(1)La Bula «Quo Primum Tempore», su traducción y explicación(2)
Introducción:
El presente trabajo pretende presentar una traducción, lo más exacta posible de la Bula » QuoPrimum Tempore «, publicada el 19 de Julio de 1570 por el Papa San Pío V. Además, será acompañada de notas que facilitaran su comprensión.
Una breve historia del Misal Romano situará correctamente dicho documento en las circunstancias históricas que lo originaron, lo cual dará una mayor explicación del mismo. En un apéndice analizaremos, finalmente, la cuestión de la perpetuidad de La Bula.
La lectura de esta Bula en el texto original es difícil:
—Por la forma: ciertos términos tiene dificultad para ser traducidos en razón de su empleo jurídico que les da un senti do rigurosamente preciso. Las frases, además, tienen una rara complicación, producto de las largas enumeraciones con detalles minuciosos y por incisos que se entremezclan introduciendo proposiciones subordinadas en el interior de otras subordinadas.
—Por el fondo: las decisiones que el documento promul ga son de varias especies y es necesario conocer la tradición ca nónica en materia legislativa para no confundirse.
—Por la situación histórica: el sentido profundo del docu mento no puede ser comprendido si no se lo sitúa en la circuns tancia histórica que lo provocó. Dicha circunstancia debe ser esclarecida por la historia del Misal Romano desde su origen hasta los tiempos del Concilio de Trento.
Breve historia del Misal Romano
a) Los Apóstoles habían recibido el mandato y el poder de celebrar el Sacrificio de la Nueva Alianza. Los documentos más antiguos nos muestran que los Apóstoles y sus sucesores observaron fielmente esta orden.
Por la naturaleza misma de las cosas y con la autoridad inspirada recibida de Nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo, los Apóstoles y sus sucesores debían completar la simple renovación de lo ocurrido el Jueves Santo. Por un conjunto de ritos y ceremonias iban a solemnizar esa renovación y hacer de ella un acto religioso en el estricto sentido de la palabra.
De este modo, al dispersarse los Apóstoles, hubo en todas las iglesias locales de Oriente y Occidente un rito más o menos uniforme. Este rito iba a cristalizarse en el curso de los tres primeros siglos en «grandes tipos» que debían tomar una forma fija conforme al genero particular de cada pueblo.
Así, a partir del siglo cuarto se pueden reconocer cuatro tipos generales de la liturgia del Santo Sacrificio: Antioqueno, Alejandrino, Romano y Galicano.
b) El rito Romano se extendió por todo Occidente suplantando los otros ritos occidentales derivados, pero tomando de ellos algunos elementos. Los ritos occidentales sobrevivientes son el Mozárabe y el Ambrosiano.
c) A partir del siglo doce, el rito Romano sufrió nuevamente influencias locales que constituyeron variantes, muy secundarias, de la fuente común romana: Lyon, Treves, Salisbury, etc.
d) El estudio de los misales de la Edad Media nos enseña que casi cada catedral tenía su propio misal, con sus particularidades litúrgicas. Ellas consistían en adiciones de pura orna mentación y devoción: fiestas locales, procesiones, oraciones y cantos, secuencias, prefacios, etc.
Pero ninguna de estas particularidades constituía un rito verdaderamente distinto. Todas pertenecían al tronco común original del rito Romano tal como se fijó en tiempos de San Gregorio Magno (590-604). Los «ancestros» de nuestro Misal, escritos entre los siglos quinto y octavo, nos dan una constitución de la misa idéntica a aquella que San Pío V debía canonizar en su Bula.
DESDE SAN GREGORIO MAGNO, SE CONSIDERA EL TEXTO, EL ORDEN Y LA DISPOSICION DE LA MISA COMO UNA TRADICION SAGRADA QUE NADIE SE ATREVE A TOCAR, SALVO EN DETALLES SECUNDARIOS. Sigue leyendo