Meditación: De lo que sucede al alma saliendo del cuerpo

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Para el primer miércoles de Adviento 

PUNTO I. Considera cómo sale sola el alma del cuerpo, y va por aquellas regiones no conocidas sin compañía alguna más que la de sus obras; de manera que aunque esté asistida en la muerte de religiosos parientes y amigos, al salir todos se queda sola, y ninguno la acompaña; y así como entramos solos en este mundo, solos saldremos de él, sin que haya diferencia del grande al pequeño, o del noble al plebeyo, ni del rico al pobre; cada uno irá acompañado de sus obras, las buenas para salvarse, y las malas para condenarse; y los ángeles buenos y malos los seguirán también, para asistir al juicio que ha de hacer Dios de su vida, y la cuenta que les ha de pedir de todas sus acciones. Saca de aquí cuanto te importa atesorar buenas y santas obras para aquel tiempo; y excusar las malas, porque no te sigan para condenarte, la devoción que debes tener con el Santo Ángel de tu Guarda, para que entonces te acompañe y ampare, defienda de todos tus enemigos, y ruégale que te encamine por la senda verdadera de tu salvación.

PUNTO II. Considera cómo luego, sin dar más plazos, va el alma al juicio de Dios a dar cuenta de toda su vida en su rectísimo tribunal (este juicio, según la mas común opinión, se hace en el mismo sitio y lugar a donde cada uno muere, o en otro cercano a él entre el cielo y la tierra). Contempla a Cristo en su tribunal como juez, y a tu alma con su esencia como reo; a los dos lados el Ángel de la guarda y el demonio más abajo, y que allí te piden cuenta menudísima de cuanto has dicho, pensado, imaginado, deseado y obrado en este mundo sin que te valgan excusas, ni llantos, ni ruegos, ni dolor de lo cometido, ni propósitos de enmienda en adelante: mira con atención qué responderás a Dios por tanto número de cargos como entonces te hará, de las gracias que te hizo, de las inspiraciones que te dio, de las ocasiones de ser santo, de lo que dejaste de hacer bueno, y de lo que hiciste malo, y de la tibieza y faltas que cometiste en las buenas obras, tan llenas de escoria que es necesario purificarlas con el fuego: acuérdate que San Bernardo dice de sí, que se halló alcanzado en la cuenta que Dios le pidió en un rapto; y si un tan gran Santo no tuvo qué responder a muchos de sus cargos, ¿qué será de ti en aquel tribunal? Y por tanto saca de esta meditación ajustar ahora con tiempo las cuentas de tu vida con Dios, y enmienda lo pasado, y pídele gracia y tiempo para corregir tu vida y disponerla para el Juicio.

PUNTO III. Considera la sentencia que dará Dios al bueno, y la que dará al malo: al bueno dirá: Alégrale, siervo fiel, y entra en el gozo de tu Señor a gozar el premio de tus merecimientos; y al malo lanzará en el infierno, diciéndole: Apártate de mí, maldito, a penar en el fuego eterno: mira como llegan los ángeles a llevar al bueno al cielo, y Cristo le pone a su lado, y ya con él triunfando al reino de su gloria, bañado del gozo por la dicha felicísima que ha alcanzado. ¡Oh que alegría tendrá por la penitencia que hizo, y por la limosna que dio, y por la obediencia y humildad y las demás virtudes que ejercito y dará por bien empleados todos los trabajos pasados por el gozo y felicidad presente!; y al contrario, el malo será luego arrebatado por los demonios de la presencia de Cristo y llevado y con inexplicable dolor a los tormentos eternos, lamentando su desgracia, y llorando sus engaños, y maldiciendo sus gustos y las pretensiones que tuvo en este siglo, con que granjeó las penas que padece. Saca de aquí grande temor de DIOS y propósitos firmísimos de vivir ajustadísimamente a su santa ley, de no cometer un pecado por todo el mundo y despreciarlo todo por el bien de tu alma, apartando de ti todo lo que te puede apartar de Dios.

PUNTO IV. Carga ahora la consideración sobre lo dicho en estas dos meditaciones, y contempla con atención cuán diferente muerte tendrán los justos y los pecadores, porque a los justos darán grande alabanza las buenas obras en que han gastado la vida, y esperan con su muerte heredar el reino eterno de la gloria, y los Ángeles los asistirán como al pobre y paciente Lázaro para llevarlos al cielo; y como se hallan desarraigados de la tierra, no tendrán la dificultad y sentimiento de dejarla, que tienen los pecadores, antes se consolarán viendo el fin de sus fatigas y el principio tan a la puerta de su descanso; y por el contrario los malos, que gastaron sus vidas en deleites, honras, riquezas y pasatiempos, como se hallan tan amigados en la tierra y barruntan el mal que les espera de su pleito, y ven a la puerta los tormentos eternos y a los verdugos gozosos para ejecutarlos en ellos, estarán angustiadísimos y morirán con dolores y rabias del corazón, empezando desde esta vida los tormentos que han de continuar en la otra. Por eso, dice el Espíritu Santo que es amarguísima la memoria de la muerte a los que tienen paz y concordia en sus riquezas. Supuesto lo cual, y que necesariamente has de morir y tener una de estas dos muertes, y que necesariamente ha de caber una de estas dos suertes, o ir al cielo o al infierno para siempre, saca de esta meditación desamigarse con tiempo de todo lo que te puede detener en este mundo, y vivir en él como peregrino y como ciudadano del cielo: muérete a él antes que mueras, y dispón tu vida de manera que tu muerte sea preciosa en el acatamiento del Señor.

Padre Alonso de Andrade, S.J

Tomado de:

adelantelafe.com

Del Adviento (Catecismo Mayor de San Pío X)

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1) ¿Por qué se llaman Adviento las cuatro semanas que preceden a la fiesta de Navidad?

— Las cuatro semanas que preceden a la fiesta de Navidad se llaman Adviento, que quiere decir advenimiento o venida, porque en este tiempo la Iglesia se dispone a celebrar dignamente la memoria de la primera venida de Jesucristo a este mundo con su nacimiento temporal.

2) ¿Qué propone la Santa Iglesia a nuestra consideración en el Adviento?

— La Santa Iglesia en el Adviento propone a nuestra consideración cuatro cosas:

a) las promesas que Dios había hecho de enviar al Mesías para nuestra salvación;

b) los deseos de los antiguos Padres que suspiraban por su venida;

c) la predicación de San Juan Bautista, que preparaba al pueblo para recibirlo exhortando a penitencia;

d) la última venida de Jesucristo en gloria a juzgar a vivos y muertos.

3) ¿Qué hemos de hacer en el Adviento para conformarnos con las intenciones de la Iglesia?

— Para conformarnos con las intenciones de la Iglesia en el Adviento hemos de hacer cinco cosas:

a) meditar con viva fe y con ardiente amor el gran beneficio de la Encarnación del Hijo de Dios;

b) reconocer nuestra miseria y la suma necesidad que tenemos de Jesucristo;

c) suplicarle venga a nacer y crecer espiritualmente en nosotros con su gracia;

d) prepararle el camino con obras de penitencia, especialmente frecuentando  los Santos Sacramentos;

e) pensar a menudo en su última espantosa venida, y a la vista de ella ajustar a su vida santísima la nuestra, a fin de tener parte en su gloria.

por San Miguel Arcángel

Tomado de:

adelantelafe.com

Breves reflexiones sobre “Misericordia et Misera”

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Pérdida de la gravitas

Fechada  en la Festividad de Cristo Rey, Francisco dio a conocer su Carta Apostólica Misericordia et misera, popularmente famosa desde los mass media por su punto 12, obviamente tergiversado, y según el cual –para esos multimedios- “la Iglesia ahora perdona el aborto”.

Desde luego que este último enunciado es una mezcla de malicia, de fraude y de ignorancia escandalosa, perpetrada por los propagadores de noticias. Entre otras cosas porque no existe un “ahora” eclesial dispensador de perdones opuesto dialécticamente a un supuesto “otrora” negado al perdón.

Lo que sí y riesgosamente viene a decirnos aquel mentado punto 12 es que se concede “a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado del aborto”, contrariando expresamente el canon 1398 del Nuevo Código de Derecho Canónico, que ponía exigencias mayores y más estrictas acordes con la gravedad del crimen cometido.

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Clases de espiritualidad: Tratado sobre el pecado II

 

Clases de espiritualidad. Tema: “Tratado sobre el pecado II”. Padre Daniel Heenan. FSSP. Templo de Nuestra Señora del Pilar. Guadalajara, Jalisco, México. 26 de Noviembre del 2016.

Tomado de:

adelantelafe.com