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Hoy 12 de Diciembre de 2022 este Blog Cumple su Décimo Cuarto Año de Existencia
Santa Misa Dominical
DOMINGO «GAUDETE»
TERCERO DE ADVIENTO
ESTACIÓN DE SAN PEDRO DEL VATICANO
Semidoble de 2ª clase – Ornamentos rosados
«El Señor está cerca». He aquí el anuncio que nos hace hoy la Iglesia,he aquí por qué nos incita hoy a la alegría y por qué se viste Ella misma hoy de fiesta, con ornamentos rosados, con flores en los altares, con acordes del órgano. Está la Iglesia impaciente por recibir al Señor, y nos contagia a nosotros de esta santa ansiedad. ¡Es Señor está cerca! Más aun: «Entre nosotros está Uno a quien muchos no conocen». Esta queja amarga del Bautista desgraciadamente es también hoy verdadera. ¡Un año más lamará a nuestras puertas el que puede remediar nuestras necesidades. Y muchos estarán dormidos! |
RATISBONA SE CONVIERTE DEL JUDAÍSMO, GRACIAS A LA MEDALLA MILAGROSA
CONVERSIÓN DE Alfonso Ma. de Ratisbona GRACIAS A LA MEDALLA MILAGROSA
ALFONSO MARÍA DE RATISBONA
SE CONVIERTE DEL JUDAÍSMO,
GRACIAS A LA MEDALLA MILAGROSA
Alfonso Ratisbona, emparentado con la célebre familia Rothschild, tenía 27 años cuando un 20 de enero de 1842, la Santísima Virgen se le apareció y lo convirtió instantáneamente.
Hombre culto, rico y de elegante trato, relacionado con las altas esferas sociales, estaba de novio con una joven de su familia. Tenía frente a sí un futuro promisorio. De paso por Roma visitó, como turista, las ruinas históricas y numerosos monumentos e iglesias.
La víspera de su partida tenía que hacer, a contra gusto, una visita al Barón Teodoro de Bussières, hermano de un viejo conocido suyo. Para librarse del incómodo compromiso, decidió apuntar unas palabras de mera formalidad en su tarjeta de visita y dejarla con el portero. Sin embargo, como éste no entendió bien la pronunciación del extranjero, lo introdujo amablemente al salón y anunció su llegada al señor de casa.
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TERCER DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA
(Doble – Ornamentos blancos )

Han pasado tres semanas de alegría. Ahora la Resurrección marcha rápida hacia la definitiva exaltación del Cristo, hacia la Ascensión… Hoy empezamos a pensar ya en la separación, y nuestra alegría se empaña con un halo de suave melancolía.
Comenzamos levantando al Cielo gritos de Júbilo: «Cantad con júbilo a Dios, toda la tierra, entonad salmos a su Nombre«. Pero San Pedro nos recuerda luego que somos extranjeros y peregrinos que todavía no hemos llegado a la Patria conquistada por la sangre de Cristo (Epístola), y que, por tanto, debemos trabajar, caminar y vivir con espíritu de los que se han revestido de Cristo.
Reconociendo nuestra debilidad, pedimos a Dios que nos conceda, a todos los que llevamos el nombre de cristianos, la gracia de rechazar cuanto se oponga a este nombre y de seguir cuanto con él conviene (Oración). El primer peregrino es el mismo Cristo, que nos habla ya en el Evangelio de su próxima partida.
Pronto va a privarnos de su presencia para poder enviarnos el Espíritu Santo, en el cual encontrarán los Apóstoles, y todos los nacidos y resucitados en Cristo, el valor necesario para llevar dignamente el nombre cristiano.
Introito. Ps. 55, 1-2
INTROITUS – Jubilate Deo, omnis terra, alleluia: psalmum dicite nomini ejus, alleluia: date gloriam laudi ejus, alleluia, alleluia, alleluia. – Ps. Ibid. 3. Cicite Deo, quam terribilia sunt opera tua, Domine: in multitudine virtutis tuae mentientur tibi inimici tui. Gloria. | Introito – Cantad con júbilo a Dios, toda la tierra, entonad salmos a su Nombre, aleluya. Glorificadle y alabadle, aleluya, aleluya, aleluya.- Decid a Dios: ¡cuán estupendas son tus obras, oh Señor! Tan grande es tu poder, que serás glorificado por tus mismos enemigos. Gloria al Padre, |
VIVIENDO LAS ESCRITURAS Con la Madre Angélica

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CLÁSICOS CATÓLICOS VIVIENDO LAS ESCRITURAS
Con la Madre Angélica
San Marcos 1, 35.
Programa grabado en enero 26 de 1988
Duración 30 minutos.
CC TV-G
La Madre Angélica reflexiona sobre San Marcos 1: 35,
cuando Jesús encontró tiempo para orar a Su Padre antes de cumplir Su obra.
Catholic Classics Living The Scripture
With Mother Angelica
Saint Mark 1, 35
Program recorded in january 26 1988
Duration: 00:30 CC TV-G
Mother Angelica looks at Mark 1: 35, when Jesus found time to pray to His Father before accomplishing His work.
Pregón Pascual

(Antiquísimo y Bellísimo Poema Litúrgico de la Iglesia Católica Primitiva)
Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.
¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!
Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.
Tomado de:
LA AGONÍA DE CRISTO por Santo Tomás Moro
I. SOBRE LA TRISTEZA, AFLICCIÓN, MIEDO Y ORACIÓN DE CRISTO ANTES DE SER CAPTURADO
(Mt. 26; Mc. 14; Lc. 22, Jn. 18)
Temas:
¿Cómo es nuestra oración?
La oración de Cristo
La voluntad de Dios Padre
¿Cómo es nuestra oración?
Para enseñar que en el peligro o en una dificultad que acecha hemos de pedir a otros que vigilen y recen, poniendo al mismo tiempo nuestra confianza en sólo Dios; y también con la intención de mostrar que tomaría el cáliz amargo de la cruz Él solo, en soledad y sin otra compañía, mandó a aquellos tres Apóstoles que Él había entresacado de los once y llevado al pie de la montaña, que se quedaran allí, firmes y vigilando con Él. Después se retiró como un tiro de piedra. «Alejándose un poco adelante, se postró en tierra, caído sobre su rostro, y suplicaba que, si ser pudiese, se alejara de Él aquella hora: ¡Padre, Padre mío!, decía, todas las cosas te son posibles. Aparta de Mí este cáliz, mas no sea lo que Yo quiero, sino lo que Tú»21.Lo primero que enseña Cristo Rey, y con su propio ejemplo, a quien quiera luchar por Él es la virtud de la humildad, fundamento de las demás virtudes y que permite a uno remontarse hacia las más altas metas con paso seguro. Siendo Cristo, en cuanto Dios, igual al Padre, se presenta ante Dios Padre humildemente por ser también hombre, y se postra así en el suelo. Paremos, lector, brevemente en este lugar para con-templar con devoción a nuestro rey, postrado en tierra en esa actitud de súplica. Si hacemos esto con verdadera atención, un rayo de aquella luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo iluminará nuestras inteligencias y veremos, reconoceremos, nos doleremos, y en algún momento llegaremos a corregir, no diré ya la negligencia, la pereza o la apatía de nuestra vida, sino la falta de sentido común, la colmada estupidez, la idiotez o insensatez con la que nos dirigimos a Dios todopoderoso. En lugar de rezar con reverencia nos acercamos a Él de mala gana, perezosamente y me-dio dormidos; mucho me temo que así no sólo no le complacemos y ganamos su favor, sino que le irritamos y hasta provocamos seriamente su ira.
Sería muy de desear que, alguna vez, hiciéramos un esfuerzo especial, inmediatamente después de acabar un rato de oración, para traer de nuevo a la memoria todo lo que pensamos durante el tiempo que hemos estado rezando. ¿Qué locuras y necedades veríamos allí? ¿Cuánta vana distracción y, algunas veces, hasta asquerosidades- podríamos captar? Nos quedaríamos de verdad asombrados de que todo eso fuera posible; de que, en tan corto espacio de tiempo, pudiera la imaginación disiparse por tantos lugares, tan dispares y lejanos entre sí; o entre tantos asuntos y cosas tan variopintos como carentes de importancia. Si alguien (como quien hace un experimento) se propusiera esforzar su mente para distraerse en el mayor grado posible y de la manera más desordenada, estoy seguro que no lo logra-ría tan bien como de hecho lo hace nuestra imaginación cuando, medio abandonada, desvaría por todas partes mientras la boca masculla las horas del oficio y otras oraciones vocales muy usadas. Así, si uno se pregunta o tiene alguna duda sobre la actividad de su mente mientras los sueños conquistan la consciencia al dormir, no encuentro mejor comparación que ésta: su mente se ocupa de la misma manera que se ocupan las mentes de aquellos que están despiertos (si se puede decir que están «despiertos» los que de esta guisa rezan), pero cuyos pensamientos vagan descabelladamente durante la oración revoloteando con frenesí en un tropel de absurdas fantasías. Mas hay una diferencia con el que sueña dormido; porque algunas de las extrañas visiones del que sueña despierto (rezando), y que su imaginación abraza en sus viajes mientras la lengua corre por las oraciones como si fueran sonidos sin sentido, son monstruosidades tan sucias y abominables que, de haber sido vistas estando dormido, ciertamente nadie, por muy desvergonzado, se atrevería a contarlas al despertar; ni siquiera entre un grupo de golfos.
Y el viejo proverbio es sin duda verdadero: «que el rostro es el espejo del alma». En efecto, este estado de desorden e insensatez de la mente se refleja con nitidez en los ojos, en las mejillas, en los párpados y en las cejas, en las manos y en los pies, en suma, en el porte del cuerpo entero. Cuando nuestra cabeza deja de prestar atención, ocurre un fenómeno parecido con el cuerpo.
2º domingo de la pasión
Domingo de ramos

INTROITO
Señor, no alejes de mí tu socorro, mira por defenderme; sálvame de la boca del león; pobrecito de mí, sálvame de los cuernos de los búfalos. Dios mío, Dios mío, mírame: ¿por qué me has desamparado? Las voces de mis delitos alejan mi salvación. (No se dice Gloria Patri, sino Señor, no alejes de mí tu socorro…).
COLECTA
Omnipotente y sempiterno Dios, que, para dar al género humano ejemplo de humildad que imitar, hiciste que nuestro Salvador encarnarse y padeciese la cruz: concédenos propicio que merezcamos acoger las lecciones de su paciencia, y participar de su resurrección. Por el mismo Jesucristo…
EPÍSTOLA
(De la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses, II, 5-11): Hermanos: Tened en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús; el cual, siendo su naturaleza la de Dios, no miró como botín el ser igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y hallándose en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. Por eso Dios le sobreensalzó y le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se doble en el nombre de Jesús, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
GRADUAL
Tú me has tomado de la diestra, me gobiernas con tu consejo y al fin me acogerás en gloria. ¡Oh cuán bueno es el Dios de Israel para los rectos de corazón! Casi me vacilaron los pies, casi me había extraviado, porque sentí envidia de los malos, viendo la paz de los pecadores.
TRACTO
Dios mío, Dios mío, mírame: ¿por qué me has desamparado? Las voces de mis delitos alejan mi salvación. Dios mío, clamo de día y no me escuchas; de noche y no me atiendes. Y eso tú, tú, que moras en el santuario; tú, loor de Israel. En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los libraste. A ti clamaron y fueron salvos, en ti confiaron y no fueron confundidos. Verdad que yo soy un gusano, no un hombre; el oprobio de los hombres y el desprecio del pueblo. Se burlan de mí cuantos me ven, abren los labios y mueven la cabeza. Se encomendó al Señor, dicen, líbrele él; sálvele él, pues dice que le es grato. Ellos me miran y me contemplan con gozo; se han repartido mis vestidos y echan suertes sobre mi túnica. Sálvame de la boca del león; pobrecito de mí, sálvame de los cuernos de los búfalos. Los que teméis al Señor, alabadle; descendencia toda de Jacob, glorificadle. Se hablará del Señor a las generaciones venideras, y los cielos predicarán su justicia. Lo que hizo el Señor, al pueblo que ha de nacer.
Hoy 12 de Diciembre de 2021 este Blog Cumple su Décimo Tercer Año de Existencia
Especial de la Epifanía del Señor
AMAZONIAN RITE & OTHER SYNOD REQUESTS
– The creation of a new Amazonian Rite has a base in the Synod’s Final Document.
Indeed, its § 119 reads: “The new organism of the Church in Amazonia must establish a commission to study and discuss, according to the uses and customs of the ancestral peoples, the elaboration of an Amazonian rite.”
Also in § 117 the document mentions that there are 23 different rites in the Church and implies that now it is necessary (§118) that a new “inculturated” rite be created.
So, a normal reader would imagine that a single uniform rite, like the other 23 rites of the Church, is being requested. But, in reality it is not so simple. After reaching this first conclusion things start to become complicated. As a matter of fact, in Amazonia there are about 400 different Indian tribes. So, in order to be an authentically “inculturated” Church – that is, to truly adapt itself to the concrete reality of each tribe – the Conciliar Church would have to create not one new rite, but hundreds of new rites.
There are more than 400 tribes in Amazonia; the Sacraments should be adapted to each one…
Thus, there seems to be a contradiction in the request of the Bishops. When they ask permission from the Pope to create an Amazonian rite, they appear to present it as one new rite, but this impression is deceitful, because it will be a nebula of rites that will be created.
Now, I do not know in what point this request to create many rites will be different from what the progressivist missionaries are already doing as they adapt the Mass for each place they visit. Once Vatican II opened the door for the liturgy to be modified to please different groups and peoples (Sacrosanctum Concilium 38), we have seen all kinds of “inculturated” Masses. Regarding adaptation to the various “cultures,” the gates have been open since 1963 when Sacrosanctum Concilum was approved.
As far as I can see, if Francis officially approves this “Amazonian rite,” it will just mean a higher acceleration in a process that is already moving in high speed.
The only essential difference is the Bishops are requesting for the form of the Sacraments to be modified. They ask in §118: “It is urgent to form translation and writing committees for the Biblical texts in the languages of the various regions, with the necessary recourses, preserving the matter of the Sacraments and adapting them in their form, without losing sight of what is essential.”
Paul VI’s Liturgical Reform has already changed the traditional form of the Sacraments, causing a lot of discussion about their validity. Now, the Bishops are asking once again to change, but not to a determined form; they ask to pulverize the forms of the Sacraments in order to make them “accessible” to the multiple Amazonian tribes. If Pope Francis accepts this request in his final Apostolic Exhortation, the result will be that most probably the Sacraments will cease to exist.
I believe a valid Pope has the right to change the form of a Sacrament from one stable form to another stable form. This is why, in my opinion, Paul VI’s Sacraments are still valid. But, I do not think a Pope can say that the forms of the Sacraments are henceforth mutable to meet the needs of each cultural group. If Francis does this, he will go beyond the limits of his authority and will virtually destroy the Sacraments; they will cease to exist in the areas that will utilize this permission.
Other Synod issues
Three other topics, in my opinion, can summarize this Final Document:
-
- The entire document is divided into different “conversions” that the Church and the West must make. The very notion of conversion supposes that one is in sin and needs to change. Thus, the Synod and its Final Document imply that the entire Catholic Church – not only as she existed up until Vatican II but also the Conciliar Church that came after it – was and is in state of sin. So, we are facing a complete denial of everything that preceded the Synod in order to take a new step: a huge step toward the “Church with an Amazonian face.”
The Synod implies that the past of the Catholic Church was wrong when it calls for her conversion
- This “ideal” Church offered to Catholics is modeled according to the Indians: their beliefs, their world vision and their lifestyle. Now, regarding religious beliefs the Indians are idolaters and fetishists. Their world vision, insofar as we can admit they have one, is the immanence of the divinity in everything – the earth, water, air, fire – as well as in living creatures – plants and animals. That is, they deny a Transcendent and Absolute God like the Catholic Church professes. Their lifestyle constitutes the denial of all the conquests of civilization regarding morals and a denial of all systems of social-political organizations elaborated by history. In short, it is Tribalism, which is the most radical stage of barbarianism, second only to complete anarchy.
- I believe that besides these wicked goals (Items 1 and 2), there is also a concrete interest in declaring Amazonia an independent area, based on the disputable pretext of protecting the Indians, the forest and the Earth. If the local governments become impressed by this progressivist myth, they will surrender an enormous parcel of their territory to “the Indians.” Actually, they would give it to those who are controlling the Indians, a theocratic-tribalist authority completely dominated by the leaders of Liberation Theology.
If my reader is still curious to know other errors in this Final Document, I offer him the following list:
First, the Bishops’ Final Document repeats the same errors of Laudato Si, that is:
-
- It intrudes into topics that pertain to the State, not the Church (§§ 10, 11, 28, 34, 35, 41, 70, 72, 73, 77, 84);
- It takes a position on global warming that contradicts science (§§ 2, 11, 68, 77);
For the Bishops building power plants in Amazonia is criminal because they relocate some Indians from the flooded area – from top, Tucuruí, Belo Monte & Jirau

For the Bishops building power plants in Amazonia is criminal because they relocate some Indians from the flooded area – from top, Tucuruí, Belo Monte & Jirau
- It attacks Capitalism as opposed to the interests of the Indians and Ecology (§§ 10, 67-70, 71, 72, 73, 74, 84);
- It defends Communism and goes even a step further when it preaches Tribalism (§§ 9, 17, 19, 43, 44, 59, 68, 71, 73, 76, 84).
Second, to these errors, the Final Document adds others:
- It overestimates the role of the Amazon in the ecological equilibrium of the earth (§§ 2, 6 11, 65);
- It affirms that Amazonia is being recklessly or criminally destroyed (§§ 2, 6, 10, 47, 67);
- It portrays the Indians as an innocent and defenseless group being oppressed by civilized people (§§ 30-33, 43);
- It attacks Western Civilization in bloc and presents it as guilty of tyrannizing the Indians (§§ 14, 15, 27, 44, 49, 83);
- It rejects all the previous catechization made by the Church as “colonialist,” turned toward “proselytism,” and being complacent with oppressing the Indians (§§ 15, 54, 55, 56, 81);
- It attacks private propriety when it is exercised in Amazonia (§§ 10, 45, 45, 67-70);
- It accepts the idolatry of the Indians as a richness and a benefit (§§ 8, 9, 14, 25, 43, 52, 54, 56, 57, 58, 65, 74, 79, 80, 97, 108, 114);
- Especially the cult of Mother Earth (§§ 10, 25, 66, 101);
- It considers that the fundamental Immanentism or Pantheism of their philosophy is a positive element to understand the unity of Creation (§§ 9, 14, 44, 73, 75, 81, 106, 108, 114);
- It takes upon itself the ecological care for the “common house,” that is the fight for Ecology around the world (§§ 4, 18, 25, 33, 57, 60, 65, 66, 67, 70, 79, 82, 93, 102);
- It encourages a class struggle between Indians against “colonialists,” a fight proper to Liberation Theology (§§ 15, 16, 17, 18, 19, 30, 32, 33, 36, 42, 46-50, 70, 91).
The last question is: To what degree will Francis incorporate all these errors, myths and utopias into his coming Apostolic Exhortation, which will give to these conclusions the endorsement of his authority?
I believe he will include everything he can, since he was the principal architect of this Synod and its agenda. What is the stumbling block that could oblige him to stop? It is the “silent opposition” of the Roman Curia. In some months we will know what this opposition was able to achieve by comparing the results of the Synod’s Final Document with the text of his coming Apostolic Exhortation.
Atila Sinke Guimarães
Santa Misa Dominical
FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
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Santa Misa Dominical
Hoy 25 de Diciembre de 2018
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¡Deo Gratias!
“La Gloria de Dios y la Salvación de los hombres”
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3ª MISA – MISA DEL DÍA DE NAVIDAD
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2ª MISA – MISA DE “LA AURORA”
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1ª MISA – MISA DEL “GALLO”
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VIGILIA DE NAVIDAD
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MEDITACIONES PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO – DÍA 24-
DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
MEDITACIÓN XXIV
Ascendit autem et joseph…, ut profiteretur cum Maria desponsata sibi uxore praegnante.
Subió también José…, para inscribirse en el censo con María su esposa, que estaba encinta.
Había Dios decretado que su hijo naciese no ya en la casa de José, sino en una gruta, en un establo, del modo mas pobre y penoso en que pueda nacer un niño; y para esto dispuso que César Augusto publicase un edicto en que ordenaba que fueran todos a empadronarse en su ciudad originaria. José, al tener noticia de esta orden entró en dudas sobre si debía dejar o llevar consigo a la Virgen Madre, próxima ya al alumbramiento. – Esposa y Señora mía , le dijo, por una parte no quisiera dejaros sola; pero, si os llevo conmigo, me aflige la pena de lo mucho que habréis de padecer en este viaje tan prolongado y en tiempo tan riguroso. Mi pobreza no consiente llevaros con la comodidad que se debiera. – María le respondió, infundiéndole ánimos: José mío, no temas; iré contigo y el Señor nos asistirá. Sobrado sabía, por divina inspiración y hasta porque estaba penetrada de la profecía de Miqueas, que el divino niño había de nacer en Belén, por lo que tomó las fajas y demás pobres pañales, ya preparados, y partió con José: Subió también José… para inscribirse en el censo con María. Consideremos aquí las devotas y santas conversaciones que en este viaje tendrían estos dos santos esposos sobre la misericordia, bondad y amor del Verbo divino, que dentro de poco nacería y aparecería para salvación de los hombres. Consideremos también las alabanzas, bendiciones y acciones de gracias, los actos de humildad y amor en que se ejercitarían por el camino estos dos ilustres peregrinos. Cierto que eran muchos los padecimientos de aquella virgencita próxima al parto, en camino tan largo, por sendas impracticables y en tiempo invernal, penas que ofrecía a Dios, uniéndolas con las de Jesús, a quien en su seno llevaba.
¡Ah! unámonos a María y a José y acompañemos con ellos al Rey del cielo, que va a nacer en una gruta y a hacer su primer entrada en el mundo como niño, el más pobre y abandonado que jamás naciera entre los hombres. Pidamos a Jesús, María y José que, por el mérito de las penas padecidas en este viaje, nos acompañen en el que estamos haciendo hacia la eternidad. ¡Felices de nosotros si acompañásemos y fuésemos acompañados por estos tres ilustres personajes!
Afectos Y súplicas
Amado Redentor mío, sé que en este viaje a Belén os acompañan legiones de ángeles del cielo; pero en la tierra, ¿quién os acompaña? Tan sólo José y María, que os lleva dentro de sí. No rehuséis, pues, Jesús mío, que os acompañe también yo, miserable e ingrato en lo pasado, pero que ahora reconozco el agravio que os hice. Vos bajasteis del cielo para ser mi compañero en la tierra, y yo tantas veces os abandoné, ofendiéndoos ingratamente. Cuanto pienso, ¡oh! Jesús mío! que tantas veces, por seguir mis malditas inclinaciones, me separé de vos, renunciando a vuestra amistad, quisiera morir de dolor; pero vinisteis a perdonarme; así, pues, perdonadme pronto, que con toda mi alma me arrepiento de haberos tantas veces vuelto las espaldas y abandonado. Propongo y espero con vuestra gracia no dejaros más ni separarme ya de vos, único amor mío. Mi alma se ha enamorado de vos, mi amable Dios niño. Os amo dulce Salvador mío, y, puesto que vinisteis a la tierra a salvarme y a dispensarme vuestras gracias, está sola os pido: no permitáis que me tenga que separar más de vos. Unidme, estrechadme, encadenadme con los suaves lazos de vuestro santo amor. ¡Ah, Redentor y Dios mío!, y ¿quién tendrá ya corazón para dejaros y vivir sin vos y privado de vuestra gracia?
María Santísima, vengo a acompañaros en este viaje; no dejéis de asistirme en el que estoy haciendo a la eternidad. Asistidme siempre y especialmente cuando me hallare al fin de mi vida, próximo al instante del que depende o estar siempre con vos, para amar a Jesús en el paraíso, o estar siempre lejos de vos, para odiara a Jesús en el infierno. Reina mía, salvadme con vuestra intercesión, y sea la salvación mía amaros a vos y a Jesús por siempre, en el tiempo y en la eternidad; sois mi esperanza, en vos confío.
Tomado de:
Santa Misa Dominical
Hoy 12 de Diciembre de 2018 este Blog Cumple su Décimo Año de Existencia

ANIVERSARIO
12-12-2008 † 12-12-2018
1.352.923 Visitas
¡Deo Gratias!
!Santísima Virgen María de Guadalupe
Ora pro nobis!
Especial de la Santísima Virgen María de Guadalupe
Santa Misa Dominical
Papismo
Alejandro Bermúdez es un periodista “oficialmente católico”, de esos que pueblan las redacciones de algunos medios oficiales u oficiosos de la Iglesia, sean periódicos, blogs o canales televisivos. No carece de oficio el hombre. En épocas de Benedicto XVI solía, incluso, ofrecer a los televidentes de EWTN algunos programas que podrían calificarse de buenos. Pero desde hace un tiempo ha incurrido en algunos casos de fake news emulando en esto al maestro del género, el ahora renunciado Monseñor Darío Viganó, famoso por fraguar una carta del Papa Emérito.
Cuando en septiembre del año pasado un grupo de católicos, formado en su mayoría por profesores universitarios, firmamos la Correctio filialis dirigida al Papa Francisco, Bermúdez escribió en ACI Prensa que unos “lefevristas” acusaban de herejía al Papa. Para colmo, la afirmación, absolutamente falsa, encabezaba la nota a modo de título. Ahora, en su programa Cara a Cara que se transmite por EWTN, la emprende contra mi hermano, Antonio Caponnetto, y mi querido y viejo amigo Hugo Verdera, a quienes acusa de no ser “comentaristas católicos” y de “antipapismo”.
Por empezar, ninguno de los dos involucrados es, ni fue, ni se presenta, ni se presentó jamás como “comentarista católico”, oficio cuya existencia ignorábamos hasta que Bermúdez nos la reveló. Ambos son, sencillamente, intelectuales católicos, que procuran difundir la Fe y defenderla frente a tantos errores e impiedades como abundan en estos días. Pero dejemos esto de lado; lo que realmente nos asombra es esta neo categoría de papismo, con su correspondiente antinomia, antipapismo, que al parecer Bermúdez identifica sin más como la nota esencial y sine qua non para revistar en las filas de los comentaristas católicos.
Esta categoría de papismo resulta cuanto menos extraña en alguien que se dice católico. De papistas suelen acusarnos a los católicos algunos herejes; por ejemplo, los anglicanos que durante siglos (hoy menos) identificaron a los católicos con ese mote de inequívoco sentido peyorativo. Para estos herejes los católicos “adoramos al Papa” y aunque cierta papolatría hodierna puede inducirlos a semejante idea, el hecho es que nada más falso que los católicos seamos papistas. Los católicos creemos firmemente en el Primado, de caridad y de jurisdicción, del Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo, el Romano Pontífice, al que el mismo Jesucristo instituyó como piedra angular de su Iglesia en la persona del Apóstol San Pedro, al que confió la misión de apacentar el rebaño y de confirmar en la Fe a todos los cristianos. Para ello le dio el don de la inerrancia, exclusivamente en materia de las verdades de Fe que forman el inmutable depósito de la Revelación.
Esta verdad, divinamente revelada (Mateo, 16, 18; Lucas, 22, 32), enseñada y sostenida por las Padres de la Iglesia como San Ignacio de Antioquía y San Agustín, defendida por los Doctores como Santo Tomás (Contra errores Graecorum, pars 2 cap. 32, corpus) y declarada como dogma de fe por el Concilio Vaticano I, es para los católicos una verdad incuestionable e innegociable y la sostenemos con toda firmeza. Pero en estos días que corren sucede algo paradójico, digno de una paradoja chestertoniana: esta verdad debemos defenderla sobre todo frente a ciertos papistas y a algunos campeones de la papolatría. Porque son precisamente estos papistas los que, por un falso sentido de la obediencia y una carencia total de un adecuado y justo juicio crítico, cierran los ojos y callan frente a los más que notorios intentos de acabar con el Papado, intentos a los que el Papa Francisco parece, en ocasiones, dar algo más que aliento.
De la mano de un ecumenismo extraviado y de una pavorosa protestantización de la Iglesia se viene difundiendo desde hace ya bastante tiempo una eclesiología confusa cuando no falsa en cuyo marco la primacía del Papado resulta tremendamente debilitada en aras de una indefinida “colegialidad” y de una vaporosa “sinodalidad”. Es dolorosamente cierto que el Papa Francisco vive alentando estas ambigüedades con gestos y palabras que, en ocasiones, son directamente escandalosas. Una Iglesia sinodal en cuya cima está el pueblo a modo de una pirámide invertida, una creciente y alarmante concesión de facultades, hasta ahora exclusivas del Romano Pontífice, a las Conferencias Episcopales y, fundamentalmente, una expresa proclamación de una apertura a la “conversión del Papado” para que su ejercicio “lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización” (Evangelii gaudium, 32) son palabras y hechos suficientemente graves que debieran hacer sonar las alarmas de los papistas ilustrados como Bermúdez. Pero no dicen ni pío y encima tildan de antipapistas y de herejes a los pocos que nos animamos a levantar la voz.
En realidad, el papismo es un vicio del catolicismo que viene de bastante atrás en el tiempo. Es un típico vicio por exceso. Amar al Papado, defenderlo de sus detractores, rogar a diario por el Papa para que Dios lo conserve y no permita que caiga en manos de sus enemigos es, sin duda, una virtud católica. Pero como toda virtud puede convertirse en vicio por exceso. Tal exceso consiste en una obediencia ciega, incapaz de discernir entre el magisterio infalible, el magisterio ordinario y las meras opiniones y, en el extremo, en una vergonzosa obsecuencia que paraliza el juicio e impide, incluso, el ejercicio de la oportuna corrección cuando ella se impone y en los términos adecuados.
En mis tiempos jóvenes, antes del Concilio, era frecuente oír esta frase a la que yo adhería como tantos: “prefiero equivocarme con el Papa a tener razón”; y se añadía: “si el Papa se equivoca él tendrá que dar cuentas a Dios, no yo”. Pero estábamos redondamente equivocados. Aquello era un exceso de piedad filial que no discernía ni distinguía ningún matiz, aunque por entonces no tenía mayores efectos negativos habida cuenta de los grandes papas que nos tocaron en suerte. Sin embargo, repito, era un error; en primer lugar porque si el Papa hablaba ex cathedra entonces no se equivocaba y, por ende, yo no podía tener razón; y si era un caso de magisterio ordinario sólo se me pedía un religioso acatamiento que por ser religioso no podía ser nunca ni ciego ni irracional. En cuanto a que si el Papa se equivoca el único responsable ante Dios es él, también es un grave error: si el Papa se equivoca y yo pudiendo y debiendo hacerlo no lo corrijo lo más probable es que el Papa y yo nos vayamos juntos al infierno.
A la luz de lo que vino después, aquella excesiva y en ocasiones irracional obediencia al Papa fue dejando lugar, en algunos casos, a un mejor discernimiento; en otros, lamentablemente, a esta ciega papolatría que no ve, ni discierne y, lo peor, acusa y ataca a quienes con dolor nos sentimos, a veces, en la obligación moral de decir que el rey está desnudo. Así ocurrió con quienes, en su momento, firmamos la Correctio filialis. Más dolorosa que la ausencia total de respuesta del Papa fue la andanada de críticas y de reproches a la que nos vimos sometidos. También fue muy doloroso ver como se trataba, con frecuencia, de explicar lo inexplicable: a más de un eximio tomista hemos visto empeñado en demostrar que el capítulo ocho de Amoris laetitia se corresponde con la enseñanza moral de Santo Tomás.
No es esto lo que Dios nos pide, ni lo que la Iglesia enseña, ni lo que nos dice el ejemplo de muchos santos. Amar al Papado es uno de los signos distintivos de los católicos. Es cierto. Por eso, hoy más que nunca necesitamos renovar nuestra adhesión a la Cátedra de la Unidad y nuestra Fe en el Primado de Pedro pero para oponernos, ante todo, a la creciente ofensiva del papismo.
Por Mario Caponnetto
MARIO CAPONNETTO
Cara Dura
Creánme o no tirios y troyanos, en la gélida noche argentina del 8 de junio, me he enterado de tres cosas que ignoraba. La primera que existe un amondongado sujeto llamado Alejandro Bermúdez; y que por cierto no debe ser confundido con su homónimo, el nadador colombiano, apodado precisamente el Flaco. La segunda, que el ente carnoso, entre otros menesteres ilustres, dirige un programa televisivo titulado “Cara a Cara”, sin que sepamos aún si su objeto propio versa sobre el lifting facial o el identikit. Y la tercera, que en la edición del mencionado programa con fecha 6 de junio de este 2018 (cfr.minuto 50 y ss de https://youtu.be/F9xoj0N3Sx8) , el célebre saín –que para abreviar llamaremos nomás Alejandro Bermúdez- se ha ocupado de mí, desbarrando de dislate en falacia y de mentira en canallada.
Viene a decir el Alejandrino –con ripios,¡ay! en la prosodia, la fonología y la sintaxis- que he “caído en el abismo antipapista y lefevbrista, que simplemente” me “hacen incompatible con un comentarista católico”. Que he “dejado de ser un comentarista católico”, por mi “antipapismo irracional y apocalíptico”; y que el “proceso sistemático de negación de la autoridad pontificia del Papa Francisco” me convierten en “herético”, pues eso “es negar la realidad del Espíritu Santo que gobierna a la Iglesia”.
Dá vergüenza ajena que este señor Bermudo hable de quien no conoce ni su vida ni su obra, ni su pensamiento ni su acción; y que movido por su obsecuencia a los altos mandos eclesiales que lo rentan, se arrogue el derecho a dividir las aguas de los ortodoxos y de los herejes,con un maniqueísmo que lo degrada,ridiculiza y abaja. Esto no sólo es “irracional” sino moralmente pecaminoso, penalmente injuriante e intelectualmente mendaz. Esto, para decirlo de una vez, es la zafaduría propia de un maleducado.
Dá mayor vergüenza que confunda el deber canónico de los fieles de señalar los yerros de sus pastores y aún el del Pontífice con el antipapismo, que es negación de la institución petrina. Precisamente el núcleo de la herejía luterana a la que Francisco ha rendido homenaje público hasta la indecencia.
Lastimoso es que utilice la palabra “apocalíptico” como adjetivo descalificante, rozando así dos herejías, la del socinianismo y la del dominionismo; e incurriendo en la torpeza vulgar de sinonimizar al Apocalipsis con la maldad. Ridículo además, si no fuera trágico, que el caballero de la triste pantalla carezca del discernimiento básico para no advertir la distancia que hay entre un “proceso sistemático de negación de la autoridad pontificia” y el proceso desgarrador que vivimos los católicos genuinos, teniendo que señalar este tránsito del Iscariotismo a la Apostasía que conduce hoy el Cardenal Bergoglio.
En dos cosas no obstante acierta el bermudo, y me place reconocérselo. La una es que no soy un comentarista católico. ¡Válgame la Virgen Santa si lo fuera! Para oficio de tan poca monta están el morcón y sus socios. A Dios le pido que me haga apóstol, misionero, testigo, apologeta, el último de sus bautizados fieles o el ignoto confesor de la Fe, la ínfima semilla caída en el surco. Pero comentarista católico, no.
El acierto segundo es que el Espíritu Santo gobierna a la Iglesia (Catecismo, 811). De allí la magnitud de la osadía de Francisco, cuando sostiene que “el Paráclito parece como si fuera un apóstol de Babel” (15-3-2013); cuando lo llama “calamidad y desastre”(4-5-2018); cuando lo pone como artífice de la unidad con los pastores evangelistas pentecostalistas (25-5-2015); cuando cree que antes de su gestión aperturista y sincretista la Tercera Persona ha “vivido en una jaula”, que habría sido la misma Iglesia (23-2-2018); o cuando incurre en bromas zafias contra la Santa Trinidad(25-3-2017), faltando ostensiblemente al Segundo Mandamiento.
Mientras escribimos este descargo, llega desde Roma la infausta noticia de que este destratador serial del Espíritu Santo acaba de conferirle el rango de beato y mártir a Monseñor Angelelli, agente mil veces documentado de la subversión marxista,traidor contumaz a la Fe Católica y operador activo de una de las principales agrupaciones armadas terroristas en los años setenta del siglo XX. No sabemos qué subterfugio, eufemismo, elipsis o sandez sacará a relucir ahora el papólatra Bermúdez de su sotobarba o de su bandullo.
De mi parte, diré a secas y con dolor, una vez más, que este tipo de felonías prueba que la cabeza actual de la Iglesia está en manos de un personaje contumazmente siniestro, dispuesto a todo para ultrajar a la Esposa. Bergoglio sabe muy bien que Angelelli no murió por causa de la Fe Católica, sino que militó en su contra desde el partisanismo rojo, hasta que un simple accidente atomovilístico se lo llevó de la tierra. Bergoglio sabe muy bien que los verdaderos mártires en aquella contienda que ensangrentó a la Argentina, no son el obispo zurdo con sus compañeros de malandanzas. Son las víctimas de su despliegue criminal, análogo en lo esencial con las perrerías del bolchevismo.
El Diccionario de la Real Academia Española registra con propiedad entre sus páginas el término caradura, para aludir a la persona que actúa con desvergüenza, descaro o falta de respeto. Más propiamente aún –añade- al sinvergüenza o desfachatado. De allí que Alejandro Bermúdez le haría un favor inmenso a su teleaudiencia si trocara el nombre de su programa por éste aún más castizo y veraz que venimos a sugerirle: CARADURA.
Me dicen algunos amigos que morigere mis palabras, puesto que Alejandro Bermúdez Rosell –apellido este último de presumibles raíces hebreas- sería un hombre poderoso, conductor y director de una diversidad de medios de comunicación sedicentemente católicos o integrantes activos del oficialismo clerical vaticano. Agradezco de corazón a mis consejeros, pero si algo me mueve a no mitigarme es, precisamente, la relevancia que parece tener tal inverecundo mentiroso.
En esta semana que concluye ya padecí otro caso de un relumbrón nativo del show business; de la especie de los neo guapos que amenazan con su poderío en las redes sociales. “Te espero en el facebook”, es la consigna estulta y pusilánime de todos estos nuevos ricos de la intelligentzia. Hombres cuyo estilo es no tener aristocracia sino redes sociales. Para desgracia de ellos, pertenezco a la generación que prefiere la bala marxista a la palmadita liberal. Porque como decía José Antonio Primo de Rivera, prefiero morir fusilado que de náuseas. Prefiero la derrota en la Cruz a la victoria en los blogs.
Ignoro si alguna vez podré estar cara a cara con este caradura de Bermúdez. El cual –para que ninguna patraña estuviera ausente de su relato- lanzó la especie de que soy entrevistado “en forma constante,una y otra vez”, por el Dr. Hugo Verdera; cuando en los largos años del programa televisivo que éste dirige, sólo he asistido a dos( 8-11-2013 y 21-3-2015), tocándose en ambos asuntos absolutamente ajenos a la crisis de la Iglesia.
Ignoro, lo reitero, si se me dará la ocasión de estar cara a cara con este turiferario de encumbrados apóstatas y difamador de bautizados fieles. Quisiera saber si entonces puede sostener cuanto de ruin ha dicho. Pero mejor pensadas las cosas, Dios me preserve de la proximidad de torvos semblantes, y me conceda la dicha de alcanzar algún día la gracia de estar perennemente ante Su Santa Faz.
Bajo el icono del Cristo Yacente renuevo mi promesa de intransigencia en la desigual batalla:
Tendido, horizontal, sangrante y plano,
te recibió el sepulcro entre estertores,
eran todos los rostros pecadores,
y el tuyo yerto, bonaventurano.
Todavía llevabas en la mano
de la llaga manante, los dolores.
Todavía eran tuyos los sabores
del vinagre y la sed:la trilla al grano.
Yaces,Señor, en esta tierra impía
alguna vez alcázar de Tu nombre
mudada en la más ruín alevosía.
Regresa a dar la última reyerta
seremos puños que la patria escombre,
lanza que pugna aunque la vieron muerta.
Por Antonio Caponnetto
Blasfemia-Fashion
Cuando no cabía duda alguna sobre la misión del Vicario de Cristo para confirmar a sus hermanos en la fe, estaban bien patentes los principios básicos del catolicismo. Principios generales que no se conculcaban ante la consideración de situaciones especiales o casos particulares. No era necesario publicar una encíclica con notas a pie de página que desmontara la ley general. No hacía falta difundir cartitas exegéticas a sumisos obispos amiguetes, que pasaran luego a las Actae Apostolicae Sedis, con carácter magisterial (por supuesto). No era necesario un Dictador que hiciera de las doctrinas de Nuestro Señor una especie de cortijo privado. No cabía esta figura en el escenario. Y si aparecía alguna, se le mandaba al paro ipso facto.
Una de las abundantes percepciones inmediatas del católico, fue siempre el carácter sagrado de las vestiduras sacerdotales y litúrgicas. No por sí mismas, claro está. Por su significado simbólico y por lo que representan. Las vestiduras se llamaban en aquellos tiempos vestiduras sagradas. Cada una de ellas tenía su sentido explicativo, su significado, su valor y su oración propia. Antes de ser utilizadas, eran bendecidas ya que iban a servir en los oficios litúrgicos. Efectivamente, eran vestiduras sagradas. El sacerdote revestido con sus ornamentos para la Misa, el Obispo con su mitra o su báculo, el Papa con su tiara, el anillo del pescador o sus hábitos pontificales. Todo tenía un sentido sacro, hasta que llegaron los tiempos de la vulgaridad y la blasfemia. Y es que si se niega lo sacro, se pasa inmediatamente a lo zafio, lo grosero y tosco, para llegar irremisiblemente a lo blasfemo.
En mis tiempos maduros -inmediatamente después del Vaticano II-, asistí a esta desacralización de las vestiduras sagradas, que se presentaba con aires de pobreza, sencillez y espontaneidad. Con todo ello se perdió la dignidad sacerdotal. Como se ha perdido hoy la dignidad del Papado en manos del Gran Vulgarizador, que va delante de las ovejas para que imiten la mediocridad macarra. Desde los primeros días en que hizo mofa de las puntillas o los encajes, hasta la fecha.
Esta semana ha sido noticia en los medios religiosos la celebración en Nueva York de la Met Gala 2018, con el apasionante tema de La moda y la imaginación católica –o algo así-. Personajes de descomunal talla atea y pervertida, amiguetas de todo lo anticatólico, han recorrido la alfombra rojadescreída, revestidas con ropajes pseudo-sacerdotales, alas angelicales y coronas semejando las de la Santísima Virgen. Algún fraile picarón me decía que ver a Madonna con corona de virgen es un monumento al principio de contradicción.
No me ha extrañado en absoluto que esta gente haya hecho alarde de su progresía y de su descarada insolencia con las cosas de Dios. Es tan ridículo como estrafalario y grotesco.
Lo que sí manifiesta el nivel actual del Vaticano Bergogliano es que algunas de estas vestiduras son auténticas, prestadas al efecto por el propio Vaticano. Tiaras de Papas, capas pluviales y otros aditamentos guardados en los Museos Vaticanos cuidadosamente prestados a esta Afrenta Sonrojante, supongo que sin interés crematístico. ¡Ah! Y con el coro de la capilla Sixtina entonando laudes al paso de las virginales modelos. Entre ellas, una de las que hace poco visitó a Bergoglio, suscitando ya entonces el escándalo del mundo católico.
Esta es la Iglesia pobre para los pobres de Francisco que se viste de luces, y sintoniza con el mundo perverso de Holywood, cobra algunos sustanciosos dolaretes por el préstamo de los ropajes pontificios y manda al cardenal Dolan, -Payaso oficial de todo evento neoyorkino-, para que gaste bromitas con las mitras de las féminas, como si fueran de la Orden de las Consolatas Hijas de María.
Es verdad que Bergoglio se ha propuesto reformar la Curia desde el inicio de su engañosa y pre-pactada elección. Lo mismo se lleva a la Rihanna ésta de Presidenta del Dicasterio para la Blasfemia y la Homosexualidad. Me dicen que internet se ha poblado de lo que los jóvenes llaman memes, con la tipa de Papisa.
La profanación y mofa tiene su larga historia y no la han inventado estos pobres diablos. Tanto la que hacen hoy éstos blasfemos-ricachones-impenitentes bendecidos por el Vaticano, como las que exhibían algunos lustros atrás los asesinos de miles de sacerdotes en España.
Todo acaba en blasfemia. Y después, lo que venga.
por Fray Gerundio de Tormes
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Felices Pascuas de Resurrección
Resóndens autem Angelus, dixit muliéribus: « Nolíte timére vos: scio enim, quod Jesum, qui crucifíxus est, quáeritis: non est hic: surréxit enim, sicut dixit.
Hablando el ángel, dijo: No temáis vosotras, pues ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado; no está aquí, pues resucitó como lo dijo.
El blog
!Les desea felices pascuas de resurrección!
LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!
Penitencia en aras del Cielo. Reflexiones para el Miércoles de Ceniza
“Recuerda, hombre, que eres polvo, y al polvo regresarás.”
El día de hoy, Miércoles de Ceniza, marca el comienzo de la Cuaresma. La Iglesia, con la sabiduría del antiguo calendario litúrgico, nos dio los últimos domingos para prepararnos para este tiempo de ayuno, oración, y penitencia. La Cuaresma es el tiempo del año litúrgico en el que hacemos una pausa y reconocemos nuestra débil naturaleza humana, nuestra inclinación al pecado, y nuestra mortalidad. Algunos verán nuestros rigurosos sacrificios y nuestro ayuno como tonterías, considerando cómo nuestra sociedad tiene la costumbre de buscar la gratificación instantánea. ¿Qué es lo que motiva nuestras penitencias? Quizás el reflexionar sobre esta cuestión nos ayude a elegir penitencias que profundicen nuestras vidas espirituales y nuestro amor a Dios.
En la cuestión 12 de Prima Pars en Summa Theologiae, Santo Tomás de Aquino reflexiona sobre el conocimiento de Dios; es decir, ¿cómo hace el hombre para conocer a Dios, tanto en esta vida como en la próxima, en la que puede ver su esencia divina? En el artículo 6, Tomás se pregunta si algunos podrán ver la esencia divina más perfectamente que otros. Responde afirmativamente, diciendo que esto se basa en la capacidad intelectual, la cual que permite a algunos contemplar la visión de Dios más perfectamente. El objeto—la visión de Dios—es el mismo, dado que Dios no cambia, pero el intelecto que comparta más perfectamente la luz de la gloria, Lo verá más perfectamente. Tomás explica:
De ahí que el entendimiento que más participe de la luz de la gloria, más perfectamente verá a Dios. Y tanto más participará de la luz de la gloria cuanto más amor tenga, pues donde el amor es mayor, mayor es el deseo; y el deseo, de alguna manera, capacita y prepara al que desea para conseguir lo deseado. Por lo tanto, aquel que tenga más amor, más perfectamente verá a Dios y más feliz será (ST, I, C. 12, a. 6, corpus).
Santa Misa Dominical
DOMINGO DE QUINCUAGÉSIMA

Y díjole Jesús: Ve; tu fe te ha salvado.
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El Santo Sacrificio en el corazón del sacerdote III
Y cuando de nuevo introduce a su Primogénito en el mundo dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios” Heb. 1, 6.
Queridos hermanos, dice San Lucas (2, 9): Se les apareció [a los pastores] un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz y quedaron sobrecogidos de temor. ¿No es acaso la gloria del altar del sacrificio suficientemente deslumbrante para que el sacerdote se sienta sobrecogido, y con temor se acerque a él? Con profundo dolor vemos, cada día más, que no es así para una notable mayoría. La irreverencia y profanación del altar son una constante en la vida de la Iglesia. No es de extrañar que esa “vida” esté tan deslucida y “alumbre” tan poco. No es de extrañar que de la profanación del altar, y la total y absoluta impunidad de los culpables, se siga la profanación de la Palabra de Dios. ¿No ven aquel mismo resplandor que se repite ahora en el altar? No lo ven, porque no tienen la inocencia y la simplicidad y la rectitud de intención de aquellos humildes pastores. Dios Padre que alumbró a aquellos con la gloria del cielo, mantiene ciegos a aquellos hijos suyos duros de corazón.
Dios quiso manifestarse a unos pobres pastores, humildes trabajadores que estaban en vela atendiendo a su oficio; porque Dios quiere estas disposiciones en aquellos a los que quiere revelarles sus misterios. Si el sacerdote al acercarse al altar no siente la profundidad del misterio, quizá deba preguntarse por sus disposiciones interiores. Son del todo necesarias tales disposiciones interiores para sentir el sumo gozo de descubrir, que el Salvador ha nacido única y exclusivamente para los hombres, y para mí.
¿No deberíamos ser los sacerdotes como esos pastores, sencillos, humildes, que atendían a su ocupación con suma diligencia, es decir, que cuidaban con sumo cuidado su rebaño? ¿Cómo el sacerdote no ha de guardar con gran diligencia en su corazón el tesoro de su misa? ¿Cómo no estar en vigilia para cuidar que nada dañe tal tesoro, es decir, no cayendo en pecado?
El canto del Gloria, que oyeron fascinados los pastores, es por la obra de la Encarnación, gloria de Dios por excelencia. Ese canto ha pasado a la santa misa, para mostrar que la misma gloria de Dios tiene lugar en ella. En la santa misa se manifiesta la gloria de Dios a los hombres, que impulsa al hombre a alabarle y glorificarle, sin buscar la propia gloria; es la gloria a Dios Uno y Trino, gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Gloria al Padre porque nos dio al Hijo; gloria al Hijo, porque se hizo hombre por nuestra salvación; gloria al Espíritu Santo, porque de cuyo amor tal obra procedió.
Pax hominibus boni voluntatis. La paz de Dios se ha hecho presente, pero no como la aparente paz que ofrecen las riquezas, o la sabiduría humana, o la fama, sino la paz de los hombres de buena voluntad. Porque no hay más paz ni más rica, ni más pacífica, ni más amable, que la que proviene de la buena voluntad, como así no hay “paz” más aborrecible, ni turbadora que la que proviene de la mala voluntad. Jesús es Pax hominibus boni voluntatis, pero para los malintencionados, en cambio, piedra de tropiezo y roca de escándalo. Son los sacerdotes que indignamente se acercan al altar, los nuevos profanadores, que, con mala voluntad, son causa de escándalo para los sencillos, vergüenza para los buenos sacerdotes y oprobio para la Iglesia.
Estaban llenos de temor los sencillos pastores, y el ángel les dice: Noli timere. No temáis. Temible misterio sublime el de la santa misa, donde los ángeles presentes cantan la gloria de Dios; pero el mismo Señor dice a su sacerdote: No temas, por el contrario ven a toda prisa a mi altar, confía en mí que soy Jesús tu Salvador, que aun siendo Dios Omnipotente, he hecho poco aprecio de mi mismo haciéndome pequeño. Así habla Jesús a sus sacerdotes en el altar del sacrificio. Qué tragedia y dolorosas consecuencias para quien, duro de corazón, cierra sus “oídos”; y qué gozo indecible para quien, atento y sumiso, escucha Su susurro cada mañana en la santa misa.
El santo sacrificio en el corazón del sacerdote es el misterio da la gloria del Señor que envuelve en el altar.
Ave María Purísima.
Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa
Tomado de:
https://adelantelafe.com/
Cuentos con moraleja: “El valor del sacrificio”
Un anciano sacerdote que llevaba más de 50 años destinado en Guanay (Bolivia), todos los años, al comenzar la Cuaresma, solía dar alguna charla sobre la misma a sus parroquianos más fieles. Dándose cuenta de que la vida fácil y cómoda iba siendo un obstáculo para muchos de ellos para perseverar en la fe, les relató este cuento:
Había una vez un padre con tres hijos. Los llamó y les dijo:
—Hijos míos, yo ya soy muy viejo. Voy a morir y vosotros no conocéis aún el poblado del que vienen vuestros antepasados. Así que poneos en marcha, id y saludad a la familia. Pero tendréis que ir a pie, porque no hay caminos, pero para lo que pueda haceros falta cada uno llevará un tronco de árbol que yo os daré.
El poblado estaba muy lejos, pero los hijos obedecieron. Al poco de comenzar a caminar, el mayor dijo:
—Lo que papá nos pide es absurdo; es imposible andar con este peso encima.
Así que tiró el tronco, y continuó el camino mucho más rápido que sus dos hermanos.
Más adelante, el segundo dijo:
—Nuestro hermano mayor tiene razón, pero como no quiero desobedecer a papá, cortaré el tronco por la mitad para aligerar la carga.
El hermano menor quedó rezagado, con su gran tronco a cuestas, preguntándose por qué su padre les hacía sufrir así. Pero, a pesar de no comprender, siguió con su carga, fiel a lo que el padre les había dicho.
Los dos primeros llegaron mucho antes que él al poblado. Sólo que, delante de la entrada, un profundo barranco por el que discurría un río muy caudaloso les cortaba el paso. El mayor trató de saltar, pero no llegó y se precipitó en el vacío y se mató. El segundo intentó usar su medio tronco de puente, pero la madera no alcanzaba, resbaló, y cayó también.
Cuando llegó el pequeño, exhausto y medio muerto por el esfuerzo, vio y comprendió. Su tronco tenía las dimensiones justas para servir de puente sobre el precipicio. Atravesó el barranco, entró en el poblado, y fue recibido con alegría por toda la familia.
Al acabar el sacerdote de hablar, la comunidad quedó un momento en silencio. Silencio que aprovechó para explicar por qué el Señor nos dijo que si queríamos seguirlo teníamos que abandonarlo todo y tomar la cruz.
*** *** ***
Muchas veces, llegan a nuestra mente buenos propósitos de seguir a Cristo; pero desgraciadamente, pasando pocos meses son abandonados. La razón es siempre la misma: nos parece un camino difícil. Entonces, nos engañamos a nosotros mismos y nos fabricamos un camino “más fácil”, creyendo que de ese modo también podremos llegar hasta Él. Pasando un poco más de tiempo, abandonamos en nuestro intento de ser mejores, pues ese camino que nosotros nos habíamos preparado era incapaz de darnos la felicidad. ¡Cuántas veces nos habrán ocurrido a nosotros cosas parecidas!
Hay una relación directa entre el amor que tenemos por algo y la capacidad de sacrificarnos por eso que amamos. Por ejemplo: una madre es capaz de hacer grandes sacrificios por su bebé de pocos meses porque le ama mucho. En cambio, con qué facilidad encontramos motivos suficientes para faltar a Misa un domingo; que en el fondo no es por otra razón sino porque amamos poco a Dios.
El sacrificio es la otra cara del amor. Todo amor auténtico ha de ser probado y purificado en el crisol del sacrificio. Así nos lo demostró Cristo en su propia persona y así nos lo enseñó él a nosotros. Él es el Maestro, nosotros no somos más que discípulos. El buen discípulo se limita a seguir las enseñanzas de su Maestro, no se dedica a fabricarse las suyas propias.
A pesar de que la teoría está clara; las dificultades que se presentan en el camino, unidas a nuestro escaso amor, nos llevan a abandonar con facilidad nuestras metas. Ahí está nuestro error.
Todos tenemos un tronco que llevar. Jesús hablaba de cargar con la cruz cada día. Al final del camino comprenderemos porqué.
por Padre Lucas Prados
Tomado de:
https://adelantelafe.com/
LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!
María, Madre y Maestra del Sacerdote (II)
Queridos hermanos, en este verso, la Santísima Virgen, agradece complacida que Dios se haya dignado mirarla con buenos ojos, y acordarse de Ella, y haya obrado grandes cosas por medio de Ella; y, a su vez, reconoce su pequeñez como esclava, ejercitando en estas palabras una singular humildad. Con verdadera humildad confiesa su pequeñez como esclava, que, a pesar de ello, Dios no dejó de mirarla. María, nos enseña que el fundamento de las alabanzas de Dios, y de la acción de gracias por los beneficios recibidos, ha de ser el reconocimiento de nuestra pequeñez e indignidad. Esta pequeñez de la que nos da muestra la Madre de Dios, ha de ser el título para pedir a Dios que nos mire con buenos ojos y nos conceda todo tipo de gracias.
La esclavitud de la Virgen María, es la identidad de todo su ser con Dios; así como el esclavo no se pertenece a sí mismo, sino que en todo pertenece a su amo; no tiene decisiones propias, sino que todas han de pasar por la voluntad de su señor; así como hasta la propia vida del esclavo depende de la voluntad de su amo, así es María, toda de Dios. Nada hay en Ella que no sea del agrado de Dios, que no esté en consonancia con la voluntad Divina, desde el más sencillo pensamiento hasta la acción más importante, todo en Ella da gloria a Dios.
Qué grande ha de ser la identidad del sacerdote con Jesucristo. Dios se dignó mirarle, fijar su mirada en él, elegirle para tan alto ministerio. Dios lo espera todo de su elegido. Las palabras profundamente humildes de María deben ser, para el sacerdote, modelo de vida sacerdotal. ¡La humildad del sacerdote! Todo lo que tiene lo ha recibido de Dios, nada tiene por méritos propios, pues todo lo que el sacerdote es, lo es por voluntad y gracia divina. La actitud de María debe ser la actitud del sacerdote ante Dios, es la entrega total de la vida del sacerdote a los planes de Dios, porque todo lo tiene le ha sido dado gratuitamente.
Tecnología y Magia en las manos del Anticristo
La figura del Anticristo[1] es una verdad revelada. Como San Juan Evangelista lo describe reinante desde su tiempo, los Padres de la Iglesia –con esa autoridad que el Espíritu Santo les dio para enseñar la Palabra de Dios- lo vieron como un movimiento, como una especie de anti-iglesia que trabaja contra Jesucristo y su Pequeño Rebaño.
Pero también la figura del Anticristo toma presencia individual y personal en los relatos de San Pablo, por ejemplo. Entonces, la Patrística y los Santos Doctores nos enseñan que no hay contradicción entre San Juan y San Pablo. Tranquilamente un movimiento produce a su líder y éste lleva a la plenitud al movimiento que lo engendró.
Entonces tenemos en la Sagrada Escritura y en la Tradición que una falsa doctrina anticristiana será potenciada por el hijo de la perdición hasta llegar a una gran apostasía[2]. Que aquél “hijitos míos, no améis el mundo ni lo que hay en el mundo…” se vuelve la mejor síntesis plástica de la ideología culminante del Anticristo: “…porque en el mundo hay concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida”, explica San Juan en su Primera Carta. La carnecomo imagen plástica de los placeres sensuales y venéreos que halagan al hombre; la sinécdoque de los ojos deleitándose en el brillo del oro y del Dinero que atraen la fama y los aplausos con la posibilidad de tenerlo todo en esta vida que es la única; y por fin, viene el objetivo de coronar todo siendo dueño de todo, de ponerle el nombre a los hechos como yo quiero y no como son, de ser como dioses creadores de una nueva naturaleza: la soberbia de la nueva “moral” del Anticristo. Ya está entre nosotros, decía el Águila de Patmos, ese mundo mundano antropocéntrico con filosofía gnóstica y fines materiales de moral subjetivista que combate al Reino y algún día terminará engañando a casi todos con la “gran apostasía” precedente de la Bestia del Mar.
El homo vetus y el homo novus
¿Recordamos a aquel filósofo pagano que caminaba con la linterna y, sin conseguir encontrarlo, buscaba al hombre, al de verdad? Una sabiduría, la antigua, que fue enriquecida después por el Cristianismo, pero que hoy nosotros, en la era moderna, ya no conocemos. El hombre creado por Dios y hecho un poco inferior a los Ángeles, el hombre que ya no es capaz de humillarse sino sólo de exaltarse, este hombre se ha degradado en estos momentos a un nivel inferior a los animales, que al menos siguen su instinto, mientras que el hombre de hoy, poniendo a parte la razón, se ha depravado y corrompido. ¿Volverá el hombre a ser una creatura racional, como Dios la quiso y pensó? ¿Volverá a considerar que está compuesto de alma y de cuerpo?
La voz de Dios, que aún busca al hombre, su creatura, y todavía, como a Adán en el paraíso terrenal, le pregunta: “¿Dónde estás?”, aquella voz nos alcanza y no podemos en absoluto escondernos ante Dios, nuestro Creador y Señor, ante Dios, que lo ve todo, sabe todo y lo puede todo. Volvamos a escuchar la voz de Dios, a nuestra conciencia, que nos dice: esto lo puedes hacer, esto en cambio te mando que no lo hagas. ¡Es Dios el que manda, es El, el Señor! A nosotros nos corresponde la obediencia, la obediencia absoluta a la Ley de Dios. Es necesario siempre obedecer a Dios antes que a los hombres y a las leyes de los hombres, las antiguas y las nuevas.
¿Qué hemos hecho de los mandamientos? ¿En qué medida el Decálogo está presente en la legislación del hombre y la voluntad de Dios donde ha sido arrinconado por el hombre de hoy? ¿Tiene todavía el primer lugar el Señor, el único a quien Le compete? Recordemos que si reservamos al Señor el segundo lugar, El se pone en el último y nos deja solos. Pobres de nosotros sin el Señor, sin su ayuda y su apoyo, ¡sin El no podemos hacer absolutamente nada!
Busquemos al Señor mientras se deja encontrar. ¡El tiempo de la salvación no dura eternamente! Vendrá el día de la justicia y terminará el tiempo de la misericordia. “Festina, Domine, no tardaveris: relaxa facinora plebis tuae” / “¡Date prisa, Señor, no tardes, perdona las culpas de tu pueblo!”.
Nunca antes como hoy ha sido necesario que oremos sin cansarnos y sin interrupción. El amigo importuno es escuchado por su insistencia y así debe ser nuestra oración: insistente y perseverante.
¿Dónde estás, oh hombre? Que pueda encontrarse todavía en la tierra, porque somos todos nosotros y a cada uno de nosotros busca Dios.
¡Reine Cristo y reine por siempre!
Oblatuscumpipsu
(Traducido por Marianus el eremita)
Tomado de:
https://adelantelafe.com/
Catecismo de la crisis en la Iglesia: EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA (III)
El magisterio eclesiástico, por derecho divino, pertenece al Papa para la Iglesia Universal, y a los Obispos para su propia diócesis.
¿Cómo reciben el Papa y los Obispos esta autoridad?- El Papa es el sucesor de San Pedro, y los Obispos son sucesores de los Apóstoles a quienes Nuestro Señor Jesucristo personalmente instituyó como doctores supremos de la fe. Ellos recibieron de Dios la carga de anunciar a sus discípulos la doctrina cristiana, de vigilarla y mantenerla pura. De esta manera, ellos continúan con la obra de Nuestro Señor Jesucristo, el cual, después de su Ascensión no está con nosotros de manera visible.
¿Nuestro Señor ha mencionado claramente este poder del magisterio otorgado a los Obispos?- Jesús dijo a sus Apóstoles: “Quien los escuche, a mí me escucha, y quien los rechace a mí me rechaza” (Lc. 10, 16). Esto se aplica también a los Obispos que son los sucesores de los Apóstoles.
Lecciones de la Literatura
Aparte de saber que no estamos solos[1], una de las cosas que nos puede enseñar la literatura es como pensaba la gente en otras épocas. No importa que una historia sea ficticia y todos sus personajes inventados, porque las obras de los grandes escritores siempre reflejan actitudes y comportamientos de su tiempo. Lógicamente, para que una historia sea creíble, para que tenga buena acogida entre el público, las motivaciones de los personajes tienen que ser propias de su época. Uno puede objetar diciendo que los hombres no han cambiado esencialmente desde que el mundo es mundo. Esto es verdad; por esta razón nos siguen apasionando las historias del pasado y nos siguen pareciendo relevantes hoy en día. Sin embargo, las estructuras sociales y la mentalidad que las sostiene sí han cambiado. En este artículo examinaré tres ejemplos literarios que reflejan eras pasadas que hablan de cuánto ha cambiado la sociedad respecto a la de hoy.
Primero, la novela Jane Eyre de Charlotte Brontë. La protagonista homónima se enamora del Sr. Rochester, el dueño de la casa donde trabaja como institutriz. A pesar de cierto misterio que rodea el pasado de Rochester, cuando éste le pide matrimonio, Jane no cabe en sí de gozo y acepta. El vuelco dramático tiene lugar en la iglesia, cuando el ministro que oficia la ceremonia dice la frase de rigor: “si alguno presente conoce algún impedimento por el cual estas dos personas no deben contraer matrimonio, que lo diga ahora o calle para siempre.” Un hombre en la sala exclama que no pueden casarse porque Rochester está casado con la hermana de éste. Ante el estupor de todos los presentes el novio lo reconoce; explica que de joven se casó en Jamaica con una mujer que luego se volvió completamente loca, que actualmente vive encerrada en el ático de su casa.
Hay que recordar un detalle importante: la autora y todos los personajes de su novela son protestantes; es decir, no creen en la indisolubilidad del matrimonio y en principio admiten el divorcio. No obstante, la protagonista entiende que las esperanzas de felicidad que había depositado en su unión con Rochester se han desvanecido para siempre. Presa de angustia y confusión, Jane se da a la fuga, con la intención de no volver a encontrarse jamás con su amado. Si la novela hubiera tenido lugar en la Inglaterra del siglo XXI en vez de principios del XIX, la solución a este problema hubiera sido muy fácil: un divorcio exprés y en 24 horas hubieran podido celebrar legalmente la boda. Una historia con este argumento no tendría ningún sentido hoy en día, simplemente porque un matrimonio previo no crearía conflicto alguno en la trama.
¿El Vaticano vende la Iglesia Católica china entregándola al régimen comunista?
Queridos amigos, quisiera llamarles la atención hacia un suceso que nos ayuda a entender la gravedad de la situación que enfrentamos.
Un cardenal chino conocido por su fidelidad a Roma ha acusado al Vaticano de vender la Iglesia Católica china al régimen comunista de Pekín. El cardenal es el arzobispo emérito de Hong Kong Joseph Zen Ze-kiun. Para entender la situación, hay que retroceder un poco. Hay que remontarse a cuando Mao Tse Tung se hizo con el poder en los años cincuenta e inició una brutal represión de los católicos. El Papa, a la sazón Pío XII, protestó enérgicamente contra la persecución, y animó a los fieles a dar testimonio de su fe. La resistencia católica obligó al régimen chino a cambiar de estrategia.
Así pues, en 1957 creó una asociación patriótica con miras a atraer a los católicos con lisonjas para que se adhirieran al régimen. Y a los que seguían fieles al Papa los esperaban la cárcel y los trabajos forzados. De ese modo surgieron dos iglesias, cada una con sus propios obispos y sacerdotes. Por un lado, la patriótica, controlada por el gobierno comunista, que empezó a consagrar obispos, excomulgados por Roma. Por otro, los sacerdotes y laicos fieles a Roma, considerados subversivos por las autoridades.
Catecismo sobre la crisis en la Iglesia: ¿Hay crisis? (I)
1- ¿Hay actualmente una crisis en la Iglesia?
Habría que taparse los ojos para no ver que la Iglesia católica atraviesa una crisis grave. Se esperaba durante los años 1960, en la época del Concilio Vaticano II, una nueva primavera para la Iglesia, pero sucedió todo lo contrario. Miles de sacerdotes han abandonado su sacerdocio, miles de religiosos y de religiosas han retornado a la vida secular. En Europa y en América del Norte, las vocaciones son muy raras y ya no se puede contar el número de seminarios, de conventos y de casas religiosas que han tenido que cerrar. Muchas parroquias permanecen sin párroco y las congregaciones religiosas deben abandonar escuelas, hospitales y casas de ancianos. “Por alguna fisura, el humo de Satán se ha introducido en el templo de Dios”, tal fue el lamento del papa Paulo VI el 29 de junio de 1972.[1]
-¿Se sabe cuántos sacerdotes han abandonado su sacerdocio durante los años 1960? En toda la Iglesia, entre 1962 y 1972, 21,320 sacerdotes fueron reducidos al estado laico. No están comprendidos en este número los que han tenido negligencia para pedir su reducción oficial al estado laico[2]. Entre 1967 y 1974 de treinta a cuarenta mil sacerdotes abandonaron su vocación. Estos hechos catastróficos pueden apenas ser comparados con los acontecimientos que han acompañado a la susodicha “Reforma” protestante del siglo XVI.
-¿Ha habido un desastre análogo en las congregaciones religiosas? En lo que concierne a las congregaciones religiosas femeninas, veamos lo que cuenta el Cardenal Ratzinger, precisando que no es mas que un ejemplo. Québec, provincia francoparlante de Canadá, era, a principio de los años 60 la región que contaba, proporcionalmente, la mayoría de religiosas en el mundo.
LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!
LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!
Conozca el secreto para ser humilde
Los filósofos clásicos tenían gran aprecio por la virtud, tanto es así que la estudiaron a fondo y llegaron a confeccionar una lista de más de 300 virtudes. Pero lo más curioso de todo es que entre ellas no estaba la humildad. Una virtud escondida a los ojos de los sabios que el cristianismo vendría a descubrir y ensalzar. Así lo leemos y meditamos en el Magnificat, perfecta radiografía del alma de María Santísima. «Él hizo proezas con su brazo: dispersó a los soberbios de corazón, derribó del trono a los poderosos, y enalteció a los humildes, a los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió vacíos.»
Por su humildad María conquistó el corazón de Dios. La humildad es una virtud clave en la vida cristiana, pues se opone frontalmente a la soberbia, pecado luciferino por antonomasia. Es la base para alcanzar todas las virtudes, tanto las teologales (fe, esperanza y caridad) como las cardinales (justicia, templanza, prudencia y fortaleza). El propio Cristo no dijo que aprendamos de Él a predicar, a hacer milagros etc sino a ser mansos y humildes de corazón.
La palabra humildad proviene del término latino humilitas, de la raíz humus, que significa tierra (que es lo más bajo aparentemente), pero paradójicamente también humus significa fértil. Nada más fértil que un alma humilde, pues deja que Dios obre maravillas en ella. Su etimología griega dimana del término tapeinosis, que significa tapete, alfombra, algo que pisa todo el mundo. ¿Estamos dispuestos a dejarnos pisar (sufrir oprobios y desprecios) por amor a Cristo?
La cruz de Callosa: el furor de la cristianofobia
La piedra que desecharon los arquitectos se ha convertido en piedra angular, en piedra de tropieza y roca de escándalo. Tropiezan en ella porque no quieren creer en la Palabra (1Pedro 2,7)
No es ésta la primera prueba ostentosa de la persecución de los cristianos en España. La cosa viene de lejos, de muy lejos. ¿Recuerdan los tiempos en que el monopolio de la bondad era atributo indiscutible de la Iglesia? ¿Qué ha pasado para que esté a punto de ser condenada por las fuerzas de la cristianofobia como la pura encarnación del mal? La más grave acusación que esgrimen hoy contra la Iglesia las fuerzas de progreso que ostentan el poder, es la homofobia. Tal como están las leyes, con sola esta acusación tienen todas las cartas en su mano para declarar a la Iglesia fuera de la ley. Ya llevan una serie de ensayos; pero el más espectacular es el de la demolición y retirada de la cruz de Callosa del Segura.
¿Qué nos ha pasado? Para que al final desaparezca la cruz de la entrada de la iglesia, para que eso sea posible han tenido que pasar muchas cosas. La más determinante de todas, la rendición de muchísimos eclesiásticos que han abdicado de su misión de mensajeros de la Verdad del Evangelio: una Verdad universal, que salva no sólo a los cristianos, sino a toda la humanidad. En efecto, la Iglesia ha tenido en sus manos durante muchísimos siglos la salvación del hombre por méritos de la Cruz de Cristo y por el seguimiento de su doctrina salvadora. Elemento clave de la vocación consagrada, era la convicción de que sacerdotes, frailes, monjas, obispos y demás gente de Iglesia, eran los instrumentos de que se servía Dios para salvar a cada persona y a la sociedad en su conjunto.
LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!
Santa Misa Dominical
Una entrevista al Profesor Peter Kwasniewski sobre el sentido de la Misa tradicional
La página católica croata Bitno acaba de publicar una sustanciosa entrevista con nuestro colaborador, el Dr. Peter Kwasniewski, sobre el descubrimiento de la antigua Misa, los liturgistas progresistas, las objeciones más comunes, la postura ad orientem, la opcionitis, el arqueologismo y otros temas. La entrevista se grabó en Nursia (Umbria, Italia) en julio pasado, y fue luego transcrita y traducida al croata por el entrevistador (lo cual explica el tono coloquial que aparece a veces). Su historia es la de muchos de nosotros, porque muestra cómo el descubrimiento de la Misa tradicional nos cambió para siempre la vida y cómo se dieron posteriormente las cosas.
Se ha ofrecido a Rorate Coeli la traducción al inglés. Las fotos son las que aparecen en el sitio croata.
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Entrevista al Prof. Peter Kwasniewski
Antes de comenzar hoy las preguntas, Dr. Kwasniewski, diga por favor algo a los lectores sobre sí mismo. ¿Dónde hizo usted sus estudios y dónde enseña?
Nací en Chicago, Illinois, y crecí en Nueva Jersey, donde asistí a una escuela primaria católica, y luego a una escuela secundaria para niños dirigida por benedictinos. Durante este período canté en el coro de varias parroquias y escuelas, y comencé a estudiar música. Luego fui al Thomas Aquinas College, en California, para obtener el grado de licenciado (bachelor) en artes liberales, y posteriormente a la Catholic University of America para los grados de MA y PhD en filosofía, con especial énfasis en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. El International Theological Institute de Gaming, en Austria, me contrató a continuación, en la época del cardenal Schönborn, y ahí enseñé filosofía y teología durante casi 8 años. Volví a los Estados Unidos a colaborar en el establecimiento de una nueva escuela de artes liberales inspirada en el movimiento de los “grandes libros” [Nota de la Redacción: véase aquí lo que hemos dicho sobre ese movimiento y su adopción por parte de John Senior], denominada Wyoming Catholic College. Durante la última década, he dado cursos de filosofía, teología, historia del arte y música. Para mí, la actividad más gratificante es dirigir el coro del college y las “scholas” en la liturgia.
¿Cómo conoció la Misa tradicional? ¿De dónde surgió su interés por ella?
Las cosas se dieron gradualmente, ya que yo no crecí con esa Misa. Nací en 1971, de modo que nunca asistí a ella. Ni siquiera sabía que existiera, como le ocurre a muchos de mi generación y a otros más jóvenes. Nosotros somos aquéllos a quienes se refería Benedicto XVI en su carta a los obispos de 7 de julio de 2007 cuando dice “que se pensaba, al comienzo, que los interesados en la antigua liturgia irían desapareciendo con las generaciones de más edad, en tanto que se ha demostrado ahora que los jóvenes han descubierto en esta forma un encuentro con el misterio de la Eucaristía que les resulta particularmente adecuado”. Esto es lo que me ocurrió a mí. Descubrí, al terminar la secundaria, cuando tenía entre 17 y 18 años, que existía algo llamado liturgia tradicional en latín. Como no la había en la región en que yo vivía, mi conocimiento de ella fue de tipo teórico. Hacia aquel tiempo, cada vez me interesaba más en la fe, y comencé a estudiarla detenidamente y a procurar vivirla más plenamente. Así, cuando se me dio la oportunidad en el college de comenzar a asistir periódicamente a la liturgia tradicional, ella empezó a hablarme en los hechos.
La dislocación de la función magisterial después del Vaticano II (Romano Amerio)
Texto leído en el congreso teológico de sí sí no no en 1996
Ruunt soecula, stat veritas.
Immo, stante veritate, stat homo, stat mundus.
Circumversamur undique et deversamur, sed veritas
nos erigit.
Amice, siste fugam, pone te in centro, ubi nullus
motus, sed vita, immo vita vivificans.
Los siglos pasan, la verdad permanece
Mejor, la verdad permaneciendo así, permanecen el hombre y el mundo
Estamos rodeados por todas partes, y desviados pero
La verdad nos sostiene en pie.
Amigo, no sigas huyendo, colócate en el centro, allí donde no hay movimiento, sino sólo la vida, pero la vida vivificante.
1. Llamado a aportar una contribución en el Congreso teológico de Sí, Sí,No,No, desearía desarrollar este principio: la crisis de la Iglesia católica es una crisis debida a la dislocación de la autoridad magisterial que, de la autoridad del Magisterio universal ha sido transferida a la autoridad de los teólogos. Dislocación que fue rápidamente experimentada, pues los años inmediatos del post-concilio la reacción fue viva, y estos seis últimos lustros, la mayoría de los teólogos ha logrado alcanzar lo que reivindicaba y se proponía cumplir: es decir que los teólogos sean reconocidos por sí mismos como partícipes del oficio didáctico de la Iglesia. Tengo entre mis papeles muchos recortes de periódico y numerosas pruebas de que todo se presentía como un peligro.
I En los orígenes de la crisis: el equívoco en los textos del Concilio.
2. El Concilio- es necesario decirlo- se reafirmó en la doctrina perenne de la Iglesia. Pero el peligro se anunció inmediatamente después. En efecto, no se puede olvidar el gran principio metódico de los innovadores, obispos y expertos conciliares. Estos últimos introdujeron subrepticiamente expresiones ambiguas en los textos propuestos, que se reservaban, después de su publicación, para interpretarlos en un sentido innovador. He ahí la estrategia perpretada, y perpretada explícitamente por los modernistas. A este respecto existe una declaración muy importante-documentada también en Iota Unum[i] – del dominico holandés Edward Schillebeeckx, que lo dice de una forma explícita: “ Nosotros expresamos las ideas de nuestro corazón de una manera diplomática, pero después del Concilio obtendremos las conclusiones implícitas”. O sea, : utilizamos un lenguaje “doble”, en el que la letra está formada a la vista de la hermenéutica, aclarando o ensombreciendo las ideas que nos convienen o nos interesan.
3. Se formaban así los documentos conciliares que, suponiendo una hermenéutica laxista y débil, irían a a reforzar las sentencias innovadoras. Sin olvidar que el escándalo principal y radical, que se tiene que atribuir a Juan XXIII, proviene de que consintió que los observadores protestantes del Concilio no sólo asistieran a los trabajos de las Comisiones, sino que cooperasen, hasta tal punto que ciertos textos del Concilio no son sólo elaboraciones teológicas de los obispos sino de teólogos protestantes.