El Evangelio explicado según el cardenal Isidró Gomá, correspondiente al octavo domingo después de Pentecostés: La Parábola del administrador infiel (Lucas 16: 1-13). Producido por Radio Cristiandad
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El Evangelio explicado según el cardenal Isidró Gomá, correspondiente al octavo domingo después de Pentecostés: La Parábola del administrador infiel (Lucas 16: 1-13). Producido por Radio Cristiandad
Conferencias de una Misión dada en Guatemala
Tema: La Misa Tradicional es la Fuente de la Santidad y de Nuestra Espiritualidad Católica
Resumen: El Sacrificio de Cristo en la Cruz es la fuente de toda gracia y santificación. Por lo tanto, la Santa Misa — que es la actualización del Sacrificio de Cristo en la Cruz a lo largo de los siglos — es la fuente de nuestra santificación y espiritualidad.
¿En qué consiste la santidad?
[1] La santidad es unión con Dios y separación del mundo.
[2] La santidad implica dar muerte al hombre terreno pare poder revestirse de Cristo.
[3] Una espiritualidad auténtica siempre nos lleva hacia la santidad.
Ahora bien, como fuente de santificación, la Santa Misa nos une a Dios en Cristo Jesús y nos separa del mundo. Como fuente de la espiritualidad auténtica y católica, la Santa Misa nos enseña e inculca en nosotros:
[1] Vivir en la Presencia de Dios;
[2] La verdadera fe y el verdadero sentido de la fe;
[3] La Cruz de Cristo (nos llama a cargar con la cruz); y
[4] El desapego a lo terreno y el apego a lo celestial.
Tomado de:
adelantelafe.com
El mes de julio es dedicado a la santísima y preciosísima Sangre de Cristo. Meditar sobre este misterio y adorar a la preciosísima Sangre son esenciales para tener una verdadera devoción a Jesús. Recuerden que solo una gota de su Sangre puede salvar al mundo de todo pecado. Este misterio muestra el infinito amor de Cristo y nos llama a considerar el horror del pecado. Cristo ha merecido todas las gracias, principalmente con el derramamiento de su Sangre. Y esta preciosísima Sangre siempre está presente en la santa iglesia.
26/07/17 12:04 AM
Tomado de:
adelantelafe.com
ROMA, 26 de julio de 2017 ( LifeSiteNews ) – Fuentes dentro del Vaticano sugieren que el Papa Francisco pretende poner fin al permiso universal del Papa Benedicto XVI para que los sacerdotes digan la Misa Tradicional en Latín (TLM), también conocida como la Forma Extraordinaria de la Misa. El curso de acción estaría en sintonía con el desprecio repetido del Papa Francisco por el TLM especialmente entre los jóvenes, no ha habido discusión abierta al respecto hasta la fecha.
Fuentes en Roma dijeron a LifeSite la semana pasada que los prelados liberales dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe fueron escuchados discutiendo un plan atribuido al Papa para acabar con el famoso documento del Papa Benedicto XVI que ofrecía a los sacerdotes la libertad de ofrecer el antiguo rito de la Misa.
Los tradicionalistas católicos acaban de celebrar el décimo aniversario del documento Summorum Pontificum . El Papa Benedicto XVI lo emitió en 2007, dando a todos los sacerdotes del Rito latino permiso para ofrecer el TLM sin pedir permiso a sus obispos, deshaciendo una restricción impuesta a los sacerdotes después del Concilio Vaticano II.
El Sacrificio de Cristo en la Cruz es la fuente de toda gracia y santificación. Por lo tanto, la Santa Misa — que es la actualización del Sacrificio de Cristo en la Cruz a lo largo de los siglos — es la fuente de nuestra santificación y espiritualidad.
¿En qué consiste la santidad?
[1] La santidad es unión con Dios y separación del mundo.
[2] La santidad implica dar muerte al hombre terreno pare poder revestirse de Cristo.
[3] Una espiritualidad auténtica siempre nos lleva hacia la santidad.
Ahora bien, como fuente de santificación, la Santa Misa nos une a Dios en Cristo Jesús y nos separa del mundo. Como fuente de la espiritualidad auténtica y católica, la Santa Misa nos enseña e inculca en nosotros:
[1] Vivir en la Presencia de Dios;
[2] La verdadera fe y el verdadero sentido de la fe;
[3] La Cruz de Cristo (nos llama a cargar con la cruz); y
[4] El desapego a lo terreno y el apego a lo celestial.
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El Sacrificio de Cristo en la Cruz es la fuente de toda gracia y santificación. Por lo tanto, la Santa Misa — que es la actualización del Sacrificio de Cristo en la Cruz a lo largo de los siglos — es la fuente de nuestra santificación y espiritualidad.
¿En qué consiste la santidad?
[1] La santidad es unión con Dios y separación del mundo.
[2] La santidad implica dar muerte al hombre terreno pare poder revestirse de Cristo.
[3] Una espiritualidad auténtica siempre nos lleva hacia la santidad.
Ahora bien, como fuente de santificación, la Santa Misa nos une a Dios en Cristo Jesús y nos separa del mundo. Como fuente de la espiritualidad auténtica y católica, la Santa Misa nos enseña e inculca en nosotros:
[1] Vivir en la Presencia de Dios;
[2] La verdadera fe y el verdadero sentido de la fe;
[3] La Cruz de Cristo (nos llama a cargar con la cruz); y
[4] El desapego a lo terreno y el apego a lo celestial.
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Hermosas palabras de aquel gran héroe francés de la Misa Tradicional, Jean Madiran (1920-2013; ¡ descanse en paz !), que vivió para ver el milagro, evocando los nombres de algunos que dieron su vida en el campo de batalla :
« A lo largo de treinta y siete años,una generación entera de católicos activos, tanto religiosos como seglares, miembros de la Iglesia militante (una generación cuya edad oscila entre los 7 y los 97 años) padeció, oponiéndose abiertamente y sin ceder, la prohibición arbitraria que pendía sobre la Misa Tradicional. Evocamos a los que ya fallecieron: el cardenal Ottaviani, el padre Calmel, el padre Raymond Dulac, monseñor Renato Pozzi, monseñor Lefebvre, el padre Guérard... Y entre los laicos, a Cristina Campo, Luce Quenette, Louis Salleron, Eric de Saventhem. La buena voluntad pontificia para con ellos es una suave bocanada de aire fresco que trae sosiego a sus sepulcros. Donde quiera que estén, ya no lo necesitan. Pero lo que se serena y dignifica es su recuerdo entre nosotros».
Y también el padre Gamber, Michael Davies, Tito Casini y tantísimos otros(sacerdotes y seglares, ¡Dios conoce sus nombres!),cada uno de los cuales aportó su ladrillo,por pequeño que fuera,al dique que durante décadas se levantó para contener las tumultuosas mareas de las postrimerías del siglo XX. ¡Gracias, de todo corazón, mil gracias!El acaloramiento de la batalla fue causa de mucho desgaste personal, exageraciones y malentendidos…Pero,en justicia, no podemos negar nuestra gratitud a los que no vivieron para ver en este mundo la gloriosa fecha del 7 de julio de 2007.
(Artículo original. Traducido por J.E.F)
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