Tan vigente como ayer

“Estamos en un tiempo en que se acogen y adoptan con gran facilidad ciertas ideas para conciliar la fe con el espíritu moderno, ideas que conducen mucho más lejos que lo que se piensa, no sólo al debilitamiento, sino a la pérdida total de la fe”.  

 San Pío X 

En su alocución a los nuevos cardenales, el 27 de mayo de 1914.

¡San Pío Décimo, ora pro nobis!

 

Misal Romano: Oración Para antes de la Misa

ORACIÓN PARA ANTES DE LA MISA
Voy, Dios, a asistir al tremendo y Santo Sacrificio de la Misa. El es la representación viva del Sacrificio que Jesucristo ofreció en el Calvario, por toda la humanidad.
En él se renueva diariamente la Vida, Pasión y Muerte de mi Dios y Redentor. Yo Quiero, Señor, asistir con una fe ardiente, meditar tus misterios, adorar la Hostia incruenta que sobre el Altar se ofrece al Eterno Padre, y se aplica por nosotros.
Recibe, Dios mio, esta ofrenda en remisión de nuestros pecados y por todas nuestras necesidades. Dadme, Señor, vuestras gracias para que con atención y reverencia, asista a éste Sacrificio siguiendo al sacerdote, y concelebrando con él en tu nombre, por los méritos de tu Unigénito Hijo y el amor del Espíritu Santo.
Amén.

Fuente:  Misal Romano, traducido al español según decreto del Sagrado Concilio Tridentino, confirmado por los Sumos Pontífices S. Pio V, Clemente VIII y Urbano VIII. Con licencia eclesiástica. Imprenda de Zacarías Soler, Madrid, 1851.
Transcrito por Iván Cruz Bonino.

SERMON XL PARA LA DOMINICA UNDÉCIMA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DEL VICIO DE HABLAR DESHONESTAMENTE

POR: SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

“Tegit linguam ejus… et solutum est vinculum”.

“Le tocó la lengua, y se le soltó el impedimento”. (Marc. VII, 33 et 35)

En el presente Evangelio refiere San Marcos, el milagro que hizo nuestro divino Salvador, curando a un hombre sordo y mudo con solo tocarle la lengua. Pero, de estas últimas palabras no se deduce que aquel hombre fuese mudo en efecto, sino que tenía la lengua impedida, y no podía hablar expeditamente: por lo cual añade San Marcos, que después del milagro hablaba bien:Loquebatur recte. Fue, pues, necesario un milagro para desatar la lengua de ese hombre, y soltarle el impedimento que tenía. ¿A cuantos empero, haría un favor, si les atase la lengua para que no pudiesen hablar deshonestamente?

Puesto que quien adolece este vicio:

  • Hace gran daño a otros. Este será mi primer punto.
  • Y se hace gran daño a sí mismo. Aquí tenéis el segundo punto.

Punto 1

EL QUE HABLA DESHONESTAMENTE HACE GRAN DAÑO A LOS QUE LE OYEN

1. San Agustín (in Psal. 160), llama Satanœ mediatores“medianeros de Satanás” , a los que hablan deshonestamente; porque, donde no puede llegar Satanás con las sugestiones, llegan estos con las palabras obscenas que pronuncian. De estas lenguas malditas dice Santiago: Et lingua ignis est… inflammata a gehenna“En su lengua un fuego inflamado por el Infierno, con el cual abrasa el obsceno a cuantos le escuchan”. (Jc. III, 6).

Esta puede decirse, que es la tercera lengua de que habla el Eclesiástico: Lingua tertia multos commovit et dispersit illos. (Eccl. XVIII, 16). “La lengua espiritual es aquella que habla a Dios; la lengua civil es la que habla de los negocios del mundo; hay, pues, una tercera lengua, que es la del Infierno, que habla de las obscenidades carnales, y ésta es la que pervierte a muchos cristianos y hace que se pierdan”.

2. El real Profeta, hablando de la vida de los hombres sobre la tierra, dice: Su camino es tinieblas y lubricidad. Como si dijéramos: El hombre mientras vive, camina entre tinieblas por un camino resbaladizo; por lo cual está en peligro de caer a cada paso: si no tiene toda la cautela, y no mira donde asienta los pies, con el fin de evitar los pasos peligrosos, es decir, las ocasiones de pecar. Si en este camino, pues, tan resbaladizo, hubiese alguno que le empujase para hacerle caer, sería un milagro que no cayere en el precipicio. Pues esto cabalmente practican los satélites del demonio que hablan obscenidades: inducen a otros al pecado, mientras están en éste mundo, habitando en las tinieblas, y cercados de una carne tan propensa a este vicio. De tales hombres se dijo con razón: “Su garganta es un sepulcro abierto”Sepulchrum patens est guttur eorum (Psal. V, 11). Las bocas de esos, que no saben sino hablar obscenidades, son otros tantos sepulcros abiertos que exhalan putrefacción, dice San Juan Crisóstomo: Talia sunt ora hominum; qui turpia proferunt (Hom. 2 de Proph. Obs.). “Su hálito, como el que sale de la podredumbre de los cuerpos amontonados en una fosa, infesta y trastorna a todos cuantos perciben la hediondez”.

3. Léese en el Eclesiástico, que el golpe del azote deja un cardenal; más, que el golpe de la lengua desmenuza los huesos. Quiere esto decir, que las heridas que causan las lenguas deshonestas penetran hasta los huesos de cuantos las oyen, por el escándalo que les causan, especialmente cuando se profieren en presencia de personas inocentes y timoratas. Refiere San Bernardino de Sena, que una doncella que vivía santamente, al oír a un joven una palabra obscena, cayó en malos pensamientos, y luego se abandonó de tal suerte a la impureza, dice el Santo, que aunque el demonio hubiese tomado carne humana, no hubiera podido cometer tantos pecados impuros como ella cometió.

4. Lo peor es, que estas bocas infernales que pronuncian palabras deshonestas, tienen este vicio por una bagatela; y pocos se confiesan de él, pues suelen responder, cuando el confesor les reprende: Yo lo digo por chanza y sin malicia. ¿Con que lo dices por chanza? ¡Desdichado! Esas chanzas hacen reír al demonio, y te harán llorar a ti eternamente en el Infierno. Porque no sirve decir que tu lo dices por chanza y sin malicia; pues por lo mismo que profieres  esas palabrotas escandalosas y obscenas, es muy difícil que no peques por obra también; porque, como observa San Jerónimo: el que se deleita con las palabras, no está lejos de las obras: Non longe est a facto, qui delectatur in verbo. Además de que cuando se habla tan escandalosamente delante de personas de ambos sexos, siempre hay en ellas delectación peligrosa. ¿Y no es pecado también el escándalo público? Una sola palabra deshonesta que se pronuncie, es capaz de hacer caer en pecado a cuantos la oyen. Por esto dice San Bernardo: Unus loquitur et unum tantum verbum profet, et tamen multitudinis audientium animis interficit. “Aunque hable uno solo, y no profiera más que una palabra, mata, sin embargo, con el escándalo las almas de cuantos le oyen”. (Serm. 24 in Cant.) Y este pecado es peor que si uno matase a muchas personas disparando aun arcabuz; porque así mataría a los cuerpos, y con las palabras obscenas mata a las almas: Animus interficit.

5. En fin, esos hombres, cuya lengua no tiene freno, son la ruina del mundo. Más daño hace uno sólo de ellos que cien demonios del Infierno, siendo así la ruina de muchas almas. Y no soy yo quien os lo digo, sino el Espíritu Santo, que dice: Os lubricum operatur ruinas“La boca lúbrica y deshonesta es causa de ruina de muchos”. (Prov. XIII, 28) Y ¿cuándo principalmente se causan estos males y estas ruinas? Cabalmente cuando Dios nos dispensa más bienes. Hablo de los bienes temporales que nos dispensa su mano bienhechora  en el estío, proveyéndonos para todo el año, de grano, de vino, de aceite, de legumbres y de los demás frutos que hace producir la tierra para nuestro alimento. Pues ¿cuando se cometen más pecados en el campo? Cuando se hace la siega, la trilla y la vendimia; cuando se hace la recolección de las castañas, de las aceitunas, del maíz y de otras cosas semejantes. Entonces, repito, se cometen más pecados que en otros tiempos, por medio de esas palabras deshonestas, que abundan en la boca de los hombres escandalosos más que en los campos los granos de trigo y de uva.

¿Y es este el modo de manifestar la gratitud al Señor por la prodigalidad con que os suministra sustento para el invierno?

Más ¿quién tiene la culpa de éstos pecados, sino las bocas desenfrenadas de los hombres escandalosos, cuyas lenguas están llenas de veneno, como la de la víbora? Ellos, pues, darán cuenta a Dios del pecado que cometen hablando mal, y de los que hacen cometer a los que escuchan. Si tuviesen presente cuando hablan de este modo, la amenaza que les hace Dios por Ezequiel, de que les pedirá cuenta de su perdición: Sanguinem ejus de manutua requiram (Ezech. III, 18), seguramente que refrenarían la lengua y no causarían la muerte del alma a tantos inocentes.

Punto 2

EL QUE HABLA PALABRAS DESHONESTAS SE CAUSA GRAN DAÑO A SÍ MISMO

6. Dicen algunos: “Pero yo hablo sin malicia”. A esta excusa frívola y necia he contestado ya en el punto primero, que es muy difícil que uno hable palabras deshonestas sin complicarse con las ideas que ellas suscitan en la imaginación; especialmente, cuando se profieren delante de muchachas y casadas jóvenes; porque, regularmente, resulta de ellas una secreta complacencia, que suele ser semejante a una chispa eléctrica que abrasa cuando toca. Si el fuego prende en la estopa, la abrasa; pues del mismo modo, si un mal pensamiento se ceba en nuestra imaginación, abrasa nuestra alma inclinada al pecado: porque el cuerpo y el alma de todos los hombres, como dice la Santa Escritura, están inclinados al mal: Sensus et cogitatio humani cordis pronua sunt in malum. (Gen VIII, 21) Sobre todo, el hombre siéntese inclinado al vicio deshonesto  por la misma naturaleza. Y por eso dice San Agustín, que en esta especie de combate, si no somos muy cautos y prudentes, todos nos hallamos enredados, y pocos salimos vencedores. Al que dice libremente palabras obscenas, siempre se le presentan a la imaginación aquellas mismas ideas impuras y deshonestas  que nombra; y éstas suscitan la complacencia en su alma , y le hacen caer, primeramente, en torpes deseos, y luego en las obras: y esta es la consecuencia de hablar obscenidades, aunque sea sin malicia, como suelen decir los que acostumbran a divertir a los demás con torpezas. ¿conque habláis mal sin malicia? ¿Y no hay malicia en obrar mal? ¿Y no es obrar mal hablar de los que Dios prohíbe? ¿Y no prohíbe Dios los actos, las alusiones, y hasta los pensamientos impuros? ¿Cómo, pues, osáis decir, que habláis sin malicia? Decid que despreciáis la salvación de vuestra alma, y los preceptos de vuestro Dios, y que obedecéis al demonio.

7. Dice el Espíritu Santo: “Ten cuidado de no labrarte con tu lengua una cadena que te conduzca y arrastre a los Infiernos”; porque, dice Santiago: Que “la lengua contamina toda el cuerpo e inflama la rueda o toda la carrera de nuestra vida”. La lengua es uno de los miembros del cuerpo que cuando habla mal infesta a todos los demás e inflama y corrompe toda nuestra vida, desde la niñez hasta la senectud; y de ahí resulta, que los que hablan obscenidades, no saben abstenerse de semejantes conversaciones, aun cuando son ancianos. Escribe Surio en la vida de San Valerio, que viajando el Santo entró en una casa para calentarse, donde aplicando el oído a lo que decía el dueño de ella al juez de la ciudad, oyó que hablaban de cosas obscenas, siendo ya ambos de edad avanzada. Les respondió el Santo severamente; más ellos no hicieron caso de su reprensión; y Dios los castigó a entreambos dejando ciego a uno, y causando al otro una llaga que le hacía sentir dolores mortales. Cuéntase, además, que uno de estos habladores obscenos murió de repente sin haberse siquiera querido confesar, y que fue visto después en los Infiernos, haciéndose pedazos la lengua, que al instante se renovaba para ser otra vez destrozada.

8. Más ¿como ha de querer Dios compadecerse de aquellos que no se compadecen de las almas de sus prójimos? Por esto dice Santiago: “Aguarda un juicio sin misericordia al que no usó de misericordia”. (Jac. II, 13) ¡Que compasión causa alas veces ver a estos habladores obscenos, hablar delante de jóvenes casadas y muchachas! Y cuando mayor es la concurrencia de los oyentes, con tanto más calor y desenfreno suelen hablar, sin contemplar el mal que hacen, ni el escándalo que dan a tantos inocentes. Porque muchas veces se hallan presentes niños y niñas de poca edad, a quienes escandalizan sin reflexión ni miramiento. Refiere un autor, que educado por los monjes de Cluny el hijo de cierto noble de la Borgoña, era puro como un ángel. Este, pues, entró un día en la tienda de un carpintero, y movido de las palabras obscenas de la mujer del carpintero, cometió un pecado, y perdió las gracia y la amistad de Dios. De otro cuenta Sabatino, en su obra titulada Luz Evangélica, que habiendo oído una palabra deshonesta, y pensando en ella por la noche, consintió un mal pensamiento, y murió repentinamente aquella noche. Sabedor de su muerte su confesor, quería celebrar por él una misa; pero el alma de aquel desgraciado joven  se le apareció, y le dijo: que no celebrase por él, porque se había condenado por causa de aquella palabra obscena, y que celebrando por él aumentaría sus penas. ¡Oh Dios mío! ¡Cómo llorarían los ángeles custodios, si pudiesen llorar, de aquellos desgraciados muchachos que se condenan por el escándalo que les causaron las palabras deshonestas, que pronuncian en su presencia algunos hombres impuros y desalmados! Pero pedirán contra ellos terrible venganza delante de Dios. Y esto es lo que significan aquellas palabras de Jesucristo: “Mirad que no despreciéis a alguno de estos pequeñitos, porque os hago saber, que sus ángeles custodios en los Cielos están siempre viendo continuamente la cara de mi Padre”.

9. Cuidad, por tanto, hermanos míos, de guardaros más que de la misma muerte, de hablar palabras deshonestas. Oid la exhortación que os hace el Espíritu Santo por estas palabras: “Haz una balanza para tus palabras, y un freno bien ajustado para tu boca, y mira no resbales en tu hablar y sea incurable y mortal tu caída”. (Eccl. XXVIII, 29). Con las palabras : haz una balanza, se nos exhorta a pesar bien las palabras antes de proferirlas; y con la expresión: haz un freno bien ajustado, para tu boca, se nos intima que cerremos la boca cuantas veces nos sentamos tentados a pronunciar palabras deshonestas. Dios nos ha dado la lengua, no para ofenderle, sino para alabarle y bendecirle. Y por eso dice San Pablo: que la fornicación, y toda especie de impureza, ni aún se nombre entre nosotros, como corresponde  a quienes Dios ha hecho Santos. De manera, que no solamente debemos evitar las palabras obscenas y las palabras equívocas, teniendo presente, que los equívocos deshonestos tal vez causan más daño que las palabras impuras; sino también las palabras picantes o que son ajenas de las personas santas, esto es, de los cristianos, de quienes habla San Pablo.

10. Reflexionad, dice San Agustín, que vuestras bocas son bocas de cristianos, en las que tantas veces ha entrado Jesucristo por medio de la Santa Comunión, y por esto debéis de absteneros de proferir palabras que son un veneno infernal. San Pablo escribe: “vuestra conversación sea siempre con agrado sazonada con la sal”, es decir, mezclad en la conversación algunas palabras santas que muevan a los que escuchan a amar a Dios, y retraerlos de ofenderle. ¡Feliz la lengua -dice San Bernardo-, que no sabe hablar sino de las cosas de Dios! Debéis, pues, guardaros, amados cristianos, no sólo de las palabras impuras, sino también del trato de los que las profieren. Y así, cuando oigáis hablar mal y deshonestamente, circunvalad vuestros oídos de espinas, como dice el Espíritu Santo, y no deis oídos a tales conversaciones. Que quiere decir, que os revistáis de severidad, y reprendáis con calor y celo a los que hablen de este modo: o, al menos, les manifestéis en el semblante que os disgusta la conversación. No nos avergoncemos de parecer discípulos de Jesucristo, sino queremos que Jesucristo se avergüence de recibirlos después en el Paraíso. Manifestemos a los malos, que seguimos la doctrina y los preceptos de Jesucristo; confesemos que somos sus discípulos, para que Él también declare que es Nuestro Maestro en la otra vida, como nos lo promete en el Evangelio con estas palabras: “Todo aquél que me reconozca delante de los hombres, Yo también lo reconoceré delante de mi Padre, que está en los Cielos”. (Matth. X, 32).

De esta suerte cumpliremos con su santa ley, y después de ésta vida mereceremos disfrutar de su compañía en la eterna.

Tomado del excelente blog:

http://eccechristianus.wordpress.com

Santa Misa Dominical

DOMINGO 11º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Éffeta, que quiere decir ‘abríos’

( Semidoble – Ornamentos verdes )

Con la oposición entre el árbol bueno y el árbol malo, entre los hijos del mundo y los hijos de la luz, entre el hombre carnal y el hombre espiritual, entre el fariseo y el publicano, la Iglesia ha querido inculcarnoe el verdadero sentido de la vida cristiana.   Hoy quiere que nos detengamos a considerar en sí misma esa vida que recibimos en el Bautismo. Quiere invitarnos a renovar nuestras promesas bautismales.

El Evangelio Nos coloca en los últimos tiempos de la predicación de Jesús en Galilea. En él se nos cuenta el milagro del sordomudo. Debemos al suave y prodigioso contacto de las manos del Salvador el haber sido curados. Así lo experimentamos el día de nuestro Bautismo, cuando «nos condujo a habitar en una misma casa» (Introito).

Por eso cantamos, rebosantes de gratitud: «Alabad a Dios, que es nuestro ayudador; celebrad al Dios de Jacob» (Aleluya). Si desde el día en que Cristo nos dijo también a nosotros: Efeta, se ha enfriado nuestra fe, volvamos a vivirla con el recuerdo de las apariciones del Resucitado (Epístola); y si nos atemoriza el recuerdo de nuestras flaquezas, pensemos que la abundancia de la piedad divina excede nuestros méritos y nuestras súplicas, y multiplicará la misericordia para perdonar lo que teme la conciencia y para añadir lo que la oración no se atreve a pedir (Oración)

Introito. Ps 67.

INTROITUS Deus in loco sancto suo: Deus, qui inhabitáre facit unánimes in domo: ipse dabit virtutem et fortitúdinem plebi suae. – Ps. Exsúrgat Deus, et dissipéntur inimici ejus: et fúgiant, qui odérunt eum, a fácie ejus. V. Gloria Patri. IntroitoDios habita en su santuario: Dios, que nos hace vivir unidos en su Iglesia, dará a su pueblo valor y fortaleza. – Ps. Levántese Dios, y sean dispersados sus enemigos: y huyan de su presencia los que le aborrecen. V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

ORATIOOmnipotens sempitérne Deus, qui abundantia pietátis tuae et mérita súpplicum excédis, et vota: effúnde super nos misericórdiam tuam; uy dimítas quae conscientia métuit, et adjícias quod orátio non praesúmit. Per Dóminum. R. Amen Oh Dios omnipotente y eterno, que, por un exceso de tu bondad, das a los que a ti acuden más de lo que merecen y desean; derrama sobre nosotros tu misericordia, hasta el punto de perdonar las faltas por las cuales teme la conciencia, y de añadir por tu cuenta lo que la oración no osa pedir (1). Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.R. Amen.

Conmemoración

Epístola

La fe en la Resurrección es el fundamento del dogma católico, y debe serlo de nuestra esperanza; por eso San Pablo, lo mismo que los Evangelistas, la prueban con datos irrefutables.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Corinthios (15, 1-10) Fratres: notum vobis facio fratres Evangelium quod praedicavi vobis quod et accepistis in quo et statis, per quod et salvamini qua ratione praedicaverim vobis si tenetis nisi si frustra credidistis. Ttradidi enim vobis in primis quod et accepi: quoniam Christus mortuus est pro peccatis nostris secundum Scripturas et quia visus est Cephae et post haec undecim. Deinde visus est plus quam quingentis fratribus simul ex quibus multi manent usque adhuc quidam autem dormierunt. Deinde visus est Iacobo, deinde apostolis omnibus; novissime autem omnium tamquam abortivo, visus est et mihi. Ego enim sum minimus Apostolorum qui non sum dignus vocari Apostolus, quoniam persecutus sum ecclesiam Dei. Gratia autem Dei sum id quod sum, et gratia eius in me vacua non fuit Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Corintios: (I Rom. 8, 18-23) Hermanos: Quiero ahora recordaros el Evangelio que os he predicado, y que vosotros recibisteis, y en el cual os mantenéis firmes, y por el cual seréis salvados; si es que lo conserváis tal cual yo os lo prediqué, porque, de otra suerte, en vano habríais abrazado la fe. Lo primero, pues, que os enseñé y que yo aprendí, fue: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los Once. Posteriormente se dejó ver por más de quinientos hermanos juntos, muchos de los cuales viven todavía y algunos murieron ya. Después se apareció a Santiago, luego a todos los Apóstoles; finalmente y después de todos, se me apareció también a mí, que vengo a ser como un abortivo. Pues yo soy el menor de los Apóstoles, que ni merezco ser llamado Apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios. Mas por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mi(2).
GRADUALE (Ps. 27 ) In Deo sperávit cor meum, et adjútus sum: et reflóruit caro mea; et ex voluntate mea confitebor illi. V. Ad te, Domine, clamavi: Deus meus, ne síleas: ne discédas a me.Alleluia, alleluia. V.(Ps. 80) – exsultáte Deo, adjutóri nostro, jubiláte deo Jacob: súmite psalmumjucúndum cum cíthara, Alleluia. GradualEn Dios esperó mi corazón, y fue socorrido; y refloreció mi carne, y con todo mi corazón le alabaré. V. A Ti, Señor, clamaré. No te hagas sordo a mis ruegos, oh Dios mío, no te alejes de mi.
Aleluya, aleluya – V. Alabad a Dios, nuestro ayudador, celebrad al Dios de Jacob; cantad himnos suaves con la cítara, Aleluya.

Evangelio

La curación del sordomudo, que aquí se relata, y el procedimiento que para realizarla usa el Señor, nos enseñan, entre otras cosas, cómo para recobrar el oido y el habla para las cosas espirituales, hay que aislarse de vez en cuando, del bullicio y contacto del mundo, donde acabamos por atolondrarnos espiritualmente, para dejar en libertad de acción a la gracia.

USequéntia sancti Evangélii secúndum Marcum ( 7, 31-37) In illo témpore:exiens Jesus de finibus Tyri venit per Sidonem ad mare Galilaeae inter medios fines Decapoleos. Et adducunt ei surdum et mutum et deprecantur eum ut inponat illi manum et adprehendens eum de turba seorsum misit digitos suos in auriculas et expuens tetigit linguam eius et suspiciens in caelum ingemuit et ait illi eppheta quod est adaperire et statim apertae sunt aures eius et solutum est vinculum linguae eius et loquebatur recte et praecepit illis ne cui dicerent quanto autem eis praecipiebat tanto magis plus praedicabant et eo amplius admirabantur dicentes bene omnia fecit et surdos facit audire et mutos loqui
Credo.
U Continuación del Santo Evangelio según Credo. En aquel tiempo: Saliendo Jesús de los confines de Tiro, fue por Sidón al mar de Galilea, atravesando el territorio de Decápolis. Y le trajeron un sordomudo, suplicándole que pusiese la mano sobre él para curarle. Y apartandole del tropel de la gente, le metió los dedos en los oidos; y con la saliva le tocó la lengua, y alzando los ojos al cielo, suspiró y díjole: «Efeta», que quiere decir: «abríos»(3). Y al punto se le abrieron los oídos y se le soltó el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad. Y les mandó que a nadie lo dijesen. Pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo divulgaban, y tanto más se maravillaban, y decían: Todo lo ha hecho bien(4). Ha hecho oír a los sordos, y hablar a los mudos.
OFFERTORIUMExaltabo te, Domine, quoniam suscepísti me. nec delectasti inimicos meos super me; Domine,clamavi ad te, et sanasti me.
OfertorioTe ensalzaré, Señor, porque me has socorrido, y no consentiste que se riesen de mi mis enemigos; Señor, a Ti clamé, y me curaste.

Oración-Secreta

Répice, Domine, quaesumus, nostram propitius servitútem: ut, quod offerimus, sit tibi munus acceptum, et sit nostrae fragilitatis subsídium. Per Dominum. Suplicámoste, Señor, mires propicio el Sacrificio que nosotros tus siervos te ofrecemos, para que te sea grato, y sostenga nuestra fragilidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus… Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.
COMMUNIO Honóra Dominum de tua substantia, et de primítiis frugum tuárum; et implebuntur hórrea tua saturutate, et vino torcularia redundábunt.
Comunión.Honra al Señor con tus bienes, y ofrécele las primicias de tus frutos; y se llenarán tus trojes de granos y tus lagares rebosarán de vino(5)

Oración-Postcomunión

Rogámoste, Señor, que, al recibir tu Sacramento, experimentemos un refuerzo en el alma y en el cuerpo; a fin de que, salvados ambos, nos gloriemos con la plenitud del remedio celestial(6). Por Nuestro Señor Jesucristo.

Sentiámus, quaesumus, Domine, tui perceptione sacramenti, subsidium mentis et corporis: ut in utróque salváti, caelestis remedii plenitudine gloriémur. Per Dominum nostrum

Conmemoración

  • (1) Ya es mucho alcanzar de Dios el perdón de los pecados, mas su gran misericordia añade otros favores, que nosotros, agobiados y humillados por las culpas, ni siquiera osamos pedir. Por eso es excelente táctica, hasta para nuestros mezquinos intereses, aplacar primero a Dios en la oración, y después hacerle peticiones. ¡Justamente al revés de lo que la generalidad suele practicar!. (volver)

  • (2) ¡Qué humildad la de San Pablo! Él, el Apóstol de las gentes, el vaso de elección, el levantado en vida hasta el tercer cielo, el contemplador de los misterios celestiales, llamarse hijo «abortivo» de Dios e indigno de llamarse Apóstol. El recuerdo de su vida de perseguidor de la Iglesia fue el que mantuvo siempre esa humildad y en una constante correspondencia a la gracia de la conversión. ¿Quién podrá declarar, como él, que «la gracia no ha sido estéril en él»? (volver)

  • (3) Esta misma acción se repite en el ceremonial del Bautismo, mojando el sacerdote con su saliva los oídos y la nariz del bautizando, como para hacer expeditos esos sentidos para escuchar la palabra de Dios y aspirar el perfume del buen ejemplo. (volver)

  • (4) Si, Dios lo ha hecho todo bien, y ésta debe ser nuestra más firme convicción. Lo malo que vemos en el mundo no es obra de Dios, sino del pecado, es decir, nuestra, y de cuerdos es soportarlo todo con resignación. Atribuir a Dios el mal es una blasfemia, e insolencia incalificable es maldecirle por lo que no viene de Él, sino de nosotros mismos y de los demás. (volver)

  • (5) Es un hecho que Dios paga la generosidad para con Él y su culto con redoblados bienes y bendiciones, aun materiales. Él dijo: «Dad y se os dará», y lo cumple todos los días. (volver)

  • (6) Téngase en cuenta esta afirmación: el santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo,, debidamente recibido, sirve para la salud del alma, pero también para la del cuerpo, en virtud de una misteriosa irradiación. (volver)

Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Novena a San Pío X

Hoy Viernes 26 de Agosto de 2011 Inicia.

DIA PRIMERO 26 de Agosto

DIA SEGUNDO 27 de Agosto

DIA TERCERO 28 de Agosto

DIA CUARTO 29 de Agosto

DIA QUINTO 30 de Agosto

DIA SEXTO 31 de Agosto

DIA SÉPTIMO 01 de Septiembre

DIA OCTAVO 02 de Septiembre

DIA NOVENO 03 de Septiembre

SAN PÍO X, Papa y Confesor 03 de Septiembre

Fuente:

http://www.tradicioncatolica.com

HISTORIA Y “DOCTRINA” DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

LA HEREJÍA APLAUDIDA POR LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA

Por Rafael Mancia desde el Salvador

Historia del Camino Neocatecumenal

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1. Comienzos del Camino Neocatecumenal en Palomeras.

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El Camino Neocatecumenal nace en el año 1964 cuando Kiko Argüello, pintor nacido en León (España), y Carmen Hernández, licenciada en Química y formada en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús se encuentran en las barracas de Palomeras Altas a las afueras de Madrid.

Allí, Kiko tras pasar por una crisis existencial, y siguiendo los pasos de Charles de Foucault, se fue a vivir durante tres años entre los más pobres y descubrió en el sufrimiento de los inocentes, el misterio de Cristo Crucificado.

Por su parte, Carmen que había estado en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II a través del P. Pedro Farnés Scherer (liturgista) y que, llamada por el Obispo, estaba tratando de formar un grupo para ir a evangelizar a los mineros de Oruro (Bolivia), conoció a Kiko. Fue entonces, en este ambiente de las barracas, en medio de una sociedad constituida por gitanos y quinquis, en gran parte analfabetos, vagabundos, ladrones, prostitutas y jóvenes delincuentes, cuando se constituye el germen que dio lugar a una síntesis kerigmática, teológico-catequética, que es la columna vertebral de este proceso de evangelización de adultos que es el Camino Neocatecumenal.

2. Acogida del Camino por los Obispos

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Poco a poco esta semilla fue reconocida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Casimiro Morcillo, quien visitó las barracas y constató la acción del Espíritu Santo. Asimismo, dio su bendición y mandó llevarlo a las parroquias de Madrid, poniendo como condición que el Párroco estuviese como centro, aprobando ad experimentum las novedades litúrgicas necesarias para la iniciación cristiana, los tres pilares conformados por: la palabra, la liturgia y la comunidad.

De esta forma, el Bautismo aparece como un itinerario a recorrer para conseguir una fe adulta, capaz de responder a los cambios de la sociedad y así el Camino fue llevado a las parroquias. Kiko, Carmen y algunos hermanos pobres de las barracas, eran invitados por el párroco a la Eucaristía y allí contaban su experiencia. Pasaron por Madrid y posteriormente, fueron a Zamora y de nuevo volvieron a distintos barrios de la periferia de Madrid.

3. Definición y síntesis de la misión del Camino Neocatecumenal

En abril de 1970, surge la necesidad de hacer una reflexión sobre las primeras experiencias del Camino Neocatecumenal. De este modo, los iniciadores junto con los responsables, presbíteros y algunos párrocos de las primeras comunidades existentes se reunieron para dar unas respuestas básicas a esta nueva realidad eclesial y que se recogen en el Estatuto del mismo:

¿Qué es la comunidad?

La comunidad es la Iglesia: que es el cuerpo visible de Cristo resucitado. Nace del anuncio de la Buena Nueva que es Cristo. Este anuncio es apostólico, lo que implica “unidad y dependencia del Obispo, garantía de la verdad y de la universalidad”.

¿Cuál es la misión de estas comunidades en la actual estructura de la Iglesia?

“Hacer visible un nuevo modo de vivir hoy el Evangelio teniendo presente los profundos anhelos del hombre y el momento histórico de la Iglesia”.

¿Cómo se realiza esta misión?

“Estas comunidades nacen y desean permanecer dentro de la Parroquia, con el párroco para dar los signos de la fe: el amor y la unidad”. Sigue leyendo

Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.
Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.
Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.
Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

 

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.
Pío PP. XII

Tomado de:

http://devocioncatolica.blogspot.com

Santa Misa Dominical

DOMINGO 10º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

No soy como este publicano

 

( Doble – Ornamentos verdes )

Hay humildades de que Dios nos libre, decía Santa Teresa. porque tan sólo tienen de tales el disfraz, ocultando bajo la máscara un orgullo refinado.

Pues el Domingo de hoy en su liturgia nos enseña a distinguir la humildad postiza de la que es auténtica y verdadera. Ésta consiste en atribuir al Espíritu Santo y no a nosotros mismos nuestra santidad, ya que los actos del hombre, si llegan a ser sobrenaturales y a valer algo en orden a la vida eterna, es merced a la gracia del Espíritu Santo, que desde el día de Pentecostés sigue obrando la santidad en la tierra, en aquellos que no le desechan, ni le contristan, ni le extinguen, según la gráfica expresión del Apóstol.

Pero sucede que la primera disposición del alma para que en ella obre libre y eficazmente ese divino Espíritu Santo y santificador, es la humildad, es encontrarla vacía, porque si la encuentra llena de sí misma, no hay lugar para Él, y se queda afuera, si bien junto a sus puertas para llamar a ellas a menudo, mediante sus santas inspiraciones. Además, la primera condición para conseguir el perdón de los pecados es la humildad, que reconoce la propia miseria y pide a  Dios limpie al alma con su gracia.

En esta semana tenemos en el Breviario varios tipos de humildes y de orgullosos. Humilde fue el profeta Elías, y humilde el niño Joás, contrastando sus figuras con las de la impía Jezabel, la de Acab y la de su hija, la infame Atalla, tipos todos ellos repugnantes por su misma arrogancia.

Vemos a Joás humillado y después ensalzado por Dios. Pero este fenómeno, tan frecuente, está aún mejor retratado en el Evangelio del día. No hay cosa que más asquee a Dios que la soberbia. y sobre todo la soberbia redomada del fariseo, al cual ni sus mismas obras buenas le aprovechan, toda vez que las convierte en ponzoña, a causa de su dañada intención de lucir y aparentar ante el mundo.

Hay dos clases de hombres, dice Pascal: los pecadores que se tienen por culpables de todo, y los pecadores que nada de reprensible encuentran en sí. Pero, a la corta o a la larga, Dios humillará a éstos y ensalzará a aquellos; porque es ley que jamás deja de cumplirse: el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado (Ev.).


Verdad que Dios es indulgente, y que amenaza más de lo que suele castigar. imitando en esto a las madres; pero sepamos que » Dios no es burlado «. y que se han dado ya muchos castigos pavorosos escarmientos.

Aprendamos, pues, a ser mansos y humildes de corazón. Ésta es la gran, casi la única lección que quiso Jesús aprendiésemos de Él. No nos dijo: Aprended a crear mundos, como Yo los creé, o a resucitar muertos y obrar estupendos milagros. En nada de eso quiso le imitásemos, sino en la mansedumbre y humildad, pero humildad de corazón, que no consiste en fingimientos ni en melindrosos encogimientos, sino en la verdad, porque la humildad es verdad (Sta. Teresa), ya que nos convence de lo poco que somos y de cómo seríamos todavía peores si el Señor misericordioso no nos tuviera siempre de su mano.

Guardemos en nuestra imaginación, profundamente grabada, la lección de humildad que se desprende de la parábola del Fariseo y e1 Publicano.
El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.

Introito. Ps 54, 17, 18, 20 y 23. 

    INTROITUS – Cum clamárem ad Dóminum, exaudivit vocem meam, ab his qui appropínquant mihi: et humiliávit eos qui est ante srecula, et manet in atérnum: jacta cogitátum tuum in Dómino, et ipsete enútriet. Ps. – Exáudi, Deus, oratiónem meam, et ne despéxeris deprecatiónem meam: inténde mihi, et exáudi me.V. Gloria Patri.    Introito – Habiendo llamado al Señor, escuchó mi voz contra los que me acosan; y los ha humillado el que existe antes de los siglos y dura eternamente; pon tu pensamiento en el Señor, y Él te sustentará. – Ps.  Oye, Señor, mis ruegos, y no desprecies mis plegarias; atiéndeme y escúchame. V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

   ORATIO – Deus, qui omnipoténtiam tuam parcéndo máxime et miserándo maniféstas: multiplica super nos misericordiam tuam; ut ad tua promissa curréntes, caelestium bonórum fácias esse consórtes. Per Dóminum.    R. Amen        Oh Dios, que principalmente haces  brillar tu omnipotencia perdonando y usando de clemencia, multiplica sobre nosotros tu misericordia; para que, corriendo tras de tus promesas, nos hagas participar de los bienes celestiales. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.    R. Amen.

Conmemoración

Epístola

   San Pablo explica aquí la acción multiforme y maravillosa del Espíritu Santo en el cuerpo místico de Jesús. que es la santa Iglesia. Las gracias y dones de cada miembro redundan en provecho de todo el cuerpo, y así no hay inconveniente en que exista diversidad de actividades , de cargos, y hasta de  grados sociales. 

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Corinthios I (12, 2-11)   

   Fratres: Scitis quoniam cum gentes essetis ad simulacra muta prout ducebamini euntes. Ideo notum vobis facio quod nemo in Spiritu Dei loquens dicit anathema Iesu et nemo potest dicere Dominus Iesus nisi in Spiritu Sancto.  Divisiones vero gratiarum sunt idem autem Spiritus. Et divisiones ministrationum sunt idem autem Dominus. Et divisiones operationum sunt idem vero Deus qui operatur omnia in omnibus. Unicuique autem datur manifestatio Spiritus ad utilitatem. Alii quidem per Spiritum datur sermo sapientiae alii autem sermo scientiae secundum eundem Spiritum. Alteri fides in eodem Spiritu alii gratia sanitatum in uno Spiritu. Alii operatio virtutum alii prophetatio alii discretio spirituum alii genera linguarum alii interpretatio sermonum. Haec autem omnia operatur unus atque idem Spiritus dividens singulis prout vult

 

 

   Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Corintios: (I Rom. 8, 18-23Hermanos: Bien sabéis que cuando erais paganos, os ibais en pos de los ídolos mudos, según erais conducidos(1). Ahora, pues, yo os declaro, que ningún hombre que habla inspirado de Dios, maldice de Jesús. Ni nadie puede confesar que Jesús es el Señor, sino por moción del Espíritu Santo(2). Hay, sí, diversidad de dones espirituales, mas, el Espíritu es uno mismo; hay también diversidad de ministerios, pero un solo Señor; hay asimismo diversidad de operaciones, mas, el mismo Dios es el que obra todo en todos. Pero los dones visibles del Espíritu Santo se dan a cada cual para la utilidad de la Iglesia. Así, el uno recibe del mismo Espíritu el don de hablar con sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu el don de hablar con mucha ciencia; a éste, le da el mismo Espíritu fe extraordinaria; al otro, la gracia de curaciones por el mismo Espíritu; a otro, el don de hacer milagros; a otro, el don de profecía; a éste, discreción de espíritus; a uno, el don de hablar varios idiomas; a otro, el don de interpretar las palabras. Mas, todas estas cosas las obra el mismo indivisible Espíritu, repartiéndolas cada cual según le place(3).
    GRADUALE (Ps. 27 ) Custódi me, Domine, ut pupíllam óculi:Sub umbra alárum tuárum prótege me. V. De vultu tuo judícium meum  pródeat; óculi tui vídeant aequitátem.Alleluia, alleluia. V.(Ps. 80) –  Alleluia.    Gradual – Guárdame, Señor, como a la niña de tus ojos; al abrigo de tus alas, ampárame. Vuestra boca falle en mi favor, y vean tus ojos mi rectitud. Aleluya, aleluya. V. Ti, oh Dios, se debe en Sión himnos de alabanza, y a Ti se ofrecerán votos en Jerusalén, Aleluya. 

Evangelio

      Jesús pinta aquí con rasgos vigorosos la antítesis entre el puritanismo orgulloso y la humilde confesión de las faltas. Ni la presunción ni el exhibicionismo están bien, ni tampoco la falsa humildad: la verdad es la humildad, porque la verdad es que todos somos pecadores.

USequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam ( 18, 9-14)

   In illo témpore: dixit Jesus ad quosdam qui in se confidebant tamquam iusti et aspernabantur ceteros parabolam istam. Duo homines ascenderunt in templum ut orarent unus Pharisaeus et alter publicanus.  Pharisaeus stans haec apud se orabat Deus gratias ago tibi quia non sum sicut ceteri hominum raptores iniusti adulteri vel ut etiam hic publicanus. Ieiuno bis in sabbato decimas do omnium quae possideo. Et publicanus a longe stans nolebat nec oculos ad caelum levare sed percutiebat pectus suum dicens Deus propitius esto mihi peccatori. Dico vobis descendit hic iustificatus in domum suam ab illo quia omnis qui se exaltat humiliabitur et qui se humiliat exaltabitur


Credo.

  U Continuación del Santo Evangelio según Credo.  En aquel tiempo:  Dijo Jesús a ciertos hombres que presumían de justos, y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron el templo para orar: uno, fariseo,
y otro, publicano. El fariseo, en pie, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy, porque yo no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana
(4): pago los diezmos de cuanto poseo. El publicano, al contrario, puesto allá lejos ni se atrevía a levantar los ojos al cielo: sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador. Os digo que éste es el que volvió justificado a su casa, mas no el otro porque todo el que se ensalza, será humillado: y el que se humilla, será ensalzado.(5)
    OFFERTORIUMAd Te, Dómine, levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam: neque irrdeant me inimici mei: étenim univérsi, qui te exspéctant, non confundéntur.    Ofertorio –  A Ti, Señor, he levantado mi espíritu: Dios mío, en Ti confío, no quede yo avergonzado; ni se burlen de mí mis enemigos: porque nadie que espere en Ti será confundido. 

Oración-Secreta

    Tibi, Domine, sacrifícia dicáta reddántur: quae sic ad honórem nóminis tui deferénda tribuisti, tui deferénda tribuisti, ut éadem remédia fíeri nostra praestáres. Per Dominum.     Haz, oh Señor, que te sean consagradas las ofrendas que para Ti hemos destinado; ya que, si bien nos las has dado para ser ofrecidas en honor de tu nombre, también, has querido sirvieran para nuestro remedio. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

    Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus…

 

 

   Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.
   COMMUNIO Acceptábis sacrifícium justitiae, oblatiónes et holocáusta, super altáre tuum, Domine.
   Comunión. – Aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos sobre tu altar ¡oh Señor!

Oración-Postcomunión

   Rogámoste, oh Señor y Dios nuestro, que no prives jamás de tus auxilios a los que no cesas de alimentar con tus divinos sacramentos. Por Nuestro Señor Jesucristo.

     Quaésumus, Dómine Deus Noster: ut quos divinis reparáre non désinis sacraméntis, tuis non destítutas benígnus auxiliis. Per…

 Conmemoración

  • (1) Guiábanlos hacia los ídolos, ora los falsos profetas, ora los apetitos de sus propios instintos.   (volver)

  • (2) El carácter divino o diabólico de una declaración doctrinal se colige, por lo general, de lo que afirma de Jesús: que si bien hya muchos, como los protestantes, que hablan muy bien de Jesús, es del Jesús que ellos se forjan a su talante, no del Hijo de Dios. (volver)

  • (3) Puesto que Dios, y sólo Dios, es quien otorga todos estos dones, cuándo y cómo y a quienes le place, no hay razón para gloriarse, ni para resentirse, ni para tenerse envidia; cada uno debe contentarse con su suerte, y bendecir a Dios y trabajar por Dios y por la edificación de su Iglesia, poniendo en juego todos los talentos gratuitamente recibidos. Es el caso de recordar, que «a quien más le da, más se le exige». (volver)

  • (4) Los judíos tenían la obligación de ayunar solamente una vez al año, el gran día de la Expiación; pero los «devotos» fariseos ayunaban, para presumir, los lunes y jueves. (volver)

  • (5) Sucede a menudo, que Dios escucha mejor las oraciones de los pecadores arrepentidos que las de los justos inocentes, y la razón es que aquellos rezan con más humildad que éstos y así se granjean mejor las simpatías de Dios. (volver)

 Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Por la comunión de rodillas y en la boca

Standing or Kneeling?

This debate won’t go away. And every time is comes up, its because more and more authorities in the Church keep speaking out insisting on proper reverence for the Eucharist.

De pie o de rodillas?

Este debate no va a desaparecer.  Y cada vez va en aumento, es porque más y más autoridades en la Iglesia cada vez más  siguen hablando y no dejan de insistir en la debida reverencia a la Eucaristía.

VIDEO EN INGLÉS

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UN VERDADERO PRÍNCIPE CATÓLICO

NO FIRMARÁ NINGUNA LEY ABORTISTA

 

Alois de Liechtenstein

El príncipe de Liechtenstein no firmará  ni aunque la apruebe su pueblo.

El príncipe heredero de Liechtenstein, Alois de Liechtenstein, se opuso claramente el domingo en Vaduz, la capital de este principado, a la despenalización del aborto, como pide una iniciativa popular. Durante un discurso pronunciado con ocasión de la fiesta nacional del principado, celebrada el 15 de agosto, el príncipe indicó que si esta iniciativa es aprobada por el pueblo, durante un referéndum previsto el 18 de septiembre, él «se opondrá» a que esa reforma entre en vigor, según indicó la agencia de noticias ATS el lunes.

SIN SU FIRMA NO PODRÁ ENTRAR EN VIGOR

(AFP/InfoCatólicaEl Parlamento de Liechtenstein, que fue consultado sobre esta iniciativa destinada a autorizar el aborto hasta las 12 semanas de embarazo, también declaró que se opone a la misma. Sin la firma del príncipe, de 43 años, ninguna ley o modificación puede entrar en vigor en Liechtenstein.
Actualmente, el aborto es castigado con un año de cárcel en Liechtenstein, aunque haya sido realizado en el extranjero.
Liechestein es uno de los países más pequeños del mundo que hace frontera con Suiza y Austria. Cuenta con cerca de 35.000 habitantes, de los cuales el 76% son católicos y el 7% protestantes.
Tomado de:

 

EL OBISPO SCHNEIDER NOS HABLA DE LA IRREVERENTE Y DESACRALIZADORA COMUNIÓN EN LA MANO

Mons Schneider contrario a la comunión en la mano y de pie.

A continuación encontrarán el enlace a un video de Dom Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de Karaganda,Kazajistán, autor del libro Dominus Est.  Precisamente nos relata -en 10 minutos- las motivaciones que lo llevaron a escribir este libro, y sus conclusiones.  Debajo del video, va una traducción, no oficial, al español, de esta entrevista hablada en portugués.  Les aseguramos que vale la pena leerlo.  Aconsejamos oír el video mientras se lee la traducción.

CLIC EN LA IMAGEN PARA IR AL ENLACE DEL VIDEO

Me gustaría hablar sobre el tema de la Sagrada Comunión, concretamente sobre el momento de la recepción de la Sagrada Comunión. Yo me sentía obligado a escribir un libro (pequeño) sobre este tema, porque yo crecí en la clandestinidad soviética, y fui educado por sacerdotes mártires y confesores. Y cuando mi familia dejó la URSS yo tenía 12 años. Cuando nos despedimos de nuestro párroco, que era un mártir confesor, él nos dijo: «Cuando ustedes lleguen a Alemania estén atentos, no vayan a las iglesias donde se da la Sagrada Comunión en la mano». Cuando yo escuché estas palabras no podía entenderlas.

Cuando llegamos a Alemania fuimos a una Misa, y observé como se daba la Comunión, de una manera tan simple y superficial, y cuando volvimos a casa le dije a mi mamá: «Pero mamá, esto era como la distribución de bizcochos en la escuela!», yo dije esto con toda la inocencia infantil. Después anduvimos por otras iglesias, y la misma situación. Cuando volvimos a casa mi madre comenzó a llorar, y dijo: «Yo no puedo entender cómo se puede recibir a Nuestro Señor Jesucristo, presente con toda su Divina Majestad en esta Sagrada Hostia en una manera, así, superficial», y comenzó a llorar. Estas escenas me tocaron tanprofundamente a la edad de 12 años, que nunca me dejaron en la vida. Tampoco nunca pude entender -hasta hoy-, siendo sacerdote y obispo, cómo se puede recibir a Nuestro Señor Jesucristo ¡a nuestro divino Señor Jesucristo! de una manera, así, tan pobre de gestos, de adoración, de reverencia.

Así es que me sentía obligado en conciencia de hablar sobre esto. Tenía la impresión de que se calla, que no se habla de esto, es casi como un tema tabú en la Iglesia. Y observé después de 30 años en occidente, como se divulga esta manera de distribución de la comunión con todas las reglas de la moda, con todas las reglas de una estrategia global. Y así es que contemplo la posibilidad de hablar sobre esto. Y escribí este libro que fue publicado en Brasil y en Portugal.

Y he recibido muchos testimonios de personas simples que agradecieron que se hable sobre esto, hasta un católico japonés que se convirtió del budismo me escribió agradecido; decía que no pensaba que todavía un obispo podía defender la Comunión en la boca y de rodillas, ya que fue acostumbrado por sus obispos, que divulgaban la comunión en la mano, y me citó hasta el Concilio de Trento y el Vaticano II en latín, y me dijo «Señor obispo: hable sobre este tema, no se deje intimidar». Un bello ejemplo de un laico.

Cita también el ejemplo de otro laico, norteamericano, convertido del protestantismo, en cuyo culto se le permitía arrodillarse para recibir la «cena del señor» en la boca, que es un mero símbolo, pero al convertirse al catolicismo, le prohibieron recibir de rodillas a Nuestro Señor en la Eucaristía. Era absurdo que como protestante podía arrodillarse ante un símbolo y se le prohibía, como católico, arrodillarse ante la presencia real de Nuestro Señor.

Otro aspecto que contribuye es que nuestro Santo Padre Benedicto XVI comenzó a distribuir la Sagrada Comunión a personas arrodilladas y en la boca, a partir de la fiesta de Corpus Christi del año pasado. Y ha hecho esto no solamente en Roma, sino en todos los paises que ha visitado, incluso en los paises en los que las Conferencias Episcopales permiten INFELIZMENTE la Comunión en la mano.

Ahora, para nosotros, obispos y sacerdotes, que queremos sentir como Iglesia, sentir como el Papa, verdaderamente, y no solamente con palabras, no podemos comportarnos indiferentes, y cerrar los ojos delante de este ejemplo claro, humilde y modesto del Santo Padre. Es un magisterio práctico en este punto concreto. Entonces pienso que nosotros los obispos y sacerdotes debemos sentirnos obligados a imitar al Papa.

Hoy el mundo occidental, y especialmente Europa, está perdiendo el sentido de la sacralidad. Los pueblos orientales nos pueden enseñar a recuperar el sentido de lo sagrado, que es uno de los fundamentos de toda religión.

Entonces la Iglesia de hoy tiene la misión profética de testimoniar al mundo con gestos concretos, señales de reverencia de su Fe. Debemos profundizar sobre el Misterio de la Encarnación, de Dios Encarnado, con todas sus consecuencias, y profundizar nuestra Fe en el dogma de la Transubstanciación, el dogma de la Presencia Real, con todas sus consecuencias prácticas. Esto exige gestos concretos de adoración: la genuflexión, estar arrodillados, que es un gesto típicamente Bíblico, Neotestamentario, Apocalíptico.

Pienso que debemos profundizar en nuestra Fe, el misterio de Dios encarnado eucarístico, no solamente con palabras, tal vez bonitas, sino con gestos y obras concretas. Y así yo pienso y espero, que a ejemplo del Santo Padre, la Iglesia podrá hacer una contribución concreta también por este gesto de veneración en el momento más sacro, más venerable de nuestra fe que es la sagrada comunión. Es el tributo válido y concreto de una auténtica renovación de la fe, especialmente de la fe en un misterio central, un misterio amado, querido y divino que es la Santísima Eucaristía.

VERSIÓN EN INGLÉS:
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Fuente:  Sanaliturgia
Tomado de:

La comunión en la mano es de origen Calvinista

La práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas

«Ni Lutero lo habría hecho»

«La comunión en la mano no tiene nada que ver con la Iglesia primitiva, es de origen calvinista»

Athanasius Schneider, experto en Patrística y obispo auxiliar en Kazajistán, explicó en una emisora de Radio María cómo se comulgaba entonces.

Actualizado 13 agosto 2011

C.L./ReL

Athanasius Schneider

Athanasius Schneider tiene 50 años, es ucraniano y desde 2006 ha ejercido como obispo auxiliar en dos diócesis de Kazajistán, una ex república soviética con un 26% de población cristiana, mayoritariamente ortodoxa pero con una pujante comunidad católica.

Recientemente, monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explicó en la emisora de Radio María en el sur del Tirol las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es «completamente nueva» tras el Concilio Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: «Era más una comunión en la boca que en la mano», afirmó Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos: «El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido» entre los primeros cristianos.

Origen calvinista

Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio que tuvo lugar «instintiva y pacíficamente» en toda la Iglesia. A partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. «Ni Lutero», que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, «lo habría hecho», dijo el obispo kazajo: «De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos».

Juan Calvino (1509-1564)

Un poco acerca del Calvinismo y Calvino:

Calvinismo es el nombre (introducido por los luteranos contra la voluntad de Calvino) de aquella forma de -> protestantismo que directa o indirectamente tiene su origen en la obra reformadora de Juan Calvino (1509-1564). Tiene sus raíces en el humanismo francés y suizo de principios del s. xvi y, por tanto, no es simplemente una desviación del luteranismo, por muy verdad que sea que «las doctrinas fundamentales de Lutero son también las de Calvino» (E. TROELTSCH, Die Soxiallehren der christlichen Kirchen und Gruppen, T 1922, p. 610).

La influencia de Bucero, Melanchton y Bullinger sobre Calvino modificó también el c. La «conversión» de Calvino (entre 1530 y 1533) se debió a la lectura de la Biblia, especialmente a la lectura del AT. Él la leyó como palabra de Dios pronunciada directamente para él y la tomó como única fuente y norma de la fe cristiana.

Este principio de que la Escritura no sólo es la única fuente sino también la única norma, de manera que el creyente, para conseguir una seguridad sobre el contenido de la revelación, no necesita una interpretación infalible por parte de la Iglesia, es la base de toda la -> reforma. En este sentido el c. se consideraba a sí mismo en primer lugar como la iglesia reformada según la palabra de Dios, que todo cristiano podía corregir a la luz de la Escritura.  La intención de fundar una Iglesia nueva estuvo tan lejos de la mente de Calvino como de la mente de Lutero. La preocupación más seria de Calvino fue la de garantizar la transcendencia de la revelación de Dios, de la cual el hombre no puede participar más que por la gracia.

Esta intención básica no contradice en modo alguno a la doctrina católica. Sin embargo, la crítica que Calvino hizo de la Iglesia católica de Roma no sólo pretendía eliminar muchos abusos realmente existentes, sino también modificar esencialmente toda la estructura y la función de la Iglesia. El fundamento de esta crítica radical está en el hecho de que Calvino rechaza una mediación de la salvación, en la cual la Iglesia misma -por la fuerza del Espíritu Santo que la vivifica- actuara como instrumento sobrenaturalmente eficaz.

Doctrina y ulterior actividad reformadora de CaIvino

Frente a la Iglesia católica romana, Calvino fundamenta en su cristología la negación del papado y de la Iglesia como medio de salvación sobrenaturalmente eficaz. Según Calvino, Cristo es el Hijo de Dios, hecho hombre para, en cuanto mediador, reconciliar a los predestinados con Dios. Como mediador, Cristo, después de su ascensión a los cielos, envió al Espíritu Santo para otorgar en vida su plenitud, pero únicamente a los predestinados, los frutos de su mediación cumplida. Calvino cree que el cuerpo glorificado de Cristo continúa sometido a las leyes de la limitación espacial de este eón antiguo (CR 37, 169; cf. tambiénInst. iv, 17, 12). Por esto, acentúa que el cuerpo glorificado de Cristo está localmente en el cielo y que la Iglesia visible-invisible de los hombres pecadores se halla en la tierra. Sólo la «fuerza del Espíritu Santo» salva esta separación que durará hasta el día del juicio. Para Calvino, esa «fuerza del Espíritu Santo» no crea una relación ontológica con el Señor glorificado, en virtud de la cual él estaría presente y actuaría en su Iglesia (que es lo que enseña la Iglesia católica). En Calvino se trata de la unión, lograda por la virtud del Espíritu Santo, con la fuerza del cuerpo glorificado de Cristo; a través de esta unión Cristo ejerce su dominio sobre la Iglesia (Inst. ii, 15, 3; también CR 73, 568; 43, 723). Por tanto, también se comprende que para Calvino la presencia de Cristo en la eucaristía se produzca sólo a través de su fuerza, y no a través de su mismo cuerpo glorificado (Inst.iv, 17, 26; también CR 73, 695; 75, 364). Las fuertes expresiones de Calvino acerca de la comunidad con Cristo deben ser entendidas siempre dentro de estos límites.

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¿Cómo se debe recibir la comunión?

En la pintura San Jerónimo recibe la sagrada forma en la boca, a pesar de ser sacerdote, como muestra de adoración por la Hostia Sagrada.

La última comunión de San José de Calasanz -Francisco de Goya. Iglesia Colegio Escolapios de San Antón Madrid.

La Sagrada Forma, es el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y como tal SE DEBE ADORAR, por tal motivo es un sacrilegio el manoseo de la Hostia por manos indignas.

Tomado de:

http://secretummeummihi.blogspot.com/

http://forocatolico.wordpress.com

http://www.mercaba.org

Una radiografía de lo que pasa hoy en el mundo

Pío XII, Venerable.

«El “enemigo” se encuentra por todas partes y en medio de todos. Sabe ser violento y taimado. En estos últimos siglos ha intentado llevar a cabo la disgregación intelectual, moral, social de la unidad del organismo misterioso de Cristo. Ha querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad. Es un “enemigo” que cada vez se ha hecho más concreto, con una despreocupación que deja atónitos todavía: Cristo, sí; Iglesia, no. Después: Dios, sí; Cristo, no. Finalmente el grito impío: Dios ha muerto; más aún, Dios no ha existido jamás. Y he aquí la tentativa de edificar la estructura del mundo sobre fundamentos que Nos no dudamos en señalar como los principales responsables de la amenaza que gravita sobre la humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios. El “enemigo” se ha preparado y se prepara para que Cristo sea un extraño en la universidad, en la escuela, en la familia, en la administración de la justicia, en la actividad legislativa, en la inteligencia entre los pueblos, allí donde se determina la paz o la guerra»
Pío XIIDiscurso en el XXX Aniversario de la Acción Católica Italiana, 12-10-1952.

Tomado de:

http://statveritasblog.blogspot.com/

El Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María

Constitución Apostólica

«Munificentissimus Deus «

del Sumo Pontífice

PÍO PP. XII

Se define como dogma de la Asunción de la Virgen María,


en cuerpo y alma a la gloria celeste.

1 de octubre de 1950

1. El munificentísimo Dios, que todo lo puede y cuyos planes providentes están hechos con sabiduría y amor, compensa en sus inescrutables designios, tanto en la vida de los pueblos como en la de los individuos, los dolores y las alegrías para que, por caminos diversos y de diversas maneras, todo coopere al bien de aquellos que le aman (cfr. Rom 8, 28).

2. Nuestro Pontificado, del mismo modo que la edad presente, está oprimido por grandes cuidados, preocupaciones y angustias, por las actuales gravísimas calamidades y la aberración de la verdad y de la virtud; pero nos es de gran consuelo ver que, mientras la fe católica se manifiesta en público cada vez más activa, se enciende cada día más la devoción hacia la Virgen Madre de Dios y casi en todas partes es estimulo y auspicio de una vida mejor y más santa, de donde resulta que, mientras la Santísima Virgen cumple amorosísimamente las funciones de madre hacia los redimidos por la sangre de Cristo, la mente y el corazón de los hijos se estimulan a una más amorosa contemplación de sus privilegios.

3. En efecto, Dios, que desde toda la eternidad mira a la Virgen María con particular y plenísima complacencia, «cuando vino la plenitud de los tiempos» (Gal 4, 4) ejecutó los planes de su providencia de tal modo que resplandecen en perfecta armonía los privilegios y las prerrogativas que con suma liberalidad le había concedido. Y si esta suma liberalidad y plena armonía de gracia fue siempre reconocida, y cada vez mejor penetrada por la Iglesia en el curso de los siglos, en nuestro tiempo ha sido puesta a mayor luz el privilegio de la Asunción corporal al cielo de la Virgen Madre de Dios, María.

4. Este privilegio resplandeció con nuevo fulgor desde que nuestro predecesor Pío IX, de inmortal memoria, definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción de la augusta Madre de Dios. Estos dos privilegios están, en efecto, estrechamente unidos entre sí. Cristo, con su muerte, venció la muerte y el pecado; y sobre el uno y sobre la otra reporta también la victoria en virtud de Cristo todo aquel que ha sido regenerado sobrenaturalmente por el bautismo. Pero por ley general, Dios no quiere conceder a los justos el pleno efecto de esta victoria sobre la muerte, sino cuando haya llegado el fin de los tiempos. Por eso también los cuerpos de los justos se disuelven después de la muerte, y sólo en el último día volverá a unirse cada uno con su propia alma gloriosa.

5. Pero de esta ley general quiso Dios que fuera exenta la bienaventurada Virgen Maria. Ella, por privilegio del todo singular, venció al pecado con su concepción inmaculada; por eso no estuvo sujeta a la ley de permanecer en la corrupción del sepulcro ni tuvo que esperar la redención de su cuerpo hasta el fin del mundo.

6. Por eso, cuando fue solemnemente definido que la Virgen Madre de Dios, María, estaba inmune de la mancha hereditaria de su concepción, los fieles se llenaron de una más viva esperanza de que cuanto antes fuera definido por el supremo magisterio de la Iglesia el dogma de la Asunción corporal al cielo de María Virgen.

7. Efectivamente, se vio que no sólo los fieles particulares, sino los representantes de naciones o de provincias eclesiásticas, y aun no pocos padres del Concilio Vaticano, pidieron con vivas instancias a la Sede Apostólica esta definición.

Innúmeras peticiones

8. Después, estas peticiones y votos no sólo no disminuyeron, sino que aumentaron de día en día en número e insistencia. En efecto, a este fin fueron promovidas cruzadas de oraciones; muchos y eximios teólogos intensificaron sus estudios sobre este tema, ya en privado, ya en los públicos ateneos eclesiásticos y en las otras escuelas destinadas a la enseñanza de las sagradas disciplinas; en muchas partes del orbe católico se celebraron congresos marianos, tanto nacionales como internacionales. Todos estos estudios e investigaciones pusieron más de relieve que en el depósito de la fe confiado a la Iglesia estaba contenida también la Asunción de María Virgen al cielo, y generalmente siguieron a ello peticiones en que se pedía instantemente a esta Sede Apostólica que esta verdad fuese solemnemente definida.

9. En esta piadosa competición, los fieles estuvieron admirablemente unidos con sus pastores, los cuales, en número verdaderamente impresionante, dirigieron peticiones semejantes a esta cátedra de San Pedro. Por eso, cuando fuimos elevados al trono del Sumo Pontificado, habían sido ya presentados a esta Sede Apostólica muchos millares de tales súplicas de todas partes de la tierra y por toda clase de personas: por nuestros amados hijos los cardenales del Sagrado Colegio, por venerables hermanos arzobispos y obispos de las diócesis y de las parroquias.

10. Por eso, mientras elevábamos a Dios ardientes plegarias para que infundiese en nuestra mente la luz del Espíritu Santo para decidir una causa tan importante, dimos especiales órdenes de que se iniciaran estudios más rigurosos sobre este asunto, y entretanto se recogiesen y ponderasen cuidadosamente todas las peticiones que, desde el tiempo de nuestro predecesor Pío IX, de feliz memoria, hasta nuestros días, habían sido enviadas a esta Sede Apostólica a propósito de la Asunción de la beatísima Virgen María al cielo (1).

Encuesta oficial

11. Pero como se trataba de cosa de tanta importancia y gravedad, creímos oportuno pedir directamente y en forma oficial a todos los venerables hermanos en el Episcopado que nos expusiesen abiertamente su pensamiento. Por eso, el 1 de mayo de 1946 les dirigimos la carta Deiparae Virginis Mariae, en la que preguntábamos: «Si vosotros, venerables hermanos, en vuestra eximia sabiduría y prudencia, creéis que la Asunción corporal de la beatísima Virgen se puede proponer y definir como dogma de fe y si con vuestro clero y vuestro pueblo lo deseáis».

12. Y aquellos que «el Espíritu Santo ha puesto como obispos para regir la Iglesia de Dios» (Hch 20, 28) han dado a una y otra pregunta una respuesta casi unánimemente afirmativa. Este «singular consentimiento del Episcopado católico y de los fieles» (2), al creer definible como dogma de fe la Asunción corporal al cielo de la Madre de Dios, presentándonos la enseñanza concorde del magisterio ordinario de la Iglesia y la fe concorde del pueblo cristiano, por él sostenida y dirigida, manifestó por sí mismo de modo cierto e infalible que tal privilegio es verdad revelada por Dios y contenida en aquel divino depósito que Cristo confió a su Esposa para que lo custodiase fielmente e infaliblemente lo declarase (3). El magisterio de la Iglesia, no ciertamente por industria puramente humana, sino por la asistencia del Espíritu de Verdad (cfr. Jn 14, 26), y por eso infaliblemente, cumple su mandato de conservar perennemente puras e íntegras las verdades reveladas y las transmite sin contaminaciones, sin añadiduras, sin disminuciones. «En efecto, como enseña el Concilio Vaticano, a los sucesores de Pedro no fue prometido el Espíritu Santo para que, por su revelación, manifestasen una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, custodiasen inviolablemente y expresasen con fidelidad la revelación transmitida por los Apóstoles, o sea el depósito de la fe» (4). Por eso, del consentimiento universal del magisterio ordinario de la Iglesia se deduce un argumento cierto y seguro para afirmar que la Asunción corporal de la bienaventurada Virgen María al cielo -la cual, en cuanto a la celestial glorificación del cuerpo virgíneo de la augusta Madre de Dios, no podía ser conocida por ninguna facultad humana con sus solas fuerzas naturales- es verdad revelada por Dios, y por eso todos los fieles de la Iglesia deben creerla con firmeza y fidelidad. Porque, como enseña el mismo Concilio Vaticano, «deben ser creídas por fe divina y católica todas. aquellas cosas que están contenidas en la palabra de Dios, escritas o transmitidas oralmente, y que la Iglesia, o con solemne juicio o con su ordinario y universal magisterio, propone a la creencia como reveladas por Dios» (De fide catholica, cap. 3).

13. De esta fe común de la Iglesia se tuvieron desde la antigüedad, a lo largo del curso de los siglos, varios testimonios, indicios y vestigios; y tal fe se fue manifestando cada vez con más claridad.

Consentimiento unánime

14. Los fieles, guiados e instruidos por sus pastores, aprendieron también de la Sagrada Escritura que la Virgen María, durante su peregrinación terrena, llevó una vida llena de preocupaciones, angustias y dolores; y que se verificó lo que el santo viejo Simeón había predicho: que una agudísima espada le traspasaría el corazón a los pies de la cruz de su divino Hijo, nuestro Redentor. Igualmente no encontraron dificultad en admitir que María haya muerto del mismo modo que su Unigénito. Pero esto no les impidió creer y profesar abiertamente que no estuvo sujeta a la corrupción del sepulcro su sagrado cuerpo y que no fue reducida a putrefacción y cenizas el augusto tabernáculo del Verbo Divino. Así, iluminados por la divina gracia e impulsados por el amor hacia aquella que es Madre de Dios y Madre nuestra dulcísima, han contemplado con luz cada vez más clara la armonía maravillosa de los privilegios que el providentísimo Dios concedió al alma Socia de nuestro Redentor y que llegaron a una tal altísima cúspide a la que jamás ningún ser creado, exceptuada la naturaleza humana de Jesucristo, había llegado.

15. Esta misma fe la atestiguan claramente aquellos innumerables templos dedicados a Dios en honor de María Virgen asunta al cielo y las sagradas imágenes en ellos expuestas a la veneración de los fieles, las cuales ponen ante los ojos de todos este singular triunfo de la bienaventurada Virgen. Además, ciudades, diócesis y regiones fueron puestas bajo el especial patrocinio de la Virgen asunta al cielo; del mismo modo, con la aprobación de la Iglesia, surgieron institutos religiosos, que toman nombre de tal privilegio. No debe olvidarse que en el rosario mariano, cuya recitación tan recomendada es por esta Sede Apostólica, se propone a la meditación piadosa un misterio que, como todos saben, trata de la Asunción de la beatísima Virgen.

16. Pero de modo más espléndido y universal esta fe de los sagrados pastores y de los fieles cristianos se manifiesta por el hecho de que desde la antigüedad se celebra en Oriente y en Occidente una solemne fiesta litúrgica, de la cual los Padres Santos y doctores no dejaron nunca de sacar luz porque, como es bien sabido, la sagrada liturgia «siendo también una profesión de las celestiales verdades, sometida al supremo magisterio de la Iglesia, puede oír argumentos y testimonios de no pequeño valor para determinar algún punto particular de la doctrina cristiana» (5).

El testimonio de la liturgia

17. En los libros litúrgicos que contienen la fiesta, bien sea de la Dormición, bien de la Asunción de la Virgen María, se tienen expresiones en cierto modo concordantes al decir que cuando la Virgen Madre de Dios pasó de este destierro, a su sagrado cuerpo, por disposición de la divina Providencia, le ocurrieron cosas correspondientes a su dignidad de Madre del Verbo encarnado y a los otros privilegios que se le habían concedido.

Esto se afirma, por poner un ejemplo, en aquel «Sacramentario» que nuestro predecesor Adriano I, de inmortal memoria, mandó al emperador Carlomagno. En éste se lee, en efecto: «Digna de veneración es para Nos, ¡oh Señor!, la festividad de este día en que la santa Madre de Dios sufrió la muerte temporal, pero no pudo ser humillada por los vínculos de la muerte Aquella que engendró a tu Hijo, Nuestro Señor, encarnado en ella» (6).

18. Lo que aquí está indicado con la sobriedad acostumbrada en la liturgia romana, en los libros de las otras antiguas liturgias, tanto orientales como occidentales, se expresa más difusamente y con mayor claridad. El «Sacramentario Galicano», por ejemplo, define este privilegio de María, «inexplicable misterio, tanto más admirable cuanto más singular es entre los hombres». Y en la liturgia bizantina se asocia repetidamente la Asunción corporal de María no sólo con su dignidad de Madre de Dios, sino también con sus otros privilegios, especialmente con su maternidad virginal, preestablecida por un designio singular de la Providencia divina: «A Ti, Dios, Rey del universo, te concedió cosas que son sobre la naturaleza; porque así como en el parto te conservó virgen, así en el sepulcro conservó incorrupto tu cuerpo, y con la divina traslación lo glorificó» (7).

19. El hecho de que la Sede Apostólica, heredera del oficio confiado al Príncipe de los Apóstoles de confirmar en la fe a los hermanos (cfr. Lc 22, 32), y con su autoridad hiciese cada vez más solemne esta fiesta, estimula eficazmente a los fieles a apreciar cada vez más la grandeza de este misterio. Así la fiesta de la Asunsión, del puesto honroso que tuvo desde el comienzo entre las otras celebraciones marianas, llegó en seguida a los más solemnes de todo el ciclo litúrgico. Nuestro predecesor San Sergio I, prescribiendo la letanía o procesión estacional para las cuatro fiestas marianas, enumera junto a la Natividad, la Anunciación, la Purificación y la Dormición de María (Liber Pontificalis). Después San León IV quiso añadir a la fiesta, que ya se celebraba bajo el título de la Asunción de la bienaventurada Madre de Dios, una mayor solemnidad prescribiendo su vigilia y su octava; y en tal circunstancia quiso participar personalmente en la celebración en medio de una gran multitud de fieles (Liber Pontificalis). Además de que ya antiguamente esta fiesta estaba precedida por la obligación del ayuno, aparece claro de lo que atestigua nuestro predecesor San Nicolás I, donde habla de los principales ayunos «que la santa Iglesia romana recibió de la antigüedad y observa todavía» (8).

Exigencia de la incorrupción

20. Pero como la liturgia no crea la fe, sino que la supone, y de ésta derivan como frutos del árbol las prácticas del culto, los Santos Padres y los grandes doctores, en las homilías y en los discursos dirigidos al pueblo con ocasión de esta fiesta, no recibieron de ella como de primera fuente la doctrina, sino que hablaron de ésta como de cosa conocida y admitida por los fieles; la aclararon mejor; precisaron y profundizaron su sentido y objeto, declarando especialmente lo que con frecuencia los libros litúrgicos habían sólo fugazmente indicado; es decir, que el objeto de la fiesta no era solamente la incorrupción del cuerpo muerto de la bienaventurada Virgen María, sino también su triunfo sobre la muerte y su celestial glorificación a semejanza de su Unigénito.

21. Así San Juan Damasceno, que se distingue entre todos como testigo eximio de esta tradición, considerando la Asunción corporal de la Madre de Dios a la luz de los otros privilegios suyos, exclama con vigorosa elocuencia: «Era necesario que Aquella que en el parto había conservado ilesa su virginidad conservase también sin ninguna corrupción su cuerpo después de la muerte. Era necesario que Aquella que había llevado en su seno al Creador hecho niño, habitase en los tabernáculos divinos. Era necesario que la Esposa del Padre habitase en los tálamos celestes. Era necesario que Aquella que había visto a su Hijo en la cruz, recibiendo en el corazón aquella espada de dolor de la que había sido inmune al darlo a luz, lo contemplase sentado a la diestra del Padre. Era necesario que la Madre de Dios poseyese lo que corresponde al Hijo y que por todas las criaturas fuese honrada como Madre y sierva de Dios» (9).

Afirmación de esta doctrina

22. Estas expresiones de San Juan Damasceno corresponden fielmente a aquellas de otros que afirman la misma doctrina. Efectivamente, palabras no menos claras y precisas se encuentran en los discursos que, con ocasión de la fiesta, tuvieron otros Padres anteriores o contemporáneos. Así, por citar otros ejemplos, San Germán de Constantinopla encontraba que correspondía la incorrupción y Asunción al cielo del cuerpo de la Virgen Madre de Dios no sólo a su divina maternidad, sino también a la especial santidad de su mismo cuerpo virginal: «Tú, como fue escrito, apareces «en belleza» y tu cuerpo virginal es todo santo, todo casto, todo domicilio de Dios; así también por esto es preciso que sea inmune de resolverse en polvo; sino que debe ser transformado, en cuanto humano, hasta convertirse en incorruptible; y debe ser vivo, gloriosísimo, incólume y dotado de la plenitud de la vida» (10). Y otro antiguo escritor dice: «Como gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Salvador y Dios, donador de la vida y de la inmortalidad, y vivificada por Él, revestida de cuerpo en una eterna incorruptibilidad con Él, que la resucitó del sepulcro y la llevó consigo de modo que sólo Él conoce» (11).

23. Al extenderse y afirmarse la fiesta litúrgica, los pastores de la Iglesia y los sagrados oradores, en número cada vez mayor, creyeron un deber precisar abiertamente y con claridad el objeto de la fiesta y su estrecha conexión con las otras verdades reveladas.

Los argumentos teológicos

24. Entre los teólogos escolásticos no faltaron quienes, queriendo penetrar más adentro en las verdades reveladas y mostrar el acuerdo entre la razón teológica y la fe, pusieron de relieve que este privilegio de la Asunción de María Virgen concuerda admirablemente con las verdades que nos son enseñadas por la Sagrada Escritura.

25. Partiendo de este presupuesto, presentaron, para ilustrar este privilegio mariano, diversas razones contenidas casi en germen en esto: que Jesús ha querido la Asunción de María al cielo por su piedad filial hacia ella. Opinaban que la fuerza de tales argumentos reposa sobre la dignidad incomparable de la maternidad divina y sobre todas aquellas otras dotes que de ella se siguen: su insigne santidad, superior a la de todos los hombres y todos los ángeles; la íntima unión de María con su Hijo, y aquel amor sumo que el Hijo tenía hacia su dignísima Madre.

26. Frecuentemente se encuentran después teólogos y sagrados oradores que, sobre las huellas de los Santos Padres (12) para ilustrar su fe en la Asunción, se sirven con una cierta libertad de hechos y dichos de la Sagrada Escritura. Así, para citar sólo algunos testimonios entre los más usados, los hay que recuerdan las palabras del salmista: «Ven, ¡oh Señor!, a tu descanso, tú y el arca de tu santificación» (Sal 131, 8), y ven en el «arca de la alianza», hecha de madera incorruptible y puesta en el templo del Señor, como una imagen del cuerpo purísimo de María Virgen, preservado de toda corrupción del sepulcro y elevado a tanta gloria en el cielo. A este mismo fin describen a la Reina que entra triunfalmente en el palacio celeste y se sienta a la diestra del divino Redentor (Sal 44, 10, 14-16), lo mismo que la Esposa de los Cantares, «que sube por el desierto como una columna de humo de los aromas de mirra y de incienso» para ser coronada (Cant 3, 6; cfr. 4, 8; 6, 9). La una y la otra son propuestas como figuras de aquella Reina y Esposa celeste, que, junto a su divino Esposo, fue elevada al reino de los cielos.

Los doctores escolásticos

27. Además, los doctores escolásticos vieron indicada la Asunción de la Virgen Madre de Dios no sólo en varias figuras del Antiguo Testamento, sino también en aquella Señora vestida de sol, que el apóstol Juan contempló en la isla de Patmos (Ap 12, 1s.). Del mismo modo, entre los dichos del Nuevo Testamento consideraron con particular interés las palabras «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres» (Lc 1, 28), porque veían en el misterio de la Asunción un complemento de la plenitud de gracia concedida a la bienaventurada Virgen y una bendición singular, en oposición a la maldición de Eva.

28. Por eso, al comienzo de la teología escolástica, el piadoso Amadeo, obispo de Lausana, afirma que la carne de María Virgen permaneció incorrupta («no se puede creer, en efecto, que su cuerpo viese la corrupción»), porque realmente se reunió a su alma, y junto con ella fue envuelta en altísima gloria en la corte celeste. «Era llena de gracia y bendita entre las mujeres» (Lc 1, 28). «Ella sola mereció concebir al Dios verdadero del Dios verdadero, y le parió virgen, le amamantó virgen, estrechándole contra su seno, y le prestó en todo sus santos servicios y homenajes» (13).

Testimonio de San Antonio de Padua

29. Entre los sagrados escritores que en este tiempo, sirviéndose de textos escriturísticos o de semejanza y analogía, ilustraron y confirmaron la piadosa creencia de la Asunción, ocupa un puesto especial el doctor evangélico San Antonio de Padua. En la fiesta de la Asunción, comentando las palabras de Isaías «Glorificaré el lugar de mis pies» (Is 60, 13), afirmó con seguridad que el divino Redentor ha glorificado de modo excelso a su Madre amadísima, de la cual había tomado carne humana. «De aquí se deduce claramente, dice, que la bienaventurada Virgen María fue asunta con el cuerpo que había sido el sitio de los pies del Señor». Por eso escribe el salmista: «Ven, ¡oh Señor!, a tu reposo, tú y el Arca de tu santificación». Como Jesucristo, dice el santo, resurgió de la muerte vencida y subió a la diestra de su Padre, así «resurgió también el Arca de su santificación, porque en este día la Virgen Madre fue asunta al tálamo celeste» 14.

De San Alberto Magno

30. Cuando en la Edad Media la teología escolástica alcanzó su máximo esplendor, San Alberto Magno, después de haber recogido, para probar esta verdad, varios argumentos fundados en la Sagrada Escritura, la tradición, la liturgia y la razón teológica, concluye: «De estas razones y autoridades y de muchas otras es claro que la beatísima Madre de Dios fue asunta en cuerpo y alma por encima de los coros de los ángeles. Y esto lo creemos como absolutamente verdadero» 15. Y en un discurso tenido el día de la Anunciación de María, explicando estas palabras del saludo del ángel «Dios te salve, llena eres de gracia…», el Doctor Universal compara a la Santísima Virgen con Eva y dice expresamente que fue inmune de la cuádruple maldición a la que Eva estuvo sujeta (16).

Doctrina de Santo Tomás

31. El Doctor Angélico, siguiendo los vestigios de su insigne maestro, aunque no trató nunca expresamente la cuestión, sin embargo, siempre que ocasionalmente habla de ella, sostiene constantemente con la Iglesia que junto al alma fue asunto al cielo también el cuerpo de María (17).

De San Buenaventura

32. Del mismo parecer es, entre otros muchos, el Doctor Seráfico, el cual sostiene como absolutamente cierto que del mismo modo que Dios preservó a María Santísima de la violación del pudor y de la integridad virginal en la concepción y en el parto, así no permitió que su cuerpo se deshiciese en podredumbre y ceniza 18. Interpretando y aplicando a la bienaventurada Virgen estas palabras de la Sagrada Escritura «¿Quién es esa que sube del desierto, llena de delicias, apoyada en su amado?» (Cant 8, 5), razona así: «Y de aquí puede constar que está allí (en la ciudad celeste) corporalmente… Porque, en efecto…, la felicidad no sería plena si no estuviese en ella personalmente, porque la persona no es el alma, sino el compuesto, y es claro que está allí según el compuesto, es decir, con cuerpo y alma, o de otro modo no tendría un pleno gozo» 19.

La escolástica moderna

33. En la escolástica posterior, o sea en el siglo XV, San Bernardino de Siena, resumiendo todo lo que los teólogos de la Edad Media habían dicho y discutido a este propósito, no se limitó a recordar las principales consideraciones ya propuestas por los doctores precedentes, sino que añadió otras. Es decir, la semejanza de la divina Madre con el Hijo divino, en cuanto a la nobleza y dignidad del alma y del cuerpo -porque no se puede pensar que la celeste Reina esté separada del Rey de los cielos-, exige abiertamente que «María no debe estar sino donde está Cristo» (20); además es razonable y conveniente que se encuentren ya glorificados en el cielo el alma y el cuerpo, lo mismo que del hombre, de la mujer; en fin, el hecho de que la Iglesia no haya nunca buscado y propuesto a la veneración de los fieles las reliquias corporales de la bienaventurada Virgen suministra un argumento que puede decirse «como una prueba sensible» ( 21)

San Roberto Belarmino

34. En tiempos más recientes, las opiniones mencionadas de los Santos Padres y de los doctores fueron de uso común. Adhiriéndose al pensamiento cristiano transmitido de los siglos pasados. San Roberto Belarmino exclama: «¿Y quién, pregunto, podría creer que el arca de la santidad, el domicilio del Verbo, el templo del Espíritu Santo, haya caído? Mi alma aborrece el solo pensamiento de que aquella carne virginal que engendró a Dios, le dio a luz, le alimentó, le llevó, haya sido reducida a cenizas o haya sido dada por pasto a los gusanos » (22).

35. De igual manera, San Francisco de Sales, después de haber afirmado no ser lícito dudar que Jesucristo haya ejecutado del modo más perfecto el mandato divino por el que se impone a los hijos el deber de honrar a los propios padres, se propone esta pregunta: «¿Quién es el hijo que, si pudiese, no volvería a llamar a la vida a su propia madre y no la llevaría consigo después de la muerte al paraíso?» 23. Y San Alfonso escribe: «Jesús preservó el cuerpo de María de la corrupción, porque redundaba en deshonor suyo que fuese comida de la podredumbre aquella carne virginal de la que Él se había vestido» (24).

Temeridad de la opinión contraria

36. Aclarado el objeto de esta fiesta, no faltaron doctores que más bien que ocuparse de las razones teológicas, en las que se demuestra la suma conveniencia de la Asunción corporal de la bienaventurada Virgen María al cielo, dirigieron su atención a la fe de la Iglesia, mística Esposa de Cristo, que no tiene mancha ni arruga (cfr. Ef 5, 27), la cual es llamada por el Apóstol «columna y sostén de la verdad» (1 T’im 3, 15), y, apoyados en esta fe común, sostuvieron que era temeraria, por no decir herética, la sentencia contraria. En efecto, San Pedro Canisio, entre muchos otros, después de haber declarado que el término Asunción significa glorificación no sólo del alma, sino también del cuerpo, y después de haber puesto de relieve que la Iglesia ya desde hace muchos siglos, venera y celebra solemnemente este misterio mariano, dice: «Esta sentencia está admitida ya desde hace algunos siglos y de tal manera fija en el alma de los piadosos fieles y tan aceptada en toda la Iglesia, que aquellos que niegan que el cuerpo de María haya sido asunto al cielo, ni siquiera pueden ser escuchados con paciencia, sino abochornados por demasiado tercos o del todo temerarios y animados de espíritu herético más bien que católico» (25).

Francisco Suárez

37. Por el mismo tiempo, el Doctor Eximio, puesta como norma de la mariología que «los misterios de la gracia que Dios ha obrado en la Virgen no son medidos por las leyes ordinarias, sino por la omnipotencia de Dios, supuesta la conveniencia de la cosa en sí mismo y excluida toda contradicción o repugnancia por parte de la Sagrada Escritura» (26), fundándose en la fe de la Iglesia en el tema de la Asunción, podía concluir que este misterio debía creerse con la misma firmeza de alma con que debía creerse la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen, y ya entonces sostenía que estas dos verdades podían ser definidas.

38. Todas estas razones y consideraciones de los Santos Padres y de los teólogos tienen como último fundamento la Sagrada Escritura, la cual nos presenta al alma de la Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo y siempre partícipe de su suerte. De donde parece casi imposible imaginarse separada de Cristo, si no con el alma, al menos con el cuerpo, después de esta vida, a Aquella que lo concibió, le dio a luz, le nutrió con su leche, lo llevó en sus brazos y lo apretó a su pecho. Desde el momento en que nuestro Redentor es hijo de Maria, no podía, ciertamente, como observador perfectísimo de la divina ley, menos de honrar, además de al Eterno Padre, también a su amadísima Madre. Pudiendo, pues, dar a su Madre tanto honor al preservarla inmune de la corrupción del sepulcro, debe creerse que lo hizo realmente.

39. Pero ya se ha recordado especialmente que desde el siglo II María Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva estrechamente unida al nuevo Adán, si bien sujeta a él, en aquella lucha contra el enemigo infernal que, como fue preanunciado en el protoevangelio (Gn 3, 15), habría terminado con la plenísima victoria sobre el pecado y sobre la muerte, siempre unidos en los escritos del Apóstol de las Gentes (cfr. Rom cap. 5 et 6; 1 Cor 15, 21-26; 54-57). Por lo cual, como la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y signo final de esta victoria, así también para María la común lucha debía concluir con la glorificación de su cuerpo virginal; porque, como dice el mismo Apóstol, «cuando… este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad, entonces sucederá lo que fue escrito: la muerte fue absorbida en la victoria» (1 Cor 15, 54).

40. De tal modo, la augusta Madre de Dios, arcanamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad «con un mismo decreto» (27) de predestinación, inmaculada en su concepción, Virgen sin mancha en su divina maternidad, generosa Socia del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sobre sus consecuencias, al fin, como supremo coronamiento de sus privilegios, fue preservada de la corrupción del sepulcro y vencida la muerte, como antes por su Hijo, fue elevada en alma y cuerpo a la gloria del cielo, donde resplandece como Reina a la diestra de su Hijo, Rey inmortal de los siglos (cfr. 1 T’im 1, 17).

Es llegado el momento

41. Y como la Iglesia universal, en la que vive el Espíritu de Verdad, que la conduce infaliblemente al conocimiento de las verdades reveladas, en el curso de los siglos ha manifestado de muchos modos su fe, y como los obispos del orbe católico, con casi unánime consentimiento, piden que sea definido como dogma de fe divina y católica la verdad de la Asunción corporal de la bienaventurada Virgen María al cielo -verdad fundada en la Sagrada Escritura, profundamente arraigada en el alma de los fieles, confirmada por el culto eclesiástico desde tiempos remotísimos, sumamente en consonancia con otras verdades reveladas, espléndidamente ilustrada y explicada por el estudio de la ciencia y sabiduría de los teólogos-, creemos llegado el momento preestablecido por la providencia de Dios para proclamar solemnemente este privilegio de María Virgen.

42. Nos, que hemos puesto nuestro pontificado bajo el especial patrocinio de la Santísima Virgen, a la que nos hemos dirigido en tantas tristísimas contingencias; Nos, que con rito público hemos consagrado a todo el género humano a su Inmaculado Corazón y hemos experimentado repetidamente su validísima protección, tenemos firme confianza de que esta proclamación y definición solemne de la Asunción será de gran provecho para la Humanidad entera, porque dará gloria a la Santísima Trinidad, a la que la Virgen Madre de Dios está ligada por vínculos singulares. Es de esperar, en efecto, que todos los cristianos sean estimulados a una mayor devoción hacia la Madre celestial y que el corazón de todos aquellos que se glorían del nombre cristiano se mueva a desear la unión con el Cuerpo Místico de Jesucristo y el aumento del propio amor hacia Aquella que tiene entrañas maternales para todos los miembros de aquel Cuerpo augusto. Es de esperar, además, que todos aquellos que mediten los gloriosos ejemplos de María se persuadan cada vez más del valor de la vida humana, si está entregada totalmente a la ejecución de la voluntad del Padre Celeste y al bien de los prójimos; que, mientras el materialismo y la corrupción de las costumbres derivadas de él amenazan sumergir toda virtud y hacer estragos de vidas humanas, suscitando guerras, se ponga ante los ojos de todos de modo luminosísimo a qué excelso fin están destinados los cuerpos y las almas; que, en fin, la fe en la Asunción corporal de María al cielo haga más firme y más activa la fe en nuestra resurrección.

43. La coincidencia providencial de este acontecimiento solemne con el Año Santo que se está desarrollando nos es particularmente grata; porque esto nos permite adornar la frente de la Virgen Madre de Dios con esta fúlgida perla, a la vez que se celebra el máximo jubileo, y dejar un monumento perenne de nuestra ardiente piedad hacia la Madre de Dios.

Fórmula definitoria

44. Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.

45. Por eso, si alguno, lo que Dios no quiera, osase negar o poner en duda voluntariamente lo que por Nos ha sido definido, sepa que ha caído de la fe divina y católica.

46. Para que nuestra definición de la Asunción corporal de María Virgen al cielo sea llevada a conocimiento de la Iglesia universal, hemos querido que conste para perpetua memoria esta nuestra carta apostólica; mandando que a sus copias y ejemplares, aun impresos, firmados por la mano de cualquier notario público y adornados del sello de cualquier persona constituida en dignidad eclesiástica, se preste absolutamente por todos la misma fe que se prestaría a la presente si fuese exhibida o mostrada.

47. A ninguno, pues, sea lícito infringir esta nuestra declaración, proclamación y definición u oponerse o contravenir a ella. Si alguno se atreviere a intentarlo, sepa que incurrirá en la indignación de Dios omnipotente y de sus santos apóstoles Pedro y Pablo.

Nos, PÍO, Obispo de la Iglesia católica, definiéndolo así, lo hemos suscrito.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el año del máximo Jubileo de mil novecientos cincuenta, el día primero del mes de noviembre, fiesta de Todos los Santos, el año duodécimo de nuestro pontificado.

NOTAS

(1) Petitiones de Asumptione corporea B. Virginis Mariae in coelum definienda ad S. Sedem delatae; 2 vol., Typis Polyglottis Vaticanis, 1942.

2) Bula Ineffabilis Deus, Acta P¡¡ IX, p. 1, vol. 1, p. 615.

(3) Cfr. Conc. Vat. De fide catholica, cap. 4.

(4) Conc. Vat. Const. De ecclesia Christi, cap. 4.

(5) Carta encíclica Mediator Dei, A. A. S., vol. 39, p. 541.

(6) Sacramentarium Gregorianum.

(7) Menaei totius anni.

(8) «Responsa Nicolai Papae I ad consulta Bulgarorum».

(9) S. loan Damasc., Encomium in Dormitionem Dei Genitricis semperque Virginis Mariae, hom. II, 14; cfr. etiam ibíd., n. 3.

(10) San Germ. Const., In Sanctae Dei Genitricis Dormitionem, sermón I.

(11) Encomium in Dormitionem Sanctissimae Dominae nostrae Deiparae semperque Virginis Mariae. S. Modesto Hierosol, attributum I, núm. 14.

(12) Cfr. Ioan Damasc., Encomium in Dormitionem Dei Genitricis semperque Virginis Mariae, hom. II, 2, 11; Encomium in Dormitionem, S. Modesto Hierosol, attributum.

(13) Amadeus Lausannensis, De Beatae Virginis obitu, Assumptione in caelum, exaltatione ad Filii dexteram.

(14) San Antonius Patav., Sermones dominicales et in solemnitatibus. In Assumptione S. Mariae Virginit sermo.

(15) S. Albertus Magnus, Mariale sive quaestionet super Evang. Missut est, q. 132.

(16) S. Albertus Magnus, Sermones de sanctis, sermón 15: In Anuntiatione B. Mariae, cfr. Etiam Mariale, q. 132.

17) Cfr. Summa Theol., 3, q. 27, a. 1 c.; ibíd., q. 83, a. 5 ad 8, Expositio salutationis angelicae, In symb., Apostolorum expositio, art. 5; In IV Sent., d. 12, q. 1, art. 3, sol. 3; d: 43, q. 1, art. 3, sol. 1 et 2.

(18) Cfr. S. Bonaventura, De Nativitate B. Mariae Virginis, sermón 5.
(19) S. Bonaventura, De Assumptione B. Mariae Virginis, sermón 1.

(20) S. Bernardinus Senens., In Assumptione B. M. Virginis, sermón 2.

(21) S. Bernardinus Senens., In Assumptione B. M. Virginis, sermón 2.

(22) S. Robertus Bellarminus, Canciones habitae Lovanii, canción 40: De Assumptionae B. Mariae Virginis.

(23) Oeuvres de St. François de Sales, sermon autographe pour la fete de l’Assumption.

(24) S. Alfonso M. de Ligouri, Le glorie di Maria, parte II, disc. 1.

(25) S. Petrus Canisius, De Maria Virgine.

26 Suárez, F, In tertiam partem D. Thomae, quaest. 27, art. 2, disp. 3, sec. 5, n. 31.

27 Pii IX Acta 1ª parte, pag. 599

Tomado de:

http://devocioncatolica.blogspot.com

Vigilia de la Asunción de la Santísima Virgen María

"Y un gran prodigio apareció en el Cielo; una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas". (Apocalipsis, XII, 1)

Preparémonos hoy mediante el ayuno y la oración a la fiesta culminante de nuestra Madre santísima del cielo, estimulándonos a volar tras ella a las regiones suprasensibles, mediante la práctica de las virtudes cristianas y fervientes deseos del cielo.  Asistamos también a la santa Misa. Será el mejor medio de prepararnos a fiesta tan grande.

 

 

Offertorium

Beáta es, Virgo María, quae ómnium portásti creatórem: genuísti qui te fecit, et in aetérnum pérmanes Virgo.

Ofertorio

Bienaventurada eres, Virgen María, que llevaste al Creador de todos; engendraste al que te hizo, y eternamente permaneces Virgen.


Santa Misa Dominical


DOMINGO 9º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

No dejarán en ti piedra sobre piedra

(Doble – Ornamentos verdes )

La liturgia de hoy insiste en los terribles castigos que están reservados para los que hubieren renegado de Cristo. Todos ellos perecerán y ninguno entrará en el reino; al revés de sus fieles y leales servidores, los cuales le seguirán algún día imitando su gloriosa Ascensión a los cielos. A poner aún más de relieve este ideal contribuye la lectura del Breviario, al hablarnos del gran profeta Elías.


Elías, dice S. Agustín, es figura de nuestro Señor y Salvador, porque, como Él, sufrió también persecución por la justicia (2º Noct.) y luego subió en triunfo por los aires.
Este triunfo de Elías y de Jesús será también nuestro si es que no tentamos a Cristo, o sea, si evitamos la idolatría, la impureza y la murmuración (Ep.) siendo fieles a la gracia.


Bien se ve por toda la trama compleja de la vida de Elías y Eliseo, que Dios protege al justo, y se sacrifica por Él en los altares (Sec.), y hasta le da a comer su propia carne y a beber su propia sangre (Com.) para que, unido siempre a Él con apretado lazo (Posc.), pueda guardar fielmente los divinos mandamientos, que son más dulces que la misma miel (Ofert.). Porque Dios es fiel, y no permite que el demonio nos tiente más de lo que nuestras fuerzas consienten, y aun si somos tentados, es para que saquemos provecho espiritual de la tentación, y ganemos una victoria (Ep.).


Pero la justicia divina, no contenta con proteger al justo Y premiar su fidelidad, castiga a sus perseguidores que obran la maldad. Lo vemos de un modo palmario en la vida de Elías y en la de Jesús. Y no sólo recae la ira de Dios sobre los individuos pecadores, sino también sobre las ciudades y las naciones. Terrible escarmiento fue la ruina de Jerusalén predicha por el Señor (Ev.), el cual derramó por ella lágrimas tan amargas. aunque en vano, pues no se convirtió. «Veintitrés mil Hebreos perecieron en un mismo día a causa de su impureza, y muchos también fueron muertos por el Ángel exterminador por haber murmurado. (Ep.) Todo esto, añade el Apóstol, estaba escrito para nuestro escarmiento (Ep.). Más de un millón de Judíos pereció en el saqueo de Jerusalén por Tito (año 70), todo ello por no haber admitido a Cristo.


El fuego vendrá finalmente a vengar los ultrajes cometidos por los hombres contra su Dios, el cual expulsará a los malos de su templo, del cielo, no a latigazos, sino con aquel látigo harto más doloroso de su palabra que atronará cuando diga: ¡Id, malditos, al fuego eterno! (Ev.). Si estamos de pie, procuremos no caer (Ep.), guardando los mandamientos del Señor, que son más dulces que la miel, y alegran los corazones (Ofert.).
El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.


Introito. Ps 67. 

    INTROITUS – Ecce, Deus, ádjuvat me, et Dominus suscéptor est ánimae meae: avérte mala inimicis meis, et in véritate tua dispérde illos, protéctor meus, Dómine – Ps. Deus, in nómine tuo salvum me fac: et in virtúte tua líbera me. V. Gloria Patri.    Introito – Dios viene ya en mi ayuda, y el Señor es el sostén de mi vida; haz recaer los males sobre mis enemigos y extermínalos con tu verdad, Señor, y protector mío. – Ps. Sálvame, oh Dios, por tu nombre y líbrame con tu poder – Ps.  V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

   ORATIO – Páteant aures misericórdirae tuae, Dómine, précibus supplicántium: et ut peténtibus desideráta concédas; fac eos, quae tibi sunt plácita, postuláre.  Per Dóminum.    R. Amen        Ábranse, Señor, los oídos de tu misericordia a las súplicas de los que te imploran; y para que les concedas lo que desean, haz que pidan lo que te es grato conceder.  Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.   R. Amen.

Conmemoración

Epístola

   Los pecados y castigos de los demás nos deben servir de lección para corregirnos, y en las tentaciones y pruebas dolorosas de la vida, no debemos rebelarnos contra Dios, sino humillarnos y confiar en el divino auxilio.

EPISTOLALectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Corinthios (10, 6-13)  Fratres: non simus concupiscentes malorum sicut et illi concupierunt. Neque idolorum cultores efficiamini sicut quidam ex ipsis quemadmodum scriptum est sedit populus manducare et bibere et surrexerunt ludere. Neque fornicemur sicut quidam ex ipsis fornicati sunt et ceciderunt una die viginti tria milia. Neque temptemus Christum sicut quidam eorum temptaverunt et a serpentibus perierunt. Neque murmuraveritis sicut quidam eorum murmuraverunt et perierunt ab exterminatore. Haec autem omnia in figura contingebant illis scripta sunt autem ad correptionem nostram in quos fines saeculorum devenerunt. Itaque qui se existimat stare videat ne cadat. Temptatio vos non adprehendat nisi humana fidelis autem Deus qui non patietur vos temptari super id quod potestis sed faciet cum temptatione etiam proventum ut possitis sustinere.

Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Corintios: – Hermanos: No deseéis cosas malas, como las desearon los Hebreos en el desierto. Ni adoréis los ídolos, como algunos de ellos, según está escrito: «Sentóse el pueblo a comer ya beber, y luego se levantaron a retozar». Ni forniquemos como algunos de ellos fornicaron, y murieron 23.000 en un día. Ni tentemos a Cristo, como hicieron algunos de ellos, y perecieron mordidos de las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron muertos por el Ángel exterminador(1). Todas estas cosas que les acontecían eran figuras de lo venidero, y están escritas para escarmiento de nosotros, que hemos venido al fin de los siglos. Y así, el que piensa estar firme, cuide, no caiga. Que no os vengan sino tentaciones humanas fácilmente superables(2); pero fiel es Dios, que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas, antes hará que saquéis provecho de la misma tentación, para que podáis perseverar en el bien(3).

    GRADUALE (Ps. 8, 2 ) Dómine Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra! V. .Quóniam eleváta est magnificéntia tua super caelos. Alleluia, alleluia. V.(Ps. 58, 2) – Eripe me de ini mícis meis, Deus meus: et ab insurgéntibus in me libera me. Alleluia.    Gradual – Señor, Señor nuestro, ¡cuán admirable es tu nombre en toda la tierra! V. Pues tu magnificencia re basa la altura de los cielos.
Aleluya, aleluya – V. Líbrame, Dios mío, de mis enemigos; librame de los que se levantan contra mí. Aleluya. 

Evangelio

      Jesús se compadece de Jerusalén prevaricadora, como se compadece del hombre pecador, y llora su próxima destrucción, y al entrar en el Templo, reprende y expulsa de él a los profanadores, ¡Qué bueno es el Señor! Llora, como un niño, las miserias humanas, y sólo castiga cuando le constriñe la mala voluntad del pecador. 

USequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam ( 19, 41-47)

   In illo témpore: quia si cognovisses et tu et quidem in hac die tua quae ad pacem tibi nunc autem abscondita sunt ab oculis tuis. Quia venient dies in te et circumdabunt te inimici tui vallo et circumdabunt te et coangustabunt te undique. Ad terram prosternent te et filios qui in te sunt et non relinquent in te lapidem super lapidem eo quod non cognoveris tempus visitationis tuae. Et ingressus in templum coepit eicere vendentes in illo et ementes. Dicens illis scriptum est quia domus mea domus orationis est vos autem fecistis illam speluncam latronum. Et erat docens cotidie in templo

Credo.   U Continuación del Santo Evangelio según Sn Lucas –  En aquel tiempo:  Al llegar Jesús cerca de Jerusalén, mirando la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: «Si conocieses también tú, por lo menos en este día que se te ha dado para tu paz. Mas, ahora está todo oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te circunvalarán y te rodearán, y te estrecharán por todas partes, y te arrasarán con tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra(4), por no haber conocido el tiempo en que Dios te ha visitado(5). Y habiendo entrado en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él, di ciéndoles: «Escrito está: ‘Mi casa es casa de oración,’ y vosotros la tenéis conver tida en cueva de ladrones(6).» Y enseñaba todos los días en el templo.   Credo.

    OFFERTORIUMEx    Ofertorio –  Los juicios del Señor son rectos y alegran los corazones; son más dulces que la miel .y el panal, por eso tu siervo los guarda.

Oración-Secreta

    Concéde nobis, quaessumus, Dómine, Haec digne frequentáre mystéria: quia, quóties hujus hóstiae commemorátio celebrátur, opus nostrae redemptiónis exercétur. Per Dominum.     Señor, te pedimos nos concedas el que frecuentemos dignamente estos misterios; pues, cuantas veces se celebra este sacrificio, otras tantas se renueva la obra de nuestra redención. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

    Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus…

Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro:: Santo, Santo, Santo, etc.

   COMMUNIO Qui mandúcat meam carnem, et bibit meum sánguinem, in me manet, et ego in eo, dicit Dominus.
   Comunión. – El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en Mí, y yo en él, dice mi Señor.

Oración-Postcomunión

   Haz, oh Señor, que la recepción de tu Sacramento, nos otorgue la purificación y la unidad. Por Nuestro Señor Jesucristo.

     Tui nobis, quaessumus, Dómine, commúnio sacraméntati et purificatiónem cónferat, et tribuat unitátem. Per Dóminum. 

 Conmemoración

  • (1)   San Pablo les recuerda a los cristianos de Corinto, y por ellos a nosotros, todos estos hechos bíblicos, tan ejemplares, para escarmiento de todos. El pecador, que aprenda y se enmiende, si no quiere perecer; el justo que no confíe demasiado en sí mismo, sino que se apoye en la fe y en la gracia divina, para no caer. (volver)

  • (2) Es decir, tentaciones soportables para la humana fragilidad, ayudada por la gracia. (volver)

  • (3) Dios, en efecto, no nos exige más de lo que podemos soportar, y así debemos esperar siempre para triunfar de las tentaciones y pruebas de la vida, por difíciles que sean, con gran provecho nuestro. (volver)

  • (4) Esta profecía se cumplió pocos años después, bajo Vespasiano y Tito, según refiere el historiador judío Josefo. (volver)

  • (5) Todo eso le sobrevino a la pecadora ciudad de Jerusalén, por no haber querido recibir la predicación amistosa y caritativa de Jesús, y lo propio acontece siempre a los pueblos y a las almas que se hacen sordos a la predicación del Evangelio. ¿Acaso no lo vemos y comprobamos esto todos los días? (volver)

  • (6) Si Jesús procedió con tanto rigor con quienes, al fin y al cabo, prestaban un servicio útil en el templo, facilitando el cambio de moneda a los israelitas que iban a pagar su tributo a Dios, ¿cómo procedería hoy con los que profanan la iglesia con conversaciones y gestos irreverentes, y con trajes y actitudes francamente deshonestos y provocativos? (volver)

Tomado de: 

http://misa_tridentina.t35.com/

Santa Misa Dominical

DOMINGO 8º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Rinde cuentas de tu administración

( Doble – Ornamentos verdes )

Recibió la Iglesia en las solemnidades de Pentecostés las efusiones del Espíritu Santo, y la liturgia de hoy nos demuestra los benéficos resultados de las mismas. Uno de ellos, y no el menor, es la gracia de la divina adopción, en virtud de la cual podemos llamar Padre a nuestro Dios, con derecho a la herencia del cielo (Ep.).

Mas si vivimos por Dios, preciso es que vivamos también para Dios (Or.) y que en todo nos dejemos guiar por el Espíritu de Dios (Ep.) y así pueda acogernos algún día en sus eternos tabernáculos (Ev.). He aquí la verdadera sabiduría, que pide la Iglesia en la oración y que alaba el Evangelio, porque ella sabe prevenir con prudencia y sagacidad nuestro recibimiento en los «eternos tabernáculos». Al evocar la liturgia en estos domingos la figura de Salomón y de su magnífico Templo, podemos dirigir la mirada a ese otro templo que somos nosotros mismos, dedicado a Dios por el bautismo y convertido tal vez por nosotros en guarida de ladrones y de mil siniestras alimañas de pecados, que lo ensucian y profanan. Pues si así fuere por desgracia nuestra, habría que limpiarlo se con la escoba de Lázaro, con una condigna penitencia.

Además, el Templo salomónico es figura del grandioso Templo del cielo, en donde Dios mora con sus Santos y en que los regala con sus delicias sin fin y sin medida. En ese mismo templo entraremos también nosotros si es que vivimos según el espíritu, y matamos las obras de la carne; entonces, y sólo entonces seremos verdaderos hijos de Dios, herederos suyos y coherederos de Cristo; el cielo será nuestra rica herencia (Ep.). Para ingresar en los eternos tabernáculos, conviénenos también allegar riquezas y méritos, de ésos que el ladrón no roba y la   polilla no carcome, hacemos amigos, tener como amigos a los Santos moradores de aquel templo; imitando así a aquel mayordomo previsor, a quien alaba Jesús en el Evangelio, no tanto por sus malas artes y su deslealtad para con el amo, cuanto por su intuición clara del futuro. Porque sucede, por desgracia, que los hijos de la luz somos menos despiertos que los de las tinieblas, y eso que nuestros negocios son de harto mayor cuantía que los suyos, yendo en ello nada menos que nuestro bienestar eterno.

Uno de los medios más aptos para conseguir que Dios nos reciba en sus eternas moradas es dar limosna al que la hubiere menester, limosna espiritual, como un buen consejo, una justa reprensión, un cariñoso consuelo; limosna material, como un poco de pan al hambriento, un trapo para el harapiento y desnudo. Si practicáramos esta virtud, poco o nada tendremos que temer cuando el Señor universal nos venga a pedir cuentas de la administración de nuestra alma, y de los bienes y gracias que en nosotros depositó para granjear con ellos (Ev.).

El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses.

Introito. Ps 47. 

    INTROITUS – Suscépimus, Deus misericórdiam tuam in medio templi tui: secúndum nomen tuum. Deus, ita et laus tua in fines terrae: justitia plena est déxtera tua. – Ps Magnus Dominus, et laudábilis nimis in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. V. Gloria Patri…    Introito – Hemos recibido, oh Dios, tu misericordia en medio de tu templo; como tu nombre, oh Dios, así tu gloria llega hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia. Grande es el Señor y dignísimo de alabanza, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

   ORATIO – Largíre nobis, quaesumus Domine, semper spíritum cogitándi quae recta sunt, propitius et agéndi: ut, qui sine te esse non póssumus secúndum te vívere valeámus. Per Dóminum.   R. Amen        Rogámoste, Señor, nos concedas propicio la gracia de pensar y obrar siempre con rectitud; y pues sin Ti no podemos subsistir, llevemos una vida conforme a tu voluntad.  Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.   R. Amen.

Conmemoración

Epístola

   Para vivir con Cristo y participar de su gloria, hay que mortificar las pasiones de nuestra naturaleza corrompida y dejarnos guiar por las inspiraciones del Espíritu Santo. 

EPISTOLALectio Epistolae beati Paulii Apostoli  ad Romanos (6, 19-23,)  Fratres:
 
   Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Romanos (8, 12-17Hermanos: Nada debemos a la carne, para que vivamos según la carne. Por que si viviereis según la carne, moriréis; mas si con el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, entonces viviréis(1). Porque es cierto, que los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para seguir obrando con temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción de hijos, para que podamos clamar: ¡Aba! ¡Padre! Porque el mismo espíritu de Dios, está dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y siendo hijos, somos también herederos; herederos de Dios, por cierto(2), y coherederos de Cristo. 
    GRADUALE (Ps. 33 ) Est mihi in Deum protectórem, et in locum refúgiiet salvum me facias. V. Deus, in te sperávi: Domine, non confúndar in aetérnum.   Alleluia, alleluia. Magnus Dominus, et laudábilis valde, in civitáte Dei nostri, in monte sanco ejus, Alleluja.    Gradual – Sé para mí un Dios protector, y un lugar de refugio, para que me salves. V. Oh Dios, en ti tengo puesta mi esperanza; Eñor, no sea yo jamás confundido.- Aleluya, aleluya – V. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, sobre su monte santo, aleluya. 

Evangelio

      Valiéndose de la parábola del mayordomo infiel, Jesús nos recomienda la pr´ctica de la limosna y sobre todo de la limosna convertida en sufragio por los difuntos. Así empleado el dinero, convertímoslo en precio de redención, para nosotros y para el prójimo, y en granjería para la vida eterna. Con él las almas del Purgatorio se constituyen, en el Cielo, en intercesoras nuestras.

USequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam ( 16, 11-9)   In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: parabola hanc: homo quidam erat dives qui habebat vilicum et hic diffamatus est apud illum quasi dissipasset bona ipsius. Et vocavit illum et ait illi quid hoc audio de te redde rationem vilicationis tuae iam enim non poteris vilicare. Ait autem vilicus intra se: quid faciam quia dominus meus aufert a me vilicationem? fodere non valeo mendicare erubesco. Scio quid faciam ut cum amotus fuero a vilicatione recipiant me in domos suas. Convocatis itaque singulis debitoribus domini sui dicebat primo: quantum debes domino meo? At ille dixit centum cados olei. Dixitque illi: Accipe cautionem tuam et sede cito scribe quinquaginta. Deinde alio dixit tu vero quantum debes? Qui ait centum choros tritic. Ait illi: accipe litteras tuas et scribe octoginta. Et laudavit dominus vilicum iniquitatis quia prudenter fecisset quia filii huius saeculi prudentiores filiis lucis in generatione sua sunt. Et ego vobis dico facite vobis amicos de mamona iniquitatis ut cum defeceritis recipiant vos in aeterna tabernacula

Credo.
  U Continuación del Santo Evangelio según San Lucas – En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Había un hombre rico, que tenía un mayordomo, el cual fue acusado ante él, como dilapidador de sus bienes. Llamóle, pues, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración; porque en adelante, ya no podrás ser mi mayordomo. Entonces el mayordomo se dijo: ¿Qué haré, pues que mi señor me quita la administración? Cavar no puedo; de mendigar tengo vergüenza. Ya sé lo que he de hacer, para que cuando fuere removido de la mayordomía, halle yo personas que me reciban en su casa. Llamó, pues, a cada uno de los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Y éste respondió: Cien barriles de aceite. Díjole: Toma tu factura y siéntate al punto, y escribe: cincuenta. Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él respondió: Cien cargas de trigo. Díjole: toma tus facturas, y escribe ochenta(3). El señor  alabó al mayordo, infiel, por haber obrado sagazmente(4); porque Los hijos de este siglo son más sabios que los hijos de la luz. Así os digo yo a vosotros: granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad, para que, cuando falleciereis, os reciban en las moradas eternas.   Credo.
    OFFERTORIUMPópulum húmilem salvum fácies, Dómine, et óculos superbórum humillábis: quoniam quis Deus praeter te, Dómine?
   Ofertorio –  Tú salvarás al pueblo humilde, y humillarás los ojos altaneros; porque ¿qué otro Dios hay fuera de ti, oh Señor?

Oración-Secreta

    Súscipe,  quaesumus, Domine, múnera, quae tibi de tua largitáte deférimus: ut haec sacrosancta mystéria, gratiae tuae operáte virtúte, et praeséntis vitae nos consversatióne sanctificent, et ad gáudia sempiterna perducant. Per Dominum.     Acepta de buen grado, los dones que de tu munificencia hemos recibido y ahora te devolvemos; para que, mediante la operación de tu gracia, nos santifiquen estos sacrosantos misterios durante la vida presente, y nos conduzcan después a los goces eternos. Por Jesucristo N. Señor. 

Conmemoración

Prefacio de la Santísima Trinidad

    Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes:   Sanctus, Sanctus, Sanctus…    Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tu revelado, acerca de tu gloria, creémoslo igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin haber diferencia ni separación. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro: Santo, Santo, Santo, etc.
   COMMUNIO Gustáte, et vidéte, quóniam suávis est Dominus: beátus vir, qui sperat in eo.
   Comunión. – Gustad y ved cuán suave es el Señor; dichoso el varón que confía en Él.

Oración-Postcomunión

   Sírvanos, oh Señor, este celestial Sacramento para reparación del alma y del cuerpo; a fin de que, al celebrarlo, experimentemos sus saludables efectos. Por Jesucristo N. Señor.

     Sit nobis, Domine, reparátio mentis et córporis caeléste mystérium: ut cujus excécuimur cultum, sentiámus effécium. Per Dominum

 Conmemoración

  • (1)   Las obras de la carne, las sensualidades, las bajas pasiones, conducen el alma a la muerte eterna; las obras del espíritu, en cambio, la preparan para la vida del cielo. (volver)

  • (2) Somos herederos de Dios, no en el sentido humano de heredar los bienes de un difunto, pues Dios no muere, Dios es inmortal, sino en el sentido de que gozaremos del Cielo, segura, eterna e inalienablemente, viviendo y reinando con Él. (volver)

  • (3) El ardid que el mayordomo infiel inventa para ganarse amigos para el futuro, es injusto, pues es a costa de los bienes de su amo. (volver)

  • (4) Adviértase bien que lo que alaba y admira el Señor no es el fondo inmoral del proceder del mayordomo, sino su astucia, es decir, la habilidad con que obró para no quedarse de repente en la calle. En esto los mundanos prosperan más que los hombres de conciencia, por la sencilla razón de que no respetan los medios. (volver)

  • (5)   (volver)

 

Tomado de:

http://misa_tridentina.t35.com/

Nueva Pagina en el blog

¡Pax et bonum!

Desde el mes de Julio del año 2009 se empezó en este blog con la publicación del santoral de manera diaria, haciendo una publicación por día de los santos que celebramos y otra dedicada al santo del día; y dado que los santos que celebramos todos los días son los mismos año con año, las publicaciones del santoral son las mismas también todos los años, es por ello que a partir de este mes de Agosto de 2011 surge una nueva sección en este blog dedicada a los Santos que reinan con Cristo, ahora podrán econtrar en la Pagina llamada Santoral, el Santoral Completo agrupado por meses; actualmente se encuentra disponible sólo el mes de Agosto, a la brevedad posible estarán disponibles los demás meses.

¡Paz y bien!

Fraternalmente:

Arturo Medina Muñoz.

Editor del blog

Hoy 2 de Agosto podemos ganar Indulgencia Plenaria

En julio de 1216, Francisco pidió en Perusa a Honorio III que todo el que, contrito y confesado, entrara en la iglesita de la Porciúncula, ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y otros que sostenían con sus ofrendas las iniciativas de la Iglesia. De ahí el nombre de Indulgencia de la Porciúncula, Perdón Asís, Indulgencia o Perdón de las rosas (por el prodigio que medió en su confirmación según alguna tradición tardía) u otros parecidos.

Más allá de las controversias históricas acerca de los orígenes y circunstancias de la concesión de la Indulgencia, lo cierto es que la Iglesia ha seguido, hasta nuestros días, otorgando y ampliando esa gracia extraordinaria. En la actualidad, esta Indulgencia puede lucrarse no sólo en Santa María de los Ángeles o la Porciúncula, sino en todas las iglesias franciscanas, y también en las iglesias catedral y parroquial, cada 2 de agosto, día de la Dedicación de la iglesita, una sola vez, con las siguientes condiciones:

1) visitar una de las iglesias mencionadas, rezando la oración del Señor y el Símbolo de la fe (Padrenuestro y Credo);

2) confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa, por ejemplo, un Padrenuestro con Avemaría y Gloria;

estas condiciones pueden cumplirse unos días antes o después, pero conviene que la comunión y la oración por el Papa se realicen en el día en que se gana la Indulgencia.

 Para leer más acerca de la Indulgencia de la Porciúncula, he aquí tres enlaces:

INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA por Omer Englebert

INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA por Luis de Sarasola, o.f.m.

LA INDULGENCIA DE LAS ROSAS por Emilia Pardo Bazán

Para leer acerca de las indulgencias, he aquí dos enlaces:

Indulgencias

Normas Generales sobre las Indulgencias

Tomado de: http://www.franciscanos.org

Mañana 2 de Agosto podemos ganar Indulgencia Plenaria

Recordatorio:

Indulgencia Plenaria (de la Porciúncula) el 2 de Agosto

Indulgencia Plenaria:
Visita a la iglesia parroquial

Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que visite la iglesia parroquial:

  • En el día de la fiesta titular;
  • El día 2 de agosto, en que coincide la indulgencia de la «Porciúncula».

Una y otra indulgencia podrán ganarse tanto en el día anteriormente designado como en otro día que establezca el Ordinario en provecho de los fíeles.

Gozan de las mismas indulgencias la iglesia catedral y, si la hay, la iglesia concatedral, aunque no sean parroquiales, y también las Iglesias parroquiales.

Las mencionadas indulgencias ya están incluidas en la Constitución apostólica Indulgentiarum doctrina, Norma 15; aquí se han tenido en cuenta los deseos hasta ahora manifestados a la Sagrada Penitenciaría.

En esta piadosa visita, de acuerdo con la Norma 16 de la misma Constitución apostólica, se reza la oración del Señor y el símbolo de la fe (Padrenuestro y Credo).  

Enchiridion Indulgentiarum (Manual de Indulgencias), año 1986

 

Tomado de:

http://www.tradicioncatolica.com