Sermón Dominical

Del

DOMINGO IN ALBIS

Y OCTAVA DE PASCUA 

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

Sermón del domingo 3 de abril de 2016

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Homilía: La incredulidad nace de la maldad

 

Domingo in Albis
(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)
(Jn 20: 19-31)

El evangelio de hoy presenta la postura adoptada por Tomás de no creer sin haber visto. Esta postura se ha generalizado en el hombre de hoy, y está en línea con la apostasía general de los últimos tiempos anunciada por el mismo Jesucristo.

La paganización y la falta de fe es tan generalizada que hay ya muchas personas que no tienen fe ninguna; y también muchos que tienen fe, pero que es errónea, pues es el resultado del influjo del protestantismo y de la herejía modernista.

Hay muchos que dicen que sólo creen en lo que ven; e incluso eso es falso, pues hay cosas que ven y tampoco creen en ellas. Algo similar ocurría en tiempos de Jesucristo cuando Él les critica la postura de rechazo ante su Persona y sus enseñanzas: “Si no creéis en mí, al menos creed en las obras que yo hago”. Y ya sabemos cuál era su conducta: rechazo a Cristo. Todavía más llamativo fue el rechazo a Cristo a resultas del milagro de la resurrección de Lázaro. Los fariseos se unieron para acabar con Jesús, nos dice la Sagrada Escritura.

La fe es el asentimiento voluntario del hombre a las verdades reveladas por Dios, no porque las entienda, sino porque por ser Dios quien las revela no puede engañarse ni engañarnos. En la fe hemos de distinguir: un Dios que revela, la gracia de Dios y el asentimiento del hombre.

En cambio hoy día la fe se ha quedado reducida a un puro sentimiento que nace del hombre y por el que se abre a Dios. Es pues un sentimiento subjetivo personal.

Hace dos o tres días leía unas declaraciones del cardenal Ratzinger, antiguo papa Benedicto XVI, en la que hacía una serie de afirmaciones, veladas algunas como suele hacer el inmanentismo y el modernismo, en las que habían muchos errores doctrinales que ahora les enumero…: (teoría de la justificación protestante, concepto moderno de la misericordia separado de la justicia divina, falsa doctrina de la salvación universal …). La figura de Cristo queda totalmente difuminada.

Todo ello engendra en la Iglesia una tremenda confusión y una apostasía general. Los principios fundamentales de nuestra fe son puestos patas arriba…

La Iglesia de Cristo -Parte 6 de 17

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37,4. Es decir, según la mente de Cristo, su Iglesia debe ser:

 UNA:

Jesucristo no fundó más Iglesia, que la que fundó sobre San Pedro: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra (San Pedro) edificaré mi Iglesia»1. Jesucristo habla en singular, es decir, de una sola Iglesia.

«En el mundo semita el nombre es la persona misma. (…) Cambiar el nombre era indicio de imponerle otra personalidad»2.

En la lengua aramea, que Jesús hablaba, Pedro y piedra se dicen con la misma palabra: Kefá. Jesús hace un juego de palabras para expresar que Pedro es la piedra fundamental de su única Iglesia.

Como dice San Jerónimo, Mateo escribió en arameo, y en arameo Kefá significa roca.

Se trata, naturalmente, de una piedra grande, de una roca; pues sobre una piedrecita no se puede edificar nada.

La autenticidad de estas palabras ha sido negada de diversas maneras por críticos protestantes. Pero recientemente el célebre teólogo protestante Oscar Cullmann, la ha confirmado de la manera más convincente3.

«Nadie acepta hoy la teoría de la interpolación posterior, por su carácter semítico y porque aparece en todos los códices»4.

Cristo cambió a Pedro su nombre de Simón por el de Pedro, piedra, roca (kefá) porque lo iba a hacer fundamento de su Iglesia.

Cuando en la Biblia Dios cambia el nombre de alguien es porque esta mutación es efectiva de lo que el nombre significa5.

Jesucristo quiere ser el único Pastor del único rebaño que es su Iglesia6.

Este rebaño se lo entregó a San Pedro antes de partir de este mundo7.

Y ya nos advirtió Él que todo reino desunido no subsistirá, se arruinará8; es decir, que si la Iglesia debe permanecer hasta el final de los siglos, debe permanecer una.

SANTA:

Santificar -o dar la vida de gracia- fue el primer objetivo de la venida de Cristo9, lo hace por medio de los sacramentos.

Dice San Pablo que «Cristo amó a su Iglesia y se sacrificó por ella para santificarla…, para hacerla santa»10. «Cristo nos eligió para que seamos santos»11.

«Ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación»12. El mismo Jesucristo dijo que Él había venido «para que el mundo se salve»13. «He venido, dice el Señor, no para juzgar al mundo, sino para salvarlo»1.

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1 Evangelio de San Mateo, 16:18

2 JUAN CEDRÉS: ORACCIÓN, XXI, 2. Ed.Antillas. Barranquilla. 1998.

3 M. OSCAR CULLMANN:San Pedro,discípulo,apóstol,mártir. Ed.Delachaux et Nestlé. Pgs.154ss

4 JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Compendio de Teología Fundamental, 2ª, VII, 2, 1. Ed. EDICEP.1998.

5 JUSTO COLLANTES, S.I.: La Iglesia de la Palabra, 1º, 3ª, XII, 2, a. Ed. BAC. Madrid. 1972

6 Evangelio de San Juan, 10:16

7 Evangelio de San Juan, 21:15ss

8 Evangelio de San Mateo, 12:25

9 Evangelio de San Juan, 10:10; SAN PABLO: Carta a Tito, 3:4-7

10 SAN PABLO: Carta a los Efesios, 5:26s

11 SAN PABLO: Carta a los Efesios, 1:4

12 SAN PABLO: Primera Carta a los Tesalonicenses, 4:3

13 Evangelio de San Juan, 3:17