SAN JERÓNIMO, Presbítero y Doctor

30 de septiembre

Del mismo modo que fuimos aprobados de Dios para que se nos confiase su Evangelio, así hablamos, no para agradar a los hombres, sino a Dios, que sondea nuestros corazones. (1 Tesalonicenses, 2, 4).

La vida de San Jerónimo, hombre rico de Panonia que se hizo bautizar en Roma y fue ordenado sacerdote en Antioquía, no es sino una serie ininterrumpida de trabajos emprendidos por la gloria de Dios. Secretario del Papa San Dámaso, enseñó Sagrada Escritura y dio de ella, en latín, su famosa traducción conocida con el nombre de Vulgata, que aprobó el Concilio de Trento. Fue también el azote de las herejías. Su austeridad, sus continuos ayunos y su celo por la conversión de las almas, nos enseñan la virtud y el Evangelio más elocuentemente aun que sus palabras. Murió en el año 420, cerca de los 80 años de edad.

MEDITACIÓN
SOBRE SAN JERÓNIMO

I. Este santo Doctor abandonó la lectura de los autores profanos, por quienes tenia una especie de pasión, a fin de entregarse de lleno al estudio de los Libros santos. ¿Hasta cuándo perseguirás en tus estudios sólo tu agrado y tu interés? Mira hacia dónde tienden tus vigilias y tus trabajos, y trata de santificarlos mediante la rectitud de tus intenciones. Acuérdate siempre que hay que atribuir a la virtud más valor que a la ciencia. Ama la ciencia, pero prefiere a ella la caridad. (San Agustín)

II. San Jerónimo dejó la Ciudad eterna, en la que era colmado de honores, y fue a buscar, en la soledad de Belén, un refugio contra los peligros del mundo. Examina las ocasiones que tienes de ofender a Dios, y abandónalas. En el desierto es donde Jesucristo y un gran número de santos después de Él triunfaron de sus ataques. La gloria del desierto es triunfar del demonio que venció a nuestros primeros padres en el paraíso terrenal. (San Euquerio).

III. El pensamiento del juicio fue lo que movió a este gran santo a retirarse a la soledad y a imponerse las más rudas mortificaciones. Es menester que el sonido de aquélla trompeta terrible que deberá citarte ante el tribunal de Dios resuene continuamente en tus oídos. ¿Estás pronto a dar cuenta de tu vida? Piensa en ello a toda hora durante el día, tiembla, como lo hacía este santo; abandona los placeres y abraza la cruz. Cuando el sonido de la trompeta haga temblar la tierra y a los que la habitan, tú estarás gozoso. (San Jerónimo).

El pensamiento del juicio
Orad por la educación

cristiana de la juventud.

ORACIÓN

Oh Dios, que os dignasteis conceder a la Iglesia un admirable intérprete de las Sagradas Escrituras en la persona de vuestro confesor San Jerónimo, ayudadnos, en consideración de sus méritos, a llevar a la práctica la que enseñó con su palabra y sus actos. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

30 de Septiembre

SAN MIGUEL, Arcángel

29 de septiembre

Se trabó un gran combate en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el drag6n. (Apocalipsis, 12, 7)

San Miguel, el príncipe de los ángeles y el protector de la Iglesia, siempre ha defendido el honor y la gloria de Dios tanto en la tierra como en el cielo. Fue él quien echó del paraíso a Lucifer y sus cómplices. La Iglesia celebra esta fiesta en su honor, y Francia, que lo ha elegido por protector, a menudo ha experimentado los venturosos efectos de su protección. Luis IX creó en su honor la célebre Orden de San Miguel; Rusia también lo tuvo en gran veneración.

MEDITACIÓN
SOBRE SAN MIGUEL

I. Lucifer se había rebelado contra Dios: tal vez se negaba a adorar el misterio de la Encarnación, que Dios había revelado de antemano a sus ángeles. Imita el celo de este arcángel cuando se trata de los intereses de Dios: declárate abiertamente en contra de los impíos. Cuando el mundo con sus placeres o el demonio con su orgullo te ataquen, diles con San Miguel: ¿Quién como Dios?» Mundo, placeres, honores, riquezas, ¿Pueden acaso tus recompensas compararse a las que Dios me reserva? ¿Quién como Dios?

II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipit6 a Lucifer en los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! la vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo, y yo, lombriz, no tiemblo!

III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro. (San Bernardo).

La devoci6n a San Miguel
Orad por la Iglesia

ORACIÓN

Oh Dios, que reguláis con infinita sabiduría los diversos ministerios de los ángeles y de los hombres, dignaos concedernos como protectores en la tierra a esos espíritus bienaventurados que no cesan en el cielo de ofreceros sus servicios y homenajes. Por J. C. N. S. Amén.

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SAN WENCESLAO Duque, Mártir

28 de septiembre

Porque son vírgenes, siguen al Cordero doquiera que vaya. (Apocalipsis, 14, 4).

San Wenceslao, duque de Bohemia, tan grande respeto tenía por el Sacramento del Altar, que personalmente preparaba el pan y el vino destinados al santo Sacrificio, y por la noche se levantaba para ir descalzo, aun en pleno invierno, a visitar las iglesias de su capital. Nada le dolía tanto como ver que se derramase la sangre de sus súbditos. Atacado un día por Radislao, príncipe vecino, le propuso, para evitar efusión de sangre, dirimir sus diferendos mediante un combate singular. Al lanzarse sobre él su adversarío, vio a dos ángeles que lo defendían, y, cayendo a los pies del santo, le propuso la paz. Su hermano Boleslao atrajo al duque a su casa y lo mató alevosamente cuando iba a la iglesia a oír misa, el 28 de septiembre del año 938, a la edad de 31 años.

MEDITACIÓN SOBRE LA MANERA
DE VIVIR SANTAMENTE EN EL MUNDO

I. Para vivir santamente en el mundo, hay que observar los mandamientos y evitar todo lo que pueda ofender a Dios. ¿Te atreverías a decir que ello es imposible, cuando ves a San Wenceslao practicar en el trono las más eminentes virtudes, y conservar intacta su virginidad hasta la muerte? ¿Cómo te conduces con respecto a Dios? ¿No es verdad acaso que el menor de tus cuidados es el de agradarle? Piensas en hacer fortuna, en vivir cómodamente, y no piensas en servir a Dios y conquistar su amistad. Que en adelante tu única ocupación consista en hacer la voluntad del Señor.

II. Obra en todo siguiendo a tu conciencia; es un secreto monitor que te recordará tus deberes. Si nadie te reprocha el infeliz estado en que vives, tu conciencia te lo advertirá. De tiempo en tiempo escucha lo que te dice. No busques en hacerte de gran reputación en el mundo, sino más bien trabaja por contentar a Dios y a tu conciencia. Nada haré según la opinión del mundo y sí todo según mi conciencia. (Séneca)

III. Para vivir santamente en el mundo, también es preciso cumplir nuestros deberes para con el prójimo. Tienes parientes, amigos y servidores; debes ocuparte de ellos. Dios te lo manda. Si se condenan como consecuencia de tu debilidad en corregirlos, o de los escándalos que les das, responderás de ello ante Dios. Haz toda clase de esfuerzos para ganar la estimación de las personas virtuosas; en cuanto a los impíos, el aborrecimiento con que te persiguen constituye tu gloria: él es una prueba de tu virtud; porque no te pareces a ellos te aborrecen. Torturad, perseguid, condenad: vuestra injusticia es la prueba de nuestra inocencia.(Tertuliano)

La preocupación por el personal de servicio.
Orad por las personas constituidas en dignidad

ORACIÓN

Oh Dios, que, al conceder al bienaventurado Wenceslao la palma del martirio, lo habéis trasladado de un trono terrenal a la gloria del cielo, dignaos, por su intercesión, preservarnos de toda adversidad y hacernos participar de su gloria. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

28 de Septiembre

SANTOS COSME y DAMIÁN,(1) Mártires

27 de septiembre

Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, lanzad demonios, dad gratuitamente lo que gratuitamente habéis recibido. (San Mateo, 10, 8).

Los dos hermanos, Cosme y Damián, originarios de Arabia, fielmente observaron este consejo divino. Médicos, cuidaban gratuitamente a los enfermos, y su fe, mucho más aun que su ciencia, obraba curaciones maravillosas, espirituales y corporales. Cuando estalló la persecución de Diocleciano, fue imposible para hombres tan eminentes y distinguidos escapar a las investigaciones. Fueron detenidos por orden de Lisias, gobernador de Cilicia, y, después de diversos tormentos, fueron decapitados, sin duda en el año 303.

MEDITACIÓN
CADA CUAL EN SU POSICIÓN
DEBE TRABAJAR POR EL CIELO

I. Cada cual quiere descollar en su posición; para lograrlo no hay trabajo que se ahorre; si no alcanza para ello el día, se trabaja durante la noche. En cambio, en la profesión de cristiano, ¡cuán raro es este celo! ¡Cuántos hay, asimismo, que tienen miedo de parecer cristianos; que retroceden, no delante de las amenazas de un perseguidor, sino ante los sarcasmos de cristianos como ellos! ¡Extraña ceguera! ¡El artesano ejerce públicamente su oficio por humilde que sea, y no se avergüenza de su dignidad de cristiano! Nadie reconoce en ti a un cristiano. (Tertuliano)

II. Debes cumplir tus deberes de estado cristianamente, es decir, de la manera como Dios lo quiere. Para esto, ofrece a Dios, por la mañana, el trabajo de todo el día, protestando que por obedecerle vas a trabajar. Si eres fiel a esta práctica, te cuidarás durante el día de no manchar con el pecado el trabajo que has consagrado al Señor.

III. No te contentes con ofrecer tus acciones a Dios, esfuérzate por hacer todos los días alguna cosa por Él, con la única mira de agradarle. Trabaja en la gloria de Dios o en el alivio de los pobres: no hay profesión ni oficio que no nos brinde ocasiones para ello. Da a los pobres a fin de darte a ti mismo: lo que les des no lo perderás, lo que les rehúses pasará a mano de otro. (San Pedro Crisólogo).

La caridad
Orad por los pobres.

ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que honrando el nacimiento al cielo de vuestros santos mártires Cosme y Damián, nos veamos libres por su intercesión de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.

Patronos de la Asociación de Médicos Católicos de Buenos Aires y de otras agrupaciones similares.

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Santa Misa Dominical

DOMINGO 18º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Introito. Ecles.  36,18.

INTROITUS – Da pacem, Dómine, sustinéntibus te, ut prophétae tui fidéles inveniántur: exáudi preces servi tui, et plebis tuae Israël. -Ps.121, 1. Laetátus sum in his, quae dicta sunt mihi : in domum Dómini íbimus.V. Glória. Introito – Da paz, Señor, a los que en Ti esperan para que tus profetas (tus nuevos sacerdotes) sean hallados fieles; oye los ruegos de tu pueblo Israel. Ps. Me he regocijado al oír lo que se me ha dicho: iremos a la Casa del Señor. V. Gloria al Padre

Oración-Colecta

ORATIO – Dírigat corda nostra, quaesumus, Dó mine, tuae miseratiónis operátio: quia tibi sine te placére non póssumus. Per Dóminum.R. Amen Rogámoste, Señor, que tu gracia dirija nuestros corazones; pues sin Ti no podemos serte gratos. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.R. Amen.

Conmemoración

Epístola

Después de dar gracias a Dios por los favores concedidos a la Iglesia de Corinto, San Pablo les enseña que la manera de enriquecerse espiritualmente es uniendo todas sus palabras, pensamientos y acciones a las de Jesucristo, de suerte que su vida se manifieste, por decirlo así, en nosostros.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Corinthios (1, 1 4-8) Fratres: Gratias ago Deo meo semper pro vobis in gratia Dei quae data est vobis in Christo Iesu: quiod in omnibus divites facti estis in illo, in omni verbo, et in omni scientia: sicut testimonium Christi confirmatum est in vobis: ita ut nihil vobis desit in ulla gratia expectantibus revelationem Domini nostri Iesu Christi, qui et confirmabit vos usque ad finem sine crimine, in die adventus Domini nostri Iesu Christi Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Corintios: Hermanos:  Doy continuas gracias a Dios, por vosotros, por la gracia de Dios, que se os ha dado en Jesucristo: porque en Él habéis sido enriquecidos con toda suerte de bienes, en toda palabra y en toda ciencia; habiéndose así verificado en vosotros el testimonio de Cristo: de manera que nadaos falta en ninguna gracia, a vosotros que estáis esperando la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo(1), el cual os confortará todavía hasta el fin, para que seáis hallados irreprensibles en el día del advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
GRADUALE (Ps. 121 ) – Laetátus sum in his, quae dicta sunt mihi: in domum Dómini íbimus. V. Fiat pax in virtúte tua, et abundántia in térribus tuis.Alleluia, alleluia. V.(Ps. 101) – Timébunt gentes nomen tuum, Dómine: et omnes reges terrae gloriam tuam, Alleluia. Gradual – Me he regocijado al oír lo que se me ha dicho: iremos a la Casa del Señor V. Haya paz en tus fortalezas, y abundancia en tus torres.
Aleluya, aleluya – V.  Temerán, Señor, las naciones tu nombre, y todos los reyes publicarán tu gloria, Aleluya.

Evangelio

Jesús sana de alma y cuerpo a un tullido, demostrando con este doble milagro su divinidad, divinidad que también resplandece en la Iglesia al perdonar continuamente los pecados, en nombre de Jesucristo.

USequéntia sancti Evangélii secúndum Mathaeum (9, 1-8)

In illo témpore: Ascendens Jesus in navículam, transfretavit, et venit in civitatem suam.Et ecce offerebant ei paralyticum iacentem in lecto. Et videns Iesus fidem illorum dixit paralytico: Confide fili remittuntur tibi peccata tua Et ecce quidam de scribis dixerunt intra se: Hic blasphemat. Et cum vidisset Iesus cogitationes eorum, dixit: Ut quid cogitatis mala in cordibus vestris? Quid est facilius dicere: Dimittuntur tibi peccata tua; an dicere surge et ambula? Ut sciatis autem, quia Filius hominis habet potestatem in terra dimittendi peccata, tunc ait paralytico surge tolle lectum tuu, et vade in domum tuam. Et surrexit et abiit in domum suam. Videntes autem turbae timuerunt et glorificaverunt Deum, qui dedit potestatem talem hominibus.

Credo.

U Continuación del Santo Evangelio según En aquel tiempo: Entrando Jesús en una barca pasó a la otra ribera, y fue a su ciudad. Cuando he aquí que le presentaron un paralítico, postrado en su camilla. Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten confianza, que perdonados te son tus pecados. Y luego, algunos de los escribas interiormente se dijeron: Este hombre blasfema. Y conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Perdonados te son tus pecados; o bien: Levántate y anda? Pues, para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra de perdonar los pecados, dijo entonces al paralítico: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa(2). Y se levantó y se fue a su casa. Y cuando esto vieron las gentes, temieron, y alabaron a Dios, que dio tal poder a los hombres. – Credo.

OFFERTORIUMSantificávit Móyses altáre Dómino, ófferens super illud holocáusta et ímmolans víctimas; fecit sacrifícium vespertínum in odórem suavitátis Dómino Dómino Deo in conspéctu filiórum Israel. Ofertorio –  Moisés consagró un altar al Señor; ofreciendo sobre él holocaustos y sacrificando víctimas; ofreció al Señor Dios un sacrificio vespertino en olor de suavidad, a vista de los hijos de Israel.

Oración-Secreta

Dus, qui nos per hujus summae divinitátis partícipes éfficis: praest, quaesumus: ut, sicut tuam cognóscimus veritátem, sic eam dignis móribus assequámur. Per Dominum. Oh Dios, que por el sagrado intercambio de este Sacrificio, nos haces participantes de tu augusta y única divinidad; concédenos que así como conocemos tu verdad, la acreditemos también con una conducta digna. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:Sanctus, Sanctus, Sanctus… Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro: Santo, Santo, Santo, etc.
COMMUNIO  (Ps. 95). – Tollite hóstias, et introíte in átria ejus: adorate Dominum in aula sancta ejus.
Comunión. – Tomad vuestras ofrendas, y entrad en sus atrios: alabad al Señor en su santa morada.

Oración-Postcomunión

Grátias tibi reférimus, Dómine, sacro múnere vegetáti, tuam misericordiam deprecántes: ut dignos nos ejus participatióne perfícias. Per Dóminum < Señor   oh Haz,   >   Fortalecidos, Señor, con este don sagrado, dámoste gracias; implorando tu misericordia para que cada día nos hagas más dignos de seguir participando de este Sacramento. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Conmemoración

  • (* ) Para comprender la misa de este Domingo 18º preciso es recordar que antiguamente no tenía otra que el Sábado de Témporas, misa noctuma que por ser tan larga se prolongaba hasta el amanecer del Domingo, habiendo tenido lugar las Ordenaciones de los sagrados ministros durante las santas vigilias, en modio de los cánticos y lecturas litúrgicas. (volver)

  • (1)  Esta manifestación de Jesucristo, que los corintios esperaban, era su segunda venida, al fin del mundo, para juzgar a los hombres, venida que nosotros también esperamos. (volver)
  • (2) Con este milagro demostró Jesucristo, por una parte, su poder divino sobre el alma y el cuerpo, curando a ambos, y por otra, la realidad de la eficacia del perdón de los pecados en la Confesión. La curación externa es demostración del perdón interior. (volver)

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SAN CIPRIANO y SANTA JUSTINA, Mártires

26 de septiembre

Yo me voy, y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. (San Juan, 8, 21).

Santa Justina de Antioquía rehusó casarse con un joven pagano. Fue éste a consultar a un mago célebre, llamado Cipriano, sobre los medios que debía emplear para vencer a la doncella. Cipriano empleó todos los secretos de su arte; pero el demonio le confesó que ningún poder tenía sobre los cristianos. Esta respuesta lo convirtió; hasta llegó a ser obispo de Antioquía. Padeció con Santa Justina garfios de hierro, azotes y pez hirviendo; finalmente fueron decapitados.

MEDITACIÓN
SOBRE EL APLAZAMIENTO
DE LA CONVERSIÓN

I. No difieras tu conversión de día en día: Dios, que promete perdonar al arrepentido, no ha prometido esperar al pecador que difiere su conversión. La vida es tan incierta que una pronta conversión es absolutamente necesaria; porque de esta conversión depende una eternidad de dicha o de infortunio. El negocio de la salvación es tan importante, que no debe ser dejado para mañana. El día de mañana no pertenece al cristiano. (Tertuliano)

II. Pero aun cuando estuvieras seguro de llegar a extrema. vejez, no seria ello razón para diferir hasta entonces tu conversión. En efecto, el cuerpo debilitado por la edad y la enfermedad no buscará sino el descanso, los malos hábitos se habrán convertido en segunda naturaleza; acaso Dios retire las gracias que hoy menosprecias. Sin duda que el perdón está prometido al que se arrepiente; ¿pero pretenderás hacer entonces penitencia?

III. Esperas para convertirte el momento de tu muerte: pero ¿quién te ha dicho que no morirás de muerte repentina e imprevista? ¿Quién te ha asegurado que conservarás el uso de tu razón? Suponte que goces en ese supremo momento del pleno uso de tus facultades, ¿qué clase de penitencia es la que consiste en dejar el pecado cuando ya no se lo puede cometer? Imita a aquel cortesano que, después de haber leído la vida de San Antonio, dijo a uno de sus amigos: «Voy a servir a Dios; ahora mismo comienzo y en este lugar; si no quieres imitarme, por lo menos no te opongas a mi resolución».

La penitencia
Orad por la conversión de los pecadores.

ORACIÓN

Haced, Señor, que experimentemos los efectos incesantes de la protecci6n de vuestros bienaventurados mártires Cipriano y Justina, puesto que no cesáis de mirar con bondad a los que favorecéis con tan poderoso socorro. por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

26 de Septiembre

SAN FERMÍN, Obispo y Mártir

25 de septiembre

Ya es hora de despertarnos. (Romanos, 13, 11).

San Fermín se asoció a los trabajos de San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y, después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287 aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en San Acheul.

MEDITACIÓN
LA VIDA DEL HOMBRE
ES UN SUEÑO

I. Nuestro sueño no es a menudo sino una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los sufrimientos.¡Pobre durmíente! despierta, e iluminado por las luces de la gracia y de la fe. verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es. (San Gregorio).

II. Durante el sueño no tememos lo que hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos. no experimentamos ningún espanto. porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni ala muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.

III. Los pecadores no se despiertan, en su mayoría. sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido su sueño y no han encontrado nada en sus manos.

El pensamiento de la muerte
Orad por los agonizantes.

ORACIÓN

Dios omnipotente. mirad nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma. y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S. Amén.

EL MISMO DÍA: EL SANTO NIÑO DE LA GUARDIA

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NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES(1)

24 de septiembre

Lleguémonos confiadamente al trono de la gracia: a fin de alcanzar misericordia, y hallar gracia para ser socorridos en tiempo oportuno. (Hebreos, 4, 16).

En el tiempo en que los sarracenos oprimían a España y llevaban en esclavitud a gran número de cristianos, la Madre de Dios, compadecida de sus males y peligros, apareció durante la misma noche a San Pedro Nolasco, a San Raimundo de Peñafort, y a Jaime, rey de Aragón, conjurándolos a establecer una Orden religiosa para la redención de los cautivos. Ésta fue la Orden de la Merced, o de la Redención, fundada en Barcelona en 1223, y que prestó inmensos servicios a la Iglesia y a la sociedad. Para agradecer a la Santísima Virgen, la Iglesia estableció esta fiesta.

MEDITACIÓN SOBRE
NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES

I. Desde que María, consintiendo en el sacrificio del Redentor en la cruz, llegó a ser la cooperadora de la Redención, nada desea más que ayudar a los pobres pecadores. Por cargados de crímenes que estemos, apenas recurramos a Ella con el deseo de corregirnos, nos acogerá bondadosamente y nos obtendrá el perdón. Cuanto más desgraciados somos, con tanto mayor razón es nuestra reina. Vos sois la Reina de la misericordia, y ¿quién tiene necesidad de misericordia sino los miserables? (San Bernardo).

II .La Santísima Virgen no se contenta con retirarnos del abismo del pecado, sino que nos impide recaer en él. Recurrir a María es un medio infalible para vencer los asaltos del infierno, porque Ella es temible como un ejército en orden de batalla. ¿Te cuidas de recurrir a Ella en las tentaciones? Acuérdate de las circunstancias en las que has sucumbido y verás que, precisamente, son aquéllas en que descuidaste invocar su socorro. En tus peligros, en tus angustias, en tus dudas, piensa en María, invoca a María: que su nombre no se aleje de tus labios ni de tu corazón. (San Bernardo).

III. Pero sobre todo es en la hora de la muerte cuando María cuida de sus servidores. Si el demonio, en esa hora tremenda, redobla sus esfuerzos para perdernos, María redobla su solicitud para asegurar nuestra salvación. Es entonces sobre todo cuando para nosotros es reina de misericordia. Una madre de la tierra tiene para con su hijo moribundo menos ternura que María para con sus servidores. Invócala, pues, durante tu vida a fin de que tengas la dicha de morir uniendo en tus labios el nombre de María al de Jesús. ¡Oh Soberana, salid al encuentro de mi alma a su salida de este mundo, y recibidla en vuestros maternales brazos! (San Buenaventura) .

La frecuente invocación del nombre de María 
Orad por los pecadores endurecidos.

ORACIÓN

Oh Dios, que por intermedio de la gloriosa Madre de vuestro Hijo, habéis enriquecido a vuestra Iglesia con una familia religiosa consagrada a la redención de los cristianos caídos en poder de los infieles, dignaos, en vista de sus méritos y de su intercesión, conceder a los que la honran piadosamente como la fundadora de esta gran obra, la gracia de quedar libres de las cadenas del pecado y de la cautividad del demonio. Por J. C. N. S. Amén.

SAN LINO, Papa y Mártir

23 de septiembre

Los enemigos del hombre serán las personas de su misma casa. (San Mateo, 10, 36).

(78 d.C.)

San Lino, sucesor inmediato de San Pedro, tenia una fe tan viva, que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en la fe le valió el titulo de mártir. Murió hacia el año 78.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES
DE ENEMIGOS DEL HOMBRE

I. El hombre tiene enemigos invisibles; son los demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su pérdida eterna. Sírvense del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa, de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal. Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno, si mi ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas. ¿Le he agradecido este beneficio?

II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado que nos profesan, nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal, que las amenazas y los suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano)

III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida, y tu alma suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure la vida. Cuídate de ti, y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser debilitada en esta vida, no puede ser destruida. (San Agustín).

La fortaleza
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis dotado al bienaventurado pontífice Tomás con una insigne misericordia para con los pobres, dignaos, por su intercesión, derramar las riquezas de vuestra misericordia sobre todos los que os invocan. Por J. C. N. S. Amén.

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SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA, Obispo y Confesor

22 de septiembre

Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. (San Lucas, 6, 36).

Santo Tomás de Villanueva fue obligado a dejar la Orden de San Agustín para ocupar la sede arzobispal de Valencia, en España. Mostró en este cargo un celo infatigable por la conversión de los pecadores y una tierna caridad por los desvalidos. Instruido por Dios acerca de la hora de su muerte, en seguida hizo distribuir entre los pobres su dinero, sus muebles y hasta su lecho, rogando a quien se lo regaló se lo prestase hasta después de su muerte. Se durmió en el Señor en el año 1555.

MEDITACIÓN SOBRE
LA MISERICORDIA DE DIOS

I. Dios es la bondad misma: hace sentir a todas las creaturas los efectos de su misericordia. Imita este atributo de Dios: haz bien a todos, pero hazlo por amor de Dios. Si en tus buenas obras tienes puesta la mira en la alabanza de los hombres, pierdes la recompensa que Dios te preparaba. Con el fin de imitar vuestra infinita misericordia quiero yo, oh Dios mío, en cuanto esté en mi poder, aliviar las miserias de mi prójimo.

II. Dios ejerce su misericordia, en primer lugar, con sus amigos: Él los ha predestinado desde toda la eternidad; y todo lo que les sucede, Él lo vuelve para el bien de sus almas. Si caen en alguna falta leve, lejos de abandonarlos, espera su arrepentimiento, los urge a levantarse de sus caídas. ¿Eres tú del número de sus amigos? Interroga tu conciencia y trabaja por ganarte esta amistad. Nada más fácil. No hay dificultad allí donde basta querer. (San Crisólogo).

III. No es menos admirable Dios en su conducta para con los pecadores. Él ama sus almas, que ha redimido con su sangre; no hay pecado que no esté dispuesto a perdonar, siempre que ellos hagan penitencia: los espera, los solicita, los previene con sus gracias. ¡Oh Dios, vuestra misericordia es infinita; desventurado quien la desprecia! No desprecies la misericordia de Dios, si no quieres experimentar los efectos de su justicia. (San Bernardo).

La huida de las ocasiones 
Orad por los defensores de la fe.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis dotado al bienaventurado pontífice Tomás con una insigne misericordia para con los pobres, dignaos, por su intercesión, derramar las riquezas de vuestra misericordia sobre todos los que os invocan. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

22 de Septiembre

SAN MATEO, Apóstol y Evangelista

21 de septiembre

Jesús vio a un hombre sentado en el banco de los
impuestos, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme; y él,
levantándose, lo siguió.
(San Mateo, 9, 9).

San Mateo, «Leví, el publicano», dejó, al llamarlo Jesucristo, sus bienes reunidos percibiendo impuestos. Después de la Ascensión, escribió primero su Evangelio a pedido de los hebreos convertidos, fuese después a predicar a Egipto y de allí pasó a Etiopía, donde resucitó a la hija del rey. La hija mayor del rey, Ifigenia, oyó del Apóstol el elogio de la virginidad y se obligó con voto de perpetua castidad ella y otras doscientas jóvenes. Hirtaco, usurpador del reino, quiso casarse con ella, pero San Mateo la animó a perseverar en su voto. El bárbaro rey envió soldados que masacraron al santo Apóstol al pie del altar.

MEDITACIÓN
SOBRE SAN MATEO

I. Nuestro Señor, viendo a San Mateo sentado en el banco de los impuestos, lo llamó para hacerlo su discípulo. De inmediato se levantó San Mateo y lo siguió. Jesucristo pasa, nos mira y nos llama: rindámonos a la invitación de la gracia, cuando Jesús se haya alejado, quien sabe si aun lo podamos encontrar… Levantémonos prontamente, renunciemos al pecado con una voluntad firme de no volver a caer en él. Desde tanto tiempo nos llama Jesucristo, y siempre estamos en el mismo estado, siempre tibios en su servicio, siempre apegados a nuestros placeres.

II. San Mateo es uno de los cuatro Evangelistas; mas no se contentó con escribir el admirable Evangelio que tenemos en nuestras manos, quiso predicar a los etíopes lo que había escrito. Tú no puedes escribir ni anunciar el Evangelio como hizo él, pero puedes y debes obedecer al Evangelio tanto como él. Tienes fe: que tus actos estén de acuerdo
con tu creencia. Hay que acordar nuestra vida con el Evangelio. (San Crisólogo)

III. San Mateo fue mártir, se puede decir, de la hermosa virtud de la castidad. Tu vida debe ser un martirio continuo. Es preciso que te prives de tus placeres más dulces, que mueras incesantemente a ti mismo por la mortificación de tus sentidos, de tus pasiones y de tu voluntad propia. Esto es duro, lo confieso, pero el paraíso bien merece la pena de que se sufra algo. Es duro, sí, pero mucho más duro será para los réprobos oír esta sentencia: ¡Id, malditos, al fuego eterno!

La fidelidad a la vocación
Orad por la propagación de la fe.

ORACIÓN

Asistidnos, Señor, por los méritos de San Mateo, vuestro Apóstol y Evangelista, a fin de que su intercesión nos procure los dones que no podemos obtener por nosotros mismos. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

21 de Septiembre

SAN EUSTAQUIO y SUS COMPAÑEROS, Mártires

20 de septiembre

Vivid siempre alegres en el Señor; vivid alegres, repito. (Filipenses, 4, 4).

San Eustaquio, brillante oficial de Vespasiano, persiguiendo un día a un ciervo, vio un crucifijo entre los cuernos del animal; sus grandes limosnas le merecieron esta merced del cielo. Se convirtió y se hizo bautizar con toda su familia. Dios entonces le hizo comprender lo que habría de sufrir por su gloria. En efecto, fue reducido a la mayor indigencia, y, mientras huía de su patria, fue sorprendido en el camino y le arrebataron a su mujer y a sus dos hijos. Lo hizo buscar el emperador Trajano y le dio el mando de sus ejércitos, con los que obtuvo victoria y volvió a encontrar a su mujer e hijos; pero, habiendo rehusado dar gracias a los dioses por su triunfo, fue arrojado a los leones con los suyos. Respetados por las fieras, fueron encerrados en un toro de bronce sobre el que se había encendido una gran hoguera.

MEDITACIÓN
SIEMPRE HAY QUE ESTAR ALEGRE

I. Dios manda a los justos que se alegren: hay placeres inocentes que les permite; pero hay que buscar a Dios en estas diversiones y encontrarlo en ellas, como encontró San Eustaquio en la caza a Jesucristo. En medio de la alegría, acuérdate de la tristeza de Nuestro Señor, y no renueves los dolores de su Pasión con tus placeres criminales. ¿No podemos acaso reír y darnos a la alegría sin que nuestras diversiones sean un crimen ante Dios? (Salviano).

II. Alégrate en medio de tus más crueles aflicciones, según el ejemplo de San Eustaquio, que soportó con paciencia la pérdida de su mujer, de sus hijos y de todos sus bienes, porque la voluntad de Dios se cumplía en él. ¡Oh! ¡qué consolador es este pensamiento para un corazón afligido: Dios quiere que esté en la aflicción. Él halla gloria en eso y es mi mayor bien! Dios mío, hágase vuestra voluntad; me alegraré de ello y siempre me alegraré. Si mi cuerpo gime porque sufre, mi alma se alegrará porque os obedece.

III. Si Dios te retira los consuelos espirituales que te daba en la oración, humíllate; pero ponte contento y gozoso por cumplir la voluntad de Dios. No te dejes arrastrar al relajamiento, no abandones ninguno de tus ejercicios de devoción: Dios no se retira sino para probarte y humillarte. Dios mío, a Vos os busco en mis oraciones, y no vuestros consuelos. ¿Por qué volvéis de mí vuestro rostro, Vos que sois mi alegría? ¿Dónde estáis escondida, belleza por la cual suspiro? (San Agustín).

La alegría espiritual 
Orad por los afligidos.

ORACIÓN

Oh Dios, que nos concedéis la, gracia de celebrar el nacimiento al cielo de vuestros mártires San Eustaquio y sus compañeros, hacednos gozar con ellos de la felicidad eterna. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

20 de Septiembre

Santa Misa Dominical

DOMINGO 17º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

( Semidoble – Ornamentos verdes )

La lectura en Maitines del libro de Tobías suele coincidir más o menos con este Domingo, y por eso útil nos será estudiar paralelamente el Breviario y el Misal, conforme lo venimos haciendo en todos los Domingos.

Tobías parece que vivió en tiempo de Salmanasar, hacia fines del siglo VIII antes de J. C., cuando los israelitas del Norte fueron deportados a Asiria. Viéronse entonces descuajados de su suelo natal y puestos en un ambiente pagano; pero eso no obstante, Tobías permaneció siempre fiel a su Dios y a las santas leyes patrias, aun en medio de rudas pruebas, lo mismo que el santo Job. Hasta llega a decir de él el sagrado Texto que, aun cuando era el más joven de toda la tribu de Neftalí, «nada de pueril se notó en su conducta, pues, siendo aún niño, observaba todas las cosas conforme a la Ley de Dios».

Luego casó con una de su misma tribu, llamada Ana, y tuvo un hijo al que impuso su propio nombre, «enseñándole desde su niñez a temer a Dios y a abstenerse de todo pecado». Cautivo Tobías en Nínive, era el sostén y paño de lágrimas de sus hermanos desterrados, ejercitando con ellos todo género de obras de misericordia.

Pero Dios, por lo mismo que le amaba, quiso probarle, para aquilatar así su virtud, y quedó de pronto ciego, viendo sus ojos quemados por excrementos de golondrinas, bajo cuyo nido se había quedado descansando. «Mas ni aun entonces se contristó contra Dios, antes quedó inmóvil en su santo temor, dando gracias al Señor todos los días de su vida. Acostumbraba decir: «Somos hijos de santos, Y esperamos una vida que Dios ha de dar a los que jamás pierden su fe en Él.»

A su hijo, entre otros muchos, dábale estos sapientísimos con sejos: «Hijo mío, ten a Dios presente todos los días de tu vida, cuídate muy bien de consentir jamás en pecado. Da de tus bienes en limosna, y no apartes tu cara de ningún pobre… lo que no quieras te hagan, no lo hagas a otro.»
He ahí el precepto del amor de Dios y del prójimo, del amor práctico que la Epíslola y el Evangelio nos inculcan. Practicándolo podremos exclamar algún día con el viejo Tobías, a1 recobrar la vista del cuerpo y atisbar con los ojos sobrenaturales del alma la dicha del reino mesiánico: «Oh Jerusalén! Con luz espléndida brillarás, y todos los confines de la tierra te adorarán. Naciones de muy lejos vendrán ti y, trayendo presentes adorarán en ti al Señor… Todas las plazas serán pavimentadas con piedras blancas y puras, y se cantará en tus calles: ¡Aleluya!…».

Tal es la Jerusalén celestial, y aun el reino de Dios en la tierra, la Iglesia santa, católica, apostólica y romana. «Quien la bendice será bendito.» Todos sin excepción son llamados a ella para «formar un solo cuerpo» el cual va animado de «un solo Espíritu » que es el mismo Espíritu Santo, infundido el día de Pentecostés: «Todos tenemos una misma esperanza, una fe, un bautismo». (Ep.).

Cristo Jesús, su divino fundador y cabeza, que el día de su Ascensión puso a sus enemigos por peana de sus pies, a modo de los antiguos vencedores, «sea bendito en los siglos de los siglos». (Ep.).
El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.

Introito. Ps 118, 137 y 124.

INTROITUS – Justus es, Dómine, et rectum judícium tuum; fac curo servo tuo secúndum misericórdiam tuam. Ps. Beáti immasculáti in via: qui andant in lege Dómini V. Gloria Patri. Introito – Justo eres, Señor y rectos tus juicios; obra en tu siervo según tu misericor dia. Ps. Dichosos los que viven sin mancilla, los que andan en la ley del Señor. – V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

ORATIO – Da, quaesumus, Dómine, pópulo tuo diabólica vitáres contágia: et te solum Deum pura mente sectári. Per Dóminum.R. Amen Rogámoste, Señor, concedas a tu pueblo, que evitando las asechanzas del diablo(1), te siga a Ti, único Dios con corazón puro. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.R. Amen.

Conmemoración

Epístola

Descríbese la unidad de la familia cristiana, unidad basada en la identidad del Espíritu que vivifica todos los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo. Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo, uno el Cielo.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Ephésios (4, 1-6) Fratres: Obsecro vos ego vinctus in Dómino,  ut digne ambulétis  vocatione qua vocati estis, cum omni humilitate, et mansuetudine, cum patientia, subportantes invicem in caritate, solliciti servare unitatem spiritus in vinculo pacis. Unum corpus, et unus spiritus, sicut vocati estis in una spe vocationis vestrae. Unus Dominus una fides unum baptisma. Unus Deus, et Pater omnium, qui super omnes, et per omnia, et in omnibus nobis. Qui est bendictus in saecula saeculórum. Amen. Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Efesios: Hermanos: Ruégoos yo, prisioneroen el Señor, que andéis cual conviene a la vocación a que habéis sido llamados, con toda humil dad y mansedumbre, con paciencia, so brellevándoos unos a otros en caridad, esforzándoos en guardar la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Sólo hay un cuerpo y un espíritu, como también fuisteis llamados a una sola esperanza(2) de vuestra vocación. Uno sólo es el Señor, una la fe, uno el Bautismo. Un Dios y Padre de todos, que está sobre todos, y por todas las cosas, y en todos nosotros. El cual es bendito en los siglos de los siglos. Amén.
GRADUALE (Ps. 32 ) – Beáta gens, cujus est Dóminus Deus eórum; pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi. V- Verbo Dómini caeli firmáti sunt: et spíritu oris ejus omnis virtus eorum.Alleluia, alleluia. V.(Ps. 101) – Dómine, exáudi oratiónem meam: et clamor meus ad te pervéniat, Alleluia. Gradual – Feliz el pueblo que tiene al Señor por su Dios; el pueblo a quien escogió para su heredad. La palabra del Señor creó los cielos, y por el espíritu de su boca a todos los astros de él.
Aleluya, aleluya – V.  Señor, escucha mi oración, y llegue a Ti mi clamor. Aleluya.

Evangelio

Hay que amar a Dios ante todo y sobre todo, y al prójimo como a un hijo muy querido de Dios. A esto es a lo que se llama caridad; lo que no es esto, es beneficencia, altruismo, filantropía, o sea, la descristianización de la caridad sublime de Cristo, opuesta diametralmente a la caridad laica, que asiste al hombre por el hombre, ¿y de qué manera?

USequéntia sancti Evangélii secúndum Mathaeum (22, 34-46)

In illo témpore: Accesérunt ad Jesum pharisaei: et interrogavit eum unus ex eis legis doctor temptans eum: Magister quod est mandatum magnum in lege? Ait illi Iesus diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota anima tua, et in tota mente tua. Hoc est maximum et primum mandatum. Secundum autem simile est huic diliges proximum tuum sicut te ipsum. In his duobus mandatis universa lex pendet, et prophetae. Congregatis autem Pharisaeis interrogavit eos Iesus dicens: Quid vobis videtur de Christo? cuius filius est? Dicunt ei: David. Ait illis: Quomodo ergo David in spiritu vocat eum Dominum, dicens: Dixit Dominus Domino meo sede a dextris meis, donec ponam inimicos tuos scabillum pedum tuorum? Si ergo David vocat eum Dominum quomodo filius eius est? Et nemo poterat respondere ei verbum neque ausus fuit quisquam ex illa die eum amplius interrogare.

Credo.

U Continuación del Santo Evangelio según Credo.  En aquel tiempo: Llegáronse  a Jesús los fariseos, y le preguntó uno de ellos que era doctor de la ley, para tentar le: «Maestro, ¿cuál es el Man damiento más grande de la ley?» Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es seme jante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas(3).» Y reunidos los fariseos, preguntó les Jesús: «¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De David.» Replicóles: «Pues, ¿cómo David, en espíritu, le llama Señor, diciendo: ‘Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, hasta que ponga tus enemigos por peana de tus pies?’ Pues, si David le llama ‘Señor,’ cómo puede ser hijo suyo?» Y ninguno e pudo responder palabra: ni nadie desde aquel día se atrevió a hacerle más preguntas.

OFFERTORIUMOrávi Deum meum ego Dániel dicens: Exáudi, Dómine, preces servi tui: illúmina fáciem tuam super sanctuárium tuum: et propítius inténde pópulum istum, super quem invocátum est nomen tuum. Deus. Ofertorio –  Yo, Daniel, rogué a mi Dios, diciendo: Oye, Señor, los ruegos de tu siervo: brille tu rostro sobre tu santuario: y atiende propicio a este pueblo, sobre el cual ha sido invocado tu nombre, oh Dios.

Oración-Secreta

Majestátem tuam, Dómine, supplíciter deprecámur: ut haec sancta, quae gérimus, et a praetéritis nos delíctis éxuant, et futúris. Per Dominum. Suplicamos, Señor, humildemente a tu Majestad, que estos santos misterios que celebramos, nos purifiquen de las culpas pasadas y futuras. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:Sanctus, Sanctus, Sanctus… Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.
COMMUNIO  Vol véte, et réddite Dómino Deo vestro omnes, qui in circúitu ejus affértis múnera: terribili et ei, qui aufert spíritum principum: terribili apud omnes reges terrae.
Comunión. – Haced votos y cumplidlos, para honrar al Señor Dios vuestro, todos los que traéis ofrendas a su presencia: al Dios terrible que abate el orgullo de los príncipes; al que es terrible para todos los reyes de la tierra(4) .

Oración-Postcomunión

Sanctificatiónibus tuis, omnipotens Deus, et vítia nostra curéntur, et remédia nobis aetérna provéniant. Per Dóminum < Señor   oh Haz,   >   Haz, oh Dios omnipotente, que con éstos tus santos Sacramentos sean curados nuestros vicios y se remedie nuestra salvación eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Conmemoración

  • (1)  La influencia contagiosa del demonio se propaga hoy de una manera alarmante, sobre todo por medio de las absurdas prácticas teosóficas y de la «new age» (nueva era), tras las cuales corren inquietos muchos hombres, afectando hambre y sed de espiritualismo. Por no someterse humildemente ante la sabiduría de Dios, que se nos revela por medio de la Iglesia, el mundo actual es víctima de los engaños del demonio. (volver)

  • (2) Todos los que esperamos algo bueno para la vida venidera, esperamos una sola y misma cosa: el Cielo, la bienaventuranza eterna. (volver)
  • (3) Así es, toda la religión está contenida en la ley del amor; por eso dice San Pablo: «La plenitud de la Ley estriba en el amor»; y por eso, también dice San Agustín: «Ama y haz lo que quieras», indicando que, quien de veras ama a Dios y al prójimo por Él, no puede obrar mal, no puede extraviarse; pues amar y errar es una contradicción. Por eso, lo que el mundo llama con tanta frecuencia «amor», no es tal amor, sino pasión; puesto que extravía los corazones, ofusca la inteligencia y aparta a los hombres del querer de Dios. (volver)
  • (4) Oculto y todo como está Jesucristo en la Eucaristía, es temible para el demonio, terrible también para los impíos que lo desprecian y para los que se atreven a recibirlo sacrílegamente. (volver)

NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE

19 de septiembre

El 19 de septiembre de 1846, en La Salette, en los Alpes franceses, la Sma. Virgen se le apareció a dos pastorcitos, Maximin Giraud, que contaba a la sazón 9 años, y Melania Calvat, de 14 años de edad. Los dos niños eran ignorantes y provenientes de familias muy pobres. A ellos fue que la Reina de los Cielos escogió para desbordar Su Corazón doloroso y «anunciar una gran noticia.» Ese sábado, temprano, los dos niños cruzan las pendientes del monte sus-les-Baisses, cada uno llevando sus cuatro vacas. Maximino, además, su cabra y su perro Loulou. El sol resplandece sobre los pastos. A mitad de la jornada, el Angelus suena allá abajo en el campanario de la iglesia de la aldea. Entonces los pastores conducen sus vacas a «la fuente de las bestias», una pequeña represa que forma el arroyuelo que baja por la quebrada del Seiza. Después las llevan hacia una pradera llamada «le chômoir», en las laderas del monte Gargas. Hace calor, las bestias se ponen a rumiar.

Maximino y Melania suben un pequeño valle hasta la «fuente de los hombres». Junto a la fuente toman su frugal comida: pan con un trozo de queso de la región. Otros pequeños pastores que «guardan» más abajo se les unen y charlan entre ellos. Después de su partida, Maximino y Melania cruzan el arroyo y descienden unos pasos hasta dos bancos de piedras apiladas, cerca de la hondonada seca de una fuente agotada: «la pequeña fuente». Melania pone su pequeño talego en el suelo, y Maximino su blusa y merienda sobre una piedra.

Contrariamente a su costumbre, los dos niños se tumban sobre la hierba… y se duermen. Se está bien bajo el sol de este fin de verano, no hay una nube en el cielo. Al rumor del arroyo se añade además la calma y el silencio de la montaña. pasa el tiempo…

¡Bruscamente, Melania se despierta y sacude a Maximino! «¡Mémin, Mémin, rápido, vamos a ver nuestras vacas… No sé dónde están!» Rápidamente suben la pendiente opuesta al Gargas. Al volverse, perciben todo el pastizal: sus vacas están allá, rumiando plácidamente. Los dos pastores se tranquilizan. Melania comienza a descender. A media pendiente, se queda inmóvil y asustada, deja caer su garrote: «¡Mémin, ven a ver, allá, una claridad!».

Cerca de la pequeña fuente, sobre uno de los bancos de piedra… un globo de fuego: «Es como si el sol se hubiera caído allí». Pero el sol continúa brillando en un cielo sin nubes. Maximino acude gritando: «¿Dónde está? ¿Dónde está?» Melania señala con el dedo hacia el fondo del barranco donde ellos habían estado durmiendo. Maximino se acerca a ella, paralizada de miedo, y le dice: «¡Vamos, coge tu garrote! Yo tengo el mío y le daré un buen golpe si nos hace algo». La claridad se mueve, gira sobre sí misma. Les faltan palabras a los dos niños para indicar la impresión de vida que irradia este globo de fuego. En él una mujer aparece, sentada, la cara oculta entre sus manos, los codos apoyados sobre las rodillas, en una actitud de profunda tristeza.

La Bella Señora se levanta. Ellos no han dicho una sola palabra. Ella les habla en francés: «¡Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para contaros una gran noticia!» Entonces, descienden hacia ella. La miran, ella no cesa de llorar: «Parecía una madre a quien sus hijos habían pegado y se había refugiado en la montaña para llorar». la Bella Señora es de gran estatura y toda de luz. Está vestida como las mujeres de la región: vestido largo, un gran delantal a la cintura, pañuelo cruzado y anudado en la espalda, gorra de campesina. Rosas coronan su cabeza, bordean su pañuelo y adornan sus zapatos. En su frente una luz brilla como una diadema. Sobre sus hombros pesa una gran cadena. Una cadena más fina sostiene sobre su pecho un crucifijo deslumbrante, con un martillo a un lado y al otro unas tenazas.

«Ha llorado durante todo el tiempo que nos ha hablado». Juntos, o separados, los dos niños repiten las mismas palabras con ligeras variantes que no afectan al sentido. Y esto, cualesquiera que sean sus interlocutores: peregrinos o simples curiosos, personalidades civiles o eclesiásticas, investigadores o periodistas. Que sean favorables, lleven buenas intenciones o no, he aquí lo que ellos nos han trasmitido:

» Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para contaros una gran noticia».

«La escuchamos, no pensamos en nada».

«Si mi pueblo no quiere someterse, me veo obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y tan pesado que no puedo sostenerlo más». ¡Hace tanto tiempo que sufro por vosotros! Si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy encargada de rogarte sin cesar por vosotros, y vosotros no hacéis caso. Por más que recéis, por más que hagáis, jamás podréis recompensar el dolor que he asumido por vosotros. Os he dado seis días para trabajar; me he reservado el séptimo, ¡y no se quiere conceder! Esto es lo que hace tan pesado el brazo de mi Hijo. Y también los que conducen los carros no saben jurar sin poner en medio el nombre de mi Hijo. Son las dos cosas que hacen tan pesado el brazo de mi Hijo. Si la cosecha se pierde, sólo es por vuestra culpa. Os lo hice ver el año pasado con las patatas, !y no hicisteis caso! Al contrario, cuando las encontrabais estropeadas, jurabais, metiendo en medio el nombre de mi Hijo. Van a seguir pudriéndose, y este año, por Navidad, no habrá más». La palabra «pommes de terre» (patatas) intriga a Melania. En el dialecto de la región se dice de otra forma («là truffà»). La palabra «pommes» evoca para ella el fruto del manzano. Ella se vuelve a Maximino para pedirle una explicación. Pero la Señora se adelanta: «¿No comprendéis, hijos míos? Os lo voy a decir de otra manera». La Bella Señora repite en el dialecto de Corps desde «si la cosecha se pierde…», y ya prosigue todo su mensaje en este dialecto: «Si tenéis trigo, no debéis sembrarlo. Todo lo que sembréis, lo comerán los bichos, y lo que salga se quedará en polvo cuando se trille. Vendrá una gran hambre. Antes de que llegue el hambre, a los niños menores de siete años les dará un temblor y morirán en los brazos de las personas que los tengan. Los demás harán penitencia por el hambre. Las nueces saldrán vanas, las uvas se pudrirán».

De repente, aunque la Bella Señora continúa hablando, sólo Maximino la oye, Melania la ve mover los labios, pero no oye nada. Unos instantes más tarde sucede lo contrario: Melania puede escucharla, mientras que Maximino no oye nada, y se entretiene haciendo girar su sombrero en una punta de su cayado mientras que con el otro extremo lanzaba pequeñas piedras. «¡Ninguna tocó los pies de la Bella Señora!», dirá algunos días más tarde. «Ella me contó algo diciéndome: No dirás esto ni esto. Después no entendí nada, y durante este tiempo, yo me entretenía».

Así la Bella Señora habló en secreto a Maximino y luego a Melania. y de nuevo los dos juntos escuchan sus palabras: «Si se convierten, las piedras y las rocas se cambiarán en montones de trigo y las patatas se encontrarán sembradas por las tierras. ¿Hacéis bien vuestra oración, hijos míos?»

«No muy bien, Señora», responden los dos niños.

¡Ah! hijos míos, hay que hacerla bien, por la noche y por la mañana. Cuando no podáis más, rezad al menos un padrenuestro y un avemaría, pero cuando podáis, rezad más. Durante el verano no van a misa más que unas ancianas. Los demás trabajan el domingo, todo el verano. En invierno, cuando no saben qué hacer; no van a misa más que para burlarse de la religión. En Cuaresma van a la carnicería como perros. ¿No habéis visto trigo estropeado, hijos míos?».

«No, Señora», responden.

Entonces ella se dirige a Maximino: «Pero tú, mi pequeño, tienes que haberlo visto una vez, en Coin, con tu padre. El dueño del campo dijo a tu padre que fuera a ver su trigo estropeado. Y fuisteis allá, tomasteis dos o tres espigas de trigo en vuestras manos las frotasteis, y todo se quedó en polvo. Después, al regresar; como a media hora de Corps, tu padre te dio un pedazo de pan, diciéndote: «¡Toma, hijo mío, come todavía pan este año que no sé quién lo comerá al año que viene si el trigo sigue así!»

Maximino responde: «Ah sí, es verdad, Señora, ahora me acuerdo, lo había olvidado».

Y la Bella Señora concluye, no en el dialecto, sino en francés: «Bien, hijos míos, hacedlo saber a todo mi pueblo».

El 19 de septiembre de 1851, Mons. Filiberto de Bruillard, Obispo de Grenoble, publica finalmente su «carta pastoral». He aquí el párrafo esencial:

«Juzgamos que la aparición de la Santísima Virgen a dos pastores, el 19 de septiembre de 1846, en una montaña de la cadena de los Alpes, situada en la parroquia de La Salette, del arciprestazgo de Corps, contiene en sí todas las características de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla indudable y cierta».

La resonancia de esta carta pastoral es considerable. Numerosos obispos la hacen leer en las parroquias de sus diócesis. La prensa se hace eco en favor o en contra. Es traducida a numerosas lenguas y aparece notoriamente en el Osservatore Romano de 4 de junio de 1852. Cartas de felicitación afluyen al Obispo de Grenoble.

La experiencia y el sentido pastoral de Filiberto de Bruillard no se detienen aquí. El 1 de mayo de 1852, publica una nueva carta pastoral anunciando la construcción de un santuario sobre la montaña de La Salette y la creación de un cuerpo de misioneros diocesanos que él denomina «los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette». Y añade: «La Santa Virgen se apareció en La Salette para el universo entero, ¿quién puede dudarlo?» El futuro iba a confirmar y sobrepasar estas expectativas, el relevo estaba asegurado, se puede decir que Maximino y Melania han cumplido su misión.

El Santuario de Nuestra Señora de La Salette está situado en plena montaña, a 1800 mts. de altitud en los Alpes franceses. De la atención del Santuario y su hospedería es responsable la Asociación de Peregrinos de La Salette por encargo de la diócesis de Grenoble. Los Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette aseguran la animación y el funcionamiento, ayudados por capellanes, sacerdotes religiosos o diocesanos, religiosas, laicos asociados y por empleados asalariados y voluntarios.

El 19 de septiembre de 1855, Mons. Ginoulhiac, nuevo Obispo de Grenoble, resumía así la situación: «La misión de los pastores ha terminado, comienza la de la Iglesia».

Tomado de:

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SAN JENARO, Obispo

y sus COMPAÑEROS, Mártires

19 de septiembre

No sé de dónde sois, apartaos de Mí, todos vosotros obradores de iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. (San Lucas, 13, 27-28).

San Jenaro, noble napolitano, obispo de Benevento, fue arrojado a una hoguera, pero las llamas no le hicieron ningún mal. Se puso a cantar las alabanzas de Dios, y los ángeles le respondieron en armonioso concierto. Fue torturado y después expuesto, en vano, a los leones, y, por último, condenado a muerte. Apenas el juez había pronunciado su sentencia cuando quedó ciego; pero San Jenaro le devolvió la vista y, por este milagro, convirtió a cinco mil paganos. Irritado el tirano de ver que esta multitud. renunciaba a los ídolos, condenó a su benefactor a ser decapitado, hacia el año 305.

Festo, diácono, y Desiderio, lector, participaron de su martirio y de su gloria.

MEDITACIÓN
TRES CONSIDERACIONES
SOBRE EL INFIERNO

I. El fuego que tortura a los condenados es un fuego ardiente, pero sin luz; éstas son las tinieblas exterioresde que habla el Evangelio. En estas tinieblas se encontrarán todos los males imaginables, sin mezcla de bien alguno. Piensa en todos los suplicios que han sufrido los mártires, en los dolores que causan las enfermedades más crueles, y después de esto di: El Infierno es todavía algo más espantoso que todos estos tormentos. Sería preciso concebir la omnipotencia de Dios y la malicia del pecado, para comprender la grandeza de los suplicios del infierno. El fuego del infierno es el tesoro de la cólera de Dios. (Tertuliano)

II. Represéntate a los miserables a quienes en estas llamas atormentan los demonios. Escucha sus quejas, sus lamentos, sus horribles blasfemias. Piensa en el nauseabundo olor que respiran, en la hiel en que se abrevan, en el fuego que penetra todos sus huesos. ¿Será posible que uno se exponga a estos sufrimientos por el placer de un momento?

III. La memoria de los condenados les representará los miserables placeres que causaron su pérdida, y lo poco que les hubiera bastado para salvarse. Su inteligencia concebirá entonces la grandeza del bien que han perdido y del mal en el que se han precipitado. Su voluntad quedará para siempre obstinada en el mal; querrán morir para no sufrir más; ni siquiera habrá muerte ya. Hagamos penitencia, ahora que todavía es el tiempo de ello. Tarde será arrepentirnos frente al fuego del infierno, que penetrará hasta la médula de nuestros huesos, hasta nuestros pensamientos. (Eusebio).

El pensamiento del infierno – Orad
por las almas del Purgatorio.

ORACIÓN

Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestros santos mártires Jenaro y sus compañeros, haced, en vuestra bondad, que regocijándonos con sus méritos, sintamos inflamarse nuestra piedad ante el espectáculo de sus virtudes. Por I. C. N. S. Amén

Tomado de:

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Los santos que reinan con Cristo

19 de Septiembre

Beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles

18 de Septiembre

Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, indígenas zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca, nacieron en el año de 1660 en S.Francisco Cajonos. Juan Bautista se casó con Josefa de la Cruz, con quien tuvo una hija llamada Rosa. Jacinto de los Ángeles se casó con Petrona de los Ángeles, con quien tuvo dos hijos llamados Juan y Nicolasa. Los dos pertenecían a la Vicaría de S. Francisco Cajonos, atendida por los padres dominicos Gaspar de los Reyes y Alonso de Vargas.

De los dos sabemos que fueron personas íntegras en su vida personal, matrimonial y familiar, así como en el cumplimiento de sus deberes ciudadanos, de modo que desempeñaron los diversos cargos civiles acostumbrados en su pueblo y en su tiempo como topil, juez de tequio, mayor de vara, regidores, presidente, síndico y alcalde, mostrando así el aprecio por las tradiciones culturales y la responsabilidad para el cumplimiento de los deberes ciudadanos.

Igualmente, consta que los dos fueron personas bautizadas, evangelizadas y catequizadas, desempeñando también los diversos cargos a los que tenían acceso los fieles en ese tiempo como acólito, sacristanes menor y mayor, y topilillo.

Finalmente desempeñaron el cargo civil y eclesiástico de Fiscal, que los misionersos introdujeron o fomentaron entre los indígenas. Quiere el III Concilio Provincial Mexicano celebrado en 1585 «que en cada pueblo se elija a un anciano distinguido por sus irreprochables costumbres, quien al lado de los párrocos sea perpetuo censor de las costumbres públicas» (P. Antonio Gay, Historia de Oaxaca, II.V.2) «Es su oficio principal inquirir los delitos y vicios que perturban la moralidad, descubriendo al cura los amancebamientos, adulterios, divorcios indebidos, perjurios, blasfemias, infidelidades, etc.» (Ibídem; Cfr. III Concilio Mexicano L I, Tít. IX, 1,23).

En la noche del 14 de septiembre de 1700, los dos Fiscales descubrieron que un buen grupo de personas del pueblo de S.Francisco Cajonos y de los pueblos vecinos estaban realizando en una casa particular un culto de religiosidad ancestral; los Fiscales avisaron a los padres dominicos; los Fiscales y los Padres acompañados del capitán Antonio Rodríguez Pinelo fueron al lugar de los hechos, sorprendieron a los autores, dispersando la reunión, recogiendo las ofrendas del culto y regresándose al convento.

Al día siguiente, el pueblo se amotinó, exigiendo la entrega de las ofrendas confiscadas y de los Fiscales. Refugiándose en el convento los Padres, los Fiscales y la Autoridad, se pasaron la tarde entre exigencias y negociaciones. Finalmente, ante las amenazas y el peligro crecientes de matar a todos e incendiar el convento, el capitán Pinelo decidió entregar a los Fiscales, bajo promesa de respetar sus vidas.

Los Padres no aceptaron la entrega. Pero los Fiscales depusieron sus armas aceptando la perspectiva de morir, se confesaron y recibieron la Comunión, diciendo Juan Bautista: «vamos a morir por la ley de Dios; como yo tengo a su Divina Majestad, no temo nada ni he de necesitar armas»; y al verse en manos de sus verdugos dijo: «aquí estoy, si me han de matar mañana, mátenme ahora». Cuando eran azotados en la picota de la plaza pública, dijeron a los Padres que observaban desde la ventana: «Padres encomiéndenos a Dios»; y cuando los verdugos se burlaban de ellos diciéndoles: «¿te supo bien el chocolate que te dieron los Padres?», ellos respondieron con el silencio.

El día 16 los verdugos condujeron a los Fiscales a S. Pedro, donde de nuevo los azotaron y los encarcelaron. Cuando los verdugos invitaban a los Fiscales a renunciar de la fe católica y les perdonarían, ellos contestaron «una vez que hemos profesado el Bautismo, continuaremos siempre a seguir la verdadera religión». Luego les llevaron bajando y subiendo por laderas, hasta el monte Xagacía antiguamente llamado «De las hojas», donde amarrados los despeñaron, casi los degollaron y los mataron a machetazos, les arrancaron los corazones y los echaron a los perros que no se los comieron. Los verdugos Nicolás Aquino y Francisco López bebieron sangre de los mártires, para recuperar ánimo y fortalecerse según costumbre de beber sangre de animales de caza, pero también como señal de odio y coraje, según un dicho ancestral que aún se escucha «me voy a tomar tu sangre». Y los sepultaron en el mismo monte, desde entonces llamado «Monte Fiscal Santos».

Algunos opinan que los Fiscales no son Mártires sino delatores de sus paisanos y traidores a su cultura; pero es claro que los Fiscales estaban designados civil y religiosamente para el ejercicio de un cargo público en el pueblo y en la comunidad religiosa. Más aún, desde el principio en el proceso civil que se llevó a cabo entre 1700-1703 y en el proceso eclesiástico hasta el día de hoy, viene la fama de martirio y de santidad, que finalmente la Iglesia reconoce con la Beatificación.

HOMILÍA DEL SANTO PADRE

VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
A TORONTO, CIUDAD DE GUATEMALA Y CIUDAD DE MÉXICOBEATIFICACIÓN DE JUAN BATTISTA Y JACINTO DE LOS ÁNGELES

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Ciudad de México, Jueves 1 de agosto de 2002

Queridos hermanos y hermanas:

1.“Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5,10). En el evangelio de las bienaventuranzas, esta última invita a no desalentarse ante las persecuciones que la Iglesia ha afrontado desde el inicio. En el Sermón de la Montaña Jesús promete la felicidad auténtica a quienes son pobres de espíritu, lloran o son mansos; también a los que buscan la justicia y la paz, actúan con misericordia o son limpios de corazón.

Ante el sufrimiento humano que acompaña el camino en la fe, san Pedro exhorta: “Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante” (1 Pe 4, 13). Con esta convicción Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles afrontaron el martirio manteniéndose fieles al culto del Dios vivo y verdadero y rechazando los ídolos.

Mientras sufrían el tormento, al proponerles renunciar a la fe católica y salvarse, contestaron con valentía: “Una vez que hemos profesado el Bautismo seguiremos siempre la religión verdadera”. Hermoso ejemplo de cómo no se debe anteponer nada, ni siquiera la propia vida, al compromiso bautismal, como hacían los primeros cristianos que, regenerados por el bautismo, abandonaban toda forma de idolatría (cf. Tertuliano, De baptismo, 12, 15).

2. Saludo con afecto a los Señores Cardenales y Obispos congregados en esta Basílica. En particular al Arzobispo de Oaxaca, Monseñor Héctor González Martínez, a los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, especialmente a los venidos desde Oaxaca, tierra natal de los nuevos Beatos, donde su recuerdo sigue tan vivo.

Vuestra tierra es una rica amalgama de culturas. Allí llegó el Evangelio en 1529 con los Padres Dominicos, sirviéndose de las lenguas nativas y los usos y costumbres de las comunidades locales. Entre los frutos de esta semilla cristiana destacan estos dos grandes mártires.

3. En la segunda lectura San Pedro nos ha recordado que si alguno «sufre por ser cristiano, que le dé gracias a Dios por llevar ese nombre» (1 Pe4, 16). Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, derramando su sangre por Cristo, son auténticos mártires de la fe. Como el apóstol Pablo, podrían preguntarse en su interior: «¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?» (Rm 8, 35).

Estos dos cristianos indígenas, intachables en su vida personal y familiar, sufrieron el martirio por su fidelidad a la fe católica, contentos de ser bautizados. Ellos son ejemplo para los fieles laicos, llamados a santificarse en las circunstancias ordinarias de la vida.

4. Con esta beatificación, la Iglesia pone de relieve su misión de anunciar el Evangelio a todas las gentes. Los nuevos Beatos, fruto de santidad de la primera Evangelización entre los indios zapotecas, animan a los indígenas de hoy a apreciar sus culturas y sus lenguas y, sobre todo, su dignidad de hijos de Dios que los demás deben respetar en el contexto de la nación mexicana, plural en el origen de sus gentes y dispuesta a construir una familia común en la solidaridad y la justicia.

Los dos Beatos son un ejemplo de cómo, sin mitificar sus costumbres ancestrales, se puede llegar a Dios sin renunciar a la propia cultura, pero dejándose iluminar por la luz de Cristo, que renueva el espíritu religioso de las mejores tradiciones de los pueblos.

5. “Estábamos alegres, pues ha hecho cosas grandes por su pueblo el Señor” (Sal 125, 3). Con estas palabras del salmista nuestro corazón se llena de gozo, porque Dios ha bendecido a la Iglesia de Oaxaca y al pueblo mexicano con dos hijos suyos que hoy suben a la gloria de los altares. Ellos, con ejemplar cumplimiento de sus encargos públicos, son modelo para quienes, en las pequeñas aldeas o en las grandes estructuras sociales, tienen el deber de favorecer el bien común con esmero y desinterés personal.

Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, esposos y padres de familia de conducta intachable, como fue reconocido entonces por sus conciudadanos, recuerdan a las familias mexicanas de hoy la grandeza de su vocación, el valor de la fidelidad en el amor y de la aceptación generosa de la vida.

Se alegra, pues, la Iglesia porque con estos nuevos Beatos ha recibido muestras evidentes del amor que Dios nos tiene (cf. Prefacio II de los Santos). Se alegra también la comunidad cristiana de Oaxaca y de México entero porque el Todopoderoso ha puesto sus ojos en dos de sus hijos.

6. Ante el dulce rostro de la Virgen de Guadalupe, que ha dado aliento constante a la fe de sus hijos mexicanos, renovemos el compromiso evangelizador que distinguió también a Juan Bautista y a Jacinto de los Ángeles. Hagamos partícipes de esta tarea a todas las comunidades cristianas para que proclamen con entusiasmo su fe y la trasmitan íntegra a las nuevas generaciones. ¡Evangelizad estrechando los lazos de comunión fraterna y dando testimonio de la fe con una vida ejemplar en la familia, en el trabajo y en las relaciones sociales! ¡Buscad el Reino de Dios y su justicia ya aquí en la tierra mediante una solidaridad efectiva y fraterna con los más desfavorecidos o marginados! (cf.Mt 25,34-35) ¡Sed artífices de esperanza para toda la sociedad!

A nuestra Madre del cielo expresamos el gozo que nos embarga por ver subir a los altares a dos hijos suyos pidiéndole al mismo tiempo que bendiga, consuele y auxilie, como siempre ha hecho desde este Santuario del Tepeyac, al querido pueblo mexicano y a toda América.

Me recuerdo que durante mi primera visita, en 1979, he podido visitar Oaxaca. Me alegro que hoy he podido beatificar a dos hijos suyos. ¡Gracias a Dios!

Al final de la celebración el Santo Padre añadió las siguientes palabras:

Aquí he palpado vuestra estima, y volver me ha causado una profunda alegría espiritual de la que doy gracias a Dios y a su Santísima Madre.

Gracias también a todos los que habéis preparado mi visita cuidando todos los detalles. Gracias a los que, con tanto cariño, me habéis recibido en las calles de esta ciudad, a los que habéis venido desde lejos, a los que habéis escuchado y acogeréis el mensaje que os dejo, a los que rezáis tanto por mi ministerio de Sucesor de Pedro.

Al disponerme a dejar esta tierra bendita me sale de muy dentro lo que dice la canción popular en lengua española:  «Me voy, pero no me voy. Me voy, pero no me ausento, pues, aunque me voy, de corazón me quedo».

¡México, México, México lindo, que Dios te bendiga!

Tomado de:

http://www.vatican.va

SAN JOSÉ DE CUPERTINO, Confesor

18 de septiembre

Armémonos, revistiendo por coraza la fe y la caridad, y por casco la esperanza de la salvaci6n. (I Tesalonicences, 5, 8).

Temprano declaró San José la guerra a la carne y al mundo. Mucho antes de su entrada en religión, llevaba un tosco cilicio y maceraba su cuerpo con diversas austeridades. Admitido como doméstico entre los Conventuales, fue después, a causa de sus eminentes virtudes, recibido entre los religiosos de coro. Ordenado sacerdote en 1628, se retiró a una incómoda celda, se despojó de todo lo que le había sido acordado por la regla y, arrojándose al pie del crucifijo: Señor, exclamó, heme aquí despojado de todas las cosas creadas, sé tú mi único tesoro; considero todo otro bien como un peligro, como la pérdida de mi alma. Para recompensar su generosidad, el Señor lo favoreció con numerosos éxtasis, y le concedió el don de milagros y profecía. Murió el 18 de septiembre de 1663.

MEDITACIÓN SOBRE
LAS ARMAS DEL CRISTIANO

I. Hay circunstancias en las que el cristiano no triunfa sino mediante la huida. La castidad es uno de estos combates. ¿Quieres obtener en ellos una victoria. segura? Huye de las ocasiones, porque tienes a tu cuerpo contra ti; es un enemigo doméstico que está en inteligencia con el demonio, y que te traicionará. No tengas vergüenza de huir, si deseas obtener la corona de la castidad. (San Agustin)

II. No resistas a quienes te abruman de injurias y de burlas sangrientas, a quienes te desprecian, te calumnian o te maltratan de cualquier manera que fuere: cállate, no trates de confundirlos, no les devuelvas mal por mal. ¡Oh! ¡qué difícil es contenerse en tales ocasiones; mas, cuán agradable a Jesucristo es la victoria que obtienes sobre ti mismo! El divino Maestro nada respondió a las calumnias y a las burlas de los judíos; imítalo.

III. La fe, la esperanza y la caridad son las tres armas que San Pablo nos presenta para hacernos triunfar de nuestros enemigos. Considera con los ojos de la fe lo que ha sufrido Jesucristo, y tus sufrimientos te parecerán leves; eleva tus miradas al cielo, y la esperanza de obtener la corona sostendrá tu valor; ama a Dios, y sus mandamientos ya nada tendrán de penoso para ti. Donde hay amor, no hay pena, o si existe pena, hácese amable. (San Agustin)

La huida de las ocasiones – Orad
por los que son tentados.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis querido que vuestro Unigénito Hijo, levantado de la tierra, atrajese todo hacia Él, haced, os lo suplicamos por los méritos del seráfico José, vuestro confesor, que elevados a su ejemplo por sobre todas las cosas terrenales, merezcamos llegar a ese mismo Jesucristo que vive y reina con Vos por los siglos de los siglos. Amén.

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IMPRESIÓN DE LAS SAGRADAS LLAGAS EN SAN FRANCISCO

17 de septiembre

¿Hay entre vosotros alguno que esté triste? (Santiago, 5, 13).

San Francisco de Asís, un día en que estaba en oración, vio aparecer a Jesucristo bajo la forma de un serafín crucificado. La vista de su Salvador le causó un gozo inefable, pero su crucifixión le atravesó el alma como acerada espada. Después de un secreto coloquio, desapareció la visión, dejando el alma de Francisco abrasada de seráfico ardor, y su cuerpo señalado con las llagas del divino Redentor. El santo religioso se esforzó en esconder ante los ojos de los hombres la merced que se le había concedido, pero Dios se complació en manifestarla mediante refulgentes milagros

MEDITACIÓN SOBRE CÓMO
HAY QUE VENCER LA TRISTEZA

I. Cuando estamos agobiados bajo el peso de la tristeza, cuando la malicia de nuestros enemigos, la infidelidad de nuestros amigos, los sufrimientos de nuestro cuerpo y tantos otros acontecimientos desfavorables nos colman de amargura, buscamos un amigo fiel para descargar nuestro corazón en el suyo. ¿Dónde encontrar un amigo más fiel que Jesús? Vayamos, pues, al pie de los altares, confiémosle el motivo de nuestras lágrimas, roguémosle que nos libre de nuestras penas. Interroguémosle, escuchemos lo que nos diga en el fondo del corazón, y pronto seremos consolados. Me acordé de ti, Señor, y me alegré. (El Salmista)

II. Para disipar la tristeza, consideremos que existen personas más desventuradas que nosotros. ¡Tantos pobres en los hospicios, tantos enfermos en su lecho sufren mucho más que nosotros! Las bendtas almas del purgatorio, los condenados en el infierno, sufren tormentos incomparablemente más crueles que los que nos hacen gemir a nosotros. Aceptamos de buen grado esta tristeza para expiar nuestras faltas. Si una hora de pena te resulta intolerable, ¿cómo sufrir los suplicios eternos del infierno? Piensa en
esta verdad, y ya no derramarás lágrimas sino para borrar tus pecados.

III. Piensa en la tristeza que se apoderó del corazón de Jesucristo en el huerto de los Olivos; piensa en los tormentos que por ti soportó en la cruz, y di con Él: «Padre mío, que se haga vuestra voluntad; si queréis que gima durante toda mi vida, me someto
a vuestra santa voluntad». Después de todo, no debemos esperar estar siempre alegres y contentos, puesto que Jesucristo y los santos han estado siempre en aflicción y lágrimas. Señor, quiero llorar con Vos, porque nadie puede gozarse en la tierra con el rico epulón y reinar con Dios en el cielo. Los cristianos deben temer los gozos de la vida presente y desear los sufrimientos con ardor. (San Juan Crisóstomo).

La oración – Orad por las
órdenes religiosas.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, que, para sacar al mundo de la tibieza en que había caído e inflamar nuestros corazones con el fuego de vuestro amor, habéis impreso en el cuerpo del bienaventurado Francisco las Sagradas llagas de vuestra Pasión, dignaos, en vista de sus méritos y de su intercesi6n, concedernos la gracia de llevar constantemente la cruz y hacer dignos frutos de penitencia. Vos que vivís y reináis en los siglos
de los siglos.

Amén.

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SANTOS CORNELIO Y CIPRIANO, Mártires

16 de septiembre


SAN CORNELIO,
Papa y Mártir


Es preciso pasar por muchas tribulaciones
para entrar en el reino de Dios.
(Hechos de los Apóstoles, 14, 21).

San Cornelio, presbítero de Roma, después de haber administrado los asuntos de la Santa Sede durante la vacancia que siguió a la muerte de San Fabiano, fue elegido para sucederle. Luchó contra el hereje Novaciano. Desterrado, recibió el consuelo de las cartas que le dirigió San Cipriano, rico patricio convertido y obispo de Cartago. El gobierno del perseguidor Decio lo desterró de Roma y a causa de los sufrimientos y malos tratos que recibió, murió en el destierro, como un mártir murió en junio del año 253.

SAN CIPRIANO,
Obispo y Mártir

San Cipriano desempeñó un papel importante en la historia de la Iglesia y en el desarrollo del pensamiento cristiano en África. Convertido al cristianismo en edad adulta, el santo dedicó todos sus esfuerzos a mantener viva la fe de la Iglesia tras ser decretada un violenta persecución contra los cristianos.

Fue desterrado a Curubis por varios años, hasta que el pro-cónsul Máximo ordenó su regreso para quecompareciera ante él. Trató de obligarlo a desistir de su fe,  pero el Obispo se mantuvo firme, por lo que fue decapitado en Cartago el 14 de septiembre del año 258. Cuando se le avisó que había sido condenado a muerte, respondió: «¡Alabado sea Dios!» y dio 25 monedas de oro al verdugo que debía cortarle la cabeza.

MEDITACIÓN SOBRE
TRES PENSAMIENTOS DE SAN CIPRIANO

I. ¿No es acaso gran locura, dice este gran santo, amar esta vida en la que tanto se sufre, y huir de la muerte que debe libramos de todos nuestros males? Cristiano, tú crees en el paraíso; ¿Por qué, pues, te adhieres a esta vida que te mantiene alejado de él? ¿Por qué temes la muerte que pone fin a tus penas y da comienzo a tu felicidad? ¿Si tuvieses fe viva, tendrías acaso estos sentimientos? ¡Qué locura es amar las aflicciones, las penas y las lágrimas del mundo, y no tender hacia una felicidad que no puede sernos arrebatada! (San Cipriano).

II. ¿Por qué amas el mundo con sus placeres y honores? Si tú no escuchas sus máximas, si no sigues sus ejemplos, él te desprecia y maltrata; si haces su voluntad, se convierte en tu amigo, te halaga, te acaricia, pero no lo hace sino para perderte con más seguridad. ¿Por qué, pues, amar a tu enemigo? ¿Por qué amarlo, cuando sabes que tu complacencia jamás lo satisfará, y sus placeres jamás te harán feliz?

III. ¿Por qué no amas a Jesucristo? Él te amó cuando aún eras su enemigo; murió por ti en una cruz; te promete el cielo en recompensa de tu amor. y sin embargo, en vez de amarlo, lo ofendes todos los días; te pones de parte del demonio su adversario. ¿Qué te ha hecho Jesucristo para que lo trates tan cruelmente?Puesto que el mundo te detesta, ¿por qué amas al que te odia? ¿Por qué más bien no amas a quien te redimi6? (San Cipriano).

El desprecio del mundo – Orad
por los que están en pecado mortal.

ORACIÓN

Haced, os lo rogamos, Señor, que la solemnidad de los bienaventurados mártires y pontífices santos Cornelio y Cipriano nos haga experimentar los efectos de su protecci6n, y que su gloriosa intercesi6n nos haga agradables ante vuestra divina Majestad. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

16 de Septiembre

LOS SIETE DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

15 de septiembre

Era menester que el Cristo padeciese y así entrase en la gloria. (San Lucas, 24, 26).

Esta fiesta la celebraban con gran pompa los Servitas ya en el siglo XVII y fue extendida por el Papa Pío VII en 1817 a toda la Iglesia, en memoria de los sufrimientos infligidos a la Iglesia y a su jefe visible por Napoleón I, y en acción de gracias a la Madre de Dios, cuya intercesión les había dado fin. El Evangelio de la misa nos recuerda el momento más doloroso de la vida de María, así como su inquebrantable firmeza: junto a la cruz de Jesús está de pie María, su Madre.

MEDITACIÓN – LA VISTA DE LA CRUZ
ES EL CONSUELO DEL CRISTIANO

I. Nada hay más consolador para un cristiano que poner sus ojos en la cruz; ella es quien le enseña a sufrir todo, a ejemplo de Jesucristo. Esta cruz anima su fe, fortifica su esperanza y abrasa su corazón de amor divino. Los sufrimientos, las calumnias, la pobreza, las humillaciones parecen agradables a quien contempla a Jesucristo en la cruz. La vista de la serpiente de bronce sanaba a los israelitas en el desierto, y la vista de vuestra cruz, oh mi divino Maestro, calrna nuestros dolores. No pienses en tus aflicciones ni en lo que sufres, sino en lo que ha sufrido Jesús. (San Bernardo)

II. ¡Qué dulce debe ser para un cristiano, en el trance de la muerte, tomar entre sus manos el crucifijo y morir contemplándolo! ¡Qué gozo no tendré, entonces, si he imitado a mi Salvador crucificado, viendo que todos mis sufrimientos han pasado! ¡Qué confianza no tendré en la cruz y en la sangre que Jesucristo ha derramado por mi amor! ¡Qué dulce es morir besando la cruz! El que contempla a Jesús inmolado en la cruz, debe despreciar la muerte. (San Cipriano)

III. Qué consuelo para los justos, cuando vean la señal de la cruz en el cielo, en el día del juicio y qué dolor, en cambio, para los impíos que habrán sido sus enemigos. Penetra los sentimientos de unos y otros. Que pesar para los malos por no haber querido, durante los breves instantes que han pasado en la tiera, llevar una cruz ligera que les hubiera procurado una gloria inmortal, y estar ahora obligados, en el infierno, a llevar una cruz agobiadora, sin esperanza de ver alguna vez el fin de sus sufrimientos.

El amor a la cruz – Orad
por la conversión de los infieles.

ORACIÓN

Oh Dios, durante cuya Pasión, según la profecía de Simeón, una espada de dolor atravesó el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre, concédenos, al venerar sus dolores, que consigamos los bienaventurados efectos de vuestra Pasión. Vos que con el Padre y el Espíritu Santo vivís y reináis por los siglos le los siglos. Amén.

STABAT MATER

Tomado de:

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SEÑOR DEL «MILAGRO»

15 de septiembre
Salta, República Argentina

Corría el año de 1582; cuando llegaban flotando al puerto del Callao (Perú), dos cajones que con letras marcadas tenían inscriptas: «UN SEÑOR CRUCIFICADO PARA LA IGLESIA MATRIZ DE LA CIUDAD DE SALTA, PROVINCIA DEL TUCUMAN, REMITIDO POR FRAY FRANCISCO VICTORIA, OBISPO DEL TUCUMAN«, y el otro: «UNA SEÑORA DEL ROSARIO, PARA EL CONVENTO DE PREDICADORES DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA, PROVINCIA DEL TUCUMAN, REMITIDO POR FRAY FRANCISCO VICTORIA, OBISPO DEL TUCUMAN«. El Santo Cristo sería llamado más tarde por la piedad del pueblo salteño con el nombre de Señor del Milagro; mientras que la imagen de la Virgen del Rosario recibiría el nombre de Nuestra Señora del Rosario del Milagro de Córdoba, a cuya protección colocaría el Virrey Santiago de Liniers la ciudad de la Santísima Trinidad, puerto de Santa María de los Buenos Ayres, con motivo de la segunda invasión inglesa, derrotada bajo tan poderoso amparo.

Tras largo camino, en carro, en carreta, a lomo de mulas y a hombro, llegó a la ciudad de Salta, el día 15 de setiembre de 1592 la imagen del Señor Crucificado, siendo recibida por el pueblo salteño con grandes homenajes.

Según una tradición muy antigua, ya estaría en esa ciudad una imagen de la Purísima e Inmaculada Madre de Dios, que la habría enviado el mismo obispo fray Francisco Victoria, de regreso de Lima, después de asistir al Concilio convocado por Santo Toribio de Mogrovejo.

El terremoto de septiembre de 1592

La tierra comienza a temblar, el cielo color de plomo, los montes tiemblan y los ríos amenazan salir de su cauce. Es el 10 de septiembre cuando un espantoso terremoto arrasa la ciudad de Esteco, pereciendo sus familias bajo los escombros, sumergidas las ruinas por el torrentoso río de las Piedras que formó, en el lugar donde estuviera una de las más comerciales ciudades de Tucumán, un lago que duró más de ocho años.

Las familias sobrevivientes comenzaron la huida hacia el Norte, pasando por Salta, pero no se detuvieron allí; la hermosa ciudad era víctima también de la furia de la naturaleza, mano de Dios que castiga a sus hijos para que hagan penitencia y no se hundan en el fango del pecado.

En la mañana del 13 de septiembre, cuando todo anunciaba paz y calma en la ciudad de Salta, tiembla de repente la tierra, comienza a sacudirse el suelo, se mueven los edificios y con ellos el pueblo entero que trata de encontrar un lugar seguro para no ser aplastado o tragado por la tierra. Los edificios se desploman y el polvo de las ruinas y los gritos de espanto de la gente forman una escena dantesca y cunde el terror.

Todos a una, dejando de lado los medios humanos —que no los hay— recurren a Dios Nuestro Señor y abren sus corazones a los llamados de la Fe.

La Inmaculada Virgen del Milagro

Luego de pasados los primeros momentos de espanto, muchas personas acudieron a la Iglesia Matriz para salvar el Santísimo Sacramento, encabezados por el sacristán Juan Ángel Peredo que abrió las puertas de la Sacristía, por donde entraron al templo. Estando allí dentro, lo primero que vieron fue la imagen de la Virgen Inmaculada echada «al pie del altar» con la cara hacia arriba, como si mirase al Sagrario, adorando a Su Divino Hijo, implorando misericordia. Es de notar que Su rostro estaba pálido y demacrado, y que no había sufrido ninguna rotura, ni allí ni en las manos, mientras que el dragón, que estaba a sus pies, tenía destrozada un ala, una oreja y deformada la nariz, y la media luna colocada también a los pies, estaba rota.

La Virgen Inmaculada fue sacada fuera y colocada junto a un altar puesto a las puertas de la Iglesia y, a los ojos de los innumerables fieles que, contritos y apesadumbrados, rezaban fervorosamente pidiendo la misericordia de Dios. Su rostro mudaba de colores manifestando los sentimientos de dolor y angustia por sus hijos que estaban pasando una dura prueba por haber apartado sus corazones de Nuestro Divino Redentor y Su Santa Ley.

El pueblo salteño postrado a los pies de la Santísima Reina de los Cielos, rogaba su poderosísima intercesión ante Su Divino Hijo, para que tuviera misericordia de la ciudad y de sus habitantes, reconociendo las faltas cometidas y convirtiendo sus corazones a Dios.

El Señor del Milagro

Es el 15 de septiembre, ya han pasado tres días desde el comienzo del terremoto y la tierra continúa oscilando; la gente descansa a la intemperie por temor a perecer aplastada dentro de los edificios totalmente agrietados. Esos han sido días de oración y penitencia, pero la furia de la naturaleza vengadora, a pesar de las rogativas y procesiones aún con el Santísimo Sacramento, no se ha calmado todavía. Es en esos momentos que un sacerdote jesuita, el R. P. José Carrión, indudablemente inspirado por Dios, comienza a exhortar a que «se sacase en procesión pública al Señor Crucificado que se tenía olvidado, y cesarán los temblores». En privado y en público, una, dos y tres veces insiste el P. Carrión para que se saque al Santo Cristo Crucificado, amenazando con despojarse de sus ornamentos, en señal de duelo, si no se le hace caso.

Así, a las primeras horas de la tarde, llevada en hombros de las principales autoridades, sale la Imagen del Santo Cristo Crucificado y recorre en imponente procesión, las principales calles de la ciudad, acompañada del pueblo, clero y milicia.

Ante Su presencia se realiza el milagro: la tierra hasta ese momento enfurecida contra los ingratos hijos de Eva, se calma inmediatamente a la vista del Divino Crucificado. Salta entona un himno de júbilo y de acción de gracias para quienes desde ese momento son bautizados definitivamente con los nombres de el Señor y la Virgen del Milagro. La procesión del 15 de setiembre fue jurada que se repetiría todos los años, lo cual se ha venido haciendo con vivas muestras de piedad y amor filial por parte del fiel pueblo salteño.

18 de octubre de 1844. El terremoto y el Pacto

En la noche del 18 de octubre de 1844, la ciudad de Salta es sacudida por un espantoso temblor. Nuevamente los salteños acuden a la poderosa intercesión de la Virgen del Milagro buscando la protección del Señor Crucificado. Se sacan las Santas Imágenes y se organiza inmediatamente una procesión que recorre las calles de la ciudad hasta llegar nuevamente a la plaza frente a la Catedral; allí se coloca la imagen de la Santísima Virgen frente a la del Santo Cristo, como intercediendo por su pueblo, el cual prorrumpe en exclamaciones de ¡misericordia!, ¡perdón! y en llantos y lamentos.

Esa misma noche, el P. Cayetano González, exhortó al pueblo a penitencia, a abandonar la senda del pecado, a convertir sus costumbres, a abandonar el lujo, la riqueza y el bienestar que originaron la mengua de su religiosidad, para corresponder a los favores que esperaba obtener del Señor del Milagro.

También propuso al pueblo que se celebrara un solemne pacto de alianza con el Cristo del Milagro, ratificando a la vez el voto hecho en 1692. Luego del sermón, se celebró el pacto con la lacónica fórmula: «Tu noster es et tui sumus», Tú eres nuestro y nosotros somos tuyos. En memoria de este pacto se labró una cinta de plata con las letras de la fórmula inscriptas en oro, y se la colocó al pie del Cristo. Algunos años más tarde, el obispo Linares, luego de rehacerla y mejorarla en todo lo posible, la hizo colocar en el reverso de los brazos de la cruz.

23 de agosto de 1948

En la noche del 23 de agosto de 1948, Salta fue sacudida nuevamente por temblores de tierra. Inmediatamente, autoridades y pueblo unidos en la misma fe, sacaron en procesión las Milagrosas Imágenes, pidiendo Su protección; pronto fue todo quietud.

Por tercera vez en la historia, el Santo Cristo del Milagro había manifestado Su misericordia para con los salteños, a instancias de los ruegos de Su Santísima Madre, la Inmaculada Virgen del Milagro, protectora particularísima de la Ciudad de Salta, que vela sobre ella para que no desfallezca la Santa Fe Católica en sus hijos.

Tomado de:

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Los santos que reinan con Cristo

15 de Septiembre

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

14 de Septiembre

La Exaltación de la Sta. Cruz 1

Doble mayor. – Ornamentos rojos

«Cuando Yo sea elevado (en la cruz) todo lo atraeré a Mi mismo» (Ev.), había dicho Jesús.  Y, precisamente, por haberse humillado Cristo haciéndose obediente hasta la muerte de cruz, fue después ensalzado y se le dio un nombre sobre todo nombre (Ep.). Debemos gloriarnos en la Cruz de Jesús, porque ella es nuestra vida y nuestra salvación (Int.) y ella nos protege contra las embestidas y celadas del enemigo (Ofert., Com., Posc.).

Dice la leyenda del Brevirio que, hacia fines del reinado de Focas, Cosrroes, rey de los Persas, se apoderó de Jerusalén, y, después de matar en ella muchos miles de cristianos, se llevó a Persia la Cruz del Señor, que Elena había depositado en el Monte Calvario.

Heraclio, sucesor de Focas, ayunó y oró mucho, implorando el favor y auxilio de lo alto con el cual pudo derrotar a Cosrroes, obligándole a restituir la cruz del Señor.  Así fue recobrada esta preciosa reliquia, catorce años después de haber venido a poder de los Persas.

Al volver a Jerusalén, Heraclio puso la Cruz sobre sus hombros y la subió con gran pompa al cerro adonde el Salvador mismo la subiera.  A esta ascensión acompañó un estupendo milagro.  Iba Heraclio cargado de oro y pedrería, cuando al pronto sintió que una oculta fuerza le detenía junto a la puerta por la cual se sale al camino del Calvario, y cuando el rey más se empeñaba en andar, tanto mayor era la fuerza que se lo estorbaba.

Todos, ante el inaudito caso, quedaron atónitos; hasta que Zacarías, obipo de Jerusalén, dijo al monarca: «Mira, emperador, que con esos arreos de triunfo no imitas bastante la pobreza de Jesucristo y la humildad con que Él llevó su Cruz.»  Entonces Heraclio, despojándose de sus ricos vestidos, se descalzó, y poniéndose un manto, echóse la Cruz en hombros y pudo seguir andando hasta llegar a la cima del Calvario y dejar el santo Madero en el lugar mismo de donde los Persas lo habían tomado.

Unámonos en espíritu a los fieles que en la iglesia de la Santa Cruz de Roma veneran hoy las reliquias del sagrado Madero que en ella se expone; para que, habiendo ido aquí en la tierra a adorarlo es esta solemnidad en que nos alegramos de su Exaltación, lleguemos también a posesionarnos en la eternidad de la salvación y de la gloria que Él nos granjeó. (Or.,Sec.).

____________________

1 El 14 de Septiembre de 335 tuvo lugar la dedicación de la Basílica constantiniana que cubría bajo sus bóvedas el Calvario al par que el Santo Sepulcro.  La peregrina española Eteria (sig.IV) dice que «en esa fecha se descubrió la Cruz y por eso se celebra esa solemnidad con tanta pompa como la misma fiesta de Pascua y de Epifanía.»  He ahí el origen de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

Tomado de:

Misal Diario y Visperal

Por Dom Gaspar Lefebvre O.S.B.

De la Abadía de S. Andrés (Brujas. Bélgica)

Traducción Castellana y Adaptación del Rdo. O. Germán Prado

Monje Benidictino de silos (España).

Pagina: 1682

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

14 de septiembre

Y cuando haya sido levantado de la tierra, todo lo atraeré a Mí. (San Juan, 12, 32).

Cosroes, rey de Persia, se llevó de Jerusalén la Cruz de Jesucristo, y Heraclio, emperador de Oriente, le declaró la guerra. Después de tres victorias debidas a la Santísima Virgen, Heraclio volvió a Jerusalén con la verdadera Cruz. Quiso llevarla en triunfo sobre sus hombros, pero una fuerza invisible lo detuvo a las puertas de la ciudad. El patriarca Zacarías le observó que sus suntuosas vestiduras contrastaban con la pobreza y humildad de Jesucristo. El emperador entonces se quitó su púrpura, su corona y su calzado, para vestir hábito de penitente. Así pudo entrar en la ciudad y llevar la Cruz hasta la cumbre del Calvario, el año 629.

MEDITACIÓN SOBRE
LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

I. El amor a la Cruz nos levanta sobre las creaturas. Un hombre que ame los sufrimientos está al abrigo de los azares de la fortuna: la enfermedad, la pobreza o la deshonra no podrían turbar su paz. ¿Por qué? Porque él desea las aflicciones y las sufre con alegría por amor a Jesucristo. Todo lo que para ti es motivo de temor y de tristeza para él es una dicha. El cristiano puede parecer desdichado, nunca la es. (Minucio Félix)

.II. El que ama la Cruz está por sobre si mismo. No es ya un hombre sometido a sus pasiones, tiranizado por la concupiscencia, afeminado por las delicias. No tiene más que un solo deseo, el de sufrir; y como en esta vida las ocasiones de sufrir se encuentran a cada paso, siempre está contento y gozoso.

III. El que ama la Cruz se asemeja a Jesús crucificado; lo contempla, y se alegra viendo que los sufrimientos lo hacen fiel imagen del Salvador. Está crucificado para el mundo, y muerto para sí mismo. Sujétame a la cruz, oh Jesús mío, sin tener en cuenta las repugnancias de mi carne; porque os debo mi alma y mi cuerpo, como a mi Redentor. ¡Que mi cuerpo sea, pues, crucificado, coronado de espinas y semejante a ese Cuerpo adorable que Vos ofrecéis al eterno Padre por mí! Si debes tu cuerpo a Jesús dáselo, si puedes, tal como Él te ha dado el suyo. (Tertuliano).

El amor a la cruz – Orad por las almas del Purgatorio.

ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz, haced, os lo suplicamos, que después de haber conocido su misterio en la tierra, merezcamos ir al cielo a gustar los frutos de su Redenci6n. Por J. C. N. S. Amén.

SAN AMÉ o AMATO de REMIREMONT, Abad

13 de septiembre

Quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho. (San Lucas, 16, 10).

San Amé nació en Grenoble, a mediados del siglo VI, y fue educado en el monasterio de Agaune, donde vistió el hábito religioso. Después de haber vivido algunos años en ese monasterio, se retiró, con el consentimiento de su abad, a una caverna situada en lo alto de una roca. Pasó mucho tiempo en esa soledad, ayunando a pan y agua y obrando numerosos milagros. A pedido de San Eustasio, abad de Luxeuil, se asoció a sus trabajos apostólicos, y realizó numerosas conversiones. Persuadió a un señor de Austrasia, San Romarico, a que dejara el siglo y juntos fundaron un monasterio que más tarde se llamó Remiremont. Severo para consigo mismo, indulgente para con el prójimo, San Amé supo, por su dulzura y caridad, conciliar el amor de Dios y de los hombres. Murió sobre la ceniza, revestido de un cilicio, hacia el año 630.

MEDITACIÓN SOBRE TRES MOTIVOS
PARA EVITAR EL PECADO VENIAL

I. Hay que evitar con esmero las faltas veniales, porque ellas conducen insensiblemente al pecado mortal. Nadie se hace malo de golpe; un pequeño pecado atrae otro más grande. Así como nada dejas de hacer para prevenir las menores enfermedades del cuerpo, esfuérzate también para prevenir las del alma. No hay excusa ni pretexto que pueda justificar ni el menor de los pecados veniales. No se puede excusar lo que Dios condena. (Tertuliano)

II. El pecado venial, por pequeño que te parezca, es un grandísimo mal, puesto que ofende a Dios. ¿Has reflexionado alguna vez en el sentido de estas palabras: Me inquieto poco por faltas veniales, siempre que no cometa las mortales? Acaso no equivalen a éstas: yo no quiero crucificar y dar muerte a Jesucristo, solamente quiero coronarlo de espinas, azotarlo, escupirlo, y abofetearlo; y si el temor del infierno no me retuviese, ¿no acabaría así por crucificarlo y darle muerte? ¿Podría concebirse que un cristiano tenga semejante lenguaje?

III. Todos tus pecados veniales serán expiados en las llamas del purgatorio, si las lágrimas de la penitencia no los borran en esta vida. ¡Oh! ¡qué crueles son esas llamas! ¡qué espantoso ese lugar! ¿Quisieras pagar la satisfacción que te procura un pecado venial, al precio de los suplicios del purgatorio? Este fuego pasajero es un tormento más intolerable que todas las tribulaciones de la vida presente. (San Gregorio)

La caridad – Orad por vuestros amigos.

ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del santo abad Amé nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus ruegos lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J.C. N. S. Amén.

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13 de Septiembre

Santa Misa Dominical

DOMINGO 16º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Tomando Jesús a aquel hombre de la mano, le sanó.

( Semidoble – Ornamentos verdes )

Síguese leyendo como en las primeras semanas de Septiembre el admirable libro de Job, tan saturado de sublime poesía como de saludables enseñanzas. Mediante él llegaremos también a comprender la misa de este día.
Job es el tipo del hombre justo, a quien el diablo orgulloso quiere humillar, por ver si logra rebelarlo contra Dios. Pero sucedió lo contrario de lo que él quería y esperaba, pues
lejos de blasfemar contra el Altísimo, y de cocear rabiosamente contra el aguijón, besó sumiso y humilde la mano que le hería
En Job tenemos todos los cristianos un modelo perfecto del hombre humilde y resignado a la divina voluntad y muy pronto ensalzado en premio de su humildad y rendimiento (Ev.).
El orgullo es un vicio detestable y odiosísimo por el cual el hombre busca elevarse más alto de lo que en realidad es, contra el dictado de la misma razón. Fúndase en error e ilusión, al revés de la humildad, que se cimenta en la verdad pura. El hombre que la posee tiene de sí un concepto exacto. El humilde se tiene por poca cosa, y se abaja hasta el suelo de su vileza, reconociendo que si algo hay en él, es puro don de Dios, por lo cual no se engríe con hacienda y arreos ajenos. El soberbio viene a ser como el hidrópico del Evangelio, que, repleto de malos humores, parece rebosar salud y fuerzas, cuando en realidad está enfermo y sólo merece lástima. Está inflado, e inflados de aire y de humo vano están también los soberbios: hinchazón que no es salud, sino peligrosa enfermedad.
La soberbia impide al hinchado la entrada en el reino de los cielos, cuya puerta se nos dice ser estrecha; por ella con dificultad caben los ricos cargados de vanidades y tesoros, como tampoco así los soberbios.
Así que, lejos de infatuarnos con un orgullo y loca vanidad, procuremos ser humildes, pues se pone esto como condición absoluta para entrar en el reino de los cielos: «Si no os hiciereis como parvulitos, no entraréis en el reino de los cielos», dijo y repitió la boca de la Verdad misma.
Cierto que es muy grande la dignidad del cristiano. que somos muy ricos; pero todo lo debemos a la inmensa liberalidad de Cristo, el cual nos hizo grandes y ricos, haciéndose Él pobre y pequeñito.
Al Padre. que en su Hijo benditísimo nos dio todo lo mejor que tenía, sea la gloria en Jesucristo y en la Iglesia por siempre jamás (Ep.). Cantémosle por ello un cántico nuevo (Alel.), y que todas las naciones y reyes pregonen su gloria. porque Dios ha establecido a su pueblo en la celestial Jerusalén (Grad.). Al pueblo de los humildes que destina a su beatifica visión, y que será después el pueblo de los ensalzados, que en este mundo no tienen otra palabra en la boca sino aquélla del Salmista: «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre debe darse gloria.
El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.

Introito. Ps 85, 3 y 5.

INTROITUS – Miserere  mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die: quia tu, Dómine, suávis ac mitis es, et copiósus in miseri córdia ómnibus invocántibus te. Ps Inclína, Dómine, aurem tuam mihi, et exáudi me: quóniam inops, et pauper sum ego. V. Gloria Patri. Introito – Señor, ten misericordia de mí, porque todo el día clamé a Ti; porque Tú, Señor, eres suave y benigno, y de mucha misericordia con todos los que te invocan. – Ps.  Inclina, Señor, tu oído a mis  ruegos, y escúchame, porque soy desvalido y pobre. V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

ORATIO – Tua nos, Dómine, grátia semper et prrevéniat et sequátur: ac bonis opé ribus júgiter praestet esse inténtos. Per Dóminum.R. Amen Suplicámoste, Señor, que nos prevenga siempre y acompañe tu gracia; y nos haga solícitos y constantes en la práctica de las buenas obras. . Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.R. Amen.

Conmemoración

Epístola

El Padre eterno, fuente esencial de toda paternidad, nos regenera con la gracia del Espíritu Santo y nos comunica las riquezas de Jesucristo, elevándonos así hasta el conocimiento experimental de su sabiduría y de su caridad infinitas.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Ephésios (3, 13-21) Fratres:  Ob secro vos, ne deficiátis in tribulatiónibus meis pro tribulaciones mei pro vobis: quae est glória ve stra. Hujus rei grátia flec to ,génua mea. ad Patre Dómini nostrí Jesu Christi, ex quo omnis paternitas in caelis et in terra nominatur. Ut det vobis secundum divitias gloriae suae virtute corroborari per Spiritum eius in interiore hominem,  habitare Christum per fidem in cordibus vestris; in caritate radicati et fundati, ut possitis conprehendere cum omnibus sanctis, quae sit latitudo et longitudo, et sublimitas, et profundum; scire etiam supereminentem scientiae caritatem Christi, ut impleamini in omnem plenitudinem Dei. Ei autem, qui potens est omnia facere superabundanter quam petimus, aut intellegimus, secundum virtutem, quae operatur in nobis: ipsi gloria in Ecclesia, et in Christo Iesu in omnes generationes saeculi saeculorum amen Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Efesios:  – Hermanos: Os ruego no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros; ellas son vuestra gloria. Por esta causa doblo mis rodillas  ante el. Padre de nuestro Señor Jesucristo, del cual deriva toda paternidad en los cielos y en la tierra; para que, según las riquezas de su gloria, os dé firmeza en la virtud por su Espíritu, en el hombre interior; para que Cristo more  por la fe en vuestros corazones: para que, estando arraigados y cimentados en caridad, podáis comprender con todos los Santos, cuál sea la anchura y largura, y la altura y profundidad de este misterio(1); y conocer también la caridad de Cristo; que excede a todo entendimiento; y así seáis llenos de toda plenitud de Dios. Al que es poderoso para hacer todas las cosas más cumplidamente de lo que pedimos o entendemos, según la virtud que obra en nosotros -a Él sea la gloria en la Iglesia y en Jesucristo, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
GRADUALE (Ps. 101, 16-17 ) – Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terrae glóriam tuam. V. Quóniam aedificavit Dóminus Sion et vidébitur in majestáte sua.Alleluia, alleluia. V.(Ps. 97, 1) –  Cantáte Dómino cánticum: quia mirabilia fecit Dóminus. Alleluia. Gradual – Temerán las naciones tu Nombre,oh Señor, y todos los reyes de la tierra, tu gloria. Porque edificó el Señor a Sion, y será visto en su Majestad.
Aleluya, aleluya – V. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque obró maravillas el Señor. Aleluya.

Evangelio

Jesús plantea, primero, a los fariseos un caso de conciencia, al que no saben contestar, y luego les exhorta a la humildad, proponiéndoles una parábola alusiva a su arrogante manera de proceder en los convites públicos.

USequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam ( 14,, 1-11)

In illo témpore:cum intraret Jésus in domum cuiusdam principis Pharisaeorum sabbato manducare panem, et ipsi observabant eum. Et ecce homo quidam hydropicus erat ante illum. Et respondens Iesus dixit ad legis peritos et Pharisaeos dicens si licet sabbato curare? At illi tacuerunt ipse vero adprehensum sanavit eum ac dimisit. Et respondens ad illos dixit: Cuius vestrum asinus aut bos in puteum cadet, et non continuo extrahet illum die sabbati? Et non poterant ad haec respondere illi. Dicebat autem et ad invitatos parabolam, intendens quomodo primos accubitus eligerent, dicens ad illos; Cum invitatus fueris ad nuptias, non discumbas in primo loco, ne forte honoratior te sit invitatus ab illo, et veniens is, qui te et illum vocavit, dicat tibi: Da huic locum: et tunc incipias cum rubore novissimum locum tenere. Sed cum vocatus fueris, vade, recumbe in novissimo loco: ut, cum venerit qui te invitavit, dicat tibi: Amice ascende superius. Tunc erit tibi gloria coram simul discumbentibus: quia omnis, qui se exaltat, humiliabitur et qui se humiliat, exaltabitur

Credo.

U Continuación del Santo Evangelio según S. Lucas – En aquel tiempo: al entrar Jesús un sábado a comer en casa de uno de los principales fariseos, le estaban acechando. Y he aquí que un hombre hidrópico se puso delante de él. Y Jesús, dirigiendo su palabra a los doctores de la ley y a los fariseos, les dijo: «¿Es lícito curar en sábado?» Mas, ellos callaron. Entonces, tomando Jesús a aquel hombre de la mano, le sanó, y le despidió. Dirigiéndose después a ellos, les dijo: «¿Quién de vosotros hay, que viendo su asno o su buey caído en un pozo, no le saque luego aún en día de Sábado?» Y  a esto no le podían replicar. Observando también como los convidados escogían los primeros asientos en la mesa, les propuso una parábola, diciéndoles: «Cuando fueres convidado a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro convidado de más distinción que tú, Y venga aquél que os convidó a entrambos, y dirigiéndose a ti te diga: ‘Deja a éste el sitio’; Y entonces tengas que ocupar el último lugar con vergüenza tuya. Pues cuando fueres llamado, ve y siéntate en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Entonces serás honrado delante de los demás comensales. Porque todo el que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado(2).»  Credo.

OFFERTORIUMDómine, in auxilium meum réspice: confundántur et revereántur, qui quaerunt ánimam meam, ut áuferant eam: Dómine, in auxilium meum. Per Dóminum. Ofertorio –  Mírame, oh Señor, que nos purifiques con la virtud del presente Sacrificio, y, usando con nosotros de misericordia, haz que merezcamos participar de él dignamente. Por. J. N. S.

Oración-Secreta

Munda nos, quaésumus, Dómine, sacrifícii praeséntis efféctu: et pérfice miserátus in nobis: ut ejus mereámur esse partícipes. Per Dominum. Rogámoste, Señor, que nos purifiques con la virtud del presente Sacrificio, y, usando con nosotros de misericordia haz que merezcamos participar de él dignamente. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:Sanctus, Sanctus, Sanctus… Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro: Santo, Santo, Santo, etc.
COMMUNIO  Dómine, memorábor justítiae tuae solíus: Deus, docuísti me a juventúte mea: et usque in senéctam et sénium, Deus, ne derelínquas me.
Comunión. – Señor, me acordaré de tu sola justicia: desde mi juventud fuiste tú oh Dios, mi maestro, y lo seguirás siendo hasta mi vejez y decrepitud. Por tanto, oh Dios, no me desampares. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Oración-Postcomunión

Purífica, quaésumus, Dómine, mentes nostras benígnus, et renóva caeléstibus sacraméntis: ut consequénter et córporum praesens páriter, et futúrum capiámus auxilium. Per Dominum Nostrum. < Señor   oh Haz,   >   Purifica, oh Señor bondadoso, nuestras almas, y renuévalas con tus celestiales Sacramentos: de suerte que, como consecuencia, también nuestros cuerpos sean socorridos en el presente y en el futuro. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Conmemoración


  • (1)  La bondad de Dios, al redimirnos, ha sido muy ancha, pues ha abarcado, a todos los hombres; muy larga, pues ha abarcado a todos los tiempos; muy alta, pues nos h a llevado hasta los cielos, y muy profunda, pues nos ha sacado del abismo del infierno. (volver)
  • (2) En el reino de los cielos, donde se recompensa a cada uno según sus méritos reales, los humildes son los ensalzados, al contrario de lo que suele acontecer en este mundo, en que los honrados y aplaudidos son más bien los soberbios. (volver)

Tomado de:

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EL DULCE NOMBRE DE MARÍA

12 de septiembre

El Señor ha hecho vuestro nombre tan glorioso, que no se caerá de la boca de los hombres. (Jdt. 13, 25).

Los elogios más sublimes corresponden a María, a la cual todas las generaciones llaman bienaventurada, y Aquel que «hizo en Ella cosas grandes y cuyo nombre es santo» quiso darle íntima participación de esa misma santidad para consuelo y gozo de quienes invocaren su dulce nombre. Nombre que ha de ser loado, en todo el mundo, porque infunde valor y fortaleza. Bien lo aprendieron los indios mejicanos de boca de los pobres soldados españoles cautivos, que subían al pavoroso teocalli invocando: «‘Ay, Santa María!» y con este nombre en los labios expiraban.

España fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede autorización para celebrar la fiesta del Dulce Nombre. Y esto acaeció en el año 1513. Pero fue el Papa Inocencio XI quien decretó, el 25 de noviembre de 1683, que toda la Iglesia celebrara solemnemente la fiesta de este nombre excelso, para perpetuar la victoria que los austriacos y polacos, mandados por Juan Sobieski, consiguieron de los turcos ese año en Viena.

El dulce nombre de María, para los que luchamos en el campo de la vida, es lema, escudo y presagio. Lo afirma uno de sus devotos, San Antonio de Padua, con esta comparación: «Así como antiguamente, según cuenta el libro de los Números, señaló Dios tres ciudades de refugio, a las cuales pudiera acogerse todo aquel que cometiese un homicidio involuntario, así ahora la misericordia divina provee de un refugio seguro incluso para los homicidas voluntarios: el nombre de María. Torre fortísima es el nombre de Nuestra Señora. El pecador se refugiará en ella y se salvará. Es nombre dulce, nombre que conforta, nombre de consoladora esperanza, nombre tesoro del alma. Nombre amable a los ángeles, terrible a los demonios, saludable a los pecadores y suave a los justos»

Que el sabroso nombre de nuestra Madre, unido al de Jesús, selle nuestros labios en el instante supremo y ambos sean la contraseña que nos abra de par en par las puertas de la gloria.

EL MISMO DÍA: SAN SACERDOS, Obispo y Confesor.

Tomado de:

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Los santos que reinan con Cristo

12 de Septiembre

SANTOS PROTO y JACINTO, Mártires

11 de septiembre

Os digo, habrá más fiesta en el cielo por un pecador
que haga penitencia, que por noventa y nueve justos
que no tienen necesidad de penitencia.
(San Lucas, 15, 7).

Los dos hermanos Proto y Jacinto, esclavos de Santa Eugenia, y bautizados con ella por el obispo Hilario, se dedicaron al estudio de las Sagradas Escrituras. Después de haber permanecido algún tiempo en un monasterio de Egipto, edificando allí a todos por su humildad y santidad, siguieron a Santa Eugenia hasta Roma. Llegados a esta ciudad bajo el reinado de Juliano, fueron detenidos, cruelmente flagelados y finalmente decapitados.

MEDITACIÓN SOBRE TRES MANERAS
DE HACER PENITENCIA

I. La penitencia debe ser interior: para esto el pecador debe ofrecer a Dios un corazón contrito y humillado, recibir con paciencia y resignación todas las aflicciones que se le envían, y hacerlas servir para la expiación de sus pecados. Sufrirás con paciencia si consideras que esos dolores pasajeros pueden librarte de los suplicios eternos que has merecido. El pecador es, él mismo, la causa de sus sufrimientos. No podemos imputar a Dios ninguno de los males que sufrimos, nosotros mismos somos sus autores. (Salviano)

II. Prívate, por espíritu de penitencia, de los placeres que no están prohibidos por la ley de Dios. No mereces el goce que se encuentra en la posesión de las cosas creadas, después de haber abusado tanto de ellas para ofender al Señor. Para las almas inocentes son los placeres permitidos; en cuanto a los pecadores, deben ellos hacer penitencia, y persuadirse de que Dios les prolonga la vida sólo para darles tiempo de expiar sus pecados.

III. Pero no es suficiente; todavía hay que imponerse mortificaciones corporales, para expiar el placer que se ha gustado en ofender a Dios. Los santos siempre han practicado estas austeridades; en sus biografías, no se habla sino de vigilias, ayunos, cilicios y disciplinas. ¿Creemos acaso que somos nosotros más inocentes de lo que eran ellos? El camino del cielo no es más ancho ni más cómodo para nosotros que lo fue para ellos. No nos engañemos: hagamos penitencia, y no recaigamos en los mismos pecados. Donde no hay enmienda, no hay sino vana penitencia. ( Tertuliano)

La penitencia -Orad por la enmienda
de los pecadores.

ORACIÓN

Señor, que la preciosa confesión de vuestros bienaventurados mártires Proto y Jacinto reanime nuestro celo, y que su piadosa intercesión nos proteja constantemente. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado de:

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Los santos que reinan con Cristo

11 de Septiembre

SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, Confesor

10 de septiembre

He aprendido a estar contento con lo que tengo, sé vivir en pobreza y sé vivir en abundancia: todo lo he probado y estoy ya hecho a todo. (Filipenses, 4, 11-12).

San Nicolás vivió mucho tiempo en Tolentino, ciudad de Italia, y la ilustró con su muerte. A pesar de sus increíbles austeridades en la Orden de los Ermitaños de San Agustín, siempre tenía la sonrisa en los labios. Seis meses antes de su muerte, oía todas las noches los conciertos de los ángeles. Medita tres hermosas palabras de este santo: «El corazón que una vez gustó de Dios, ya nada encuentra en la tierra que le plazca; no hay que amar la vida, sino porque nos conduce a la muerte; en poco tiempo podemos ganar la eternidad». Murió en 1315, a los 70 años de edad.

MEDITACIÓN – TRES CONSEJOS PARA VIVIR
FELIZ CADA CUAL EN SU ESTADO

I. Vive feliz y contento en la posición en que Dios te ha colocado. No seas de aquellos que se ingenian en hacerse desgraciados, sea exagerando los males que les acaecen, sea comparando sus desventuras imaginarias con la aparente felicidad de los demás. Dios te ha puesto en este estado, permanece en él, vive en él contento y alegre, Dios lo quiere. Salom6n ha dicho con razón: He reconocido que nada mejor había que alegrarse y hacer el bien durante nuestra vida.

II. Conténtate con la fortuna y talentos naturales que Dios te ha dado, y no desees más. Dios sabe lo que has menester; acaso te habrías condenado si tuvieses más ingenio, más salud o más bienes materiales. La dicha no reside ni en la ciencia, ni en la opulencia ni en los otros bienes de este mundo; existe en la posesión de Dios. No son las riquezas las que hacen feliz, sino Dios, que es la verdadera riqueza de nuestras almas.(San Agustín).

III. Conténtate también con los bienes que hayas recibido en el orden de la gracia, y no te atormentes inútilmente en desearlos mayores. Emplea como es debido los favores que te acuerda Dios, y los talentos que te ha confiado; no pide otra cosa de ti. Piensa, para suavizar; tus sufrimientos, que has merecido el infierno por tus pecados, y llora continuamente los desórdenes de tu vida pasada. La verdadera compunción atrae la gracia y produce el gozo del alma, y las lágrimas de la penitencia son inmensamente más dulces que los goces de los pecadores.

La conformidad con la voluntad de Dios – Orad
por los afligidos.

ORACIÓN

Señor, escuchad favorablemente las humildes súplicas que os dirigimos en la solemnidad de vuestro confesor San Nicolás de Tolentino, a fin de que, no poniendo nuestra confianza en nuestra justicia, seamos socorridos por los ruegos de aquél que os fue agradable. Por J. C. N. S.Amén.

Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Los santos que reinan con Cristo

10 de Septiembre