Por Sandro Magister. Settimo Cielo. 30 de enero de 2018.
Adiós “Humanae vitae“. A medio siglo de distancia, la encíclica contra los métodos artificiales de regulación de la natalidad que marcó el momento más dramático del pontificado de Pablo VI, rechazada por episcopados enteros, criticada por innumerables teólogos, desobedecida por miles de fieles, ahora cede el paso a una radical reinterpretación, a un “cambio de paradigma” indudablemente querido y alentado por el papa Francisco en persona.
La paradoja quiere que sea Pablo VI el Papa que Jorge Mario Bergoglio más admira y alaba. Y precisamente – son sus palabras – por “la genialidad profética” con la que escribió esa encíclica y por su “valentía de alinearse contra la mayoría, de defender la disciplina moral, de ejercer un freno cultural, de oponerse al neomaltusianismo presente y futuro”.
Pero precisamente, “todo depende de cómo se interprete la “Humanae vitae”, no deja de comentar cada vez el papa Francisco: porque “la cuestión no es cambiar la doctrina, sino profundizar y hacer efectivamente que la pastoral tenga en cuenta las situaciones y lo que es posible hacer para las personas”.