12 pasos del obispo Schneider para sobrevivir como familia católica en un desierto herético

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Mientras la batalla para el alma misma de la familia y de todos sus miembros se intensifica en todo el mundo con el empuje hacia la anarquía sexual enmascarada como “educación”, la demolición de lo que es verdaderamente masculino y femenino en nombre de los “derechos de género” y la destrucción del matrimonio enmascarada como “igualdad”, un pastor que ha sufrido bajo el terror de un régimen comunista ha expuesto un plan de supervivencia para los padres católicos que viven en un ambiente laicista, relativista y hostil y que simplemente quieren educar a sus hijos para que se conviertan en futuros ciudadanos del cielo.

El obispo Athanasius Schneider de Kazajistán, en una entrevista exclusiva dada a LifeSiteNews a principios de este mes [marzo], ha dicho que los padres católicos deben tomarse en serio su “primer deber” de educar a sus hijos en la fe para conseguir superar las influencias negativas e incluso hostiles y destructivas que aprietan por todos lados.

En una entrevista de gran alcance sobre su experiencia de niño católico crecido bajo el comunismo, sus pensamientos sobre lo que significa ser una familia católica hoy, la enseñanza, las malas parroquias y las diócesis dirigidas por sacerdotes y obispos progresistas, además de sus opiniones sobre los fieles laicos deben afrontar las preocupaciones sobre el Papa Francisco, el obispo ha indicado doce pasos que los padres católicos deben adoptar para salvaguardar a sus propias familias y a sus propios hijos. Sigue leyendo

En el Sínodo los niños brillaron por su ausencia

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31 octubre, 2015

«El pecado del siglo es el pecado contra la niñez. Los adultos han asesinado voluntariamente a más niños en los últimos cien años que en toda la historia anterior de la humanidad»
John Saward, The Way of the Lamb.

En el Sínodo de la Familia se habló más de temas como la homosexualidad, el concubinato, los adultos divorciados, los que se han vuelto a casar y la des­centralización, pero apenas si se menciona la razón de ser de la familia: los hijos.

Al igual que en la estéril Europa, los niños brillaron por su ausencia en el Sínodo de la Familia.

sagrada_familia2Entre las poco frecuentes pero sorprendentes buenas noticias de este contencioso y problemático Sínodo de la Familia encontramos la carta abierta al Sínodo de cien conversos a la fe católica. La voz de dichos conversos resuena clamorosa en marcado contraste con las cavilaciones huecas y heréticas de algunos padres sinodales.

En la mencionada carta, los conversos ruegan al Papa y a los padres sinodales «que defiendan las enseñanzas de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio con la misma fidelidad y el mismo testimonio jovial y valeroso que ha desplegado la Iglesia Católica a lo largo de toda su historia.» Los signatarios manifestaron al Sínodo que la doctrina católica y las enseñanzas sobre el matrimonio y la sexualidad los guiaron a la verdad de la fe en su proceso de conversión.

Entre los muchos y lúcidos conversos que suscribieron la carta al Papa rogando que defendieran los principios de la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia se encuentran el P. John Saward, ex clérigo anglicano y actualmente párroco de S. Gregory y S. Augustine, también profesor emérito del colegio dominico de la Universidad de Oxford.

Saward comprende claramente los desafíos que afronta la Iglesia Católica en esta era moderna. Su percepción y actitud ante la presente crisis moral es profundamente católica y teológica, aunque se da la paradoja de que dicha actitud está ausente en los debates del Sínodo. Saward señala al Niño Jesús, y al niño en la familia como camino al cielo.

En su convincente libro The Way of the Lamb, The Spirit of Childhood and the End of the Age (Ignatius Press) subraya sin tapujos las causas de la corrupción moral de la modernidad desde la primera linea, en la que afirma valientemente:

«Se puede decir que el mundo occidental de hoy ha declarado la guerra a la familia por todos los flancos. Destruye al niño, desprecia a la madre y ridiculiza al padre.»

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En el quincuagésimo aniversario del documento Gravissimum Educationis del Vaticano II

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29 octubre, 2015

De los dieciséis documentos del Concilio Vaticano Segundo, la relativamente breve Declaración sobre la Educación Cristiana Gravissimum Educationis, promulgada un día como hoy 28 de octubre pero cincuenta años atrás, en 1965, no es una de las más memorables y ciertamente no es una de las más controvertidas. Fue rápidamente ensombrecida por las Constituciones más grandes y las Declaraciones más innovadoras tales como Nostra Aetate y Dignitatis Humanae. Sin embargo, al menos para conmemorar un aniversario de medio siglo que podría pasar inadvertido, nos parece apropiado extraer algunos párrafos que podrían sorprender al ser citados en el 2015.

Una cosa está muy claramente establecida en el documento: la educación, para los Católicos, está necesariamente ligada a Jesucristo y a la proclamación de Su Evangelio. No puede ser “religiosamente neutral”. No existe ninguna separación entre la esfera de la fe y la esfera de la vida en el mundo; todo en la vida humana debe estar embebido de fe y tender a su fin último: el Cielo. Los padres conciliares aunque en forma oblicua se refieren al famoso lema de San Pío X, Instaurare Omnia in Christo”:

Para cumplir con el mandato que ella ha recibido de su divino fundador de proclamar el misterio de la salvación a todos los hombres y de restaurar todas las cosas en Cristo, Nuestra Santa Madre la Iglesia se debe interesar de toda la vida del hombre, aún en su parte secular ya que tiene gran relevancia en su llamado a la Vida Eterna… Una verdadera educación apunta a la formación de la persona humana en búsqueda de su fin último y del bien de las sociedades de las cuales, como hombre, es miembro, y cuyas obligaciones, como adulto, comparte.

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