Obispos plastificados

Algunas almas compañeras mías de tercer grado, que al fin y al cabo se sienten miembros de la Iglesia Purgante (siempre se enseñó así), han pedido permiso a la Superioridad para vagar unas semanas por los despachos en los que se cocina la realidad eclesial (como recuerdo que decía con voz engolada, uno de mis abades modernistas). Querrían estas almas ver en directo cómo van las cosas, para poder aderezar luego las sesiones de terapia con mayor rigor.

Se les ha negado tal permiso. Se les ha dicho que no hay costumbre de permitir a las almas del purgatorio pasar por los susodichos despachos, ya que existiría el peligro de desánimo, enfado e irritación, con los cuales sería más difícil acceder en poco tiempo al Piso Superior, en donde ya todo es bienaventuranza y alegría. La verdad es que me parece que lleva razón el Alto Mando. Nos han dicho que nos conformemos con las noticias que ya se van publicando en los medios que no son bobalicones ni rastreros. Así, el propio San Pedro (que conoce bien su Santa Sede), nos ha aconsejado que para los Sacros Palacios basta con que leamos el Specola –dice el Pescador que informa bien de lo que se cuece en los pasillos-, y para las oficinas episcopales es suficiente con leer lo que ellas mismas publican, porque por ahí podemos colegir y vislumbrar por donde van sus ilustrísimas seseras.

Parece que la Conferencia Episcopal Española, ha decidido hacer frente a los problemas que aquejan a la querida España, con valentía, intrepidez y arrojo. Los Obispos se han reunido para tratar algunos de los temas y consideraciones que ocupan su mente y su corazón, empeñados siempre en dar buenos pastos a sus ovejas e impartir doctrina en tanto que Pastores y dignos Sucesores de los Apóstoles.

Alguien podría pensar que la situación de España, con la ya inminente formación de un gobierno comunista, es preocupante para el Episcopado. La tormenta que se avecina sin duda en torno a la destrucción de todo lo que signifique católico -colegios incluidos-, podría suscitar inquietudes, pesadumbres y temores en sus Ilustrísimas. Alguien podría pensar asimismo, que la situación de crisis de la Iglesia, con gran número de cristianos que de hecho han abandonado sus antiguas creencias, la caída en picado de la recepción de sacramentos, los divorcios, el número millonario de abortos, la escasez de vocaciones sacerdotales o el envejecimiento de las ordenes religiosas, que están abandonando conventos de presencia centenaria en pueblos y ciudades, quita el sueño a Monseñores y Prelados. Alguien podría sospechar que las reuniones de la distinguida Conferencia Episcopal y todo su enorme aparato burocrático, expresan la honda desazón e inquietud que embarga a los mitrados por el estado agónico del catolicismo español y los ataques furibundos de una izquierda estalinista y narcótica.

Pues no es así. Los pastores de las almas que todavía viven en España, han excretado una declaración en la que se hacen cargo -y comparten con los fieles-, el peligro con que el uso de los plásticos amenaza la convivencia y la salvación de las almas.

En una declaración serena, valiente y cargada de testosterona episcopal, el Secretario General de los Obispos Españoles lo ha dicho sin tapujos, sin ambages y sin pudor alguno: Vamos a tratar de disminuir el consumo de plásticos. ¡Toma ya!

No es fácil para sus eminencias llegar a este punto, sin haber hecho antes una concienzuda investigación sobre los problemas de los católicos españoles. Y para dar ejemplo e ir los primeros delante de las ovejas, -añade el comunicado- se analizarán alternativas para las pequeñas botellas de agua que se puedan ofrecer. Se ha encargado a la Comisión correspondiente la compra de unos 150 botijos unipersonales, para poder ofrecer agua a los obispos durante las reuniones. Claro que los botijos deben ser de barro legalizado por la Comunidad Europea, no resulte ser barro de alguna zona minera, y se cuelen junto con el agua algunas unidades de Zinc o de Manganeso, que luego con la orina episcopal desequilibre el medio ambiente.

Por otra parte, conviene que se sepa que los Obispos están construyendo un edificio que va a ser la cumbre y la repanocha de la ecología integral:

«Nosotros mismos hemos comenzado una obra para hacer un edificio de editoriales a 200 metros de aquí, los criterios dados son que sea un edificio que pueda ser ejemplar desde el punto de vista ecológico, de su aislamiento a la hora de las pérdidas de calor y frío, de lo que hoy se nos aconseja, como las placas solares y la gestión de residuos»

¡Toma!

Pero no acaba aquí la cosa. Hay más preocupaciones. El Secretario de los Obispos, con cara de Greta sonriente dice que tienen la impresión de que en la Conferencia Episcopal Española tiran «mucho papel a la papelera» y van a estudiar «cómo gestionar estos gestos sencillos».

La verdad es que en esto sí estoy de acuerdo con Mons. Greto, porque quizá sea la propia Conferencia Episcopal la que haya evacuado más papel en los últimos cincuenta años, a juzgar por las Declaraciones, Programas, Proyectos y todo tipo de Documentación destinados siempre a clarificar a los fieles por dónde deben ir sus actitudes católicas. Siempre con firmeza y claridad. Que hay que votar en conciencia, que no se puede votar a Vox, que hay que ser demócratas con el voto, que hay que estudiar bien los programas políticos de los partidos, que hay que poner la X en la declaración, que hay que atender a los inmigrantes y que hay que tender puentes. O sea, que efectivamente debería haber mucho menos papel al menos el que se usa para estos menesteres, porque para superar el miedo, creo que deben seguir usando el habitual.

En fin, la sensación general ha sido la de que los Obispos españoles comparten las inquietudes de sus ovejuelas. Mientras la Conferencia Episcopal alemana hace la conversión homosexual para bendecir parejas del mismo signo que se atraen, en España se cuida el medio ambiente, se quitan las botellas de plástico y se edifica con ladrillos refractarios de usar y tirar. Y las almas y su salvación, abandonadas en el cubo de la basura (para reciclar en el infierno).

 

Fray Gerundio de Tormes
Dichos y Sentencias de un fraile tradicional
Tomado de:
Adelante la fe

Estimados obispos descreídos e innovadores

fuego

29 octubre, 2015

Algunos de ustedes piden un “acto de escucha”, una llamada a escuchar al mundo en cuestiones de moral. Pues bien, ¿les gustaría prestar primero atención a lo que voy a decir?

Ustedes son los pastores infieles de los que habla Dios por boca del profeta Jeremías:

“¡Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa! (…)  Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis desparramado y no habéis cuidado de ella. He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé”(Jeremías 23, 1-2).

Ustedes van, sin duda, camino del infierno si no se arrepienten. Bien dijo de ustedes San Juan el Bautista: “¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación de la gehenna? “(Mateo 23,33).

Son iguales que la nación de Israel, que espiritualmente “enamorose de sus concubinarios, cuya carne es carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos” (Ezequiel 23,20), como meretrices, prostituyen su cargo de pastor y juegan a ser la ramera del mundo.

juan_bautistaSon unos fariseos que se preocupan más por el dinero que ganan a costa de la grey que de la salvación de las almas. Unos fariseos que han rechazado la enseñanza de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio y en actitud desafiante han mantenido la Ley de Moisés por encima de la de Cristo.

Ustedes, obispos malvados y enfermos, no se preocupan por la salvación de las almas. Si les importaran las almas, las llamarían a la confesión y a permanecer en la Fe de Cristo, pero en cambio desean condenarlas admistrándoles la Sagrada Comunión en estado de pecado grave. ¡Dejen de confirmar a las personas en sus pecados y empiecen a predicar el arrepentimiento y la fe verdadera!

Ustedes se preocupan más por la conciencia endurecidas de los sodomitas y de otros pecadores malvados que del rebaño que Dios les ha confiado, que tiene graves problemas de conciencia por estar sujeto a la pecaminosa autoridad de ustedes.

Ustedes son los réprobos condenados en Romanos 1:

“Y como no estimaron el conocimiento de Dios, los entregó Dios a una mente depravada para hacer lo indebido, henchidos de toda injusticia, malicia, codicia, maldad, llenos de envidia, homicidios, riña, dolos, malignidad; murmuradores, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de maldades, desobedientes a sus padres; insensatos, desleales, hombres sin amor y sin misericordia. Y si bien conocen que según lo establecido por Dios los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican”(Romanos 1, 28-32)

Ustedes que quieren ese “acto de escucha”, presten atención:

Van camino al infierno, a la fosa más oscura y profunda, donde los demonios los violarán y abusarán de ustedes por la eternidad si no dejan de maltratar y violar espiritualmente al rebaño que se les ha confiado. Antes de que sea  tarde, presten atención a las palabras del Hijo de Dios:

“El tiempo se ha cumplido, y se ha acercado el reino de Dios. Arrepentíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1,15).

Michael Lofton

[Traducción  G.J. Villagra. Artículo original]

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

¿Y qué fue de los obispos españoles?

osoro

28 octubre, 2015

No hay motivos para sentirse entusiasmados con el resultado del Sínodo de la Familia que acaba de celebrarse en Roma, pero sí un tanto aliviados, y moderadamente esperanzados.

Por supuesto, es público y notorio que el texto aprobado contiene varias «bombas de relojería», por utilizar la precisa expresión acuñada por el tristísimamente célebre dinamitero Schillebeeckx para referirse a los pasajes ambiguos en los textos del Concilio Vaticano II, que permitirían luego invocar aquel espectro que llamaron «Espíritu del Concilio», y que tantos daños causó a la Iglesia. Dichas bombas se encuentran esta vez sobre todo en los puntos 84 a 86 de la relación final.

Pero, insisto, aun así, hay motivos para sentirse un tanto aliviados: Puesto que el texto que los redactores designados por el Papa pretendían que se aprobara era mucho peor. Y las expectativas previas al sínodo, eran mucho peores aún. Sigue leyendo