Respuesta a la subversión marxista

Repelente Judeocomunista NCSJB

Cuando se corta la maleza en vez de desarraigarla, ésta vuelve a crecer en breve tiempo. Lo mismo sucede cuando se desarticula el aparato militar subversivo sin atacar las fuentes económicas o culturales que lo alimentan. Mueren los que tuvieron el coraje de empuñar las armas. Entre ellos había locos, aventureros o criminales, pero también jóvenes que canalizaron por caminos equivocados, hacia metas utópicas, su capacidad de lucha, de coraje, de asco y de sacrificio. Quedan en cambio a salvo los responsables principales, instigadores, mandantes y consejeros: el profesor universitario, el ensayista, el periodista fabricante de la “opinión”, el sacerdote tercermundista, la religiosa “concientizadora”, el político democrático… Ellos sabrán capear el temporal y preparar las tropas para el relevo.

La subversión puede ser derrotada en el campo de combate, y triunfar políticamente. Implacable cuando triunfa, cuando se ve acorralada cambia de táctica y se moviliza para debilitar la presión de las fuerzas represivas. El jefe del F.L.N. argelino escribía en 1957:“Dado que el ejército hace suya la acción de la policía, no tenemos la misma protección legal que necesitamos para movernos. De manera que ruego a todos nuestros amigos que realicen toda la campaña que sea necesaria a fin de que la legalidad sea restablecida. En caso contrario estaremos perdidos

La legalidad se transforma así en un arma de combate. De allí nacen las campañas por los “derechos humanos”, la libertad de los presos “políticos”, la amnistía, la supresión de las leyes de excepción, en cuyo favor se moviliza la opinión pública y la presión de los organismos internacionales. Objetivo último: la “institucionalización”, el “retorno a la normalidad”, las elecciones, es decir: el abandono del poder a los cómplices, a los imbéciles, a los “kerenskys”… Sigue leyendo