Celebración del Mes de Octubre

OCTUBRE

MES

DEL

SANTO ROSARIO

 

 

 

 Desde que la Santísima Virgen ha dado una eficacia tan grande al Rosario,   no existe ningún problema material, espiritual, nacional o internacional que no pueda ser resuelto por el Santo Rosario y nuestros sacrificios. (Hna. Lucía de Fátima).

Desde que la Santísima Virgen ha dado una eficacia tan grande al Rosario, no existe ningún problema material, espiritual, nacional o internacional que no pueda ser resuelto por el Santo Rosario y nuestros sacrificios. (Hna. Lucía de Fátima).

 

Su Santidad Pio XI, en solemne ceremonia en la Capilla Sixtina, Luce la tiara obsequiada por los milaneses. Febrero de 1923.  Pio XI fué bibliotecario de la Ambrosiana, y años después arzobispo de Milán

Su Santidad Pio XI, en solemne ceremonia en la Capilla Sixtina, Luce la tiara obsequiada por los milaneses. Febrero de 1923. Pio XI fué bibliotecario de la Ambrosiana, y años después arzobispo de Milán

Si nuestro siglo en su soberbia se mofa del Santo Rosario y lo rechaza, en cambio, una innumerable muchedumbre de hombres santos de toda edad y de toda condición, lo han estimado siempre, lo han rezado con gran devoción, y en todo momento lo han usado como arma poderosísima para ahuyentar a los demonios, para conservar íntegra la vida, para adquirir más fácilmente la virtud, en una palabra, para la consecución de la verdadera paz entre los hombres.

(Pío XI, Ingravescentibus Malis)


En octubre, desde hace más de cuatro siglos, celebramos la fiesta del Santísimo Rosario; Octubre es el mes del Rosario: La Santa Madre Iglesia quiso perpetuar su gratitud a la Reina de las Victorias instituyendo el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, ya que en 1571, ese día la Cristiandad obtuvo una de sus mayores victorias: Lepanto, cuando con medios humanos y militares muy inferiores pero con un valor intrépido y una Fe arrolladora, las fuerzas de Jesucristo vencieron la orgullosa pretensión turca de ahogar a Europa en las tinieblas de la barbarie y la superstición.

Es necesario tener en cuenta que esa Europa estaba dividida por luchas internas y .los hombres no cedían en sus vanas pretensiones personales aún a riesgo de ser devorados por el enemigo.

Quiso la Providencia que en esa época gobernara la Iglesia un santo pontífice, dominico, es decir predicador del Rosario: San Pío V. Con la autoridad suprema de la tierra, él levanta enérgicamente su voz y llama a una gran cruzada de oraciones y penitencias y a una Cruzada del Rosario.

Los católicos logran el triunfo, pero previamente han logrado unirse con Dios y unirse entre sí muy fuertemente por la bendita cadena del Rosario; el Rosario une y hace invencible a la Cristiandad, porque por el Rosario la Virgen Santísima lleva las almas a Jesucristo, único fundamento de unidad.

De tanto que podemos considerar acerca del Rosario, queremos aquí resaltar ese aspecto: la unión que logra si se lo reza con verdadera y perseverante devoción. Para ello es necesario humillarse; el Rosario es oración de los humildes, es oración viril y arrolladora, pero requiere la virtud de la humildad. Sin humildad no hay unidad.

El Rosario rezado humildemente rompe las cadenas del pecado, lleva a los Mandamientos y ayuda a ofrecer todo sacrificio para cumplirlos. Si no se cumplen los Mandamientos no es, posible la unidad.

El Rosario en la gracia de Dios lleva a la Caridad, al amor a Dios y al prójimo en Dios, lleva a la paz; sin Caridad no hay paz ni unidad. De la misma forma, en el hogar cristiano, el Rosario une a padres e hijos, ancianos, niños y criados, une a la familia en Dios; de la misma manera el Rosario ha sido dado por Nuestra Señora para la unión de los católicos de todas las naciones, de los fieles con sus Pastores, de las distintas agrupaciones, de todos los que militamos en la Santa Madre Iglesia.

La Santísima Virgen en Fátima hace un llamado amoroso y apremiante para que los castigos de Dios no caigan sobre el mundo. Pero el mundo no la escucha, no quiere escuchar su Maternal llamado: el Rosario y la penitencia, cumplir los Mandamientos y las obligaciones personales, la Consagración a Su Inmaculado Corazón.

Parece que es difícil cumplir esto hoy día, pero no lo será si advertimos que la Santísima Virgen señala que hay que comenzar por el Rosario, el cual es la escala que nos ha dado para llegar a Su Inmaculado Corazón, «Sagrario de Dios con los hombres» (1)

Todos buscamos la paz, pero no lo hagamos torpemente, pues la paz ha sido concedida a ese Inmaculado Corazón. Esta afirmación de Jacinta de Fátima se funda en palabras de Nuestra Señora. Si no nos entregamos totalmente a Su Corazón Inmaculado no habrá paz, porque no habrá unidad.*

ENLACES:

EL SANTO ROSARIO EN LATÍN Aquí

 

EL SANTO ROSARIO EN ESPAÑOL Aquí

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