Archivos diarios: febrero 14, 2018
De Lutero a la filosofía alemana, y vuelta
Nos decía Gacougnol, aquel simpático personaje de León Bloy, que hay dos clases de filosofías “si hemos de atenernos a esta innoble palabra”, vale decir: “la teología del Papa y la del “papel higiénico”; la una para el mediodía y la otra para el norte”, y se disponía a explicar esto a aquella “mujer pobre”…
“Antes de su Lutero no hubo nada brillante en el mundo germánico. Al decir “su”, me refiero al Lutero de ese pueblo relajado. Era una ingobernable mezcolanza de quinientos o seiscientos estados, en los que cada uno representaba un hormiguero de cabezas oscuras, impermeables a la luz, a cuyos descendientes no es posible orientar o disciplinar sino a golpes de matraca. La autoridad espiritual actúa sobre ellos como la abeja sobre el estiércol. Lutero tuvo la suprema ventaja de ser el Indecente esperado por los patriarcas de la mendicidad septentrional. Encarnaba a las mil maravillas la bestialidad, la ininteligencia de las cosas profundas y el maloliente orgullo de todos los bebedores de orines de vaca. Naturalmente fue adorado, y todo el norte de Europa se apresuró a olvidar a la Madre Iglesia, para acudir al estiércol de este marrano. El movimiento continuó durante cerca de cuatro siglos y la filosofía alemana, a la que acabo de calificar exactamente, es la más copiosa inmundicia surgida del protestantismo. Eso se llama espíritu de examen, eso se recibe al nacer, lo mismo que la sífilis ¡y se encuentran todavía francesitos mal nacidos que sostienen que eso es muy superior a la intuición de nuestro genio nacional!”.
Pero, para seguir el cuento en parecido tono, recordemos que las laboriosas abejitas germanas libaron con glotonería el detritus luterano y lo fueron transformando en una cultura de camuflada blasfemia que proponía unas poéticas tinieblas para reemplazar la luz clarificante de la Iglesia, tinieblas a cuyo resguardo ocultaron su inconfesable coprofagia intelectual y optimismo material, vianda que les era servida en pulidas lozas de motivos góticos y a la que devoraban al son de las confusas obras de Wagner, las que arteramente habían logrado hacer servir la sagrada liturgia romana como bijouterie y accesorios de su soberbia vulgaridad sentimental. Mientras, una sociedad fabril disfrazada de marcial, amante del bastonazo como inspirador de sus mejores esfuerzos, los ponía a la cabeza de un mundo que se extasiaba en la tecnología que ya se anunciaba en los estridentes vientos de la orquesta.
Penitencia en aras del Cielo. Reflexiones para el Miércoles de Ceniza
“Recuerda, hombre, que eres polvo, y al polvo regresarás.”
El día de hoy, Miércoles de Ceniza, marca el comienzo de la Cuaresma. La Iglesia, con la sabiduría del antiguo calendario litúrgico, nos dio los últimos domingos para prepararnos para este tiempo de ayuno, oración, y penitencia. La Cuaresma es el tiempo del año litúrgico en el que hacemos una pausa y reconocemos nuestra débil naturaleza humana, nuestra inclinación al pecado, y nuestra mortalidad. Algunos verán nuestros rigurosos sacrificios y nuestro ayuno como tonterías, considerando cómo nuestra sociedad tiene la costumbre de buscar la gratificación instantánea. ¿Qué es lo que motiva nuestras penitencias? Quizás el reflexionar sobre esta cuestión nos ayude a elegir penitencias que profundicen nuestras vidas espirituales y nuestro amor a Dios.
En la cuestión 12 de Prima Pars en Summa Theologiae, Santo Tomás de Aquino reflexiona sobre el conocimiento de Dios; es decir, ¿cómo hace el hombre para conocer a Dios, tanto en esta vida como en la próxima, en la que puede ver su esencia divina? En el artículo 6, Tomás se pregunta si algunos podrán ver la esencia divina más perfectamente que otros. Responde afirmativamente, diciendo que esto se basa en la capacidad intelectual, la cual que permite a algunos contemplar la visión de Dios más perfectamente. El objeto—la visión de Dios—es el mismo, dado que Dios no cambia, pero el intelecto que comparta más perfectamente la luz de la gloria, Lo verá más perfectamente. Tomás explica:
De ahí que el entendimiento que más participe de la luz de la gloria, más perfectamente verá a Dios. Y tanto más participará de la luz de la gloria cuanto más amor tenga, pues donde el amor es mayor, mayor es el deseo; y el deseo, de alguna manera, capacita y prepara al que desea para conseguir lo deseado. Por lo tanto, aquel que tenga más amor, más perfectamente verá a Dios y más feliz será (ST, I, C. 12, a. 6, corpus).
Cuaresma: Tiempo de Conversión
Aunque toda la vida ha de ser tiempo de conversión, como enseñaba con frecuencia Benedicto XVI, la cuaresma lo es de manera especial en cuanto a que la Iglesia incide más en su predicación sobre este aspecto esencial de la vida cristiana. Pero algunos preguntan….o se preguntan….¿qué es conversión?……..pues desde una definición teórica podría ajustarse a la conversión a la fe cristiana desde el ateísmo/agnosticismo o desde otra confesión religiosa. Todos sabemos que para los bautizados hay una “conversión” que integra el compromiso de amor vivido día a día desde el “sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mateo 5, 48). Pero para plantear una reflexión cuaresmal más concreta (que exhorte en conciencia a propósitos realizables) desde la espiritualidad católica se proponen varios “estados” de conversión:
* Conversión del pecado a la Gracia: es la más decisiva de todas. La cuaresma es tiempo ideal para, a la luz de la Pasión de Cristo por amor hacia nosotros, consideremos preparar y hacer una buenaconfesión. Si hace más de un año que no confesamos, o vivimos ya habitualmente en pecado grave, pues que esa confesión “no se haga esperar ni un día más” (en cita del Papa Francisco). Y si de verdad alguno cree que no tiene pecado, pues “que no se moleste en ir a Misa” (cita también de Francisco), ya que no hay mayor soberbia que creerse impecable y sin necesidad de arrepentimiento moral. Esta conversión no pasa solo por el confesonario sino por un “nuevo camino” en la vida cristiana donde la Misa sea el centro de la misma y, desde la Eucaristía, asumamos los mandamientos de Dios y su Palabra (interpretada por la enseñanza de la Iglesia) para hacerlos vida en cada uno.
* Conversión de la tibieza a la devoción: Si vivimos en Gracia habitualmente pero sin valorar la misma, o sea, desde la rutina del “cumplo y miento” que nos lleva a no dar importancia al pecado venial, mantener una mínima vida sacramental como apéndice del resto de la vida humana, nos deslizamos por el relativismo moral y nadie nota en nosotros la alegría de ser cristiano, entonces hemos de pedir a Dios la conversión a la devoción para salir de la tibieza. Para ello es muy necesario la dirección espiritual que nos libere de la subjetividad propia de vivir la fe desde una autojustificación permanente. Un director espiritual que, para que sea de garantía, ha de tener él también director espiritual, y ha de ser sobre todo piadoso y fiel al magisterio de la Iglesia, será la ayuda más valiosa para caminar hacia la vida devota siendo conscientes de la vocación a la SANTIDAD recibida en el bautismo para todos los bautizados (laicos, religiosos y sacerdotes).
* Conversión de la devoción al fervor: Es el paso que sigue al anterior si hay verdadero “enamoramiento” de Cristo, y la vida cristiana se vive más por motivos sobrenaturales (caridad) que meramente humanos. Esto sucede cuando cada uno, tras discernir en la oración lo que Dios le pide, responde que SI a la voluntad Divina y comienza a vivir plenamente su vocación. Una vocación que en la mayoría de los casos es santificarse como laico en el trabajo, familia, sociedad…..siempre en Cristo y desde Cristo y para Cristo; o bien se cifra en la vida consagrada o el sacerdocio. Descubrir la vocación y decir SI a ella es el estado tercero de conversión. ¿Cual es la mejor vocación de todas?….la que cada uno ha recibido. La santidad consiste en responder con amor a la vocación recibida, sea la que fuere.
Pues vamos a reflexionar, meditar, orar…..en esta cuaresma para que cada uno de nosotros examinemos primero la propia vida para descubrir en que estado estamos, y, desde ahí, pedir a Dios las luces necesarias para que se obre nuestra conversión. Que el SI de la Virgen María, que trajo la salvación al mundo, sea nuestro faro y guía en esta tarea.
Padre Santiago González
(Artículo re-publicado. Fecha originalmente en 2014).
Tomado de:
https://adelantelafe.com/
Cuaresma: Catecismo Mayor de San Pío X
CAPITULO VI
DE LA CUARESMA
- ¿Qué es la CUARESMA?
La Cuaresma es un tiempo de ayuno y penitencia instituido por la Iglesia por tradición apostólica.
- ¿A qué fin ha sido instituida la Cuaresma?
La Cuaresma ha sido instituida: 1°, para darnos a entender la obligación que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida, de la cual, según los Santos Padres, es figura la Cuaresma; 2. °, para imitar en alguna manera el riguroso ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto; 3. °, para prepararnos por medio de la penitencia a celebrar santamente la Pascua.
- ¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de CENIZA?
El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.
- ¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma?
La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.
- ¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza?
Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.
- ¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia?
Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno ,y la abstinencia y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que da ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la Comunión pascual.
- ¿En qué consisten el ayuno y la abstinencia?
El ayuno consiste en no hacer más que una sola comida al día, y la abstinencia en no tomar carne ni caldo de carne.
- ¿Se prohíbe toda otra refección los días de ayuno, fuera de la única comida?
Los días de ayuno, la Iglesia permite una ligera refección a la noche, o hacia el mediodía si la comida única se traslada a la tarde, y además la parvedad por la mañana.
- ¿Quiénes están obligados al ayuno y a la abstinencia?
Al ayuno están obligados todos los que sean mayores de edad, hasta que hayan cumplido sesenta años y no estén legítimamente impedidos, y a la abstinencia los que han cumplido catorce años y tienen uso de razón.
- ¿Están exentos de toda mortificación los que no están obligados al ayuno?
Los que no están obligados al ayuno no están exentos de toda mortificación, porque ninguno está dispensado de la obligación general de hacer penitencia, y así deben los tales mortificarse en otras cosas según sus fuerzas.
Tomado de:
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