Monseñor Schneider explica por qué habla claro sobre Amoris Laetitia

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En esta exclusiva entrevista por correo electrónico con el National Catholic Register,publicada el pasado 11 de enero, el pastor kazajo  expands  sobre su devoción a la Eucaristía y sobre temas de actualidad.

Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), ha asumido un destacado papel en lo que se refiere a afirmar asserting  la enseñanza moral de la Iglesia en lo referente a diversas interpretaciones del capítulo 8 de Amoris Laetitia, el documento del papa Francisco sobre el Sínodo de la Familia, que según sostienen algunos está socavando la fe y la moral.

El pasado 31 de diciembre dio a conocer junto con otros tres obispos kazajos una Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental, en la que afirman que la interpretación que hacen algunos prelados del mencionado capítulo, en particular en lo que se refiere a permitir que divorciados vueltos a casar que no guardan la continencia reciban la Sagrada Comunión, está causando una confusión generalizada, propagará la plaga del divorcio y es ajena a la fe y a la entera Tradición de la Iglesia.

Los prelados, a los que desde entonces se han adherido cinco obispos más, reiteraron la indisolubilidad del vínculo matrimonial, y argumentaron que tales interpretaciones del capítulo 8 equivalen a «una especie de introducción del divorcio en la Iglesia».

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Entrevista a mons. Schneider sobre Profesión de verdades, y comunión divorciados vueltos a casar

IMPORTANTE: Rorate Caeli entrevista a monseñor Athanasius Schneider en relación con la Profesión de las verdades inmutables, y la comunión para los divorciados vueltos a casar

Monseñor Athanasius Schneider –obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán) y uno de los tres firmantes originales de la Profesión de verdades inmutables aparecida esta semana en respuesta a Amoris Laetitia y a la aprobación oficial del papa Francisco de la administración de la Sagrada Comunión a algunos católicos «divorciados y vueltos a casar»– fue entrevistado por Rorate Caeli tras la publicación del documento.

En esta dirección pueden leer más sobre el documento original. Instamos a todos los medios y blogs católicos a reproducir la entrevista en su totalidad. Eso sí, les rogamos que citen como fuente a Rorate Caeli [y a Adelante la FE para la versión en castellano, N. del T].

RORATE CAELI (RC): Vuestra Excelencia lleva muchos años dando la cara en lo que se refiere a la restauración de la liturgia tradicional. Ahora, junto con los arzobispos Peta y Lenga ha dado la cara enérgicamente en defensa del matrimonio después de la publicación de  Amoris Laetitia. ¿Que les ha llevado a la conclusión de que ha llegado la hora de responder?

MONSEÑOR ATHANASIUS SCHNEIDER (MAS): Tras la publicación de Amoris Laetitia, varios prelados y conferencias episcopales comenzaron a publicar normas pastorales para los supuestos «divorciados vueltos a casar». Hay que afirmar que para el católico no existe el divorcio, porque un vínculo sacramental válido de matrimonio rato y consumado es totalmente indisoluble, e incluso el vínculo del matrimonio natural es de por sí igualmente indisoluble. Es más, para el católico sólo hay un matrimonio válido en tanto que viva su legítimo cónyuge. Por tanto, en este caso no se puede hablar de segundas nupcias.

La expresión «divorciados que se han vuelto a casar» es, por consiguiente, equívoca y engañosa. Por ser un expresión conocida, sólo la escribimos entrecomillada o precedida de un adjetivo como supuesto o llamado. Las mencionadas normas pastorales para los supuestos divorciados vueltos a casar, enmascaradas en una retórica rayana en la sofística, consideran básicamente la admisión de los «divorciados recasados» a la Sagrada Comunión sin el requisito de la indispensable condición establecida por Dios de que no se viole el sagrado vínculo conyugal mediante una relación sexual habitual con alguien que no sea el legítimo cónyuge. Se ha llegado a un extremo  en este proceso de reconocimiento implícito del divorcio en la vida de la Iglesia con la reciente orden del papa Francisco de publicar en los Acta Apostolicae Sedis una carta en la que aprobaba normas semejantes a las promulgadas por los obispos de la región pastoral de Buenos Aires.

A este acto siguó una declaración de que dicha aprobación pontifica pertenecería al Magisterio auténtico de la Iglesia. Dado que tales normas pastorales contradicen la divina Revelación, que prohíbe tajantemente el divorcio, así como las enseñanzas y la práctica sacramental del magisterio ordinario infalible y universal de la Iglesia, nos vimos obligados en conciencia, como sucesores de los Apóstoles, a levantar la voz y reiterar la doctrina y la práctica inmutables de la Iglesia en relación con la indisolubilidad del matrimonio sacramental.

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Obispos Peta, Lenga y Schneider: Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental

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Después de la publicación de la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” (2016) diversos obispos han emitido a nivel local, regional y nacional normas concernientes a la aplicación de la disciplina sacramental a los fieles llamados “divorciados vueltos a casar”, quienes se unieron en una convivencia estable more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge, pese a que esté vivo quien sí tiene esa condición, con quien está unido por un válido vínculo matrimonial.

Las normas mencionadas prevén, entre otras cosas, que en casos individuales las personas   llamadas “divorciados vueltos a casar”, puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Tales normas han recibido a menudo aprobación de parte de diversas autoridades jerárquicas y algunas de ellas fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia.

La difusión de dichas normas pastorales eclesiásticamente aprobadas han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.

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12 pasos del obispo Schneider para sobrevivir como familia católica en un desierto herético

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Mientras la batalla para el alma misma de la familia y de todos sus miembros se intensifica en todo el mundo con el empuje hacia la anarquía sexual enmascarada como “educación”, la demolición de lo que es verdaderamente masculino y femenino en nombre de los “derechos de género” y la destrucción del matrimonio enmascarada como “igualdad”, un pastor que ha sufrido bajo el terror de un régimen comunista ha expuesto un plan de supervivencia para los padres católicos que viven en un ambiente laicista, relativista y hostil y que simplemente quieren educar a sus hijos para que se conviertan en futuros ciudadanos del cielo.

El obispo Athanasius Schneider de Kazajistán, en una entrevista exclusiva dada a LifeSiteNews a principios de este mes [marzo], ha dicho que los padres católicos deben tomarse en serio su “primer deber” de educar a sus hijos en la fe para conseguir superar las influencias negativas e incluso hostiles y destructivas que aprietan por todos lados.

En una entrevista de gran alcance sobre su experiencia de niño católico crecido bajo el comunismo, sus pensamientos sobre lo que significa ser una familia católica hoy, la enseñanza, las malas parroquias y las diócesis dirigidas por sacerdotes y obispos progresistas, además de sus opiniones sobre los fieles laicos deben afrontar las preocupaciones sobre el Papa Francisco, el obispo ha indicado doce pasos que los padres católicos deben adoptar para salvaguardar a sus propias familias y a sus propios hijos. Sigue leyendo

EL OBISPO SCHNEIDER NOS HABLA DE LA IRREVERENTE Y DESACRALIZADORA COMUNIÓN EN LA MANO

Mons Schneider contrario a la comunión en la mano y de pie.

A continuación encontrarán el enlace a un video de Dom Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de Karaganda,Kazajistán, autor del libro Dominus Est.  Precisamente nos relata -en 10 minutos- las motivaciones que lo llevaron a escribir este libro, y sus conclusiones.  Debajo del video, va una traducción, no oficial, al español, de esta entrevista hablada en portugués.  Les aseguramos que vale la pena leerlo.  Aconsejamos oír el video mientras se lee la traducción.

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Me gustaría hablar sobre el tema de la Sagrada Comunión, concretamente sobre el momento de la recepción de la Sagrada Comunión. Yo me sentía obligado a escribir un libro (pequeño) sobre este tema, porque yo crecí en la clandestinidad soviética, y fui educado por sacerdotes mártires y confesores. Y cuando mi familia dejó la URSS yo tenía 12 años. Cuando nos despedimos de nuestro párroco, que era un mártir confesor, él nos dijo: «Cuando ustedes lleguen a Alemania estén atentos, no vayan a las iglesias donde se da la Sagrada Comunión en la mano». Cuando yo escuché estas palabras no podía entenderlas.

Cuando llegamos a Alemania fuimos a una Misa, y observé como se daba la Comunión, de una manera tan simple y superficial, y cuando volvimos a casa le dije a mi mamá: «Pero mamá, esto era como la distribución de bizcochos en la escuela!», yo dije esto con toda la inocencia infantil. Después anduvimos por otras iglesias, y la misma situación. Cuando volvimos a casa mi madre comenzó a llorar, y dijo: «Yo no puedo entender cómo se puede recibir a Nuestro Señor Jesucristo, presente con toda su Divina Majestad en esta Sagrada Hostia en una manera, así, superficial», y comenzó a llorar. Estas escenas me tocaron tanprofundamente a la edad de 12 años, que nunca me dejaron en la vida. Tampoco nunca pude entender -hasta hoy-, siendo sacerdote y obispo, cómo se puede recibir a Nuestro Señor Jesucristo ¡a nuestro divino Señor Jesucristo! de una manera, así, tan pobre de gestos, de adoración, de reverencia.

Así es que me sentía obligado en conciencia de hablar sobre esto. Tenía la impresión de que se calla, que no se habla de esto, es casi como un tema tabú en la Iglesia. Y observé después de 30 años en occidente, como se divulga esta manera de distribución de la comunión con todas las reglas de la moda, con todas las reglas de una estrategia global. Y así es que contemplo la posibilidad de hablar sobre esto. Y escribí este libro que fue publicado en Brasil y en Portugal.

Y he recibido muchos testimonios de personas simples que agradecieron que se hable sobre esto, hasta un católico japonés que se convirtió del budismo me escribió agradecido; decía que no pensaba que todavía un obispo podía defender la Comunión en la boca y de rodillas, ya que fue acostumbrado por sus obispos, que divulgaban la comunión en la mano, y me citó hasta el Concilio de Trento y el Vaticano II en latín, y me dijo «Señor obispo: hable sobre este tema, no se deje intimidar». Un bello ejemplo de un laico.

Cita también el ejemplo de otro laico, norteamericano, convertido del protestantismo, en cuyo culto se le permitía arrodillarse para recibir la «cena del señor» en la boca, que es un mero símbolo, pero al convertirse al catolicismo, le prohibieron recibir de rodillas a Nuestro Señor en la Eucaristía. Era absurdo que como protestante podía arrodillarse ante un símbolo y se le prohibía, como católico, arrodillarse ante la presencia real de Nuestro Señor.

Otro aspecto que contribuye es que nuestro Santo Padre Benedicto XVI comenzó a distribuir la Sagrada Comunión a personas arrodilladas y en la boca, a partir de la fiesta de Corpus Christi del año pasado. Y ha hecho esto no solamente en Roma, sino en todos los paises que ha visitado, incluso en los paises en los que las Conferencias Episcopales permiten INFELIZMENTE la Comunión en la mano.

Ahora, para nosotros, obispos y sacerdotes, que queremos sentir como Iglesia, sentir como el Papa, verdaderamente, y no solamente con palabras, no podemos comportarnos indiferentes, y cerrar los ojos delante de este ejemplo claro, humilde y modesto del Santo Padre. Es un magisterio práctico en este punto concreto. Entonces pienso que nosotros los obispos y sacerdotes debemos sentirnos obligados a imitar al Papa.

Hoy el mundo occidental, y especialmente Europa, está perdiendo el sentido de la sacralidad. Los pueblos orientales nos pueden enseñar a recuperar el sentido de lo sagrado, que es uno de los fundamentos de toda religión.

Entonces la Iglesia de hoy tiene la misión profética de testimoniar al mundo con gestos concretos, señales de reverencia de su Fe. Debemos profundizar sobre el Misterio de la Encarnación, de Dios Encarnado, con todas sus consecuencias, y profundizar nuestra Fe en el dogma de la Transubstanciación, el dogma de la Presencia Real, con todas sus consecuencias prácticas. Esto exige gestos concretos de adoración: la genuflexión, estar arrodillados, que es un gesto típicamente Bíblico, Neotestamentario, Apocalíptico.

Pienso que debemos profundizar en nuestra Fe, el misterio de Dios encarnado eucarístico, no solamente con palabras, tal vez bonitas, sino con gestos y obras concretas. Y así yo pienso y espero, que a ejemplo del Santo Padre, la Iglesia podrá hacer una contribución concreta también por este gesto de veneración en el momento más sacro, más venerable de nuestra fe que es la sagrada comunión. Es el tributo válido y concreto de una auténtica renovación de la fe, especialmente de la fe en un misterio central, un misterio amado, querido y divino que es la Santísima Eucaristía.

VERSIÓN EN INGLÉS:
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Fuente:  Sanaliturgia
Tomado de:

La comunión en la mano es de origen Calvinista

La práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas

«Ni Lutero lo habría hecho»

«La comunión en la mano no tiene nada que ver con la Iglesia primitiva, es de origen calvinista»

Athanasius Schneider, experto en Patrística y obispo auxiliar en Kazajistán, explicó en una emisora de Radio María cómo se comulgaba entonces.

Actualizado 13 agosto 2011

C.L./ReL

Athanasius Schneider

Athanasius Schneider tiene 50 años, es ucraniano y desde 2006 ha ejercido como obispo auxiliar en dos diócesis de Kazajistán, una ex república soviética con un 26% de población cristiana, mayoritariamente ortodoxa pero con una pujante comunidad católica.

Recientemente, monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explicó en la emisora de Radio María en el sur del Tirol las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es «completamente nueva» tras el Concilio Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: «Era más una comunión en la boca que en la mano», afirmó Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos: «El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido» entre los primeros cristianos.

Origen calvinista

Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio que tuvo lugar «instintiva y pacíficamente» en toda la Iglesia. A partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. «Ni Lutero», que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, «lo habría hecho», dijo el obispo kazajo: «De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos».

Juan Calvino (1509-1564)

Un poco acerca del Calvinismo y Calvino:

Calvinismo es el nombre (introducido por los luteranos contra la voluntad de Calvino) de aquella forma de -> protestantismo que directa o indirectamente tiene su origen en la obra reformadora de Juan Calvino (1509-1564). Tiene sus raíces en el humanismo francés y suizo de principios del s. xvi y, por tanto, no es simplemente una desviación del luteranismo, por muy verdad que sea que «las doctrinas fundamentales de Lutero son también las de Calvino» (E. TROELTSCH, Die Soxiallehren der christlichen Kirchen und Gruppen, T 1922, p. 610).

La influencia de Bucero, Melanchton y Bullinger sobre Calvino modificó también el c. La «conversión» de Calvino (entre 1530 y 1533) se debió a la lectura de la Biblia, especialmente a la lectura del AT. Él la leyó como palabra de Dios pronunciada directamente para él y la tomó como única fuente y norma de la fe cristiana.

Este principio de que la Escritura no sólo es la única fuente sino también la única norma, de manera que el creyente, para conseguir una seguridad sobre el contenido de la revelación, no necesita una interpretación infalible por parte de la Iglesia, es la base de toda la -> reforma. En este sentido el c. se consideraba a sí mismo en primer lugar como la iglesia reformada según la palabra de Dios, que todo cristiano podía corregir a la luz de la Escritura.  La intención de fundar una Iglesia nueva estuvo tan lejos de la mente de Calvino como de la mente de Lutero. La preocupación más seria de Calvino fue la de garantizar la transcendencia de la revelación de Dios, de la cual el hombre no puede participar más que por la gracia.

Esta intención básica no contradice en modo alguno a la doctrina católica. Sin embargo, la crítica que Calvino hizo de la Iglesia católica de Roma no sólo pretendía eliminar muchos abusos realmente existentes, sino también modificar esencialmente toda la estructura y la función de la Iglesia. El fundamento de esta crítica radical está en el hecho de que Calvino rechaza una mediación de la salvación, en la cual la Iglesia misma -por la fuerza del Espíritu Santo que la vivifica- actuara como instrumento sobrenaturalmente eficaz.

Doctrina y ulterior actividad reformadora de CaIvino

Frente a la Iglesia católica romana, Calvino fundamenta en su cristología la negación del papado y de la Iglesia como medio de salvación sobrenaturalmente eficaz. Según Calvino, Cristo es el Hijo de Dios, hecho hombre para, en cuanto mediador, reconciliar a los predestinados con Dios. Como mediador, Cristo, después de su ascensión a los cielos, envió al Espíritu Santo para otorgar en vida su plenitud, pero únicamente a los predestinados, los frutos de su mediación cumplida. Calvino cree que el cuerpo glorificado de Cristo continúa sometido a las leyes de la limitación espacial de este eón antiguo (CR 37, 169; cf. tambiénInst. iv, 17, 12). Por esto, acentúa que el cuerpo glorificado de Cristo está localmente en el cielo y que la Iglesia visible-invisible de los hombres pecadores se halla en la tierra. Sólo la «fuerza del Espíritu Santo» salva esta separación que durará hasta el día del juicio. Para Calvino, esa «fuerza del Espíritu Santo» no crea una relación ontológica con el Señor glorificado, en virtud de la cual él estaría presente y actuaría en su Iglesia (que es lo que enseña la Iglesia católica). En Calvino se trata de la unión, lograda por la virtud del Espíritu Santo, con la fuerza del cuerpo glorificado de Cristo; a través de esta unión Cristo ejerce su dominio sobre la Iglesia (Inst. ii, 15, 3; también CR 73, 568; 43, 723). Por tanto, también se comprende que para Calvino la presencia de Cristo en la eucaristía se produzca sólo a través de su fuerza, y no a través de su mismo cuerpo glorificado (Inst.iv, 17, 26; también CR 73, 695; 75, 364). Las fuertes expresiones de Calvino acerca de la comunidad con Cristo deben ser entendidas siempre dentro de estos límites.

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¿Cómo se debe recibir la comunión?

En la pintura San Jerónimo recibe la sagrada forma en la boca, a pesar de ser sacerdote, como muestra de adoración por la Hostia Sagrada.

La última comunión de San José de Calasanz -Francisco de Goya. Iglesia Colegio Escolapios de San Antón Madrid.

La Sagrada Forma, es el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y como tal SE DEBE ADORAR, por tal motivo es un sacrilegio el manoseo de la Hostia por manos indignas.

Tomado de:

http://secretummeummihi.blogspot.com/

http://forocatolico.wordpress.com

http://www.mercaba.org