonio, el más fecundo (literalmente) de los Sacramentos, por el que nuevos hijos de cristianos nacen a la vida material para reponer la Iglesia y el cielo. Todo esto es un asunto lamentable. Pasarán siglos antes de que este lío se deshaga. Que Dios nos ayude.

[Artículo original]

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

Homilía: angustia de los moribundos que descuidaron su salvación

ligorio

25 octubre, 2015

SERMÓN PARA LA DOMINÍCA VIGÉSIMA SEGUNDA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. POR SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

Reddite ergo quæ sunt Cæsari, et quæ sunt Dei, Deo.

Dad al César lo que es de César, y a Dios, lo que es de Dios.

(Matth. XXII, 21)

Para sorprender a Jesucristo los Fariseos en lo que hablase, y acusarle después, enviaron a preguntarle  un día, si era o no era lícito pagar el tributo al César. A lo cual el Señor, conociendo su refinada malicia, respondió: “¿De quién es esa imagen grabada en la moneda? Del César respondierónle los enviados. Pues dad al César lo que es del César -replicó Jesucristo, y a Dios lo que es de Dios”. Con estas palabras quiso enseñarnos, que debemos dar a los hombres lo que les es debido: pero que quería para sí todo el amor de nuestro corazón, puesto que para esto nos creó, y por esta misma causa nos impuso el precepto de amar a Dios sobre todas las cosas: Diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo. ¡Ay de aquél, que vea a la hora de la muerte, que ha amado a las criaturas y sus gustos, y ha descuidado amar a Dios! Porque enmedio de las angustias que entonces le cercarán, buscará la paz y no la hallará: Angustia superveniente, requirent pacem, et not erit, (Ezech. VII, 25). Y ¿cuáles serán estas angustias que le han de cercar y atormentar? Escuchadlas: entonces dirá el infeliz moribundo:

Podía haberme hecho santo y no lo hice. Punto 1º

¡Ah, tuviese yo ahora tiempo de enmendar mi error! Punto 2º

Pero éste ya no es tiempo de remediarlo… Punto 3º

PUNTO 1. PODÍA HABERME HECHO SANTO Y NO LO HICE

1. Como los santos en toda su vida no piensan en otra cosa que en dar gusto a Dios y hacerse santos, esperan con gran confianza la muerte, que los libra de las miserias y de los peligros de la vida presente, y los une perfectamente con Dios. Pero, el que no piensa sino en satisfacer sus propios apetitos, y en vivir cómodamente, sin encomendarse a Dios, y sin acordarse de la cuenta que debe darle un día, ¿cómo ha de poder esperar la muerte con tranquilidad? ¡Que dignos de compasión son los pecadores! Ellos lanzan de sí la idea de la muerte cuando la tienen cerca, y solamente piensan en vivir alegremente como si nunca hubiesen de morir; no tienen presente que a cada uno ha de llegar su fin: Finis venit, venit finis (Ezech. VII, 2). Y cuando éste llegare, cada cual cogerá aquello que sembró, como dice San Pablo: Quœ enim seminaverit homo, hœc et metet… (Gal. VI, 8 )El que hubiere sembrado obras santas, cogerá premios y vida eterna: y el que hubiese sembrado obras malas, cogerá castigos y eterna muerte.

2. La primera cosa que se representará al moribundo, cuando se le anuncie la proximidad de la muerte, será la escena de la vida pasada, y entonces verá las cosas de una manera muy distinta de aquellas en las que veía cuando gozaba de buena salud. Aquellas venganzas que le parecían lícitas; aquéllos escándalos de que hacía poco caso; aquella libertad de hablar de cosas deshonestas o contra la fama del prójimo; aquellos placeres que tenía por inocentes ; aquellas injusticias que creía eran permitidas, se le manifestarán entonces pecados y ofensas graves contra Dios, como lo eran realmente. Los hombres que cierran los ojos a la luz para no verla mientras viven, han de ver a pesar suyo a la hora de la muerte todo el mal que han hecho: Tunc aparientur oculi cæcorum (Isa. XXXV, 5). A la luz de la muerte verá el pecador y se irritará, como dice el real Profeta : Peccator videbit et irascetur (Psal. CXI, 10). Verá todos los desórdenes de su vida pasada; los sacramentos que despreció: las confesiones que hizo sin dolor y sin propósito de la enmienda; los contratos hechos contra el grito de la conciencia; las injusticias cometidas contra el prójimo en sus bienes, o en su reputación; las bufonadas deshonestas; los odios inveterados, y los pensamientos de venganza. Verá los ejemplos que pudo imitar, dados por las personas temerosas de Dios, y de los cuales se burló, calificando de hipocresía  o de necedad los ejercicios de religión y de piedad. Verá las inspiraciones de Dios que despreció, cuando le llamaba por medio de los doctores y maestros espirituales, y tantas resoluciones y promesas que hizo y dejó de cumplir.

3. Verá especialmente, las depravadas máximas que siguió durante su vida, por ejemplo: es necesario conservar el honor, sin cuidado del honor de Dios: es preciso gozar cuando se presente la ocasión; sin reparar en que quizá estos goces eran otras tantas ofensas contra el Creador. ¿Qué papel hace en el mundo el pobre que no tiene dinero? Como si fuera mejor amontonar oro y perder su alma. ¿Qué hemos de hacer? puestos en el mundo, es menester que nos dejemos ver en él como la sociedad exige. De esta manera hablan los hombres mundanos mientras disfrutan de buena salud: pero mudan de lenguaje a la hora de la muerte, y reconocen la verdad de aquella máxima de Jesucristo: ¿De que sirve al hombre el ganar todo el mundo, si pierde su alma? (Matth. XVI, 26). En aquella hora fatal dirá el enfermo: ¡Ay de mí, que tuve tanto tiempo para arreglar los negocios de mi conciencia, y me encuentro al final de mi vida sin haberlos arreglado! ¿Que trabajo me hubiese costado dejar aquella mala inclinación, haberme confesado cada semana, y haberme evitado las ocasiones de pecar? Y aún cuando esto me hubiese costado alguna incomodidad, ¿no debía yo haberla soportado para salvar mi alma? Pero ¡gran Dios! los pensamientos de tales moribundos que tienen turbada el alma, son muy semejantes a los de los réprobos, que tienen en el Infierno el dolor inútil de haber pecado porque la culpa fue la causa de su perdición.

4. Entonces no consuelan las diversiones pasadas, ni la pompa que ya no existe, ni las venganzas ejecutadas contra los rivales. Todas las cosas convertidas a la hora de la muerte en espadas, que traspasarán el corazón del pecador, como dice David: Virum injustum mala capient in interitu.(Psal. CXXXIX; 12). Mientras se goza de salud, desean los amantes del mundo banquetes, bailes, juegos y diversiones; pero a la hora de la muerte, todas estas alegrías se convertirán en llanto y tristeza, como dice Santiago: Risus vester in luctum convertetur, et guardium in mærorem.(Jac. IV, 9). Y por desgracia vemos que sucede esto muya a menudo. Enferma gravemente aquel joven brillante, que mantenía la conversación con sus agudezas, chistes y obscenidades. Sus amigos van a visitarle, y le encuentran terriblemente triste y afligido. Ya no se chancea, ni se ríe, ni habla; y si pronuncia algunas palabras, sólo manifiesta en ellas terror y desesperación. Entonces sus amigos: le dicen ¿que tristeza se ha apoderado de tí? Es preciso estar tranquilo, porque esta disposición no vale nada. ¿Y cómo ha de estar tranquilo el infeliz enfermo, cuya conciencia está llena de pecados y de remordimientos, y que ve llegar el momento en que ha de dar cuenta a Dios de toda su vida pasada, cuando tiene tantos motivos  de temer una sentencia de reprobación? Entonces exclamará: ¡Cuán necio he sido! Si yo hubiese amado a Dios, no me hallaría al presente cercado de angustias. Si yo tuviese tiempo de remediar mis desórdenes pasados, ¡cómo lo haría al presente!

PUNTO 2. ¡AH, SI TUVIESE YO AHORA TIEMPO DE ENMENDAR MI ERROR!

5. ¡Ah, si tuviese tiempo de enmendar mi error! ¡Qué no haría yo ahora! Así hablará el mundano moribundo. Pero ¿cuándo pensará el desgraciado de este mundo?  Cundo se acabe el aceite de la lámpara de su vida y se mire a la puerta de la eternidad. Una de las mayores angustias que experimentan entonces los mundanos es; considerar el mal uso que hicieron del tiempo, cuando en vez de atesorar méritos para el Paraíso, solamente los acumularon para el Infierno. ¡Si tuviese tiempo! Vas buscando tiempo después de que perdiste  tantas noches jugando, tantos años dando gusto a tus sentidos, y tantas semanas maquinando venganzas, sin pensar un instante en tu pobre alma. Ya no hay tiempo para ti, porque perdiste todo el que se te concedió: Tempus non erit amplius (Apoc. X, 6) ¿No te habían avisado ya los predicadores, que estuvieses preparado para la hora de la muerte, porque te sorprendería cuando menos pensases? Estad siempre prevenidos, dice Jesucristo por San Lucas (XII, 40), porque vendrá el Hijo de Dios a la hora que menos penséis. Con razón le dirá Dios entonces: Tu despreciaste mis amonestaciones, y perdiste el tiempo que mi bondad te concedía para merecer. Ahora ya no hay tiempo. Oye como el sacerdote que te asiste, intima ya que salgas de este mundo: Sal alma cristiana, de este mundo ¿Y a dónde ha de ir? A la eternidad. La muerte no respeta ni a los pobres ni a los monarcas; y cuando  llega, no espera un momento, como dice es santo Job, por estas palabras: Tiene señalados los términos de su vida, más allá de los cuales no podrá pasar (Job. XIV, 5).

6. ¡Que terror tendrá el moribundo al oír estas palabras, haciendo en su mente esta reflexión:Esta mañana estoy vivo; y esta tarde estaré muerto. Hoy estoy en esta casa; y mañana estaré en la sepultura. ¿Pero mi alma donde estará? Crecerá su espanto cuando vea preparar la candela, y oiga que el confesor dice a sus deudos, que salgan de aquel aposento y no entren más; se aumentará aún desmedidamente cuando el confesor le ponga el Crucifijo en las manos y le diga: Abrazaos con Jesucristo y no penséis ya en el mundo. El enfermo toma el Crucifijo y le besa; y entretanto tiembla de pensar en las muchas injurias que le ha hecho, de las cuales quisiera ahora tener un verdadero arrepentimiento: pro ve que el que tiene no es sincero, sino forzado por el miedo de la muerte que ve presente. Y San Agustín dice, que “aquél que es abandonado por el pecado antes que él le haya dejado, no le detesta libremente, sino movido de la necesidad”.

7. El engaño común de los hombres mundanos es, parecerles grandes las cosas de la tierra mientras viven, y pequeñas las del Cielo, como remotas e inciertas. Las tribulaciones les parecen insufribles; y los pecados graves, cosas despreciables. Estos miserables están como si se hallasen encerrados en una habitación llena de humo, que les impide distinguir los objetos. Más a la hora de la muerte se desvanecen estas tinieblas, y el alma comienza a ver las cosas como son en realidad. Entonces todo lo de este mundo aparece como es: vanidad, ilusión y mentira; y las cosas eternas se manifiestan con toda su grandeza. El Juicio, el Infierno y la Eternidad, de que no hacían caso durante su vida, se dejarán ver a la hora de la muerte como cosas las más importantes, y a medida de que comiencen a manifestarse tal cual son, crecerán los temores y el espanto de los moribundos. Porque, cuanto más se acerca la sentencia del Juez, tanto más se teme la condenación eterna. Entonces pues, el enfermo exclamará sollozando: ¡Cuán desconsolado muero! ¡Ay de mí! ¡Si yo hubiese sabido la muerte desgraciada que me esperaba! ¿Con que no lo sabías? Obligación tenías  de haber previsto este caso, puesto que no ignorabas, que a una mala vida, no puede seguir una buena muerte, como nos dice la Escritura, y repiten a menudo los predicadores.

PUNTO 3. A LA HORA DE LA MUERTE NO QUEDA TIEMPO DE REMEDIAR EL ERROR

8. A la hora de la muerte  ya no les queda tiempo a los moribundos para remediar los desórdenes de la vida pasada; y esto sucede por dos razones 1ª Porque este tiempo es muy breve; pues, además de que en los días en que comienza y se agrava la enfermedad, no se piensa en otra cosa que en los médicos, en los remedios y en el testamento, los parientes, los amigos y hasta los médicos, no hacen otra cosa que engañar al enfermo, dándole esperanzas que no morirá  de aquella enfermedad. Por esto el enfermo, alucinado por ellos, no se persuade de que la muerte está próxima. ¿Cuando, pues comenzará a creer que se muere? Cuando comienza a morirse. Y esta es la segunda razón de que aquel tiempo no es apto para mirar por el alma. Porque entonces está tan enferma ésta como el cuerpo. Los afanes, el trastorno de la cabeza, las vanas conversaciones, asaltan de tal modo al enfermo, que le inhabilitan para detestar verdadera y sinceramente los pecados cometidos, buscan remedios eficaces contra los desórdenes de la mala vida pasada, y para tranquilizar su conciencia. La sola noticia de que se muere, le aterra tanto, que le tratorna enteramente.

9. Cuando uno padece un fuerte dolor de cabeza, que le ha impedido el sueño dos o tres noches, no puede dictar una carta de ceremonia; ¿cómo ha de poder arreglar a la hora de la muerte una conciencia embrollada, con tantas ofensas cometidas contra Dios por el espacio de treinta o cuarenta años, un enfermo que no siente ni comprende, y tiene una confusión de ideas que le espantan? Entonces se verificará lo que dice el Evangelio: Viene la noche de la muerte cuando nadie puede hacer nada. Entonces sentirá que le dicen interiormente: No quiero que en adelante cuides de mi hacienda. Esto es: ya no puedes cuidar de tu alma, cuya administración se te confió. Llegado que haya el día del exterminio… habra disturbio sobre disturbio (Ezech. VII, 25 et 26).

10. Solemos decir de algunos, que llevaron mala vida; pero que después hicieron una buena muerte arrepintiéndose y detestando sus pecados. Pero San Agustín dice que “A los moribundos no les mueve el dolor de los pecados cometidos, sino el miedo de la muerte”: Morientes non deliciti pænitentia, sed mortis urgentis admonitio compellit. (Serm. XXXVI). Y el mismo Santo añade: “El moribundo no teme al pecado, sino al fuego del Infierno: Non metuit peccare, sed ardere. Y en efecto ¿aborrecerá a la hora de la muerte aquellos mismos objetos que tanto amó hasta entonces? Quizá los amará más; porque los objetos amdos, solemos amarlos más cuando tememos perderlos. El famoso maestro de San Bruno murió dando señales de penitencia; pero después, estando en el ataúd, dijo que se había condenado. Si hasta los santos se quejan de que tienen la cabeza tan débil a la hora de la muerte, que no pueden pensar en Dios ni hacer oración, ¿cómo podrá hacerla el que no hizo nada en toda su vida? Sin embargo, si los oímos hablar nos inclinamos a creer, que tienen un verdadero dolor de los pecados de su vida pasada; es difícil, empero, que le tengan. El demonio, por medio de sus ilusiones, puede aparentar en ellos un verdadero dolor o el deseo de tenerle, mas suele engañarnos. Hasta de un corazón empedernido pueden salir las expresiones siguientes: Yo me arrepiento; tengo dolor; siento con todo mi corazón, y otras semejantes. A veces se confiesan, hacen actos de contrición, y reciben todos los sacramentos. Sin embargo, yo pregunto si se han salvado por esto. Dios sabe como se hicieron aquellas confesiones, y como se hicieron aquellos sacramentos. ¡Oh! ha muerto muy resignado, suele decirse. Y ¿que quiere decir que ha muerto resignado? También parece que va resignado a la muerte el reo que camina al suplicio. Y ¿porqué? porque no puede escapar entre los alguaciles y soldados que le conducen maniatado.

11. ¡Oh momento terrible, del cual depende la eternidad! ¡Oh momentum, a quo pendet  æternitas! Este es el que hacía temblar a los santos a la hora de la muerte, y les obligaba a exclamar: ¡Oh Dios mío! ¿En dónde estaré en pocas horas? Porque, como escribe San Gregorio,hasta el alma del justo se turba a las veces con el terror del castigo: Nonnumquam, terror vindicatœ etiam justi anima turbatur. (San Greg. Mor. XXIV). ¿Que será, pues, de la persona que hizo poco caso de Dios, cuando vea que se prepara el suplicio en el cual debe ser sacrificado? (Job. XXI, 20). Verá el impío con sus propios ojos la ruina de su alma, y beberá el furor del Todopoderoso, esto es, comenzará desde este momento a experimentar la cólera divina. El Viático que deberá recibir, la Extremaunción que se le administrará, el Crucifijo que le pondrán en sus manos, las oraciones o recomendación del alma que recitará el sacerdote, el cirio bendito ardiendo, serán el suplicio preparado por la justicia divina. Cuando el moribundo vea éste lúgubre aparato, un sudor frío correrá por sus miembros, y no podrá ni hablar, ni moverse, ni respirar. Sentirá que se acerca más y más el momento fatal; verá su alma manchada por los pecados; el juez que le espera, y el Infierno que se abre bajo sus plantas. Y enmedio de estas tinieblas y de esta turbación, se hundirá en el abismo de la eternidad.

12. Utinam saperent, et intelligerent, ac novissima providerent. ¡Ojalá que tuviesen sabiduría e inteligencia, y previesen sus postrimerías! (Deut. XXXII, 29). Con estas palabras oyentes míos, nos amonesta el Espíritu Santo, a prepararnos y fortificarnos contra las angustias terribles que nos esperan en aquella última hora. Arreglemos, pues desde éste instante, la cuenta que hemos de dar a Dios; porque no podemos de otro modo arreglarla  de manera que aseguremos la salvación de nuestra alma.

¡Jesús mío crucificado! no quiero esperar que llegue la hora de la muerte para abrazaros, sino que os abrazo desde ahora. Os amo más que a todas las cosas, y, por lo mismo, me arrepiento con todo el corazón de haberos ofendido y despreciado a Vos, que sois bondad infinita. Yo propongo amaros siempre, ayudado de vuestra gracia,y espero no ofenderos en adelante. Ayudadme, Dios mío, por los méritos de vuestra pasión sacrosanta, para que siempre os ame hasta disfrutar con Vos el cielo, la gloria eterna.

[Fuente: Ecche Christianus]

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

Cuentos con moraleja “Un buen ejemplo”

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25 octubre, 2015

Hace años, cuando yo era adolescente, recuerdo que mi abuelo me solía contar historias que habían ocurrido en mi pueblo natal en los tiempos de la Guerra Civil Española; aunque yo me imagino que estas historias eran contadas aquí en España por la gran mayoría de abuelos de esa época.

Fueron años muy difíciles para cualquier cristiano que quisiera mantenerse fiel a su fe. Yo mismo tuve un tío sacerdote a quienes los milicianos le cortaron una pierna. Mi padre me contaba las miles de cosas que tuvieron que hacer para ocultar a unas monjas de la caridad que había en mi pueblo en unas bodegas de mi casa. Me hablaba también del cuidado de debían tener con el fin de evitar cualquier manifestación de culto público, y las muchas cosas que tenían que hacer para paliar el hambre. Cosas que ahora pueden sonar a “cuentos”, pero que fueron totalmente reales. Cosas que hicieron sufrir a todo un pueblo, pero que al mismo tiempo reforzaron su fe, le ayudaron a agarrarse a la cruz de Cristo y vivir siempre preparados, pues nunca podían saber si el nuevo día que alboreaba sería el último de su existencia.

Recuerdo también historias de sacerdotes y religiosas que eran metidos en barriles de vino y echados a rodar por las laderas de un monte que hay detrás de mi pueblo, mientras los milicianos iban disparando tiros a mansalva para ver quién conseguía matar al que iba dentro rodando antes de que el barril se desplomara por el acantilado.

Siempre me gustó leer libros sobre la Guerra Civil Española para así no olvidar a los mártires de nuestro pasado y al mismo tiempo aprender de los errores de nuestra historia con el fin de no volverlos a cometer. Como reza la frase que según parece dijo Cicerón: “El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”.

Según cuentan en un libro que leí hace unos años, un sacerdote fue atrapado “in fraganti” mientras daba los últimos sacramentos a un soldado caído en el frente. Este sacerdote fue llevado a la cárcel del pueblo; y sin ningún tipo de juicio, una mañana bien temprano fue puesto en el paredón ante varios milicianos dispuestos a acabar con su vida. Atado de manos y medio desnudo, fue llevado al patio interior de la cárcel, donde los fusilamientos se hacían casi a diario. En esto que uno de los soldados le preguntó por su última voluntad y el sacerdote respondió que le gustaría que le desataran las manos antes de morir. Así lo hicieron. Pero cuando estaba ya el pelotón con las armas dispuestas para abrir fuego, el sacerdote levantó la mano derecha y comenzó a decir en latín: “Benedicat vos omnipotens Deus, Pater…” mientras hacía el gesto de la bendición. Cuando estaba haciendo esto, un miliciano, que llevaba un machete tremendo se acercó al pobre curita y entre insultos y risas le cortó las dos manos. El pelotón se dispuso de nuevo a arrebatarle la vida, cuando el sacerdote, ahora ya sin manos, levantó los dos muñones de brazos que le habían quedado y disponiéndolos en forma de cruz recibió seis o siete disparos que acabaron con su vida.

Entre tanto odio, una vez más triunfó el amor y el perdón. El Señor fue el primero que nos enseñó a amar así: “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” Si otros han sido capaces de perdonar, ¿por qué no nosotros? Si no nos sentimos con fuerza para perdonar de corazón, puede que nos falte aquello que Cristo, este sacerdote y todos los mártires sí tuvieron: un profundo y auténtico amor a Dios.

Padre Lucas Prados

Tomado de:

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Cuidado con no tragarse el sapo del Sínodo (republicado y actualizado)

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25 octubre, 2015

[25/10/2015] Republico este artículo, con fecha original mayo 2015, por su rabiosa actualidad sobre la relatio final del Sínodo, que NO resultados, porque el desenlace final será el que el papa quiera que sea, por cuanto el Sínodo no tiene poder alguno decisorio.

Me gustaría añadir que la cuestión de la comunión a los divorciados la considero un mero fuego artificial, por cuanto el asunto ya fue resuelto previamente por el papa introduciendo el “divorcio católico”, con el cual ya no tendremos más divorciados porque la excepción será el que no consiga anulación, así que sin divorciados no hay problemas de comunión a los mismos…asunto resuelto. Y este sapo sí que se lo  han tragado casi todos. Estamos pendientes del mosquito cuando ya nos han colado al camello en nuestra casa. Desde diciembre que entre en vigor nuestros sacerdotes empezarán a “casar” a adúlteros por miles, con falsas “anulaciones” a los ojos de Dios. ¿Su conciencia se lo permitirá?, ¿no harán nada?, ¿van a contribuir a la falsificación del sacramento dando cobertura en sus iglesias y parroquias a esto?

Conseguido con carácter previo el objetivo de la destrucción del matrimonio con las nulidades express, parece que ahora andamos encaminados hacia la derivación doctrinal a las conferencias episcopales como paso último de la democratización e inculturación eclesial. Este fragmento en el discurso de clausura del Papa me resulta sencillamente aterrador, resulta que las gravísimas discusiones doctrinales del Sínodo no son más que diferencias culturales que se resuelven con la inculturación.  Atención: “Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia [nota del autor: parece por lo que sigue que todo el tema de la comunión y los divorciados deben estar excluidas de estas cuestiones dogmáticas y es un mero problema de inculturación]hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado”. En definitiva: café para todos.

Me resulta realmente patético ver los titulares de la prensa neocatólica trabajando a revientacaldera para vendernos las excelencias del documento sinodal final. Algo previsible por otra parte, como ya anticipaba en mayo.

Miguel Ángel Yáñez

 
 

Publicado originalmente el 16/5/2015

Se han vertido ríos de tinta sobre lo que pasará en el próximo Sínodo de la familia. Aprecio que por ambos lados hay una suma expectación sobre si se autorizará, o no, la comunión a los divorciados vueltos a casar –adúlteros y pecadores públicos-. Parecería como si de sus documentos no saliera una aprobación explícita sería un “triunfo de Cristo”.

¡Muuucho cuidado! Observemos detenidamente el pasado para aprender la metodología empleada y no vernos desarmados a la primera de cambio. En los últimos cincuenta años se han ido implementando prácticas y doctrinas “extrañas” -por decirlo elegantemente- por una vía de hechos consumados, más que por la explicitación doctrinal clara y sistemátizada. Se ha jugado con introducir términos ambiguos explotables a posteriori, lo que Michael Davies llamaba “bombas de tiempo”. Así viene operando el modernismo desde el Concilio hasta nuestros días con notable éxito.

El modernista,  como recordaba San Pío X en Pascendi, odia definir de forma clara su pensamiento, no tiene miedo alguno a herir el principio de no contradicción, y lo difumina a base de pinceladas por aquí y por allá, para parecer dubitativo y evitar así las condenas o reacciones. Un trazo tradicional por este lado, un toque modernista por el otro. Los más tradicionales que se queden con la pincelada que les gusta, mientras ellos se quedan con el pincel operando a su gusto ante la sonrisa complaciente de sus “opositores”.

El que espere en el próximo Sínodo una declaración formal y fundamentada aprobando el sacrilegio de la comunión, se puede quedar sentado esperando. Lo que quiera que planeen hacer vendrá siempre a posteriori vía excepciones, comisiones de estudios, delegaciones a las conferencias episcopales…etc., eso sí, todo adornado de doctrina tradicional para que los posibles opositores puedan aplaudir a rabiar, condenar a los que lo señalen, y lubricar bien sus gargantas para tragarse el repugnante sapo, cocinado y dorado a fuego lento durante los últimos cincuenta años.

Algunos, de tanto ingerir tan indigesto anfibio han terminado por cogerle el gusto. Yo no pienso probarlo.

Miguel Ángel Yáñez

Tomado de:

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El aliento del papa a la herejía divide a la Iglesia

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24 octubre, 2015

[LifeSiteNews] Estoy escribiendo en el vuelo de regreso a casa desde Roma, después de nueve días agotadores cubriendo el Sínodo de la Familia para LifeSiteNews y trabajando con Voice of the Familyasistiendo a los Padres Sinodales en su labor de defender las enseñanzas de la Iglesia. El trabajo es extenuante – a veces veinticuatro horas con tiempo para nada excepto rezar y trabajar. La oración es parte crucial del trabajo. Un régimen regular de misa y rosarios para implorar la ayuda del Altísimo y la asistencia de los santos no es una opción en esta batalla, que es más espiritual que otra cosa.

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El Papa consulta con el Cardenal Baldisseri Lisa Bourne/LifeSite


Es mucho lo que está en juego; ellos auspician un gran cisma en la Iglesia Católica. La verdad es que, a pesar del énfasis en la fraternidad y en evitar la negatividad dentro de la sala del Sínodo, o aula como la llaman, aquellos defendiendo la ortodoxia han peleado una batalla campal con poderosos enemigos que proponían abiertamente la herejía sin correcciones del papa Francisco.

Este año, el corazón de la facción de los héroes del Sínodo ha pasado de los africanos del año pasado a los europeos orientales. Han alzado la voz, denunciando sin rodeos que las maldades propuestas por cardenales y obispos fueron inspiradas por el demonio. Pero un cardenal poderoso disparó a los obispos fieles acusándolos de causar “división,” el distintivo de Satanás.  Es interesante remarcar que el Arzobispo Tomash Peta habló con seriedad extrema al referirse al “humo de Satanás” entrando en la Iglesia a través de las propuestas heréticas del Sínodo. Mientras que, cuando el Cardenal de Vienna, Christoph Schonborn replicó sobre el “humo de Satanás” se detuvo para lanzar una carcajada hacia su colega de Kazakhstan.

Los herejes más vociferantes y que mayor poder ejercen en el Sínodo son los europeos occidentales, con asistencia de los norteamericanos liberales. El cardenal alemán Walter Kasper parece haberse retirado detrás del Cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia de Obispos Alemanes, que con su intervención publicada en la página web de la conferencia, expone su propuesta anti-católica para permitir la Sagrada Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar tras abandonar un matrimonio “canónicamente válido” y mientras sus parejas anteriores aún viven. Incluso luego de rechazada la vía de escape propuesta para las parejas nuevas, una vida de continencia como “hermana y hermano”, el Cardenal Marx dijo, “el consejo de abstenerse de las relaciones sexuales en la nueva relación no sólo parece irreal para muchos. Es también cuestionable si los actos sexuales pueden ser juzgados independientemente del contexto en que se vive.”

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Cardenal Thomas Collins, uno de los 13 firmantes de la carta al papa Francisco Patrick Craine/LifeSite

Los norteamericanos se han dividido en dos, con los elegidos por el papa Francisco promocionando la herejía y callando a los que fueron elegidos por los obispos de los Estados Unidos para asistir al Sínodo. El Arzobispo de Chicago Blase Cupich incluso sugirió abiertamente ante los medios que las parejas homosexuales pueden recibir la Sagrada Comunión. El Cardenal de Washington Donald Wuerl acaba de terminar una gira mediática usando un lenguaje duro para poner en su lugar al Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput.

 

En cuanto a los canadienses, tres de ellos han capturado la atención. El acto heroico del Cardenal de Toronto, Thomas Collinsuno de los trece Cardenales que firmaron la carta al Papa expresando su preocupación por la manipulación del Sínodo, le ha causado mucho dolor. Lo conocí en un restaurante y lo noté muy cansado. Le di las gracias y le ofrecí oraciones en nombre de los activistas que defienden la vida y la familia. El Arzobispo Paul-Andre Durocher se plantó firmemente en el campamento progresista junto con el P. Thomas Rosica ni bien comenzaron los procedimientos.

Mientras tanto, el papa Francisco ha presidido en silencio, sin corregir las herejías y denunciando una y otra vez en sus homilías privadas en Casa Santa Marta a los “doctores de la ley” que carecen de misericordia y cuya “actitud santurrona” los delata como fariseos.
Cardenal-Reinhard-Marx-300x238La bomba del Sínodo cayó el sábado cuando el papa presidio una celebración para conmemorar el 50 aniversario del Sínodo de los Obispos establecido por el papa Pablo VI. Aprovechó la oportunidad para hablar de una “descentralización” de la Iglesia Católica.  Irónicamente, utilizó y citó la enseñanza más estricta que tiene la Iglesia sobre la autoridad papal para promover un cambio que pareciera despojar al papado de esa misma autoridad. La autoridad investida por Cristo sobre la Roca de Pedro es exclusive de la Iglesia Católica y ha sido dada sólo a Pedro (el Papa) para garantizar la unidad y fidelidad.

Es difícil encontrar otra manera de interpretar lo que está sucediendo en Roma. Antes del Sínodo, el Cardenal Marx, uno de los nueve cardenales asesores del Papa, dijo abiertamente que la Iglesia alemana no es “una subsidiaria de Roma” y que seguiría adelante con su propuesta para dar la Sagrada Comunión a los divorciados vueltos a casar. En el Sínodo manifestó explícitamente esta herejía, sin objeciones por parte del Papa. Y el papa Francisco ha ordenado la descentralización.

¿Qué es lo que las conferencias de obispos no pueden hacer, además de alterar las enseñanzas de la Iglesia? Tal como dijo el Cardenal Arinze  en una entrevista que tuve con él en Roma, pueden hacer de todo menos cambiar la fe y la moral; si cambiamos eso dejamos de ser católicos.

Todos los viejos errores de la década del 60 parecen haber vuelto para hostigarnos. Por amonestarlos levemente en lugar de expulsarlos de una patada y poner orden o expulsar a sus promotores, ahora tenemos siete espíritus malignos nuevos junto con el primero, infestando a la Iglesia. Ciertamente se avizoran tiempos duros, incluso con mayor confusión para la Iglesia.

Si bien el panorama parece desalentador, no debemos preocuparnos. Creemos en la promesa de Cristo, que las puertas del infierno no prevalecerán contra Su Iglesia. Es más, mi breve viaje al corazón de la batalla infundió en mí una gran esperanza. Una esperanza que surgió al presenciar y trabajar con los pequeñitos de Dios; con el clero y los laicos, jóvenes y ancianos, preparados y dispuestos a dar su vida por la fe. Son héroes comunes, listos para perder fama y fortuna, prestigio y honor, por ser fieles a las enseñanzas de Cristo en las buenas y en las malas. Son los pequeñitos que forman el “calcaneum Mariae” o el talón de María que fue profetizado en Génesis 3:15 y que aplastará la cabeza de la serpiente.

John-Henry Westen

[Traducción de Marilina Manteiga. Artículo Original]

Tomado de:

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¿El documento final del Sínodo tendrá una bomba de tiempo escondida sobre los “divorciados y vueltos a casar”?

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24 octubre, 2015

ÚLTIMO MOMENTO: Informe Final del Sínodo, publicado.

(Post original) ¿El documento final del Sínodo tendrá una bomba de tiempo escondida y relativa al tema de los “divorciado y vuelto a casar”?

Si la “Familiaris consortio” no puede ser revocada, entonces se distorsionará.

El Informe Final del Sínodo ya está disponible sólo en italiano:

Synod15 – Relazione Finale del Sinodo dei Vescovi al Santo Padre Francesco (24 ottobre 2015), 24.10.2015

 

(Horario original de la publicación del post: 24/10/2015 3:30 PM)

Se espera que el documento final del Sínodo que se publique esta tarde, hora de Roma. No se sabe aún si será sólo en italiano, o si las traducciones se harán disponibles al mismo tiempo. Una vez que el documento este fuera vamos a tratar de publicar pasajes pertinentes tan pronto como sea posible.

Sin embargo ya tenemos una idea de su contenido por medio de la conferencia de prensa oficial del Vaticano de hoy, donde hablaron Cardenales Schönborn y Damasceno Assis.

Puede ser que se diga que estos dos cardenales están más o menos en el lado “progresista”, y por lo tanto tienen un interés en torcer o distorsionar la presentación del documento final. Nuestra respuesta es que si el documento se puede interpretar de una forma amablemente heterodoxa, entonces tenemos un problema importante, incluso si a la primera lectura no da la impresión que es amigable con la ortodoxia. Ya hemos visto esto suceder con el Instrumentum Laboris del Sínodo (en adelante, IL), que al momento de su lanzamiento fue aclamado ampliamente como un documento “conservador”, sólo porque las progresistas bombas de tiempo se hicieron más evidentes tras una lectura más atenta del texto.

Pero antes de comenzar con el informe de Edward Pentin de hoy (¿El Informe Sínodo, el último giro de la “Familiaris consortio”?):

Como los padres sinodales votan cada párrafo del informe final de esta tarde, existe la preocupación de que una propuesta de admitir los divorciados vueltos a casar civilmente a la Sagrada Comunión sea sutilmente votada, sobre la base de lo que muchos creen que la misma es una falsa interpretación de la Exhortación Apostólica “Familiaris consortio” del Papa San Juan Pablo II.

El párrafo final del informe en cuestión supuestamente no mencionaría explícitamente la Eucaristía, pero fuentes dentro del Sínodo sostienen que existe la preocupación de que si se aprueba, la palabra “discernimiento” sea interpreta de manera variable según la posición que cada uno tenga del tema.

“Si tuviera que adivinar, mi presentimiento es que va a pasar, será aprobado”, dijo una fuente cercana al Sínodo, “pienso que se preguntan cuáles serán las consecuencias si esto se lleva a cabo, ya que se da lugar a muchas interpretaciones.”

Una parte del artículo no. 84 de la Familiaris consortio se refiere al discernimiento estados:

“Los pastores deben saber que, en aras de la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. De hecho, hay una diferencia entre aquellos que han intentado sinceramente para salvar su primer matrimonio y han sido abandonados injustamente, y los que a través de su propia culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Por último, están aquellos que han entrado en una segunda unión por el bien de la educación de los hijos, y que a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que su matrimonio anterior, irreparablemente destruido, no había sido válido. “

En conferencia de prensa hoy, el Cardenal Christoph Schönborn de Viena, moderador del grupo de lengua alemana en el Sínodo, dijo que “discernimiento” es la “palabra clave”, y agregó que las situaciones con respecto a las personas divorciadas civilmente y vueltas a casar son “diferentes”, no siempre es “blanco y negro”, y por lo tanto requieren este discernimiento. Citando las “prácticas de San Ignacio,” incluso sugirió que este enfoque sería jesuítico.

Los críticos dicen que tal interpretación conserva en sí, la idea de “fuero interno” que al parecer se ha sido recogida en el informe, y que equivaldría al “giro” de la Familiaris Consortio, lo cual permitiría para promover la posibilidad de admitir a los divorciados vueltos a casar a la Sagrada Comunión.

Aquí, publicamos unos tweets de Francis X. Rocca, que nos indican que el Cardenal Schonborn afirmó que el Documento Final se refiere a la comunión de los divorciados vueltos a casar de una forma “indirecta”:

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Tomado de:

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PELIGRO ADELANTE. ¿Divorciados vueltos a casar?, la “descentralización” aún está en la agenda

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24 octubre, 2015

PELIGRO ADELANTE. Un miembro del comité de redacción para el documento final del Sínodo afirma: ¿Familiaris Consortio? ¡Las circunstancias han cambiado!  ¿Divorciados vueltos a casar?, la “descentralización” aún está en la agenda

El cardenal Oswald Gracias de Mumbai, uno de los diez prelados mayormente liberales, asignado por el papa Francisco para el comité de redacción preliminar para la relatio final del Sínodo, ha surgido inesperadamente en los últimos días como un defensor de una mayor “apertura” hacia los homosexuales. Sus comentarios en la conferencia de prensa del Vaticano del día de hoy son fieles a sus formas, y dado su papel en la redacción del documento sinodal deja entrever algo que podría ser manipulado en favor de la Kasperita y de preocupaciones liberales.

Es revelador que en el discurso de descentralización él, y otros defensores de esta idea, hagan referencia repetidamente al problema de la poligamia en África como ejemplo de los problemas cotidianos con los que se deben lidiar por parte de las conferencias episcopales locales. Uno debe preguntarse si éste es un tema de conversación liberal acordado para humillar a los obispos africanos y dirigirlos hacia un respaldo a la opción de “descentralización”.

Como dijimos ayer, no tenemos razones para relajar nuestra vigilancia mientras el Sínodo entra en sus días finales. Oraciones y penitencias continuas son aún más necesarias durante los días previos al sábado, cuando la relatio final será consignada al papa Francisco.

Del reporte de la rueda de prensa de hoy del Sínodo, de las Noticias del Vaticano (las negritas son nuestras) – tomen nota de que el nombre del Cardenal ha sido extrañamente mal escrito en todo momento como “Clemencia”: (“Gracious”).

“Clemencia” fue cuestionado acerca de qué piensa de la “sana descentralización”. Dijo que la Iglesia es un cuerpo universal pero que esto también significa que existen diversas circunstancias en este cuerpo. Expresó que la Iglesia tiene que lidiar concretamente con las situaciones. Sería por lo tanto apropiado para las diversas Conferencias Episcopales el estudiar los comportamientos que ocurran en su contexto, según comentó el Cardenal. Empleó a la poligamia como un ejemplo. Dijo que esto no era un problema en la India pero sí que lo era en África por lo que le correspondería a la Iglesia africana el investigar este asunto. Agregó que los obispos necesitarían contar con el entrenamiento y la asistencia adecuados teológica y canónicamente.

También expresó que el comité de la redacción preliminar recibió entre 700 y 800 modi o “comentarios” para el texto final. Éstos fueron entregados a expertos para ser clasificados dentro de varias áreas diferentes. Fueron examinados por el comité de redacción preliminar y luego entregados a los escritores.

El Cardenal fue cuestionado acerca de la Familiaris Consortio nº 84 (el documento del Sínodo de la Familia en 1980). En este documento san Juan Pablo II dijo que los divorciados y los vueltos a casar civilmente no podían ser admitidos a la Eucaristía. Se le preguntó si el comité de redacción preliminar plantearía este problema en el documento final, ya que ha sido hablado frecuentemente en este Sínodo. Clemencia afirmó que un número de problemas eran similares, pero que las circunstancias han cambiado. Puntualizó que la Familiaris Consortio también estableció que los casos deberían ser examinados cuidadosamente. Comentó que san Juan Pablo II, en ese párrafo, estableció que no debemos poner a todos en la misma categoría. El Cardenal dijo que no podemos tratar a todas las personas de la misma manera. Aquel que rompió un vínculo matrimonial es diferente de aquel que no quiso que sucediera y que trató por todos los medios de mantenerlo. Clemencia manifestó: “Para ser honesto, no tenemos una solución”. Sostuvo que  se necesita contar con un estudio de escrituras, teología moral, doctrina, tradición y, con esperanza, así como que la comprensión se profundice, entonces surgirá un camino a seguir.

El cardenal Clemencia añadió que hay percepciones diferentes, pero que es importante que un texto clave esté producido, porque puede ofrecer -esta vez- una dirección pastoral.

[Traducido por Mauricio Monroy. Artículo original]

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Blasfemia, herejía, cisma y colapso de la Iglesia (pero, bueno, al menos los obispos podrán votar)

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24 octubre, 2015

[Comentario a fotografía:¿Quién es este hombre? ¿Necesita un exorcista?]

Cuando éramos pequeños e íbamos a la piscina, jugábamos a ver quién podía bucear más hondo. Se arrojaban al fondo llaves o cualquier otro objeto a la parte profunda de la piscina y nos zambullíamos para buscarlo. En realidad era una demostración de valor. La mayoría de las piscinas tienen unos tres metros en la parte más honda, y el salvavidas siempre estaba alerta, por lo que nuestra temeraria zambullida resultaba inofensiva.

Pero me da la impresión de que por mucho que se zambulla un obispo en esta versión sinodal del juego, siempre habrá alguno que se atreva a sumergirse a mayores profundidades. Y al salvavidas de turno no parece que le importe ni lo uno ni lo otro. Esta competencia entre los ultraprogres (en católico se los llama herejes) del Sínodo a ver quién es más atrevido en las mismas narices del Papa, tiene todas las trazas de llevarnos a unas  profundidades que tal vez la mayoría de los católicos practicantes novusordistas comunes y corrientes nunca había adivinado que podían existir entre el episcopado.

Empezando inmediatamente por un obispo canadiense, la partida empezó con la relativamente suave (¡suavísima!) sugerencia de que las mujeres se deberían poder ordenar diaconisas. Desde entonces, luego de algunos lamentables intentos por parte de otro canadiense, el P. Tom Rosica –algo sobre cambiar el lenguaje de la Iglesia… qué pesados están con eso– hemos llegado hasta el arzobispo de Chicago –designado personalmente por Francisco para la segunda sede de la Iglesia de los EEUU, y subsiguientemente invitado también por él al Sínodo– diciendo que debería haber una manera de que los sodomitas activos y contumaces pudieran recibir el Santísimo Sacramento del Altar.

Pero mientras los temas relativos al bajo vientre acaparan la atención de la prensa, esta última semana me ha llamado la atención una serie de asuntos que tienen que ver más directamente con la fe misma.

La espectacular zambullida del arzobispo de Chicago hacia las que tal vez sean las más mareantes profundidades de la  herejía declarada –y de la que hasta el momento el Papa no ha hecho el menor caso– ha sido desde luego objeto de una considerable atención por parte de los medios. Se trata, al fin y al cabo, de lo que en su mayor parte vino a buscar a Roma la prensa secular convencional. Y desde luego disparó las expectativas.

Pero me gustaría presentar a otro aspirante al premio a lo más bajo que ha podido caer hasta ahora un obispo modernista en su odio público a la Santa Fe. En concreto, en su odio directo a Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

La principal dificultad que enfrentan los que quieren llevar a la Iglesia a «tolerar» «segundos matrimonios», como los llamó el cardenal Kasper, son las sencillas y claras palabras de Cristo en el Evangelio. La Segunda Persona de la Santísima Trinidad metió un palo a los judíos en la rueda diciéndoles sin diplomáticos pelos en la lengua que si Moisés les había permitido divorciarse era por la dureza de corazón de ellos, porque no habían sido misericordiosos, y que por su divina autoridad, a partir de ese momento quedaba prohibido. Plantando cara a las afirmaciones del grupo sinodal alemán y kasperista, eso es lo que dice claramente toda biblia que se haya impreso jamás. Jesús dijo todo lo contrario de lo que ellos proponen.

De hecho, según el Autor de todas las cosas, es la indisolubilidad lo que es fruto de la misericordia y el amor de Dios por nosotros los hombres.

Este nudo gordiano de los progresistas lo cortó de modo espectacular durante la primera semana del Sínodo el cardenal panameño José Luis Lacunza Maestrojuán (ver foto más arriba), que propuso sin más que la Iglesia dejara de tener a Cristo en cuenta. Que no le hiciera caso, ya que Él desde luego no era un moisés.

Lacunza fue uno de los obispos a los que se dio un sorpresivo visto bueno en el ultimo consistorio, según se dice por su actitud hacia en lo que el Papa llama las periferias de la Iglesia, precisamente porque era un don nadie. Pero tal vez ahora este informe sobre el increíble paso adelante que acaba de dar hacia el abismo insondable de la blasfemia en por la causa de la aceptación católica del divorcio le ha ganado un puesto de honor en la corte kasperista. También podría dar a entender que ser geográfica y políticamente periférico no fue su único mérito para obtener el capelo cardenalicio.

A pesar de las ordenes de lo alto (la secretaría del Sínodo) de no publicar ninguna intervención aparte de las propias, el intrépido jefe de los obispos polacos, arzobispo Stanislaw Gądeki, había tomado nota de los comentarios de los panameños para que todo el mundo los conozca:

«Moisés se acerca al pueblo, cede» –se dice que afirmó Lacunza–. «Hoy en día la dureza de corazón se opone al plan de Dios (de permitir el divorcio). ¿No podría ser Pedro tan misericordioso como Moisés?»

Esta sobreentendida pero clarísima denuncia de Nuestro Señor de que no tenían misericordia pasó casi totalmente desapercibida para la prensa católica, y estuvo ausente en la prensa secular. Es posible que la Oficina de Prensa de la Santa Sede comprendiera su gravedad, dado que Rorate Caeli informó que ellos habían ordenado que fuera retirada del sitio web de los obispos polacos. Antes de que la retirasen, Rorate publicó en francés el comentario del cardenal Lacunza tal como lo recogieron originalmente los polacos

Card. José Luis Lacunza Maestrojuán OAR (Panama), président de la Conférence épiscopale du Panama. Moïse donne le consentement au peuple, il cède. Aujourd’hui, la « dureté de cœur » s’oppose aux plans de Dieu. Est-ce que Pierre ne pourrait pas être aussi miséricordieux que Moïse ?

Con esta declaración, gracias a monseñor Gądecki y a los blogeros, todo el mundo católico sabe que un prelado seleccionado para el Sínodo (si, otro elegido por el Papa) no cree que Jesucristo, el Hijo de Dios, el Verbo hecho carne, que vendrá para juzgar a vivos y muertos… Eso mismo, Jesucristo, tenía autoridad para decirles a los judíos que estaban equivocados en cuanto al divorcio.

Tal vez el cardenal Lacunza estaba entre aquellos a quienes se refería el arzobispo Henryk Hoser cuando comentó en una entrevista que muchos padres sinodales al parecer desconocen totalmente la doctrina católica fundamental sobre la familia. No sería, pues, para sorprenderse, cabría pensar, que desconocieran también los dogmas fundamentales sobre la naturaleza de Cristo: «Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; consustancial al Padre; por quien todo fue hecho…» ¿Les suena?

Es posible que si no ha llamado la atención sea simplemente porque los reporteros que están informando sobre el Sínodo saben tan poco sobre la fe que son incapaces de reconocer una blasfemia cuando la oyen, y consecuentemente no saben que es un pecado mucho más grave que una mera infracción sexual. Hay una razón de que los pecados sexuales ocupen el sexto lugar en el decálogo, mientras que la blasfemia vulnera los tres primeros.

Esta semana fue también testigo del lanzamiento de otra petición de los laicos a los padres sinodales. En esta ocasión les pedían retirarse del Sínodo si no encontraban la forma de llevarlo por un rumbo católico. (Lo cuento todo: Yo me conté entre los autores de la petición para que los padres asistentes abandonaran el Sínodo, junto con un grupo de otros seglares, escritores, periodistas y teólogos preocupados.) Esta petición nos sorprendió con un incremento muy rápido del número de firmas. En las nueve primeras horas de su publicación había superado la marca de las 1500 firmas, y al día siguiente había llegado a 2500. Arrancó con un ímpetu increíble.

El llamado a abandonar nació de los temores de que el Sínodo hubiera sido manipulado desde el comienzo, dando igual lo que dijeran los obispos en sus grupos o sus declaraciones.

El texto de la carta declara:

“Hemos presenciado con profundo dolor el desarrollo de esta crisis, empezando por la sesión extraordinaria del año pasado, en octubre de 2014, y se nos hace muy difícil tener confianza en el desenlace del Sínodo.

Los cambios irregulares de la normativa que rige los procedimientos del Sínodo prácticamente garantizan  que el Instrumentum Laboris actual será adoptado en gran medida. Parece que estos nuevos procedimientos también niegan la apertura, transparencia y colegialidad, y el comité que esta redactando el documento final del Sínodo rechaza por lo visto rechaza todo aporte sustancial de los padres sinodales. Observamos con consternación que no han tenido acuse de recibo los llamamientos filiales y las cartas abiertas, tan visibles y ampliamente adoptados, y tampoco han dado lugar a ninguna enmienda discernible por parte de los organizadores del Sínodo.

Varios cardenales importantes han transmitido sus preocupaciones al Papa, sólo para verlas sumariamente desestimadas y no consideradas dignas de tener en cuenta, junto con acusaciones injustas contra los que están legítimamente preocupados por que su voz no sea oída.”

Por  supuesto, esto ultimo se refiere al notición de la semana, la extraña noticia de la carta de los 13 cardenales. La prensa la consideró una revuelta conservadora contra los intentos de Francisco de llevar adelante una largamente pendiente reforma de la Iglesia… sobre todo porque la prensa no tiene mucha imaginación. La prensa católica convencional la ninguneó, y algunos medios italianos comunicaron después con el típico regocijo que, rojo de ira, Francisco había echado una buena reprimenda a los prelados firmantes.

Poco después, el Papa hizo su primera intervención directa en el proceso sinodal denunciando la “hermenéutica de la conspiración”, expresión que se ha vuelto habitual desde entonces para todo aquel que informa sobre el Sínodo.

Rorate Caeli publicó un informe de Antonio Socci según el cual la carta había advertido sin rodeos al Papa de que si el Sínodo continúa por el rumbo que lleva, habría una desintegración total de la jerarquía eclesiástica. «La comunión a los divorciados y vueltos a casar, si fuese aceptada… colapsaría completamente la doctrina sobre el matrimonio y los sacramentos.»

Esto resultaría en un efecto dominó que «habría un colapso; en otras palabras, el fin de la Iglesia.»

No obstante, afirma Socci, el cardenal Pell, uno de los firmantes, también nos asegura que la corriente Kasper-Bergoglio es minoría, que casi todos los obispos del Sínodo quieren sostener la fe tradicional, lo que estaría bien si la Iglesia fuera un cuerpo democrático y el Sínodo decidiera por votación qué rumbo tomar.

Pero también nos ha informado el propio Papa poco después de esa refriega que, sea lo que fuere que digan o recomienden los obispos, pase lo que pase, esta totalmente en sus manos, sin discusión.

En este informe de la Radio Vaticana se entendió en general que insinuaba que podría invocar formalmente la infalibilidad papal.

«Finalmente… el proceso sinodal culmina escuchando al Obispo de Roma, llamado a pronunciarse con autoridad como pastor y maestro de todos los cristianos, no basándose en sus creencias personales, sino como el supremo testigo de la fe de toda la Iglesia, garante de la obediencia y conformidad de esta con la voluntad de Dios, Evangelio de Cristo y la Tradición.»

Meditemos por un momento en estos puntos uno por uno:

– Esta reconocido que el Papa se ha aliado con un notorio hereje que, con el apoyo de una conferencia episcopal entera, lleva cincuenta años empeñado en la eliminación de la mayor parte de la moral católica, así como de una parte regularcilla de las enseñanzas sobre eclesiología.

– A este Papa le han advertido algunos de sus funcionarios mas destacados que la dirección propuesta, llamada la corriente Kasper-Bergoglio, conducirá al fin de la Iglesia, a su total desintegración en el caos y el cisma.

– Esta advertencia, el Papa la acalló en privado y la reprendió públicamente.

– Pocos días después, Francisco salió con una declaración sobre su dominio total y absoluto. Por lo visto tiene autoridad hasta para destruir la Iglesia de la que es cabeza. Es como si un niño pequeño afirmara que puede romper todos sus juguetes si le da la gana porque son suyos y nadie se lo puede impedir.

¿Y cuál fue la respuesta del cardenal Pell a nuestra humilde petición? Aquella en la que sugerimos que, encontrándonos en una situación tan grave, haciendo equilibrios al borde del abismo, les rogamos a él y a sus colegas en las labores pastorales que como mínimo no sean cómplices de la destrucción de la Santa Madre Iglesia por parte del pontífice mas extraño de la historia y su grupo de herejes y blasfemos elegidos a dedo?

Tranquilos. «Se ha hablado bastante» de las inquietudes de los trece cardenales.

John Allen informa que el buen cardenal conservador australiano rechazó toda sugerencia de abandonar el Sínodo, alegando que había recibido garantías del secretariado en el sentido de que el resultado final presentará  fielmente los puntos de vista del Sínodo. Les han asegurado que a los obispos se les permitirá votar sobre cada párrafo del Intrumentum Laboris.

Qué bien, ¿verdad?

«Añadió que miembros de la comisión redactora del documento final han prometido ceñirse al contenido de los debates en vez de aprovechar el texto para promover sus puntos de vista particulares.

Eso es todo lo que queremos –dijo Pell–, porque da igual lo que diga el Sínodo, sea bueno, malo o indiferente; a la larga le interesa a todo el mundo, porque independientemente de lo que resulte la gente quiere tener la impresión de que los obispos llegaron a esa situación jugando limpio.»

Bueno, estoy segura de que estamos todos contentísimos de que los obispos crean que han conseguido lo que querían de esta charada, y cuando el cisma esté en marcha, no me cabe duda de que nos sentiremos más tranquilos pensando que los obispos llegaron a esa situación jugando limpio.

Pero en realidad prefiero tener la esperanza de que puedan ocuparse en la defensa de la fe y de la Iglesia que es una, santa, católica y  apostólica, dado que «da igual lo que diga el Sínodo, sea bueno, malo o indiferente», a los pocos fieles católicos que quedamos nos gustaría que todavía hubiera una Iglesia Católica en la Navidad de 2016.

Hilary White

[Traductor Alex Bachamnn. Artículo Original]

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El pontificado fallido de Francisco, en busca de otro camino para la Iglesia. ¡Ayúdanos papa Pacelli!

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24 octubre, 2015

Publicamos, con mucho orgullo, este artículo de un clérigo muy sabio, bien informado e influyente que escribe bajo el nombre de don Pio Pace.

He visitado estos últimos días la tumba de Pío XII en la cripta de la Basílica del Vaticano. Mis pensamientos con frecuencia se remontan a Pío XII, aquel gran Papa moralista, en este mes de octubre de 2015, en el que se celebra el Sínodo de la Familia y durante el cual hemos hablado solamente de parejas adúlteras y parejas homosexuales, y durante el cual la doctrina de fide et moribus se ha sometido a debate, como si la Iglesia no la hubiera ya definido.

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¿Triunfará la alternativa liberal? Parece lejos de ser una certeza. La postura en favor de la doctrina conservadora ha sido numerosa e importante: una petición con más de 800,000 firmas; un libro firmado por 11 cardenales, el cual continúa la secuela de los del año pasado firmados por 5 cardenales; otros que recopilan las intervenciones de 11 cardenales y obispos africanos; además de las reuniones y comisiones, tales como la que tomó lugar en el Angelicum, en Roma, el 30 de septiembre, presidida por el cardenal Caffarra, arzobispo de Boloña y el cardenal Burke, patrono de la Orden de Malta. Habría también que añadir la carta, redactada durante el Sínodo, de los 13 cardenales retando respetuosamente, pero con firmeza, la manera en la cual la asamblea estaba siendo guiada. También tenemos la magnífica y unánime resistencia de los obispos de Polonia.

¿Podemos, entonces, inferir una reafirmación de la doctrina del Evangelio? Está ya malherida, tal y como lo predije en 2014 (véase el artículo anterior). Un cierto número de canonistas (el cardenal Coccopalmerio, monseñor Pinto, deán de la Rota Romana, monseñor Maurice Monier, auditor), han producido un texto que, de hecho, amplía con mucho las posibilidades de una declaración de nulidad matrimonial a todos aquellos matrimonios que «han fracasado». Existirá entonces y desde ese momento un tipo de divorcio, tal y como en la Iglesia ortodoxa.

No arriesgaríamos mucho afirmando que la asamblea acabará más o menos de la misma manera que la última si comparamos el grado de desacuerdo entre los Padres (1/3 a 2/3 el año pasado, ¿2/3 a 1/3 este año?).  No es imposible que el Papa, como ya lo ha indicado, abra un nuevo debate acerca del poder de las conferencias episcopales y lance un nuevo «Sínodo de la Sinodalidad»… una excavadora de túneles. De cualquier forma, ha surgido una defensa de la doctrina tradicional, lo cual se puede entender como un cuestionamiento del papa Francisco. «Si tuviésemos cónclave en este momento, Francisco tendría suerte de conseguir diez votos», le dijo un amigo mío de la Curia al New Yorker. Sin duda, intentará retomar el control de la famosa reforma de la Curia, en otras palabras, con nombramientos asombrosos a nuevos dicasterios. Más lo que se está perfilando es el fracaso del pontificado.

Tras el fracaso del pontificado de la «restauración» de Benedicto XVI, que terminó en una renuncia, ¿nos encaminamos ahora al fracaso del pontificado de la «apertura» de Francisco? La Iglesia posconciliar parece ser intrínsecamente ingobernable.

De aquí se desprenden mis insistentes reflexiones en torno a Pío XII. No soy un ingenuo, por supuesto, un retorno a la Iglesia del papa Pacelli es imposible; mas, reflexionar en una reforma enunciada en términos de ese pontificado angelical es posible una vez más. Creo sinceramente que el siguiente tema se arraigará en la mente de la Iglesia: 1965/2015, a 50 años de posconcilio nos encontramos en un impasse. Es necesario encontrar una solución.

Padre Pio Pace

[Traducido por  Enrique Treviño. Articulo Original]

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El Sínodo de los Adúlteros

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24 octubre, 2015

En pleno recreo, tras el rezo de vísperas, he definido así al Sínodo que estamos padeciendo. Mis novicios me han mirado con unos ojos saltones llenos de cólera; me habrían fulminado de no intervenir el Hermano Cocinero, que llegaba con unas madalenas recién hechas al estilo monacal, legado de aquel prodigio de mujer que fue Santa Escolástica. Pensaban mis novicios modernistas que estaba yo queriendo negar a los divorciados vueltos a casar, la posibilidad de ser adúlteros vueltos a comulgar. Según ellos, eso no es muy misericordioso que digamos. Los pobres han seguido tan de cerca las intervenciones de ciertos cardenales, que el coco se les ha puesto macilento y demacrado. Vamos, que la sesera la tienen más que flácida por la falta de uso y el exceso de Lombardi.

He tenido que aclararles que no me refiero a los adúlteros según el uso común del vocablo. Muchos han querido concentrar en esto las malas intenciones de este Sínodo. Creo que, aunque no van del todo desacertados, se quedan a medio camino. Estos cardenales y sus monaguillos (germanos o no), van mucho más allá en su proceso destructivo. Y lamentablemente no van solos, sino que les acompaña el favor del Jefe, que se siente feliz de verse rodeado de su Corte. A la que por cierto ha nombrado él mismo, para que  los votos estén asegurados. Porque ya se sabe que aquí todo se hace democráticamente, fraternalmente y en una perfecta situación de consenso. Pues no faltaría más.

Lo que yo quería decir mientras mordía tímidamente la madalena monástica, es que ya hace años que el apóstol San Pablo -que, aunque le duela a algunos, escribía bajo la inspiración del Espíritu Santo-, habló de los adúlteros de la Palabra de Dios. Por cierto que los dejó bien descritos en dos versículos de su segunda carta a los Corintios. En el primero de ellos se refiere a que hay muchos que adulteran la Palabra de Dios, mientras que en el segundo dice claramente que él no la ha adulterado nunca.

Porque no somos como tantos otros que adulteran la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios, hablamos en Cristo. (2ª Corintios 2,17)

O sea, que para San Pablo está claro que hay muchos adúlteros de la Palabra de Dios. Ya en aquél tiempo, incluso sin haber pasado por la Gregoriana o por alguna Facultad de Teología de los Jesuítas. Antes de la Historia de las Formas, antes de toda esa patulea de exegetas sin fe. Adúlteros de sus enseñanzas. E incluso, aunque algunas biblias suavecitas hablen de falsificación de la palabra (para no herir), el texto en latín dice adulterantes verbum Dei. Por si acaso no queda claro. No es sencillamente una mera falsificación. Es mucho más: es adulterar, es prostituir, es hacer de alcahuete de la palabra de Dios, por no poner otras expresiones bastante frecuentes en nuestra literatura clásica.

…nos abstuvimos de los disimulos vergonzosos, no procediendo con astucia niadulterando la palabra de Dios…. (2ª Corintios 4,2)

Nueva insistencia para que quede claro. No sólo hay muchos adúlteros, sino que el propio San Pablo nunca procedió de ese modo. Ni tampoco con disimulos vergonzosos. Qué habría dicho San Pablo de haber estado de reportero ante las sufridas conferencias de prensa diarias: ¿disimulos vergonzosos, ambigüedades calculadas, mentiras escupidas, manipulaciones programadas, astucias sin número, conclusiones previamente realizadas…?

Porque lo que está en juego en este Sínodo es la adulteración descarada de la Palabra de Dios. No sólo en lo que se refiere a la indisolubilidad del matrimonio (que se puede hacer de hecho disoluble con un par de “Motusproprios”), sino también en lo referente a la comunión en pecado sin arrepentimiento, y más grave todavía en lo que atañe a la doctrina de la Iglesia, que se pretende dejar en manos de las Conferencias Episcopales. El Primado de Pedro se quedará ya solamente para elegir a los miembros de comisiones para que redacten conclusiones favorables, nombrar Obispos que no sean molestos o excesivamente tradicionales, incluso para redactar algún Motu Proprio que otro en momentos de peligro tradicionalista y no sé cuantas cosas más. Pero en la doctrina, viva la colegialidad, la democracia y el pachangueo.

Donde hay un adúltero de la Palabra de Dios, el mismo Señor permite que aparezcan otros que no lo son, al menos para contrastar. Así, gracias a Dios, han salido algunos respondones y respondonas que no han doblado su rodilla ante Baal-disseri. Dios los guarde. Son pocos, pero irritan sobremanera a los adúlteros.

Por eso insisto en llamarle el Sínodo de los Adúlteros. Lo he descrito a mis novicios modernistas con otra imagen que a ellos les gusta: el Sínodo en 3D. Se pone uno las gafitas esas que reparten en los cines y se ve claramente:Desvergüenza, Desfachatez y Descaro. Gracias a Dios, hay un buen número de católicos que ya están viendo este Sínodo tridimensional, provistos de las gafotas adecuadas para que no se la peguen.

Fray Gerundio

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El papa Francisco está, a todos los efectos, en guerra con la Iglesia

francisco

23 octubre, 2015

Acabamos de recibir esta nota de Damian Thompson:

“Francisco pronunció ayer un discurso ante un Sínodo profundamente dividido sobre el tema de la Familia, en el que confirmó sus planes de descentralizar la Iglesia otorgando más libertad a las conferencias episcopales para que ellas mismas resuelvan los casos de divorcio y homosexualidad.

Esta es la pesadilla de los cardenales conservadores, entre los que se cuentan – -como era de esperar– los del Vaticano. Creían que tenían mayoría suficiente en el Sínodo para impedir que se revocara la prohibición de comulgar a los católicos divorciados y vueltos a casar, o cualquier ablandamiento en la actitud de la Iglesia hacia las parejas homosexuales.

Pero en el discurso inaugural de ayer, al iniciarse la última semana del Sínodo, Francisco anunció que la descentralización se impondrá desde arriba.

Mientras se refiere a sí mismo deliberadamente como ‘el obispo de Roma‘, para subrayar su solidaridad con los obispos de todo el mundo (en oposición a la Curia Romana – es decir, “el Vaticano”), invocó la autoridad del Sumo Pontífice sobre los meros cardenales.” La nota informativa completa (en inglés) se puede leer AQUÍ.

COMENTARIO DE THE REMNANT

Unas preguntas para la Federación Internacional Una Voce, la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, etc., etc., etc.: ¿A qué esperamos exactamente? Muchos conservadores e incluso neocatólicos se están desempeñando mejor al desenmascarar el evidente  golpe de estado que está teniendo lugar en este momento al interior del Vaticano. Y mientras, ¿los católicos tradicionales guardamos un silencio solemne y, la mayor parte, nos quedamos cruzados de brazos? No lo entiendo.

Se acabó. Se están apoderando de nuestra Iglesia. Están invadiendo nuestra casa. Están violando a nuestra madre. Nuestra vida como católicos nunca será la misma después de esto. Por Dios, ¿a quién le importan la situación canónica y las autorizaciones permisos para decir Misa en latín y mantener una apariencia respetable y normal ante los apóstatas? ¡Qué más da! El barco se hunde y tenemos que avanzar hacia Roma, si no físicamente, en todo lo demás; también a través de Internet y con brigadas de oración.

El tiempo para la diplomacia ya se acabó. Nos guste o no, han declarado la guerra a todo lo que consideramos sagrado, incluida la fe que nos transmitieron nuestros padres. En marcha, pues.

Esta bien puede ser nuestra última oportunidad, puesto que una vez que Roma se rinda por completo en cuestiones morales no podremos recurrir a la cláusula de objeción de conciencia, y menos cuando la policía del pensamiento se presente aporreando nuestra puerta en mitad  de la noche. No vamos a poder apelar a nuestras convicciones religiosas cuando nos quieran imponer el homomonio, la cohabitación y todo lo demás. Si enseñamos a nuestros hijos la fe y la moral de siempre en los días por venir, nos tildarán de fundamentalistas y de fanáticos intransigentes y dirán que no estamos en condiciones de criar a nuestros hijos.

Esos locos modernistas de Roma están preparando el terreno para la peor persecución de católicos en la historia. Y cuando llegue esa persecución, me pregunto si nos vamos a preocupar que hubiera un tiempo en que nos llamaran fanáticos tradicionalistas, nos acusaran de cismáticos y dijeran que nuestra situación canónica era irregular. Repito, ¿QUÉ MÁS DA?

Ha llegado la hora de levantarse y luchar. Si no lo hacemos, con certeza la historia nos condenará por haber sido cómplices de las serpientes y demonios que hicieron cuanto estaba en sus manos para destruir la Santa Iglesia de Jesucristo Rey.

Que Dios nos ayude a todos a hacer lo que debemos en este momento.

Michael Matt

[Traducido por Cecilia González. Artículo Original]

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Obispo Schneider: “El ataque al matrimonio y la familia viene del mundo ateo, neocomunista”

Schneider

23 octubre, 2015

Nos complacemos en traer a nuestros lectores dos sermones de S.E. Rvdma. Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, Kazajstán, y obispo titular de Celerina. El obispo Schneider estuvo en los Estados Unidos este pasado fin de semana para algunos eventos y ordenaciones sacerdotales  de los Canónigos de Nueva Jerusalén. Vean a continuación los textos de estos dos sermones poderosos y oportunos.

La familia, Iglesia doméstica. Front Royal, Virginia.

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo: Vivimos en un tiempo en el que unas de las más hermosas creaciones de Dios, llamadas matrimonio y familia, están sufriendo un ataque general por el lado del nuevo ateísmo, la dictadura ideológica mundial neocomunista que ha ganado casi toda la política universal y los medios de comunicación. Sin embargo, es enigmático que podamos descubrir en nuestros días colaboradores con este ataque general al matrimonio y la familia, incluso, en las filas del clero. La familia cristiana se enfrenta a una especie de nuevo Goliat.
Pero, justo ahora estamos llamados a ser fieles a la inmutable verdad de nuestra fe católica y apostólica, que nuestros padres y antepasados nos han transmitido. Tenemos una oportunidad de ser valientes testigos de la verdad divina y de la belleza del matrimonio y la familia. Para este fin, recibimos los dones del Espíritu Santo, especialmente en el sacramento de la confirmación. Esta virtud ha concedido a los fieles durante dos mil años la habilidad de preferir la muerte antes de traicionar los votos bautismales, morir antes que pecar, morir antes que traicionar los votos matrimoniales, morir antes que traicionar los votos sacerdotales o religiosos.

En su encíclica sobre el matrimonio y la familia, el papa León XIII dijo ya en 1880: “La ley de la Iglesia fue algunas veces tan divergente de la ley civil que Ignacio Mártir (Polyc.  5),  Justino (Apol. 1, 15), Atenágoras (Legat, 32, 33) y Tertuliano (Coron 13) públicamente denunciaron como injustos y adúlteros ciertos matrimonios que habían sido sancionados por la ley imperial” (Arcanum Divinae , 21).

La familia y la sociedad humana en su conjunto florecerán solo con la condición de que la verdad divina sobre el matrimonio y la familia sea observada, y así enseña el papa León XIII: “Desde el inicio del mundo, de hecho, ha sido divinamente ordenado que las cosas instituidas por Dios y por la naturaleza deban ser probadas por nosotros para ser lo más beneficiosas y saludables cuanto más inalteradas permanezcan en su completa integridad… Si la imprudencia o la maldad de la voluntad humana se atreven a cambiar o alterar ese orden de las cosas, que ha sido constituido con la máxima previsión, entonces los designios de infinita sabiduría y utilidad comienzan a ser hirientes o cesan de ser beneficiosos, en parte porque a través del cambio experimentado han perdido su poder de beneficio, y en parte porque Dios elige infligir un castigo al orgullo y la audacia del hombre. Ahora vemos que numerosas personas niegan que el matrimonio es santo, y lo relegan – privado de toda santidad– entre la clase de cosas comunes seculares,  lo arrancan así de sus fundamentos naturales, no solo resistiéndose a los designios de la Providencia, sino, tanto como pueden, destruyendo el orden que Dios ha dispuesto. Nadie, por lo tanto, debe preguntarse si de tales intentos dementes e impíos no surgirá una cosecha de males perniciosos en el más alto grado tanto para la salvación de las almas como para la seguridad de la comunidad.” (Arcanum Divinae, 25).

“Se dice que los antiguos romanos se horrorizaron ante los primeros casos de divorcio; tardó poco, sin embargo, en comenzar a embotarse en los espíritus el sentido de la honestidad, a languidecer el pudor que modera la sensualidad, a quebrantarse la fidelidad conyugal en medio de tamaña licencia, hasta el punto de que parece muy verosímil lo que se lee en algunos autores: que las mujeres introdujeron la costumbre de contarse los años no por los cambios de cónsules, sino de maridos.” (Arcanum Divinae, 30).

En orden a permanecer fieles a los divinos mandamientos hay en nuestros días familias, gente joven, sacerdotes y obispos que son a menudo marginados por esta razón, están siendo ridiculizados y perseguidos por el poder dictatorial de la ideología de género mundial neomarxista, inclusive en algunos ambientes eclesiales, a causa de su fidelidad a la integridad de la fe católica y a la Palabra divina de acuerdo a la tradición de nuestros antepasados.

Con el fin de permanecer fiel a su vocación, la familia católica debe practicar especialmente la oración diaria en común. El papa Pío XII dijo a los recién casados: “Les rogamos  se tomen a pecho el mantener esta hermosa tradición de las familias cristianas: la oración en común de la noche. La familia se reúne al final de cada día para implorar la bendición divina y para honrar a la Virgen Inmaculada a través del rezo del Rosario por todos aquellos que duermen bajo el mismo techo. La duras e inexorables exigencias de la vida moderna no les dan  tiempo libre para dedicar algunos momentos benditos de gratitud hacia Dios, o leer, de acuerdo a una antigua costumbre, una corta biografía del santo que la Iglesia nos propone diariamente como modelo y especial protector. Esfuércense por santificar incluso este corto momento, dedicándolo al Señor con el fin de alabarle y presentarle sus deseos, necesidades,  sufrimientos y ocupaciones de cada día. El centro de vuestra casa debe ser el Crucificado o la imagen del Sagrado Corazón de Jesús: Que Cristo reine en vuestros hogares y los reúna alrededor Suyo cada día”. (Discurso a las parejas recién casadas, 12 de febrero de 1941).

Mis queridos hermanos y hermanas, la familia católica tiene una vocación que es a veces olvidada en nuestros días. Es la vocación a ser el primer seminario sacerdotal (cf. Concilio Vaticano II, Optatam totius, n. 2). El papa Pío XII advirtió a los padres católicos con estas palabras: “Si algún día Dios les concede el honor de llamar a uno de sus hijos a su servicio, reconozcan el valor y el privilegio implicados en tantas gracias que esta llamada conlleva… ubicad vosotros  la flor y el fruto de vuestro amor en el altar, para vivir consagrado al Señor y a las almas… No tengáis miedo del regalo de una vocación santa que ha descendido del cielo para reposar sobre vuestros hijos. Si creéis, y si el amor los ha elevado a un nuevo nivel, ¿no es una confortación y una alegría ver a vuestro propio hijo en el altar vestido con las vestimentas sacerdotales, ofreciendo el sacrificio de la misa y  rezando por sus padres? ¿No es un gran consuelo en el corazón de una madre que late de amor por su hija, verla consagrada a Cristo, sirviéndole y amándole con todo su ser?” (Carta a los matrimonios,  25 de marzo de 1942).

Queridos padres, queridas madres, queridos abuelos y abuelas podéis decir: “Oh Señor, si quieres, llama a uno de mis hijos, uno de mis nietos al sacerdocio”. Los jóvenes, que están sintiendo en su alma la vocación del matrimonio y fundar una Iglesia doméstica, también podéis decir: “Oh Señor, si quieres, llama a uno de mis hijos futuros al sacerdocio”. Y vosotros, muchachos y los hombres jóvenes, algunos de vosotros podríais decir, tal vez hoy en día: “Oh Señor, estoy dispuesto a seguirte, si quieres llamarme al sacerdocio”.

¡Qué hermosa vocación ser un verdadero católico! ¡Qué hermosa vocación luchar por la integridad de la fe y los mandamientos divinos! ¡Qué hermosa vocación ser una familia católica, una Iglesia doméstica! ¡Qué hermosa vocación ser un joven casto y una joven casta! ¡Qué hermosa vocación ser un seminarista y sacerdote con un corazón puro y ardiente!

No tengáis miedo del Goliat de nuestros días, que es la nueva dictadura anticristiana mundial. El don de la fortaleza del Espíritu Santo nos hará capaces de ganar al Goliat de nuestro tiempo con las cinco piedras de la honda de David.

Oh Espíritu Santo dejad de nuevo florecer muchas Iglesias domésticas, lo que nos proporcionará las cinco piedras de David para ganar a Goliat, que significan: buenos padres de familia, niños y jóvenes puros, puros sacerdotes y obispos intrépidos ¡Christus Vincit, Christus regnat, Christus imperat!

Ordenación sacerdotal, 17 de octubre de 2015, Charles Town

Queridos candidatos al sacerdocio, queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Nuestro Señor Jesucristo nos concede hoy la gran gracia de celebrar el sacramento de la santa ordenación sacerdotal. En este sacramento se produce el milagro de la omnipotencia y del amor divino. A través de la imposición de las manos del obispo, el Espíritu Santo desciende en las almas de los candidatos, e imprime en ella un poder y una dignidad que sobrepasan todos los poderes de este mundo y todos los honores humanos. Este poder y esta dignidad son el sacerdocio de Cristo.

Jesucristo, el Dios encarnado, es el mediador único y exclusivo entre Dios y los hombres. No hay otro camino de salvación. A través de su sacrificio en la cruz Jesús se ofreció una vez en acto de adoración, de acción de gracias, de expiación, de propiciación por los pecados y de impetración con valor infinito. No existe en todo el universo, en toda la historia e incluso en toda la eternidad un acto que pudiera agradar  y  honrar más al Dios Trino que el sacrificio de la Cruz, y este acto del sacrificio de Jesús en la Cruz es el verdadero y único acto sacerdotal en el sentido pleno de la palabra.

El sacerdocio de Cristo y su sacrificio son tan grandes que nunca cesarán. Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, está siempre vivo (cf. Hebr 7, 25) y, por lo tanto, su sacrificio redentor está siempre vivo, siempre presente, en todos los momentos, en todas las generaciones, en todos los lugares: “El Cordero está de pie y está vivo, aunque inmolado “(cf. Ap 5, 6). El sacerdocio de Cristo nunca cesará, sigue siendo para toda la eternidad, por lo grande que es y porque pertenece a una persona que es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

En su sabiduría inefable y en su inmenso amor misericordioso Jesús quiso compartir su sacerdocio único y eterno con hombres débiles. Y así Él instituyó en la Última Cena el sacramento de la ordenación sacerdotal, cuando Él como el verdadero Melquisedec ofreció en la forma sacramental a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y vino (cf. Sal 109, 4). Por lo tanto, toda la vida de un sacerdote católico tiene su significado y su finalidad en la celebración del sacrificio de Cristo para la glorificación de la majestad divina y por la salvación del mundo y de todas las almas.

Cada bautizado participa también en el sacerdocio de Cristo, aunque de una manera general o común. Tal sacerdocio general o común lo realiza cada uno, principalmente, en el ofrecimiento de su propia vida, sus propios sufrimientos y peticiones en unión espiritual con el sacrificio, que ofrece el sacerdote ordenado como “otro Cristo” (alter Christus) en la celebración de la santa misa. Incluso a pesar de que se derivan del único sacerdocio de Cristo, ambas realizaciones difieren entre sí. Por el plan de la sabiduría de Dios, estas dos formas de sacerdocio están conectadas. El sacerdocio común encuentra una de sus más nobles realizaciones en el sacramento del matrimonio. El sacerdocio común fue creado por Dios para fundar y vivir la familia cristiana, la Iglesia doméstica (así hablaron ya san Agustín, cf. De bono viduitatis y el Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). La familia como Iglesia doméstica es por su parte el primer seminario, según la enseñanza del Magisterio (cf. Concilio Vaticano II, Optatam totius, 2).
Uno de los más hermosos frutos que una familia cristiana, Iglesia doméstica, puede ofrecer a Dios, consiste en dar al Señor  un hijo como sacerdote. Podemos decir que, en cierto sentido, el sacerdocio común, la familia cristiana, fue fundada por Dios para que siempre hubiera una continuación del sacerdocio ordenado, por lo que habrá siempre en la Iglesia y en el mundo verdaderos sacerdotes de Cristo, por lo que siempre existirá un “otro Cristo” (alter Christus) que ofrezca diariamente el sacrificio redentor infinito de Jesús  como un aroma fragante ante los ojos de la majestad divina para el deleite de toda la corte celestial y por la salvación del mundo.

Aquí podemos reconocer la más profunda razón por la cual el sacerdote católico no debe estar casado, sino ser virginal y célibe. El sacerdocio ordenado y sacramental es célibe, es como una flor virginal fragante, que brotó desde el jardín del sacerdocio común, de la familia cristiana, y deriva del amor conyugal casto de los padres cristianos. Sucedió hace muchos años: En la casa de un sacerdote fallecido en Polonia se encontró una pequeña caja con esta inscripción: “Para ser abierto después de mi muerte”. La caja fue abierta y había una corona de mirto con esta nota: “Este es la corona de novia de mi madre. La he llevado conmigo a varios países en la memoria de ese momento sagrado cuando mi madre prometió no sólo la fidelidad, sino también la rectitud en el altar de Dios. Ella ha mantenido este voto. Ella tuvo el valor de tenerme después del noveno hijo. Al lado de Dios, le debo a ella mi vida y mi vocación al sacerdocio. Coloquen esta corona, la corona de novia de mi madre, en mi tumba.” Conocemos también el siguiente episodio de la vida del papa Pío X: Después de su consagración episcopal, el joven obispo Giuseppe Sarto visitó a su anciana madre y le mostró su anillo episcopal: “¡Madre, no es este anillo maravilloso!”. La madre levantó la banda de oro liso de su propio dedo y dijo: “Si yo no hubiera llevado fielmente éste mi anillo, tú nunca hubieras usado tu anillo”.

Queridos candidatos al sacerdocio, nunca olviden esto: vosotros seréis sacerdotes con el fin de ofrecer diariamente el sacrificio redentor inefable de Cristo, con el fin de ser instrumentos vivos del Sumo y Eterno Sacerdote, por lo que a través de vuestra voz y vuestras manos las gracias redentoras del sacrificio de Cristo podrán fluir sobre este mundo, que está tan profundamente sumido en pecados. La disposición interior de vuestras almas, de vuestros corazones, de vuestras mentes debe cada vez más, día tras día, corresponder con las palabras tremendas y divinas que pronunciaréis: “Este es mi cuerpo”. Vosotros pertenecéis total y exclusivamente a Jesús, el Sumo Sacerdote. Tú no te perteneces más a ti mismo, ni a ninguna criatura.
Todo vuestro amor debe ser virginal, casto, sacerdotal, desinteresado, paterno; esto significa que vuestro amor tiene que ser de una manera eminentemente pastoral, y esto significa: para el cuidado de las almas, para salvar almas. Para ello habéis recibido la santa vocación, para este fin recibís hoy la marca indeleble del sacerdocio de Cristo, para este fin vuestra familia los ofrece hoy a Dios como una bella flor del jardín de su Iglesia doméstica.

Que Nuestra Señora, la Madre del Sumo y Eterno Sacerdote, os guarde a vosotros y a vuestro sacerdocio en su Inmaculado Corazón e implore para vosotros la gracia de que, a través de vuestro sacerdocio, la Iglesia pueda recibir muchas vocaciones sacerdotales nuevas y santas y muchas familias católicas santas. Oh Inmaculado Corazón de María, sed nuestro refugio, sed nuestra salvación. Amén.

[Traducción de Mariana Perotti. Artículo Original]

Tomado de:

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¡Dichosos los mártires de la cruzada nacional de 1936!

Dichosos los mártires

23 octubre, 2015

Les presentamos un cortometraje documental que narra el martirio de un campesino catalán durante la Cruzada Nacional de 1936 en Lérida, España.

Terminado ya el conflicto bélico y ya habiendo perdido el bando republicano la guerra, en su retirada desde el Ebro hacia su huida hacia Francia y pasando por Mongai, pequeña población rural leridense, y en su afán por desterrar cualquier resquicio católico, hordas republicanas cometen el vil asesinato de un santo padre de familia cuyo único delito había sido ser amigo del cura del pueblo y fiel católico practicante. Delante de su mujer y de sus hijos, animaba pocos minutos antes de morir a su familia a rezar el Credo y un acto de contrición, pues sabía que lo iban a matar. Finalmente cae con los brazos en cruz derramando su sangre generosa y pronunciando sus últimas palabras… ¡Dios mío!

Tratamos de hacer recordar al público en general de hoy con este trabajo audiovisual la malicia diabólica de la ideología marxista-leninista o comunista, propagadora de rencores e inquinas, que en su odio satánico hacia la Iglesia Católica, luz del mundo, produjo uno de los mayores exterminios ocurridos en la historia del hombre.

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

El desmantelamiento. La reestructuración de la iglesia por medio de la “sinodalidad”

iglesiadestruida

23 octubre, 2015

Con este artículo iniciamos la publicación en español de forma regular de los mejores contenidos de la web Catholic Family News, cuyos contenidos prometemos no les defraudaran. Agradecemos a su director la amistosa autorización.

Adelante la Fe


El programa destructivo que Francisco está preparado para imponerse a través de la descentralización

Durante el Sínodo ordinario de 2015 se ha discutido la posibilidad de implementar cierto “regionalismo”, es decir, permitir a las Conferencias Episcopales de cada país decidir unilateralmente los criterios pastorales a seguir en relación a: la comunión de los divorciados y vueltos a casar por la ley civil; los amancebados y los homosexuales. En una entrevista publicada el 15 de octubre, el Cardenal Burke afirmó concretamente que esta propuesta de “diversidad regional” es: “… simplemente, contraria a la fe y la práctica católica”.

Sin embargo, en la alocución del día 17 de octubre, el mismo papa Francisco manifestó su resolución de descentralizar la Iglesia, aunque se tenga que imponer de arriba a abajo, lo que sería un pérfido abuso de autoridad [1].

Descentralización y regionalismo son contrarios al catolicismo, pero su aparición en el Sínodo no ha sido repentina; ésta es su historia.

“Descentralización” y reestructuración de la Iglesia

418W7QTZEEL._SX323_BO1204203200_Este nuevo programa de destrucción, ahora en marcha, ya había estado volando bajo el radar de los católicos más inquietos, pero es ahora cuando sale a la luz  a través del Sínodo.

Es una propuesta para reestructurar radicalmente la Iglesia, basada en el pensamiento modernista de los cardenales Martini, Lehman, Danneels, Kasper y el arzobispo Quinn; y sí, también Jorge Bergoglio. Este programa es la base del regionalismo que ahora está tomando voz en el Sínodo de la Familia de 2015.

Cualquiera familiarizado con el grupo San Galo sabe de qué estoy hablando.

Este grupo se formó secretamente durante el pontificado de Juan Pablo II.

Con el fin de impedir lo que consideran una intromisión por parte del Vaticano, el grupo San Galo trabaja para desarrollar plenamente las enseñanzas del Concilio Vaticano ii en relación a la colegialidad episcopal y el poder del Sínodo; su objetivo último es proporcionar a los obispos más autonomía respecto a Roma.

Sus propuestas incluyen conceder a las conferencias episcopales: completa autoridad doctrinal; libertad para nombrar a los obispos o la última palabra en cuestiones litúrgicas, entre otras cosas.

En resumen, estos radicales quieren desencadenar sobre la estructura de la Iglesia, la misma fuerza destructiva que ya desataron sobre la Misa después del Vaticano II.

El grupo San Galo

El grupo San Galo fue organizado por Ivo Furere, obispo de la diócesis de Saint-Gall (Suiza), y tiene como objetivo conseguir mayor colegialidad y sinodalidad de la Iglesia [2].

Entre sus miembros destacan:

  • el fallecido cardenal de Milán, Carlo Martini;
  • el cardenal belga Godfried Danneels;
  • los cardenales alemanes Lehmann y Kasper;
  • el inglés Comac Murphy-Conner;
  • en su pensamiento e ideas siguen las del arzobispo John Quinn, autor del libro The Reform of the Papacy, líder en ventas.

Todos ellos son modernistas, heterodoxos, pérfidos, provocadores de escándalos, entusiastas del Vaticano ii y totalmente comprometidos con esta revolución.

Además, parecen estar entre los pensadores favoritos del papa Bergoglio.

Por ejemplo, Francisco se ha deshecho en halagos hacia los cardenales Martini y Kasper, dos de los cardenales más abiertamente radicales de nuestros tiempos [3].

Siendo todavía arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio le comentó al arzobispo Quinn que había leído su libro y que tenía la esperanza de que sus propuestas pudieran llevarse a cabo. [4]

En el grupo San Galo figuran prelados que ridiculizan al papa Juan Pablo II y su modo, supuestamente, conservador de gobernar la Iglesia.

Por ejemplo, tanto Juan Pablo II como el cardenal Ratzinger insistían en que, cuando los obispos celebraran sus conferencias episcopales, Roma tenía que revisar los documentos y aprobarlos o rechazarlos, antes de que se hicieran públicos. Asimismo, las traducciones litúrgicas también debían contar con el beneplácito de Roma antes de su publicación y el Vaticano podía intervenir y censurar a algún teólogo radical aunque contara con el apoyo del la conferencia episcopal de su país.

Pues bien, los prelados del grupo San Galo califican todo esto como una molesta intrusión del papa. A estos mismos obispos les horrorizó la afirmación del cardenal Ratzinger, cuando aún era secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, insistiendo en  que la Iglesia Universal es “ontológicamente anterior” a la iglesia local [5] y, por tanto, ésta está necesitada del gobierno del pastor universal: el papa.

Los prelados del grupo San Galo, junto a Bergoglio, creen que estamos necesitados de un nuevo desarrollo de la doctrina del Concilio acerca de la colegialidad de los obispos y de una mayor descentralización de poder.

Colegialidad y sinodalidad, que no son más que un desarrollo necesario para llegar a una Iglesia más horizontal, en lugar de una Iglesia en que las órdenes vienen de arriba. Hacen una llamada a los obispos para que se vean más involucrados en las decisiones doctrinales, litúrgicas y pastorales.

Este modo modernista de entender la colegialidad de los obispos, niega la primacía de jurisdicción del papa, tal y cómo la enseñó el papa León XIII en su encíclica Satis Cognitum y que, además, aparece en innumerables enseñanzas del Magisterio.

Como bien puede deducir cualquier católico bienpensante, esa horizontalización y descentralización nos lleva, con toda seguridad, a una mayor fragmentación de la fe católica en todo el mundo. Es, de hecho, el borrador para el nacimiento de las iglesias nacionales, para la proliferación de doctrinas y pastorales contradictorias entre una nación y otra, todas débilmente unidas por una pretendida “diversidad conciliada”, en expresión del cardenal Kasper que, más bien, suena a toque de difuntos para la inmutabilidad, estabilidad, unidad y universalidad de la fe católica.

Bergoglio apadrina a Martini

En el Sínodo de 1999, el cardenal Martini abogó por un enfoque más colegial y sinodal en el gobierno de la Iglesia y sugirió, indirectamente, la necesidad de un nuevo concilio para tratar este tema, de modo que favoreciera a los progresistas.Esto era demasiado incluso para el Vaticano de Juan Pablo II, quién no vio con buenos ojos esta propuesta.

En cambio, el papa Bergoglio, está resueltamente a favor de este plan radical de Martini. Como se ha manifestado en otros números de Catholic Family News, Francisco ha alabado públicamente a Martini, considerándolo una “figura profética” y un “padre para toda la Iglesia” [6].

De igual modo, en su penosa entrevista de octubre de 2013 con Eugenio Scalfari, editor ateo del periódico La Repubblica, Francisco habló del cardenal Martini como de: “…alguien muy querido de Nosotros y también de usted”.

Francisco confesó abiertamente que: “Lo primero que decidí fue nombrar un grupo de cardenales para ser mis consejeros. Nada de aduladores, sino personas que compartieran mis mismos sentimientos. Se trata del comienzo de una iglesia con una organización no sólo ya vertical sino también horizontal. Cuando el cardenal Martini habló de poner su atención en los concilios y sínodos ya sabía lo largo y difícil que resultaría avanzar en esa dirección. Poco a poco pero con firmeza y perseverancia.” [7]

Una propuesta más detallada para una Iglesia descentralizada se halla en el libro The Reform of the Papacy del arzobispo John Quinn, publicado en 1999. Quinn aboga por:

  • un aumento de la colegialidad y sinodalidad según los dictados propuestos por el cardenal Martini:
  • mayor descentralización del gobierno de la Iglesia; [8]
  • participación de sacerdotes y seglares en la elección de los obispos; [9]
  • un proceso de elección de obispos similar al de la Iglesia oriental cismática y la Iglesia anglicana; [10]
  • más comunicación horizontal e internacionalización;
  • mayor participación de los laicos, especialmente de las mujeres, en los puestos directivos de la Curia romana; [11]
  • un cambio en el papado en atención al ecumenismo (una de las razones que se esgrimen para ello es que, tanto anglicanos y evangélicos como ortodoxos encontrarían desalentadora una intromisión excesiva del papado en cuestiones doctrinales, pastorales y litúrgicas).[12]

El arzobispo Quinn también considera que:

  • la Curia es una barrera entre el papa y los obispos y lamenta la imagen monárquica del papado.
  • le ofende [13] la afirmación contenida en el Informe Ratzinger (1.984) según el cual, las conferencias episcopales no tienen base teológica, no pertenecen a la estructura de la Iglesia tal y como la quiso Cristo y sólo tienen una función práctica y específica [14].
  • Quinn cita con aprobación al obispo Hadisumarta de Indonesia, quién dijo que: “La teología, la espiritualidad, la legislación y la liturgia tienen que ser tan diversas como los lenguajes y las culturas. En el futuro, todo ello llevaría a un cambio en la relación entre las conferencias episcopales y los distintos dicasterios romanos. La Curia romana se convertiría en una central de información, una institución de apoyo y estímulo, en lugar de un centro de decisiones”. [15]
  • Quinn se alegra de que en la encíclica Ut Unum Sint de Juan Pablo II no se emplee la expresión “primacía de jurisdicción” al referirse al papado; [16]
  • desaprueba el uso de la expresión “colegio cardenalicio”, ya que hace aparecer al colegio de los obispos como un cuerpo de segunda clase. [17]
  • denuncia la censura que el Vaticano hizo de Jacques Dupuis, el teólogo jesuita modernista que, entre otras herejías, enseña que las falsas religiones son, en sí, medios de gracia y salvación. Quinn rechaza este entrometimiento por parte del Vaticano ya que: “El cardenal Konig, los obispos de la India y el provincial de los jesuitas en la India junto con el antiguo decano de la Gregoriana en Roma han puesto en duda esa intervención de Roma o han defendido públicamente a Dupuis”; [18]
  • se lamenta de que los Sínodos sólo hagan recomendaciones al papa, que no tengan poder deliberativo; [19]
  • lamenta que sólo se convoquen en Roma; [20]
  • ha expresado su horror ante lo que llama “grupos restauracionistas”, es decir, los que intentan restablecer no sólo la misa pre-conciliar, sino también la liturgia pre-conciliar en la administración de los sacramentos. [21]
  • En conjunto, aboga por una reestructuración total del papado [22], de la Curia romana y del procedimiento para nombrar obispos. [23]

El arzobispo Quinn continúa dando conferencias y propagando con fuerza su programa colegial. En su nuevo libro, Ever Ancient, Ever New: Structures of Communion in the Church [24], escrito durante el centrista pontificado de Benedicto y publicado en 2013, continúa en la misma línea argumentada en Reform of the Papacy. Podemos estar seguros de que, bajo el papa Francisco, sus propuestas se volverán, incluso, más agresivas.

Nos podemos preguntar cómo, un verdadero católico, puede apostar por lo que defiende el arzobispo Quinn ya que, su pensamiento modernista, es bien manifiesto no sólo en todo lo dicho, sino en otras áreas. Se puede terminar citando su conferencia pronunciada en Oxford en junio de 1996; en ella considera que temas como la ordenación de las mujeres, están todavía abiertos a discusión (el entonces cardenal John O’Connor denunció a Quinn en este punto) [24]. Cuando el arzobispo Quinn era obispo de San Francisco, si diócesis fue de las primeras en abrir las puertas Dignity y en tener una parroquia abierta a los homosexuales [26], cuyos sacerdotes daban bendiciones en las manifestaciones del orgullo gay [27].

Y, sin embargo, como se ha dicho más arriba, el papa Francisco, siendo aún arzobispo de Buenos Aires y en un encuentro casual con el arzobispo Quinn en Roma, le dijo que había leído su libro y tenía esperanzas de que sus propuestas se convirtieran en realidad [28].

Hemos visto el inicio de esta realidad en la orientación general del papado bergogliano, especialmente, en el tumultuoso sínodo extraordinario de 2014, así como en las propuestas hechas para el sínodo de 2015, en el que, abiertamente, poner en tela de juicio la moral católica, junto con el escándalo que ello causa, se considera más importante que la estabilidad de la doctrina tradicional.

Recordemos, también, que el papa Francisco ha alabado públicamente la propuesta de sinodalismo del cardenal Martini, cuando le dijo a Eugenio Scalfari: “Este es el comienzo de una Iglesia con una organización que no es solamente vertical, sino también horizontal. Cuando el cardenal Martini habló de concentrarse en los concilios y los sínodos sabía lo largo y difícil que sería avanzar en esa dirección. Lentamente, pero con firmeza y tenacidad”.

En la misma línea de pensamiento, el infame Hans Küng dirige los mayores elogios a la exhortación apostólica de 2013, en particular, en lo que respecta a la colegialidad y a la llamada reforma de la Iglesia.

Küng dice que, en su exhortación apostólica Evagelii Gaudim el papa Francisco habla claramente a favor de la reforma de la Iglesia en todos los niveles. Aboga, de manera especial, en las reformas estructurales, a saber: “La descentralización a favor de las diócesis y comunidades; la reforma del oficio papal; una promoción del laicado que contrarreste el excesivo clericalismo y favorezca la presencia más eficaz de la mujer en la Iglesia, sobre todo, en las instituciones con poder ejecutivo” [29].

El programa de Francisco parece ser un calco del programa del grupo de San Galo del cardenal Martini y del pensamiento del arzobispo Quinn. Ello resulta evidente al examinar el párrafo 32 de la Evangelii Gaudium en el que el papa parece estar dispuesto a conceder a las conferencias episcopales “una genuina autoridad doctrinal” [30].

No debemos sorprendernos cuando leemos las palabras del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cuando declaró la independencia de las iglesias alemanas sobre ciertos aspectos de las reglas vaticanas. El pasado febrero, dijo: “Nosotros no somos subsidiarios de Roma. Cada conferencia episcopal es responsable del cuidado pastoral según su cultura; ésta ha de ser nuestra tarea. No podemos esperar que el Sínodo nos diga como ha de ser la guía y el cuidado pastoral para matrimonio y la familia” [31].

Parece que el Cardenal Marx, anticipándose al papa Francisco, hace una aparente invitación a abrir la puerta a una “gran autoridad doctrinal” para las conferencias episcopales nacionales. El resultado de semejante movimiento sería un caos doctrinal, moral, litúrgico y pastoral. Incluso Monseñor William Smith, profesor de Teología Moral en el Seminario de Dunwoodie, dijo en una conferencia: “La razón de Roma acerca de las conferencias episcopales nacionales es sospechosa, porque la mayoría de las veces llevarían a iglesias nacionales independientes”.

El cardenal Burke cita, una vez más, que la “diversidad regional” ahora propuesta “es, simplemente, contraria a la razón y la vida católica” [32].

Vemos pues que la horizontalización y la descentralización, ahora incluidas en el Sínodo de Octubre de 2015, puede dar como  resultado  una gran fragmentación de la Fe en el mundo. Es el proyecto para el nacimiento de las iglesias nacionales, la proliferación de doctrinas contradictorias y practicas nacionales inmorales, en una pretendida aceptación del “reconocimiento de la diversidad” (como dijo el cardenal Kasper), que será el toque de difuntos de la inmutabilidad, estabilidad, unidad y universalidad de la Fe católica.

John Vennari

[Traducido por P.E. Artículo original]

[1] Ver “Pope Francis is now at war with the Vatican. If he wins, the Catholic Church could fall apart” Damien Thompson, The Spectator, Oct. 18 2015 y Pope Francis Reminds the Synod that He Has the Last Word” America, 17 Oct. 2015. [2] The Great Reformer: Francis and the Making of a Radical Pope. Austen Iverieigh (New York: Henry Hold, 2013) p. 257. [3] V. “The Martini Pope, John Vennari, Catholic Family News, January 2014 (para información sobre Kasper v. nota 36) [4] V. “Quinn to priest group: Church poised at a momento of far reaching consequences´ National Catholic Reporter, 7 de Julio 2014 [5] Ivereigh p. 257 [6] The Martini Pope John Vennari Catholic Family News enero de 2014 [7] The Pope, How the Church will Change. La Repubblica Oct. 1, 2013 énfasis añadido. [8] Estos tres primeros puntos pueden verse a lo largo de todo el libro. [9] The Reform of the Papacy: The Costly Call to Christian Unity John Quinn (New York, Herder 1999) p. 117 [10] Ibidem p. 123. Atila Sinke Guimares al escribir sobre este tema en 2001 explica que “la generalización de Quinn es excesiva, pues de hecho hay muchos modos de seleccionar obispos de acuerdo las tradiciones y privilegios de cada diócesis y no se pueden reducir a una sola fórmula” cita de “A New Papacy on the Horizon” Guimares, Catholic Family News abril de 2001. Yo añado que hemos de observar que el criterio principal para la elección de un obispo y debe ser la absoluta fidelidad a la fe católica en toda circunstancia. El énfasis excesivo de Quinn en el jugar con las estructuras es una señal más de su comprensión insuficiente de la misma fe católica. [11] The Reform of the Papacy, pp. 166 y 171 [12] Este aspecto de los cambios que se proponen en el papado es un tema de gran importancia y se tratará más tarde. El papa Juan Pablo II, ecumenista a ultranza, propuso cambios indeterminados en el papado en favor del ecumenismo. Esto lo hizo en su encíclica ecuménica Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995) que Quinn cita a lo largo de su libro. Quinn se alegra de que este aspecto de Ut Unum Sint rompe un precedente y es revolucionario. v. The Reform of the Papacy p. 34. De la misma manera el cardinal Kasper se muestra favorable a una reestructuración de la iglesia en favor del ecumenismo. [13] The Reform of the Papacy p. 115 [14] Ratzinger Report, 1984 citado en Pope Francis´ doctrine chief: Bishops conferences presidents are not ´vice-popes´. Lifesitenews, 30 de diciembre de 2013. [15] The Reform of the Papacy p. 160 énfasis añadido. [16] The Reform of the Papacy p. 30 [17] The Reform of the Papacy p. 143 [18] The Reform of the Papacy p. 160 [19] The Reform of the Papacy p. 113 [20] Ibid. [21] The Reform of the Papacy pp. 167-169 [22] Al igual que  en el Vaticano II los radicales impusieron la nueva misa basados supuestamente en “prácticas litúrgicas antiguas”, Quinn intenta argumentar que lo que él propone es en realidad un “redescubrimiento” de la Tradición en lo que concierne al gobierno de la iglesia. Sus reivindicaciones  son un conjunto de afirmaciones engañosas,  de medio -verdades,  y de generalizaciones que carecen de distinciones esenciales y reveladoras en cuanto a lo que se niegan a afirmar. Esto también necesita de una explicación más detallada de la que puede darse en este número. También deja de clarificar la colegialidad y la subsidiaridad legítima. Esto dicho, Quinn consigue señalar algunos problemas verdaderos, como ese excesivo énfasis en la autoridad del papa que cree al papa infalible en todo lo que diga o haga; y también la afirmación gratuita del cardenal Solano quien dice que no se debe criticar a la curia nunca. [23] The Reform of the Papacy índice [24] Más acerca del libro de Quinn en un artículo futuro. [25] The Claims of the Primacy and the Costly Call to Unity John R. Quinn junio de 1996 y la respuesta del cardinal O´Connor: Reflections on the Church Government Cardinal John O´Connor Catholic New York 25 de julio de 1996. Los dos pueden encontrarse en la biblioteca digital de la EWTN. [26] Pope Appoints Gay-Friendly Bishop to San Francisco. Dr. Marian T. Horvat  en traditioninaction.com. [27] Life and Death at a Gay Parish Randy Engel, traditioninaction.com. [28] Quinn a un grupo de sacerdotes: “La iglesia está lista para un acontecimiento de consecuencias trascendentales.” National Catholic Reporter 7 de julio de 2014. [29] Cita de “Pope Francis´text is a call for church reform at all levels Hans Küng, The Tablet 29 de noviembre de 2013. [30] Sin embargo este deseo no se ha realizado plenamente, pues el estatuto jurídico de las conferencias episcopales que las considera sujetas a ciertas atribuciones específicas, incluida la genuina autoridad doctrina,l no ha sido todavía suficientemente elaborado. La excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la iglesia y su actividad misionera.” Evangelii Gaudium, núm. 32 [31] German Church declares Independence before de 2015 Synod: “We are not a Roman Subsidiary” Rorate Coeli, 25 de febrero de 2015. [32] Cardinal Burke: controversial Synod proposal “simply contrary” to Catholicism, Lifesitnews, 15 de octubre de 2015.

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El Castillo de diamante, de Juan Manuel de Prada

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22 octubre, 2015

Cuando cerré “El Castillo de diamante” e interrumpí el encanto que dimanaba de entre sus páginas, supe que aquella santa Teresa que Juan Manuel de Prada me había desvelado terminaría por remetérseme en las entrañas, por escariarme el corazón y rasgar su superficie, por hacer un huequecito en él, allá donde se avecindan mis más secretas emociones, y acurrucarse para siempre entre mis sangres; y supe, también, que su recuerdo se me haría un rescoldo inextinguible y esclarecedor, cuya luz no dejaría ya jamás de titilar. Y, así, con esa luz indeclinable y reveladora, la imagen de la santa se convertiría en un fanal salvífico, en una lumbre que me guiaría hasta parajes más dichosos y me arrebataría el frío intenso y envilecedor de posibles descreencias.

Terminaba de vivir una lucha acerba entre dos mujeres sobresalientes: Santa Teresa de Jesús y Ana de Mendoza, Princesa de Éboli; una congoja contumaz se me había prendido de la garganta, obturándome el aliento, y en ese instante, como susurrándole a mis entretelas, convocaba al llanto y a mi más rendida admiración. Me parecía entonces, tras terminar el libro, que me sumía en un como extático solaz, yaciente en una suerte de arrobo que me había dejado inerme u ofuscado o, tal vez, enviscado en esa fascinación que suscita siempre lo inalcanzable, cuya naturaleza sólo llegas a columbrar desde la distancia, de tan inasible como es. Y es que aquella prosa con que Juan Manuel me había privilegiado, impregnada de dejos cervantinos y de golferías quevedescas, tiene un cariz como bautismal, un no sé qué que me hace como nuevo y me redime de toda la morralla vacua que inunda los anaqueles y atora los entendimientos, pues nadie como él hermosea lo narrado; nadie como él indaga en las esencias y nos las muestra; nadie como él nos trae el arte inscrito en frases.

Entregado, casi derrengado por el embeleso, los días anteriores los pasara enfrascado en la lectura de la novela, inmiscuyéndome en las vidas de los personajes y hasta siendo partícipe de ellos. Me había entrometido sin rebozo en sus pesares y en sus sosiegos; merodeaba por entre ellos y hurgaba en sus emociones sin cesar; e incluso ahora recuerdo haber sentido el golpe cruento de la indignación, el regusto ríspido de la envidia o la más cálida caricia del amor vero al tiempo que ellos lo sentían. Recuerdo conmoverme con ellos y dolerme por sus desgracias, sin duda envuelto en la refriega de esas inhabituales fluencias que sólo los más grandes escritores logran urdir. Como recuerdo haber pensado también, quizá en alguno de esos infrecuentes instantes en que la lectura me dejaba libre, que sólo la pluma de Juan Manuel de Prada era capaz de dibujar con tanto tino, tanta brillantez, tanta sangre y tanta entraña. Y, así, arrastrado por esa pluma que se vuelve demiurgo y crea mundos ciertos, me  arrodillaba en la celda de la santa, me dejaba acariciar por la luz tremolante de las velas, oraba junto a ella y la contemplaba en sus arrobos; o la seguía por callejas de adoquín, trochas de jabre o pasillos alfombrados en busca de alguna casa en ruinas donde fundar un palomarcito, con la vista fija solo en Dios, con quien se habría de unir plenamente; o la observaba mientras ella cocinaba unos pestiños entre divinos y diabólicos, de tan buenos que se me hacían. Y mientras la observaba en la cocina, en mi boca se citaba la saliva para apretujarse contra los carrillos, contra el gaznate y contra los belfos hasta que, hostigada por el aroma que brotaba de la sartén, se alborotaba ya sin cuento y se me precipitaba por entre aquéllos. E igualmente era testigo, esta vez ya un tanto medroso o conturbado —aunque, en mi caso, el miedo y la conturbación precedían al enamoramiento—, de las maquinaciones furibundas y perversas de la princesa, cuya belleza fúlgida semejaba querer contradecir el trato ríspido que se le acumulaba en los bofes. Testigo, también, de cómo su marido se ponía hasta las cachas de lubricidad y depositaba, temulento o destartalado por la excitación, un beso acezante en la cuenca huera de sus rostro bello, que también yo quisiera besar. Y hasta testigo de esa dicha desquiciada en que se ensimismaba la princesa, cuando su envidia hacia la santa prohijaba tejemanejes, trampantojos y denuncias ante la Inquisición, mientras en el aire aún permanecía, como un espectro enlentecido, el olor melindroso, almibarado y mariconil de Antonio Pérez, aquel bellaco fatuo e insidioso que llegaría a ser Secretario de Felipe II y traidor a España. Y recuerdo también, se lo aseguro, con total nitidez y un rescoldo inextinguible en mis entrañas, cómo el espinazo se me llenaba de fríos y de tembleques; cómo el aliento se me aquietaba entre los papos, absorto o pasmarote; o cómo unas lágrimas regordetas se me precipitaban hacia el suelo, preñadas por la pena y la emoción,  cuando cerré al fin la novela, interrumpí su encanto y me despedí de aquel vero arte inscrito en frases.

Gervasio López

Tomado de:

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No hay peor ciego que el que no quiere ver

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22 octubre, 2015

¡La conciencia manda! ¡Bendita ignorancia!

Blase Cupich, arzobispo de Chicago, descubre que la conciencia es inviolable y marca la pauta en todo lo que tenga que ver con la teología.

En una entrevista concedida a Edward Pentin, del National Catholic Register, Cupich, nombrado personalmente por S.S. Francisco para participar en el Sínodo de la Familia, afirmó que en el tema de administrar la Sagrada Comunión a divorciados que se han vuelto a casar por lo civil, esas personas tienen que “decidir con la conciencia tranquila”, y que “la Iglesia tiene la misión de ayudarlas a avanzar, respetando lo que decidan.”

“La conciencia es inviolable -declaró el purpurado a los reporteros destacados en el Vaticano-  “y hay que respetar lo que decidan. Yo siempre lo he hecho.”

Eso sí, añadió que como pastor de almas tiene la misión de ayudarlas “durante un tiempo de discernimiento a entender a qué las llama Dios en concreto en esa coyuntura, de modo que es para todos.”

¿Qué querrá decir eso? Y aún hay más galimatías.

“Hay que tener cuidado para no encasillar a ningún sector, como si hubiera que aplicarles otras reglas”, dijo. “Sería un grave error.”

Sí, claro, hay que reflexionar con mucho detenimiento sobre los superficiales razonamientos teológicos del gran gurú Cupich.

¡Bendita ignorancia!

Ahora que este arzobispo ha elevado a la conciencia por encima de la doctrina, Pentin le preguntó qué pensaba de que el Papa haya escogido personalmente a un cardenal al que se había sorprendido en una grabación tratando de ocultar abusos sexuales por parte de un sacerdote e instando a la víctima a pedir perdón al obispo que abusó de él, que además era su tío.

Astutamente, Cupich respondió que tiene una conciencia mal formada: “No sé nada de eso ni cómo lo eligió ni nada de que lo usted ha dicho sobre su pasado. No tengo ni idea.”

Hmmm. ¿Se dan cuenta de lo bien que puede venir tener una conciencia olvidadiza y mal formada? ¿Quieren que los católicos creamos que monseñor Cupich, nombrado por el Sumo Pontífice para participar en el Sínodo, no está enterado de los escandolosos titulares y reportajes sobre otro cardenal elegido por Francisco para el Sínodo, el belga Danneels, cuando se había encontrado una grabación en la que hacía callar los abusos a un menor cometidos por un obispo de su país? ¿De verdad quiere Cupich que nos traguemos que no tenía ni idea? ¿Acaso no debía tener máxima prioridad la salvaguardia de los menores y saber quiénes son los lobos a la hora de formar la conciencia de los prelados?

El cardenal Godfried Danneels es el típico obispo encubridor de abusos. Que Francisco lo escogiera para participar en el Sínodo es una afrenta a las familias, a los menores de edad y a la propagación de la fe, y deja en ridículo al Sínodo de la Familia. Una declaración escrita de las prioridades que tiene este Sínodo es que el propio Papa elija y nombre y escoja a sus amiguetes del cónclave para ocuparse de algo tan importante como es la familia.

¿Qué clase valores y asesoramiento puede aportar el cardenal Danneels al Sínodo de la Familia? Tómense un momento para leer este desgarrador reportaje [en inglés] sobre cómo trata Danneels a los menores católicos y a la familia es éstos.

Es para llorar.

El daño que ha causado Danneels a la fe de las familias católicas a la inocencia de los menores de edad en Bélgica es incalculable. Y que a pesar de eso Francisco lo haya escogido dice muchísimo de la ideología modernista que subyace tras este sínodo y de las prioridades de este pontífice.

Aunque este sea el Sínodo de la Familia, con Danneels, Cupich y los obispos alemanes parece que sea más bien el Sínodo de los Homosexuales.

Elizabeth Yore

[Traducción de J.E.F. Artículo Original]

Tomado de:

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“El papado de Pablo VI”. Devastador extracto del nuevo libro sobre un pontificado desastroso

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22 octubre, 2015

En el primer aniversario de la beatificación del Pablo VI, aquel papa que presidió la autodemolición de la Iglesia y su antiquísima liturgia, traemos para los lectores de Rorate un excelente extracto del nuevo libro de H. J. A. Sire, titulado De las cenizas resurge el Fénix: La elaboración, la destrucción y la restauración de la Tradición católica. Si usted no tiene este libro, hágase un favor: cómprelo y léaselo de cabo a rabo. No hay nada que describa mejor la desviación conciliar, la crisis postconciliar y sus raíces históricas que este libro. Y mientras tanto, aquí tienen este extracto sobre Pablo VI (pp. 363-373) que es brillante, completamente veraz y absolutamente devastador. Su beatificación será eventualmente reconocida como la maniobra política que fue: una parte crucial en la progresiva “canonización de Vaticano II.”

El papado de Pablo VI

Por H. J. A. Sire

Esta escena de devastación será presidida por la distante figura del papa Pablo VI. La evaluación sobre el carácter de este papa ha sido maquillada por ciertas actitudes, encaminadas hacia la revolución en la Iglesia que todavía vivimos. Y lo será de dos maneras distintas: en primer lugar, los admiradores de este cambio estarán excluidos de las críticas a las que un gobernante los haría incurrir de forma natural en tales circunstancias; y en segundo lugar, la suposición de que tales cambios fueron correctos e inevitables, ha oscurecido la medida que muestra a Pablo VI como personalmente responsable de los mismos. Tales puntos de vista han prevenido una evaluación realística que, ante cualquier análisis medianamente objetivo, lo hubiese juzgado como el pontificado más desastroso de la historia. Para corroborar esta estimación, deberemos examinar primero la personalidad de Pablo VI.

Hijo de una familia de profesionales en el norte de Italia, Giovanni Battista Montini escogió la carrera eclesiástica ya en su niñez. A la edad de veinticinco años, poco después de su ordenación, llegará a alcanzar el puesto de oficial en la Secretaría de Estado y seguirá en ella hasta su nombramiento como Arzobispo de Milán, treinta y dos años más tarde. Una formación tan distintivamente curial no ha sido algo excepcional en un papa; sin embargo, los dos nombramientos simultáneos de Montini, tanto como capellán de la Unión Italiana de estudiantes universitarios y como profesor de diplomáticos papales, confirmará  su vinculación con los intelectuales, en vez de con los círculos pastorales. En el plano filosófico, la mente de Montini se distinguió por su gusto por la cultura francesa, típica de los círculos liberales italianos; él era un admirador de Maritain; ahora bien, como papa, llevará a la Iglesia hacia una dirección que el propio Maritain hubiese repudiado con fuerza. En 1.950 conocerá al filósofo francés Jean Guitton, que se convertirá en su amigo laico más cercano y el cual dejará un íntimo retrato de él en su libro Pablo VI, secreto. No obstante, la amistad más decisiva de Mons. Montini, dentro de los círculos eclesiales, será con el Cardenal Roncalli quién, a su elección como papa, lo confirmará como su confidente más cercano. Como hemos visto, Montini había sido nombrado Arzobispo de Milán por Pío XII. Su gestión en el cargo (de 1.954 hasta 1.963) quedó marcada, entre otras cosas, por una valiente determinación para llevar a la Iglesia a la clase obrera urbana.

Tal vez lo más característico, serían los vínculos del arzobispo con el mundo burgués progresista con el que se sentía más a gusto. Esa influencia se verá más tarde en el personal que se llevó con él a Roma y que será reflejado en su estilo cultural. En su pastoral de Cuaresma de 1.962, el Cardenal Montini expuso a los fieles milaneses lo que él veía como la nueva dirección del catolicismo y que su amigo Juan xxiii señaló: “La Iglesia va a desprenderse, si es necesario, de todo vestigio de manto real que ha quedado sobre sus soberanos hombros, para que pueda vestirse con paños más sencillos en consonancia con la demanda del gusto moderno”. El papa Pablo, cuando entró en el Vaticano,- y en sintonía con este punto de vista-, comenzó a reformar los esplendores barrocos que habían satisfecho tanto a príncipes como a plebeyos, redecorando el palacio de colores grises y rosas,  siguiendo el  gusto favorecido por la clase media de Milán de aquellos años. Este cambio podría simbolizar el tono de su pontificado: ” ¡Habéis vencido, milaneses; la Iglesia ha madurado con vuestro gusto!”

A nivel de personal, el papa Pablo trajo con él a un grupo  de colaboradores más cercanos, de los cuales era líder Don Pasquale Macchi, y que fue su secretario privado desde 1.954. Macchi fue la figura principal en lo que vino a denominarse como la “mafia de Milán”, una frase que resultó ser más apropiada de lo que lo sus inventores se dieron cuenta en ese momento. Con Pablo VI, el secretario conservará una influencia mucho más allá de su posición oficial [1]; a mediados de los años setenta, y siendo ya Monseñor Macchi, será nombrado miembro de la “Gran Logia del Vaticano” asociada con los masones, siendo su iniciación masónica en 1.958, cuando era secretario de monseñor Montini.

Más allá de este círculo personal, el papa Pablo se distinguió por sus favores al círculo de cardenales liberales, especialmente  los cardenales Lercaro, Suenens y Döpfner, que habían conspirado ilegalmente antes del cónclave para lograr su elección. Estos, que deberían haber sido privados de su cardenalato justamente, fueron en cambio promovidos a las posiciones más influyentes en la Iglesia. Vimos también cómo a estos tres cardenales mencionados se les entregó una supervisión del Concilio que fue, precisamente, utilizada para promover el programa radical; y también hemos visto cómo la reforma de la liturgia se le asignó al Cardenal Lercaro y a Mons. Bugnini para poder crear un equipo de su propia elección. Éste último proporcionará un modelo de expansión en los círculos menores a los que, gracias a los métodos de gobierno del papa Pablo, les fue entregado el control; lo que ocasionará que en el campo financiero de la Iglesia se provocase el mayor escándalo del Vaticano en aquella época.

La propia visión del papa Pablo en relación al estado de la Iglesia fue lo que determinó su estilo de gobierno. Con liberal confianza, compartió la idea de que la Edad Moderna era la edad de la iluminación y de la razón, habiendo sido superadas las crudas pasiones del pasado. En su pastoral de Cuaresma de 1.962, el Cardenal Montini había dicho a los milaneses: “Hoy ya no hay errores en la Iglesia; o escándalos o desviaciones o abusos que corregir.” Esta declaración, que será punto de referencia para la totalidad de su papado, nos da una muestra del grado de perspicacia, con la que juzgó la escena contemporánea. Aunque Pablo VI no se hubiese dado cuenta por sí mismo de los peligros latentes en las nuevas tendencias teológicas, se podría haber percatado por los signos de la década anterior; como cuando el papa Pío xii, en su acción contra el marxismo incipiente del movimiento obrero-sacerdotal, cerró el seminario de la Misión de Francia y depuso a tres provinciales dominicos en Francia. Se podría vincular la despreocupación del papa Pablo con una impresión que quedó registrada con el profesor Guitton: “Con él no se estaba en la presencia de un clérigo, sino en la de un laico que parecía haber sido elevado, de repente, al papado”. Dejando de lado al optimismo que era dictado por su liberal punto de vista, podríamos llegar a sugerir del papa Pablo que, simplemente, no sabía lo suficiente sobre su propio trabajo como sacerdote católico para llegar a evaluar a una Iglesia a la que estaba llamado a gobernar.

El examen del carácter de Pablo no era fácil, incluso para sí mismo. “¿Soy Hamlet o Don Quijote?”, preguntó en una ocasión. Una duda entre la indecisión y la irrealidad podrían haber sido creativos en un pensador privado, pero no era lo más idóneo en un papa. Su estilo tentativo fue otro de los rasgos que Jean Guitton hizo notar: “Cuando él había tomado una decisión, era absolutamente imposible de conseguir que la modificase en modo alguno”; esta firmeza de l’escalier, revelan un hombre que no puede soportar que su criterio sea cuestionado una vez que ha alcanzado la etapa de escrutinio público. Estos datos sobre su carácter explican el por qué Giovanni Battista Montini, siendo un ejemplo de subordinado perfecto, una vez elevado al papado se convierte en fracaso, a tanto y en cuanto  se le asigne la autoridad suprema.

La debilidad más significativa del papa Pablo recae en el juicio que hacía de sus subordinados, que fue plasmado desastrosamente en el asunto de las finanzas vaticanas. Muestra de esto fue el nombramiento que hizo del Cardenal Jean Villot como secretario de Estado. La conexión entre los dos se remonta a la época en que Villot, siendo secretario del episcopado francés, coincidió en Roma con Mons. Montini, en tiempos de Pío xii. Villot fue una figura distante y reservada, el enarca típico, que promovía la misión de una élite ilustrada para que pudiesen dispensar el progreso a la multitud. Cuando el Cardenal Roncalli fue elegido papa, no pensaba que este alegre paisano era el hombre adecuado para dirigir la Iglesia por caminos liberales; si el Papa hubiese vivido un año o dos más, habría podido verificar estos temores. El papel de Villot en el Concilio Vaticano ii, cuando era arzobispo coadjutor de Lyon, ya se había hecho notar. Pablo VI lo elevó al cardenalato en 1.965; dos años más tarde lo llevó a la Curia, y en mayo de 1.969 lo nombró secretario de Estado, en sustitución del Cardenal Cicognani; Villot permanecerá en este cargo hasta su muerte en 1.979. Salió beneficiado por una medida adoptada por Pablo VI, en contraste directo con el objetivo declarado por descentralizar la Iglesia, por la cual se le dio al secretario de Estado la autoridad general sobre todos los departamentos de la Curia, introduciéndose de este modo la secularización del gobierno de la Iglesia en la que trabajaría desde entonces. Villot se convirtió en la fuerza motriz de la campaña para acabar con el catolicismo tradicional; campaña que, si el propio papa Pablo hubiese ejercido, bien podría haberle hecho dudar de continuar con la misma. En cambio, los esfuerzos [de Villot] por persuadir al papa para excomulgar al Arzobispo Lefebvre, no tuvieron éxito. El Cardenal Villot fue nombrado como uno de los masones más prominentes del Vaticano en las listas que comenzaron a aparecer hacia el final del reinado de Pablo VI; su fecha de ingreso se da como 1.966.

Villot, como jefe de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede, fue responsable formal de este departamento que, durante el papado de Pablo VI, terminará convertido  en una cueva ladrones. La iniciativa no pertenece, sin embargo, a Mons. Macchi. Desde la década de 1.950 había tenido conexiones con figuras destacadas en el mundo financiero de Milán, entre ellos Roberto Calvi y Michele Sindona. Este último fue el más criminal del grupo: era un siciliano que se mudó a Milán después de la guerra e hizo su fortuna como agente de la mafia: primero, para gestionar la evasión fiscal de ésta y, a partir de finales de los cincuenta para adquirir una serie de bancos. Al mismo tiempo, se ganó la amistad del arzobispo de la ciudad, el Cardenal Montini. En los años sesenta, Mons. Macchi llevó a Sindona y a Calvi al mundo de las finanzas del Vaticano. Otra figura asociada fue la de Umberto Ortolani que, al igual que los dos últimos, fue miembro de la logia masónica P2. Su condición de ser la mano derecha del Cardenal Lercaro hizo que recayese en el círculo de atención de Pablo VI.

Por el lado eclesiástico, el círculo se completó con el Arzobispo Paul Marcinkus, un clérigo de rudos modales de Chicago y que disfrutó de los altos favores de Pablo VI desde el inicio de su pontificado. Marcinkus será también compinche de Mons. Macchi, y en 1.971 será nombrado presidente del Instituto para las Obras de Religión, conocido popularmente como el Banco Vaticano. Este medio ya estaba siendo utilizado por Sindona, para transferir grandes sumas de dinero de sus bancos italianos a Suiza, una actividad que va acompañada de especulación monetaria. En 1.974, sin embargo, un banco norteamericano que poseía se derrumbó, en lo que se le conoció como el Crack il Sindona, y donde la Santa Sede perdió una cantidad estimada en treinta millones de dólares. El desenlace de este asunto sólo se produjo después de la muerte de Pablo VI, cuando Sindona fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de la abogada que estaba liquidando sus bancos; y él mismo fue asesinado en la cárcel por sus acreedores de la mafia. Mientras tanto, el Arzobispo Marcinkus, alrededor de 1.972  había sido objeto de una investigación por parte del FBI en relación con el fraude de bonos falsificados, pero no se estimó la causa. Al igual que con las fechorías de Sindona, las revelaciones se produjeron después de la muerte de Pablo VI. En 1.981 Roberto Calvi fue condenado por delitos de divisas, pero el Arzobispo Marcinkus continuó haciendo negocios con él, citando el comentario que había escuchado de alguien: “Si usted no está pillado, no vale nada.”  Su némesis llegará al año siguiente cuando el Banco Ambrosiano, que era de Calvi, se derrumbe con deudas gigantescas. El IOR había sido su principal accionista, con el Arzobispo Marcinkus como director, y había sido utilizado como canal para mover fondos del Ambrosiano al extranjero. El drama se fue incrementado aún más por el asesinato de Roberto Calvi por parte de la mafia, quién fue encontrado ahorcado bajo el puente de Blackfriars en Londres. En 1.984 el Vaticano acordó pagar 224 millones de dólares a los acreedores del Ambrosiano, en reconocimiento de su responsabilidad en el colapso. El Arzobispo Marcinkus, sin embargo, no renunciará como presidente del IOR y aún se negará a hacerlo, estando protegido por la soberanía del Vaticano, debido a que se emitió una orden de arresto contra él en 1.987. No fue sino hasta 1.989 cuando el papa Juan Pablo II se inspiró para destituirlo de su cargo. La conclusión de esta historia se produjo en 1.992, cuando Licio Gelli, jefe del P2 y Umberto Ortolani, su lugarteniente en la logia, fueron condenados a largas penas de prisión por fraude en relación con la quiebra del Banco Ambrosiano.

Estos eventos comprometieron la estima que se tenía de papa Pablo VI como administrador de la Iglesia. Los que lo encuentren inocente de la pérdida de muchos millones de fieles podrán encontrar la pérdida, menos loable, de muchos millones de dólares como una señal de sabiduría. La implicación criminal iniciada en su tiempo. No fue culpa de una Curia fuera de control; fue el trabajo de unos hombres que el mismo papa Pablo había puesto en el Vaticano,-Villot, Macchi y Marcinkus-,  y en los cuales depositaba su especial confianza. Por otro lado, el caso arrojará luz sobre las pretensiones de la reforma conciliar por recuperar un cristianismo más fresco y no contaminado. Los escándalos en los que participó esta particular Iglesia, eclipsarán las denuncias que se hicieron durante el pontificado de Pío xii sobre el excesivo interés por lo material. Un gerente financiero de la Iglesia de esta época, el Cardenal Canali, había sido acusado de tener relaciones con el banquero papal, el conde Enrico Galeazzi, las cuales eran de todo menos espirituales. Sin embargo, en ese período, el Vaticano no había llevado a cabo todavía la elección de unos asesores criminales de las periferias de Milán y de Sicilia; y uno, a duras penas, se puede imaginar al Cardenal Canali asociándose con tales personajes: él lo habría juzgado por debajo de su dignidad eclesiástica. No obstante, en la década de 1.960, la voz de la nueva democracia instigará a los pastores de la Iglesia a ensuciarse las manos y estos, ciertamente, lo harán.

Este círculo hermético en las finanzas del Vaticano se fue elaborado en su totalidad mediante vínculos masónicos de muchos de sus miembros, propagándose esta red por todas las partes de la Curia durante el papado de Pablo VI, particularmente, en los departamentos de finanzas de las Secretarías de Estado y de la Liturgia. Las revelaciones públicas de más de un centenar de nombres de clérigos que eran masones, comenzarán en 1.976 después de la muerte de Pablo VI. Éstas fueron confirmadas a Juan Pablo I por el periodista Mino Pecorelli, siendo él mismo un miembro descontento de la logia P2. Pecorelli era un experto reconocido en las ramificaciones secretas de la sociedad italiana y tuvo que ser asesinado unos meses más tarde por aquellos a quienes sus revelaciones amenazaban. Dio a conocer a Juan Pablo i la existencia de una “Gran Logia Vaticana”, cuyos miembros él conocía personalmente y que incluían algunos de los nombres más influyentes de la Curia [2].  Las cifras de las listas masónicas incluyeron al Cardenal Villot, secretario de Estado 1969-1979; a Monseñor Casaroli, segundo hombre en la secretaría de Estado de 1967 y sucesor de Villot en el cargo; a Mons. Macchi; al Arzobispo Marcinkus; al Cardenal Suenens de Mechlin, quién fue la fuerza impulsora de gran parte de la campaña modernista a lo largo del reinado del Papa Pablo; al Arzobispo Bugnini, arquitecto de la revolución litúrgica; al Cardenal Poletti, presidente de la Academia de Liturgia y miembro de la Congregación para la Culto Divino y, por último, al Cardenal Baggio quién, como presidente de la Congregación de los Obispos iniciará el procedimiento para suspender a divinis al Arzobispo Lefebvre en 1.976.

Cuando estos y otros muchos nombres se hicieron públicos, la respuesta de algunos fue llamar a esta lista un invento lefebvrista. Esa explicación se puede descartar. Además, había muy poca correlación entre la lista y los enemigos del tradicionalismo con las personas mencionadas [3]. Por otra parte, la información dada,- que consistía, simplemente, en una lista de nombres, nombres en clave y las fechas de admisión -, no surtió efecto para promover entre los lefebvristas la creencia de una infiltración de agentes masónicos en el clero, que habrían sido entrenados para subir hasta la cima para así subvertir a la Iglesia. Todas las fechas de iniciación que figuran en las listas eran de los veinte años anteriores, más o menos, cuando los clérigos en cuestión ya estaban bien establecidos en la Iglesia; y era de suponer que la mayoría se habrían unido a la sociedad por motivos de auto-promoción [4]. De hecho, las revelaciones parecen representar la fuga de una lista de miembros confidencial que las sociedades secretas estaban obligadas a depositar en el Gobierno, en virtud de la ley italiana. Lo más probable es que la mayoría de los eclesiásticos mencionados no tendrían intención de convertirse en masones por razones ideológicas, y mucho menos para formar parte de una conspiración. Sin embargo, la membresía de estos demuestra un desprecio por la ley de la Iglesia, que por aquel tiempo tenía decretado la excomunión ipso facto por adhesión a la masonería; y en otros casos, como el del Cardenal Villot, refleja un apego a la ética masónica del humanismo liberal, propiciada por un privilegiado círculo de directores políticos al pueblo llano.

Se dice que una de las intenciones que el papa Juan Pablo I  no pudo realizar en los treinta y tres días de su pontificado (de agosto a septiembre de 1.978) fue la de echar afuera de la Curia a todos, o a la mayoría, de los hombres señalados como masones. Al igual que con la mayoría de detalles en todo este asunto, sólo se podrá verificar cuando la Iglesia se decida, algún día, a revelar los hechos internos de su vasta subversión bajo el reinado de Pablo VI. Sin embargo, se sabe que los cambios propuestos por Juan Pablo, dejaron consternado al Cardenal Villot, quien los describió como “Una traición a la voluntad de Pablo, un triunfo para la restauración” [5]. Esa restauración nunca tuvo lugar, pues Juan Pablo II optará por ignorar toda esta información y por mantener a los mismos hombres que fueron puestos por el papa Pablo VI en el gobierno de la Iglesia.

Contra este abandonamiento del pontificado de Pablo VI podemos establecer ciertas estimaciones convencionales a partir de sus biografías o por otras obras. Las premisas de éstas consistirán en hacer caso omiso a hechos evidentes durante su pontificado,- la secesión de decenas de miles de sacerdotes de su ministerio (facilitado por la política de Pablo VI de conceder laicización automáticamente a todos aquellos que lo pidieran), la pérdida de incontables vocaciones religiosas, la deserción en masa por parte de los laicos de una Misa reinventada para su propio beneficio, el colapso de la autoridad del papado –, y a presentar esta época como un catálogo de reformas. A un tal Eamon Duffy, en su obra Santos y Pecadores le resultará posible describir el pontificado de Pablo VI como el más grande del siglo xx. Sentencias de este tipo nos hacen recordar las alabanzas por la habilidad política del mariscal Pétain durante el apogeo del régimen nazi; es un género literario en el que el reconocimiento de la realidad es sustituida por la deferencia hacia una ideología dominante.

Pablo VI fue sin duda responsable, por falta de acción, de la revolución que vio la Iglesia en sus quince años; pero gran parte de esta revolución tuvo lugar sin iniciativa alguna suya y en contra de su voluntad. Si nos fijamos en su gobierno, encontraremos a dos políticas que son sin duda alguna, debidas a él. La primera de ellas consistió en entregar al Concilio para que estuviese bajo el control del ala modernista; decisión que influirá en toda la corriente de su pontificado. Sin embargo, incluso en este caso, la influencia del papa Pablo sólo fue relativa al procedimiento: no la tuvo en un sentido doctrinal,- como la gran enseñanza que como Papa podría haber dado-, y ni siquiera la tuvo en el seguimiento del plan estructurado para el Concilio, que Montini había esbozado en 1.962. La segunda política fue la de la revolución litúrgica , que Pablo VI impulsó personalmente de principio a fin; y he aquí de nuevo que su papel consistiría, simplemente, en poner al Consilium litúrgico bajo el cardenal Lercaro y Mons. Bugnini y dejarlos hacer lo que quisieran. El papa Pablo VI no tenía competencia en la liturgia; en octubre de 1.965, como hemos visto, no tenía ni idea de que la reforma estaba dirigida a la composición de una nueva liturgia; y la única contribución personal suya con la que nos encontramos en este proceso fue la de extirpar algunos de los detalles más radicales del Novus Ordo.

Aparte de eso, podemos atribuir sin duda a Pablo VI, el que la Curia se transformase, de una especie de sindicato italiano que había sido, en un órgano internacional, elegido por toda la Iglesia. En otras circunstancias habría sido encomiable mas, en la práctica, era de uso limitado para reformar el gobierno al tiempo que socava sus poderes efectivos. El mantenimiento del Cardenal Ottaviani como secretario del Santo Oficio (rebautizado en 1.965 como la Congregación para la Doctrina de la Fe) refleja la convicción del Papa Pablo de que este dicasterio y su cabeza eran reliquias obsoletas. No entró en el pensamiento de Pablo una política encaminada a colocar un teólogo bien informado a la cabeza de esta congregación, para poder dar a la Santa Sede un brazo efectivo en el pulso de la teología moderna. El cese de este departamento fue un ejemplo de la impotencia curial introducida por su gobierno, mientras que durante su reinado aumentó el número de funcionarios en el Vaticano, pasando de 1.322 a 3.150 recordándonos el conocido análisis, de cómo una institución en decadencia viene marcada por un incremento de su burocracia.

Por otro lado, un logro del papa Pablo fue cuando empezó el programa de viajes papales a nivel mundial con el que estamos familiarizados hoy en día; una misión de la que Pío xii se había creído excluido y para la que Juan xxiii era demasiado viejo. Sin ese contacto personal del papa con el mundo, la campaña de recuperación de popularidad, que Juan Pablo II llevó a cabo en su pontificado, difícilmente hubiese sido posible.

Otro cambio que, sin duda, expresa la voluntad de Pablo VI, fue la creación de los órganos destinados a promover el gobierno colegiado de la Iglesia. El más importante de ellos fue el Sínodo de los Obispos, que comenzó a reunirse en Roma, desde 1.967 hacia adelante. Ahora bien, hay que decir que el carácter de ese órgano, como órgano de control episcopal, es uno de los mitos de la reforma conciliar. Esto quedó reflejado, especialmente, en la primera reunión del sínodo, cuando la oposición a la nueva Misa de Bugnini, fue descaradamente anulada; la nueva liturgia se impuso sin cambios substanciales en la forma que, previamente, el sínodo había rechazado y en los procedimientos que se usaron para introducirla, se tomó buen cuidado para evitar otra consulta con los obispos.

Nadie puede ver a Pablo VI como el inspirador, para bien o para mal, de los movimientos doctrinales que marcaron su reinado. Las características principales de estos, tales como el modelo revolucionado del sacerdocio o la aceptación de la crítica bíblica protestante-liberal, no le debían nada a cualquier enseñanza de Pablo VI; aunque tampoco él tomó ninguna medida para prevenirlos o regularlos. Después de la publicación de la Humanae Vitae en 1.968, el papa Pablo se sentirá tan nervioso por la pésima aceptación de ésta, que no se atreverá a publicar otra encíclica durante el resto de su reinado. Incluso, la declaración de la doctrina social de la Iglesia, que era publicada tradicionalmente en cada décimo aniversario de la Rerum Novarum, tomó la forma en 1.971, no de una encíclica, sino de una carta pública al Cardenal Roy. La parálisis del magisterio pontificio durante el reinado de Pablo VI se convertirá en expresión constitucional.

Podemos evaluar las implicaciones de estos hechos resaltando que, si la visión modernista de la Iglesia fuese cierta, entonces sería posible que un cambio radical hubiera sido alcanzado mediante un papa poderoso y reformador (alguien tipo Franklin Roosevelt o un Gladstone eclesiástico). Esta no es la figura que encontraremos en Pablo VI. Lo que vemos en su reinado no es la dirección iluminada, sino la anarquía extendida bajo la presión de líderes modernistas y de una supuesta opinión “pública” (más que nada, opinión periodística), y aceptada por el papa Pablo con toda la pinta de vacilación y reticencia. Sus sentimientos fueron expresados en pronunciamientos bien conocidos como, por ejemplo, cuando en diciembre de 1.968,  se lamenta de la “autodestrucción” de la Iglesia, o en junio de 1.972, cuando habló en un sermón de: “Un poder adverso, el diablo, aquél a quien el Evangelio llama el misterioso enemigo del hombre, algo preternatural que entró para sofocar los frutos del Concilio Vaticano II. ” [6]. Esta pobre valoración sobre los acontecimientos de su época sugiere que no era consciente de su propia habilidad para guiarlos. Y, de hecho, si preguntásemos: ¿por qué Pablo VI es aprobado por aquellos que creen en la revolución conciliar?…  Principalmente porque no hizo nada para comprobarlo. Uno no puede dejar de ver lo impopular de un papa Pablo de haber sido este conservador, o de haber gobernado su Iglesia de manera convencional. Su ineficacia, su lejanía del sentimiento popular y su falta de conocimiento doctrinal serían fácilmente reconocidos como defectos fundamentales. Pero fue sólo en virtud a un Papa con ese carácter lo que propició el pase de la revolución; y lo que se nos enseña, es que los ideales más altos de un Papa a disposición de los liberales, son los de aquel que no puede gobernar la Iglesia.

Dejando a un lado la cuestión doctrinal… pocos Papas han demostrado en la historia tal incapacidad para ejercitar su cargo como lo hizo Pablo VI: su total dependencia con el punto de vista de los intelectuales de la Europa occidental, su unilateralidad al promover la influencia de un único partido, su dependencia de un pequeño círculo de confidentes, su error de juicio en la elección de los subordinados, su amateurismo en doctrina y legislación, su debilidad e indecisión y, por encima de todo, su absolutismo en la aplicación de una política partidista; todos estos puntos separan a Pablo VI de sus predecesores; con total seguridad se tendrá que volver a uno de los Papas oscuros del siglo xviii o incluso antes, para poder encontrar un paralelismo distante. Pero a Pablo VI no le correspondía ser ambiguo. Fue llamado a gobernar la Iglesia en el momento en que un concilio había sido anunciado, y cuando la necesidad de preservar la visión cristiana contra las presiones del mundo contemporáneo, era especialmente urgente.

Uno entonces se pregunta, cómo Pablo VI se ha escapado del juicio que le correspondía; cómo puede ser visto como un promotor de gobierno colegiado cuando su política más distintiva, la nueva liturgia, fue impuesta haciendo desprecio de la colegialidad; cómo los comentaristas pueden ignorar que el hecho sobresaliente de su tiempo fue el colapso de la autoridad papal, que su pontificado fue un rastro de citas escandalosas y de pérdidas inauditas. Él se escapa a su juicio porque todo lo que hizo, o dejó de hacer, se encaminaba hacia la sumisión de la Iglesia al mundo. Dado que el mundo estaba buscando una Iglesia sin autoridad, un papa sin autoridad parecía el modelo apropiado.

La opinión laica vería con satisfacción la victoria de los estándares modernos y el debilitamiento de la Iglesia con cada error de Pablo VI, en lugar de señalárselo en su contra. Lejos de juzgar sus fracasos, los observadores lo habrían culpado si hubiese seguido un curso diferente; si hubiera favorecido al término medio en el concilio en lugar de a los radicales europeos; si hubiera escuchado a los obispos en lugar de a los vándalos litúrgicos; si hubiera dado menos concesiones; si se hubiera infligido menos daño en el patrimonio de la Iglesia.

Pablo VI se escapa, a corto plazo, de un juicio realístico pero los ídolos de la época actual no durarán para siempre, ni en el mundo ni en la Iglesia. Cuando estos hayan pasado, será juzgado a la luz de la anarquía que promovió en la Iglesia y que es reflejo de su propia división mental. Incluso, cuando imponía la aceptación de la nueva misa, lo hizo envolviéndolo en frases de remordimiento: “Ya no será el Latín,- lo encontramos diciendo-, sino una lengua común, la que será lengua principal de la Misa. Porque para todo aquel que conoce la belleza y el poder del Latín o su aptitud para expresar cosas sagradas, para este será sin duda un gran sacrificio, al verlo reemplazado por una lengua común. Estamos perdiendo el idioma de los siglos cristianos; nos estamos volviendo intrusos y extraños en el dominio literario de la expresión sagrada. Estamos perdiendo en gran medida aquella admirable e incomparable riqueza artística espiritual que es el canto gregoriano. Tenemos razones para sentir remordimientos y para sentirnos confusos sobre esto.” [7]. Esta confusión es, de hecho, como la marca de un hombre que sabía del tesoro del que su propia política privaría a sus fieles. Y, sin embargo, persiguió su propia política; persiguiendo, por otra parte, con una intolerancia ciega y proscribiendo la tradición litúrgica de la Iglesia; persiguiendo, mientras que invocaba las necesidades pastorales, un laicado que desertaba a millones del nuevo culto.

Las peculiaridades psicológicas de Pablo VI, que aguantaron el envite de los escrutinios modernos, tal vez arrojarán luz sobre los fracasos de los papas anteriores, cuyos personajes se pierden en la oscuridad de su época. No sabemos nada de las debilidades de Honorio, cuya sumisión al emperador de Oriente le costó la condena del Papa León años cincuenta años más tarde: “Y [Nos anatematizamos] con ellos a Honorio, que permitió que la ley sin mancha de la tradición apostólica que recibió de sus predecesores, fuera ensuciada.” Sin embargo es posible que la censura de la Iglesia caerá un día sobre Pablo VI, al igual de cómo ocurrió: “Con Honorio, al convertirse en autoridad apostólica, no extinguió la llama de la enseñanza herética cuando comenzaba sino que le dio pábulo con su negligencia.”

Este extracto fue tomado de Phoenix from the Ashes de H.J.A. Sire.

[Traducción Miguel Tendeiro. Artículo Original]

[1] Cabe mencionar esta conexión, ya que en 1.968 Pablo VI tomó la medida extraordinaria de negar públicamente los rumores escabrosos que habían aparecido con respecto a sus relaciones con otro sacerdote en Milán años antes. El escándalo está, probablemente, más allá de la investigación, pero sugiere que el papa Pablo había quedado expuesto al entredicho por su notable dependencia hacia las personas cercanas a él.

[2] Véase David Yallop, En el Nombre de Dios (Londres: Cape, 1.984), p. 175.

[3] Un tradicionalista eminente, el fallecido Michael Davies, incluso me expresó su creencia de que la lista era una cortina de humo puesta para oscurecer la afiliación masónica real del Arzobispo Bugnini.
[4] Un ejemplo más típico de la teoría de la conspiración del ala derecha se encuentra en la alegación improbable de que el cardenal Liénart, de Lille, había sido masón ya desde 1.912, mucho antes de que él comenzase su carrera como campeón de los derechos de los trabajadores dentro de la jerarquía francesa.

[5] Yallop, op. cit., pp. 296 a 97.

[6] Un juicio similar fue cuando, al final de su vida, le comentó a Jean Guitton, “Hay un gran descontento en este momento en la Iglesia y lo que están cuestionando es la fe. Estoy alarmado, cuando reflexiono sobre el mundo católico, que el pensamiento no católico veces parece prevalecer dentro del catolicismo… ” El análisis, sin embargo, es más bien como si alguien hubiese comentado en 1.916: ” Casi parece como si Europa estuviera en guerra. “

[7] El discurso del papa Pablo del 26 de noviembre de 1.969, citado por el Arzobispo Lefebvre en “Lo han destronado” (Kansas City: Angelus Press, 1987), p. 227.

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com