PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

Dios Trino

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, el darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor santo, Padre omnipotente, Dios eterno.

Que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor; no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola substancia.
Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. Confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la Majestad. La que alaban Ángeles y Arcángeles, Querubines y Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz:
 
¡Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos! Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. ¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

MISAL DIARIO Y VISPERAL

Por Dom. Gaspar Lefebvre O.S.B.  De la Abadía de S. Andrés (Brujas, Bélgica)

Traducción Castellana y Adaptación del Rdo. P. Germán Prado Monje Benedictino de Silos (España) 

Año de Edición: 1946

Fuente Primaria e Indispensable del Verdadero Espíritu Cristiano (Pío X).

 

GÄNSWEIN: En el 2005 hubo una dramática lucha entre el partido Ratzingeriano y la «Mafia de San Galo»

 

De la relación de mons. Georg Gänswein en la presentación del volumen Más allá de la crisis de la Iglesia. El pontificado de Benedicto XVI (Lindau 2016, pp. 512) de  Roberto Regoli, Director del Departamento de Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana.

«[…] Igualmente brillante e iluminadora es la exposición de profundidad y bien documentada de don Regoli de las diferentes fases del pontificado. Sobre todo en su inicio durante el cónclave de abril de 2005, en el cual Joseph Ratzinger, después de una de las elecciones más breves de la historia de la Iglesia, resulta electo después de sólo cuatro escrutinios seguidos de una dramática lucha entre el así llamado “Partido de la sal de la tierra” (“Salt of Earth Party”) en torno a los cardenales López Trujillo, Ruini, Herranz, Rouco Varela o Medina y el así llamado “Grupo de San Galo” en torno a los cardenales Danneels, Martini, Silvestrini o Murphy-O’Connor; grupo que, recientemente, el mismo cardenal Danneels de Bruselas de manera graciosa lo ha definido como “una especie de club de la mafia”.

La elección fue ciertamente el resultado de un encuentro, cuya clave casi la había proporcionado el mismo Ratzinger como cardenal decano, en la histórica homilía del 18 de abril de 2005 en San Pedro; y ahí precisamente donde, a “una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como último recurso sólo el propio Yo y sus deseos”, había contrapuesto otro recurso: “El Hijo de Dios es verdadero hombre” como “la medida del verdadero humanismo”. Esta parte del inteligente análisis de Regoli se lee hoy casi como un impactante misterio con una asombrosa puesta en escena no lejana aun en la mente del espectador, mientras que la “dictadura del relativismo” desde hace tiempo se expresa abrumadoramente a través de los muchos canales de los nuevos medios de comunicación que, en el 2005, apenas si podían imaginarse […]».

[Traducción M.M. Artículo original]

Tomado de:

adelantelafe.com