
LA RESURRECCIÓN
Yo preparé tres veces esta clase y volví a la primera versión, aunque es un poco odiosa porque habla mucho de mí; Los franceses dicen: “El yo es odioso”.
La clase versa sobre el Reino de los Mil Años; es la cuestión más difícil que hay en el Apokalypsis (Cap. XX). Dicho capítulo dice que hay dos resurrecciones; dice “Esta es la Resurrección primera” y eso no lo quiere admitir hoy día, muchísima gente. Resurrección única y simultánea, dicen. Eso es lo que ellas quisieran, pero la Escritura no dice eso.
Si empezase a explicar las cualidades de los cuerpos resucitados eso no tiene dificultad alguna y ya lo he dicho una vez; son las cuatro cualidades que vieron los cuatro Evangelistas en el cuerpo de Cristo resucitado o sea: Inmunidad o Inmortalidad que es no poder sufrir; Agilidad que es poder trasladarse de un lugar a otro instantáneamente, como vieron en Cristo desde Emaús al Cenáculo; Sutileza que es poder pasar a través de cuerpos sólidos, también lo vieron entrar en el Cenáculo sin abrir la puerta y Claridad o Belleza que eso no está en las descripciones de las apariciones de. Cristo, pero está en la Transfiguración que fue como una especie de anticipo o señal de la Resurrección. Y ahí sí notaron los Evangelistas la Belleza y San Pedro estaba tan entusiasmado que no quería irse. Es decir, el Evangelista dice que San Pedro desvariaba de entusiasmo.
Pero la cuestión más vallatana e inexcusable acerca de la Resurrección es el Reino de los Mil Años, que ocupa el Cap.XX del Apokalypsis.
Es una de las luchas actuales de la Iglesia, aunque no es muy conocida, pero los que luchan sí la conocen. Y la cuestión en el fondo consiste en decir: hay una resurrección o hay dos Resurrecciones separadas por un largo período de tiempo. Esas son las dos opiniones.
Hay 3 milenismos (como hay que decir, porque milenarismo es incorrecto gramaticalmente). Uno es el milenismo espiritual, que consiste simplemente en interpretar literal- mente lo que dice San Juan en el Apocalipsis —Nada más—.Tomar eso como cosa que va a pasar, por difícil o rara que parezca. Así entendieron ese capitulo casi todos los padres de los cuatro primeros siglos, desde el primer siglo en que todavía vivían los Apóstoles.
Creían tranquilamente que iba a haber un Reino de Mil Años; y que la Iglesia va a ser en él sumamente próspera y va a ser regida de hecho por Jesucristo, después de la Parusía o sea después de que Jesucristo haya bajado a vencer al Anticristo. San Justino Mártir, San Ireneo, Tertuliano, Lactancio, Ambrosio y San Agustín joven así lo entendieron. Yo he traducido del latín todos los testimonios a la letra y todos los autores en fila, que me facilitó el P. Florentino Alcáñiz, en el libro “La Iglesia Patrística, y la Parusía”.
Todo eso hubiera seguido así sin duda, si no fuera por el tropezón del milenismo carnal. Un judío llamado Kerintos o Cerintos (siglo IV) fundó una secta herética sobre una interpretación judaica y grosera del Cap. XX que tubo mucho séquito y fue condenada por Eugenio IV en la Bula “Cántate Domino” (1441) junto con una retahíla de herejes (los Ebionitas, Arrio, Pablo de Somosata,etc.) pero no precisamente por el milenismo carnal sino por haber negado la Divinidad del Cristo, (ver Denzinger, N° 710), pero el milenismo carnal fue condenado también, no por un Papa o Concilio, sino por lo que llaman el “Magisterio Ordinario de la Iglesia”. De Kerintos no nos queda una sola palabra; y lo que sabemos de él viene de los Doctores que lo combatieron, sobre todo de San Jerónimo. Sigue leyendo →
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