Sermón Dominical

SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

l_001

Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo:

En este segundo domingo después de Epifanía, cuyo tiempo litúrgico corresponde a los domingos después de Epifanía vemos en el Evangelio de hoy el primer milagro que hace Nuestro Señor Jesucristo en Caná. Primer milagro, con lo cual se descartan todos esos escritos apócrifos que hablan de los anteriores que Nuestro Señor Jesucristo hiciera desde pequeño. La Iglesia siempre ha desechado esos apócrifos de los cuales la literatura barata quiere hacer misterio y propaganda, aunque cuenten cosas que nos parezcan buenas; de todas formas al tener errores no son libros inspirados, luego no son la palabra de Dios, que es precisamente lo que nos interesa de las Escrituras, que son la palabra de Dios.

Y lo que nos dice este Evangelio de Dios, es que es el primer milagro que hace Nuestro Señor, que Él no quiere hacer, pues le da una respuesta a Nuestra Señora, que aparentemente puede ser áspera, como quien dice qué nos importa a ti y a mí, si no ha llegado mi hora, si no es lo mío, no me incumbe; sin embargo lo hace a instancias del pedido de Nuestra Señora que se aflige porque falta vino para los convidados en esas nupcias.

Que si nos atenemos a Santo Tomás eran las nupcias de San Juan Evangelista, familiar de Nuestro Señor y, por lo mismo, Nuestra Señora tomó a pecho esa carencia porque se trataba de sus familiares, por eso entonces Ella no dudó en invocar a su hijo para que hiciera el milagro que no estaba en los planes ordinarios de Nuestro Señor; de allí su respuesta: qué nos va a ti y a mí, mujer, si no ha llegado mi hora.

Sigue leyendo

Sermón del Juicio universal

ligorio-810x347

Et videbut Filium hominis venientem in nubibus cœli cum virtute multe et magestate.
Verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad.

(Math. XXIV, 30)

Dios es desconocido en nuestros tiempos, y por esto es tan despreciado de los pecadores, como si no pudiera vengarse, cuando quisiere de las injurias que le hacen:Et quasi nihil posset facere omnipotents, æstimabant, eum. (Job. XXII, 17). Pero el Señor ha fijado un día, que en las santas Escrituras se llama: Dies Domini, en el cual se reconocerá que el eterno Juez hace justicia. Cognoscetur Dominus judica faciens.(Psalm. IX, 17). Sobre este texto escribió San Bernardo: “El Señor, que ahora es ignorado mientras es misericordioso, se dará a conocer cuando venga a juzgarnos”. (Lb. de Rad.). Por esto se llama este día: “Día de ira, de tribulación y de angustia. Día de calamidad y miseria” (Soph. I, 15). Comencemos, pues, a hacer las reflexiones siguientes:

En el punto 1º: El diverso aspecto que representarán los justos y los pecadores.

En el 2º: El examen de las conciencias.

En el 3º: La sentencia de los escogidos y de los réprobos.

Virgen purísima, Reina de los Ángeles, y Madre de los pecadores, interponed vuestra poderosa intercesión para que vuestro Hijo santísimo, que es la fuente de toda gracia, me conceda la que yo necesito para exponer a mis oyentes, santa y debidamente aquella misma palabra divina que Él mismo nos enseñó, cuando vivió en la tierra revestido de nuestra misma naturaleza, con el fin de enseñarnos el camino del Cielo. Para esto os saludamos con el Ángel, diciendo, Ave María.

Punto 1

Del distinto aspecto de los justos y de los pecadores en el valle de Josafat.

1. A este día dará principio el fuego que bajará del Cielo, y con su ardor los elementos se disolverán; y la tierra y las obras que hay en ella, con todos los hombres que vivan entonces, todo será abrasado: Terra et quœ in ipsa sunt opera exurentur (II, Petr. III, 10). Todo se convertirá aquél día en un montón de cenizas.

2. Luego que estén muertos los hombres sonará aquella terrible trompeta, que hacía temblar a San Jerónimo, y todos a su sonido, resucitarán en un estado incorruptible, como dice el Apóstol: Canet enimtuba, et mortui resurgent (I, Cor. XV, 52). San Jerónimo (in Math. cap. 5) decía “Siempre que pienso en el día del juicio, me pongo a temblar. Bien esté comiendo, bien bebiendo, bien haciendo cualquier otra cosa; siempre me parece que resuena en mis oídos aquella terrible trompeta que dice: “Levantaos muertos, venid a juicio”. Y San Agustín confesaba, que ninguna cosa le distraía más de los pensamientos terrenos, que el temor que le inspiraba éste día.

3. Al sonido de aquella trompeta descenderán del Cielo las hermosas almas de los bienaventurados, a unirse con aquellos mismos cuerpos con que sirvieron a Dios en este mundo; y saldrán del Infierno las de los réprobos, desesperadas y horribles a unirse a los cuerpos desgraciados y malditos, con los cuales ofendieron a Dios. ¡Cuán diferente será la presentación de los unos de los otros! Los réprobos aparecerán deformes y negros como tizones del Infierno: al propio tiempo que los justos resplandecerán como el sol en medio de su Padre: Tunc justi fulgebunt sicut sol (Math. XIII, 43). ¡Qué contentos estarán entonces los que hayan mortificado su cuerpo con la penitencia! Deduzcámoslo de las palabras que dijo San Pedro de Alcántara a Santa Teresa, cuando se le apareció después de su muerte: ¡O felix paenitentiæ, qœ tantam mihi promeruit gloriam! ¡Dichosa penitencia, que me granjeó tan grande gloria!

4. Luego que los hombres hayan resucitado, los ángeles los conducirán al valle de Josafat para ser allí juzgados: Populi, populi in vallem concisionis, quia, juxta est Domini (Joel. III, 14). Luego, los mismos ángeles separarán los réprobos de los escogidos, colocando a estos a diestra y aquéllos a la siniestra:Exibunt angeli, et separabunt malos d medio justorum. ¡Qué confusión sufrirán entonces los tristes condenados! dice el autor de la “Obra imperfecta” (Hom. 54). ¡Quomodo putas impios confundendos, quando segregatis justis, fuerint deridicti!Esta pena sola sería bastante para servirles de Infierno, como dice el Crisóstomo: Et si nihil ulterius paterentur ista sola verecundia sufficeret eis ad paenam. (In Math. cap. 24). El hermano será separado del hermano, el marido de la esposa, el hijo del padre, el amigo del amigo.

5. Pero, repentinamente se abren los Cielos, los ángeles acuden a presenciar el juicio, llevando la señal de la Cruz y los otros signos de la Pasión del Redentor, como dice el angélico Santo Tomás: Veniente Domina ad judicium signam crucis, et alia passionis indica demostrabunt. (S. Thom. Opusc. II, Cap. 244). Esto se confirma con aquellas palabras de San Mateo (24, 30) Et tunc parebit signum Filii hominis in cœlo, et tunc plangent omnes tribus terræ. Derramarán lágrimas de desesperación los pecadores al ver la cruz del Salvador; porque como dice San Juan Crisóstomo, los clavos se quejarán del pecador, y las llagas y la cruz de Jesucristo hablarán contra de él. Clavi de te conquerentur, cícatrices contra te prorabit. (Homi. 20 in Math.).

6. También la Reina de los santos y de los ángeles, María Santísima, asistirá al juicio universal del género humano; y, finalmente, comparecerá el eterno y supremo Juez sobre las nubes, cercado de esplendor y majestad: Et videbant Filium Hominis venientem in nulibus cœli, eum virtute multa et majestate. (Math. XXIV, 30). Verán al Hijo de Dios y de la Virgen sobre las nubes resplandecientes del Cielo rodeado de pompa y de virtud. ¡Que pena causará a los réprobos la vista imponente del Juez! A facie ejus cruciabantur populi. (Joel. II, 6). San Jerónimo dice que la presencia de Jesucristo les causará mayor tormento que el mismo Infierno: Domnatis melius est inferni penæs, quam domini praesentiam ferre. Por esto, según San Juan, dirán ellos aquel día a los montes y peñascos: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara del Juez irritado: Dicent montibus et petris: Cadite cuper nos et abscondite nos a facie seden tis super thronum, et ab ira gni. (Apocal. IV, 16).

Sigue leyendo

Sermón Dominical

Del

DOMINGO IN ALBIS

Y OCTAVA DE PASCUA 

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

Sermón del 12 de abril de 2015

Para ver el VIDEO clic sobre la imagen

Homilía: Identidad Sacerdotal y Confesión vs Secularización y Buenismo

Domingo in Albis

(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)
Jn 20: 19-31

Los apóstoles se encuentran gozosos con Cristo resucitado, éste les dice:

1.- “Como el Padre me envió, así os envío yo”. Estas palabras definen cuál es la misión y la identidad de los sacerdotes: ser otros cristos. ¿Cómo puede dudar un sacerdote de su identidad? Las palabras del Señor son claras. El sacerdote no es un agente de pastoral o un político o un hombre que ha de buscar por sí la justicia social o los derechos humanos. La función del sacerdote es encaminar a los hombres hacia Dios. Cuando el hombre se encamine hacia Dios, será entonces, cuando el hombre se preocupe de la justicia social…
La idea protestante del sacerdocio está influenciando a muchas personas dentro de la Iglesia católica. El sacerdote es entresacado de entre los hombres y puesto para las cosas que miran a Dios. El sacerdote es un hombre de oración y penitencia. Un sacerdote que no ora es como una flor marchita. Hay sacerdotes “nuevos” que han sido formados después del Vaticano II y a quienes se les ha hecho creer que todo empieza y acaba con ese concilio. Eso es falso. El Magisterio de la Iglesia no comienza con el Vaticano II sino con concilio fue el de Jerusalén.
No entiendo la actitud del presidente de la Conferencia Episcopal Española cuando aparenta tener una íntima amistad con el presidente Rajoy, un hombre que se llama así mismo cristiano, pero que no lo es.

2.- El Señor les vuelve a repetir el saludo y después sopla el Espíritu Santo sobre ellos y les dice: “A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados…” Cristo instituye el sacramento del orden en la Última Cena, pero es ahora cuando les da a sus “sacerdotes” el poder de perdonar los pecados; un poder que sólo Dios tiene. El gran drama de nuestro catolicismo es que ha desaparecido la confesión. Dios está deseoso de perdonarnos, pero para ello necesita de un sacerdote que perdone en su nombre. Pero para que el hombre se acerque a la confesión se ha de sentir pecador. Si no siente que ha pecado, nunca se podrá arrepentir. Y sin arrepentimiento la confesión es nula. Además, la confesión ha de ser también íntegra. Hay que confesar todos los pecados graves, si se oculta alguno entonces se comete sacrilegio. Y después, esas personas que no se han confesado y tienen pecados graves, o se han confesado mal, acuden a recibir el Cuerpo de Cristo (cometiendo otro sacrilegio).

3.- Aparece también en este evangelio el problema de la incredulidad. Vivimos en una situación de incredulidad general o apostasía, empezando por la misma jerarquía. Análisis concreto de la situación moral en la que se encuentran los homosexuales, transexuales… Sepamos que Dios condena claramente estas conductas: “afeminados, sodomitas, adúlteros… no heredarán el reino de los cielos”.
¿Qué es lo que va a ocurrir este próximo otoño en la celebración del famoso sínodo de la familia? La verdad es que incluso aquellos obispos que piensan de modo diferente no pondrán mucha resistencia; sencillamente serán acallados para que su voz no se oiga. Además, me temo que no se querrán pillar las manos.
Pero el triunfo final no será del mal sino del bien. Conocemos la promesa que Cristo nos hizo: “las puertas del infierno no prevalecerán”. Así pues, pongamos nuestra confianza en Dios. Pasará lo que sea, pero como nos dice San Pablo: “para los que aman a Dios todo lo que ocurre es para su bien”. Tengamos, pues, nuestra esperanza siempre puesta en Jesús.000

Especial de San Juan Bosco

"Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura"

«Propagad buenos libros –decía Don Bosco– sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura»

SAN JUAN BOSCO,* Confesor

SAN JUAN BOSCO

San Juan Bosco, gran constructor de iglesias

San Juan Bosco, su muerte

San Juan Bosco después de 122 años de fallecido

El sueño más famoso de San Juan Bosco

La frase que representa el sentir como educador de San Juan Bosco

Especial de San Francisco de Sales

s_franciscodesales1

SAN FRANCISCO DE SALES,* Obispo, Confesor y Doctor

Las controversias, uno de los tres libros famosos de San Francisco de Sales

San Francisco de Sales a la conquista de los Calvinistas

Oración a San Francisco de Sales