UN LENGUAJE NUEVO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Parte I de III

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El Concilio Vaticano II removió los cimientos de la Iglesia, llamada hasta entonces Iglesia Católica, Apostólica y Romana y que, hasta ese momento, siempre había sido considerada como la fundada por Jesucristo y la Única Verdadera.

Pero, dado que el Concilio, a pesar de su expresa afirmación en contrario, promovió cambios fundamentales en la Doctrina Perenne en la que siempre se habían fundamentado todos los Dogmas, la Moral y la Liturgia católicas, y como una exigencia además de la forma en la que se llevaron a cabo tales modificaciones, era consecuencia lógica y obligada la modificación y reestructuración del lenguaje hasta entonces utilizado por la Doctrina de la Iglesia.

Las modificaciones en el lenguaje adquirieron formas variadas, más o menos importantes, y que comenzaron sobre todo a partir de los Documentos Conciliares para ser continuadas, y hasta incrementadas, por toda la Pastoral posterior.

Concilio Vaticano II Documentos

Una de ellas, bastante frecuente en los Documentos elaborados por el Concilio, es la que contempla el uso de la ambivalencia, o empleo de palabras de doble sentido y sujetas a varias interpretaciones. Es un hecho más que comprobado y que hoy día nadie discute, así como tampoco los propósitos de sus autores. Que consistían principalmente en introducir bombas de tiempo, sabiamente utilizadas y dispuestas a ser manipuladas en su debido momento, con el fin de extraer de ellas el contenido modernista realmente pretendido en su significado.

También se empleó —y se sigue empleando, incluso ahora con mayor frecuencia— el instrumento de la confusión, que es uno de los que han conducido a la Iglesia al estado actual de Torre de Babel, en la que ya nadie entiende nada y en el que a los fieles les resulta imposible saber a qué atenerse.

Elemento común, extraordinariamente importante, entre los instrumentos de lenguaje de los que se ha valido la nueva Pastoral Modernista, hoy vigente en la casi totalidad de la Iglesia, es el uso de los vocablos y términos tradicionales, comunes y conocidos desde siempre por los fieles, pero atribuyéndoles ahora un nuevo sentido, por supuesto de tendencia modernista y acorde con lo que propugna la Nueva Iglesia Universal que ahora se busca. En favor de la cual —preciso es reconocerlo— la argucia ha proporcionado resultados excelentes, puesto que ha evitado poner sobre aviso y provocar cualquier posible extrañeza de los ingenuos, dispuestos siempre a tragar de todo (en realidad la inmensa mayoría de los católicos, cada vez menos provistos de formación y cada vez más adoctrinados por el Mundo).

Aunque finalmente no vamos a ocuparnos aquí con más detalle de un tema ya bastante conocido y estudiado, del que se han ocupado numerosos analistas y que tampoco constituye el objeto directo de estos editoriales. Sigue leyendo

La diferencia de la devoción en el tiempo

 

Un ejemplo de como era la devoción en la Iglesia antes del Concilio Vaticano II:

 

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La jaculatoria decía así: «Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío».

 

 

 Un ejemplo de como es la devoción en la Iglesia después del Concilio Vaticano II:

 

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La jaculatoria dice así: «Jesús, en ti confío».

Por: 

Ortodoxia Católica

We did not know the private revelation of Sister Faustina Kowalska

Important Note on Private Revelations

Given the silence of the majority of the ecclesiastical authorities , who seem to have abdicated the role of teaching, it is worth recalling here the perennial teaching of the Church in such a delicate matter, and not as important , however , the omission has led the faithful indiscriminately adhere to doctrines » inspired » which have nothing inspired or Catholic .
The revelations are supernatural manifestations of hidden truths or extraordinary events . For there truly disclosure is necessary to operate your knowledge by supernatural means . In terms of destination , the disclosures may be public or private . Public ( or universal ) disclosures are contained in the Bible and the deposit of apostolic tradition , transmitted and maintained by the Church. These universal revelations ended with the preaching of the apostles and are mandatory for all the faithful belief . The (or individuals) are usually private revelations made ​​to the saints, and the Church does not require believing , even when approved.
When the Church approves private revelations , such approval is simply a statement that it found nothing in those revelations that were contrary to faith and morals , and that the faithful can read them without any danger to souls . Let us listen to Pope Benedict XIV:
» What should you think of private revelations approved by the Holy Sé, those of St. Hildegard , St. Brigid, St. Catherine of Sienna? Say it is neither required nor possible to give an assent of Catholic faith , but of human faith , according to the rules of prudence, we as probable and credible to piety . » ( De canon. , 1 III , c . Liii , No. 15).
We repeat the basic assertion : it is not required nor possible for private revelations assent of Catholic faith , even though such disclosures have been approved by the Church . It is important that this be well represented, so they do not think it’s a sin to lie against a private revelation . Cardinal Pitra hear :
«We know that we are fully free to believe or not in private revelations , even the most worthy of belief . Yet when the Church approves , they are received as probable and not as unquestionable ( … ) It is entirely possible to depart from these revelations , even adopted , when someone relies on sound reasons , especially when the contrary doctrine is established by unimpeachable documents and a real experience. » (Book of St. Hildegard , p. XVI)
And we admire that even people canonized revelations approved errors exist the most varied types .

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Lo que no sabíamos de la revelación privada de Sor Faustina Kowalska

Nota Importante sobre las Revelaciones Privadas

Ante el silencio de la mayoría de las autoridades eclesiásticas, que parecen haber abdicado de la función de enseñar, es conveniente recordar aquí la perenne enseñanza de la Iglesia en una materia tan delicada, y no obstante tan importante, cuya omisión ha llevado a los fieles a adherir indiscriminadamente a doctrinas «inspiradas» que nada tienen de inspiradas ni de católicas.

Las revelaciones son manifestaciones sobrenaturales de verdades ocultas o de hechos extraordinarios. Para que exista verdaderamente revelación es necesario que su conocimiento se opere por vía sobrenatural. En cuanto a la destinación, las revelaciones pueden ser públicas o privadas. Las revelaciones públicas (o universales) están contenidas en la Biblia y en el depósito de la tradición apostólica, transmitidas y mantenidas por la Iglesia. Esas revelaciones universales terminaron con la predicación de los apóstoles y son de creencia obligatoriapara todos los fieles. Las revelaciones privadas (o particulares) son hechas usualmente a los santos, y la Iglesia no obliga creerlas, incluso cuando las aprueba.

Cuando la Iglesia aprueba una revelación privada, esa aprobación es simplemente una declaración de que ella no encontró nada en esas revelaciones que fuese contrario a la fe y a las buenas costumbres, y que los fieles pueden leerlas sin ningún peligro para las almas. Oigamos lo que dice el Papa Benedicto XIV:

«¿Que se debe pensar de las revelaciones privadas aprobadas por la Santa Sé, las de Santa Hildegarda, Santa Brígida, Santa Catalina de Sienna? Decimos que no es ni obligatorio ni posible darles un asentimiento de fe católica, sino solamente de fe humana, conforme a las reglas de la prudencia, que nos las presenta como probables y piadosamente creíbles.» (De canon.,1 III,c. Liii,n° 15).

Repetimos la afirmación básica: no es obligatorio ni posible para las revelaciones privadas un asentimiento de fe católica, aún cuando tales revelaciones hayan sido aprobadas por la Iglesia. Es importante que esto se tenga bien presente, para que no se piense que es pecado colocarse contra una revelación privada. Oigamos al Cardenal Pitra:

«Sabemos que somos plenamente libres de creer o no en las revelaciones privadas, incluso en las más dignas de fe. Aún cuando la Iglesia las aprueba, ellas son recibidas como probables y no como indudables (…) Está totalmente permitido apartarse de esas revelaciones, aún aprobadas, cuando alguien se apoya sobre razones sólidas, sobre todo cuando la doctrina contraria es establecida por documentos irreprochables y una experiencia verdadera.» (Libro sobre Santa Hildegarda, p. XVI)

Y no nos admiremos de que aún en revelaciones aprobadas de personas canonizadas existan errores de los más variados tipos. Sigue leyendo

San Pio X: “Todo el mal depende de nosotros, sacerdotes”

San Pio X – (1903-1914)

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Mientras daba una audiencia entró en una somnolencia misteriosa, cuando volvió en sí, exclamó: “Esto que veo es horroroso. ¨¿Seré yo? ¨¿Será mi sucesor? Lo que es seguro es que el Papa dejará Roma, y para salir del Vaticano, le será necesario pasar sobre los cadáveres de sus sacerdotes” (M. Servant, pág. 244; A. Marty, pág. 78).

Al Canónigo Thellier de Poncheville, San Pio X le dijo: “Todo el mal depende de nosotros, sacerdotes… Si todos estuviesen inflamados de un celo de amor, bien pronto la tierra entera sería católica” (M. Servant, pág. 80, nota 1 — apud “La Croix de Paris”, 1904, número del 26 de mayo).

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Nota del Editor: fotografía del cuerpo de San Pio X en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano. Está en el costado izquierdo, apenas visible para los fieles, casi escondido. Su cuerpo perfectamente incorrupto, sufrió la inyección de unos religiosos “piadosos” por razones desconocidas. Esto hizo que el cadáver del santo quedara de color negro. Foto de Abril del 2011.

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El cuerpo de San Pio X incorrupto, sufrió una extraña inyección que cambió su color. Cubre su rostro una máscara.

Tomado de:

http://elcruzado.org/

San Pio X, Pontífice

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(1835  † 1914)


Fiesta: 03 de Septiembre

 

José Sarto, después Pío X, nació en Riese, poblado cerca de Venecia, Italia en 1835 en el seno de una familia humilde siendo el segundo de diez hijos.

Todavía siendo niño perdió a su padre por lo que pensó dejar de estudiar para ayudar a su madre en los gastos de manutención de la familia, sin embargo ésta se lo impidió y pudo continuar sus estudios en el seminario gracias a una beca que le consiguió un sacerdote amigo de la familia.

Una vez ordenado fue vicepárroco, párroco, canónigo, obispo de Mantua y Cardenal de Venecia, puestos donde duró en cada uno de ellos nueve años. Bromeando platicaba que solamente le faltaban nueve años de Papa.

Muchas son las anécdotas de este santo que reflejan tanto su santidad como su lucha por superar sus defectos, entre ellas destacan tres: Sigue leyendo

EL SIGNIFICADO DE LA CANONIZACIÓN DEL ÚLTIMO PAPA SANTO: PÍO X

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Ahora que se habla de un milagro de S.S. Pío XII, aspecto que puede acelerar su beatificación y -si Dios lo quiere- su posterior canonización, resulta interesante y actual un escrito del P. Meinvielle relativo a la entonces reciente canonización de San Pío X efectuada en 1954.
Autor: R. P. Julio Meinvielle, “ DIÁLOGO ” Nº 1, Primavera 1954.

A los cuarenta años de su muerte, Pío X acaba de ser canonizado. Todavía están presentes en el escenario del mundo, muchos que fueran testigos del fuego ardiente de su fe y de su caridad. Pío X fue un santo. Y el secreto de su santidad fue la Fe. «Nada había más natural a sus ojos que lo sobrenatural. Creía como respiraba, porque de tal suerte Dios le era sensible. El mundo de la Fe le era familiar, y se movía en él con comodidad, mientras que el mundo, así solo, donde iba a vivir y actuar debía permanecerle extraño, o al menos le parecía tal, porque la fealdad de sus pensamientos y de sus costumbres horribles le repugnaban. No se mezclará en él sino forzado a la lucha contra los enemigos declarados de la Iglesia y contra los adversarios emboscados del Dogma, en que las antenas sobre-naturales de su Fe intrépida captarán las inspiraciones divinas para dictarle decisiones humanamente sorprendentes, imprevistas, pero poderosamente fecundas». (1)

Porque Pío X se movía en el mundo de la Fe, podía estimar en su justo valor el estado del mundo y medir la gravedad de los errores que le ame­nazaban. De aquí el significado de sus reprobaciones contra desvaríos espirituales que han determinado el estado calamitoso en que se encuentra hoy el mundo.

Tres son estos desvaríos. El primero lo constituye la guerra contra los derechos imprescriptibles de la Iglesia, llevada a cabo particularmente en Francia por el gobierno masónico de Combes. Frente a un gobierno, empeñado en crear una Iglesia y un episcopado «nacional», Pío X se yergue como un gigante en toda la majestad de su soberana autoridad y pro­nuncia el non possumus. El gobierno rompe relaciones con la Iglesia, se incauta de sus bienes, prohíbe todo acto de culto en las escuelas, en el ejército y en todos los establecimientos públicos y niega en absoluto el derecho de enseñar a las congregaciones religiosas. Pío X, en su encíclica VEHEMENTER del 11 de febrero de 1907 reprueba y condena la ley votada en Francia de separación de la Iglesia y del Estado. «En consecuencia, dice allí, Nos protestamos solemnemente con todas nuestras fuerzas contra la proposición, contra el voto y contra la promulgación de esta ley, declarando que nunca podrá ser ella alegada contra los derechos imprescriptibles de la Iglesia para debilitarlos.» Sigue leyendo

El último Papa Santo

SAN PÍO X
Papa

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San Pío X está muy reciente en el amor de la Iglesia. Aún perdura el grato recuerdo de su memoria -no hace cincuenta años que nos dejó- como el perfume que llena las naves del templo después de una solemne ceremonia religiosa. San Pío X es algo muy reciente en la Iglesia. Reciente su elevación a los altares por Pío XII, y más reciente la visita de su cuerpo a la bella Venecia en cumplimiento de una vieja promesa hecha a sus amados diocesanos:

-Vivo o muerto volveré a Venecia.

En la basílica de San Pedro de Roma un sencillo y hermoso sepulcro guarda sus restos. Este sepulcro es hoy día uno de los lugares vivos de la oración. Nunca faltan allí el recuerdo de las flores secas y la plegaria de los romanos y cuantos católicos visitan el templo de los santos apóstoles Pedro y Pablo.

Hay otra presencia más viva y fecunda de San Pío X. Presencia de alma a alma, que es como la gracia de su intercesión ante Dios. Cuántos sacerdotes de nuestros días se miran en el rostro de San Pío X y sacan de su ejemplo el impulso de un sacerdocio verdaderamente santo. Me parece que este hecho no se podía escapar de mis líneas al trazar su semblanza, y que debía hacer constancia de él para las nuevas generaciones de hijos de Dios que nos sucedan.

San Pío X ha dado jornadas de inmensa gloria de Dios a su Iglesia del siglo XX.

Su figura noble y bondadosa es algo muy cercano que cuelga de la pared de nuestro despacho o se esconde en las páginas de nuestro breviario.

En muy pocas palabras nos resume su vida la lápida de su sepulcro: Sigue leyendo

¿Cómo nació el abogado del diablo?

Es una expresión habitual en el lenguaje diario que se aplica a quien defiende causas ajenas, a veces contra su propio convencimiento.  Pero este personaje es solo en apariencia maligno.  

¿Cuál es su origen?

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El abogado del diablo, una figura misteriosa y muchas veces incómoda: la del que asume el papel del «malo» en una discusión o, como lo define el diccionario, es «contradictor de buenas causas».  Pero este letrado en apariencia maléfico tiene un origen cercano a la santidad.

Y una existencia humana.  Así se denomina en el lenguaje popular a las personas que desempeñaron durante siglos la función del fiscal en los procesos de beatificación de la Iglesia católica.

De él dependía la búsqueda de argumentos en contra de la santidad, la presentación de los lados oscuros de las vidas de los candidatos a santo.

UN FISCAL PARA LOS SANTOS

«Es una especie de fiscal que efectivamente debe controlar que se cumplan todos los pasos que hay que cumplir, todos los procedimientos y ver si hay alguna objeción a la santidad.  Porque puede ocurrir que aparezcan testimonios que digan que esa persona no era tan buen cristiano. Y eso hace no aconsejable su canonización«, le dice a BBC Mundo Juan Navarro Floria, profesor de derecho canónico de la Universidad Católica Argentina.

Pero el papel del llamado «abogado del diablo« ha variado a lo largo del tiempo.

En 1983, el Papa Juan Pablo II modificó la normativa que regía las canonizaciones.  Hasta entonces, la función de fiscal en el proceso la desempeñaba el «promotor general de la fe», que contaba con su propia oficina dentro de la Congregación para las Causas de los Santos, el equivalente a un «ministerio» encargado de los asuntos de la santidad.

Ese promotor de la fe tenía la tarea de «defender la ley y proponer animadversiones» contra el candidato a ser canonizado.

La reforma impulsada por Karol Wojtyla simplificó el proceso de canonización, eliminó la oficina del promotor de la fe y su figura fue sustituida por la del promotor de justicia, cuyo papel fue matizado.

¿MURIÓ EL ABOGADO DEL DIABLO?

A partir de ese momento, su función sería «presidir las reuniones de teólogos» y «preparar los informes de la reunión», según la normativa vigente.

Este reformado promotor de justicia, consideran algunos expertos, se parece más a un secretario que a un fiscal y ven en este cambio de responsabilidades la «muerte del abogado del diablo».

Y con esta figura ausente, señalan, se abrieron las puertas de la santidad a cientos de candidatos que con la normativa anterior hubieran quedado fuera.

Durante su papado Juan Pablo II canonizó a 482 personas, más de cuatro veces el número de canonizados por el resto de sus predecesores en la silla de Pedro a lo largo del siglo XX.

Y, a riesgo de convertirnos en abogados del diablo, surge la pregunta de si, si el promotor de justicia mantuviese su papel original, algunos de esos candidatos seguirían esperando la santidad.

Tomado de:

http://www.24horas.cl/

El abogado del diablo

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(Abogado del Diablo) Un nombre popular que se da a uno de los más importantes oficiales de la Sagrada Congregación de Ritos, establecido en 1587 por el Papa Sixto V, para que tratara jurídicamente con los procesos de beatificación y canonización.  Su título oficial es Promotor de la Fe (Promotor Fidei).  Su deber le requiere que prepare por escrito todos los argumentos, incluso a veces aparentemente leves, contra la elevación de cualquiera a los honores del altar.  Para proteger el interés y honor de la Iglesia, se preocupa en evitar que nadie reciba esos honores si no se prueba jurídicamente que su muerte ha sido “preciosa a los ojos de Dios.

Prospero Lamertini, después Papa Benedicto XIV (1740-58), fue Promotor de la Fe durante veinte años y tuvo todas las oportunidades de estudiar la obra de la Iglesia en esta importante función; estaba, pues, especialmente cualificado para escribir su monumental obra “Sobre la Beatificación y Canonización de los Santos”, la cual contiene la reivindicación completa de los derechos de la Iglesia es este asunto y expone históricamente el extremo cuidado del uso de este derecho.

Ningún acto importante en el proceso de beatificación o canonización es válido a no ser que se lleve a cabo en la presencia del Promotor de la Fe formalmente reconocido.  Su obligación es protestar contra la omisión de las formas establecidas e insistir en la consideración de cualquier objeción.  La primera mención formal de este oficio se halla en la canonización de San Lorenzo Justiniano, bajo León X (1513-21). Urbano VIII, en 1631, hizo que su presencia fuera necesaria, al menos por un delegado, para la validez de cualquier acto relacionado con el proceso de beatificación y canonización.

Bibliografía: BENEDICT XIV, De Beat. et Canon. Sanctorum, I, XVIII.

Fuente: Burtsell, Richard. «Advocatus Diaboli.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907.

Traducido por Pedro Royo. rc

Tomado de:

http://ec.aciprensa.com/wiki/P%C3%A1gina_Principal