CARTAS DESDE EL PURGATORIO: Corredención y Mestizaje

Según el cómputo mundano, hace ahora año y medio que llegué al Purgatorio. Salí de mi mundo conventual sin mucho estrépito y con cierto deseo de conseguir por fin la paz -anhelada y extrañada- a lo largo de mis últimos años de forzoso retiro monacal. Se me dijo al llegar, que eran muchas las manchas y heridas de mi alma y muchos los pecados, amén de innumerables faltas de amor al Señor acumuladas durante años. Por lo cual debía someterme a una curación intensiva que llevaría su tiempo, si es que en este lugar –fuera del tiempo-, pudiera utilizarse esta expresión.

El único deseo que tenemos los que moramos aquí, es conseguir ver el rostro de Dios, abrazar a Jesucristo –Dios y Hombre verdadero-, besar a la Virgen María y poder cantar durante toda la Eternidad las grandezas del Todopoderoso. Pobres de los que creen que el Purgatorio es incompatible con el Amor de Dios. Desgraciados los Pastores que esparcen entre sus ovejas la moderna teología de que se trata de un invento medieval. Ojalá descubran su existencia llegando aquí; no vaya a ser que se enteren desde fuera, desde ese lugar tenebroso del que ya nunca se podrá salir, aunque crean que está vacío.

El caso es que he conseguido de San Pedro mi tercer grado penitenciario. Mi trabajo me ha costado. Aquí la Justicia es de verdad y no como en el mundo, en donde las penas de cárcel y las sentencias están en manos de jueces corruptos, politiqueros y cobardes. Y por supuesto, aquí no existen esos llamados juicios mediáticos que recuerdo había en el mundo, por los que se podía condenar a un asesino terrorista a cuatro meses de pan y agua, mientras se le encasquetaban cuarenta años a un pobre albañil, por haber piropeado desde el andamio a una viadante feminista.

El caso es que, aunque sigo anhelando mi total liberación y mi paso a la vida celestial, dispongo ya de algunos privilegios. Mi Guardián me permite ahora poder estar enterado de algunas noticias eclesiales y políticas. Poder comentarlas como hacía en el mundo de los vivos. Y además, sin necesitar ayuda de novicios expertos en tecnología de las redes. Aquí hay una conexión de gran calidad y sin límite de tiempo, claro. Me han dado acceso a algunas páginas de noticias que me proporcionen datos actuales, para las sesiones de terapia que tenemos los que ya estamos en este tercer grado purgatorial y así poder ayudar –con mi experiencia de viejo monje-, a los que están como yo a la espera de llegar a la posesión de la Verdad.

Casi todos por aquí andan indignados (si se pudiera hablar así). No digamos San Pedro, que dice que el nivelazo que ahora hay en su Antigua Sede está más o menos por el betún. Se irrita al ver el nivelazo teológico, nivelazo de corrupción y -cuando más se enfada-, llega incluso a hablar de nivelazo satánico. Sin dejar, claro está, el nivelazo de vulgaridad.

Ayer, sin ir más lejos, había un ambiente desquiciado. Había llegado a la sala de lecturas una nota que decía que el Santo Padre se había estado riendo de la Corredención de María en nuestra Salvación. Ya se sabe que Jorge Bergoglio es un gran teólogo, pero esto parece que supera todas las imaginaciones. Claro, destrozar y fundirse en un par de frases toda una tradición que ha presentado a María como Corredentora, y decir que eso son tonteras (algunas almas del purgatorio europeas no entendían esa expresión), es tirar escombros y estiércol sobre la Virgen María y mucho más en el día de la Guadalupana.

Yo recuerdo de mis tiempos mozos, cuando los avanzadillos postconciliares rahnerianos y otras especies adyacentes, decían casi con lágrimas en los ojos y aires místicos, que a María había que quererla mucho, pero ¡¡cuidado!! porque por encima de Ella está el mismo Dios y no hay que pasarse. Con lo cual, estos listillos profanadores infectados de protestantismo, intentaban cargarse la mariología, queriendo aparecer al mismo tiempo como los más amantes de la Virgen. De hecho, el mismo Concilio relegó a la Virgen a un capitulillo, alegando que eso se hacía porque se quería mucho a la Virgen y para darle más importancia. Si se descuidan un poco, no la nombran ni en la bibliografía. Según ellos, durante siglos se había dejado de lado a Dios para fijarse en María. Claro, éstos acababan por dejar de lado a María y al final dejar de lado también a Dios, para centrase en el hombre. Así nos ha lucido el pelo.

Las palabras de Francisco no tienen desperdicio:

Cuando nos vengan con historias de que había que declararla esto, o hacer este otro dogma o esto, no nos perdamos en tonteras: María es mujer, es Nuestra Señora, María es Madre de su Hijo y de la Santa Madre Iglesia jerárquica y María es mestiza, mujer de nuestros pueblos, pero que mestizó a Dios.

Como siempre, esto ha desaparecido de la página de la Santa Sede, no vaya a convertirse la tontera en doctrina infalible. Y es que solamente la palabra dogma, produce en Francisco ardor intestinal e irritación neuronal. Dogma, verdades estables, eternas y reveladas. Puaj!! Cosas de teólogos.

Yo no sé cómo alguien puede pensar todavía que Francisco podría declarar el Dogma de María Corredentora o María Medianera de todas las Gracias. Ahora, los únicos dogmas son los del Cambio Climático y los Pecados Ecológicos, que seguramente estaban ya escritos en las Tablas de la Ley, pero como Moisés las rompió cuando vio que estaban adorando al Becerro Pachamamo, pues no se llegaron a conocer. Y como no había grabadoras ni celulares, pues por eso ha quedado escondido hasta el Pontificado Actual.

Volviendo al Sermón del pasado día 12 de los mortales, lo más gracioso visto desde aquí arriba, es el impulso que da a la teología del mestizaje: María mestizó a Dios. Algunas almas del purgatorio decían ingenuamente que puestos a eso, entienden mucho más claramente la idea de María-Corredentora que la idea de Maria-Mestizadora. Yo creo que debía ser algún alma purgante del siglo XIII que todavía no ha evolucionado.

Y la guinda del pastel bergogliano:

María mujer, María madre, sin otro título esencial. Los otros títulos —pensemos en las letanías lauretanas— son títulos de hijos enamorados que le cantan a la Madre, pero no tocan la esencialidad del ser de María: mujer y madre.

O sea, que ya lo saben. Cuando los hijos cantan las Glorias de María, no afectan a su esencialidad. Por eso, en la Distinguida Teología del Mestizaje, si yo digo en las letanías: Madre Inmaculada, no afecta a su esencialdad; y si digo Madre Castísima, no afecta a su esencialidad.

Lo que yo decía: Mucho amor a la Virgen , pero al final no queda nada en pie. Menos mal que aquí arriba, la Virgen no necesita bomberos pirómanos que vengan en su ayuda.

Consolatrix afflictorum. Miserere nobis.

(Sin que eso afecte a su esencialidad)

 

Fray Gerundio de Tormes
Dichos y Sentencias de un fraile tradicional
Tomado de:
adelantelafe.com/

Especial de la Asunción de la Santísima Virgen María

 

VIGILIA DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

FIESTA DE LA ASUNCIÓN

EL DOGMA DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

¿Pueden existir varias religiones buenas? El ecumenismo actual condenado ya en 1900

asis

17 octubre, 2015

Comentario de Adelante la Fe: con los criterios aquí expuestos -que datan de 1900 con todas las aprobaciones oficiales-, y que representan la verdadera doctrina de la Iglesia, es fácil a cualquier fiel poder evaluar las reuniones ecuménicas y derivadas que se vienen promocionando en los últimos 50 años por la jerarquía de la Iglesia, en las cuales se invitan a otras religiones a orar por objetivos comunes, como la paz mundana. El solo hecho de invitar a otra religión, en tanto que tal, a orar, incluso si no se hace conjuntamente, presupone forzosamente en el que invita el reconocimiento explícito de la plena validez, efectividad y capacidad del invitado de agradar a Dios con las mismas, lo cual no es más que poner en pie de igualdad a todas las religiones. Leamos detenidamente. 

¿Pueden existir varias religiones buenas?

Por el padre P. A. Hillaire. Ex profesor del Seminario Mayor de Mende. Superior de los Misioneros del S. C.
1900

No; pues no puede haber sino una sola religión verdadera.

Así como no hay más que un solo Dios, no hay más que una sola verdadera manera de honrarle; y esta religión obliga a todos los hombres que la conocen.

1º Una religión, para ser buena, debe agradar a Dios. Pero como Dios es la verdad, y una religión falsa no podría agradarle, no puede aprobar una religión fundada sobre la mentira y el error.

2º No puede existir más que una sola religión verdadera, pues la religión es el conjunto de nuestros deberes para con Dios y estos deberes son los mismos para todos los hombres. Y, a la verdad, estos deberes nacen de las relaciones existentes entre la naturaleza de Dios y la naturaleza del hombre. Pero como la naturaleza de Dios es una, y la naturaleza humana es la misma en todos los hombres, es evidente que, los deberes tienen que ser los mismos para todos. Por consiguiente, la verdadera religión es una y no puede ser múltiple. Las formas sensibles del culto pueden variar; la esencia del culto, no.

3º  Toda religión comprende tres cosas: dogmas que creer, una moral que practicar y un culto que rendir a Dios. Si dos religiones son igualmente verdaderas, tienen el mismo dogma, la misma moral, el mismo culto; y entonces ya no son distintas.

Si son distintas, no pueden serlo sino por enseñar doctrinas diferentes acerca de una de estas materias y, en este caso, ya no son igualmente verdaderas. Por ejemplo, a esta pregunta: ¿Jesucristo es Dios? Sí, dice un católico; puede ser, dice un protestante racionalista; no, contesta un judío; es un profeta como Mahoma, añade un musulmán… Estos cuatro hombres no pueden tener razón a la vez; evidentemente uno solo dice la verdad. Luego, las religiones que admiten, aunque sólo sea una verdad dogmática diferente, no pueden ser igualmente verdaderas.

Lo que decimos del dogma hay que afirmarlo también de la moral no hay más que una sola moral, puesto que ha de fundarse en la misma naturaleza de Dios y del hombre que no se mudan. Lo mismo debe decirse del culto, por lo menos en cuanto a sus prácticas esenciales.

Cuando los protestantes dicen: Nosotros servimos al mismo Dios que los católicos,  luego nuestra religión es tan buena como la de ellos, contestamos: _Ciertamente, vosotros servís al mismo Dios puesto que no hay más que uno, pero no le servís de la misma manera. No le servís, en la forma con que quiere ser servido. Ahí está la diferencia… Dios es el Señor, y el hombre debe someterse a su voluntad. Los que dicen que todas las religiones son buenas, no ven en la religión más que un homenaje tributado a Dios, y piensan erróneamente que cualquier homenaje le es grato. Olvidan que la religión encierra verdades que creer, deberes que cumplir y un culto que tributar. Y es claro que no pueden existir varias religiones de creencias contradictorias y de prácticas opuestas, porque la verdad es una sola, y Dios no puede aprobar el error.

Objeción: 1º Todas las religiones son buenas

¿Acaso todas las monedas son buenas? ¿No hay que distinguir entre las verdaderas y las falsas? Pues lo mismo sucede con la religión. Pero, la moneda falsa supone la buena de la que no es más que una criminal imitación; así, las falsas religiones suponen la verdadera.

Si todas las religiones son buenas se puede ser católico en Roma, anglicano en Londres, protestante en Ginebra, musulmán en Constantinopla, idólatra en Pekín y budista en la India. ¿No es esto ridículo? ¿No es afirmar que el si y el no son igualmente ciertos en el mismo caso? Decir que todas las religiones son buenas es un absurdo palpable, una blasfemia contra Dios, un error funesto para el hombre.

1º Un absurdo. _ Es cierto que en las diferentes religiones hay algunas verdades admitidas por todos, como son la existencia de Dios, la espiritualidad del alma, la vida futura con sus recompensas y castigos eternos. Mas ellas se contradicen en otros puntos fundamentales. EL católico, por ejemplo, afirma que la Iglesia tiene por misión explicarnos la palabra de Dios encerrada en la Biblia, mientras que el protestante declara que todo cristiano debe interpretar por sí mismo la palabra divina y forjarse una religión a su manera…

Podríamos citar indefinidamente las divergencias contradictorias de las diversas religiones. Pero es evidente que dos cosas contradictorias no pueden ser verdaderas, porque la verdad es una, como Dios, y no se contradice. Si la Iglesia ha recibido de Jesucristo la misión de explicarnos la Biblia, no queda a la voluntad de cada cristiano el interpretarla a su manera… Es absurdo decir que el sí y el no pueden ser igualmente ciertos sobre el mismo punto… Mas como lo que no es verdadero, no es bueno,porque la mentira y el error de nada sirven, debemos concluir que no pudiendo todas las religiones ser verdaderas, no pueden ser todas buenas.

2º Una blasfemia contra Dios. _Decir que todas las religiones son buenas, no es solamente contradecir al buen sentido, sino blasfemar contra Dios. Es tomar a Dios por un ser indiferente para la verdad y para el error. Se supone que Dios puede amar con igual amor de complacencia al cristiano que adora a su Hijo Jesucristo que al mahometano que le insulta; que debe aprobar al Papa, que condena la herejía, y a Lutero a Calvino y a Enrique VIII, que se rebelan contra la Iglesia; que bendice al católico que adora a Jesucristo presente en la Eucaristía y sonríe al calvinista que se burla de ese misterio… Pero atribuir a Dios semejante conducta es negar sus divinos atributos; es decir, que trata a la mentira como a la verdad, al mal como al bien, y que acepta con la misma complacencia el homenaje y el insulto… ¿No es esto una blasfemia?

3º Un error funesto para el hombre. _Para llegar a la felicidad eterna debe el hombre seguir el camino que a ella le lleva, y sólo la religión verdadera es el camino que lleva al cielo. ¿No es una gran desgracia errar el camino? ¡Y si al menos llegados al término se pudiera desandar lo andado!… Pero si uno yerra por su culpa, se ha perdido para toda la eternidad.

La indiferencia al enseñar que se pueden seguir todas las religiones, propende a alejar al hombre de la verdadera religión, del único medio de alcanzar su meta. Es, por consiguiente, un error funesto.

Objeción: 2º Un hombre honrado no debe cambiar de religión hay que seguir la religión de los padres

Cada uno puede y debe seguir la religión de sus padres si esta religión es verdadera; pero si es falsa, hay obligación de renunciar a ella para abrazar la verdadera.

Así, cuando uno ha tenido la dicha de nacer en la verdadera religión, no necesita cambiar de creencias, y debe estar pronto a derramar hasta la ultima gota de su sangre antes que apostatar. Pero cuando no se ha tenido la dicha de nacer en la verdadera religión, si uno llega a conocerla, es absolutamente necesario, so pena de falta grave, abandonar la falsa religión y abrazar la verdadera.

El deber más sagrado del hombre es el de seguir la verdad desde el instante mismo en que la conoce: ante todo, hay que obedecer a Dios. Abandonar la falsa religión para seguirla verdadera, es acatar la voluntad de Dios, y, por consiguiente, cumplir el más sagrado de los deberes. Sin duda nada merece tanto respeto como las creencias de nuestros padres; pero este respeto tiene sus límites, los límites de la verdad. Nadie está obligado a copiar los defectos de los padres. Si vuestros padres son ignorantes ¿es necesario acaso que, por respeto, permanezcáis ignorantes como ellos? La salvación es un asunto personal, individual, del que cada uno es responsable ante Dios.

Las causas por las cuales se descuida abrazar la verdadera religión son el respeto humano, los intereses temporales, el deseo de seguir las propias pasiones; pero, evidentemente, estas causas son malas y, por tanto, hay que sacrificarlas para cumplir la voluntad de Dios y salvar el alma.

Tomado de su libro “La religión demostrada”. Puede leerse íntegro aquí

Tomado de:

http://www.adelantelafe.com