Manifiesto de los Cardenales. Su gran significado histórico no puede perderse en medio del caos

grvii_top

20 octubre, 2015

Las palabras exactas del histórico Manifiesto de los Cardenales o La intervención Pell-Müller (por los nombres de sus principales autores) y que es conocido como La carta de los 13 Cardenales, ha sido el desafío más profundo con el que se ha enfrentado un Pontífice en la historia reciente. Esto puede ser objeto de controversias, pero las condiciones generales de la misiva no lo son. Y, sobre todo, la trascendental importancia histórica de un documento que promete ser fundamental en el Papado del siglo XXI no debe perderse.

Y es que, ¡el documento es magnífico! Es el primer capítulo de un movimiento que tendrá unas consecuencias mucho mayores de las que se han intuido por el momento. Así como las reformas gregorianas no podían haber sido más claras en las décadas que las precedieron, en esta época de caos y de dominación modernista, se ocultan las semillas de no pocos Hildebrandos que están esperando para llevar a la Iglesia hasta el borde de los abismos satánicos de la inmoralidad; es más, parece que están a punto de tragársela por todos los lados.

grvii_1-300x225Un punto de la carta que no debe ser obviado, y que está enfatizado por Antonio Socci, es uno del cual,  aquellos que se convirtieron al Protestantismo son siempre conscientes: el impresionante deseo de los reformadores (apoyados por el mismísimo Papa y con Kasper a la cabeza) por seguir el mismo camino por el que fue el Protestantismo liberal. Es más, en una simple valoración objetiva y material de las perspectivas de la Iglesia Católica,-entendida, simplemente, como empresa meramente humana y de cuya continuidad sus actuales administradores deberían, por lo menos, aparentar estar 

interesados-, puede ser considerada como un movimiento con sólo dos alternativas, sin una tercera opción disponible: o bien como un idiota sin remedio o bien como deliberadamente malvado. Volvamos pues, a este último párrafo de la carta que es el más importante ya que no se ocupa de las cuestiones de procedimiento sinodal, sino que se ocupa del Magisterio, es decir, qué es la Cátedra de Pedro y para qué sirve:

«Por último, y quizá lo más urgente, varios Padres han expresado su preocupación de que un Sínodo diseñado para abordar una cuestión pastoral fundamental,- el refuerzo de la dignidad del matrimonio y la familia-, pueda llegar a ser dominada por la cuestión teológica-doctrinal de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar civilmente. Siento esto así, aumentarán, inevitablemente, más cuestiones fundamentales acerca de cómo la Iglesia, en el futuro, deberá interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus Doctrinas y sus disciplinas con los cambios de la cultura. El colapso de las Iglesias Protestantes liberales en la Era Moderna, acelerado por su abandono de elementos clave de la Fe y de las prácticas cristianas en nombre de una adaptación pastoral, justifican una gran cautela en nuestras propias discusiones sinodales.»

Esto es asombroso. En primer lugar, contiene una advertencia, un aviso acerca de lo “urgente” que es este tema. En ella, el propio Vicario de Cristo es prevenido por algunos de sus colaboradores más importantes, como su Secretario de Economía, el Guardián de la doctrina de la Fe y el Guardián del Culto Divino, quienes también consideran todas estas cuestiones. E incluso es avisado por el no siempre coherente Cardenal Dolan, lo que da una idea del amplio espectro cubierto por los interesados, sobre cómo este proceso caótico creado por el mismo Papa,  (…) está originando problemas fundamentales en relación a la propia Iglesia que, en un futuro, deberá de interpretar la Palabra de Dios, incluyendo sus Doctrinas y sus disciplinas por cada cambio de cultura. (…)”.

La advertencia va mucho más allá ya que, como muchos han resaltado, en ella se emplea un término apocalíptico, el colapso, estrictamente relacionado con las ideas defendidas por Kasper en relación con la Comunión de los divorciados vueltos a casar y otros conceptos afines; ideas que están protegidas por el Papa y que han provocado el colapso de las comunidades protestantes liberales. (Y no nos engañemos más en este punto tan importante: en este momento todavía es una propuesta pero, obviamente, es una propuesta de Kasper-Bergoglio y lo ha sido desde que el propio Papa le pidió a Kasper que se propusiera en el Consistorio de febrero de 2014). La advertencia termina con una nota aún más sorprendente: el colapso “(…) de las iglesias protestantes se fue “acelerando por su abandono de elementos clave para la Fe cristiana y su práctica en nombre de una adaptación pastoral (…)”; esto significa exactamente lo que está escrito, es decir: los reformadores, con el Papa a su lado, que están utilizando “la adaptación pastoral” como bandera para cambiar el Magisterio lo hacen “por su abandono de los elementos clave de la Fe cristiana”. Es decir, que los reformadores católicos,-quienes, al igual que los fariseos originales y los protestantes liberales, y en contra de Cristo, son verdaderos creyentes en la tolerancia del divorcio-, están haciendo lo mismo. Su método es el mismo; su objetivo, es el mismo. Y el resultado también será el mismo: colapso.

La carta de los 13 Cardenales es la acusación más fuerte que jamás se haya hecho por Cardenales en contra de todo esto y, desde luego, no existe acusación similar contra cualquiera de los otros Pontificados en la historia reciente de la Iglesia.

[Traducido por Miguel Tenreiro. Artículo original]

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com

Comienza 2ª semana del Sínodo: el Papa rechaza carta de Cardenales e ignora la apelación de Pell

card-george-pell-jul-09-2014-e1444757843463

13 octubre, 2015

La carta enviada por trece Cardenales, quienes están todos presentes en el Sínodo (esto es importante, ya que muchos Cardenales fueron deliberadamente excluidos o mantenidos lo más lejos posible del cuerpo del Sínodo porque están en desacuerdo con la posición alemana que claramente el Papa favorece), contenía reclamos específicos acerca del procedimiento de sofocación ejercido para asegurar un resultado determinado.

La carta estaba firmada por los Cardenales Caffarra (Bologna), Collins (Toronto), Dolan (Nueva York), Eijk (Utrecht), Erdö (Esztergom-Budapest, presidente del Consejo de las Conferencias de Obispos de Europa y Relator General del Sínodo), Müller (Prefecto para la doctrina de la fe), Napier (Durban, Presidente-Delegado), Pell (Secretario de Economía), Piacenza (alcalde peniteciario)*, Sarah (Prefecto de la Adoración Divina), Scola (Milan*), Urosa (Caracas), Vingt-Trois (Paris, Presidente-Delegado*).

[Actualización: hubo una confusión en el informe anterior de Sandro Magister, posteriormente aclarada: los otros cuatro signatarios fueron los Cardenales: DiNardo (Galveston-Houston), Njue (Nairobi, Kenya), Rivera (ciudad de Méjico) y Sgreccia (emeritus de la Academia Pontificia para la Vida)**]

El texto era el siguiente:

Su Santidad:

En el inicio del Sínodo de la Familia, y con el deseo de verlo dar fruto en la Iglesia y en su ministerio, respetuosamente le solicitamos que considere una serie de preocupaciones que nos han transmitido otros padres sinodales, y que nosotros compartimos.

Si bien el documento preparatorio para el sínodo, el “Instrumentum Laboris” tiene elementos admirables, también tiene secciones que necesitarían una reflexión importante y una reelaboración. Los nuevos procedimientos que guían al sínodo parecen garantizarle una excesiva influencia sobre las deliberaciones del sínodo y sobre el documento sinodal final. En su forma actual, y dadas las objeciones que ya hemos oído de muchos de los padres sobre sus secciones problemáticas, el “Instrumentum” no puede servir adecuadamente como texto guía o fundamento de un documento final.

Los nuevos procedimientos sinodales serán vistos en algunos grupos como carentes de apertura y genuina colegialidad. En el pasado, el proceso de realizar  proposiciones y llevarlas a votación tenía el valioso propósito de sondear las opiniones de los padres sinodales. La ausencia de proposiciones y subsiguientes discusiones y votaciones parece desalentar el debate abierto y confinar la discusión a pequeños grupos; por ende nos parece urgente que se restaure el trabajo de proposiciones para ser votadas por todo el sínodo. La votación sobre un documento final  estaría demasiado pospuesta para una revisión y un serio ajuste del texto.

Además, la falta de acceso de los padres sinodales a la composición del comité de redacción ha creado un considerable malestar. Los miembros fueron impuestos, no elegidos, sin consulta. Del mismo modo, quienquiera que redacte algo al nivel de los pequeños círculos debería ser elegido, no impuesto.

A su vez, estas cosas han creado la preocupación de que los nuevos procedimientos no sean  concordes al espíritu tradicional y al propósito del sínodo. No está claro por qué estos cambios en los procedimientos son necesarios. Cierto número de padres sienten que el nuevo proceso parece designado para facilitar resultados predeterminados sobre cuestiones importantes en disputa.

Finalmente y quizás más urgentemente, varios padres han expresado su preocupación de que un sínodo diseñado para ocuparse de un asunto pastoral de vital importancia – reforzar la dignidad del matrimonio y de la familia- pueda resultar dominado por el asunto teológico/doctrinal de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar por civil. Si es así, esto inevitablemente suscitará asuntos aún más fundamentales sobre cómo la Iglesia, en adelante, debería interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus doctrinas y disciplinas a los cambios en la cultura. El colapso de las iglesias protestantes en la era moderna, acelerado por el abandono de elementos clave de fe y prácticas cristianas en nombre de la adaptación pastoral, justifica una gran precaución en nuestras propias discusiones sinodales.

Su Santidad, le ofrecemos estos pensamientos en espíritu de fidelidad, y le agradecemos que los tenga en consideración.

Nuestro saludo en Cristo Jesús.

[Carta y signatarios revelados por el periodista italiano Sandro Magister, formalmente excluido como corresponsal por orden papal mediante la Oficina de Prensa de la Santa Sede a partir del 15 de junio, 2015.]

La carta entregada el 5 de octubre fue, por supuesto, totalmente ignorada por el Papa. Pero es un poderoso testimonio. Volveremos a ella en el futuro. La gran división nunca ha sido más palpable.

***

A pesar de ello, el Cardenal Pell insistió en varios puntos del procedimiento. Lo sabemos gracias a las notas sumariales hechas por los obispos polacos, suprimidas más tarde debido a la censura impuesta por el Secretario General Baldisseri. Ya el mismo día de la entrega de la carta manifestó su disconformidad con la misma composición del comité encargado de escribir el informe final para el Sínodo, claramente expresó:

El Card. George Pell (Vaticano), Prefecto para la Secretaría de Economía afirmó – No conviene comenzar todo desde la sociología, sino desde la Palabra de Dios. Apreciamos el valor del debate libre, sin embargo debe existir una clara distinción entre los modi y las propositiones [hechas por los pequeños grupos divididos por idiomas] ¿Es posible mantener la presentación del 2015 del Instrumentum Laboris con  sus tres partes actuales? ¿Por qué se encargó al Comité redactar la Relatio final del Sínodo nombrada en esta composición?

 ***

La apelación de Pell ese mismo día tampoco tuvo respuesta.

Quizás no debería haberse molestado, ya que ni siquiera sabemos si existirá una Relatio final : tan pronto como los manipuladores se dieron cuenta de que, a pesar de toda la manipulación, no se podían asegurar una clara mayoría  a favor de inclusiones heterodoxas o al menos ambiguas en la Relatio final, entonces este informe final se cuestionó también: las reglas se cambian todos los días.


*Scola: después de la publicación, un vocero negó que él firmara la carta, Vingt-Trois también lo negó. Piacenza lo negó más tarde también/Erdo también lo negó después.

** Cuatro nombres más confirmados por Gerard O’Connell para la revista America.


Actualización: El periodista Edward Pentin revela que el Cardenal Pell confirma plenamente su firma, y a pesar de decir que el contenido de la carta debería haber permanecido privado, mantiene todas sus reservas en varios asuntos.

Declaración del Portavoz del Cardenal George Pell.

Lunes 12 de octubre de 2015.

Un vocero del Cardenal Pell manifestó que hay un gran consenso en el Sínodo en la mayoría de los puntos pero, obviamente, existen desacuerdos porque una minoría quiere cambiar las enseñanzas de la Iglesia acerca de las necesarias disposiciones para recibir la Comunión.

Obviamente no existe la posibilidad del cambio en esta doctrina.

Una carta privada debería permanecer privada pero hay errores sobre su contenido y la lista de signatarios.

El Cardenal es conciente de que continúan las preocupaciones entre los Padres Sinodales acerca de la composición del comité de redacción de la relatio final y acerca del proceso por el cual se presentará a los Padres Sinodales y se votará.

El periodista John Allen h. también expresa que el Cardenal Napier confirma su signatura en términos generales: “Napier reconoció haber firmado la carta, pero dijo que su contenido era diferente del presentado en el informe de Magister. La carta que él firmó, comentó,  era específicamente sobre la comisión de diez miembros que preparaba el documento final”.

[Traducción de Verónica Serrano. Artículo Original]