¿Qué pueden hacer los fieles contra la ‘agenda Kasper’?

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Es una triste verdad que estamos en un momento de gran crisis en la Iglesia. Sin embargo, Dios está con nosotros. Me han preguntado que pueden hacer los fieles para combatir los errores que se propagan a través de la Iglesia. Me gustaría responder con algunas sugerencias:

Debemos crear grupos de verdaderos Católicos, académicos, familias y miembros del clero que extenderán con valentía la verdad Católica, llena sobre todo de enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, la naturaleza, y los mandamientos de Dios

Como un medio para este fin, tenemos que hacer uso de todos los recursos que ofrece el mundo moderno para nosotros. No estemos limitados a la espera de los medios de comunicación para difundir estos mensajes. No tenemos que esperar a que cada pastor a predique desde el púlpito. Debemos abrazar las nuevas formas de comunicación que nos permiten difundir el Evangelio y las enseñanzas de nuestra Santa Madre la Iglesia. Debemos llevar nuestro mensaje a la Internet, publicarlo en sitios web, blogs y redes sociales.

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Sínodo: Kasper dice que ganó – Pell no está tan seguro. Francisco decide

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26 octubre, 2015

Sínodo: Durante una entrevista, Kasper dice que ganó – en otro video, Pell no está tan seguro.

Nosotros lo presentamos; Francisco decide.

El Cardenal Kasper considera, que la Relatio final del Sínodo favorece claramente su posición, en una entrevista exclusiva a Il Giornale, traducido exclusivamente por Rorate. El Cardenal Pell (ver video más abajo) no lo considera así. ¿Qué postura favorecerá Francisco si el lenguaje es ambiguo?

 “La comunión a los divorciados si se arrepienten;  las [uniones] homosexuales no son familia “

    Serena Sartini
    Il Giornale
    26 de Octubre de 2015

El Prelado de alto rango dijo en la clausura del Sínodo en donde prevaleció su línea progresista: “Haremos todo lo posible por salvar a las parejas” El Papa tendrá la última palabra [al respecto]. Se necesitará tiempo para el documento.

“Estoy satisfecho y contento con el trabajo del Sínodo. El informe final (aprobado por una mayoría de dos tercios) es un buen texto. Ahora le tocará al Papa tomar una decisión. Espero que emitirá un documento en el que pondrá de relieve la alegría del matrimonio cristiano”. El cardenal Kasper, cabeza del frente progresista, nos elabora un balance del Sínodo de la Familia que acaba de concluir. En esta entrevista a ‘Il Giornale‘, nos describe el ambiente de trabajo del Sínodo y la importancia de una apertura hacia los divorciados vueltos a casar para ser admitidos a la Sagrada Comunión, algo que él apoya firmemente. Sigue leyendo

Manifiesto de los Cardenales. Su gran significado histórico no puede perderse en medio del caos

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20 octubre, 2015

Las palabras exactas del histórico Manifiesto de los Cardenales o La intervención Pell-Müller (por los nombres de sus principales autores) y que es conocido como La carta de los 13 Cardenales, ha sido el desafío más profundo con el que se ha enfrentado un Pontífice en la historia reciente. Esto puede ser objeto de controversias, pero las condiciones generales de la misiva no lo son. Y, sobre todo, la trascendental importancia histórica de un documento que promete ser fundamental en el Papado del siglo XXI no debe perderse.

Y es que, ¡el documento es magnífico! Es el primer capítulo de un movimiento que tendrá unas consecuencias mucho mayores de las que se han intuido por el momento. Así como las reformas gregorianas no podían haber sido más claras en las décadas que las precedieron, en esta época de caos y de dominación modernista, se ocultan las semillas de no pocos Hildebrandos que están esperando para llevar a la Iglesia hasta el borde de los abismos satánicos de la inmoralidad; es más, parece que están a punto de tragársela por todos los lados.

grvii_1-300x225Un punto de la carta que no debe ser obviado, y que está enfatizado por Antonio Socci, es uno del cual,  aquellos que se convirtieron al Protestantismo son siempre conscientes: el impresionante deseo de los reformadores (apoyados por el mismísimo Papa y con Kasper a la cabeza) por seguir el mismo camino por el que fue el Protestantismo liberal. Es más, en una simple valoración objetiva y material de las perspectivas de la Iglesia Católica,-entendida, simplemente, como empresa meramente humana y de cuya continuidad sus actuales administradores deberían, por lo menos, aparentar estar 

interesados-, puede ser considerada como un movimiento con sólo dos alternativas, sin una tercera opción disponible: o bien como un idiota sin remedio o bien como deliberadamente malvado. Volvamos pues, a este último párrafo de la carta que es el más importante ya que no se ocupa de las cuestiones de procedimiento sinodal, sino que se ocupa del Magisterio, es decir, qué es la Cátedra de Pedro y para qué sirve:

«Por último, y quizá lo más urgente, varios Padres han expresado su preocupación de que un Sínodo diseñado para abordar una cuestión pastoral fundamental,- el refuerzo de la dignidad del matrimonio y la familia-, pueda llegar a ser dominada por la cuestión teológica-doctrinal de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar civilmente. Siento esto así, aumentarán, inevitablemente, más cuestiones fundamentales acerca de cómo la Iglesia, en el futuro, deberá interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus Doctrinas y sus disciplinas con los cambios de la cultura. El colapso de las Iglesias Protestantes liberales en la Era Moderna, acelerado por su abandono de elementos clave de la Fe y de las prácticas cristianas en nombre de una adaptación pastoral, justifican una gran cautela en nuestras propias discusiones sinodales.»

Esto es asombroso. En primer lugar, contiene una advertencia, un aviso acerca de lo “urgente” que es este tema. En ella, el propio Vicario de Cristo es prevenido por algunos de sus colaboradores más importantes, como su Secretario de Economía, el Guardián de la doctrina de la Fe y el Guardián del Culto Divino, quienes también consideran todas estas cuestiones. E incluso es avisado por el no siempre coherente Cardenal Dolan, lo que da una idea del amplio espectro cubierto por los interesados, sobre cómo este proceso caótico creado por el mismo Papa,  (…) está originando problemas fundamentales en relación a la propia Iglesia que, en un futuro, deberá de interpretar la Palabra de Dios, incluyendo sus Doctrinas y sus disciplinas por cada cambio de cultura. (…)”.

La advertencia va mucho más allá ya que, como muchos han resaltado, en ella se emplea un término apocalíptico, el colapso, estrictamente relacionado con las ideas defendidas por Kasper en relación con la Comunión de los divorciados vueltos a casar y otros conceptos afines; ideas que están protegidas por el Papa y que han provocado el colapso de las comunidades protestantes liberales. (Y no nos engañemos más en este punto tan importante: en este momento todavía es una propuesta pero, obviamente, es una propuesta de Kasper-Bergoglio y lo ha sido desde que el propio Papa le pidió a Kasper que se propusiera en el Consistorio de febrero de 2014). La advertencia termina con una nota aún más sorprendente: el colapso “(…) de las iglesias protestantes se fue “acelerando por su abandono de elementos clave para la Fe cristiana y su práctica en nombre de una adaptación pastoral (…)”; esto significa exactamente lo que está escrito, es decir: los reformadores, con el Papa a su lado, que están utilizando “la adaptación pastoral” como bandera para cambiar el Magisterio lo hacen “por su abandono de los elementos clave de la Fe cristiana”. Es decir, que los reformadores católicos,-quienes, al igual que los fariseos originales y los protestantes liberales, y en contra de Cristo, son verdaderos creyentes en la tolerancia del divorcio-, están haciendo lo mismo. Su método es el mismo; su objetivo, es el mismo. Y el resultado también será el mismo: colapso.

La carta de los 13 Cardenales es la acusación más fuerte que jamás se haya hecho por Cardenales en contra de todo esto y, desde luego, no existe acusación similar contra cualquiera de los otros Pontificados en la historia reciente de la Iglesia.

[Traducido por Miguel Tenreiro. Artículo original]

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

Las intrigas para desacreditar a los cardenales que se oponen al Papa

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18 octubre, 2015

La carta de los 13 Cardenales al Papa en contra del opresivo Sínodo y de las tesis modernistas de Bergoglio es muy sensacionalista, especialmente por la autoridad que ostentan los firmantes; por tanto, lo que ocurrió para desacreditarla y oscurecer su explosivo contenido debe ser explicado. Ante todo, la carta ha circulado como la seña identificativa de una conspiración de los llamados “conservadores” católicos.

Marco Tosatti, vaticanista serio e independiente, señaló, muy acertadamente, que una carta privada al Papa, firmada con nombres y apellidos, es la cosa más transparente, leal y valiente que hemos visto en el Vaticano en los últimos tiempos,- considerando que el mismo Bergoglio (al menos de palabra) pide apertura-; por tanto, es justamente lo opuesto a una conspiración. De hecho, como dice Tosatti, “proporcionó una oportunidad de oro para los numerosos autores de conspiración y rebelión”. Mientras, con respecto a cosas ocultas, conocemos a través del periódico alemán Die Tagespost, que es el Papa Francisco quién, en su residencia de Santa Marta, ha estado sosteniendo su propio “Sínodo clandestino”, reservado solamente a la Dirección del Sínodo oficial.

Lo que desencadenó la confusión fue que cuatro de los trece Cardenales firmantes negaron haber puesto su rúbrica. El lunes por la noche, el Cardenal Pell, confirmó a través de un portavoz, que la carta había sido firmada por él y otros Cardenales; añadió que era privada y por ello no se había dado a conocer. Por otra parte, explicó que el texto publicado por Magister tenía “errores, tanto en el contenido como en la lista de firmas”. Esa misma noche nos enteramos de que la revista American Jesuit, de tendencia progresista, confirmó que la carta había sido firmada por 13 Cardenales todos ellos presentes en el Sínodo y entregó la lista con los nombres correctos, substituyendo a los cuatro que habían negado su firma por los verdaderos firmantes. Además, la misma revista, confirmó el texto publicado por Magister, confirmación que también hace el periódico La Nación de Buenos Aires a través de un artículo de Elizabetta Piqué, biógrafa y amiga personal de Francisco y, por tanto, con acceso a fuentes dignas de crédito.

El día 13 por la tarde, Magister publicó un nuevo artículo en el que cita estas confirmaciones fiables y en el que reitera que hay trece firmas de Cardenales, reconstruyendo la lista correcta pero parece ser que una ha desaparecido; el texto es el mismo que se publicó en primer lugar, admitiendo que, la carta entregada al Papa puede “incluir algunos pequeños cambios. De forma, no de fondo”. Pero con el escándalo que suscitó en los medios, lo que era esencial escapó a la atención de todos: la rareza de semejante documento firmado por Cardenales de autoridad, muchos de ellos presentes en el Sínodo, en el que se destruye la Instrumentum laboris en los puntos no aprobados en el Sínodo de 2.014 pero que Bergoglio aseguró que se volverían a tratar, al menos los más controvertidos.

Además, en su carta, los Cardenales critican los nuevos procedimientos que sofocan, e intentan manejar, al Sínodo en curso. La carta expresa preocupación por la Comisión que tendrá que redactar la Relatio final ya que no ha sido elegida por los Padres sino que está compuesta por personas nombradas directamente por Bergoglio, todos afines a él. Asimismo, la misiva expresa la preocupación por un Sínodo que había sido convocado por Benedicto xvi en defensa de la familia y que terminó en peleas acerca de la comunión de los divorciados vueltos a casar; algo que, si fuese aceptado, colapsaría completamente la doctrina sobre el matrimonio y los Sacramentos.

Al final de la carta hay una advertencia dramática que, incluso escrita en un lenguaje respetuoso suena a alarma, diciendo que: al final del camino emprendido por Bergoglio, en imitación de las Iglesias Protestantes Europeas, habría un colapso; en otras palabras, el fin de la Iglesia. En una declaración reciente, el Cardenal Pell dio otras dos noticias importantes acerca de lo que está pasando: la primera concuerda exactamente con lo que escribimos el domingo pasado en esta columna y es que la corriente Kasper-Bergoglio es minoría. De hecho, Pell dice: “Hay un gran acuerdo en la mayoría de los puntos pero, obviamente, hay cierto desacuerdo ya que hay una minoría de elementos que desea cambiar las enseñanzas de la Iglesia en las disposiciones necesarias para recibir la Comunión. Naturalmente, no hay posibilidad de cambio alguno en la Doctrina”.

La otra noticia de Pell, alarma incluso si está en lenguaje suave: “Todavía hay preocupación entre los Padres del Sínodo sobre la composición del Comité a cargo de la redacción de la Relatio final y sobre el proceso a través del cual se presentará a los Padres del Sínodo”. La controversia, por tanto, sigue abierta. La razón es simple, aunque nunca se diga: la intención de Bergoglio, ahora muy clara, es empujar al Sínodo hacia las conclusiones que él desea, recibir así legitimación e introducir las ideas de Kasper dentro de la Iglesia, aunque sea de forma solapada, de la misma forma que introdujo el divorcio a través del Motu Proprio. Por esta razón, hace unos días, al descubrir que la mayoría del Sínodo es católica, Bergoglio planteó preguntas sobre la Relatio final que llegaron a ser escritas en  todos los programas oficiales como resultado del Sínodo.

Viendo el desconcierto que ha provocado el cambio de reglas en el Sínodo hizo público, a través del Padre Lombardi, que habría una Relatio Finalis pero Bergoglio decidiría qué hacer con ella y si se publicará. Más tarde se supo que, probablemente, no habría una relatio similar a las de otros Sínodos, en las que incluso se votaron proposiciones sencillas, sino un texto genérico que se votaría en bloque, una especie de lo tomáis o lo dejáis, una forma de acorralar a la parte más católica, en la que habría una referencia genérica a la misericordia pero que podría ser interpretada como la luz verde a la revolución. Es necesario recordar que, ningún Papa tiene el poder de cambiar la Ley de Dios ni la Doctrina Católica, a menos que desee caer en la herejía y, por tanto, caer en declive.

Como fue explicado por un eminente Cardenal del Sínodo de 2.014, los temas a debatir hoy, habiendo sido definidos solemnemente por la Iglesia basándose en la Sagrada Escritura, no pueden ni deben ser cuestionados; el Papa no puede hacer lo que le plazca, al contrario de lo que muchos creen, justo como afirmó Benedicto xvi en la Misa de Investidura a la Catedra Romana el 7 de mayo de 2.005:

«El Papa no es un monarca absoluto cuyos pensamientos y deseos son ley. Al contrario: el ministerio del Papa es garantizar la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino constantemente obligarse a sí mismo y a la Iglesia a obedecer la Palabra de Dios, de cara a todo intento de adaptarla o diluirla, y de toda forma de oportunismo […] El Papa sabe que, en sus decisiones importantes, está unido a la gran comunidad de fe de todos los tiempos, a las interpretaciones vinculantes que se han desarrollado a través del peregrinar de la Iglesia. Así, su poder no está sobre, sino al servicio de la Palabra de Dios. Le corresponde a él asegurarse de que esta Palabra continúe estando presente en su grandeza y que resuene en su pureza, para que no sea rota a pedazos por los cambios continuos en su uso.»

Esta es la interpretación correcta del “poder de atar y desatar” que Cristo le dio a Pedro, un versículo del Evangelio que ha sido indebidamente invocado estos días por los partidarios de Bergoglio, casi como si permitiera al Papa argentino hacer lo que le plazca. El venerable Pio Brunone Lanteri, quién fue también un gran defensor del Papado, lo explicó claramente en un libro:

«Se me dirá que el Santo Padre puede hacer cualquier cosa, quodcumque solveris, quodcumque ligaveris, etc. Es verdad; pero no puede hacer nada en contra de la Constitución Divina de la Iglesia; él es el Vicario de Dios, pero no es Dios, ni tampoco puede destruir la obra de Dios.».

Antonio Socci

[Traducción de Rocío Salas. Artículo Original]

Tomado de:

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Monseñor Sarasa, Casto y Mártir

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17 octubre, 2015

Desde que los Poderes Mundiales decretaron que ya era hora de comenzar a implantar de forma agresiva la Ideología de Género, se puso de moda eso de“salir del armario” para convencernos a todos los habitantes del planeta de que eso era lo más normal, que la homosexualidad es encantadoramente humana y que muy pronto va estar entre la lista de los Derechos Fundamentales de la Persona, cuando sea decretado ya de forma oficial por la ONU y sus mariachis.

Uno hubiera pensado que los que salen del armario asoman la cabecita para decir que lo que estaban ocultando hasta ahora, comienza a ser de conocimiento público. Que reconocen que han disimulado y engañado al personal, que los creía según lo que dictan las apariencias. Dicho esto, deberían seguir viviendo su vida, dedicarse a sus labores ya fuera del armario y santas pascuas. Sin llamar la atención. Pero no. Los que hoy día salen del dichoso mueble, vienen ya con la lección aprendida: salen insultando a los que están fuera, diciendo que son muchos los que están dentro (por culpa de los que están fuera, claro) y advirtiendo a los que nunca pasaron por armario alguno, que su postura es hipócrita, embustera y egoísta. O sea, que salen de la caverna monflorita pegando alfilerazos, coces y exabruptos a todos los que están fuera.

En resumen: vienen al mundo exterior para convertirnos a todos a su peculiar weltanschauung; para exigir a todo el mundo que acepte su homosexualidad como algo normal y ni se atreva a rechistar lo más mínimo, bajo el peligro de la mayor acusación que hoy en día puede hacerse: intolerancia. Y claro está, eso no se puede tolerar.

Ya advertí que con el caso Sarasa (o como se pronuncie), las cosas en la Iglesia se van a poner a nivel de culebrón. Las puertas de los armarios se abren bajo ciertas consignas. Se percibe que hay una voluntad expresa de comenzar ya con el adoctrinamiento de masas, lo cual se lleva a cabo siguiendo unos pasos que más o menos vienen a ser los siguientes:

El recién salido del armario, comienza a dar ruedas de prensa y a participar en las tertulias televisivas. Esto es fundamental. A ser posible acompañado por los arrumacos de su novio y siempre con el clergyman colocado y bien elegante. Esta es una de las pocas situaciones en la que los que odian que el sacerdote vaya vestido de modo distinto a los seglares, permiten un clergyman o mejor una sotana: así el efecto es más propio y pedagógico.

Yo acuso

El recién salido del armario, es un mártir. Muestra ante el mundo-mundial lo mucho que ha sufrido y lo mal que lo ha pasado dentro del armario. No sólo porque allí no había sitio para nada, sino por el convencimiento de que iba a ser estigmatizado por la Iglesia Católica -que más que una Madre es una Madrastra Prehistórica- y en definitiva, la culpable de todo. Por culpa de Ella, el armario está hasta los topes y ya no cabe un alfiler. En realidad, es un Mártir de la Causa y por eso se ha decidido a dar el paso, después de llevar ya nueve o diez años viviendo con el camote y engañando a todo bicho viviente.

El recién salido del armario, tiene que dejar bien claro que su postura es la mejor: sinceridad, valentía, sentido del verdadero amor, sentido del deber. Autoconciencia orgullosa de su condición. Y sobre todo, búsqueda de esa felicidad que le negaba la Madrastra Tridentina.

El recién salido del armario, tiene que acusar a los que están fuera como faltos de sinceridad y de autenticidad. Seguramente también son mariposones y mayates, pero no se animan a decirlo. No son naturales, sencillos y cándidos para decir la verdad con valentía.

Yo acuso

Y ya puestos en la faena, el recién salido del armario, se pone a dar clases magistrales sobre la virtud de la castidad sacerdotal.

Aquí ya se disparan todas las desvergüenzas. Se nos instruye e inculturiza acerca de la excelencia de la virtud de la castidad. ¡¡Ojo con acusarme, que yo la he vivido siempre!!

Y acto seguido, con muy poco rubor, Monseñor Sarasa (o como se diga), ilustra al respetable: Yo siempre he vivido la castidad sacerdotal, porque nunca he tocado a una mujer. Olé. Desde mis novicios más lerdos y palurdos, hasta los más bribonzuelos y golfillos, desde los más ignorantes de las virtudes cristianas hasta los más tomistas, todos piensan que esta nueva definición de la castidad es brillante y digna de un premio de Teología en alguna cátedra de Kasper o en algún sarao de Maradiaga.

Claro, como este pájaro recién alumbrado era secretario de la Comisión Teológica Internacional, -la ONU de la Teología Pontificia-, puede re-interpretar, hacer hermenéutica, redireccionar y fundamentar bíblicamente que la lujuria con-el-mismo-sexo no es pecado. Decir Misa habiendo estado enamorado, eso es maravilloso, dice el muy cínico. Y los que no piensan así como él, están condenados a una vida cristiana de madrastra paranoica.

Le decía yo a mis novicios que da pena tomarse esto a risa. Es muy fuerte. Es el síntoma de la descomposición de una buena parte de la Iglesia, con el añadido de la justificación y el descaro. Pero puesto que estas personas sacan sus intimidades orgullosamente ante la prensa, pues que se atengan a las consecuencias. No podemos dejar pasar por alto este desprecio y esta profanación del celibato sacerdotal y de la maravillosa virtud de la castidad. Así que les he aclarado a mis novicios que no me venga ninguno acusándome de no tener caridad con el tipo.

Dice que le ha escrito al Papa. Es posible que el Papa le haya contestado ya. Si le escribe a su dentista, a su zapatero y al vendedor de prensa, a los trans de Granada, a su antiguo alumno, y a tanta gente… estaría mal que no le contestara a una carta tan sincera. Tal como suele actuar el Papa, la respuesta podría ir en esta línea: No te preocupes, hijo mío. ¿Quién soy yo para juzgarte? Tu fe te ha salvado. Entra al gozo de tu señor. Ya veremos si en este Sínodo podemos hacer algo al respecto. Déjalo en mis manos. Y sobre todo y por encima de todo: ¡Arma lío!

Ya solo falta canonizar a alguien que fuera homosexual. Sería la guinda del Pontificado de Francisco para una definitiva reconciliación de la Iglesia con el Mundo. He de reconocer que a mí no me extrañaría. Si se van a cargar de facto la doctrina sobre el matrimonio, ¿por qué no inventarse un apóstol de los gays….?

Fray Gerundio

Tomado de:

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