¿Quiénes son los que traicionan a Jesucristo?

(sobre los que comulgan indebidamente)

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Discípulo. – Dígame, Padre, ¿quiénes son los que tan cruelmente traicionan a Jesucristo?

Maestro. – Son, en general los que con facilidad tratan con malos compañeros, los que leen malos libros, los que contraen malas costumbres, los que se confiesan mal.

D- Luego, lo mismo que en la confesión, ¿lo del demonio mudo, o sea el demonio de la impureza?

M- Esto mismo, precisamente. Volvemos al mismo tema. Siempre ha sido la impureza el demonio que arrastra a las peores consecuencias.

Los deshonestos se ven cegados por sus bajas pasiones. Ya no ven más la presencia de Dios, no oyen a Dios, que les amonesta; no escuchan su voz que les llama y dulcemente les invita al perdón; jamás se avergüenzan de su triste y desgraciada situación; únicamente buscan la manera de ocultarse, de burlar la presencia de Dios como burlan los niños la vigilancia de la madre y los ladrones la de la justicia. Peor aún, porque los sacrílegos se sirven de la comunión para engañarse a sí mismos y a los demás.

D- Miserables, ¡qué remordimiento tendrán!

M-Remordimiento horroroso, a los que poco a poco se habitúan, viviendo con la esperanza frustrada, porque ellos mismos se consideran sin fuerzas para levantarse y cortar por lo sano.

D- Y entonces, ¿qué sucede?

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¿Basta, para comulgar, no estar en pecado mortal?

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9 noviembre, 2015

Discípulo. —Ahora, dígame, Padre: ¿basta, para comulgar, no estar en pecado mortal?

Maestro.Sí, además de estar en ayunas en la forma como lo prescribe la Iglesia y de saber lo que se va a recibir, basta no estar en pecado mortal para comulgar. Sin embargo, es necesario también ir con rectitud de intención, como, por ejemplo, para amar a Jesucristo, por espíritu de devoción, para obtener gracias espirituales y materiales, pues cuanto con mejores disposiciones se vaya a comulgar, más bendiciones y gracias se recibirán.

Jesucristo, al tomar nuestra naturaleza humana, se ha acomodado, por decirlo así a nuestro modo de ser. ¿No hacemos así nosotros con nuestros amigos y conocidos y, en general, con nuestros prójimos? Cuando uno nos ama, nos honra y nos aprecia con predilección, nosotros correspondemos a ese amor y atenciones; al que más nos aprecia y nos estima, más le amamos y estimamos también nosotros.

Lo mismo sucede con la Comunión; cuanto con más fe, piedad y devoción nos acercamos a comulgar, mejor nos conquistamos la simpatía, la bondad y la delicadeza del corazón de Jesucristo. Sigue leyendo

¿Es siempre necesario confesarse antes de comulgar?

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4 noviembre, 2015

Discípulo. — Dígame, Padre, ¿es siempre necesario confesarse antes de comulgar?

Maestro. — Para el que está en pecado mortal, claro que es siempre necesario la confesión.

D. — Y si hoy, por ejemplo, no tengo tiempo, o no puedo confesarme, y me hago esta cuenta: “mañana me confesaré, mientras tanto hoy comulgo”, ¿hago mal?

M. — Si sabes que estás en pecado mortal, cometes sacrilegio.

D. — Entonces, ¿no hay excepciones o razones que valgan?

M. — No; ni razones, ni pretextos, ni excusas. Si uno no puede o no quiere confesarse, que no comulgue tampoco. Si no comulga ningún mal hace; pero, comulgando en pecado, cometerá siempre un sacrilegio. Terminantemente lo asegura Santo Tomás, y San Pablo antes que él, en nombre de la Iglesia: Examínese a sí mismo el hombre… Antes de comulgar, cada uno entre en su conciencia y vea si es cómplice de pecado mortal; estando así que no comulgue, porque lo haría indignamente, y comería su misma condenación. Sigue leyendo