El papa Francisco está, a todos los efectos, en guerra con la Iglesia

francisco

23 octubre, 2015

Acabamos de recibir esta nota de Damian Thompson:

“Francisco pronunció ayer un discurso ante un Sínodo profundamente dividido sobre el tema de la Familia, en el que confirmó sus planes de descentralizar la Iglesia otorgando más libertad a las conferencias episcopales para que ellas mismas resuelvan los casos de divorcio y homosexualidad.

Esta es la pesadilla de los cardenales conservadores, entre los que se cuentan – -como era de esperar– los del Vaticano. Creían que tenían mayoría suficiente en el Sínodo para impedir que se revocara la prohibición de comulgar a los católicos divorciados y vueltos a casar, o cualquier ablandamiento en la actitud de la Iglesia hacia las parejas homosexuales.

Pero en el discurso inaugural de ayer, al iniciarse la última semana del Sínodo, Francisco anunció que la descentralización se impondrá desde arriba.

Mientras se refiere a sí mismo deliberadamente como ‘el obispo de Roma‘, para subrayar su solidaridad con los obispos de todo el mundo (en oposición a la Curia Romana – es decir, “el Vaticano”), invocó la autoridad del Sumo Pontífice sobre los meros cardenales.” La nota informativa completa (en inglés) se puede leer AQUÍ.

COMENTARIO DE THE REMNANT

Unas preguntas para la Federación Internacional Una Voce, la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, etc., etc., etc.: ¿A qué esperamos exactamente? Muchos conservadores e incluso neocatólicos se están desempeñando mejor al desenmascarar el evidente  golpe de estado que está teniendo lugar en este momento al interior del Vaticano. Y mientras, ¿los católicos tradicionales guardamos un silencio solemne y, la mayor parte, nos quedamos cruzados de brazos? No lo entiendo.

Se acabó. Se están apoderando de nuestra Iglesia. Están invadiendo nuestra casa. Están violando a nuestra madre. Nuestra vida como católicos nunca será la misma después de esto. Por Dios, ¿a quién le importan la situación canónica y las autorizaciones permisos para decir Misa en latín y mantener una apariencia respetable y normal ante los apóstatas? ¡Qué más da! El barco se hunde y tenemos que avanzar hacia Roma, si no físicamente, en todo lo demás; también a través de Internet y con brigadas de oración.

El tiempo para la diplomacia ya se acabó. Nos guste o no, han declarado la guerra a todo lo que consideramos sagrado, incluida la fe que nos transmitieron nuestros padres. En marcha, pues.

Esta bien puede ser nuestra última oportunidad, puesto que una vez que Roma se rinda por completo en cuestiones morales no podremos recurrir a la cláusula de objeción de conciencia, y menos cuando la policía del pensamiento se presente aporreando nuestra puerta en mitad  de la noche. No vamos a poder apelar a nuestras convicciones religiosas cuando nos quieran imponer el homomonio, la cohabitación y todo lo demás. Si enseñamos a nuestros hijos la fe y la moral de siempre en los días por venir, nos tildarán de fundamentalistas y de fanáticos intransigentes y dirán que no estamos en condiciones de criar a nuestros hijos.

Esos locos modernistas de Roma están preparando el terreno para la peor persecución de católicos en la historia. Y cuando llegue esa persecución, me pregunto si nos vamos a preocupar que hubiera un tiempo en que nos llamaran fanáticos tradicionalistas, nos acusaran de cismáticos y dijeran que nuestra situación canónica era irregular. Repito, ¿QUÉ MÁS DA?

Ha llegado la hora de levantarse y luchar. Si no lo hacemos, con certeza la historia nos condenará por haber sido cómplices de las serpientes y demonios que hicieron cuanto estaba en sus manos para destruir la Santa Iglesia de Jesucristo Rey.

Que Dios nos ayude a todos a hacer lo que debemos en este momento.

Michael Matt

[Traducido por Cecilia González. Artículo Original]

Tomado de:

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Obispo Schneider: “El ataque al matrimonio y la familia viene del mundo ateo, neocomunista”

Schneider

23 octubre, 2015

Nos complacemos en traer a nuestros lectores dos sermones de S.E. Rvdma. Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, Kazajstán, y obispo titular de Celerina. El obispo Schneider estuvo en los Estados Unidos este pasado fin de semana para algunos eventos y ordenaciones sacerdotales  de los Canónigos de Nueva Jerusalén. Vean a continuación los textos de estos dos sermones poderosos y oportunos.

La familia, Iglesia doméstica. Front Royal, Virginia.

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo: Vivimos en un tiempo en el que unas de las más hermosas creaciones de Dios, llamadas matrimonio y familia, están sufriendo un ataque general por el lado del nuevo ateísmo, la dictadura ideológica mundial neocomunista que ha ganado casi toda la política universal y los medios de comunicación. Sin embargo, es enigmático que podamos descubrir en nuestros días colaboradores con este ataque general al matrimonio y la familia, incluso, en las filas del clero. La familia cristiana se enfrenta a una especie de nuevo Goliat.
Pero, justo ahora estamos llamados a ser fieles a la inmutable verdad de nuestra fe católica y apostólica, que nuestros padres y antepasados nos han transmitido. Tenemos una oportunidad de ser valientes testigos de la verdad divina y de la belleza del matrimonio y la familia. Para este fin, recibimos los dones del Espíritu Santo, especialmente en el sacramento de la confirmación. Esta virtud ha concedido a los fieles durante dos mil años la habilidad de preferir la muerte antes de traicionar los votos bautismales, morir antes que pecar, morir antes que traicionar los votos matrimoniales, morir antes que traicionar los votos sacerdotales o religiosos.

En su encíclica sobre el matrimonio y la familia, el papa León XIII dijo ya en 1880: “La ley de la Iglesia fue algunas veces tan divergente de la ley civil que Ignacio Mártir (Polyc.  5),  Justino (Apol. 1, 15), Atenágoras (Legat, 32, 33) y Tertuliano (Coron 13) públicamente denunciaron como injustos y adúlteros ciertos matrimonios que habían sido sancionados por la ley imperial” (Arcanum Divinae , 21).

La familia y la sociedad humana en su conjunto florecerán solo con la condición de que la verdad divina sobre el matrimonio y la familia sea observada, y así enseña el papa León XIII: “Desde el inicio del mundo, de hecho, ha sido divinamente ordenado que las cosas instituidas por Dios y por la naturaleza deban ser probadas por nosotros para ser lo más beneficiosas y saludables cuanto más inalteradas permanezcan en su completa integridad… Si la imprudencia o la maldad de la voluntad humana se atreven a cambiar o alterar ese orden de las cosas, que ha sido constituido con la máxima previsión, entonces los designios de infinita sabiduría y utilidad comienzan a ser hirientes o cesan de ser beneficiosos, en parte porque a través del cambio experimentado han perdido su poder de beneficio, y en parte porque Dios elige infligir un castigo al orgullo y la audacia del hombre. Ahora vemos que numerosas personas niegan que el matrimonio es santo, y lo relegan – privado de toda santidad– entre la clase de cosas comunes seculares,  lo arrancan así de sus fundamentos naturales, no solo resistiéndose a los designios de la Providencia, sino, tanto como pueden, destruyendo el orden que Dios ha dispuesto. Nadie, por lo tanto, debe preguntarse si de tales intentos dementes e impíos no surgirá una cosecha de males perniciosos en el más alto grado tanto para la salvación de las almas como para la seguridad de la comunidad.” (Arcanum Divinae, 25).

“Se dice que los antiguos romanos se horrorizaron ante los primeros casos de divorcio; tardó poco, sin embargo, en comenzar a embotarse en los espíritus el sentido de la honestidad, a languidecer el pudor que modera la sensualidad, a quebrantarse la fidelidad conyugal en medio de tamaña licencia, hasta el punto de que parece muy verosímil lo que se lee en algunos autores: que las mujeres introdujeron la costumbre de contarse los años no por los cambios de cónsules, sino de maridos.” (Arcanum Divinae, 30).

En orden a permanecer fieles a los divinos mandamientos hay en nuestros días familias, gente joven, sacerdotes y obispos que son a menudo marginados por esta razón, están siendo ridiculizados y perseguidos por el poder dictatorial de la ideología de género mundial neomarxista, inclusive en algunos ambientes eclesiales, a causa de su fidelidad a la integridad de la fe católica y a la Palabra divina de acuerdo a la tradición de nuestros antepasados.

Con el fin de permanecer fiel a su vocación, la familia católica debe practicar especialmente la oración diaria en común. El papa Pío XII dijo a los recién casados: “Les rogamos  se tomen a pecho el mantener esta hermosa tradición de las familias cristianas: la oración en común de la noche. La familia se reúne al final de cada día para implorar la bendición divina y para honrar a la Virgen Inmaculada a través del rezo del Rosario por todos aquellos que duermen bajo el mismo techo. La duras e inexorables exigencias de la vida moderna no les dan  tiempo libre para dedicar algunos momentos benditos de gratitud hacia Dios, o leer, de acuerdo a una antigua costumbre, una corta biografía del santo que la Iglesia nos propone diariamente como modelo y especial protector. Esfuércense por santificar incluso este corto momento, dedicándolo al Señor con el fin de alabarle y presentarle sus deseos, necesidades,  sufrimientos y ocupaciones de cada día. El centro de vuestra casa debe ser el Crucificado o la imagen del Sagrado Corazón de Jesús: Que Cristo reine en vuestros hogares y los reúna alrededor Suyo cada día”. (Discurso a las parejas recién casadas, 12 de febrero de 1941).

Mis queridos hermanos y hermanas, la familia católica tiene una vocación que es a veces olvidada en nuestros días. Es la vocación a ser el primer seminario sacerdotal (cf. Concilio Vaticano II, Optatam totius, n. 2). El papa Pío XII advirtió a los padres católicos con estas palabras: “Si algún día Dios les concede el honor de llamar a uno de sus hijos a su servicio, reconozcan el valor y el privilegio implicados en tantas gracias que esta llamada conlleva… ubicad vosotros  la flor y el fruto de vuestro amor en el altar, para vivir consagrado al Señor y a las almas… No tengáis miedo del regalo de una vocación santa que ha descendido del cielo para reposar sobre vuestros hijos. Si creéis, y si el amor los ha elevado a un nuevo nivel, ¿no es una confortación y una alegría ver a vuestro propio hijo en el altar vestido con las vestimentas sacerdotales, ofreciendo el sacrificio de la misa y  rezando por sus padres? ¿No es un gran consuelo en el corazón de una madre que late de amor por su hija, verla consagrada a Cristo, sirviéndole y amándole con todo su ser?” (Carta a los matrimonios,  25 de marzo de 1942).

Queridos padres, queridas madres, queridos abuelos y abuelas podéis decir: “Oh Señor, si quieres, llama a uno de mis hijos, uno de mis nietos al sacerdocio”. Los jóvenes, que están sintiendo en su alma la vocación del matrimonio y fundar una Iglesia doméstica, también podéis decir: “Oh Señor, si quieres, llama a uno de mis hijos futuros al sacerdocio”. Y vosotros, muchachos y los hombres jóvenes, algunos de vosotros podríais decir, tal vez hoy en día: “Oh Señor, estoy dispuesto a seguirte, si quieres llamarme al sacerdocio”.

¡Qué hermosa vocación ser un verdadero católico! ¡Qué hermosa vocación luchar por la integridad de la fe y los mandamientos divinos! ¡Qué hermosa vocación ser una familia católica, una Iglesia doméstica! ¡Qué hermosa vocación ser un joven casto y una joven casta! ¡Qué hermosa vocación ser un seminarista y sacerdote con un corazón puro y ardiente!

No tengáis miedo del Goliat de nuestros días, que es la nueva dictadura anticristiana mundial. El don de la fortaleza del Espíritu Santo nos hará capaces de ganar al Goliat de nuestro tiempo con las cinco piedras de la honda de David.

Oh Espíritu Santo dejad de nuevo florecer muchas Iglesias domésticas, lo que nos proporcionará las cinco piedras de David para ganar a Goliat, que significan: buenos padres de familia, niños y jóvenes puros, puros sacerdotes y obispos intrépidos ¡Christus Vincit, Christus regnat, Christus imperat!

Ordenación sacerdotal, 17 de octubre de 2015, Charles Town

Queridos candidatos al sacerdocio, queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Nuestro Señor Jesucristo nos concede hoy la gran gracia de celebrar el sacramento de la santa ordenación sacerdotal. En este sacramento se produce el milagro de la omnipotencia y del amor divino. A través de la imposición de las manos del obispo, el Espíritu Santo desciende en las almas de los candidatos, e imprime en ella un poder y una dignidad que sobrepasan todos los poderes de este mundo y todos los honores humanos. Este poder y esta dignidad son el sacerdocio de Cristo.

Jesucristo, el Dios encarnado, es el mediador único y exclusivo entre Dios y los hombres. No hay otro camino de salvación. A través de su sacrificio en la cruz Jesús se ofreció una vez en acto de adoración, de acción de gracias, de expiación, de propiciación por los pecados y de impetración con valor infinito. No existe en todo el universo, en toda la historia e incluso en toda la eternidad un acto que pudiera agradar  y  honrar más al Dios Trino que el sacrificio de la Cruz, y este acto del sacrificio de Jesús en la Cruz es el verdadero y único acto sacerdotal en el sentido pleno de la palabra.

El sacerdocio de Cristo y su sacrificio son tan grandes que nunca cesarán. Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, está siempre vivo (cf. Hebr 7, 25) y, por lo tanto, su sacrificio redentor está siempre vivo, siempre presente, en todos los momentos, en todas las generaciones, en todos los lugares: “El Cordero está de pie y está vivo, aunque inmolado “(cf. Ap 5, 6). El sacerdocio de Cristo nunca cesará, sigue siendo para toda la eternidad, por lo grande que es y porque pertenece a una persona que es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

En su sabiduría inefable y en su inmenso amor misericordioso Jesús quiso compartir su sacerdocio único y eterno con hombres débiles. Y así Él instituyó en la Última Cena el sacramento de la ordenación sacerdotal, cuando Él como el verdadero Melquisedec ofreció en la forma sacramental a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y vino (cf. Sal 109, 4). Por lo tanto, toda la vida de un sacerdote católico tiene su significado y su finalidad en la celebración del sacrificio de Cristo para la glorificación de la majestad divina y por la salvación del mundo y de todas las almas.

Cada bautizado participa también en el sacerdocio de Cristo, aunque de una manera general o común. Tal sacerdocio general o común lo realiza cada uno, principalmente, en el ofrecimiento de su propia vida, sus propios sufrimientos y peticiones en unión espiritual con el sacrificio, que ofrece el sacerdote ordenado como “otro Cristo” (alter Christus) en la celebración de la santa misa. Incluso a pesar de que se derivan del único sacerdocio de Cristo, ambas realizaciones difieren entre sí. Por el plan de la sabiduría de Dios, estas dos formas de sacerdocio están conectadas. El sacerdocio común encuentra una de sus más nobles realizaciones en el sacramento del matrimonio. El sacerdocio común fue creado por Dios para fundar y vivir la familia cristiana, la Iglesia doméstica (así hablaron ya san Agustín, cf. De bono viduitatis y el Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). La familia como Iglesia doméstica es por su parte el primer seminario, según la enseñanza del Magisterio (cf. Concilio Vaticano II, Optatam totius, 2).
Uno de los más hermosos frutos que una familia cristiana, Iglesia doméstica, puede ofrecer a Dios, consiste en dar al Señor  un hijo como sacerdote. Podemos decir que, en cierto sentido, el sacerdocio común, la familia cristiana, fue fundada por Dios para que siempre hubiera una continuación del sacerdocio ordenado, por lo que habrá siempre en la Iglesia y en el mundo verdaderos sacerdotes de Cristo, por lo que siempre existirá un “otro Cristo” (alter Christus) que ofrezca diariamente el sacrificio redentor infinito de Jesús  como un aroma fragante ante los ojos de la majestad divina para el deleite de toda la corte celestial y por la salvación del mundo.

Aquí podemos reconocer la más profunda razón por la cual el sacerdote católico no debe estar casado, sino ser virginal y célibe. El sacerdocio ordenado y sacramental es célibe, es como una flor virginal fragante, que brotó desde el jardín del sacerdocio común, de la familia cristiana, y deriva del amor conyugal casto de los padres cristianos. Sucedió hace muchos años: En la casa de un sacerdote fallecido en Polonia se encontró una pequeña caja con esta inscripción: “Para ser abierto después de mi muerte”. La caja fue abierta y había una corona de mirto con esta nota: “Este es la corona de novia de mi madre. La he llevado conmigo a varios países en la memoria de ese momento sagrado cuando mi madre prometió no sólo la fidelidad, sino también la rectitud en el altar de Dios. Ella ha mantenido este voto. Ella tuvo el valor de tenerme después del noveno hijo. Al lado de Dios, le debo a ella mi vida y mi vocación al sacerdocio. Coloquen esta corona, la corona de novia de mi madre, en mi tumba.” Conocemos también el siguiente episodio de la vida del papa Pío X: Después de su consagración episcopal, el joven obispo Giuseppe Sarto visitó a su anciana madre y le mostró su anillo episcopal: “¡Madre, no es este anillo maravilloso!”. La madre levantó la banda de oro liso de su propio dedo y dijo: “Si yo no hubiera llevado fielmente éste mi anillo, tú nunca hubieras usado tu anillo”.

Queridos candidatos al sacerdocio, nunca olviden esto: vosotros seréis sacerdotes con el fin de ofrecer diariamente el sacrificio redentor inefable de Cristo, con el fin de ser instrumentos vivos del Sumo y Eterno Sacerdote, por lo que a través de vuestra voz y vuestras manos las gracias redentoras del sacrificio de Cristo podrán fluir sobre este mundo, que está tan profundamente sumido en pecados. La disposición interior de vuestras almas, de vuestros corazones, de vuestras mentes debe cada vez más, día tras día, corresponder con las palabras tremendas y divinas que pronunciaréis: “Este es mi cuerpo”. Vosotros pertenecéis total y exclusivamente a Jesús, el Sumo Sacerdote. Tú no te perteneces más a ti mismo, ni a ninguna criatura.
Todo vuestro amor debe ser virginal, casto, sacerdotal, desinteresado, paterno; esto significa que vuestro amor tiene que ser de una manera eminentemente pastoral, y esto significa: para el cuidado de las almas, para salvar almas. Para ello habéis recibido la santa vocación, para este fin recibís hoy la marca indeleble del sacerdocio de Cristo, para este fin vuestra familia los ofrece hoy a Dios como una bella flor del jardín de su Iglesia doméstica.

Que Nuestra Señora, la Madre del Sumo y Eterno Sacerdote, os guarde a vosotros y a vuestro sacerdocio en su Inmaculado Corazón e implore para vosotros la gracia de que, a través de vuestro sacerdocio, la Iglesia pueda recibir muchas vocaciones sacerdotales nuevas y santas y muchas familias católicas santas. Oh Inmaculado Corazón de María, sed nuestro refugio, sed nuestra salvación. Amén.

[Traducción de Mariana Perotti. Artículo Original]

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¡Dichosos los mártires de la cruzada nacional de 1936!

Dichosos los mártires

23 octubre, 2015

Les presentamos un cortometraje documental que narra el martirio de un campesino catalán durante la Cruzada Nacional de 1936 en Lérida, España.

Terminado ya el conflicto bélico y ya habiendo perdido el bando republicano la guerra, en su retirada desde el Ebro hacia su huida hacia Francia y pasando por Mongai, pequeña población rural leridense, y en su afán por desterrar cualquier resquicio católico, hordas republicanas cometen el vil asesinato de un santo padre de familia cuyo único delito había sido ser amigo del cura del pueblo y fiel católico practicante. Delante de su mujer y de sus hijos, animaba pocos minutos antes de morir a su familia a rezar el Credo y un acto de contrición, pues sabía que lo iban a matar. Finalmente cae con los brazos en cruz derramando su sangre generosa y pronunciando sus últimas palabras… ¡Dios mío!

Tratamos de hacer recordar al público en general de hoy con este trabajo audiovisual la malicia diabólica de la ideología marxista-leninista o comunista, propagadora de rencores e inquinas, que en su odio satánico hacia la Iglesia Católica, luz del mundo, produjo uno de los mayores exterminios ocurridos en la historia del hombre.

Tomado de:

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El desmantelamiento. La reestructuración de la iglesia por medio de la “sinodalidad”

iglesiadestruida

23 octubre, 2015

Con este artículo iniciamos la publicación en español de forma regular de los mejores contenidos de la web Catholic Family News, cuyos contenidos prometemos no les defraudaran. Agradecemos a su director la amistosa autorización.

Adelante la Fe


El programa destructivo que Francisco está preparado para imponerse a través de la descentralización

Durante el Sínodo ordinario de 2015 se ha discutido la posibilidad de implementar cierto “regionalismo”, es decir, permitir a las Conferencias Episcopales de cada país decidir unilateralmente los criterios pastorales a seguir en relación a: la comunión de los divorciados y vueltos a casar por la ley civil; los amancebados y los homosexuales. En una entrevista publicada el 15 de octubre, el Cardenal Burke afirmó concretamente que esta propuesta de “diversidad regional” es: “… simplemente, contraria a la fe y la práctica católica”.

Sin embargo, en la alocución del día 17 de octubre, el mismo papa Francisco manifestó su resolución de descentralizar la Iglesia, aunque se tenga que imponer de arriba a abajo, lo que sería un pérfido abuso de autoridad [1].

Descentralización y regionalismo son contrarios al catolicismo, pero su aparición en el Sínodo no ha sido repentina; ésta es su historia.

“Descentralización” y reestructuración de la Iglesia

418W7QTZEEL._SX323_BO1204203200_Este nuevo programa de destrucción, ahora en marcha, ya había estado volando bajo el radar de los católicos más inquietos, pero es ahora cuando sale a la luz  a través del Sínodo.

Es una propuesta para reestructurar radicalmente la Iglesia, basada en el pensamiento modernista de los cardenales Martini, Lehman, Danneels, Kasper y el arzobispo Quinn; y sí, también Jorge Bergoglio. Este programa es la base del regionalismo que ahora está tomando voz en el Sínodo de la Familia de 2015.

Cualquiera familiarizado con el grupo San Galo sabe de qué estoy hablando.

Este grupo se formó secretamente durante el pontificado de Juan Pablo II.

Con el fin de impedir lo que consideran una intromisión por parte del Vaticano, el grupo San Galo trabaja para desarrollar plenamente las enseñanzas del Concilio Vaticano ii en relación a la colegialidad episcopal y el poder del Sínodo; su objetivo último es proporcionar a los obispos más autonomía respecto a Roma.

Sus propuestas incluyen conceder a las conferencias episcopales: completa autoridad doctrinal; libertad para nombrar a los obispos o la última palabra en cuestiones litúrgicas, entre otras cosas.

En resumen, estos radicales quieren desencadenar sobre la estructura de la Iglesia, la misma fuerza destructiva que ya desataron sobre la Misa después del Vaticano II.

El grupo San Galo

El grupo San Galo fue organizado por Ivo Furere, obispo de la diócesis de Saint-Gall (Suiza), y tiene como objetivo conseguir mayor colegialidad y sinodalidad de la Iglesia [2].

Entre sus miembros destacan:

  • el fallecido cardenal de Milán, Carlo Martini;
  • el cardenal belga Godfried Danneels;
  • los cardenales alemanes Lehmann y Kasper;
  • el inglés Comac Murphy-Conner;
  • en su pensamiento e ideas siguen las del arzobispo John Quinn, autor del libro The Reform of the Papacy, líder en ventas.

Todos ellos son modernistas, heterodoxos, pérfidos, provocadores de escándalos, entusiastas del Vaticano ii y totalmente comprometidos con esta revolución.

Además, parecen estar entre los pensadores favoritos del papa Bergoglio.

Por ejemplo, Francisco se ha deshecho en halagos hacia los cardenales Martini y Kasper, dos de los cardenales más abiertamente radicales de nuestros tiempos [3].

Siendo todavía arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio le comentó al arzobispo Quinn que había leído su libro y que tenía la esperanza de que sus propuestas pudieran llevarse a cabo. [4]

En el grupo San Galo figuran prelados que ridiculizan al papa Juan Pablo II y su modo, supuestamente, conservador de gobernar la Iglesia.

Por ejemplo, tanto Juan Pablo II como el cardenal Ratzinger insistían en que, cuando los obispos celebraran sus conferencias episcopales, Roma tenía que revisar los documentos y aprobarlos o rechazarlos, antes de que se hicieran públicos. Asimismo, las traducciones litúrgicas también debían contar con el beneplácito de Roma antes de su publicación y el Vaticano podía intervenir y censurar a algún teólogo radical aunque contara con el apoyo del la conferencia episcopal de su país.

Pues bien, los prelados del grupo San Galo califican todo esto como una molesta intrusión del papa. A estos mismos obispos les horrorizó la afirmación del cardenal Ratzinger, cuando aún era secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, insistiendo en  que la Iglesia Universal es “ontológicamente anterior” a la iglesia local [5] y, por tanto, ésta está necesitada del gobierno del pastor universal: el papa.

Los prelados del grupo San Galo, junto a Bergoglio, creen que estamos necesitados de un nuevo desarrollo de la doctrina del Concilio acerca de la colegialidad de los obispos y de una mayor descentralización de poder.

Colegialidad y sinodalidad, que no son más que un desarrollo necesario para llegar a una Iglesia más horizontal, en lugar de una Iglesia en que las órdenes vienen de arriba. Hacen una llamada a los obispos para que se vean más involucrados en las decisiones doctrinales, litúrgicas y pastorales.

Este modo modernista de entender la colegialidad de los obispos, niega la primacía de jurisdicción del papa, tal y cómo la enseñó el papa León XIII en su encíclica Satis Cognitum y que, además, aparece en innumerables enseñanzas del Magisterio.

Como bien puede deducir cualquier católico bienpensante, esa horizontalización y descentralización nos lleva, con toda seguridad, a una mayor fragmentación de la fe católica en todo el mundo. Es, de hecho, el borrador para el nacimiento de las iglesias nacionales, para la proliferación de doctrinas y pastorales contradictorias entre una nación y otra, todas débilmente unidas por una pretendida “diversidad conciliada”, en expresión del cardenal Kasper que, más bien, suena a toque de difuntos para la inmutabilidad, estabilidad, unidad y universalidad de la fe católica.

Bergoglio apadrina a Martini

En el Sínodo de 1999, el cardenal Martini abogó por un enfoque más colegial y sinodal en el gobierno de la Iglesia y sugirió, indirectamente, la necesidad de un nuevo concilio para tratar este tema, de modo que favoreciera a los progresistas.Esto era demasiado incluso para el Vaticano de Juan Pablo II, quién no vio con buenos ojos esta propuesta.

En cambio, el papa Bergoglio, está resueltamente a favor de este plan radical de Martini. Como se ha manifestado en otros números de Catholic Family News, Francisco ha alabado públicamente a Martini, considerándolo una “figura profética” y un “padre para toda la Iglesia” [6].

De igual modo, en su penosa entrevista de octubre de 2013 con Eugenio Scalfari, editor ateo del periódico La Repubblica, Francisco habló del cardenal Martini como de: “…alguien muy querido de Nosotros y también de usted”.

Francisco confesó abiertamente que: “Lo primero que decidí fue nombrar un grupo de cardenales para ser mis consejeros. Nada de aduladores, sino personas que compartieran mis mismos sentimientos. Se trata del comienzo de una iglesia con una organización no sólo ya vertical sino también horizontal. Cuando el cardenal Martini habló de poner su atención en los concilios y sínodos ya sabía lo largo y difícil que resultaría avanzar en esa dirección. Poco a poco pero con firmeza y perseverancia.” [7]

Una propuesta más detallada para una Iglesia descentralizada se halla en el libro The Reform of the Papacy del arzobispo John Quinn, publicado en 1999. Quinn aboga por:

  • un aumento de la colegialidad y sinodalidad según los dictados propuestos por el cardenal Martini:
  • mayor descentralización del gobierno de la Iglesia; [8]
  • participación de sacerdotes y seglares en la elección de los obispos; [9]
  • un proceso de elección de obispos similar al de la Iglesia oriental cismática y la Iglesia anglicana; [10]
  • más comunicación horizontal e internacionalización;
  • mayor participación de los laicos, especialmente de las mujeres, en los puestos directivos de la Curia romana; [11]
  • un cambio en el papado en atención al ecumenismo (una de las razones que se esgrimen para ello es que, tanto anglicanos y evangélicos como ortodoxos encontrarían desalentadora una intromisión excesiva del papado en cuestiones doctrinales, pastorales y litúrgicas).[12]

El arzobispo Quinn también considera que:

  • la Curia es una barrera entre el papa y los obispos y lamenta la imagen monárquica del papado.
  • le ofende [13] la afirmación contenida en el Informe Ratzinger (1.984) según el cual, las conferencias episcopales no tienen base teológica, no pertenecen a la estructura de la Iglesia tal y como la quiso Cristo y sólo tienen una función práctica y específica [14].
  • Quinn cita con aprobación al obispo Hadisumarta de Indonesia, quién dijo que: “La teología, la espiritualidad, la legislación y la liturgia tienen que ser tan diversas como los lenguajes y las culturas. En el futuro, todo ello llevaría a un cambio en la relación entre las conferencias episcopales y los distintos dicasterios romanos. La Curia romana se convertiría en una central de información, una institución de apoyo y estímulo, en lugar de un centro de decisiones”. [15]
  • Quinn se alegra de que en la encíclica Ut Unum Sint de Juan Pablo II no se emplee la expresión “primacía de jurisdicción” al referirse al papado; [16]
  • desaprueba el uso de la expresión “colegio cardenalicio”, ya que hace aparecer al colegio de los obispos como un cuerpo de segunda clase. [17]
  • denuncia la censura que el Vaticano hizo de Jacques Dupuis, el teólogo jesuita modernista que, entre otras herejías, enseña que las falsas religiones son, en sí, medios de gracia y salvación. Quinn rechaza este entrometimiento por parte del Vaticano ya que: “El cardenal Konig, los obispos de la India y el provincial de los jesuitas en la India junto con el antiguo decano de la Gregoriana en Roma han puesto en duda esa intervención de Roma o han defendido públicamente a Dupuis”; [18]
  • se lamenta de que los Sínodos sólo hagan recomendaciones al papa, que no tengan poder deliberativo; [19]
  • lamenta que sólo se convoquen en Roma; [20]
  • ha expresado su horror ante lo que llama “grupos restauracionistas”, es decir, los que intentan restablecer no sólo la misa pre-conciliar, sino también la liturgia pre-conciliar en la administración de los sacramentos. [21]
  • En conjunto, aboga por una reestructuración total del papado [22], de la Curia romana y del procedimiento para nombrar obispos. [23]

El arzobispo Quinn continúa dando conferencias y propagando con fuerza su programa colegial. En su nuevo libro, Ever Ancient, Ever New: Structures of Communion in the Church [24], escrito durante el centrista pontificado de Benedicto y publicado en 2013, continúa en la misma línea argumentada en Reform of the Papacy. Podemos estar seguros de que, bajo el papa Francisco, sus propuestas se volverán, incluso, más agresivas.

Nos podemos preguntar cómo, un verdadero católico, puede apostar por lo que defiende el arzobispo Quinn ya que, su pensamiento modernista, es bien manifiesto no sólo en todo lo dicho, sino en otras áreas. Se puede terminar citando su conferencia pronunciada en Oxford en junio de 1996; en ella considera que temas como la ordenación de las mujeres, están todavía abiertos a discusión (el entonces cardenal John O’Connor denunció a Quinn en este punto) [24]. Cuando el arzobispo Quinn era obispo de San Francisco, si diócesis fue de las primeras en abrir las puertas Dignity y en tener una parroquia abierta a los homosexuales [26], cuyos sacerdotes daban bendiciones en las manifestaciones del orgullo gay [27].

Y, sin embargo, como se ha dicho más arriba, el papa Francisco, siendo aún arzobispo de Buenos Aires y en un encuentro casual con el arzobispo Quinn en Roma, le dijo que había leído su libro y tenía esperanzas de que sus propuestas se convirtieran en realidad [28].

Hemos visto el inicio de esta realidad en la orientación general del papado bergogliano, especialmente, en el tumultuoso sínodo extraordinario de 2014, así como en las propuestas hechas para el sínodo de 2015, en el que, abiertamente, poner en tela de juicio la moral católica, junto con el escándalo que ello causa, se considera más importante que la estabilidad de la doctrina tradicional.

Recordemos, también, que el papa Francisco ha alabado públicamente la propuesta de sinodalismo del cardenal Martini, cuando le dijo a Eugenio Scalfari: “Este es el comienzo de una Iglesia con una organización que no es solamente vertical, sino también horizontal. Cuando el cardenal Martini habló de concentrarse en los concilios y los sínodos sabía lo largo y difícil que sería avanzar en esa dirección. Lentamente, pero con firmeza y tenacidad”.

En la misma línea de pensamiento, el infame Hans Küng dirige los mayores elogios a la exhortación apostólica de 2013, en particular, en lo que respecta a la colegialidad y a la llamada reforma de la Iglesia.

Küng dice que, en su exhortación apostólica Evagelii Gaudim el papa Francisco habla claramente a favor de la reforma de la Iglesia en todos los niveles. Aboga, de manera especial, en las reformas estructurales, a saber: “La descentralización a favor de las diócesis y comunidades; la reforma del oficio papal; una promoción del laicado que contrarreste el excesivo clericalismo y favorezca la presencia más eficaz de la mujer en la Iglesia, sobre todo, en las instituciones con poder ejecutivo” [29].

El programa de Francisco parece ser un calco del programa del grupo de San Galo del cardenal Martini y del pensamiento del arzobispo Quinn. Ello resulta evidente al examinar el párrafo 32 de la Evangelii Gaudium en el que el papa parece estar dispuesto a conceder a las conferencias episcopales “una genuina autoridad doctrinal” [30].

No debemos sorprendernos cuando leemos las palabras del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cuando declaró la independencia de las iglesias alemanas sobre ciertos aspectos de las reglas vaticanas. El pasado febrero, dijo: “Nosotros no somos subsidiarios de Roma. Cada conferencia episcopal es responsable del cuidado pastoral según su cultura; ésta ha de ser nuestra tarea. No podemos esperar que el Sínodo nos diga como ha de ser la guía y el cuidado pastoral para matrimonio y la familia” [31].

Parece que el Cardenal Marx, anticipándose al papa Francisco, hace una aparente invitación a abrir la puerta a una “gran autoridad doctrinal” para las conferencias episcopales nacionales. El resultado de semejante movimiento sería un caos doctrinal, moral, litúrgico y pastoral. Incluso Monseñor William Smith, profesor de Teología Moral en el Seminario de Dunwoodie, dijo en una conferencia: “La razón de Roma acerca de las conferencias episcopales nacionales es sospechosa, porque la mayoría de las veces llevarían a iglesias nacionales independientes”.

El cardenal Burke cita, una vez más, que la “diversidad regional” ahora propuesta “es, simplemente, contraria a la razón y la vida católica” [32].

Vemos pues que la horizontalización y la descentralización, ahora incluidas en el Sínodo de Octubre de 2015, puede dar como  resultado  una gran fragmentación de la Fe en el mundo. Es el proyecto para el nacimiento de las iglesias nacionales, la proliferación de doctrinas contradictorias y practicas nacionales inmorales, en una pretendida aceptación del “reconocimiento de la diversidad” (como dijo el cardenal Kasper), que será el toque de difuntos de la inmutabilidad, estabilidad, unidad y universalidad de la Fe católica.

John Vennari

[Traducido por P.E. Artículo original]

[1] Ver “Pope Francis is now at war with the Vatican. If he wins, the Catholic Church could fall apart” Damien Thompson, The Spectator, Oct. 18 2015 y Pope Francis Reminds the Synod that He Has the Last Word” America, 17 Oct. 2015. [2] The Great Reformer: Francis and the Making of a Radical Pope. Austen Iverieigh (New York: Henry Hold, 2013) p. 257. [3] V. “The Martini Pope, John Vennari, Catholic Family News, January 2014 (para información sobre Kasper v. nota 36) [4] V. “Quinn to priest group: Church poised at a momento of far reaching consequences´ National Catholic Reporter, 7 de Julio 2014 [5] Ivereigh p. 257 [6] The Martini Pope John Vennari Catholic Family News enero de 2014 [7] The Pope, How the Church will Change. La Repubblica Oct. 1, 2013 énfasis añadido. [8] Estos tres primeros puntos pueden verse a lo largo de todo el libro. [9] The Reform of the Papacy: The Costly Call to Christian Unity John Quinn (New York, Herder 1999) p. 117 [10] Ibidem p. 123. Atila Sinke Guimares al escribir sobre este tema en 2001 explica que “la generalización de Quinn es excesiva, pues de hecho hay muchos modos de seleccionar obispos de acuerdo las tradiciones y privilegios de cada diócesis y no se pueden reducir a una sola fórmula” cita de “A New Papacy on the Horizon” Guimares, Catholic Family News abril de 2001. Yo añado que hemos de observar que el criterio principal para la elección de un obispo y debe ser la absoluta fidelidad a la fe católica en toda circunstancia. El énfasis excesivo de Quinn en el jugar con las estructuras es una señal más de su comprensión insuficiente de la misma fe católica. [11] The Reform of the Papacy, pp. 166 y 171 [12] Este aspecto de los cambios que se proponen en el papado es un tema de gran importancia y se tratará más tarde. El papa Juan Pablo II, ecumenista a ultranza, propuso cambios indeterminados en el papado en favor del ecumenismo. Esto lo hizo en su encíclica ecuménica Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995) que Quinn cita a lo largo de su libro. Quinn se alegra de que este aspecto de Ut Unum Sint rompe un precedente y es revolucionario. v. The Reform of the Papacy p. 34. De la misma manera el cardinal Kasper se muestra favorable a una reestructuración de la iglesia en favor del ecumenismo. [13] The Reform of the Papacy p. 115 [14] Ratzinger Report, 1984 citado en Pope Francis´ doctrine chief: Bishops conferences presidents are not ´vice-popes´. Lifesitenews, 30 de diciembre de 2013. [15] The Reform of the Papacy p. 160 énfasis añadido. [16] The Reform of the Papacy p. 30 [17] The Reform of the Papacy p. 143 [18] The Reform of the Papacy p. 160 [19] The Reform of the Papacy p. 113 [20] Ibid. [21] The Reform of the Papacy pp. 167-169 [22] Al igual que  en el Vaticano II los radicales impusieron la nueva misa basados supuestamente en “prácticas litúrgicas antiguas”, Quinn intenta argumentar que lo que él propone es en realidad un “redescubrimiento” de la Tradición en lo que concierne al gobierno de la iglesia. Sus reivindicaciones  son un conjunto de afirmaciones engañosas,  de medio -verdades,  y de generalizaciones que carecen de distinciones esenciales y reveladoras en cuanto a lo que se niegan a afirmar. Esto también necesita de una explicación más detallada de la que puede darse en este número. También deja de clarificar la colegialidad y la subsidiaridad legítima. Esto dicho, Quinn consigue señalar algunos problemas verdaderos, como ese excesivo énfasis en la autoridad del papa que cree al papa infalible en todo lo que diga o haga; y también la afirmación gratuita del cardenal Solano quien dice que no se debe criticar a la curia nunca. [23] The Reform of the Papacy índice [24] Más acerca del libro de Quinn en un artículo futuro. [25] The Claims of the Primacy and the Costly Call to Unity John R. Quinn junio de 1996 y la respuesta del cardinal O´Connor: Reflections on the Church Government Cardinal John O´Connor Catholic New York 25 de julio de 1996. Los dos pueden encontrarse en la biblioteca digital de la EWTN. [26] Pope Appoints Gay-Friendly Bishop to San Francisco. Dr. Marian T. Horvat  en traditioninaction.com. [27] Life and Death at a Gay Parish Randy Engel, traditioninaction.com. [28] Quinn a un grupo de sacerdotes: “La iglesia está lista para un acontecimiento de consecuencias trascendentales.” National Catholic Reporter 7 de julio de 2014. [29] Cita de “Pope Francis´text is a call for church reform at all levels Hans Küng, The Tablet 29 de noviembre de 2013. [30] Sin embargo este deseo no se ha realizado plenamente, pues el estatuto jurídico de las conferencias episcopales que las considera sujetas a ciertas atribuciones específicas, incluida la genuina autoridad doctrina,l no ha sido todavía suficientemente elaborado. La excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la iglesia y su actividad misionera.” Evangelii Gaudium, núm. 32 [31] German Church declares Independence before de 2015 Synod: “We are not a Roman Subsidiary” Rorate Coeli, 25 de febrero de 2015. [32] Cardinal Burke: controversial Synod proposal “simply contrary” to Catholicism, Lifesitnews, 15 de octubre de 2015.

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com