El Papa cambia de rumbo respecto a la intercomunión: deben decidir los obispos locales

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Intenté advertirles a todos.

Cuando se trata del papa Francisco, no podemos confiar en lo que dice. Hay cada vez más y másevidencia al respecto.

Y, por supuesto, no debemos olvidar La Regla Peronista.

Sobre el tema de la intercomunión, es verdad que firmó el rechazo de la CDF del folleto de los obispos alemanes.

Los católicos que querían pensar lo mejor se alegraron enseguida. “¡Ey, miren! ¡Él es ortodoxo en esto!”

Pero ahora vemos las cosas como son: como un pase de manga. Una gambeta retórica. Otra estafa papal.

El Papa dice que los obispos locales debieran hacer el llamamiento a la inter-comunión” dice un titular de Crux.  El Papa ha retomado el tema de la intercomunión y lo desvió hacia una nueva dirección. Si desean saber lo que hizo, deberán prestar mucha atención a cómo mueve los vasos. ¿Pueden ver dónde está la bola cuando él comienza — que en esta pequeña metáfora nuestra representa por supuesto la autoridad papal y su aprobación? Observen de cerca – las negritas son mías:

“Tras todo un día de promocionar maneras para que los cristianos puedan compartir una mayor unidad, ese compromiso por unificarnos no evitó que el papa Francisco respaldara la doctrina del Vaticano en su decisión de insistir sobre la cautela ante propuestas de intercomunión con los protestantes.

El jueves, en un vuelo de regreso a Roma después de un día de peregrinación ecuménica a Ginebra, Francisco dijo que apoyaba al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el cardenal electo Luis Ladaria, en requerir que se vuelva a analizar el esbozo de propuesta de los obispos alemanes para que los no católicos reciban la comunión según ciertas condiciones.

[…]

El mes pasado, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) rechazó la propuesta alemana, que había sido aprobada en una reunión previa durante la primavera, por casi tres cuartos de los obispos. En una carta publicada este mes, Ladaria dijo que la propuesta “no estaba lo suficientemente madura como para ser publicada”. 

Francisco dijo que Ladaria no actuó de manera unilateral, sino con el permiso del Papa…”

Hasta ahora, estamos todos del mismo lado. Todo estamos mirando debajo del vaso titulado “Francisco prohíbe la intercomunión vía la CDF”. Pero mientras él habla sobre el permiso que dio a Ladaria, nos distrae. La gente presta atención a sus palabras, y cuando ve que nuestros ojos no están puestos en sus manos, realiza un cambio. La pelota pasa debajo de otro vaso tan rápido que casi nadie nota la transición. Vayamos más despacio y concentrémonos en la bola:

“…y que bajo el Código del Derecho Canónico [sic] depende del obispo local, no las conferencias episcopales locales, el decidir en qué condiciones se puede administrar la comunión a los no católicos.

“el Código dice que el obispo de la iglesia particular, esa palabra es importante, particular, es decir de una diócesis, debe ocuparse de ello, está en sus manos.”

Es más, Francisco dijo que el problema de que una conferencia episcopal entera lidie con estas cuestiones es que “porque algo aprobado en una conferencia episcopal, pronto se convierte en universal.”

¿Vieron cómo hizo el cambio?

El problema con la versión Bergogliana de esta ilusión es que no hay una revelación final. El mago distrae a la audiencia de lo que sucede en la mesa y luego les agradece por haber venido sin siquiera levantar los vasos para mostrarles dónde quedó la bola. En realidad no quiere que sepan que hizo magia, porque su trabajo era simplemente distraerlos lo suficiente como para que olvidaran que estaba realizando un truco.

Los que observaban el espectáculo vuelven a sus casas suponiendo que la bola quedó donde estaba.

Pero ya no está bajo el vaso “Francisco prohíbe la intercomunión vía la CDF”. Ahora está bajo el vaso “Francisco dice que los obispos individuales pueden decidir las reglas sobre la intercomunión”.

Algunos ya lo han visto realizar esta versión del truco suficientes veces como para aprender a notar el cambio. Pero desafortunadamente, la mayoría no. Y como creen que la bola sigue debajo el vaso donde debiera estar, discutirán con cualquiera que les diga que no es cierto.

Mientras tanto, es probable que los medios de comunicación católicos ni reporten sobre este mago inescrupuloso que claramente no está realizando trucos inofensivos, y juega con la confianza.

Por lo tanto, el juego continuará.

Alejándome de mi deficiente metáfora antes de que ésta se desarme, quisiera volver por un momento a lo que escribí en abril. Dije que creía que Francisco no estaba contento con la bolsa ardiente de… ehem… folletos sobre la intercomunión que habían dejado en su puerta. Los alemanes se sobrepasaron. Se hicieron demasiado melosos. Así no es como trabaja Francisco, y es “gran parte de la razón por la que el documento fue rechazado. Porque mientras Francisco se siente más cómodo trabajando por medio de la insinuación, los alemanes intentaron hacer algo más explícito. Por escrito.”

De alguna manera él lo confirmó cuando dijo, en sus comentarios mencionados antes, que “algo aprobado en una conferencia episcopal, pronto se convierte en universal.”

No podemos aceptar eso. Recuerden lo que le dijo a una mujer luterana cuando ésta le preguntó si podía recibir la comunión, allá por noviembre 2015:

“Yo no osaré nunca dar permiso para hacer esto porque no es de mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No oso decir más.”

Nada de gobernar desde arriba. Ningún decreto oficial. Es mucho más fácil patear hacia abajo y fomentar el caos. Atomizar y destruir la fe universal, un obispo a la vez.

Por hacer lío, o algo así.

Steve Skojec

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

Ataque al sacerdocio, ataque a la Eucaristía

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La Eucaristía siempre ha sido el blanco preferido de los ataques de quienes odian a la Iglesia. De hecho, la Eucaristía es una síntesis de la Iglesia. Como observa un teólogo pasionista, «compendia todas las verdades reveladas, y es la única fuente de gracia, un anticipo de la bienaventuranza, un resumen de todos los prodigios de la omnipotencia divina» (Enrico Zoffoli, Eucarestia o nulla, Edizioni Segno, Udine 1994, p. 70).

La Virgen María ya había prevenido de los actuales ataques contra el sacramento de la Eucaristía. En Cova de Iría exhortó a los tres pastorcillos a «rezar a Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que se lo ofende».

Ya antes, en la primavera de 2016, el Ángel se había aparecido a los niños con un cáliz en su mano izquierda, sobre el que estaba suspendida una hostia. Dio de comulgar con ella a Lucía, y con el vino a Jacinta y Francisco, que permanecieron de rodillas mientras el ángel decía: «Comed y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, terriblemente ultrajado por la ingratitud de los hombres. Reparad sus transgresiones y consolad a vuestro Dios».

El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, en su prólogo al hermoso libro del P. Federico Bortoli La distribuzione della Comunione sulla mano. Profili storici, giuridici e pastorali (Edizioni Cantagalli, Siena 2017), afirma que la escena mencionada «nos indica cómo debemos recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo».

Según el cardenal, «los ultrajes de que es objeto Jesús en la santísima Hostia son, ante todo, las horrendas profanaciones de las que algunos ex satanistas convertidos han dado cuenta con espeluznantes descripciones». Pero también lo son «las comuniones sacrílegas no recibidas en gracia de Dios, o recibidas por quienes no profesan la fe católica». Es más: «Lo son todo aquello que pueda impedir el fruto del Sacramento, sobre todo los errores sembrados en la mente de los fieles para que dejen de creer en la Eucaristía».

Pero el más insidioso de los ataques diabólicos consiste «tratar de sofocar la fe en la Eucaristía sembrando errores y promoviendo una manera inapropiada de recibirla. Ciertamente la guerra entre San Miguel y sus ángeles por un lado, y Lucifer en el otro bando, continúa librándose en el corazón de los fieles. El objetivo al que apunta Satanás es el Sacrificio de la Misa y la Presencia Real de Jesucristo en la Hostia consagrada». A su vez, este ataque se realiza por dos vías: en primer lugar, «reduciendo el concepto de la Presencia Real», al invalidar la palabra transustanciación.

El segundo es «la tentativa de apartar del corazón de los fieles el sentido de lo sagrado». Escribe el cardenal Sarah: «Mientras que el término transustanciación nos indica la realidad de la Presencia, el sentido de lo sagrado nos ayuda a entrever su absoluta peculiaridad y santidad. ¡Sería una desgracia tremenda que se perdiese el sentido de lo sagrado precisamente en lo más sagrado! ¿Y cómo se puede perder? Recibiendo un alimento extraordinario como si fuera un alimento ordinario».

Seguidamente, amonesta con estas palabras: «No se atreva ningún sacerdote a imponer su autoridad personal en esta cuestión rechazando o maltratando a quienes desean recibir la Comunión de rodillas y en la lengua. Acudimos como los niños y recibimos humildemente, de rodillas y en la lengua, el Cuerpo de Cristo».

Las observaciones de monseñor Sarah son más que acertadas, pero es preciso contextualizarlas en el proceso de secularización de la liturgia que tiene su origen en el equívoco Novus Ordo Missae de Pablo VI del 3 de abril de 1969, cuyo infausto cincuentenario se cumplirá el año próximo.

Dicha reforma litúrgica, como escribieron los cardenales Ottaviani y Bacci en la presentación de su Breve examen crítico, el Novus Ordo representa «tanto en su conjunto como en sus detalles, una notable desviación de la teología católica de la Misa tal como fue formulada en la sesión XXII del Concilio de Trento». La teología tradicional de la Misa ha sido sustituida por otra que ha eliminado la noción de sacrificio y, en la práctica, ha disminuido la fe en la Eucaristía.

Por otra parte, la apertura de la Comunión a los divorciados fomentada por la exhortación Amoris laetitia, y la intercomunión con los protestantes, auspiciada por numerosos obispos, ¿qué otra cosa son sino ultrajes a la Eucaristía? El sacerdote boloñés Alfredo Morselli ha expuesto magníficamente las raíces teológicas que vinculan Amoris laetitia y la intercomunión con los evangélicos (https://cooperatores-veritatis.org/2018/05/06/in-principio-era-lazione-il-legame-tra-amoris-laetitia-e-lintercomunione-con-gli-evangelici/).

Hay que añadir que el ataque a la Eucaristía se ha convertido actualmente en un ataque contra el Orden Sacerdotal, dada la estrecha vinculación entre ambos sacramentos. La  constitución  invisible de la Iglesia se fundamenta en el Orden, sacramento que permite al bautizado participar del sacerdocio de Cristo. El sacerdocio se ejerce principalmente al ofrecer el sacrificio eucarístico, que exige el prodigio de la transustanciación, dogma central de la fe católica.

Si la presencia de Cristo en el tabernáculo no es real y sustancial, y si la Misa se reduce a una mera conmemoración o símbolo de lo que sucedió en el Calvario, no hay necesidad de sacerdotes que ofrezcan el Sacrificio, y como la jerarquía de la Iglesia se cimenta en el sacerdocio, se debilitan los cimientos de la Iglesia y su Magisterio.

Desde esta perspectiva, admitir a la Eucaristía a los divorciados que se han vuelto a casar y a los protestantes guarda relación con la posibilidad de conferir el sacerdocio a laicos casados y las órdenes menores a mujeres. El ataque a la Eucaristía es un ataque al sacerdocio.

Nada hay más grande, más hermoso, más conmovedor que la misericordia de Dios para con el pecador. Aquel Corazón que tanto amó a los hombres, por la intercesión del Sagrado Corazón de María, al cual está indisolublemente ligado, quiere llevarnos a gozar de la felicidad eterna en el Paraíso, y nadie, ni el más encallecido de los pecadores, puede dudar de ese amor salvífico.

Por tal razón, no debemos perder jamás la confianza en Dios, sino conservarla hasta el fin de nuestra vida, porque esa ardiente confianza jamás ha defraudado a nadie. El Señor no nos engaña, pero no podemos intentar engañarle ni podemos engañarnos a nosotros mismos. Y no hay mayor engaño que creer que es posible salvarse sin arrepentirse de los propios pecados y sin profesar la fe católica.

Quien peca o vive en pecado se salva si se arrepiente; pero si osa engañar a Dios no se salva. No es Dios quien lo condena; es él mismo quien, al acercarse indignamente a recibir el Sacramento como y bebe su propia condenación. Lo explica San Pablo a los corintios con estas serias palabras: «Quien comiere el pan o bebiere el cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Pero pruébese cada uno a sí mismo, y así coma del pan y beba del cáliz, porque el que come y bebe no haciendo distinción del Cuerpo del Señor como y bebe su propia condenación» (1 Cor. 11, 27-29). San Pablo constataba, además, que en la Iglesia de Corinto, a raíz de las comuniones sacrílegas, muchos enfermaban y morían misteriosamente (1 Cor. 11, 30).

Triste destino el de quien no recibe el Sacramento porque se obstina en vivir en pecado. Pero peor es el destino de quien lo recibe sacrílegamente sin estar en gracia de Dios. Y más grave todavía es el pecado de quien anima a los fieles a comulgar en pecado y les administra ilícitamente la Comunión. Estos son los ultrajes que más duelen y más hondamente traspasan el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María.

Éstos son los pecados que exigen reparación por nuestra parte, nuestra presencia ante el Sagrario, nuestra defensa pública de la Eucaristía ante toda clase de profanadores. Así garantizaremos nuestra salvación y la de nuestro prójimo y aceleraremos la venida del Reino de Jesús y de María a la sociedad, que no tardará en instaurarse sobre las ruinas del mundo moderno.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

por Roberto de Mattei

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No me fío un pelo

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Sumergidos como estamos en la labor -dirigida desde muy arriba-, de boicotear todo lo que suene a tradicional en las órdenes religiosas, y después de las famosas directivas para los conventos de clausura que –si se cumplen-, acabarán con esa espiritualidad clásica -¡¡¡puaj!!!- a la que tanto miedo tienen algunos, mis hermanos han celebrado un Capítulo el pasado mes de mayo.

Las conclusiones ya se han hecho públicas. En medio de una gran cantidad de indicaciones insistentes en la fraternidad, la remodelación del espíritu de la Orden, la necesidad de amarnos y comprendernos y de salir a las periferias para anunciar las sorpresas de Dios, y una serie más de blablablá estilo conciliar, las decisiones concretas no se han dejado esperar. Nos reúnen a todos los vejestorios en esta casa en la que me encuentro, para tenernos bien vigilados y establecer así un seguimiento de nuestro estado de aceptación o no de las directivas bergoglianas, que ya están aceptadas plenamente por los sesudos superiores de la Orden. Al mismo tiempo, se recomponen los noviciados, situando entre nosotros a los novicios más adelantados, que por no ser excesivamente numerosos, ayudarán –dicen-, a dar un nuevo aire al convento, para que los frailes más antiguos puedan conocer de primera mano lo que es la verdadera vida conventual y lo que significa el espíritu comunitario. Nos quieren reciclar, antes de que nos recicle definitivamente el evo supramundano.

Dios escribe derecho con renglones torcidos. Lo que pretende ser una decisión de castigo o de intento de enmendar a los pocos frailes recalcitrantes que quedamos, ha supuesto para mí una gran alegría, manifiesta en dos aspectos.

Por un lado, me vuelvo a reunir con mis queridos Fray Malaquías, Fray Peseta o Fray Escéptico –viejos compañeros de fatigas-, con lo cual se aseguran divertidas y jugosas horas de recreo en el claustro. Todos de la misma decrépita edad, que vemos con angustia, sufrimiento y dolor la nueva situación, que nos cuesta asimilar tantas sorpresas del Espíritu. Recuperaremos las reuniones amigables comentando la situación; y al mismo tiempo, para poder sobrevivir en este mundo áspero y sombrío, podremos recuperar el buen humor y la pequeña copita, siempre escondida bajo alguna losa de la celda de Fray Malaquías.

Por otra parte, y no menos importante, la presencia de novicios recién formados en los nuevos paradigmas, con su master de la Gregoriana o del Anselmianum bajo el brazo, modernistas convencidos, aportarán a los senectos vejestorios agudos análisis sobre la Amoris Laetitia o la Exultate. Se augura y promete jolgorio entre los quintañones, que sin duda contribuirá a restaurar nuestras arterias y huesos descalcificados.

Bendito sea Dios. Ya veremos lo que dura esta situación, antes de que se nos imponga el exilio definitivo en alguna cheka vaticana o nos manden a algún lúgubre sótano de Santa Marta, condenados a leer alguna Exhortación Apostólica de Bergoglio y escribir cien veces: Esto es Magisterio Pontificio.

Mientras llegan las próximas semanas, he observado unos movimientos vaticanos que han alegrado a muchos, pero que a mí me han sumergido de nuevo en una especie de remosqueo, porque me barrunto que hay gato encerrado. Las aparentes peleas de Bergoglio y los obispos alemanes son de elevado nivel. Primero dicen que hay que darle la comunión al cónyuge protestante. Luego, algunos de los obispos germanos dicen que no están de acuerdo con la otra mitad. De repente, surge una declaración-no-hecha-pública de la Doctrina de la Fe que dice que rien de rien. De nuevo protestan los obispos alemanes y dicen que van a ir a ver al Papa. Van a verlo (haciendo un esfuerzo por abandonar unos días sus diócesis) y éste les dice que se vuelvan a ir porque en realidad la decisión la tienen que tomar ellos en responsabilidad y es cosa suya. Se van mas contentos que unas pascuas luteranas. Francisco recibe a un grupo de luteranos y les dice que tenemos que amarnos más. De repente –segunda vez-, nueva carta de la Doctrina de la Fe diciendo que nanai del paragüay. De intercomunión, nada. Nuevas palabras del cardenal Marx para decir que le sorprende que el Papa haya dicho eso. (A mí también). Nueva discusión para ver si se puede o no se puede. Y dice que quiere ver al Papa para contrastar el dato.

Total, que mientras van y vienen, los cónyuges están comulgando por si acaso dicen que sí, y porque están seguros de que no van a decir que no.

A ver qué me dicen los novicios que vienen de Roma. Parece que alguien escuchó en los pasillos santamartinos que Bergoglio le decía a Ladaria: Sigue publicando instrucciones diciendo que no, y luego les diremos a los prusianos que hagan lo que quieran, pero hagan como que no. Pero sí. Caso por caso y casa por casa.

Y todos felices. La euforia de muchos medios católicos por la contundente decisión, me acumula una nube de moscas tras mi frailuna oreja. No me fío.

por Fray Gerundio de Tormes

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Arzobispo de Ottawa ve desconcertante que el Papa diga a obispos alemanes que es aceptable cualquier cosa que decidan

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El arzobispo de Ottawa, Mons. Terrence Prendergast, sj, ha mostrado su estupor por el hecho de que, ante la posible comunión del cónyuge protestante de un matrimonio mixto, el papa Francisco dijera a los obispos alemanes que será aceptable lo que determinen si están todos de acuerdo.

«Lo más importante es el desafío de permanecer fieles a la doctrina católica y no proponer prácticas que socaven la fe y la necesidad de fomentar la lealtad y la comunión con la Iglesia universal». Así lo ha asegurado el arzobispo Terrence Prendergast, SJ, de Ottawa en una entrevista. Y añadió: «Es desconcertante saber que el Santo Padre les dijera a los obispos que lo que determinen es aceptable mientras todos estén de acuerdo».

A la mayoría de los obispos alemanes les gustaría ofrecer la comunión a los cónyuges protestantes de los católicos bajo ciertas circunstancias. Una minoría no está de acuerdo. Después de una reunión el 3 de mayo en el Vaticano entre representantes de ambos lados del debate, el prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe les dijo que el Papa Francisco quería que los obispos alemanes llegaran a un consenso sobre el asunto.

El cardenal holandés Willem Eijk, arzobispo de Utrecht, en una carta abierta el 5 de mayo, instó al Papa a proporcionar claridad, explicando que tanto el Catecismo de la Iglesia Católica como el Derecho Canónico no permiten la intercomunión con los protestantes.

Muchos obispos en el mundo están en contra

«El Papa Francisco tiene razón cuando dice que no todos los debates teológicos deben resolverse mediante intervenciones autorizadas del magisterio papal», dijo Prendergast. «Y el cardenal Eijk tiene razón cuando dice que la cuestión de la intercomunión es una cuestión doctrinal que no puede resolverse mediante una decisión aislada de una conferencia nacional de obispos».

«Esta es, de hecho, una situación clásica de discernimiento entre cosas que son cambiables, o posibles, y otras que no lo son», dijo el arzobispo jesuita. «Parece claro ahora que muchos obispos y católicos en el mundo consideran imprudente y doctrinalmente imposible lo que varios obispos en Alemania han propuesto».

El debate intercomunión llega al límite de la diversidad pastoral, dijo. «Recibir la Eucaristía está intrínsecamente relacionado con la fe, mi fe personal y la fe de la comunidad a la que pertenezco», dijo Prendergast. «Lo que la mayoría de los obispos en Alemania propone significa que una persona que no pertenece a la Iglesia Católica, puede de forma rutinaria, tal vez todos los domingos, recibir la Eucaristía en la Iglesia Católica».

«Este tipo de comunión abierta va en contra de la enseñanza católica y, por lo que puedo ver en las congregaciones no católicas que siguen una disciplina de ‘comunión abierta’, también es infructuosa espiritual y pastoralmente».

La gente en Ottawa le pregunta por el tema

El arzobispo dijo que no podía ignorar el debate alemán sobre la intercomuniónporque «la Iglesia es una red con vínculos muy estrechos» y la gente de Ottawa le preguntaba por el tema.

«Los católicos en Canadá generalmente saben que recibir la comunión requiere pertenecer a la Iglesia, entre otras cosas», dijo. «Esta disciplina es bien conocida y ampliamente apreciada en nuestras parroquias».

El debate intercomunitario ofrece una oportunidad para que los católicos en Canadá reconsideren sus propias prácticas eucarísticas, dijo, y señaló que a menudo los católicos que asisten a la iglesia tras años de no asistir, reciben la comunión «por rutina».

Se necesita enseñar más acerca de los beneficios de asistir a la Misa sin recibir la comunión, así como de lo que significa «estar debidamente dispuesto y en estado de gracia», dijo el arzobispo. «Siento que necesitamos invertir más para recibir los sacramentos de manera digna y fructífera. Esto es cierto para la Eucaristía, pero también para el Bautismo y la Confirmación».

«El formalismo y la rutina cultural por sí solo no lo harán», dijo. «Recibir la comunión tiene que marcar la diferencia en nuestras vidas y ser significativo. De lo contrario, nos estamos engañando a nosotros mismos, y como pastores estamos engañando a otros. En la Sagrada Comunión, recibimos al Señor y, para recibir dignamente, debemos estar completamente abiertos a Él y conectados con Su Iglesia, visible e invisiblemente, institucionalmente e internamente. Eso, y nada menos, es la enseñanza católica».

InfoCatólica – 24 de mayo 2018

L’articolo Arzobispo de Ottawa ve desconcertante que el Papa diga a obispos alemanes que es aceptable cualquier cosa que decidan proviene da Correspondencia romana | agencia de información.

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Cardenal Marx: En el debate intercomunión, las diócesis podrían tener reglas diferentes

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El cardenal Reinhard Marx, el jefe de los obispos alemanes, ahora se está abriendo a la idea de que las diferentes diócesis alemanas puedan tener diferentes reglas sobre la posible admisión de cónyuges protestantes de los católicos a la Sagrada Comunión. Otro obispo acaba de decir, además, que el papa Francisco parece no ver en las nuevas directrices de intercomunión alemanas una “amenaza a la fe”.

El sábado pasado, el Katholikentag alemán (una reunión católica nacional con unos 50,000 participantes) en Münster llegó a su fin. Ahora, al comienzo de esta semana, las declaraciones de los obispos alemanes participantes sobre el debate en curso de intercomunión están siendo ampliamente divulgadas en la prensa alemana.

Una de las figuras más prominentes es, por supuesto, el Cardenal Marx. Durante los eventos de Katholikentag, dijo dos cosas importantes que merecen ser informadas. En primer lugar, afirmó en una entrevista con el sitio web de noticias de los obispos alemanes Katholisch.de (alrededor del minuto 8 del video) que el papa Francisco no desea que “nos quedemos quietos y que miremos hacia atrás” con respecto al ecumenismo. Más bien, el Papa desea que “avancemos, avanti, y veamos qué posibilidades [para una comunidad ecuménica mayor] tenemos”. Así dice el Cardenal Marx. Esto, por supuesto, implica que el Papa mismo desea que “avancemos” con el tema de la intercomunión.

La segunda afirmación que ahora se divulga ampliamente es que Marx, cuando se le preguntó sobre la posibilidad de tener diferentes reglas de intercomunión establecidas por las diócesis alemanas, respondió: “Sí, ese ya es el caso”. Según Marx, la conferencia de obispos alemanes “no puede tomar medidas legislativas para las diócesis individuales”, ya que el “obispo es en la diócesis individual el legislador”. Así, explica el cardenal alemán, la propia conferencia episcopal “no tiene competencia para dar órdenes” con respecto a los obispos individuales. El sitio web católico austriaco Kath.net explica estas palabras de la siguiente manera: “La lucha entre los obispos alemanes sobre la distribución de la Sagrada Eucaristía a los protestantes podría llevar al resultado de que las diócesis alemanas reciban [y acaten] normas diferentes”.

Esto, por supuesto, es una preparación para la decisión del ala progresista en Alemania de seguir adelante con su agenda relativizante con respecto a la Comunión para los cónyuges protestantes. Como otro obispo alemán, Peter Kohlgraf, sucesor del cardenal Karl Lehmann en Mainz, propuso en el Katholikentag que el propio Papa había dado el mensaje de que no cree que las recientes directrices de intercomunión de febrero de 2018 sean una “amenaza a la fe”. Al explicar las palabras papales que propusieron y alentaron un “posible acuerdo unánime” entre los obispos alemanes, Kohlgraf dijo que no significaba un consentimiento unánime completo entre todos los obispos, sino más bien “que discutiéramos una vez más nuestra información de forma tal que la minoría no quede mal, pero también que a nadie se le cuestione sobre su propia catolicidad”.

Este tipo de interpretación parece preparar el camino para que el campo progresista en Alemania tenga una reunión adicional con los obispos opositores, entre ellos el Cardenal Rainer Woelki y el Obispo Rudolf Voderholzer, y luego implementar las directrices pastorales esencialmente como ya habían sido aprobadas con una mayoría de dos tercios en febrero.

Además, Kohlgraf insiste en que el Papa no cree que esta decisión mayoritaria ponga en peligro la fe y la unidad de la Iglesia. Como dice el informe de Katholisch.de:

Se siente “personalmente herido”, dice Kohlgraf, “cuando la carta de los siete obispos a Roma advierte y afirma que a través de mi voto, junto con la mayoría de mis hermanos obispos, la sustancia de la Fe y la unidad de la Iglesia están en peligro. Si entiendo correctamente al Papa, entonces él no ve ese peligro”.

Si no se llegara a un acuerdo entre ambos campos, explica el prelado, entonces cada obispo sería libre de establecer sus propias reglas para su propia diócesis. Sin embargo, agrega que “me resultaría interesante [sic] ver qué sucede cuando en Colonia, hay otra regla que en Aquisgrán”. Seguramente “habría una mayor falta de comprensión y un aumento de la indignación” entre los fieles, advierte el obispo.

Ambas declaraciones tomadas en conjunto – la de Marx y la de Kohlgraf – podría así ser seguro predecir que los progresistas – viendo que los obispos conservadores no están dispuestos a ceder, a pesar de la propia falta de corrección doctrinal del papa Francisco – implementarán sus propias directrices revolucionarias de intercomunión y explicarán que aquellos que se oponen a los obispos son libres de no implementarlos en sus propias diócesis. En este contexto, las propias palabras del cardenal Marx en el Katholikentag también tienen más sentido ahora: “Deseamos buscar la mayor unanimidad posible, pero no se puede seguir buscando y discutiendo hasta que se encuentre la unanimidad”.

En contraste, el obispo Stefan Oster, uno de los siete obispos opositores, advirtió durante el Katholikentag contra un “ecumenismo vago”, por el cual la cuestión de la verdad se está eliminando. “Quienquiera que reciba la Sagrada Comunión”, explica el obispo bávaro de Passau, “también dice ‘Amén’ a la comprensión católica de la Iglesia, así con un Papa y obispos”.

En este contexto, podría valer la pena recordar que, durante los dos controvertidos sínodos familiares, estuvieron esencialmente los mismos obispos conservadores -seis en ese momento- que se opusieron a la idea de admitir a los divorciados “vueltos a casar” a la Sagrada Comunión. El obispo Oster, que estaba entre ellos, estableció más tarde sus propias pautas pastorales con respecto a Amoris Laetitia, con una comprensión más restringida de ese documento papal. Es muy posible que eso sea lo que sucederá nuevamente con respecto a la intercomunión. Por supuesto, en cualquier caso, esta forma de enfoque individual no es una solución para la grave atenuación doctrinal y pastoral promovida papalmente del único Sacramento de la Sagrada Eucaristía.

Maike Hickson

por One Peter Five

(Traducción: Rocío Salas. Artículo original)

 

Obispo alemán afirma que el papa Francisco ha aprobado de hecho el texto sobre la intercomunión

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Como era razonablemente de esperar, el sector progresista del episcopado alemán está intentando interpretar favorablemente el mensaje que el pasado 3 de mayo envió el papa Francisco a los prelados alemanes por medio del arzobispo Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa les había dicho en Roma a los prelados alemanes que desea que alcancen una solución unánime, con lo que a todos los efectos declinó hacer más aclaraciones doctrinales con respecto al texto pastoral que acaban de publicar para Alemania, el cual permite que los cónyuges protestantes de algunos católicos reciban de modo habitual la Sagrada Comunión.

Tras su silencio inicial, el sector progresista del episcopado germano ha tomado públicamente la iniciativa haciendo su interpretación particular de los últimos consejos y actuaciones del Sumo Pontífice. Steffan Hesse, arzobispo de Hamburgo, se reunió el martes en Münster con la asamblea de la Comisión Central de los Católicos Alemanes (ZDK) en vísperas de la celebración bienal del Día del Catolicismo, que se celebra en la misma localidad, la cual comenzó el miércoles y se prolongará hasta el domingo. Según una nota de Katholisch.de, Francisco ha dado «una clara indicación del rumbo a seguir» [el destacado es nuestro] en la actual controversia de la Iglesia alemana sobre si se debe administrar la comunión a los protestantes casados con católicos.

Según explicó Hesse, al devolver Francisco la pelota a los prelados alemanes en vez de dirimir la cuestión en Roma, ha dado a entender que una conferencia episcopal tiene competencia de sobra para decidir una cuestión de esa índole. Por si fuera poco, en opinión de Hesse, el Pontífice ha dejado claro que la Conferencia Episcopal Alemana puede dictaminar en esta cuestión como ya lo hizo con su voto mayoritario. Por el momento se desconoce de qué más habló Hesse en la asamblea de la ZDK. Con todo, nos dan a entender que, con toda probabilidad, los progresistas intentarán encauzar futuros debates del episcopado alemán con miras a alcanzar el consenso unánime y colaborador que desea el Papa.

La interpretación personal que hace monseñor Hesse de la orientación pontificia es, en esencia, correcta. Prueba de ello es que el cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no está contento con la decisión (mejor dicho, indecisión) de Francisco en el asunto de la polémica alemana de la intercomunión.

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Cardenal Eijk menciona la profecía del Fin de los Tiempos en el debate sobre la intercomunión

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Un nuevo artículo de un columnista invitado, el cardenal Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, Países Bajos, fue publicado hoy en el blog de Edward Pentin en National Catholic Register. Su artículo trata la cuestión de la intecomunión para los esposos de los católicos de Alemania, tema que cobró relevancia cuando una delegación de obispos alemanes — entre los cuales solo una minoría se opuso a tales cambios en la práctica eucarística — fue enviado de vuelta a casa por el papa Francisco y la Congregación para la Doctrina de la Fe sin haber respondido a sus preocupaciones ni autorizar la implementación de su plan para permitir en algunos casos la intercomunión, tras un proceso indefinido de “discernimiento”.

Eijk escribe:

Es inexplicable la respuesta del Santo Padre a la delegación de la Conferencia Episcopal Alemana, a través del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, informando que la Conferencia debiera discutir nuevamente el borrador para alcanzar un resultado unánime, de ser posible. La doctrina y práctica de la Iglesia respecto a la administración del sacramento de la eucaristía a los protestantes es muy claro.

Luego, Eijk se refiere al canon 844 del código de derecho canónico de 1983, el cual establece:

“Si hay peligro de muerte o, a juicio del Obispo diocesano o de la Conferencia Episcopal, urge otra necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar lícitamente esos mismos sacramentos también a los demás cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, cuando éstos no puedan acudir a un ministro de su propia comunidad y lo pidan espontáneamente, con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien dispuestos.” C.I.C./1983, can. 844 § 4 (cf. Catecismo de la Iglesia Católica (CCC) no. 1400).

Eijk continúa, observando una diferencia importante — raramente mencionada en discusiones sobre este tema — sobre quiénes son los destinatarios de ese canon:

En principio, la intercomunión solo es posible con los cristianos ortodoxos porque las iglesias orientales, si bien no están en comunión plena con la Iglesia Católica tienen verdaderos sacramentos y, por sobre todo, un sacerdocio válido en virtud de su sucesión apostólica, y una eucaristía válida (CCC no 1400, C.I.C./1983 can. 844, § 3). Su fe en el sacerdocio, en la eucaristía y también en el sacramento de la penitencia es igual a la de la Iglesia Católica.

[…]Obviamente, la doctrina luterana de la consubstanciación difiere esencialmente de la doctrina católica de la transubstanciación que sostiene la fe de que lo recibido bajo las especies de pan y vino, incluso administradas a quienes no creen en la transubstanciación o incluso fuera del momento de la administración, sigue siendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo y dejaron de ser las sustancias de pan y vino.

Debido a estas diferencias esenciales, la comunión no debiera ser administrada a un protestante, ni a uno casado con un católico, porque los protestantes no viven en comunión plena con la Iglesia Católica y por lo tanto no comparten explícitamente la fe en su eucaristía.

La reiteración de Eijk sobre esta diferencia teológica de la creencia luterana y la católica entre transubstanciación y consubstanciación es importante y oportuna. También lo es su reconocimiento de que el canon 844 está diseñado para permitir la comunión solamente a miembros de las iglesias ortodoxas orientales — e incluso en este caso, únicamente en circunstancias atenuantes como el peligro de muerte — por su creencia compartida de que la eucaristía es en verdad el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

Eijk insiste en que “la reacción del Santo Padre debiera haber sido lo que dicen la ley canónica y el Catecismo de la Iglesia Católica” y “debiera haber dado directivas claras a la delegación de la Conferencia Episcopal alemana, basadas en la clara doctrina y práctica de la Iglesia”.

“Al fallar en proporcionar claridad,” escribe, “se crea gran confusión entre los fieles y se pone en peligro la unidad de la Iglesia.”

Algunos comentaristas católicos objetaron que Francisco siempre es claro; que hace saber lo que quiere incluso cuando lo que quiere es abdicar por completo a su deber: “No tomaré una decisión, así que deberán resolverlo ustedes mismos.”

Pero como dijo el obispo emérito de Corpus Christi, Texas, Rene Henry Gracida, en una entrevistareciente, lo que tenemos es cualquier cosa menos claridad:

Si bien Francisco ha realizado declaraciones heréticas, también ha realizado hábilmente declaraciones ortodoxas sobre el mismo asunto, haciendo por tanto casi imposible definirlo como hereje.

Para Gracida, esto significa que nos enfrentamos con otra pregunta: ¿Fue Francisco elegido de manera válida? Esto es, por supuesto, un agujero negro potencialmente peligroso porque los cónclaves están regidos por el secreto y casi no hay manera de demostrar cosa semejante, pero Gracida plantea lo que todos — a cada lado del debate sobre la validez papal — pueden ver con sus propios ojos:

Acusar de herejía a un hombre que es el supuesto Papa, acusar a un supuesto Romano Pontífice de error material en declaraciones sobre la fe o la moral, sugiere y presenta la intervención de una pregunta previa sobre su autenticidad en el augusto oficio de sucesor de Pedro como jefe de los apóstoles, es decir, ¿fue este hombre elegido válidamente por un cónclave auténtico de la Santa Iglesia Romana? Esto sucede porque cada sucesor de San Pedro goza del don de la infalibilidad.

Por lo tanto, antes de hablar sobre la excomunión de tal prelado uno debe examinar lógicamente si esta persona exhibe el fruto uniformemente bueno y seguro de la infalibilidad. Si parece caer repetidas veces en error material, alza antes que nada la pregunta sobre la validez de su elección, porque uno espera que un Romano Pontífice elegido de manera auténtica sea milagrosamente y uniformemente incapaz de afirmar errores en materia de la fe y la moral.

Como dije antes, no estoy convencido por los argumentos en favor de la invalidez de la elección de Francisco en base a interpretaciones dudosas de Universi Dominic Gregis. Dicho esto, pienso que sería un error descartarlos del todo — especialmente después de la investigación para The Dictator Pope que reveló que el cardenal Bergoglio pudo haber estado más involucrado de lo que se creía en la conspiración que planeó su elección. Y tal como afirma el obispo Gracida, la inconsistencia entre las protecciones del oficio papal tal como las entendemos y la realidad del pontificado actual de Francisco alza preguntas para las cuales no tenemos respuestas satisfactorias.

Sea cual fuere la verdad — y tal vez pueda faltar tiempo antes de llegar a saberla — todos los católicos estamos obligados a lidiar con la tremenda gravedad de esta situación. Una gravedad que el cardenal Eijk deja en claro en la conclusión de su obra:

Al observar que los obispos y sobre todo el sucesor de Pedro fracasan en mantener y transmitir fielmente y en unidad el depósito de la fe contenida en la sagrada tradición y la sagrada escritura, no puedo sino pensar en el artículo 675 del Catecismo de la Iglesia Católica:

“La última prueba de la Iglesia

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.”

Si bien Eijk no menciona el significado más profundo de este pasaje, una ojeada al Catecismo muestra que #675 tiene una oración final de gran importancia – una oración que pone un broche a la cita del cardenal: “La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne.”

Luego, la #675 tiene notas al pie de página con múltiples referencias bíblicas sobre la persecución del fin de los tiempos, la apostasía, y la venida del anticristo – ocho, para ser exactos. Son las siguientes, en orden de aparición:

  • Lucas 18:8 – Yo os digo que ejercerá la venganza de ellos prontamente. Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe sobre la tierra??
  • Mateo 24:12 – y por efecto de los excesos de la iniquidad, la caridad de los más se enfriará.
  • Lucas 21:12 – Pero antes de todo esto, os prenderán; os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, os llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi nombre.
  • Juan 15:19-20 – Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como vosotros no sois del mundo – porque Yo os he entresacado del  mundo–  el mundo os odia.  Acordaos de esta palabra que os dije: No es el siervo más grande que su Señor. Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros; si observaron mi palabra, observarán  también la vuestra.
  • 2 Tesalonicenses 2:4-12 – el adversario, el que se ensalza sobre todo lo que se llama Dios o sagrado, hasta sentarse el mismo en el templo de Dios, ostentándole como si fuera Dios –¿No os acordáis que estando yo todavía con vosotros os decía estas cosas?– Y ahora ya sabéis qué es lo que (le) detiene para que su manifestación sea a su debido tiempo. El misterio de la iniquidad ya está obrando ciertamente, sólo (hay) el que ahora detiene hasta que aparezca de en medio. Y entonces se hará manifiesto el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca y destruirá con la manifestación de su Parusía; (aquel inicuo) cuya aparición es obra de Satanás con todo poder y señales y prodigios de mentira, y con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad. Y por esto Dios les envía poderes de engaño, a fin de que crean la mentira, para que sean juzgados todos aquellos incrédulos a la verdad, los cuales se complacen en la injusticia.
  • 1 Tesalonicenses 5:2-3 – Vosotros mismos sabéis perfectamente que, como ladrón de noche, así viene el día del Señor. Cuando digan: “Paz y seguridad”, entonces vendrá sobre ellos de repente la ruina, como los dolores del parto a la que está encinta; y no escaparán.
  • 2 Juan 7 – Porque han salido al mundo muchos impostores, que no confiesan que Jesucristo viene en carne. En esto se conoce al seductor y al Anticristo.
  • 1 Juan 2:18 – Hijitos, es hora final y, según habéis oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han hecho anticristos, por donde conocemos que es la última hora.

Estos no son pasajes de poco peso. Y si la situación actual hace que un cardenal piense sobre estas realidades al punto que llega a escribir sobre ellas en público, las cosas se están poniendo muy serias de verdad.

Por favor continúen rezando por el papa Francisco, por su conversión a la fe católica plena, por su sucesor, y por la restauración de la Iglesia.

Steve Skojec

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

Un cardenal, siete obispos y cuatro nuevos “dubia”. Esta vez sobre la intercomunión

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El pasado sábado 28 de abril, el Papa Francisco recibió en audiencia al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, el arzobispo y jesuita Luis Francisco Ladaria Ferrer, acompañado por el secretario de la misma congregación, Giacomo Morandi.

Es razonable imaginar que hayan hablado de la confrontación que hay en marcha entre los obispos de Alemania en relación a la posibilidad de dar la comunión también a los cónyuges protestantes casados con un católico.

De hecho, como confirmación de esto, el 30 de abril la Sala de Prensa vaticana ha informado que el 3 de mayo tendrá lugar en el Vaticano una cumbre cuyo fin es, precisamente, afrontar esta cuestión.

Pero, ¿cómo ha entrado con tanta fuerza esta cuestión en la agenda? Retrocedamos un poco.

El pasado 20 de febrero, la conferencia episcopal alemana aprobó con una gran mayoría un “manual pastoral” de instrucciones –aún no publicado, aunque rápidamente el cardenal Reinhardt Marx, presidente de la conferencia episcopal, dio a conocer sus contenidos fundamentales– que dice cuándo, cómo y por qué permitir dicha comunión, mucho más allá de los raros casos de extrema necesidad previstos por el derecho canónico.

Trece obispos votaron en contra. Y siete de estos, entre ellos un cardenal, remitieron a Roma, el 22 de marzo, una carta con sus “dubia” al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, pidiendo una aclaración. La carta se le enviaron también, para que la vieran, al cardenal Kurt Koch, presidente del pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, a Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, secretario del pontificio consejo para los textos legislativos, y al nuncio apostólico en Alemania, Nikola Eterovic.

Los siete firmantes de la carta son Rainer Woelki, cardenal arzobispo de Colonia (en el centro de la foto, con el cardenal Marx a la derecha); Ludwig Schick, arzobispo de Bamberg; Gregor Hanke, obispo de Eichstätt; Konrad Zdarsa, obispo de Augusta; Wolfgang Ipolt, obispo de Görlitz; Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona; y Stefan Oster, obispo de Passau.

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Un momento crucial para la Iglesia: Debate en Roma sobre intercomunión en mayo

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En mayo, habrá una reunión histórica entre la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) y algunos obispos alemanes sobre las recientes directrices pastorales alemanas sobre intercomunión. Muchos observadores bien informados de esta situación temen que esta reunión se convierta en un compromiso y aprobación oficial del Vaticano del enfoque progresista alemán con respecto a protestantes casados con católicos y su acceso a la Sagrada Comunión. Podría equivaler a un grave menoscabo del orden sacramental de la Iglesia similar al que hubo con Amoris Laetitia y sus consecuencias.

Mientras que el mundo ha estado observando el caso de Alfie, han ocurrido muchas cosas en Alemania y Roma con respecto a las recientes directrices pastorales del 22 de febrero de 2018, aprobadas por una mayoría de dos tercios de obispos alemanes – las cuales permiten a protestantes casados con católicos, en algunos casos individuales – a recibir la Sagrada Comunión.

Después de que se publicó esta decisión – a pesar de que la versión final de estas directrices pastorales aún no se ha difundido – siete obispos diocesanos escribieron una carta a diferentes destinatarios del Vaticano, solicitando una aclaración. Argumentaron que los obispos alemanes habían sobrepasado los límites de su competencia ya que estas nuevas directrices establecerían la intercomunicación que, hasta ahora, ha sido prohibida, excepto en casos de emergencia como el peligro de muerte inminente.

Kath.net – sitio web bien informado de noticias católicas de Austria – posteriormente afirmó que la Congregación para la Doctrina de la Fe envió, en abril, una carta a los obispos alemanes en la que rechaza este paquete de directrices pastorales. Kath.net también agregó que el Papa Francisco había dado su aprobación a esa desaprobadora carta de la CDF. Más tarde Edward Pentin, corresponsal en Roma del National Catholic Registeragregó información de que el Papa Francisco había, sin embargo, insistido en que esta carta de la CDF no iba a publicarse antes de que tenga lugar una reunión con algunos obispos alemanes, que ahora inició. (Hasta ahora, los obispos alemanes parecen cumplir con esta instrucción papal. Dos diócesis declinaron enviar a Onepeterfive una copia de esa carta). En esa próxima reunión, aún sin fecha (muy probablemente en mayo), se invitan a seis participantes alemanes: el Cardenal Rainer Woelki, el cardenal Reinhard Marx, el obispo Felix Genn, el obispo Karl-Heinz Wiesemann, el obispo Gerhard Feige, junto con el secretario general de la Conferencia episcopal, el padre jesuita Hans Langendörfer. La Congregación para la Doctrina de la Fe los ha invitado oficialmente. No está del todo claro en qué medida o si el Papa Francisco participará personalmente en esa reunión, a pesar de que algunas fuentes de noticias hablan de una reunión con él.

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¿El Papa rechaza la Intercomunión?

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Esta mañana apareció la noticia de que los obispos alemanes, quienes se vieron favorecidos durante el pontificado del papa Francisco y tienen una influencia sin precedentes, sufrieron un rechazo sorprendente desde Roma, donde la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) se negó — con la aprobación del Papa — a aceptar los lineamientos que permiten a algunos protestantes recibir la comunión en iglesias católicas. Pasemos a analizar y conocer un poco el trasfondo. [ N. de Adelante la Fe: Posteriormente a la publicación original de este artículo la Conferencia Episcopal Alemana ha desmentido que se haya producido dicha censura, lo cual consolida aún más lo expuesto en el mismo]

En febrero, los obispos alemanes aprobaron un folleto — llamado “guía de orientación” — que ofrecía un camino de “discernimiento” para los cónyuges de matrimonios mixtos protestante/católico para que pudieran recibir la comunión juntos en una iglesia católica. En aquel momento, Katholich.de, el sitio oficial de los obispos alemanes, había reportado que:

Una precondición es que el cónyuge protestante, “tras un discernimiento más profundo en una conversación espiritual con un sacerdote u otro miembro de la pastoral, tome la decisión a conciencia de afirmar la fe de la Iglesia Católica, así como de terminar con ‘una situación de emergencia espiritual seria’ y saciar su deseo por la eucaristía,” según el reporte final.

Sin embargo, el folleto, que había sido aprobado por la mayoría de los obispos alemanes, encontró la resistencia de siete miembros de la conferencia episcopal alemana, que se tomaron el trabajo inusual de expresar sus preocupaciones en una carta al Papa. No todos estos obispos son fuentes de resistencia del plan progresista. El supuesto líder del esfuerzo de protesta contra la intercomunión, el arzobispo Archbishop Ranier Woelki de Colonia, fue descrito como “una especie de Francisco antes de su aparición”, habiendo suplicado por un apaciguamiento de la cultura de guerra y una apertura, entre otras cosas, a una visión más positiva de las relaciones homosexuales duraderas, con lo que en 2012 ganó el Respect Award (Premio Respeto) de la Alianza Alemana contra la Homofobia.

En la noticia de hoy, sobre la respuesta de la CDF a la propuesta de los obispos considerándola inaceptable, quizás lo más sorprendente sea que el mismo Papa haya aprobado el rechazo directamente. Es sorprendente porque no fue sino la figura del papa Francisco la que comenzó a darle ímpetu a la intercomunión en Roma, en discursos que dio en noviembre de 2015.

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Siete obispos alemanes preguntan a Roma si los protestantes pueden recibir la comunión

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Siete de los 67 obispos alemanes han pedido a Roma que se pronuncie sobre la propuesta de la Conferencia Episcopal germana de que, en algunos casos, los protestantes puedan recibir la comunión.

En una carta enviada a la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, los prelados preguntan si la propuesta encaja con la doctrina católica, refuerza la verdadera unidad cristiana y cabe dentro de las competencias de la Conferencia Episcopal.

Según informa el Catholic Herald, los obispos alemanes aprobaron en febrero un documento pastoral que daba permiso a que los esposos protestantes de fieles católicos puedan comulgar tras hacer “un examen serio de la conciencia” y una afirmación “de la fe de la Iglesia”, para satisfacer “un hambre espiritual para la Eucaristía”. Una propuesta criticada ahora por los siete obispos que han escrito a Roma -encabezados por el cardenal de Colonia, Rainer Woelki– no solo porque los prelados habrían excedido su autoridad al aprobarla, sino también por las cuestiones dogmáticas y canónicas aún no resueltas que plantea.

El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Reinhard Marx, ya ha escrito su propia carta a los obispos disidentes en la que se muestra sorprendido por sus preocupaciones y les recuerda que el documento pastoral que se aprobó en febrero es solo un borrador y no un documento definitivo.

Cabe recordar que, tal y como publica el National Catholic Register, solo 13 de los 67 obispos alemanes se abstuvieron o votaron en contra de la propuesta de intercomunión para los esposos protestantes de católicos en el momento en el que ésta se adoptó.

Además del cardenal Woelki, la carta dirigida al Vaticano está firmada por el arzobispo de Bamberg, Ludwig Schick, y los obispos Konrad Zdarsa (Augsburgo), Gregor Maria Hanke (Eichstätt), Wolfgang Ipolt (Görlitz), Rudolf Voderholzer (Ratisbona) y Stefan Oster (Passau).

 

Religiòn Digital – 13 abril 2018

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¿Obispos Alemanes? Pablo VI y Juan Pablo II ya permitieron la Comunión a los Protestantes

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Tanto el mundo neocatólico como ciertos tradicionalistas se sorprendieron esta mañana tras leer que los obispos alemanes permitirán a protestantes casados con católicos recibir la sagrada comunión.

Tal como escribe el reportero del National Catholic Register, Edward Pentin:

En su conferencia de primavera en Ingolstadt, la conferencia episcopal alemana acordó que el cónyuge protestante de un católico podrá recibir la eucaristía tras haber realizado un “serio examen” de conciencia con un sacerdote u otra persona con responsabilidades pastorales, “mantenga la fe de la Iglesia Católica”, desee poner fin a una “aflicción espiritual seria”, y posea “un deseo ferviente de saciar su hambre por la eucaristía.” 

Sin embargo, nada de esto debiera escandalizar a los católicos. Tal como admiten los obispos alemanes, los nuevos lineamientos simplemente se basan en el Código de Derecho Canónico promulgado en 1983 por el papa Juan Pablo II. El canon 844, sección 4 de dicho código establece:

“Si hay peligro de muerte o, a juicio del Obispo diocesano o de la Conferencia Episcopal, urge otra necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar lícitamente esos mismos sacramentos también a los demás cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, cuando éstos no puedan acudir a un ministro de su propia comunidad y lo pidan espontáneamente, con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien dispuestos.”

¿Y de dónde surgió la idea para este canon? ¿Lo inventaron de la nada los teólogos modernistas que trabajaban en el Código de 1983? Difícilmente. La comunión para los no católicos se agregó al Código de 1983 porque ya era una práctica legalmente permitida en la iglesia conciliar, al menos desde 1967.

El decreto de 1964 del Vaticano II sobre el Ecumenismo, Unitatis Redintegratio, establece lo siguiente respecto a la adoración conjunta entre cristianos católicos y no católicos:

…La consecución de la gracia algunas veces la recomienda [adoración conjunta]. La autoridad episcopal local ha de determinar prudentemente el modo de obrar en concreto, atendidas las circunstancias de tiempo, lugar y personas, a no ser que la Conferencia episcopal, a tenor de sus propios estatutos, o la Santa Sede provean de otro modo.” (Decreto sobre el Ecumenismo, D. 32, n. 8).

Además, el Vaticano II, en su decreto de 1964 sobre las iglesias católicas de rito oriental, Orientatium Ecclesiarum, ya permitía a los cismáticos orientales recibir la sagrada comunión:

 pueden administrarse los sacramentos de la penitencia, eucaristía y unción de los enfermos a los orientales que de buena fe viven separados de la Iglesia católica, con tal que los pidan espontáneamente y estén bien preparados. (Decreto sobre las Iglesias Orientales Católicas n. 27)

Luego, el papa Pablo VI no perdió el tiempo en aclarar lo que el Vaticano II “quiso decir” respecto a la administración de la sagrada comunión a los protestantes, y aprobó en 1967 un documento titulado “Directorio del Ecumenismo. Principios y Normas para la Ejecución de lo que el Concilio Ecuménico Vaticano II ha Promulgado sobre el Ecumenismo.” Este directorio establecía lo siguiente, bajo el título “Comunicación en las Funciones Sagradas con los Demás Hermanos Separados” en el párrafo 55:

…como quiera que los sacramentos son signos de unidad y fuentes de gracia, la Iglesia puede con razones suficientes permitir a algún hermano separado acercarse a estos sacramentos. Este acceso puede permitirse en peligro de muerte o en caso de necesidad urgente (persecución, cárcel) supuesto que el hermano separado no pueda acercarse a un ministro de su Comunión y espontáneamente pida los sacramentos al sacerdote católico. Ha de estar, sin embargo, debidamente preparado y manifestar una fe conforme a la fe de Ia Iglesia sobre estos sacramentos. En los demás casos de necesidad decida el Ordinario de lugar o Ia Conferencia Episcopal. (p. 55).

Pablo VI aclaró la importancia y la autoridad de este directorio en un discurso del 13 de noviembre de 1968 a los miembros del Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (SPUC):

“No consideramos el Directorio de Ecumenismo como una colección de consejos que uno puede aceptar o ignorar libremente, sino como una instrucción auténtica, una exposición de la disciplina a la cual debieran someterse quienes deseen servir verdaderamente al ecumenismo. ” (<L’Osservatore Romano>, 14 noviembre de 1968).

Luego, el párrafo 55 del directorio fue “clarificado” en un documento de 1970 de la SPUC de Pablo VI titulado, “Declaración sobre la posición de la Iglesia Católica en materia de Eucaristía común entre cristianos de diversas confesiones”, Dans Ces Derniers Temps.

Luego, dos años más tarde, el párrafo 55 debió ser “explicado” aún más en un documento de 1972 de la SPUC de Pablo VI titulado, “Instrucción sobre la admisión de otros cristianos a la comunión eucarística en la Iglesia católica, In Quibus Rerum Circumstantiis. Este documento ampliaba la previamente ambigua autoridad de otorgar la sagrada comunión a protestantes, bajo el título “Cuestión VI: Qué Autoridad Decide en los Casos Particulares: El Significado del Nro. 55 en el Directorio del Ecumenismo”:

El nro. 55 del Directorio otorga un amplio poder discrecional a la autoridad episcopal para juzgar la presencia de las condiciones necesarias en estos casos excepcionales. De surgir con frecuencia en una determinada región, casos de patrones similares, las conferencias episcopales pueden estableces lineamientos generales. Sin embargo, comúnmente recae sobre el obispo de la diócesis la toma de decisiones. Solo él conocerá todas las circunstancias de los casos particulares.

Además del peligro de muerte, el Directorio menciona dos ejemplos, personas en prisión y las que sufren persecución, pero luego habla de “demás casos de necesidad.” Tales casos no se limitan a situaciones de sufrimiento y peligro. Los cristianos pueden encontrarse en grave necesidad espiritual y sin posibilidades de recurrir a su propia comunidad. Por ejemplo, en nuestro tiempo de grandes movimientos poblacionales, puede suceder más que antes que los cristianos no católicos se dispersen por regiones católicas. Con frecuencia se encuentran privados de la ayuda de su propia comunidad e imposibilitados de comunicarse con ella, salvo a expensas de grandes esfuerzos y costos. De confirmarse las condiciones establecidas en el Directorio, estos podrían ser admitidos a la sagrada comunión, pero es el obispo quien debe considerar cada caso.

¡Luego, un año más tarde, en 1973, la SPUC de Pablo VI emitió otro documento intentando “interpretar” su propio documento de 1972! (Es de no creer.) El documento de 1973 se titulaba, “Nota sobre ciertas interpretaciones de la ‘Instrucción sobre los casos de admisión de otros cristianos a la comunión eucarística en la Iglesia católica’”, Dopo Le Publicazione. Este documentode 1973 establecía:

“…el obispo puede decidir en las diversas situaciones, cuáles son las necesidades que hacen aplicables las excepciones, es decir, lo que constituye un caso especial, y puede determinar la manera de verificar si todas las condiciones requeridas se cumplen en un caso particular. Cuando en una región se presenten casos particulares con mayor frecuencia, bajo un patrón recurrente, las conferencias episcopales podrán publicar algunos lineamientos para asegurar que en esos casos particulares las condiciones están verificadas. Sin embargo, normalmente, recaerá sobre el obispo local la responsabilidad de juzgar tales casos. (p.6)

Debemos notar que estas mismas normas y principios fueron reiterados más recientemente en el “Directorio para la Aplicación de los Principios y Normas sobre el Ecumenismo”, de 1993 de Juan Pablo II.

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Por lo tanto, podemos ver que la reciente decisión de la Conferencia Episcopal Alemana de permitir que los esposos protestantes reciban la sagrada comunión (en “ciertos casos” por supuesto) es solo una evolución natural del Vaticano II. Es que el Vaticano II permitía el concepto en principio para los protestantes y explícitamente para los cismáticos orientales. Si un apologeta neocatólico intentara decirnos que esta es sola una malinterpretación del Concilio, tenemos al mismo Pablo VI explicándonos en su directorio aprobado en 1967 que esto es precisamente lo que el Vaticano II pretendía y que, al permitir la comunión para los protestantes. él solo estaba implementando el Concilio.

También vemos, asombrosamente, cómo aumentó la autoridad para dar la comunión a los protestantes de 1967 a 1973. En 1973 los obispos ya tenían la libertad para determinar bajo qué circunstancias la comunión para protestantes era permisible, siempre y cuando estuviera impulsada por alguna “necesidad”. Además, cuando estos “casos excepcionales” de comunión para protestantes fueran comunes en una región, las conferencias episcopales incluso podían establecer lineamientos para la práctica, como si se tratara de una rutina. Esto es exactamente lo que el cardenal Marx y la Conferencia Episcopal Alemana están haciendo con los cónyuges protestantes de los católicos.

Esperemos que este viaje al pasado ayude a los católicos a darse cuenta que las últimas noticias escandalosas de Alemania ya estaban dando vueltas, aunque con menos publicidad, desde el Vaticano II. Demostrando una vez más que la raíz de todos nuestros problemas actuales en la Iglesia es, y siempre ha sido, el Concilio, más allá de lo que nos digan nuestros amigos neocatólicos.

Chris Jackson

por THE REMNANT

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

Tomado de:

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ESCÁNDALO: Se autoriza en Alemania la Comunión a protestantes casados con católicos

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El cardenal Reinhard Marx, perteneciente al “grupo G9” asesor de cardenales de Francisco, ha anunciado que la Conferencia Episcopal Alemana permitirá a los protestantes casados con católicos recibir la Sagrada Comunión, sin adjurar de sus errores, de su fe protestante y, por supuesto, sin haber recibido el sacramento de la confesión. La única condición sería que afirmen la fe católica en la Eucaristía. ¿No es esto la sola fide protestante?

Afirmen lo que quieran afirmar, si estas personas no renuncian explícitamente a su fe protestante y son acogidas en la Iglesia católica, no pueden comulgar, así de claro y de sencillo. Tampoco pueden hacerlo por no estar en Gracia y, por último, habría que ver cuando se refieren a afirmar la fe católica en la Eucaristía, a qué fe se refieren, porque la actual expresada por el novus ordo es más cercana a la protestante que a la católica.

Fuente: CatholicNewsAgency

Tomado de:

https://adelantelafe.com

¿El novus ordo nos bajó del Calvario?

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Hace poco pude oír una homilía “novus ordo”, en la que el sacerdote -tenido por “conservador”-, sin darse cuenta, definió de una forma casi perfecta la hecatombe que ha supuesto el novus ordo en la iglesia, que, en la práctica, ha destruido casi por completo el verdadero sentido de la Misa entre el clero y los fieles:

“Venimos a Misa a escuchar la Palabra y a recibir el Cuerpo de Jesús”

No se cual fue la intención, pero no se pudo decir más en menos. ¡Eso, y a sólo eso vamos a Misa! Nada de Sacrificio del Altar, nada por tanto de unión sacrificial, nada de estar al pie del Calvario, nada de cumplir con la obligación de adorar y rendir culto a Dios unidos en el Santo Sacrificio del Altar… Absolutamente nada.

Todo ha quedado reducido a una experiencia antropocéntrica comunitaria del fiel, que va a misa a “saciarse” espiritualmente, para él mismo, no para Dios. Una especie de reunión espiritual de fieles donde se escucha la Biblia y donde, en un momento dado, no se sabe bien porqué ni de qué modo, viene Jesucristo para alimentarnos con su Cuerpo -para unos real, para otros espiritual-, como si aquello fuera el milagro del pan y los peces. ¡Y YA ESTÁ!

Se entiende ahora porqué a la Misa se le llama ahora casi universalmente Eucaristía. Ya no hay Calvario, ha sido reemplazado por… nosotros mismos.

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EL HUERTO DE GETSEMANÍ EN LA PASIÓN DE LA IGLESIA HOY

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Hoy más que nunca en la historia de la Historia, esto es, la que tiene por dueño y señor al Señor de la Creación toda; los acontecimientos parecen demostrar casi sin dejar lugar a dudas que la Gran Apostasía referida en la II carta a Tesalonicenses, previa a la aparición del Hombre de la Iniquidad, está presente.

En el huerto de Getsemaní, nuestro Señor al señalar abatido que su alma tenía una tristeza de muerte, les pidió a los apóstoles que lo acompañaban: “Quedaos aquí, y velad conmigo. Recemos para no caer en la tentación”. Sin embargo en nuestros tiempos, en similitud con aquellos, nuestra actitud se asemeja a la de Pedro, Juan y Santiago que no entendiendo la gravedad del momento, a pesar de las claras advertencias de su Divino Maestro, se durmieron.

Y es que la cotidianeidad de la convivencia con el mal, con la perversidad en todas sus formas posibles, y sobre todo, con el enfriamiento de la caridad en la Iglesia; nos hizo tomar la actitud de la rana calentándose a fuego lento, acostumbrándonos de a poco al calentamiento del agua, hasta llegar al momento en el que el pretender reaccionar será casi imposible. Sigue leyendo

BULA REGNANS IN EXELSIS

Con la cual San Pío V excomulgó a Isabel I de Inglaterra

Isabe II y BXVI

Para Ratzinger, Isabel II, cabeza de la anticatólica Iglesia Anglicana, sucesora de Isabel I, es una «noble monarca cristiana»…

 

Pío, Siervo de los Siervos de Dios, para el recuerdo perpetuo de los hechos. 
El que reina en las alturas, a quien todo el poder se le ha dado, tanto en la tierra y en el cielo, los ha confiado solos, es decir, que Pedro, Príncipe de los Apóstoles, el cuidado de gobernar, la Iglesia Católica, una y Santa,  fuera de la cual no hay salvación. 
Él lo ha constituido únicamente sobre todas las naciones, y sobre todos los reinos, que debe arrancar de raíz, destruir, plantar de nuevo y edificar, a fin de que continúe en la unidad del Espíritu Santo, y que debería entregar al Salvador, seguro y libre de todo peligro, el pueblo fiel, unidos en el vínculo de la caridad mutua.
Nosotros, siendo, por la gran bondad de Dios, llamados a sostener el timón de la Iglesia, nos dedicamos sin cesar a nuestro cargo, sin omitir ningún trabajo para preservar intacta la unidad, y la religión católica, que ha dejado a su Autor expuestos a la tempestad , con el fin de probar la fe de su pueblo y corregir  a nosotros por nuestras faltas. 
Pero los números de los impíos han usurpado el poder por lo tanto,  no hay lugar en el mundo que no han tratado de corromper con sus doctrinas perversas. Entre otros, Isabel, la sirvienta de la delincuencia, y fingida Reina de Inglaterra, les ha ofrecido un asilo en el que se encuentran refugio. 
 
Esta misma Isabel, después de apoderarse del trono de Inglaterra ha usurpado la autoridad del jefe supremo de la Iglesia.  Ha mostrado uso de esta facultad y jurisdicción, y ella ha vuelto a emitir por el camino de la perdición y despreciable que ella reina, una vez dedicado a la fe católica y el destinatario de sus bendiciones.
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La reina cabalista anglicana con Bergoglio.

Elizabeth ha destruido el culto de la verdadera religión, que fue anulada por Enrique VIII, y que la legítima reina María, con encomiable  respeto de la posteridad, había logrado en el establecimiento por los esfuerzos de su poderosa mano propia, y con la asistencia de la Santa Sede.  Elizabeth, abrazando después los errores de los herejes, no ha considerado el Consejo Real de Inglaterra, integrado por la nobleza inglesa  y los ha reemplazado con los herejes oscuros. Ella ha oprimido a los que cultivan la fe católica, y los ha sustituido por los oradores del mal y los ministros de la impiedad.  Se ha abolido el sacrificio de la Misa, la oración, el ayuno, las distinciones de la carne, el celibato y los ritos católicos. Se ha ordenado a la circulación de libros que contienen un sistema de herejía manifiesta, y de los misterios impíos.  Se ha ordenado a sus súbditos a recibir, observar,y preservar  preceptos que se ha adoptado de Calvino.  Ella se ha atrevido a decretar que los obispos, rectores de iglesias, y los sacerdotes católicos y otros, a ser expulsados ​​de sus iglesias y privados de sus beneficios. Se ha dispuesto de ellos y de otras cosas eclesiásticas a favor de los herejes, y ella también ha decidido tomar  decisiones  que justamente le pertenece sólo a la Iglesia. 
 
Se ha prohibido a los prelados, el clero y las personas a reconocer la Iglesia Romana, y obedecer sus leyes y sus sanciones canónicas.  Se ha limitado la mayor parte de sus súbditos a reconocer sus leyes culpables, y abjurar de la obediencia debida al soberano pontífice. Se ha señalado, que, con juramento, que se reconocen como su único amante, tanto en las cosas espirituales y temporales.  Hay sanciones y castigos infligidos a los que no pudo persuadir, y los que perseveraron en la unidad de la fe y en obediencia.
También ha echado en la cárcel a los obispos y los rectores de iglesias, y muchos de ellos han perecido allí en la miseria.
Estas cosas son bien conocidas por todas las naciones, que se demuestra el grave testimonio, y no queda espacio para tergiversación, excusa o defensa.
Nosotros, al ver estas impiedades multiplicadas, y aún viendo que otros delitos se suman a la primera, ya que las persecuciones contra los fieles van en aumento, como consecuencia de la voluntad propia y la de coacción digo, Elizabeth, estamos convencidos de que su corazón está más endurecido que nunca.  No sólo desprecian a las oraciones piadosas de los buenos católicos, que deben convertirse y traer de vuelta a su sano juicio, sino que, además, se ha negado a recibir ni siquiera los nuncios en Inglaterra a quienes hemos enviado.  Nosotros, entonces, por necesidad obligados a recurrir a las armas de la justicia en su contra, no se puede suavizar nuestro dolor que no se han ocupado seriamente con antepasados ​​cual princesa que tan bien ha merecido el elogio de la república cristiana.
Por lo tanto, con el apoyo de la autoridad de Aquel quien se nos ha llamado al trono, a pesar de que ser indignos de tal cargo, en nombre de la autoridad apostólica, declaramos a  Elizabeth una hereje, y socorrista y fautor de herejes, y que sus adherentes, en los citados actos aborrecidos han incurrido en la pena de anatema, y están separados de la unidad del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. 
La monarca cabalista Isabel I, en cuyo funeral se escuchó un horrible lamento al ser sepultada.

La monarca cabalista Isabel I, en cuyo funeral se escuchó un horrible lamento al ser sepultada.

Y por otra parte declaramos que está privada de su pretendido título, de la corona antes mencionada y de todo señorío, dignidad y privilegio alguno.Y también declaramos que los nobles, los temas y las personas de dicho reino y todas las otras personas que tienen de ninguna manera juramentos a ella, para ser por siempre absuelto de tal juramento y de cualquier obligación derivada de señorío . lealtad y obediencia ; y lo que hacemos, por la autoridad de estos regalos , así que les dispensa y así privar a la misma Elizabeth de su título pretendido la corona y el resto de lo anterior, dijo asuntos. Cobramos y ordenamos todo y singular de los nobles , los temas , los pueblos y otros anteriormente dijeron que no se atreven a obedecer sus órdenes, mandatos y leyes. Aquellos que actuará en sentido contrario que incluimos en la oración como de excomunión.6 . Debido a que en verdad puede resultar demasiado difícil de tomar estas presenta dondequiera que será necesario, vamos a que las copias realizadas bajo la mano de un notario público y sellados con el sello de un prelado de la Iglesia o de su jurisdicción poseerá dicha la fuerza y la confianza dentro y fuera de los procedimientos judiciales , en todos los lugares entre las naciones, como las presentes serían ellos mismos tener si se exhibieron o muestran .
Dado en Roma, cerca de San Pedro, el 28 de febrero, en el año 1576, y sexto de nuestro pontificado. 
Tomado de:

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 3 de 3-

(Continuación y fin del texto iniciado en el Nro. 1241) 

1. La noche de su elección, Francisco se presentó como el « Obispo de Roma », sin pronunciar la palabra «Papa ». Ese proceder, reiterado luego en varias ocasiones, fue confirmado por la nueva edición del Anuario Pontificio publicado en mayo. Calificándose a sí mismo exclusivamente con el título de Obispo de Roma, y ya no de Papa, Soberano Pontífice o Vicario de Cristo, Francisco realiza un gesto inédito en la historia de la Iglesia, claramente revolucionario, que menoscaba de manera brutal la autoridad de la Sede Romana. 

2. Con ocasión de las JMJ celebradas en julio 2013 en Río de Janeiro, Francisco declaró, durante una entrevista de prensa concedida a la televisión brasilera, que « si un niño recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa. » Lo que le interesa es « que lo eduquen y que le den de comer. » Tales palabras no requieren comentario. A condición, evidentemente, de no haber perdido la Fe. 

3. El 16 de marzo de 2013, al final de la audiencia otorgada a los periodistas del mundo entero en la sala Pablo VI del Vaticano, Francisco les dió una bendición totalmente atípica, una « bendición silenciosa, respetando la conciencia de cada uno. » No se dignó a hacer el signo de la Cruz sobre la multitud de periodistas ni a pronunciar el santo nombre de las Tres Personas Divinas. Lo que nos enseñó Jesús se sitúa en las antípodas de esa falsa noción de respeto : « Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 18-20) Nuestro Divino Maestro nos ha dicho también : « A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre, que está en los Cielos; pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo lo negaré también delante de mi Padre, que está en los Cielos. » (Mt. 10, 32-33) Hablemos claramente : el « respeto de la conciencia » alegado por Francisco para dispensarse de ejercer su suprema autoridad apostólica carece de todo fundamento escriturístico, patrístico o magisterial. Se trata de una noción cuyo orígen se halla en los « filósofos » del Iluminismo y que forma parte integrante de la enseñanza impartida en las logias masónicas. En la encíclica Mirari Vos (1832) Gregorio XVI afirma que de la « fuente envenenada del indiferentismo deriva esa máxima falsa y absurda, o mejor dicho ese delirio, según el cual se debe garantizar a cada uno la libertad de conciencia, error de lo más contagioso (…) que ciertos hombres, por un exceso de impudicia, no vacilan en presentar como ventajoso para la religión. » 

4. Durante esa misma audiencia dijo que deseaba « una Iglesia pobre para los pobres. » Es un deseo novador y completamente extranjero a la enseñanza y a la práctica bimilenaria de la Iglesia. « María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento. Uno de sus discípulos, Judas Iscariote, el que habría de entregarlo, dijo – ¿Porqué este ungüento no se vendió por trescientos denarios y se dió a los pobres ? » (Jn. 12, 3-5) 

5. El 11 de septiembre Francisco recibió en audiencia privada al religioso peruano Gustavo Gutiérrez, sacerdote modernista, izquierdista y subversivo, quien diera orígen al nombre de « teología de la liberación » gracias a su libro homónimo publicado en 1971. Este « teólogo », cómplice de los movimientos marxistas y tercermundistas latinoamericanos comprometidos en la lucha armada revolucionaria, considera que la salvación cristiana pasa por la emancipación de las servidumbres terrenas : « La creación de una sociedad justa y fraterna es la salvación de los seres humanos, si por salvación entendemos el paso de lo menos humano a lo más humano. No se puede ser cristiano hoy sin un compromiso de liberación », es decir, sin recurrir a una praxis histórica marxista ordenada a la emancipación revolucionaria de las masas « oprimidas » socialmente, en el seno de una « iglesia popular » que, gracias a su « conciencia de clase », toma partido por la lucha de los pobres contra la clase poseedora y contra la jerarquía eclesiástica. Es interesante notar que la semana anterior L’Osservatore Romano le había consagrado un largo artículo con motivo de la publicación de un libro que había co-escrito con Monseñor Gerhard Müller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, intitulado De parte de los pobres, teología de la liberación, teología de la Iglesia. 

6. El día de su elección, antes de impartir la bendición apostólica a los fieles congregados en la plaza San Pedro, Francisco pidió a la muchedumbre que ella rezara primero por él para que Dios lo bendijese. El simbolismo del gesto es claro : la bendición ya no procede de lo alto, a través del papa que recibió su investidura de derecho divino, y que él hace descender luego directamente sobre los fieles : nos encontramos ante un gesto que evoca los principios democráticos revolucionarios, según los cuales el poder emana del pueblo, única fuente de legitimidad para el ejercicio de la autoridad. 

7. Con ocasión de su homilía en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el 22 de mayo de 2013, Francisco dijo que el Señor salvó « a todos los hombres » por la Sangre de Cristo, y que de este modo se convierten en « hijos de Dios, no sólo los católicos, todos, los ateos también. » GregorioXVI, en la encíclica citada anteriormente, censuraba « el indiferentismo, esa funesta opinión difundida por la depravación de los malvados según la cual es posible obtener la salvación por cualquier profesión de fe, con tal de que las costumbres sean conformes a la justicia y a la probidad. » 

8. Francisco organizó una jornada de oración y de ayuno por la paz en Siria, lo que es en sí mismo algo laudable. Desgraciadamente, este evento fue convocado siguiendo el espíritu del falso ecumenismo conciliar de Nostra Aetate y de Asís, puesto que extiende la invitación « a todos los cristianos de otras confesiones, a los hombres y mujeres de cada religión, así como a los hermanos y hermanas no creyentes. » Esto se opone diametralmente tanto a la doctrina como a la práctica constante de la Iglesia hasta Vaticano II. He aquí lo que decía Pío XI al respecto : « (…) invitan a todos los hombres indistintamente, a los infieles de todo género como a los fieles de Cristo (…) Tales empresas no pueden ser aprobadas por los católicos de ninguna manera, ya que se basan sobra la teoría errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la verdadera religión, la repudian (…) La conclusión es clara : solidarizarse con los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse completamente de la religión divinamente revelada. » (Mortalium Animos, 1928) Francisco prosigue diciendo que « la cultura del diálgo es el único camino para la paz. » Ahora bien, esto supone una concepción errónea de la paz, fundada en una visión naturalista de la vida y en el relativismo religioso : estamos ante una utopía humanista y un desconocimiento caracterizado de la naturaleza humana real, caída y redimida por la Sangre de Cristo, redención que se comunica a los hombres a través de su Cuerpo Místico, la Iglesia, fuera de la cual la humanidad, individual y socialmente considerada, permanece cautiva del pecado y sometida al imperio de Satán. En tales condiciones, hablar de « diálogo » como del « único camino para la paz » resulta un embuste grotesco y repulsivo. Sepan disculpar la extensa citación que me veo forzado a realizar para probar lo que digo : « El día en que Estados y gobiernos estimen ser un deber sagrado el atenerse a las enseñanzas y a las prescripciones de Jesucristo en sus relaciones interiores y exteriores, sólo así llegarán a gozar de una paz provechosa, mantendrán relaciones de confianza recíproca y resolverán pacíficamente los conflictos que pudiesen surgir (…) Síguese entonces que no podrá existir ninguna paz verdadera, a saber, la tan deseada paz de Cristo, hasta tanto los hombres no sigan en la vida pública y privada con fidelidad las enseñanzas, los preceptos y los ejemplos de Cristo. Una vez así constituida ordenadamente la sociedad, pueda por fin la Iglesia, desempeñando su divina misión, hacer valer todos y cada uno de los derechos de Dios lo mismo sobre los individuos como sobre las sociedades. En esto consiste la breve fórmula : el reino de Cristo (…) De todo lo cual resulta claro que no hay paz de Cristo sin el reino de Cristo. » (Ubi Arcano, Pío XI, 1922) Y también : « Si los hombres reconociesen la autoridad real de Cristo en su vida privada y en su vida pública, inmensos beneficios –una justa libertad, el orden y la tranquilidad- se propagarían infaliblemente sobre toda la sociedad. » (Quas Primas, Pío XI, 1925) 

9. Con ocasión de la ceremonia del lavatorio del Jueves Santo, celebrada en un centro de detención de menores de Roma, entre las personas que representaban a los doce apóstoles había mujeres y musulmanes, lo que infringe gravemente la tradición litúrgica, la que ha recurrido siempre a hombres bautizados, ya que las mujeres no son admitidas al sacerdocio cristiano ni los infieles a las ceremonias litúrgicas. A menos que se pretenda utilizar el culto divino como una oportunidad para promover el feminismo y buscar transformar la santa liturgia en un espacio consagrado al relativismo y al indiferentismo religioso. A menos que se procure convertir la Santa Misa en una vulgar representación de humanitarismo miserabilista y demagógico, a través de una indigna operación de comunicación destinada al sistema mediático planetario, siempre ávido del menor gesto « humanista » y « progresista » de Francisco…La Santa Cena del Señor no fue pues celebrada en la basílica de San Pedro, ni en la catedral de San Juan de Letrán, en presencia del clero y de los fieles romanos y de los peregrinos procedentes del mundo entero para asistir a las festividades de la Semana Santa, sino nada menos que en una cárcel, lugar por completo inconveniente para una acción litúrgica, en presencia de una mayoría de no católicos, en una ceremonia confidencial, inaccesible para los fieles…Y como por casualidad, ese gesto insólito de ruptura de la tradición litúrgica tuvo lugar el día en que la Iglesia celebraba solemnemente la institución de la Santa Eucaristía y del Sacerdocio por Nuestro Señor Jesucristo…Visitar a los prisioneros es ciertamente una acción muy laudable, puesto que es una obra de misericordia. En cambio, servirse de ella como pretexto para rebajar el culto divino celebrando la Missa in Cena Domini en una cárcel, sin clero ni feligreses, sin predicación sobre la institución de la Eucaristía y del sacerdocio cristiano por Nuestro Señor, invitando a participar a infieles en la ceremonia, dista mucho de ser una acción laudable : se trata, lisa y llanamente, de un sacrilegio. Fieles, casi no había. Fotos e imágenes para la televisión, sí. Y dieron la vuelta al mundo. Parece ser que la operación fue todo un éxito. 

10. El 28 de agosto Francisco recibió en la basílica de San Pedro un grupo de 500 jóvenes peregrinos de la diócesis de Piacenza. Hacia el final, les pidió : « recen por mí, porque este trabajo es insalubre, no hace bien. » La misión de pastor universal de las almas, de vicario de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra para « apacentar a sus ovejas » (Jn. 21,17) y para « confirmar a sus hermanos en la Fe » (Lc. 22, 32) no constituye para él más que un trabajo, y para colmo, insalubre…Jamás se había escuchado a un papa expresarse en esos términos, en los que vulgaridad y ridículo concurren a una desacralización notoria del ministerio petrino. 

11. Así como la primera misiva oficial de Francisco no había tenido por destinatarios a católicos, sino a los judíos de Roma, así también su primer viaje oficial tuvo por beneficiario a gente de otra religión, escogiendo un desplazamiento altamente simbólico y extremadamente mediático, con visos de manifiesto ideológico. En efecto, el 8 de julio acudió a Lampedusa, en memoria de los inmigrantes clandestinos musulmanes que se ahogaron tratando de alcanzar esa isla italiana desde Africa en el transcurso de los últimos quince años. Y eso en el mismo momento en que Europa, enteramente descristianizada, observa como el islam se vuelve de manera irresistible la religión preponderante, especialmente gracias a la inmigración masiva de musulmanes procedentes de Africa. 

12. En el reportaje concedido a las revistas culturales jesuitas, efectuado por el Padre Antonio Spadaro s.j., director de La Civiltà Cattolica, en el mes de agosto y publicado en L’Osservatore Romano del 21 de septiembre, Francisco expresó un punto de vista totalmente novador en lo que concierne la naturaleza de la virtud teologal de la Fe, aseverando que la duda y la incertidumbre deberían formar parte de ella, so pena de caer en la « arrogancia », de encontrar a un Dios que sería « a nuestra medida », de tener sobre El una visión « estática y no evolutiva », de tender de un modo exagerado hacia la « seguridad doctrinal »…¿Puede pretenderse honestamente que no se trataría, como de costumbre, sino de una enésima citación malintencionada, de carácter tendencioso y sacando sus palabras del contexto ? He aquí las declaraciones incriminadas : « Por supuesto, en ese buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, queda siempre una zona de incertidumbre. Debe existir. Si alguien dice que encontró a Dios con una certeza total y que no deja ningún margen de incertidumbre, significa que algo no funciona (…) El riesgo de buscar y de hallar a Dios en todo es entonces la voluntad de explicitar demasiado ; de decir con certeza humana y arrogancia : ‘‘Dios está aquí’’. Así sólo encontraremos un Dios a nuestra medida (…) Quien hoy día no aspira sino a soluciones disciplinares, quien tiende de manera exagerada a la ‘‘seguridad’’ doctrinal, quien busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática y no evolutiva. De este modo, la Fe se vuelve una ideología como cualquier otra. » Francisco reiteró la misma idea en su Mensaje para la jornada de las comunicaciones sociales, presentado el 23 de enero, en el cual sostiene que « dialogar significa estar convencido que el otro tiene algo bueno para decirnos, hacerle un lugar a su punto de vista, a sus proposiciones. Dialogar no significa renunciar a sus propias ideas y tradiciones, pero sí a la pretensión de que sean únicas y absolutas. » Se observará la contradictio in terminis flagrante de la última frase, y forzoso es comprobar que con tales principios se firma, ni más ni menos, la sentencia de muerte de la Fe, para naufragar en los abismos del subjetivismo y del relativismo modernistas más explícitos. 

13. En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (§ 247 à 249), publicada el 24 de noviembre, Francisco afirma que la Antigua Alianza « no ha sido nunca revocada », que no debe considerarse al judaísmo talmúdico actual, estructurado en oposición a Cristo y a la misión evangelizadora de la Iglesia, como a « una religión extranjera » ni decir que los judíos estén llamados a « convertirse al verdadero Dios », puesto que juntos creemos « en el único Dios que actúa en la historia » y « acogemos con ellos la común Palabra revelada. » Pero desafortunadamente para Francisco, el cristiano verdadero bien sabe que sus enseñanzas son falsas y que ellas no pueden provenir sino del padre de la mentira, ya que aprendió que « quien niega al Hijo tampoco tiene al Padre ; quien confiesa al Hijo, confiesa también al Padre. » (1 Jn. 2,22) y además que « todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios ; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. » (1 Jn. 4, 2-3) Francisco prosigue luego sus afirmaciones insensatas, en ruptura total con el magisterio y la tradición unánime de la Iglesia durante veinte siglos, diciendo que « Dios sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza y hace nacer tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la Iglesia también se enriquece cuando acoge los valores del judaísmo (…) Existe una rica complementariedad que nos permite leer juntos los textos de la Biblia hebraica y 
ayudarnos recíprocamente para profundizar las riquezas de la Palabra. » Perdón, pero la Palabra de Dios es idéntica al Verbo de Dios, a la segunda Persona de la Santísima Trinidad, que « se hizo carne y habitó entre nosotros » (Jn. 1, 14) y de la cual se dice igualmente que « vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron » (Jn. 1, 11) : los « suyos » son los judíos, quienes, en su gran mayoría, rechazaron a Jesucristo, el Verbo encarnado, la Palabra de Dios hecha carne. Atreverse a sostener, contra la enseñanza explícita de la Sagrada Escritura, que « acogemos con ellos la común Palabra revelada » y que « tesoros de sabiduría nacen de su encuentro con la Palabra divina » supone o bien una ignorancia supina, o bien una mala fe diabólica. En cualquier caso, estamos ante un serio problema, si se me permite el eufemismo…Y confieso que no puedo dejar de interrogarme : ¿llegará acaso el momento en que se prohíba a los fieles rezar por la conversión de los judíos, por considerarlo como un acto de « intolerancia religiosa », « discriminatorio » y « antisemita » ? ¿Veremos el día en el que se nos impondrá coactivamente la nueva teología conciliar a efectos de dejarnos así « enriquecer con los valores del judaísmo (habla del actual, falso, talmúdico y anti-cristiano)? ¿Seremos a término obligados a adoptar la exégesis judía para « leer juntos los textos bíblicos » y « profundizar las riquezas » contenidas en las Escrituras ?¿Hasta dónde nos conducirá la locura desatada por Nostra Aetate ? No hace falta ser profeta para predecir que si la lógica interna de ese documento revolucionario se desplegara hasta sus últimas consecuencias (y, a vista humana, resulta difícil vislumbrar otro desenlace…), se llegaría ineluctablemente a la apostasía generalizada y los fieles, debidamente aclimatados desde hace décadas por lobos despiadados disfrazados de ovejas a esa mutación radical de la Fe que es la impostura del ecumenismo « judeo-cristiano », se encontrarían preparados para acoger al « mesías » que espera la Sinagoga, y que no es otro que el Anticristo, como nos lo advierte claramente Nuestro Señor profetizando ante los judíos incrédulos de su época : « Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros ne me habéis recibido ; otro vendrá en su propio nombre y vosotros lo recibiréis. » (Jn. 5, 43) En estas proféticas palabras de Nuestro Señor se halla la clave interpretativa de los tiempos históricos en los que nos es dado vivir, junto a 2 Tesalonicenses 2 y Apocalipsis 13. 

14. En una entrevista mantenida con el periodista ateo Eugenio Scalfari el 24 de septiembre en el Vaticano, publicada por el cotidiano izquierdista La Repubblica el 1 de octubre, Francisco realizó unas declaraciones pasmosas. Cabe precisar que esta entrevista fue publicada en el sitio oficial de la Santa Sede, lo que le confería un rango magisterial. Fue retirada al cabo de un mes y medio, a causa de las incesantes polémicas y de las numerosas protestas que había suscitado en ámbitos católicos conservadores. Pero la entrevista permanece considerada « confiable en líneas generales », asegura el Padre Federico Lombardi, el encargado de la sala de prensa de la Santa Sede. Además, el artículo fue íntegramente publicado por el cotidiano del Vaticano, L’Osservatore Romano, incluso en su versión semanal italiana del 8 de octubre. Sin esas polémicas y protestas, la entrevista aún se hallaría en el sitio oficial del Vaticano, entre los documentos oficiales del nuevo pontificado…Tras haber expuesto el contexto, leamos algunos pasajes : « Los males más graves que afligen al mundo hoy son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que son abandonados los ancianos. » Frente a semejante sentencia, resulta imposible no interrogarse : ¿Más graves incluso que la legalización de la pornografía y del aborto, del divorcio y de la contracepción, del « matrimonio » homosexual y de la adopción « homoparental » ? ¿Más graves todavía que la apostasía de las naciones antaño católicas, que la escuela sin Dios, que la « cultura » de masa hedonista y que la ignorancia religiosa casi absoluta de la juventud ? A renglón seguido, al periodista que se imagina que Francisco podría intentar convertirlo, éste le responde tranquilizándolo en términos inverosímiles : « El proselitismo es soberanamente absurdo, no tiene ningún sentido. Hay que conocerse, escucharse mutuamente y aumentar el conocimiento del mundo que nos rodea (…) Creo que 
ya he dicho al comienzo que nuestro objetivo no es el proselitismo sino la escucha de las necesidades, de los deseos, de las ilusiones perdidas, de la desesperación y de la esperanza. Tenemos que devolverle la esperanza a los jóvenes, ayudar a los viejos, mirar al futuro, propagar el amor. » Afirmaciones de este tenor podrían ser rubricadas sin vacilar por un masón, un « libre-pensador » o un filósofo « humanista »…No es por nada que Scalfari ha podido decir acerca de las declaraciones de Francisco que « nunca antes la cátedra de San Pedro había dado muestras de una apertura tan grande hacia la cultura moderna y laica, de una visión tan profunda en lo referido a la conciencia y a su autonomía. » He aquí otra sentencia bergogliana : « Todo ser humano posee su propia visión del bien y del mal. Nuestra tarea reside en incitarlo a seguir el camino que el considere bueno (…) No dudo en repetirlo : cada uno tiene su propia concepción del bien y del mal, y cada uno debe escoger seguir el bien y combatir el mal según su propia idea. » Esto no es sino puro naturalismo, relativismo moral e indiferentismo religioso. ¡Y pensar que nosotros creíamos, sin dudas algo ingenuamente, que la principal tarea de los clérigos consistía en anunciar a los hombres la salvación en Jesucristo! Pero retomemos la seriedad : salta a la vista de todo creyente medianamente instruído que la doctrina católica se sitúa en las antípodas de esas palabras inauditas y escandalosas en boca de quien ocupa la sede de San Pedro…Acá tenemos dos de las proposiciones solemnemente reprobadas por Pío IX en su Syllabus de 1864 : « Las leyes de la moral no requieren la sanción divina y no es en absoluto necesario que las leyes humanas se conformen con el derecho natural o reciban de Dios el poder de obligar. » (n° 56) « La ciencia de las cuestiones filosóficas y morales, así como las leyes civiles, pueden ser sustraídas a la autoridad divina y eclesiástica. » (n° 57) Pasemos a continuación a la última salida de Francisco : « Yo creo en Dios. No en un Dios católico, porque no existe un Dios católico, existe Dios (…) Por mi parte, observo que Dios es luz que ilumina las tinieblas, incluso si no las disipa, y que una chispa de esta luz divina se encuentra dentro de cada uno de nosotros (…) (Pero) la trascendencia permanece, porque esta luz, toda la luz que se encuentra en todos, trasciende el universo y las especies que lo habitan durante esta fase. » Francisco hace suya la posición teológica de su amigo y mentor, el cardenal jesuita Carlo Maria Martini, al que en dos oportunidades cita elogiosamente en su conversación con Scalfari, consignada en su último libro, editado en 2008, Conversaciones nocturnas en Jerusalém. Sobre el riesgo de la Fe, en el cual este eclesiástico progresista y francmasón, reconocido como tal por el Gran Oriente de Italia, afirmaba que « no se puede convertir a Dios en católico. Dios está más allá de los límites y de las definiciones que establecemos. » Los dichos consternantes de Francisco eximen de mayor comentario : ellos corresponden más a una gnosis naturalista y panteísta a la Teilhard de Chardin (¡Otro jesuita más! San Ignacio de Loyola debe estar que se revuelve en su tumba…) que a lo que nos enseñan la revelación divina y el magisterio de la Iglesia sobre la naturaleza de Dios, la creación y el orden sobrenatural. 

15. Durante una homilía pronunciada el viernes 20 de diciembre en la capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano, Francisco dió a entender que la Santísima Vírgen María experimentó sentimientos de rebeldía al pie de la Cruz, que fue tomada de improviso por la Pasión de su divino Hijo, que creyó que las promesas formuladas por el ángel Gabriel el día de la Anunciación no eran sino mentiras y que por ende había sido engañada. Cito sus palabras : « Ella estaba silenciosa, pero en su corazón, ¡cuántas cosas le decía al Señor! ¡Tú, aquel día, me dijiste que sería grande ; me dijiste que le darías el trono de David, su padre, que reinaría para siempre y ahora lo veo aquí! ¡La Vírgen era humana! Y tal vez tenía ganas de decir : ¡Mentiras! ¡Me han engañado! » Estas palabras son sencillamente escandalosas. La tradición nunca ha atribuido a María sentimientos de revuelta ante el sufrimiento. Su disposición permanente en toda circunstancia fue la que tuvo el día de la Anunciación : « He aquí la servidora del Señor, que me sea hecho según tu palabra. » (Lc. 1, 38) La Iglesia venera a María como Reina de los Mártires, lo que no habría sido posible si no hubiese consentido a realizar el infinito sacrificio que Dios le pedía : hacer entrega de la vida de su divino Hijo con miras a la salvación de la humanidad caída, y del cual ella era plenamente conciente desde la profecía que le hiciera Simeón el día de la Presentación del Niño Jesús en el Templo : « Y a tí una espada te atravesará el alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones. » (Lc. 2, 35) Como lo explica San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, en su obra Las glorias de María : « Cuanto más amaba a Jesús, tanto más su sufrimiento se acrecentaba, al considerar que debía perderlo por una muerte tan cruel. Cuanto más se acercaba el tiempo de la Pasión de su Hijo, tanto más desgarraba su corazón de madre la espada de dolor predicha por Simeón. » (Segunda parte, Primer Dolor) Y también : « (…) María, quien por amor de nosotros consintió en verlo inmolado a la justicia divina por la barbarie de los hombres. Los espantosos tormentos que María padeció, tormentos que le significaron más de mil muertes (…) Contemplemos unos instantes la amargura de esta pena, que hizo de la divina Madre la Reina de los mártires, dado que su martirio sobrepasa el de todos los mártires (…) Como la Pasión de Jesús comenzó a su nacimiento, según San Bernardo, así María, semejante en todo a su divino Hijo, sufrió el martirio durante toda su vida. » (Segunda parte, Discurso XI) Ningún signo de rebeldía ni de ignorancia en María, sino una completa sumisión a la voluntad divina y una total conciencia en su acto libre y voluntario de consentimiento en la inmolación de su divino Hijo por la salvación de los hombres. Así como Eva fue íntimamente asociada a la falta de Adán, así también María, la nueva Eva, fue asociada estrechamente al sacrificio redentor de Jesús, el nuevo Adán, sobre el altar de la Cruz. Esa es la doctrina tradicional de la Santa Iglesia de Dios, en conformidad con la revelación divina, en las antípodas de los dichos impíos y blasfematorios proferidos por quien ocupa la cátedra de San Pedro. 

16. Francisco recibió a José Mujica, presidente del Uruguay, el sábado 1 de junio con motivo de una larga audiencia privada. Luego de ella declaró a la prensa sentirse « muy feliz de haber podido discutir con un hombre sabio. » Este hombre « sabio » fue miembro de los Tupamaros, una de las principales organizaciones terroristas latino-americanas durante los años 60’/70’, cuya actividad criminal comenzó mucho antes del golpe de estado militar de 1973. Pasó 15 años en la cárcel, condenado por asesinato, secuestro y actos de terrorismo. Fue liberado en 1985, « amnistiado » por el gobierno de Julio Sanguinetti. Mujica se negó a asistir a la ceremonia de inauguración del nuevo pontificado, en razón de su ateísmo militante. Cabe precisar que su gobierno aprobó la ley autorizando el aborto en octubre de 2010, la del « matrimonio » homosexual y de la adopción « homo-parental » en abril de 2013 y la de la legalización del cultivo, la venta y el consumo de marihuana en diciembre de 2013. Que un hombre de Iglesia pueda recibir en audiencia pública a semejante individuo, dejarse fotografiar a su lado sonriente y dándole un abrazo, para luego hacer de él un elogio encendido a la prensa es algo que supera lo imaginable. Sobretodo considerando que ese « hombre de Iglesia » es ni más ni menos que quien a los ojos del mundo pasa por ser el sucesor de San Pedro… 

17. Como consecuencia de todos esos gestos políticamente muy correctos y mediáticamente irresistibles, Francisco fue elegido « Hombre del año » por la edición italiana de la revista Vanity Fair. Otro tanto hizo la revista estadounidense Time tres días después, dedicándole la tapa con el título « El Papa del pueblo ». Vanity Fair interroga a varias celebridades sobre el nuevo papa, todas fascinadas por su humildad y su carisma. Así, por ejemplo, el famoso cantor sodomita « Sir » Elton John declara que « Francisco es un milagro de humildad en una época dominada por la vanidad. Espero que sabrá hacer llegar su mensaje hasta las personas más marginadas en la sociedad, pienso por ejemplo en los homosexuales. Esta papa parece querer llevar a la Iglesia a los antiguos valores de Cristo, pero conduciéndola a la vez al siglo XXI. » Otra « celebridad » de fama mundial, el modista pederasta alemán Karl Lagerfeld, dijo por su parte que a él « le gusta el nuevo papa, tiene un no sé qué de divino, con un gran sentido del humor », pero añade seguidamente que él no necesita « a la Iglesia » y que no cree « ni en el pecado ni en el infierno ». Tiempo después, en diciembre, la revista Time lo eligió también « Hombre del año 2013 », haciéndolo suceder en el preciado historial al militante pro-aborto y pro-« matrimonio gay » Barack Obama. En el mismo mes de diciembre, la célebre revista de la comunidad homosexual estadounidense, The Advocate, le otorgó igualmente el premio de « Persona del año 2013 », explicando a sus lectores que las declaraciones de Francisco son « las más alentadoras que un pontífice haya pronunciado jamás con respecto a los gays y a las lesbianas » y que, gracias a él, « los católicos LGBT tienen ahora fundadas esperanzas de que el tiempo propicio al cambio haya llegado ». A Francisco fue dedicada también la tapa de la famosísima revista pop estadounidense Rolling Stone del mes de febrero, bajo el título Pope Francis : The times they are a-changin’ (Papa Francisco : Los tiempos están cambiando), que retoma el nombre de la legendaria canción contestataria de Bob Dylan de los años 60’ para aplicarlo a su acción durante su primer año de pontificado. Time, Vanity Fair, The Advocate, Rolling Stone : estamos hablando de cuatro de las publicaciones emblemáticas de la cultura subversiva, libertaria y decadente que prevalece en el mundo occidental desde el final de la segunda guerra mundial. Las cuatro hacen de Francisco su « héroe » del « progreso », su ícono del « cambio », ven en él la encarnación de la apertura mental hacia la « modernidad » y las cuatro se deshacen en alabanzas ditirámbicas hacia su persona. De nada sirve negar la realidad, por difícil que sea mirarla de frente : esto es algo que no tiene precedentes en la historia de la Iglesia y que no puede sino turbar profundamente el alma de los fieles. En estos tiempos diabólicos en los que la confusión reina soberanamente en la inmensa mayoría de las almas, no debe perderse de vista que, en lo que atañe a nuestras relaciones con el mundo, el cual se halla « enteramente bajo el imperio del Maligno » (1 Jn. 5, 19), Nuestro Divino Maestro nos advirtió explícitamente : « Si el mundo os odia, sabed que me odió a mí antes que a vosotros. Si fuéseis del mundo, el mundo amaría lo que le pertenece; pero como no sois del mundo, porque Yo os saqué del mundo, el mundo os odia. » (Jn. 15, 18-19) 
Estoy descorazonado por verme en conciencia obligado a escribir esto. Entristecido en grado sumo. Anonadado, a decir verdad. ¡Cómo desearía que las cosas fuesen diferentes! Poder confiar y dejarme guiar. Me horroriza la oposición a la autoridad, la disputa, el conflicto: es una actitud ajena a mi naturaleza. Cada día imploro al Señor tenga a bien abreviar esta situación tan penosa, humanamente insoportable. A la espera de que El se digne a intervenir, me resulta imposible guardar silencio. A pesar de que querría poder hacerlo. Más de lo que podría imaginarse. Pero sencillamente no puedo : me sentiría avergonzado de mí mismo. La hora es grave. La confusión reina. El mal es profundo. Callar es volverse cómplice. Lo que está en juego es vital: se trata, ni más ni menos, de lograr conservar la Fe. Y de seguir profesándola públicamente. En el interior de la Iglesia como fuera de ella. Ser testigos de la Verdad frente a nuestros contemporáneos, presa del error y de la mentira vueltos sistema. Institucionalizados. Hay que dar testimonio, « a tiempo y a destiempo », nos exhorta San Pablo (2 Tim. 4,2). Como saben, testigo, en griego, se dice mártir. Esa es nuestra situación. En sentido literal, quizás aun no en nuestros países, pero en el figurado muy a menudo, y en todas partes. Los saludo fraternalmente en el Señor. Quiera El alumbrar nuestro camino terrestre con su claridad divina y guiar nuestros pasos hacia la gloria de su Reino venidero. Maranatha : « ¡Ven, Señor Jesús ! » (Ap. 22,20) 
Terminado el dos de febrero de 2014, en la solemnidad de la Presentación del Niño Jesús en el Templo y de la Purificación de la Santísima Vírgen María. 

Alejandro Sosa Laprida

* * *

Las notas que indican los sitios de los cuales surgen todos los datos mencionados por el Sr. Sosa Laprida en su estudio las publicaré, si me lo permite el formato de “La botella al mar”, en un nuevo envío porque son muchas y exceden el tamaño que ese formato admite. CBV 

Alejandro Sosa Laprida

14 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 2 de 3-

Lobby gay en Vaticano

(Continuación)

4. La ideología homosexualista.

Con motivo de una conferencia de prensa dada el 29 de julio de 2013 en el vuelo entre Río de Janeiro y Roma, de regreso de las JMJ, Francisco pronunció la frase siguiente :

« Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar ? »

Frase extremadamente ambigua y perturbadora, ya que el término gay no designa genéricamente a los homosexuales, sino especialmente a aquellos que reivindican públicamente la « cultura » y el estilo de vida de la impureza contra-natura.

¿Porqué haber utilizado una palabra generadora de confusión, totalmente extranjera al vocabulario católico y tomada justamente de la jerga del lobby « gay », avalando de este modo indirectamente su lenguaje subversivo y manipulador ?

¿Porqué no haberse apresurado a añadir, para evitar malentendidos, que si bien no se juzga moralmente a la persona que padece esta tendencia, el pasaje al acto, en cambio, constituye un comportamiento gravemente desordenado en el plano moral ?

Sorprendentemente, no lo hizo, y naturalmente, al día siguiente, la abrumadora mayoría de la prensa mundial intituló el artículo dedicado a la atípica conferencia de prensa pontifical retomando textualmente la pregunta formulada por Francisco.

¿Podrá hablarse de impericia de parte de alguien que domina a la perfección el arte de la comunicación mediática ? Resulta difícil creerlo…

Y aun cuando así fuera, el contexto exigía eliminar todo riesgo de ambigüedad efectuando inmediatamente las precisiones del caso. Mas las precisiones jamás llegaron. Ni durante la conferencia de prensa ni después. Ni de su boca, ni de la del servicio de prensa del Vaticano.

Mientras tanto, la prensa mundial se regodeaba impúdicamente con la consternante salida bergogliana…

En la extensa entrevista concedida por Francisco a las revistas culturales jesuitas los días 19, 23 y 29 de agosto y publicada en l’Osservatore Romano del 21 de septiembre, habría podido suponerse que Francisco no dejaría pasar la oportunidad para dar muestras de claridad acerca de esta espinosa cuestión, cortando por lo sano las polémicas que sus desafortunadas declaraciones habían suscitado y disipando drásticamente la confusión y la inquietud generalizada que habían provocado.

Veamos si aprovechó la ocasión para hacerlo : « En Buenos Aires recibí cartas de personas homosexuales heridas socialmente porque se sienten desde siempre condenados por la Iglesia. Pero eso no es lo que la Iglesia quiere. Durante el vuelo de regreso desde Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy quien para juzgar. Al decir eso, dije lo que indica el Catecismo [de la Iglesia Católica].

La religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas, pero Dios nos ha creado libres : la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible.

Un día alguien me preguntó de manera provocante si yo aprobaba la homosexualidad. Yo le respondí con otra pregunta :

‘‘Dime : Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿Aprueba su existencia con afecto o la rechaza condenándola ?’’

Siempre hay que considerar a la persona. Entramos aquí en el misterio del hombre. En la vida cotidiana, Dios acompaña a la gente y nosotros debemos acompañarla tomando en cuenta su condición.

Hay que acompañar con misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote para que diga la palabra más adecuada. »

Habría mucho para decir respecto a estas declaraciones. Mucho, para utilizar un eufemismo, excepto que destaquen por su claridad…

En aras de la concisión, sólo haré algunas observaciones :
1. Contrariamente a lo que afirma, sus dichos brillan por su ausencia en el Catecismo. En éste se encuentra claramente expuesta la doctrina de la Iglesia (§ 2357 a 2359), precisamente lo que Francisco no hizo en la entrevista, durante la cual cultivó la ambigüeded, usó un lenguaje demagógico y añadió aun más confusión.

2. Resulta inconcebible escucharlo decir que « la religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas. » Perdón : ¿La religión ? ¿Cual ? ¿O acaso se tratará de las religiones en general, es decir, de « las grandes tradiciones religiosas que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia. » (cf. III) ?

Lenguaje sorprendente en la boca de quien se encuentra sentado en el trono de San Pedro…

¿Porqué no decir simplemente « la Iglesia » ? Y sobretodo, corresponde proclamar sin ambages que la Iglesia no expresa de ninguna manera « su opinión ». Ella instruye a las naciones, en conformidad con el mandato que recibiera de su Divino Maestro : « Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 19-20).

3. Y a renglón seguido añade : « pero Dios nos ha creado libres : la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible. » Ambigüedad sibilina, característica detestable de parte de quien a recibido la misión de « enseñar a las naciones », pero rasgo clásico ya en labios de Francisco…

Porque si el hombre puede, en virtud de su libre arbitrio, negarse a obedecer a la Iglesia, no es en cambio moralmente libre de hacerlo : la Iglesia ha recibido de Jesucristo el poder de obligar las conciencias de sus fieles (Mt. 18, 15-19).

Pretender que « la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible » equivale a divinizar la conciencia individual y a hacer de ella un absoluto : estamos ante el principio fundamental de la religión humanista y masónica de 1789 : « Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas. » (Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, artículo X) Esta libertad de conciencia falaz y revolucionaria fue condenada por el magisterio de la Iglesia : Gregorio XVI afirmó que pretender « garantizar a cada uno la libertad de conciencia » no solo es absurdo sino además « un delirio. » (Mirari Vos, 1832).

4. Finalmente, el hecho de responder a una pregunta -¿Aprueba la homosexualidad ?– con otra pregunta, que es, para colmo, de un hermetismo poco común, es indigno de aquel a quien fue confiada la tarea de enseñar a la universalidad de los fieles.

Respuesta en la que se halla nuevamente esta ambigüedad exasperante que lo caracteriza, aquí al no distinguir entre la condenación del pecado y la del pecador, y dando a entender que el hecho de « aprobar la existencia » (¡sic!) del pecador volvería inútil la reprobación que su acto pecaminoso exige. Sin embargo Nuestro Señor nos enseñó a hablar de otro modo :

« Que vuestro lenguaje sea sí, sí ; no, no ; todo el resto proviene del Maligno. » (Mt. 5, 37)

Pero retornemos a nuestra conferencia de prensa aérea, tras la celebración de las JMJ de Río de Janeiro. Francisco agregó que esas personas « no deben ser discriminadas, sino integradas en la sociedad. » Perdón, pero ¿ A qué persona hace alusión ? ¿A aquellas que sin pudor alguno se proclaman « gay » o a las que, padeciendo sin culpa de su parte la mortificante inclinación contra-natura se esfuerzan meritoriamente por vivir decentemente ?

Una ambigüedad suplementaria que naturalmente permanecerá sin aclaración vaticana, pero cuya interpretación « progresista » abandonada a los « medios de información masiva » será la que se impondrá masivamente en el imaginario colectivo.

Pero a decir verdad, hay algo peor que la recurrente ambigüedad bergogliana presente en esta afirmación y que se manifiesta en esa disyuntiva irresuelta que he señalado. Me refiero a que sus palabras no sólo cultivan la ambigüedad, elemento suficiente para cuestionarlas, sino que son pura y simplemente falsas. Ellas se inscriben en el marco de la ideología igualitarista de la lucha « contra las discriminaciones » que promueven los partidarios del feminismo y del homosexualismo, genuina maquinaria de combate al servicio de la legitimación de cuanta aberración el partido del « progreso » se esmera en pergeñar, principalmente el infame « matrimonio » homosexual».

¿En dónde reside la falsedad ? En el hecho de que, inclusive en el segundo caso de la disyuntiva, es perfectamente legítimo y razonable efectuar ciertas discriminaciones que, atendiendo al bien común social, marginalizan a esas personas en determinados contextos. Y eso es, por ejemplo, lo que la Iglesia siempre ha hecho en lo tocante al sacerdocio, a la vida religiosa y a la educación de los niños. Ni que decir tiene que dichas discriminaciones son más legítimas aun cuando se trata de gente que, además de padecer esa tendencia desordenada, lleva una vida homosexual activa, aunque fuese de manera discreta, y, a fortiori, si hay que vérselas con quienes exhiben pública y desvergonzadamente sus malas costumbres, reivindicando orgullosamente sus fantásticos derechos : me refiero a los « gay », para emplear el atípico vocabulario bergogliano, ciertamente inusitado en el lenguaje de un sucesor de San Pedro.

Los individuos pertenecientes a esta última categoría, la de los ideólogos de la causa homosexualista, por ejemplo, los organizadores de las Gay Pride y los militantes de asociaciones subversivas del estilo de Act-Up, tienen tanto menos derecho a ser « integrados a la sociedad » cuanto que justamente deberían ser excluídos de ella sin contemplaciones, los acólitos de la secta LGBT poseen tanto menos el derecho a verse exentos de « toda forma de discriminación » cuanto que deberían precisamente verse privados de libertad y apartados sin miramientos de la vida social por atentado contra el pudor y corrupción de la juventud.

Retomando el hilo de la conferencia pontifical en pleno vuelo, asistimos pasmados a la prosecución del extraño discurso de Francisco ante un auditorio cautivado por su desarmante espontaneidad y por el tenor altamente mediático de sus palabras :

« El problema no es el de tener esta tendencia, sino de hacer lobbying, eso es lo grave, porque todos los lobbies son malos. »

Desafortunadamente, esta aseveración es perfectamente gratuita y no resiste el menor análisis : que el hecho de poseer esa tendencia constituya un grave problema de orden psicológico y moral para la persona afectada, así como también un serio motivo de inquietud para su entorno, es algo indiscutible. Y pretender que la homosexualidad no sea algo problemático, sino solamente el hacer « lobbying », es una falacia notoria que contribuye a trivializar la homosexualidad y a volverla aceptable.

Por último, es menester afirmar que, contrariamente a lo que sostiene Francisco, ningún lobby es intrínsecamente perverso. Efectivamente, dado que un lobby es « un colectivo que realiza acciones dirigidas a influir ante la administración pública para promover decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad » (Wikipedia), un lobby será bueno en la medida en que combata por causas justas y será malo cuando lo haga por causas inicuas.

Para dar un ejemplo, las acciones conducidas por los grupos feministas en favor del aborto son reprobables, mientras que las realizadas por los grupos pro-vida en su lucha contra la legalización de dicho crímen son encomiables. Todas estas declaraciones de Francisco se ven particularrmente agravadas por el contexto internacional en el que se producen, a saber, en medio de una violenta batalla cultural entre partidarios y opositores del « matrimonio » homosexual, el cual se extiende como reguero de pólvora a escala planetaria.

Resulta difícil atribuirlas solamente a eventuales imprecisiones de lenguaje, así como tampoco parece posible negar la complicidad objetiva de sus palabras con los propósitos manifiestos del lobby « gay » : la normalización de la homosexualidad y la legitimación de sus insostenibles reivindicaciones sociales.

Esas declaraciones han sembrado confusión entre los católicos y han favorecido objetivamente a los enemigos de Dios, quienes combaten encarnizadamente para que se acepten los supuestos « derechos » de los homosexuales en el interior de la Iglesia y en la sociedad civil. Prueba irrefutable de ello es que la más influyente publicación de la comunidad LGBT de los Estados Unidos, The Advocate, eligió a Francisco como la « Persona del año 2013 », deshaciéndose en alabanzas hacia él por su actitud de apertura y de tolerancia hacia los homosexuales.ADV_POPE_FRANCISx633

He aquí, a modo de ilustración, tres casos que permiten tomar conciencia de la gravedad del contexto en el cual se sitúan esas desafortunadas declaraciones.

Ellas se produjeron apenas dos meses después de que el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, celebrara en Génova las exequias de Don Gallo, famoso sacerdote comunista y anarquista, adepto al aborto e incondicional de la causa homosexual, durante las cuales hizo un panegírico suyo y autorizó que dos transexuales hicieran la apología de la ideología LGBT en la lectura de la « plegaria universal », durante la cual agradecieron al clérigo apóstata por haberlos ayudado a « sentirse creaturas trans-gender (sic) deseadas y amadas por Dios », y a los que distribuyó luego la comunión, profanando así las santas especies eucarísticas, escandalizando gravemente a los fieles y sembrando la confusión en las almas.

En el funeral de D. Andrea Gallo, el Presidente de la Conferência Episcopal Italiana, Cardeal Angelo Bagnasco, administra la "Comunión" a politico transexual Vladimir Luxuria, un transexual, visibilmente emocionado en el funeral de don Gallo, tomó la palabra en la iglesia, y después recibió la comunión de manos del "cardenal" Angelo Bagnasco.

En el funeral de D. Andrea Gallo, el Presidente de la Conferência Episcopal
Italiana, Cardeal Angelo Bagnasco, administra la «Comunión» a politico transexual
Vladimir Luxuria, un transexual, visibilmente emocionado en el funeral de don Gallo, tomó la palabra en la iglesia, y después recibió la comunión de manos del «cardenal» Angelo Bagnasco.

Video del funeral de Don Gallo

Dar un clic en la imagen para ver el video.

Más inquietante todavía: no hubo ninguna reacción oficial del Vaticano reprobando los hechos. Corresponde destacar que Don Gallo ejercía su « ministerio pastoral » con total impunidad, sin jamás haber sido importunado ni sancionado por la jerarquía eclesiástica. Y cabe añadir que los funerales fueron oficiales, celebrados con gran pompa, nada menos que por la figura más destacada del episcopado italiano, con homilía ditirámbica incluída.

Otro hecho sintomático, seleccionado entre muchos otros : la Universidad Pontifical San Francisco Javier de Bogotá, en Colombia, fundada y dirigida por jesuitas, desde hace doce años organiza anualmente un « Ciclo Académico Rosa », que fomenta desembozadamente el estilo de vida « gay ». En 2013, por primera vez, iba a tener lugar en los locales de la universidad, del 28 al 30 de agosto. Eso provocó una importante reacción de laicos escandalizados quienes, gracias a un accionar digno de un auténtico « lobby » católico, forzaron la universidad a buscar otro sitio para organizar su inmundo coloquio de degenerados.

Huelga decir que no se registró sanción alguna hacia los organizadores del infame evento de parte de las autoridades universitarias. Algo que va de suyo, en la era del culto al « diálogo » con el error y en tiempos de exaltación del « pluralismo » ideológico…

Y esta impunidad dura desde hace ya doce largos años. Ninguna sanción tampoco por el lado de la Conferencia Episcopal Colombiana. Ni falta hace precisar el silencio absoluto del Vaticano. Es interesante señalar la reacción del director de la universidad, el Padre Joaquín Emilio Sánchez : ella fue inmediata y sumamente edificante. En efecto, en un áspero comunicado de prensa dirigido a la « comunidad educativa », hizo constar su indignación ante la « violación de la legítima autonomía universitaria », declaró que « ninguna discriminación sería tolerada » y advirtió amenazante a sus adversarios : « Actualmente efectuamos las gestiones necesarias ante las instancias competentes para que una situación tan irregular y dolorosa como la que vivimos con motivo del ‘‘Ciclo Rosa’’ no se repita nunca más. » Por su lado, el Padre Carlos Novoa, antiguo rector de la universidad, profesor titular de teología moral y titular de un doctorado en « ética sexual », promotor desvergonzado del aborto, sostuvo que la medida « testimonia de un retorno de la Inquisición en un sector de la Iglesia católica y es la resultante de grupos obscurantistas y fanáticos. » Su pública posición contraria a la enseñanza del magisterio eclesial no le ha acarreado ninguna sanción de parte de la jerarquía de su país y menos aun de las autoridades de la citada universidad « pontificia ». Este edificante sacerdote continúa ejerciendo afanosamente su « ministerio pastoral » y dispensando con ahínco su « enseñanza universitaria » a estudiantes que, imaginando recibir una instrucción católica, son objeto de una perversión sistemática de sus inteligencias.

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Tercer y último ejemplo : el de la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina, que también está dirigida por jesuitas. En una entrevista publicada el 12 de agosto de 2013 a quien es su rector desde 2005, el Padre Rafael Velasco, gran especialista en « Derechos Humanos », en medio de una letanía de sentencias heterodoxas, nos hizo el honor de participarnos su profunda visión teológica :

« Si la Iglesia quiere ser un signo del hecho que Dios está cerca de todos, lo que debe hacer, antes que nada, es no excluir a nadie. Debe encarar reformas muy importantes : los divorciados tienen que ser admitidos a la comunión, los homosexuales, cuando viven de manera estable con sus compañeros, también deberían poder comulgar. Decimos que la mujer es importante, pero la excluímos del ministerio sacerdotal. Esos son signos que serían más comprensibles. »

Estos tres casos que he citado, tomados de un interminable listado de situaciones similares, ilustran acabadamente el progreso contínuo, consentido y alentado, de la ideología homosexualista y de la « teoría de género » en el interior de la Iglesia.

Y es justamente en ese contexto alarmante de avance permanente e incontenible de las ideas LGBT, tanto en la sociedad civil como en el seno del clero, que se inscriben esas palabras inauditas de Francisco en una conferencia de prensa internacional en pleno vuelo, a modo de broche de oro de las archimediáticas JMJ de Río de Janeiro : « ¿Quién soy yo para juzgar a una persona « gay » ? » Francamente, debo admitir que esto se asemeja a un mal sueño, a una pesadilla indescriptible de la cual desearía despertarme cuanto antes…

5. Francisco y la masonería.

En 1999 el cardenal Bergoglio fue elegido miembro honorario del Rotary Club de la ciudad de Buenos Aires. En 2005, recibió el premio anual que el Rotary atribuye al « hombre del año », el Laurel de Plata. Esta entidad, fundada en 1905 en la ciudad de Chicago, USA, por el masón Paul Harris, es una asociación cuyos vínculos con la francmasonería son de público conocimiento : es un semillero de masones y el marco en el que se desarrollan sus iniciativas « caritativas ».

Un porcentaje importante de rotarios pertenecen a las logias, a punto tal que el Rotary, junto al Lion’s Club, son considerados como los atrios del templo masónico. He aquí lo que decía el obispo de Palencia, España, en una declaración oficial : « El Rotary profesa un laicismo absoluto, una indiferencia religiosa universal y trata de moralizar las personas y la sociedad por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista e incluso atea. » (Boletín eclesiástico del obispado de Palencia, n° 77, 1/9/1928, p. 391).

Esta condenación fue confirmada por una declaración solemne del arzobispo de Toledo, el cardenal Segura y Sáenz, primado de España, el 23 de enero de 1929. Dos semanas más tarde, la Sacra Congregación Consistorial prohibió la participación de los sacerdotes en reuniones rotarias, en calidad tanto de miembros y como de invitados : es el célebre « non expedire » del 4 de febrero de 1929. Esta prohibición sería reiterada por un decreto del Santo Oficio del 20 de diciembre de 1950.

El día de la elección pontifical del cardenal Bergoglio, el 13 de marzo de 2013, el Gran Maestre de la francmasonería argentina, Angel Jorge Clavero, rindió tributo al nuevo pontífice saludándolo calurosamente.

La logia masónica judía B’nai B’rith hizo otro tanto : « Estamos convencidos que el nuevo papa Francisco seguirá obrando con determinación para reforzar los lazos y el diálogo entre la iglesia católica y el judaísmo y continuará la lucha contra todas las formas de antisemitismo », declaró la logia francesa, mientras que la argentina aseveró que reconocen en Francisco a « un amigo de los judíos, a un hombre dedicado al diálogo y comprometido en el encuentro fraterno » y aseguran estar convencidos de que durante su pontificado « conservará el mismo compromiso y podrá poner en práctica sus convicciones en el camino del diálogo inter-religioso. »

13-03-2013 - Bnai Brith

El director de asuntos inter-religiosos de la B’nai B’rith, David Michaels, asistió a la ceremonia de investidura del nuevo papa, el 19 de marzo y al día siguiente participó en la audiencia dada por Francisco a los líderes de las diferentes religiones en la sala Sala Clementina.

Se habían dado cita dieciséis personalidades judías en representación de ocho organizaciones internacionales judías, entre quienes se hallaba el rabino David Rosen, director del Comité Judeo-Americano (American Jewish Committee), quien declaró, en una entrevista concedida a la agencia Zenit, que desde el Concilio Vaticano II « la enseñanza de la Iglesia y su enfoque de los judíos, del judaísmo y de Israel han tenido una transformación revolucionaria. »

Al día siguiente de su elección, el Gran Oriente de Italia emitió un comunicado en el cual el Gran Maestre Gustavo Raffi decía que « con el Papa Francisco ya nunca nada será como antes. Esta elección ha sido una apuesta indiscutible de la fraternidad por una Iglesia de diálogo, no contaminada por la lógica ni las tentaciones del poder temporal (…) Nuestra esperanza es que el pontificado de Francisco marque el regreso de la Iglesia-Palabra en lugar de la Iglesia-Institución, y que él promueva el diálogo con el mundo contemporáneo (…) siguiendo los principios de Vaticano II (…) Tiene la gran oportunidad de mostrar al mundo el rostro de una Iglesia que debe recuperar el anuncio de una nueva humanidad, no el peso de una institución que defiende sus privilegios. »

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El 16 de marzo, en un nuevo artículo del Gran Oriente de Italia, esta vez anónimo, el lector se entera de que existen tres miradas diferentes en los miembros del GOI : la de los que son escépticos en cuanto al progresismo de Francisco, la de los que prefieren guardar un cauto silencio y juzgarlo luego por sus actos y, finalmente, la de los que exhiben la convicción de que será un papa « innovador y progresista, basándose en el hecho de que algunos Hermanos aseguran haber contribuído indirectamente, en el interior del Cónclave, por intermedio de amigos fraternos, a la elección de un hombre capaz de regenerar la Iglesia Católica y la sociedad humana en su conjunto. »

Ese punto de vista se ve reforzado por el hecho de que el cardenal Bergoglio, durante el cónclave de 2005, había sido apadrinado por el cardenal Carlo Maria Martini, fallecido el 31 de agosto de 2012, desaparición saludada por el GOI en un comunicado fechado el 12 de septiembre en los siguientes términos :

« Ahora que las celebraciones retóricas y las condolencias pomposas han dejado lugar al silencio y al duelo, el Gran Oriente de Italia saluda con afecto al Hermano Carlo Maria Martini, quien ha partido hacia el Oriente Eterno. »

Y el 28 de julio de 2013, con ocasión del deceso del cardenal Ersilio Tonini, masón reconocido, el Gran Maestre Gustavo Raffi le rindió tributo asegurando que llora « al amigo, al hombre del diálogo con los masones, al maestro del Evangelio social. Hoy la humanidad es más pobre, como lo es igualmente la Iglesia Católica. »

Pero a renglón seguido se apresura a añadir que, a despecho de esa gran pérdida, « la Iglesia del Papa Francisco es una Iglesia que promete ser respetuosa de la alteridad y compartir la idea que el Estado laico favorece la paz y la coexistencia de las diferentes religiones (!!!) »

El límpido homenaje tributado a Francisco por el Gran Maestre del Gran Oriente de Italia es un testimonio por demás inquietante con relación a su pontificado. Como prueba de ello, y limitándonos a tan sólo uno de los abundantes textos pontificales referidos a la masonería, he aquí lo que decía León XIII en su encíclica Humanum Genus, del 20 de abril de 1884 :

« En nuestra época, los autores del mal parecieran haberse coaligado en un inmenso esfuerzo, bajo el impulso y con la ayuda de una sociedad diseminada por un gran número de lugares y fuertemente organizada, la sociedad de los francmasones. Estos, sin disimular ya sus intenciones, rivalizan de audacia entre ellos contra la augusta majestad de Dios, maquinando abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia, con la finalidad de lograr despojar, si lo pudiesen, las naciones cristianas de los beneficios que ellas han recibido de Jesucristo, nuestro Salvador. »

Habría muchas otras declaraciones y gestos de Francisco que se podrían calificar cuando menos de perturbadores y que se prestarían a un prolongado desarrollo, del que me abstendré aquí en aras de la brevedad, y de los cuales he seleccionado tan sólo algunos a modo de ejemplo, tomados de una extensa lista que por cierto no deja de acrecentarse día tras día a una velocidad vertiginosa…

Continuará…

Alejandro Sosa Laprida

13 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 1 de 3-

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INTRODUCCIÓN: Me considero obligado en conciencia a publicar este magnífico estudio del Sr. Alejandro Sosa Laprida analizando algunos aspectos escandalosos para los católicos, del primer año del pontificado del Papa Francisco. Es largo, está mal diagramado porque carece de división en párrafos lo cual lo hace difícil de leer, pero ni siquiera intento corregir ese defecto porque creo que el documento tiene un tal peso y una tal gravedad que debe ser puesto inmediatamente en conocimiento de los lectores de «La botella al mar».

Por su extensión, debo dividirlo en tres partes. Hoy publicaré la primera y las otras dos en días subsiguientes.

Pienso que el autor no enfatizó suficientemente que todos los puntos reprochables de este primer año de pontificado se originan en una causa principal y es la adhesión notoria del Papa a la herejía modernista, condenada por la Encíclica «Pascendi» de San Pio X, tal como lo señalé en el artículo titulado. «Cual es la estrategia actual de los modernistas-progresistas para dominar la Iglesia y apagar la fe» (nros. 1162-1167 de «La botella al mar»). Esa omisión, sin embargo, queda reparada por la enumeración de hechos y dichos del Papa que prueban categóricamente esa adhesión.

Sé que muchos católicos piadosos quedarán escandalizados por este documento, pero no deberían escandalizarse del documento sino de quien dio causa para que fuera escrito. Y junto con eso, quiero dejar sentado mi inmenso dolor al encontrarme en una situación de la Iglesia que me obliga a decir estas cosas.

Además, los lectores de «La botella al mar» sabrán que estoy muy preocupado por la deriva de Iberoamérica hacia el comunismo, por los intentos del tirano Putin por reconstruir la URSS, por la presidencia de los EEUU en manos de un mahometano pro-marxista, por la rápida desaparición de la Justicia, de las libertades legítimas y de la honestidad en nuestro país. Pero nada de eso sería posible si el Papa no fuera como es.

Sólo nos queda rogar a Dios por su conversión y santificación, es decir, para que sea todo lo contrario de lo que hoy demuestra ser.

Por último, me declaro desde ya dispuesto a retractar todo lo que se demuestre que está equivocado en los dichos de este texto ya que no tengo otra intención al publicarlo que la de ser fiel a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, cuya cabeza es el Papa.

Cosme Beccar Varela

* * *

UN AÑO DE PONTIFICADO, UNA DESOLADORA REALIDAD

12/3/2014

Buenos días a todos. Mañana se cumplirá un año de la elección del cardenal Bergoglio al sumo pontificado. Año insólito por donde se lo mire y que parecería haberse prolongado una eternidad, considerando los innumerables dichos y hechos de nítido sesgo revolucionario que Francisco no ha dejado de perpetrar ni tan siquiera un sólo día desde aquel inaudito buona sera del miércoles 13 de marzo de 2013 pronunciado desde la loggia de San Pedro, saludo profano de alta carga simbólica, a partir del cual el transcurso del tiempo apenas si ha logrado resistir al frenesí y al vértigo bergoglianos. Acción incesante y palabras incontinentes, estruendosas y confusas, semejantes al torrente en la cascada, devorado por la fuerza del vacío que lo aspira irresistiblemente, en un torbellino en el que ya nada puede percibirse con nitidez ni escapar al caudal mortífero que todo lo succiona.

Largos estudios teológicos merecerían sus dudosas empresas, conducidos por la pluma talentosa y erudita de algún apologeta de fuste, que quizás la Divina Providencia se dignará en su misericordia infinita a enviarnos, para esclarecer nuestras aletargadas inteligencias con sus luminosas enseñanzas. A la espera de que ello ocurra, me atrevo a hacer público este modesto artículo, en el que he intentado suplir con trabajo serio y minucioso la escasez de talento y compensar una ciencia exigua con el amor incondicional y sin reservas por la verdad ultrajada. Los saludo muy cordialmente.

Alejandro Sosa Laprida

1.- El extraño pontificado del Papa Francisco. 02/02/14.

Como católico, verme en conciencia obligado a emitir críticas hacia el papa me resulta sumamente doloroso. Y la verdad es que sería muy feliz si la situación de la Iglesia fuese normal y no encontrase por consiguiente ningún motivo para formularlas. Desafortunadamente, nos hallamos confrontados al hecho incontestable de que Francisco, en apenas un año de pontificado, ha realizado incontables gestos atípicos y ha efectuado un sinnúmero de declaraciones novedosas y por demás preocupantes. Los hechos en cuestión son tan abundantes que no resulta posible tratarlos todos en el marco necesariamente restringido de este artículo. A la vez, no es tarea sencilla limitarse a escoger sólo algunos de ellos, ya que todos son portadores de una carga simbólica que los vuelve inauditos a la mirada del observador atento y sintomáticos de una situación eclesial sin precedentes en la historia. Tras ardua reflexión, he retenido cinco que me parecen ser los mejores indicadores de la tonalidad general que es posible observar en este nuevo pontificado.

Esos hechos se agrupan en cinco temas diferentes : el islam, el judaísmo, la laicidad, el homosexualismo y la masonería. Tras haberlos expuestos en ese orden, intentado hacer ver en qué medida son indicadores de una inquietante anomalía en el ejercicio del magisterio y de la pastoral eclesiales, expondré de manera más sucinta otra serie de dichos y hechos que permitirán ilustrar aun más, si acaso fuera posible, la heterodoxia radical que trasuntan los principios y la praxis bergoglianos. Finalmente, suministraré una serie de enlaces a artículos de prensa en los que el lector podrá verificar la exactitud de los hechos referidos en el cuerpo del artículo.

1. La cuestión del islam.

El 10 de julio de 2013 Francisco envió a los musulmanes de todo el mundo un mensaje de felicitaciones por el fin del ramadán. Debemos precisar que se trata de un gesto que jamás se había producido en la Iglesia Católica antes del Concilio Vaticano II. Y debemos añadir que ningún papa había dirigido semejantes saludos a los mahometanos antes del pontificado de Francisco.

La razón es muy sencilla, y por cierto manifiesta para cualquier católico que no haya perdido completamente el sensus fidei : los actos de las otras religiones carecen de valor sobrenatural y, objetivamente considerados, no pueden sino alejar a sus adeptos del único camino de salvación : Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cómo no estremecerse de espanto al escuchar a Francisco decir a los adoradores de « allah » que « estamos llamados a respetar la religión del otro, sus enseñanzas, sus símbolos y sus valores » ?

Es imposible dejar de comprobar la distancia insalvable que existe entre esta declaración y lo que nos enseñan los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de San Pablo

Que se deba respetar a las personas que se encuentran en los falsos cultos, eso cae de su peso y nadie lo discute, pero que se promueva el respeto de falsas creencias que niegan la Santa Trinidad de las Personas Divinas y la Encarnación del Verbo de Dios es algo insostenible desde el punto de vista del magisterio eclesiástico y de la revelación divina.

Sin embargo, es menester reconocer que en este punto no se puede tildar a Francisco de innovador, ya que no hace más que continuar con la línea revolucionaria introducida por el Concilio Vaticano II, el cual pretende, en la declaración Nostra Aetate acerca de la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas (hinduísmo, budismo, islam y judaísmo) que « la Iglesia Católica no rechaza nada de lo que es verdadero y santo (!!!) en esas religiones. Considera con un sincero respeto esas maneras de obrar y de vivir, esas reglas y esas doctrinas (…) Exhorta a sus hijos para que (…) a través del diálogo y la colaboración (!!!) con los adeptos de otras religiones (…) reconozcan, preserven y hagan progresar los valores espirituales, morales y socio-culturales que se encuentran en ellos. »

Palabras que provocan estupor, ya que es algo palmariamente absurdo pretender que se deba « colaborar » con gente que trabaja activamente para instaurar creencias y a menudo costumbres que son contrarias a las del Evangelio. ¿Cómo no ver en ese « diálogo » tan mentado una profunda desnaturalización de la única actitud evangélica, que es la de anunciar al mundo la Buena Nueva de Jesucristo, quien nos ha dicho sin ambages lo que nos corresponde hacer como discípulos :

« Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñadles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 18-20).

Esta noción de « diálogo » con las demás religiones carece de todo fundamento bíblico, patrístico y magisterial y de hecho no es sino una impostura tendiente a desvirtuar el auténtico espíritu misionero, que consiste en anunciar a los hombres la salvación en Jesucristo, y de ninguna manera en un utópico « diálogo » entre interlocutores situados en pie de igualdad, enriqueciédose recíprocamente y pretendiendo buscar juntos la verdad.

Esa pastoral conciliar innovadora fundada en un « diálogo » incripto en un contexto de « legítimo pluralismo », de « respeto » hacia las religiones falsas y de « colaboración » con los infieles no es más que una pérfida celada tendida por el enemigo del género humano para neutralizar la obra redentora de la Iglesia.

A ese respecto, baste con citar la única situación de auténtico « diálogo » que nos relatan las escrituras, y lo que es más, justo al comienzo, a fin de estar definitivamente alertados acerca de su carácter intrínsecamente viciado: se trata del « diálogo » al cual se prestó Eva en el jardín del Edén con la serpiente y que habría de desembocar en la caída del género humano (Gn. 3, 1-6).

Se podría dar una lista interminable de citationes del Nuevo Testamento, de los Santos Padres y del magisterio de la Iglesia para refutar la patraña según la cual los falsos cultos deben ser objeto de un « respeto sincero » hacia sus « maneras de obrar y de vivir, sus reglas y sus doctrinas » y para probar que, a diferencia de las personas que los profesan y que naturalmente deben ser objeto de nuestro respeto, de nuestra caridad y de nuestra misericordia, de ningún modo las falsas doctrinas religiosas merecen « respeto », que en dichas religiones no se encuentra ningún elemento de « santidad » y que los elementos de verdad que puedan contener están subordinados al servicio del error.

Se debe reconocer que Francisco es perfectamente coherente en su mensaje con lo que el documento conciliar dice acerca de los musulmanes, a saber, que « la Iglesia mira también con estima a los musulmanes, que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres y que procuran someterse con toda su alma a los decretos de Dios. »

Ahora bien, cualquiera sea la sinceridad de los mahometanos en la creencia y en la práctica de su religión, no por ello es menos falso sostener que « adoran al único Dios », « que ha hablado a los hombres » y que « buscan someterse a los decretos de Dios », por la sencilla razón de que « allah » no es el Dios verdadero, que Dios no ha hablado a los hombres a través del corán y que sus decretos no son los del islam. Se trata de un lenguaje inédito en la historia de la Iglesia y que contradice veinte siglos de magisterio y de pastoral eclesiales.

Esa práctica heterodoxa ha conducido a los múltiples encuentros inter-religiosos de Asís, en donde se ha alentado a los miembros de los diferentes cultos idolátricos a rezar a sus « divinidades » para obtener « la paz en el mundo »Falsa paz, naturalmente, puesto que se persigue injuriando al único Señor de la Paz y Redentor del género humano, al igual que a su Iglesia, única Arca de Salvación. Y esta engañosa noción de « diálogo » ha conducido igualmente a los últimos pontífices a mezquitas, sinagogas y templos protestantes en los que, por el gesto y la palabra, han puesto de relieve esos falsos cultos y no han vacilado en denigrar públicamente a la Iglesia de Dios criticando la actitud « intolerante » de la que Ella habría dado muestras en el pasado hacia ellos.

Un ejemplo reciente de esta nueva mentalidad ecuménica malsana, sincretista y relativista, condenada solemnemente por Pío XI en su encíclica Mortalium Animos de 1928 : El 19 de enero, con motivo de la Jornada mundial de los migrantes y de los refugiados, Francisco se dirigió a un centenar de jóvenes refugiados en una sala de la parroquia del Sagrado Corazón, en Roma, diciéndoles que es necesario compartir la experiencia del sufrimiento, para luego añadir :

« que los que son cristianos lo hagan con la Biblia y que los que son musulmanes lo hagan con el Corán (!!!) La fe que vuestros padres os han inculcado os ayudará siempre a avanzar. »

Esta nueva praxis conciliar es lisa y llanamente escandalosa, por un doble motivo : por un lado, mina la fe de los fieles confrontados a esas falsas religiones valorizadas por sus pastores ; por otro lado, socava las posibilidades de conversión de los infieles, quienes se ven confortados en sus errores precisamente por aquellos que deberían ayudarlos a librarse de ellos anunciándoles la Buena Nueva de la salvación, recibida de Aquel que dijera ser « el Camino, la Verdad y la Vida. » (Jn. 14, 6)

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2. La cuestión del judaísmo.

La primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue dirigida al gran rabino de Roma. Hecho por demás sorprendente.

La primera carta de su pontificado ¡enviada a los judíos ! Acaso esta decisión habrá obedecido a un imperativo evangelizador apremiante, a saber, una proclamación inequívoca del Evangelio, destinada a curarlos de su tremenda ceguera espiritual, una solemne invitación a que reconozcan por fin a Jesús de Nazareth como a su Mesías y Salvador…

Pues nada de eso. Francisco evoca la « protección del Altísimo », fórmula convencional y vacía de contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas insalvables que separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones avancen « en un espíritu de ayuda mutua y al servicio de un mundo cada vez más en armonía con la voluntad de su Creador. »

Hay dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera es la siguiente :

¿Cómo puede concebirse una « ayuda mutua » con un enemigo que no tiene sino un objetivo en mente, a saber, la desaparición del cristianismo, y esto desde hace casi dos mil años ?

¿En qué cabeza puede caber el absurdo según el cual los judíos desearían « ayudar » a la Iglesia, fundada según ellos por un impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal obstáculo al advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual Nuestro Señor les advirtió :

« Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido ; otro vendrá en su nombre y vosotros lo recibiréis. » (Jn., 5, 43).

Terrible profecía que San Jerónimo comenta diciendo que « los judíos, tras haber despreciado la verdad en persona, aceptarán la mentira aceptando al Anticristo » (Epist. 151, ad Algasiam, quest. II) y San Ambrosio que « eso muestra que los judíos, quienes no quisieron creer en Jesucristo, creerán en el Anticristo. » (in Psalmo XLIII).

Ahora que el obstáculo político encarnado por la Cristiandad ha sido suprimido por la oleada revolucionaria asistimos a la supresión progresiva del obstáculo religioso, a saber, el papado, alcanzado desde hace más de cincuenta años por el virus de la modernidad revolucionaria.

Ese obstáculo a la manifestación del « hombre de iniquidad », ese misterioso katejon del que habla San Pablo (2 Tes. 2,7), que retarda su venida y que no es otro que el poder espiritual romano, es decir, el papado, según la tradición exegética.

Es tan sólo cuando ese obstáculo haya sido removido que « se revelará el impío. » (2 Tes. 2, 8) La penetración de las ideas revolucionarias en Roma no es en absoluto una cuestión de fantasías complotistas ni el resultado de una imaginación desbocada: quienes trabajaron activamente para realizar el aggiornamento de la Iglesia, esto es, con miras a su adaptación al mundo moderno, lo que ha sido el objetivo principal del Concilio Vaticano II, su « línea directora » (Pablo VI, Ecclesiam Suam, 1964, n°52), no tienen empacho en admitirlo.

Así el cardenal Suenens no se anduvo con rodeos : « Vaticano II, es 1789 en la Iglesia » (citado por Mons. Lefebvre, Ils l’ont découronné, Clovis, 2009, p. 10), aseveró quien fuera una de las figuras más relevantes del último concilio y uno de los cuatro moderadores nombrados por Pablo VI.

El padre Ives Congar (o.p.), nombrado por Juan XXIII en 1960 consultor de la Comisión Teológica Preparatoria y luego, en 1962, experto oficial en el concilio, en el cual fuera también miembro de la citada Comisión Teológica, a sido sin duda alguna el teólogo más influyente de la asamblea conciliar, junto al jesuita Karl Rahner.

El famoso dominico declaró, refiriéndose a la colegialidad episcopal, que en el Concilio « la Iglesia había efectuado pacíficamente su Revolución de Octubre » (Vatican II. Le concile au jour le jour, deuxième session, Cerf, p. 115), reconoció que la declaración Dignitatis Humanae sobre la libertadreligiosa dice « materialmente otra cosa que el Syllabus de 1864, incluso aproximadamente lo contrario » (La crise dans l’Eglise et Mgr. Lefebvre, Cerf, 1976, p. 51) y admitió que en ese texto, en el cual había trabajado, « se trataba de mostrar que el tema de la libertad religiosa se hallaba presente en la Escritura. Pero no lo estaba. » (Eric Vatré, La droite du Père, Guy Trédaniel Editeur, 1995, p. 118).

Y según el cardenal Ratzinger « el problema del concilio fue el de asimilar los mejores valores de dos siglos de cultura liberal. Son valores que, aunque surgidos fuera de la Iglesia, pueden hallar un sitio –purificados y corregidos- en su visión del mundo y eso es lo que sucedió » (Jesus, nov. 1984, p. 72), quien tampoco vacila en afirmar, a propósito de la constitución pastoral Gaudium et Spes sobre las relaciones de la Iglesia con el mundo moderno, que se puede considerar ese texto como un « anti-Syllabus, en la medida en que representa un intento de reconciliación de la Iglesia con el mundo tal cual se ha vuelto desde 1789. » (Les principes de la théologie catholique, Téqui, 1987, p. 427) La segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por Francisco al gran rabino de Roma es la siguiente : ¿Cómo puede concebirse que una religión falsa (el judaísmo talmúdico, corrupción del judaísmo vetero-testamentario), estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de Jesucristo, pueda estar « al servicio de un mundo cada día más en armonía con la voluntad del Creador » ? Tamaño absurdo exime de comentarios…

Mas se encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la modificación de la plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección, suprimiendo los términos « perfidis » y « perfidiam » aplicados a los judíos, y que sería luego suprimida definitivamente del nuevo misal aprobado por Pablo VI en abril de 1969 y promulgado en 1970. He aquí la nueva plegaria que en él figura : « Oremos por los judíos, a quienes Dios habló en primer lugar : que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su Alianza. » Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias observaciones :

1. No se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo.

2. El término « alianza » insinúa que la « antigua » aún tendría vigor.

3. Todo « progreso » en el amor de alguien implica un amor ya presente ; ahora bien, ¿Cómo podrían « progresar » en el amor del Padre si niegan al Hijo ?

4. ¿Y cómo podrían « progresar » en la « fidelidad a su alianza » si se obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote perfecto y cordero sin tacha, que ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los hombres al inmolarse en la Cruz ?

La conclusión cae de su peso : nos encontramos ante una nueva teología que marca una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa : « Oremos igualmente por los judíos, que no han querido creer (perfidis judaeis), a fin de que Dios nuestro Señor quite el velo de sus corazones y que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor (…) Dios eterno y todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la infidelidad judía (judaicam perfidiam), escucha las oraciones que te dirigimos por este pueblo enceguecido ; haz que conozcan la luz de la verdad, que es Jesucristo, para que sean liberados de sus tinieblas. »

El contraste con la nueva plegaria es pasmoso, tanto como lo es con el discurso de Juan Pablo II en la sinagoga de Roma en abril de 1986, en el cual alaba la « legítima pluralidad religiosa » y afirma que hay que esforzarse en « suprimir toda forma de prejuicio (…) a fin de presentar la verdadera cara de los judíos y del judaísmo. » « Prejuicio » que la antigua plegaria del Viernes Santo expresaba de manera cabal, lo que explica ciertamente su desaparición de la nueva liturgia…

Pero no se puede negar que esto sea harto problemático, pues según reza el célebre adagio del siglo V atribuido al papa San Celestino I : lex orandi, lex credendi, la ley de la oración determina la ley de la creencia, es decir que, modificando el contenido de la oración, puede modificarse a la vez el contenido de la Fe.

Y lo acontecido en el siglo XVI a raíz de las innovaciones litúrgicas de Lutero en Alemania y de Cranmer en Inglaterra basta para demostrarlo.

Desgraciadamente, el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la pascua judía, dirigiéndole sus « felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj. » Lo que no deja de suscitar una pregunta insoslayable : desde una perspectiva católica, ¿Cuál puede ser la naturaleza de esas « felicitaciones » con motivo de una celebración en la que se ultraja a Jesucristo, único y verdadero Cordero Pascual inmolado en la Cruz en redención de nuestros pecados ?

Porque tales « felicitaciones » no pueden sino confortar a los judíos en su ceguera espiritual y por tanto mantenerlos alejados de su Mesías y Salvador, lo cual es cuando menos paradójico viniendo de parte de un soberano pontífice…

El cual prosigue diciendo : « Que el Todopoderoso que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para conducirlo hacia la tierra prometida continúe liberándolos de todo mal y acompañándolos de su bendición. »

Palabras embarazosas en grado sumo, dado que manifiestamente Dios no los ha liberado aún de todo mal, puesto que no existe mal mayor que el de ser considerados « enemigos del Evangelio » (Rom. 11, 28) y formar parte de la « Sinagoga de Satán » (Ap. 3, 9)

¿Cómo concebir que Dios pueda continuar « acompañándolos de su bendición », cuando ellos continúan rechazando con obstinación a Aquel que Él ha enviado ?

Deseo precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe. Al referirme a los judíos entiendo situarme en el plano de los principios teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y en ese terreno se comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el reino de Jesucristo en la sociedad, y el judaísmo talmúdico, el cual, habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor y a un blasfemador, a un falso mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos aguardan ansiosamente con vistas a restaurar el reino de Israel y a regir las naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico mundial.

No se trata pues en absoluto de « racismo » ni de un pretendido « antisemitismo » conceptualmente absurdo, según la raída cantinela que no cesan de entonar cuando alguien se atreve a abordar el tema, al unísono y a voz en cuello, los creadores de opinión mediáticos, auténtica policía ideológica del sistema mundialista, para desviar la atención del verdadero problema que plantea el judaísmo talmúdico y sionista, cuya índole es estrictamente teológica, aunque de él se sigan necesariamente consecuencias políticas, económicas y culturales.

Hecha esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo : « Les pido que recen por mí, y les garantizo mi oración por ustedes, con la confianza de poder profundizar los lazos de estima y de amistad recíproca. » Nos es forzoso constatar que aquí llegamos al colmo en el ámbito de lo absurdo.

En efecto, ¿Cómo es posible imaginar que la oración de quienes están, según San Juan, bajo el imperio de Satán, podría ser atendida por Dios ?

Y en buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el papa, cosa inimaginable considerando que su misión se opone diametralmente a la suya, se verían obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión al judaísmo. Es decir que Francisco implícitamente les estaría pidiendo nada menos que rezaran por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen ellos!

A decir verdad, si esta cuestión no revistiese una gravedad inaudita, estaríamos ante un gag desopilante por sus incongruentes y grotescas implicaciones. Y esto sin mencionar los lazos de « amistad recíproca » que Francisco evoca al final de su mensaje, ya que la incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que la de la anterior.

Expliquémonos : Un amigo es un alter ego, un otro yo, de lo que se sigue que la verdadera amistad no es viable si los amigos no poseen una correspondencia de pensamientos, de sentimientos y de objetivos que vuelva posible la comunión de las almas.

Ahora bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la Sinagoga son, como ya lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos son incompatibles, la oposición que existe entre ellas es radical, de suerte que, hasta tanto los judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y Salvador, le enemistad entre ambas permanecerá irreductible, por razones teológicas evidentes, del mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y Satán, Cristo y el Anticristo…

Con este tipo de deseos entramos de plano en el terreno de la utopía, de la sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobretodo, en la falsificación del lenguaje y en la perversión de los conceptos : nos encontramos de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual y de la mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre…

Monseñor Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la fiesta de las luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un candelabro de nueve brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado es, desde un punto de vista espiritual, la expansión del culto judío.

El cardenal Bergoglio participó activamente en la ceremonia del quinto día, encendiendo la vela correspondiente. De más está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia de la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos, profundamente aletargados, imbuídos hasta la médula del pensamiento revolucionario que socava la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes, compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica, democrática y derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde hace más de medio siglo, ideología que es totalmente extranjera al depósito de la Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos oficiales de la jerarquía eclesiástica desde Vaticano II.

Para concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en septiembre de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh Hashanah, el año nuevo hebreo :

« Hoy, en esta sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia de Dios. Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos contemplar por El. »

¿Qué interpretación podrá atribuirse al « nosotros » empleado por Francisco ? ¿Qué realidad querrá designar utilizando la palabra « Dios » ? En todo caso, habida cuenta del contexto, no podría designar a Dios Padre, pues sino está claro que los judíos no rechazarían al Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo : « Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque es de Dios que he salido y que vengo (…) Vosotros tenéis por padre al Demonio, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre (…) El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no escucháis porque no sois de Dios. » (Jn. 8, 42-47)

Hecho de lo más sorprendente, durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga de la capital argentina, quien en ese entonces no era « sino » Monseñor Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, no se dignó a pronunciar ni siquiera una vez el Santo Nombre de Jesús…

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3. Francisco y la laicidad del Estado.

Ante todo, es menester tener presente en qué consiste el llamado principio de laicidad : se trata de la piedra angular del pensamiento iluminista, por el cual Dios es excluído de la esfera pública y el Estado es emancipado de la revelación divina y del magisterio eclesiástico en el ejercicio de sus funciones, quedando así habilitado para actuar de manera totalitaria, al negarse a admitir toda instancia moral superior capaz de esclarecerlo intelectualmente y de orientarlo moralmente en su acción, ya se trate de la ley natural, de la ley divina o de la ley eclesiástica.

El Estado moderno se concibe a sí mismo como absolutamente desligado de cualquier tipo de trascendencia espiritual o ética a la cual someterse en aras de establecer y de conservar su legitimidad. De este modo, el Estado liberal no reconoce otra legitimidad como no sea la emanada de la llamada voluntad general y que, por ende, se funda únicamente en la ley positiva que los hombres se dan a sí mismos.

La separación de la Iglesia y del Estado es el resultado lógico de este principio, por el cual se exonera a la sociedad políticamente organizada de rendir a Dios el culto público que le es debido, de respetar la ley divina en su legislación y de someterse a la enseñanza de la Iglesia en materia de fe y de moral. Esta supuesta independencia del poder temporal respecto al poder espiritual no debe confundirse con la legítima autonomía de la cual la sociedad civil goza en relación a la autoridad religiosa en su propio ámbito de acción, esto es, en la búsqueda del bien común temporal, el cual a su vez se halla ordenado a la del bien común sobrenatural, a saber, la salvación de las almas. Esta es la doctrina católica tradicional de la distinción de los poderes espiritual y temporal y de la subordinación indirecta de éste respecto de aquél.

La laicidad conculca el orden natural existente entre ambos poderes y erige al Estado en poder absoluto, transformándolo así en una maquinaria de guerra con vistas a la descristianización de las instituciones, de las leyes y de la sociedad en su conjunto.

El gran artesano de la pretendida neutralidad religiosa del Estado es la franc-masonería, enemigo jurado de la civilización cristiana. Dicha neutralidad no es más que una superchería, dado que el poder temporal es incapaz de prescindir de una instancia espiritual de orden superior que le brinde los principios morales que reglan su actividad.

El Estado laico no es neutro sino en apariencia, puesto que recibe sus principios orientadores en materia espiritual y moral de esa contra-iglesia que es la franc-masonería : « La laicidad es la piedra preciosa de la libertad. La piedra nos pertenece a nosotros, masones. La recibimos en bruto, la tallamos progresivamente y nos es preciosa porque nos servirá para edificar el templo ideal, el futuro dichoso del hombre del cual deseamos que ella sea el único señor. » (La laïcité : 1905-2005, Edimaf, 2005, p. 117, publicado por el Gran Oriente de Francia en conmemoración del centenario de la ley de separación de la Iglesia y del Estado de 1905.).

Habiendo efectuado este recordatorio básico, sin el cual se pueden perder de vista las implicancias cruciales que conlleva este asunto, examinemos la posición de Francisco al respecto.

En un discurso dirigido a la clase dirigente brasilera el 27 de julio, durante el transcurso de las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Río de Janeiro, Francisco realizó un elogio entusiasta de la laicidad y del pluralismo religioso, a punto tal de regocijarse por la función social desempeñada por las « grandes tradiciones religiosas, que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia. » Para continuar diciendo que « la laicidad del Estado (…) sin asumir como propia ninguna posición confesional, es favorable a la cohabitación entre las diversas religiones. »

Laicismo, pluralismo, ecumenismo, relativismo religioso, democratismo : el número y la magnitud de los errores contenidos en esas pocas palabras, condenados formalmente y en múltiples ocasiones por el magisterio, requeriría una prolongada exposición que excedería ampliamente los límites de este artículo.

Para quienes deseasen profundizar la doctrina católica en la materia, he aquí los documentos esenciales :

Mirari vos (Gregorio XVI, 1832),

Quanta cura, con el Syllabus (Pío IX, 1864) ;

Immortale Dei y Libertas (León XIII, 1885 y 1888) ;

Vehementer nos y Notre charge apostolique (San Pío X, 1906 y 1910) ;

Ubi arcano y Quas primas (Pío XI, 1922 y 1925) ;

Ci riesce (Pío XII, 1953).

Leamos, a guisa de ejemplo, un pasaje de la encíclica Quas Primas, por la cual Pío XI instituyó la solemnidad de Cristo Rey :

« La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes. A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres. »

La lectura de estos textos del magisterio permite comprender que el Estado laico, supuestamente neutro, no confesional, incompetente en materia religiosa y otras falacias por el estilo, no es más que una aberración filosófica, moral y jurídica moderna, una monstruosidad política, una mentira ideológica que pisotea la ley divina y el orden natural.

La distinción –sin separación- de los poderes temporal y espiritual es algo muy diferente de la pretendida independencia del temporal respecto del espiritual en relación con Dios, la Iglesia, la ley divina y la ley natural : eso tiene nombre, y se llama la apostasía de las naciones.

Esta apostasía es el fruto maduro del Iluminismo, de la franc-masonería, de la Revolución Francesa y de todas las sectas infernales que de ella proceden (liberalismo, socialismo, comunismo, anarquismo, etc.) Esos son los enemigos despiadados de Dios y de su Iglesia, quienes alcanzaron su diabólico objetivo de destruir enteramente la sociedad cristiana y de erigir en su lugar la ciudad del hombre sin Dios, creatura insensata embriagada por la falaz autonomía de la cual ella pretende gozar respecto a Dios : en ello reside el rasgo esencial de lo que se ha dado en llamar la modernidad, a pesar de sus rostros variados y multiformes, cuyo desenlace, a término, no puede ser otro que el del reino del Anticristo. Esta figura escatológica del hombre impío conducirá ineluctablemente la sociedad moderna, secularizada y apóstata, al paroxismo de su revuelta contra todo lo que se encuentra por encima de su propia voluntad autónoma y soberana, de la cual nos ofrece ya las aciagas primicias : pensemos, por no citar sino un puñado de ejemplos representativos, en esas aberraciones inimaginables que son el matrimonio homosexual, la adopción homo-parental, el derecho al aborto, la legalización de la industria pornográfica, la escuela sin Dios pero con teoría de género y educación sexual obligatorias para corromper la infancia y mancillar la inocencia de las almas inocentes…

Personificación aterradora de la creatura que entiende hacer de su libertad, considerada como absoluta, la única fuente de la ley y de la moral, creatura imbuída de su vacuidad ontológica y enceguecida por su arrogancia irrisoria que pretende asombrosamente ocupar el lugar de Dios.

Reitero que es en esta pretensión insensata de la creatura de prescindir de su Creador que radica la característica definitoria de la modernidad, es ella la que constituye la raíz del mal moderno, desvarío metafísico que se manifiesta con una actitud de repliegue del individuo sobre su propia subjetividad, acompañada por el rechazo categórico de un orden objetivo del cual debería reconocer por partida doble la anterioridad cronológica y la superioridad ontológica, y al cual está llamado a someterse libremente para realizar plenamente su humanidad.

Esta actitud moderna se declina en múltiples facetas : nominalismo, voluntarismo, subjetivismo, individualismo, humanismo, racionalismo, naturalismo, protestantismo, liberalismo, relativismo, utopismo, socialismo, feminismo, homosexualismo, de las cuales la raíz es siempre la misma, a saber, el sujeto autónomo pretendiendo emanciparse del orden objetivo de las cosas y cuyo desenlace trágico e inevitable es el proyecto descabellado de proponerse crear una civilización que, tras haber expulsado a Dios de la sociedad, se funde exclusivamente en el libre arbitrio soberano del hombre, convertido en fuente de toda legitimidad.

Y hoy más que nunca se vuelve indispensable proclamarlo a los cuatro vientos : el principio de laicidad constituye su más acabada encarnación y es su figura emblemática : « El día en que comeréis (del fruto prohibido) vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses que conocen el bien y el mal » (Gn. 3,5), sugirió la Serpiente a Eva, quien, dando muestras de una gran apertura mental y de una sincera adhesión al pluralismo religioso, se adentró con madurez y confianza en un diálogo mutuamente enriquecedor con su respetable interlocutor…

El desenlace es bien conocido y ciertamente fatal para la humanidad : Adán y Eva terminaron comiendo, se encontraron desnudos, fueron castigados por Dios y expulsados del Paraíso.

Las viejas naciones europeas que conformaban la Cristiandad comieron también del fruto, llamado esta vez Derechos Humanos, Democracia y Laicidad. Y ahora se encuentran desnudas. En cuanto al castigo, ineluctable, terminará llegando, tarde o temprano :

« Vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas nombres de blasfemia (…) Le fue dado hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y le fue concedida autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. » (Ap. 13, 1/7).

Pero el Anticristo, « el hombre impío, el hijo de perdición » (2 Tes. 2, 3) no llegará solo : será precedido por un falso profeta, parodia diabólica del papel precursor que otrora ejerciera San Juan Bautista disponiendo los corazones para la llegada inminente del Mesías :

« Vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. » (Ap. 13,11).

Las dos bestias, la del mar y la de la tierra, el Anticristo y el Falso Profeta, son indisociables, al igual que lo son el poder temporal y el poder espiritual en la sociedad. En régimen de cristiandad, los dos poderes cooperaban a efectos de hacer respetar la ley divina en la sociedad. Pero, en el caso que nos ocupa, los dos poderes han cambiado de signo y se hallan dedicados al servicio de Satán, la segunda bestia –el poder religioso prevaricador-, abriendo el camino a la primera e induciendo a los hombres a que se le sometan :

« E hizo que la tierra y todos sus habitantes adorasen a la primera bestia. » (Ap.13, 12).

La primera bestia representa el poder temporal apóstata, el del régimen democrático laico y secularizado, enemigo de Dios, poder mundano que un día será ostentado por una persona concreta, el Anticristo.

La segunda bestia, por su parte, representa el poder religioso corrompido, a la cabeza del cual se hallará también un día una persona concreta, el falso profeta o Anticristo religioso.

¿Qué tan lejos se encontrará la época que verá desplegarse ante su mirada atónita el cumplimiento de estas profecías ?

No es fácil tener certezas de orden práctico en este terreno ni por tanto dar una respuesta categórica. En cambio, no resulta aventurado sostener que cuando el nuevo papa alaba apasionadamente la laicidad del Estado, siguiendo en esto el ejemplo de sus predecesores recientes en el pontificado y conformándose al magisterio post-conciliar, la necesidad de escrutar las profecías que acabamos de exponer cobra una urgencia manifiesta.

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Alejandro Sosa Laprida

12 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

HISTORIA Y “DOCTRINA” DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

LA HEREJÍA APLAUDIDA POR LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA

Por Rafael Mancia desde el Salvador

Historia del Camino Neocatecumenal

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1. Comienzos del Camino Neocatecumenal en Palomeras.

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El Camino Neocatecumenal nace en el año 1964 cuando Kiko Argüello, pintor nacido en León (España), y Carmen Hernández, licenciada en Química y formada en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús se encuentran en las barracas de Palomeras Altas a las afueras de Madrid.

Allí, Kiko tras pasar por una crisis existencial, y siguiendo los pasos de Charles de Foucault, se fue a vivir durante tres años entre los más pobres y descubrió en el sufrimiento de los inocentes, el misterio de Cristo Crucificado.

Por su parte, Carmen que había estado en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II a través del P. Pedro Farnés Scherer (liturgista) y que, llamada por el Obispo, estaba tratando de formar un grupo para ir a evangelizar a los mineros de Oruro (Bolivia), conoció a Kiko. Fue entonces, en este ambiente de las barracas, en medio de una sociedad constituida por gitanos y quinquis, en gran parte analfabetos, vagabundos, ladrones, prostitutas y jóvenes delincuentes, cuando se constituye el germen que dio lugar a una síntesis kerigmática, teológico-catequética, que es la columna vertebral de este proceso de evangelización de adultos que es el Camino Neocatecumenal.

2. Acogida del Camino por los Obispos

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Poco a poco esta semilla fue reconocida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Casimiro Morcillo, quien visitó las barracas y constató la acción del Espíritu Santo. Asimismo, dio su bendición y mandó llevarlo a las parroquias de Madrid, poniendo como condición que el Párroco estuviese como centro, aprobando ad experimentum las novedades litúrgicas necesarias para la iniciación cristiana, los tres pilares conformados por: la palabra, la liturgia y la comunidad.

De esta forma, el Bautismo aparece como un itinerario a recorrer para conseguir una fe adulta, capaz de responder a los cambios de la sociedad y así el Camino fue llevado a las parroquias. Kiko, Carmen y algunos hermanos pobres de las barracas, eran invitados por el párroco a la Eucaristía y allí contaban su experiencia. Pasaron por Madrid y posteriormente, fueron a Zamora y de nuevo volvieron a distintos barrios de la periferia de Madrid.

3. Definición y síntesis de la misión del Camino Neocatecumenal

En abril de 1970, surge la necesidad de hacer una reflexión sobre las primeras experiencias del Camino Neocatecumenal. De este modo, los iniciadores junto con los responsables, presbíteros y algunos párrocos de las primeras comunidades existentes se reunieron para dar unas respuestas básicas a esta nueva realidad eclesial y que se recogen en el Estatuto del mismo:

¿Qué es la comunidad?

La comunidad es la Iglesia: que es el cuerpo visible de Cristo resucitado. Nace del anuncio de la Buena Nueva que es Cristo. Este anuncio es apostólico, lo que implica “unidad y dependencia del Obispo, garantía de la verdad y de la universalidad”.

¿Cuál es la misión de estas comunidades en la actual estructura de la Iglesia?

“Hacer visible un nuevo modo de vivir hoy el Evangelio teniendo presente los profundos anhelos del hombre y el momento histórico de la Iglesia”.

¿Cómo se realiza esta misión?

“Estas comunidades nacen y desean permanecer dentro de la Parroquia, con el párroco para dar los signos de la fe: el amor y la unidad”. Sigue leyendo