Colapso en la catequesis

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No hay duda de que una de las mayores carencias de la Iglesia Católica de hoy es la deficiente catequesis. Un auténtico testimonio de la fe depende de una correcta comprensión de ésta.

Su Eminencia el cardenal Burke, en mayo 2017, durante el «Rome Life Forum» refiriéndose a la tarea de los clérigos de enseñar la fe a los fieles, señaló la causa de la crisis actual en la Iglesia:

Su incapacidad para enseñar la fe, en fidelidad a la enseñanza y práctica constantes de la Iglesia, ya sea por un enfoque superficial, confuso o incluso mundano y su silencio, pone en peligro mortal, en el más profundo sentido espiritual, a las mismas almas por las cuales han sido consagrados para cuidar espiritualmente. Los venenosos frutos del fracaso de los pastores de la Iglesia se ven en la forma de adoración, de enseñanza y de disciplina moral que no están en consonancia con la Ley Divina.

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Un discípulo del P. Amorth habla a fondo sobre exorcismos

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En septiembre nos dejaba el P. Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma. Providencialmente contacté con uno de sus discípulos, el P. Ricardo Ruiz Vallejo, exorcista mejicano, formado a su vera y que fue libando a través de los años su sabiduría y experiencia. Un testimonio riquísimo que comparte con nosotros para gloria de Dios y la salvación de las almas. Es importante estar bien formado, según enseña la Tradición de la Iglesia, y tener las ideas claras en un tema que se presta tanto al sensacionalismo, a la confusión y al error.

¿Cómo nació su vocación como exorcista?

Desde 1994 viajaba periódicamente a Valencia para visitar familias y grupos de oración. Surgió un caso de posesión e invité al exorcista de París, el P. René Chenesseaux, Fundador de la Asociación Internacional de Exorcistas, a ocuparse del mismo. Yo hacía sólo de intérprete traductor para los exorcismos y tenía contactos con el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco. El P. René, ya mayor, se sintió cansado de venir desde París y me propuso que debería ocuparme en adelante de los casos que surgiesen. Mons. Agustín García-Gasco, de acuerdo con mis superiores, decidió enviarme a Roma cada 3 o 6 meses, para recibir  formación teórica y práctica con el exorcista de la ciudad eterna, el P. Gabriel Amorth.

¿Cuál es la principal función de un exorcista?

El exorcista es ante todo sacerdote, pastor, por lo tanto su principal tarea es llevar las almas a la conversión, a la gracia y mejora de vida. Su acción como exorcista es ayudar a las almas atacadas por el maligno para que no puedan mejorar sus vidas, no se conviertan y no puedan avanzar en vida espiritual. El exorcismo es sólo una oración más que no daña a nadie pero es específica. Su fin no es sólo liberar del demonio sino también aliviar de los ataques y sufrimientos que causa, ya que hay gente que no es liberada pero los exorcismos le ayudan mucho y dan consuelo para seguir el camino del cristiano con su cruz.

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«Religión del sentimiento» = Cielo fácil

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10 noviembre, 2015

El New Age va invadiendo todas las áreas del quehacer humano y, como su meta principal es la destrucción de la fe cristiana, no debe extrañarnos la influencia de técnicas paganas en la oración cristiana. Peligrosa amenaza que está siendo promovida también desde dentro de la propia Iglesia -inclusive por sacerdotes- y desde empresas editoriales y librerías católicas. Hay suficientes libros religiosos y de oración enmarcados dentro de esta corriente del New Age, así como cursos, talleres, conferencias etc. que tratan de incorporar a la oración cristiana dichas técnicas de oración provenientes del paganismo oriental.[1]

«La ideología subyacente del New Age es francamente pagano e incluye las siguientes ideologías y filosofías: panteísmo, sincretismo, monismo, gnosticismo, teosofía, esoterismo, ocultismo, relativismo moral y práctico, subjetivismo, reencarnacionismo, idolatría, misticismo oriental, materialismo y hedonismo, igualación de las religiones».[2]

Es una desgracia confundir la verdadera religiosidad con expresiones corporales, gestuales y rítmicas: «la fe no es un sentimiento religioso ciego que surge de las profundidades del subconsciente, bajo el impulso del corazón y el movimiento de la voluntad moralmente informada, sino que un verdadero asentimiento de la inteligencia a la verdad adquirida extrínsecamente, asentimiento por el cual creemos verdadero, a causa de la autoridad de Dios cuya veracidad es absoluta, todo lo que ha sido dicho, atestiguado y revelado por el Dios personal, nuestro creador y nuestro Señor.»[3] Sigue leyendo