Card Burke y Mons. Schneider: Aclaración sobre el sentido de la fidelidad al Romano Pontífice

 

Ninguna persona objetiva puede negar a estas alturas la confusión doctrinal prácticamente generalizada en la Iglesia de nuestros días. Ante todo, esta ambigüedad se debe a ambigüedades en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio, la cual se relativiza administrando la Sagrada Comunión a personas que cohabitan en uniones irregulares; se debe también a la creciente aprobación de los actos homosexuales, intrínsecamente contrarios a la naturaleza y a la voluntad revelada de Dios; a errores sobre la exclusividad de Nuestro Señor Jesucristo  y su obra redentora, la cual se relativiza con afirmaciones erróneas sobre la diversidad de religiones, y en particular al reconocimiento de diversas formas de paganismo y sus ritos en el Instrumentum laboris de la futura asamblea especial del Sínodo de Obispos para la Amazonia.

Ante esta realidad, la conciencia no nos permite quedarnos callados. Como hermanos en el Colegio Episcopal, hablamos con respeto y amor para que el Espíritu Santo rechace de manera inequívoca los evidentes errores doctrinales del Instrumentum laboris para la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para la Amazonia, y no consienta la práctica abolición del celibato sacerdotal en la Iglesia Latina mediante la aprobación de los llamados viri probati.

Como pastores del rebaño, expresamos con nuestra intervención nuestro gran amor por las almas, por la persona misma del papa Francisco y por el don de Dios del magisterio petrino. De no hacerlo, cometeríamos un grave pecado de omisión y egoísmo. Si guardáramos silencio, tendríamos una vida más tranquila, y quizás hasta seríamos objeto de honor y reconocimiento. Pero también sería un cargo de conciencia quedarnos callados. En este contexto, evocamos las palabras del futuro santo cardenal John Henry Newman (que será canonizado el próximo 13 de octubre): «Si le parece bien, brindaré por el Papa; con todo, brindaré primero por la conciencia y después por el Papa» (Carta al duque de Norfolk con motivo de la reciente protesta del Sr. Gladstone). Recordamos estas memorables palabras de Melchor Cano, que fue uno de los más eruditos prelados que participaron en el Concilio de Trento: «San Pedro no necesita que lo adulemos. Quienes defienden ciega e indiscriminadamente toda decisión del Supremo Pontífice son los que más socavan la autoridad de la Santa Sede; destruyen sus cimientos en vez de reforzarlos».

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