¿El Papa rechaza la Intercomunión?

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Esta mañana apareció la noticia de que los obispos alemanes, quienes se vieron favorecidos durante el pontificado del papa Francisco y tienen una influencia sin precedentes, sufrieron un rechazo sorprendente desde Roma, donde la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) se negó — con la aprobación del Papa — a aceptar los lineamientos que permiten a algunos protestantes recibir la comunión en iglesias católicas. Pasemos a analizar y conocer un poco el trasfondo. [ N. de Adelante la Fe: Posteriormente a la publicación original de este artículo la Conferencia Episcopal Alemana ha desmentido que se haya producido dicha censura, lo cual consolida aún más lo expuesto en el mismo]

En febrero, los obispos alemanes aprobaron un folleto — llamado “guía de orientación” — que ofrecía un camino de “discernimiento” para los cónyuges de matrimonios mixtos protestante/católico para que pudieran recibir la comunión juntos en una iglesia católica. En aquel momento, Katholich.de, el sitio oficial de los obispos alemanes, había reportado que:

Una precondición es que el cónyuge protestante, “tras un discernimiento más profundo en una conversación espiritual con un sacerdote u otro miembro de la pastoral, tome la decisión a conciencia de afirmar la fe de la Iglesia Católica, así como de terminar con ‘una situación de emergencia espiritual seria’ y saciar su deseo por la eucaristía,” según el reporte final.

Sin embargo, el folleto, que había sido aprobado por la mayoría de los obispos alemanes, encontró la resistencia de siete miembros de la conferencia episcopal alemana, que se tomaron el trabajo inusual de expresar sus preocupaciones en una carta al Papa. No todos estos obispos son fuentes de resistencia del plan progresista. El supuesto líder del esfuerzo de protesta contra la intercomunión, el arzobispo Archbishop Ranier Woelki de Colonia, fue descrito como “una especie de Francisco antes de su aparición”, habiendo suplicado por un apaciguamiento de la cultura de guerra y una apertura, entre otras cosas, a una visión más positiva de las relaciones homosexuales duraderas, con lo que en 2012 ganó el Respect Award (Premio Respeto) de la Alianza Alemana contra la Homofobia.

En la noticia de hoy, sobre la respuesta de la CDF a la propuesta de los obispos considerándola inaceptable, quizás lo más sorprendente sea que el mismo Papa haya aprobado el rechazo directamente. Es sorprendente porque no fue sino la figura del papa Francisco la que comenzó a darle ímpetu a la intercomunión en Roma, en discursos que dio en noviembre de 2015.

En aquel tiempo, durante una sesión de preguntas y respuestas en la Iglesia Evangélica Luterana de Roma, ocurrió el siguiente intercambio. Es un tanto largo, pero vale la pena considerarlo en su totalidad:

Pregunta: mi nombre es Anke de Bernardinis y, como muchas personas de nuestra comunidad, estoy casada con un italiano que es cristiano católico romano. Hemos vivido felizmente juntos durante muchos años, compartiendo alegrías y tristezas. Y nos apena mucho estar divididos en la fe y no poder participar juntos en la cena del Señor. ¿Qué podemos hacer para alcanzar, finalmente, la comunión en este punto?

Papa Francisco: La pregunta sobre el hecho de compartir la Cena del Señor para mí no es fácil responderla, sobre todo ante a un teólogo como el cardenal Kasper. ¡Me da miedo!

Pienso que el Señor cuando nos dio este mandato nos dijo: «Haced esto en memoria mía». Y cuando compartimos la Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús. Sí que habrá una Cena del Señor, habrá un banquete final en la Nueva Jerusalén, pero será lo último. En cambio en el camino me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago mía—: compartir la Cena del Señor, ¿es el final de un camino o es el viático para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos, a los que entienden.

Es verdad que en cierto sentido compartir es afirmar que no existen diferencias entre nosotros, que tenemos una misma doctrina —destaco la palabra, palabra difícil de comprender—, pero me pregunto: ¿no tenemos el mismo Bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es testigo de un camino incluso profundo porque es un camino conyugal, un camino precisamente de familia, de amor humano y de fe compartida. Tenemos el mismo Bautismo.

Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento muy pecador—, cuando su marido se siente pecador, usted va ante el Señor y pide perdón; su marido hace lo mismo y va al sacerdote y pide la absolución. Son remedios para mantener vivo el Bautismo. Cuando vosotros rezáis juntos, el Bautismo crece, se hace fuerte; cuando vosotros enseñáis a vuestros hijos quién es Jesús, para qué vino Jesús, qué hizo por nosotros Jesús, hacéis lo mismo, tanto en lengua luterana como en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿y la Cena? Hay preguntas a las que sólo si uno es sincero consigo mismo y con las pocas «luces» teológicas que tengo, se debe responder lo mismo, vedlo vosotros. «Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre», dijo el Señor, «haced esto en memoria mía»; es un viático que nos ayuda a caminar.

He tenido una gran amistad con un obispo episcopaliano, de cuarenta y ocho años, casado, con dos hijos, y él tenía esta inquietud: la esposa católica, los hijos católicos, él obispo. Él acompañaba los domingos a su esposa y a sus hijos a misa y luego iba al culto con su comunidad. Era un paso en la participación en la Cena del Señor. Y él siguió adelante, era un hombre justo, y el Señor lo llamó. A su pregunta le respondo sólo con una pregunta: ¿cómo puedo hacer con mi marido, para que la Cena del Señor me acompañe en mi camino?

Es una cuestión a la cual cada uno debe responder. Pero me decía un pastor amigo: “Nosotros creemos que el Señor está allí presente. Está presente. Vosotros creéis que el Señor está presente. ¿Cuál es la diferencia?” —“Eh, son las explicaciones, las interpretaciones…”. La vida es más grande que las explicaciones e interpretaciones. Haced siempre referencia al Bautismo: «Una fe, un bautismo, un Señor», así nos dice Pablo, y de allí sacad las consecuencias. No me atrevería nunca a dar permiso para hacer esto porque no es mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No me atrevo decir más. [las negritas son nuestras]

Como dije al analizarlo en aquel tiempo:

En muchos de los comentarios que veo — comentarios que intentan desesperadamente hallar la cuadratura del círculo papal — el foco está puesto en el primer “atrevería”. El Papa dice que no se atrevería a “dar permiso”.  ¿Qué es esto? Permitir a los luteranos que reciban la eucaristía en iglesias católicas. Él dice “no es mi competencia”.  Esto, como dijo Fr. Z el lunes, es técnicamente correcto.

[…]El Papa no ha dado permiso explícito a los luteranos para que reciban la comunión. Pero — y resalto esto como un “pero” gigante — tampoco les dijo que no lo hagan. De hecho, está insinuando que depende de ellos.

Y sospecho que es esto una buena parte de por qué este documento fue rechazado. Porque Francisco parece sentirse más cómodo trabajando a través de la insinuación, los alemanes intentaron crear algo más explícito. Por escrito. Y esto pudo haber provocado más calentamiento que luz – calentamiento que el Papa no necesita en este momento.

Obviamente, la reunión de noviembre de 2015 no fue el único peldaño en este camino a la intercomunión. Un año más tarde cubrí otros, y en lugar de empezar desde cero, los presentaré nuevamente aquí:

  • El 19 de enero de 2016, Magister reveló que el mismo Jens-Martin Kruse, cuya iglesia había visitado Francisco el noviembre anterior, había afirmado que “El Papa ha invitado a todos los fieles a hacerse responsables ante Dios, a decidir de acuerdo a su consciencia si es posible la participación conjunta entre católicos y protestantes en la eucaristía. No hay razones teológicas que lo impidan.” Magister continuó: “En la mañana del 19 de enero, Francisco concedió una audiencia en el Vaticano para una delegación de la Iglesia Luterana de Finlandia, liderada por una mujer, Irja Askola, obispo de Helsinki, acompañada por representantes de la minoría ortodoxa y los obispos católicos Ambrosius y Teemu Sippo. Pero después de la audiencia con el Papa, en el transcurso de las celebraciones litúrgicas que la delegación oficiaba en Roma junto con los grupos de fieles que también habían venido de Finlandia, sucedió durante una misa católica que la comunión fue dada también a los luteranos.” [negritas nuestras]
  • El 25 de enero de 2016, más reportes sobre el grupo de luteranos que habían asistido a la misa del 19 de enero en Roma indicaron que “a la hora de la comunión, los no católicos colocaron su mano derecha sobre sus hombros, la forma tradicional de indicar que no son elegibles para la recibir la eucaristía. Sin embargo, los sacerdotes celebrantes insistieron en darles la comunión.” Uno de los allí presentes, el obispo luterano Samuel Salmi de Finland, dijo, “En la raíz de esto hay sin duda una actitud ecuménica de un nuevo Vaticano… El Papa no estaba en la misa, pero su intención estratégica es llevar a cabo una misión de amor y unidad. También hay adversarios teológicos en el Vaticano, por eso es difícil saber cuánto puede decir, pero él puede permitir gestos prácticos.” [negritas nuestras]
  • El 13 de octubre de 2016, el papa Francisco recibió a mil luteranos alemanes en una audiencia papal. “Demos gracias a Dios”, dijo, “porque hoy, luteranos y católicos, estamos caminando por la senda que lleva del conflicto a la comunión. Ya hemos recorrido juntos un tramo importante.” [negritas nuestras]
  • El 24 de octubre de 2016, el obispo auxiliar de Birmingham, England, William Kenney— vicepresidente del diálogo internacional entre la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos — concedió una entrevista a Crux. En ella, anticipaba lo que iba a suceder en la conmemoración conjunta entre el Vaticano y la Federación Luterana Mundial por los 500 años de la Rerforma, que se llevó a cabo el 31 de octubre de 2016 en Lund, Suecia. Además de declarar que “¡la Reforma fue un gran malentendido!”, Kenney dijo, “pienso que es necesario comenzar a movernos hacia una unidad visible… Uno de los grandes temas – incluso será interesante ver si Francisco lo menciona – es la intercomunión. Él ya realizó un gesto al respecto, por supuesto, cuando visitó una iglesia luterana en Roma y durante la sesión de preguntas y respuestas sugirió a una mujer luterana casada con un hombre católico que quizás, si su conciencia se lo permitía, podía recibir la comunión en la iglesia de su marido.”
  • El 31 de octubre de 2016, tras la conmemoración, el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos dijo a los reporteros que “fue un día ‘muy hermoso’, uno que llegó ‘muy tarde’, pero ‘muy importante.’ Es un ‘nuevo comienzo de una forma de dejar atrás el conflicto y avanzar para la comunión en el futuro”. Una declaración conjunta emitida el mismo día por el Vaticano y la Federación Luterana Mundial decía que “Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa como expresión concreta de la unidad plena. … Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que también progresen mediante la renovación de nuestro compromiso con el diálogo teológico.”
  • El 10 de diciembre de 2016, el cardenal Walter Kasper concedió una entrevista a la publicación italiana Avvenire. Haciendo referencia a la declaración conjunta católica/luterana del 31 de octubre, y hablando sobre la intercomunión, él dijo: “Personalmente, espero que podamos utilizar un texto no oficial, preparado por una comisión de la conferencia episcopal de los Estados Unidos respecto a este tema.” Si bien admite que aún no ha sido posible un “acuerdo total”, indicó que hay esperanzas de que “la próxima declaración abra el camino para una comunión compartida en casos especiales.” Dijo que tanto los Estados Unidos como Alemania están muy necesitados de soluciones para este “problema pastoral urgente”.

Lo que me parece raro al revisar estos puntos es que Kasper parecía tener cierta confianza de que promover la intercomunión en “casos especiales” era un objetivo alcanzable. Así como con la comunión para los divorciados vueltos a casar, el hecho de que promoviera el asunto tan públicamente parecía indicar que estaba operando bajo un supuesto de aprobación papal.

¿Qué pasó en el ínterin que pudo haber descarrilado otra “propuesta Kasper” que parecía contar implícitamente con la bendición del Papa?

La respuesta no es clara, pero conduce hacia otras preguntas que debiéramos estar haciendo. ¿Es la división de la iglesia alemana la que podría impactar en los abundantes recursos financieros que utilizaron para apalancar e influenciar a Roma? ¿Es una posible guerra dentro de la iglesia alemana capaz de desenterrar los esqueletos que los asesores papales como el líder de la conferencia episcopal, el cardenal Marx, quisiera mantener enterrados? ¿Es el hecho de que últimamente la Santa Sede se encontró a la defensiva en tantos frentes que el Papa decidió que este asunto no valía la pena, mientras lucha por consolidar su poder en medio de un creciente descontento con su pontificado incluso, de ser creíble el rumor,  entre sus antiguos aliados? ¿Hay otro asunto en su agenda — como el de las diaconisas — que sea más importante en el plan de “reforma” y es entonces allí donde debe gastar su nuevamente limitado capital político?

Por supuesto que la pregunta más importante de todas es: “¿Rechaza el papa Francisco el camino de discernimiento que podría conducir a la intercomunión para algunos protestantes?” A menos que algo haya cambiado significativamente desde noviembre 2015, la respuesta es claramente “no”. Y hace que esta negativa — descartando otras explicaciones — parezca ser parte de una jugada final que aún no se vislumbra.

Steve Skojec

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

por One Peter Five

Tomado de:

https://adelantelafe.com

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