LEYES DE LA ABSTINENCIA Y DEL AYUNO

SEGÚN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO DE 1917

Limosna. Ayuno. Abstinencia. Flagelación.

 

CANON 1250:

La ley de la abstinencia prohíbe comer carne y caldo de carne, pero no prohíbe comer huevos, lacticinios y cualesquiera condimentos, aunque sean de grasa de animales.

CANON 1251:

  • 1. La ley del ayuno prescribe que no se haga sino una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, respecto de la cantidad y la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar.
  • 2. Tampoco está prohibido mezclar carne y pescado en la misma comida; ni cambiar la colación de la noche con la comida del mediodía.

CANON 1252:

  • 1. La ley de sola la abstinencia se ha de observar todos los viernes del año.
  • 2. Obliga la ley de la abstinencia con ayuno el miércoles de Ceniza, los viernes y sábados de Cuaresma y los tres días de las Cuatro Témporas, las vigilias de Pentecostés, de la Asunción de la Madre de Dios, de la fiesta de Todos los Santos y de la Natividad del Señor.
  • 3. La ley de solo el ayuno se ha de observar todos los restantes días de Cuaresma.
  • 4. Cesa la ley de la abstinencia, o de la abstinencia y del ayuno, o del ayuno solo, en los domingos o fiestas de precepto, exceptuadas las fiestas que caigan en Cuaresma, y no se anticipan las vigilias; cesa también dicha ley el Sábado Santo después de mediodía.

CANON 1254:

  • 1. Están obligados a guardar abstinencia cuantos hayan cumplido los siete años de edad.
  • 2. Obliga la ley del ayuno a todos desde que han cumplido veintiún años de edad hasta que hayan comenzado el sexagésimo.

Penitencia en aras del Cielo. Reflexiones para el Miércoles de Ceniza

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“Recuerda, hombre, que eres polvo, y al polvo regresarás.”

El día de hoy, Miércoles de Ceniza, marca el comienzo de la Cuaresma. La Iglesia, con la sabiduría del antiguo calendario litúrgico, nos dio los últimos domingos para prepararnos para este tiempo de ayuno, oración, y penitencia. La Cuaresma es el tiempo del año litúrgico en el que hacemos una pausa y reconocemos nuestra débil naturaleza humana, nuestra inclinación al pecado, y nuestra mortalidad. Algunos verán nuestros rigurosos sacrificios y nuestro ayuno como tonterías, considerando cómo nuestra sociedad tiene la costumbre de buscar la gratificación instantánea. ¿Qué es lo que motiva nuestras penitencias? Quizás el reflexionar sobre esta cuestión nos ayude a elegir penitencias que profundicen nuestras vidas espirituales y nuestro amor a Dios.

En la cuestión 12 de Prima Pars en Summa Theologiae, Santo Tomás de Aquino reflexiona sobre el conocimiento de Dios; es decir, ¿cómo hace el hombre para conocer a Dios, tanto en esta vida como en la próxima, en la que puede ver su esencia divina? En el artículo 6, Tomás se pregunta si algunos podrán ver la esencia divina más perfectamente que otros. Responde afirmativamente, diciendo que esto se basa en la capacidad intelectual, la cual que permite a algunos contemplar la visión de Dios más perfectamente. El objeto—la visión de Dios—es el mismo, dado que Dios no cambia, pero el intelecto que comparta más perfectamente la luz de la gloria, Lo verá más perfectamente. Tomás explica:

De ahí que el entendimiento que más participe de la luz de la gloria, más perfectamente verá a Dios. Y tanto más participará de la luz de la gloria cuanto más amor tenga, pues donde el amor es mayor, mayor es el deseo; y el deseo, de alguna manera, capacita y prepara al que desea para conseguir lo deseado. Por lo tanto, aquel que tenga más amor, más perfectamente verá a Dios y más feliz será (ST, I, C. 12, a. 6, corpus).

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Cuaresma: Tiempo de Conversión

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Aunque toda la vida ha de ser tiempo de conversión, como enseñaba con frecuencia Benedicto XVI, la cuaresma lo es de manera especial en cuanto a que la Iglesia incide más en su predicación sobre este aspecto esencial de la vida cristiana. Pero algunos preguntan….o se preguntan….¿qué es conversión?……..pues desde una definición teórica podría ajustarse a la conversión a la fe cristiana desde el ateísmo/agnosticismo o desde otra confesión religiosa. Todos sabemos que para los bautizados hay una “conversión” que integra el compromiso de amor vivido día a día desde el “sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mateo 5, 48). Pero para plantear una reflexión cuaresmal más concreta (que exhorte en conciencia a propósitos realizables) desde la espiritualidad católica se proponen varios “estados” de conversión:

* Conversión del pecado a la Gracia: es la más decisiva de todas. La cuaresma es tiempo ideal para, a la luz de la Pasión de Cristo por amor hacia nosotros, consideremos preparar y hacer una buenaconfesión. Si hace más de un año que no confesamos, o vivimos ya habitualmente en pecado grave, pues que esa confesión “no se haga esperar ni un día más” (en cita del Papa Francisco). Y si de verdad alguno cree que no tiene pecado, pues “que no se moleste en ir a Misa” (cita también de Francisco), ya que no hay mayor soberbia que creerse impecable y sin necesidad de arrepentimiento moral. Esta conversión no pasa solo por el confesonario sino por un “nuevo camino” en la vida cristiana donde la Misa sea el centro de la misma y, desde la Eucaristía, asumamos los mandamientos de Dios y su Palabra (interpretada por la enseñanza de la Iglesia) para hacerlos vida en cada uno.

* Conversión de la tibieza a la devoción: Si vivimos en Gracia habitualmente pero sin valorar la misma, o sea, desde la rutina del “cumplo y miento” que nos lleva a no dar importancia al pecado venial, mantener una mínima vida sacramental como apéndice del resto de la vida humana, nos deslizamos por el relativismo moral y nadie nota en nosotros la alegría de ser cristiano, entonces hemos de pedir a Dios la conversión a la devoción para salir de la tibieza. Para ello es muy necesario la dirección espiritual que nos libere de la subjetividad propia de vivir la fe desde una autojustificación permanente. Un director espiritual que, para que sea de garantía, ha de tener él también director espiritual, y ha de ser sobre todo piadoso y fiel al magisterio de la Iglesia, será la ayuda más valiosa para caminar hacia la vida devota siendo conscientes de la vocación a la SANTIDAD recibida en el bautismo para todos los bautizados (laicos, religiosos y sacerdotes).

* Conversión de la devoción  al fervor: Es el paso que sigue al anterior si hay verdadero “enamoramiento” de Cristo, y la vida cristiana se vive más por motivos sobrenaturales (caridad) que meramente humanos. Esto sucede cuando cada uno, tras discernir en la oración lo que Dios le pide, responde que SI a la voluntad Divina y comienza a vivir plenamente su vocación. Una vocación que en la mayoría de los casos es santificarse como laico en el trabajo, familia, sociedad…..siempre en Cristo y desde Cristo y para Cristo; o bien se cifra en la vida consagrada o el sacerdocio. Descubrir la vocación y decir SI a ella es el estado tercero de conversión. ¿Cual es la mejor vocación de todas?….la que cada uno ha recibido. La santidad consiste en responder con amor a la vocación recibida, sea la que fuere.

Pues vamos a reflexionar, meditar, orar…..en esta cuaresma para que cada uno de nosotros examinemos primero la propia vida para descubrir en que estado estamos, y, desde ahí, pedir a Dios las luces necesarias para que se obre nuestra conversión. Que el SI de la Virgen María, que trajo la salvación al mundo, sea nuestro faro y guía en esta tarea.

Padre Santiago González

(Artículo re-publicado. Fecha originalmente en 2014).

 

Tomado de:
https://adelantelafe.com/

Cuaresma: Catecismo Mayor de San Pío X

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CAPITULO VI

DE LA CUARESMA

  1. ¿Qué es la CUARESMA?

La Cuaresma es un tiempo de ayuno y penitencia instituido por la Iglesia por tradición apostólica.

  1. ¿A qué fin ha sido instituida la Cuaresma?

La Cuaresma ha sido instituida: 1°, para darnos a entender la obligación que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida, de la cual, según los Santos Padres, es figura la Cuaresma; 2. °, para imitar en alguna manera el riguroso ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto; 3. °, para prepararnos por medio de la penitencia a celebrar santamente la Pascua.

  1. ¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de CENIZA?

El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.

  1. ¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma?

La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.

  1. ¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza?

Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.

  1. ¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia?

Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno ,y la abstinencia y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que da ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la Comunión pascual.

  1. ¿En qué consisten el ayuno y la abstinencia?

El ayuno consiste en no hacer más que una sola comida al día, y la abstinencia en no tomar carne ni caldo de carne.

  1. ¿Se prohíbe toda otra refección los días de ayuno, fuera de la única comida?

Los días de ayuno, la Iglesia permite una ligera refección a la noche, o hacia el mediodía si la comida única se traslada a la tarde, y además la parvedad por la mañana.

  1. ¿Quiénes están obligados al ayuno y a la abstinencia?

Al ayuno están obligados todos los que sean mayores de edad, hasta que hayan cumplido sesenta años y no estén legítimamente impedidos, y a la abstinencia los que han cumplido catorce años y tienen uso de razón.

  1. ¿Están exentos de toda mortificación los que no están obligados al ayuno?

Los que no están obligados al ayuno no están exentos de toda mortificación, porque ninguno está dispensado de la obligación general de hacer penitencia, y así deben los tales mortificarse en otras cosas según sus fuerzas.

 

por

Tomado de:
https://adelantelafe.com/

Especial de Miércoles de Ceniza

Limosna. Ayuno. Abstinencia. Flagelación.

Limosna. Ayuno. Abstinencia. Flagelación.

 

Origen del Miércoles de Ceniza

Tiempo de Cuaresma

Miércoles de Ceniza

¿Porqué no debemos comer carne todos los viernes del año?

Cinco caminos de penitencia

De las homilías de San Juan Crisóstomo


Homilía 2 sobre el diablo tentador, 6

Oficio de Lectura, XXI martes del Tiempo Ordinario

Cinco caminos de penitencia: primero, la acusación de los pecados; segundo, el perdonar las ofensas de nuestro prójimo; tercero, la oración; cuarto, la limosna; y quinto, la humildad.

Cinco caminos de penitencia: primero, la acusación de los pecados; segundo, el perdonar las ofensas de nuestro prójimo; tercero, la oración; cuarto, la limosna; y quinto, la humildad.

Para leer la homilía, dar un clic sobre la imagen

Origen del Miércoles de Ceniza

El miércoles después del domingo de quincuagésima, que es el primer día del ayuno de Cuaresma.

El nombre dies cinerum (día de cenizas) que lleva en el MisalRomano aparece en las primeras copias existentes del Sacramentario Gregoriano y probablemente data de por lo menos el siglo VIII. En este día, según la costumbre antigua, se exhorta a todos los fieles a acercarse al altar antes del comienzo de la Misa, y allí el sacerdote sumerge su dedo pulgar en cenizas previamente bendecidas y marca en la frente—o en el caso de los clérigos, encima del lugar de la tonsura—de cada uno la Señal de la Cruz, y dice las palabras: «Recuerda, hombre, que del polvo vienes y al polvo volverás”.

Las cenizas usadas en esta ceremonia se hacen quemando los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, las cuales se rocían con agua bendita y luego sahumadas con incienso. En la bendición de las cenizas se usan cuatro antiguas plegarias. El propio celebrante, sea obispoo cardenal, recibe, ya sea de pie o sentado, las cenizas de algún otro sacerdote, generalmente del de mayor dignidad entre los presentes. En épocas antiguas el rito de la distribución de las cenizas era seguido por una procesión penitencial, pero esto no está prescrito actualmente.

No cabe duda que la costumbre de distribuir las cenizas a todos los fieles surgió de una imitación devota de la práctica observada en el caso de los penitentes públicos. Pero esta práctica devota, la recepción de un sacramental que está lleno de simbolismo depenitencia (cf. el cor contritum quasi cinis del «Dies Irae»), es de una fecha anterior a la supuesta previamente.  Se menciona como de observancia general tanto para clérigos como para fieles en el Sínodo de Beneventum, 1901 (Mansi, XX, 739), pero cerca de cien años antes que esto el homilista anglosajón Aelfric asume que se aplica a toda clase de personas. Él dice:

”Leemos en ambos libros en la Antigua Ley y en la Nueva que los hombres que se arrepentían de sus pecados se cubrían a sí mismos con cenizas y vestían sus cuerpos con cilicio.  Ahora hagamos este poco al comienzo de nuestra Cuaresma, que rociemos cenizas sobre nuestras cabezas para denotar que debemos arrepentirnos de nuestros pecados durante el ayuno cuaresmal.”

Y luego fortalece esta recomendación con el terrible ejemplo de un hombre que se negó a ir a Misa el Miércoles de Ceniza por las cenizas y quien a los pocos días murió accidentalmente en una cacería de jabalí (Ælfric, Vidas de Santos, ed. Skeat, I, 262-266).

Es posible que la noción de penitencia que fue sugerida por el rito del Miércoles de Ceniza fuera reforzada por la exclusión figurativa de los sagrados misterios simbolizada por el colgamiento del velo cuaresmal frente al santuario.  Pero para ésta y la práctica del comienzo del ayuno el Miércoles de Ceniza vea Cuaresma.

Fuente: Thurston, Herbert. «Ash Wednesday.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 18 Fab. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01775b.htm&gt;.

Traducido por Armando Llaza Corrales. rc

Tomado de:

Enciclopedia Católica Online

http://ec.aciprensa.com/wiki/P%C3%A1gina_Principal

MIÉRCOLES DE CENIZA

Limosna. Ayuno. Abstinencia. Flagelación.

La liturgia de este día es doble: imposición de la ceniza(1) y sacrificio eucarístico. Tenemos ahí el vestigio de una antigua ceremonia. La ceniza se imponía en la iglesia de la Colecta o reunión, es decir, la de Santa Anastasia; el sacrificio se celebraba en la iglesia de la Estación, la de Santa Sabina, que se alzaba en el Aventino, Llevando la ceniza sobre sus cabezas, el Papa y los cristianos de Roma iban desde Santa Anastasia hasta Santa Sabina, con los pies descalzos, implorando misericordia, para empezar los ejercicios de la milicia cristiana con el santo ayuno de la Cuaresma y para luchar contra los espíritus del mal con las armas de la abstinencia. (Bendición de las cenizas). Es un resto de la penitencia pública a que se sometía a los pecadores en los primeros siglos. Antes de ser apartado de los fieles, el pecador era salpicado con ceniza, símbolo de penitencia, y vestido con el humilde hábito penitencial. Al suprimirse el uso de la penitencia pública, alrededor del año 1000, la ceremonia se extendió a todos los cristianos. Todo cristiano fervoroso debe presentarse con humildad y espíritu de penitencia a recibir la ceniza y a escuchar las graves palabras que pronuncia el sacerdote al imponerla: «Acuérdate, hombre, que eres polvo y al polvo has de volver». Los textos de la Misa están inspirados todos en esta idea de la penitencia. Dios es siempre misericordioso para con todos los que se convierten a Él. (Introito); pero importa rasgar los corazones más que los vestidos (Epístola). El que ayune generosamente, no por agradar a los hombres (Evangelio); el que reciba con la debida piedad las venerables solemnidades del ayuno (Oración), ese podrá cantar: «Te exaltaré, Señor, porque me recibiste y no alegraste a mis enemigos sobre mí. Clamé a Ti y me sanaste» (Ofertorio). Sigue leyendo

Tiempo de Cuaresma

Exposición dogmática

El Tiempo de Septuagésima nos ha recordado cómo debe el hombre caído asociarse, por el espíritu de penitencia, a la obra redentora del Mesías. Pues en esta Cuaresma, mediante el ayuno y demás prácticas penitenciales, vamos a incorporarnos a ella de un modo todavía más perfecto. Nuestra alma rebelde a Dios se ha hecho esclava del demonio, del mundo y de la carne.
Y precisamente en todo este santo tiempo nos muestra la Iglesia a Jesús ya en el desierto (Domingo 1ro de Cuaresma), ya en medio de los azares de su vida pública, combatiendo para librarnos de la triple atadura del orgullo, de la avaricia y de la lujuria, que nos esclavizan a las criaturas.
Cuando por su doctrina y sus dolores nos haya redimido del cautiverio y restituido la libertad de hijos de Dios, nos dará, en las fiestas Pascuales la vida divina, que habíamos perdido. De ahí que la liturgia cuaresmal, embebida como está de las enseñanzas del Maestro y en el espíritu de penitencia del Redentor, sirviera en otro tiempo para la formación de los catecúmenos, y para mover a compunción a los públicos penitentes, que aspiraban a resucitar con Jesús el Sábado Santo, mediante la recepción del Sacramento del Bautismo, o el de la Penitencia1.
Esos son los dos pensamientos que la Iglesia irá desarrollando durante la Cuaresma entera, mostrándonos en la persona de los Judíos infieles a los pecadores, que no pueden volver a Dios sino asociándose al ayuno de Jesús (Evangelio del 1er Domingo); y en la de los Gentiles, llamados en su lugar, los efectos del Sacramento de la regeneración (Evangelio del 2do y 3er Domingo) y de la Eucaristía en nuestras almas (Evangelio del 4to Domingo).
En el Oficio divino prosiguen las lecturas del Antiguo Testamento. En el1er Domingo de Cuaresma, la figura de Isaac se halla eclipsada por el pensamiento de Jesús en el desierto.
En la 2da semana de Cuaresma la liturgia lee la historia de Jacob, figura de Cristo y de su Iglesia, la cual es siempre protegida y favorecida por Dios como aquel santo patriarca.
Trátase de José en las lecturas del Breviario de la 3ra semana, y en él se ve una figura de Cristo y de la Iglesia, los cuales han devuelto siempre el bien por el mal, y brillan con desusados fulgores por su inmaculada vida. Por fin, la 4ta semana está consagrada a Moisés, el cual libertó al pueblo de Dios, introduciéndolo después en la tierra prometida, y figurando en esto lo que la Iglesia y Jesucristo hacen con las almas por Pascua.

Vemos, pues, cómo «Dios explica con la luz del Nuevo Testamento los milagros de los tiempos primitivos» (Oración del Sábado Santo). Así, meditando las páginas paralelas de entrambos Testamentos, nos dispondremos a celebrar con la Iglesia los santos misterios pascuales, ya que aquellas sagradas páginas nos dan cumplida inteligencia de la misericordia divina, que no conoce límites.

La liturgia Cuaresmal nos exhorta también por boca de Isaías, de Jeremías y de los Profetas; y en el Nuevo Testamento, por la de San Pablo, cuyas Epístolas vienen a ser como el eco de la voz del Maestro, que se oye en los Evangelios de esos cuatro Domingos.

Bien podemos considerar todo este tiempo como un gran retiro espiritual, en que entran todos los cristianos del mundo entero, para disponerse a la fiesta Pascual, y que termina por la Confesión y Comunión pascuales. Así como Jesús, retirándose del tráfago del mundo, oró y ayunó durante 40 días, y luego en su vida de apostolado nos enseñó cómo hemos de morir a nosotros mismos, así también la Iglesia, en esta santa Cuarentena, nos predica cómo debe morir en nosotros el hombre de pecado.

Esa muerte se manifestará en nuestra alma por la lucha contra orgullo y el amor propio, por el espíritu de oración y la meditación más asidua de la palabra divina. Se manifestará también en nuestro cuerpo por el ayuno, la abstinencia y la mortificación sentidos.

Aparecerá, por fin, entoda nuestra vida mediante la renuncia mayor a los placeres y bienes del siglo, dando más limosna2 y absteniéndonos de alternar en las fiestas mundanales. Porque, en efecto, el ayuno cuaresmal no debe ser sino laexpresión de los sentimientos de penitencia de que nuestra alma está embargada, ocupándose tanto más libremente de las cosas de Dios cuanto más cercena el regalo de los sentidos.

Así, este “tiempo favorable” cual ningún otro, es para los corazones generosos venero de santa alegría, la cual traspira por todos los poros de la liturgia Cuaresmal.

Esa labor de purificación se obra bajo la dirección de la Iglesia, que une nuestros padecimientos con los de Cristo, ofreciendo nuestros ayunos y penitencias en el Santo Sacrificio de la Misa. Los cobardes pueden también entrar con esfuerzo en la lid, fiados en la gracia de Jesús, que no les ha de faltar, si imploran los divinos auxilios contra el enemigo; y los fuertes no se engrían por su observancia, porque deben saber que sólo la Pasión de Jesús es la que les salva, y sólo “participando en ella por la paciencia se les aplican sus frutos” de salud.

«La observancia de Cuaresma –dice el papa Benedicto XIV– es el cíngulo de nuestra milicia, y por ella nos distinguimos de los enemigos de la Cruz de Cristo; por ella conjuramos los huracanes de las iras divinas; por ella somos protegidos con los auxilios celestiales durante el día, y nos armamos contra los príncipes de las tinieblas.

Si esa observancia viniera a relajarse, cedería en merma de la gloria de Dios, en desdoro de la religión católica, sería un peligro para las almas cristianas, y no cabe duda que semejante entibiamiento se convertiría en fuente de desgracias para los pueblos, de desastres en los negocios públicos, y de infortunios para los mismos individuos».

Exposición histórica

La liturgia Cuaresmal nos hace seguir a Jesús en todas las andanzas de su apostólico ministerio.

Primer año

Jesús pasó primero 40 días en el desierto en el monte de la Cuarentena, al N.E. de Betania (Evangelio 1er Domingo).

Luego se rodeó de sus primeros discípulos y subió con ellos a Galilea, de donde volvió a Jerusalén para celebrar allí la primera fiesta de la Pascua, arrojando entonces a los vendedores del Templo (Lunes 4taSemana). Después de haber evangelizado la Judea durante varios meses, se fue a Siquén, donde convirtió a la Samaritana (Viernes 3raSemana), de donde pasó a Nazaret, predicando en su sinagoga (Lunes 3ra Semana). De allí, por fin, se encaminó a Cafarnaún, recorriendo después toda la Galilea (Jueves 3ra Semana).

Segundo año

Jesús volvió de nuevo a Jerusalén para la segunda Pascua, y allí curó al paralítico de la piscina de Betsaida (Evangelio Viernes 1ra Semana). De nuevo en Galilea, predicó el Sermón de la Montaña (Monte Kouroun-Hattin) (Miércoles de Ceniza y Viernes siguiente). Entrando en Cafarnaún, sanó al siervo del Centurión (Jueves después de Cenizas) y luego resucitó en Naín al hijo de una viuda (Evangelio Jueves 4ta Semana). Entonces evangelizó de nuevo la Galilea, y se fue inmediatamente a Betsaida-Julias, en los dominios de Filipo. En las cercanías de esa ciudad multiplicó los panes (4to Domingo), y luego anduvo sobre las aguas del Lago, cuando regresaba a Cafarnaún (Sábado después de Cenizas).

Tercer año

Jesús recorrió por entonces las regiones de Tiro y de Sidón, a donde le siguieron sus enemigos (Miércoles 3ra Semana); oyó la súplica de la Cananea cuando pasaba por junto a Sarepta (Jueves 1ra Semana) y, volviendo por Cesarea de Filipo, regresó a Galilea, teniendo entonces lugar la Transfiguración (Sábado 1ra Semana y 2do Domingo).

De vuelta en Cafarnaún, predicó la misericordia a sus apóstoles (Martes 3ra Semana) y enseguida subió a Jerusalén a la fiesta de los Tabernáculos, para no volver más a Galilea. Allí confundió a los Judíos que le acusaron de quebrantar el sábado (Martes 4ta Semana), perdonó a la mujer adúltera (Sábado 3ra Semana), enseñó en el Templo (Sábado 4ta Semana – Lunes 2daSemana) y curó al ciego de nacimiento (Miércoles 4ta Semana).

Después de estar Jesús en Galilea pasó a Perea, donde devolvió el habla a un mudo (Domingo 3ro) y mostró a Jonás como una imagen de su resurrección (Miércoles 1ra Semana). De allí vino a Jerusalén para la fiesta de la Dedicación, y luego volvió a Perea donde predicó la parábola del hijo pródigo (Sábado 2da Semana) y del rico epulón (Jueves 2da Semana).

Entonces fue llamado a Betania, donde resucitó a Lázaro (Viernes 4taSemana). Después de irse a Efrén se dirigió a Jerusalén, anunciando cómo iba a ser condenado a muerte (Miércoles 2da Semana).

En el Templo arrojó otra vez a los vendedores (Martes 1ra Semana), pronunció la parábola de los viñadores rebeldes (Viernes 2da Semana) y desenmascaró la hipocresía de los fariseos (Martes 2da Semana). Por fin, subió al monte Olivete y, mirando a Jerusalén en donde habían de crucificarle tres días después, habló del Juicio que separará para siempre a los buenos de los malos (Lunes 1ra Semana).

Exposición litúrgica

El Tiempo de Cuaresma se divide en dos partes. La 1ra empieza elMiércoles de Ceniza, llamado por la liturgia “Principio de la santísima Cuaresma”, para terminar el Domingo de Pasión. La 2da comprende la “gran quincena”, que lleva el nombre de Tiempo de Pasión. Descontando los cuatro Domingos de Cuaresma y los de Pasión y Ramos, tenemos sólo 36 días de ayuno, a los cuales se han añadido los cuatro que preceden para obtener así el número exacto de 40 «que la Ley y los Profetas habían inaugurado, y que Cristo mismo consagró con su ejemplo»3.

Estaciones Cuaresmales

Todas las misas de Cuaresma tienen su Estación4. El Papa, en efecto, celebraba la misa solemne sucesivamente en las grandes basílicas, en las 25 parroquias de Roma5 y en algunos santuarios más, rodeado de su clero y su pueblo. A eso se llamaba Estación. El nombre, que aun perdura en el Misal, nos recuerda que Roma es el centro del culto cristiano, pero eso ya es sólo el rastro de una liturgia mas de doce veces secular y en otros tiempos tan solemne. La Cuaresma, con Misa estacional diaria, es uno de los tiempos litúrgicos más antiguos y más importantes del año. El Ciclo Temporal, consagrado a la contemplación de los misterios de Cristo, ejerce ahora cotidiano y directo influjo sobre los fieles, mientras que en las demás épocas del año las fiestas de entre semana son más bien fiestas de Santos. Y como quiera que toda la vida cristiana se resume en la imitación de Jesús, este Tiempo, en que elCiclo Santoral es más reducido, ha de ser especialmente fecundo para nuestras almas.

La Iglesia ha admitido, por su excepcional importancia, la fiesta de laAnunciación (25 de Marzo), y después la de San Matías (24 de Febrero) en la liturgia cuaresmal. Y aunque, en el curso de los tiempos, háyanse añadido otras misas en honor de los Santos, sin embargo es del todo conforme al espíritu de esta época, como nos lo recordaba Pío X en su Bula “Divino afflatu”, preferir la misa ferial, no tratándose de un doble de 1ra o de 2da clase; pues durante toda la Cuaresma la misa oficial de los cabildos es de la feria (con morado), exceptuándose estas fiestas, y aun en estos mismos días (Anunciación, San José y San Matías), se celebra una misa de la feria en las catedrales y colegiatas, para no interrumpir por nada la preparación pascual.

Con el fin de inculcar el espíritu de penitencia, la Iglesia no sólo suprime el Gloria y el Aleluya y reviste a sus sacerdotes de ornamentos morados durante esta santa Cuarentena, sino que manda dejar al diácono su dalmática y al subdiácono su túnica, símbolos entrambos de alegría, e impone silencio al órgano. Después de la Poscomunión se dice una Oración sobre el pueblo, precedida de este aviso: «Humillad vuestras cabezas delante de Dios».

La sociedad cristiana suspendía antiguamente durante este tiempo los tribunales de justicia y las guerras, declarándose la Tregua de Dios. Era también un tiempo prohibido para las bodas, y aun hoy día prohíbe la Iglesia dar en Cuaresma la bendición solemne a los esposos.

Fuente: Misal Diario – Dom. Gaspar Lefebvre, O.S.B.

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1. El espíritu y hasta la ceremonia de estos dos sacramentos de muertos se encuentran en la liturgia del Tiempo de Cuaresma; ellos son término y resumen de esta época purgativa, en el cual morimos con Jesús al pecado.
2. El que no puede ayunar, debe dar más limosna a los pobres, para de este modo redimirse de los pecados, de que no se puede curar con el ayuno. Sermón de Cuaresma de San Cesáreo de Arlés (542).
3. Himno de Maitines.
4. Los Oblatos Benedictinos, los Terciarios Franciscanos, Dominicos y los miembros de otras asociaciones pueden ganar las indulgencias estacionales si asisten a la santa misa, aun estando fuera de Roma.
5. Estas parroquias, que existían ya en el siglo V, se llamaban “Títulos”, y los curas de Roma que las servían el nombre de Cardenales (incardinati), que quiere decir ligados a estas Iglesias. He ahí por qué aun hoy día todos los Cardenales son titulares de cada uno de estos santuarios.

Tomado de:

http://www.tradicioncatolica.com

Ayunar no solo de comida

Ésta es la voluntad de Dios, que obrando bien, tapéis la boca a la ignorancia de los hombres necios. (1 San Pedro, 2,15).

San Juan Crisóstomo:
El valor del ayuno consiste no solo en evitar ciertas comidas, pero en renunciar a todas las actitudes, pensamientos y deseos pecaminosos.    Quien limita el ayuno simplemente a la comida, esta minimizando el gran valor que el ayuno posee.  ¡Si tu ayunas, que lo prueben tus obras!  Si ves a un hermano en necesidad, ten compasión de él.   Si ves a un hermano siendo reconocido, no tengas envidia.
Para que el ayuno sea verdadero no puede serlo solo de la boca, sino que se debe
ayunar de los ojos, los oídos, los pies, las manos, y de todo el cuerpo, de todo lo interior y exterior.
Ayunas con tus manos al mantenerlas puras en servicio desinteresado a los demás.
Ayunas con tus pies al no ser tan lenta en el amor y el servicio.
Ayunas con tus ojos al no ver cosas impuras, o al no fijarme en los demás para criticarlos.
Ayuna de todo lo que pone en peligro tu alma y tu santidad.
Sería inútil privar mi cuerpo de comida, pero alimentar mi corazón con basura, con impureza, con egoísmo, con competencias, con comodidades.  Ayunas de comida, pero te permites escuchar cosas vanas y mundanas. También debes ayunar con tus oídos.  Debes ayunar de escuchar cosas que se hablan de  tus hermanos, mentiras que se dicen de otros, especialmente chismes, rumores o palabras frías y dañinas contra otros.
Además de ayunar con tu boca, debes de ayunar de no decir nada que haga mal a
otro.    Pues ¿de qué te sirve no comer carne, si devoras a tu hermano?  ¿Que nos dice San Juan Crisóstomo con esta reflexión?
Que los días de ayuno deben de ser especialmente días de abstenernos del uso desordenado o incluso exagerado de los otros sentidos:   No fijarme en lo que no debo, no hablar lo que no debo, no oír lo que no debo, no desear lo que no debo, no buscar satisfacer todas mis necesidades emocionales, espirituales; no buscar saciar mi soledad, buscando inmediatamente compañía; no querer saberlo todo; no requerir respuestas inmediatas a todo lo que se me ocurre en la mente, etc.
Ayunamos buscando conversión.  Por lo tanto, ayunemos de todas esas actitudes contrarias a la virtud.  Quizás tu ayuno va a consistir de ser mas servicial, (ayuna de tu pereza, comodidad), pues así como la Virgen nos pide que recemos con el corazón, debemos de ayunar con el corazón.   Puede ser que tengamos que ayunar de nuestra ira, siendo los días de ayuno, más amables, más dulces, más dóciles.
Quizás tengo que ayunar de la soberbia, buscando activamente ser humillada, o
hacer actos concretos de humildad, etc.

Tomado de:

http://www.reflexionescatolicas.com/

Tiempo de Penitencia

Conviértenos, oh Dios Salvador nuestro; y para que nos aproveche el ayuno cuaresmal, alumbra nuestras almas con las enseñanzas celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.



Lunes de la 1ª semana de Cuaresma (Colecta)