Sermón Dominical

Del

DÉCIMO NOVENO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

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Homilía: No podemos jugar con la Palabra de Dios

Nota: Por razones de salud, y por prescripción médica, el P. Alfonso se ve obligado a interrumpir sus homilias dominicales por un tiempo indefinido. El Padre agradece cordialmente a seguidores y amigos la atención y cariño recibidos. Esta homilía fue publicada originalmente en 2014. Corresponde al domingo actual decinueve después de Pentecostés

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25 SEPTIEMBRE 2016.

XIX Domingo después de Pentecostés

«Los Bodas Reales» (Mt 22: 1-14)

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2015

2014

Homilía: No podemos jugar con la Palabra de Dios

2012

Sermón Dominical

Del

DÉCIMO OCTAVO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

Domingo XVIII después Pentecostés

 Evangelio: Mt 9: 1-8

HOMILÍA 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013 (PARA ADULTOS)

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Domingo XVIII después Pentecostés

Evangelio: Mt 9: 1-8

HOMILÍA 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013 (PARA JÓVENES)

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El Yelmo de Mambrino (6)

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Pero en definitiva, lo que esta inmensa mayoría de clérigos estaban llevando a cabo, quizá sin darse cuenta muchos de ellos (de nuevo el gigantesco guiñol de las marionetas), no era otra cosa que la tan cacareada actitud de protesta. De manera que, de ser esto cierto, nos encontramos de nuevo con la rebeldía. Ahora bien, ¿contra qué o contra quién ha ido dirigida en este caso…? Y la respuesta no es difícil de hallar. La protesta ha ido dirigida esta vez contra un conjunto de ideas que podríamos resumir bajo el epígrafe, ideado por los mismos rebeldes, de aburguesamiento de la Iglesia. O sea, para ser más breves: contra la Iglesia.

Lo que no es aparece como lo que es, y viceversa. En definitiva, la farsa. De manera consciente en unos e inconsciente en otros, pero al fin y al cabo teatro.

Todo el mundo tiene alguna idea del significado que suele darse hoy a la imagen de un rebaño de ovejas. Son pacíficos animales que se organizan en manada, incapaces al parecer de vivir aisladamente, y que se han convertido en un símbolo que designa a lo que el mundo suele llamar la actitud de aborregarse. Algo así como un sinónimo de lo que se conoce también con el nombre de adocenarse (que supone la pérdida de una personalidad propia), o de masificarse (convertirse en un número de la masa de ciudadanos que son manejados por el Sistema). En realidad el concepto sociológico de masa es relativamente reciente, lo mismo que el fenómeno al que corresponde. Aunque no debe confundirse con el de clase social, pues si es normal que la masa abarque a veces a varias clases sociales a la vez, otras, sin embargo, se refiere solamente a cualquiera de ellas. Por supuesto que las masas han sido siempre manejadas por el Poder Político, de forma más o menos despótica con no escasa frecuencia; aunque a veces, tal vez las menos, el Poder haya trabajado honradamente por el bien común. Pues es preciso reconocer que los buenos gobernantes no han abundado mucho en la Historia de la humanidad. De todos modos, el Poder Político no había manejado antes a las masas de forma tan sistemática, científica, despectiva y desinteresada con respecto al bien de los ciudadanos, como lo hace en la actualidad. De ahí que hayamos dicho antes que los conceptos de masa y clase social pertenecen más bien a la modernidad. Por lo demás, la Rebelión de las Masas, que diría Ortega y Gasset, es una idea que pertenece al mundo de la utopía. La verdad es que no suelen ser las masas las que se rebelan ni las que gobiernan el mundo, ni mucho menos a sí mismas, sino que es el Sistema y el aparato intelectual que lo sustenta quienes las dirigen y provocan las rebeliones. Lo cual es precisamente lo contrario de lo que Ortega pensaba y de lo que él consideraba como deseable. Sin embargo es evidente que tales rebelionesnunca son verdaderamente tales, en cuanto que a menudo no pasan de ser un concierto de balidos de rebaño, provocado cuando conviene por aquéllos a quienes conviene. Nos encontramos de nuevo con el guiñol de las marionetas que por supuesto ignoran que lo son: carecen de capacidad de pensar y decidir, por lo que solamente les queda actuar según los deseos de quienes las dirigen.

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Sermón Dominical

Del

DÉCIMO SÉPTIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

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Domingo XVII después Pentecostés

 Evangelio: Mt 22: 34-46

HOMILÍA 15 DE SEPTIEMBRE DE 2013

El Yelmo de Mambrino (5)

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Las predicciones insólitas de los sabios
se convierten en Historia antigua
cuando el discurrir del tiempo descubre
su condición de augurios raquíticos.

(Proverbio Chino)

5. Donde se prosigue la historia del yelmo de Mambrino y se cuenta la extraña parábola de las cien ovejas rebeldes, junto con otras menudencias de acompañamiento que añaden sabor al tema

Si por una parte el Señor había dicho que su Reino no es de este Mundo (Jn 18:36), el Diablo en cambio tuvo el descaro de atribuirse el dominio sobre él (Lc 4:6). Sin embargo, por más que el Diablo sea el Gran Mentiroso y el Padre de la Mentira (dicterios que provienen de la misma boca del Señor), es justo reconocer que, al menos en esta ocasión, no andaba muy lejos de la verdad.

Efectivamente el Demonio es el Gran Mentiroso. Pero algunas veces, cuando así lo exige su propia conveniencia, dice la verdad. En todo, en parte, o en mixtura en forma de embrollo, según convenga. En ocasiones lo hace así para engañar a los mentirosos natos, aunque parezca paradoja pero que en realidad no lo es. Pues el mentiroso, como el ladrón, piensa que todos son de su condición, y de ahí que en ocasiones parezca conveniente decirle la verdad justamente para que piense lo contrario.

La consecuencia es obvia: Lo único que puede hacer cualquier persona avisada es no creer jamás al Diablo. O mejor todavía, no dialogar con él bajo ningún concepto. Y como en estos últimos tiempos de la Historia parece haber extendido su Reino en no pequeña medida, nada tiene de exagerado afirmar que vivimos bajo el imperio de la Mentira.

Se ha convertido en cosa normal que lo que no es aparezca como lo que es, y viceversa. La moderna sociedad ya no se siente escandalizada de que al pan se le llame vino ni que al vino se le llame pan. En el teatro clásico antiguo se utilizaban la per–sona y el coturno como instrumentos de disfraz.[1] En la actualidad no hay necesidad de emplear medios tan artificiosos, por otra parte tan incómodos, y que poseen además el inconveniente de mostrar con excesiva estridencia su carácter farandulero. Y aunque es un género que abunda entre los componentes de la actual sociedad, a nadie le gusta aparecer como arlequín. Lo que es evidente en el mundo moderno es el hecho de que, en algunos de sus ámbitos, el disfraz y el recurso a la apariencia se han puesto de moda, y que son tantos los que los utilizan que a menudo llegan a ser multitud. Ahora no tendría sentido el tumulto organizado en la venta en donde vino a parar la cuadrilla que acompañaba a don Quijote: la bacía de barbero sería efectivamente el yelmo de Mambrino, y la albarda del burro sería reconocida como jaez de caballo. Todo lo cual sin dar lugar a discusiones ni a problema alguno.

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La mafia moral de don Mario

 

En este su tercer año, la línea central  por la cual avanza el pontificado bergogliano —y la obsesión particular de Francisco— es inconfundible: dar acceso a  la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias»; la famosa «propuesta Kasper» que ha estado promoviendo casi desde el primer momento de su elección. Con ese fin, Francisco inexorablemente ha formado una especie de mafia de la moral para  llevar a cabo su plan. Conozcamos a algunos de sus militantes. En primera fila tenemos al arzobispo Vincenzo («el Sicario») Paglia, cabecilla del Consejo Pontificio «para la familia» —hoy un nombre ya ridículo.

Fue bajo la tutela de Paglia cuando el Consejo produjo el primer programa de «educación sexual» aprobado por el Vaticano en toda su historia, un documento pontificio tan inmoral y repugnante que provocó una petición de los fieles implorando a Francisco que ordene su supresión (aunque más les valdría solicitar el patrocinio de una pila de bloques de concreto). Nótese los anteojos multicolores de Paglia, muy acordes con su solidaridad con la sodomía: «Hay en el mundo veinte o veinticinco países donde la homosexualidad es un crimen.  Me gustaría que la Iglesia luchara en contra de todo eso».

Para Francisco, Paglia es la persona idónea para poner al frente de la Academia Pontificia para la Vida y el Instituto Juan Pablo II para Estudios del Matrimonio y la Familia  como gran canciller.Paglia remplaza a los titulares relativamente conservadores de esos dicasterios quienes, llevándole la contraria, defendieron las enseñanzas de Juan Pablo II y Benedicto XVI y por lo tanto entorpecían el acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Paglia es un partidario abierto de la «propuesta Kasper» —o sea la propuesta Francisco—  de dar acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias»   Durante el fingido Sínodo de la Familia, Paglia supervisó la publicación de un libro proponiendoargumentos parciales a la demolición de todas las enseñanzas establecidas —especialmente las de Juan Pablo II y Benedicto XVI— y favorables a la «senda penitencial» de Kasper. Esta última daría acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» mientras estos consideren si van a obedecer las enseñanzas de la Iglesia acerca de su contumacia en sus relaciones sexuales adúlteras.

Paglia declaró que los cargos que le ha conferido Francisco significan que este desea que «prosiga el nuevo curso que emana del Sínodo de los Obispos y de su encíclica [sic] Amoris Laetitia». ¿Y cuál es este nuevo curso? ¿Pues qué más? Dar acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias “.

El siguiente miembro de la mafia moral es monseñor Pierangelo («el Violinista») Sequeri: Mons. Sequieri es un académico liberal, y músico, a quien con frecuencia se le ve fuera de sus hábitos religiosos. Remplaza a Mons. Livio Melina como presidente del Instituto Juan Pablo II sirviendo bajo el gran canciller Paglia. Melina «defendió la enseñanza perenne de la Iglesia de que los divorciados y vueltos a casar que no cohabiten como “hermano y hermana” no deben ser admitidos a la sagrada comunión».

Melina, asimismo, insistió valerosamente que Amoris Laetitia «no cambia la disciplina de la Iglesia»,  y que «aún es el caso que admitir a la comunión a los divorciados “vueltos a casar” (amén de todas aquellas situaciones previstas por Familiaris Consortio 84 y Sacramentum Caritatis 29) va en contra de la disciplina de la Iglesia». Melina, naturalmente, acabó durmiendo con los peces.

Este otro miembro es el único norteamericano de la mafia moral, es más o menos un equivalente alconsigliere irlandés Tom Hagan de El Padrino: el obispo Kevin («el Payaso») Farrell, de Dallas.
Francisco acaba de nombrar a Farrell titular del recién creado súperdicasterio, el  Consejo Pontificio para la Familia, la Vida y los Laicos, el cual absorbe y desmantela cualquier obstáculo impidiendo acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» que aún pudiese encontrarse en el Consejo Pontificio para la Familia y el Consejo Pontificio para los Laicos; ambos dejarán de existir el primero de septiembre. A pesar de que La Academia Pontificia por la Vida continuará existiendo el nombramiento de Paglia como titular eliminará cualquier traba en ese recinto, incluyendo al filósofo alemán Josef Siefert, quien publicó una  crítica devastadora de Amoris Laetitia, instando a Francisco a enmendar sus errores con respecto a la fe.

Farrell, un semiconservador, apropiadamente equipado con «un sentido del humor sagaz», es el prelado «pro gay» más adecuado para este propósito. Este obispo instaló como párroco de una iglesia en Texas a un  sacerdote homosexual pillado participando activamente en un sitio homosexual en línea de contenido sexual explícito. El degenerado fue retirado de su cargo gracias al clamor popular ya que Farrell, a todas luces, acepta como un hecho que se formen y ordenen sacerdotes homosexuales con reconocimiento completo de su «orientación».  Citando comentarios de Francisco acerca del «respeto» por «la persona homosexual», Farrell declaró: «La Iglesia aún espera que sus sacerdotes se comprometan a una vida célibe y casta ya sean homosexuales o heterosexuales». ¡Claro, si se es un sacerdote  homosexual la Iglesia «espera» el celibato!
¡Pero por lo demás, no hay problema!

La enseñanza perenne de la Iglesia que afirma que varones homosexuales no son aptos para ordenarse y no deben ser admitidos a los seminarios  está sobrando. Esto hace eco de lo que Francisco ya había declarado en el contexto de las preguntas acerca del sacerdote, obviamente homosexual, que colocó al frente de su residencia (Mons. Battista Ricca fue encontrado atrapado en un ascensor con un joven que era objeto de sus  atenciones): «¿Quién soy yo para juzgar

No debemos pasar por alto a un miembro que, aunque menor, no carece de importancia dentro de la mafia moral: Thomas («el Jetas») Rosica. Este feroz y vengativo portavoz angloparlante, agregado a la agencia de prensa del Vaticano, es un belicoso partidario de todo cuanto sea gay. Sus abogados amañaron, con la amenaza de una demanda, al editor del blog Vox Cantoris por atreverse a decir la verdad sobre este personaje. Rosica se encuentra complacido con el nombramiento de Farrell, lo ha calificado como «uno de los cambios y nombramientos de la reestructuración más significativos de su [Francisco] ministerio petrino», ya que «el obispo Farrell tiene un interés muy especial por implementar Amoris Laetitia, la emblemática exhortación apostólica del papa Francisco». En otras palabras, Farrell tiene «un interés muy especial» por encontrar la manera de conceder acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Fue Rosica quien, irritado, declaró durante el Sínodo 2016: «El jubileo de la misericordia requiere un lenguaje misericordioso, particularmente cuando hablamos de personas gay u homosexuales.  No debemos sentir lástima por las personas gay sino reconocerlas por lo que son,  y son nuestros hijos e hijas, nuestros hermanos y hermanas». Farrell aparentemente está de acuerdo, ya que a su vez  este defendió a Rosica con denuedo y «denunció  “el odio de las cloacas inmundas” de la blogosfera católica» —una referencia a los blogueros laicos que conocen a Rosica por lo que es, una serpiente siseante cuya enemistad a la fe necesita ser expuesta y prohibírsele cualquier participación en puestos de autoridad en la Iglesia.

Farrell, por si acaso existe alguna duda, está absolutamente de acuerdo con el acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias». En declaraciones acerca de Amoris Laetitia poco después de su publicación afirmó: «Algunos sienten que el papa Francisco no ha hecho lo suficiente para atender las esperanzas de aquellos que se encuentran en matrimonios irregulares, mientras que otros sienten que las enseñanzas tradicionales se han puesto en entredicho. En mi opinión, refleja la llamada de Jesús a su Iglesia para que continúe su misión sanadora y salvífica». Farrell «también alabó con calidez comentarios sobre Amoris del cardenal Christoph Schönborn de Viena, Austria, quien estuvo entre aquellos que proponían la apertura de la comunión a los divorciados y vueltos a casar durante los dos últimos Sínodos de los Obispos».

Llegamos así al próximo miembro de la mafia: el cardenal Christoph («el Comodín») Schönborn:Schönborn es el intérprete de Amoris Laetitia predilecto de Francisco, fue él el designado  para declarar que la doctrina defendida por Juan Pablo II ha «evolucionado», contradiciéndose a sí misma, abriendo así el camino «en ciertos casos» (lo que quiere decir a todos eventualmente) al acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias».

Tenemos también, aunque sea de menor monta, a ese famoso oráculo de Francisco:  Antonio («la Boquilla») Spadaro: El editor de Civiltà Catholica es un jesuita liberal compañero y allegado de Francisco, se le asignó la labor de anunciar que el Sínodo fraudulento de la familia «“había ya sentado los cimientos” para que los divorciados y casados por lo civil fuesen admitidos a los sacramentos», y que Amoris Laetitia «afirma, en esencia, que todos los casos no pueden quedar incluidos dentro de una norma válida general aplicable a todos por igual, siempre y sin excepción».

Se entiende, entonces, que algunos adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» pueden acceder a la sagrada Eucaristía. ¿Mas, qué casos quedaran exentos de la «norma general», de la ley natural en otras palabras?

Esta pregunta nos lleva, finalmente, al capo di tutti capi. Jorge Mario (el Misericordioso») Bergoglio, alias «el padre Bergoglio», como se refirió a sí mismo durante una conversación telefónica para autorizar la comunión a una mujer viviendo en adulterio. Francisco insiste en que aún es Jorge Mario Bergoglio, ya que renovó su pasaporte bajo ese nombre. Bajo su alias sucedáneo, «papa Francisco», don Mario ha dictado cada jugada de la mafia moral según su plan, el mismo que reafirmó en sus declaraciones a un grupo de jesuitas polacos durante su viaje a Polonia: la moralidad sexual no es blanca o negra, sino gris. ¡Todo depende de la situación!  Citamos aquí comentario según el texto que don Mario autorizó al padre Spadaro publicar en Civiltà Catholica:

Quisiera agregar algo aquí. Os pido que trabajéis con los seminaristas. Ante todo, dadles lo que no han recibido de los ejercicios [de san  Ignacio]. Hoy en día la Iglesia necesita crecer en su capacidad para el discernimiento espiritual. Algunos planes de formación sacerdotal corren el peligro de educar a la luz de ideas que son demasiado claras y perceptibles, y por lo tanto tienden a actuar dentro de límites y criterios rígidos impuestos a priori sin considerar las situaciones concretas: “Esto se debe hacer, eso no se debe hacer…”

Es necesario formar a los futuros sacerdotes no con ideas generales y abstractas sino con este objetivo de discernir el espíritu, para que puedan asistir a las personas en su situación concreta. Es sumamente importante entender lo siguiente: en la vida no todo es blanco y negro. ¡No! En la vida prevalecen los matices del gris. Es, entonces, necesario enseñar a discernir en este ámbito gris.

Así que, don Mario ha enviado órdenes a sus soldados de a pie: no debemos mantener ideas claras y precisas acerca de la moral sexual sino sólo las que sean confusas y vagas, las que requieran discernimiento espiritual. Todo es área gris, y en lo que se refiere al comportamiento sexual debe haber, cuando menos, cincuenta tonos de gris.

No obstante, cuando se trata de la «desigualdad» o de la pena capital don Mario requiere las distinciones más absolutas entre lo blanco y lo negro: «Esto debe ser así, aquello no debe ser». ¡Faltaba más! Por lo tanto, y esto para satisfacer la gran obsesión de don Mario, debe haber acceso a la sagrada Eucaristía a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias». ¡Mas, no sólo a estos sino también a los que cohabitan! Tal y como lo anuncia don Mario en Amoris Laetitia, por primera vez en los dos mil años de historia de la Iglesia:

Es así que ya no podemos simplemente decir que todos aquellos que se encuentran en cualquier tipo de situación “irregular” vive en un estado de pecado mortal y están exentos de la gracia salvífica. Hay algo más profundo aquí que una mera ignorancia de las normas. Un individuo puede ser consciente de las normas y a la vez serle difícil comprender «su valor intrínseco» o encontrarse en una situación concreta que le impide actuar de una manera distinta, o tomar una decisión sin cometer otro pecado.

¿Ya no es posible? ¿Desde cuándo? Pues, desde Francisco. Ha decretado que ya no es posible «simplemente» afirmar que la sagrada Eucaristía no debe ser ofrecida a adúlteros manifiestos e impenitentes en «segundas nupcias» (como su hermana) o a parejas que cohabitan (como su sobrino) porque algunos de ellos podrían estar en estado de gracia a pesar de que saben que la Iglesia enseña que lo que hacen es inmoral. ¿Quién lo hubiese dicho? ¡Pues, Francisco hombre!

¿Quiénes serán los afortunados escogidos que quedarán exentos de las normas que prohíben el adulterio y la  fornicación y que hace imposible la comunión para todos aquellos que viven en el adulterio o simplemente «arrimados», sin ni siquiera un certificado de matrimonio? Eso queda para que lo averigüen los flamantes expertos entrenados en el «discernimiento espiritual» mientras navegan la vastísima «área gris» de la nueva moralidad sexual de don Mario, esa moralidad donde alguna vez hubo tanta claridad como la que existe en cualquier otra enseñanza moral de la Iglesia.

Phil Lawler afirma que Francisco ha escrito a Paglia, incluye una «lista de inquietudes» que desea que este atienda; sin embargo, «En la lista del Santo Padre brillan por su ausencia preocupaciones expresadas con declaraciones claras comparables a las de la eutanasia o los anticonceptivos que los católicos acostumbraban a recibir durante el pontificado de san Juan Pablo II». Lawler, considerando la abrumadora evidencia, se pregunta si «el papa Francisco se está apartando de las enseñanzas de san  Juan Pablo II acerca de la familia y la vida». En otras palabras, se pregunta si Francisco se está apartando de una ortodoxia ininterrumpida, es preocupante que un comentarista «de corriente convencional» se exprese públicamente de esa manera del Pontífice Romano. Es cierto que todo este artículo no es más que un ejercicio mordaz, mas parece ser que el actual pontificado, una pantomima cada día más desoladora, lo merece; es un pontificado que pasará a la historia como un evento anómalo y grotesco; el reinado del papa Honorio, que fue excomulgado, parece incluso benévolo comparado con el actual.

No es cosa personal. Es negocio del diablo nada más.

Christopher A. Ferrara

[Traducido por Enrique Treviño. Artículo original.]

 

 

Tomado de:

adelantelafe.com

 

CHRISTOPHER A. FERRARA

Presidente y consejero principal de American Catholic Lawyers Inc. El señor Ferrara ha estado al frente de la defensa legal de personas pro-vida durante casi un cuarto de siglo. Colaboró con el equipo legal en defensa de víctimas famosas de la cultura de la muerte tales como Terri Schiavo, y se ha distinguido como abogado de derechos civiles católicos. El señor Ferrara ha sido un columnista principal en The Remnant desde el año 2000 y ha escrito varios libros publicados por The Remnant Press, que incluyen el bestseller The Great Façade. Junto con su mujer Wendy, vive en Richmond, Virginia.

Sermón Dominical

Del

DÉCIMO SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

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Homilía: Los Últimos Puestos

Domingo XVI después de Pentecostés

(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)
(Lc 14: 1-11)

El evangelio de hoy no pretende tanto enseñarnos cuál ha de ser nuestro comportamiento en las fiestas y banquetes sino una lección de humildad; y la prueba de ello es la moraleja final. El Señor nos anima a que busquemos los últimos puestos y los más humildes; aquellos en los que no se figura y uno no es reconocido.

Un verdadero cristiano, siguiendo las enseñanzas de Cristo, no debería buscar el destacar, sino el pasar desapercibido. En cambio tanto nuestra naturaleza como el mundo aspiran a todo lo contrario. Ya nos lo dijo S. Pablo: “No hay entre vosotros muchos sabios según el mundo, ni poderosos…”. O estas otras palabras: “Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios…”; “el que quiera ser el primero de todos que se haga el último de todos y el servidor de todos”.

Los criterios de actuación del mundo y del cristiano son totalmente opuestos. El Señor nos lo dice en multitud de ocasiones; pero nunca nos terminamos de convencer de ello. Es por ello que, en la medida que nos dejemos arrastrar por los criterios del mundo, nos alejamos de Dios.

Nos encontramos en un momento de confusión, de apostasía general y de desolación del cristiano y de la Iglesia. En estos momentos hemos de tener las ideas claras. Ideas que están expuestas y enseñadas en los evangelios. Esta situación de confusión no se va a arreglar, sino que según nos dicen las profecías de los últimos tiempos en el libro de Daniel, irá a peor: “El falso profeta tendrá un gran poder…, hará la guerra a los santos y los vencerá”. Los falsos profetas de la Iglesia actual no tienen enemigo; sólo Dios los puede contener… Algunos ingenuos buenistas ponen su esperanza en el “papa emérito”; no puede haber un “papa emérito”…

En medio de esta confusión, ¿qué pasará con nosotros? Esta confusión y oscuridad no es tal. Somos nosotros los que lo permitimos. Todo lo que está ocurriendo está en los planes de Dios y está ocurriendo para nuestro bien. Dios es el señor de la historia y nada ocurre que se escape a sus designios. Lo que está ocurriendo es providencial; en el sentido de que Dios lo permite para nuestro bien. No olvidemos estas palabras del Señor: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”; “mis palabras son espíritu y vida”; “cuando suceda todo esto, levantad vuestras cabezas, pues se acerca vuestra liberación”; “para los que aman a Dios todo lo que les ocurre es para su bien”; “no temáis, mi pequeño rebaño, vuestro Padre celestial ha reservado el reino para vosotros”.

Se nos ha hecho pensar que ser cristiano es fácil, no tiene exigencias, cuando la realidad es totalmente diferente: “El que quiera ser mi discípulo que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”. La existencia cristiana no es como el mundo la imagina, ni como muchos de nosotros pensamos. Ahora, puede que entendamos un poco mejor el consejo de Cristo de buscar los últimos puestos. Él mismo nos lo enseñó con su propia vida; de toda su vida, sólo tres fue “pública”, el resto de sus años pasó totalmente desapercibido. Nos empeñamos en vivir nuestra propia vida, y olvidamos que para un cristiano, Cristo es su vida.

La parábola de hoy es pues una exhortación a ser humildes y buscar los últimos puestos.

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El Yelmo de Mabrino (4)

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Durante los muchos años que duró el reinado del Papa Juan Pablo II, tanto el Culto como la Liturgia y la Pastoral adquirieron un tono de espectáculo que los aproximaron en gran medida al mundo del teatro.

El Concilio Vaticano II había expresado sus deseos de la mayor participación del Pueblo cristiano en la Liturgia. Pero la liberalización de las normas litúrgicas, sobre todo en las referentes a la Misa, produjo una alocada carrera de inventivas, de improvisaciones y de arbitrarias interpretaciones en todas las cuales se buscaba, ante todo, llamar la atención de los fieles. Todo el mundo buscaba asombrar con algo nuevo.

Así es como se fue dando paulatinamente entrada al teatro en la Liturgia.

Fueron apareciendo vistosos desfiles procesionales de ofrendas en el ofertorio de la Misa, acompañados frecuentemente de las danzas y ritos típicos de cada lugar; y sin que faltaran agradables muchachas jóvenes ejecutando danzas litúrgicas delante de la procesión de ofrendas. También se pusieron de moda las aparatosas y pomposas paradas, en las que se llevaba el Evangeliario con los brazos en alto ante los fieles para la lectura del texto evangélico del día. Sin olvidar las ostentosas lecturas de los textos litúrgicos por parte de seglares que ejercían su función con voz engolada y convencidos de que su momento era la parte esencial de la Misa.

En diversos lugares se escenificaron las lecturas litúrgicas de la Misa en forma de auténtico espectáculo. Como el de que, llegado el momento de la lectura de la Epístola, se hacía un silencio al tiempo que entraba un mensajero por la puerta del templo con un papel en las manos y gritando: ¡Carta de Pablo, Carta de Pablo…! Se sabe de un celebrante, feroz adicto del pacifismo, que hacía el gesto espectacular de romper un rifle de madera durante la homilía. Hubo lugares en los que se sustituyeron los textos litúrgicos bíblicos por lecturas de artículos de prensa o de escritores del momento (generalmente de ideología de izquierdas), considerados seguramente más aptos como alimento espiritual de los fieles. Por su parte, los Movimientos Carismáticos y Neocatecumenales pusieron de moda gestos y expresiones muy peculiares en diversas partes de la Misa (brazos en alto, asimiento de manos, voces y gritos espontáneos…, impulsados todos ellos por el soplo del Espíritu). Se generalizó la celebración del Santo Sacrificio en lugares extraños fuera de los templos, utilizando panes fermentados de alimentación de tamaño grande y vasos sagrados de materiales baratos y de baja calidad. En la Víspera de Navidad, acabada la llamada Misa del Gallo, se daba a besar a los fieles al Niño Jesús según la costumbre inmemorial; sólo que esta vez no besaban los fieles imagen del Niño, sino un infante recién nacido y casi desnudo: ¡Basta ya de símbolos sin vida!, decía el cura enardeciendo a sus fieles. Ni corresponde hablar aquí acerca de los comentarios sarcásticos y hasta escabrosos que muchos fieles hicieron al respecto.

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