El hospital del Sr. Cardenal. Los abortos, silencios y mentiras del Hospital de Sant Pau

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7 noviembre, 2015

Josep Ramón Pérez es el párroco de Santa Inés en el exclusivo barrio de San Gervasio de Barcelona. Allí llegó en 2002 de la mano del Cardenal Ricard Mª Carles. Con él fue durante varios años Canciller y Secretario General del Arzobispado. Canónigo de la S.E. Catedral es el representante eclesiástico en la Muy Ilustre Administración (MIA) del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau. Josep Ramón Pérez es conocido en los mentideros eclesiales desde tiempo inmemorial por el acróstico que forman las iniciales de su nombre de pila: J.R.

En esa parroquia chic, premio a los servicios prestados al cardenal Carles, puede codearse con ilustres personajillos de la burguesía catalana, de esa que no cree en nada, pero que conserva ese leve barniz de estética católica que permite a J. R. casar –ahora poco, ciertamente-, celebrar los aniversarios y hasta bautizar a los hijos adoptados de algunas lesbianas pijas del barrio. Personajes como Trías, el alcalde de la Ciudad Condal y público promotor del lobby gay, Boi Ruíz, conseller de Salut –el que financia los abortos con cargo a la Generalitat- y el mismo Artur Mas, el President, han pasado por la ilustre parroquia. Todo ello ha creado en el corazón y en la mente de J.R. una serie de dependencias psicológicas y afectivas que han determinado su actuación en el abortista Hospital de Sant Pau durante los últimos años ¡y las últimas semanas!

El pobre se enteró de los abortos en el Hospital de Sant Pau por la prensa en el ya lejano 2010, cuando el diario ABC abrió la caja de los truenos consultando los datos que publicaba periódicamente el Ministerio de Sanidad y que estaban colgados en internet desde hacía más de quince años. En ese momento era el P. Josep Mª Turull el representante en la MIA del Hospital. Sin embargo, Josep Ramón Pérez ya había sido durante muchos años representante del Arzobispo junto con el P. Forcada –médico y miembro de la nefasta Casa de Santiago– y Joan Benito en el patronato del Hospital, donde parece que no se enteró de nada: ni de los abortos, ni de las esterilizaciones, ni de las píldoras abortivas, ni de la nevera de embriones congelados. Estar en el staff siempre conlleva -claro está!- hacer la vista gorda. ¡Y vaya si la hicieron! Sigue leyendo

El Hospital abortista del obispo Meneses

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12 octubre, 2015

El estupor suscitado en el Hospital Comarcal de Sant Celoni por la dimisión de Mn. Ignasi Fuster como vicepresidente de su Patronato, ha entrado en una nueva etapa. El Obispo de Terrassa ha nombrado nuevo párroco, y Mn. Fuster se ha incorporado a la Archidiócesis de Barcelona.

Por razón de su cargo pastoral, el párroco de Sant Martí de Sant Celoni era también vicepresidente nato del Patronato del hospital, cuya presidencia la ostenta el alcalde de la ciudad. El alcalde y el párroco nombraban los miembros del patronato [1]: tres por la parroquia y cuatro por el Ayuntamiento.  El tesorero y el secretario están también en manos de la alcaldía. Y completa la estructura orgánica un código ético [2] que parece salido de la Gran Logia Simbólica de la calle Avinyó.

La Fundación Hospital de Sant Celoni es una fundación privada que tiene una historia que se remonta al siglo XII. Ahora es Centro de Referencia de la subcomarca del Baix Montseny. Está integrado en la Red Hospitalaria de Utilización Pública (XHUP) formada por la mayoría de hospitales públicos de Cataluña, no pertenecientes al Institut Català de la Salut (ICS). Por ello, la mayor parte de su actividad ha acabado estando concertada con el CatSalut. Sigue leyendo

El Hospital abortista del obispo Vives

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2 octubre, 2015

Pedimos a la Virgen que no salga un pueblo dividido sino hermanado de las próximas elecciones, que cesen las mentiras contra nuestro pueblo, que cese la tergiversación de la verdad, que unos y otros recuperen el seny, que Catalunya viva hermanada con los otros pueblos de España y de Europa. (Mons. Vives)

Joan Enric Vives Sicilia, obispo de la Seo de Urgel y copríncipe de Andorra, es un prelado singular por simpático, cercano y populista. De verbo fácil, abierto y dicharachero con casi todos, y excelente amigo de sus amigos. El pobre ha tenido que hacer complicados equilibrios para nadar y guardar la ropa o para bailar la música que tocan sin pisar a la pareja -como él mismo solía decir- en el frágil tema de la posible legalización del aborto en el Principado de Andorra, del que hasta el momento ha salido bien librado[1]. Donde se tira a nadar y de cabeza es en hacer el caldo gordo a los que han tomado partido por la independencia. Eso sí y sin ninguna vergüenza: mentiras contra nuestro pueblo, tergiversación de la verdad sólo en una dirección, los pueblos de España, de Europa y “el nuestro” por separado y al mismo nivel… Y es que siempre juega a caballo ganador. O eso se cree él…

Hace exactamente un año Ara.cat se hacía lenguas de la actitud de Mons. Vives dispuesto, cual nuevo Balduino, a abdicar del coprincipado para no suscribir con su firma una ley abortista[2]. Lo cual, según el diario, le abriría un maravilloso futuro. La configuración política de Andorra exigiría la firma de los dos copríncipes -el presidente francés y el obispo de Urgel- para promulgar válidamente una ley. Así pues, Vives dejaría su cargo para suceder a Martínez Sistach en Barcelona y el nuevo obispo de Urgel tomaría posesión del coprincipado -limpio de polvo y paja- tras la legalización del aborto únicamente con la firma de Monsieur Hollande. Otra jugada maestra de la sesuda diplomacia vaticana: Sí, pero no. No, pero sí… ¡Y tengamos la fiesta en paz! A ver si el tema del aborto va a traer una crisis diplomática inasumible por los achantados monseñores de la Secretaría de Estado. Sigue leyendo

El Hospital abortista del Obispo Jaime Pujol

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24 agosto, 2015

Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o “cuquería” el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas o vanas; si no aborreces hasta el pecado venial; si obras por motivos humanos. (San Josémaría. Camino, 331)

Estamos sufriendo una auténtica pesadilla. Si alguna obligación tiene hoy la Iglesia ante el mundo, no tiene que ver con cuestiones contingentes como son las económicas o las medioambientales, de las que hace bandera el mundo. Si alguna responsabilidad grave tiene la Iglesia ante las generaciones actuales y futuras, es la defensa de la vida y de la familia: y por consiguiente, de la moral en que se sostienen estos dos pilares en que se cimienta una sociedad sana. Y hablo de la responsabilidad ante el mundo, porque esto lo percibimos con mayor transparencia que nuestras responsabilidades ante Dios.

Y digo que estamos sufriendo una pesadilla, porque aquí en nuestros lares basta abrir la Guía de Servicios Hospitalarios de la Generalidad de Cataluña, para constatar que los hospitales que fundara la Iglesia y que siguen bajo su responsabilidad administrativa (compartida) y espiritual y moral (exclusiva de la Iglesia) se han incorporado a la red hospitalaria del Estado, al que han cedido también, sin presentar batalla siquiera, por pura incomparecencia, el poder espiritual y moral. Y nos duele tanto más, cuanto son obispos supuestamente “de recta doctrina” los que han incurrido en semejante dejación.

Es realmente una pesadilla: porque si hemos de considerar “buenos” a los obispos que consienten que sus hospitales funcionen como abortorios de referencia (los documentos oficiales al alcance de todo el mundo, así lo proclaman), aceptando ese cáncer moral y social por vía de hecho, sin que al parecer les duela la conciencia, ¿cómo serán los malos? Mejor ni pensarlo. Esta vez es el hospital de don Jaime Pujol Balcells, Arzobispo de Tarragona desde 2004.

Profesor de Pedagogía Religiosa en la Facultad Teológica de la Universidad de Navarra (Opus Dei), dirigió en la misma institución docente el Departamento de Pastoral y Catequesis y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Asesor de la Conferencia Episcopal en temas de enseñanza y catequesis, fue consagrado obispo y destinado directamente a la sede tarraconense (sede arzobispal) desde su cátedra universitaria. En 2011 fue proclamado por “unanimidad” del Consistorio Municipal, hijo adoptivo de Tarragona. Conviene destacar que el Ayuntamiento estaba gobernado por el PSC. Todo un signo.

Calificado por algunos como afable y cercano -lo cortés no quita lo valiente- su vocación al sacerdocio vino, en palabras del propio Arzobispo, por una petición de San Josemaría el año 1973 para servir de otra manera a la Iglesia y a la Obra. Si se ha distinguido en algo su pontificado en Tarragona, será por su labor discreta y sin concesiones doctrinales –dicen-, pero siempre conciliadora. Como tantos otros… Nadie habla mal de él, se comenta en los mentideros eclesiales. Todo un arte, ciertamente. En especial cuando hay que defender con firmeza posiciones que no coinciden con los que han pretendido y conseguido que el arzobispo se conciliase con ellos.

Es sin duda este talante conciliador de don Jaime, el que nos ha deparado la sorpresa y la decepción. En efecto, las estadísticas anuales de La Interrupción Voluntaria del Embarazo en Cataluña, publicadas el pasado julio por el Departamento de Salud del gobierno autonómico constatan que, desde el 2013 hasta el día de hoy [1] [2] se realizan abortos provocados en el Hospital de Sant Pau y Santa Tecla de Tarragona. Un hospital como el de Granollers o Sant Celoni, el de San Bernabé en Berga o el de San Pablo en Barcelona, participados en su junta directiva por las diferentes canonjías diocesanas. Integrados todos ellos en la Red Hospitalaria de Utilización Pública (XHUP), se han convertido en los esclavitos felices, o más bien en las bien pagás de las políticas abortistas de Boi Ruiz, Consejero de Sanidad de la Generalitat de Cataluña. Para colmo, el Patronato de la Fundación del Hospital está ¡presidido! por el P. Joan Aragonés, en nombre el Sr. Arzobispo D. Jaime Pujol.

A finales del pasado año, el alcalde de Tarragona, el socialista Josep Félix Ballesteros, el arzobispo Pujol y el sacerdotal presidente de la Fundación del Hospital hicieron una declaración de intenciones con motivo del 500 aniversario de la institución sanitaria. Como sucesores de sus fundadores, queremos reafirmar nuestro compromiso, impulsando y favoreciendo un trabajo ilusionado y comprometido a favor de la atención integral a las personas. (declaración “eclesiásticamente” aséptica) [3]. Fotos y parabienes mientras los matarifes del hospital ensangrientan sus manos con la sangre de unos inocentes que no gritan ni votan ni parecen inquietar a los responsables de tal canallada. El mismo P. Aragonés recibió el pasado mes de mayo, muy ufano -con americana y corbata-, en nombre de su hospital, la Creu de Sant Jordi de manos de Arturo Mas por los servicios prestados no a Jesucristo, claro, ni a la Santa Madre Iglesia, sino a la Generalitat de Cataluña. [4]

Hace tan sólo unos meses se despachaba así Joan Aragonés en una entrevista a la Agencia Flama. Con un estilo calculadamente confuso y calculadamente equívoco, el pobre curita afirma, como si no supiera nada de lo que ocurre en su hospital: La Junta del Hospital Sant Pau y Santa Tecla estaba formada por cuatro personas, de las cuales dos estaban escogidas por el Capítulo Catedral y dos por el Ayuntamiento. [5] Las personas escogidas por el Capítulo tenían que tener la conformidad del Arzobispo. Hace unos años se cambiaron los estatutos, para mejorar la gestión y no cargar toda la responsabilidad en estas dos instituciones. Actualmente, las características del Hospital no podrían ser cubiertas por el Ayuntamiento y el Arzobispado, por lo tanto se decidió crear una entidad con personalidad jurídica propia, la Red Sanitaria Santa Tecla, constituida por técnicos. Aún así, siempre se pide la conformidad del Ayuntamiento y del Capítulo. La función que aporta la Iglesia y el Capítulo de la Catedral es puramente representativa. A través mío o del cura que haya, el papel es tanto sólo espiritual.

Sólo espiritual, puramente representativa… ya. Por eso, porque en realidad no le deben ningún favor, recoge usted, padre, personalmente la Creu Sant Jordi de manos del principal financiador del crimen del aborto en Cataluña: Arturo Mas. Por eso hace usted una declaración pública junto a su Arzobispo y al alcalde socialista de Tarragona, diciendo que en el hospital todo el monte es orégano. Por eso se les ha pedido conformidad también para realizar abortos, esterilizaciones y dispensar a capazos la píldora abortiva en el servicio de urgencias. Siempre se les pide el consentimiento… ¡Lo dice usted! Porque su labor es sólo espiritual ¿verdad? Porque ustedes, tan buenos e ingenuos como son, ya no son responsables de nada, porque su función es puramente representativa. ¡Qué tontuna más gorda, qué inocencia más bien calculada! Por la boca muere el pez, señor canónigo. Se les pide el consentimiento siempre: también cuando los políticos deciden agregar su hospital a la red de abortorios de Cataluña.

Los ciudadanos -proclamaba solemnemente el arzobispo Pujol- tienen también unos deberes en relación a las autoridades civiles. Todo ello implica también la obligación de no obedecer en conciencia cuando las leyes de las autoridades civiles se oponen a las exigencias del orden moral: “Hay que obedecer a Dios antes que los hombres” nos recuerdan los Hechos de los Apóstoles. Y ello es especialmente grave si esas leyes van en contra de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural. [6]

¡Qué huecas y lejanas suenan estas palabras que Mons. Jaume Pujol escribió en una de sus cartas dominicales! La realidad abortista del Hospital de Sant Pau y Santa Tecla ha pasado por encima de todos los principios y normas morales que exponía en 2010 el Arzobispo de Tarragona. Ahora hay que obrar en consecuencia. No como lo han hecho los obispos de Tarrasa o San Feliu, Solsona o Barcelona, escamoteando la verdad, manipulando los datos estadísticos y corriendo un tupido velo. Se trata de que el Evangelio de la Vida sea proclamado y aplicado con valentía, pagando el precio correspondiente: Aquí no le van a degollar como en Siria o Irak, Sr. Arzobispo. Simplemente se acabará el buen rollo con la Generalitat y el Ayuntamiento; pero usted tendrá un hospital donde se respete la vida del ser humano en todos los casos.

Pero no perdamos la esperanza. Los católicos creemos en la acción del Espíritu Santo. ¿A cuál de los cinco obispos le llenará de ardor evangélico y evangelizador (porque éste es el meollo de la Nueva Evangelización) para que dé un paso al frente y se plante ante las autoridades políticas del hospital para impedirles continuar con sus prácticas abortistas? ¿Será Pujol? ¿Será Meneses? ¿Será Novell? ¿Será Cortés? ¿Será Sistach? Lástima que ya les pasó a todos ellos la mano por la cara una simple enfermera en Mallorca, que se plantó para impedir que se practicasen abortos en su hospital. Y lo consiguió. [7]

Padre Custodio Ballester Bielsa

[1] http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18036

[2] enlace

[3] enlace

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[5] enlace

[6] enlace

[7] enlace

El Hospital de Xavi Novell

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5 agosto, 2015

Los centinelas de Israel son ciegos. Ninguno quiere saber nada. Todos son perros mudos que no pueden ladrar, vigilantes tumbados amigos de dormir (Is 56, 10)

Es un escandalazo monumental la presencia obsequiosa de la Iglesia catalana en esos antiguos hospitales de “inspiración cristiana” ahora convertidos en Centros de Referencia para la Salud Sexual y Reproductiva y para la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Más de un prelado contemplaba desde la barrera el berenjenal en que estaban metidos los obispos de Tarrasa y San Feliu y hasta el mismo Cardenal de Barcelona con lo de los abortos y neveras criogénicas en sus hospitales. Del Hospital de Sant Pau en Barcelona, del de Granollers, Sant Celoni y San Juan de Dios he hablado en repetidas ocasiones… Y la cosa sigue igual. Pero eso sí, como lo que aquí he denunciado se puede constatar en la web oficial de la Generalitat, estos obispos ya no se pueden hacer los sorprendidos ni los engañados por las autoridades civiles con las que comparten la administración de los hospitales. Ni siquiera les vale ya el pretexto piadoso de que en esos hospitales sólo se practican abortos cuando no hay más remedio. Es evidente la hipocresía con que se actúa, puesto que la Generalitat proclama que esos hospitales están también oficialmente para practicar abortos. Mons. Martínez Sistach, en cambio, fue más allá y pactó en 2012 con Boi Ruiz, Conseller de Sanidad, eliminar de los datos estadísticos de la Generalitat los abortos del Hospital de Sant Pau. Ojos que no ven… 

Mons. Xavier Novell es uno de los obispos a los que la supuestamente buena fortuna colocó en la barrera, a mirar cómo lidiaban los demás el miura del aborto en su propia casa. Fue consagrado obispo de Solsona (Lérida) en 2010. Ha dado mucho que hablar el hombre… empeñado en ser un obispo absolutamente singular. Desde la exhibición desenfadada de sus veleidades independentistashasta la obscena ostentación de sus desaforadas aficiones futbolísticas cantando el alirón barcelonista con unos tifosi beodos,  pasando por su particular endemoniamiento cuando, encantado de su hazaña, se disfrazó de ángel caído para La Patum -la parte profana del tradicional Corpus de Berga-. Tras esos alardes de exhibicionismo tan impropios de un obispo católico, los que tanto esperaban de él lo han arrinconado en una especie de dique seco del que le costará salir… supongo.

Pero los demonios de Mons. Novell han saltado en Berga precisamente. Tanto camelarlos y azuzarlos, precisamente es en esa ciudad, antaño llena de carlistas y ahora repleta del independentismo más casposo, donde un nuevo affaire viene a ensuciar nuevamente su maltrecho currículo. El Hospital Comarcal de San Bernabé, participado en su Patronato por el Obispo de Solsona en la persona de su delegado el P. Marc Majá, desde el año 2011 y hasta el mismísimo día de hoy realiza oficialmente abortos provocados (llamados eufemísticamente “IVE” Interrupción Voluntaria del Embarazo).

Y si se hacen abortos, lógicamente -no vayamos a ser estrechos- también esterilizaciones y píldoras abortivas en el servicio de urgencias. Y seguro que no he sido yo ni el primero ni el único en descubrirlo.

En el opúsculo estadístico editado por el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña bajo el título “La interrupción voluntaria del embarazo en Cataluña” consta siempre el Hospital de San Bernabé de Berga en la Relación de centros sanitarios que han notificado IVE durante el año. Desde hace ya cuatro años, los demonios verdes de La Patum han conseguido que un hospital en cuyo patronato está representado Mons. Novell se haya convertido en abortista y esterilizador.

Cuando cada año se publican las cifras escalofriantes de los abortos en Cataluña -decía Novell en 2012 cuando a él se le suponía inmaculado-, “¿cómo es que casi todo el mundo calla? ¿Es que no tiene valor la vida de decenas de miles de nonatos eliminados impunemente? ¿Será cierto que los animales tienen tantos o más derechos que las personas? ¿Qué pasa en este país? Pues mire, pasa que es más fácil predicar que dar trigo y que obras son amores y no buenas razones. Y en su hospital, Sr. Obispo, es público y notorio que se actúa en contra del Evangelio y la moral católica. Su representante el P. Majá y usted mismo, señor obispo, deben de dormir un profundo sueño, para el que es preciso previamente taparse fuertemente los ojos y los oídos a fin de desconocer “oficialmente” los datos estadísticos que se publican año tras año.

Los católicos carcas y melifluos que entregan su voluntad y su voto a partidos abortistas, se dan por satisfechos con las declaraciones de intenciones de los señores obispos y los miran con profunda compasión y congoja: Pobres, no pueden hacer nada más, aunque quisieran… O tal vez esperan esas almas cándidas lo que esperaban -los comodones, claro- en la Francia del Mariscal Pétain: que el colaboracionismo del anciano militar fuese una genial estrategia que acabaría derrotando a los nazis. Ni derrotó ni venció, sino que se convirtió en cómplice de los crímenes de los invasores. Su colaboración sólo dio pedigrí legal y propagandístico a los más infames facinerosos. Así también, la cosmética presencia de la Iglesia en esos abortorios de lujo contribuye a establecer una connivencia con el mal que acaba neutralizando cualquier capacidad de objeción. Es una de las formas más graves de corrupción que se dan en la Iglesia, que minan la credibilidad de sus altos dignatarios que ven, oyen y callan. Y que procuran que nadie se fije en ellos respecto a estos temas, cuando tan dados son a llamar la atención en otros totalmente irrelevantes desde la perspectiva de la evangelización.

Ciertamente es muy fácil hacer bonitas y católicas declaraciones sobre la devastadora inmoralidad del aborto. Sin embargo, no podemos olvidar lo que explicaba Benedicto XVI sobre su experiencia juvenil en tiempos del nazismo. Entonces se produjo en Alemania la lucha del gobierno nacional-socialista contra la escuela confesional. Los obispos llevaron a cabo con dureza la batalla en defensa de la escuela, la lucha por la observancia del Concordato que los nazis violaban continuamente. Han quedado grabadas en mi memoria -decía Joseph Ratzinger- las cartas pastorales sobre este asunto que el párroco leía durante las celebraciones dominicales. Ya entonces empecé a darme cuenta de que limitándose a la lucha en defensa de las instituciones, desconocían en parte la realidad. Porque, en efecto, la sola garantía institucional no sirve para nada, si no existen las personas que la sostengan con sus propias convicciones personales y con su acción consecuente. En fin, señor obispo, si además de hablar tan bonito cuando el problema no le salpica, no se remanga y actúa cuando le llega la podredumbre hasta las cejas, es que hay muy poca convicción. O tal vez ninguna.

El paper ho aguanta tot. La realitat mai. ¿Recuerda Mons. Novell? Lo decía Mn. Josep Mª Via Taltavull en sus clases del Seminario y usted fue alumno suyo. Así es, el papel lo aguanta todo, la realidad -los abortos en San Bernabé- nunca. Y sus palabras, Sr. Obispo, sólo son palabras. Se las llevará el viento, mientras los inocentes no nacidos son masacrados en la Berga de La Patum ante su desconcertada (o quizá resignada) mirada episcopal. Es una lástima constatar que también su diócesis pertenece al club. A ese club que juega en la primera división del silencio y de la cómplice resignación en Barcelona, en Tarrasa, en San Feliu y ahora en Berga. Y es que siempre es así: siempre escaseamos en obras y camuflamos esa escasez con palabras. Pero el Evangelio no dice “por sus palabras los conoceréis”, sino Por sus obras los conoceréis (Mt 7, 16).

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

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