La reciente visita del Obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio a Chile estuvo salpicada de una feroz campaña de las fuerzas anti-católicas: la izquierda eclesial, los grupos defensores de las víctimas de abusos sexuales, los medios, en especial el canal televisivo estatal de Chile.
Desarrollaron una campaña hábilmente verificada, dirigida principalmente contra el obispo de Osorno, acusado «como encubridor de los abusos –sexuales y de poder– cometidos por su mentor» el sacerdote Fernando Karadima. Simultáneamente fueron reactivando casos de abuso sexual de los Hermanos Maristas y la Compañía de Jesús en Chile y otros. Las listas ventiladas por organizaciones civiles respecto de abusos sexuales a menores por parte del clero chileno son bastante abultadas.
«Bishop Accountability» registra 78 nombres de clérigos y religiosos de Chile acusados de abusos.
El profesor universitario chileno Gonzalo Rojas S., afirma no nos confundamos. Lo importante durante la visita de Francisco, para ciertos actores públicos, era minar la autoridad episcopal. Sólo les interesaba destruir la dimensión jerárquica de la Iglesia Católica… de hecho, en los días previos hubo conocidos eclesiásticos que enfocaron toda su preparación de la visita papal en un objetivo: desacreditar a los obispos chilenos, porque ninguno de ellos -dicen estos gurús de la sociología eclesiástica- está a la altura de lo que se necesita.
Los católicos liberacionistas, que siguen trasnochadamente convencidos de que cualquier autodenominada comunidad de base es el cuerpo de Cristo y, por otra, los marxistas, que continúan sin descansos su propósito de infiltrar y desvirtuar a la iglesia Católica. Para ambos, lograr que se instale en el imaginario social la idea y la práctica de que los obispos deben ser producto del sentir popular, es un objetivo primordial.
Eso es lo que está en juego de aquí en adelante: o la mantención de la Iglesia como la quiso Jesucristo, jerárquica y asentada sobre Pedro y los apóstoles, o democrática y dominada por fuerzas espurias.[1]
Es notorio asimismo, que pasada la visita pontificia, se hizo público que el ex Obispo de Iquique, Monseñor Marco Antonio Órdenes había sido declarado inocente de abusos por parte de la justicia chilena.
Francisco ha designado al arzobispo de Malta Monseñor Charles Scicluna como enviado a Chile para escuchar a víctimas en el caso del obispo Barros y compilar testimonios. Ha sido el principal responsable de procesar tales casos en la Iglesia durante el pontificado del Papa Ratzinger.
I. Ratzinger y la crisis de pederastia
Durante el pontificado de Benedicto XVI la pederastia fue un flagelo que continuó hiriendo a la Iglesia, especialmente en Europa y Estados Unidos, y entre los países europeos en Irlanda y Bélgica.
El Papa Ratzinger trabajó arduamente para detectar los «focos de infección» y combatió férreamente ese mal intraeclesialmente, para purificar y reparar, después de la gran crisis en los Estados Unidos y principalmente en la Arquidiócesis de Boston donde cerca de trescientos clérigos y religiosos fueron acusados de pederastia, denuncias que como sabemos, provocaron compensaciones millonarias y enormes pérdidas económicas, una crisis de fe y abandono de miles de bautizados de la práctica católica. La arquidiócesis de Boston, por ejemplo, se vio obligada a cerrar decenas de parroquias.
Los depredadores eran cambiados en silencio a otra parroquia o servicio, o enviados a otras diócesis o países con escaso clero.
En Irlanda la mayoría de los casos tuvieron lugar en hogares y orfanatos, en los que según el «informe Ryan», los abusos de menores eran una práctica común y constante por parte de religiosos de la Congregación de los Hermanos Cristianos, institución encargada de gestionar las escuelas y orfanatos católicos de propiedad estatal. Cinco obispos dimitieron, meses después «el papa Benedicto XVI asumió las riendas de la investigación y publicó una extensa carta pastoral en la que expresaba su vergüenza por lo ocurrido en Irlanda».[2]
Benedicto XVI dimitió a 70 obispos de todo el mundo «porque o bien cubrían a los sacerdotes pedófilos o ellos mismos eran activos en relaciones homosexuales».
«Una gran atención se necesita aquí con el fin de prevenir la intrusión de este tipo de ambigüedad y para evitar una situación en la que el celibato de los sacerdotes prácticamente acabaría identificando la tendencia a la homosexualidad».[3]
II. De la homoideología a una homoherejía
El sacerdote polaco P. Dariusz Oko, en 2012 denunció la existencia de una «homoideología» y «homomafia» en toda la Iglesia:
«Di comienzo a mi obra contendiendo contra una amenaza mortal externa al Cristianismo, pero luego descubrí gradualmente que la división no es tan simple. El enemigo no está solamente fuera de la Iglesia sino también dentro de ella, en ocasiones perfectamente camuflado como el caballo de Troya. Lidiamos no solamente con el problema de la homoideología y el homolobby fuera de la Iglesia, sino también con un problema análogo intramuros, donde la homoideología adquiere la forma de una homoherejía».
Deja muy en claro que la mayoría de los casos de abusos de menores se dieron en adolescentes no en niños, «el hecho de que esto haya sido cuidadosamente ocultado e ignorado revela claramente la hipocresía del homolobby en el mundo y en la Iglesia».
En su escrito el autor sin ambages afirma que «si el lobby homosexual existe y tiene algo que ver en las estructuras de la Iglesia, es porque nosotros se lo permitimos, nos rendimos, nos retiramos, hacemos de cuenta que no existen y así por el estilo… le debe haber sido permitido al lobby hacer lo que quisiera por un largo tiempo para que tal situación fuera -y todavía sea- posible», y cita al P. Józef Augustyn S.J., quien dijo: «El problema, en mi opinión, no está “en ellos” sino en nuestra reacción “ante ellos”.», concluyendo que «para que ese mal se oculte y se tolere, es necesario que ciertas personas ocupen puestos clave, y no sólo es necesario que haya un homolobby, sino también que exista una homocamarilla o una homomafia».
En otras palabras un poderoso e influyente grupo que ad intra, trabaja para favorecer a sus coaligados, y desde elevados sitiales influir para que se imponga la homoherejía. Una paulatina y eficaz infiltración comuno-progresista en la Iglesia, gradual en la estrategia y radical en sus objetivos, que Douglas Hyde el ex comunista convertido al catolicismo ya en la década de 1930 había revelado. Bella Dodd, asimismo ex comunista, y bautizada luego en la Iglesia Católica declaró: «Pusimos más de mil cien hombres en el sacerdocio con el fin de destruir la Iglesia desde adentro… que en este momento se encuentran en los lugares más altos de la Iglesia».
Michael Hichborn, del Instituto Lepanto, es autor de una presentación en PowerPoint sobre los vínculos vaticanos de alto nivel con el Foro Social Mundial, un grupo comunista internacional, en el que demuestra que la Iglesia Católica Romana ha sido infiltrada por marxistas y homosexuales.[4]
La rebelión contra Benedicto XVI provino de varios flancos: el movimiento Somos Iglesia, que llamó a la desobediencia –léase cisma- de los párrocos en su manifiesto Pfarrer-iniziative, ante lo que el Pontífice preguntó si el llamado a desobedecer «es un camino para renovar la Iglesia», o, más bien «un afán desesperado de trasformar la Iglesia según nuestros deseos y nuestras ideas».[5]
Hubo también una revuelta más abierta contra el Papa y la Iglesia encabezada por jesuitas sobre todo de los Estados Unidos. «Éstos han sido el baluarte -como señala el Padre Dariusz Oko- de la homoideología y la homoherejía».
La Jornada Mundial de la Juventud verificada en España en agosto 2011, fue un verdadero viacrucis eclesial, especialmente para quienes acudieron a ella de todas las latitudes del mundo, que fueron agredidos y acosados por los promotores de la ideología de género, «LGTB».
Una doble moral evidente, que exige a la Iglesia retraerse de los debates del aborto, uniones del mismo sexo, adopciones de niños por parte de homosexuales, pero que a su vez infiltra a la Iglesia, y desde dentro de ella, corrompe su doctrina y corrompe el sacerdocio: «el homo lobbysta -dije el padre Oko- representó el centro de la oposición interna» contra Benedicto XVI».
El mismo Benedicto XVI confirmó, como sabemos, la existencia de un lobby homosexual, un grupo integrado por varias personas, del que Ratzinger pensó que la Iglesia sería totalmente purificada, tomando la decisión de abandonar el cargo, aguardando la elección del próximo Papa, «lo suficientemente fuerte, joven y santo» para abordar la inmensa labor que le espera.
III. Pontificado de Jorge Mario Bergoglio
Jesuitas de varios países han tomado postura a favor de la despenalización del aborto, como el chileno Felipe Berríos, o, el Padre Carlos Novoa, teólogo, filósofo y médico, que dio su apoyo al aborto en Colombia, «postura personal» avalada por el también sacerdote jesuita y Rector de dicha otrora prestigiosa universidad, Padre Joaquín Emilio Sánchez García.[6]
También los sacerdotes jesuitas chilenos Eduardo Silva, Pablo Walker y Juan Cristóbal Beytía, «se han manifestado abiertamente a favor del reconocimiento de las uniones homosexuales no solo en la ley civil sino en la propia Iglesia».
El P. Alain Thomasset, S.J., ahora miembro de la Pontificia Academia para la Vida, fundada por Juan Pablo II, es un defensor del uso de los anticonceptivos y niega la doctrina de la existencia de actos intrínsecamente malos. Ha tomado partido a favor del reconocimiento de las parejas del mismo sexo en la Iglesia, porque considera que «una relación homosexual vivida en la estabilidad y la fidelidad puede ser un camino de santidad». Afirma que la Iglesia no define verdades morales definitivamente.
Ya es larga la lista de nombramientos, de marxistas y promotores de la homoherejía, por parte del actual pontífice en instancias eclesiales del más alto nivel.
La señora Margaret Archer fue nombrada en abril de 2014, presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. Gracias a su posición, connotados arquitectos del control de la población, como son Jeffrey Sachs y Ban-Ki Moon fueron invitados como oradores de eventos de la Santa Sede. La señora Archer ha atacado a grupos pro vida en su condición de Presidenta de dicha Academia Pontificia y ha organizado eventos con el auspicio de la misma, con temáticas ajenas a las de la institución que preside en nombre de Francisco, una de éstas «tenía como objetivo explorar formas de adoctrinar a los niños en la agenda de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (metas que ya han demostrado ser marxistas en su carácter y práctica)».
Francisco ha importado de la Argentina como asesor del Consejo Pontificio de Justicia y Paz de la Santa Sede, y responsable pontificio de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares, al declarado marxista leninista Juan Grabois, admirador de Marx, Lenín, Mao, Che Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez, quien desde ese privilegiado sitial eclesial proclama ahora con la aquiescencia pontificia la «revolución», es decir «los errores de Rusia».[7]
La Santa Sede ha condecorado a la holandesa ex Ministra de Comercio Exterior y Cooperación para el Desarrollo en los Países Bajos, Liliane Ploumen, como Caballero de la Orden Pontificia de San Gregorio Magno por su «servicio personal a la Santa Sede y a la Iglesia Católica, a través de sus trabajos inusuales, su apoyo a la Santa Sede y sus excelentes ejemplos establecidos en sus comunidades y su países».
Liliane Ploumen es una de las mayores activistas pro aborto.
El polémico sacerdote jesuita P. James Martin, editor general de la revista America, de la Compañía de Jesús, nombrado por Francisco para la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha afirmado que los fieles católicos podrían sorprenderse cuando lleguen al cielo al ser recibidos por hombres y mujeres LGBT y que probablemente algunos de los santos eran homosexuales.
Sugiere en su reciente libro Construyendo Puentes «cómo la Iglesia Católica y la comunidad LGBT pueden entrar en una relación de respeto, compasión y sensibilidad», también la redacción de un catecismo alterno, y anima a los curas gays a salir del armario. Afirmó: «Ser LGTB no es ningún pecado». Es uno de los mayores promotores de lo que llama «derechos LGTB». Promociona el «yoga ignaciano».
Y así la lista podría continuar, sin embargo, una vez más hemos de citar el blasfemo nacimiento que para la Navidad 2017 se instaló en la Plaza de San Pedro, respecto del cual Antonello Sannini, presidente del grupo de activistas homosexuales «Arcigay Naples», declaró a LifeSiteNews: La presencia del Escenario de la Natividad del Vaticano para nosotros es una razón para estar aún más felices este año. Para la comunidad homosexual y transexual en Nápoles, es un símbolo importante de inclusión e integración.
Aplicando las palabras del Prof. Plinio Correa de Oliveira, pensar que la revolución homosexual alcanzó su actual estado sin cierta forma de organización y de coordinación, es como creer que cientos de letras lanzadas por una ventana, pueden ordenarse espontáneamente en el suelo para construir una obra literaria.[8]
Como dice el Padre Oko: los promotores de la homoherejía son maestros del camuflaje.
Germán Mazuelo-Leytón
[1] Cf.: ROJAS S., GONZALO, El objetivo: la autoridad episcopal.
[2] BENEDICTO XVI, Carta pastoral a los católicos de Irlanda,https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/letters/2010/documents/hf_ben-xvi_let_20100319_church-ireland.html
[3] RATZINGER, Cardenal JOSEPH, La luz del mundo.
[4] http://www.pagadiandiocese.org/2015/06/21/infiltration-of-the-church-by-marxist-and-homosexuals-exposed/
[5] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, Apóstol o apóstata, http://lapatriaenlinea.com/?t=apostol-o-apostata¬a=82215
[6] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, La ofensiva jesuita, https://adelantelafe.com/la-ofensiva-jesuita/
[7] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, Los errores de Rusia en la Cátedra de Pedro,https://adelantelafe.com/los-errores-rusia-la-catedra-pedro/
[8] ACCION FAMILIA, En defensa de una Ley superior.
Tomado de:
https://adelantelafe.com/