¿Creéis que habéis perdido la fe? Leed este artículo

tomasllaga

8 noviembre, 2015

¡Pobres incrédulos! ¡Qué pena me dan! No todos son igualmente culpables. Distingo muy bien dos clases de incrédulos completamente distintos. Hay almas atormentadas que les parece que han perdido la fe. No la sienten, no la saborean como antes. Les parece que la han perdido totalmente. Esta misma tarde he recibido una carta anónima: no la firma nadie. A través de sus palabras se transparenta, sin embargo, una persona de cultura más que mediana. Escribe admirablemente bien. Y después de decirme que está oyendo mis conferencias por Radio Nacional de España, me cuenta su caso. Me dice que ha perdido casi por completo la fe, aunque la desea con toda su alma, pues con ella se sentía feliz, y ahora siente en su espíritu un vacío espantoso. Y me ruega que si conozco algún medio práctico y eficaz para volver a la fe perdida que se lo diga a gritos, que le muestre esa meta de paz y de felicidad ansiada.

¡Pobre amigo mío! Voy a abrir un paréntesis en mi conferencia para enviarte unas palabras de consuelo. Te diré con Cristo: “No andas lejos del Reino de Dios”. Desde el momento en que buscas la fe, es que ya la tienes. Lo dice hermosamente San Agustín: “No buscarías a Dios si no lo tuvieras ya”. Desde el momento en que deseas con toda tu alma la fe, es que ya la tienes. Dios, en sus designios inescrutables, ha querido someterte a una prueba. Te ha retirado el sentimiento de la fe, para ver cómo reaccionas en la oscuridad. Si a pesar de todas las tinieblas te mantienes fiel, llegará un día –no sé si tarde o temprano, son juicios de Dios– en que te devolverá el sentimiento de la fe con una fuerza e intensidad incomparablemente superior a la de antes.  ¿Qué tienes que hacer mientras tanto? Humillarte delante de Dios. Humíllate un poquito, que es la condición indispensable para recibir los dones de Dios. El gozo, el disfrute, el saboreo de la fe, suele ser el premio de la humildad. Dios no resiste jamás a las lágrimas humildes. Si te pones de rodillas ante Él y le dices: “Señor: Yo tengo fe, pero quisiera tener más. Ayuda Tú mi poca fe”. Si caes de rodillas y le pides a Dios que te dé el sentimiento íntimo de la fe, te la dará infaliblemente, no lo dudes; y mientras tanto, pobre hermano mío, vive tranquilo, porque no solamente no andas lejos del Reino de Dios, sino que, en realidad, estás ya dentro de él.

¡Ah! Pero tu caso es completamente distinto del de los verdaderos incrédulos. Tú no eres incrédulo, aunque de momento te falte el sentimiento dulce y sabroso de la fe. Los verdaderos incrédulos son los que, sin fundamento ninguno, sin argumento alguno que les impida creer, lanza una insensata carcajada y desprecian olímpicamente las verdades de la fe. No tienen ningún argumento en contra, no lo pueden tener, señores. La fe católica resiste toda clase de argumentos que se le quieran oponer. No hay ni puede haber un argumento válido contra ella. Supera infinitamente a la razón, pero jamás la contradice. No puede haber conflicto entre la razón y la fe, porque ambas proceden del mismo y único manantial de la verdad, que es la primera Verdad por esencia, que es Dios mismo, en el que no cabe contradicción. Es imposible encontrar un argumento válido contra la fe católica. Es imposible que haya incrédulos de cabeza –como os decía el otro día–, pero los hay abundantísimos de corazón. El que lleva una conducta inmoral, el que ha adquirido una fortuna por medios injustos, el que tiene cuatro o cinco amiguitas, el que está hundido hasta el cuello en el cieno y en el fango, ¡cómo va a aceptar tranquilamente la fe católica que le habla de un infierno eterno! Le resulta más cómodo prescindir de la fe o lanzar contra ella la carcajada de la incredulidad.

¡Insensato! ¡Como si esa carcajada pudiera alterar en nada la tremenda realidad de las cosas! ¡Ríete ahora! Carcajaditas de enano en una noche de barrio chino. ¡Ríete ahora! ¡Ya llegará la hora de Dios! Ya cambiarán las cosas. Escucha la Sagrada Escritura: “Antes desechasteis todos mis consejos y no accedisteis a mis requerimientos. También yo me reiré de vuestra ruina y me burlaré cuando venga sobre vosotros el terror”. (Prov 1, 25-26). El mismo Cristo advierte en el Evangelio, con toda claridad: “¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!” (Lc 6, 25).¿Te burlas de todo eso? Pues sigue gozando y riendo tranquilamente. Estás danzando con increíble locura al borde de un abismo: ¡es la hora de tu risa!Ya llegará la hora de la risa de Dios para toda la eternidad.

Antonio Royo Marín. O.P.

“EL MISTERIO DEL MAS ALLA”.

Fuente

http://sanmiguelarcangel-cor-ar.blogspot.com.es

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

¿Queréis que toda vuestra familia se reencuentre en el cielo? Leed estas líneas

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7 noviembre, 2015

¿Queréis lograr esa sublime aspiración? ¿Queréis que no falte un solo miembro de vuestra familia en el cielo? Os voy a dar la fórmula para alcanzarla: rezad el rosario en familia todos los días de vuestra vida. La familia que reza el rosario todos los días tiene garantizada moralmente su salvación eterna, porque es moralmente imposible que la Santísima Virgen, la Reina de los cielos y tierra, que es también nuestra Reina y Madre dulcísima, deje de escuchar benignamente a una familia que la invoca todos los días, diciéndole cincuenta veces con fervor y confianza: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.

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Es moralmente imposible, señores, lo afirmo terminantemente en nombre de la teología católica. La Virgen no puede desamparar a esa familia. Ella se encargará de hacerles vivir cristianamente y de obtenerles la gracia de arrepentimiento si alguna vez tiene la desgracia de pecar. Es cierto que el que muere en pecado mortal se condena, aunque haya rezado muchas veces el rosario durante su vida. Eso, desde luego. El que muere en pecado mortal se condena, aunque haya rezado muchas veces el rosario. ¡Ah!, pero lo que es moralmente imposible es que el que reza muchas veces el rosario acabe muriendo en pecado mortal. La Virgen no lo permitirá. Si rezáis diariamente, y con fervor, el rosario, si invocáis con filial confianza a la Virgen María, Ella se encargará de que no muráis en pecado mortal. Dejaréis el pecado; os arrepentiréis,viviréis cristianamente y moriréis en gracia de Dios. El rosario bien rezado diariamente es una patente de eternidad, ¡un seguro del cielo! No os lo dice un dominico entusiasmado porque fue Santo Domingo de Guzmán el fundador del rosario. No es esto. Os lo digo en nombre de la teología católica, señores.¡Rezad el rosario en familia todos los días de vuestra vida y os aseguro terminantemente, en nombre de la Virgen María, que lograréis reconstruir toda vuestra familia en el cielo! ¡Qué alegría tan grande al juntarnos otra vez para nunca más volvernos a separar!

Antonio Royo Marín. O.P.

“EL MISTERIO DEL MAS ALLA”,

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Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

NUESTRA FE: 3. ¿Es razonable creer sin poder ver?

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29 octubre, 2015

Continuamos con el curso, en esta charla se dan repuestas a las siguientes preguntas:

1.- ¿Es razonable creer sin poder ver, o averiguar lo que otra persona nos dice?

2.- ¿El creer es un acto irrazonable?

3.- ¿Se aceptan las cosas por Fe?

4.- ¿Es razonable creer en Dios? cuando hablamos de Dios, Dios es la verdad infalible.

Respuestas basadas en el Libro: “La fe de la Iglesia” de Antonio Royo Marín

 

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NUESTRA FE: 2. La razón prueba la existencia de Dios. Muchos no quieren creer ni seguir a la razón

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Continuamos la publicación de una serie de charlas enviadas por el padre Jonathan Romanoski FSSP, destinadas originalmente a sus fieles, en las que irá exponiendo los fundamentos de nuestra Fe y motivos de credibilidad siguiendo como guía el libro del padre Royo Marín “La Fe de la Iglesia”. Una serie muy útil para todos que no deben dejar de ver.

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11 octubre, 2015

NUESTRA FE: 1. Porqué es razonable creer, y porqué la razón nos obliga a aceptar la fe católica

romanoski-310x16519 de Sep 2015 Nuestra Fe FSSP

Iniciamos con este vídeo la publicación de una serie de charlas enviadas por el padre Jonathan Romanoski FSSP, destinadas originalmente a sus fieles, en las que irá exponiendo los fundamentos de nuestra Fe y motivos de credibilidad siguiendo como guía el libro del padre Royo Marín “La Fe de la Iglesia”. Una serie muy útil para todos que no deben dejar de ver.

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