12 noviembre, 2015
Sr. Director:
Esta mañana me encontré con un artículo de Radio Vaticana del 06/11/2015 [1] que me produjo gran sorpresa y estupor: una carta del Cardenal Tauran a los hindúes con motivo de la celebración realizada ayer de una de sus fiestas principales: el Deepavali. No me sorprende que el Vaticano se deshaga en cumplidos y ponga en ejercicio sus habilidades diplomáticas en momentos especiales, como siempre lo ha hecho. Pero es llamativo que un representante del Jefe religioso de la Iglesia Católica, cuya misión principal es la de “llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra” se preocupe por alentar a los miembros de otras religiones a seguir realizando celebraciones paganas, que considera “maravillosas” sólo por el hecho de estar relacionadas con la naturaleza, e indirectamente con la ecología. ¿Cuál será el motivo?
El hinduísmo, al igual que otras religiones antiguas, contiene elementos idolátricos, errores gravísimos en lo concerniente a la estructura de la sociedad, el matrimonio, las prácticas religiosas, etc., que seguramente lo sitúan muy lejos de provocar“experiencias de armonía y felicidad” como quisiera el Cardenal. La auténtica felicidad viene del conocimiento y el trato con Jesucristo. Pero con la ausencia total de expresiones que reflejen el espíritu misionero, por temor a todo proselitismo -o por intenciones inconfesables-, se priva a los paganos de esta felicidad verdadera. Sin embargo, estas tradiciones son puestas aquí como paradigma de lo ecológico, y por supuesto sobre todo, de una novedosa “ecología humana”.
Todos estamos de acuerdo en que la Creación es un regalo de Dios, y que por tanto, debemos cuidarla. Pero por encima de la Creación material y de la naturaleza se encuentra el hombre. ¿En qué lugar del Evangelio se habla de practicar “virtudes ecológicas”?¿Qué valor tienen esas prácticas para la salvación de las almas? “La ecología humana apunta a la relación y responsabilidad que los humanos tienen hacia el planeta tierra, y el cultivo de las virtudes ecológicas. Estas virtudes incluyen un uso sustentable de los recursos de la tierra, a través de la adopción de políticas a nivel nacional e internacional que respeten la interconexión e interdependencia de los seres humanos y la naturaleza. Estos temas, como lo sabemos, no sólo afectan directamente la salud actual de nuestro planeta, el hogar de la familia humana, sino también a las futuras generaciones”, puntualizó el verde cardenal. ¿En qué momento se preocupó este pastor de la Iglesia en mencionar nuestro estado de peregrinos por este mundo hacia una Patria más feliz? En ninguno. Sólo habla de la tierra como único hogar del hombre, la tierra, nuestro planeta, la naturaleza, los Sigue leyendo