Fiesta de María Reina

31 de Mayo

FIESTA DE LA REALEZA DE MARÍA(*)

"Dios te salve, Reina"

La realeza de Cristo es dogma fundamental de la Iglesia y a la par canon supremo de la vida cristiana.

Esta realeza, consustancial con el cristianismo, es objeto de una fiesta inserta solemnemente en la sagrada liturgia por el Papa Pío XI a través de la bula QUAS PRIMAS del 11 de diciembre de 1925. Era como el broche de oro que cerraba los actos oficiales de aquel Año Santo.

La idea primordial de la bula podría formularse de esta guisa: Cristo, aun como hombre, participa de la realeza de Dios por doble manera: por derecho natural y por derecho adquirido. Por derecho natural, ante todo, a causa de su personalidad divina; por derecho adquirido, a causa de la redención del género humano por El realizada.

Si algún día juzgase oportuno la Iglesia -decía un teólogo español en el Congreso Mariano de Zaragoza de 1940- proclamar en forma solemne y oficial la realeza de María, podría casi transcribir a la letra, en su justa medida y proporción claro está, los principales argumentos de aquélla bula.

Y así ha sido. El 11 de octubre de 1954 publicó Pío XII la encíclica AD CAELI REGINAM. Resulta una verdadera tesis doctoral acerca de la realeza de la Madre de Dios. En ella, luego de explanar ampliamente las altas razones teológicas que justifican aquélla prerrogativa mariana, instituye una fiesta litúrgica en honor de la realeza de María para el 31 de mayo. Era también como el broche de oro que cerraba las memorables jornadas del Año Santo concepcionista.

El paralelismo entre ambos documentos pontificios y aun entre las dos festividades litúrgicas, salta a la vista.

La realeza de Cristo es consustancial, escribíamos antes, con el cristianismo; la de María también. La realeza de Cristo ha sido fijada para siempre en el bronce de las Sagradas Escrituras y de la tradición patrística; la de María lo mismo.

La realeza de Cristo, lo insinuábamos al principio, descansa sobre dos hechos fundamentales: la unión hipostática -así la llaman los teólogos, y no acierta uno a desprenderse de esta nomenclatura- y la redención; la de María, por parecida manera, estriba sobre el misterio de su maternidad divina y el de corredención.

Ni podría suceder de otra manera. Los títulos y grandezas de Nuestra Señora son todos reflejos, en cuanto que, arrancando fontalmente del Hijo, reverberan en la Madre, y la realeza no había de ser excepción. La Virgen, escribe el óptimo doctor mariano San Alfonso de Ligorio, es Reina por su Hijo, con su Hijo y como su Hijo. Es patente que se trata de una semejanza, no de una identidad absoluta.

«El fundamento principal -decía Pío XII-, documentado por la tradición y la sagrada liturgia, en que se apoya la realeza de María es, indudablemente, su divina maternidad. Y así aparecen entrelazadas la realeza del Hijo y la de la Madre en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia. El evangelio de la maternidad divina es el evangelio de su realeza, como lo reconoce expresamente el Papa; y el mensaje del arcángel es mensaje de un Hijo Rey y de una Madre Reina.

Entre Jesús y María se da una relación estrechísima e indisoluble -de tal la califican Pío IX y Pío XII-, no sólo de sangre o de orden puramente natural, sino de raigambre y alcance sobrenatural trascendente. Esta vinculación estrechísima e indisoluble, de rango no sólo pasivo, sino activo y operante, la constituye a la Virgen particionera de la realeza de Jesucristo. Que no fue María una mujer que llegó a ser Reina. No. Nació Reina. Su realeza y su existencia se compenetran. Nunca, fuera de Jesús, tuvo el verbo «ser» un alcance tan verdadero y sustantivo. Su realeza, al igual que su maternidad, no es en Ella un accidente o modalidad cronológica. Más bien fue toda su razón de ser. Predestinóla el cielo, desde los albores de la eternidad, para ser Reina y Madre de misericordia.

Toda realeza, como toda paternidad, viene de Dios, Rey inmortal de los siglos. Pero un día quiso Dios hacerse carne en el seno de una mujer, entre todas las mujeres bendita, para así asociarla entrañablemente a su gran hazaña redentora. y este doble hecho comunica a la Virgen Madre una dignidad, alteza y misión evidentemente reales.

Saliendo al paso de una objeción que podría hacerse fácilmente al precedente raciocinio, escribe nuestro Cristóbal Vega que, si la dignidad y el poder consular o presidencial resulta intransferible, ello se debe a su peculiar naturaleza o modo de ser, por venir como viene conferido por elección popular. Pero la realeza de Cristo no se cimenta en el sufragio veleidoso del pueblo, sino en la roca viva de su propia personalidad.

Y, por consecuencia legítima, la de su Madre tampoco es una realeza sobrevenida o episódica, sino natural, contemporánea y consustancial con su maternidad divina y función corredentora. Con atuendo real, vestida del sol, calzada de la luna y coronada de doce estrellas vióla San Juan en el capítulo 12 del Apocalipsis asociada a su Hijo en la lucha y en la victoria sobre la serpiente según que ya se había profetizado en el Génesis.

Y esta realeza es cantada por los Santos Padres y la sagrada liturgia en himnos inspiradísimos, que repiten en todos los tonos el «Salve, Regina».

Hable por todos nuestro San Ildefonso, el capellán de la Virgen, cantor incomparable de la realeza de María, que, anticipándose a Grignon de Monfort y al español Bartolomé de los Ríos agota los apelativos reales de la lengua del Lacio: Señora mía: Dueña mía, Señora entre las esclavas, Reina entre las hermanas Dominadora mía y Emperatriz.

Realeza celebrada en octavas reales, sonoras como sartal de perlas orientales y perfectas como las premisas de un silogismo coruscante, por el capellán de la catedral primada don José de Valdivielso cuando, dirigiéndose a la Virgen del Sagrario, le dice:

Sois, Virgen santa, universal Señora
de cuanto en cielo y tierra ha Dios formado;
todo se humilla a Vos, todo os adora
y todo os honra y a vuestro honrado;
que quien os hizo de Dios engendradora,
que es lo que pudo más haberos dado,
lo que es menos os debe de derecho,
que es Reina universal haberos hecho.

Los dos versos finales se imponen con la rotundidez lógica de una conclusión silogística.

En el 2º concilio de Nicea, VII ecuménico, celebrado bajo Adriano en 787, leyóse una carta de Gregorio II (715-731) a San Germán, el patriarca de Constantinopla, en que el Papa vindica el culto especial a la «Señora de todos y verdadera Madre de Dios».

Inocencio III (1198-1216) compuso y enriqueció con gracias espirituales una preciosa poesía en honor de la Reina y Emperatriz de los ángeles.

Nicolás IV (1288-1292) edificó un templo en 1290 a María, Reina de los Angeles.
Juan XXII (1316-1334) indulgenció la antífona «Dios te salve, Reina», que viene a ser como el himno oficial de la realeza de María.

Los papas Bonifacio IX, Sixto IV, Paulo V, Gregorio XV, Benedicto XIV, León XIII, San Pío X, Benedicto XV y Pío XI repiten esta soberanía real de la Madre de Dios.

Y Pío XII, recogiendo la voz solemne de los siglos cristianos, refrenda con su autoridad magisterial los títulos y poder reales de la Virgen y consagra la Iglesia al Inmaculado Corazón de María, Reina del mundo. Y en el radiomensaje para la coronación de la Virgen de Fátima, al conjuro de aquellas vibraciones marianas de la Cova da Iria, parece trasladarse al día aquel, eternamente solemne, al día sin ocaso de la eternidad, cuando la Virgen gloriosa, entrando triunfante en los cielos, es elevada por los serafines bienaventurados y los coros de los ángeles hasta el trono de la Santísima Trinidad, que, poniéndole en la frente triple diadema de gloria, la presentó a la corte celeste coronada Reina del universo… «Y el empíreo vio que era verdaderamente digna de recibir el honor, la gloria, el imperio, por estar infinitamente más llena de gracias, por ser más santa, más bella, más sublime, incomparablemente más que los mayores santos y que los más excelsos ángeles, solos o todos juntos; por estar misteriosamente emparentada, en virtud de la maternidad divina, con la Santísima Trinidad, con Aquel que es por esencia Majestad infinita, Rey de reyes y Señor de señores, como Hija primogénita del Padre, Madre ternísima del Verbo, Esposa predilecta del Espíritu Santo, por ser Madre del Rey divino; de Aquel a quien el Señor Dios, desde el seno materno, dio el trono de David y la realeza eterna de la casa de Jacob; de Aquel que ofreció tener todo el poder en el cielo y en la tierra. El, el Hijo de Dios, refleja sobre su Madre celeste la gloria, la majestad, el imperio de su realeza, porque, como Madre y servidora del Rey de los mártires en la obra inefable de la redención, le está asociada para siempre con un poder casi inmenso en la distribución de las gracias que de la redención derivan…»

  • Por esto la Iglesia la confiesa y saluda Señora y Reina de los ángeles y de los hombres.
  • Reina de todo lo creado en el orden de la naturaleza y de la gracia.
  • Reina de los reyes y de los vasallos.
  • Reina de los cielos y de la tierra.
  • Reina de la Iglesia triunfante y militante.
  • Reina de la fe y de las misiones.
  • Reina de la misericordia.
  • Reina del mundo, y Reina especialmente nuestra, de las tierras y de las gentes hispanas ya desde los días del Pilar bendita.
  • Reina del reino de Cristo, que es reino de «verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz».

Y en este reino reinado de Cristo que es la Iglesia santa es Ella Reina por fueros de maternidad y de mediación universal y, además, por aclamación universal de todos sus hijos.

En este gran día jubilar de la realeza de María renovemos nuestro vasallaje espiritual a la Señora y con fervor y piedad entrañables digámosla esa plegaria dulcísima, de solera hispánica, que aprendimos de niños en el regazo de nuestras madres para ya no olvidarla jamás:

«Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; Dios te salve…

FILIBERTO DÍAZ PARDO.

  • MARÍA REINADe la «Mística Ciudad de Dios». Ven. Sor María de Jesús de Agreda.
  • LA REINA DEL CIELO EN LA RESURRECCIÓN DE SU DIVINO HIJO, Ven. Sor María de Jesús de Agreda, de la (Mística Ciudad de Dios», Libro VI, Cap. 26.
  • MARÍA SANTÍSIMA, NUESTRA REINASan Luis María Grignion de Montfort, de su «Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen


    • Año Cristiano, Biblioteca de Autores Crisitianos.
    • BIBLIOGRAFÍA:
      • Enc. Ad caeli Reginam: AAS 45 (1954) 6355, y Quas primas: ib., 17 (1925) 599s.
      • Estudios Marianos vol.17, año 15 (Madrid 1956). Estudios fundaramentales sobre la realeza de María.
      • La Royauté de Marie pendant les neuf premiers siècles: Rech. Sc. Rel. p.129s. 315s (1930).
      • Crónica Congreso Mariano N. (Zaragoza 1940).
      • GRUYTER, DE, De Beata Maria Regina (Bosccduci 1934).
      • MORINEAU, S. M. M., La souveranité de Notre-Dame (París 1937).
      • ROSCHINI, O. S. M., La Madre de Dios según la fe y la teología (Madrid 1955).
      • SANTONICOLA; A., La regalita di Mana (Pompei 1938).
      • BARRÉ, A., C. S. SP., Mane, Reine du monde: Bull. Soc. Franc.. Et. Mar. (1937).
      • ALDAMA, J. A. DE, Consideraciones sobre la realeza de Nuestra Señora: Est. Ecles. 30 (1956) p.459s.



Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:

Sanctus, Sanctus, Sanctus…

Santa Misa Dominical

FIESTA

DE LA

SANTÍSIMA

TRINIDAD

(Primer domingo después de Pentecostés)
( Doble – Ornamentos blancos )

 

La Santísima Trinidad apoyada sobre los Tronos.

Terminada la Octava de la fiesta del Espíritu Santo o Pentecostés, empieza el Tiempo después de Pentecostés, que llega hasta el primer domingo de Adviento. Este espacio de tiempo oscila entre 23 y 28 semanas, demodo que es el más largo del Año Eclesiástico. Su objeto es prolongar en la Iglesia y en las almas justas el eco y los sobrenaturales efectos de la bajada del Espíritu Santo en cada alma y en todo el conjunto de la sociedad cristiana. Las Epístolas de las misas de los domingos después de Pentecostés están sacadas ora de San Pablo, ora de San Juan, ora de Santiago, pero con mayor frecuencia del primero. Los Evangelios primitivamente guardaban cierta armonía con las Epístolas y con los demás textos de las misas,pero luego sufrieron algunas alteraciones. Las piezas maestras de todas las misas de este Tiempo, son las Colectas, verdaderas joyas literarias y teológicas.

Introito. Tob. 12, 6.

INTROITUS Tob. 12, 6 Benedicta sit sancta Trinitas, atque indivisa unitas: confitebimur ei, quia fecit nobiscum misericordiam suam – Ps. 8, 2. – Domine Dominus noster, quam acmirabile est nomen tuum in universita terra! V. Gloria Introito – Bendita sea la Trinidad Santa y la indivisible unidad; alabarémosla, porque usó con nosotros de misericordia. – Salmo – Señor, Señor nuestro: ¡Cuán admirable es tu Nombre en toda la tierra! Gloria al Padre, etc.

Oración-Colecta

ORATIOOmnipotens sempiterne Deus, qui dedisti famulis tuid in confessione verae fidei, aeternae Trinitatis gloriam agnoscere, et in potentia majestatis gloriam agnoscere, et in potentia majestatis adorare unitatem: quaesumus; ut ejusdem fidei firmitate, ab omnibus semper muniamur adversis. Per D. N. R. Amen Oh Dios Todopoderoso y Eterno, que con la luz de la verdadera fe, diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad Eterna, y adorar la unidad en el poder de tu Majestad: haz, te suplicamos, que por la firmeza de esa misma creencia, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.R. Amen.

Conmemoración del Domingo

Deus, in te sperantitudo, adesto propitus invocationibus nostris: et quia sine te nihil potest mortalis infirmitas, praesta auxilium gratiae tuae: ut in exsequendis mandatis tuis, et voluntate tibi et actione placeamus. Per Dominum. Oh Dios, fortaleza de los que en Ti  confían, escucha propicio nuestros ruegos; y ya que sin Ti nada puede la hu mana flaqueza, danos el auxilio de tu gracia ; y así, te seamos agradables con nuestra voluntad y nuestras obras, cumpliendo tus mandatos. Por Nuestro Señor, etc.

Epístola

San Pablo se anonada ante el pensamiento de la sublimidad y trascendencia de la naturaleza divina y proclama el dogma trinitario.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Romanos (11, 33-36) Ohaltitudo divitiarum sapientiae et scientiae Dei: quam incomprehensibilia unt judicia ejus, et investigabiles viae ejus! Qui enim cognovit sensum Domini? Aut quis consiliarius ejus ejus fuit? Aut quis prior dedit illi, et retribuetur ei? Quoniam ex ipso, et per ipsum, et in ipso sunt omnia: ipsi gloria in saecula. Amen. Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Galatas: Epístola. (Tomada de la 116 Carta del Apóstol San Pablo a los CorintiosI Rom. 36, 11-331 ¡Oh profundidad de los tesoros de la sabiduría y de la ciencia divina, ¡ Cuán incompren sibles son tus juicios, e impenetrables tus caminos! Porque, » ¿Quién ha conocido los designios del Señor? O, ¿quién es el que le dio a El primero alguna cosa, para que pretenda ser por ello recompensado?» Todas las cosas (1) son de El, y todas son por El, y todas existen en El. A El sea la gloria en todos los siglos.
GRADUALE Dan. 3, 55-56 Benedictus es, Domine, qui intueris abyssos, et sedes super Cherubim. V. Benedictus es, Domine, in firmamento caeli, et laudabilis in saecula.Allelúja, allelúja. V. (Ibid. 52)Benedictus es, Domine, Deus patrum nostrorum: et laudabilis in saecula. Alleluia. Gradual – Daniel 4 Bendito eres, Señor, que miras los abismos, y que estás sentado sobre los Querubines. Bendito eres, Señor, en el firmamento del cielo, y loable por los siglos de los siglos.       . Aleluya, aleluya Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, y digno de alabanzas por todos los siglos. Aleluya.

Evangelio

Jesús al enseñar a los Apóstoles la forma bautismal, revélales clara y explícitamente el misterio de la Santísima Trinidad, condenando anticipadamente todos los errores antiguos y modernos acerca de la divinidad de la segunda y tercera Personas, ya que bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, equivale a reconocer que las tres divinas Personas nos adoptan por hijos, nos confieren la misma gracia, y tienen entre sí un mismo poder y una misma naturaleza.

 

USequéntia sancti Evangélii secúndum Mateo.Mat. 28, 18-20 In illo témpore:Dixit Jesus discipulis suis: Data est mihi omnis potestas in caelo et in terra. Euntes ergo docete omnes gentes, baptizantes eos in nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti: docentes eos servare omnia quaecumque mandavi vobis. Et ecce ego vobiscum sum omnibus diebus, usque ad consumationem saeculi.

Credo.

U Continuación del Santo Evangelio según San Mateo (28,18-20) –  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a toda las naciones, bautizándolas en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo diciéndoles que observen todo cuanto yo os he mandado (2). Y estad seguros que yo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos(3). Credo.

 

OFFERTORIUM Tob. 12, 6 Benedictus sit Deus Pater, unigenitusque Dei Filius, Sanctus quoque Spiritus: quia fecit nobiscum misericordiam suam. OfertorioTobías 12, 6 Bendito sea Dios Padre, y su Unigénito Hijo; también el Espíritu Santo: porque usó con nosotros de su misericordia.

 

 

 

Oración-Secreta

 

Santifica, quaesumus, Domine Deus noster, per tui sancti nominis invocationem, hujus oblationis hostiam; et per eam nosmetipsos tibi perfice munus aeternum. Per Dominum nostrum.. Suplicámoste, Señor Dios nuestro, que por la invocación de tu Santo Nombre, santifiques la oblación de esta hostia: y haz, que por ella, seamos para Ti un don eterno. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración del Domingo (Secreta)

 

Hostias nostras, quaesumus, Domine, tibi dicatas placatus assume: et ad perpetuum nobis tribue provenire subsidium. Per Dominum. < Señor   oh Haz,   >  Recibe, Señor , propicio las ofrendas a Ti dedicadas: y haz que nos sirvanpara perpetuo socorro. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus… Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.

 

COMMUNIO Benedicimus Deum caeli, et coram omnibus viventibus confitebimur ei: quia fecit nobiscum misericordiam suam.
Comunión.Bendigamos a Dios del Cielo, y alabémosle delante de todos los vivientes: porque usó con nosotros de misericordia.

 

Oración-Postcomunión

 

Proficiat nobis ad salutem corporis et animae, Domine Deus noster, hujus sacramenti susceptio: et sempiternae sanctae Trinitatis, ejusdemque individuae unitatis confessio. Per Dominum nostrum. < Señor   oh Haz,   >Haz, Señor y Dios nuestro, que nos aproveche para la salud de cuerpo y alma, la recepción de este Sacramento, y la confesión de la Sempiterna y Santa Trinidad, y su indivisible Unidad.

 

Conmemoración del Domingo (Postcomunión)

Tantis, Domine, repleti muneribus: praesta, quaesumus; ut et salutaria dona capiamus, et a tua numquam laude cessemus. Per Dominum nostrum < Señor   oh Haz,   >    Alimentados, Señor, con dones tan preciosos; haz que nos sean saludables, y que jamás cesemos de alabarte. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Último Evangelio

 

USequéntia sancti Evangélii secúndum Mateo.Mat. 28, 18-20 – In illo tempore: Dixit Jesus discipulis suis: Estote misericordes, sicut et Pater vester misericors est. Nolite judicare, et non judicabimi: nolite condemnare, et non condemnabimini. Dimittite et dimittemini. Date, et dabitur vobis: mensurm bonam, et confertam, et coagitatam, et supereffluentem dabunt in sinum vestrum. Eadem quippe mensura, qua mensi fueritis, remetietur vobis. Dicebat autem illis et similitudinem: Numquid potest caecus caecum ducere? nonne ambo in foveam cadunt? Non est discipulus super magistrum: perfectus autem omnis erit, si sit sicut magister ejus. Quid autem vides festucam in oculo tuo est, non consideras? Aut quomodo potes dicere fratri tuo: Frater, sine, ejiciam festucam de oculo tuo: ipse in oculo tuo trabem non videns? Hypocrita, ejice primum trabem de oculo tuo: et tunc perspicies, ut educam de oculo fratris tui. < Señor   oh Haz,   > U Continuación del Santo Evangelio según San Lucas (Lc. 6, 36-42) – En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzga dos; no condenéis, y no seréis condena dos. Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará: se os echará en el seno una buena medida apretada y bien colmada, hasta rebasar. Porque con la misma medida con que midiereis, se os medirá a vosotros. Deciales también este símil: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? No es el discípulo superior al  maestro: pero todo discípulo será perfecto, si es como su maestro. Y, ¿por qué miras la mota en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que tienes en tu ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que te quite esa mota del ojo,’ cuando tú no echas de ver la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y después verás como sacas la mota del ojo de tu hermano.»
  • (1)Sí, todas las cosas son de Dios, como creador; todas subsisten por él, como conservador; todas se apoyan en él, como en su centro y todas tienden a Él como a su último fin. 
  • (2) Una vez bautizado, el cristiano debe seguir instruyéndose en todo aquello que, en virtud de su profesión, debe creer y obrar, y la base de esta instrucción debe ser, precisamente, el Evangelio, donde está contenida en síntesis toda la doctrina de Jesús. 
  • (3) Afirmación rotunda y consoladora con que Jesucristo nos asegura su continua asistencia y con que San Mateo sella el final de su Evangelio. 

Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Santa Juana de Arco, una cristiana pía.

¡Santa Juana de Arco, ora pro nobis!

uana de Arco se destacó por su profunda religiosidad católica, fue una cristiana pía, con el antiguo espíritu, que hoy se horrorizaría del «modernismo», laxidad e impiedad actuales.   Manifestó que se mantendría virgen “mientras Dios lo quiera”, es decir, mientras fuese la voluntad de Dios que permaneciera soltera. El motivo por el que vistió ropas de hombre, de soldado, según ella misma explicó durante el «juicio», fue para defender su virtud (su virginidad), ya que estaba “todo el tiempo rodeada de soldados”.   Murió virgen.

A pesar de haber sido comandante del ejército francés y de haber participado en numerosas batallas, Juana de Arco nunca mató a nadie, su espada jamás se tiñó de sangre, y declaró que prefería su estandarte religioso a su espada.   Antes de los combates exhortaba a los soldados enemigos a no luchar y retirarse en paz, algo que ocurrió en algunas ocasiones, y cuando se producía el combate, se mostraba después apenada y conmovida por los muertos, tanto franceses como ingleses.

Santa Juana de Arco, ¡ruega por nosotros!

Tomado del excelente sitio dedicado completamente a esta Gran Santa:

http://libreopinion.com/members/jeanne-d-arc/espanol/index.html


Una excelente película sobre Santa Juana de Arco

Sinopsis: Es el año 1429. Francia vive una revuelta política y religiosa y los miembros de la familia real luchan por conservar su gobierno.   Pero una joven campesina de una pequeña aldea dio a su país el milagro que estaban esperando.   Milla Jovovich es Juana de Arco, una joven mujer que inspiraría y lideraría a los hombres de su país hasta su muerte a la temprana edad de 19 años.   Nacida en una familia religiosa, Juana fue testigo de la violación y muerte de su hermana a manos de las tropas enemigas.   Años más tarde, Juana llegó hasta su rey con un mensaje que afirmaba procedía de Dios: dale un ejército, y en el nombre de Dios reclamaría los reinos de su majestad.   Pero, ¿sería el mensaje real o sería tan sólo la ilusión de una joven con una vida destrozada? Esta dramática y épica película de Luc Besson explora la vida de Juana de Arco, su victoria, su relación con Dios y su trágica muerte.   Co-protagonizada por John Malkovich, Dustin Hoffman y Faye Dunaway, «Juana de Arco» es una película moderna tomada de la época medieval que cautiva a todos los públicos.

Título original: The Messenger: The Story of Joan of Arc (Jeanne d’Arc)
Año: 1999
País: Francia
Director: Luc Besson
Reparto: Milla Jovovich, John Malkovich, Faye Dunaway, Dustin Hoffman, Pascal Greggory, Vincent Cassel, Tcheky Karyo, Richard Ridings, Desmond Harrington, Timothy West, Gina McKee
Guión: Andrew Birkin & Luc Besson
Música: Eric Serra
Productora: Columbia Pictures pr. a Gaumont production
Género: Drama Histórico
Idioma: Español Latino .

Para leer una sinopsis más amplia clic aquí

Para ver la película en YouTube, clic aquí

Oraciones a Santa Juana de Arco

¡Santa Juan de Arco, ora pro nobis!

Oración a Santa Juana para que nos de fe

Ante tus enemigos, ante el hostigamiento, el ridículo y la duda,
te mantuviste firme en la fe. Incluso abandonada, sola y sin
amigos, te mantuviste firme en la fe. Incluso cuando encaraste
la muerte, te mantuviste firme en la fe. Te ruego que yo sea tan
inconmovible en la fe como tú, Santa Juana. Te ruego que me
acompañes en mis propias batallas. Ayúdame a perseverar
y a mantenerme firme en la fe.
Amén.

Oración a Santa Juana, luchadora por la libertad

Santa Juana, tu valor y tu fe en Dios consiguieron grandes cosas.
Pido tu ayuda en la lucha por lo justo. Permíteme tener claros mis
propósitos y que la justicia sea mi afán. No me permitas renunciar
ante la dureza de las dificultades. Con tu ayuda no tengo miedo y
quiero emplear todas mis cualidades y todo mi esfuerzo.
Ésto te lo pido en nombre de Jesús.
Amén.

Tomadas del excelente sitio dedicado completamente a esta Gran Santa:

http://libreopinion.com/members/jeanne-d-arc/espanol/index.html

Santa Juana de Arco, virgen

30 de Mayo

(1412-1431) Patrona de Francia y Doncella de Orleáns

Guiada por Dios por medio de locuciones interiores,  Santa Juana conduce al ejército francés a liberar el país. Finalmente, traicionada, muere en la hoguera.  Ella se mantiene siempre fiel a Jesús y la Iglesia.

Santa Juana de Arco: concédenos un gran amor por nuestra patria.

Para leer más sobre esta gran Santa, visite el siguiente enlace:

http://www.corazones.org/santos/juana_arco.htm

Santa Juana de Arco

Jeanne d'Arc la Pucelle

En francés Jeanne d’Arc; comúnmente conocida por sus contemporáneos como la Pucelle (la «Doncella»).

Nacida en Domremy, Champagne, probablemente el 6 de enero de 1412 y muerta en Rouen, el 30 de mayo de 1431. El pueblo de Domremy estaba situado sobre los confines del territorio que reconocía el dominio del Duque de Burgundy, pero en el prolongado conflicto entre los Armagnacs (el partido de Carlos VII, Rey de Francia), por un lado, y los Burgundios aliados con los ingleses, por el otro, Domremy siempre se mantuvo leal a Carlos.

Casa natal de Juana de Arco, en Domrémy, actualmente convertida en museo.

Jaime de Arco, el padre de Juana, era un pequeño campesino agricultor, pobre, pero no necesitado. Juana, al parecer, era la menor de una familia de cinco personas. Nunca aprendió a leer o escribir, pero tenía habilidad para trabajar cosiendo e hilando, y la tradicional idea de que ella pasaba los días de su infancia en las praderas, sola con sus ovejas y sus vacunos, parece ser infundada. Todos los testigos durante el proceso de rehabilitación (Veinticuatro años más tarde, una revisión de su juicio, el llamado procès de réhabilitation, fue abierto en París con el consentimiento de la Santa Sede), hablaron de ella como una niña singularmente piadosa, seria más allá de su edad, quien solía arrollidarse en la iglesia absorta en la oración, y amaba tiernamente a los pobres. Enormes intentos fueron hechos durante el juicio que se siguió a Juana para imputarle ciertas prácticas supersticiosas, supuestamente llevadas a cabo en torno a determinado árbol, popularmente conocido como «El Arbol de las Hadas» (l’Arbre des Dames), pero la sinceridad de sus respuestas dejaron perplejos a sus jueces. Ciertamente, ella jugaba y bailaba allí junto con los demás niños, y hubo tejido coronas para la estatua de Nuestra Señora, pero desde que ella cumplió sus doce años se mantuvo distante de tales pasatiempos.

Juana de Arco recibiendo el mensaje del arcángel Miguel por Eugene Thirion (1876).

Fue a la edad de trece años y medio, en el verano de 1425, cuando Juana tomó por primera vez conciencia de talmanifestación, cuyo carácter sobrenatural sería ahora cuestionado precipitadamente, y que posteriormente ella comenzó a llamar sus «voces» o su «consejero». Al principio fue simplemente una voz, como si alguien hubiera hablado muy cerca de ella, pero parece claro también, que dicha voz era acompañada por un resplandor; y más adelante ella descubrió claramente, de algún modo, la apariencia de aquellos que le hablaban, reconociéndolos individualmente como San Miguel (quien estaba acompañado por otros ángeles), Santa MargaritaSanta Catalina y otros. Juana fue siempre reacia a hablar acerca de sus voces. No mencionó nada acerca de ellas a su confesor, y constantemente rechazó, en su juicio, ser embaucada en descripciones sobre la apariencia de dichos santos ni explicar cómo los hubo reconocido.. Pese a todo, ella les dijo a sus jueces: «Los he visto con estos mismos ojos, tan bien como los puedo ver a ustedes».

Enormes esfuerzos fueron hechos por los historiadores racionalistas, tales como M. Anatole France, para explicar dichas voces como el resultado de condiciones de exaltaciones religiosas e histéricas fomentadas en Juana por la influencia sacerdotal, combinada con determinada profecía corriente en la campiña acerca de una doncella del bois chesnu (bosque de roble), cercano de donde el Árbol de las Hadas estaba situado, quien debía salvar a Francia por medio de un milagro. Pero el poco fundamento de este análisis del fenómeno ha sido vastamente tratado por varios escritores no católicos. No existe ni siquiera una sombra de evidencia para sostener esta teoría de consejos sacerdotales preparando a Juana de esta parte, y en cambio mucha que la contradice. Es más, a menos que acusemos a la Doncella de deliberada falsedad, cosa que nadie es capaz de realizar, fueron las voces quienes crearon el estado de exaltación patriótica, y no la exaltación quien precedió a las voces. Su evidencia, en estos puntos es clara.

Pese a que Juana nunca realizó ninguna declaración hasta la fecha en la cual las voces le revelaron su misión, parece cierto que la llamada de Dios le fue dada a conocer gradualmente. Pero, para el mes de mayo de 1428, ella no tenía ya dudas de que era conminada a ir en ayuda del rey, y las voces se tornaron insistentes, urgiéndole a presentarse ante Roberto Baudricourt, quien gobernaba para Carlos VII en la vecina ciudad de Vaucouleurs. Ese viaje lo consumó un mes después, pero Baudricourt, un soldado grosero y disoluto, la trató a ella y a su misión con escaso respeto, diciéndole al primo que la acompañaba: «Llévala nuevamente a casa junto con su padre y propínale una buena paliza».

Escudo de Armas, de Juana de Arco.

Mientras tanto, la situación militar del Rey Carlos y sus seguidores iba tornándose desesperante. Orléans fue sitiada (12 de octubre de 1428), y para finales del año la derrota total parecía inminente. Las voces de Juana se convirtieron en urgentes, y hasta amenazantes. Era en vano que ella se resistiese diciéndoles: «Yo soy una pobre chica; no sé montar ni pelear». Las voces sólo reiteraron: «Es Dios quien comanda esto». Rindiéndose finalmente, ella partió de Domremy en enero de 1429, y visitó nuevamente Vaucouleurs.

Baudricourt permanecía aún escéptico, pero, dado que ella permanecía en la ciudad, su perseverancia gradualmente causó efecto sobre él. El 17 de febrero ella profetizó una gran derrota que padecerían las fuerzas francesas en las afueras de Orléans (la batalla de los Herrings). Dado que dicha declaración fue oficialmente confirmada unos pocos días más tarde, su causa ganó terreno. Finalmente ella se vio afectada a buscar al rey en Chinon, y comenzó su camino hacia allí con una modesta escolta de tres hombres armados, estando vestida, por propia requisitoria, con vestuario masculino – indudablemente como una protección a su pudor en la áspera vida del campamento militar. Ella siempre durmió completamente vestida, y todos aquellos quienes estuvieron más íntimamente cerca de ella, declararon que había algo alrededor de ella que reprimía cualquier pensamiento impropio a su reputación.

Felipe VI de Francia, en la Biblioteca Nacional de Francia.

Ella llegó a Chinon el 6 de marzo, y dos días después fue admitida en la presencia de Carlos VII. Para probarla, el rey se había disfrazado, pero ella inmediatamente lo saludó sin hesitar en medio de todo un grupo de espectadores. Desde el principio una importante porción de la corte – La Trémoille, la favorita de la realeza, la principal entre todas ellas – se opuso a ella como una visionaria loca, pero un signo secreto, comunicado a ella por medio de sus voces, que ella dio a conocer a Carlos, indujo al rey, sin demasiado entusiasmo, a creer en su misión. Juana nunca reveló en qué consistía dicho signo, pero actualmente la creencia principal indica que aquel «secreto del rey» era una duda concebida por Carlos acerca de la legitimidad de su nacimiento, y que Juana hubo sido autorizada sobrenaturalmente para aclararla.

Tapiz del castillo de Chinon (Francia) representando a Juana reconociendo a Carlos VII entre la muchedumbre.

Aún así, antes de que Juana pudiera ser empleada en operaciones militares fue enviada a Poitiers para ser examinada por un numeroso comité de sabios obispos y doctores. El examen fue de un carácter profundo y formal. Es lamentable al extremo que las actas de los procesos, a las cuales posteriormente Juana apeló con frecuencia durante su juicio, hayan desaparecido todas. Todo lo que sabemos es que su ardiente fe, simpleza, y honestidad causaron una impresión favorable. Los teólogos no encontraron nada herético en sus afirmaciones acerca de las orientaciones sobrenaturales, y, sin pronunciarse sobre la validez de su misión, ellos pensaron que ella podrías ser empleada de un modo seguro y probada adicionalmente.

De vuelta en Chinon, Juana hizo sus preparativos para la campaña. En lugar de la espada ofrecida por el rey, ella rogó que se realizara la búsqueda de una antigua espada enterrada, según ella aseguró, detrás del altar en la capilla de Santa Catalina de Fierbois. Esta fue encontrada en el mismísimo punto indicado por sus voces. Fue hecha para ella en el mismo momento en que el abanderado pronunció las palabras Jesús, María, junto con un cuadro de Dios Padre y varios ángeles arrodillados presentando una flor de lis.

Pero tal vez el hecho más interesante relacionado con esta primera etapa de su misión es una carta de un Sire de Rotslaer escrita desde Lyons el 22 de abril de 1429, la cual fue transportada a Bruselas y debidamente registrada, tal como lo atestigua el manuscrito de dicho día, antes de que cualquiera de los hechos referidos en ella tuvieran su realización. La Doncella, reporta él, dijo «que ella salvaría a Orléans y obligaría a los ingleses a levantar el sitio, que ella misma en una batalla previa a Orléans sería herida por una asta pero que no moriría de eso, y que el Rey, durante el transcurso del verano venidero, sería coronado en Reims, junto con otras cosas que el Rey conservaba en secreto.»

Antes de entrar en la campaña, Juana emplazó al Rey de Inglaterra a retirar sus tropas del suelo francés. Los comandantes ingleses estaban furiosos por la audacia de la demanda, pero Juana a través de un movimiento rápido ingresó a Orléans el 30 de abril. Su presencia allí inmediatamente obró maravillas. Para el 8 de mayo las fuerzas inglesas que rodeaban la ciudad habían sido todas capturadas, y el estado de sitio levantado, pese a que el día 7 Juana fue herida en su pecho por una flecha. Ni bien la Doncella se marchó ella deseó hacer el seguimiento de todos esos éxitos con toda rapidez, por un lado debido a un sonoro instinto guerrero, y por otro lado porque sus voces le habían dicho que disponía sólo de un año para terminar.

Catedral de Reims.

Pero el Rey y sus consejeros, especialmente La Trémoille y el Arzobispo de Reims, fueron lentos para moverse. Sin embargo, cuando Juana elevó una súplica formal, una breve campaña fue comenzada sobre el Loira, la cual después de una serie de éxitos, finalizó el 18 de junio con una gran victoria en Patay, donde los refuerzos ingleses enviados desde París bajo el mando de John fueron completamente derrotados. El camino hacia Reims estaba ahora prácticamente abierto, pero la Doncella tuvo la mayor dificultad en persuadir a los comandantes de que no se retirasen antes de Troyes, el cual estaba al principio cerrado contra ellos. Ellos capturaron la ciudad y luego, todavía a su pesar, la siguieron hacia Reims, donde, el domingo 17 de julio de 1429, Carlos VII fue solemnemente coronado, con la Doncella a su lado junto con su estandarte, porque – como ella explicó – «así como fue compartido el esfuerzo, es justo que debiera ser compartido en la victoria».

Estandarte alemán de la Waffen-SS, con las armas de Juana de Arco.

El principal objetivo de la misión de Juana fue obtenido de este modo, y algunas autoridades aseveraron que era ahora su deseo el regresar a casa, pero ella fue detenida con el ejército contra su voluntad. La evidencia es hasta cierto punto conflictiva, y es probable que Juana misma nunca haya hablado en igual tono. Probablemente ella vio claramente cuánto debió haber sido hecho para provocar la rápida expulsión de los ingleses del suelo francés, pero por otra parte ella fue constantemente oprimida por la apatía del rey y sus consejeros, y por la política suicida que abarcó todos los señuelos diplomáticos desperdigados por el Duque de Burgundy.

Un intento fallido en París fue llevado a cabo a finales de agosto. A pesar de que St-Denis fue ocupada sin oposición, el asalto que fue realizado en la ciudad el 8 de septiembre no fue respaldado con seriedad y Juana, mientras alentaba heroicamente a sus hombres a cubrir el foso fue herida en el muslo con una ballesta. El Duque de Alençon la retiró casi a la fuerza, y el asalto fue abandonado. Este traspié indudablemente debilitó el prestigio de Juana, y poco después, cuando, a través de los cancilleres políticos de Carlos, una tregua fue acordada con el Duque de Burgundy, ella bajó tristemente sus armas sobre el altar de St-Denis.

La inactividad del siguiente invierno, mayoritariamente gastada entre el mundanismo y los celos de la Corte, debió haber sido una experiencia muy penosa para Juana. Debe haber sido con la idea de consolarla que Carlos, el 29 de diciembre de 1429, ennobleció a la Doncella y a toda su familia, quienes de allí en adelante, desde las azucenas de su escudo de armas, fueron conocidos por el nombre de Du Lis. Llegó abril antes de que Juana estuviera en condiciones de salir al campo nuevamente para la finalización de la tregua, y en Melun sus voces le hicieron saber que ella sería tomada prisionera antes del día de San Juan (24 de junio). Tampoco esta vez el cumplimiento de las predicciones resultó demorado. Parecía que ella se hubiera lanzado a sí misma a la campaña el 24 de mayo al amanecer para defender la ciudad contra los ataques de los Burgundios. A la noche ella resolvió intentar una retirada, pero su pequeña tropa de unos quinientos hombres se encontró con una fuerza muy superior. Sus seguidores fueron repelidos y abandonaron la lucha de manera desesperada. Por algún error o pánico de Guillaume de Flavy, quien comandaba en Compiègne, el puente levadizo fue elevado mientras aún muchos de aquellos que habían emprendido la retirada permanecían afuera, con Juana entre ellos. Ella fue derribada de su caballo y fue hecha prisionera de un seguidor de Juan de Luxemburgo. Guillaume de Flavy había sido acusado de traición deliberada, pero entonces no parecía una adecuada razón para suponer eso. El perseveró en mantener resueltamente Compiègne para su rey, mientras los pensamientos constantes de Juana durante los primeros meses de su cautiverio consistían en escaparse y acudir a asistirlo en esta tarea de defender la ciudad.

No existen palabras que puedan describir adecuadamente la desgraciada ingratitud y apatía de Carlos y sus consejeros en dejar librada a la Doncella a su propio destino. Si las fuerzas militares no habían servido, ellos aún tenían prisioneros tales como el Conde de Suffolk en sus manos, por quien ella podría haber sido cambiada. Juana fue vendida por Juan de Luxemburgo a los ingleses por una suma que representaría unos cuantos cientos de miles de dólares en moneda actual. No puede dudarse de que los ingleses, por una parte debido a que temían a su prisionera con un terror supersticioso, y por otra parte porque estaban avergonzados del pavor que ella inspiraba, estaban determinados a tomar su vida a cualquier precio. Ellos no podían condenarla a muerte por haberlos derrotado, pero podían sentenciarla como una bruja o una hereje. Por otra parte, ellos tenían entre sus manos una herramienta lista en Pierre Cauchon, el Obispo de Beauvais, un hombre inescrupuloso y ambicioso quien era la razón de ser del partido Burgundio. El pretexto para invocar su autoridad fue hallado en el hecho de que Compiègne, donde Juana fue capturada, estaba ubicada en la Diócesis de Beauvais. Aún así, dado que Beauvais estaba en manos de los franceses, el juicio tuvo lugar en Rouen – – sede que, para dicha época, se encontraba vacante. Esto sacó a flote muchos aspectos de legalidad técnica los cuales fueron minuciosamente resueltos por los partidos interesados.

La Torre «Juana de Arco» en Ruán, donde estuvo prisionera durante el juicio.

El Vicario de la Inquisición, al principio, debido a algunos escrúpulos de jurisdicción, se negó a asistir, pero esta dificultad fue superada antes de que el juicio finalizara. A lo largo del juicio los asesores de Cauchon eran casi enteramente franceses, la mayoría de ellos teólogos y doctores de la Universidad de París. Las sesiones preliminares de la corte tuvieron lugar en enero, pero fue recién el 21 de febrero de 1431 cuando Juana apareció por primera vez ante sus jueces. A ella no le fue permitido contar con un abogado defensor, y, a pesar de haber sido acusada en una corte eclesiástica, ella fue, desde el principio hasta el fin, ilegalmente confinada en el Castillo de Rouen, una prisión secular, en donde era custodiada por soldados ingleses disolutos. Juana se quejó con amargura de esto. Ella trató de que la alojaran en la cárcel de la iglesia, donde iría a tener asistentes femeninas. Ha sido indudablemente para mayor protección de su pudor, ante semejantes condiciones, que ella persistió en conservar su atuendo masculino. Antes de que hubiera sido entregada a manos inglesas, ella había intentado escapar tirándose desesperadamente por una ventana de la torre de Beaurevoir, un acto de aparente atrevimiento por el cual ella fue sumamente intimidada por sus jueces.. Esto también sirvió como pretexto para la aspereza exhibida durante su confinamiento en Rouen, donde ella fue al principio retenida en una jaula de hierro, encadenada por el cuello, manos y pies. Adicionalmente, no le fueron concedidos privilegios espirituales – por ejemplo, asistir a una Misa – en consideración de los cargos de herejía y los vestidos monstruosos (difformitate habitus) que ella lucía.

Juana de Arco es interrogada por el cardenal de Winchester en su prisión (1824) de Paul Delaroche en el Museo de Bellas Artes de Ruán.

Por lo que se refiere a la constancia oficial del juicio, la cual, hasta donde indica la versión en Latín, parece haber sido preservada completa, nosotros probablemente podamos confiar en su exactitud en lo que respecta a las preguntas realizadas y las respuestas proporcionadas por la prisionera. Dichas respuestas son bajo todo concepto favorables a Juana. Su simplicidad, piedad y sentido común afloraron en todo momento, a pesar de los intentos de los jueces para confundirla. Ellos la presionaron en lo referente a sus visiones, pero sobre muchos puntos ella se negó a responder. Su actitud siempre fue carente de temor, y para el 1 de marzo, Juana anunció enfáticamente que «dentro del espacio de siete años, los ingleses deberán pagar un precio más alto que Orléans.»

Juana en el parlamento de París (1429), grabado de Clément de Fauquembergue.

En rigor de verdad París fue perdida a manos de Enrique VI el 12 de noviembre de 1437 – seis años y ocho meses después. Probablemente haya sido porque las respuestas de la Doncella habían perceptiblemente ganado simpatizantes a su causa en una gran asamblea que Cauchon decidió conducir el final del proceso ante un pequeño comité de jueces dentro de la misma prisión. Es posible remarcar que el único aspecto del cual algún cargo de prevaricato puede ser razonablemente imputado en contra de los argumentos de Juana han ocurrido especialmente en esta etapa del proceso. Juana, presionada acerca del signo secreto proporcionado al rey, declaró que unángel le trajo a él una corona de oro, pero en preguntas adicionales ella pareció haber ganado en confusión y haberse contradicho a sí misma. La mayoría de las autoridades (como por ejemplo, M. Petit de Julleville y Mr. Andrew Lang) coinciden en que ella trataba de proteger el secreto del rey mediante una alegoría, según la cual ella misma era el ángel, pero otros – por ejemplo P. Ayroles y Canon Dunand – insinuaron que no podía confiarse en la exactitud del procès-verbal.En otro punto, ella fue prejuzgada por su carencia de educación. Los jueces le sugirieron que se entregase a ella misma a la «Milicia de la Iglesia». Juana claramente no entendió dicha frase y, a pesar de su voluntad y su ansiedad por apelar al Papa, se vio desconcertada y confundida. Más tarde fue aseverado que la renuencia de Juana a adherirse a la simple aceptación de las decisiones de la Iglesia fue debido a algunos insidiosos consejos traicioneramente impartidos a ella para conseguir su ruina. Pero las constancias de esta presunta perfidia son contradictorias e improbables.

Los exámenes finalizaron el 17 de marzo. Setenta proposiciones fueron entonces preparadas, formando una muy desordenada y desleal presentación de los «crímenes» de Juana, pero, después de que a ella le fue permitido oír y responder a tales acusaciones, otro conjunto de doce proposiciones fue preparada, mejor fundamentadas y con menor cantidad de palabras extravagantes. Con todo este sumario con sus fechorías delante de ellos, una amplia mayoría de los veintidós jueces que tomaron parte en las deliberaciones declararon que las visiones y las voces de Juana eran «falsas y diabólicas», y decidieron que si ella se negaba a retractarse sería entregada al brazo secular – que equivalía a afirmar que sería quemada viva. Ciertas admoniciones formales, primeramente de índole privada, y luego públicas, fueron administradas a la pobre víctima (18 de abril y 2 de mayo), pero ella se negó a hacer ninguna presentación que los jueces pudieran haber considerado como satisfactoria. El 9 de mayo ella fue amenazada con tortura, pero aún se mantuvo firme. Mientras tanto, las doce proposiciones fueron remitidas a la Universidad de París, la cual, comportándose con una simpatía extravagante por los ingleses, denunció a la Doncella con violentos términos. Fortalecidos por esta aprobación, los jueces, que eran cuarenta y siete, tomaron una deliberación final, y cuarenta y dos de ellos reafirmaron que Juana debería ser declarada hereje y derivada al poder civil, en caso en que ella aún continuase negándose a retractarse. Una admonición adicional le fue realizada en la prisión el 22 de mayo, pero Juana se mantuvo inquebrantable. Al día siguiente fue colocada una estaca en el cementerio de St-Ouen, y ante la presencia de una gran multitud ella fue solemnemente amonestada por última vez. Después de una enérgica protesta contra las insultantes reflexiones del predicador acerca de su Rey, Carlos VII, las connotaciones de la escena parecieron finalmente haber hecho mella sobre su mente y su cuerpo agotados por tantas luchas. Su valor le falló por una vez.

Firma de Juana.

Ella consintió en firmar una especie de retractación, pero nunca se sabrán cuáles han sido los términos precisos de tal retractación. En la versión oficial del proceso una fórmula de retractación figura incluida, la cual es muy humillante en cada apartado. Se trata de un extenso documento que hubiera llevado media hora para ser leído. Lo que fue leído en voz alta a Juana y fuera firmado por ella debe haber sido algo bien diferente, según cinco testigos en el juicio de rehabilitación, incluyendo a Jean Massieu, el oficial que personalmente tuvo a su cargo la lectura en voz alta de dicho documento quien declaró que se trató de sólo un tema de unas pocas líneas. Aún así, la pobre víctima no firmó incondicionalmente, sino que llanamente declaró que ella sólo se retractaría siempre y cuando fuera la Voluntad de Dios. Empero, en virtud de tal concesión, Juana no fue quemada viva entonces, sino que fue conducida nuevamente a prisión.

Los ingleses y los Burgundios estaban furiosos, pero Cauchon, al parecer, los aplacó diciéndoles «Ya la tendremos». Indudablemente la posición de Juana sería ahora, en caso de una reincidencia, peor que antes, dado que una segunda retractación ya no podría salvarla de las llamas. Por otra parte, dado que uno de los puntos acerca del cual ella había sido condenada era la utilización de indumentaria masculina, una reiteración de dichos atuendos constituirían por sí mismos una reincidencia en la herejía, y esto ocurrió a los pocos días siguientes, obedeciendo, según fuera alegado posteriormente, a una trampa tendida deliberadamente por sus guardias con la connivencia de Cauchon. Juana, ya sea para defender su pudor del agravio y la indignación, o porque sus prendas femeninas fueron alejadas de ella, o, tal vez, simplemente porque ella estaba agotada de la lucha y estaba convencida de que sus enemigos se hallaban determinados a derramar su sangre bajo cualquier pretexto, una vez más se colocó las vestimentas de varón que habían sido dejadas adrede en su camino. El final llegó pronto. . El 29 de mayo una corte de treinta y siete jueces decidió unánimemente que la Doncella debía ser tratada como una hereje reincidente, y esta sentencia fue llevada a cabo al día siguiente (30 de mayo de 1431) bajo circunstancias de intenso patetismo. A Juana le dicen, cuando fue visitada por sus jueces temprano por la mañana, primero que hiciera cargo a Cauchon de la responsabilidad de su muerte, acusándolo solemnemente ante Dios, y posteriormente que debería declarar que «sus voces la habían engañado» Acerca de este último discurso, una duda quedará flotando para siempre. No podemos estar seguros si semejantes palabras llegaron a ser mencionadas y aún si lo hubieran sido, su significado no es claro. A ella le fue permitido, sin embargo, hacer su confesión y recibir la Comunión. Su comportamiento en la estaca fue suficiente como para conmover hasta las lágrimas aún a sus más encarnizados enemigos. Ella pidió un cruz, la cual, luego de que fuera abrazada por ella, fue sostenida ante ella mientras continuamente recitaba el nombre de Jesús. «Hasta el fin,» -dijo Manchon, el anotador del juicio-, «ella declaró que sus voces provenían de Dios y que no la habían engañado». Después de su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en el Sena.

Veinticuatro años más tarde, una revisión de su juicio, el llamado procès de réhabilitation, fue abierto en París con el consentimiento de la Santa Sede. El sentimiento popular era entonces muy diferente, y, excluyendo algunas raras excepciones, todos los testigos estaban ansiosos de rendir su tributo a las virtudes y a los dones sobrenaturales de la Doncella. El primer juicio había sido llevado adelante sin referencias al Papa, más aún había sido realizado a despecho de la apelación de Santa Juana a la Cabeza de la Iglesia. Luego, una corte de apelación constituida por el Papa, después de largas investigaciones y exámenes de testigos, reversaron y anularon la sentencia pronunciada por el tribunal local que presidía Cauchon. La ilegalidad de los procedimientos anteriores fue puesta de manifiesto, lo cual habló bien de la sinceridad de esta nueva investigación, la cual no ha podido ser hecha sin incluir algún grado de reproche tanto sobre el Rey de Francia y la Iglesia en general, al haberse comprobado que había sido plasmada tamaña injusticia y sufrida por demasiado tiempo como para continuar sin reparación. Aún antes del juicio de rehabilitación, observadores mordaces, como por ejemplo Eneas Sylvius Piccolomini (más adelante el Papa Pío II), pese a conservar dudas en lo referente a su misión, hubo discernido algo del celestial carácter de la Doncella. En los tiempos de Shakespeare ella era aún recordada como una bruja, ligada con los espíritus impuros del infierno, pero una estimación más justa había empezado a prevalecer aún en las páginas de la «Historia de Gran Bretaña» de Speed’s (1611). Para los comienzos del siglo diecinueve, la simpatía por ella, aún en Inglaterra, era general. Escritores tales como Southey, Hallam, Sharon Turner, Carlyle, Landor, y por encima de todos, De Quincey, saludó a la Doncella con un tributo de respeto que no ha sido superado ni siquiera en su propia tierra nativa. Entre sus compatriotas católicos, ella había sido recordada, aún en las épocas de su vida, como divinamente inspirada.

Retrato hagiográfico de Juana de Arco.

Por último, la causa de su beatificación fue introducida ante la Santa Sede, en 1869, por Monseñor Dupanloup, Obispo de Orléans, y, después de atravesar por todas las instancias y siendo indudablemente confirmada con los requeridos milagros, el proceso finalizó con el decreto publicado por Pío X el 11 de abril de 1909. La Misa y el Oficio de Santa Juana, extraído del «Común de las Vírgenes», con sus «propias» oraciones, fue aprobado por la Santa Sede para ser utilizada en la Diócesis de Orléans.

(Nota del traductor: Santa Juana fue canonizada en 1920 por el Papa Benedicto XV).

Estatua de Juana de Arco.

Estatua de Juana de Arco en Compiègne (Francia)

Juana de Arco (Paris).

HERBERT THURSTON
Transcrito por Mark Dittman
Traducido por Christian Longarini

Tomado de la excelente enciclopedia católica en Internet:

http://ec.aciprensa.com

SANTA JUANA DE ARCO,(*) Virgen

30 de Mayo

Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (San Mateo, 5,10).

Nacida en Domrémy en 1412, Juana de Arco, hija de un humilde campesino, fue inspirada por voces sobrenaturales y, a la edad de 17 años, persuadió al rey de Francia, Carlos VII, a que la pusiese al frente de un ejército contra los invasores ingleses. Después de varias victorias, seguidas de la consagración de Carlos VII en Reims, Juana fue capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses, que la hicieron quemar viva el 31 de mayo de 1431. Fue canonizada en 1920.

MEDITACIÓN
EL SECRETO PARA SER FELIZ
EN ESTE MUNDO

I. ¿De dónde proviene que encuentras la vida penosa y fastidiosa? Es porque deseas muchas cosas que no puedes tener, y porque tienes aversión al esta do en el que estás. No quieres ser pobre, estar enfermo o ser despreciado; cuando esto te acaece, caes en la desesperación: quisieras estar siempre sano, ser siempre rico, siempre estimado; si esto te falta estás triste. ¡Ah! si supieses padecer las pruebas de la vida no desear lo que no tienes, ¡cuán dichoso serias! Desgraciados ante los ojos de los ignorantes, los santos no pueden ser sino dichosos. (Salviano).

II. ¿Acaso no es ser feliz en esta vida tener las promesas de la vida eterna? Los que sufren tienen estas promesas, porque Nuestro Señor les ha asegurado que serán consolados en el cielo; por el contrario. Él condena al rico malo que gozó toda suerte de bienes en este mundo. ¡Dichosos del siglo: cuidado, vuestra dicha es el triste presagio de la desdicha eterna que os espera en la otra vida!

III. Jesucristo ha venido a este mundo a enseñamos el secreto para ser felices, no sólo en la otra vida sino aun en ésta. Para ello, nos ha recomendado el amor a los sufrimientos. Los santos lo han imitado, y han vivido muy contentos en medio de las tribulaciones de este mundo. Estás en un error, hermano mío, si quieres regocijarte en el mundo, y vivir después con Jesucristo en el cielo. (San Jerónimo).

La paciencia
Orad por los afligidos.

ORACIÓN

Escuchadnos, Señor, Dios Salvador nuestro, y haced que, así como nos regocijamos con la fiesta de vuestra bienaventurada virgen Juana, obtengamos provecho, en nuestra inteligencia, de estos sentimientos de piedad y de devoción.  Por J. C. N. S.  Amén.

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/

SANTA MARÍA MAGDALENA DE PAZZI,(*) Virgen

29 de Mayo

Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se renuncie a sí mismo, que tome su cruz cada día y que me siga. (San Lucas, 9, 23).

Santa María Magdalena de Pazzi, aun en la flor de la edad, obtuvo, a fuerza de insistencia, de sus padres, el permiso para entrar en el monasterio de las carmelitas de Florencia. Mostró, desde el comienzo, una virtud consumada. Tan admirable era su oración, que pasaba a veces ocho días en éxtasis. Éstas y otras gracias extraordinarias fueron tachadas de ilusiones, y la santa fue sometida, durante cinco años enteros, a las más rudas pruebas. Finalmente, Dios devolvióle la calma y la consoló con su divina presencia. Recibió el don de milagros y de profecía, y murió en el año 1607, a la edad de 41 años.

MEDITACIÓN SOBRE
LA VIDA DE SANTA MARÍA
MAGDALENA DE PAZZI

I. Esta santa amó a Dios desde que tuvo suficiente razón como para conocerlo. Aislábase para orar; pasaba horas enteras ante el Santísimo Sacramento; su Bienamado sin cesar estaba presente en su memoria. ¿Has comenzado tú a amar a Dios? ¡Des de hace ya mucho tiempo lo conoces y muy poco lo has amado!

II. Ella despreció todas las ventajas temporales que le aseguraban sus hermosas cualidades, y desde que conoció la vanidad del mundo, apresuróe a dejarlo, protestando que estaba dispuesta a soportar todos los suplicios antes que permanecer en él. Mira tú las grandezas, las riquezas y los placeres con los ojos de la fe, y no tendrás sino desprecio por lo que el mundo adora. Pon los ojos en el cielo, allí es donde debes poner todas tus esperanzas. He aprendido a pisar la tierra y no a adorarla, no me es lícito poner en las cosas inanimadas las esperanzas de mi vida. (San Clemente de Alejandría).

III. La oración continua de esta santa era la fuente de todas sus virtudes. Hacíala amar a Dios únicamente, y despreciar todo lo que no fuera Dios. Tú no podrás formarte alta idea de Dios, porque no piensas en Él, porque no conversas con Él. Gusta de la oración, ella te desasirá de la tierra y te unirá por entero a Dios; haz tu jaculatoria el lema de esta santa: ¡Sufrir o morir!

La castidad
Orad por los que están afligidos.

ORACIÓN

Oh Dios, amador de la virginidad, que habéis abrasado de vuestro amor y adornado con vuestros dones celestiales a vuestra bienaventurada virgen María Magdalena, haced que honrando su memoria, imitemos su pureza y su castidad. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/

Los santos que reinan con Cristo

29 de Mayo

SAN GERMÁN,(*) Obispo y Confesor

28 de Mayo

Era peregrino, y me hospedasteis; estaba desnudo, y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba en prisión, y vinisteis a Mí. (San Mateo, 25, 35-36).

San Germán, obispo de París, tenía tanta compasión por los pobres prisioneros que, no pudiendo obtener su liberación de los hombres, pedíala a Dios y rompía sus cadenas mediante sus plegarias. Su casa estaba sin cesar invadida por una muchedumbre de desventurados, a quienes servía de padre. Siempre tenía varios pobres a su mesa, donde nada veíase que no fuese simple y frugal. Fue advertido del día de su muerte y lo hizo escribir en la cabecera de su lecho. Puesto que tú no sabes el día de la tuya, piensa en ella todos los días.

MEDITACIÓN SOBRE
LAS OBRAS DE MISERICORDIA

I. Estás obligado a hacer obras de misericordia: no es sólo un consejo que Jesucristo te da, es un mandamiento que te impone; y si no lo observas, no hay paraíso para ti. En el día del juicio, te salvarás por haber practicado las obras de misericordia, o te condenarás por haberlas descuidado; porque todo lo que haces o rehúsas a tu prójimo, a Jesucristo mismo es a quien lo haces o lo rehúsas. Da poco para recibir mucho, da un pedazo de pan para recibir el paraíso. (San Pedro Crisólgo).

II. Da ropa a los pobres que carecen de ella; tú estás cubierto de oro y de seda, da por los menos lo que tienes en exceso para cubrir los miembros de Jesucristo; visita a los enfermos, sobre todo a los pobres, y ayúdalos cuanto puedas. Vete a las cárceles, ocúpate de los desdichados que gimen en ellas: si son inocentes, merecen que les tengas piedad; si son culpables, acaso tú lo seas más que ellos. Si hubiera de encarcelarse a todos los que han ofendido a la majestad de Dios, el mundo no seria más que una dilatada prisión.

III. Si tu pobreza no te permite asistir con tus bienes a esas tres clases de personas, hazles una cari dad espiritual: visita a los presos, consuela a los pobres y a los enfermos; agradece a Dios el que no haya permitido que te veas reducido al estado en que los ves. En fin, graba bien en tu espíritu este pensamiento: Espera en vano misericordia aquél que, a su vez, no usó de misericordia. (San Pedro Crisólogo).

La práctica de las obras de misericordia
Orad por los prisioneros.

ORACIÓN

Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Germán, vuestro confesor t pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/

Los santos que reinan con Cristo

28 de Mayo

  • San Germán de París, Obispo y Confesor
  • San Agustín de Cantorbery, Obispo y Confesor
  • San Bernardo de Montjoux
  • San Ignacio de Rostov
  • San Justo de Urgel
  • San Senador de Milán
  • Los Mártires de Londres de 1582
  • San Guillermo Filby, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • San Roberto Johnson, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • San Juan Shert, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • San Lorenso Richardson, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • San Lucas Kirby, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • Santo Tomás Cottam, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • Santo Tomás Ford, Mártir (Ver Mártires de Londres de 1582)
  • Beata Margarita Pole, Mártir
  • Beata María Bartolomea de Florencia

SAN BEDA,(*) Confesor

27 de Mayo

Si alguno me ama, observará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos en él nuestra morada. (San Juan, 14, 23).

San Beda, apodado el Venerable, desde la edad de siete años fue confiado a San Benito Biscopio para que él lo educara. Fuera del tiempo del Oficio divino, plúgole siempre estudiar, enseñar o escribir, dedicándose sobre todo a la composición de comentarios sobre las Sagradas Escrituras. El día de su muerte, el niño que le servía de secretario le recordó que aún le faltaba componer una frase para acabar su tratado sobre el Evangelio de San Juan. Dictóla el santo y, terminada su obra, recitando el Gloria Patri expiró. Corría el año 735.

MEDITACIÓN ACERCA
DE TRES CLASES DE LIBROS

I. No leas libros malos, ni siquiera inútiles; éstos hacen perder el tiempo, aquellos inspiran impiedad o impureza. Quieres aprender de ellos a hablar bien, y aprendes a vivir mal. Muchos libros hay en los que aprenderás la ciencia y el talento unidos a la virtud. ¿No los lees? Un mal libro es un tentador continuo, un demonio doméstico; échalo de tu casa; de lo contrario él echará de ella la virtud.

II. Lee la vida de los santos; al decirte lo que ellos han hecho, te enseñarán lo que tú debes hacer. Te desafío a leer la vida de un santo sin experimentar el deseo de llegar a ser tú mismo un santo. En fin, no dejes pasar ningún día sin hacer alguna lectura espiritual: es el alimento de tu alma; hablas a Dios en la oración. Él te habla en la lectura espiritual: escúchalo, y pon de inmediato en práctica lo que hayas leído. Que tus lecturas o tus oraciones sean continuas; ora dirígete a Dios, ora escucha su palabra. (San Cipriano).

III. Lee a menudo en el libro de tu conciencia. Todos los otros libros serán inútiles si no conoces éste. Estudia tus inclinaciones, tus defectos, conócete a ti mismo. Este libro será abierto el día del juicio; ¿podrás darlo a conocer sin temor? ¡Cuán pocos hay que se conozcan a sí mismos! Mira en el examen de cada día, y en el examen preparatorio a la confesión, las faltas que has cometido; trae a tu memoria los años transcurridos, y borra con tus lágrimas los pecados escritos en este libro de tu conciencia, no sea que se lo condene a ser quemado. Levántate contra ti mismo en el tribunal de tu conciencia.(San Agustín).

La lectura espiritual
Orad por vuestros enemigos.

ORACIÓN

Oh Dios, que ilustráis a vuestra Iglesia por la ciencia del bienaventurado Beda, vuestro confesor y doctor, conceded a vuestros servidores ser siempre ilustrados por sus méritos. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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SAN FELIPE NERI,(*) Confesor

26 de Mayo

Hazte ejemplo y modelo de los fieles, en el hablar, en la manera de obrar con el prójimo, en la caridad, en la fe, en la castidad. (1 Timoteo, 4, 12).

La perfecta caridad que caracteriza a los verdaderos servidores de Dios, ha hecho de este santo una de las más brillantes luminarias de la Iglesia. Su celo por la gloria de Dios y por la salvación del prójimo lo movió a fundar la congregación de los Padres del Oratorio, de la que fue el primer superior general. Tan abundantes eran los consuelos que recibía del cielo, que le hacían exclamar: Señor, basta; moriré de dicha si no moderas mi gozo. Murió en 1595, a la edad de 80 años.

MEDITACIÓN
SOBRE TRES VIRTUDES
DE SAN FELIPE NERI

I. Es admirable el amor que este santo profesaba a Dios; a la edad de veintitrés años abandona sus libros para dedicar todo su tiempo a la oración: abundantes lágrimas derramaba al celebrar la misa; incesantemente su corazón ardía en actos de amor a Dios. ¿Por qué señales conocerías tú el amor que tienes a Dios? ¿Acaso en tus frecuentes coloquios con Él? Amable Jesús, tanto nos gusta conversar con nuestros amigos, ¿de dónde proviene que tan rápido nos aburramos conversando contigo en la oración? ¡Oh Dios amabilísimo!, exclamaba nuestro Santo, nos mandáis que os amemos: ¿por qué, pues, nos dais un solo corazón, y tan estrecho?

II. Su austeridad era prodigiosa, sus ayunos casi continuos; trabajaba todo el día y pasaba la noche en oración. Practiquemos las mortificaciones que importa el estado en el que Dios nos ha puesto. Suframos, primeramente, con paciencia, aquello que no podemos evitar; además, mortifiquémonos nosotros mismos, pero ocultamente, no sea que las alabanzas de los hombres vengan a ser la única recompensa.

III. San Felipe ha reunido en su persona el celo de la vida activa con la dulzura de la vida contemplativa. En todo tiempo mantenías e unido a Dios, y no cesaba de aliviar las necesidades corporales y espirituales del prójimo. Convertía a los pecadores con sus conversaciones y predicaciones. ¿De dónde procede que nada hagas tú por Dios? Es que no lo amas. El amor de Dios nunca está ocioso; donde esté, hace grandes cosas; el amor que no obra no es verdadero amor. (San Gregorio).

El amor de Dios
Orad por la Congregación del Oratorio.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis elevado al bienaventurado Felipe, vuestro confesor, a la gloria de vuestros san tos, haced, por vuestra bondad, que celebrando su fiesta con alegría, aprovechemos el ejemplo de sus virtudes. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Los santos que reinan con Cristo

26 de Mayo

  • San Felipe Neri, Confesor
  • Santa Mariana Jesús de Paredes, Virgen
  • Santa Gertrudis de Nivelles, Virgen
  • San Coto, Mártir
  • San Prisco, Mártir
  • San Eleuterio
  • Beato Andrés de Pistoia,
  • Beata Eva de Lieja
  • Beato Francisco Serrano, Mártir
  • Beato Francisco Díaz, Mártir
  • Beato Pedro Sanz, Mártir
  • Beato Joaquín Royo
  • Beato Pedro Sanz
  • Beato Juan Alcober
  • San Lamberto de Vence

GREGORIO VII,(*) Papa y Confesor

25 de Mayo

Sufro por Jesucristo hasta estar en cadenas como un criminal, pero la palabra de Dios no está encadenada. (2 Timoteo, 2, 9).

Este Papa fue poderoso en obras y en palabras. Con tanto celo trabajó en el restablecimiento de la disciplina eclesiástica, en la propagación de la fe, en la extirpación de los errores y abusos, que puede decirse que ningún Papa, desde los tiempos apostólicos, soportó más penurias y tribulaciones por el bien de la Iglesia, y combatió más valientemente por su libertad. Como muro de acero opúsose a las sacrílegas pretensiones del emperador Enrique IV. Sitió éste a Roma y forzó al Santo Pontífice a refugiarse en Montecasino primero y, después, en Salerno, donde sucumbió al exceso de sus fatigas, el 25 de mayo de 1085. Antes de expirar, pronunció las palabras del Salmista: «He amado la justicia y he odiado la iniquidad»; y agregó: «por ello muero en el exilio».

MEDITACIÓN
ESTA VIDA ES UNA PRISIÓN
PARA EL ALMA

I. Nuestro cuerpo es la prisión de nuestra alma; las cadenas, de que está cargada en esta prisión, le impiden elevarse hasta Dios. El Rey David y el Apóstol de los gentiles dolíanse de esta cautividad. Y tú, oh hombre, amas esta prisión y temes la libertad. ¡Ah! si conocieses la dicha que se gusta en el cielo en la libertad de los hijos de Dios, pedirías al Señor que rompa tus cadenas. ¡Habitantes del cielo, cuán felices sois por haber dejado esta prisión para ir a habitar un palacio de luz!

II. Nuestras cadenas son nuestras pasiones, nuestra concupiscencia, nuestros deseos y nuestros odios; ello es lo que nos ata a la tierra y nos impide elevarnos hasta Dios. ¡Señor, romped mis cadenas, desasidme de las creaturas, y entonces comenzaré ya desde esta vida el sacrificio de alabanza que debo continuar durante la eternidad! El primer grado de la libertad, es no ser esclavo de las pasiones. (San Agustín).

III. Estamos, todos, condenados a muerte y sólo por ésta saldremos de nuestra prisión terrenal; es una sentencia que se ejecuta en seguida en algunos y después en otros. Tu cuerpo se consume, tus ojos se debilitan, tus cabellos encanecen… ¿Qué significa eso, si no que tu prisión se desmorona, que pronto tu alma encontrará salida para obtener la libertad? Tiembla, pues, pecador, porque saldrás de esta cautividad para entrar en el infierno. Regocijaos, almas justas; saldréis de la prisión para ascender a un trono. Que lo queramos o no, avanzamos cada día, cada instante, hacia nuestro destino (San Gregorio).

La constancia en las tribulaciones
Orad por los  que son perseguidos.

ORACIÓN

Oh Dios, fortaleza de los que en Vos esperan, que habéis revestido al bienaventurado Gregario, vuestro Pontífice, de constancia inquebrantable para la defensa de la libertad de la Iglesia, concedednos, por su ejemplo e intercesión, la gracia de superar valiente mente los obstáculos que se oponen a nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Los santos que reinan con Cristo

25 de Mayo

MARÍA AUXILIADORA

24 de Mayo

MARIA SANTÍSIMA, NUESTRA AUXILIADORA

Cuando San Juan se llegó a Éfeso, y desde allí regía la Iglesia de Asia, fundada por él, María Santísima, en memoria del testamento de Cristo siguió al discípulo predilecto, al hijo predilecto.

De todas partes la gente venía a María. Los paganos, atraídos por la fama de su sabiduría y virtudes y no hay duda de que muchos de éstos, o por la eficacia persuasiva de sus palabras, o sólo por aquélla luz divina que iluminaba toda su persona, se convirtiesen a la fe de Cristo. Los creyentes, para venerar a la Madre del Salvador, al ver, a María se hacían la ilusión de ver a Jesús; en las facciones de la Madre resplandecía la belleza del Hijo. Muchas jóvenes partieron de la casa de María con el propósito de consagrar a Dios su virginidad; los vacilantes se confirmaron en la fe; los débiles cobraron ánimo, prontos a medirse con los perseguidores y sufrir el martirio; los perezosos se animaron a una santa actividad; los tibios se sintieron enfervorizados; todos se separaron de Ella mejorados. Porque -aseguran los santos padres- bastaba fijar los ojos en el rostro de María para sentir en el corazón deseos del bien, propósitos de virtud, llama de caridad.

María Santísima recibe entre sus brazos a esta Iglesia recién nacida, la alimenta, la calienta con su afecto, la defiende de sus enemigos y la lleva a aquélla plenitud de vida, a aquel desarrollo de fuerzas que la harán la Reina de los pueblos. Así actúa la Auxiliadora en el plan de Dios.

Historia de la devoción a
María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra «Boetéia», que significa «La que trae auxilios venidos del cielo». Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama «Auxilio potentísimo» de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: «La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto». San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen «Auxiliadora de los que sufren» y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquélla imagen de la «Auxiliadora de los enfermos» se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María «Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles» e insiste en que recemos para que Ella sea también «Auxiliadora de los que gobiernan» y así cumplamos lo que dijo Cristo: «Dad al gobernante lo que es del gobernante» y lo que dijo Jeremías: «Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien». En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: «María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo». San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: «María Auxiliadora rogad por nosotros». Y repite: «La «Viren es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte». San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: «Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda».

La batalla de Lepanto.

En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego – de manera admirable – el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.

El Papa y Napoleón.

El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: «Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica». Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: «Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados», vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.

San Juan Bosco y María Auxiliadora.

El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera «ciencia y paciencia», porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.

Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: «Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen». Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares.

San Juan Bosco decía: «Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros» y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: «María Auxiliadora, rogad por nosotros». El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.

ORACIÓN

Oh Dios omnipotente y misericordioso que en la Santísima Virgen María Auxiliadora estableciste maravillosamente una continua ayuda para defensa del pueblo cristiano; concédenos propicio que luchando en esta vida al amparo de tal protección, en la hora de la muerte podamos alcanzar la victoria sobre el maligno enemigo. Por J. C. N. S. Amén.

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SANTOS DONACIANO y ROGACIANO,(*) Mártires

24 de Mayo

No hay más que un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, que obra por todos, que está en todos. (Efesios, 4, 6).

Eran dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como los amenazase con hacerlos morir: Los tormentos que Dios te prepara en el infierno, dijo Donaciano, son infinitamente más crueles que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que adorase a los ídolos: No me atrevo, dijo, a adorar lo que está por debajo de mí; estos ídolos no son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.

MEDITACIÓN
DIOS ES NUESTRO PADRE

I. Dios es nuestro Padre; tiene más amor por nosotros que nuestros mismos padres, pues estos se contentan a menudo con procurarnos los bienes de la tierra, y Dios nos quiere poner en posesión de los bienes del cielo. Es un Padre omnipotente, nos puede hacer bien; es infinitamente bueno, quiere hacérnoslo. ¿Qué confianza tenemos en su bondad? ¡Ah! Padre mío, he pecado contra ti, no soy digno de ser llamado hijo tuyo.

II. Si Dios es el Padre de todos los hombres, todos los hombres son hermanos, y cada uno debe tener para con su prójimo una caridad verdadera mente fraternal. Los reyes y los súbditos, los pobres y los ricos son hijos de un mismo Padre, y herederos de un mismo reino. A nadie desprecies, pues, ama a todos los hombres como a hermanos tuyos. Aquellos que te parecen despreciables acaso tengan una parte mejor que tú en la herencia del Padre celestial.

III. En todas tus necesidades, acuérdate de que Dios es tu Padre, ten confianza en Él: Él puede y quiere aliviar tus miserias. Si te ha dado bienes en abundancia, sabe que es para que hagas partícipes de ellos a los pobres, que son tus hermanos. Acuérdate que este Padre está en el cielo, y que no es aquí en la tierra donde quiere darte su herencia. En tus aflic ciones reconoce la mano de tu Padre. Que castigue Dios cuanto quiera, Él es nuestro Padre; si nos aflige y nos abate, es todavía nuestro Padre. (San Agustín).

La caridad
Orad por acrecentamiento de la caridad.

ORACIÓN

Haced, Os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión de vuestros mártires Santos Donaciano y Rogaciano, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos libre de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Emitte Spiritum tuum, et creabuntur: et renovabis faciem terrae.

Veni, Sancte Spíritus, reple tuórum corda fidélium:

et tui amóris in eis ignem accénde.

Al cumplirse los días de Pentecostés estaban todos los discípulos juntos en un mismo lugar; y vino de pronto un ruido del cielo, como de viento que soplaba impetuoso, llenando toda la casa en donde estaban. Act. 2,1-2. Capitulum IIas VÍSPERAS

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles; y enciende en ellos el fuego de tu amor.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

FUERON TODOS LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO

Sap. I, 7 - Spiritus Domini replevit orbem terrarum, alleluia: et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis, alleluia, allelulia.

Veni, Sancte Spiritus,
Et emitte caelitus
Luces tuae redium.
Veni, pater pauperum,
Veni, dator munerum,
Veni, lumen cordium
Consolator optime,
Dulcis hospes animae,
Dulce refrigerium.
In labore requies
In aestu temperies,
In fletu solatium.
O lux beatissima,
Reple cordis intima,
Tuorum fidelium.
Sine tuo numine,
Nihil est en homine,
Nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum,
Riga quod est aridum,
Sana quod es saucium.
Flecte quod est rigidum,
Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.
Da tuis fidelibus,
In te confidentibus,
Sacrum septenarium.
Da virtutis meritum,
Da salutis exitum,
Da perenne gaudium.
Amen Alleluia.
Secuencia del Domingo de Pentecostés

Santa Misa Dominical

DOMINGO

DE 

PENTECOSTÉS

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo

Estación de S. Pedro

Doble de 1ª cl. con Octava. privilegiada – Ornamentos rojos

Introito. Sap. I, 7

INTROITUS Sap. I, 7 Spiritus Domini replevit orbem terrarum, alleluia: et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis, alleluia, allelulia. – Ps. 67, 2 Exsurgat Deus, et dissipentur inimici ejus: et fugiant, qui oderunt eum, afacie ejus. V. Gloria Patri. IntroitoEl Espíritu del Señor llenó el orbe de la tierra, aleluya; este, que todo lo contiene, posee la ciencia de la voz, aleluya, aleluya. Salmo. Levántese Dios, y sean dispersos sus enemigos; y huyan de su presencia los que le aborrecen. V. Gloria al Padre

Oración-Colecta

ORATIODeus, qui hodierna die corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti; da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de ejus semper consolatione gaudere. Per Dominum nostrum. R. Amen Oh Dios, que enseñaste en este día a los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo; haz que, guiados por este mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien, y gocemos siempre de sus consuelos. Por nuestro Señor Jesucristo… en unidad del mismo Espíritu Santo. R. Amen.

Epístola

EPISTOLA Lectio Actuum Apostolorum (II, 1-11) Cum complerentur dies Pentecostes, erant omnes discipuli pariter ineodem loco: et factus est repente de caelo sonus, tamquam advenientis spiritus vehementis, et replevit totam domum ubi erant sedentes. Et apparuerunt illis dispertitiae linguae tamquam ignis, seditque supra singulos eorum: et repleti sunt omnes Spiritu sancto, et coeperunt loqui variis linguis, prout Spiritus Sanctus dabat eloqui illis. Erant autem in Jerusalem habitantes Judaei, viri religiosi ex omni natione, quae sub caelo est. Facta autem hac voce, convenit multitudo, et mente et mente confusa est, quoniam audiebat unusquisque lingua sua illos loquentes. Stupebant autem omnes, et mirabantur, dicentes: Nonne ecce omnes isti,l qui loquuntur, Galilaei sunt? Et quomodo nos audivimus unusquisque linguam nostram, in qua nati sumus? Parthi, et Medi, et Aelamitae, et qui habitant Mesopotamiam, Judaeam, et Cappadociam, Pontum, et Asiam, Phrygiam, et Pamphyliam, Aegyptum, et partes Libyae, quae est circa Cyrenen, et advenae Romani, Judaei quoque, et Proselyti, Cretes, et Arabes: audivimus eos loquentes nostris linguis magnalia Dei. Lección de los Actos de los Apóstoles – Al cumplirse, pues, los días de Pentecostés (50), estaban todos los discípulos en un mismo lugar; y vino de pronto un ruido del cielo, como de viento que soplaba impetuoso, llenando toda la casa en donde estaban. Y se les aparecieron como lenguas de fuego que se repartieron y pusieron sobre cada uno de ellos; y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar varias lenguas, según el Espíritu Santo les dictaba. Residían a la sazón en Jerusalén Judíos piadosos de todas las naciones del mundo. Divulgado este suceso, acudió mucho gentío, y quedaron pasmados al ver que cada uno oía hablar a los Apóstoles en su propia lengua. Todos estaban atónitos y maravillados, diciendo: ¿Todos estos que hablan, no son Galileos? Pues ¿cómo les oímos nosotros hablar a cada uno en nuestra lengua nativa? Partos, Medos y Elamitas, los que moran en laMesopotamia, en Judea y Capadocia, en Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en tierras de la Libia que confina con Cirene, y los que han venido de Roma, Judíos y Prosélitos, los Cretenses y Árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Salmodia

Allelúja, allelúja. V. (Ps. 103, 30) Emitte Spiritum tuum, et creabuntur: et renovabis faciem terrae. Alleluia Aleluya, aleluya. V. Envía tu Espíritu, y serán criados, y renovarás la faz de la tierra. Aleluya (Aquí se arrodillan).

Secuencia

1 –  Veni, Sancte Spiritus,
Et emitte caelitus
Luces tuae redium. 2 – Veni, pater pauperum,
Veni, dator munerum,
Veni, lumen cordium 3 – Consolator optime,
Dulcis hospes animae,
Dulce refrigerium.

4 – In labore requies
In aestu temperies,
In fletu solatium.

5 – O lux beatissima,
Reple cordis intima,
Tuorum fidelium.

6 – Sine tuo numine,
Nihil est en homine,
Nihil est innoxium.

7 – Lava quod est sordidum,
Riga quod est aridum,
Sana quod es saucium.

8 – Flecte quod est rigidum,
Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.

9 – Da tuis fidelibus,
In te confidentibus,
Sacrum septenarium.

10 – Da virtutis meritum,
Da salutis exitum,
Da perenne gaudium.

Amen Alleluia.

1 – Ven, oh Espíritu Santo, y envíanos del cielo un rayo de tu luz. 2 – Ven, oh Padre de los pobres, dispensador de las gracias y luz de nuestras almas.

3 – Oh Consolador incomparable, dulce Huésped del alma, y saludable refrigerio.

4 – Tú alivias el trabajo, calmas nuestros ardores y eres consuelo en el llanto.

5 – Oh Luz beatísima, colma en lo más profundo el corazón de tus fieles.

6 – Sin tu divino socorro no hay nada en el hombre que no le sea nocivo.

7 – Lava lo que está manchado, riega lo que está árido y haz lo enfermo sano.

8 – Doblega nuestra obstinación, enciende nuestra frialdad, y endereza nuestros caminos.

9 – Concede a tus creyentes, que en Ti confían tus siete sagrados dones.

10 – Dales el premio de una vida virtuosa, y en un feliz término dales el gozo eterno.

Así sea.

Evangelio

USequéntia sancti Evangélii secúndum Joanem. 14, 23-31. –

In illo témpore: Dixit Jesus discipulis suis: Si quis diligit me, sermonem meum sevabit, et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus et mansionem apud eum faciemus; qui non diligit me, sermones meos non servat. Et sermonem quem audistis non est meus, sed ejus, qui misit me, Patris, Haec locutus sum vobis, apud vos manens. Paraclitus autem Spiritus Sanctus, quem mittet Pater in nomine meo, ille vos docebit omnia quaecumque dixero vobis. Pacem relinquo vobis. Pacem relinquo vobis, pacem meam do vobis; non quomodo mundus dat, ego do vobis. Non turbetur cor vestrum, neque formidet. Audistis quia ego dixi vobis: Vado, et venio ad vos. Si diligeretis me, gauderetis me, gauderetis utique quia vado ad Patrem, quia Pater major me est. Et nunc dixi vobis priusquam fiat: ut cum factum fuerit, credatis. Jam non multa loquar vobiscum. Venit enim princeps mundi hujus, et in me non habet quidquam. Sed ut cognoscat mundus quia diligo Patrem, et sicut mandatum dedit mihi Pater, sic facio.

Credo.

U Continuación del Santo Evangelio según San Juan – En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Todo el que me ame, guardará mis mandamientos, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos mansión dentro de él. El que no me ama, no guarda mis preceptos. Y la doctrina que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Estas cosas os he dicho estando con vosotros. Mas eñ Consolador, el Espíritu Santo, que os enviará el Padre en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo cuanto Yo os he dicho. La pax os dejo, mi paz os doy; no os la doy Yo como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni tema. Habéis oído lo que os he dicho: Me voy, y vuelvo a vosotros. Si me amaseis, ciertamente os alegraríais de que me vaya al Padre; porque el Padre es mayor que Yo (en cuanto hombre). Y ahor os lo digo antes que suceda, para que lo creáis, cuando sucediere. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues viene el príncipe de este mundo (Satanás); pero en Mí no tiene parte alguna. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y que como me ha mandado el Padre, así hago.-  Credo.
OFFERTORIUM Ps. 67, 29-30 Confirma hoc, Deus, quod operatus es in nobis: a templo tuo, quod est in Jeruslem, tibi offerent reges munera, alleluia. OfertorioConfirma, oh Dios, lo que has obrado con nosotros desde tu templo, que está en Jerusalen; los reyes te ofrecerán sus tributos, aleluya.i

Oración-Secreta

Munera, quaesumus, Domine, oblata sanctifica: et corda nostra Sancti Spiritus ilustratione emunda. Per Dominum… in unitate ejusdem Spiritus Sancti. Te rogamos, Señor, santifiques los dones ofrecidos, y purifica nuestros corazones con la luz del Espíritu Santo. Por nuestro Señor Jesucristo… en unidad del mismo Espíritu Santo

Prefacio de Pentecostés

Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar ¡Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Por Cristo Nuestro Señor. El cual, subiendo a lo más alto de los cielos y estando a tu diestra, derramó (en este día sobre los hijos de adopción el Espíritu Santo prometido. Por lo cual el mundo entero se regocija con indecibles alegrías. Y aun las Virtudes del cielo y las Potestades antgélicas cantan un himno a tu gloria, diciendo:: Santo, Santo, Santo, etc.

Vere dignum et justum est, aequum et salutare nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. per Christum Dominum nostrum. Qui ascendens super omnes caelos, sedensque ad dexteram tuam, promissum Spiritum Sanctum (hodierna die) in filios adoptionis effudit. Quapropter profusis gaudiis, totus in orbe terrarum  mundus exsultat. Sed Quia supernae Virtutes, atque angelicae Patestates, hymnum gloriae tuae concinunt, sine fine dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.

Communicantes de Pentecostés Unidos en una misma comunión, y celebrando el día sacratísimo de Pentecostés en el que el Espíritu Santo se apareció a los Apóstoles en forma de muchas lenguas de fuego, veneramos la memoria en primer lugar de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Dios y Señor nuestro Jesucristo:; y también…

Communicantes, et diem sacratissimum Pentecostes celebrantes, quo Dpiritus Sanctus Apostolis innumeris linguis apparuit: sed et memoriam venerantes, in primis gloriosae semper Virginis Mariae, Genitricis Dei et Domini nostri Jesu Dhristi : sed et …

Hanc igitur de Pentecostés

Hanc igitur oblationem servitutis nostrae, sed et cunctae familiae tuae, quam tibi offerimus pro his quoque, quos regenerare dignatus es ex aqua, et Spiritu sancto, tribuens eis remissionem omnium peccatorum, quaesumus, Domine, ut placatus accipias: diesque nostros in tua pace disponas, atque ab aeterna damnatione nos eripi, ... Te suplicamos, pues, Señor, que te dignes aceptar aplacado esta oblación de tus siervos, que es también la de toda tu familia la Iglesia; te la ofrecemos asimismo por los neófitos que te has dignado regenerar con el agua y con el Espíritu Santo, dándoles el perdón de sus pecados. Dispón en tu paz los días de nuestra vida, y manda que seamos preservados de la eterna condenación
Factus est repente de caelo sonus, tamquam advenientis spiritus vehementis, ubi erant sedentes, alleluia: et repleti sunt omnes Spiritu Sancto, loquentes magnalia Dei, alleluia, alleluia.
Comunión. – Sobrevino de repente un estruendo del cielo, como viento impetuoso en la casa donde estaban sentados, aleluya; y fueron todos llenos de Espíritu Santo, comenzando a hablar las maravillas de Dios, aleluya, aleluya.

Oración-Postcomunión

Oh Señor, que la infusión del Espíritu Santo purifique nuestros corazones, y los fecunde penetrándolos con su divino rocío. Por Nuestro Señor Jesucristo… en unidad del mismo Espíritu Santo.

Sancti Spiritus, Domine, corda nostra mundet infusio: et sui roris intima aspersione foecundet. Per Dominum nostrum Jesum Christum… in unitate ejusdem Spiritus Sancti.

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SAN DESIDERIO,(*) Obispo y Mártir

23 de Mayo

Si es para esta vida solamente que esperamos en
Cristo, somos los más desdichados de todos los hombres.
(1 Corintios, 15, 19).

San Desiderio, obispo de Viena, se atrajo la enemistad de los poderosos por su celo en reformar los abusos y fue desterrado. Llamado después de cuatro años, se atrevió a reprochar su inmoralidad al rey Teodorico. Fue asesinado cuando volvía de la Corte a su ciudad episcopal, el año 608.

MEDITACIÓN SOBRE
LAS TRES PRUEBAS DE LA
INMORTALIDAD DE NUESTRA ALMA

I. Existe Dios, y este Dios es infinitamente justo; es menester, pues, que recompense la virtud y que castigue el crimen; ahora bien, sucede a menudo en este mundo que la impiedad es dichosa y la virtud perseguida: es menester pues que el alma sea inmortal y que Dios recompense y castigue en la otra vida. Que me maltraten los impíos, que me enlode la calumnia, poco importa: Dios sabrá hacerme justicia. Suframos, alma mía, suframos sin pena, y no envidiemos la prosperidad de los malvados: la eternidad es lo bastante larga como para cargarlos de oprobios y para colmamos de gloria.

II. Todos los bienes de aquí abajo no son capaces de colmar los deseos del corazón humano. Cuanto más posee, más desea: es preciso, pues, que no haya sido creado para estos bienes, puesto que no podrían hacerlo feliz. Además, nuestro espíritu nunca está satisfecho de sus conocimientos: cuanto más aprendemos, más deseamos aprender; cuanto más conocemos a Dios, más lo amamos, más deseamos conocerlo y amarlo. Nos habéis hecho para Vos, oh Dios mío, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Vos. (San Agustín).

III. Por más dichosos que seamos, suspiramos siempre tras los bienes por venir. ¿Cuál es el hombre que con verdad puede decir: Una vez en mi vida he estado plenamente satisfecho, y mi corazón no ha deseado nada más? Alma mía, esta inquietud y este impulso hacia lo por venir, ¿no te dicen que debes des preciar todo lo que posees y lo que ves para elevarte hacia ese bien que los bienaventurados ven y desean ver siempre, que poseen sin inquietud, y del cual se sacian sin hastío? (San Agustín).

La paz del alma
Orad por la paz entre las
naciones cristianas.

ORACIÓN

Omnipotente Dios, mirad nuestra flaqueza, ved cómo nos agobia el peso de nuestros pecados, y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Desiderio, vuestro pontífice mártir. Por J. C. N. S. Amén.

*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Los santos que reinan con Cristo

23 de Mayo

SANTA RITA DE CASIA,(*) Viuda

22 de Mayo

«¿Quién eres Tú, Señor?»

Pregunta acuciante y angustiosa que nos hacemos muchas veces en la vida ante el roce de Dios. Porque, como dice Müller, «Dios es, en verdad, nuestro único tú en el cielo y en la tierra».

Nos hacemos esa pregunta siempre que Él se cruza con nosotros y tenemos la sensación de lo trascendente sobre nuestra pobre barraca humana. Entonces la presencia de Dios «se hace carne y habita entre nosotros». Como niños medrosos en la noche clamamos: «¿Quién eres Tú, Señor?», sin atrevernos a creer que es Él quien se ha metido de rondón en nuestras vidas. Dios mismo asiste emocionado a nuestro asombro y se cumplen aquellas palabras de Martín Descalzo en uno de sus poemas: y Dios posó su mano sobre el alma del hombre, y todos los rincones comenzaron de pronto a tener su sentido.

Dios tiene infinitas maneras de hacerse presente. Pero casi siempre se le adivina. Y, dentro de esas infinitas maneras, tiene como modos que le son más propios y característicos. Hay un estilo de Dios.

Uno de los rasgos que le distinguen, una de las formas de hacerse presente es la de tomarse «revanchas a lo divino». Entonces Dios es más grande, más majestuoso, más inaccesible a nuestra raquítica talla que cuando despide rayos desde el Sinaí. Porque entonces es el Dios del Evangelio, el Dios que, a fuerza de ser bueno, hace el milagro de hacernos buenos a nosotros.

¡Revanchas de Dios! ¿Quién no las ha experimentado en su vida personal y no las ha presenciado en el mundo y en la Iglesia?

Los santos suelen ser las figuras representativas de esas «revanchas a lo divino» porque sólo ellos se prestan a colaborar con absoluto desinterés en los planes de Dios.

Un escenario: Italia. Una época: últimas décadas de la Edad Media. Unos personajes: Urbano VI, el antipapa Roberto, Pedro de Luna…

Las ausencias de los papas en Roma por la falta de seguridad de Italia y por la lucha de los partidos en Roma provocan el cisma de Occidente, con todas sus consecuencias de relajación, indisciplina y desorientación de los espíritus.

Wenceslao tenía entre sus manos el Imperio de Occidente. Manuel Paleólogo había sucedido a su padre en el Imperio de Oriente, que había entregado al sultán Bayaceto. Casia, después de su rebelión a la Santa Sede, se vio obligada a combatir con los güelfos.

La Iglesia tenía razón para llorar su unidad rota, las costumbres licenciosas de sus hijos, la servidumbre de los papas al poder real.

Los derechos de Dios son conculcados. Urge una revancha por parte de Dios, pero Él se la toma a lo divino.

Para confundir a los fuertes y «a los que son» saca de «los que no son» una espada que ha quedado blandiéndose en los siglos sobre aquel gris informe de tormentas y vejaciones. La saca de Roca Porrena, aldeílla próxima a Casia, perteneciente a la Umbría, para que tenga sólo la luz y la fuerza recibidas de Dios.

Rita de Casia es una revancha a lo divino contra los abusos del Medioevo italiano.

Es una manera de hacerse Dios presente. Bien se podían preguntar en Italia ante aquélla niña ignorante y extraordinariamente poderosa: «¿Quién eres Tú, Señor?».

Se sentía a su contacto el contacto de Dios.

Vivió Rita setenta y seis años. Y fue santa en todas las penosas alternativas de su vida. Pasó por todos los estados: matrimonio, viudez, consagración a Dios en el claustro.

Dice Thomas Merton que «cada llamada especial confiere al hombre un lugar particular en el misterio de Cristo, le otorga algo que hacer por la salvación de la Humanidad». Pues bien; a Santa Rita le otorgó Dios mucho quehacer por la salvación de la Humanidad al hacerla pasar sucesivamente por todos los estados.

Nace la niña el 22 de mayo de 1381 de una madre estéril. Sin duda, Amada Ferri, como Sara o Isabel, dio saltos de júbilo al sentir sus entrañas fecundas. Y se siguen los prodigios que, contemplados hoy desde la atalaya de su santidad, son como lucecillas de Dios en el camino doloroso de su vida. ¿Qué le cuesta a Dios rebasar el orden de la naturaleza por amor a sus escogidos o por amor a cualquiera de sus hijos? Lo raro es que no lo rebase mas veces. ¿Será porque nuestra fe no es ni como un grano de mostaza?

Y, como a todos, le llegó a Rita esa edad en que canta la sangre en las entrañas, y los dientes en sonrisas blancas, y la mirada en una luz nueva… Trece años. Sus padres la casaron. Con ello su carrera hacia Dios se hizo más consciente, más crucificada.

Los procesos de canonización recorren esos caminos intrincados y luminosos. ¡Cuántas virtudes! ¡Cuánta maravilla! ¡Cuánto de Dios! Me estremecía tenerlos en las manos, porque allí se me hacían vida fresca e inmolada desde el amanecer hasta el ocaso. Y era mucho el peso de tanta santidad.

Santa Rita vive su matrimonio ungida con la mirra más amarga. Fernando Pablo es cruel. Y la reduce a una vida dura y penosa. Así dieciocho años. Hasta que él muere asesinado. Los santos aman con una intensidad y con una pureza extraordinarias, porque su amor es la quintaesencia del amor, y el corazón de la Santa sufre.

La encina nacida entre los riscos de la Umbría tiene estremecimientos terriblemente dolorosos. Es fuerte, pero se siente sacudida hasta las raíces más íntimas de su ser. Sus hijos Juan Santiago y Pablo María quieren vengar la muerte de su padre. Ella ofrece sus vidas antes de que lleguen a consumar el crimen y mueren los dos. No quedan ya lágrimas en los ojos de aquélla mujer, que templa su fortaleza en la Madre de un Hijo que murió por todos. Ahora ya puede realizar sus primeras aspiraciones; consagrarse totalmente a Dios en el retiro de un convento de agustinas. Pero es rechazada porque no es virgen.

¡Qué madurez maravillosa la de Rita! Huele su campo a espigas granadas y en la quietud serena de sus treinta y dos años puede ya contemplar su vida fecunda a lo humano y a lo divino.

Es preciso que vuelva Dios a intervenir con un prodigio para que Rita sea admitida en el convento. Tres santos la introducen en él milagrosamente. Tommaso Nediani describe así este pasaje de la vida de la Santa:

«Non c’e nessuno a la finestra e la via è silente e deserta, ma una gran luce meridiana tiene il cielo. Infine ella vide, no, non sogna, è ben desta: i suoi Santi Patroni in una luminosa aureola d’oro, Yaustero Giovanni Battista nella pelle di camello, Sant’Agostino nel ieratico paludamento episcopale, e San Nicole da Tolentino nel nero saio agostiniano, che I’invitano ad andare con loro.»

Viene después la época de intensas efusiones divinas. El dolor pasado ha concentrado y purificado el amor, y ahora su unión con la voluntad divina, su oración, su amor a la Eucaristía, su entrega al prójimo, su fortaleza, su prudencia, su justicia, alcanzan unas cimas insospechadas.

Hemos dicho que Santa Rita era «una revancha a lo divino». Allí, en un rincón de la Umbría, como un gigante, mientras la Iglesia se desangra, lucha ella las grandes batallas de Dios. Porque estas batallas no se ganan con fuego y con acero, sino con la sangre del propio corazón a costa de un holocausto secreto y constante.

Allí vivió pobre, obediente y casta. Bien se le podían aplicar aquellas palabras de San Agustín: «Custodi obedientiam, ut percipias sapientiam et percepta sapientia, noli deserere obedientiam» (S. AUGUST., In Ps. 118, XXII, 12). Ella adquirió esa sabiduría ignorada, pero nunca abandonó la obediencia. Penetró hondamente el misterio de la cruz. Como Francisco de Asís, se ve sellada con uno de los estigmas de la Pasión: una espina en la frente, que le produce dolores insoportables y el martirio de ser enojosa a los demás por el repugnante olor que despedía.

¿Alucinación? ¿Histerismo? ¿Fantasía?

No; es el misterio de la cruz incorporado a su vida, que es ya un tejido indescifrable de dolores. Pero esta crucifixión interior no se manifiesta al exterior más que por un derroche casi infinito de dulzura y de caridad. El amor ha llegado a su plenitud y se desborda en entregas.

Va a Roma. Aquella Roma combatida recibiría con la visita de la Santa un impacto nuevo.

No faltan en el último período de la vida de Rita detalles deliciosamente poéticos. Cuando su alma es como una viña cargada de frutos maduros, en un día blanco y adusto de enero, fue a visitarla una amiga. Al despedirse le dijo que si quería algo para su aldea.

-Sí  le contestó-. Os ruego que, apenaas lleguéis al pueblo, vayáis al huerto de mi casa, cortéis allí una rosa y me la traigáis.

También le pidió dos higos maduros.

La mujer creyó que la Santa deliraba. No sabía que los delirios de los santos, Dios los hace realidades. En el jardín encontró milagrosamente florecida una rosa y maduros los higos.

¡Qué significativo es este pasaje de su vida! Tiene conmovedoras resonancias del Cantar de los Cantares, cuando el Esposo, ansioso ya de la plena posesión de la Esposa, le canta:

«Levántate, amiga mía, esposa mía, y ven, que ya ha pasado el invierno y han cesado las lluvias. Ya, han brotado en la tierra las flores…. ya ha echado la higuera sus brotes… Levántate, amada mía, esposa mía, y ven» (3, 10-13).

¡Qué importa que la naturaleza esté de invierno, si el alma de Rita está como los trigales, rojos y granados por el sol!

El 22 de mayo, al cumplir cabalmente setenta y seis años, en el año de gracia de 1457, entregó a Dios su espíritu.

Sirvió de edificación en su muerte, como había servido en su vida, porque la muerte de los justos es preciosa a los ojos de Dios.

Fue santa hasta la hora de nona… y ¡qué difícil resulta eso a la frágil naturaleza humana!

Una santa de la Edad Media que podría emplazarse muy bien en el siglo XX.

Una maravillosa conjugación de valores divinos y humanos, de estados de vida.

La noche de la fe de los santos, y por extensión de los cristianos, es la contrapartida más lograda a la noche de desesperanza y angustia de la época actual.

Los modernos pensadores hablan de «un hálito oscuro» que impregna los años que están por vivir. Ese vaho todo lo vuelve negro y amargo, monótono y vacío. Es el paso de la angustia, que troncha de raíz la vida del espíritu.

En cambio, en las noches de la fe, aunque más torturantes porque el alma ha experimentado en otros tiempos algo de la luz de Dios, «estamos llenos de presentimientos, experimentamos una proximidad muy grande como de brazos abiertos y desde las estrellas un interminable advenimiento…» «Nos hallamos envueltos por este nocturno raudal de la luz de la fe, y allí estamos y vivimos, amando como se ama con sencillez, sin buscar la razón o la esencia de la vida» (MÜLLER,Angustia y esperanza).

La fe es la que tiene poder para cambiar el «hálito oscuro» de los modernos pensadores en hálito de esperanza. Y ya con la esperanza se superan obstáculos, se allanan los caminos.

Los santos están revestidos de un cierto sentido de infinitud y producen en el alma la impresión de lo que está muy cerca de Dios. Dijimos que Él les constituye en sus colaboradores, y por ello se obliga a regalarles más con sus dones. Los santos son un eco de la eternidad de Dios. Por eso para ellos no hay tiempos ni lugares, aunque también respondan, en el orden de la Providencia, a la necesidad concreta de un tiempo y un espacio.

Santa Rita, como todos los santos, es un triunfo definitivo de la fe y del amor. De ese amor que nunca se da por vencido.

Mª DEL PILAR ALASTRUÉ CASTILLO

ORACIÓN

¡Oh gloriosa Santa Rita de Casia! Con el alma llena de confianza por los continuos favores que alcanzas del cielo, en bien de tus fieles devotos, vengo hoy a tu presencia, a rogarte que intercedas con tu Amado Esposo y Redentor del mundo, a fin de que oiga benigno lo que solicito de su gran poder e infinita misericordia. A ti, que recibiste en el transcurso de tu larga y santa vida, tantas y tan repetidas muestras de ser un alma privilegiada de su Amor, te atenderá bondadoso, si le ruegas por mí con ese ardiente fervor que siempre te animaba cuando te postrabas a orar a los pies del santo Crucifijo. Por J. C. N. S. Amén.

* Año Cristiano, Tomo II, bibliotecade Autores Cristianos, Madrid, 1966.

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La suspensión de cultos y el inicio de la Cristiada.

Grabado que representa a Juárez con las Leyes de Reforma indicando la separación entre la Iglesia y el Estado.

La promulgación de la Ley Calles fue la gota que colmó el vaso. Esa nueva ley, en pocas palabras, desconocía a la Iglesia el simple derecho de existir, y le quitaba modo y medios de formar sacerdotes y religiosos.
El Episcopado Mexicano ya no puede más, y mediante una Carta Pastoral anuncia la suspensión de cultos en todas las iglesias del país a partir del 31 de Julio, diciendo así:

«Nos, los Arzobispos y Obispos que suscribimos a nuestros venerables cabildos, a nuestro venerable clero secular y regular, y todos los fieles de nuestra amada Diócesis; salud, paz y bendición de Nuestro Señor Jesucristo.
Venerables hermanos y amados hijos:
En la imposibilidad de continuar ejerciendo el ministerio consagrado según las condiciones impuestas por el decreto, después de haber consultado con Su Santidad Pío XI y obtenida su aprobación, ordenamos que desde el día treinta y uno de julio del presente año, hasta que dispongamos otra cosa, se suspenderá en todos los templos de la República el culto público que exija la intervención del sacerdote.
Dejamos los templos al cuidado de los fieles y estamos seguros que ellos conservarán con toda solicitud los santuarios que heredaron de sus mayores o los que a costa de sacrificios consagraron y construyeron y consagraron ellos mismos para adorar a Dios.
Fiad en nosotros, amados hijos, como nosotros fiamos en vuestra lealtad inquebrantable y todos confiamos en Dios, esperemos mucho, dijo hace poco el Sumo Pontífice, de Nuestra Señora de Guadalupe. A veces parece que duerme el Divino Piloto, pero siempre acude en el momento oportuno para consolar a los que en Él confían.
Por último os impartimos de corazón nuestra bendición pastoral en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dada el 25 de Julio de 1926.
José, arzobispo de México, Martín, obispo de Yucatán, Leopoldo, arzobispo de Michoacán, Francisco, arzobispo de Guadalajara, Juan, arzobispo de Monterrey, Rafael, obispo de Veracruz, Pascual, obispo de Tabasco, …

La noticia de la suspensión de cultos conmovió al pueblo católico, y de inmediato se hicieron largas filas en las iglesias esperando recibir los sacramentos, bautismos, confesiones, la Eucaristía, la Confirmación, el Matrimonio, antes del día señalado por los obispos. Los sacerdotes tuvieron que hacer un esfuerzo extraordinario para atender sin interrupción a las multitudes que acudían a los templos.

A partir del 1 de Agosto deja de haber cultos, los templos están desiertos, el sagrario vacío, y los católicos abrirán dos frentes contra el gobierno: la rebelión armada (Guerra Cristera) y la acción civil (Liga Defensora Religiosa). A este movimiento es a lo que se llamó Cristiada.
Antes de iniciar el siguiente tema, me gustaría aclarar algo.  En algunos libros de Historia he visto que se quiere dar la impresión de que la Iglesia y el Gobierno tuvieron igual parte de culpa en el conflicto, y que la imprudencia del clero permitió el estallido de violencia. Para juzgar esto, no hay nada mejor que leer una entrevista que sostuvo el Presidente Calles con el obispo michoacano Leopoldo Ruiz y Flores y el obispo tabasqueño Pascual Díaz, el 21 de Agosto de 1926, todavía intentando solucionar el problema por medio de la razón y el diálogo. No podía ser -como dice Jean Meyer-, más moderada y condescendiente la posición de los obispos:

ENTREVISTA DEL PRESIDENTE CALLES CON LOS OBISPOS DE MICHOACÁN Y TABASCO

Viva Cristo Rey

Tomado de: http://guadalupe.luxdomini.com

La historia de los “cristeros” mexicanos será llevada al cine.

Washington (Estado Unidos), 14 May. 10 (AICA)

Bajo el nombre de «Cristiada» se filmará en la ciudad mexicana de Durango una película que narrará la historia de los “cristeros”, fieles que en la segunda década del siglo XX se enfrentaron al gobierno, que pretendía la secularización de México, y que desató una persecución religiosa contra laicos y religiosos ocasionando numerosos mártires.

El Padre Pro rezando antes de ser fusilado. Dice: "Señor, tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".

El rodaje empezará en junio y dentro del elenco se encuentran actores como el cubano Andy García y el mexicano Eduardo Verástegui, mientras que la cinta será dirigida por el estadounidense Dean Wright, director de Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero, entre otras.

Andy García y Eduardo Verástegui.

Según se informó, Andy García encarnará al líder revolucionario Enrique Gorostieta Velarde, que comandó las fuerzas cristeras de Jalisco, y Eduardo Verástegui interpretará al beato Anacleto González.

Cuando llegue a los cines, las primeras escenas de la película mostrarán a un grupo de niños jugando en un pueblo, mientras en el Castillo de Chapultepec el presidente Plutarco Elías Calles, lanza el discurso que desata la trama: “Todo obispo, sacerdote y ministro extranjero será deportado inmediatamente. Se dictarán cinco años de prisión a cualquier sacerdote que critique al Gobierno y queda estrictamente prohibido utilizar vestimenta religiosa en público”. Será entonces cuando el personaje del actor se levantará en armas para defender lo que cree justo.+

Tomado de: http://www.aica.org

San Cristóbal Magallanes y Compañeros Mártires

25 Mártires Mexicanos, 21 de mayo

Mártires Mexicanos de siglo XX

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Cristóbal Magallanes y 24 compañeros mártires

En 1917 fue promulgada en México una nueva Constitución, firmada por el presidente Don Venustiano Carranza, estaba inspirada en principios anticlericales y provocó una era de violenta persecución religiosa.

En 1926, bajo la presidencia de Don Plutarco Elías Calles, la persecución se hace más violenta, con la expulsión de algunos sacerdotes, la clausura de escuelas privadas y de obras de beneficencia.

Pintura de los Mártires Mexicanos – Museo de los Caballeros de Colón.

Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por el Papa Juan Pablo II.

Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galván Bermúdez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote

Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
Haz Click AQUI

Tomado de: http://es.catholic.net

BEATO BENVENUTO DE RECANATI, Confesor

21 de Mayo

Éste es mi cuerpo que será entregado por vosotros; haced esto en memoria mía. (San Lucas, 22, 19).

El bienaventurado Benvenuto entró como hermano lego en los franciscanos de su ciudad natal, y se hizo notar por su piedad y su humildad. Con frecuencia, durante la misa, y especialmente después de haber comulgado, caía en éxtasis. Un día permaneció en este estado y no pudo cumplir su oficio de cocinero: un ángel lo reemplazó. Murió el 5 de mayo de 1289.

MEDITACIÓN SOBRE
EL SANTO SACRIFICIO
DE LA MISA

I. El adorable sacrificio de la Misa ha sido instituido por Jesucristo para honrar a su Padre. Este sacrificio rinde al Padre celestial el mayor honor que Él pueda recibir, porque en él un Dios es la víctima. En segundo lugar, este Sacrificio ha sido instituido para utilidad de los hombres. ¿Cómo podría Dios rehusarnos lo que le pedimos por los méritos del Cuerpo adorable de Jesús inmolado todos los días en nuestros altares? Sus divinas llagas intercederán en favor nuestro. Cuando Cristo es ofrecido en el altar, clama a su Padre mostrándole sus heridas San Lorenzo Justiniano).

II. Para oír con más devoción la santa misa, recuerda que Jesús ha ordenado a los sacerdotes que la celebraran en memoria de su Pasión, que es fielmente representada en todas las partes de este santo Sacrificio. ¡Ah! ¿cómo asistes a este Sacrificio? ¿No estás allí como estaban los verdugos en el Calvario, para crucificar nuevamente a Jesucristo por tus inmodestias e impiedades?

III. Puedes dividir la misa en cuatro partes. En la primera, piensa en tus pecados que han sido la causa de la muerte de Jesucristo, y pide perdón por ellos a Dios. En la segunda, piensa en la Pasión de Jesús. En la tercera, excita en ti un vivo deseo de recibir la Santa Eucaristía, y haz, en el momento de la comunión del sacerdote, tu comunión espiritual, mediante actos de fe, de deseo y de amor. En fin, en la cuarta, agradece a Jesús los favores que te ha hecho, y ofrécete a Él.

La piadosa asistencia a misa
Orad por los sacerdotes.

ORACIÓN

Señor, que nos regocijáis por medio de la fiesta anual del bienaventurado Benvenuto, vuestro confesor, concedednos que, celebrando su nacimiento al cielo, imitemos también sus acciones. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/


SANTA MARÍA DE LA CARIDAD DEL COBRE,(*)

20 de Mayo

Patrona de Cuba

En El Cobre, poblado minero de la provincia de Oriente, fue consagrado en 1927 el actual santuario nacional a la Virgen de la Caridad. La advocación no es oriunda de Cuba: el año 633 fundó San Ildefonso el monasterio de Illescas, y la tradición dice que él llevó allí la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, que todavía existe en la villa toledana, en el santuario construido por el Greco en 1600. La advocación es frecuente en la costa andaluza: en Cádiz, desde que Juan de Austria fundó una cofradía bajo esa advocación, para la tripulación de las galeras. Loja la tiene por Patrona. Y hasta cerca de Avila se conoce una imagen de la Virgen de la Caridad ante la cual rezó Santa Teresa.

Posiblemente la advocación cubana llegó directamente de Sanlúcar de Barrameda. Durante más de un siglo, después del tercer viaje de Colón, salían de allí las naves que iban a América; y hoy está confirmada la devoción que los marinos sanlucareños sentían por la Virgen de la Caridad venerada en Bonanza y en la Cofradía del Puerto de Santa María.

Dos hermanos indios llamados Juan Rodrigo y Juan Diego Hoyos, a los que se añadió un muchacho de la raza negra también llamado Juan según la tradición, obreros todos del hato de Barajagua, que se encontraba muy cerca de una mina de cobre, fueron comisionados para conseguir sal en la costa norte de la isla. Llegaron hasta el río Mayarí, y por él salieron a la gran bahía de Nipe, alojándose en un pequeño cayo llamado Francés o Vigía con objeto de pasar la noche y salir muy de mañana para la salina. Una tormenta inesperada les impidió realizar el proyectado viaje, y hasta tres días tuvieron que permanecer en el cayo por el mal tiempo. Hacia la medianoche del cuarto día cesó el viento; los tres Juanes tomaron la canoa antes de salir el sol, y a medida que avanzaban notaron que en la lejanía, sobre la superficie tranquila del mar, había algo que no era un ave acuática de las conocidas. Remaron con mayor curiosidad; los primeros rayos del sol iluminaron plenamente aquel bulto navegante. Cuando lo tuvieron frente a frente se dieron cuenta de que era una talla de madera de unos cuarenta centímetros de alto y la inscripción: «Soy la Virgen de la Caridad». Esto sucedía entre los años 1604 y 1608.

Podemos imaginarnos fácilmente la variedad de sentimientos que experimentarían aquellos nativos cubanos ante semejante hallazgo. Habrían oído hablar muchas veces de la Virgen y de sus apariciones; era la devoción más propagada por los evangelizadores hispanos en el Nuevo Mundo. Pero jamás se imaginarían que habrían de encontrar sobre las aguas del mar una imagen de María. En la escasa literatura sobre esta advocación mariana no encontramos que se interpreten los hechos bajo el signo del milagro. La etapa milagrera comenzará después. Inicialmente parece que ellos recogieron la imagen como quien recoge un objeto precioso que otro ha perdido sobre las aguas. Pero esta interpretación tan poco espiritual no le restó, ni le restará nunca, intensidad a la veneración que sintieron todos por aquel pedazo de madera que representaba a la Madre de Jesucristo.

La imagen provenía de una nave española, de las muchas que zarpaban de Sanlúcar. Es cierto que usaban el verbo sustantivo en las tablas onomásticas de las naves y, por tanto, la leyenda podía referirse a la imagen o a la embarcación bajo cuyo patrocinio navegaba. La razón de aparecer flotando sobre las aguas antillanas es más difícil de determinar. Se dice que los marinos, durante las tempestades, echaban al mar alguna imagen para conseguir por su intercesión que el mar se apaciguara. También se dice que, en momentos de gran calma, los marinos colocaban la imagen en el mar, sobre una balsa, y de esa manera determinaban la dirección de las corrientes marinas que podían ayudarles a avanzar.

Los afortunados indios transportaron la imagen al hato; improvisaron un altar, y la devoción popular comenzó a desarrollarse y a manifestarse: plegarias ante la imagen, flores siempre frescas para la Virgen. Un día desapareció la imagen de su sitio. Entonces comenzó la etapa milagrera de la advocación cubana. Desaparecerá varias veces; la cambiarán de sitio, interpretando posibles deseos de la Virgen; se repetirán las desapariciones. Apolonia, una niña india, encontrará un día la imagen, o dirá que había visto la imagen, sobre unas rocas cercanas a la mina de cobre. En el mismo lugar alguien verá una luz misteriosa tres veces consecutivas, y la voz popular fue que la Virgen deseaba en aquel sitio una ermita. Las historias dicen que el lugar era de tan difícil acceso que hubo que modificar, sin embargo, un poco la situación.

La devoción creció y la ermita llegó a ser capilla, iglesia, santuario. Varias veces los temblores de tierra o los huracanes destruyeron el edificio, y otras tantas los devotos de la Virgen lo reconstruyeron. La generosidad de los cubanos fue enriqueciendo los adornos de la imagen, hasta provocar un robo sacrílego; el ladrón se atrevió a mutilar la talla para llevarse las piedras preciosas que tenía incrustadas; pero se pudo recuperar todo providencialmente. La dulce talla de madera oscura es hoy un verdadero joyero cubierto de mantos preciosos.

Los favores que se atribuían a la Virgen eran tan numerosos y tan extraordinarios, que se llegó a invocarla con el nombre de Nuestra Señora de la Caridad y de los Remedios. Los exvotos fueron inundando el altar de tal manera que hubo que acudir a la solución -en el actual santuario- de una gran capilla debajo del altar de la Virgen, para acumular en ella todos esos regalos. Uno de los últimos es la medalla de oro del premio Nobel ganado por el novelista Hemingway.

Cuando prendió en los cubanos el deseo de la independencia, la devoción a Santa María de la Caridad del Cobre estaba tan metida en el corazón de los nativos que iba a ser la devoción insignia de los libertadores. Los insurrectos se encomendaban a la Caridad -como se dice vulgarmente-, antes de salir para el campo de batalla, y llevaban a la guerra un pequeño recuerdo sagrado que consistía en una cinta del tamaño de la imagen. El 20 de mayo de 1902 adquirió Cuba la soberanía y, pocos años después, el 8 de septiembre de 1916, a petición de los veteranos de aquella guerra, el papa Benedicto XV le concedía a la advocación cubana el título de Patrona principal de la República.

La fiesta litúrgica de la Patrona de Cuba, sin oficio ni misa especial aún, se celebra el 8 de septiembre, pero la importancia que tuvo la devoción de los libertadores durante la gesta independentista permite que cada año, al celebrarse la instauración de la República el 20 de mayo, fiesta nacional, no falte el homenaje a la Patrona de Cuba, a la Virgen Mambisa (mambises se llamaba a los que peleaban por la independencia).

La ignorancia religiosa y ciertos residuos ancestrales de los esclavos africanos que llegaron a Cuba durante la colonización ha fomentado supersticiones y prácticas piadosas a la Virgen de la Caridad no del todo ortodoxas. En definitiva, ello prueba la antigüedad de la devoción y lo arraigada que siempre ha estado en el corazón de las capas sociales más humildes de la nación. Por eso, sin duda, el santo obispo de Santiago de Cuba, monseñor Claret, explotaba bien este sentimiento de filial devoción mariana escribiendo así en su carta pastoral del 25 de marzo de 1853: «La verdadera devoción a Nuestra Señora de la Caridad consiste en abstenerse de todo pecado, en imitar sus virtudes, en tributarle algunos obsequios, en frecuentar los santos sacramentos y en hacer bien, con agrado y perseverancia, las devociones y demás cosas de su servicio».

ALBERTO J. VILLAVERDE, S. I.

* Año Cristiano, Tomo II, bibliotecade Autores Crsitianos, Madrid, 1966.

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SAN BERNARDINO DE SIENA,(*) Confesor

20 de Mayo

En todas las cosas muéstrate dechado de buenas obras, en la pureza de la doctrina, en la integridad de vida, en la gravedad de conducta. (Tito, 2, 7).

La modestia y la pureza de San Bernardino eran tan continuas, que toda conversación indecente cesaba acercándose él. Todos los días visitaba una capilla de la Santísima Virgen, diciendo que iba a ver a su  Madre. Abandonó el mundo para combatirlo y, durante dieciséis años, ni un día pasó sin predicar. La devoción que tenía al Nombre de Jesús hacía que lo llevara siempre sobre su corazón. Murió en el año 1444.

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE
SAN BERNARDINO

I. Desde tierna edad descolló por un gran amor a la pureza. Su modestia era un freno que retenía a los más disolutos. Reprendía modestamente a los que tenían conversaciones indecentes. ¿Qué haces tú cuando delante de ti se pronuncian palabras demasiado libres? Si tienes autoridad sobre el culpable, repréndele su falta; si no, que tu silencio y tu actitud severa se lo hagan comprender. ¿Se podría decir de ti lo que Tertuliano decía de sí mismo: Mi sola presencia hace avergonzar al vicio?

II. Todos los días visitaba el santo una capilla de la Santísima Virgen. ¿Qué devoción practicas tú en honor de María? Te has comprometido a servirla; sé, pues, fiel en observar lo que le has prometido, y no pases ni un solo día sin tributarle tus homenajes, sea en una de sus iglesias, sea en tu casa, ante su imagen. Jesús nada rehúsa a María, y María nada rehúsa a sus servidores.

III. Tenía el Santo una singular devoción al Nombre de Jesús: sin cesar lo pronunciaba, y lo llevaba escrito sobre su corazón. Pronuncia tú, a menudo, este adorable Nombre, pero hazlo con devoción. En tus tristezas y tentaciones sírvete de él como de un escudo y de una espada, para rechazar y vencer al demonio. ¡Cuán dulce y consolador es el Nombre de Jesús! ¿Estás triste? Llama a Jesús en tu corazón. Que de tu corazón pase su Nombre a tus labios y la nube se disipará.(San Bernardo).

La modestia
Orad por los predicadores.

ORACIÓN

Señor Jesús, que habéis concedido a San Bernardino, vuestro confesor, un amor tan grande por vuestro Santo Nombre, dignaos, por sus méritos y su intercesión, difundir en nosotros el espíritu de vuestra divina caridad. Vos que, siendo Dios, vivís y reináis por los siglos de los siglos.  Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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SAN PEDRO CELESTINO,(*) Papa y Confesor

19 de Mayo

Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. (San Mateo, 5, 48).

San Pedro Celestino mostró desde su infancia que había nacido para el cielo, pues, desde entonces, decía a su madre:Quiero ser un buen servidor de Dios. Después de haber estudiado las ciencias humanas, se retiró a la soledad para conversar familiarmente con los habitantes del paraíso. Jesucristo, su Santa Madre y su buen Ángel a menudo se le aparecían. Su fama de santidad lo elevó al trono de San Pedro; pero su humildad hízole dejar la primera dignidad del mundo para volver a su querida soledad. Murió santamente, después de haber fundado la orden de los Celestinos.

MEDITACIÓN SOBRE
LOS TRES GRADOS QUE
HAY QUE SUBIR PARA LLEGAR
A LA PERFECCIÓN

I. Todos debemos tender a la perfecci6n cada cual en su estado. Tú, que estás en el mundo, observa por lo menos los mandamientos de Dios y de la Iglesia, no cometas nunca pecado mortal alguno y practica buenas obras: he ahí lo que Dios te pide; si lo haces, te salvarás. ¿Hay acaso algún mandamiento de Dios que no puedas cumplir? Tu avaricia y tus pasiones exigen de ti cosas mucho más difíciles, y tú las obedeces. Es el demonio quien manda, ¡Y se le escucha! (Tertuliano).

II. Para ser perfecto, no hay que contentarse con guardar los mandamientos, también hay que seguir los consejos que Jesucristo ha dado en el Evangelio: vivir en la pobreza, en la castidad y en la obediencia; éstos son tres votos que nos desapegan del mundo y de nosotros mismos para unirnos estrechamente al Señor. ¿Tú, a quien Dios ha concedido la gracia de llamar a su casa, con cuánta fidelidad cumples lo que le has prometido tan solemnemente?

III. Las almas que quieren llegar a la cumbre de la perfecci6n no sólo siguen los mandamientos y los consejos evangélicos. Son también fieles a las inspiraciones secretas por las cuales Dios les manifiesta su voluntad. Dios tiene grandes proyectos sobre ti: escucha lo que te dice en el fondo del corazón, no resistas las gracias particulares que te concede. No basta, evitar el mal, es preciso también hacer el bien. Aquél que conoce el bien y no lo practica, comete pecado. (Santiago).

El deseo de la perfección
Orad por la Orden de los Celestinos.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis elevado al bienaventurado Pedro Celestino al sumo Pontificado, y le habéis enseñado a preferir una vida humilde al brillo de la dignidad suprema, concedednos la gracia de despreciar, siguiendo su ejemplo, todas las grandezas del mundo, y llegar felizmente a las recompensas prometidas a los humildes. Por J. C. N. S. Amén.

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Los santos que reinan con Cristo

19 de Mayo

SAN VENANCIO,(*) Mártir

18 de Mayo

Lo que es agradable a Dios, es que, con la mira de agradarlo, suframos los males y las penas que se nos hace sufrir injustamente. (1 San Pedro, 2, 19).

San Venancio, después de haber sufrido los tormentos más espantosos, fue arrojado a un esterco lero. Curado milagrosamente por un ángel, se presentó nuevamente ante el juez que lo había condena do. Mientras el santo hablaba, cayó el juez boca arriba y expiró exclamando: «El Dios de Venancio es el solo Dios verdadero, destruid vuestros ídolos». Los leones a los que fuera arrojado como alimento, en seguida, posternáronse a sus pies, mientras el santo predicaba la fe a los espectadores. En fin, después de haber sido arrastrado por entre zarzales y precipitado desde lo alto de una roca sin que sufriese mal alguno, fue decapitado a la edad de 17 años.

MEDITACIÓN
UN MÁRTIR ES UN
EXCELENTE PREDICADOR

I. El cristiano que sufre generosamente por la causa de Jesucristo es motivo grande de júbilo para Dios y los elegidos. Es un espectáculo digno de toda la Corte celestial, ver un hombre que desafía las amenazas, los suplicios, los halagos de los tiranos, e imita, tanto cuanto puede, a Jesús crucificado. ¿No se abrieron acaso los cielos para que los bienaventurados fueran espectadores del martirio de San Esteban? No depende sino de mí proporcionar a Dios este espectáculo tan agradable a sus ojos: basta, para esto, sufrir con alegría todo lo molesto que me acaece.

II. El mártir tiene oyentes en la tierra: son los infieles a quienes su heroísmo atrae a la verdadera fe. Así fue como Menas convirtió a Hermógenes. ¡Gran Dios! ¿Se puede acaso dudar de vuestra bondad, cuando se ve a los mártires colmados de consuelos en medio de los tormentos? ¿Se puede por ventura dudar de vuestro poder, cuando se contemplan los milagros que realizan? Si los mártires no experimentasen alivio alguno en sus suplicios, no soportarían con tanta paciencia la amargura de sus tribulaciones; todos podian comprender la violencia de sus torturas, muy pocos la dulzura de sus consolaciones. (San Agustín) .

III. En fin, este excelente orador toca y con mueve los corazones de los fieles. Los cristianos más cobardes, a la vista de la sangre de los mártires, sentían renacer su coraje. Y aun hoy, ¿se puede acaso leer las vidas de estos ilustres atletas sin desear servir a un Dios tan bueno, y sufrir algo por su amor? Los mártires nos hablan todavía desde el cielo; nos ad vierten no perdamos, en la tranquilidad de la paz, la fe y la amistad de Dios que conservaron ellos en me dio de las pruebas de la persecución.

La paciencia
Orad por los países infieles.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis consagrado este día por el triunfo del bienaventurado Venancio, vuestro mártir, escuchad las plegarias de vuestro pueblo, y haced que honrando sus méritos, aprendamos a imitar su constancia. Por J. C. N. S. Amén.

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SAN PASCUAL BAILÓN,(*) Confesor

17 de Mayo

Quien conserva su vida, la perderá, y quien perdiere su vida por amor mío, la volverá a hallar. (San Mateo, 10, 39).

Nació San Pascual de padres piadosos, pero tan pobres, que no pudieron enviarlo a la escuela. En cargado de cuidar los rebaños, tomaba consigo un libro, y rogaba a las personas que encontraba le enseñasen sus letras por amor a Dios. Por este medio, en poco tiempo llegó a leer y se perfeccionó así en el conocimiento de la religión. Después de haber consultado a Dios, creyóse llamado al estado religioso; y como estaba resuelto, decía, a morir pobre como había nacido, entró en un convento franciscano, donde quiso, por humildad, ser admitido en calidad de hermano lego. La Santísima Virgen, por quien tenía tierna devoción, obtúvole varias señaladas gracias, pero, fue célebre sobre todo por su amor al Santísimo Sacramento. Murió en Villarreal, cerca de Valencia, el 17 de mayo de 1592, alrededor de los 52 años de edad.

MEDITACIÓN SOBRE
LA SALUD y LA SANTIDAD

I. Amamos naturalmente la vida y tememos la muerte; así, nada ahorramos por conservar la salud del cuerpo: nos dejamos sangrar, cortar los miembros, ayunamos, tomamos medicinas amargas. ¿No serías un gran santo si hicieses por el cielo una parte siquiera de lo que haces por la tierra? Pero, ¡ay!, uno hace todo por el cuerpo y nada por el alma; hacemos todo por conservar una vida que nos es común con los animales, y nada por vivir eternamente. Cada día declinamos, cada día nos morimos, y nos creemos eternos. (San Jerónimo).

II. Debes moderar ese deseo que tienes de vivir mucho tiempo. Por corta que sea tu vida, bastante larga será si la quieres emplear bien. Cuanto más se prolongue tu vida tanto más terrible será la cuenta que debas dar a Dios. Y no te quieras persuadir de que al envejecer te harás más virtuoso: el agotamiento de tus fuerzas, las enfermedades y los hábitos más inveterados, te harán más difícil que nunca la práctica de la virtud.

III. Si amas la vida y la salud, ama la virtud y la santidad. La sobriedad, el ayuno, la templanza, mucho más sano te habrán de conservar que las prescripciones y regímenes de los médicos. Reprime tus pasiones: la intemperancia y los excesos han hecho morir a una infinidad de personas; el ayuno y la austeridad han hecho vivir a los antiguos anacoretas hasta una extrema vejez, sin enfermedades y sin incomodidad. En fin, las enfermedades son a me nudo el castigo de tus pecados al mismo tiempo que un remedio para las llagas de tu alma. Dios las envía para curarte, pero lo hace según su juicio, sin consultar al enfermo. (San Agustín).

La mortificación
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis adornado al bienaventurado Pascual, vuestro confesor, con un amor ardiente por los misterios adorables de vuestro cuerpo y de vuestra sangre, concedednos el vigor espiritual que él bebía en este banquete divino. Por J. C. N. S. Amén.

* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Normas Generales sobre las Indulgencias

La enseñanza más común de los teólogos Católicos es que las indulgencias pueden ser aplicadas a las almas detenidas en el purgatorio; y que las indulgencias están disponibles para ellos "por medio del voto" (per modum suffragii).(1) Agustín (De Civ. Dei, XX, ix) declara que las almas de los creyentes que han partido no están separadas de la Iglesia, la cual es el Reino de Cristo, y por esta razón las oraciones y votos de los vivos son de ayuda para los muertos.

  • Las indulgencias, tanto parciales como plenarias, pueden ser aplicadas a los difuntos a modo de sufragio. Pero nadie puede aplicar a otros hombres aún vivos las indulgencias que gana.
  • Para ganar las indulgencias, se requieren las siguientes condiciones:­ Haber recibido el bautismo, no estar excomulgado, hallarse en estado de gracia (al menos al finalizar las obras prescriptas) y estar sometido a la jurisdicción de aquél que otorga las indulgencias. Asimismo, debe tenerse la intención, por lo menos en general, de ganarlas. Y es necesario que las obras prescriptas se realicen en el tiempo y modo establecidos en la concesión.
  • La indulgencia plenaria puede ser ganada una sola vez por día. Pero el fiel puede ganar la indulgencia “in articulo mortis” aún cuando ya haya ganado otra indulgencia plenaria ese mismo día.
  • La indulgencia parcial puede ser ganada varias veces por día, salvo explícita indicación en contrario.
  • Para ganar la indulgencia plenaria, debe cumplirse con la obra prescripta y, además, otras tres condiciones: 1. Confesión. 2. Comunión Sacramental. 3. Oración por las intenciones del Sumo Pontífice. Se indica además, que sea excluido toda inclinación al pecado, aún al venial.
  • Si falta esta plena disposición, o si no se cumplen las condiciones mencionadas, la indulgencia será solamente parcial.
  • Las tres condiciones pueden ser cumplidas varios días antes o des­pués de la obra prescripta; sin embargo, es conveniente que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se reali­cen el mismo día en que se cumple la obra prescripta.
  • Con una sola confesión sacramental se pueden alcanzar muchas indulgencias plenarias. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola plegaria según las intenciones del Sumo Pontífice se puede alcanzar una sola indulgencia plenaria.
  • Se cumple plenamente la condición de la oración según las intenciones del Sumo Pontífice recitando, según sus intenciones, un Padrenuestro y un Avemaría. Queda librado a la libertad de los fieles el recitar cualquier otra plegaria según la piedad y la devoción de cada uno.
  • No se puede alcanzar una indulgencia con una obra que de por sí se esté obligado a hacer por ley o por precepto, a menos que en la concesión no se diga expresamente lo contrario. No obstante, quien cumple una obra que le fue impuesta como penitencia sacramental, puede al mismo tiempo satisfacer la penitencia y alcanzar la eventual indulgencia anexa a esta obra.

Tomado de: http://www.tradicioncatolica.com

Indulgencia Plenaria para el 16 de Mayo

Ora pronobis

 Recordatorio:

Quienes visten el Escapulario Carmelita pueden ganar indulgencia plenaria el 16 de mayo, fiesta de San Simón Stock.

También es posible ganar indulgencia plenaria:

1. El día en que le imponen el escapulario y se une a la familia carmelita.

2. En estas fiestas:

  • Virgen del Carmen – 16 de julio o cuando se celebre.
  • San Simón Stock – 16 de mayo.
  • San Elías Profeta – 20 de julio.
  • Santa Teresita del Niño Jesús – 3 de octubre (calendario tradicional).
  • Santa Teresa de Jesús – 15 de octubre.
  • Todos los Santos Carmelitas – 14 de noviembre.
  • San Juan de la Cruz – 24 de noviembre (calendario tradicional).

Se puede ganar indulgencia parcial por usar piadosamente el santo escapulario, por besarlo o por cualquier otro acto de afecto y devoción.

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