LO QUE EL VATICANO II SE LLEVÓ… ¡Y LO QUE NOS TRAJO!

HERMANAS CATEQUISTAS FRANCISCANAS (BRASIL)

1964

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Sermón Dominical

Del

DOMINGO DE SEXAGÉSIMA

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

Sermón del 19 de Febrero de 2017

Domingo de Sexagésima
Lc 8: 4-15

(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)

“El sembrador, la semilla y el terreno en el que cae”

El mismo Señor quien nos da una explicación de esta parábola. En ella hemos de considerar tres elementos: el sembrador, la semilla y la tierra que recibe la semilla.

1.- El sembrador: En la actualidad, la predicación está muy frecuentemente inficionada de la herejía modernista. Una doctrina herética que ha calado en la Iglesia y en el pueblo hasta tal punto, que se pueden decir que han dejado de ser católicos. Gran parte de la enseñanza que hoy día se imparte es diferente a la enseñanza de Jesucristo y transmitida durante veinte siglos por la Iglesia. Pero todo lo que está ocurriendo hoy día ya fue anunciado en la Sagrada Escritura: “Llegarán días en los que no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán falsos maestros que les predicarán doctrinas agradables a sus oídos”.

2.- La semilla: La Palabra de Dios ha de ser predicada por los sucesores de los Apóstoles. Una Palabra de Dios que es de suyo “viva y eficaz como espada de doble filo”. Cuando lo que se predica no es la Palabra de Dios, uno se aburre; lo que escucha no le dice nada. En cambio, la Palabra de Dios siempre despierta y nos hace sangrar. Y al primero que hiere, como nos decía Bernanos en el “Diario de un cura rural” es al mismo predicador.

Recordad lo que nos decía San Pablo: “Ellos, como son del mundo, sólo hablan de las cosas del mundo…”. Y también en otro lugar: “Y si alguien os predica un evangelio distinto, sea anatema”.
3.- El terreno: La semilla de la Palabra de Dios cae en diferentes terrenos y sólo en aquellos que son aptos dará fruto. La Palabra de Dios produce fruto en un reducido número de almas ya que no hay mucha tierra buena. Sólo queda un resto fiel; una pequeña parte que es la verdadera Iglesia. Un resto que permanecerá fiel hasta el final; pues esa es la promesa de Cristo. Estos son los cristianos valientes que luchan por ser fieles a la fe recibida y a Cristo.

Y recordemos siempre que, en medio de este mundo que nos rodea lleno de injusticia y falsedad, permanece el mundo de las bienaventuranzas. Así pues, no perdamos la esperanza. Cristo llega. A veces tendremos que esperar treinta y ocho años como el paralítico de la piscina, pero al final llega. Y como nos dice la Escritura: “levantad vuestro ánimo, porque cuando veáis que todo esto sucede, es porque se acerca vuestra liberación”.

No nos induzcas a la tentación

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Queridos hermanos, el pasado mes de diciembre de 2017 entró en vigor en Francia la nueva traducción de  la frase del Pater nosterEt ne nos inducas in tentanionem: Y no nos dejes caer en la tentación, la  misma traducción  que en español. La traducción literal es: No nos induzcas a la tentación. Se ha planteado la pregunta de si la traducción literal es correcta. ¿Podemos decir que Dios induce a la tentación? ¿No parece una ofensa tal petición? Intentaremos dar un sentido, que pueda satisfacer y hacer entendible, a la traducción literal. Sigo la Santa Biblia de Mons. Juan Straubinger, 3ª edición especial. 2016, Universidad Católica de La Plata,  y sus notas a pie de página.

Vayamos a Éxodo 2, 21: Y dijo el Señor a Moisés: Cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todos los prodigios que he dado en tu mano. Yo, empero, endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo. Igual que Dios actuó con el Faraón de Egipto, leemos en la Carta a los Romanos (9, 18): Así que tiene misericordia de quien quiere, y a quien quiere le endurece.  Se puede concluir que Dios de quien quiere tiene misericordia, y a quien quiere lo endurece.

En más pasajes bíblicos el Señor endurece el corazón. El Señor endureció el corazón del Faraón, de modo que no les escuchó, según el Señor le había dicho a Moisés (Ex. 9, 12).  Por eso los entregué a la dureza de su corazón: a que anduvieran según sus apetitos (Sal. 80, 13). “¡No hay peor castigo que esa libertad que con tanto ahínco defendemos! (cf. Hech.14, 15). El Señor los dejaba entregarse  a sus vicios y concupiscencias como los paganos, cuyos “gimnasios” imitaron, de modo que cosecharon frutos muy amargos: Como no estimaron el conocimiento de Dios, los entregó Dios a una mente depravada para hacer lo indebido (Rom. 1, 28)”.

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Una entrevista al Profesor Peter Kwasniewski sobre el sentido de la Misa tradicional

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La página católica croata Bitno acaba de publicar una sustanciosa entrevista con nuestro colaborador, el Dr. Peter Kwasniewski, sobre el descubrimiento de la antigua Misa, los liturgistas progresistas, las objeciones más comunes, la postura ad orientem, la opcionitis, el arqueologismo y otros temas. La entrevista se grabó en Nursia (Umbria, Italia) en julio pasado, y fue luego transcrita y traducida al croata por el entrevistador (lo cual explica el tono coloquial que aparece a veces). Su historia es la de muchos de nosotros, porque muestra cómo el descubrimiento de la Misa tradicional nos cambió para siempre la vida y cómo se dieron posteriormente las cosas.

Se ha ofrecido a Rorate Coeli la traducción al inglés. Las fotos son las que aparecen en el sitio croata.

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Entrevista al Prof. Peter Kwasniewski 

Antes de comenzar hoy las preguntas, Dr. Kwasniewski, diga por favor algo a los lectores sobre sí mismo. ¿Dónde hizo usted sus estudios y dónde enseña?

Nací en Chicago, Illinois, y crecí en Nueva Jersey, donde asistí a una escuela primaria católica, y luego a una escuela secundaria para niños dirigida por benedictinos. Durante este período canté en el coro de varias parroquias y escuelas, y comencé a estudiar música. Luego fui al Thomas Aquinas College, en California, para obtener el grado de licenciado (bachelor) en artes liberales, y posteriormente a la Catholic University of America para los grados de MA y PhD en filosofía, con especial énfasis en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. El International Theological Institute de Gaming, en Austria, me contrató a continuación, en la época del cardenal Schönborn, y ahí enseñé filosofía y teología durante casi 8 años. Volví a los Estados Unidos a colaborar en el establecimiento de una nueva escuela de artes liberales inspirada en el movimiento de los “grandes libros” [Nota de la Redacción: véase aquí lo que hemos dicho sobre ese movimiento y su adopción por parte de John Senior], denominada Wyoming Catholic College. Durante la última década, he dado cursos de filosofía, teología, historia del arte y música. Para mí, la actividad más gratificante es dirigir el coro del college y las “scholas” en la liturgia.

¿Cómo conoció la Misa tradicional? ¿De dónde surgió su interés por ella?

Las cosas se dieron gradualmente, ya que yo no crecí con esa Misa. Nací en 1971, de modo que nunca asistí a ella. Ni siquiera sabía que existiera, como le ocurre a muchos de mi generación y a otros más jóvenes. Nosotros somos aquéllos a quienes se refería Benedicto XVI en su carta a los obispos de 7 de julio de 2007 cuando dice “que se pensaba, al comienzo, que los interesados en la antigua liturgia irían desapareciendo con las generaciones de más edad, en tanto que se ha demostrado ahora que los jóvenes han descubierto en esta forma un encuentro con el misterio de la Eucaristía que les resulta particularmente adecuado”. Esto es lo que me ocurrió a mí. Descubrí, al terminar la secundaria, cuando tenía entre 17 y 18 años, que existía algo llamado liturgia tradicional en latín. Como no la había en la región en que yo vivía, mi conocimiento de ella fue de tipo teórico. Hacia aquel tiempo, cada vez me interesaba más en la fe, y comencé a estudiarla detenidamente y a procurar vivirla más plenamente. Así, cuando se me dio la oportunidad en el college de comenzar a asistir periódicamente a la liturgia tradicional, ella empezó a hablarme en los hechos.

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