Sobre las declaraciones de Francisco y las “uniones homosexuales”

Roma, 21 de octubre de 2020 – El portal Vatican News1 informa que hoy se proyectará en el Festival de Cine de Roma un documental titulado Francesco, dirigido por Evgeny Afineevsky.

La agencia Catholic News2 y el portal America, the Jesuit review3han dado a conocer algunas declaraciones de Jorge Mario Bergoglio sobre el tema de la homosexualidad. Entre otras cosas, causan desconcierto las siguientes frases:

«Los homosexuales tienen derecho a formar parte de una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Nadie debe ser excluido ni sufrir a causa de ello.4

»Lo que tenemos que hacer es una ley para las uniones civiles. De ese modo estarán tutelados por la ley. Estoy a favor de ello».5

No hace falta ser teólogo ni moralista para saber que tales afirmaciones son totalmente heterodoxas y constituyen un gravísimo motivo de escándalo para los fieles.

Pero ojo, esas palabras son también la enésima provocación con la que el sector ultraprogresista de la Jerarquía trata de crear un cisma, como ya intentó con la exhortación postsinodal Amoris laetitia, la modificación de la doctrina sobre la pena de muerte, el Sínodo Panamazónico con la inmunda Pachamama y la Declaración de Abu Dabi, posteriormente reiterada en la encíclica Fratelli tutti.

Pareciera que Bergoglio procura descaradamente llegar cada vez más lejos en un crescendo de afirmaciones heréticas a fin de obligar al sector sano de la Iglesia –episcopado, clero y fieles– a acusarlo de herejía y después declararlo cismático y enemigo del Papa.

Jorge Mario Bergoglio intenta obligar a algunos cardenales y obispos a separarse de la comunión con él, y el resultado sería no que lo depusieran por hereje, sino la excomunión de los católicos que deseen ser fieles al Magisterio perenne de la Iglesia. En las presumibles intenciones de Bergoglio y su círculo mágico, esa trampa tendría por objeto consolidar su poder al interior de una iglesia que sólo sería nominalmente católica pero en realidad sería herética y cismática.

Tal engaño se vale del apoyo de la élite mundialista, los medios mayoritarios de difusión y el lobby LGTB, al que no son ajenos muchos sacerdotes, obispos y cardenales. No olvidemos que en muchos países están en vigor leyes que castigan como delitos a quienes apoyados en el Credo consideran reprobable y pecaminosa la sodomía o no aprueban la legalización del matrimonio homosexual. Un pronunciamiento de los obispos contra Bergoglio en una cuestión como la de la homosexualidad podría permitir que las autoridades civiles los persiguiesen por vía penal con la aprobación de la Santa Sede.

En ese caso, Bergoglio no sólo tendría de su parte a la iglesia profunda, representada por rebeldes como el P. James Martin SJ y los portavoces del itinerario sinodal alemán, sino también al estado profundo. No es casual que el documental manifieste su apoyo al candidato demócrata de las próximas elecciones presidenciales de EE.UU., y haga además una inaudita condena de la política del gobierno Trump, acusado de separar a familias que tratan de entrar ilegalmente en EE.UU., cuando en realidad el Presidente está haciendo frente a la trata de seres humanos y el tráfico de menores.

De ese modo, mientras prohíbe a los prelados conservadores estadounidenses intervenir en el debate político a favor del presidente Trump, el Vaticano puede permitirse descaradas injerencias en elecciones para favorecer a su adversario demócrata, uniéndose a la censura de las redes sociales y los medios informativos en lo relativo a las gravísimas acusaciones contra la familia Biden.

Los católicos estamos llamados a alinearnos con quien defienda la vida, la familia natural y la soberanía nacional. Creíamos tener de nuestra parte al Vicario de Cristo, pero constatamos dolorosamente que en este enfrentamiento épico, aquel que debería gobernar la Barca de San Pedro ha optado por pasarse al bando del Enemigo para hacerla naufragar. Evocando el valor con que los pontífices santos defendieron la integridad de la Fe y promovieron la salvación de las almas, cabe señalar: ¡Quantum mutatus ab illis!*

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

https://www.vaticannews.va/it/papa/news/2020-10/papa-francesco-film-documentario-festival-cinema-roma.html

https://www.catholicnewsagency.com/news/pope-francis-calls-for-civil-union-law-for-same-sex-couples-in-shift-from-vatican-stance-12462

https://www.americamagazine.org/faith/2020/10/21/pope-francis-gay-civil-union-documentary

4 «Homosexuals have a right to be a part of the family. They’re children of God and have a right to afamily. Nobody should be thrown out, or be made miserable because of it».

5 «What we have to create is a civil union law. That way they are legally covered. I stood up for that».

(* “Cuán diferente de ellos”. Paráfrasis de unas palabras de la Eneida de Virgilio. N. del T.)

Monseñor Viganò habla del Covid-19 y la mano de Dios

Por Michael Matt  – 31/03/2020

Introducción del director de The REMNANT: Durante estos tiempos de cariz apocalíptico debemos tener presente que a pesar de la profunda apostasía que se ha ido extendiendo por el mundo en las últimas décadas, Dios no nos ha abandonado.

Buenos sacerdotes de todo el mundo están respondiendo a la llamada de los despojados fieles para mantener la lumen Christi en medio de las tinieblas que actualmente envuelven el mundo entero. En estos momentos de desolación, muchos de ellos empiezan a entender los entresijos de la revolución modernista que ha diezmado la Iglesia Católica, ha acabado prácticamente con el venerable Rito Romano y ha terminado por dejarnos abandonados cerrándonos la puerta de los templos.

En vista de este castigo, cuando tantos obispos han huido llevándose con ellos los Sacramentos que nos deben dar, nos alegramos de que haya al menos unos pocos buenos pastores que hayan roto las cadenas de la colegialidad para traernos el consuelo de la verdad de Cristo y llamar a las ovejas dispersas de vuelta a la protección del redil.

Está claro que no estamos solos. Dios está volviendo a suscitar profetas.

Millones de católicos se las ven y se las desean para comprender lo que ha pasado en las últimas semanas. En este Domingo de Pasión, el arzobispo Viganò nos ha hecho el honor de concedernos una entrevista en la que nos brinda una orientación franca y cristocéntrica.

Nos recuerda en primer lugar que «la enfermedad -y por lo tanto las epidemias, los sufrimientos y la pérdida de seres queridos- es algo que debemos aceptar con actitud de fe y humildad, e incluso como expiación por nuestros pecados personales». Debemos permitir que este azote nos ablande el corazón y nos conduzca al arrepentimiento y a volver a Dios.

A continuación, exhorta a todos los católicos bautizados a tener presente que la desesperación es impensable y que debemos «soportar estas pruebas en expiación por los pecados ajenos, por la conversión de los que no creen, y para abreviar el tiempo que deben pasar en el Purgatorio las ánimas benditas».

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El verdadero embrollo es la simultaneidad de dos papas

La última polémica, que ha estallado a raíz de la publicación del libro sobre el sacerdocio del cardenal Sarah y Benedicto XVI, confirma la penosa confusión que aqueja actualmente a la Iglesia.

La noticia de que el Papa Emérito y el cardenal Robert Sarah habían producido un escrito a cuatro manos resonó como una bomba el 12 de enero. El libro, editado  por Nicolas Diat, hombre de confianza de monseñor Sarah, lo ha publicado la editorial Fayard con el título Des profondeurs des nos coeurs (desde el fondo de nuestro corazón), y contiene una firme defensa del celibato eclesiástico. El lobby mediático progresista se ha lanzado al ataque negando que el Papa emérito haya escrito jamás un libro con el cardenal Sarah, y ha acusado a este último de haber emprendido una operación editorial contra el papa Francisco. Por su parte, monseñor Sarah ha reaccionado con energía:, afirmando «Declaro solemnemente que Benedicto XVI sabía que nuestra labor se publicaría en forma de libro. (…) Los ataques parecen dar a entender una mentira de mi parte. Estas difamaciones son de una gravedad excepcional.».

A pesar de ello, monseñor Georg Gänswein, secretario de Joseph Ratzinger y prefecto de la Casa Pontificia, desmintió parcialmente el 14 de enero pasado al cardenal Sarah y ha pedido que se retire la firma del papa emérito como coautor del libro: «El Papa Emérito sabía que el cardenal estaba preparando un libro y había enviado su texto sobre el sacerdocio autorizándolo a usarlo como quisiera. Pero no había aprobado ningún plan para un libro con doble firma ni había visto y autorizado la portada. Sí, es un malentendido sin cuestionar la buena fe del cardenal Sarah.».

El purpurado guineano no ha aceptado que se lo señale como responsable del malentendido y ha publicado tres cartas, fechadas respectivamente el 20 de septiembre, el 12 de octubre y el 25 de noviembre de 2019, que revelan la plena sintonía entre él y Benedicto XVI, el cual da luz verde para publicar el texto, con las siguientes palabras: «Por mi parte, estoy de acuerdo en que el texto se publique en la forma que usted ha planeado».  Con todo, se ha aceptado la solicitud de monseñor Gänswein, y las próximas ediciones no aparecerán con la dobla firma. El autor será, por tanto, «Cardenal Sarah, con la contribución de Benedicto XVI». Por otro lado, según ha precisado monseñor Sarah en un tweet. «el texto completo permanece sin cambios». Un embrollo colosal, cuya responsabilidad parecer ser de Nicolas Diat, colaborador del cardenal, que probablemente habrá destacado más de lo debido la iniciativa, y sobre todo de monseñor Gänswein, que sin duda ha cedido a las presiones de quienes han querido quitar hierro al contenido del libro, con la idea además de desacreditar al prelado guineano, impropiamente presentado como ultraconservador.

El incidente trasluce, no obstante, un embrollo mucho mayor: el de la antinatural simultaneidad de dos pontífices en el Vaticano, y más cuando uno de ellos, Benedicto XVI, después de haber renunciado al pontificado conserva el nombre y la sotana blanca, imparte la bendición apostólica –que compete exclusivamente al Sumo Pontífice– y rompe una vez más el silencio al que se había comprometido. En resumen: se considera papa aunque sea emérito.

Esta situación es consecuencia de un grave error teológico del cardenal Ratzinger. Al detentar el título de Emérito, como hacen los obispos, pareciera que entiende que el ascenso al Pontificado imprime en el elegido una especie de carácter análogo al del orden sacerdotal. En realidad, los grados sacramentales del sacerdocio son tres nada más: diaconado, presbiterado y episcopado. El pontificado corresponde a otra jerarquía de la Iglesia, la de jurisdicción o gobierno, cuyo  ápice   constituye. En el momento de ser elegido, el Papa recibe el cargo de la suprema jurisdicción, no un sacramento que imprima carácter. El sacerdocio no se pierde ni con la muerte, porque subsiste in aeternum. En cambio, sí se puede perder el pontificado, y no sólo con la muerte, sino en caso de renuncia voluntaria o de herejía pública y manifiesta. Si renuncia a ser pontífice, el Papa deja de serlo: ya no tiene derecho a la vestidura talar blanca ni a impartir la bendición apostólica. Desde el punto de vista canónico, no es ni siquiera cardenal; vuelve a ser un simple obispo. Salvo en caso de que su renuncia fuera inválida, lo cual en el caso de Benedicto XVI habría que probarlo. Lo cierto es que hoy en día el título de pontífice se aplica tanto a Francisco como a Benedicto, pero desde luego en el caso de uno de los dos es abusivo, ya que sólo uno puede ser papa en la Iglesia.

La historia de la Iglesia ha conocido papas y antipapas que se han enfrentado entre sí, pero siempre se excomulgaban mutuamente. La claridad obligaba a elegir, como sucedió con el Gran Cisma de Occidente, en el que toda la Cristiandad estuvo excomulgada por uno u otro pontífice y los fieles se veían obligados a tomar partido. Lo que no ha sucedido jamás es que dos papas se reconozcan el uno al otro como legítimos y se muestren recíprocamente respeto y obediencia, aunque se combatan por medio de terceros. Tratar de enfrentarlos públicamente es una labor ímproba, desmentida por la realidad y abocada al fracaso. No hay un papa bueno y otro malo. No hay dos papas. Lo único que hay es una gran confusión, destinada a aumentar.

¿Qué pasará cuando el itinerario sinodal de la Conferencia Episcopal Alemana ponga en marcha el proceso de liquidación del celibato eclesiástico, iniciado oficialmente por el Sínodo para la Amazonia? ¿Dará el papa Francisco luz verde a prelados germanos? ¿Y qué dirá Benedicto XVI del itinerario de sus compatriotas, que han anunciado que quieran dar un carácter vinculante a las decisiones que tomen en Alemania? Por su parte, el cardenal Sarah, ¿confirmará la «obediencia filial al papa Francisco» que manifestó en su comunicado de prensa del pasado día 14, o unirá su voz a la de los cardenales que se proponen resistir el proceso de autodemolición de la Iglesia, obedeciendo la enseñanza apostólica de que «hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch: 5,29)? Es la hora de la claridad, no de la confusión.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

 

Roberto de Mattei
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

 

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Los dos Papas

Los dos Papas, el film de Fernando Meirelles que acaba de estrenar la plataforma Netflix, tiene todos los ingredientes de una excelente película si nos atenemos exclusivamente a su factura fílmica: un auténtico duelo actoral protagonizado por Anthony Hopkins (Benedicto XVI) y Jonathan Pryce (Francisco), dos grandes del cine contemporáneo, diálogos chispeantes y en ocasiones profundos, un relato sin fisuras con momentos de enorme tensión adecuadamente compensados con certeros golpes de humor y hasta escenas desopilantes (como en la que Bergoglio intenta bailar un tango con Benedicto) que alivian al espectador, una excelente fotografía y una música impecable. Todo esto, repito, desde lo estrictamente artístico hace de Los dos Papas un producto de alta calidad de la cinematografía de los últimos tiempos.

Muy distinto, empero, es el juicio si se apunta al contenido o, como suele decirse ahora, al metamensaje de la película. El relato se inicia con la muerte de Juan Pablo II,  el cónclave en el que resulta elegido Josef Ratzinger como el Papa Benedicto XVI y en el que un Cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, aparece como el segundo más votado. Al término del cónclave un Bergoglio indisimuladamente contrariado se despide en el Aeropuerto de Roma, de regreso a Buenos Aires, de otro cardenal a quien desliza este comentario: las reformas que la Iglesia necesita no se harán y tendrán que esperar.

Años después, Bergoglio, quien ha pedido insistentemente su retiro, aterriza en Roma llamado por Benedicto XVI. La entrevista tiene lugar, en su primer día, en Castelgandolfo, en la sobriamente elegante residencia veraniega de los papas, en medio de un paisaje sereno y bucólico. Aquí comienza el duelo entre el Papa alemán y el Cardenal argentino. Son dos mundos distintos; y no sólo por las diferencias culturales o de carácter que separan a un típico argentino, jesuita, afecto al futbol y al tango, informal en todo, amigo de kiosqueros porteños y de jardineros romanos, de un intelectual alemán, experimentado profesor de universidades europeas, de inconfundible rostro bávaro, de porte algo hierático, solitario (a tal punto que come solo), y amante de la buena música clásica que él mismo ejecuta al piano en sus horas de también solitario descanso. En efecto, más allá y por encima de estos contrastes, que el film describe magistralmente, en realidad se enfrentan dos Iglesias; y aquí está, a mi juicio, la clave de la película.

Benedicto XVI es lo que diríamos un conservador; un papa preocupado por mantener íntegra la doctrina y la tradición de la Iglesia, convencido de que lo que el mundo necesita es una verdad absoluta que lo ponga al amparo de los vientos del relativismo. Bergoglio, en cambio, es un reformador, piensa que la Iglesia es narcisista, que debe dejar de contemplarse a sí misma, abandonar sus disputas teológicas y litúrgicas (“vivimos discutiendo si la misa debe rezarse en latín o no”, es una de las frases que desliza el Cardenal) y abrirse al mundo, mezclarse con el dolor y el sudor de los pobres, con las víctimas de los abusos (“no basta con la confesión de los abusadores”, es otra de las frases que se oyen de boca del argentino), permitir la comunión a los divorciados, defender el medio ambiente y combatir los excesos del capitalismo.

A medida que transcurre el diálogo la relación entre los personajes se va transformando. Del enfrentamiento inicial, por momentos francamente hostil, va pasando a una suerte de intimidad fraterna. Ambos cuentan sus vidas y se confiesan recíprocamente. ¿Cuál es el gran pecado del Cardenal? Su actuación en la época de la dictadura militar argentina cuando ejercía su cargo de Provincial de la Compañía y suspendió a dos jesuitas que se ocupaban de los pobres en un barrio marginal de Buenos Aires; ambos curas aparecen como víctimas de la represión militar y de la cobardía de Bergoglio: relato absolutamente falso por cierto en el que no falta ninguna de las imposturas setentistas como los treinta mil desaparecidos y en el que, obviamente, se omite lo esencial: los curas en cuestión eran dos guerrilleros que entrenaban terroristas.

¿Y el pecado del papa alemán? No haber atendido las graves denuncias contra el sacerdote mexicano Maciel acusado de gravísimos delitos de abuso sexual. Historia, también, radicalmente falsa si se tiene presente que fue justamente Benedicto quien tuvo que esperar a ser Papa, debido a la resistencia de algunos cardenales, para poner fin a décadas de escandaloso ocultamiento de las tropelías de aquel monstruo moral.

El desenlace ocurre en una Capilla Sixtina absolutamente vacía en la que sólo están, frente a frente, el Papa y el Cardenal. Allí, Benedicto le confiesa a Bergoglio que ha decidido renunciar al Trono de Pedro: él no sabe gobernar, es sólo un académico, no ha sabido hacerse de colaboradores eficaces, hace tiempo que Dios no lo escucha, todo aquello en lo que ha creído y por lo que ha vivido se le aparece vano: la Iglesia necesita un Bergoglio; por eso, Benedicto debe renunciar y el Cardenal permanecer.

El final lo conocemos: renuncia de Benedicto XVI, nuevo cónclave y Bergoglio, convertido en Francisco, sin el pectoral de los papas, sin paramentos y calzando sus míticos zapatos negros, saluda a la multitud que lo aclama en Piazza San Pietro aquel lluvioso atardecer del 13 de marzo de 2013. Desde su retiro, Benedicto sonríe frente al televisor, como quien ha cumplido su tarea.

Benedicto ya no existe, se ha ido y con él se ha ido la Iglesia de Cristo, la que salió del costado abierto del Crucificado, la que con sombras y luces ha sido el faro del mundo y ha anunciado el evangelio a los hombres. Hay dignidad en esa muerte. Es el canto del cisne. En su lugar ha nacido la nueva Iglesia de Francisco: humana, misericordiosa, hospital de campaña, portadora de un evangelio intramundano, ecologista, que no teme poner los ídolos del mundo en el lugar santo.

Los dos papas es la versión cinematográfica de la tesis impuesta por la secta modernista: lo único bueno de Benedicto XVI es haber comprendido que debía renunciar para dar paso a Francisco, el reformador, el heraldo de la primavera de la Iglesia. Y en este sentido la película es todo un acierto porque refleja con exactitud el drama de la Iglesia de nuestros días. Sólo que este drama es presentado con el ropaje de una gloriosa y esperanzadora victoria.

En síntesis: un veneno letal en un excelente y atrayente envase.

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Título original: The two Popes. Con la actuación de Anthony Hopkins, Jonathan Pryce, Juan Minujín. Dirigida por Fernando Meirelles. Guión de Anthony McCarten. Fotografía de César Charlone y música de Bryce Dessner. Montaje de Fernando Stutz. Producción de Dan Lin, Jonathan Eirich, Tracey Seaward.

 

Mario Caponnetto
Nació en Buenos Aires el 31 de Julio de 1939. Médico por la Universidad de Buenos Aires. Médico cardiólogo por la misma Universidad. Realizó estudios de Filosofía en la Cátedra Privada del Dr. Jordán B. Genta. Ha publicado varios libros y trabajos sobre Ética y Antropología y varias traducciones de obras de Santo Tomás.
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Los manotazos de Bergoglio

El año 2020 se ha inaugurado con un desconcertante video del papa Francisco que se ha hecho viral por todo el mundo. No se trata de la tradicional felicitación de Año Nuevo, sino de las imágenes de la brusca reacción del Papa el día de Nochevieja tras el tradicional Te Deum en la Plaza de San Pedro. En la primera escena aparece dando manotazos a una señora asiática que le había agarrado una mano. En la segunda, se observa la mirada airada del Sumo Pontífice mientras se aleja después de haber dado dichos manotazos a la señora.

A lo largo y ancho de Internet se han multiplicado las reacciones, todas caracterizadas por el tono jocoso y la ironía, algunas agudas e ingeniosas, y otras groseras. Alguno, tratando de justificar a Francisco, ha recordado el momento de ira e indignación de Nuestro Señor Jesucristo cuando expulsó a los mercaderes del templo, sin reparar en lo blasfema que resulta la comparación. La del Señor era una ira santa contra quienes comerciaban en el lugar santo. Pero cuando las ofensas iban dirigidas a su Persona, el Señor jamás retribuyó una bofetada con otra; se mantuvo manso y humilde como un cordero.

El papa Francisco, por el contrario, reaccionó con ira a lo que percibió como agresividad hacia su persona, pero no se ofende con la misma energía cuando los católicos son víctimas de persecución por todo el mundo o cuando la Iglesia es objeto de humillación y ultraje. No sólo eso; el propio papa Bergoglio ha reconocido que estuvo mal lo que hizo. Al día siguiente en el Ángelus dijo efectivamente: «Muchas veces perdemos la paciencia; yo también, y pido disculpas por el mal ejemplo de ayer ».

Algunos de los siempre defienden a ultranza a Francisco han procurado excusarlo diciendo: «Es un hombre como cualquier otro; todo el mundo mete la pata». Es cierto que el Papa no está asistido por el Espíritu Santo en cada uno de sus actos y palabras. Puede cometer errores. Pero el Papa es el dulce Cristo en la Tierra, y no puede permitirse cometer en público ciertos errores, ya que en todo momento debe predicar con el ejemplo.

Por otro lado, los mismos que defienden la posibilidad de que el papa Francisco yerre, niegan que pueda hacerlo jamás al hablar. Ahora bien, si el propio Pontífice reconoce que no todo lo que hace está bien, no puede menos que admitir que tampoco acierta siempre cuando habla. Por ejemplo, cuando negó a la Virgen el título de Correndentora. La indignación de tantos católicos ante tal afrenta a Nuestra Señora estuvo mucho más justificada que la reacción del papa Francisco en San Pedro.

Viñetas satíricas han difundido tales contradicciones por las redes sociales. Con todo, la ironía que se propaga por Internet debería suscitarnos, además de una sonrisa, una cierta tristeza. No es fácil deslindar la persona del Papa del cargo que ejerce. Para bien o para mal, todo lo que tenga que ver con la figura del Romano Pontífice repercute inevitablemente en el Papado. El Papa es humano, pero la institución que representa es divina. Desgraciadamente, en los años sesenta se inició un proceso de desacralización del Papado. Es posible que acto inaugural de dicho proceso tuviera lugar durante el Concilio Vaticano II, el 13 de noviembre de 1964, cuando Pablo VI descendió del trono pontifico bajo el baldaquino de bronce de San Pedro y depuso sobre el altar del Concilio la tiara que le habían obsequiado los milaneses para su coronación como pontífice. Con dicho acto confundió el homenaje a la institución con un homenaje a su persona. A partir de ese momento se empezó a divinizar al hombre y a humanizar la institución. Y actualmente la papolatría va de la mano con las burlas a la institución del Papado. Pidamos a la Divina Providencia que en este nuevo año 2020 humille a los hombres y exalte a la Iglesia, a imitación del ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, del que queremos ser humildes pero firmes seguidores.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Por Roberto de Mattei

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Francisco ultraja a María

Francisco enseña que María, “mujer mestiza de nuestros pueblos”, no es Corredentora

El 12 de diciembre, en la homilía de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Francisco negó la participación de María en la obra redentora, calificándola de “historias” (“fábulas, cuentos”) y de “tontera” (“tontería, bobada, insignificancia”). Éstas son sus palabras:

“Fiel a su Maestro, que es su Hijo, el único Redentor, jamás quiso para sí tomar algo de su Hijo. Jamás se presentó como corredentora. (…) Nunca robó para sí nada de su Hijo (…) María mujer, María madre, sin otro título esencial. (…) Y tercer adjetivo que yo le diría mirándola, se nos quiso mestiza, se mestizó. (…) Se mestizó para ser Madre de todos, se mestizó con la humanidad. ¿Por qué? Porque ella mestizó a Dios. Y ese es el gran misterio: María Madre mestiza a Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, en su Hijo. Cuando nos vengan con historias de que habría que declararla esto, o hacer este otro dogma, no nos perdamos en tonteras: María es mujer, (…) mujer de nuestros pueblos, pero que mestizó a Dios.”[1]

Los dichos de Bergoglio, además de insultantes, son completamente falsos. Si bien no ha habido hasta ahora una declaración dogmática del magisterio al respecto, la corredención de María forma parte de la revelación divina. Su fundamento escriturístico es innegable. Éste consiste en el paralelo y en la analogía existente entre Eva y la Santísima Virgen. Paralelo y analogía que se manifiestan en el papel desempeñado por ellas en relación, por un lado, con Adán en el caída original y, por el otro, con Jesucristo, nuevo Adán (Rm. 5, 14 – I Cor. 15, 22), en la reparación de la misma.

En efecto, del mismo modo que Eva participó en la caída de Adán, por su falta de fe y su desobediencia, María lo hizo en la redención, a través de su fe y su obediencia. Con su “fiat” y su consentimiento al sacrificio salvador de Jesús, María hizo posible la Redención, así como Eva, tentando a Adán a instancias de la Serpiente, había hecho posible la falta original. Es Adán quien la comete, pero Eva está íntimamente vinculada a ella, no como artífice, sino como partícipe necesaria y a  modo de causa instrumental.

De manera análoga, María, nueva Eva, participa en el acto redentor realizado por Jesucristo, nuevo Adán, no como autora, sino como partícipe necesaria -Dios así lo dispuso en su Divina Providencia-, y como causa instrumental -con su “fiat” libremente otorgado, María suministró la “materia” del sacrificio redentor, es decir, el cuerpo de la víctima expiatoria-.

Es en este sentido que debe entenderse el término “corredención” aplicado a María, como expresión de su íntima participación en la obra redentora consumada por su divino Hijo  -autor exclusivo de la misma-, y no como si la redención hubiera sido realizada por ambos, en el mismo sentido y en un pie de igualdad, como si fuesen coautores del hecho.

Así pues, a semejanza de Eva, que interviene de manera decisiva en la caída del género humano provocada por la falta de Adán, la Santísima Virgen María, Eva de la Nueva Alianza, está estrechamente involucrada en la redención operada por el nuevo Adán, Jesucristo.

Veamos lo que dice al respecto San Ireneo, Padre y Doctor de la Iglesia, discípulo de San Policarpo, quien, a su vez, lo había sido del apóstol San Juan, en su obra “Contra los herejes”:

“En correspondencia encontramos también obediente a María la Virgen, cuando dice: «He aquí tu sierva, Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38); a Eva en cambio indócil, pues desobedeció siendo aún virgen. Porque como aquélla, (…) habiendo desobedecido, se hizo causa de muerte para sí y para toda la humanidad; así también María, teniendo a un varón como marido pero siendo virgen como aquélla, habiendo obedecido se hizo causa de salvación para sí misma y para toda la humanidad (Heb 5, 9). (…) Así también el nudo de la desobediencia de Eva se desató por la obediencia de María; pues lo que la virgen Eva ató por su incredulidad, la Virgen María lo desató por su fe.”[2]

Citemos ahora al gran doctor mariano San Luis María Grignon de Montfort:

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Acto de acusación al papa Francisco y de amor a la Iglesia de S.E. monseñor Carlo Maria Viganò

S.E. monseñor Viganò, ex nuncio apostólico en los EE.UU., publica hoy un documento que constituye una enérgica acusación al papa Francisco, y al mismo tiempo, un acto de ferviente amor a la Iglesia. Publicamos el texto íntegro:

Así dice Yahvé, el Dios
que creó los cielos y los desplegó;
el que extendió la tierra con sus frutos,
dio hálito a los hombres que la habitan,
y espíritu a los que por ella caminan:
Yo soy Yahvé; éste es mi nombre; 
no doy mi gloria a ningún otro
ni mi honor a las imágenes fundidas.

Pues Yahvé avanza como un héroe,
como un guerrero despierta su furor,
vocea y lanza gritos,
y muestra su fuerza contra sus enemigos.
 Mucho tiempo estuve callado,
guardé silencio, me contuve,
mas ahora doy voces como una mujer que da a luz,
lanzo ayes y suspiro jadeando.
Devastaré los montes y los collados,
y agostaré todo su verdor;
convertiré los ríos en desierto, y secaré los lagos.
Entonces volverán atrás, llenos de vergüenza,
los que confían en las estatuas;
los que dicen a las imágenes fundidas:
«Vosotros sois nuestros dioses».
¿Quién entregó a Jacob al pillaje, y a Israel a los saqueadores?
¿No es Yahvé, contra quien han pecado,
Aquel cuyos caminos no quisieron seguir, ni escuchar su Ley?
Por eso derramó sobre Israel el fuego de su ira,
y el furor de la guerra. Pegó fuego alrededor de él, pero no comprendió; 
le consumía, mas no hizo caso.
(Is.42,5-23)

MARÍA INMACULADA, VIRGEN Y MADRE, ACIES ORDINATA, ORA PRO NOBIS

«¿Podría haber otra cosa en el corazón de la Virgen María que el nombre de Nuestro Señor Jesucristo? También nosotros deseamos tener en nuestros corazones un solo nombre: el de Jesús, al igual que la Santísima Virgen.»

La trágica parábola del presente pontificado avanza en una continua sucesión de golpes de efecto. No pasa un día sin que desde su supremo  trono el Sumo Pontífice contribuya a desmantelar la Sede Petrina usando y abusando de su suprema autoridad, no para confesar sino para negar; no para  confirmar sino para extraviar; no para unir sino para dividir; no para edificar sino para derribar.

Herejías materiales, herejías formales, idolatría y superficialidades de todo género: el Sumo Pontífice Bergoglio no cesa de humillar obstinadamente la autoridad suprema de la Iglesia, desmitificando el Papado, como tal vez diría su ilustre colega Karl Rahner. Su modo de actuar tiene por objeto violar el Sagrado Depósito de la Fe y desfigurar el rostro católico de la Esposa de Cristo con sus palabras y sus actos, con disimulaciones y con mentiras, con sus gestos evidentes que alardean de espontaneidad pero están meticulosamente ideados y planificados , y con los cuales se exalta a sí mismo en un incesante autobombo narcisista, mientras humilla la figura del Romano Pontífice y eclipsa la del Dulce Cristo en la Tierra.

Sus acciones se sirven de improvisaciones magisteriales, de un magisterio improvisado, líquido, insidioso como arenas movedizas; no sólo en las alturas, a merced de periodistas de todo el mundo, en esos espacios etéreos que pueden evidenciar un delirio patológico de ilusoria omnipotencia,  sino también en el ámbito de las funciones más solemnes que deberían infundir un sagrado temor y reverente respeto.

Con ocasión de la festividad de la Virgen de Guadalupe, el papa Bergoglio ha vuelto a dar rienda suelta a su evidente fobia antimariana que evoca a la de la Serpiente en el relato de la Caída, en el Protoevangelio que profetiza la radical enemistad que puso Dios entre la Mujer y la Serpiente, y la hostilidad declarada de esta última, que hasta la consumación de los tiempos acechará el calcañar de la Mujer intentando triunfar sobre Ella y sobre su posteridad. La del Romano Pontífice es una agresión manifiesta contra las prerrogativas y sublimes atributos que hacen de la Inmaculada siempre Virgen Madre de Dios el complemento femenino del Verbo Encarnado, asociándola íntimamente a Él en la economía de la Redención.

Tras degradarla comparándola con la vecina, con una refugiada inmigrante, o con una laica como otra cualquiera con sus defectos y con la crisis de una mujer cualquiera manchada con el pecado, o incluso con una discípula, que lógicamente no tendría nada que enseñarnos; tras banalizarla y despojarla de su carácter sagrado, a la manera de las feministas que están ganando terreno en Alemania con su movimiento María 2.0, empeñado en modernizar a la Virgen para convertirla en una imitación, a imagen y semejanza de ellas, Bergoglio ha tenido la crueldad de decir de la Augusta Reina y Madre Inmaculada de Dios que «se mestizó con la humanidad» y que mestizó a Dios. Con un par de ocurrencias, ha asestado un golpe al corazón del dogma mariano y del dogma cristológico que le está vinculado.

Los dogmas marianos constituyen el sello de aprobación de las verdades católicas que conforman nuestra Fe, definidas en los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia; son un baluarte inquebrantable contra las herejías cristológicas y contra los furibundos ataques asestados por las puertas del Infierno. Quien la mestiza y profana demuestra estar de parte del Enemigo. Atacar a María es arremeter contra el propio Cristo. Atacar a la Madre y alzarse contra el Hijo es rebelarse contra el propio misterio de la Santísima Trinidad. La Inmaculada Theotokos, «terrible como ejército con banderas desplegadas» —acies ordinata–, dará batalla para salvar a la Iglesia y aniquilará el ejército del Enemigo que se ha soltado de sus cadenas y le ha declarado la guerra, junto con todas las demoniacas pachamamas que regresarán definitivamente al Infierno.

Por lo que se ve, el papa Bergoglio no puede disimular más que no soporta a la Inmaculada, y ni siquiera consigue ocultarlo tras su ostentada devoción, siempre bajo los reflectores y las cámaras de televisión, mientras va abandonando la celebración solemne de la Virgen Asunta al Cielo y el rezo del Rosario con los fieles que con Juan Pablo II y Benedicto XVI atestaban el patio de San Dámaso y la Plaza de San Pedro de Roma.

El papa Bergoglio se vale de la pachamama para intentar derrotar a la Guadalupana. La entronización del ídolo amazónico en el Altar de la Confesión en San Pedro no fue otra cosa que una declaración de guerra a la Señora y Patrona de las Américas, que al aparecer se a San Juan Diego derrotó los ídolos demoniacos y conquistó a los indios llevándolos a la adoración del verdadero y único Dios gracias a su mediación materna. ¡No es ninguna leyenda!

A pocas semanas de la clausura del acto sinodal que supuso la investidura de la pachamama en el corazón de la catolicidad, hemos tenido noticia de que el desastre conciliar del Novus Ordo Missae será objeto de más modernizaciones, entre otras la introducción del rocío en el Canon Eucarístico en sustitución de la mención al Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Se trata de un paso más en la regresión hacia la naturalización e inmanentación del culto católico, rumbo a un Novissimus Ordo panteísta e idólatra. El rocío –entidad presente en el lugar teológico de la Amazonia tropical, como supimos por los padres sinodales–, aparece como el nuevo principio inmanente de la fecundación de la Tierra, que la transustancia en un todo interconectado en un sentido panteísta al que se asimilan y someten los hombres para la gloria de pachamama. Henos aquí hundidos en las tinieblas de un nuevo paganismo mundialista y ecotribal, con sus demonios y perversiones. Con esta enésima distorsión litúrgica, la divina Revelación se degenera en la plenitud del arcaísmo; de la identidad hipostática del Espíritu Santo, nos deslizamos hacia la evanescencia simbólica y metafórica del rocío, que la gnosis masónica había hecho suya desde hace tiempo.

Volvamos por un instante a las estatuillas idolátricas, con su singular fealdad, y a la declaración del papa Bergoglio al día siguiente de que las sacaran de Iglesia de Traspontina y las arrojasen al Tíber. Las palabras pronunciadas por el Sumo Pontífice tienen una vez más el hedor de una tremenda mentira: nos ha hecho creer que las estatuillas fueron prontamente rescatadas de las turbias aguas gracias a la intervención de los carabineros. Se queda uno pasmado al ver que un equipo de Noticias del Vaticano, coordinado por Tornielli y Spadaro, de Civiltà Cattolica, con reporteros y cámaras de la prensa oficial, no tuvieran tiempo de filmar e inmortalizar el rescate de las pachamamas. Resulta hasta inverosímil que una operación de semejante espectacularidad no llamase la atención de los viandantes, que con sus teléfonos celulares habrían podido filmarlo y difundirlo por las redes sociales. Nos sentimos tentados a preguntárselo a quien hizo tal declaración. Sin ninguna duda, esta vez también nos responderían con un elocuente silencio.

Hace ya más de seis años que nos envenenan con un falso magisterio, una especie de síntesis extrema de todas las equívocas afirmaciones del Concilio y de los errores postconciliares que se han propagado inconteniblemente sin que la mayoría repare en ello. Sí, porque el Concilio Vaticano II abrió algo peor que la Caja de Pandora: la Ventana de Overton, de un modo tan gradual que nadie se ha dado cuenta de la alteración que se ha llevado a cabo, de la auténtica naturaleza de las reformas, de sus dramáticas consecuencias, y ni siquiera se ha llegado a sospechar quién manejaba realmente los hilos de esta gigantesca operación subversiva, que el cardenal modernista Suenens calificó de «el 1789 de la Iglesia Católica».

Y así, a lo largo de las últimas décadas, el Cuerpo Místico se ha ido desangrando lentamente de su linfa vital en una incontenible hemorragia: el Sagrado Depósito de la Fe se ha ido dilapidando de a poco, los dogmas han sido desnaturalizados, el culto se ha ido secularizando y profanando, la moral ha sido saboteada, el sacerdocio vilipendiado y el Sacrificio Eucarístico protestantizado y transformado en un banquete amistoso.

Actualmente la Iglesia está exangüe , invadida por la metástasis, devastada. El pueblo de Dios avanza a ciegas, analfabeto y despojado de su Fe, sumido en las tinieblas del caos y la división. En las últimas décadas, los enemigos de Dios han utilizado una táctica de tierra quemada arrasando dos mil años de Tradición. En una aceleración inaudita, gracias a la carga subversiva de este pontificado apoyado por el potentísimo aparato jesuita, le están asestando a la Iglesia un mortífero golpe de gracia.

Al papa Bergoglio –como a todos los modernistas– es imposible pedirle claridad, ya que el sello distintivo de la herejía modernista es precisamente el disimulo. Maestros del error y expertos en el arte del engaño ,«se ocupan en conseguir que se acepte universalmente lo ambiguo, presentando su lado inocuo, que les servirá de salvoconducto para introducir el lado tóxico que al principio ocultaban» (P.  Matteo Liberatore S.J.). De ese modo, la mentira, terca y obsesivamente repetida, termina por hacerse cierta y ser aceptada por la mayoría.

Es también típicamente modernista la táctica de afirmar aquello que se quiere destruir, valiéndose de términos vagos e imprecisos, promoviendo el error sin formularlo con claridad en ningún momento. Que es ni más ni menos lo que hace el papa Bergoglio con su amorfismo que disuelve los misterios de la Fe, con su característica aproximación doctrinal con la que mestiza y derriba los más sagrados dogmas, como ha hecho con los relativos a la siempre Virgen Madre de Dios.

El resultado de este abuso de autoridad es que nos encontramos ante una Iglesia Católica que ha dejado de ser católica, un recipiente vaciado de su auténtico contenido para reemplazarlo con productos de pacotilla.

Es inevitable la llegada del Anticristo. Forma parte del epílogo de la historia de la salvación. Pero sabemos que es requisito imprescindible para el triunfo universal de Cristo y de su gloriosa Esposa. Aquellos de nosotros que no nos hayamos dejado engañar por estos enemigos de la Iglesia, enfeudados en el Cuerpo eclesial, tenemos que unirnos en un frente común contra el Maligno, ya hace tiempo derrotado, pero todavía en condiciones de hacer daño y provocar la perdición eterna de multitudes, pero a quien la Virgen Santísima, nuestra Corredentora, aplastará definitivamente la cabeza.

Ha llegado la hora de que actuemos. De manera inequívoca, sin dejarnos expulsar de esta Iglesia de la cual somos hijos legítimos y en la que tenemos el sacrosanto derecho de sentirnos en casa, sin que la odiosa horda de enemigos de Cristo nos haga sentir como marginados, cismáticos y excomulgados.

¡Ha llegado la hora de que actuemos! El triunfo del Corazón Inmaculado de María –Corredentora y Mediadora de todas las gracias– pasa por sus hijitos, sin duda frágiles y pecadores pero de carácter totalmente contrario a quienes militan en las filas enemigas. Pequeños, consagrados sin limitaciones a la Inmaculada por ser su talón, la parte más humilde y despreciada, la más odiada por el Infierno, pero que junto a Ella aplastarán la cabeza del monstruo infernal.

San Luis María Griñón de Monfort se preguntaba: «¿Cuándo tendrá lugar ese triunfo? Sólo Dios lo sabe. Nuestro deber consiste en velar y orar como recomendaba encarecidamente Santa Catalina de Siena: «¡Ay de mí, que muero y no puedo morir! No sigáis durmiendo en la negligencia; aprovechad al máximo el tiempo presente. Confortaos en Cristo Jesús, dulce amor. Sumergíos en la Sangre de Cristo crucificado, crucificaos con Él, escondeos en sus llagas, bañaos en su Sangre» (Carta nº 16).

La Iglesia está sumida en las tinieblas del modernismo, pero la victoria será de Nuestro Señor y de su Esposa. Queremos seguir profesando la Fe perenne de la Iglesia en medio del fragor que la asedia. Queremos velar con Ella y con Jesús en este nuevo Getsemaní del fin de los tiempos y hacer penitencia en reparación por las muchas ofensas que se les infligen.

+Carlo Maria Viganò

Arzobispo titular de Ulpiana

Nuncio Apostólico

19 de diciembre de 2019

(Traducido por Bruno de la Inmaculada /Adelante la Fe)

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La teología «mestiza» del papa Francisco

 

Entre las palabras que con más frecuencia se repiten en el vocabulario del papa Francisco está la de mestizaje. A este término Francisco le atribuye un sentido no sólo étnico, sino también político, cultural e incluso teológico. Lo hizo el pasado día 12, al afirmar que la Virgen «se nos quiso mestiza, se mestizó. Pero no sólo con el Juan Dieguito, con el pueblo. Se mestizó para ser Madre de todos, se mestizó con la humanidad. ¿Por qué? Porque ella mestizó a Dios. Y ese es el gran misterio: María Madre mestiza a Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, en su Hijo» (L’Osservatore Romano, 13 dicembre 2019). Lo sepa o no el papa Francisco, el origen de este concepto mestizo del misterio de la Encarnación está en la herejía de Eutiquio (378-454), archimandrita de un convento de Constantinopla según el cual después de la unión hipostática la humanidad y la divinidad de Cristo se fundieron para formar un tertium quid, una híbrida mescolanza que no sería propiamente Dios ni hombre. El eutiquianismo es una forma grosera de monofisismo porque sólo acepta en el Hijo de Dios encarnado una sola naturaleza resultante de esa confusa unión de la divinidad con la humanidad. A raíz de la denuncia formulada por Eusebio de Dorilea (el mismo que veinte años atrás había acusado a Nestorio), Flaviano, obispo de Constantinopla, congregó en 448 un sínodo en el que Eutiquio fue condenado y excomulgado por hereje. Eutiquio, apoyado por Dióscoro, patriarca de Alejandría, logró convocar otro sínodo en Éfeso que lo rehabilitó; Flaviano, Eusebio y otros obispos fueron agredidos y depuestos. En aquel entonces reinaba como papa San León Magno, que declaró nulo este último sínodo, al que denominó Latrocinio de Éfeso, nombre con el que pasó a la historia dicho conciliábulo. Tras dirigir a Flaviano una carta en la que exponía la doctrina cristológica tradicional (Denzinger, 143-144), el Papa animó a la nueva emperatriz Pulqueria (399-453) a organizar un nuevo concilio en la ciudad de Caldedonia, en Bitinia. En la tercera sesión del concilio se leyó la carta de León a Flaviano sobre la Encarnación del Verbo. En cuanto el lector terminó y calló, todos los presentes exclamaron unánimes: «Ésta es la fe de los Padres, ésta es la fe de los Apóstoles. Así creemos todos. Así creen los ortodoxos. Quien no crea así, sea excomulgado. San Pedro ha hablado por la boca de León» (Mansi, Sacrorum conciliorum nova et amplissima Collectio,VI, 971, Act. II).

Consiguientemente, el Concilio de Calcedonia definió la fórmula de fe que declaraba la unidad de Cristo como persona y de la dualidad de las naturalezas de la única Persona de Cristo, perfecto y verdadero Dios, única Persona  en dos naturalezas distintas. La definición dogmática de Calcedonia confiesa: «Uno solo y el mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros menos en el pecado; engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, Madre de Dios en cuanto a la humanidad» (Denzinger 148).

Al igual que San León Magno, los protagonistas de Calcedonia, Flaviano y Pulqueria fueron elevados a la gloria de los altares, mientras que el nombre de Eutiquio se cuenta entre los de los heresiarcas.

Entre las numerosas variantes que han surgido del eutiquianismo a lo largo de los siglos se cuenta la de la kenosis, que se desarrolló en el mundo protestante mediante una extravagante interpretación  del  despojamiento o vaciamiento del que habla San Pablo en la carta a los Filipenses (2,7). La Iglesia lo entiende en un sentido moral, viendo en él la voluntaria humillación de Cristo que, a pesar de seguir siendo verdaderamente Dios, se humilló hasta ocultar su infinita grandeza en la humildad de nuestra carne. La doctrina de la kenosis sostiene por el contrario que el Verbo perdió de hecho sus propiedades divinas o renunció a ellas por completo. En la encíclica Sempiternus Rex del 8 de septiembre de 1951, Pío XII la refutó con estas palabras: «Repugna también abiertamente con la definición de fe del Concilio de Calcedonia la opinión, bastante difundida fuera del Catolicismo, apoyada en un texto de la Epístola de San Pablo Apóstol a los Filipenses [Fi.2,7], mala y arbitrariamente interpretado, esto es, la doctrina llamada kenótica, según la cual en Cristo se admite una limitación de la divinidad del Verbo; invención verdaderamente sacrílega, que, siendo digna de reprobación como el opuesto error de los Docetas, reduce todo el misterio de la Encarnación y de la Redención a una sombra vana y sin cuerpo».

Es absurdo pretender una limitación de la divinidad, porque el ser divino es infinitamente perfecto, simple e inmutable, y es metafísicamente incapaz de sufrir la menor limitación. Además, un Dios que renuncia a ser él mismo deja de ser Dios y de existir (cfr. Luigi Iammarone, La teoria chenotica e il testo di Fil 2, 6-7, en Divus Thomas, 4 (1979), pp. 341-373). Los neoeutiquianos niegan la verdad de razón según la cual Dios es el Ser por esencia, acto puro, inmutable en sus infinitas perfecciones, y rechazan la verdad de fe por la cual Jesús, en cuanto hombre-Dios, gozó a lo largo de toda su vida de la visión beatífica, fundamento de su divinidad. La teología del mestizaje del papa Bergoglio parece hacer suya esta postura, la misma que le atribuye Eugenio Scalfari, que en un artículo aparecido en La Reppublica el pasado 9 de octubre afirmó que según Francisco, «una vez encarnado, Jesús cesa de ser Dios y se vuelve hombre hasta la muerte en la cruz». El director de la Sala de Prensa Vaticana, que habló el mismo día, no desmintió a Scalfari, limitándose a decir que se trataba de «una interpretación libre y personal de lo que había oído», con lo que proyectó una sombra de grave sospecha sobre la cristología bergogliana. Se nos podría objetar que atribuimos al papa Francisco herejías que jamás ha expresado formalmente. Pero si es cierto que la censura de herejía sólo se puede aplicar a expresiones que niegan una verdad revelada, no es menos cierto que un hereje se puede manifestar mediante la ambigüedad de sus palabras, así como de sus actos, silencios y omisiones. Pudiera decirse que al papa Francisco se le podría aplicar lo que dijo de Eutiquio un eminente patrólogo, el padre Martin Jugie: «Resulta muy difícil conocer con exactitud la doctrina de Eutiquio sobre el misterio de la Encarnación, porque ni él mismo la conocía bien. Eutiquio era hereje porque sostenía obstinadamente fórmulas equívocas, falsas además en su propio contexto. Pero dado que dichas fórmulas se prestaban a explicaciones ortodoxas y algunas de sus afirmaciones a una interpretación benévola, queda la incertidumbre en cuanto a su verdadero pensamiento» (Enciclopedia Cattolica, vol. V (1950), col. 870, 866-870).

La teología de Francisco es mestiza porque mezcla verdad y error dando lugar a una confusa amalgama en la que nada es claro, determinado o preciso. Todo resulta indefinible, y el alma del pensamiento y del lenguaje parece ser la contradicción. Además de la Virgen, Francisco querría mestizar la Iglesia haciéndola salir de sí misma para mezclarse con el mundo, sumergirse en él y quedar absorbida por él. Pero la Iglesia es santa e inmaculada, como santa e inmaculada es María, Madre y modelo del Cuerpo Místico. La Virgen no es mestiza en el sentido que le atribuye Francisco, porque en Ella no hay nada de híbrido, oscuro o confuso. María es luz sin sombra, belleza sin imperfección, verdad incorrupta, siempre íntegra y sin mancha. Pidamos auxilio a la bienaventurada Virgen María para que nuestra fe tampoco sea una mescolanza y se mantenga siempre pura, impoluta y resplandeciente ante Dios y ante los hombres, como resplandeció en la noche de Navidad el Verbo Encarnado manifestándose al mundo.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Roberto de Mattei
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

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adelantelafe.com

Comisión Bíblica: no se deben condenar las uniones homosexuales

A pedido del Papa, la Pontificia Comisión Bíblica, máximo organismo eclesial técnico en interpretación de las Sagradas Escrituras, ha emitido un informe sobre la visión antropológica en la Biblia en el que se revisa radicalmente la concepción de la homosexualidad.

“Una nueva y más adecuada comprensión de la persona humana impone una radical reserva sobre la exclusiva valoración de la unión heterosexual a favor de una análoga acogida de la homosexualidad y de las uniones homosexuales”, puede leerse en el estudio encargado por Su Santidad a la Pontificia Comisión Bíblica sobre la visión antropológica de la Biblia, que incluye una extensa atención al tema de la homosexualidad, cuya expresión concibe como “una expresión legítima y digna del ser humano”.

¿Será 2020 el año de la gran revisión de la concepción católica de la homosexualidad y las relaciones homosexuales? En principio, no parece hacer falta ser especialmente suspicaz para verlo probable. Aunque este informe no deja de ser eso, un informe, sin ningún valor doctrinal o pastoral hasta que el Papa tome alguna decisión al respecto, el hecho se suma a decenas de indicios a lo largo del último año que apuntan persistentemente en esa dirección.

El asunto es doble: por un lado, el concepto mismo de homosexualidad que, si bien en ningún caso tendría una valoración moral en sí misma, sí condiciona la respuesta doctrinal a sus expresiones concretas. Hasta ahora, el Catecismo de la Iglesia Católica considera la orientación homosexual como “objetivamente desordenada”, en el marco de una concepción del sexo encaminado tanto a la reproducción -cooperación cocreadora con Dios por parte del hombre- como a una complementariedad que va a ser imagen y figura de la relación de Cristo con su Iglesia. Si, en cambio, se impone una “nueva y más adecuada comprensión de la persona humana”, por citar palabras del informe, y se concluye, al modo de algunos obispos alemanes, que la homosexualidad es una condición tan ‘adecuada’ como la heterosexualidad, las conclusiones para la doctrina moral son potencialmente seísmicas.

Porque esa es la otra ‘pata’: las relaciones homosexuales. En la doctrina tradicional, que se remonta a antes de la propia Encarnación, la relación homosexual no solo estaba tajantemente condenada, sino que con el nombre clásico de sodomía se incluía entre los cuatro tipos de pecado que “claman la venganza de Yahvé”. Y pedir, como parece hacer la Pontificia Comisión, que se “acoja” análogamente a las uniones heterosexuales las homosexuales se nos antoja absolutamente incompatible con esta visión.

El ‘freno’ a un cambio en este sentido, incluso desde posiciones favorables y progresistas, era la repetida y unívoca condena a este tipo de relaciones en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en las Cartas de San Pablo.

Aparentemente, la Pontificia Comisión insinúa algún tipo de malentendido en esta concepción cuando sostiene que “según algunos”, “la Biblia poco o nada dice acerca de este tipo de relación erótica, que por lo tanto no debe ser condenada, también porque a menudo indebidamente se confunde con otros comportamientos sexuales aberrantes”.

Y concluye con un lenguaje que ya nos suena: “El examen exegético conducido sobre textos del Antiguo y del Nuevo Testamento ha hecho aparecer elementos que son considerados por una valoración de la homosexualidad, en sus implicaciones éticas. Ciertas formulaciones de los autores bíblicos, como las directivas disciplinarias del Levítico, requieren una interpretación inteligente que salvaguarde los valores que el texto sagrado intenta promover evitando, por lo tanto, repetir literalmente aquello que también trae consigo rasgos culturales de aquel tiempo. Será requerida una atención pastoral, en particular frente a las personas individuales, para llevar a cabo aquel servicio de bien que la Iglesia debe asumir en su misión para los hombres”.

Todo era cosa de los “rasgos culturales de aquel tiempo”, probablemente, y llevamos dos mil años en un trágico error.

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INFOVATICANA – Religión y Persona

 

CARTAS DESDE EL PURGATORIO: Corredención y Mestizaje

Según el cómputo mundano, hace ahora año y medio que llegué al Purgatorio. Salí de mi mundo conventual sin mucho estrépito y con cierto deseo de conseguir por fin la paz -anhelada y extrañada- a lo largo de mis últimos años de forzoso retiro monacal. Se me dijo al llegar, que eran muchas las manchas y heridas de mi alma y muchos los pecados, amén de innumerables faltas de amor al Señor acumuladas durante años. Por lo cual debía someterme a una curación intensiva que llevaría su tiempo, si es que en este lugar –fuera del tiempo-, pudiera utilizarse esta expresión.

El único deseo que tenemos los que moramos aquí, es conseguir ver el rostro de Dios, abrazar a Jesucristo –Dios y Hombre verdadero-, besar a la Virgen María y poder cantar durante toda la Eternidad las grandezas del Todopoderoso. Pobres de los que creen que el Purgatorio es incompatible con el Amor de Dios. Desgraciados los Pastores que esparcen entre sus ovejas la moderna teología de que se trata de un invento medieval. Ojalá descubran su existencia llegando aquí; no vaya a ser que se enteren desde fuera, desde ese lugar tenebroso del que ya nunca se podrá salir, aunque crean que está vacío.

El caso es que he conseguido de San Pedro mi tercer grado penitenciario. Mi trabajo me ha costado. Aquí la Justicia es de verdad y no como en el mundo, en donde las penas de cárcel y las sentencias están en manos de jueces corruptos, politiqueros y cobardes. Y por supuesto, aquí no existen esos llamados juicios mediáticos que recuerdo había en el mundo, por los que se podía condenar a un asesino terrorista a cuatro meses de pan y agua, mientras se le encasquetaban cuarenta años a un pobre albañil, por haber piropeado desde el andamio a una viadante feminista.

El caso es que, aunque sigo anhelando mi total liberación y mi paso a la vida celestial, dispongo ya de algunos privilegios. Mi Guardián me permite ahora poder estar enterado de algunas noticias eclesiales y políticas. Poder comentarlas como hacía en el mundo de los vivos. Y además, sin necesitar ayuda de novicios expertos en tecnología de las redes. Aquí hay una conexión de gran calidad y sin límite de tiempo, claro. Me han dado acceso a algunas páginas de noticias que me proporcionen datos actuales, para las sesiones de terapia que tenemos los que ya estamos en este tercer grado purgatorial y así poder ayudar –con mi experiencia de viejo monje-, a los que están como yo a la espera de llegar a la posesión de la Verdad.

Casi todos por aquí andan indignados (si se pudiera hablar así). No digamos San Pedro, que dice que el nivelazo que ahora hay en su Antigua Sede está más o menos por el betún. Se irrita al ver el nivelazo teológico, nivelazo de corrupción y -cuando más se enfada-, llega incluso a hablar de nivelazo satánico. Sin dejar, claro está, el nivelazo de vulgaridad.

Ayer, sin ir más lejos, había un ambiente desquiciado. Había llegado a la sala de lecturas una nota que decía que el Santo Padre se había estado riendo de la Corredención de María en nuestra Salvación. Ya se sabe que Jorge Bergoglio es un gran teólogo, pero esto parece que supera todas las imaginaciones. Claro, destrozar y fundirse en un par de frases toda una tradición que ha presentado a María como Corredentora, y decir que eso son tonteras (algunas almas del purgatorio europeas no entendían esa expresión), es tirar escombros y estiércol sobre la Virgen María y mucho más en el día de la Guadalupana.

Yo recuerdo de mis tiempos mozos, cuando los avanzadillos postconciliares rahnerianos y otras especies adyacentes, decían casi con lágrimas en los ojos y aires místicos, que a María había que quererla mucho, pero ¡¡cuidado!! porque por encima de Ella está el mismo Dios y no hay que pasarse. Con lo cual, estos listillos profanadores infectados de protestantismo, intentaban cargarse la mariología, queriendo aparecer al mismo tiempo como los más amantes de la Virgen. De hecho, el mismo Concilio relegó a la Virgen a un capitulillo, alegando que eso se hacía porque se quería mucho a la Virgen y para darle más importancia. Si se descuidan un poco, no la nombran ni en la bibliografía. Según ellos, durante siglos se había dejado de lado a Dios para fijarse en María. Claro, éstos acababan por dejar de lado a María y al final dejar de lado también a Dios, para centrase en el hombre. Así nos ha lucido el pelo.

Las palabras de Francisco no tienen desperdicio:

Cuando nos vengan con historias de que había que declararla esto, o hacer este otro dogma o esto, no nos perdamos en tonteras: María es mujer, es Nuestra Señora, María es Madre de su Hijo y de la Santa Madre Iglesia jerárquica y María es mestiza, mujer de nuestros pueblos, pero que mestizó a Dios.

Como siempre, esto ha desaparecido de la página de la Santa Sede, no vaya a convertirse la tontera en doctrina infalible. Y es que solamente la palabra dogma, produce en Francisco ardor intestinal e irritación neuronal. Dogma, verdades estables, eternas y reveladas. Puaj!! Cosas de teólogos.

Yo no sé cómo alguien puede pensar todavía que Francisco podría declarar el Dogma de María Corredentora o María Medianera de todas las Gracias. Ahora, los únicos dogmas son los del Cambio Climático y los Pecados Ecológicos, que seguramente estaban ya escritos en las Tablas de la Ley, pero como Moisés las rompió cuando vio que estaban adorando al Becerro Pachamamo, pues no se llegaron a conocer. Y como no había grabadoras ni celulares, pues por eso ha quedado escondido hasta el Pontificado Actual.

Volviendo al Sermón del pasado día 12 de los mortales, lo más gracioso visto desde aquí arriba, es el impulso que da a la teología del mestizaje: María mestizó a Dios. Algunas almas del purgatorio decían ingenuamente que puestos a eso, entienden mucho más claramente la idea de María-Corredentora que la idea de Maria-Mestizadora. Yo creo que debía ser algún alma purgante del siglo XIII que todavía no ha evolucionado.

Y la guinda del pastel bergogliano:

María mujer, María madre, sin otro título esencial. Los otros títulos —pensemos en las letanías lauretanas— son títulos de hijos enamorados que le cantan a la Madre, pero no tocan la esencialidad del ser de María: mujer y madre.

O sea, que ya lo saben. Cuando los hijos cantan las Glorias de María, no afectan a su esencialidad. Por eso, en la Distinguida Teología del Mestizaje, si yo digo en las letanías: Madre Inmaculada, no afecta a su esencialdad; y si digo Madre Castísima, no afecta a su esencialidad.

Lo que yo decía: Mucho amor a la Virgen , pero al final no queda nada en pie. Menos mal que aquí arriba, la Virgen no necesita bomberos pirómanos que vengan en su ayuda.

Consolatrix afflictorum. Miserere nobis.

(Sin que eso afecte a su esencialidad)

 

Fray Gerundio de Tormes
Dichos y Sentencias de un fraile tradicional
Tomado de:
adelantelafe.com/

El Papa cambia de rumbo respecto a la intercomunión: deben decidir los obispos locales

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Intenté advertirles a todos.

Cuando se trata del papa Francisco, no podemos confiar en lo que dice. Hay cada vez más y másevidencia al respecto.

Y, por supuesto, no debemos olvidar La Regla Peronista.

Sobre el tema de la intercomunión, es verdad que firmó el rechazo de la CDF del folleto de los obispos alemanes.

Los católicos que querían pensar lo mejor se alegraron enseguida. “¡Ey, miren! ¡Él es ortodoxo en esto!”

Pero ahora vemos las cosas como son: como un pase de manga. Una gambeta retórica. Otra estafa papal.

El Papa dice que los obispos locales debieran hacer el llamamiento a la inter-comunión” dice un titular de Crux.  El Papa ha retomado el tema de la intercomunión y lo desvió hacia una nueva dirección. Si desean saber lo que hizo, deberán prestar mucha atención a cómo mueve los vasos. ¿Pueden ver dónde está la bola cuando él comienza — que en esta pequeña metáfora nuestra representa por supuesto la autoridad papal y su aprobación? Observen de cerca – las negritas son mías:

“Tras todo un día de promocionar maneras para que los cristianos puedan compartir una mayor unidad, ese compromiso por unificarnos no evitó que el papa Francisco respaldara la doctrina del Vaticano en su decisión de insistir sobre la cautela ante propuestas de intercomunión con los protestantes.

El jueves, en un vuelo de regreso a Roma después de un día de peregrinación ecuménica a Ginebra, Francisco dijo que apoyaba al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el cardenal electo Luis Ladaria, en requerir que se vuelva a analizar el esbozo de propuesta de los obispos alemanes para que los no católicos reciban la comunión según ciertas condiciones.

[…]

El mes pasado, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) rechazó la propuesta alemana, que había sido aprobada en una reunión previa durante la primavera, por casi tres cuartos de los obispos. En una carta publicada este mes, Ladaria dijo que la propuesta “no estaba lo suficientemente madura como para ser publicada”. 

Francisco dijo que Ladaria no actuó de manera unilateral, sino con el permiso del Papa…”

Hasta ahora, estamos todos del mismo lado. Todo estamos mirando debajo del vaso titulado “Francisco prohíbe la intercomunión vía la CDF”. Pero mientras él habla sobre el permiso que dio a Ladaria, nos distrae. La gente presta atención a sus palabras, y cuando ve que nuestros ojos no están puestos en sus manos, realiza un cambio. La pelota pasa debajo de otro vaso tan rápido que casi nadie nota la transición. Vayamos más despacio y concentrémonos en la bola:

“…y que bajo el Código del Derecho Canónico [sic] depende del obispo local, no las conferencias episcopales locales, el decidir en qué condiciones se puede administrar la comunión a los no católicos.

“el Código dice que el obispo de la iglesia particular, esa palabra es importante, particular, es decir de una diócesis, debe ocuparse de ello, está en sus manos.”

Es más, Francisco dijo que el problema de que una conferencia episcopal entera lidie con estas cuestiones es que “porque algo aprobado en una conferencia episcopal, pronto se convierte en universal.”

¿Vieron cómo hizo el cambio?

El problema con la versión Bergogliana de esta ilusión es que no hay una revelación final. El mago distrae a la audiencia de lo que sucede en la mesa y luego les agradece por haber venido sin siquiera levantar los vasos para mostrarles dónde quedó la bola. En realidad no quiere que sepan que hizo magia, porque su trabajo era simplemente distraerlos lo suficiente como para que olvidaran que estaba realizando un truco.

Los que observaban el espectáculo vuelven a sus casas suponiendo que la bola quedó donde estaba.

Pero ya no está bajo el vaso “Francisco prohíbe la intercomunión vía la CDF”. Ahora está bajo el vaso “Francisco dice que los obispos individuales pueden decidir las reglas sobre la intercomunión”.

Algunos ya lo han visto realizar esta versión del truco suficientes veces como para aprender a notar el cambio. Pero desafortunadamente, la mayoría no. Y como creen que la bola sigue debajo el vaso donde debiera estar, discutirán con cualquiera que les diga que no es cierto.

Mientras tanto, es probable que los medios de comunicación católicos ni reporten sobre este mago inescrupuloso que claramente no está realizando trucos inofensivos, y juega con la confianza.

Por lo tanto, el juego continuará.

Alejándome de mi deficiente metáfora antes de que ésta se desarme, quisiera volver por un momento a lo que escribí en abril. Dije que creía que Francisco no estaba contento con la bolsa ardiente de… ehem… folletos sobre la intercomunión que habían dejado en su puerta. Los alemanes se sobrepasaron. Se hicieron demasiado melosos. Así no es como trabaja Francisco, y es “gran parte de la razón por la que el documento fue rechazado. Porque mientras Francisco se siente más cómodo trabajando por medio de la insinuación, los alemanes intentaron hacer algo más explícito. Por escrito.”

De alguna manera él lo confirmó cuando dijo, en sus comentarios mencionados antes, que “algo aprobado en una conferencia episcopal, pronto se convierte en universal.”

No podemos aceptar eso. Recuerden lo que le dijo a una mujer luterana cuando ésta le preguntó si podía recibir la comunión, allá por noviembre 2015:

“Yo no osaré nunca dar permiso para hacer esto porque no es de mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No oso decir más.”

Nada de gobernar desde arriba. Ningún decreto oficial. Es mucho más fácil patear hacia abajo y fomentar el caos. Atomizar y destruir la fe universal, un obispo a la vez.

Por hacer lío, o algo así.

Steve Skojec

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

No me fío un pelo

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Sumergidos como estamos en la labor -dirigida desde muy arriba-, de boicotear todo lo que suene a tradicional en las órdenes religiosas, y después de las famosas directivas para los conventos de clausura que –si se cumplen-, acabarán con esa espiritualidad clásica -¡¡¡puaj!!!- a la que tanto miedo tienen algunos, mis hermanos han celebrado un Capítulo el pasado mes de mayo.

Las conclusiones ya se han hecho públicas. En medio de una gran cantidad de indicaciones insistentes en la fraternidad, la remodelación del espíritu de la Orden, la necesidad de amarnos y comprendernos y de salir a las periferias para anunciar las sorpresas de Dios, y una serie más de blablablá estilo conciliar, las decisiones concretas no se han dejado esperar. Nos reúnen a todos los vejestorios en esta casa en la que me encuentro, para tenernos bien vigilados y establecer así un seguimiento de nuestro estado de aceptación o no de las directivas bergoglianas, que ya están aceptadas plenamente por los sesudos superiores de la Orden. Al mismo tiempo, se recomponen los noviciados, situando entre nosotros a los novicios más adelantados, que por no ser excesivamente numerosos, ayudarán –dicen-, a dar un nuevo aire al convento, para que los frailes más antiguos puedan conocer de primera mano lo que es la verdadera vida conventual y lo que significa el espíritu comunitario. Nos quieren reciclar, antes de que nos recicle definitivamente el evo supramundano.

Dios escribe derecho con renglones torcidos. Lo que pretende ser una decisión de castigo o de intento de enmendar a los pocos frailes recalcitrantes que quedamos, ha supuesto para mí una gran alegría, manifiesta en dos aspectos.

Por un lado, me vuelvo a reunir con mis queridos Fray Malaquías, Fray Peseta o Fray Escéptico –viejos compañeros de fatigas-, con lo cual se aseguran divertidas y jugosas horas de recreo en el claustro. Todos de la misma decrépita edad, que vemos con angustia, sufrimiento y dolor la nueva situación, que nos cuesta asimilar tantas sorpresas del Espíritu. Recuperaremos las reuniones amigables comentando la situación; y al mismo tiempo, para poder sobrevivir en este mundo áspero y sombrío, podremos recuperar el buen humor y la pequeña copita, siempre escondida bajo alguna losa de la celda de Fray Malaquías.

Por otra parte, y no menos importante, la presencia de novicios recién formados en los nuevos paradigmas, con su master de la Gregoriana o del Anselmianum bajo el brazo, modernistas convencidos, aportarán a los senectos vejestorios agudos análisis sobre la Amoris Laetitia o la Exultate. Se augura y promete jolgorio entre los quintañones, que sin duda contribuirá a restaurar nuestras arterias y huesos descalcificados.

Bendito sea Dios. Ya veremos lo que dura esta situación, antes de que se nos imponga el exilio definitivo en alguna cheka vaticana o nos manden a algún lúgubre sótano de Santa Marta, condenados a leer alguna Exhortación Apostólica de Bergoglio y escribir cien veces: Esto es Magisterio Pontificio.

Mientras llegan las próximas semanas, he observado unos movimientos vaticanos que han alegrado a muchos, pero que a mí me han sumergido de nuevo en una especie de remosqueo, porque me barrunto que hay gato encerrado. Las aparentes peleas de Bergoglio y los obispos alemanes son de elevado nivel. Primero dicen que hay que darle la comunión al cónyuge protestante. Luego, algunos de los obispos germanos dicen que no están de acuerdo con la otra mitad. De repente, surge una declaración-no-hecha-pública de la Doctrina de la Fe que dice que rien de rien. De nuevo protestan los obispos alemanes y dicen que van a ir a ver al Papa. Van a verlo (haciendo un esfuerzo por abandonar unos días sus diócesis) y éste les dice que se vuelvan a ir porque en realidad la decisión la tienen que tomar ellos en responsabilidad y es cosa suya. Se van mas contentos que unas pascuas luteranas. Francisco recibe a un grupo de luteranos y les dice que tenemos que amarnos más. De repente –segunda vez-, nueva carta de la Doctrina de la Fe diciendo que nanai del paragüay. De intercomunión, nada. Nuevas palabras del cardenal Marx para decir que le sorprende que el Papa haya dicho eso. (A mí también). Nueva discusión para ver si se puede o no se puede. Y dice que quiere ver al Papa para contrastar el dato.

Total, que mientras van y vienen, los cónyuges están comulgando por si acaso dicen que sí, y porque están seguros de que no van a decir que no.

A ver qué me dicen los novicios que vienen de Roma. Parece que alguien escuchó en los pasillos santamartinos que Bergoglio le decía a Ladaria: Sigue publicando instrucciones diciendo que no, y luego les diremos a los prusianos que hagan lo que quieran, pero hagan como que no. Pero sí. Caso por caso y casa por casa.

Y todos felices. La euforia de muchos medios católicos por la contundente decisión, me acumula una nube de moscas tras mi frailuna oreja. No me fío.

por Fray Gerundio de Tormes

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Arzobispo de Ottawa ve desconcertante que el Papa diga a obispos alemanes que es aceptable cualquier cosa que decidan

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El arzobispo de Ottawa, Mons. Terrence Prendergast, sj, ha mostrado su estupor por el hecho de que, ante la posible comunión del cónyuge protestante de un matrimonio mixto, el papa Francisco dijera a los obispos alemanes que será aceptable lo que determinen si están todos de acuerdo.

«Lo más importante es el desafío de permanecer fieles a la doctrina católica y no proponer prácticas que socaven la fe y la necesidad de fomentar la lealtad y la comunión con la Iglesia universal». Así lo ha asegurado el arzobispo Terrence Prendergast, SJ, de Ottawa en una entrevista. Y añadió: «Es desconcertante saber que el Santo Padre les dijera a los obispos que lo que determinen es aceptable mientras todos estén de acuerdo».

A la mayoría de los obispos alemanes les gustaría ofrecer la comunión a los cónyuges protestantes de los católicos bajo ciertas circunstancias. Una minoría no está de acuerdo. Después de una reunión el 3 de mayo en el Vaticano entre representantes de ambos lados del debate, el prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe les dijo que el Papa Francisco quería que los obispos alemanes llegaran a un consenso sobre el asunto.

El cardenal holandés Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, en una carta abierta el 5 de mayo, instó al Papa a proporcionar claridad, explicando que tanto el Catecismo de la Iglesia Católica como el Derecho Canónico no permiten la intercomunión con los protestantes.

Muchos obispos en el mundo están en contra

«El Papa Francisco tiene razón cuando dice que no todos los debates teológicos deben resolverse mediante intervenciones autorizadas del magisterio papal», dijo Prendergast. «Y el cardenal Eijk tiene razón cuando dice que la cuestión de la intercomunión es una cuestión doctrinal que no puede resolverse mediante una decisión aislada de una conferencia nacional de obispos».

«Esta es, de hecho, una situación clásica de discernimiento entre cosas que son cambiables, o posibles, y otras que no lo son», dijo el arzobispo jesuita. «Parece claro ahora que muchos obispos y católicos en el mundo consideran imprudente y doctrinalmente imposible lo que varios obispos en Alemania han propuesto».

El debate intercomunión llega al límite de la diversidad pastoral, dijo. «Recibir la Eucaristía está intrínsecamente relacionado con la fe, mi fe personal y la fe de la comunidad a la que pertenezco», dijo Prendergast. «Lo que la mayoría de los obispos en Alemania propone significa que una persona que no pertenece a la Iglesia Católica, puede de forma rutinaria, tal vez todos los domingos, recibir la Eucaristía en la Iglesia Católica».

«Este tipo de comunión abierta va en contra de la enseñanza católica y, por lo que puedo ver en las congregaciones no católicas que siguen una disciplina de ‘comunión abierta’, también es infructuosa espiritual y pastoralmente».

La gente en Ottawa le pregunta por el tema

El arzobispo dijo que no podía ignorar el debate alemán sobre la intercomuniónporque «la Iglesia es una red con vínculos muy estrechos» y la gente de Ottawa le preguntaba por el tema.

«Los católicos en Canadá generalmente saben que recibir la comunión requiere pertenecer a la Iglesia, entre otras cosas», dijo. «Esta disciplina es bien conocida y ampliamente apreciada en nuestras parroquias».

El debate intercomunitario ofrece una oportunidad para que los católicos en Canadá reconsideren sus propias prácticas eucarísticas, dijo, y señaló que a menudo los católicos que asisten a la iglesia tras años de no asistir, reciben la comunión «por rutina».

Se necesita enseñar más acerca de los beneficios de asistir a la Misa sin recibir la comunión, así como de lo que significa «estar debidamente dispuesto y en estado de gracia», dijo el arzobispo. «Siento que necesitamos invertir más para recibir los sacramentos de manera digna y fructífera. Esto es cierto para la Eucaristía, pero también para el Bautismo y la Confirmación».

«El formalismo y la rutina cultural por sí solo no lo harán», dijo. «Recibir la comunión tiene que marcar la diferencia en nuestras vidas y ser significativo. De lo contrario, nos estamos engañando a nosotros mismos, y como pastores estamos engañando a otros. En la Sagrada Comunión, recibimos al Señor y, para recibir dignamente, debemos estar completamente abiertos a Él y conectados con Su Iglesia, visible e invisiblemente, institucionalmente e internamente. Eso, y nada menos, es la enseñanza católica».

InfoCatólica – 24 de mayo 2018

L’articolo Arzobispo de Ottawa ve desconcertante que el Papa diga a obispos alemanes que es aceptable cualquier cosa que decidan proviene da Correspondencia romana | agencia de información.

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Obispo alemán afirma que el papa Francisco ha aprobado de hecho el texto sobre la intercomunión

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Como era razonablemente de esperar, el sector progresista del episcopado alemán está intentando interpretar favorablemente el mensaje que el pasado 3 de mayo envió el papa Francisco a los prelados alemanes por medio del arzobispo Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa les había dicho en Roma a los prelados alemanes que desea que alcancen una solución unánime, con lo que a todos los efectos declinó hacer más aclaraciones doctrinales con respecto al texto pastoral que acaban de publicar para Alemania, el cual permite que los cónyuges protestantes de algunos católicos reciban de modo habitual la Sagrada Comunión.

Tras su silencio inicial, el sector progresista del episcopado germano ha tomado públicamente la iniciativa haciendo su interpretación particular de los últimos consejos y actuaciones del Sumo Pontífice. Steffan Hesse, arzobispo de Hamburgo, se reunió el martes en Münster con la asamblea de la Comisión Central de los Católicos Alemanes (ZDK) en vísperas de la celebración bienal del Día del Catolicismo, que se celebra en la misma localidad, la cual comenzó el miércoles y se prolongará hasta el domingo. Según una nota de Katholisch.de, Francisco ha dado «una clara indicación del rumbo a seguir» [el destacado es nuestro] en la actual controversia de la Iglesia alemana sobre si se debe administrar la comunión a los protestantes casados con católicos.

Según explicó Hesse, al devolver Francisco la pelota a los prelados alemanes en vez de dirimir la cuestión en Roma, ha dado a entender que una conferencia episcopal tiene competencia de sobra para decidir una cuestión de esa índole. Por si fuera poco, en opinión de Hesse, el Pontífice ha dejado claro que la Conferencia Episcopal Alemana puede dictaminar en esta cuestión como ya lo hizo con su voto mayoritario. Por el momento se desconoce de qué más habló Hesse en la asamblea de la ZDK. Con todo, nos dan a entender que, con toda probabilidad, los progresistas intentarán encauzar futuros debates del episcopado alemán con miras a alcanzar el consenso unánime y colaborador que desea el Papa.

La interpretación personal que hace monseñor Hesse de la orientación pontificia es, en esencia, correcta. Prueba de ello es que el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no está contento con la decisión (mejor dicho, indecisión) de Francisco en el asunto de la polémica alemana de la intercomunión.

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¿El Papa rechaza la Intercomunión?

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Esta mañana apareció la noticia de que los obispos alemanes, quienes se vieron favorecidos durante el pontificado del papa Francisco y tienen una influencia sin precedentes, sufrieron un rechazo sorprendente desde Roma, donde la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) se negó — con la aprobación del Papa — a aceptar los lineamientos que permiten a algunos protestantes recibir la comunión en iglesias católicas. Pasemos a analizar y conocer un poco el trasfondo. [ N. de Adelante la Fe: Posteriormente a la publicación original de este artículo la Conferencia Episcopal Alemana ha desmentido que se haya producido dicha censura, lo cual consolida aún más lo expuesto en el mismo]

En febrero, los obispos alemanes aprobaron un folleto — llamado “guía de orientación” — que ofrecía un camino de “discernimiento” para los cónyuges de matrimonios mixtos protestante/católico para que pudieran recibir la comunión juntos en una iglesia católica. En aquel momento, Katholich.de, el sitio oficial de los obispos alemanes, había reportado que:

Una precondición es que el cónyuge protestante, “tras un discernimiento más profundo en una conversación espiritual con un sacerdote u otro miembro de la pastoral, tome la decisión a conciencia de afirmar la fe de la Iglesia Católica, así como de terminar con ‘una situación de emergencia espiritual seria’ y saciar su deseo por la eucaristía,” según el reporte final.

Sin embargo, el folleto, que había sido aprobado por la mayoría de los obispos alemanes, encontró la resistencia de siete miembros de la conferencia episcopal alemana, que se tomaron el trabajo inusual de expresar sus preocupaciones en una carta al Papa. No todos estos obispos son fuentes de resistencia del plan progresista. El supuesto líder del esfuerzo de protesta contra la intercomunión, el arzobispo Archbishop Ranier Woelki de Colonia, fue descrito como “una especie de Francisco antes de su aparición”, habiendo suplicado por un apaciguamiento de la cultura de guerra y una apertura, entre otras cosas, a una visión más positiva de las relaciones homosexuales duraderas, con lo que en 2012 ganó el Respect Award (Premio Respeto) de la Alianza Alemana contra la Homofobia.

En la noticia de hoy, sobre la respuesta de la CDF a la propuesta de los obispos considerándola inaceptable, quizás lo más sorprendente sea que el mismo Papa haya aprobado el rechazo directamente. Es sorprendente porque no fue sino la figura del papa Francisco la que comenzó a darle ímpetu a la intercomunión en Roma, en discursos que dio en noviembre de 2015.

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Teólogo alemán: Los siete Obispos muestran desconfianza contra el card. Marx y el Papa

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Como consecuencia de la revelación del 4 de abril de que siete Obispos alemanes han recurrido al Vaticano en protesta contra la reciente decisión de la Conferencia Episcopal Alemana en favor de la intercomunión para protestantes casados con católicos, Ulrich Ruh, un teólogo católico alemán, afirma ahora que este movimiento es también un voto de desconfianza, no solo contra el cardenal Reinhard Marx, sino también contra el propio papa Francisco.

Como reporta la revista alemana FOCUS, hay, después de cinco años del reinado del papa Francisco, un creciente descontento entre algunos Obispos alemanes que no “desean apoyar silenciosamente por más tiempo la nueva agenda.” “Su carta urgente al Vaticano indica qué tan grande debe ser su frustración” agrega la revista. La pregunta fundamental, planteada por la reciente decisión de la Conferencia Episcopal Alemana de permitir, en casos individuales, a protestantes casados con católicos recibir la Sagrada Comunión, es: “¿Se abrirá la Iglesia más al mundo, o no?”, explica FOCUS.

Es en este contexto en el cual la revista FOCUS cita a Ulrich Ruh, un teólogo católico alemán y por mucho tiempo antiguo editor de la revista Herder Korrespondenz. Ruh, según FOCUS, dice que “la carta (de los siete Obispos) es un claro voto de desconfianza contra el cardenal Marx, y también contra el papa Francisco.” Porque, explica la revista, “la admisión de protestantes a la Comunión corresponde exactamente al camino tomado por el Papa: misericordia en vez de rigidez dogmática, decisiones sobre una base de caso por caso en vez interdicciones rígidas.”

Como FOCUS reporta además, este mismo enfoque también fue usado por el papa Francisco con relación a los divorciados “vueltos a casar”, y encontró resistencia del cardenal Joachim Meisner, entre otros, quien era el predecesor del cardenal Rainer Woelki en Cologne quien ahora él mismo lidera la oposición contra los reformadores en cuanto a la cuestión de la intercomunión.

FOCUS también señala que el mismo cardenal Marx parece estar aislado en Baviera. Él no es solo el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, sino también el de la Conferencia Episcopal regional de Baviera. Ahí, se encuentra ahora con la oposición de todos sus colegas bávaros, excepto por la diócesis de Würzburg donde un nuevo Obispo – Franz Jung – será pronto instalado. Dice FOCUS: “Para Marx, que también lidera la Conferencia Episcopal de Freising (bávara), esto significa: está ahí casi aislado.”

Una señal de un aislamiento más grande del cardenal Marx dentro de toda la Conferencia Episcopal Alemana podría verse en el hecho de que él está creciendo cada vez más cerca de Heinrich Bedford-Strohn, que es la cabeza de la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD, por sus siglas en alemán) y del Obispo protestante de Baviera, como agrega la revista alemana. Continúa de este modo:

“¿Es el precio de esto el alejamiento de sus compañeros Obispos? En cualquier caso, los críticos conservadores advierten de una protestantización de la Iglesia Católica; ven en esto un peligro para la continuidad de la doctrina.

De acuerdo con la propia arquidiócesis del cardenal Woelki, los siete Obispos que están protestando pretenden “evadir una excepcionalidad alemana e ir, de una discusión ecuménica, a una solución sostenible a nivel mundial.”

Como FOCUS también señala, el cardenal Marx es, de todos los Obispos alemanes, el más cercano al Papa, ya que es un miembro del Consejo de los Nueve Cardenales del Papa. Esta cercana conexión entre Marx y Francisco también ha sido recientemente discutida por Edward Pentin, corresponsal de Roma del National Catholic Register. Él reporta:

“El cardenal Marx, quien de acuerdo con el prelado siempre invoca al Papa [en discusiones con sus compañeros Obispos Alemanes] para justificar sus posiciones, también dijo que [la decisión alemana para la intercomunión] fue el resultado de “el apoyo del papa Francisco para dar más pasos en favor del ecumenismo.”

De este modo, este nuevo conflicto dentro de la Iglesia Católica Alemana podría muy bien también afectar la propia agenda de reformas del papa Francisco.

En adición a las voces críticas provenientes de Alemania, el cardenal Paul Josef Cordes – antiguo presidente del Pontificio Consejo Cor Unum – también ahora ha alzado su voz en resistencia. En una declaración publicada por Edward Pentin, Cordes rechaza el paso inicial alemán hecho por la Conferencia Episcopal en favor de la intercomunión, diciendo que la recepción de la Sagrada Comunión siempre ha sido el más fuerte “signo visible para la comunión eclesial.” Continua diciendo que la Eucaristía “no solo expresa nuestra comunión personal con Jesucristo, sino también nuestra total comunión con la Iglesia.” “Nosotros creemos,” agrega Cordes, “que la comunión Eucarística y la comunión eclesial van juntos de modo tan cercano que es generalmente imposible para los cristianos no católicos recibir el sacramento de la Comunión sin compartir esa comunión [eclesiástica].” El cardenal Cordes- un prelado alemán que ahora reside en Roma – concluye: “La propuesta de la Conferencia Episcopal no puede afirmar estar teológicamente bien fundamentada.”

Al inicio de marzo de este año, el cardenal Walter Brandmüller ya había expresado su oposición pública al nuevo movimiento alemán hacia la intercomunión al llamar a esa línea argumentativa un “truco malvado.”

(Traducida por Alberto Ricardo Escobedo Villamonte para Adelante la Fe)

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ESCÁNDALO: Se autoriza en Alemania la Comunión a protestantes casados con católicos

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El cardenal Reinhard Marx, perteneciente al “grupo G9” asesor de cardenales de Francisco, ha anunciado que la Conferencia Episcopal Alemana permitirá a los protestantes casados con católicos recibir la Sagrada Comunión, sin adjurar de sus errores, de su fe protestante y, por supuesto, sin haber recibido el sacramento de la confesión. La única condición sería que afirmen la fe católica en la Eucaristía. ¿No es esto la sola fide protestante?

Afirmen lo que quieran afirmar, si estas personas no renuncian explícitamente a su fe protestante y son acogidas en la Iglesia católica, no pueden comulgar, así de claro y de sencillo. Tampoco pueden hacerlo por no estar en Gracia y, por último, habría que ver cuando se refieren a afirmar la fe católica en la Eucaristía, a qué fe se refieren, porque la actual expresada por el novus ordo es más cercana a la protestante que a la católica.

Fuente: CatholicNewsAgency

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¿Triunfa la «homoherejía»?

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La reciente visita del Obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio a Chile estuvo salpicada de una feroz campaña de las fuerzas anti-católicas: la izquierda eclesial, los grupos defensores de las víctimas de abusos sexuales, los medios, en especial el canal televisivo estatal de Chile.

Desarrollaron una campaña hábilmente verificada, dirigida principalmente contra el obispo de Osorno, acusado «como encubridor de los abusos –sexuales y de poder– cometidos por su mentor» el sacerdote Fernando Karadima. Simultáneamente fueron reactivando casos de abuso sexual de los Hermanos Maristas y la Compañía de Jesús en Chile y otros. Las listas ventiladas por organizaciones civiles respecto de abusos sexuales a menores por parte del clero chileno son bastante abultadas.

«Bishop Accountability» registra 78 nombres de clérigos y religiosos de Chile acusados de abusos.

El profesor universitario chileno Gonzalo Rojas S., afirma no nos confundamos. Lo importante durante la visita de Francisco, para ciertos actores públicos, era minar la autoridad episcopal. Sólo les interesaba destruir la dimensión jerárquica de la Iglesia Católica… de hecho, en los días previos hubo conocidos eclesiásticos que enfocaron toda su preparación de la visita papal en un objetivo: desacreditar a los obispos chilenos, porque ninguno de ellos -dicen estos gurús de la sociología eclesiástica- está a la altura de lo que se necesita.

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¿Cómo será el Papado después de Francisco?

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En los próximos días se cumplirán cinco años de la abdicación del Papa Benedicto XVI uno de los hechos más graves y lamentables en la historia contemporánea de la Iglesia. Apenas anunciada la renuncia las usinas del progresismo comenzaron a propalar por todas partes que el gesto de Benedicto era “un gesto revolucionario” (entre quienes utilizaron esta expresión se contaba el entonces Arzobispo de Buenos Aires que, contra toda previsión, sería el encargado de suceder al papa dimitente).

¿En qué consistía lo “revolucionario” del gesto? En que Benedicto, finalmente, había comprendido que representaba el último residuo del papado absolutista y “monárquico” y con su renuncia abría la puerta a los nuevos vientos de la historia: ya no más un papa soberano absoluto cuyas decisiones eran ley suprema e inamovible sino un Papado abierto a la colegialidad que otorgaría al Colegio Apostólico su hasta ahora negado papel en el gobierno de la Iglesia. De hecho, los gestos iniciales del nuevo papa señalaban claramente este cambio de rumbo: Francisco, el día de su elección, en su primera presentación al mundo, se llamó a sí mismo “Obispo de Roma” y recordó, de la mano de San Ignacio de Antioquía, que el Obispo de Roma “preside en la caridad” a las otras iglesias obviando, llamativamente, que el Primado del Romano Pontífice no es sólo de caridad sino también de jurisdicción y de gobierno como fue definido dogmáticamente en el Concilio Vaticano I.

Las ya mencionadas usinas de la progresía se hartaron de batir el parche sobre el “Obispo de Roma”, la “colegialidad” (brumosa noción jamás definida con precisión), el final irreversible del “Papado monárquico” (el jesuita argentino Ignacio Pérez del Viso publicó en uno de los diarios de mayor tirada de Argentina un artículo con ese o parecido título), se aclamó el fin del “autoritarismo romano” fuente de tantos males y se anunció con gran júbilo la venturosa “primavera de la Iglesia” bajo la suave conducción colegiada del Papa Francisco. En definitiva, lo que venían a decir los fautores del progresismo era que lo único bueno y rescatable de Benedicto XVI -cuyo Pontificado fue blanco inmisericorde de toda suerte de ataques- había sido su renuncia. Muchos afirmaron esto con el recurso a los eufemismos más variados e hipócritas; otros lo manifestaron con todas las letras.

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Abortar la Humanae Vitae: ¿Puede la Iglesia lidiar con el salto cuántico bergogliano?

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La sabiduría convencional señala que «este desastroso papado» se encuentra en un continuum de declive eclesial pos-Vaticano II, en el cual Francisco no representa sino el punto más bajo hasta ahora alcanzado. Esto es real, pero solo superficialmente. Si analizamos de una manera más profunda el fenómeno que Antonio Socci ha denominado Bergoglismo, podemos ver un quiebre concreto en el continuum; un salto cuántico hacia el reino caótico de la mente de un jesuita mal formado, fascinado por su propio desorden del pensamiento.

Una analogía con la física atómica me pareció útil al analizar los efectos del salto cuántico bergogliano. Cuando un electrón que orbita un núcleo realiza un salto cuántico (transición a un mayor nivel determinado de energía), la distancia desde el núcleo aumenta, la atracción del mismo disminuye y el átomo se vuelve menos estable, es decir que es más propenso a combinarse con otros átomos circundantes a través de la ionización. Cuando ocurre la ionización, se alcanza una nueva configuración estable de electrones.

Por analogía, el salto cuántico bergogliano induce al elemento humano de la Iglesia a alcanzar un nivel diferente de «energía» respecto al núcleo de la Tradición, desplazándose aún más lejos del núcleo de lo que estaba en el nivel de energía anterior. En consecuencia, alcanza un nuevo nivel de inestabilidad y, por ende, una mayor propensión a combinarse con el pensamiento mundano en una integración más «estable» con el mundo. Si seguimos la analogía en términos de mecánica cuántica, la teología de este Papa se puede comparar con los electrones que se encuentran en estados superpuestos de energía al mismo tiempo, tanto altos como bajos, aunque la distribución de probabilidad favorezca siempre al salto cuántico hacia un mayor, pero menos estable, estado de energía; y, por analogía, a una mayor distancia del núcleo de la Tradición, en cualquier medición del macroresultado.

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¿El papa Francisco abre la puerta a la teología homosexualista?

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¿El papa Francisco abre las puertas de la Iglesia Católica a la teología gay? La pregunta surge espontáneamente ante la noticia de que para dirigir los inminentes y ya tradicionales ejercicios espirituales de Ariccia para el propio papa Bergoglio y a los miembros de la Curia romana se ha llamado al sacerdote-poeta portugués José Tolentino de Mendonça, conocido por ser admirador de Sor María Teresa Forcades i Vila, teóloga notoria por sus posturas favorables a la ideología homosexualista, que precisamente se encuentra en Italia estos días para presentar su libro Siamo tutti diversi! Per una teologia Queer (Castelvecchi Editore).

Como señala l’Osservatore Romano, los próximos ejercicios espirituales de Cuaresma que se celebrarán entre el 18 y el 23 de febrero en Ariccia en la Casa del Divino Maestro, serán en efecto dirigidos por el sacerdote-poeta, vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa y asesor del Pontificio Consejo de la Cultura, que ha elegido como tema para su meditación el «Elogio de la sed».

¿Y quién es Sor Teresa Forcades? Forcades es una monja de clausura del monasterio benedictino de Montserrat que recorre el mundo divulgando el actual evangelio homosexualista en el seno de la Iglesia Católica. En el ejercicio de dicho cometido, intervino el pasado jueves 1 de febrero en Reggio Emilia, dentro de un ciclo de conferencias sobre el tema Teología de la mujer, al objeto de promover la aceptación de la homosexualidad en la Iglesia Católica, en la que, como explica el sitio web de los cristianos LGBT gionata.org, «son protagonistas mujeres teólogas que con su capacidad de análisis logran caracterizar y dar un valor específico al pensamiento teológico, a fin de ofrecer un punto de vista novedoso, diferente, renovador e inclusivo dirigido a quien se siente al margen de la Iglesia». Entrevistada después de su presentación, la religiosa española ha destacado que por fin ha cambiado la relación entre la Iglesia y la homosexualidad gracias a la llegada del papa Francisco, que mediante el Sínodo de la Familia intentó hacer lo posible para transformar la actitud de la Iglesia hacia la homosexualidad:

«Creo que el papa Francisco intentó dar un paso al frente en este sentido con el Sínodo de la Familia. No lo consiguió, pero tampoco es el mismo el clima actual que el de cuando no estaba Francisco. Por ejemplo, sor Jeannine Gramick, que desde hace muchos años trabaja en Estados Unidos con miras a la aceptación, no sólo de que se sea homosexual, sino también de la actividad homosexual, del amor homosexual físico, ha dicho que desde que llegó el papa Francisco no siente la presión que sentía antes para que no ejerciera un apostolado así.»

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Francisco: “La pena de muerte es contraria al Evangelio”

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Avvenire, 11 de octubre de 2017: El papa Francisco en el encuentro promovido por el Consejo para la Nueva Evangelización“La pena de muerte es contraria al Evangelio”. 

El discurso de Francisco

Interviniendo en el Aula nueva del Sínodo, en el Vaticano, en el encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización con ocasión del 25º aniversario de la firma de la constitución apostólica Fidei Depositum por parte de Juan Pablo II, texto que acompañaba a la aparición del Catecismo de la Iglesia Católica [CIC], el papa Bergoglio hizo referencia en su discurso “a un tema que debería encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica [CIC] un espacio más adecuado y coherente. Pienso, en efecto, en la pena de muerte”, dijo, una problemática que “no puede ser reducida a un mero recuerdo de enseñanza histórico sin hacer emerger no sólo el progreso en la doctrina actuado por los últimos Pontífices, sino también a la cambiada conciencia del pueblo cristiano, que rechaza una actitud consentida respecto a una pena que lesiona gravemente la dignidad humana. Se debe afirmar con fuerza que la condena a la pena de muerte es una medida inhumana que humilla, sea cual sea la manera en que sea aplicada, la dignidad personal – continuó –. Es en sí misma contraria al Evangelio porque se decide voluntariamente eliminar una vida humana, que es siempre sagrada a los ojos del Creador y de la cual Dios solo, en última instancia, es verdadero juez y garante”.

Según Francisco, “ningún hombre, ni siquiera el homicida, pierde jamás su dignidad personal”(Carta al Presidente de la Comisión Internacional contra la pena de muerte, 20 de marzo de 2015) […]. A nadie, por tanto, puede privársele no sólo de la vida, sino de la misma posibilidad de un rescate moral y existencial que redunde de nuevo en favor de la comunidad”. […]. Para el Papa, “no nos hallamos en presencia de ninguna contradicción con la enseñanza del pasado, porque la defensa de la dignidad de la vida humana desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural encontró siempre en la enseñanza de la Iglesia su voz coherente y autorizada”.

El desarrollo armónico de la doctrina, sin embargo, “exige abandonar tomas de postura en defensa de argumentos que aparecen ya decididamente contrarios a la nueva comprensión de la verdad cristiana. Es necesario reafirmar, por tanto, que, por muy grave que pueda ser el delito cometido, la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona […]”. Después, ha añadido para dejar la idea más clara que “la Tradición es una realidad viva” y que “sólo una visión parcial del depósito de la fe” la puede considerar como “algo estático”“¡La Palabra de Dios no puede conservarse en naftalina como si se tratase de una vieja manta que debe protegerse contra los parásitos!” [este último pasaje no ha sido ofrecido por Avvenire, sino sólo por Famiglia Cristiana, el 10 de octubre de 2017]. A la exclamación, el Papa ha hecho seguir un sonoro “¡No!”. En efecto, la “Palabra de Dios es una realidad dinámica, siempre viva, que progresa y crece porque tiende a un cumplimiento que los hombres no pueden detener”, concluyó.

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Franciscanos de la Inmaculada: se alza una voz valerosa

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Padre Paolo M. Siano
Corrispondenza Romana
24 de enero de 2018

Hace pocos días, el pasado 21 de enero, se cumplió un aniversario importante, no sólo en la historia de nosotros los Franciscanos de la Inmaculada. Aquel día de hace 6 años (2012) tuvo lugar en nuestro convento romano de la Vía Boccea el encuentro entre el entonces Consejo General de los Franciscanos de la Inmaculada y cinco frailes (dos estadounidenses y tres italianos) que se oponían a la persona y el gobierno del padre Stefano Manelli, fundador y ministro general.

Junto con otros docentes y encargados de formación del entonces Seminario de los Franciscanos de la Inmaculada, fui invitado por el P. Manelli a participar del encuentro. Éste duró toda una jornada, dividida en dos sesiones, y fue devastador por la cantidad y la vehemencia de las ponzoñosas acusaciones vertidas contra él.

En retrospectiva, nos damos cuenta de que esas acusaciones se iban desarrollando en la campaña de desprestigio y la guerra eclesiástica, mediática y judicial contra el padre Manelli, guerra promovida o avalada por algunos eclesiásticos (incluso vaticanos), hermanos, seglares y un sacerdote diocesano un poco «tridentino». En estos seis años he asistido a la objetiva devastación de mi familia religiosa (frailes, hermanas y laicos), a la persecución (todavía en curso) del padre fundador y del auténtico carisma de nuestra orden aprobado por el papa san Juan Pablo II.

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Atenágoras, el Bergoglio de la Ortodoxia

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19/01/2018

El día en que el Papa Francisco ha pasado de Chile a Perú, ha comenzado en todo el mundo la semana de oración para la unidad de los cristianos que se celebra cada año, y que culmina el 25 de enero con la fiesta de la conversión de San Pablo.

Hace cincuenta años, el 25 de  julio de 1967, en Estambul, el camino ecuménico vivió un acontecimiento histórico: el segundo encuentro entre Pablo VI y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras. En ocasión de este aniversario, Eliana Versace, historiadora de la Iglesia, ha publicado en el «Notiziario» del Instituto Pablo VI de Brescia dos documentos de interés excepcional.

Se trata de dos informes enviados por el entonces embajador de Italia en Turquía, Mario Mondello, al ministro de asuntos exteriores italiano de la época, el senador Amintore Fanfani.

El primer informe es un resumen razonado del viaje realizado por el Papa Giovanni Battista Montini a Turquía.

Mientras que el segundo, de una decena de páginas, refiere la larga conversación que tuvo el embajador con Atenágoras unos diez días antes del encuentro con Pablo VI.

Una conversación que el embajador fue el primero en encontrar «sorprendente» y «desconcertante», empezando por el personaje que tenía ante sí: «pintoresco», «vehemente y afable», «tal vez un poco patoso y tal vez un poco histriónico».

Este perfil ya nos induce a asociar la figura de Atenágoras a la del Papa Jorge Mario Bergoglio.

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Adiós “Humanae vitae”. Francisco liberaliza la píldora

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Por Sandro Magister. Settimo Cielo. 30 de enero de 2018.

Adiós Humanae vitae. A medio siglo de distancia, la encíclica contra los métodos artificiales de regulación de la natalidad que marcó el momento más dramático del pontificado de Pablo VI, rechazada por episcopados enteros, criticada por innumerables teólogos, desobedecida por miles de fieles, ahora cede el paso a una radical reinterpretación, a un “cambio de paradigma” indudablemente querido y alentado por el papa Francisco en persona.

La paradoja quiere que sea Pablo VI el Papa que Jorge Mario Bergoglio más admira y alaba. Y precisamente – son sus palabras – por “la genialidad profética” con la que escribió esa encíclica y por su “valentía de alinearse contra la mayoría, de defender la disciplina moral, de ejercer un freno cultural, de oponerse al neomaltusianismo presente y futuro”.

Pero precisamente, “todo depende de cómo se interprete la “Humanae vitae”, no deja de comentar cada vez el papa Francisco: porque “la cuestión no es cambiar la doctrina, sino profundizar y hacer efectivamente que la pastoral tenga en cuenta las situaciones y lo que es posible hacer para las personas”.

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De los Sacerdotes conservadores, líbranos Señor

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Hace unas semanas me encontraba en Misa, en una Iglesia de esas que la gente suele clasificar como “de corte tradicional”, llegada la predicación el Sacerdote nos sorprendió hablándonos de Lutero y de la unión de los cristianos. En concreto dijo que “Lutero fue un reformador pero quizás no supo hacerlo bien”. Me llamó la atención la imagen que intentó plasmar del que fue un hereje en la historia de la Iglesia, de repente parecía que nos estaba hablando de un mártir incomprendido en su época.

Intentar confundir a los fieles es algo muy grave, lo haga el párroco del barrio o el que se llama obispo de Roma elegido por la gracia de los Cardenales.

Que un Sacerdote hable positivamente de Lutero en una homilía nos muestra la falta de formación del clero, la deformación que han sufrido o lo pelotas que son. Este Lutero que hoy en día está siendo elevado a los altares, es el mismo que dijo “toda la Iglesia del papa es una Iglesia de putas y hermafroditas”“todos los actos pontificios están sellados con la mierda del diablo, y escritos con los pedos del asno-papa”. Espero que no les hayan perturbado estos términos tan soeces pero no los digo yo, los dijo el mayor hereje que hemos sufrido, no ha habido otro como él y resulta que los curas papólatras de turno, esos que se molestan si alguien hace una mínima insinuación en contra del Sumo Pontífice le levantan un altar al hereje de los herejes, al que más improperios escupió sobre la figura del Papa. ¡Que sensatos son nuestros párrocos!…Hay que decirlo, son Vds. unos cachondos mentales. Perdonen que no elija una expresión más elaborada, pero a estas alturas la sencillez y la claridad meridiana deben ser nuestra bandera, no nos andemos por las ramas, nuestra salvación está en juego, no esperen sutilezas cuando Vds. nos tratan como a borregos, como a estúpidos ignorantes.

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Se cierra Abadía trapense de Mariawald. Summorum derrocado por actual Vaticano

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El monasterio trapense de Mariawald, al norte de Renania del Norte-Westfalia, Alemania, era uno de los pocos monasterios del mundo que aplicaba la disposición presente en el artículo 3 del motu proprio Summorum Pontificum permitiendo la dedicación completa del monasterio exclusivamente para el rito tradicional.

Nosotros cubrimos esta importante noticia en el año 2008 (ver nuestra publicación de 2012), y en 2015 publicamos la traducción de una gran entrevista otorgada por el abad responsable de la implementación de este cambio, Dom Josef Vollberg.

El retorno a lo tradicional en Mariawald fue demasiado para el actual régimen vengativo instalado en Roma, el cual expulsó al abad en 2016, tal como reportamos en aquel momento.

Ahora, ha llegado el resultado inevitable: tal como reporta GloriaTV , están cerrando y desmantelando completamente la vieja abadía. Lo que no pudieron destruir las dos guerras mundiales lo consiguió el Bergoglianismo:

Cierra Abadía Trapense Tradicionalista de Alemania

La abadía trapense de rito tradicionalista en Mariawald, Alemania, cerrará sus puertas. El Vaticano, la Orden Trapense, y la Diócesis en Aachen en cuyo territorio se encuentra la abadía, lo han anunciado en Mariawald.

El monasterio ha estado habitado por trapenses desde 1909. Todos los empleados perdieron sus empleos. Los monjes serán transferidos a otros monasterios.

Durante este año, el monasterio y todas sus posesiones pasarán a manos de la diócesis de Aachen. El monasterio y la iglesia de Mariawald quizás permanezcan cerrados para siempre.

En una carta del 21 de noviembre de 2008, Benedicto XVI le había otorgado a la abadía el privilegio de regresar a las antiguas costumbres de la Orden Trapense tanto en liturgia como en vida monástica. Esto representaba especialmente un regreso al venerable rito antiguo. El Papa consideraba este proyecto como una “renovación de la Iglesia en el espíritu de la tradición”. Ahora esta renovación se ha detenido, sin haber podido despegar.

Es verdad que si bien la Iglesia sobrevivirá a pesar de todos los obstáculos, las casas religiosas, catedrales, y abadías habrán sido cerradas y destruidas muchas veces. Sin embargo, mantenemos la esperanza de que, así como las abadías azotadas por los salvajes de la Reforma y de la tormenta post-conciliar no pudieron permanecer para siempre, el actual régimen en el Vaticano tampoco lo permanecerá para siempre.

Iam enim hiems transiit; imber abiit, et recessit. Flores apparuerunt in terra nostra; tempus putationis advenit:vox turturis audita est in terra nostra;
ficus protulit grossos suos; vineæ florentes dederunt odorem suum. Surge, amica mea, speciosa mea, et veni:
columba mea, in foraminibus petræ, in caverna maceriæ, ostende mihi faciem tuam, sonet vox tua in auribus meis: vox enim tua dulcis, et facies tua decora.

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

Tomado de:

https://adelantelafe.com/

Clero y narcisismo

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En 2017, a los obispos consagrados durante el año el Obispo de Roma les apremió a ejercer el episcopado «sin protagonismos o narcisismos»; sin embargo la reciente visita de Francisco a Chile y Perú estuvo marcada, por una centralidad fijada en la persona de Jorge Mario Bergoglio, una especie de «culto al sacerdote», es decir con un alto protagonismo del Papa. Las televisiones, con comentaristas jesuitas en ambos países, subrayaron especialmente su discurso «ecológico», «su permanente sonrisa», «su corazón joven», «su colegialidad».

Ha sido muy comentado en los medios de la región, la celebración de una «boda católica» en el avión que lo trasladaba en Chile, la incorporación de rituales paganos de los araucanos en el Santo Sacrificio, y otros temas anejos.

I. ¿Aire fresco o vicioso?

Juan XXIII convocó al Concilio Vaticano II para que ingresara aire fresco a la Iglesia. Irónicamente, al aire fresco se convirtió en aire fétido, en ventarrón y huracán vicioso.

Es evidente, que las pretendidas reformas conciliares produjeron los mismos efectos que los cambios frescos esperaban evitar, y los resultados del «aggiornamento» fueron «la negación de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la transformación de la Misa en una simple cena, la negación o el ocultamiento del carácter sacrificial y propiciatorio de la santa Misa, la confusión entre el sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los fieles, la desacralización de la sagrada Liturgia, la falta de reverencia, adoración y modestia en el vestir en el culto divino, la mundanización de la Iglesia, etc.».[1] Un éxodo de los religiosos de sus órdenes y sobre todo una «evangelización del mundo a la Iglesia».

Pero entonces, ¿el Espíritu Santo no asistió a los Papas del Concilio…? Mons. Spadafora lo explica así: «La asistencia del Espíritu Santo presupone que, de parte del Papa hay una correspondencia sin reservas; si esta correspondencia falta, la asistencia del Espíritu Santo es puramente negativa, esto es, impide solo que el Vicario de Cristo imponga a la Iglesia, como un dogma infalible, el error».[2]

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Lo último en Magisterio Auténtico®

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Francisco: Es un pecado basar la política social en miedos legítimos y entendibles a los efectos de la inmigración musulmana. Pero el adulterio en “situaciones complejas” no es pecado.

Mientras este grotesco papado continúa y sin indicios de atenuarse, nos enteramos que Francisco acaba de entregar el título de Comandante de la Pontificia Orden Ecuestre de San Gregorio Magno nada más y nada menos que a Lilianne Ploumen, ex Ministra de Comercio Exterior, Desarrollo y Cooperación de Holanda, una de las mayores promotoras mundiales del aborto. Michael Hichborn (compañero de mi parroquia) reporta:

“Luego de que el presidente de los Estados Unidos Donald Trump reinstauró la Política de la Ciudad de México, Ploumen lanzó una nueva ONG llamada She Decides (Ella Decide) que provee sumas masivas de dinero a organizaciones que dejarán de recibir fondos del gobierno norteamericano. La Política de la Ciudad de México niega automáticamente toda financiación norteamericana a organizaciones internacionales que realizan o promueven el aborto.

“Refiriéndose a la Política de la Ciudad de México como una ‘Ley Mordaza Global’, Ploumen afirmó que la intención de She Decides es continuar apoyando los programas existentes operados por organizaciones tales como el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNPFA), la Federación Internacional Planned Parenthood y Marie Stopes International. Ella dijo que ‘estos programas son exitosos y efectivos: soporte directo, distribución de preservativos, asegurar que las mujeres están acompañadas al dar a luz, y asegurar el aborto seguro si no tienen otra opción’. En julio 2017, el programa de Ploumen ya había recaudado más de $300 millones.”

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¿Adorar o rendir homenaje?

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El pasado 6 de enero tuve ocasión de ver la Misa de la Solemnidad de la Epifanía presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro transmitida por la cadena televisiva católica EWTN en su edición hispanoparlante. La Misa se celebraba en latín a excepción de la primera y segunda lecturas, del salmo responsorial y de las preces que fueron dichas en diversas lenguas. Como ocurre siempre un locutor iba traduciendo las distintas partes de la Misa. Al llegar a la lectura del Evangelio (el correspondiente de esa festividad era el texto de San Mateo 2, 1-12) pude ver y oír claramente que un diácono cantaba en latín el texto evangélico. A los pocos segundos la voz del diácono quedó cubierta por la del locutor quien leyó una curiosa versión española del dicho texto. En efecto, al llegar al versículo 8, en el momento en que Herodes les pide a los Magos que, de regreso, le informen dónde está el Rey de Israel que ha nacido a fin de también ir él a adorarlo, oímos: para que también yo pueda ir a rendirle homenaje. Unos versículos después, al llegar al verso 11, el locutor nos regaló con esto: Y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje.

No es la primera vez que oigo esta versión, francamente falsa como veremos enseguida, de este pasaje del Evangelio de Epifanía. Recuerdo, hace unos años, oyendo misa en una parroquia de mi ciudad, que ocurrió lo mismo. Más aún: revisando el último leccionario aprobado por la Conferencia Episcopal Argentina, he podido constatar que en la versión española del texto de Mateo la palabra adorar ha sido sustituida por rendir homenaje. Va de suyo que semejante sustitución no es asunto menor pues “adorar” sólo se dice respecto de Dios mientras que “rendir homenaje” puede referirse a cualquier persona con suficiente dignidad como para ser homenajeada.

Pero ¿de dónde sale esta sustitución contraria no sólo a la invariable traducción de la Iglesia (y aún de las versiones bíblicas de prácticamente todas las confesiones protestantes) sino a la letra y al espíritu del texto griego, lengua en la que Mateo nos relata la adoración de los Magos? Según hemos podido averiguar, esta versión procede de la llamada Biblia de los Testigos de Jehová, conocida como la “Traducción del Nuevo Mundo” (TNM) y considerada por los miembros de esta secta como la más exacta y mejor traducida del mundo.

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Bergoglio: la apoteosis del subjetivismo emocionalista (III)

Dios no es católico

Una de las frases shoc del papa Francisco es «Yo creo en Dios. No en un Dios católico, no existe un Dios católico, existe Dios» (A. M. Valli, 266. Jorge Mario Bergoglio. Franciscus P. P., Macerata, Liberilibri, 2017, p. 13, nota 2[1]).

Ahora bien, «católico» significa «universal». La «catolicidad es la tercera nota de la Iglesia católica, como dice el Credo Niceno-Constantinopolitano. En efecto, la Iglesia de Cristo (y, por tanto, de Dios, ya que Cristo es el Verbo Encarnado, verdadero Dios y verdadero hombre) es la humanidad social y sobrenaturalmente organizada en Cristo, que por su naturaleza abraza a todos los individuos de la raza humana (si no en acto, al menos en potencia) y es, por tanto, universal, o sea, católica[2]Si Dios no fuera universal o «católico», la Iglesia fundada por El no sería católica y el Credo Niceno-Constantinopolitano estaría equivocado, lo cual es imposible porque en él se encuentra infaliblemente compendiada toda la fe de la Iglesia.

La Revelación misma nos presenta a la Iglesia como el reino de Dios sobre toda la tierra (cfr. las parábolas del «reino»[3]) hasta el fin del mundo (Jn., XX, 21; Mt., XXVIII, 18-19) y por ello la Iglesia es llamada «católica», o sea, universal. La Iglesia es, pues, la continuación en la tierra del Verbo Encarnado, es su Cuerpo Místico (Rom., XII, 4-6; 1 Cor., XII, 12-27; Ef., IV, 4), que obra en la humanidad entera la obra de la Redención divina. Pues bien, la unión de la humanidad redimida (al menos en potencia) en Cristo abraza a todos los hombres y es universal o «católica».

Además, se reconoce a la verdadera Iglesia de Cristo apartir de las cuatro notas (entre las cuales la «catolicidad»)[4] y, como aquellos que se apropian del nombre de cristianos son los Protestantes, los Cismáticos llamados «Ortodoxos» y los Católicos, la verdadera Iglesia de Cristo es la «católica». Negar que Dios es «católico» lleva a negar la tercera nota de la Iglesia de Cristo como es revelada en el Evangelio y como es definida por la Iglesia (Credo Niceno-Constantinopolitano; Concilio Vaticano I, DB, 1794). En efecto, el Protestantismo carece de «catolicidad» o universalidad, ya que está dividido en muchísimas sectas, que no están presentes de manera verdaderamente conspicua y simultánea en todo el universo. Lo mismo se puede decir de las iglesias cismáticas llamadas «ortodoxas», ya que están restringidas a las regiones orientales de Europa.

Finalmente, en cuanto a la noción misma de Dios, ya sea conocido con la luz de la sola razón natural[5] como Causa primera y universal de todo el mundo, ya sea conocido gracias a la Revelación sobrenatural[6], ya sea definido dogmática e infaliblemente por el magisterio de la Iglesia[7], se puede decir que El es la Causa primera, trascendente e incausada de todo el universo y, por tanto, es universal, infinito, omnipresente y «católico».

Por tanto, afirmar que Dios no es «católico», significa implícitamente negar la Redención universal de la Santísima Trinidad a través del Verbo Encarnado[8].

Valli concluye acertadamente: «La afirmación de Francisco da un ulterior empujón formidable a la idea de que la Iglesia, precisamente en cuanto católica, es custodia de la verdad y parece inscribirla en el partido del relativismo» (op. cit., p. 172).

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Bergoglio: la apoteosis del subjetivismo emocionalista (II)

La «Justificación» luterana y la «novísima moral»

El nominalismo, negando la realidad de los hábitos entitativos o cualidades estables (por ejemplo, la salud y la enfermedad naturales o la gracia y el estado de pecado sobrenaturales) altera la doctrina de la Justificación a través de la gracia santificante y abre las puertas al luteranismo. En efecto, la gracia habitual o santificante es un don permanente o hábito entitativo divino infundido sobrenaturalmente en la sustancia del alma humana, a la que confiere la santidad y la presencia de la Santísima Trinidad. Pues bien, para los nominalistas, los hábitos entitativos son sólo voces y palabras («flatus vocis») que no tienen ninguna realidad. Lutero, formado filosóficamente en el nominalismo occamista, rechazó la doctrina católica sobre la gracia santificante, reduciéndola a una imputación extrínseca o atribución puramente nominal y no real y objetiva, de la santidad de Cristo al pecador, atribución que no cancela realmente el pecado y no confiere la vida sobrenatural, sino que solamente cubre como un velo el pecado, que, por ello, permanece igualmente en el alma humana, como la suciedad bajo una alfombra[1]. De aquí, según el nominalismo de Bergoglio, que entre los católicos modernistas y los protestantes no existen diferencias acerca de la doctrina de la Justificación y la negación práctica del libre albedrío y de la responsabilidad moral de las propias acciones.

El libre albedrío y la moral subjetiva

Según la recta razón y la sana doctrina, en cambio, la situación subjetiva no cambia la esencia objetiva del hombre. O sea, todos los hombres normales, en toda situación, siguen teniendo su naturaleza de animales racionales, libres y responsables. Por tanto, excepto los casos patológicos excepcionales o circunstancias que eliminan o disminuyen notablemente el uso de razón y de libre albedrío, todo hombre es responsable de sus propios actos, que deben corresponder a la moral objetiva, natural y divina, para ser buenos, de otro modo son moralmente malos o pecaminosos.

Negado esto por el nominalismo protestante y modernista, todo hombre es dejado a merced de sus instintos subjetivos y además la misma ley moral ya no es un mandamiento, una orden general, que tiene valor objetivo y real para todo hombre. Ya no es la ley objetiva la que dice lo que se debe o no hacer en las situaciones particulares, sino que es la situación concreta la que prevalece sobre la moral y sobre la ley objetivas. Como para Descartes ya no es el yo pensante el que se debe conformar con la realidad extra-mental, sino que el ser y lo real son producción del pensamiento subjetivo (cogito ergo sum / pienso luego existo), así, para Bergoglio, es lo que nos parece bien a nosotros lo que hace buena la acción. En efecto, Francisco sostiene que «cada uno tiene su idea del bien y del mal y debe elegir el bien y combatir el mal como él lo concibe» (A. M. Valli, 266. Jorge Mario Bergolio. Franciscus P.P., Macerata, Liberilibri, 2017, p. 44[2]).

Así, la situación subjetiva prevalece y libera al individuo de las obligaciones universales y de la moral objetiva (esta situación es muy penosa, por tanto no estoy obligado subjetivamente por la ley objetiva, ya sea divino-positiva o natural).

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Bergoglio: la apoteosis del subjetivismo emocionalista (I)

Un libro de Aldo Maria Valli

Recientemente, el vaticanista del Tg1 [telediario del primer canal de la RAI, ndt] Aldo Maria Valli ha publicado un interesante libro (266[1]. Jorge Mario Bergoglio. Franciscus P. P., Macerata, Liberilibri, 2017[2]) sobre las diferentes  expresiones desatinadas de algunas frases de Francisco, que dejan desorientados a los fieles católicos.

Me baso en las citaciones aportadas en el libro y muy bien documentadas en las notas, remitiendo al lector a ellas para no cargar demasiado mis artículos. Además aporto algunas observaciones de Valli y me permito integrarlas con otras mías.

Una pastoral sin doctrina

La primera frase malsonante es «¿Quién soy yo para juzgar a un gay?» (A. M. Valli, 266. Jorge Mario Bergoglio. Franciscus P. P., Macerata, Liberilibri, 2017, p. 14, nota 4). El Autor observa que Bergoglio «no está en posesión de las capacidades o de la voluntad de realizar lo que en cambio es el deber de todo Papa: vincularse a sí mismo y a la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios» (op. cit., p. 15, nota 5).

Jesús dio a Pedro y a los Papas el Oficio de enseñar (Mt., XXVIII, 18) precisamente para que indicaran al Episcopado y a los fieles lo que es verdadero y lo que es falso, lo que está bien y lo que está mal. Bergoglio «en vez de centrar la enseñanza en la Palabra de Dios, se empeñaría en proclamar sus propias ideas» (op. cit., p. 15), las cuales son el inicio de una larga serie de «declaraciones salvajes», de «sistemática denigración de la doctrina y de la disciplina tradicionales de la Iglesia», que ponen «al Papa contra la Iglesia» en una especie de «guerra civil católica», ya que «están suscitando aprensión entre los católicos comunes, que lo juzgan ya fuera de control» (op. cit., pp. 16-17, nota 7).

Bergoglio «no afronta los aspectos doctrinales y las cuestiones morales (aborto, eutanasia, homosexualidad, procreación artificial)» (op. cit., p. 19). Prefiere la «Iglesia accidentada, partícipe e implicada en el ensuciarse las manos con la situación concreta, a la Iglesia bien equipada doctrinalmente, atenta y rigurosa en el reafirmar la verdad. Según Francisco no puede existir una norma universal, vinculante para todos» (op. cit., p. 27).

Sin embargo, la pastoral debe aplicar a los casos concretos las normas y los principios universales de la teología moral y dogmática. En cambio, a partir del Vaticano II, la pastoral tomó el control sobre la doctrina y se puso así «el carro delante de los bueyes» llegando, por tanto, a las recientes declaraciones de Bergoglio, las cuales son la lógica conclusión, radical y extrema, del neo-modernismo penetrado en el ambiente eclesial a partir de Juan XXIII.

Aldo Valli observa también: «La pastoral es por sí misma una praxis y como tal necesita una doctrina a la que estar conectada. Una pastoral sin doctrina o con una doctrina vaga y ambigua ¿no corre quizá el riesgo de ir contra la verdad?» (op. cit., p. 28). De aquí las actuales tendencias «empapadas de subjetivismo», el «guiño a la mentalidad dominante», el «ceder al relativismo imperante» (op. cit., pp. 28-29). En cambio, la Iglesia ha considerado siempre la verdad como el camino que lleva a Dios y tiene el deber de indicar la verdad a los hombres para que lleguen a Dios sin temor a equivocarse. Por esto, Valli se platea «la pregunta de las preguntas: ¿ha absorbido quizá la antropología relativista a los hombres de Iglesia y de mano de Bergoglio en persona?» (op. cit., p. 29). Todo esto denota en Bergoglio el primado del elemento emocional sobre el racional.

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El Vaticano de Bergoglio celebra la Revuelta Protestante con un sello

Esto es asqueroso. Ni siquiera fingen que sea una celebración verdadera de Lutero, tal y como deja claro la reproducción de la imagen hagiográfica de Lutero y Melanchton.

Es la misma jerarquía que expulsa de la catedral de Bruselas a unos pocos jóvenes por rezar el Santo Rosario delante de un pastor luterano, al considerarlo “agresiones” que “ofenden” a los herejes.

(Artículo original)

31/10/17 11:59 AM

Tomado de:

adelantelafe.com

Francisco vs. Sarah

Las respuestas y los comentarios – o la falta de ellos – de un Papa son rara vez accidentales. Cuando cuatro cardenales pidieron al papa Francisco que clarificara el lenguaje de Amoris Laetitia favoreciendo el divorcio, las preguntas fueron ignoradas durante tanto tiempo que desde entonces ya ha muerto la mitad de los cardenales. Los dos restantes siguen esperando una respuesta.

Sin embargo, cuando Francisco tiene una misión, cualquier cosa (o persona) que se interpone en su camino tendrá que vérselas con el Papa más humilde, caritativo y menos crítico de la historia de la Iglesia Católica Romana.

El ejemplo más reciente es el de Magnum Principium, su motu proprio para arrojar las traducciones del novus ordo en manos de las conferencias episcopales en lugar de bajo la autoridad de la Sede Apostólica. Aparentemente, “y con tu espíritu” es muy difícil de comprender para el católico promedio, y “para que la renovación de toda la vida litúrgica pueda continuar”, las traducciones del novus ordo variarán de país en país, sin preocuparse de que alguien del Vaticano pueda vetar “y con el tuyo” como traducción española de “et cum spiritu tuo“. El novus ordo retrocede a 1970.

El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, realizó un comentario sobre el motu proprio, intentando interpretar la liberalización del Papa como una acción limitada, en la que la oficina del cardenal, de tendencia tradicionalista, mantendría en esencia el control de las traducciones litúrgicas. Pocos días después, el papa Francisco hizo saber que el poder del cardenal Sarah será usurpado, al punto de decirle a Sarah que ponga al corriente sobre la voluntad de Francisco a todo aquel con quien se había comunicado.

Ahora que el papa Francisco está muy interesado en la ley litúrgica, Rorate está a la espera de reprimendas a prelados que ignoraron directivas más serias sobre la misa. Mientras tanto, uno es libre de cumplir la obligación dominical a las 2:30 de un sábado en una catedral, o de vestir lo que uno desee para ofrecer lo que solía conocerse como misa pontificia, sin ningún miedo a ser reprendido.

Como muchas otras acciones de su pontificado, el Efecto Francisco continuará siendo beneficioso para el negocio de la parroquia local con misa tradicional.

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

25/10/17 12:04 AM

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Breves reflexiones sobre “Misericordia et Misera”

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Pérdida de la gravitas

Fechada  en la Festividad de Cristo Rey, Francisco dio a conocer su Carta Apostólica Misericordia et misera, popularmente famosa desde los mass media por su punto 12, obviamente tergiversado, y según el cual –para esos multimedios- “la Iglesia ahora perdona el aborto”.

Desde luego que este último enunciado es una mezcla de malicia, de fraude y de ignorancia escandalosa, perpetrada por los propagadores de noticias. Entre otras cosas porque no existe un “ahora” eclesial dispensador de perdones opuesto dialécticamente a un supuesto “otrora” negado al perdón.

Lo que sí y riesgosamente viene a decirnos aquel mentado punto 12 es que se concede “a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado del aborto”, contrariando expresamente el canon 1398 del Nuevo Código de Derecho Canónico, que ponía exigencias mayores y más estrictas acordes con la gravedad del crimen cometido.

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Estragos del populismo demagógico

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El populismo es una deformación de la democracia, como la demagogia.

Con la pretensa intención de beneficiar a las supuestas mayorías, y esto tanto en el ámbito político, civil y hasta eclesial, se proponen y realizan acciones efectistas que lejos de ayudar a quienes lo necesitan, a la larga se los termina perjudicando.

Porque no están basadas en la verdad sino en una interpretación ideologizada y hemipléjica de la misma, hacia un falso “progresismo”.

Puede sostenerse una actividad empresarial o comercial privada a pérdida con el slogan que los empresarios deben anteponer el bien general que el beneficio individual? Quizás por algún poco tiempo pero a la corta siquiera, no. El Estado tiene otras posibilidades, porque persigue supuestamente el bien común, pero tampoco es justo que toda la sociedad con impuestos sostenga actividades claramente deficitarias, porque serán pan para hoy y hambre para mañana. Y bien que en Latinoamérica esto lo tenemos claro!!!

Por eso la doctrina social cristiana es sabia en sostener el principio de defensa del bien común pero no a la manera de los marxistas, que tienen medios de lucha inadmisibles para el pensamiento cristiano, para el que, a diferencia del primero, claramente el fin no justifica los medios. Por eso las sorprendentes afirmaciones que realizara recientemente el papa Francisco sobre el tema de que “son los comunistas los que piensan como los cristianos” en cuanto a la lucha por la promoción y justicia de los excluidos. Claramente para el pensamiento cristiano hay que promover el bien común pero por medios lícitos y pacíficos y la empresa tiene derecho legítimo a percibir ganancias para poder seguir existiendo y dando trabajo. No corresponde enfrentar a trabajadores con empresarios. En ello siempre hay que volver a San Juan Pablo II con la claridad de su “Laborem Excercens”. Plantear la dicotomía entre capital y trabajo y no la colaboración, como insiste la citada encíclica, es perverso y no es del pensamiento social cristiano.

Y el populismo hace estragos, y de ellos no se salvan  siquiera a los que se quiere beneficiar porque cuando el daño es general, el mismo, tarde o temprano llega a toda la sociedad.

La tentación pues entonces del populismo parece ser un virus que anda por varios ámbitos, incluso en donde jamás debería haber encontrado asiento.

Carlos Alvarez Cozzi

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Los excluidos de Francisco

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Cuando Nuestro Señor Jesucristo dijo que el Reino de los Cielos es de los pobres de espíritu, sus palabras se entendieron perfectamente. Así lo entendió la Iglesia durante siglos. Aún no se había inventado la doctrina bergoglita, que no es más que un marxismo de arrabal, venido a la existencia por el odio a los contrarios. Por eso ahora, con los nuevos aires hermenéuticos, se entiende la predicación del Señor de forma diferente. No paran de hablar de los excluidos y de que hay que acogerlos. Pero digo yo que en el momento en que a estos excluidos se les incluye, dejan por eso mismo de ser excluidos. Con lo cual ya no habría que tenerles lástima. Una vez más, el espacio es superior al tiempo, como dice el Einstein bonaerense.

A pesar de que suena muy bien eso de incluir y no excluir, lo cierto es que si algo se incluye, es porque otro algo se excluye. Al menos en las matemáticas clásicas, aunque no sea normal en la contabilidad de los políticos, de los partidos y de esa especie de banda denunciadora de pecados capitalistas, que son los utópico-sinvergüenzas de nuestros días.

Esto lo digo a propósito de la noticia, tan exquisitamente preparada y realizada, del Jubileo de los Sin Techo, y de la Misa celebrada especialmente para ellos hace unos días. Gran cantidad de pobres acudieron a la celebración. Dice el cronista que eran más de 4.000 venidos desde toda Europa. Daba gusto ver sus caras, gozando del momento en que podían tocar el borde de la túnica de Bergoglio, que procesionaba entre ellos con una cara un tanto avinagrada. Venid a Mí, benditos de mi Padre, vosotros que habéis sido excluidos por el Sistema Capitalista.

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Card Burke: Los cardenales podrían actuar con “Acta formal de corrección de un grave error” si el Papa persiste en errores

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Card Burke: Si el Papa persiste en los errores concernientes al matrimonio, los cardenales podrían actuar mediante un “Acta formal de corrección de un grave error”

“Cuando Cefas vino a Antioquía, yo le resistí, porque él debía ser corregido.”(San Pablo, en su Epístola a los Gálatas)

Los poderes del Papa no son absolutos, sino todo lo contrario: el más importante y reciente Concilio Ecuménico dogmático moderno, Vaticano I, deja claro que “el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no para que ellos, mediante su revelación, dieran a conocer una nueva doctrina, sino que con su ayuda, puedan religiosamente guardar y exponer fielmente la revelación o depósito de la fe transmitida por los apóstoles ” (Vaticano I, Pastor Aeternus).

Los cuatro cardenales que hicieron público sus nombres en la dubia(preguntas) sobre los errores aparentes sobre el matrimonio y la cohabitación presentes en la exhortación apostólica Amoris Laetitia están siguiendo el procedimiento estándar. Si el Papa (por algún sentimiento personal) se niega a responder, no cumple con su obligación de confirmar a sus hermanos en la fe transmitida por los apóstoles. Esto tiene consecuencias. La entrevista concedida por el cardenal Burke (uno de los firmantes de la dubia, junto con los cardenales Caffara, Brandmüller, y Meisner) al National Catholic Registerdeja claro cuáles podrían ser esas consecuencias:

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El ecumenismo sigue sumando confusión y desconcierto

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La conmemoración “ecuménica”, con el Papa Francisco a la cabeza, del Quinto Centenario de la herejía luterana está llevando las cosas a un punto límite: ya no es posible, en recta conciencia católica, no oponer siquiera alguna resistencia a esta enorme marea de confusión y desconcierto, ni pasar por alto las palabras y los gestos del Santo Padre respecto de esta conmemoración. No queda, por tanto, sino repetir con todo dolor pero con firmeza: non possumus! No podemos seguir con este ecumenismo que nos está llevando a la negación misma de la Fe y del mandato del Señor de evangelizar a las naciones.

Es cierto que desde hace tiempo el ecumenismo viene enervando la vida de la Iglesia. No es menos cierto que los dos Papas anteriores a Francisco tuvieron gestos y palabras de proximidad al protestantismo; se insinuó, incluso, la posibilidad de una conmemoración conjunta de este quinto centenario, la que ahora se consuma. Pero lo que hemos visto y oído en estos días supera sustancialmente todo lo anterior. En efecto, una cosa es el dialogo entendido como salutis colloquium, al decir de Paulo VI, aún con todas las desviaciones que ha exhibido en los últimos cincuenta años, y otra muy distinta es la asunción lisa y llana por parte de un Papa de las premisas fundamentales de la herejía protestante, premisas que ya no sólo no se condenan sino que ahora se las asume como bienes y dones de Dios para la Iglesia.

Nos explicamos. En toda esta llevada y traída conmemoración de la Reforma el problema central no es ni la figura de Lutero (al que se lo quiere poco menos que canonizar), ni los propósitos que lo movieron (a los que, sin ningún fundamento, se los presume nobles y loables), ni las circunstancias históricas que acompañaron el surgimiento del protestantismo (que se tergiversan y exageran de manera escandalosa con desprecio absoluto por la verdad histórica). No, el problema central es lo que significó y significa el protestantismo, en sus múltiples formas y expresiones, como radical subversión de la Fe, como herida impía inferida al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia y como fuente del inmenso caudal de males que provocó no sólo en el orden estrictamente religioso sino, además, filosófico, cultural y político. Es esta esencia del protestantismo la que ha sido plenamente asumida y ratificada por el Papa.

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Severa confusión: “son los comunistas los que piensan como los cristianos” (Francisco)

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En una entrevista reciente realizada por el diario italiano “La Reppúbblica” al papa Francisco, por Eugenio Scalfari, el vicario de Cristo afirma “que son los comunistas los que piensan como los cristianos”, refiriéndose a la preocupación y trabajo por la situación de los más pobres y marginados de nuestro mundo.

Es una afirmación, leída totalmente en el contexto de la entrevista, que toca también otros temas como la reciente elección de Trump, que no deja de preocupar por varias razones.

En primer lugar porque no es verdad que los comunistas piensen igual que los cristianos. Ellos son materialistas y ateos y no creen, consecuencialmente, en ninguna revelación inspirada por Dios. En segundo lugar, son partidarios de que el fin justifica los medios, a diferencia de los cristianos. Por lo que en la supuesta lucha a favor de los desposeídos de la tierra no dudan en usar medios violentos. Por lo demás, la historia lo demuestra. No han dudado en usar la violencia y matar a los opositores tanto en la revolución bolchevique de 1917, como en la Cuba castrista, como antes en China durante la dictadura de Mao Tsetung.

En tercer término, si alguien tuviera dudas, puede consultar toda la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que se encuentra resumida en el Compendio correspondiente, aprobado bajo el pontificado de San Juan Pablo II. De allí puede apreciarse cuál es la doctrina de la Iglesia sobre los temas sociales y los medios lícitos para luchar por la promoción humana.

Creo además que se trata de una afirmación insultante para los cristianos víctimas de las dictaduras comunistas ya citadas y otras, muchos de ellos luchadores sociales pero por los caminos que la moral cristiana indica. Por citar solo un caso, viene a mi mente la muerte que el régimen castrista le dio al dirigente opositor católico cubano Oswaldo Payá hace pocos años. Y naturalmente también resulta ofensiva para los que nos consideramos socialcristianos, que se nos iguale o compare con los comunistas, por las razones que acabo de exponer.

Y como ya ha sucedido con declaraciones anteriores, quizás nuevamente la Oficina de Prensa Vaticana, ahora con nuevos oficiales, tenga que salir a aclarar lo que terminará oscureciendo o mejor, confirmando, la terrible y desgraciada comparación formulada por el papa.

Es con dolor que tenemos que escribir esto como católicos apostólicos y romanos pero como la verdad no está encadenada, ella siempre termina luciendo con el resplandor que le es propio.

Carlos Alvarez Cozzi

[Imagen: ciudadanos coreanos masacrados por el comunismo]

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Otros Archivos vaticanos

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Sería bueno, quizás, y lo esperamos -¿contra toda esperanza? -, que se abran también otros Archivos vaticanos, los correspondientes a la Argentina anteriores al año 1976. Tal vez se conocerían datos sobre los asesinos de los “muertos que nunca existieron”: la hijita del Capitán Viola, los soldaditos de Formosa, los profesores católicos Genta y Sacheri y muchísimos más.

Especial interés reviste el período que va de los años 60 al ’76, años de gestación y luego de ejecución de la Guerra Revolucionaria en nuestro país. Es casi seguro que existe, al respecto, una abundante documentación y que allí se encontrarán, entre otras cosas, las prédicas de los teólogos de la liberación, de los muchos curas y cinco obispos tercermundistas, que con absoluta dedicación y empeño pudrieron las cabezas de tantos amigos nuestros mandándolos a matar y a morir por las banderas del marxismo bautizado. Mandándolos, en realidad, al horror ya que no sólo mataron sino que cometieron numerosos secuestros sometiendo a torturas increíbles, en algunos casos durante meses, a sus víctimas.

¿Podremos esperar, también, que la Jerarquía de la Iglesia pida perdón por las palabras y las acciones de esos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que reemplazaron la Biblia por El Capital?

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500 años después, de rodillas ante Lutero

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Lo decimos con profundo dolor. Se diría que es una nueva religión la que ha surgido el pasado 31 de octubre en Lund durante el encuentro ecuménico entre el papa Francisco y los representantes de la Federación Luterana Mundial. Una religión cuyos puntos de partida están claros pero su meta es oscura e inquietante.

La consigna que más ha resonado en la catedral de Lund es la necesidad de un «camino común» que lleve a católicos y luteranos a pasar «del conflicto a la comunión». Tanto el papa Francisco como el pastor Martin Junge, secretario de la Federación Luterana, aludieron en sus respectivos sermones a la parábola evangélica de la vid y los sarmientos. Los católicos y los luteranos serían ramas secas de un mismo tronco que no lleva fruto a causa de la separación de 1517. Pero nadie sabe cuáles serían esos «frutos». Lo que por el momento parecen tener en común católicos y protestantes no es sino una profunda crisis, si bien por causas diversas.

El luteranismo ha sido uno de los principales factores de secularización de la sociedad occidental, y hoy en día agoniza por la coherencia con que ha desarrollado los gérmenes de disolución que llevaba en sí desde su nacimiento. A la vanguardia de la secularización han estado los países escandinavos, a los que durante mucho tiempo se ha considerado un modelo para nuestro futuro. Pero Suecia, después de transformarse en la patria del multiculturalismo y de los derechos homosexuales, es actualmente un país en el que apenas el 2 % de los luteranos son practicantes, mientras que el 10% de la población sigue la religión islámica.

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¿Saben cómo se llama su Párroco?

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Leía estos días con gran atención las noticias de la nueva realidad eclesial: Lutero vía los altares. Un Papa dispuesto a “pasarse por el forro” el Concilio de Trento y perdonen la expresión pero, buscar otra más suave, es engañarnos o suavizar algo que de por sí es tremendo y lamentable en la historia de la Iglesia. ¿Qué sucederá cuando lleguemos a la Iglesia y no encontremos imágenes de Nuestra Madre, de nuestros Santos y en su lugar, veamos lo mismo que hemos visto en el Vaticano, una imagen de Lutero? ¿Nos escandalizaremos, iremos a quejarnos al Párroco de turno, al Obispo pelotero que hace y dice lo que manda el Papa aunque sea la mayor herejía que se haya visto o escuchado? ¿Que harán Vds., bajar la cabeza y tragar con lo que nos echan o encabezar la batalla? Sigamos el mandato de San Bernardo de Caraval a los caballeros templarios, hagamos del salmo 113, nuestro himno y  nuestra tabla de salvación, lancémonos a las cruzadas, “Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam”

Quizás no nos hemos parado a pensar detenidamente en que lo que algunos consideramos un escándalo de dimensiones mayúsculas, no ha llegado de la mano del Papa Francisco, sino que se ha estado cociendo desde la llegada del misil Vaticano II. Los anteriores Papas han sido igualmente colaboradores de la venta de nuestra Iglesia al mejor postor. La Iglesia hace tiempo que ya no está gobernada por Nuestro Señor Jesucristo, no se le puede echar la culpa al Espíritu Santo de la elección de estos Sumos Pontífices. ¿Quieren pruebas que les demuestren que estamos en una Iglesia ocupada por el enemigo? ¿De verdad aún hay alguien que siga pensando que las Misas dominicales son Católicas?

Hace unas semanas leía un artículo en Internet, en el que un Sacerdote mostraba su disposición para permitir que en su parroquia se celebrase alguna de las misas dominicales “ad orientem”, ¿Saben que quiere decir? En lengua vernácula, pero llegado el ofertorio, el Sacerdote se pondrá mirando hacia el lugar en el que debería estar el Sagrario, “ad orientem” simplemente eso. Bien, pues para este tema tan sencillo, el blogger comentaba que llevaría esto al consejo parroquial, ¡Toma ya! si se descuida monta un sínodo diocesano como en mi Diócesis, para debatir si lee Mari Puri o Luis Miguel las lecturas. Esto es ser un párroco complaciente con la feligresía, Misa a la carta, ahora podemos opinar hasta como se Oficia, que lecturas se ponen, cualquier día el color del tiempo litúrgico…tómenselo a broma, pero yo ya he acudido a funerales que el Sacerdote sale de blanco por expreso deseo de la familia. Nunca los fieles fueron más ignorantes en temas litúrgicos y sin embargo, nunca opinaron tanto…que le pregunten a nuestros antepasados si el Cura les pedía opinión para algo. Hace poco me comentaba un amigo que en una reunión del consejo parroquial, tuvieron que ponerle freno a las predicaciones de D. Ruperto (nombre ficticio), porque se iba mucho del tiempo establecido. “Consejo parroquial” le llaman a esto…Como dice la canción, “dame veneno, que quiero morir”.

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Francisco se hace el sueco

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Llega el ansiado lunes día 31 de Octubre. Francisco está deseando tomar el avión que lo llevará a Lund para celebrar la tan anhelada ceremonia, en compañía de la Arzobispa correspondiente. Menudo gozo. Es un día para agradecerle a Dios el regalo de Lutero. Menudo regalo. Gracias a este santo varón, las Sagradas Escrituras empezaron a estar en las manos del pueblo cristiano. Antes, ni pum. Gracias a él, quedaron al descubierto los errores que hasta entonces estaba cometiendo la Iglesia. Item más. Por virtud de su encandilado carisma, “Lutero quiso poner remedio a una situación compleja”. Los pobres suecos están en una situación de distancia y a Francisco no le gustan las distancias porque la distancia hace daño. Ya se sabe que el espacio es superior al tiempo, aunque el tiempo supera al espacio por poco tiempo, según se desprende de las delirantes y sabias palabras  vertidas por aquí y por allá en encíclicas y sermonarios ad usum.

Total, que Francisco ha decidido hacerse el sueco. O sea, ha determinado agavillarse a la celebración que inicia el magno evento. Los de Rome Reports, que ya se sabe cómo proceden y de dónde proceden, se las ven y se las desean para presentar el evento. El cardenal Kurt Koch, que no se sabe si es católico-luterano o luterano católico, muy próximo al luteranismo, lo explica muy bien aquí. Y la voz en off quiere adoctrinarnos sobre el tema:

Cuando el Vaticano anunció el viaje del Papa a Suecia para el primer acto conmemorativo del 500 aniversario de la Reforma protestante, se alzaron muchas voces críticas entre los católicos. No comprendían qué tenía que celebrar el Papa en el aniversario de un cisma.

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¿Conmemorar el protestantismo? Francisco, no en mi nombre

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Es lícito encolerizarse cuando se sabe qué especie de traidores, ladro­nes y asesinos son los papas, sus carde­nales y legados. Le complacería a Dios que varios reyes de Inglaterra se empeña­ran en acabar con ellos.

Castigamos a los ladrones a espada; ¿por qué no hemos de agarrar al Papa, a los cardenales y a toda la pandilla de la Sodoma romana y lavarnos las manos en su sangre?

Todos estos caerán cuando su sacrílega y abominable Misa haya sido reducida a polvo” (Martín Lutero)

Ayer nos vimos de nuevo alterados con la noticia de que el Papa Francisco ahora resulta que irá a “participar en una ceremonia conjunta entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial para conmemorar el 500° aniversario de la Reforma [protestante], en programa en Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016”.

Dejando de lado la nada desdeñable casualidad de que la fecha sea el día satánico por excelencia de Halloween, me pregunto qué tiene el Papa que conmemorar de la herejía y apostasía que ha desgarrado la Fe de miles de almas sepultándolas al infierno. Reforma para la cual la propia Iglesia estableció una Contrarreforma y, en especial, un glorioso Concilio como fue el de Trento, al que hace décadas se le quiere sepultar en el olvido y que con este acto se le dará oficialmente el acta de defunción, si es que quedaba algún resto de él.

Papa Francisco, ¿usted sabe que hubo cientos de mártires católicos que dieron su vida por defender la Verdad frente a la Reforma que quiere conmemorar?

Los mártires cartujos de Londres

Los mártires cartujos de Londres

O peor aún ¿se le ha ocurrido qué pueden pensar los conversos del protestantismo de que vaya a conmemorar aquello de lo que ellos tuvieron el valor de renegar? ¿qué piensa le dirían a usted el 31 de octubre un cardenal Newman, Benson, Chesterton o tantos otros que aceptaron la llamada del Espíritu -esta sí la de verdad, y no la de sus sorpresas- para dejar el cisma y la herejía por la Iglesia que usted debería representar?¿Qué le dirían ese 31 de octubre a usted las decenas de mártires cartujos de Londres, un San Fidel de Sigmaringa, o San Juan Fisher y Santo Tomás Moro, decapitados ambos por sus amigos de la Reforma por el único motivo de defender la fe católica ?

Párese por favor un momento y piénselo detenidamente.

Usted va a tener el dudoso honor de unirse a otros que se empeñaron en lo mismo.

¿Sabía que…?

«No asombra que grandes perseguido­res de la Iglesia hayan festejado su me­moria. “Así, Hitler mandó proclamar fiesta nacional en Alemania la fecha conmemo­rativa del 31 de octubre de 1517, cuando el fraile agustino rebelde fijó, en las puer­tas de la iglesia de Wittenberg, las famo­sas 95 proposiciones contra la supremacía y las doctrinas pontificias. “[1]

Y a pesar de todo el ateísmo oficial del régimen comunista, el doctor Erich Hon­necker, presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Defensa (el primer hom­bre de la República Democrática Alema­na), aceptó encabezar el comité que, en plena Alemania roja, organizó las aparato­sas conmemoraciones de Lutero este año (cfr. ‘German Comments’, de Osnabrück, Alemania occidental, abril de 1983)»[2] [3]

Papa Francisco, ¿así es como quiere reformar la Iglesia? ¿esta es la misericordia que tiene preparada para los fieles? ¿regarlos de confusión?  ¿qué podemos pensar de conmemorar a quien dice que la Santa Misa es abominable y sacrílega?

Me cuesta creer que no sepa nada de esto, ignorancia que sería preocupante dado el puesto que ocupa, y necesariamente no cabe otra que creer que usted realmente va a dichos festejos porque tiene algo que conmemorar, que donde nosotros vemos cisma y herejía usted ve la semilla de su primavera eclesial, que donde nosotros vemos resistencia heroica, usted ve obstinados idólatras, intolerantes y adivinos.

Los silencios claman al cielo y hierven la sangre de los mártires ¿por qué nadie dice nada? ¿dónde están los cardenales y obispos? ¿dónde están los sacerdotes y fieles? ¿cómo puede haber quien sigue tratando de disfrazar de rosa todo esto para adormecer a los fieles?

Papa Francisco, se que nada de lo que yo pueda decir le va a interesar lo más mínimo, pero quiero pedirle, por favor, que conmemore usted todo lo que le de la gana de conmemorar –ya le pedirán cuentas de ello– pero, por lo que Dios más quiera: NO EN MI NOMBRE.

Que Dios se apiade de nosotros.

Miguel Ángel Yáñez

Nota:  Para una mayor profundización sobre el siniestro personaje de Lutero, recomiendo a todos los la serie de artículos Lutero el monje maldito” basado en el trabajo del padre Alfredo Sáenz.

[1] Cf. ‘German Comments’, Osnabrück, West Germany, April 1983[2] Funck-Brentano, p. 272 (Frantz Funck-Bretano, historiador francés miembro de la Academia de Ética y Ciencias Políticas del Instituto de Francia).[3] Plinio Correa de Oliveira, Lutero: ¡no y no!

Escrito por Miguel Ángel Yáñez

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La mafia moral de don Mario

 

En este su tercer año, la línea central  por la cual avanza el pontificado bergogliano —y la obsesión particular de Francisco— es inconfundible: dar acceso a  la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias»; la famosa «propuesta Kasper» que ha estado promoviendo casi desde el primer momento de su elección. Con ese fin, Francisco inexorablemente ha formado una especie de mafia de la moral para  llevar a cabo su plan. Conozcamos a algunos de sus militantes. En primera fila tenemos al arzobispo Vincenzo («el Sicario») Paglia, cabecilla del Consejo Pontificio «para la familia» —hoy un nombre ya ridículo.

Fue bajo la tutela de Paglia cuando el Consejo produjo el primer programa de «educación sexual» aprobado por el Vaticano en toda su historia, un documento pontificio tan inmoral y repugnante que provocó una petición de los fieles implorando a Francisco que ordene su supresión (aunque más les valdría solicitar el patrocinio de una pila de bloques de concreto). Nótese los anteojos multicolores de Paglia, muy acordes con su solidaridad con la sodomía: «Hay en el mundo veinte o veinticinco países donde la homosexualidad es un crimen.  Me gustaría que la Iglesia luchara en contra de todo eso».

Para Francisco, Paglia es la persona idónea para poner al frente de la Academia Pontificia para la Vida y el Instituto Juan Pablo II para Estudios del Matrimonio y la Familia  como gran canciller.Paglia remplaza a los titulares relativamente conservadores de esos dicasterios quienes, llevándole la contraria, defendieron las enseñanzas de Juan Pablo II y Benedicto XVI y por lo tanto entorpecían el acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Paglia es un partidario abierto de la «propuesta Kasper» —o sea la propuesta Francisco—  de dar acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias»   Durante el fingido Sínodo de la Familia, Paglia supervisó la publicación de un libro proponiendoargumentos parciales a la demolición de todas las enseñanzas establecidas —especialmente las de Juan Pablo II y Benedicto XVI— y favorables a la «senda penitencial» de Kasper. Esta última daría acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» mientras estos consideren si van a obedecer las enseñanzas de la Iglesia acerca de su contumacia en sus relaciones sexuales adúlteras.

Paglia declaró que los cargos que le ha conferido Francisco significan que este desea que «prosiga el nuevo curso que emana del Sínodo de los Obispos y de su encíclica [sic] Amoris Laetitia». ¿Y cuál es este nuevo curso? ¿Pues qué más? Dar acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias “.

El siguiente miembro de la mafia moral es monseñor Pierangelo («el Violinista») Sequeri: Mons. Sequieri es un académico liberal, y músico, a quien con frecuencia se le ve fuera de sus hábitos religiosos. Remplaza a Mons. Livio Melina como presidente del Instituto Juan Pablo II sirviendo bajo el gran canciller Paglia. Melina «defendió la enseñanza perenne de la Iglesia de que los divorciados y vueltos a casar que no cohabiten como “hermano y hermana” no deben ser admitidos a la sagrada comunión».

Melina, asimismo, insistió valerosamente que Amoris Laetitia «no cambia la disciplina de la Iglesia»,  y que «aún es el caso que admitir a la comunión a los divorciados “vueltos a casar” (amén de todas aquellas situaciones previstas por Familiaris Consortio 84 y Sacramentum Caritatis 29) va en contra de la disciplina de la Iglesia». Melina, naturalmente, acabó durmiendo con los peces.

Este otro miembro es el único norteamericano de la mafia moral, es más o menos un equivalente alconsigliere irlandés Tom Hagan de El Padrino: el obispo Kevin («el Payaso») Farrell, de Dallas.
Francisco acaba de nombrar a Farrell titular del recién creado súperdicasterio, el  Consejo Pontificio para la Familia, la Vida y los Laicos, el cual absorbe y desmantela cualquier obstáculo impidiendo acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» que aún pudiese encontrarse en el Consejo Pontificio para la Familia y el Consejo Pontificio para los Laicos; ambos dejarán de existir el primero de septiembre. A pesar de que La Academia Pontificia por la Vida continuará existiendo el nombramiento de Paglia como titular eliminará cualquier traba en ese recinto, incluyendo al filósofo alemán Josef Siefert, quien publicó una  crítica devastadora de Amoris Laetitia, instando a Francisco a enmendar sus errores con respecto a la fe.

Farrell, un semiconservador, apropiadamente equipado con «un sentido del humor sagaz», es el prelado «pro gay» más adecuado para este propósito. Este obispo instaló como párroco de una iglesia en Texas a un  sacerdote homosexual pillado participando activamente en un sitio homosexual en línea de contenido sexual explícito. El degenerado fue retirado de su cargo gracias al clamor popular ya que Farrell, a todas luces, acepta como un hecho que se formen y ordenen sacerdotes homosexuales con reconocimiento completo de su «orientación».  Citando comentarios de Francisco acerca del «respeto» por «la persona homosexual», Farrell declaró: «La Iglesia aún espera que sus sacerdotes se comprometan a una vida célibe y casta ya sean homosexuales o heterosexuales». ¡Claro, si se es un sacerdote  homosexual la Iglesia «espera» el celibato!
¡Pero por lo demás, no hay problema!

La enseñanza perenne de la Iglesia que afirma que varones homosexuales no son aptos para ordenarse y no deben ser admitidos a los seminarios  está sobrando. Esto hace eco de lo que Francisco ya había declarado en el contexto de las preguntas acerca del sacerdote, obviamente homosexual, que colocó al frente de su residencia (Mons. Battista Ricca fue encontrado atrapado en un ascensor con un joven que era objeto de sus  atenciones): «¿Quién soy yo para juzgar

No debemos pasar por alto a un miembro que, aunque menor, no carece de importancia dentro de la mafia moral: Thomas («el Jetas») Rosica. Este feroz y vengativo portavoz angloparlante, agregado a la agencia de prensa del Vaticano, es un belicoso partidario de todo cuanto sea gay. Sus abogados amañaron, con la amenaza de una demanda, al editor del blog Vox Cantoris por atreverse a decir la verdad sobre este personaje. Rosica se encuentra complacido con el nombramiento de Farrell, lo ha calificado como «uno de los cambios y nombramientos de la reestructuración más significativos de su [Francisco] ministerio petrino», ya que «el obispo Farrell tiene un interés muy especial por implementar Amoris Laetitia, la emblemática exhortación apostólica del papa Francisco». En otras palabras, Farrell tiene «un interés muy especial» por encontrar la manera de conceder acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Fue Rosica quien, irritado, declaró durante el Sínodo 2016: «El jubileo de la misericordia requiere un lenguaje misericordioso, particularmente cuando hablamos de personas gay u homosexuales.  No debemos sentir lástima por las personas gay sino reconocerlas por lo que son,  y son nuestros hijos e hijas, nuestros hermanos y hermanas». Farrell aparentemente está de acuerdo, ya que a su vez  este defendió a Rosica con denuedo y «denunció  “el odio de las cloacas inmundas” de la blogosfera católica» —una referencia a los blogueros laicos que conocen a Rosica por lo que es, una serpiente siseante cuya enemistad a la fe necesita ser expuesta y prohibírsele cualquier participación en puestos de autoridad en la Iglesia.

Farrell, por si acaso existe alguna duda, está absolutamente de acuerdo con el acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias». En declaraciones acerca de Amoris Laetitia poco después de su publicación afirmó: «Algunos sienten que el papa Francisco no ha hecho lo suficiente para atender las esperanzas de aquellos que se encuentran en matrimonios irregulares, mientras que otros sienten que las enseñanzas tradicionales se han puesto en entredicho. En mi opinión, refleja la llamada de Jesús a su Iglesia para que continúe su misión sanadora y salvífica». Farrell «también alabó con calidez comentarios sobre Amoris del cardenal Christoph Schönborn de Viena, Austria, quien estuvo entre aquellos que proponían la apertura de la comunión a los divorciados y vueltos a casar durante los dos últimos Sínodos de los Obispos».

Llegamos así al próximo miembro de la mafia: el cardenal Christoph («el Comodín») Schönborn:Schönborn es el intérprete de Amoris Laetitia predilecto de Francisco, fue él el designado  para declarar que la doctrina defendida por Juan Pablo II ha «evolucionado», contradiciéndose a sí misma, abriendo así el camino «en ciertos casos» (lo que quiere decir a todos eventualmente) al acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Tenemos también, aunque sea de menor monta, a ese famoso oráculo de Francisco:  Antonio («la Boquilla») Spadaro: El editor de Civiltà Catholica es un jesuita liberal compañero y allegado de Francisco, se le asignó la labor de anunciar que el Sínodo fraudulento de la familia «“había ya sentado los cimientos” para que los divorciados y casados por lo civil fuesen admitidos a los sacramentos», y que Amoris Laetitia «afirma, en esencia, que todos los casos no pueden quedar incluidos dentro de una norma válida general aplicable a todos por igual, siempre y sin excepción».

Se entiende, entonces, que algunos adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» pueden acceder a la sagrada Eucaristía. ¿Mas, qué casos quedaran exentos de la «norma general», de la ley natural en otras palabras?

Esta pregunta nos lleva, finalmente, al capo di tutti capi. Jorge Mario (el Misericordioso») Bergoglio, alias «el padre Bergoglio», como se refirió a sí mismo durante una conversación telefónica para autorizar la comunión a una mujer viviendo en adulterio. Francisco insiste en que aún es Jorge Mario Bergoglio, ya que renovó su pasaporte bajo ese nombre. Bajo su alias sucedáneo, «papa Francisco», don Mario ha dictado cada jugada de la mafia moral según su plan, el mismo que reafirmó en sus declaraciones a un grupo de jesuitas polacos durante su viaje a Polonia: la moralidad sexual no es blanca o negra, sino gris. ¡Todo depende de la situación!  Citamos aquí comentario según el texto que don Mario autorizó al padre Spadaro publicar en Civiltà Catholica:

Quisiera agregar algo aquí. Os pido que trabajéis con los seminaristas. Ante todo, dadles lo que no han recibido de los ejercicios [de san  Ignacio]. Hoy en día la Iglesia necesita crecer en su capacidad para el discernimiento espiritual. Algunos planes de formación sacerdotal corren el peligro de educar a la luz de ideas que son demasiado claras y perceptibles, y por lo tanto tienden a actuar dentro de límites y criterios rígidos impuestos a priori sin considerar las situaciones concretas: “Esto se debe hacer, eso no se debe hacer…”

Es necesario formar a los futuros sacerdotes no con ideas generales y abstractas sino con este objetivo de discernir el espíritu, para que puedan asistir a las personas en su situación concreta. Es sumamente importante entender lo siguiente: en la vida no todo es blanco y negro. ¡No! En la vida prevalecen los matices del gris. Es, entonces, necesario enseñar a discernir en este ámbito gris.

Así que, don Mario ha enviado órdenes a sus soldados de a pie: no debemos mantener ideas claras y precisas acerca de la moral sexual sino sólo las que sean confusas y vagas, las que requieran discernimiento espiritual. Todo es área gris, y en lo que se refiere al comportamiento sexual debe haber, cuando menos, cincuenta tonos de gris.

No obstante, cuando se trata de la «desigualdad» o de la pena capital don Mario requiere las distinciones más absolutas entre lo blanco y lo negro: «Esto debe ser así, aquello no debe ser». ¡Faltaba más! Por lo tanto, y esto para satisfacer la gran obsesión de don Mario, debe haber acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias». ¡Mas, no sólo a estos sino también a los que cohabitan! Tal y como lo anuncia don Mario en Amoris Laetitia, por primera vez en los dos mil años de historia de la Iglesia:

Es así que ya no podemos simplemente decir que todos aquellos que se encuentran en cualquier tipo de situación “irregular” vive en un estado de pecado mortal y están exentos de la gracia salvífica. Hay algo más profundo aquí que una mera ignorancia de las normas. Un individuo puede ser consciente de las normas y a la vez serle difícil comprender «su valor intrínseco» o encontrarse en una situación concreta que le impide actuar de una manera distinta, o tomar una decisión sin cometer otro pecado.

¿Ya no es posible? ¿Desde cuándo? Pues, desde Francisco. Ha decretado que ya no es posible «simplemente» afirmar que la sagrada Eucaristía no debe ser ofrecida a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» (como su hermana) o a parejas que cohabitan (como su sobrino) porque algunos de ellos podrían estar en estado de gracia a pesar de que saben que la Iglesia enseña que lo que hacen es inmoral. ¿Quién lo hubiese dicho? ¡Pues, Francisco hombre!

¿Quiénes serán los afortunados escogidos que quedarán exentos de las normas que prohíben el adulterio y la  fornicación y que hace imposible la comunión para todos aquellos que viven en el adulterio o simplemente «arrimados», sin ni siquiera un certificado de matrimonio? Eso queda para que lo averigüen los flamantes expertos entrenados en el «discernimiento espiritual» mientras navegan la vastísima «área gris» de la nueva moralidad sexual de don Mario, esa moralidad donde alguna vez hubo tanta claridad como la que existe en cualquier otra enseñanza moral de la Iglesia.

Phil Lawler afirma que Francisco ha escrito a Paglia, incluye una «lista de inquietudes» que desea que este atienda; sin embargo, «En la lista del Santo Padre brillan por su ausencia preocupaciones expresadas con declaraciones claras comparables a las de la eutanasia o los anticonceptivos que los católicos acostumbraban a recibir durante el pontificado de san Juan Pablo II». Lawler, considerando la abrumadora evidencia, se pregunta si «el papa Francisco se está apartando de las enseñanzas de san  Juan Pablo II acerca de la familia y la vida». En otras palabras, se pregunta si Francisco se está apartando de una ortodoxia ininterrumpida, es preocupante que un comentarista «de corriente convencional» se exprese públicamente de esa manera del Pontífice Romano. Es cierto que todo este artículo no es más que un ejercicio mordaz, mas parece ser que el actual pontificado, una pantomima cada día más desoladora, lo merece; es un pontificado que pasará a la historia como un evento anómalo y grotesco; el reinado del papa Honorio, que fue excomulgado, parece incluso benévolo comparado con el actual.

No es cosa personal. Es negocio del diablo nada más.

Christopher A. Ferrara

[Traducido por Enrique Treviño. Artículo original.]

 

 

Tomado de:

adelantelafe.com

 

CHRISTOPHER A. FERRARA

Presidente y consejero principal de American Catholic Lawyers Inc. El señor Ferrara ha estado al frente de la defensa legal de personas pro-vida durante casi un cuarto de siglo. Colaboró con el equipo legal en defensa de víctimas famosas de la cultura de la muerte tales como Terri Schiavo, y se ha distinguido como abogado de derechos civiles católicos. El señor Ferrara ha sido un columnista principal en The Remnant desde el año 2000 y ha escrito varios libros publicados por The Remnant Press, que incluyen el bestseller The Great Façade. Junto con su mujer Wendy, vive en Richmond, Virginia.

El descaro de ‘la mafia de San Galo’

“NUNCA DEJES QUE SEPAN LO QUE REALMENTE PIENSAS.” ~MARIO PUZO, EL PADRINO

La oscuridad descendió sobre la Plaza de San Pedro en la tarde del 13 de marzo de 2013, cuando el sucesor del retirado Benedicto XVI fue dado a conocer a la Iglesia católica.

Invitado al balcón, apenas unos pasos más atrás del nuevo pontífice, el cardenal Godfried Danneels inspeccionaba la masa de espectadores durante el anuncio de la elección del papa Jorge Bergoglio. Allí, en la Logia de San Pedro, se paraba, enviando un mensaje con su mirada engreída y triunfante.

Como recompensa por su lealtad prodigiosa y su habilidad política eclesial, se paró junto al pontífice, en reconocimiento de sus colegas porque el elegido cuidadosamente por Danneels se elevaba finalmente a la Silla de Pedro.

Adornado con el escarlata ceremonial, el cardenal belga Danneels se paró orgulloso como la mente victoriosa detrás del grupo clandestino de prelados europeos de San Galo que planeó, desde 1996, la elección de un radical Papa reformador. El grupo de San Galo identificó con anticipación como su primer contendiente al papado, a Jorge Bergoglio de Argentina, confiados en que él podría transformar radicalmente y modernizar la Iglesia a su imagen y semejanza. Conservaron su estrategia y su chanchullo bien escondidos bajo un manto.

Casi ganan la guerra territorial en 2005, cuando falleció Juan Pablo II. El grupo de San Galo luchó por instalar a su hombre, pero no lo consiguieron. Su politiquería papal obtuvo para Bergoglio el segundo puesto en la elección al balotaje, pero perdió finalmente contra el conservador cardenal Ratzinger. Los informes de la prensa afirman que el grupo de San Galo no volvió a reunirse después de 2006. Quizás no hayan vuelto a reunirse en San Galo, o quizás hayan cambiado su nombre y se reunieron en otro lado.

Pero la frustración fue en aumento. Se les acababa el precioso tiempo a medida que el grupo San Galo envejecía y, más aún, Jorge Bergoglio se tornaba muy mayor como para ser considerado papable, el sueño de modernizar la Iglesia se escabullía de sus dedos. Para peor, un Benedicto relativamente saludable ocupaba la Silla de Pedro como impedimento infranqueable contra sus planes.

Además del demonio, no hay otro enemigo menos despiadado que el azaroso Padre Tiempo.

El reloj avanzaba. Sin intervención divina, Benedicto aparecía firmemente resguardado en la Silla de Pedro. Los prelados de San Galo no podían esperar otros 3 o 4 años para su desaparición de esta tierra. Además, el cardenal Bergoglio ya tenía 76 e iba a ser demasiado mayor para resultar elegido Papa.

Luego, sucedió algo inesperado. Un rayo cayó sobre San Pedro.

“No puede usted ocultar que el rayo le ha dado de lleno. Pero no se preocupe; eso es algo que nadie puede ocultar. No se sienta avergonzado, pues no hay motivo. De hecho, muchos rezan para que el rayo los ataque. Incluso me atrevería a afirmar que es usted un hombre afortunado.”  ~Mario Puzo, El Padrino

El rayo cayó cuando el papa Benedicto, el hombre que obstaculizaba la suerte papable de Francisco, abdicó al trono de Pedro. Con el estruendo del rayo sobre el cielo azul oscuro, los tan ansiados planes de San Galo ya podían desarrollarse tras la cortina del cónclave.

Danneels y sus conspiradores de San Galo  manipularon rápida y hábilmente la elección de su designado papa en espera, el cardenal de Buenos Aires. Bergoglio fue elegido Papa por el Colegio de Cardenales, y lo demás es herejía.

Habiendo orquestado una exitosa toma de poder papal, el cardenal Danneels no pudo contener su fanfarronería. El pomposo prelado necesitaba el reconocimiento público de su plan maestro. Durante el lanzamiento de su biografía, el Cardenal belga rompió la fundamental regla de Omertà, el estricto código de silencio, alardeando orgullosamente que el grupo de San Galo había designado a Bergoglio. En la conferencia de prensa sobre el libro, Daneels reveló alegremente que el grupo de San Galo había sido sospechosamente bautizado por el mismo grupo como la “mafia”. 
Durante casi dos décadas, el secreto grupo de conspiradores tramó y planeó instalar a Jorge Bergoglio de Buenos Aires como pontífice 266, para reformar drásticamente la Iglesia católica.

Godfried, el Padrino, buscó los aplausos por la elección de Bergoglio, demostrando así la famosa frase de Pacino, “la vanidad es mi pecado favorito.”

¿Qué dice acerca de la elección papal de Bergoglio el hecho de que uno de sus principales promotores caracterice a los conspiradores papales como mafia?

¿Qué clase de hombre, nada menos que Príncipe de la Iglesia, presume con ligereza ser miembro del grupo San Galo al que describe como ‘mafia’?

¿Qué clase de hombre, Cardenal, proclama orgullosamente que él y su grupo clandestino de prelados se pusieron el nombre de una organización criminal que mata por dinero y poder, atemoriza y chantajea a ciudadanos comunes, y domina con brutalidad asesina e intimidación?

¿Qué clase de papable se rodea de defensores que se jactan de ser mafia?

¿Qué clase de oficiales de la Iglesia se llaman a sí mismos mafia, una organización criminal que intimida a los débiles, silencia a los que hablan, y demuestra su poder político con la intimidación?

No es la primera vez que Danneels, el Don de San Galo que coronó a Bergoglio, intentó silenciar una víctima. En el 2010, intentó encubrir años de abuso sexual que envolvían a su amigo íntimo y obispo colega. Peor aún, el abusador del niño era tío de la víctima, Roger Vangheluwe, obispo de Brujas, Bélgica. En la reunión con la víctima, el intimidatorio cardenal Danneels ordenó a la víctima de abuso que permaneciera en silencio sobre el abuso, “pida perdón” y “reconozca su propia culpa.”

Danneels fue descubierto encubriendo este escándalo de abuso sexual eclesiástico cuando la víctima grabó secretamente la conversación (una exitosa táctica de gobierno utilizada frecuentemente contra la mafia). Con los años, Danneels perfeccionó sus habilidades para intimidar y silenciar víctimas y para cubrir los abusos del clero. Sin embargo, el poderoso Cardenal no sufrió consecuencias y continuó tramando y conspirando la elección de Jorge Bergoglio como Papa.

Este hombre no teme a nadie y no está restringido por la doctrina de la Iglesia, la enseñanza bíblica o el Magisterio, los cuales juró sostener en sus votos episcopales. A pesar del voto solemne, Danneels incentivó al Rey de Bélgica para que firme una ley en favor del aborto y apoyó la enmienda para el matrimonio homosexual en Bélgica. Sin embargo, a pesar de los escándalos públicos, ¡Francisco lo eligió como su representante personal para el Sínodo de la Familia!

La lealtad es la virtud más preciada en la mafia, “la lealtad lo es todo, la lealtad es realeza,” aparentemente también entre los Príncipes de la Iglesia.

Otros de los miembros de San Galo han sido recompensados por su lealtad a Jorge Bergoglio: en particular, el cardenal alemán Walter Kasper, quien sirve como poderoso capo doctrinal en el papado de Francisco.

La sospechosa pregunta aún permanece: ¿qué hizo que el papa Benedicto renunciara?
¿Presionó ‘la mafia de San Galo’ a Ratzinger para que renunciase?

¿Los monseñores de la mafia hicieron a Benedicto una oferta que no pudo rechazar?

¿’La mafia de San Galo’ intimidó a Benedicto?

¿Chantajearon a Benedicto?

El papa Francisco permanece en la Silla de Pedro, como el escogido de la mafia de San Galo.

En toda mafia merodea un infiltrado, un hombre con conciencia recta.

Alguien que sabe lo que sucedió la noche que cayó el rayo sobre San Pedro.

No tenga miedo de hablar.

Elizabeth Yore

[Traducción de Marilina Manteiga]

 

 

Tomado de:

adelantelafe.com

 

Mal de ojo

Decía mi abuela que algunas personas tenían mal de ojo. Ante mi extrañeza por la expresión, me explicaba que la sola mirada de ciertos sujetos (y sujetas) podía acarrear un influjo maléfico sobre los demás. A veces, decía ella, el contacto físico era peor todavía.

Se me ha venido a las mientes este recuerdo de niñez, cuando he visto a todos los analistas políticos quebrándose los sesos por la abrumadora caída de los comunistas de Podemos en las últimas elecciones al Parlamento español. Que si ha sido por esto, que si ha sido por lo otro. Incluso los mismos podemitas se tiran los trastos a la cabeza inquiriendo e investigando la razón última del fracaso, el hundimiento y la caída libre del Partido. Que si no hay que analizar los datos en caliente, que si hay que esperar a que se enfríen los ánimos, que si por esto no ha sido, que si por lo otro no puede haber ocurrido.

Y es que toda esta gente -periodistas, analistas, politiqueros y politicastros- no tienen los datos suficientes para intuir qué ha pasado. Es más: no se lo huelen. Como se las dan todos de laicistas, no buscan la explicación por la vía de lo sobrenatural. Y el mal de ojo, y vuelvo a citar a mi abuela, era de carácter sobrenatural.

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No sólo no fue milagro, sino que es una parábola… A vueltas con la multiplicación de los panes y los peces

milagro

Uno de los estudios más leídos del Denzinger-Bergoglio es el que trata sobre las ideas de Francisco a respecto del milagro de la multiplicación de los panes y peces. ¿Casualidad? No nos parece ¿Viralización en las redes sociales de la propaganda de ese estudio? No sólo ¿Algo más profundo? Seguramente… Nada golpea más el sensus fidei de las ovejas que ver negadas sus más profundas convicciones de la fe por quien debería defenderlas.

Ya sabíamos que para Francisco no se trata de una “multiplicación” pues para él este concepto podría parecer “magia” o “idolatría”. Se trataría apenas de un “signo” para representar el valor del compartir. Ahora, gracias a una lectora, completamos nuestro estudio con un nuevo documento: el “milagro” –¡que concepto más oscurantista!– fue en realidad una “parábola”, es decir, una historia inventada para efectos didácticos como todas las parábolas. No sabemos, según esa extraña concepción, quien se inventó la parábola: si los Evangelistas para enseñar de forma misteriosa a los fieles o si el propio Jesús que, sin embargo, nunca antes había contado una parábola en la que él mismo fuera el protagonista. En fin, todo un poco extraño… Ideas lanzadas al viento, que causan dolor y perplejidad. En las que se dice mucho sin, aparentemente, decir nada… pero que vistas en conjunto forman un panorama escabroso y desolador para la fe… ¿Hacia dónde caminamos?

La parábola de la multiplicación de los panes y los peces nos enseña precisamente eso: que cuando hay voluntad, lo que tenemos no se termina, incluso sobra y no se pierde. (Video mensaje para la “Campaña contra el hambre en el mundo” de “Caritas Internationalis”, 9 de diciembre de 2013)

https://videopress.com/v/mtWIMqoT?hd=0&autoPlay=0&permalink=0&loop=0

¿Qué pretende Francisco con estas re-interpretaciones de nuestra fe? Recordemos una vez más lo que el Magisterio bimilenario siempre enseñó sobre este sorprendente milagro de Jesucristo:Entra aquí.