Card Burke y Mons. Schneider: Aclaración sobre el sentido de la fidelidad al Romano Pontífice

 

Ninguna persona objetiva puede negar a estas alturas la confusión doctrinal prácticamente generalizada en la Iglesia de nuestros días. Ante todo, esta ambigüedad se debe a ambigüedades en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio, la cual se relativiza administrando la Sagrada Comunión a personas que cohabitan en uniones irregulares; se debe también a la creciente aprobación de los actos homosexuales, intrínsecamente contrarios a la naturaleza y a la voluntad revelada de Dios; a errores sobre la exclusividad de Nuestro Señor Jesucristo  y su obra redentora, la cual se relativiza con afirmaciones erróneas sobre la diversidad de religiones, y en particular al reconocimiento de diversas formas de paganismo y sus ritos en el Instrumentum laboris de la futura asamblea especial del Sínodo de Obispos para la Amazonia.

Ante esta realidad, la conciencia no nos permite quedarnos callados. Como hermanos en el Colegio Episcopal, hablamos con respeto y amor para que el Espíritu Santo rechace de manera inequívoca los evidentes errores doctrinales del Instrumentum laboris para la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para la Amazonia, y no consienta la práctica abolición del celibato sacerdotal en la Iglesia Latina mediante la aprobación de los llamados viri probati.

Como pastores del rebaño, expresamos con nuestra intervención nuestro gran amor por las almas, por la persona misma del papa Francisco y por el don de Dios del magisterio petrino. De no hacerlo, cometeríamos un grave pecado de omisión y egoísmo. Si guardáramos silencio, tendríamos una vida más tranquila, y quizás hasta seríamos objeto de honor y reconocimiento. Pero también sería un cargo de conciencia quedarnos callados. En este contexto, evocamos las palabras del futuro santo cardenal John Henry Newman (que será canonizado el próximo 13 de octubre): «Si le parece bien, brindaré por el Papa; con todo, brindaré primero por la conciencia y después por el Papa» (Carta al duque de Norfolk con motivo de la reciente protesta del Sr. Gladstone). Recordamos estas memorables palabras de Melchor Cano, que fue uno de los más eruditos prelados que participaron en el Concilio de Trento: «San Pedro no necesita que lo adulemos. Quienes defienden ciega e indiscriminadamente toda decisión del Supremo Pontífice son los que más socavan la autoridad de la Santa Sede; destruyen sus cimientos en vez de reforzarlos».

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Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Francisco y la Modernidad

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Juan XXIII

1º) Juan XXIII, en el Discurso de apertura del Concilio (11 de octubre de 1962), dijo: “hieren a veces el oído sugerencias de personas […] que en los tiempos modernos no ven sino prevaricación y ruina, van diciendo que nuestra edad, comparada con las pasadas, ha ido empeorando. […]. A Nos parece deber disentir de estos profetas de desventura [1], que anuncian siempre eventos infaustos […]. Siempre la Iglesia se ha opuesto a los errores, a menudo los ha condenado con la máxima severidad. Ahora, sin embargo, la esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la severidad. […]. No ya que falten doctrinas falaces […], sino que ahora parece que los hombres de hoy son propensos a condenarlas por sí mismos” (Enchiridion Vaticanum, Documenti. El Concilio Vaticano II, EDB, Bolonia, IX ed., 1971, p [39] y p. [47]).

Respondemos:

a) “Los tiempos modernos” comienzan con Descartes para la filosofía, Lutero para la religión y Rousseau para la política y sus sistemas están en ruptura con la Tradición apostólica, la patrística, la escolástica y el dogma católico. En efecto, la modernidad está caracterizada por el subjetivismo sea en filosofía: “Pienso luego existo” es la vía abierta por Descartes al idealismo, para el cual es el sujeto el que crea la realidad; sea en la religión: libre examen de la Escritura sin la interpretación de los Padres y del Magisterio y relación directa del hombre con Dios sin mediadores (Lutero: “sola Scriptura”, “solus Christus”); sea en política: el hombre no es un animal social por naturaleza, antes bien camina solo, y por tanto es el hombre el que crea la sociedad civil y temporal mediante el “pacto social”.

El subjetivismo de la modernidad, uniéndose a la doctrina cristiana, la transforma, la vacía desde dentro, la convierte en un producto del intelecto humano o del subconsciente y no ya una Revelación divina real y objetiva a la cual se tiene el deber de asentir. Sigue leyendo

El Anticristo, será una persona amable y seductora

La Santa Misa Tradicional y el maligno

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Al preguntarle si le gustaba la Santa Misa Tradicional, guardó silencio. Después de insistirle varias veces, contestó.

Sírveme a mí como señor (se dirige a un servidor tuteándome con desprecio. Le da coraje que le hable de tu, con autoridad. No tiene autoridad ante el sacerdote, se siente inferior).

Pregunta: En la Santa Misa Tradicional sólo se da culto a Dios.

No te voy a contestar (responde con repugnancia).

Pregunta: ¿Quieres asistir a una Santa Misa Tradicional?

No, no. Eso jamás.

Dirigiéndose a la posesa dijo: A esta no se lo permito. Tengo que ver este cuerpo flagelado y torturado, como flagelé a quien tú sirves (dirigiéndose a un servidor). Esta pobre alma ha escogido un camino equivocado. He pedido a quien tú sirves que yo la pruebe hasta destrozarla (el maligno está bajo las benditas manos de Dios Padre Todopoderoso y no permitirá que jamás haga daño a la posesa).

Pregunta: Nunca podrás destruir la Santa Misa Tradicional.

Te aborrezco. Eres imperfecto en todo. Falto de humildad. Has de aprender mucho(vomitaría de asco, la repugnancia que manifiesta es delirante).

Pregunta: Me tienes rabia.

De aquel accidente saliste ileso, pero no del próximo. (Hace referencia a un accidente gravísimo que tuve hacer treinta y dos años. Dijo esto porque él había provocado aquel accidente, quería matarme, así lo sintió la posesa y me lo comentó. Intenta acobardar al alma, haciendo ver que él puede controlar el tiempo, pero el tiempo es sólo de Dios).

Continúa diciendo, refiriéndose a la posesa:

Lo importante es que estas estúpidas almas sufran, de ello me encargo yo. Es bueno para el alma sufrir.

Se dirige a un servidor: Puedes cambiarte de bando si quieres. Sírveme a mí, el único yo. No tendrás que reparar en tantas idioteces (sólo quiere que se le alabe a él, quiere alabanzas).

Dirigiéndose a la posesa: Si quieres servirme a mi te lo daré todo.

Pregunta: ¿Te gusta la Santa Misa Tradicional?

Como no merece la pena no te voy a contestar. Te voy a esperar. Qué desprecio ante la Santa Misa Tradicional.

Me pregunta él: ¿Les gusta a tus colegas la Misa?

Le contesto: A algunos sí.

Responde: Te voy a amargar la existencia. Te vas a apagar como un candil (quiere apagar la luz de la palabra del sacerdote). Sois como abejas atolondradas (no estamos unidos los sacerdotes). No tenéis colmena firme (no hay normas firmes, Magisterio firme en la Iglesia). Os queda mucho tiempo de sufrimiento (a los sacerdotes tradicionales. No es tanto tiempo físico, como lo que se va a sufrir en ese tiempo). No me gusta tu rostro, me es insoportable (ataca el bendito rostro del Señor, porque la mirada del Señor traspasa).

Sigue diciendo:

Escribe sobre mí. Escribe el cara a cara entre el señor, que soy yo, y el lacayo, que eres tú. Sígueme. Me aburres. Eres insoportable.

Pregunta: ¡Viva la Santa Misa Tradicional!

Guarda silencio, y responde:

Da un viva por mí. Asiste a la Misa moderna.

Fueron sus últimas palabras, pero con total desprecio a Dios, y a un servidor como sacerdote.

Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

Nota: Las interpretaciones de las palabras del maligno no solamente son de un servidor, de lo que personalmente observaba, sino también de la posesa a quien el Señor se lo hacía sentir. Esta posesión fue únicamente temporal, permitida por Dios, como enseñanza para poder comprobar los límites del maligno, que está sometido siempre a Dios Todopoderoso, y ver la importancia de la confianza del sacerdote en el poder y eficacia de su ministerio sacerdotal.

Tomado de:

http://adelantelafe.com/la-santa-misa-tradicional-y-el-maligno/

Es tiempo de guerra: tiempo de que toda persona implicada, incluso el papa, lo tenga todo claro

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5 noviembre, 2015

Este domingo en la que, posiblemente, es la principal y más influyente publicación del mundo, el New York Times, el columnista católico Ross Douthat, a quién hace días la ubicua y extendida Institución Católica Liberal cuestionó por su habilidad al hablar y publicar sus puntos de vista, no sólo no se retractó, sino que se reafirmó. Douthat da la bienvenida a la guerra en su contra, identifica a los jugadores principales y, por encima de todos, el principal, el Papa Francisco, y les da la bienvenida al campo de batalla.

La grotesca resistencia de los herejes modernos, ha sofocado la vida católica de América durante estos 50 años posteriores al Concilio. Como un cáncer,-que ha hecho metástasis desde las universidades a los seminarios, de las cancillerías a las parroquias, de los conventos y monasterios a las escuelas, y al interior de cada familia-, ha destruido la fe de decenas de millones de fieles y, por tanto, enviado a un sinnúmero al infierno (en el que, por supuesto, ellos no creen, si es que, acaso, creen en Dios).

Resistieron y crecieron durante los años de Wojtyla y Ratzinger y creen que su era, por fin, ha llegado. Sigue leyendo

En el Sínodo los niños brillaron por su ausencia

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31 octubre, 2015

«El pecado del siglo es el pecado contra la niñez. Los adultos han asesinado voluntariamente a más niños en los últimos cien años que en toda la historia anterior de la humanidad»
John Saward, The Way of the Lamb.

En el Sínodo de la Familia se habló más de temas como la homosexualidad, el concubinato, los adultos divorciados, los que se han vuelto a casar y la des­centralización, pero apenas si se menciona la razón de ser de la familia: los hijos.

Al igual que en la estéril Europa, los niños brillaron por su ausencia en el Sínodo de la Familia.

sagrada_familia2Entre las poco frecuentes pero sorprendentes buenas noticias de este contencioso y problemático Sínodo de la Familia encontramos la carta abierta al Sínodo de cien conversos a la fe católica. La voz de dichos conversos resuena clamorosa en marcado contraste con las cavilaciones huecas y heréticas de algunos padres sinodales.

En la mencionada carta, los conversos ruegan al Papa y a los padres sinodales «que defiendan las enseñanzas de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio con la misma fidelidad y el mismo testimonio jovial y valeroso que ha desplegado la Iglesia Católica a lo largo de toda su historia.» Los signatarios manifestaron al Sínodo que la doctrina católica y las enseñanzas sobre el matrimonio y la sexualidad los guiaron a la verdad de la fe en su proceso de conversión.

Entre los muchos y lúcidos conversos que suscribieron la carta al Papa rogando que defendieran los principios de la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia se encuentran el P. John Saward, ex clérigo anglicano y actualmente párroco de S. Gregory y S. Augustine, también profesor emérito del colegio dominico de la Universidad de Oxford.

Saward comprende claramente los desafíos que afronta la Iglesia Católica en esta era moderna. Su percepción y actitud ante la presente crisis moral es profundamente católica y teológica, aunque se da la paradoja de que dicha actitud está ausente en los debates del Sínodo. Saward señala al Niño Jesús, y al niño en la familia como camino al cielo.

En su convincente libro The Way of the Lamb, The Spirit of Childhood and the End of the Age (Ignatius Press) subraya sin tapujos las causas de la corrupción moral de la modernidad desde la primera linea, en la que afirma valientemente:

«Se puede decir que el mundo occidental de hoy ha declarado la guerra a la familia por todos los flancos. Destruye al niño, desprecia a la madre y ridiculiza al padre.»

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Estimados obispos descreídos e innovadores

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29 octubre, 2015

Algunos de ustedes piden un “acto de escucha”, una llamada a escuchar al mundo en cuestiones de moral. Pues bien, ¿les gustaría prestar primero atención a lo que voy a decir?

Ustedes son los pastores infieles de los que habla Dios por boca del profeta Jeremías:

“¡Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa! (…)  Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis desparramado y no habéis cuidado de ella. He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé”(Jeremías 23, 1-2).

Ustedes van, sin duda, camino del infierno si no se arrepienten. Bien dijo de ustedes San Juan el Bautista: “¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación de la gehenna? “(Mateo 23,33).

Son iguales que la nación de Israel, que espiritualmente “enamorose de sus concubinarios, cuya carne es carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos” (Ezequiel 23,20), como meretrices, prostituyen su cargo de pastor y juegan a ser la ramera del mundo.

juan_bautistaSon unos fariseos que se preocupan más por el dinero que ganan a costa de la grey que de la salvación de las almas. Unos fariseos que han rechazado la enseñanza de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio y en actitud desafiante han mantenido la Ley de Moisés por encima de la de Cristo.

Ustedes, obispos malvados y enfermos, no se preocupan por la salvación de las almas. Si les importaran las almas, las llamarían a la confesión y a permanecer en la Fe de Cristo, pero en cambio desean condenarlas admistrándoles la Sagrada Comunión en estado de pecado grave. ¡Dejen de confirmar a las personas en sus pecados y empiecen a predicar el arrepentimiento y la fe verdadera!

Ustedes se preocupan más por la conciencia endurecidas de los sodomitas y de otros pecadores malvados que del rebaño que Dios les ha confiado, que tiene graves problemas de conciencia por estar sujeto a la pecaminosa autoridad de ustedes.

Ustedes son los réprobos condenados en Romanos 1:

“Y como no estimaron el conocimiento de Dios, los entregó Dios a una mente depravada para hacer lo indebido, henchidos de toda injusticia, malicia, codicia, maldad, llenos de envidia, homicidios, riña, dolos, malignidad; murmuradores, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de maldades, desobedientes a sus padres; insensatos, desleales, hombres sin amor y sin misericordia. Y si bien conocen que según lo establecido por Dios los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican”(Romanos 1, 28-32)

Ustedes que quieren ese “acto de escucha”, presten atención:

Van camino al infierno, a la fosa más oscura y profunda, donde los demonios los violarán y abusarán de ustedes por la eternidad si no dejan de maltratar y violar espiritualmente al rebaño que se les ha confiado. Antes de que sea  tarde, presten atención a las palabras del Hijo de Dios:

“El tiempo se ha cumplido, y se ha acercado el reino de Dios. Arrepentíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1,15).

Michael Lofton

[Traducción  G.J. Villagra. Artículo original]

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Cuidado con no tragarse el sapo del Sínodo (republicado y actualizado)

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25 octubre, 2015

[25/10/2015] Republico este artículo, con fecha original mayo 2015, por su rabiosa actualidad sobre la relatio final del Sínodo, que NO resultados, porque el desenlace final será el que el papa quiera que sea, por cuanto el Sínodo no tiene poder alguno decisorio.

Me gustaría añadir que la cuestión de la comunión a los divorciados la considero un mero fuego artificial, por cuanto el asunto ya fue resuelto previamente por el papa introduciendo el “divorcio católico”, con el cual ya no tendremos más divorciados porque la excepción será el que no consiga anulación, así que sin divorciados no hay problemas de comunión a los mismos…asunto resuelto. Y este sapo sí que se lo  han tragado casi todos. Estamos pendientes del mosquito cuando ya nos han colado al camello en nuestra casa. Desde diciembre que entre en vigor nuestros sacerdotes empezarán a “casar” a adúlteros por miles, con falsas “anulaciones” a los ojos de Dios. ¿Su conciencia se lo permitirá?, ¿no harán nada?, ¿van a contribuir a la falsificación del sacramento dando cobertura en sus iglesias y parroquias a esto?

Conseguido con carácter previo el objetivo de la destrucción del matrimonio con las nulidades express, parece que ahora andamos encaminados hacia la derivación doctrinal a las conferencias episcopales como paso último de la democratización e inculturación eclesial. Este fragmento en el discurso de clausura del Papa me resulta sencillamente aterrador, resulta que las gravísimas discusiones doctrinales del Sínodo no son más que diferencias culturales que se resuelven con la inculturación.  Atención: “Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia [nota del autor: parece por lo que sigue que todo el tema de la comunión y los divorciados deben estar excluidas de estas cuestiones dogmáticas y es un mero problema de inculturación]hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado”. En definitiva: café para todos.

Me resulta realmente patético ver los titulares de la prensa neocatólica trabajando a revientacaldera para vendernos las excelencias del documento sinodal final. Algo previsible por otra parte, como ya anticipaba en mayo.

Miguel Ángel Yáñez

 
 

Publicado originalmente el 16/5/2015

Se han vertido ríos de tinta sobre lo que pasará en el próximo Sínodo de la familia. Aprecio que por ambos lados hay una suma expectación sobre si se autorizará, o no, la comunión a los divorciados vueltos a casar –adúlteros y pecadores públicos-. Parecería como si de sus documentos no saliera una aprobación explícita sería un “triunfo de Cristo”.

¡Muuucho cuidado! Observemos detenidamente el pasado para aprender la metodología empleada y no vernos desarmados a la primera de cambio. En los últimos cincuenta años se han ido implementando prácticas y doctrinas “extrañas” -por decirlo elegantemente- por una vía de hechos consumados, más que por la explicitación doctrinal clara y sistemátizada. Se ha jugado con introducir términos ambiguos explotables a posteriori, lo que Michael Davies llamaba “bombas de tiempo”. Así viene operando el modernismo desde el Concilio hasta nuestros días con notable éxito.

El modernista,  como recordaba San Pío X en Pascendi, odia definir de forma clara su pensamiento, no tiene miedo alguno a herir el principio de no contradicción, y lo difumina a base de pinceladas por aquí y por allá, para parecer dubitativo y evitar así las condenas o reacciones. Un trazo tradicional por este lado, un toque modernista por el otro. Los más tradicionales que se queden con la pincelada que les gusta, mientras ellos se quedan con el pincel operando a su gusto ante la sonrisa complaciente de sus “opositores”.

El que espere en el próximo Sínodo una declaración formal y fundamentada aprobando el sacrilegio de la comunión, se puede quedar sentado esperando. Lo que quiera que planeen hacer vendrá siempre a posteriori vía excepciones, comisiones de estudios, delegaciones a las conferencias episcopales…etc., eso sí, todo adornado de doctrina tradicional para que los posibles opositores puedan aplaudir a rabiar, condenar a los que lo señalen, y lubricar bien sus gargantas para tragarse el repugnante sapo, cocinado y dorado a fuego lento durante los últimos cincuenta años.

Algunos, de tanto ingerir tan indigesto anfibio han terminado por cogerle el gusto. Yo no pienso probarlo.

Miguel Ángel Yáñez

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El papa Francisco está, a todos los efectos, en guerra con la Iglesia

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23 octubre, 2015

Acabamos de recibir esta nota de Damian Thompson:

“Francisco pronunció ayer un discurso ante un Sínodo profundamente dividido sobre el tema de la Familia, en el que confirmó sus planes de descentralizar la Iglesia otorgando más libertad a las conferencias episcopales para que ellas mismas resuelvan los casos de divorcio y homosexualidad.

Esta es la pesadilla de los cardenales conservadores, entre los que se cuentan – -como era de esperar– los del Vaticano. Creían que tenían mayoría suficiente en el Sínodo para impedir que se revocara la prohibición de comulgar a los católicos divorciados y vueltos a casar, o cualquier ablandamiento en la actitud de la Iglesia hacia las parejas homosexuales.

Pero en el discurso inaugural de ayer, al iniciarse la última semana del Sínodo, Francisco anunció que la descentralización se impondrá desde arriba.

Mientras se refiere a sí mismo deliberadamente como ‘el obispo de Roma‘, para subrayar su solidaridad con los obispos de todo el mundo (en oposición a la Curia Romana – es decir, “el Vaticano”), invocó la autoridad del Sumo Pontífice sobre los meros cardenales.” La nota informativa completa (en inglés) se puede leer AQUÍ.

COMENTARIO DE THE REMNANT

Unas preguntas para la Federación Internacional Una Voce, la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, etc., etc., etc.: ¿A qué esperamos exactamente? Muchos conservadores e incluso neocatólicos se están desempeñando mejor al desenmascarar el evidente  golpe de estado que está teniendo lugar en este momento al interior del Vaticano. Y mientras, ¿los católicos tradicionales guardamos un silencio solemne y, la mayor parte, nos quedamos cruzados de brazos? No lo entiendo.

Se acabó. Se están apoderando de nuestra Iglesia. Están invadiendo nuestra casa. Están violando a nuestra madre. Nuestra vida como católicos nunca será la misma después de esto. Por Dios, ¿a quién le importan la situación canónica y las autorizaciones permisos para decir Misa en latín y mantener una apariencia respetable y normal ante los apóstatas? ¡Qué más da! El barco se hunde y tenemos que avanzar hacia Roma, si no físicamente, en todo lo demás; también a través de Internet y con brigadas de oración.

El tiempo para la diplomacia ya se acabó. Nos guste o no, han declarado la guerra a todo lo que consideramos sagrado, incluida la fe que nos transmitieron nuestros padres. En marcha, pues.

Esta bien puede ser nuestra última oportunidad, puesto que una vez que Roma se rinda por completo en cuestiones morales no podremos recurrir a la cláusula de objeción de conciencia, y menos cuando la policía del pensamiento se presente aporreando nuestra puerta en mitad  de la noche. No vamos a poder apelar a nuestras convicciones religiosas cuando nos quieran imponer el homomonio, la cohabitación y todo lo demás. Si enseñamos a nuestros hijos la fe y la moral de siempre en los días por venir, nos tildarán de fundamentalistas y de fanáticos intransigentes y dirán que no estamos en condiciones de criar a nuestros hijos.

Esos locos modernistas de Roma están preparando el terreno para la peor persecución de católicos en la historia. Y cuando llegue esa persecución, me pregunto si nos vamos a preocupar que hubiera un tiempo en que nos llamaran fanáticos tradicionalistas, nos acusaran de cismáticos y dijeran que nuestra situación canónica era irregular. Repito, ¿QUÉ MÁS DA?

Ha llegado la hora de levantarse y luchar. Si no lo hacemos, con certeza la historia nos condenará por haber sido cómplices de las serpientes y demonios que hicieron cuanto estaba en sus manos para destruir la Santa Iglesia de Jesucristo Rey.

Que Dios nos ayude a todos a hacer lo que debemos en este momento.

Michael Matt

[Traducido por Cecilia González. Artículo Original]

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Manifiesto de los Cardenales. Su gran significado histórico no puede perderse en medio del caos

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20 octubre, 2015

Las palabras exactas del histórico Manifiesto de los Cardenales o La intervención Pell-Müller (por los nombres de sus principales autores) y que es conocido como La carta de los 13 Cardenales, ha sido el desafío más profundo con el que se ha enfrentado un Pontífice en la historia reciente. Esto puede ser objeto de controversias, pero las condiciones generales de la misiva no lo son. Y, sobre todo, la trascendental importancia histórica de un documento que promete ser fundamental en el Papado del siglo XXI no debe perderse.

Y es que, ¡el documento es magnífico! Es el primer capítulo de un movimiento que tendrá unas consecuencias mucho mayores de las que se han intuido por el momento. Así como las reformas gregorianas no podían haber sido más claras en las décadas que las precedieron, en esta época de caos y de dominación modernista, se ocultan las semillas de no pocos Hildebrandos que están esperando para llevar a la Iglesia hasta el borde de los abismos satánicos de la inmoralidad; es más, parece que están a punto de tragársela por todos los lados.

grvii_1-300x225Un punto de la carta que no debe ser obviado, y que está enfatizado por Antonio Socci, es uno del cual,  aquellos que se convirtieron al Protestantismo son siempre conscientes: el impresionante deseo de los reformadores (apoyados por el mismísimo Papa y con Kasper a la cabeza) por seguir el mismo camino por el que fue el Protestantismo liberal. Es más, en una simple valoración objetiva y material de las perspectivas de la Iglesia Católica,-entendida, simplemente, como empresa meramente humana y de cuya continuidad sus actuales administradores deberían, por lo menos, aparentar estar 

interesados-, puede ser considerada como un movimiento con sólo dos alternativas, sin una tercera opción disponible: o bien como un idiota sin remedio o bien como deliberadamente malvado. Volvamos pues, a este último párrafo de la carta que es el más importante ya que no se ocupa de las cuestiones de procedimiento sinodal, sino que se ocupa del Magisterio, es decir, qué es la Cátedra de Pedro y para qué sirve:

«Por último, y quizá lo más urgente, varios Padres han expresado su preocupación de que un Sínodo diseñado para abordar una cuestión pastoral fundamental,- el refuerzo de la dignidad del matrimonio y la familia-, pueda llegar a ser dominada por la cuestión teológica-doctrinal de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar civilmente. Siento esto así, aumentarán, inevitablemente, más cuestiones fundamentales acerca de cómo la Iglesia, en el futuro, deberá interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus Doctrinas y sus disciplinas con los cambios de la cultura. El colapso de las Iglesias Protestantes liberales en la Era Moderna, acelerado por su abandono de elementos clave de la Fe y de las prácticas cristianas en nombre de una adaptación pastoral, justifican una gran cautela en nuestras propias discusiones sinodales.»

Esto es asombroso. En primer lugar, contiene una advertencia, un aviso acerca de lo “urgente” que es este tema. En ella, el propio Vicario de Cristo es prevenido por algunos de sus colaboradores más importantes, como su Secretario de Economía, el Guardián de la doctrina de la Fe y el Guardián del Culto Divino, quienes también consideran todas estas cuestiones. E incluso es avisado por el no siempre coherente Cardenal Dolan, lo que da una idea del amplio espectro cubierto por los interesados, sobre cómo este proceso caótico creado por el mismo Papa,  (…) está originando problemas fundamentales en relación a la propia Iglesia que, en un futuro, deberá de interpretar la Palabra de Dios, incluyendo sus Doctrinas y sus disciplinas por cada cambio de cultura. (…)”.

La advertencia va mucho más allá ya que, como muchos han resaltado, en ella se emplea un término apocalíptico, el colapso, estrictamente relacionado con las ideas defendidas por Kasper en relación con la Comunión de los divorciados vueltos a casar y otros conceptos afines; ideas que están protegidas por el Papa y que han provocado el colapso de las comunidades protestantes liberales. (Y no nos engañemos más en este punto tan importante: en este momento todavía es una propuesta pero, obviamente, es una propuesta de Kasper-Bergoglio y lo ha sido desde que el propio Papa le pidió a Kasper que se propusiera en el Consistorio de febrero de 2014). La advertencia termina con una nota aún más sorprendente: el colapso “(…) de las iglesias protestantes se fue “acelerando por su abandono de elementos clave para la Fe cristiana y su práctica en nombre de una adaptación pastoral (…)”; esto significa exactamente lo que está escrito, es decir: los reformadores, con el Papa a su lado, que están utilizando “la adaptación pastoral” como bandera para cambiar el Magisterio lo hacen “por su abandono de los elementos clave de la Fe cristiana”. Es decir, que los reformadores católicos,-quienes, al igual que los fariseos originales y los protestantes liberales, y en contra de Cristo, son verdaderos creyentes en la tolerancia del divorcio-, están haciendo lo mismo. Su método es el mismo; su objetivo, es el mismo. Y el resultado también será el mismo: colapso.

La carta de los 13 Cardenales es la acusación más fuerte que jamás se haya hecho por Cardenales en contra de todo esto y, desde luego, no existe acusación similar contra cualquiera de los otros Pontificados en la historia reciente de la Iglesia.

[Traducido por Miguel Tenreiro. Artículo original]

Tomado de:

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EL HUERTO DE GETSEMANÍ EN LA PASIÓN DE LA IGLESIA HOY

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Hoy más que nunca en la historia de la Historia, esto es, la que tiene por dueño y señor al Señor de la Creación toda; los acontecimientos parecen demostrar casi sin dejar lugar a dudas que la Gran Apostasía referida en la II carta a Tesalonicenses, previa a la aparición del Hombre de la Iniquidad, está presente.

En el huerto de Getsemaní, nuestro Señor al señalar abatido que su alma tenía una tristeza de muerte, les pidió a los apóstoles que lo acompañaban: “Quedaos aquí, y velad conmigo. Recemos para no caer en la tentación”. Sin embargo en nuestros tiempos, en similitud con aquellos, nuestra actitud se asemeja a la de Pedro, Juan y Santiago que no entendiendo la gravedad del momento, a pesar de las claras advertencias de su Divino Maestro, se durmieron.

Y es que la cotidianeidad de la convivencia con el mal, con la perversidad en todas sus formas posibles, y sobre todo, con el enfriamiento de la caridad en la Iglesia; nos hizo tomar la actitud de la rana calentándose a fuego lento, acostumbrándonos de a poco al calentamiento del agua, hasta llegar al momento en el que el pretender reaccionar será casi imposible. Sigue leyendo

El mensaje de Bergoglio “hagan lío”

Lo llevó la monja, hasta lo último.

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Suor yeyé se inspiró para “ir al espectáculo por el Papa Francisco, que ha dado instrucciones a las monjas y los sacerdotes a “salir” de sus iglesias y conventos…”

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“Me quedo con mis pies en el suelo, pero mis ojos se dirigen hacia el cielo. Mi objetivo es hacer que la gente entienda que la iglesia está en todas partes y con todo el mundo.”

Fuente:

http://forocatolico.wordpress.com/

Ganó la monja que hizo lío

PREVISIBLE:

MONJA GANA CONCURSO

THE VOICE EN ITALIA

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Associated Press | La monja de 25 años se hizo popular en el mundo entero desde su primera actuación

Gana monja en ‘La Voz Italia’

Milán— Sor Cristina, una monja de 25 años que había dejado boquiabierto a medio mundo, ganó ayer la final del concurso ‘La Voz de Italia’, gracias a una voz portentosa y a sus numerosos seguidores en Internet.

Sin mostrarse alterada por su victoria con el 62 por ciento de los votos ante el joven rockero Giacomo Voli, llamó a todos los asistentes a rezar el Padre Nuestro “para agradecer” a Dios.

“Quiero que Jesucristo entre aquí, es un sueño”, tras recibir el trofeo de ‘The Voice of Italy’, que representa tres dedos de una mano sosteniendo un micrófono. También agradeció calurosamente a su ‘coach’ en el programa organizado por la RAI Due, el rapero J-AX, por haberla “protegido” frecuentemente ante quienes la criticaban.

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Clic en la imagen para ver el video.

Por su parte, el cantante, quien se había descrito como ‘el diablo ante el agua bendita’, consideró increíble el desempeño de Sor Cristina, que se presentó entre cuatro finalistas rigurosamente ataviada con un vestido y velo negro. Él la animó a “cambiar las cosas, a brindar un ejemplo importante”.

“Tengo un don y se los entrego”, había lanzado Cristina Sciuccia, de 25 años de edad, cuando los cuatros jueces del programa, tras elegirla por unanimidad el pasado 19 de marzo en una audición a ciegas, le preguntaron lo que hacía. La presencia de una monja destacó particularmente en este concurso reservado generalmente a los aficionados a la brillantina.

La famosa cantante y presentadora Raffaella Carra, sorprendida por la vestimenta de Sor Cristina, en hábito y velo gris de monja, incluso le preguntó si era una verdadera religiosa y lo que pensaba del Papa Francisco, del que la joven siciliana dice inspirarse.

“Todo esto ocurrió porque, fuera, hay una sed de alegría, de amor, una sed de un mensaje bello y puro”, había explicado la hermana Cristina en su primera conferencia de prensa, el miércoles, víspera de la gran final.

Batiendo récords

Desde su selección por parte del rapero J-AX -para jugar con el contraste entre “él, el diablo y ella el agua bendita”- el entusiasmo del público por la joven Cristina que tomó los hábitos en 2012 no fue desmentido. Ha permitido a la RAI Due (segundo canal público italiano) batir sus propios récords de audiencia, sistemáticamente por encima del 15 por ciento.

No todos la quieren

La joven religiosa cuenta también con sus detractores.

La última candidata italiana al concurso de Eurovisión, Emma Marrone, ella misma descubierta por un programa de televisión, la calificó como “un insulto para el mundo del espectáculo”.

Algunos críticos musicales estiman que su éxito se debe más al símbolo que representa en un país todavía impregnado por el catolicismo y al efecto mediático que a su voz, que consideran relativamente limitada.

Viene lo más difícil

La fecha decisiva para la vida de Sor Cristina Scuccia no fue ayer en Milán, donde se realizó la final del concurso ‘La Voz de Italia’, sino el 29 julio en la ciudad de Asís, día en el que deberá renovar los votos de castidad, pobreza y obediencia para así convertirse, de manera definitiva, en una verdadera Orsolina, nombre que adoptaron, como sinónimo de “enseñantes”, diversas religiosas provenientes de institutos seculares.

Ante este dilema, toda Italia se pregunta si Sor Cristina confirmará serenamente, independientemente del resultado de esta final, sus votos y su fe religiosa o si, por el contrario, meditará y eventualmente decidirá continuar con su prometedor futuro de ‘popstar’ con hábito religioso.

Lo anterior se debe al hecho de que desde hace unas semanas corre el rumor que la casa discográfica que tiene los derechos de los cantantes que participan en ‘La Voz’ ha propuesto, a la casi religiosa, un ‘tour’ mundial, pero también corre el rumor que podría no interesarse más en ella si decide renunciar a su vocación.

Esto último es por demás lógico. Renunciando a su vocación Sor Cristina ya no sería el gran negocio que esta empresa tiene en mente además de que, según la misma empresa, terminaría olvidada por el gran público tal como ha sucedido con tantos otros cantantes emergentes en este y otros programas televisivos.

Algunos de sus fieles seguidores aconsejan a Cristina Scuccia seguir siendo monja para de esta manera poder continuar con su carrera de vedette planetaria.

Pero nadie puede negar que Sor Cristina se haya convertido en un fenómeno mediatico al cual se ve difícil que pueda o quiera renunciar, sobre todo cuando el mundo entero habla de ella, la comparan con Alicia Keys y Whoopy Goldberg, e incluso han encontrado a Lucio, su novio antes de entrar al mundo religioso, quien prudentemente dice no recordar el primer beso que se dieron. (El Universal)

Fuente:

http://radiocristiandad.wordpress.com/

EL CIRCO DE LA ESPURIA FE

Francisco-Nariz de Payaso

“Yo soy el tentador que nunca cesa
de atormentar al hombre hasta el final.
El tibio es para mí una fácil presa
y el incrédulo un huésped de mi mal”.

(Del Monólogo de Satanás).

La prueba de la impostura de la jerarquía que hoy ocupa la sede romana y se hace pasar por católica, no es sólo la falta de reacción y condena, sino de aprobación y complacencia ante las burlas que se cometen contra Cristo diariamente en todos los templos del mundo –léase establos de Asmodeo– por los miembros de esta secta cismática, tanto religiosos como laicos. Quien calla, otorga. Y el silencio de esa juglaresca iglesia ante todas las ofensas y sacrilegios que se cometen contra la sublime majestad de Dios, confirma el consciente y pleno apoyo de dicha inicua entidad a tales blasfemias y profanaciones.

¿Hasta dónde se dilatarán la ofensa a Cristo y la osadía del hombre de pretender servirlo de una manera tan poco digna y tan vil? Las pruebas de tales insultos al cielo son contundentes y obvias, ya que éstos se realizan a la luz del día y sin reparos de ningún tipo, amén de estar ampliamente documentados, lo que los hace innegables. A pesar de lo cual, el incondicional apoyo del seudo-católico pretendido rebaño de Dios, –que más bien podría calificarse de obediente recua del diablo–, a todos estos sacrílegos actos, es deplorable. En la falsa iglesia de Roma, la tradición litúrgica ha sido sustituida por la parodia, el recogimiento por la diversión y la sacralidad por la más chabacana vulgaridad y hasta indecencia.

Parece que en este jazz litúrgico de la contraiglesia, todas las improvisaciones son aceptadas y bienvenidas. Excentricidades de todo tipo, materializan la visión de aquel sofocante humo que la beata Catherine Emerick veía llenando un abominable templo, sin encontrar salida.

Magnificentes catedrales y extraordinarias iglesias construidas por almas que aspiraban a rendirle un verdadero y adecuado culto a Dios, han sido redecoradas con todo tipo de cachivaches, esculturas, colgajos y parafernalia que demuestran no sólo la pérdida del norte católico, sino un mal gusto insultante que delata, cuando menos, la ignorancia y estulticia de los autores de todas estas sacrílegas imbecilidades e inadecuadas ocurrencias.

En los nuevos templos destacan las obvias manifestaciones de la burla arquitectónica, la burla litúrgica, la burla moral, –como en el caso de sacerdotes abiertamente homosexuales que creen rendirle justo culto a Dios–. Además, ha sido epidemia el expolio de reliquias, objetos sacros y venerables, la demolición de los altares, la proliferación de símbolos esotéricos y anticristianos y de falsas devociones, la admisión de extrañas religiones a sus predios y de objetos decorativos paganos o totalmente ajenos a la fe católica. Y en cuanto a la caótica liturgia, desde hace muchos años se vienen denunciando los deplorables abusos, de los que hay exhaustivo testimonio gráfico.

Si alguno de estos testimonios expuestos ha sido capaz de convencer, aunque sea a un alma, de lo aberrante de la seudo-iglesia católica, redirigiendo esta alma a la tradición, todo esfuerzo de los recopiladores, habrá valido la pena. Es por eso que a continuación renovamos la acusación del abuso litúrgico que la iglesia de Roma promueve, con otros cuantos ejemplos:

Misas con payasos, misas con disfraces, misas con contorsionistas, con todo tipo de bailes, misas de Halloween, misas con motocicletas, misas disco, misas esotéricas, misas sobre cajas de cartón corrugado, misas en el piso con una cruz dibujada con tiza como altar, misas en el suelo, misas con coreografía y actos paganos, misas con decoraciones profanas, misas sin crucifijo, misas con magos y actos de magia ante el altar (mesa), misas con el celebrante con nariz de payaso, misas estilo discoteca, misas concelebradas por mujeres, misas con curas danzantes, misas con malabaristas, misas con una rama de árbol en vez de un de crucifijo, misas de rock-and-roll, etc.

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FUEGO CRUZADO ENTRE LAS RUINAS

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Catedral de Colonia, Abril 1945

 

Se diría que el asediado campamento de los santos (Ap. 20,9), al modo de aquellas tribus galas entretenidas en mutuos e interminables pleitos en vísperas de ser sometidas por César, se encuentra abocado a una sangría que lo hará más vulnerable cuando deba presentar la decisiva batalla. Indecorosa batracomiomaquia, guerra civil de escupitajos y regüeldos, el enemigo ya la cerca por todos sus flancos -con múltiples agentes infiltrados, incluso, que preparan el terreno para la invasión postrera- mientras los guerreros de este lado se distraen en estériles recíprocos reproches. Este desvarío funesto (ἄτη) que afecta a tirios y troyanos de consuno, reconoce en todos los casos un idéntico pecado de origen: el irrealismo, la renuncia a sostener una mirada insobornable e indistracta ante la realidad, a trueque de tomar atajos engañosos que acaban por poner a la conciencia ante su propio espejo doblado en realidad. Autocomplacencia de carácter típicamente idealista -por no decir ideologizante-, de sello moderno, ya que no modernista, creemos un deber nombrarla siquiera, en el instante mismo en que amenaza extenderse como el fuego. Máxime, en una sazón en que la viña del Señor rebosa de hojarasca y de sarmientos secos.

No hablamos, quede claro al empezar, de los progresistas: de éstos sólo cabe comprobar la paradoja de que, estando, no estén, y todo cuanto digamos sobre ellos resultará bastante obvio. Nos referimos a dos opuestas direcciones, dos tesituras ante el «problema Bergoglio» que, en este momento de crisis colapsante, exasperan en el seno mismo de la Iglesia ese dialecticismo morboso, esa polarización tan fácil de advertir, por lo demás, en la praxis política del último siglo. Simiente de Hegel inoculada ora por inadvertencia ora por malévolo cálculo a la Iglesia, la crispación estéril es todo su fruto, al tiempo que la andadura declinante de los hechos continúa su marcha triunfal, sin detención. Sigue leyendo

Quod non fecerunt daemonia…

… fecit Franciscus!

 

Efectivamente. El P. Fortea es un conocido exorcista español que ha pasado décadas cazando fantasmas y expulsando demonios. Es, también, un celebérrimo neocon.
Pues bien, la lobotomización que no lograron hacer los demonios expulsados a pesar del rencor que guardaban por el preste, la ha hecho el papa Francisco.
La estupidez y la abdicación de la inteligencia de los neocones ya no tiene nombre!
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Esto es lo que el P. Fortea ha publicado en su blog:

La Iglesia siempre ha condenado el adulterio. El adulterio es una traición. Pero, por poner sólo un ejemplo de entre muchos posibles, creo que si la hay debemos buscar una solución para el pobre chico que a los veintinueve años de edad su mujer abandonó tras un año de matrimonio, y que tras muchos años de soledad y dolor encontró una mujer que le amaba y hacia la que lleva una vida de unión y fidelidad desde hace más de un cuarto de siglo. ¿Se debe calificar de vida de adulterio a esta nueva unión?

Creo firmemente todo lo que se dice en el Catecismo acerca del matrimonio. Pero no creo que el Catecismo diga todo lo que se puede saber sobre el matrimonio. Tengo la íntima convicción de que el Espíritu Santo sobrevolará al Colegio Cardenalicio para aconsejar sabiamente al Santo Padre. Y que el Sucesor de Pedro con los Príncipes de la Iglesia venidos a Roma de todo el mundo, nos darán una palabra de luz sobre este tema. Palabra, sea cual sea, que aceptaremos externa e internamente. Porque quien a vosotros escucha, a mí me escucha»

Tomado de:

Roncalli enseñó con los apuntes del modernista Buonaiuti

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(Transcrito de Vatican Insider / tomado de Corriere della Sera)

El título que publicó el “Corriere de la Sera” el 28 de agosto podría parecer clamoroso: “Roncalli enseñó con los apuntes del modernista Buonaiuti”. Marco Rizzi cuenta (pero en realidad la historia se conoce desde hace décadas) que «el futuro Papa usó las lecciones de su amigo en olor de herejía». Lo que tal vez no todos saben es que Angelo Giuseppe Roncalli fue (hasta la muerte) un apasionado estudioso de historia y que cuando era un joven sacerdote enseñó Historia de la Iglesia. Entre sus amigos y colegas de estudios, en Roma, estaba don Ernesto Buonaiuti, que después se habría vuelto famoso porque se le acusó de ser un teólogo modernista, es más el más modernista de los italianos. Las acusaciones fueron muy duras para muchos intelectuales, que, a menudo, no tenían más culpa que haberse anticipado a su tiempo. Buonaiuti fue expulsado por este motivo de la educación eclesiástica, excomulgado y, después del Concordato de 1929, suspendido (por el régimen musoliniano) de la cátedra de la Universidad de Roma. 

Cuando Roncalli fue nombrado cardenal, la birreta escarlata le fue impuesta por el presidente francés Vincent Auriol (ateo y francmasón del grado 33° R.E.A.A.).

Cuando Roncalli fue nombrado cardenal, la birreta escarlata le fue impuesta por el presidente francés Vincent Auriol (ateo y francmasón del grado 33° R.E.A.A.).

En realidad, como resultado descontado de las hostilidades, su “teología” en muchos puntos se había distanciado de algunas verdades fundamentales de la doctrina de la Iglesia católica: la divinidad real de Cristo y la naturaleza misma de la Iglesia como misterio del Señor

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Kasper no es Avignon

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¿Qué decir de la pregunta puesta por el Cardenal Kasper en el consistorio del 21 de febrero de 2014? Más allá de las buenas intenciones, la pregunta no parece que pueda tener una respuesta positiva.  Más allá de las diferentes situaciones en las cuales los divorciados vueltos a casar puedan encontrarse, en todas las situaciones se encuentra el mismo problema: la ilicitud de una convivencia more uxorio entre dos personas que no están ligadas por un verdadero vínculo matrimonial.

(Cardenal Velasio De Paolis)

Cuando la fogosa santa Catalina de Siena apremiaba al papa Gregorio XI para que regresara a Roma desde su destierro en Avignon, incendiada por un cálido amor a la Iglesia, lo hacía en términos que son de justicia recordar: “Responded a Dios que os llama que vengáis a tener y poseer el lugar del glorioso pastor San Pedro, cuyo vicario sois.” Lo que había supuesto Avignon no era una burla a la doctrina católica, sino el sometimiento humano del Papado a Francia. Por ello, no estando en juego la doctrina de la Iglesia, bien que pudo callar santa Catalina, pero fue ese amor a la Iglesia lo que la llevó a conminar al Vicario de Cristo para que tomara lo que le pertenecía desligándose de la opresión de los intereses franceses para poder mejor así custodiar los intereses del Papado. Por el contrario, la propuesta de Kasper de admitir a la comunión a los divorciados vueltos a casar -que será tema a discutir el próximo Sínodo de octubre- no es un nuevo Avignon al que se quiere llevar a la Iglesia sino algo más. No, la propuesta de Kasper no es Avignon, es algo peor porque está en juego la doctrina de la Iglesia. Así opina el cardenal De Paolis. Y esperemos que no sólo él. Pero para ubicar el problema en su verdadera dimensión sería conveniente recordar cómo empezó todo:

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UN LENGUAJE NUEVO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Parte III de III

 

 

 

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Antes de entrar en la exposición de algún ejemplo con el que poner de relieve algún acto público realizado al estilo neocón, quizá sea conveniente recordar brevemente lo esencial de la doctrina modernista. Así se entenderá mejor la difícil situación en la que se encuentra cualquier católico neocón, hoy tan frecuentes en el Catolicismo moderno.

El problema no es sencillo de resolver. Pues todo indica que la actitud del neocón suele desembocar en una aguda esquizofrenia a la que le conduce su empeño en mantener el Catolicismo, pero aceptando a la vez las doctrinas modernistas que pretenden poner al día la Religión fundada y predicada por Jesucristo. Es tan difícil situación la que obliga al católico neocón a utilizar una compleja verborrea, estrambótica, cientificista e ininteligible, con la que tranquiliza su conciencia y consigue creer que es un cristiano actualizado y reconciliado con la modernidad.

Según la recta Doctrina Católica, el hombre es capaz de conocer a Dios a través de las cosas creadas, remontándose a través de ellas hasta la Causa y el Creador de todas y utilizando su propia inteligencia (conocimiento natural de Dios), tal como se dice en Ro 1: 19–20. O también lo puede conocer, pero ya de una manera más completa y segura, a través del propio asentimiento de fe prestado a las Verdades Reveladas, según están contenidas en la Sagrada Escritura y la Tradición y custodiadas por el legítimo y auténtico Magisterio de la Iglesia (conocimiento sobrenatural de Dios). Sigue leyendo

UN LENGUAJE NUEVO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Parte II de III

 

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Son de admirar los inauditos esfuerzos de este grupo de católicos, generalmente conocidos como neocones y de los que estoy seguro que obran con la mejor buena voluntad, por conciliar la auténtica Tradición de la Iglesia con las doctrinas progresistas (modernistas) de la Nueva Iglesia. Por supuesto que han transcurrido siglos desde que los hombres comenzaron a intentar lograr la cuadratura del círculo; o por decirlo de otra manera, tratar de conciliar lo inconciliable. Como ejemplo cercano, ahí están los intentos de poner de acuerdo a Santo Tomás de Aquino con los filósofos idealistas (Kant, Hegel, etc.). Intentos repetidos una y otra vez y que siempre han terminado en estrepitoso fracaso.

Algunos se sienten molestos por el uso del término neocón, al que acusan de peyorativo. Y efectivamente tendrá ese sentido si se le atribuye intencionadamente. Yo, desde luego, no lo uso con mala fe, pero de alguna manera hay que llamar a las cosas. Aquí sucede algo parecido a quienes piensan que usar la palabra cojo para designar a un hombre privado de piernas, en lugar de llamarlo discapacitado, es una grave ofensa. Sin embargo, la palabra castellana cojo es la que siempre se ha usado, mientras que resultaría difícil encontrar en ella indicios de insulto. Al contrario de lo que sucede con la de discapacitado, que es un neologismo que suena a ridículo y que lo mismo serviría para designar a la multitud de los que andan desprovistos de la capacidad de pensar, consecuencia del lavado de cerebro con el que los medios del Sistema someten a las masas. Y es que nos hemos acostumbrado a dejar de llamar a las cosas por su nombre.

Pero el buenismo de los neocones los impulsa a intentar arreglos allí donde no es posible el arreglo. Para ellos todo se puede justificar en la Nueva Iglesia. La hermenéutica de la continuidad de Benedicto XVI, por ejemplo, es un mágico sésamo–ábrete que puede solucionar los problemas que plantean doctrinas (preconciliares versus postconciliares) al parecer distintas y hasta contradictorias. Siempre se han inventado los hombres un buen número de frases maestras, algo así como las llaves que abren todas las puertas; aunque, en realidad, nadie sepa lo que significan tales frases. Benedicto XVI no explicó nunca claramente el significado de esa expresión ni dónde estaba la continuidad. Fue él mismo, por ejemplo, quien dijo que la Gaudium et Spes era un verdadero Contra–Syllabus, refiriéndose al Syllabus en el que Pío IX condenaba el Modernismo. Además de sostener que muchas disposiciones y Documentos de la Iglesia preconciliar ya no tenían vigencia y necesitaban ser revisadas. Recuérdese también la supresión del Juramento Antimodernista y la derogación de las leyes que condenaban la Masonería, entre otros ejemplos que podrían aportar serias objeciones a la creencia en la continuidad.

Benedicto XVI Fanon_thumb[1] Sigue leyendo

UN LENGUAJE NUEVO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Parte I de III

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El Concilio Vaticano II removió los cimientos de la Iglesia, llamada hasta entonces Iglesia Católica, Apostólica y Romana y que, hasta ese momento, siempre había sido considerada como la fundada por Jesucristo y la Única Verdadera.

Pero, dado que el Concilio, a pesar de su expresa afirmación en contrario, promovió cambios fundamentales en la Doctrina Perenne en la que siempre se habían fundamentado todos los Dogmas, la Moral y la Liturgia católicas, y como una exigencia además de la forma en la que se llevaron a cabo tales modificaciones, era consecuencia lógica y obligada la modificación y reestructuración del lenguaje hasta entonces utilizado por la Doctrina de la Iglesia.

Las modificaciones en el lenguaje adquirieron formas variadas, más o menos importantes, y que comenzaron sobre todo a partir de los Documentos Conciliares para ser continuadas, y hasta incrementadas, por toda la Pastoral posterior.

Concilio Vaticano II Documentos

Una de ellas, bastante frecuente en los Documentos elaborados por el Concilio, es la que contempla el uso de la ambivalencia, o empleo de palabras de doble sentido y sujetas a varias interpretaciones. Es un hecho más que comprobado y que hoy día nadie discute, así como tampoco los propósitos de sus autores. Que consistían principalmente en introducir bombas de tiempo, sabiamente utilizadas y dispuestas a ser manipuladas en su debido momento, con el fin de extraer de ellas el contenido modernista realmente pretendido en su significado.

También se empleó —y se sigue empleando, incluso ahora con mayor frecuencia— el instrumento de la confusión, que es uno de los que han conducido a la Iglesia al estado actual de Torre de Babel, en la que ya nadie entiende nada y en el que a los fieles les resulta imposible saber a qué atenerse.

Elemento común, extraordinariamente importante, entre los instrumentos de lenguaje de los que se ha valido la nueva Pastoral Modernista, hoy vigente en la casi totalidad de la Iglesia, es el uso de los vocablos y términos tradicionales, comunes y conocidos desde siempre por los fieles, pero atribuyéndoles ahora un nuevo sentido, por supuesto de tendencia modernista y acorde con lo que propugna la Nueva Iglesia Universal que ahora se busca. En favor de la cual —preciso es reconocerlo— la argucia ha proporcionado resultados excelentes, puesto que ha evitado poner sobre aviso y provocar cualquier posible extrañeza de los ingenuos, dispuestos siempre a tragar de todo (en realidad la inmensa mayoría de los católicos, cada vez menos provistos de formación y cada vez más adoctrinados por el Mundo).

Aunque finalmente no vamos a ocuparnos aquí con más detalle de un tema ya bastante conocido y estudiado, del que se han ocupado numerosos analistas y que tampoco constituye el objeto directo de estos editoriales. Sigue leyendo

Monja haciendo lío

Actuación de la “sorella” Cristina Scuccia en The Voice Italia…

Sin palabras… solo lágrimas de las personas pías…

El “resto” y “El Otro”… aplauden a rabiar…

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Fuente: 

http://radiocristiandad.wordpress.com/

 

¿EXISTE TODAVÍA LA IGLESIA CATÓLICA? Parte IV de IV

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IV

El problema de la dificultad de la salvación dentro de la Nueva Iglesia.

Después de todo lo expuesto, queda por examinar el problema de la posibilidad de la salvación para quienes se hallan en la Nueva Iglesia postconciliar.

Ante todo, debe tenerse en cuenta que la salvación eterna es obra exclusiva de la gracia de Dios. Es cierto que el premio de los bienaventurados es realmente algo merecido por méritos que, por supuesto, son tan reales como verdaderos; en cuanto que son personales y atribuibles a cada uno de ellos: La corona de la justicia, que San Pablo dice al final de su vida va a recibir,[1] no es un regalo que no tenga otro fundamento que la mera generosidad divina; sino un premio que Dios le otorga como Justo Juez, lo cual equivale a una retribución por los innumerables trabajos que por Él ha padecido. Sin embargo, incluso esta recompensa–retribución, fruto de justicia tal como hemos dicho, es también toda ella obra de la gracia y de la benevolencia divina. Sin la cual no hubieran existido frutos de justicia ni recompensa alguna.

También es de advertir que nadie se salva o se condena por el simple hecho de pertenecer a tal o cual Grupo, o a tal o cual facción determinada dentro de la Iglesia. Por lo que hace a la salvación, un monje cartujo, por ejemplo, por más que pertenezca a la más estricta observancia, no se salva por el mero hecho de ser cartujo; sino que siempre ha de existir de por medio, como factor decisivo, la responsabilidad personal de cada uno: Y fue juzgado cada uno según sus obras.[2]

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Por lo general, salvo la de aquéllos que por la Revelación o por definición infalible de la Iglesia, sabemos que ya gozan del estado de bienaventurados, el destino eterno de los fallecidos es algo que queda reservado a los secretos de Dios.

Sin embargo, con respecto al tema, Jesucristo mismo nos ha dejado indicios esclarecedores que nos proporcionan ideas, si no tan luminosas como hubiéramos esperado (y que, en definitiva, hubieran sido inútiles), sí suficientes al respecto. Sin duda porque el tema era considerado por Él como algo fundamental y decisivo, como determinante, al fin y al cabo, de la salvación o condenación eternas de cada uno. Merecedor, por lo tanto, de algo más que una mera orientación demasiado difusa:

En cierta ocasión alguien le preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les contestó: «Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán»[3] «Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y estrecho el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella».[4]

De manera que, siendo las palabras de Jesucristo lo bastante claras, sería bastante arriesgado no tomarlas en serio dado que se trata de la salvación eterna. Sigue leyendo

¿EXISTE TODAVÍA LA IGLESIA CATÓLICA? Parte III de IV

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III

Los hombres se han creído siempre señores de la Historia y aptos para dirigirla a su manera. Una extraña, y a menudo trágica creencia, acerca de la cual es preciso decir que los más tremendos acontecimientos, ocurridos casi siempre en sentido contrario a lo previsto, no han sido capaces de acabar con ella. Las grandes Revoluciones de forma tan ansiosamente esperadas, llevadas a cabo con el más extraordinario de los alborozos y el convencimiento más absoluto acerca del triunfo de los nuevos caminos a emprender… Los cuales, a no dudarlo, iban a cambiar el rumbo de la Historia, elevando a la Humanidad hasta donde no hubieran sido capaces de imaginar los más optimistas de los sueños; pero que acabaron siempre en imprevistos resultados que, no sólo no mejoraron la existencia humana, sino que produjeron como cosecha frutos absolutamente contrarios a los esperados.

El abandono de la filosofía del ser, y el alborozado adiós definitivo a la denostada Edad Media, llamada desde entonces Edad Oscura, dieron paso a las filosofías idealistas, cuyos más sobresalientes frutos fueron —entre otros— los millones de muertos que produjo el comunismo y la situación de esclavitud a la que fueron conducidas naciones enteras. La triunfal despedida al odiadoAncien Régime, con la desaparición del poder absoluto de los Reyes, hicieron posible el triunfo de las opresivas oligarquías y la aparición de las tiranías más feroces y crueles que jamás haya conocido la Humanidad. Y algo semejante sucedió, de forma paralela, con las fantasiosas ilusiones de libertad e igualdad que abanderaron la Revolución Francesa.

Cuando el jueves 11 de Octubre de 1962, el Papa Juan XXIII pronunció su triunfal y revolucionario discurso de apertura del Concilio Vaticano II, anunciador de un cambio de rumbo en la Barca de Pedro, es posible que el exceso de optimismo propio del momento le hicieran olvidar cosas importantes. Las cuales, como suele ocurrir siempre en ocasiones parecidas, igualmente pasaron desapercibidas para los millones de personas que le escuchaban en todo el mundo. Con lo que quedaba patente, una vez más, que el entusiasmo desbordante y el espíritu triunfalista, alimentados además por el aplauso de multitudes previamente enaltecidas y preparadas, no suelen ser buenos consejeros ni afortunados augures.

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En primer lugar, hay que tener en cuenta que la Iglesia es por naturaleza tradicionalista, guardiana de una Tradición multisecular cuya fuente es su mismo Divino Fundador. Y de ahí que todo lo que suene a revoluciones en su propio seno suele acabar mal, precisamente por la misma naturaleza de las cosas.

En segundo lugar, tampoco debe olvidarse que ningún Papa ha gozado jamás de la potestad de inducir cambios sustanciales que afecten a los fines de la Iglesia. La cual tiene como misión encomendada la de la docenciaId y haced discípulos a todos los pueblos [1], que supone a su vez, por su propia naturaleza, la función de corregir y rectificar los caminos a seguir siempre que las necesidades lo exijan. Proclamar que se acabaron a partir de ahora las condenaciones, a fin de ser sustituidas por una nueva política de benevolencia, de mano tendida y de comprensiones amistosas, quizá sobrepase los límites y los fines de lo estatuido por su Fundador para esta divina Institución.

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¿EXISTE TODAVÍA LA IGLESIA CATÓLICA? Parte II de IV

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II

Decía Epicteto que el comienzo de toda doctrina debe ser la consideración de su nombre. Si hemos establecido que en la Iglesia postconciliar se ha producido un cambio o transformación, bien sea en su esencia, bien sea simplemente en su modo de aparecer, conviene que estudiemos atentamente los posibles significados del verbo cambiar, a fin de llegar a una conclusión acerca de si tal transformación ha afectado a la esencia de la cosa o simplemente a su modo de ser. O si acaso ha influido de modo diferente en las dos clases de fieles: los que hemos llamado sencillamente católicos (prescindiendo aquí de los adjetivos peyorativos con que ordinariamente son designados), o los que plenamente se han incorporado a la Nueva Iglesia postconciliar.

Canonización en San Pedro -Octubre de 2012

Parece que el Diccionario se resiste a considerar el cambio de una cosa en otra distinta en términos como cambiar, variar o transformar (ver Diccionario de María Moliner), prefiriendo más bien mantener aquí intacta la identidad o esencia de la cosa y atribuir el cambio solamente a su aspecto o modo de aparecer.

Por lo que respecta al grupo de los que hemos llamado católicos, no hay problema alguno. Ya hemos dicho que este grupo, aunque muy escaso, diseminado y carente de vínculos externos entre quienes lo componen, no son cismáticos, lefebvrianos ni cosa por el estilo.  Acatan la actual Jerarquía de la Iglesia (por muy corruptos que puedan parecer quienes la componen) y obedecen todas las leyes que no contradicen claramente las leyes divinas.[1] Puede decirse claramente que en él existe y sigue existiendo la Iglesia.

 Con respecto al segundo grupo, el más amplio y complejo, el problema es mucho más complicado. Son muchos y diversos los factores a tener en cuenta.

Existen países, como Alemania, Suiza y Austria, que viven de hecho en una clara situación de cisma. Conocida, consentida y prácticamente aprobada por el Vaticano y las más altas Jerarquías de la Iglesia, las cuales no han dicho ni una palabra acerca de un asunto transcendental que ya se está prolongando demasiado. Han promulgado su propia moral en cuestiones que afectan de lleno y sobre todo a la vida familiar, comprendiendo además todos los aspectos de la ética sexual; todo ello en clara contradicción con las enseñanzas de la Sagrada Escritura, de la Tradición, del Magisterio de la Iglesia y hasta de la misma Ley Natural. Sigue leyendo

¿EXISTE TODAVÍA LA IGLESIA CATÓLICA? Parte I de IV

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 I

 

Planteamiento del Tema

En efecto, ¿Existe todavía la Iglesia Católica…?

Para los creyentes la pregunta no tiene sentido, puesto que la respuesta es obvia. Ahí están las palabras de su Divino Fundador y Señor, que son tajantes y no pueden dar lugar a la duda: Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.[1] Por supuesto que yo también me confieso creyente; pero creo, sin embargo, que existen suficientes y sobradas razones para plantearla. No para ponerla en duda, ni menos aún para negar el supuesto, desde luego. Pero, con todo, estoy convencido de que un serio estudio de la cuestión, no sólo sería conveniente y fructuoso, sino incluso necesario. Veamos por qué:

En primer lugar, porque el hecho de que una respuesta pueda ser previamente conocida no siempre exime de la utilidad de volver a plantear la correspondiente pregunta. El hecho de cuestionarla —aunque sea solamente como hipótesis de trabajo o medio de investigación— puede a veces dar lugar a nuevos hallazgos no exentos de interés. Ya se sabe que la Ciencia ha ido avanzando por medio de pasos de ciego, y siempre sin cesar de buscar otros caminos y de estudiar nuevas posibilidades.

En segundo lugar, porque una cosa puede seguir siendo ella misma y haber experimentado, sin embargo, importantes modificaciones. Las cuales, sin haber cambiado su sustancia, han sido lo bastante eficaces para conferirle un aspecto distinto que incluso a veces puede ser importante. Razón suficiente, por lo tanto, para justificar un estudio de la cuestión, a fin de examinar detenidamente hasta qué punto tales circunstancias han afectado a la esencia de la cosa misma: si acaso la han convertido en algo distinto y diferente o si, por el contrario, todo queda reducido a un cambio en la apariencia, o forma y manera en que ahora se presenta; o bien si le han conferido meramente un nuevo modo de ser. Los hechos que han influido en el fenómeno pueden ser examinados y discutidos hasta el límite, pero evidentemente están ahí como hechos y no se puede negar su existencia. Sigue leyendo

LAS «MONJAS» DE LA IGLESIA CONCILIAR

DOS MUESTRAS DE LA “PROFUNDIDAD VOCACIONAL” DE LA IGLESIA CONCILIAR

Y alguno se enojará… Y si se enoja, mejor. Porque hay dos modos de enojarse con esto. O se enoja por el tono de la crítica, o a causa de lo que se critica. No importa. Estas cosas no deben pasar desapercibidas. Parecen menores a tenor de los disparates “pontificios” o “episcopales”. Sin embargo no son más que el “certificado de vida” que tiene la iglesia conciliar.

Como nos enseña el “mundo moderno”, es decir el “espíritu del mundo”, lo más importante en esta vida es la autorrealización. ¿Qué cosa es eso? Dificil de definir. Sin embargo, todos saben de qué estoy hablando. El mundo aplaude cada detalle de esto conocido como autorrealización que sería como la verdadera corona de la vida.

Es más, sin ella, la vida es… nada. Una vida perdida. Una vida sin sentido. Autorrealizarse debe ser la gran meta de cada persona, “derecho” inapelable, meta soñada, paraíso en la tierra.

Y si hablamos de personas del sexo femenino… DOBLE DERECHO. Quien ose hablar contra esto u obstaculizarlo, no solo atacará el “derecho fundamental” de autorrealizarse sino que comete un “atentado de género”. Crimen imperdonable para la mentalidad que va ganando terreno de manera aplastante, fogoneado por los poderosos de este mundo, que son los multiseculares enemigos de Cristo.

Dicho esto, a modo de pequeño prefacio, dos mujeres, dos monjas, dos religiosas se “autorrealizan” regocijándose en el mundo:

1º CASO: LA MONJA NINJA

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Con casi 60 años, la hermana Linda Sim, de las Franciscanas Misioneras de la Divina Maternidad, muestra una forma física envidiable, hasta el punto de que el pasado mes de julio ganó una medalla de plata en un campeonato internacional de taekwondo “poomsae” en Seúl, impresionando a los jueces del país origen del taekwondo por su maestría y capacidad de concentración.

Poco podía imaginarse ella en los años 80, cuando dirigía un hospital misionero en Zimbabwe, que conseguiría cumplir su sueño de adolescencia ya en su madurez y aún como religiosa y misionera: representar a su país, Singapur, y conseguir una medalla en un evento deportivo internacional.

De niña, a los 7 años, la pequeña Linda quería ser militar. Alguien le dijo que no le dejarían, yempezó a pensar en servir en el mejor “ejército” de todos: el ejército de Dios, la Iglesia.

Mientras llegaba el momento, en 1971 se apuntó a unos cursos de artes marciales que se impartían en la parroquia de San Vicente de Paúl de Singapur. Ahí se enamoró del taekwondo.

Mi padre no quería que yo hiciera artes marciales, pero mi madre sí me acompañaba a todas partes. Cuando me golpeaban en la cabeza, ella cerraba los ojos y no los abría hasta finalizar el combate”, recuerda la hermana Linda.

Durante 7 años se volcó en el deporte y consiguió su cinturón negro.

En 1978 se reforzó la llamada de Dios y entró en el noviciado de una congregación misionera, las Franciscanas de la Divina Maternidad.

Y formulados los votos, la enviaron al continente de misión por excelencia: África. Dirigió un hospital durante 3 años en Zimbabwe.

Luego fue enviada a Inglaterra, a trabajar en el fomento de vocaciones y la formación de novicias. Vivió allí 17 años y en 2004 volvió a Singapur.

En todo este tiempo, se mantuvo muy disciplinadamente en forma practicando por su cuenta el taekwondo “poomsae”, una variante que consiste en efectuar movimientos técnicos contra un adversario imaginario, ideal para la práctica en solitario. Los jueces puntúan la calidad técnica y de concentración, y en Corea es muy popular.

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Y la hermana logró su medalla
Fue años después, en julio de 2013, cuando Linda consiguió su medalla de plata en Corea del Sur, en un open internacional: “Pensé que ya era demasiado vieja, pero al parecer no lo soy todavía”, comenta divertida.

Y asegura a los periodistas que la entrevistan que está encantada de haber seguido su inspiración de la infancia: servir “en el ejército de Dios”.

 

2º CASO: LA MONJA POPSTAR

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Sor Cristina Scuccia

Clic en la imagen para ver el video.

Una monja de 25 años sorprende en la versión italiana del programa La Voz (The Voice)gracias a una interpretación en las audiciones a ciegas del tema No One de Alicia Keys, que dejó atónitos a los miembros del jurado, compuesto, entre otros, por la polifacética cantante Rafaella Carrà.

Durante la última emisión del programa, celebrada anoche, todos los componentes del jurado giraron sus sillas ante la actuación de sor Cristina Scuccia y fue la propia Carrà la primera en preguntar, llena de incredulidad, si la joven novicia era “verdaderamente” una monja.

Soy una monja totalmente verdadera“, respondió Scuccia, quien especificó que es de origen siciliano.

Inmediatamente después, Carrà preguntó a la concursante cómo se le había ocurrido ir al programa, a lo que la monja respondió: “Porque tengo un don y te lo doy”.

Una respuesta que arrancó un enfervorizado aplauso entre el público.

Scuccia aseguró entre risas que se espera una llamada del papa Francisco por su intervención en el popular programa.

“Él (Francisco) nos invita a salir y a evangelizar, a decir que Dios no nos quita nada, sino que incluso nos da todavía más”, dijo, tras lo que sobrevino una nueva aclamación por parte de los espectadores.

La monja se refería a la conocida afición del papa a telefonear por sorpresa, como cuando llamó a su quiosquero de Buenos Aires para que no le guardara más el periódico o a las Carmelitas Descalzas de Lucena (Córdoba) para desearles un feliz Año Nuevo.

Los cuatro miembros del jurado intentaron de manera animada convencer a la religiosa para que escogiera sus equipos.

Finalmente Scuccia se decantó por el del rapero italiano J-Ax, “por ser el primero que se dio la vuelta”.

“Tú y yo somos imbatibles. ¿Sabes por qué? Somos el diablo y el agua bendita. ¡Ven conmigo!”, fue el mensaje de J-Ax para su nueva compañera de concurso.

El Diablo le dice: ven conmigo… y ella fue.

Fuente:

http://radiocristiandad.wordpress.com/

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 3 de 3-

(Continuación y fin del texto iniciado en el Nro. 1241) 

1. La noche de su elección, Francisco se presentó como el « Obispo de Roma », sin pronunciar la palabra «Papa ». Ese proceder, reiterado luego en varias ocasiones, fue confirmado por la nueva edición del Anuario Pontificio publicado en mayo. Calificándose a sí mismo exclusivamente con el título de Obispo de Roma, y ya no de Papa, Soberano Pontífice o Vicario de Cristo, Francisco realiza un gesto inédito en la historia de la Iglesia, claramente revolucionario, que menoscaba de manera brutal la autoridad de la Sede Romana. 

2. Con ocasión de las JMJ celebradas en julio 2013 en Río de Janeiro, Francisco declaró, durante una entrevista de prensa concedida a la televisión brasilera, que « si un niño recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa. » Lo que le interesa es « que lo eduquen y que le den de comer. » Tales palabras no requieren comentario. A condición, evidentemente, de no haber perdido la Fe. 

3. El 16 de marzo de 2013, al final de la audiencia otorgada a los periodistas del mundo entero en la sala Pablo VI del Vaticano, Francisco les dió una bendición totalmente atípica, una « bendición silenciosa, respetando la conciencia de cada uno. » No se dignó a hacer el signo de la Cruz sobre la multitud de periodistas ni a pronunciar el santo nombre de las Tres Personas Divinas. Lo que nos enseñó Jesús se sitúa en las antípodas de esa falsa noción de respeto : « Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 18-20) Nuestro Divino Maestro nos ha dicho también : « A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre, que está en los Cielos; pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo lo negaré también delante de mi Padre, que está en los Cielos. » (Mt. 10, 32-33) Hablemos claramente : el « respeto de la conciencia » alegado por Francisco para dispensarse de ejercer su suprema autoridad apostólica carece de todo fundamento escriturístico, patrístico o magisterial. Se trata de una noción cuyo orígen se halla en los « filósofos » del Iluminismo y que forma parte integrante de la enseñanza impartida en las logias masónicas. En la encíclica Mirari Vos (1832) Gregorio XVI afirma que de la « fuente envenenada del indiferentismo deriva esa máxima falsa y absurda, o mejor dicho ese delirio, según el cual se debe garantizar a cada uno la libertad de conciencia, error de lo más contagioso (…) que ciertos hombres, por un exceso de impudicia, no vacilan en presentar como ventajoso para la religión. » 

4. Durante esa misma audiencia dijo que deseaba « una Iglesia pobre para los pobres. » Es un deseo novador y completamente extranjero a la enseñanza y a la práctica bimilenaria de la Iglesia. « María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento. Uno de sus discípulos, Judas Iscariote, el que habría de entregarlo, dijo – ¿Porqué este ungüento no se vendió por trescientos denarios y se dió a los pobres ? » (Jn. 12, 3-5) 

5. El 11 de septiembre Francisco recibió en audiencia privada al religioso peruano Gustavo Gutiérrez, sacerdote modernista, izquierdista y subversivo, quien diera orígen al nombre de « teología de la liberación » gracias a su libro homónimo publicado en 1971. Este « teólogo », cómplice de los movimientos marxistas y tercermundistas latinoamericanos comprometidos en la lucha armada revolucionaria, considera que la salvación cristiana pasa por la emancipación de las servidumbres terrenas : « La creación de una sociedad justa y fraterna es la salvación de los seres humanos, si por salvación entendemos el paso de lo menos humano a lo más humano. No se puede ser cristiano hoy sin un compromiso de liberación », es decir, sin recurrir a una praxis histórica marxista ordenada a la emancipación revolucionaria de las masas « oprimidas » socialmente, en el seno de una « iglesia popular » que, gracias a su « conciencia de clase », toma partido por la lucha de los pobres contra la clase poseedora y contra la jerarquía eclesiástica. Es interesante notar que la semana anterior L’Osservatore Romano le había consagrado un largo artículo con motivo de la publicación de un libro que había co-escrito con Monseñor Gerhard Müller, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, intitulado De parte de los pobres, teología de la liberación, teología de la Iglesia. 

6. El día de su elección, antes de impartir la bendición apostólica a los fieles congregados en la plaza San Pedro, Francisco pidió a la muchedumbre que ella rezara primero por él para que Dios lo bendijese. El simbolismo del gesto es claro : la bendición ya no procede de lo alto, a través del papa que recibió su investidura de derecho divino, y que él hace descender luego directamente sobre los fieles : nos encontramos ante un gesto que evoca los principios democráticos revolucionarios, según los cuales el poder emana del pueblo, única fuente de legitimidad para el ejercicio de la autoridad. 

7. Con ocasión de su homilía en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el 22 de mayo de 2013, Francisco dijo que el Señor salvó « a todos los hombres » por la Sangre de Cristo, y que de este modo se convierten en « hijos de Dios, no sólo los católicos, todos, los ateos también. » GregorioXVI, en la encíclica citada anteriormente, censuraba « el indiferentismo, esa funesta opinión difundida por la depravación de los malvados según la cual es posible obtener la salvación por cualquier profesión de fe, con tal de que las costumbres sean conformes a la justicia y a la probidad. » 

8. Francisco organizó una jornada de oración y de ayuno por la paz en Siria, lo que es en sí mismo algo laudable. Desgraciadamente, este evento fue convocado siguiendo el espíritu del falso ecumenismo conciliar de Nostra Aetate y de Asís, puesto que extiende la invitación « a todos los cristianos de otras confesiones, a los hombres y mujeres de cada religión, así como a los hermanos y hermanas no creyentes. » Esto se opone diametralmente tanto a la doctrina como a la práctica constante de la Iglesia hasta Vaticano II. He aquí lo que decía Pío XI al respecto : « (…) invitan a todos los hombres indistintamente, a los infieles de todo género como a los fieles de Cristo (…) Tales empresas no pueden ser aprobadas por los católicos de ninguna manera, ya que se basan sobra la teoría errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la verdadera religión, la repudian (…) La conclusión es clara : solidarizarse con los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse completamente de la religión divinamente revelada. » (Mortalium Animos, 1928) Francisco prosigue diciendo que « la cultura del diálgo es el único camino para la paz. » Ahora bien, esto supone una concepción errónea de la paz, fundada en una visión naturalista de la vida y en el relativismo religioso : estamos ante una utopía humanista y un desconocimiento caracterizado de la naturaleza humana real, caída y redimida por la Sangre de Cristo, redención que se comunica a los hombres a través de su Cuerpo Místico, la Iglesia, fuera de la cual la humanidad, individual y socialmente considerada, permanece cautiva del pecado y sometida al imperio de Satán. En tales condiciones, hablar de « diálogo » como del « único camino para la paz » resulta un embuste grotesco y repulsivo. Sepan disculpar la extensa citación que me veo forzado a realizar para probar lo que digo : « El día en que Estados y gobiernos estimen ser un deber sagrado el atenerse a las enseñanzas y a las prescripciones de Jesucristo en sus relaciones interiores y exteriores, sólo así llegarán a gozar de una paz provechosa, mantendrán relaciones de confianza recíproca y resolverán pacíficamente los conflictos que pudiesen surgir (…) Síguese entonces que no podrá existir ninguna paz verdadera, a saber, la tan deseada paz de Cristo, hasta tanto los hombres no sigan en la vida pública y privada con fidelidad las enseñanzas, los preceptos y los ejemplos de Cristo. Una vez así constituida ordenadamente la sociedad, pueda por fin la Iglesia, desempeñando su divina misión, hacer valer todos y cada uno de los derechos de Dios lo mismo sobre los individuos como sobre las sociedades. En esto consiste la breve fórmula : el reino de Cristo (…) De todo lo cual resulta claro que no hay paz de Cristo sin el reino de Cristo. » (Ubi Arcano, Pío XI, 1922) Y también : « Si los hombres reconociesen la autoridad real de Cristo en su vida privada y en su vida pública, inmensos beneficios –una justa libertad, el orden y la tranquilidad- se propagarían infaliblemente sobre toda la sociedad. » (Quas Primas, Pío XI, 1925) 

9. Con ocasión de la ceremonia del lavatorio del Jueves Santo, celebrada en un centro de detención de menores de Roma, entre las personas que representaban a los doce apóstoles había mujeres y musulmanes, lo que infringe gravemente la tradición litúrgica, la que ha recurrido siempre a hombres bautizados, ya que las mujeres no son admitidas al sacerdocio cristiano ni los infieles a las ceremonias litúrgicas. A menos que se pretenda utilizar el culto divino como una oportunidad para promover el feminismo y buscar transformar la santa liturgia en un espacio consagrado al relativismo y al indiferentismo religioso. A menos que se procure convertir la Santa Misa en una vulgar representación de humanitarismo miserabilista y demagógico, a través de una indigna operación de comunicación destinada al sistema mediático planetario, siempre ávido del menor gesto « humanista » y « progresista » de Francisco…La Santa Cena del Señor no fue pues celebrada en la basílica de San Pedro, ni en la catedral de San Juan de Letrán, en presencia del clero y de los fieles romanos y de los peregrinos procedentes del mundo entero para asistir a las festividades de la Semana Santa, sino nada menos que en una cárcel, lugar por completo inconveniente para una acción litúrgica, en presencia de una mayoría de no católicos, en una ceremonia confidencial, inaccesible para los fieles…Y como por casualidad, ese gesto insólito de ruptura de la tradición litúrgica tuvo lugar el día en que la Iglesia celebraba solemnemente la institución de la Santa Eucaristía y del Sacerdocio por Nuestro Señor Jesucristo…Visitar a los prisioneros es ciertamente una acción muy laudable, puesto que es una obra de misericordia. En cambio, servirse de ella como pretexto para rebajar el culto divino celebrando la Missa in Cena Domini en una cárcel, sin clero ni feligreses, sin predicación sobre la institución de la Eucaristía y del sacerdocio cristiano por Nuestro Señor, invitando a participar a infieles en la ceremonia, dista mucho de ser una acción laudable : se trata, lisa y llanamente, de un sacrilegio. Fieles, casi no había. Fotos e imágenes para la televisión, sí. Y dieron la vuelta al mundo. Parece ser que la operación fue todo un éxito. 

10. El 28 de agosto Francisco recibió en la basílica de San Pedro un grupo de 500 jóvenes peregrinos de la diócesis de Piacenza. Hacia el final, les pidió : « recen por mí, porque este trabajo es insalubre, no hace bien. » La misión de pastor universal de las almas, de vicario de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra para « apacentar a sus ovejas » (Jn. 21,17) y para « confirmar a sus hermanos en la Fe » (Lc. 22, 32) no constituye para él más que un trabajo, y para colmo, insalubre…Jamás se había escuchado a un papa expresarse en esos términos, en los que vulgaridad y ridículo concurren a una desacralización notoria del ministerio petrino. 

11. Así como la primera misiva oficial de Francisco no había tenido por destinatarios a católicos, sino a los judíos de Roma, así también su primer viaje oficial tuvo por beneficiario a gente de otra religión, escogiendo un desplazamiento altamente simbólico y extremadamente mediático, con visos de manifiesto ideológico. En efecto, el 8 de julio acudió a Lampedusa, en memoria de los inmigrantes clandestinos musulmanes que se ahogaron tratando de alcanzar esa isla italiana desde Africa en el transcurso de los últimos quince años. Y eso en el mismo momento en que Europa, enteramente descristianizada, observa como el islam se vuelve de manera irresistible la religión preponderante, especialmente gracias a la inmigración masiva de musulmanes procedentes de Africa. 

12. En el reportaje concedido a las revistas culturales jesuitas, efectuado por el Padre Antonio Spadaro s.j., director de La Civiltà Cattolica, en el mes de agosto y publicado en L’Osservatore Romano del 21 de septiembre, Francisco expresó un punto de vista totalmente novador en lo que concierne la naturaleza de la virtud teologal de la Fe, aseverando que la duda y la incertidumbre deberían formar parte de ella, so pena de caer en la « arrogancia », de encontrar a un Dios que sería « a nuestra medida », de tener sobre El una visión « estática y no evolutiva », de tender de un modo exagerado hacia la « seguridad doctrinal »…¿Puede pretenderse honestamente que no se trataría, como de costumbre, sino de una enésima citación malintencionada, de carácter tendencioso y sacando sus palabras del contexto ? He aquí las declaraciones incriminadas : « Por supuesto, en ese buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, queda siempre una zona de incertidumbre. Debe existir. Si alguien dice que encontró a Dios con una certeza total y que no deja ningún margen de incertidumbre, significa que algo no funciona (…) El riesgo de buscar y de hallar a Dios en todo es entonces la voluntad de explicitar demasiado ; de decir con certeza humana y arrogancia : ‘‘Dios está aquí’’. Así sólo encontraremos un Dios a nuestra medida (…) Quien hoy día no aspira sino a soluciones disciplinares, quien tiende de manera exagerada a la ‘‘seguridad’’ doctrinal, quien busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática y no evolutiva. De este modo, la Fe se vuelve una ideología como cualquier otra. » Francisco reiteró la misma idea en su Mensaje para la jornada de las comunicaciones sociales, presentado el 23 de enero, en el cual sostiene que « dialogar significa estar convencido que el otro tiene algo bueno para decirnos, hacerle un lugar a su punto de vista, a sus proposiciones. Dialogar no significa renunciar a sus propias ideas y tradiciones, pero sí a la pretensión de que sean únicas y absolutas. » Se observará la contradictio in terminis flagrante de la última frase, y forzoso es comprobar que con tales principios se firma, ni más ni menos, la sentencia de muerte de la Fe, para naufragar en los abismos del subjetivismo y del relativismo modernistas más explícitos. 

13. En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (§ 247 à 249), publicada el 24 de noviembre, Francisco afirma que la Antigua Alianza « no ha sido nunca revocada », que no debe considerarse al judaísmo talmúdico actual, estructurado en oposición a Cristo y a la misión evangelizadora de la Iglesia, como a « una religión extranjera » ni decir que los judíos estén llamados a « convertirse al verdadero Dios », puesto que juntos creemos « en el único Dios que actúa en la historia » y « acogemos con ellos la común Palabra revelada. » Pero desafortunadamente para Francisco, el cristiano verdadero bien sabe que sus enseñanzas son falsas y que ellas no pueden provenir sino del padre de la mentira, ya que aprendió que « quien niega al Hijo tampoco tiene al Padre ; quien confiesa al Hijo, confiesa también al Padre. » (1 Jn. 2,22) y además que « todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios ; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. » (1 Jn. 4, 2-3) Francisco prosigue luego sus afirmaciones insensatas, en ruptura total con el magisterio y la tradición unánime de la Iglesia durante veinte siglos, diciendo que « Dios sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza y hace nacer tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la Iglesia también se enriquece cuando acoge los valores del judaísmo (…) Existe una rica complementariedad que nos permite leer juntos los textos de la Biblia hebraica y 
ayudarnos recíprocamente para profundizar las riquezas de la Palabra. » Perdón, pero la Palabra de Dios es idéntica al Verbo de Dios, a la segunda Persona de la Santísima Trinidad, que « se hizo carne y habitó entre nosotros » (Jn. 1, 14) y de la cual se dice igualmente que « vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron » (Jn. 1, 11) : los « suyos » son los judíos, quienes, en su gran mayoría, rechazaron a Jesucristo, el Verbo encarnado, la Palabra de Dios hecha carne. Atreverse a sostener, contra la enseñanza explícita de la Sagrada Escritura, que « acogemos con ellos la común Palabra revelada » y que « tesoros de sabiduría nacen de su encuentro con la Palabra divina » supone o bien una ignorancia supina, o bien una mala fe diabólica. En cualquier caso, estamos ante un serio problema, si se me permite el eufemismo…Y confieso que no puedo dejar de interrogarme : ¿llegará acaso el momento en que se prohíba a los fieles rezar por la conversión de los judíos, por considerarlo como un acto de « intolerancia religiosa », « discriminatorio » y « antisemita » ? ¿Veremos el día en el que se nos impondrá coactivamente la nueva teología conciliar a efectos de dejarnos así « enriquecer con los valores del judaísmo (habla del actual, falso, talmúdico y anti-cristiano)? ¿Seremos a término obligados a adoptar la exégesis judía para « leer juntos los textos bíblicos » y « profundizar las riquezas » contenidas en las Escrituras ?¿Hasta dónde nos conducirá la locura desatada por Nostra Aetate ? No hace falta ser profeta para predecir que si la lógica interna de ese documento revolucionario se desplegara hasta sus últimas consecuencias (y, a vista humana, resulta difícil vislumbrar otro desenlace…), se llegaría ineluctablemente a la apostasía generalizada y los fieles, debidamente aclimatados desde hace décadas por lobos despiadados disfrazados de ovejas a esa mutación radical de la Fe que es la impostura del ecumenismo « judeo-cristiano », se encontrarían preparados para acoger al « mesías » que espera la Sinagoga, y que no es otro que el Anticristo, como nos lo advierte claramente Nuestro Señor profetizando ante los judíos incrédulos de su época : « Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros ne me habéis recibido ; otro vendrá en su propio nombre y vosotros lo recibiréis. » (Jn. 5, 43) En estas proféticas palabras de Nuestro Señor se halla la clave interpretativa de los tiempos históricos en los que nos es dado vivir, junto a 2 Tesalonicenses 2 y Apocalipsis 13. 

14. En una entrevista mantenida con el periodista ateo Eugenio Scalfari el 24 de septiembre en el Vaticano, publicada por el cotidiano izquierdista La Repubblica el 1 de octubre, Francisco realizó unas declaraciones pasmosas. Cabe precisar que esta entrevista fue publicada en el sitio oficial de la Santa Sede, lo que le confería un rango magisterial. Fue retirada al cabo de un mes y medio, a causa de las incesantes polémicas y de las numerosas protestas que había suscitado en ámbitos católicos conservadores. Pero la entrevista permanece considerada « confiable en líneas generales », asegura el Padre Federico Lombardi, el encargado de la sala de prensa de la Santa Sede. Además, el artículo fue íntegramente publicado por el cotidiano del Vaticano, L’Osservatore Romano, incluso en su versión semanal italiana del 8 de octubre. Sin esas polémicas y protestas, la entrevista aún se hallaría en el sitio oficial del Vaticano, entre los documentos oficiales del nuevo pontificado…Tras haber expuesto el contexto, leamos algunos pasajes : « Los males más graves que afligen al mundo hoy son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que son abandonados los ancianos. » Frente a semejante sentencia, resulta imposible no interrogarse : ¿Más graves incluso que la legalización de la pornografía y del aborto, del divorcio y de la contracepción, del « matrimonio » homosexual y de la adopción « homoparental » ? ¿Más graves todavía que la apostasía de las naciones antaño católicas, que la escuela sin Dios, que la « cultura » de masa hedonista y que la ignorancia religiosa casi absoluta de la juventud ? A renglón seguido, al periodista que se imagina que Francisco podría intentar convertirlo, éste le responde tranquilizándolo en términos inverosímiles : « El proselitismo es soberanamente absurdo, no tiene ningún sentido. Hay que conocerse, escucharse mutuamente y aumentar el conocimiento del mundo que nos rodea (…) Creo que 
ya he dicho al comienzo que nuestro objetivo no es el proselitismo sino la escucha de las necesidades, de los deseos, de las ilusiones perdidas, de la desesperación y de la esperanza. Tenemos que devolverle la esperanza a los jóvenes, ayudar a los viejos, mirar al futuro, propagar el amor. » Afirmaciones de este tenor podrían ser rubricadas sin vacilar por un masón, un « libre-pensador » o un filósofo « humanista »…No es por nada que Scalfari ha podido decir acerca de las declaraciones de Francisco que « nunca antes la cátedra de San Pedro había dado muestras de una apertura tan grande hacia la cultura moderna y laica, de una visión tan profunda en lo referido a la conciencia y a su autonomía. » He aquí otra sentencia bergogliana : « Todo ser humano posee su propia visión del bien y del mal. Nuestra tarea reside en incitarlo a seguir el camino que el considere bueno (…) No dudo en repetirlo : cada uno tiene su propia concepción del bien y del mal, y cada uno debe escoger seguir el bien y combatir el mal según su propia idea. » Esto no es sino puro naturalismo, relativismo moral e indiferentismo religioso. ¡Y pensar que nosotros creíamos, sin dudas algo ingenuamente, que la principal tarea de los clérigos consistía en anunciar a los hombres la salvación en Jesucristo! Pero retomemos la seriedad : salta a la vista de todo creyente medianamente instruído que la doctrina católica se sitúa en las antípodas de esas palabras inauditas y escandalosas en boca de quien ocupa la sede de San Pedro…Acá tenemos dos de las proposiciones solemnemente reprobadas por Pío IX en su Syllabus de 1864 : « Las leyes de la moral no requieren la sanción divina y no es en absoluto necesario que las leyes humanas se conformen con el derecho natural o reciban de Dios el poder de obligar. » (n° 56) « La ciencia de las cuestiones filosóficas y morales, así como las leyes civiles, pueden ser sustraídas a la autoridad divina y eclesiástica. » (n° 57) Pasemos a continuación a la última salida de Francisco : « Yo creo en Dios. No en un Dios católico, porque no existe un Dios católico, existe Dios (…) Por mi parte, observo que Dios es luz que ilumina las tinieblas, incluso si no las disipa, y que una chispa de esta luz divina se encuentra dentro de cada uno de nosotros (…) (Pero) la trascendencia permanece, porque esta luz, toda la luz que se encuentra en todos, trasciende el universo y las especies que lo habitan durante esta fase. » Francisco hace suya la posición teológica de su amigo y mentor, el cardenal jesuita Carlo Maria Martini, al que en dos oportunidades cita elogiosamente en su conversación con Scalfari, consignada en su último libro, editado en 2008, Conversaciones nocturnas en Jerusalém. Sobre el riesgo de la Fe, en el cual este eclesiástico progresista y francmasón, reconocido como tal por el Gran Oriente de Italia, afirmaba que « no se puede convertir a Dios en católico. Dios está más allá de los límites y de las definiciones que establecemos. » Los dichos consternantes de Francisco eximen de mayor comentario : ellos corresponden más a una gnosis naturalista y panteísta a la Teilhard de Chardin (¡Otro jesuita más! San Ignacio de Loyola debe estar que se revuelve en su tumba…) que a lo que nos enseñan la revelación divina y el magisterio de la Iglesia sobre la naturaleza de Dios, la creación y el orden sobrenatural. 

15. Durante una homilía pronunciada el viernes 20 de diciembre en la capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano, Francisco dió a entender que la Santísima Vírgen María experimentó sentimientos de rebeldía al pie de la Cruz, que fue tomada de improviso por la Pasión de su divino Hijo, que creyó que las promesas formuladas por el ángel Gabriel el día de la Anunciación no eran sino mentiras y que por ende había sido engañada. Cito sus palabras : « Ella estaba silenciosa, pero en su corazón, ¡cuántas cosas le decía al Señor! ¡Tú, aquel día, me dijiste que sería grande ; me dijiste que le darías el trono de David, su padre, que reinaría para siempre y ahora lo veo aquí! ¡La Vírgen era humana! Y tal vez tenía ganas de decir : ¡Mentiras! ¡Me han engañado! » Estas palabras son sencillamente escandalosas. La tradición nunca ha atribuido a María sentimientos de revuelta ante el sufrimiento. Su disposición permanente en toda circunstancia fue la que tuvo el día de la Anunciación : « He aquí la servidora del Señor, que me sea hecho según tu palabra. » (Lc. 1, 38) La Iglesia venera a María como Reina de los Mártires, lo que no habría sido posible si no hubiese consentido a realizar el infinito sacrificio que Dios le pedía : hacer entrega de la vida de su divino Hijo con miras a la salvación de la humanidad caída, y del cual ella era plenamente conciente desde la profecía que le hiciera Simeón el día de la Presentación del Niño Jesús en el Templo : « Y a tí una espada te atravesará el alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones. » (Lc. 2, 35) Como lo explica San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, en su obra Las glorias de María : « Cuanto más amaba a Jesús, tanto más su sufrimiento se acrecentaba, al considerar que debía perderlo por una muerte tan cruel. Cuanto más se acercaba el tiempo de la Pasión de su Hijo, tanto más desgarraba su corazón de madre la espada de dolor predicha por Simeón. » (Segunda parte, Primer Dolor) Y también : « (…) María, quien por amor de nosotros consintió en verlo inmolado a la justicia divina por la barbarie de los hombres. Los espantosos tormentos que María padeció, tormentos que le significaron más de mil muertes (…) Contemplemos unos instantes la amargura de esta pena, que hizo de la divina Madre la Reina de los mártires, dado que su martirio sobrepasa el de todos los mártires (…) Como la Pasión de Jesús comenzó a su nacimiento, según San Bernardo, así María, semejante en todo a su divino Hijo, sufrió el martirio durante toda su vida. » (Segunda parte, Discurso XI) Ningún signo de rebeldía ni de ignorancia en María, sino una completa sumisión a la voluntad divina y una total conciencia en su acto libre y voluntario de consentimiento en la inmolación de su divino Hijo por la salvación de los hombres. Así como Eva fue íntimamente asociada a la falta de Adán, así también María, la nueva Eva, fue asociada estrechamente al sacrificio redentor de Jesús, el nuevo Adán, sobre el altar de la Cruz. Esa es la doctrina tradicional de la Santa Iglesia de Dios, en conformidad con la revelación divina, en las antípodas de los dichos impíos y blasfematorios proferidos por quien ocupa la cátedra de San Pedro. 

16. Francisco recibió a José Mujica, presidente del Uruguay, el sábado 1 de junio con motivo de una larga audiencia privada. Luego de ella declaró a la prensa sentirse « muy feliz de haber podido discutir con un hombre sabio. » Este hombre « sabio » fue miembro de los Tupamaros, una de las principales organizaciones terroristas latino-americanas durante los años 60’/70’, cuya actividad criminal comenzó mucho antes del golpe de estado militar de 1973. Pasó 15 años en la cárcel, condenado por asesinato, secuestro y actos de terrorismo. Fue liberado en 1985, « amnistiado » por el gobierno de Julio Sanguinetti. Mujica se negó a asistir a la ceremonia de inauguración del nuevo pontificado, en razón de su ateísmo militante. Cabe precisar que su gobierno aprobó la ley autorizando el aborto en octubre de 2010, la del « matrimonio » homosexual y de la adopción « homo-parental » en abril de 2013 y la de la legalización del cultivo, la venta y el consumo de marihuana en diciembre de 2013. Que un hombre de Iglesia pueda recibir en audiencia pública a semejante individuo, dejarse fotografiar a su lado sonriente y dándole un abrazo, para luego hacer de él un elogio encendido a la prensa es algo que supera lo imaginable. Sobretodo considerando que ese « hombre de Iglesia » es ni más ni menos que quien a los ojos del mundo pasa por ser el sucesor de San Pedro… 

17. Como consecuencia de todos esos gestos políticamente muy correctos y mediáticamente irresistibles, Francisco fue elegido « Hombre del año » por la edición italiana de la revista Vanity Fair. Otro tanto hizo la revista estadounidense Time tres días después, dedicándole la tapa con el título « El Papa del pueblo ». Vanity Fair interroga a varias celebridades sobre el nuevo papa, todas fascinadas por su humildad y su carisma. Así, por ejemplo, el famoso cantor sodomita « Sir » Elton John declara que « Francisco es un milagro de humildad en una época dominada por la vanidad. Espero que sabrá hacer llegar su mensaje hasta las personas más marginadas en la sociedad, pienso por ejemplo en los homosexuales. Esta papa parece querer llevar a la Iglesia a los antiguos valores de Cristo, pero conduciéndola a la vez al siglo XXI. » Otra « celebridad » de fama mundial, el modista pederasta alemán Karl Lagerfeld, dijo por su parte que a él « le gusta el nuevo papa, tiene un no sé qué de divino, con un gran sentido del humor », pero añade seguidamente que él no necesita « a la Iglesia » y que no cree « ni en el pecado ni en el infierno ». Tiempo después, en diciembre, la revista Time lo eligió también « Hombre del año 2013 », haciéndolo suceder en el preciado historial al militante pro-aborto y pro-« matrimonio gay » Barack Obama. En el mismo mes de diciembre, la célebre revista de la comunidad homosexual estadounidense, The Advocate, le otorgó igualmente el premio de « Persona del año 2013 », explicando a sus lectores que las declaraciones de Francisco son « las más alentadoras que un pontífice haya pronunciado jamás con respecto a los gays y a las lesbianas » y que, gracias a él, « los católicos LGBT tienen ahora fundadas esperanzas de que el tiempo propicio al cambio haya llegado ». A Francisco fue dedicada también la tapa de la famosísima revista pop estadounidense Rolling Stone del mes de febrero, bajo el título Pope Francis : The times they are a-changin’ (Papa Francisco : Los tiempos están cambiando), que retoma el nombre de la legendaria canción contestataria de Bob Dylan de los años 60’ para aplicarlo a su acción durante su primer año de pontificado. Time, Vanity Fair, The Advocate, Rolling Stone : estamos hablando de cuatro de las publicaciones emblemáticas de la cultura subversiva, libertaria y decadente que prevalece en el mundo occidental desde el final de la segunda guerra mundial. Las cuatro hacen de Francisco su « héroe » del « progreso », su ícono del « cambio », ven en él la encarnación de la apertura mental hacia la « modernidad » y las cuatro se deshacen en alabanzas ditirámbicas hacia su persona. De nada sirve negar la realidad, por difícil que sea mirarla de frente : esto es algo que no tiene precedentes en la historia de la Iglesia y que no puede sino turbar profundamente el alma de los fieles. En estos tiempos diabólicos en los que la confusión reina soberanamente en la inmensa mayoría de las almas, no debe perderse de vista que, en lo que atañe a nuestras relaciones con el mundo, el cual se halla « enteramente bajo el imperio del Maligno » (1 Jn. 5, 19), Nuestro Divino Maestro nos advirtió explícitamente : « Si el mundo os odia, sabed que me odió a mí antes que a vosotros. Si fuéseis del mundo, el mundo amaría lo que le pertenece; pero como no sois del mundo, porque Yo os saqué del mundo, el mundo os odia. » (Jn. 15, 18-19) 
Estoy descorazonado por verme en conciencia obligado a escribir esto. Entristecido en grado sumo. Anonadado, a decir verdad. ¡Cómo desearía que las cosas fuesen diferentes! Poder confiar y dejarme guiar. Me horroriza la oposición a la autoridad, la disputa, el conflicto: es una actitud ajena a mi naturaleza. Cada día imploro al Señor tenga a bien abreviar esta situación tan penosa, humanamente insoportable. A la espera de que El se digne a intervenir, me resulta imposible guardar silencio. A pesar de que querría poder hacerlo. Más de lo que podría imaginarse. Pero sencillamente no puedo : me sentiría avergonzado de mí mismo. La hora es grave. La confusión reina. El mal es profundo. Callar es volverse cómplice. Lo que está en juego es vital: se trata, ni más ni menos, de lograr conservar la Fe. Y de seguir profesándola públicamente. En el interior de la Iglesia como fuera de ella. Ser testigos de la Verdad frente a nuestros contemporáneos, presa del error y de la mentira vueltos sistema. Institucionalizados. Hay que dar testimonio, « a tiempo y a destiempo », nos exhorta San Pablo (2 Tim. 4,2). Como saben, testigo, en griego, se dice mártir. Esa es nuestra situación. En sentido literal, quizás aun no en nuestros países, pero en el figurado muy a menudo, y en todas partes. Los saludo fraternalmente en el Señor. Quiera El alumbrar nuestro camino terrestre con su claridad divina y guiar nuestros pasos hacia la gloria de su Reino venidero. Maranatha : « ¡Ven, Señor Jesús ! » (Ap. 22,20) 
Terminado el dos de febrero de 2014, en la solemnidad de la Presentación del Niño Jesús en el Templo y de la Purificación de la Santísima Vírgen María. 

Alejandro Sosa Laprida

* * *

Las notas que indican los sitios de los cuales surgen todos los datos mencionados por el Sr. Sosa Laprida en su estudio las publicaré, si me lo permite el formato de “La botella al mar”, en un nuevo envío porque son muchas y exceden el tamaño que ese formato admite. CBV 

Alejandro Sosa Laprida

14 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 2 de 3-

Lobby gay en Vaticano

(Continuación)

4. La ideología homosexualista.

Con motivo de una conferencia de prensa dada el 29 de julio de 2013 en el vuelo entre Río de Janeiro y Roma, de regreso de las JMJ, Francisco pronunció la frase siguiente :

« Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar ? »

Frase extremadamente ambigua y perturbadora, ya que el término gay no designa genéricamente a los homosexuales, sino especialmente a aquellos que reivindican públicamente la « cultura » y el estilo de vida de la impureza contra-natura.

¿Porqué haber utilizado una palabra generadora de confusión, totalmente extranjera al vocabulario católico y tomada justamente de la jerga del lobby « gay », avalando de este modo indirectamente su lenguaje subversivo y manipulador ?

¿Porqué no haberse apresurado a añadir, para evitar malentendidos, que si bien no se juzga moralmente a la persona que padece esta tendencia, el pasaje al acto, en cambio, constituye un comportamiento gravemente desordenado en el plano moral ?

Sorprendentemente, no lo hizo, y naturalmente, al día siguiente, la abrumadora mayoría de la prensa mundial intituló el artículo dedicado a la atípica conferencia de prensa pontifical retomando textualmente la pregunta formulada por Francisco.

¿Podrá hablarse de impericia de parte de alguien que domina a la perfección el arte de la comunicación mediática ? Resulta difícil creerlo…

Y aun cuando así fuera, el contexto exigía eliminar todo riesgo de ambigüedad efectuando inmediatamente las precisiones del caso. Mas las precisiones jamás llegaron. Ni durante la conferencia de prensa ni después. Ni de su boca, ni de la del servicio de prensa del Vaticano.

Mientras tanto, la prensa mundial se regodeaba impúdicamente con la consternante salida bergogliana…

En la extensa entrevista concedida por Francisco a las revistas culturales jesuitas los días 19, 23 y 29 de agosto y publicada en l’Osservatore Romano del 21 de septiembre, habría podido suponerse que Francisco no dejaría pasar la oportunidad para dar muestras de claridad acerca de esta espinosa cuestión, cortando por lo sano las polémicas que sus desafortunadas declaraciones habían suscitado y disipando drásticamente la confusión y la inquietud generalizada que habían provocado.

Veamos si aprovechó la ocasión para hacerlo : « En Buenos Aires recibí cartas de personas homosexuales heridas socialmente porque se sienten desde siempre condenados por la Iglesia. Pero eso no es lo que la Iglesia quiere. Durante el vuelo de regreso desde Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy quien para juzgar. Al decir eso, dije lo que indica el Catecismo [de la Iglesia Católica].

La religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas, pero Dios nos ha creado libres : la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible.

Un día alguien me preguntó de manera provocante si yo aprobaba la homosexualidad. Yo le respondí con otra pregunta :

‘‘Dime : Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿Aprueba su existencia con afecto o la rechaza condenándola ?’’

Siempre hay que considerar a la persona. Entramos aquí en el misterio del hombre. En la vida cotidiana, Dios acompaña a la gente y nosotros debemos acompañarla tomando en cuenta su condición.

Hay que acompañar con misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote para que diga la palabra más adecuada. »

Habría mucho para decir respecto a estas declaraciones. Mucho, para utilizar un eufemismo, excepto que destaquen por su claridad…

En aras de la concisión, sólo haré algunas observaciones :
1. Contrariamente a lo que afirma, sus dichos brillan por su ausencia en el Catecismo. En éste se encuentra claramente expuesta la doctrina de la Iglesia (§ 2357 a 2359), precisamente lo que Francisco no hizo en la entrevista, durante la cual cultivó la ambigüeded, usó un lenguaje demagógico y añadió aun más confusión.

2. Resulta inconcebible escucharlo decir que « la religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas. » Perdón : ¿La religión ? ¿Cual ? ¿O acaso se tratará de las religiones en general, es decir, de « las grandes tradiciones religiosas que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia. » (cf. III) ?

Lenguaje sorprendente en la boca de quien se encuentra sentado en el trono de San Pedro…

¿Porqué no decir simplemente « la Iglesia » ? Y sobretodo, corresponde proclamar sin ambages que la Iglesia no expresa de ninguna manera « su opinión ». Ella instruye a las naciones, en conformidad con el mandato que recibiera de su Divino Maestro : « Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 19-20).

3. Y a renglón seguido añade : « pero Dios nos ha creado libres : la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible. » Ambigüedad sibilina, característica detestable de parte de quien a recibido la misión de « enseñar a las naciones », pero rasgo clásico ya en labios de Francisco…

Porque si el hombre puede, en virtud de su libre arbitrio, negarse a obedecer a la Iglesia, no es en cambio moralmente libre de hacerlo : la Iglesia ha recibido de Jesucristo el poder de obligar las conciencias de sus fieles (Mt. 18, 15-19).

Pretender que « la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible » equivale a divinizar la conciencia individual y a hacer de ella un absoluto : estamos ante el principio fundamental de la religión humanista y masónica de 1789 : « Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas. » (Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, artículo X) Esta libertad de conciencia falaz y revolucionaria fue condenada por el magisterio de la Iglesia : Gregorio XVI afirmó que pretender « garantizar a cada uno la libertad de conciencia » no solo es absurdo sino además « un delirio. » (Mirari Vos, 1832).

4. Finalmente, el hecho de responder a una pregunta -¿Aprueba la homosexualidad ?– con otra pregunta, que es, para colmo, de un hermetismo poco común, es indigno de aquel a quien fue confiada la tarea de enseñar a la universalidad de los fieles.

Respuesta en la que se halla nuevamente esta ambigüedad exasperante que lo caracteriza, aquí al no distinguir entre la condenación del pecado y la del pecador, y dando a entender que el hecho de « aprobar la existencia » (¡sic!) del pecador volvería inútil la reprobación que su acto pecaminoso exige. Sin embargo Nuestro Señor nos enseñó a hablar de otro modo :

« Que vuestro lenguaje sea sí, sí ; no, no ; todo el resto proviene del Maligno. » (Mt. 5, 37)

Pero retornemos a nuestra conferencia de prensa aérea, tras la celebración de las JMJ de Río de Janeiro. Francisco agregó que esas personas « no deben ser discriminadas, sino integradas en la sociedad. » Perdón, pero ¿ A qué persona hace alusión ? ¿A aquellas que sin pudor alguno se proclaman « gay » o a las que, padeciendo sin culpa de su parte la mortificante inclinación contra-natura se esfuerzan meritoriamente por vivir decentemente ?

Una ambigüedad suplementaria que naturalmente permanecerá sin aclaración vaticana, pero cuya interpretación « progresista » abandonada a los « medios de información masiva » será la que se impondrá masivamente en el imaginario colectivo.

Pero a decir verdad, hay algo peor que la recurrente ambigüedad bergogliana presente en esta afirmación y que se manifiesta en esa disyuntiva irresuelta que he señalado. Me refiero a que sus palabras no sólo cultivan la ambigüedad, elemento suficiente para cuestionarlas, sino que son pura y simplemente falsas. Ellas se inscriben en el marco de la ideología igualitarista de la lucha « contra las discriminaciones » que promueven los partidarios del feminismo y del homosexualismo, genuina maquinaria de combate al servicio de la legitimación de cuanta aberración el partido del « progreso » se esmera en pergeñar, principalmente el infame « matrimonio » homosexual».

¿En dónde reside la falsedad ? En el hecho de que, inclusive en el segundo caso de la disyuntiva, es perfectamente legítimo y razonable efectuar ciertas discriminaciones que, atendiendo al bien común social, marginalizan a esas personas en determinados contextos. Y eso es, por ejemplo, lo que la Iglesia siempre ha hecho en lo tocante al sacerdocio, a la vida religiosa y a la educación de los niños. Ni que decir tiene que dichas discriminaciones son más legítimas aun cuando se trata de gente que, además de padecer esa tendencia desordenada, lleva una vida homosexual activa, aunque fuese de manera discreta, y, a fortiori, si hay que vérselas con quienes exhiben pública y desvergonzadamente sus malas costumbres, reivindicando orgullosamente sus fantásticos derechos : me refiero a los « gay », para emplear el atípico vocabulario bergogliano, ciertamente inusitado en el lenguaje de un sucesor de San Pedro.

Los individuos pertenecientes a esta última categoría, la de los ideólogos de la causa homosexualista, por ejemplo, los organizadores de las Gay Pride y los militantes de asociaciones subversivas del estilo de Act-Up, tienen tanto menos derecho a ser « integrados a la sociedad » cuanto que justamente deberían ser excluídos de ella sin contemplaciones, los acólitos de la secta LGBT poseen tanto menos el derecho a verse exentos de « toda forma de discriminación » cuanto que deberían precisamente verse privados de libertad y apartados sin miramientos de la vida social por atentado contra el pudor y corrupción de la juventud.

Retomando el hilo de la conferencia pontifical en pleno vuelo, asistimos pasmados a la prosecución del extraño discurso de Francisco ante un auditorio cautivado por su desarmante espontaneidad y por el tenor altamente mediático de sus palabras :

« El problema no es el de tener esta tendencia, sino de hacer lobbying, eso es lo grave, porque todos los lobbies son malos. »

Desafortunadamente, esta aseveración es perfectamente gratuita y no resiste el menor análisis : que el hecho de poseer esa tendencia constituya un grave problema de orden psicológico y moral para la persona afectada, así como también un serio motivo de inquietud para su entorno, es algo indiscutible. Y pretender que la homosexualidad no sea algo problemático, sino solamente el hacer « lobbying », es una falacia notoria que contribuye a trivializar la homosexualidad y a volverla aceptable.

Por último, es menester afirmar que, contrariamente a lo que sostiene Francisco, ningún lobby es intrínsecamente perverso. Efectivamente, dado que un lobby es « un colectivo que realiza acciones dirigidas a influir ante la administración pública para promover decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad » (Wikipedia), un lobby será bueno en la medida en que combata por causas justas y será malo cuando lo haga por causas inicuas.

Para dar un ejemplo, las acciones conducidas por los grupos feministas en favor del aborto son reprobables, mientras que las realizadas por los grupos pro-vida en su lucha contra la legalización de dicho crímen son encomiables. Todas estas declaraciones de Francisco se ven particularrmente agravadas por el contexto internacional en el que se producen, a saber, en medio de una violenta batalla cultural entre partidarios y opositores del « matrimonio » homosexual, el cual se extiende como reguero de pólvora a escala planetaria.

Resulta difícil atribuirlas solamente a eventuales imprecisiones de lenguaje, así como tampoco parece posible negar la complicidad objetiva de sus palabras con los propósitos manifiestos del lobby « gay » : la normalización de la homosexualidad y la legitimación de sus insostenibles reivindicaciones sociales.

Esas declaraciones han sembrado confusión entre los católicos y han favorecido objetivamente a los enemigos de Dios, quienes combaten encarnizadamente para que se acepten los supuestos « derechos » de los homosexuales en el interior de la Iglesia y en la sociedad civil. Prueba irrefutable de ello es que la más influyente publicación de la comunidad LGBT de los Estados Unidos, The Advocate, eligió a Francisco como la « Persona del año 2013 », deshaciéndose en alabanzas hacia él por su actitud de apertura y de tolerancia hacia los homosexuales.ADV_POPE_FRANCISx633

He aquí, a modo de ilustración, tres casos que permiten tomar conciencia de la gravedad del contexto en el cual se sitúan esas desafortunadas declaraciones.

Ellas se produjeron apenas dos meses después de que el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, celebrara en Génova las exequias de Don Gallo, famoso sacerdote comunista y anarquista, adepto al aborto e incondicional de la causa homosexual, durante las cuales hizo un panegírico suyo y autorizó que dos transexuales hicieran la apología de la ideología LGBT en la lectura de la « plegaria universal », durante la cual agradecieron al clérigo apóstata por haberlos ayudado a « sentirse creaturas trans-gender (sic) deseadas y amadas por Dios », y a los que distribuyó luego la comunión, profanando así las santas especies eucarísticas, escandalizando gravemente a los fieles y sembrando la confusión en las almas.

En el funeral de D. Andrea Gallo, el Presidente de la Conferência Episcopal Italiana, Cardeal Angelo Bagnasco, administra la "Comunión" a politico transexual Vladimir Luxuria, un transexual, visibilmente emocionado en el funeral de don Gallo, tomó la palabra en la iglesia, y después recibió la comunión de manos del "cardenal" Angelo Bagnasco.

En el funeral de D. Andrea Gallo, el Presidente de la Conferência Episcopal
Italiana, Cardeal Angelo Bagnasco, administra la «Comunión» a politico transexual
Vladimir Luxuria, un transexual, visibilmente emocionado en el funeral de don Gallo, tomó la palabra en la iglesia, y después recibió la comunión de manos del «cardenal» Angelo Bagnasco.

Video del funeral de Don Gallo

Dar un clic en la imagen para ver el video.

Más inquietante todavía: no hubo ninguna reacción oficial del Vaticano reprobando los hechos. Corresponde destacar que Don Gallo ejercía su « ministerio pastoral » con total impunidad, sin jamás haber sido importunado ni sancionado por la jerarquía eclesiástica. Y cabe añadir que los funerales fueron oficiales, celebrados con gran pompa, nada menos que por la figura más destacada del episcopado italiano, con homilía ditirámbica incluída.

Otro hecho sintomático, seleccionado entre muchos otros : la Universidad Pontifical San Francisco Javier de Bogotá, en Colombia, fundada y dirigida por jesuitas, desde hace doce años organiza anualmente un « Ciclo Académico Rosa », que fomenta desembozadamente el estilo de vida « gay ». En 2013, por primera vez, iba a tener lugar en los locales de la universidad, del 28 al 30 de agosto. Eso provocó una importante reacción de laicos escandalizados quienes, gracias a un accionar digno de un auténtico « lobby » católico, forzaron la universidad a buscar otro sitio para organizar su inmundo coloquio de degenerados.

Huelga decir que no se registró sanción alguna hacia los organizadores del infame evento de parte de las autoridades universitarias. Algo que va de suyo, en la era del culto al « diálogo » con el error y en tiempos de exaltación del « pluralismo » ideológico…

Y esta impunidad dura desde hace ya doce largos años. Ninguna sanción tampoco por el lado de la Conferencia Episcopal Colombiana. Ni falta hace precisar el silencio absoluto del Vaticano. Es interesante señalar la reacción del director de la universidad, el Padre Joaquín Emilio Sánchez : ella fue inmediata y sumamente edificante. En efecto, en un áspero comunicado de prensa dirigido a la « comunidad educativa », hizo constar su indignación ante la « violación de la legítima autonomía universitaria », declaró que « ninguna discriminación sería tolerada » y advirtió amenazante a sus adversarios : « Actualmente efectuamos las gestiones necesarias ante las instancias competentes para que una situación tan irregular y dolorosa como la que vivimos con motivo del ‘‘Ciclo Rosa’’ no se repita nunca más. » Por su lado, el Padre Carlos Novoa, antiguo rector de la universidad, profesor titular de teología moral y titular de un doctorado en « ética sexual », promotor desvergonzado del aborto, sostuvo que la medida « testimonia de un retorno de la Inquisición en un sector de la Iglesia católica y es la resultante de grupos obscurantistas y fanáticos. » Su pública posición contraria a la enseñanza del magisterio eclesial no le ha acarreado ninguna sanción de parte de la jerarquía de su país y menos aun de las autoridades de la citada universidad « pontificia ». Este edificante sacerdote continúa ejerciendo afanosamente su « ministerio pastoral » y dispensando con ahínco su « enseñanza universitaria » a estudiantes que, imaginando recibir una instrucción católica, son objeto de una perversión sistemática de sus inteligencias.

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Tercer y último ejemplo : el de la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina, que también está dirigida por jesuitas. En una entrevista publicada el 12 de agosto de 2013 a quien es su rector desde 2005, el Padre Rafael Velasco, gran especialista en « Derechos Humanos », en medio de una letanía de sentencias heterodoxas, nos hizo el honor de participarnos su profunda visión teológica :

« Si la Iglesia quiere ser un signo del hecho que Dios está cerca de todos, lo que debe hacer, antes que nada, es no excluir a nadie. Debe encarar reformas muy importantes : los divorciados tienen que ser admitidos a la comunión, los homosexuales, cuando viven de manera estable con sus compañeros, también deberían poder comulgar. Decimos que la mujer es importante, pero la excluímos del ministerio sacerdotal. Esos son signos que serían más comprensibles. »

Estos tres casos que he citado, tomados de un interminable listado de situaciones similares, ilustran acabadamente el progreso contínuo, consentido y alentado, de la ideología homosexualista y de la « teoría de género » en el interior de la Iglesia.

Y es justamente en ese contexto alarmante de avance permanente e incontenible de las ideas LGBT, tanto en la sociedad civil como en el seno del clero, que se inscriben esas palabras inauditas de Francisco en una conferencia de prensa internacional en pleno vuelo, a modo de broche de oro de las archimediáticas JMJ de Río de Janeiro : « ¿Quién soy yo para juzgar a una persona « gay » ? » Francamente, debo admitir que esto se asemeja a un mal sueño, a una pesadilla indescriptible de la cual desearía despertarme cuanto antes…

5. Francisco y la masonería.

En 1999 el cardenal Bergoglio fue elegido miembro honorario del Rotary Club de la ciudad de Buenos Aires. En 2005, recibió el premio anual que el Rotary atribuye al « hombre del año », el Laurel de Plata. Esta entidad, fundada en 1905 en la ciudad de Chicago, USA, por el masón Paul Harris, es una asociación cuyos vínculos con la francmasonería son de público conocimiento : es un semillero de masones y el marco en el que se desarrollan sus iniciativas « caritativas ».

Un porcentaje importante de rotarios pertenecen a las logias, a punto tal que el Rotary, junto al Lion’s Club, son considerados como los atrios del templo masónico. He aquí lo que decía el obispo de Palencia, España, en una declaración oficial : « El Rotary profesa un laicismo absoluto, una indiferencia religiosa universal y trata de moralizar las personas y la sociedad por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista e incluso atea. » (Boletín eclesiástico del obispado de Palencia, n° 77, 1/9/1928, p. 391).

Esta condenación fue confirmada por una declaración solemne del arzobispo de Toledo, el cardenal Segura y Sáenz, primado de España, el 23 de enero de 1929. Dos semanas más tarde, la Sacra Congregación Consistorial prohibió la participación de los sacerdotes en reuniones rotarias, en calidad tanto de miembros y como de invitados : es el célebre « non expedire » del 4 de febrero de 1929. Esta prohibición sería reiterada por un decreto del Santo Oficio del 20 de diciembre de 1950.

El día de la elección pontifical del cardenal Bergoglio, el 13 de marzo de 2013, el Gran Maestre de la francmasonería argentina, Angel Jorge Clavero, rindió tributo al nuevo pontífice saludándolo calurosamente.

La logia masónica judía B’nai B’rith hizo otro tanto : « Estamos convencidos que el nuevo papa Francisco seguirá obrando con determinación para reforzar los lazos y el diálogo entre la iglesia católica y el judaísmo y continuará la lucha contra todas las formas de antisemitismo », declaró la logia francesa, mientras que la argentina aseveró que reconocen en Francisco a « un amigo de los judíos, a un hombre dedicado al diálogo y comprometido en el encuentro fraterno » y aseguran estar convencidos de que durante su pontificado « conservará el mismo compromiso y podrá poner en práctica sus convicciones en el camino del diálogo inter-religioso. »

13-03-2013 - Bnai Brith

El director de asuntos inter-religiosos de la B’nai B’rith, David Michaels, asistió a la ceremonia de investidura del nuevo papa, el 19 de marzo y al día siguiente participó en la audiencia dada por Francisco a los líderes de las diferentes religiones en la sala Sala Clementina.

Se habían dado cita dieciséis personalidades judías en representación de ocho organizaciones internacionales judías, entre quienes se hallaba el rabino David Rosen, director del Comité Judeo-Americano (American Jewish Committee), quien declaró, en una entrevista concedida a la agencia Zenit, que desde el Concilio Vaticano II « la enseñanza de la Iglesia y su enfoque de los judíos, del judaísmo y de Israel han tenido una transformación revolucionaria. »

Al día siguiente de su elección, el Gran Oriente de Italia emitió un comunicado en el cual el Gran Maestre Gustavo Raffi decía que « con el Papa Francisco ya nunca nada será como antes. Esta elección ha sido una apuesta indiscutible de la fraternidad por una Iglesia de diálogo, no contaminada por la lógica ni las tentaciones del poder temporal (…) Nuestra esperanza es que el pontificado de Francisco marque el regreso de la Iglesia-Palabra en lugar de la Iglesia-Institución, y que él promueva el diálogo con el mundo contemporáneo (…) siguiendo los principios de Vaticano II (…) Tiene la gran oportunidad de mostrar al mundo el rostro de una Iglesia que debe recuperar el anuncio de una nueva humanidad, no el peso de una institución que defiende sus privilegios. »

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El 16 de marzo, en un nuevo artículo del Gran Oriente de Italia, esta vez anónimo, el lector se entera de que existen tres miradas diferentes en los miembros del GOI : la de los que son escépticos en cuanto al progresismo de Francisco, la de los que prefieren guardar un cauto silencio y juzgarlo luego por sus actos y, finalmente, la de los que exhiben la convicción de que será un papa « innovador y progresista, basándose en el hecho de que algunos Hermanos aseguran haber contribuído indirectamente, en el interior del Cónclave, por intermedio de amigos fraternos, a la elección de un hombre capaz de regenerar la Iglesia Católica y la sociedad humana en su conjunto. »

Ese punto de vista se ve reforzado por el hecho de que el cardenal Bergoglio, durante el cónclave de 2005, había sido apadrinado por el cardenal Carlo Maria Martini, fallecido el 31 de agosto de 2012, desaparición saludada por el GOI en un comunicado fechado el 12 de septiembre en los siguientes términos :

« Ahora que las celebraciones retóricas y las condolencias pomposas han dejado lugar al silencio y al duelo, el Gran Oriente de Italia saluda con afecto al Hermano Carlo Maria Martini, quien ha partido hacia el Oriente Eterno. »

Y el 28 de julio de 2013, con ocasión del deceso del cardenal Ersilio Tonini, masón reconocido, el Gran Maestre Gustavo Raffi le rindió tributo asegurando que llora « al amigo, al hombre del diálogo con los masones, al maestro del Evangelio social. Hoy la humanidad es más pobre, como lo es igualmente la Iglesia Católica. »

Pero a renglón seguido se apresura a añadir que, a despecho de esa gran pérdida, « la Iglesia del Papa Francisco es una Iglesia que promete ser respetuosa de la alteridad y compartir la idea que el Estado laico favorece la paz y la coexistencia de las diferentes religiones (!!!) »

El límpido homenaje tributado a Francisco por el Gran Maestre del Gran Oriente de Italia es un testimonio por demás inquietante con relación a su pontificado. Como prueba de ello, y limitándonos a tan sólo uno de los abundantes textos pontificales referidos a la masonería, he aquí lo que decía León XIII en su encíclica Humanum Genus, del 20 de abril de 1884 :

« En nuestra época, los autores del mal parecieran haberse coaligado en un inmenso esfuerzo, bajo el impulso y con la ayuda de una sociedad diseminada por un gran número de lugares y fuertemente organizada, la sociedad de los francmasones. Estos, sin disimular ya sus intenciones, rivalizan de audacia entre ellos contra la augusta majestad de Dios, maquinando abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia, con la finalidad de lograr despojar, si lo pudiesen, las naciones cristianas de los beneficios que ellas han recibido de Jesucristo, nuestro Salvador. »

Habría muchas otras declaraciones y gestos de Francisco que se podrían calificar cuando menos de perturbadores y que se prestarían a un prolongado desarrollo, del que me abstendré aquí en aras de la brevedad, y de los cuales he seleccionado tan sólo algunos a modo de ejemplo, tomados de una extensa lista que por cierto no deja de acrecentarse día tras día a una velocidad vertiginosa…

Continuará…

Alejandro Sosa Laprida

13 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

UN AÑO DE PONTIFICADO, UN AÑO DE CONFUSIÓN -Parte 1 de 3-

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INTRODUCCIÓN: Me considero obligado en conciencia a publicar este magnífico estudio del Sr. Alejandro Sosa Laprida analizando algunos aspectos escandalosos para los católicos, del primer año del pontificado del Papa Francisco. Es largo, está mal diagramado porque carece de división en párrafos lo cual lo hace difícil de leer, pero ni siquiera intento corregir ese defecto porque creo que el documento tiene un tal peso y una tal gravedad que debe ser puesto inmediatamente en conocimiento de los lectores de «La botella al mar».

Por su extensión, debo dividirlo en tres partes. Hoy publicaré la primera y las otras dos en días subsiguientes.

Pienso que el autor no enfatizó suficientemente que todos los puntos reprochables de este primer año de pontificado se originan en una causa principal y es la adhesión notoria del Papa a la herejía modernista, condenada por la Encíclica «Pascendi» de San Pio X, tal como lo señalé en el artículo titulado. «Cual es la estrategia actual de los modernistas-progresistas para dominar la Iglesia y apagar la fe» (nros. 1162-1167 de «La botella al mar»). Esa omisión, sin embargo, queda reparada por la enumeración de hechos y dichos del Papa que prueban categóricamente esa adhesión.

Sé que muchos católicos piadosos quedarán escandalizados por este documento, pero no deberían escandalizarse del documento sino de quien dio causa para que fuera escrito. Y junto con eso, quiero dejar sentado mi inmenso dolor al encontrarme en una situación de la Iglesia que me obliga a decir estas cosas.

Además, los lectores de «La botella al mar» sabrán que estoy muy preocupado por la deriva de Iberoamérica hacia el comunismo, por los intentos del tirano Putin por reconstruir la URSS, por la presidencia de los EEUU en manos de un mahometano pro-marxista, por la rápida desaparición de la Justicia, de las libertades legítimas y de la honestidad en nuestro país. Pero nada de eso sería posible si el Papa no fuera como es.

Sólo nos queda rogar a Dios por su conversión y santificación, es decir, para que sea todo lo contrario de lo que hoy demuestra ser.

Por último, me declaro desde ya dispuesto a retractar todo lo que se demuestre que está equivocado en los dichos de este texto ya que no tengo otra intención al publicarlo que la de ser fiel a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, cuya cabeza es el Papa.

Cosme Beccar Varela

* * *

UN AÑO DE PONTIFICADO, UNA DESOLADORA REALIDAD

12/3/2014

Buenos días a todos. Mañana se cumplirá un año de la elección del cardenal Bergoglio al sumo pontificado. Año insólito por donde se lo mire y que parecería haberse prolongado una eternidad, considerando los innumerables dichos y hechos de nítido sesgo revolucionario que Francisco no ha dejado de perpetrar ni tan siquiera un sólo día desde aquel inaudito buona sera del miércoles 13 de marzo de 2013 pronunciado desde la loggia de San Pedro, saludo profano de alta carga simbólica, a partir del cual el transcurso del tiempo apenas si ha logrado resistir al frenesí y al vértigo bergoglianos. Acción incesante y palabras incontinentes, estruendosas y confusas, semejantes al torrente en la cascada, devorado por la fuerza del vacío que lo aspira irresistiblemente, en un torbellino en el que ya nada puede percibirse con nitidez ni escapar al caudal mortífero que todo lo succiona.

Largos estudios teológicos merecerían sus dudosas empresas, conducidos por la pluma talentosa y erudita de algún apologeta de fuste, que quizás la Divina Providencia se dignará en su misericordia infinita a enviarnos, para esclarecer nuestras aletargadas inteligencias con sus luminosas enseñanzas. A la espera de que ello ocurra, me atrevo a hacer público este modesto artículo, en el que he intentado suplir con trabajo serio y minucioso la escasez de talento y compensar una ciencia exigua con el amor incondicional y sin reservas por la verdad ultrajada. Los saludo muy cordialmente.

Alejandro Sosa Laprida

1.- El extraño pontificado del Papa Francisco. 02/02/14.

Como católico, verme en conciencia obligado a emitir críticas hacia el papa me resulta sumamente doloroso. Y la verdad es que sería muy feliz si la situación de la Iglesia fuese normal y no encontrase por consiguiente ningún motivo para formularlas. Desafortunadamente, nos hallamos confrontados al hecho incontestable de que Francisco, en apenas un año de pontificado, ha realizado incontables gestos atípicos y ha efectuado un sinnúmero de declaraciones novedosas y por demás preocupantes. Los hechos en cuestión son tan abundantes que no resulta posible tratarlos todos en el marco necesariamente restringido de este artículo. A la vez, no es tarea sencilla limitarse a escoger sólo algunos de ellos, ya que todos son portadores de una carga simbólica que los vuelve inauditos a la mirada del observador atento y sintomáticos de una situación eclesial sin precedentes en la historia. Tras ardua reflexión, he retenido cinco que me parecen ser los mejores indicadores de la tonalidad general que es posible observar en este nuevo pontificado.

Esos hechos se agrupan en cinco temas diferentes : el islam, el judaísmo, la laicidad, el homosexualismo y la masonería. Tras haberlos expuestos en ese orden, intentado hacer ver en qué medida son indicadores de una inquietante anomalía en el ejercicio del magisterio y de la pastoral eclesiales, expondré de manera más sucinta otra serie de dichos y hechos que permitirán ilustrar aun más, si acaso fuera posible, la heterodoxia radical que trasuntan los principios y la praxis bergoglianos. Finalmente, suministraré una serie de enlaces a artículos de prensa en los que el lector podrá verificar la exactitud de los hechos referidos en el cuerpo del artículo.

1. La cuestión del islam.

El 10 de julio de 2013 Francisco envió a los musulmanes de todo el mundo un mensaje de felicitaciones por el fin del ramadán. Debemos precisar que se trata de un gesto que jamás se había producido en la Iglesia Católica antes del Concilio Vaticano II. Y debemos añadir que ningún papa había dirigido semejantes saludos a los mahometanos antes del pontificado de Francisco.

La razón es muy sencilla, y por cierto manifiesta para cualquier católico que no haya perdido completamente el sensus fidei : los actos de las otras religiones carecen de valor sobrenatural y, objetivamente considerados, no pueden sino alejar a sus adeptos del único camino de salvación : Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cómo no estremecerse de espanto al escuchar a Francisco decir a los adoradores de « allah » que « estamos llamados a respetar la religión del otro, sus enseñanzas, sus símbolos y sus valores » ?

Es imposible dejar de comprobar la distancia insalvable que existe entre esta declaración y lo que nos enseñan los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de San Pablo

Que se deba respetar a las personas que se encuentran en los falsos cultos, eso cae de su peso y nadie lo discute, pero que se promueva el respeto de falsas creencias que niegan la Santa Trinidad de las Personas Divinas y la Encarnación del Verbo de Dios es algo insostenible desde el punto de vista del magisterio eclesiástico y de la revelación divina.

Sin embargo, es menester reconocer que en este punto no se puede tildar a Francisco de innovador, ya que no hace más que continuar con la línea revolucionaria introducida por el Concilio Vaticano II, el cual pretende, en la declaración Nostra Aetate acerca de la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas (hinduísmo, budismo, islam y judaísmo) que « la Iglesia Católica no rechaza nada de lo que es verdadero y santo (!!!) en esas religiones. Considera con un sincero respeto esas maneras de obrar y de vivir, esas reglas y esas doctrinas (…) Exhorta a sus hijos para que (…) a través del diálogo y la colaboración (!!!) con los adeptos de otras religiones (…) reconozcan, preserven y hagan progresar los valores espirituales, morales y socio-culturales que se encuentran en ellos. »

Palabras que provocan estupor, ya que es algo palmariamente absurdo pretender que se deba « colaborar » con gente que trabaja activamente para instaurar creencias y a menudo costumbres que son contrarias a las del Evangelio. ¿Cómo no ver en ese « diálogo » tan mentado una profunda desnaturalización de la única actitud evangélica, que es la de anunciar al mundo la Buena Nueva de Jesucristo, quien nos ha dicho sin ambages lo que nos corresponde hacer como discípulos :

« Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñadles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28, 18-20).

Esta noción de « diálogo » con las demás religiones carece de todo fundamento bíblico, patrístico y magisterial y de hecho no es sino una impostura tendiente a desvirtuar el auténtico espíritu misionero, que consiste en anunciar a los hombres la salvación en Jesucristo, y de ninguna manera en un utópico « diálogo » entre interlocutores situados en pie de igualdad, enriqueciédose recíprocamente y pretendiendo buscar juntos la verdad.

Esa pastoral conciliar innovadora fundada en un « diálogo » incripto en un contexto de « legítimo pluralismo », de « respeto » hacia las religiones falsas y de « colaboración » con los infieles no es más que una pérfida celada tendida por el enemigo del género humano para neutralizar la obra redentora de la Iglesia.

A ese respecto, baste con citar la única situación de auténtico « diálogo » que nos relatan las escrituras, y lo que es más, justo al comienzo, a fin de estar definitivamente alertados acerca de su carácter intrínsecamente viciado: se trata del « diálogo » al cual se prestó Eva en el jardín del Edén con la serpiente y que habría de desembocar en la caída del género humano (Gn. 3, 1-6).

Se podría dar una lista interminable de citationes del Nuevo Testamento, de los Santos Padres y del magisterio de la Iglesia para refutar la patraña según la cual los falsos cultos deben ser objeto de un « respeto sincero » hacia sus « maneras de obrar y de vivir, sus reglas y sus doctrinas » y para probar que, a diferencia de las personas que los profesan y que naturalmente deben ser objeto de nuestro respeto, de nuestra caridad y de nuestra misericordia, de ningún modo las falsas doctrinas religiosas merecen « respeto », que en dichas religiones no se encuentra ningún elemento de « santidad » y que los elementos de verdad que puedan contener están subordinados al servicio del error.

Se debe reconocer que Francisco es perfectamente coherente en su mensaje con lo que el documento conciliar dice acerca de los musulmanes, a saber, que « la Iglesia mira también con estima a los musulmanes, que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres y que procuran someterse con toda su alma a los decretos de Dios. »

Ahora bien, cualquiera sea la sinceridad de los mahometanos en la creencia y en la práctica de su religión, no por ello es menos falso sostener que « adoran al único Dios », « que ha hablado a los hombres » y que « buscan someterse a los decretos de Dios », por la sencilla razón de que « allah » no es el Dios verdadero, que Dios no ha hablado a los hombres a través del corán y que sus decretos no son los del islam. Se trata de un lenguaje inédito en la historia de la Iglesia y que contradice veinte siglos de magisterio y de pastoral eclesiales.

Esa práctica heterodoxa ha conducido a los múltiples encuentros inter-religiosos de Asís, en donde se ha alentado a los miembros de los diferentes cultos idolátricos a rezar a sus « divinidades » para obtener « la paz en el mundo »Falsa paz, naturalmente, puesto que se persigue injuriando al único Señor de la Paz y Redentor del género humano, al igual que a su Iglesia, única Arca de Salvación. Y esta engañosa noción de « diálogo » ha conducido igualmente a los últimos pontífices a mezquitas, sinagogas y templos protestantes en los que, por el gesto y la palabra, han puesto de relieve esos falsos cultos y no han vacilado en denigrar públicamente a la Iglesia de Dios criticando la actitud « intolerante » de la que Ella habría dado muestras en el pasado hacia ellos.

Un ejemplo reciente de esta nueva mentalidad ecuménica malsana, sincretista y relativista, condenada solemnemente por Pío XI en su encíclica Mortalium Animos de 1928 : El 19 de enero, con motivo de la Jornada mundial de los migrantes y de los refugiados, Francisco se dirigió a un centenar de jóvenes refugiados en una sala de la parroquia del Sagrado Corazón, en Roma, diciéndoles que es necesario compartir la experiencia del sufrimiento, para luego añadir :

« que los que son cristianos lo hagan con la Biblia y que los que son musulmanes lo hagan con el Corán (!!!) La fe que vuestros padres os han inculcado os ayudará siempre a avanzar. »

Esta nueva praxis conciliar es lisa y llanamente escandalosa, por un doble motivo : por un lado, mina la fe de los fieles confrontados a esas falsas religiones valorizadas por sus pastores ; por otro lado, socava las posibilidades de conversión de los infieles, quienes se ven confortados en sus errores precisamente por aquellos que deberían ayudarlos a librarse de ellos anunciándoles la Buena Nueva de la salvación, recibida de Aquel que dijera ser « el Camino, la Verdad y la Vida. » (Jn. 14, 6)

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2. La cuestión del judaísmo.

La primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue dirigida al gran rabino de Roma. Hecho por demás sorprendente.

La primera carta de su pontificado ¡enviada a los judíos ! Acaso esta decisión habrá obedecido a un imperativo evangelizador apremiante, a saber, una proclamación inequívoca del Evangelio, destinada a curarlos de su tremenda ceguera espiritual, una solemne invitación a que reconozcan por fin a Jesús de Nazareth como a su Mesías y Salvador…

Pues nada de eso. Francisco evoca la « protección del Altísimo », fórmula convencional y vacía de contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas insalvables que separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones avancen « en un espíritu de ayuda mutua y al servicio de un mundo cada vez más en armonía con la voluntad de su Creador. »

Hay dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera es la siguiente :

¿Cómo puede concebirse una « ayuda mutua » con un enemigo que no tiene sino un objetivo en mente, a saber, la desaparición del cristianismo, y esto desde hace casi dos mil años ?

¿En qué cabeza puede caber el absurdo según el cual los judíos desearían « ayudar » a la Iglesia, fundada según ellos por un impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal obstáculo al advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual Nuestro Señor les advirtió :

« Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido ; otro vendrá en su nombre y vosotros lo recibiréis. » (Jn., 5, 43).

Terrible profecía que San Jerónimo comenta diciendo que « los judíos, tras haber despreciado la verdad en persona, aceptarán la mentira aceptando al Anticristo » (Epist. 151, ad Algasiam, quest. II) y San Ambrosio que « eso muestra que los judíos, quienes no quisieron creer en Jesucristo, creerán en el Anticristo. » (in Psalmo XLIII).

Ahora que el obstáculo político encarnado por la Cristiandad ha sido suprimido por la oleada revolucionaria asistimos a la supresión progresiva del obstáculo religioso, a saber, el papado, alcanzado desde hace más de cincuenta años por el virus de la modernidad revolucionaria.

Ese obstáculo a la manifestación del « hombre de iniquidad », ese misterioso katejon del que habla San Pablo (2 Tes. 2,7), que retarda su venida y que no es otro que el poder espiritual romano, es decir, el papado, según la tradición exegética.

Es tan sólo cuando ese obstáculo haya sido removido que « se revelará el impío. » (2 Tes. 2, 8) La penetración de las ideas revolucionarias en Roma no es en absoluto una cuestión de fantasías complotistas ni el resultado de una imaginación desbocada: quienes trabajaron activamente para realizar el aggiornamento de la Iglesia, esto es, con miras a su adaptación al mundo moderno, lo que ha sido el objetivo principal del Concilio Vaticano II, su « línea directora » (Pablo VI, Ecclesiam Suam, 1964, n°52), no tienen empacho en admitirlo.

Así el cardenal Suenens no se anduvo con rodeos : « Vaticano II, es 1789 en la Iglesia » (citado por Mons. Lefebvre, Ils l’ont découronné, Clovis, 2009, p. 10), aseveró quien fuera una de las figuras más relevantes del último concilio y uno de los cuatro moderadores nombrados por Pablo VI.

El padre Ives Congar (o.p.), nombrado por Juan XXIII en 1960 consultor de la Comisión Teológica Preparatoria y luego, en 1962, experto oficial en el concilio, en el cual fuera también miembro de la citada Comisión Teológica, a sido sin duda alguna el teólogo más influyente de la asamblea conciliar, junto al jesuita Karl Rahner.

El famoso dominico declaró, refiriéndose a la colegialidad episcopal, que en el Concilio « la Iglesia había efectuado pacíficamente su Revolución de Octubre » (Vatican II. Le concile au jour le jour, deuxième session, Cerf, p. 115), reconoció que la declaración Dignitatis Humanae sobre la libertadreligiosa dice « materialmente otra cosa que el Syllabus de 1864, incluso aproximadamente lo contrario » (La crise dans l’Eglise et Mgr. Lefebvre, Cerf, 1976, p. 51) y admitió que en ese texto, en el cual había trabajado, « se trataba de mostrar que el tema de la libertad religiosa se hallaba presente en la Escritura. Pero no lo estaba. » (Eric Vatré, La droite du Père, Guy Trédaniel Editeur, 1995, p. 118).

Y según el cardenal Ratzinger « el problema del concilio fue el de asimilar los mejores valores de dos siglos de cultura liberal. Son valores que, aunque surgidos fuera de la Iglesia, pueden hallar un sitio –purificados y corregidos- en su visión del mundo y eso es lo que sucedió » (Jesus, nov. 1984, p. 72), quien tampoco vacila en afirmar, a propósito de la constitución pastoral Gaudium et Spes sobre las relaciones de la Iglesia con el mundo moderno, que se puede considerar ese texto como un « anti-Syllabus, en la medida en que representa un intento de reconciliación de la Iglesia con el mundo tal cual se ha vuelto desde 1789. » (Les principes de la théologie catholique, Téqui, 1987, p. 427) La segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por Francisco al gran rabino de Roma es la siguiente : ¿Cómo puede concebirse que una religión falsa (el judaísmo talmúdico, corrupción del judaísmo vetero-testamentario), estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de Jesucristo, pueda estar « al servicio de un mundo cada día más en armonía con la voluntad del Creador » ? Tamaño absurdo exime de comentarios…

Mas se encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la modificación de la plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección, suprimiendo los términos « perfidis » y « perfidiam » aplicados a los judíos, y que sería luego suprimida definitivamente del nuevo misal aprobado por Pablo VI en abril de 1969 y promulgado en 1970. He aquí la nueva plegaria que en él figura : « Oremos por los judíos, a quienes Dios habló en primer lugar : que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su Alianza. » Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias observaciones :

1. No se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo.

2. El término « alianza » insinúa que la « antigua » aún tendría vigor.

3. Todo « progreso » en el amor de alguien implica un amor ya presente ; ahora bien, ¿Cómo podrían « progresar » en el amor del Padre si niegan al Hijo ?

4. ¿Y cómo podrían « progresar » en la « fidelidad a su alianza » si se obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote perfecto y cordero sin tacha, que ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los hombres al inmolarse en la Cruz ?

La conclusión cae de su peso : nos encontramos ante una nueva teología que marca una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa : « Oremos igualmente por los judíos, que no han querido creer (perfidis judaeis), a fin de que Dios nuestro Señor quite el velo de sus corazones y que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor (…) Dios eterno y todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la infidelidad judía (judaicam perfidiam), escucha las oraciones que te dirigimos por este pueblo enceguecido ; haz que conozcan la luz de la verdad, que es Jesucristo, para que sean liberados de sus tinieblas. »

El contraste con la nueva plegaria es pasmoso, tanto como lo es con el discurso de Juan Pablo II en la sinagoga de Roma en abril de 1986, en el cual alaba la « legítima pluralidad religiosa » y afirma que hay que esforzarse en « suprimir toda forma de prejuicio (…) a fin de presentar la verdadera cara de los judíos y del judaísmo. » « Prejuicio » que la antigua plegaria del Viernes Santo expresaba de manera cabal, lo que explica ciertamente su desaparición de la nueva liturgia…

Pero no se puede negar que esto sea harto problemático, pues según reza el célebre adagio del siglo V atribuido al papa San Celestino I : lex orandi, lex credendi, la ley de la oración determina la ley de la creencia, es decir que, modificando el contenido de la oración, puede modificarse a la vez el contenido de la Fe.

Y lo acontecido en el siglo XVI a raíz de las innovaciones litúrgicas de Lutero en Alemania y de Cranmer en Inglaterra basta para demostrarlo.

Desgraciadamente, el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la pascua judía, dirigiéndole sus « felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj. » Lo que no deja de suscitar una pregunta insoslayable : desde una perspectiva católica, ¿Cuál puede ser la naturaleza de esas « felicitaciones » con motivo de una celebración en la que se ultraja a Jesucristo, único y verdadero Cordero Pascual inmolado en la Cruz en redención de nuestros pecados ?

Porque tales « felicitaciones » no pueden sino confortar a los judíos en su ceguera espiritual y por tanto mantenerlos alejados de su Mesías y Salvador, lo cual es cuando menos paradójico viniendo de parte de un soberano pontífice…

El cual prosigue diciendo : « Que el Todopoderoso que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para conducirlo hacia la tierra prometida continúe liberándolos de todo mal y acompañándolos de su bendición. »

Palabras embarazosas en grado sumo, dado que manifiestamente Dios no los ha liberado aún de todo mal, puesto que no existe mal mayor que el de ser considerados « enemigos del Evangelio » (Rom. 11, 28) y formar parte de la « Sinagoga de Satán » (Ap. 3, 9)

¿Cómo concebir que Dios pueda continuar « acompañándolos de su bendición », cuando ellos continúan rechazando con obstinación a Aquel que Él ha enviado ?

Deseo precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe. Al referirme a los judíos entiendo situarme en el plano de los principios teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y en ese terreno se comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el reino de Jesucristo en la sociedad, y el judaísmo talmúdico, el cual, habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor y a un blasfemador, a un falso mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos aguardan ansiosamente con vistas a restaurar el reino de Israel y a regir las naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico mundial.

No se trata pues en absoluto de « racismo » ni de un pretendido « antisemitismo » conceptualmente absurdo, según la raída cantinela que no cesan de entonar cuando alguien se atreve a abordar el tema, al unísono y a voz en cuello, los creadores de opinión mediáticos, auténtica policía ideológica del sistema mundialista, para desviar la atención del verdadero problema que plantea el judaísmo talmúdico y sionista, cuya índole es estrictamente teológica, aunque de él se sigan necesariamente consecuencias políticas, económicas y culturales.

Hecha esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo : « Les pido que recen por mí, y les garantizo mi oración por ustedes, con la confianza de poder profundizar los lazos de estima y de amistad recíproca. » Nos es forzoso constatar que aquí llegamos al colmo en el ámbito de lo absurdo.

En efecto, ¿Cómo es posible imaginar que la oración de quienes están, según San Juan, bajo el imperio de Satán, podría ser atendida por Dios ?

Y en buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el papa, cosa inimaginable considerando que su misión se opone diametralmente a la suya, se verían obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión al judaísmo. Es decir que Francisco implícitamente les estaría pidiendo nada menos que rezaran por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen ellos!

A decir verdad, si esta cuestión no revistiese una gravedad inaudita, estaríamos ante un gag desopilante por sus incongruentes y grotescas implicaciones. Y esto sin mencionar los lazos de « amistad recíproca » que Francisco evoca al final de su mensaje, ya que la incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que la de la anterior.

Expliquémonos : Un amigo es un alter ego, un otro yo, de lo que se sigue que la verdadera amistad no es viable si los amigos no poseen una correspondencia de pensamientos, de sentimientos y de objetivos que vuelva posible la comunión de las almas.

Ahora bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la Sinagoga son, como ya lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos son incompatibles, la oposición que existe entre ellas es radical, de suerte que, hasta tanto los judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y Salvador, le enemistad entre ambas permanecerá irreductible, por razones teológicas evidentes, del mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y Satán, Cristo y el Anticristo…

Con este tipo de deseos entramos de plano en el terreno de la utopía, de la sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobretodo, en la falsificación del lenguaje y en la perversión de los conceptos : nos encontramos de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual y de la mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre…

Monseñor Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la fiesta de las luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un candelabro de nueve brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado es, desde un punto de vista espiritual, la expansión del culto judío.

El cardenal Bergoglio participó activamente en la ceremonia del quinto día, encendiendo la vela correspondiente. De más está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia de la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos, profundamente aletargados, imbuídos hasta la médula del pensamiento revolucionario que socava la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes, compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica, democrática y derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde hace más de medio siglo, ideología que es totalmente extranjera al depósito de la Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos oficiales de la jerarquía eclesiástica desde Vaticano II.

Para concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en septiembre de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh Hashanah, el año nuevo hebreo :

« Hoy, en esta sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia de Dios. Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos contemplar por El. »

¿Qué interpretación podrá atribuirse al « nosotros » empleado por Francisco ? ¿Qué realidad querrá designar utilizando la palabra « Dios » ? En todo caso, habida cuenta del contexto, no podría designar a Dios Padre, pues sino está claro que los judíos no rechazarían al Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo : « Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque es de Dios que he salido y que vengo (…) Vosotros tenéis por padre al Demonio, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre (…) El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no escucháis porque no sois de Dios. » (Jn. 8, 42-47)

Hecho de lo más sorprendente, durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga de la capital argentina, quien en ese entonces no era « sino » Monseñor Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, no se dignó a pronunciar ni siquiera una vez el Santo Nombre de Jesús…

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3. Francisco y la laicidad del Estado.

Ante todo, es menester tener presente en qué consiste el llamado principio de laicidad : se trata de la piedra angular del pensamiento iluminista, por el cual Dios es excluído de la esfera pública y el Estado es emancipado de la revelación divina y del magisterio eclesiástico en el ejercicio de sus funciones, quedando así habilitado para actuar de manera totalitaria, al negarse a admitir toda instancia moral superior capaz de esclarecerlo intelectualmente y de orientarlo moralmente en su acción, ya se trate de la ley natural, de la ley divina o de la ley eclesiástica.

El Estado moderno se concibe a sí mismo como absolutamente desligado de cualquier tipo de trascendencia espiritual o ética a la cual someterse en aras de establecer y de conservar su legitimidad. De este modo, el Estado liberal no reconoce otra legitimidad como no sea la emanada de la llamada voluntad general y que, por ende, se funda únicamente en la ley positiva que los hombres se dan a sí mismos.

La separación de la Iglesia y del Estado es el resultado lógico de este principio, por el cual se exonera a la sociedad políticamente organizada de rendir a Dios el culto público que le es debido, de respetar la ley divina en su legislación y de someterse a la enseñanza de la Iglesia en materia de fe y de moral. Esta supuesta independencia del poder temporal respecto al poder espiritual no debe confundirse con la legítima autonomía de la cual la sociedad civil goza en relación a la autoridad religiosa en su propio ámbito de acción, esto es, en la búsqueda del bien común temporal, el cual a su vez se halla ordenado a la del bien común sobrenatural, a saber, la salvación de las almas. Esta es la doctrina católica tradicional de la distinción de los poderes espiritual y temporal y de la subordinación indirecta de éste respecto de aquél.

La laicidad conculca el orden natural existente entre ambos poderes y erige al Estado en poder absoluto, transformándolo así en una maquinaria de guerra con vistas a la descristianización de las instituciones, de las leyes y de la sociedad en su conjunto.

El gran artesano de la pretendida neutralidad religiosa del Estado es la franc-masonería, enemigo jurado de la civilización cristiana. Dicha neutralidad no es más que una superchería, dado que el poder temporal es incapaz de prescindir de una instancia espiritual de orden superior que le brinde los principios morales que reglan su actividad.

El Estado laico no es neutro sino en apariencia, puesto que recibe sus principios orientadores en materia espiritual y moral de esa contra-iglesia que es la franc-masonería : « La laicidad es la piedra preciosa de la libertad. La piedra nos pertenece a nosotros, masones. La recibimos en bruto, la tallamos progresivamente y nos es preciosa porque nos servirá para edificar el templo ideal, el futuro dichoso del hombre del cual deseamos que ella sea el único señor. » (La laïcité : 1905-2005, Edimaf, 2005, p. 117, publicado por el Gran Oriente de Francia en conmemoración del centenario de la ley de separación de la Iglesia y del Estado de 1905.).

Habiendo efectuado este recordatorio básico, sin el cual se pueden perder de vista las implicancias cruciales que conlleva este asunto, examinemos la posición de Francisco al respecto.

En un discurso dirigido a la clase dirigente brasilera el 27 de julio, durante el transcurso de las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Río de Janeiro, Francisco realizó un elogio entusiasta de la laicidad y del pluralismo religioso, a punto tal de regocijarse por la función social desempeñada por las « grandes tradiciones religiosas, que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia. » Para continuar diciendo que « la laicidad del Estado (…) sin asumir como propia ninguna posición confesional, es favorable a la cohabitación entre las diversas religiones. »

Laicismo, pluralismo, ecumenismo, relativismo religioso, democratismo : el número y la magnitud de los errores contenidos en esas pocas palabras, condenados formalmente y en múltiples ocasiones por el magisterio, requeriría una prolongada exposición que excedería ampliamente los límites de este artículo.

Para quienes deseasen profundizar la doctrina católica en la materia, he aquí los documentos esenciales :

Mirari vos (Gregorio XVI, 1832),

Quanta cura, con el Syllabus (Pío IX, 1864) ;

Immortale Dei y Libertas (León XIII, 1885 y 1888) ;

Vehementer nos y Notre charge apostolique (San Pío X, 1906 y 1910) ;

Ubi arcano y Quas primas (Pío XI, 1922 y 1925) ;

Ci riesce (Pío XII, 1953).

Leamos, a guisa de ejemplo, un pasaje de la encíclica Quas Primas, por la cual Pío XI instituyó la solemnidad de Cristo Rey :

« La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes. A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres. »

La lectura de estos textos del magisterio permite comprender que el Estado laico, supuestamente neutro, no confesional, incompetente en materia religiosa y otras falacias por el estilo, no es más que una aberración filosófica, moral y jurídica moderna, una monstruosidad política, una mentira ideológica que pisotea la ley divina y el orden natural.

La distinción –sin separación- de los poderes temporal y espiritual es algo muy diferente de la pretendida independencia del temporal respecto del espiritual en relación con Dios, la Iglesia, la ley divina y la ley natural : eso tiene nombre, y se llama la apostasía de las naciones.

Esta apostasía es el fruto maduro del Iluminismo, de la franc-masonería, de la Revolución Francesa y de todas las sectas infernales que de ella proceden (liberalismo, socialismo, comunismo, anarquismo, etc.) Esos son los enemigos despiadados de Dios y de su Iglesia, quienes alcanzaron su diabólico objetivo de destruir enteramente la sociedad cristiana y de erigir en su lugar la ciudad del hombre sin Dios, creatura insensata embriagada por la falaz autonomía de la cual ella pretende gozar respecto a Dios : en ello reside el rasgo esencial de lo que se ha dado en llamar la modernidad, a pesar de sus rostros variados y multiformes, cuyo desenlace, a término, no puede ser otro que el del reino del Anticristo. Esta figura escatológica del hombre impío conducirá ineluctablemente la sociedad moderna, secularizada y apóstata, al paroxismo de su revuelta contra todo lo que se encuentra por encima de su propia voluntad autónoma y soberana, de la cual nos ofrece ya las aciagas primicias : pensemos, por no citar sino un puñado de ejemplos representativos, en esas aberraciones inimaginables que son el matrimonio homosexual, la adopción homo-parental, el derecho al aborto, la legalización de la industria pornográfica, la escuela sin Dios pero con teoría de género y educación sexual obligatorias para corromper la infancia y mancillar la inocencia de las almas inocentes…

Personificación aterradora de la creatura que entiende hacer de su libertad, considerada como absoluta, la única fuente de la ley y de la moral, creatura imbuída de su vacuidad ontológica y enceguecida por su arrogancia irrisoria que pretende asombrosamente ocupar el lugar de Dios.

Reitero que es en esta pretensión insensata de la creatura de prescindir de su Creador que radica la característica definitoria de la modernidad, es ella la que constituye la raíz del mal moderno, desvarío metafísico que se manifiesta con una actitud de repliegue del individuo sobre su propia subjetividad, acompañada por el rechazo categórico de un orden objetivo del cual debería reconocer por partida doble la anterioridad cronológica y la superioridad ontológica, y al cual está llamado a someterse libremente para realizar plenamente su humanidad.

Esta actitud moderna se declina en múltiples facetas : nominalismo, voluntarismo, subjetivismo, individualismo, humanismo, racionalismo, naturalismo, protestantismo, liberalismo, relativismo, utopismo, socialismo, feminismo, homosexualismo, de las cuales la raíz es siempre la misma, a saber, el sujeto autónomo pretendiendo emanciparse del orden objetivo de las cosas y cuyo desenlace trágico e inevitable es el proyecto descabellado de proponerse crear una civilización que, tras haber expulsado a Dios de la sociedad, se funde exclusivamente en el libre arbitrio soberano del hombre, convertido en fuente de toda legitimidad.

Y hoy más que nunca se vuelve indispensable proclamarlo a los cuatro vientos : el principio de laicidad constituye su más acabada encarnación y es su figura emblemática : « El día en que comeréis (del fruto prohibido) vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses que conocen el bien y el mal » (Gn. 3,5), sugirió la Serpiente a Eva, quien, dando muestras de una gran apertura mental y de una sincera adhesión al pluralismo religioso, se adentró con madurez y confianza en un diálogo mutuamente enriquecedor con su respetable interlocutor…

El desenlace es bien conocido y ciertamente fatal para la humanidad : Adán y Eva terminaron comiendo, se encontraron desnudos, fueron castigados por Dios y expulsados del Paraíso.

Las viejas naciones europeas que conformaban la Cristiandad comieron también del fruto, llamado esta vez Derechos Humanos, Democracia y Laicidad. Y ahora se encuentran desnudas. En cuanto al castigo, ineluctable, terminará llegando, tarde o temprano :

« Vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas nombres de blasfemia (…) Le fue dado hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y le fue concedida autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. » (Ap. 13, 1/7).

Pero el Anticristo, « el hombre impío, el hijo de perdición » (2 Tes. 2, 3) no llegará solo : será precedido por un falso profeta, parodia diabólica del papel precursor que otrora ejerciera San Juan Bautista disponiendo los corazones para la llegada inminente del Mesías :

« Vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. » (Ap. 13,11).

Las dos bestias, la del mar y la de la tierra, el Anticristo y el Falso Profeta, son indisociables, al igual que lo son el poder temporal y el poder espiritual en la sociedad. En régimen de cristiandad, los dos poderes cooperaban a efectos de hacer respetar la ley divina en la sociedad. Pero, en el caso que nos ocupa, los dos poderes han cambiado de signo y se hallan dedicados al servicio de Satán, la segunda bestia –el poder religioso prevaricador-, abriendo el camino a la primera e induciendo a los hombres a que se le sometan :

« E hizo que la tierra y todos sus habitantes adorasen a la primera bestia. » (Ap.13, 12).

La primera bestia representa el poder temporal apóstata, el del régimen democrático laico y secularizado, enemigo de Dios, poder mundano que un día será ostentado por una persona concreta, el Anticristo.

La segunda bestia, por su parte, representa el poder religioso corrompido, a la cabeza del cual se hallará también un día una persona concreta, el falso profeta o Anticristo religioso.

¿Qué tan lejos se encontrará la época que verá desplegarse ante su mirada atónita el cumplimiento de estas profecías ?

No es fácil tener certezas de orden práctico en este terreno ni por tanto dar una respuesta categórica. En cambio, no resulta aventurado sostener que cuando el nuevo papa alaba apasionadamente la laicidad del Estado, siguiendo en esto el ejemplo de sus predecesores recientes en el pontificado y conformándose al magisterio post-conciliar, la necesidad de escrutar las profecías que acabamos de exponer cobra una urgencia manifiesta.

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Alejandro Sosa Laprida

12 de marzo del año 2014

Tomado de:

http://www.labotellaalmar.com.ar/

HISTORIA Y “DOCTRINA” DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

LA HEREJÍA APLAUDIDA POR LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA

Por Rafael Mancia desde el Salvador

Historia del Camino Neocatecumenal

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1. Comienzos del Camino Neocatecumenal en Palomeras.

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El Camino Neocatecumenal nace en el año 1964 cuando Kiko Argüello, pintor nacido en León (España), y Carmen Hernández, licenciada en Química y formada en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús se encuentran en las barracas de Palomeras Altas a las afueras de Madrid.

Allí, Kiko tras pasar por una crisis existencial, y siguiendo los pasos de Charles de Foucault, se fue a vivir durante tres años entre los más pobres y descubrió en el sufrimiento de los inocentes, el misterio de Cristo Crucificado.

Por su parte, Carmen que había estado en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II a través del P. Pedro Farnés Scherer (liturgista) y que, llamada por el Obispo, estaba tratando de formar un grupo para ir a evangelizar a los mineros de Oruro (Bolivia), conoció a Kiko. Fue entonces, en este ambiente de las barracas, en medio de una sociedad constituida por gitanos y quinquis, en gran parte analfabetos, vagabundos, ladrones, prostitutas y jóvenes delincuentes, cuando se constituye el germen que dio lugar a una síntesis kerigmática, teológico-catequética, que es la columna vertebral de este proceso de evangelización de adultos que es el Camino Neocatecumenal.

2. Acogida del Camino por los Obispos

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Poco a poco esta semilla fue reconocida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Casimiro Morcillo, quien visitó las barracas y constató la acción del Espíritu Santo. Asimismo, dio su bendición y mandó llevarlo a las parroquias de Madrid, poniendo como condición que el Párroco estuviese como centro, aprobando ad experimentum las novedades litúrgicas necesarias para la iniciación cristiana, los tres pilares conformados por: la palabra, la liturgia y la comunidad.

De esta forma, el Bautismo aparece como un itinerario a recorrer para conseguir una fe adulta, capaz de responder a los cambios de la sociedad y así el Camino fue llevado a las parroquias. Kiko, Carmen y algunos hermanos pobres de las barracas, eran invitados por el párroco a la Eucaristía y allí contaban su experiencia. Pasaron por Madrid y posteriormente, fueron a Zamora y de nuevo volvieron a distintos barrios de la periferia de Madrid.

3. Definición y síntesis de la misión del Camino Neocatecumenal

En abril de 1970, surge la necesidad de hacer una reflexión sobre las primeras experiencias del Camino Neocatecumenal. De este modo, los iniciadores junto con los responsables, presbíteros y algunos párrocos de las primeras comunidades existentes se reunieron para dar unas respuestas básicas a esta nueva realidad eclesial y que se recogen en el Estatuto del mismo:

¿Qué es la comunidad?

La comunidad es la Iglesia: que es el cuerpo visible de Cristo resucitado. Nace del anuncio de la Buena Nueva que es Cristo. Este anuncio es apostólico, lo que implica “unidad y dependencia del Obispo, garantía de la verdad y de la universalidad”.

¿Cuál es la misión de estas comunidades en la actual estructura de la Iglesia?

“Hacer visible un nuevo modo de vivir hoy el Evangelio teniendo presente los profundos anhelos del hombre y el momento histórico de la Iglesia”.

¿Cómo se realiza esta misión?

“Estas comunidades nacen y desean permanecer dentro de la Parroquia, con el párroco para dar los signos de la fe: el amor y la unidad”. Sigue leyendo