Nota del Editor: La siguiente carta fue escrita por un capitán de la armada de los Estados Unidos que desea permanecer anónimo, pero que me ha revelado su identidad en privado. Creo que su carta humilde y movilizadora es muy importante, especialmente acercándose el tiempo de cuaresma. MJM
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He estado oyendo recientemente una maravillosa colección de sermones de un sacerdote. Éste perteneció a una orden que no nombraré, porque no dudo que muchos no lo escucharían, pero es probable que muchos lo descifren. No puedo dejar de sentir que de alguna manera esto fue una inspiración, el escuchar estos sermones al acercarse el sagrado tiempo de la cuaresma.
Los sermones fueron parte de un programa más grande llamado Misión, del cual jamás había escuchado antes. Esta Misión se realizó en los últimos 5 años. El sacerdote dio un mensaje sencillo pero poderoso, fácil de comprender y cubriendo temas básicos sobre nuestra fe como el cielo, el infierno y el juicio venidero. En los siguientes párrafos intento resumir el impacto que estos sermones tuvieron en mi vida, recordando algunos de los sentimientos que tuve mientras lloraba y escuchaba, dándome cuenta de golpe qué mal católico me había vuelto.
Me había considerado un buen católico, ahora creo que no lo soy. Fui criado por mi madre como católico, dado que mi padre es protestante (por favor oren por su conversión). No tenía amigos tradicionalistas y no había escuelas tradicionalistas. Había algunas escuelas Novus Ordo, pero no quiero pensar cuánto habría caído de haber asistido a alguna de esas escuelas.