El aliento del papa a la herejía divide a la Iglesia

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24 octubre, 2015

[LifeSiteNews] Estoy escribiendo en el vuelo de regreso a casa desde Roma, después de nueve días agotadores cubriendo el Sínodo de la Familia para LifeSiteNews y trabajando con Voice of the Familyasistiendo a los Padres Sinodales en su labor de defender las enseñanzas de la Iglesia. El trabajo es extenuante – a veces veinticuatro horas con tiempo para nada excepto rezar y trabajar. La oración es parte crucial del trabajo. Un régimen regular de misa y rosarios para implorar la ayuda del Altísimo y la asistencia de los santos no es una opción en esta batalla, que es más espiritual que otra cosa.

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El Papa consulta con el Cardenal Baldisseri Lisa Bourne/LifeSite


Es mucho lo que está en juego; ellos auspician un gran cisma en la Iglesia Católica. La verdad es que, a pesar del énfasis en la fraternidad y en evitar la negatividad dentro de la sala del Sínodo, o aula como la llaman, aquellos defendiendo la ortodoxia han peleado una batalla campal con poderosos enemigos que proponían abiertamente la herejía sin correcciones del papa Francisco.

Este año, el corazón de la facción de los héroes del Sínodo ha pasado de los africanos del año pasado a los europeos orientales. Han alzado la voz, denunciando sin rodeos que las maldades propuestas por cardenales y obispos fueron inspiradas por el demonio. Pero un cardenal poderoso disparó a los obispos fieles acusándolos de causar “división,” el distintivo de Satanás.  Es interesante remarcar que el Arzobispo Tomash Peta habló con seriedad extrema al referirse al “humo de Satanás” entrando en la Iglesia a través de las propuestas heréticas del Sínodo. Mientras que, cuando el Cardenal de Vienna, Christoph Schonborn replicó sobre el “humo de Satanás” se detuvo para lanzar una carcajada hacia su colega de Kazakhstan.

Los herejes más vociferantes y que mayor poder ejercen en el Sínodo son los europeos occidentales, con asistencia de los norteamericanos liberales. El cardenal alemán Walter Kasper parece haberse retirado detrás del Cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia de Obispos Alemanes, que con su intervención publicada en la página web de la conferencia, expone su propuesta anti-católica para permitir la Sagrada Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar tras abandonar un matrimonio “canónicamente válido” y mientras sus parejas anteriores aún viven. Incluso luego de rechazada la vía de escape propuesta para las parejas nuevas, una vida de continencia como “hermana y hermano”, el Cardenal Marx dijo, “el consejo de abstenerse de las relaciones sexuales en la nueva relación no sólo parece irreal para muchos. Es también cuestionable si los actos sexuales pueden ser juzgados independientemente del contexto en que se vive.”

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Cardenal Thomas Collins, uno de los 13 firmantes de la carta al papa Francisco Patrick Craine/LifeSite

Los norteamericanos se han dividido en dos, con los elegidos por el papa Francisco promocionando la herejía y callando a los que fueron elegidos por los obispos de los Estados Unidos para asistir al Sínodo. El Arzobispo de Chicago Blase Cupich incluso sugirió abiertamente ante los medios que las parejas homosexuales pueden recibir la Sagrada Comunión. El Cardenal de Washington Donald Wuerl acaba de terminar una gira mediática usando un lenguaje duro para poner en su lugar al Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput.

 

En cuanto a los canadienses, tres de ellos han capturado la atención. El acto heroico del Cardenal de Toronto, Thomas Collinsuno de los trece Cardenales que firmaron la carta al Papa expresando su preocupación por la manipulación del Sínodo, le ha causado mucho dolor. Lo conocí en un restaurante y lo noté muy cansado. Le di las gracias y le ofrecí oraciones en nombre de los activistas que defienden la vida y la familia. El Arzobispo Paul-Andre Durocher se plantó firmemente en el campamento progresista junto con el P. Thomas Rosica ni bien comenzaron los procedimientos.

Mientras tanto, el papa Francisco ha presidido en silencio, sin corregir las herejías y denunciando una y otra vez en sus homilías privadas en Casa Santa Marta a los “doctores de la ley” que carecen de misericordia y cuya “actitud santurrona” los delata como fariseos.
Cardenal-Reinhard-Marx-300x238La bomba del Sínodo cayó el sábado cuando el papa presidio una celebración para conmemorar el 50 aniversario del Sínodo de los Obispos establecido por el papa Pablo VI. Aprovechó la oportunidad para hablar de una “descentralización” de la Iglesia Católica.  Irónicamente, utilizó y citó la enseñanza más estricta que tiene la Iglesia sobre la autoridad papal para promover un cambio que pareciera despojar al papado de esa misma autoridad. La autoridad investida por Cristo sobre la Roca de Pedro es exclusive de la Iglesia Católica y ha sido dada sólo a Pedro (el Papa) para garantizar la unidad y fidelidad.

Es difícil encontrar otra manera de interpretar lo que está sucediendo en Roma. Antes del Sínodo, el Cardenal Marx, uno de los nueve cardenales asesores del Papa, dijo abiertamente que la Iglesia alemana no es “una subsidiaria de Roma” y que seguiría adelante con su propuesta para dar la Sagrada Comunión a los divorciados vueltos a casar. En el Sínodo manifestó explícitamente esta herejía, sin objeciones por parte del Papa. Y el papa Francisco ha ordenado la descentralización.

¿Qué es lo que las conferencias de obispos no pueden hacer, además de alterar las enseñanzas de la Iglesia? Tal como dijo el Cardenal Arinze  en una entrevista que tuve con él en Roma, pueden hacer de todo menos cambiar la fe y la moral; si cambiamos eso dejamos de ser católicos.

Todos los viejos errores de la década del 60 parecen haber vuelto para hostigarnos. Por amonestarlos levemente en lugar de expulsarlos de una patada y poner orden o expulsar a sus promotores, ahora tenemos siete espíritus malignos nuevos junto con el primero, infestando a la Iglesia. Ciertamente se avizoran tiempos duros, incluso con mayor confusión para la Iglesia.

Si bien el panorama parece desalentador, no debemos preocuparnos. Creemos en la promesa de Cristo, que las puertas del infierno no prevalecerán contra Su Iglesia. Es más, mi breve viaje al corazón de la batalla infundió en mí una gran esperanza. Una esperanza que surgió al presenciar y trabajar con los pequeñitos de Dios; con el clero y los laicos, jóvenes y ancianos, preparados y dispuestos a dar su vida por la fe. Son héroes comunes, listos para perder fama y fortuna, prestigio y honor, por ser fieles a las enseñanzas de Cristo en las buenas y en las malas. Son los pequeñitos que forman el “calcaneum Mariae” o el talón de María que fue profetizado en Génesis 3:15 y que aplastará la cabeza de la serpiente.

John-Henry Westen

[Traducción de Marilina Manteiga. Artículo Original]

Tomado de:

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¿El documento final del Sínodo tendrá una bomba de tiempo escondida sobre los “divorciados y vueltos a casar”?

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24 octubre, 2015

ÚLTIMO MOMENTO: Informe Final del Sínodo, publicado.

(Post original) ¿El documento final del Sínodo tendrá una bomba de tiempo escondida y relativa al tema de los “divorciado y vuelto a casar”?

Si la “Familiaris consortio” no puede ser revocada, entonces se distorsionará.

El Informe Final del Sínodo ya está disponible sólo en italiano:

Synod15 – Relazione Finale del Sinodo dei Vescovi al Santo Padre Francesco (24 ottobre 2015), 24.10.2015

 

(Horario original de la publicación del post: 24/10/2015 3:30 PM)

Se espera que el documento final del Sínodo que se publique esta tarde, hora de Roma. No se sabe aún si será sólo en italiano, o si las traducciones se harán disponibles al mismo tiempo. Una vez que el documento este fuera vamos a tratar de publicar pasajes pertinentes tan pronto como sea posible.

Sin embargo ya tenemos una idea de su contenido por medio de la conferencia de prensa oficial del Vaticano de hoy, donde hablaron Cardenales Schönborn y Damasceno Assis.

Puede ser que se diga que estos dos cardenales están más o menos en el lado “progresista”, y por lo tanto tienen un interés en torcer o distorsionar la presentación del documento final. Nuestra respuesta es que si el documento se puede interpretar de una forma amablemente heterodoxa, entonces tenemos un problema importante, incluso si a la primera lectura no da la impresión que es amigable con la ortodoxia. Ya hemos visto esto suceder con el Instrumentum Laboris del Sínodo (en adelante, IL), que al momento de su lanzamiento fue aclamado ampliamente como un documento “conservador”, sólo porque las progresistas bombas de tiempo se hicieron más evidentes tras una lectura más atenta del texto.

Pero antes de comenzar con el informe de Edward Pentin de hoy (¿El Informe Sínodo, el último giro de la “Familiaris consortio”?):

Como los padres sinodales votan cada párrafo del informe final de esta tarde, existe la preocupación de que una propuesta de admitir los divorciados vueltos a casar civilmente a la Sagrada Comunión sea sutilmente votada, sobre la base de lo que muchos creen que la misma es una falsa interpretación de la Exhortación Apostólica “Familiaris consortio” del Papa San Juan Pablo II.

El párrafo final del informe en cuestión supuestamente no mencionaría explícitamente la Eucaristía, pero fuentes dentro del Sínodo sostienen que existe la preocupación de que si se aprueba, la palabra “discernimiento” sea interpreta de manera variable según la posición que cada uno tenga del tema.

“Si tuviera que adivinar, mi presentimiento es que va a pasar, será aprobado”, dijo una fuente cercana al Sínodo, “pienso que se preguntan cuáles serán las consecuencias si esto se lleva a cabo, ya que se da lugar a muchas interpretaciones.”

Una parte del artículo no. 84 de la Familiaris consortio se refiere al discernimiento estados:

“Los pastores deben saber que, en aras de la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. De hecho, hay una diferencia entre aquellos que han intentado sinceramente para salvar su primer matrimonio y han sido abandonados injustamente, y los que a través de su propia culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Por último, están aquellos que han entrado en una segunda unión por el bien de la educación de los hijos, y que a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que su matrimonio anterior, irreparablemente destruido, no había sido válido. “

En conferencia de prensa hoy, el Cardenal Christoph Schönborn de Viena, moderador del grupo de lengua alemana en el Sínodo, dijo que “discernimiento” es la “palabra clave”, y agregó que las situaciones con respecto a las personas divorciadas civilmente y vueltas a casar son “diferentes”, no siempre es “blanco y negro”, y por lo tanto requieren este discernimiento. Citando las “prácticas de San Ignacio,” incluso sugirió que este enfoque sería jesuítico.

Los críticos dicen que tal interpretación conserva en sí, la idea de “fuero interno” que al parecer se ha sido recogida en el informe, y que equivaldría al “giro” de la Familiaris Consortio, lo cual permitiría para promover la posibilidad de admitir a los divorciados vueltos a casar a la Sagrada Comunión.

Aquí, publicamos unos tweets de Francis X. Rocca, que nos indican que el Cardenal Schonborn afirmó que el Documento Final se refiere a la comunión de los divorciados vueltos a casar de una forma “indirecta”:

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PELIGRO ADELANTE. ¿Divorciados vueltos a casar?, la “descentralización” aún está en la agenda

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24 octubre, 2015

PELIGRO ADELANTE. Un miembro del comité de redacción para el documento final del Sínodo afirma: ¿Familiaris Consortio? ¡Las circunstancias han cambiado!  ¿Divorciados vueltos a casar?, la “descentralización” aún está en la agenda

El cardenal Oswald Gracias de Mumbai, uno de los diez prelados mayormente liberales, asignado por el papa Francisco para el comité de redacción preliminar para la relatio final del Sínodo, ha surgido inesperadamente en los últimos días como un defensor de una mayor “apertura” hacia los homosexuales. Sus comentarios en la conferencia de prensa del Vaticano del día de hoy son fieles a sus formas, y dado su papel en la redacción del documento sinodal deja entrever algo que podría ser manipulado en favor de la Kasperita y de preocupaciones liberales.

Es revelador que en el discurso de descentralización él, y otros defensores de esta idea, hagan referencia repetidamente al problema de la poligamia en África como ejemplo de los problemas cotidianos con los que se deben lidiar por parte de las conferencias episcopales locales. Uno debe preguntarse si éste es un tema de conversación liberal acordado para humillar a los obispos africanos y dirigirlos hacia un respaldo a la opción de “descentralización”.

Como dijimos ayer, no tenemos razones para relajar nuestra vigilancia mientras el Sínodo entra en sus días finales. Oraciones y penitencias continuas son aún más necesarias durante los días previos al sábado, cuando la relatio final será consignada al papa Francisco.

Del reporte de la rueda de prensa de hoy del Sínodo, de las Noticias del Vaticano (las negritas son nuestras) – tomen nota de que el nombre del Cardenal ha sido extrañamente mal escrito en todo momento como “Clemencia”: (“Gracious”).

“Clemencia” fue cuestionado acerca de qué piensa de la “sana descentralización”. Dijo que la Iglesia es un cuerpo universal pero que esto también significa que existen diversas circunstancias en este cuerpo. Expresó que la Iglesia tiene que lidiar concretamente con las situaciones. Sería por lo tanto apropiado para las diversas Conferencias Episcopales el estudiar los comportamientos que ocurran en su contexto, según comentó el Cardenal. Empleó a la poligamia como un ejemplo. Dijo que esto no era un problema en la India pero sí que lo era en África por lo que le correspondería a la Iglesia africana el investigar este asunto. Agregó que los obispos necesitarían contar con el entrenamiento y la asistencia adecuados teológica y canónicamente.

También expresó que el comité de la redacción preliminar recibió entre 700 y 800 modi o “comentarios” para el texto final. Éstos fueron entregados a expertos para ser clasificados dentro de varias áreas diferentes. Fueron examinados por el comité de redacción preliminar y luego entregados a los escritores.

El Cardenal fue cuestionado acerca de la Familiaris Consortio nº 84 (el documento del Sínodo de la Familia en 1980). En este documento san Juan Pablo II dijo que los divorciados y los vueltos a casar civilmente no podían ser admitidos a la Eucaristía. Se le preguntó si el comité de redacción preliminar plantearía este problema en el documento final, ya que ha sido hablado frecuentemente en este Sínodo. Clemencia afirmó que un número de problemas eran similares, pero que las circunstancias han cambiado. Puntualizó que la Familiaris Consortio también estableció que los casos deberían ser examinados cuidadosamente. Comentó que san Juan Pablo II, en ese párrafo, estableció que no debemos poner a todos en la misma categoría. El Cardenal dijo que no podemos tratar a todas las personas de la misma manera. Aquel que rompió un vínculo matrimonial es diferente de aquel que no quiso que sucediera y que trató por todos los medios de mantenerlo. Clemencia manifestó: “Para ser honesto, no tenemos una solución”. Sostuvo que  se necesita contar con un estudio de escrituras, teología moral, doctrina, tradición y, con esperanza, así como que la comprensión se profundice, entonces surgirá un camino a seguir.

El cardenal Clemencia añadió que hay percepciones diferentes, pero que es importante que un texto clave esté producido, porque puede ofrecer -esta vez- una dirección pastoral.

[Traducido por Mauricio Monroy. Artículo original]

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Blasfemia, herejía, cisma y colapso de la Iglesia (pero, bueno, al menos los obispos podrán votar)

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24 octubre, 2015

[Comentario a fotografía:¿Quién es este hombre? ¿Necesita un exorcista?]

Cuando éramos pequeños e íbamos a la piscina, jugábamos a ver quién podía bucear más hondo. Se arrojaban al fondo llaves o cualquier otro objeto a la parte profunda de la piscina y nos zambullíamos para buscarlo. En realidad era una demostración de valor. La mayoría de las piscinas tienen unos tres metros en la parte más honda, y el salvavidas siempre estaba alerta, por lo que nuestra temeraria zambullida resultaba inofensiva.

Pero me da la impresión de que por mucho que se zambulla un obispo en esta versión sinodal del juego, siempre habrá alguno que se atreva a sumergirse a mayores profundidades. Y al salvavidas de turno no parece que le importe ni lo uno ni lo otro. Esta competencia entre los ultraprogres (en católico se los llama herejes) del Sínodo a ver quién es más atrevido en las mismas narices del Papa, tiene todas las trazas de llevarnos a unas  profundidades que tal vez la mayoría de los católicos practicantes novusordistas comunes y corrientes nunca había adivinado que podían existir entre el episcopado.

Empezando inmediatamente por un obispo canadiense, la partida empezó con la relativamente suave (¡suavísima!) sugerencia de que las mujeres se deberían poder ordenar diaconisas. Desde entonces, luego de algunos lamentables intentos por parte de otro canadiense, el P. Tom Rosica –algo sobre cambiar el lenguaje de la Iglesia… qué pesados están con eso– hemos llegado hasta el arzobispo de Chicago –designado personalmente por Francisco para la segunda sede de la Iglesia de los EEUU, y subsiguientemente invitado también por él al Sínodo– diciendo que debería haber una manera de que los sodomitas activos y contumaces pudieran recibir el Santísimo Sacramento del Altar.

Pero mientras los temas relativos al bajo vientre acaparan la atención de la prensa, esta última semana me ha llamado la atención una serie de asuntos que tienen que ver más directamente con la fe misma.

La espectacular zambullida del arzobispo de Chicago hacia las que tal vez sean las más mareantes profundidades de la  herejía declarada –y de la que hasta el momento el Papa no ha hecho el menor caso– ha sido desde luego objeto de una considerable atención por parte de los medios. Se trata, al fin y al cabo, de lo que en su mayor parte vino a buscar a Roma la prensa secular convencional. Y desde luego disparó las expectativas.

Pero me gustaría presentar a otro aspirante al premio a lo más bajo que ha podido caer hasta ahora un obispo modernista en su odio público a la Santa Fe. En concreto, en su odio directo a Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

La principal dificultad que enfrentan los que quieren llevar a la Iglesia a «tolerar» «segundos matrimonios», como los llamó el cardenal Kasper, son las sencillas y claras palabras de Cristo en el Evangelio. La Segunda Persona de la Santísima Trinidad metió un palo a los judíos en la rueda diciéndoles sin diplomáticos pelos en la lengua que si Moisés les había permitido divorciarse era por la dureza de corazón de ellos, porque no habían sido misericordiosos, y que por su divina autoridad, a partir de ese momento quedaba prohibido. Plantando cara a las afirmaciones del grupo sinodal alemán y kasperista, eso es lo que dice claramente toda biblia que se haya impreso jamás. Jesús dijo todo lo contrario de lo que ellos proponen.

De hecho, según el Autor de todas las cosas, es la indisolubilidad lo que es fruto de la misericordia y el amor de Dios por nosotros los hombres.

Este nudo gordiano de los progresistas lo cortó de modo espectacular durante la primera semana del Sínodo el cardenal panameño José Luis Lacunza Maestrojuán (ver foto más arriba), que propuso sin más que la Iglesia dejara de tener a Cristo en cuenta. Que no le hiciera caso, ya que Él desde luego no era un moisés.

Lacunza fue uno de los obispos a los que se dio un sorpresivo visto bueno en el ultimo consistorio, según se dice por su actitud hacia en lo que el Papa llama las periferias de la Iglesia, precisamente porque era un don nadie. Pero tal vez ahora este informe sobre el increíble paso adelante que acaba de dar hacia el abismo insondable de la blasfemia en por la causa de la aceptación católica del divorcio le ha ganado un puesto de honor en la corte kasperista. También podría dar a entender que ser geográfica y políticamente periférico no fue su único mérito para obtener el capelo cardenalicio.

A pesar de las ordenes de lo alto (la secretaría del Sínodo) de no publicar ninguna intervención aparte de las propias, el intrépido jefe de los obispos polacos, arzobispo Stanislaw Gądeki, había tomado nota de los comentarios de los panameños para que todo el mundo los conozca:

«Moisés se acerca al pueblo, cede» –se dice que afirmó Lacunza–. «Hoy en día la dureza de corazón se opone al plan de Dios (de permitir el divorcio). ¿No podría ser Pedro tan misericordioso como Moisés?»

Esta sobreentendida pero clarísima denuncia de Nuestro Señor de que no tenían misericordia pasó casi totalmente desapercibida para la prensa católica, y estuvo ausente en la prensa secular. Es posible que la Oficina de Prensa de la Santa Sede comprendiera su gravedad, dado que Rorate Caeli informó que ellos habían ordenado que fuera retirada del sitio web de los obispos polacos. Antes de que la retirasen, Rorate publicó en francés el comentario del cardenal Lacunza tal como lo recogieron originalmente los polacos

Card. José Luis Lacunza Maestrojuán OAR (Panama), président de la Conférence épiscopale du Panama. Moïse donne le consentement au peuple, il cède. Aujourd’hui, la « dureté de cœur » s’oppose aux plans de Dieu. Est-ce que Pierre ne pourrait pas être aussi miséricordieux que Moïse ?

Con esta declaración, gracias a monseñor Gądecki y a los blogeros, todo el mundo católico sabe que un prelado seleccionado para el Sínodo (si, otro elegido por el Papa) no cree que Jesucristo, el Hijo de Dios, el Verbo hecho carne, que vendrá para juzgar a vivos y muertos… Eso mismo, Jesucristo, tenía autoridad para decirles a los judíos que estaban equivocados en cuanto al divorcio.

Tal vez el cardenal Lacunza estaba entre aquellos a quienes se refería el arzobispo Henryk Hoser cuando comentó en una entrevista que muchos padres sinodales al parecer desconocen totalmente la doctrina católica fundamental sobre la familia. No sería, pues, para sorprenderse, cabría pensar, que desconocieran también los dogmas fundamentales sobre la naturaleza de Cristo: «Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; consustancial al Padre; por quien todo fue hecho…» ¿Les suena?

Es posible que si no ha llamado la atención sea simplemente porque los reporteros que están informando sobre el Sínodo saben tan poco sobre la fe que son incapaces de reconocer una blasfemia cuando la oyen, y consecuentemente no saben que es un pecado mucho más grave que una mera infracción sexual. Hay una razón de que los pecados sexuales ocupen el sexto lugar en el decálogo, mientras que la blasfemia vulnera los tres primeros.

Esta semana fue también testigo del lanzamiento de otra petición de los laicos a los padres sinodales. En esta ocasión les pedían retirarse del Sínodo si no encontraban la forma de llevarlo por un rumbo católico. (Lo cuento todo: Yo me conté entre los autores de la petición para que los padres asistentes abandonaran el Sínodo, junto con un grupo de otros seglares, escritores, periodistas y teólogos preocupados.) Esta petición nos sorprendió con un incremento muy rápido del número de firmas. En las nueve primeras horas de su publicación había superado la marca de las 1500 firmas, y al día siguiente había llegado a 2500. Arrancó con un ímpetu increíble.

El llamado a abandonar nació de los temores de que el Sínodo hubiera sido manipulado desde el comienzo, dando igual lo que dijeran los obispos en sus grupos o sus declaraciones.

El texto de la carta declara:

“Hemos presenciado con profundo dolor el desarrollo de esta crisis, empezando por la sesión extraordinaria del año pasado, en octubre de 2014, y se nos hace muy difícil tener confianza en el desenlace del Sínodo.

Los cambios irregulares de la normativa que rige los procedimientos del Sínodo prácticamente garantizan  que el Instrumentum Laboris actual será adoptado en gran medida. Parece que estos nuevos procedimientos también niegan la apertura, transparencia y colegialidad, y el comité que esta redactando el documento final del Sínodo rechaza por lo visto rechaza todo aporte sustancial de los padres sinodales. Observamos con consternación que no han tenido acuse de recibo los llamamientos filiales y las cartas abiertas, tan visibles y ampliamente adoptados, y tampoco han dado lugar a ninguna enmienda discernible por parte de los organizadores del Sínodo.

Varios cardenales importantes han transmitido sus preocupaciones al Papa, sólo para verlas sumariamente desestimadas y no consideradas dignas de tener en cuenta, junto con acusaciones injustas contra los que están legítimamente preocupados por que su voz no sea oída.”

Por  supuesto, esto ultimo se refiere al notición de la semana, la extraña noticia de la carta de los 13 cardenales. La prensa la consideró una revuelta conservadora contra los intentos de Francisco de llevar adelante una largamente pendiente reforma de la Iglesia… sobre todo porque la prensa no tiene mucha imaginación. La prensa católica convencional la ninguneó, y algunos medios italianos comunicaron después con el típico regocijo que, rojo de ira, Francisco había echado una buena reprimenda a los prelados firmantes.

Poco después, el Papa hizo su primera intervención directa en el proceso sinodal denunciando la “hermenéutica de la conspiración”, expresión que se ha vuelto habitual desde entonces para todo aquel que informa sobre el Sínodo.

Rorate Caeli publicó un informe de Antonio Socci según el cual la carta había advertido sin rodeos al Papa de que si el Sínodo continúa por el rumbo que lleva, habría una desintegración total de la jerarquía eclesiástica. «La comunión a los divorciados y vueltos a casar, si fuese aceptada… colapsaría completamente la doctrina sobre el matrimonio y los sacramentos.»

Esto resultaría en un efecto dominó que «habría un colapso; en otras palabras, el fin de la Iglesia.»

No obstante, afirma Socci, el cardenal Pell, uno de los firmantes, también nos asegura que la corriente Kasper-Bergoglio es minoría, que casi todos los obispos del Sínodo quieren sostener la fe tradicional, lo que estaría bien si la Iglesia fuera un cuerpo democrático y el Sínodo decidiera por votación qué rumbo tomar.

Pero también nos ha informado el propio Papa poco después de esa refriega que, sea lo que fuere que digan o recomienden los obispos, pase lo que pase, esta totalmente en sus manos, sin discusión.

En este informe de la Radio Vaticana se entendió en general que insinuaba que podría invocar formalmente la infalibilidad papal.

«Finalmente… el proceso sinodal culmina escuchando al Obispo de Roma, llamado a pronunciarse con autoridad como pastor y maestro de todos los cristianos, no basándose en sus creencias personales, sino como el supremo testigo de la fe de toda la Iglesia, garante de la obediencia y conformidad de esta con la voluntad de Dios, Evangelio de Cristo y la Tradición.»

Meditemos por un momento en estos puntos uno por uno:

– Esta reconocido que el Papa se ha aliado con un notorio hereje que, con el apoyo de una conferencia episcopal entera, lleva cincuenta años empeñado en la eliminación de la mayor parte de la moral católica, así como de una parte regularcilla de las enseñanzas sobre eclesiología.

– A este Papa le han advertido algunos de sus funcionarios mas destacados que la dirección propuesta, llamada la corriente Kasper-Bergoglio, conducirá al fin de la Iglesia, a su total desintegración en el caos y el cisma.

– Esta advertencia, el Papa la acalló en privado y la reprendió públicamente.

– Pocos días después, Francisco salió con una declaración sobre su dominio total y absoluto. Por lo visto tiene autoridad hasta para destruir la Iglesia de la que es cabeza. Es como si un niño pequeño afirmara que puede romper todos sus juguetes si le da la gana porque son suyos y nadie se lo puede impedir.

¿Y cuál fue la respuesta del cardenal Pell a nuestra humilde petición? Aquella en la que sugerimos que, encontrándonos en una situación tan grave, haciendo equilibrios al borde del abismo, les rogamos a él y a sus colegas en las labores pastorales que como mínimo no sean cómplices de la destrucción de la Santa Madre Iglesia por parte del pontífice mas extraño de la historia y su grupo de herejes y blasfemos elegidos a dedo?

Tranquilos. «Se ha hablado bastante» de las inquietudes de los trece cardenales.

John Allen informa que el buen cardenal conservador australiano rechazó toda sugerencia de abandonar el Sínodo, alegando que había recibido garantías del secretariado en el sentido de que el resultado final presentará  fielmente los puntos de vista del Sínodo. Les han asegurado que a los obispos se les permitirá votar sobre cada párrafo del Intrumentum Laboris.

Qué bien, ¿verdad?

«Añadió que miembros de la comisión redactora del documento final han prometido ceñirse al contenido de los debates en vez de aprovechar el texto para promover sus puntos de vista particulares.

Eso es todo lo que queremos –dijo Pell–, porque da igual lo que diga el Sínodo, sea bueno, malo o indiferente; a la larga le interesa a todo el mundo, porque independientemente de lo que resulte la gente quiere tener la impresión de que los obispos llegaron a esa situación jugando limpio.»

Bueno, estoy segura de que estamos todos contentísimos de que los obispos crean que han conseguido lo que querían de esta charada, y cuando el cisma esté en marcha, no me cabe duda de que nos sentiremos más tranquilos pensando que los obispos llegaron a esa situación jugando limpio.

Pero en realidad prefiero tener la esperanza de que puedan ocuparse en la defensa de la fe y de la Iglesia que es una, santa, católica y  apostólica, dado que «da igual lo que diga el Sínodo, sea bueno, malo o indiferente», a los pocos fieles católicos que quedamos nos gustaría que todavía hubiera una Iglesia Católica en la Navidad de 2016.

Hilary White

[Traductor Alex Bachamnn. Artículo Original]

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El pontificado fallido de Francisco, en busca de otro camino para la Iglesia. ¡Ayúdanos papa Pacelli!

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24 octubre, 2015

Publicamos, con mucho orgullo, este artículo de un clérigo muy sabio, bien informado e influyente que escribe bajo el nombre de don Pio Pace.

He visitado estos últimos días la tumba de Pío XII en la cripta de la Basílica del Vaticano. Mis pensamientos con frecuencia se remontan a Pío XII, aquel gran Papa moralista, en este mes de octubre de 2015, en el que se celebra el Sínodo de la Familia y durante el cual hemos hablado solamente de parejas adúlteras y parejas homosexuales, y durante el cual la doctrina de fide et moribus se ha sometido a debate, como si la Iglesia no la hubiera ya definido.

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¿Triunfará la alternativa liberal? Parece lejos de ser una certeza. La postura en favor de la doctrina conservadora ha sido numerosa e importante: una petición con más de 800,000 firmas; un libro firmado por 11 cardenales, el cual continúa la secuela de los del año pasado firmados por 5 cardenales; otros que recopilan las intervenciones de 11 cardenales y obispos africanos; además de las reuniones y comisiones, tales como la que tomó lugar en el Angelicum, en Roma, el 30 de septiembre, presidida por el cardenal Caffarra, arzobispo de Boloña y el cardenal Burke, patrono de la Orden de Malta. Habría también que añadir la carta, redactada durante el Sínodo, de los 13 cardenales retando respetuosamente, pero con firmeza, la manera en la cual la asamblea estaba siendo guiada. También tenemos la magnífica y unánime resistencia de los obispos de Polonia.

¿Podemos, entonces, inferir una reafirmación de la doctrina del Evangelio? Está ya malherida, tal y como lo predije en 2014 (véase el artículo anterior). Un cierto número de canonistas (el cardenal Coccopalmerio, monseñor Pinto, deán de la Rota Romana, monseñor Maurice Monier, auditor), han producido un texto que, de hecho, amplía con mucho las posibilidades de una declaración de nulidad matrimonial a todos aquellos matrimonios que «han fracasado». Existirá entonces y desde ese momento un tipo de divorcio, tal y como en la Iglesia ortodoxa.

No arriesgaríamos mucho afirmando que la asamblea acabará más o menos de la misma manera que la última si comparamos el grado de desacuerdo entre los Padres (1/3 a 2/3 el año pasado, ¿2/3 a 1/3 este año?).  No es imposible que el Papa, como ya lo ha indicado, abra un nuevo debate acerca del poder de las conferencias episcopales y lance un nuevo «Sínodo de la Sinodalidad»… una excavadora de túneles. De cualquier forma, ha surgido una defensa de la doctrina tradicional, lo cual se puede entender como un cuestionamiento del papa Francisco. «Si tuviésemos cónclave en este momento, Francisco tendría suerte de conseguir diez votos», le dijo un amigo mío de la Curia al New Yorker. Sin duda, intentará retomar el control de la famosa reforma de la Curia, en otras palabras, con nombramientos asombrosos a nuevos dicasterios. Más lo que se está perfilando es el fracaso del pontificado.

Tras el fracaso del pontificado de la «restauración» de Benedicto XVI, que terminó en una renuncia, ¿nos encaminamos ahora al fracaso del pontificado de la «apertura» de Francisco? La Iglesia posconciliar parece ser intrínsecamente ingobernable.

De aquí se desprenden mis insistentes reflexiones en torno a Pío XII. No soy un ingenuo, por supuesto, un retorno a la Iglesia del papa Pacelli es imposible; mas, reflexionar en una reforma enunciada en términos de ese pontificado angelical es posible una vez más. Creo sinceramente que el siguiente tema se arraigará en la mente de la Iglesia: 1965/2015, a 50 años de posconcilio nos encontramos en un impasse. Es necesario encontrar una solución.

Padre Pio Pace

[Traducido por  Enrique Treviño. Articulo Original]

Tomado de:

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El Sínodo de los Adúlteros

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24 octubre, 2015

En pleno recreo, tras el rezo de vísperas, he definido así al Sínodo que estamos padeciendo. Mis novicios me han mirado con unos ojos saltones llenos de cólera; me habrían fulminado de no intervenir el Hermano Cocinero, que llegaba con unas madalenas recién hechas al estilo monacal, legado de aquel prodigio de mujer que fue Santa Escolástica. Pensaban mis novicios modernistas que estaba yo queriendo negar a los divorciados vueltos a casar, la posibilidad de ser adúlteros vueltos a comulgar. Según ellos, eso no es muy misericordioso que digamos. Los pobres han seguido tan de cerca las intervenciones de ciertos cardenales, que el coco se les ha puesto macilento y demacrado. Vamos, que la sesera la tienen más que flácida por la falta de uso y el exceso de Lombardi.

He tenido que aclararles que no me refiero a los adúlteros según el uso común del vocablo. Muchos han querido concentrar en esto las malas intenciones de este Sínodo. Creo que, aunque no van del todo desacertados, se quedan a medio camino. Estos cardenales y sus monaguillos (germanos o no), van mucho más allá en su proceso destructivo. Y lamentablemente no van solos, sino que les acompaña el favor del Jefe, que se siente feliz de verse rodeado de su Corte. A la que por cierto ha nombrado él mismo, para que  los votos estén asegurados. Porque ya se sabe que aquí todo se hace democráticamente, fraternalmente y en una perfecta situación de consenso. Pues no faltaría más.

Lo que yo quería decir mientras mordía tímidamente la madalena monástica, es que ya hace años que el apóstol San Pablo -que, aunque le duela a algunos, escribía bajo la inspiración del Espíritu Santo-, habló de los adúlteros de la Palabra de Dios. Por cierto que los dejó bien descritos en dos versículos de su segunda carta a los Corintios. En el primero de ellos se refiere a que hay muchos que adulteran la Palabra de Dios, mientras que en el segundo dice claramente que él no la ha adulterado nunca.

Porque no somos como tantos otros que adulteran la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios, hablamos en Cristo. (2ª Corintios 2,17)

O sea, que para San Pablo está claro que hay muchos adúlteros de la Palabra de Dios. Ya en aquél tiempo, incluso sin haber pasado por la Gregoriana o por alguna Facultad de Teología de los Jesuítas. Antes de la Historia de las Formas, antes de toda esa patulea de exegetas sin fe. Adúlteros de sus enseñanzas. E incluso, aunque algunas biblias suavecitas hablen de falsificación de la palabra (para no herir), el texto en latín dice adulterantes verbum Dei. Por si acaso no queda claro. No es sencillamente una mera falsificación. Es mucho más: es adulterar, es prostituir, es hacer de alcahuete de la palabra de Dios, por no poner otras expresiones bastante frecuentes en nuestra literatura clásica.

…nos abstuvimos de los disimulos vergonzosos, no procediendo con astucia niadulterando la palabra de Dios…. (2ª Corintios 4,2)

Nueva insistencia para que quede claro. No sólo hay muchos adúlteros, sino que el propio San Pablo nunca procedió de ese modo. Ni tampoco con disimulos vergonzosos. Qué habría dicho San Pablo de haber estado de reportero ante las sufridas conferencias de prensa diarias: ¿disimulos vergonzosos, ambigüedades calculadas, mentiras escupidas, manipulaciones programadas, astucias sin número, conclusiones previamente realizadas…?

Porque lo que está en juego en este Sínodo es la adulteración descarada de la Palabra de Dios. No sólo en lo que se refiere a la indisolubilidad del matrimonio (que se puede hacer de hecho disoluble con un par de “Motusproprios”), sino también en lo referente a la comunión en pecado sin arrepentimiento, y más grave todavía en lo que atañe a la doctrina de la Iglesia, que se pretende dejar en manos de las Conferencias Episcopales. El Primado de Pedro se quedará ya solamente para elegir a los miembros de comisiones para que redacten conclusiones favorables, nombrar Obispos que no sean molestos o excesivamente tradicionales, incluso para redactar algún Motu Proprio que otro en momentos de peligro tradicionalista y no sé cuantas cosas más. Pero en la doctrina, viva la colegialidad, la democracia y el pachangueo.

Donde hay un adúltero de la Palabra de Dios, el mismo Señor permite que aparezcan otros que no lo son, al menos para contrastar. Así, gracias a Dios, han salido algunos respondones y respondonas que no han doblado su rodilla ante Baal-disseri. Dios los guarde. Son pocos, pero irritan sobremanera a los adúlteros.

Por eso insisto en llamarle el Sínodo de los Adúlteros. Lo he descrito a mis novicios modernistas con otra imagen que a ellos les gusta: el Sínodo en 3D. Se pone uno las gafitas esas que reparten en los cines y se ve claramente:Desvergüenza, Desfachatez y Descaro. Gracias a Dios, hay un buen número de católicos que ya están viendo este Sínodo tridimensional, provistos de las gafotas adecuadas para que no se la peguen.

Fray Gerundio

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