MIÉRCOLES SANTO

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MIÉRCOLES SANTO

ESTACIÓN EN STA. MARÍA LA MAYOR1

Simple Ornamentos morados

La 1ª. lección, que es de Isaías, se aplica a la Pasión. La sangre que tiñe el vestido del Salvador es su propia sangre; que, en vez de aplastar a los pueblos en su indignación, sufre y muere por ellos.

En la segunda, el mismo Isaías profetiza con claridad tal las principales circunstancias de la Pasión, que los Padres no dudaron en llamarle el 5° Evangelista. Jesús es ese «varón de dolores que, llevado a la muerte cual mansa ovejita, no abrió su boca».

Para realizar Jesús su nombre de Salvador, «se hizo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz» (lnt.).

Catecúmenos o cristianos penitentes, éramos todos como ovejas perdidas, extraviados «cada cual por su vereda», y Jesús, «tomando sobre si nuestras iniquidades, ha heredado una multitud de seguidores» (2ª. lec.).

«Al renovar en la misa los misterios de la Pasión de Jesús, pidamos, por sus méritos, ser librados de las garras de nuestros enemigos y tener parte en la gracia de su Resurrección» (1ª. Or y Sec.).

1. Desde este día las fiestas estacionales de Semana Santa se celebran en las grandes Basílicas. Hoy es en Sta. María la Mayor dedicada a la Virgen Santísima, de cuyas penas se conduele la Iglesia en estos días. V. plano de Estaciones, p. 16, G d, 26.

MISAL DIARIO Y VISPERAL
DÉCIMATERCIA EDICIÓN
Por Dom Gaspar Lefebvre O.S.B.
De la Abadía de S. Andrés (Brujas Bélgica)
Traducción Castellana y Adaptación
Del Rdo. P. Germán Prado
Monje Benedictino de los Silos (España)
1946

INTROITO     Filipenses 2, 10, 8 y 11

In nómine Jesu omne genu flectátur, cæléstium, terréstrium et infernórum: quia Dóminus factus est obǿdiens usque ad mortem, mortem autem crucis: ideo Dóminus Jesus Christus in glória est Dei Patris. Ps. 101, 2. Dómine, exáudi oratiónem meam: et clamor meus ad te véniat. In nómine. Al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno; porque el Señor se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz; por esto el Señor Jesucristo esta en la gloria de Dios Padre. (S). Oye, Señor, mi oración y llague mi clamor hasta ti. Al nombre…

Después de los Kyries, se dice:

Oremus. Flectámus genua.

R/. Levate.

Præsta, quaésumus, omnípotens Deus: ut, qui nostris excéssibus incessánter afflígimur, per unigéniti Fílii tui passiónem liberémur: Qui tecum.

Oremos. v/. Arrodillémonos  R/:Levantaos

Te rogamos Dios todopoderoso, que pues nos vemos, incesantemente afligidos por nuestros desordenes, nos veamos libres por la pasión de tu Unigénito Hijo. Que contigo vive…

LECCION  Is. 62, 11; 63, 1-7

Léctio Isaíæ Prophétæ

Hæc dicit Dóminus Deus: Dícite fíliæ Sion: Ecce, Salvátor tuus venit: ecce, merces ejus cum eo. Quis est iste, qui venit de Edom, tinctis véstibus de Bosra? Iste formósus in stola sua, grádiens in multitúdine fortitúdinis suæ. Ego, qui loquor justítiam, et propugnátor sum ad salvándum. Quare ergo rubrum est induméntum tuum, et vestiménta tua sicut calcántium in torculári? Tórcular calcávi solus, et de géntibus non est vir mecum : calcávi eos in furóre meo, et conculcávi eos in ira mea: et aspérsus est sanguis eórum super vestiménta mea, et ómnia induménta mea inquinávi. Dies enim ultiónis in corde meo, annus redemptiónis meæ venit. Circumspéxi, et non erat auxiliátor: quæsívi, et non fuit, qui adjuváret: et salvávit mihi bráchium meum, et indignátio mea ipsa auxiliáta est mihi. Et conculcávi pópulos in furóre meo, et inebriávi eos in indignatióne mea, et detráxi in terram virtútem eórum. Miseratiónum Dómini recordábor, laudem Dómini super ómnibus, quæ réddidit nobis Dóminus, Deus noster.

Lectura del Profeta Isaías.

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra: Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador que llega, el premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede. ¿Quién es ése que viene de Edom, de Bosrá, con ropaje teñido de rojo?¿Ése del vestido esplendoroso, y de andar tan esforzado? -Soy yo que hablo con justicia, un gran libertador. -Y ¿por qué está de rojo tu vestido, y tu ropaje como el de un lagarero? -El lagar he pisado yo solo; de mi pueblo no hubo nadie conmigo. Los pisé con ira, los pateé con furia, y salpicó su sangre mis vestidos, y toda mi vestimenta he manchado. ¡Era el día de la venganza que tenía pensada, el año de mi desquite era llegado! Miré bien y no había auxiliador; me asombré de que no hubiera quien apoyase. Así que me salvó mi propio brazo, y fue mi furia la que me sostuvo. Pisoteé a pueblos en mi ira, los pisé con furia e hice correr por tierra su sangre. Las misericordias del Señor quiero recordar, las alabanzas del Señor,

por todo, lo que nos ha premiado el Señor Dios nuestro.

GRADUAL    Salmo 68, 18, 2-3

Ne avértas fáciem tuam a púero tuo, quóniam tríbulor: velóciter exáudi me. V/. Salvum me fac, Deus, quóniam intravérunt aquæ usque ad ánimam meam: infíxus sum in limo profúndi, et non est substántia. No pierdas de vista a tu siervo: oye presto mis suplicas, por que me veo atribulado. v/.Sálvame, oh Dios, porque las aguas han penetrado hasta mi alma. Atollado estoy en un profundísimo cieno, sin hallar donde afirmar el pie.

Aquí el Celebrante dice: Dominus vobiscum

COLECTA

Deus, qui pro nobis Fílium tuum Crucis patíbulum subire voluísti, ut inimíci a nobis expélleres potestatem: concéde nobis fámulis tuis; ut resurrectiónis grátiam consequámur. Per eúndem Dóminum. Oh Dios, que quisiste que tu Hijo sufriese por nosotros muerte de cruz, para librarnos del poder del enemigo; concede a tus siervos la gracia de tener parte en su resurrección. Por el mismo Señor nuestro

EPISTOLA Is 53, 1-12

Léctio Isaíæ Prophétæ.

In diébus illis: Dixit Isaías: Dómine, quis crédidit audi tui nostro? et bráchium Dómini cui revelátum est? Et ascéndet sicut virgúltum coram eo, et sicut radix de terra sitiénti: non est spécies ei neque decor: et vídimus eum, et non erat aspéctus, et desiderávimus eum: despéctum et novíssimum virórum, virum dolórum, et sciéntem infirmitátem: et quasi abscónditus vultus ejus et despéctus, unde nec reputávimus eum. Vere languóres nostros ipse tulit, et dolóres nostros ipse portávit: et nos putávimus eum quasi leprósum, et percússum a Deo, et humiliátum. Ipse autem vulnerátus est propter iniquitátes nostras, attrítus est propter scélera nostra: disciplína pacis nostræ super eum, et livóre ejus sanáti sumus. Omnes nos quasi oves errávimus, unusquísque in viam suam declinávit: et pósuit Dóminus in eo iniquitátem ómnium nostrum. Oblátus est, quia ipse vóluit, et non apéruit os suum: sicut ovis ad occisiónem ducátur, et quasi agnus coram tondénte se obmutéscet, et non apériet os suum. De angústia et de judício sublátus est: generatiónem ejus quis enarrábit? quia abscíssus est de terra vivéntium: propter scelus pópuli mei percússi eum. Et dabit ímpios pro sepultúra, et dívitem pro morte sua: eo quod iniquitátem non fécerit, neque dolus fúerit in ore ejus. Et Dóminus vóluit contérere eum in infirmitáte : si posúerit pro peccáto ánimam suam, vidébit semen longaévum, et volúntas Dómini in manu ejus dirigátur. Pro eo, quod laborávit ánima ejus, vidébit, et saturábitur: in sciéntia sua justificábit ipse justus servus meus multos, et iniquitátes eórum ipse portábit. Ideo dispértiam ei plúrimos: et fórtium dívidet spólia, pro eo, quod trádidit in mortem ánimam suam, et cum scelerátis reputátus est : et ipse peccáta multórum tulit, et pro transgressóribus rogávit.

Lectura del Profeta Isaías.

En aquellos días, dijo Isaías:¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. El soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores.

TRACTO   Salmo 101, 2-5 y 14

Domine exaudi orationem meam: et clamor meus ad te veniat.  v/.Non avertas faciem tuam a me: in quacumque die tribulor, inclina ad me aurem tuam.  v/.In quacumque die invocavero te: velociter exaudi me.  v/.Quia defecerunt sicut fumus, dies mei: et ossa mea sicut gremium aruerunt.  v/.Percussus sum, ut faenum, et aruit cor meum: quia oblitus sum comedere panem meum.  v/.Tu exsurgens Domine misereberis Sion: quia tempus miserendi eius, quia venit tempus. Escucha, oh Señor, benignamente mis ruegos; y lleguen hasta ti mis clamores. v/.No apartes de mi tu rostro: en cualquier ocasión en que me halle atribulado, dígnate oírme. v/. Acude luego a mí siempre que te invocare;  v/.Porque como humo han desaparecido mis días, y áridos están mis huesos como leña seca. v/.Estoy marchito como el heno, árido esta mi corazón, pues hasta de comer mi pan me he olvidado. v/. Tú te levantaras y tendrás lastima de Sión; porque tiempo es de apiadarte de ella.

PASIÓN Lc 22, 39-71; 23, 1-53.

Pássio Dómini nostri Jesu Christi

secúndum Lucam

In illo témpore : Appropinquábat dies festus azymórum, qui dícitur Pascha: et quærébant príncipes sacerdótum et scribæ, quómodo Jesum interfícerent: timébant vero plebem. Intrávit autem sátanas in Judam, qui cognominabátur Iscariótes, unum de duódecim. Et ábiit, et locútus est cum princípibus sacerdótum et magistrátibus, quemádmodum illum tráderet eis. Et gavísi sunt, et pacti sunt pecúniam illi dare. Et spopóndit. Et quærébat opportunitátem, ut tráderet illum sine turbis. Venit autem dies azymórum, in qua necésse erat occídi pascha. Et misit Petrum et Joánnem, dicens: + Eúntes paráte nobis pascha, ut manducémus. C. At illi dixérunt: S. Ubi vis parémus? C. Et dixit ad eos: + Ecce, introëúntibus vobis in civitátem, occúrret vobis homo quidam ámphoram aquæ portans: sequímini eum in domum, in quam intrat, et dicétis patrifamílias domus: Dicit tibi Magíster: Ubi est diversórium, ubi pascha cum discípulis meis mandúcem? Et ipse osténdet vobis cenáculum magnum stratum, et ibi paráte. C. Eúntes autem invenérunt, sicut dixit illis, et paravérunt pascha. Et cum facta esset hora, discúbuit, et duódecim Apóstoli cum eo. Et ait illis: + Desidério desiderávi hoc pascha manducáre vobíscum, ántequam pátiar. Dico enim vobis, quia ex hoc non manducábo illud, donec impleátur in regno Dei. C. Et accépto cálice, grátias egit, et dixit: + Accípite, et divídite inter vos. Dico enim vobis, quod non bibam de generatióne vitis, donec regnum Dei véniat. C. Et accépto pane, grátias egit, et fregit, et dedit eis, dicens: + Hoc est corpus meum, quod pro vobis datur : hoc fácite in meam commemoratiónem. C. Simíliter et cálicem, postquam cenávit, dicens: + Hic est calix novum Testaméntum in sánguine meo, qui pro vobis fundétur. Verúmtamen ecce manus tradéntis me mecum est in mensa. Et quidem Fílius hóminis, secúndum quod definítum est, vadit: verúmtamen væ hómini illi, per quem tradétur. C. Et ipsi cœpérunt quaérere inter se, quis esset ex eis, qui hoc factúrus esset. Facta est autem et conténtio inter eos, quis eórum viderétur esse major. Dixit autem eis: + Reges géntium dominántur eórum: et qui potestátem habent super eos, benéfici vocántur. Vos autem non sic: sed qui major est in vobis, fiat sicut minor: et qui præcéssor est, sicut ministrátor. Nam quis major est, qui recúmbit, an qui minístrat? nonne qui recúmbit? Ego autem in médio vestrum sum, sicut qui minístrat: vos autem estis, qui permansístis mecum in tentatiónibus meis. Et ego dispóno vobis, sicut dispósuit mihi Pater meus regnum, ut edátis et bibátis super mensam meam in regno meo: et sedeátis super thronos, judicántes duódecim tribus Israël. C. Ait autem Dóminus: + Simon, Simon, ecce, sátanas expetívit vos, ut cribráret sicut tríticum : ego autem rogávi pro te, ut non defíciat fides tua: et tu aliquándo convérsus confírma fratres tuos. C. Qui dixit ei: S. Dómine, tecum parátus sum, et in cárcerem et in mortem ire. C. At ille dixit: + Dico tibi, Petre: Non cantábit hódie gallus, donec ter ábneges nosse me. C. Et dixit eis: + Quando misi vos sine saéculo et pera et calceaméntis, numquid aliquid défuit vobis? C. At illi dixérunt: S. Nihil. C. Dixit ergo eis: + Sed nunc, qui habet saéculum, tollat simíliter et peram: et qui non habet, vendat túnicam suam, et emat gládium: Dico enim vobis, quóniam adhuc hoc, quod scriptum est, opórtet impléri in me: Et cum iníquis deputátus est. Etenim ea, quæ sunt de me, finem habent. C. At illi dixérunt: S. Dómine, ecce duo gládii hic. C. At ille dixit eis: + Satis est. C. Et egréssus ibat secúndum consuetúdinem in montem Olivárum. Secúti sunt autem illum et discípuli. Et cum pervenísset ad locum, dixit illis: + Oráte, ne intrétis in tentatiónem. C. Et ipse avúlsus est ab eis, quantum jactus est lápidis, et pósitis génibus orábat, dicens: + Pater, si vis, transfer cálicem istum a me: verúmtamen non mea volúntas, sed tua fiat. C. Appáruit autem illi Angelus de cælo, confórtans eum. Et factus in agónia, prolíxius orábat. Et factus est sudor ejus, sicut guttæ sánguinis decurréntis in terram. Et cum surrexísset ab oratióne, et venísset ad discípulos suos, invénit eos dormiéntes præ tristítia. Et ait illis: +Quid dormítis? súrgite, oráte, ne intrétis in tentatiónem. C. Adhuc eo loquénte, ecce turba: et qui vocabátur Judas, unus de duódecim, antecedébat eos : et appropinquávit Jesu, ut oscularétur eum. Jesus autem dixit illi: + Juda, ósculo Fílium hóminis tradis? C. Vidéntes autem hi, qui circa ipsum erant, quod futúrum erat, dixérunt ei: S. Dómine, si percútimus in gladio? C. Et percússit unus ex illis servum príncipis sacerdótum, et amputávit aurículam ejus déxteram. Respóndens autem Jesus, ait: + Sínite usque huc. C. Et cum tetigísset aurículam ejus, sanávit eum. Dixit autem Jesus ad eos, qui vénerant ad se, príncipes sacerdótum et magistrátus templi et senióres: + Quasi ad latrónem exístis cum gládiis et fústibus? Cum cotídie vobíscum fúerim in templo, non extendístis manus in me: sed hæc est hora vestra et potéstas tenebrárum. C. Comprehendéntes autem eum, duxérunt ad domum príncipis sacerdótum: Petrus vero sequebátur a longe. Accénso autem igne in médio átrii, et circumsedéntibus illis, erat Petrus in médio eórum. Quem cum vidísset ancílla quædam sedéntem ad lumen, et eum fuísset intúita, dixit: S. Et hic cum illo erat. C. At ille negávit eum, dicens: S. Múlier, non novi illum. C. Et post pusíllum álius videns eum, dixit: S. Et tu de illis es. C. Petrus vero ait : S. O homo, non sum. C. Et intervállo facto quasi horæ uníus, álius quidam affirmábat, dicens : S. Vere et hic cum illo erat: nam et Galilaéus est. C. Et ait Petrus: S. Homo, néscio, quid dicis. C. Et contínuo adhuc illo loquénte cantávit gallus. Et convérsus Dóminus respéxit Petrum. Et recordátus est Petrus verbi Dómini, sicut díxerat : Quia priúsquam gallus cantet, ter me negábis. Et egréssus foras Petrus flevit amáre. Et viri, qui tenébant illum, illudébant ei, cædéntes. Et velavérunt eum et percutiébant fáciem ejus : et interrogábant eum, dicéntes: S. Prophetíza, quis est, qui te percússit? C. Et alia multa blasphemántes dicébant in eum. Et ut factus est dies, convenérunt senióres plebis et príncipes sacerdótum et scribæ, et duxérunt illum in concílium suum, dicente? S. Si tu es Christus, dic nobis. C. Et ait illis: + Si vobis díxero, non credétis mihi: si autem et interrogávero, non respondébitis mihi, neque dimíttetis. S. Ex hoc autem erit Fílius hóminis sedens a dextris virtútis Dei. C. Dixérunt autem omnes: S. Tu ergo es Fílius Dei? C. Qui ait: + Vos dicitis, quia ego sum. C. At illi dixérunt: S. Quid adhuc desiderámus testimónium? Ipsi enim audívimus de ore ejus. C. Et surgens omnis multitúdo eórum, duxérunt illum ad Pilátum. Cœpérunt autem illum accusáre, dicéntes: S. Hunc invénimus subverténtem gentem nostram, et prohibéntem tribúta dare Caésari, et dicéntem se Christum regem esse. C. Pilátus autem interrogávit eum, dicens: S. Tu es Rex Judæórum? C. At ille respóndens, ait: + Tu dicis. C. Ait autem Pilátus ad príncipes sacerdótum et turbas: S. Nihil invénio causæ in hoc hómine. C. At illi invalescébant, dicéntes: S. Cómmovet pópulum, docens per univérsam Judaéam, incípiens a Galilaéa usque huc. C. Pilátus autem áudiens Galilaéam, interrogávit, si homo Galilaéus esset. Et ut cognóvit, quod de Heródis potestáte esset, remísit eum ad Heródem, qui et ipse Jerosólymis erat illis diébus. Heródes autem, viso Jesu, gavísus est valde. Erat enim cúpiens ex multo témpore vidére eum, eo quod audíerat multa de eo, et sperábat signum áliquod vidére ab eo fíeri. Interrogábat autem eum multis sermónibus. At ipse nihil illi respondébat. Stabant autem príncipes sacerdótum et scribæ, constánter accusántes eum. Sprevit autem illum Heródes cum exércitu suo: et illúsit indútum veste alba, et remísit ad Pilátum. Et facti sunt amíci Heródes et Pilátus in ipsa die: nam ántea inimíci erant ad ínvicem. Pilátus autem, convocátis princípibus sacerdótum et magistrátibus et plebe, dixit ad illos: S. Obtulístis mihi hunc hóminem, quasi averténtem pópulum, et ecce, ego coram vobis intérrogans, nullam causam invéni in hómine isto ex his, in quibus eum accusátis. Sed neque Heródes: nam remísi vos ad illum, et ecce, nihil dignum morte actum est ei. Emendátum ergo illum dimíttam. C. Necésse autem habébat dimíttere eis per diem festum, unum. Exclamávit autem simul univérsa turba, dicens: S. Tolle hunc, et dimítte nobis Barábbam. C. Qui erat propter seditiónem quandam fáciam in civitáte et homicídium missus in cárcerem. Iterum autem Pilátus locútus est ad eos, volens dimíttere Jesum. At illi succlamábant, dicéntes: S. Crucifíge, crucifíge eum. C. Ille autem tértio dixit ad illos: S. Quid enim mali fecit iste? Nullam causam mortis invénio in eo: corrípiam ergo illum et dimíttam. C. At illi instábant vócibus magnis, postulántes, ut crucifigerétur. Et invalescébant voces eórum. Et Pilátus adjudicávit fíeri petitiónem eórum. Dimísit autem illis eum, qui propter homicídium et seditiónem missus fúerat in cárcerem, quem petébant: Jesum vero trádidit voluntáti eórum. Et cum dúcerent eum, apprehendérunt Simónem quendam Cyrenénsem, veniéntem de villa: et imposuérunt illi crucem portáre post Jesum. Sequebátur autem illum multa turba pópuli, et mulíerum, quæ plangébant et lamentabántur eum. Convérsus autem ad illas Jesus dixit: + Filiæ Jerúsalem, nolíte flere super me, sed super vos ipsas flete et super fílios vestros. Quóniam ecce vénient dies, in quibus dicent: Beátæ stériles, et veníres, qui non genuérunt, et úbera, quæ non lactavérunt. Tunc incípient dícere móntibus: Cádite super nos; et cóllibus: Operíte nos. Quia si in víridi ligno hæc fáciunt, in árido quid fiet? C. Ducebántur autem et alii duo nequam cum eo, ut interficeréntur. Et postquam venérunt in locum, qui vocátur Calváriæ, ibi crucifixérunt eum: et latrónes, unum a dextris et álterum a sinístris. Jesus autem dicebat: + Pater, dimítte illis: non enim sciunt, quid fáciunt. C. Dividéntes vero vestiménta ejus, misérunt sortes. Et stabat pópulus spectans, et deridébant eum príncipes cum eis, dicéntes: S. Alios salvos fecit: se salvum fáciat, si hic est Christus Dei electus. C. Illudébant autem ei et mílites accedéntes, et acétum offeréntes ei, et dicéntes: S. Si tu es Rex Judæórum, salvum te fac. C. Erat autem et superscríptio scripta super eum lítteris græcis et latínis et hebráicis: Hic est Rex Judæórum. Unus autem de his, qui pendébant, latrónibus, blasphemábat eum, dicens: S. Si tu es Christus, salvum fac temetípsum, et nos. C. Respóndens autem alter increpábat eum, dicens: S. Neque tu times Deum, quod in eadem damnatióne es. Et nos quidem juste, nam digna factis recípimus: hic vero nihil mali gessit. C. Et dicebat ad Jesum: S. Dómine, meménto mei, cum véneris in regnum tuum. C. Et dixit illi Jesus: + Amen, dico tibi: Hódie mecum eris in paradíso. C. Erat autem fere hora sexta, et ténebræ factæ sunt in univérsam terram usque in horam nonam. Et obscurátus est sol: et velum templi scissum est médium. Et clamans voce magna Jesus, ait: + Pater, in manus tuas comméndo spíritum meum. C. Et hæc dicens, exspirávit. (Hic genuflectitur, et pausatur aliquántulum) Videns autem centúrio quod factum fúerat, glorificávit Deum, dicens: S. Vere hic homo justus erat. C. Et omnis turba eórum, qui simul áderant ad spectáculum istud et vidébant, quæ fiébant, percutiéntes péctora sua revertebántur. Stabant autem omnes noti ejus a longe, et mulíeres, quæ secútæ eum erant a Galilaéa, hæc vidéntes.

Quod sequitur, cantatur in tono Evangelii, et alia fiunt ut supra in Dominica.

Et ecce, vir nómine Joseph, qui erat decúrio, vir bonus et justus: hic non consénserat consílio et áctibus eórum, ab Arimathaéa civitáte Judaéæ, qui exspectábat et ipse regnum Dei. Hic accéssit ad Pilátum et pétiit corpus Jesu: et depósitum invólvit síndone, et pósuit eum in monuménto excíso, in quo nondum quisquam pósitus fúerat.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:

+ – «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»

C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:

+ – «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»

Haced esto en memoria mía

C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:

+ – «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»

C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:

+ – «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre!

«Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve

C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:

+ – «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve.

Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»

Tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos

C. Y añadió:

+ – «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»

C. Él le contesto:

S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»

C. Jesús le replicó:

+ – «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»

Tiene que cumplirse en mí lo que está escrito

C. Y dijo a todos:

+ – «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»

C. Contestaron:

S. – «Nada.»

C. Él añadió:

+ – «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Fue contado con los malhechores.» Lo que se refiere a mí toca a su fin.»

C. Ellos dijeron:

S. – «Señor, aquí hay dos espadas.»

C. Él les contesto:

+ – «Basta.»

En medio de su angustia, oraba con más insistencia

C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:

+ – «Orad, para no caer en la tentación.»

C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

+ – «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

C – Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:

+ – «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»

Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?

C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.

Jesús le dijo:

+ – «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»

C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:

S. – «Señor, ¿herimos con la espada?»

C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.

Jesús intervino, diciendo:

+ – «Dejadlo, basta.»

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:

+ – «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»

Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente

C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos.

Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:

S. – «También éste estaba con él.»

C. Pero él lo negó, diciendo:

S. – «No lo conozco, mujer.»

C. Poco después lo vio otro y le dijo:

S. – «Tú también eres uno de ellos.»

C. Pedro replicó:

S. – «Hombre, no lo soy.»

C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:

S. – «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»

C. Pedro contestó:

S. – «Hombre, no sé de qué me hablas.»

C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?

C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.

Y, tapándole la cara, le preguntaban:

S. – «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»

C. Y proferían contra él otros muchos insultos.

Lo hicieron comparecer ante su Sanedrín

C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:

S. – «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»

C. Él les contesto:

+ – «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder.

Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»

C. Dijeron todos:

S. – «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»

C. Él les contestó:

+ – «Vosotros lo decís, yo lo soy.»

C. Ellos dijeron:

S. – «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»

C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.

No encuentro ninguna culpa en este hombre

C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:

S. – «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. – «¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Él le contestó:

+, – «Tú lo dices.»

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:

S. – «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»

C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:

S. – «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.

Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.

Pilato entregó a Jesús a su arbitrio

C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

S. – «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

S. – «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»

C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S. – «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Él les dijo por tercera vez:

S. – «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío.

Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

+ – «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado.» Entonces empezarán a decirles a los montes: «Desplomaos sobre nosotros», y a las colinas: «Sepultadnos»; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?»

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía:

+ – «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

Éste es el rey de los judíos

C. El pueblo estaba mirando.

Las autoridades le hacían muecas, diciendo:

S – «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. – «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

Hoy estarás conmigo en el paraíso

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. – «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»

C. Pero el otro le increpaba:

S. – «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»

C Y decía:

S. – «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

C. Jesús le respondió:

+ – «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:

+ – «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»

C. Y, dicho esto, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa

C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:

S. – «Realmente, este hombre era justo.»

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando. José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro excavado C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.

OFERTORIO     Salmo 101, 2-3

Dómine, exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te pervéniat : ne avértas fáciem tuam a me. Escucha, oh Señor, benignamente mis ruegos, y lleguen hasta ti mis clamores: no apartes de mí tu rostro.

SECRETA

Súscipe, quaésumus, Dómine, munus oblátum, et dignánter operáre: ut, quod passiónis Fílii tui, Dómini nostri, mystério gérimus, piis afféctibus consequámur. Per eúndem Dóminum. Acepta, oh Señor, te rogamos, el don ofrecido, y dígnate hacer que consigamos con piadosos efectos lo que celebramos en el misterio de la pasión de tu Hijo, nuestro Señor. Por el mismo Señor…

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ

Vere dignum et justum est, aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui salutem humani generis in ligno crucis constituisti: ut, unde mors oriebatur, inde vita resurgeret: et qui in ligno vincebat, in ligno quoque vinceretur, per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Coeli, coelorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti jubeas, deprecamur, supplici confessione dicentes. En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que pusiste la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor; por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Vírgenes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas también las de los que decimos, con humilde confesión.

COMUNION     Salmo 101, 10, 13 y 14

Potum meum cum fletu temperábam: quia élevans allisísti me: et ego sicut fænum árui : tu autem, Dómine, in ætérnum pérmanes : tu exsúrgens miseréberis Sion, quia venit tempus miseréndi ejus. Mis lagrimas se mezclan con mi bebida, pues me levantaste en alto para estrellarme; y me ha secado como el heno; pero tú, Señor, permaneces para siempre; tú te levantas y tendrás lastima de Sión, porque tiempo es de apiadarte de ella.

POSCOMUNION

Largíre sénsibus nostris, omnípotens Deus : ut, per temporálem Fílii tui mortem, quam mystéria veneránda testántur, vitam te nobis dedísse perpétuam confidámus. Per eúndem Dóminum. Concede a nuestros sentidos, omnipotente Dios, que por la muerte temporal de tu Hijo, representada en estos venerables misterios, confiemos que nos has concedido la vida perdurable. Por el mismo Señor…

SOBRE EL PUEBLO


Oremus. Humiliáte cápita vestra Deo.

Réspice, quaésumus, Dómine, super hanc famíliam tuam, pro qua Dóminus noster Jesus Christus non dubitávit mánibus tradi nocéntium, et Crucis subíre torméntum: Qui tecum vivit et regnat in unitate.

 Oremos. Humillad ante Dios vuestras cabezas. Te suplicamos, oh Señor, que mires a esta tu familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo no vacilo en ser entregado a manos de pecadores y en padecer el suplicio de la cruz.

El cual contigo vive….

Tomado de:

MARTES SANTO

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MARTES SANTO

ESTACIÓN EN STA. PRISCA1

Simple Ornamentos morados

La Epístola el Gradual, el Ofertorio y la Comunión son una adaptación perfecta de pasos del Antiguo Testamento a Cristo perseguido. Él es «el Cordero mansísimo llevado al matadero, y que Dios, por una venganza ejemplar»  (Ep.), arrebata de las manos de los pecadores.» La Pasión según S. Marcos, describe esta muerte de Jesús. El Introito y las Oraciones nos hacen ver que la Iglesia, continuadora del Salvador, «revive los misterios de su Pasión» (Or.) y se gloría en la cruz, en donde va a encontrar la salvación, la vida y la resurrección» (lnt.).

Por medio de la confesión y comunión de Pascua participemos «de los misterios de la Pasión del Señor, a fin de merecer con esto el perdón» (Or.).

1. Véase Plano de Estaciones, p. 16, E g, 36.

MISAL DIARIO Y VISPERAL
DÉCIMATERCIA EDICIÓN
Por Dom Gaspar Lefebvre O.S.B.
De la Abadía de S. Andrés (Brujas Bélgica)
Traducción Castellana y Adaptación
Del Rdo. P. Germán Prado
Monje Benedictino de los Silos (España)
1946

INTROITO      Gálatas, 6,14

Nos autem gloriári opórtet in cruce Dómini nostri Jesu Christi: in quo est salus, vita, et resurréctio nostra: per quem salváti, et liberáti sumus. [Ps. lxvi: 2] Deus misereátur nostri, et benedícat nobis: illúminet vultum suum super nos, et misereátur nostri.  Nos autem. Nosotros debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en el cual esta la salud, la vida  y nuestra resurrección; por quien hemos sido salvados y libertados. (S). Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga; haga resplandecer sobre nosotros la luz de su rostro y apiádese de nosotros.

Nosotros debemos…

COLECTA

Omnípotens sempitérne Deus: da nobis ita Domínicæ passiónis sacraménta perágere; ut indulgéntiam percípere mereámur. Per eúndem. Concédenos, oh Dios todopoderoso y eterno que de tal modo celebremos los misterios de la Pasión del Señor, que merezcamos conseguir el perdón de los pecados, Por el mismo Señor…

EPISTOLA Jeremías 11,18-20.

Lectio Ieremíae Prophétæ

In diébus illis : Dixit Jeremías : Dómine, demonstrásti mihi, et cognóvi : tunc ostendísti mihi stúdia eórum. Et ego quasi agnus mansúetus, qui portátur ad víctimam : et non cognóvi, quia cogitavérunt super me consília, dicéntes : Mittámus lignum in panem ejus, et eradámus eum de terra vivéntium, et nomen ejus non memorétur ámplius. Tu autem, Dómine Sábaoth, qui júdicas juste et probas renes et corda, vídeam ultiónem tuam ex eis : tibi enim revelávi causam meam, Dómine, Deus meus.

LECTURA DEL PROFETA ISAÍAS.

En aquellos días: ¡oh Señor!, me lo hiciste ver, y lo conocí; tú me mostraste entonces sus depravados designios.

Y yo era como un manso cordero,

 que es llevado al sacrificio, y no había advertido que ellos habían maquinado contra mí, diciendo: ¡Ea!, démosle el leño en lugar de pan, y exterminémosle de la tierra de los vivientes; y no quede ya más memoria de su nombre.

Pero tú, ¡oh Señor de los ejércitos!, que juzgas con justicia, y escudriñas los corazones y los afectos, tú harás que yo te vea tomar venganza de ellos; puesto que en tus manos puse mi causa.

GRADUAL    Salmo 34, 13 y 1-2

Ego autem, dum mihi molésti essent, induébam me cilício, et humiliábam in jejúnio ánimam meam : et orátio mea in sinu meo convertétur. V/. Júdica, Dómine, nocéntes me, expúgna impugnántes me : apprehénde arma et scutum, et exsúrge in adjutórium mihi.  Pero yo, mientras ellos me cubrían de cilicio: humillaban mi alma con el ayuno, no cesando de orar en mi corazón. v/. Juzga, oh Señor, a los que me dañan: bate a los que pelean contra mí: ármate y embraza el escudo, y sal a defenderme.

PASIÓN Marcos 14, 32-72; 15, 1-46.

Pássio Dómini nostri Jesu Christi secúndum Marcum. 14, 32-72; 15, 1-46.

In illo témpore: Erat Pascha, et ázyma post bíduum, et quærébant summi sacerdótes et scribæ, quómodo Jesum dolo tenérent et occíderent. Dicébant autem: S. Non in die festo, ne forte tumúltus fíeret in pópulo. C. Et cum esset Jesus Bethániæ in domo Simónis leprósi, et recúmberet: venit múlier habens alabástrum unguénti nardi spicáti pretiósi, et fracto alabástro, effúdit super caput ejus.Erant autem quidam indígne feréntes intra semetípsos, et dicéntes: S. Ut quid perdítio ista unguénti facta est? Póterat enim unguéntum istud venúmdari plus quam trecéntis denáriis, et dari paupéribus. C. Et fremébant in eam. Jesus autem dixit : + Sínite eam : quid illi molésti estis? Bonum opus operáta est in me. Semper enim páuperes habétis vobíscum: et cum voluéritis, potéstis illis benefácere: me autem non semper habétis. Quod hábuit hæc, fecit: prævénit úngere corpus meum in sepultúram. Amen, dico vobis: Ubicúmque prædicátum fúerit Evangélium istud in univérso mundo, et, quod fecit hæc, narrábitur in memóriam ejus. C. Et Judas Iscariótes, unus de duódecim, ábiit ad summos sacerdótes, ut próderet eum illis. Qui audiéntes, gavísi sunt : et promisérunt ei pecúniam se datúros. Et quærébat, quómodo illum opportúne tráderet. Et primo die azymórum quando pascha immolábant, dicunt ei discípuli: S. Quo vis eámus, et parémus tibi, ut mandúces pascha? C. Et mittit duos ex discípulis suis, et dicit eis : + Ite in civitátem : et occúrret vobis homo lagénam aquæ bájulans, sequímini eum : et quocúmque introíerit, dícite dómino domus, quia Magíster dicit : Ubi est reféctio mea, ubi pascha cum discípulis meis mandúcem? Et ipse vobis demonstrábit cenáculum grande stratum : et illic paráte nobis. C. Et abiérunt discípuli ejus, et venérunt in civitátem: et invenérunt, sicut díxerat illis, et paravérunt pascha. Véspere autem facto, venit cum duódecim. Et discumbéntibus eis et manducántibus, ait Jesus : + Amen,dico vobis, quia unus ex vobis tradet me, qui mánducat mecum. C. At illi cœpérunt contristári et dícere ei singulátim : S. Numquid ego? C. Qui ait illis : + Unus ex duódecim, qui intíngit mecum manum in catíno. Et Fílius quidem hóminis vadit, sicut scriptum est de eo : væ autem hómini illi, per quem Fílius hóminis tradétur. Bonum erat ei, si non esset natus homo ille. C. Et manducántibus illis, accépit Jesus panem: et benedícens fregit, et dedit eis, et ait: + Súmite, hoc est corpus meum. C. Et accépto cálice, grátias agens dedit eis: et bibérunt ex illo omnes. Et ait illis : + Hic est sanguis meus novi Testaménti, qui pro multis effundétur. Amen, dico vobis, quia jam non bibam de hoc genímine vitis usque in diem illum, cum illud bibam novum in regno Dei. C. Et hymno dicto, exiérunt in montem Olivárum. Et ait eis Jesus: + Omnes scandalizabímini in me in nocte ista: quia scriptum est: Percútiam pastórem, et dispergéntur oves. Sed postquam resurréxero, præcédam vos in Galilaéam, C. Petrus autem ait illi : S. Et si omnes scandalizáti fúerint in te, sed non ego. C. Et ait illi Jesus : + Amen, dico tibi, quia tu hódie in nocte hac, priúsquam gallus vocem bis déderit, ter me es negatúrus. C. At ille ámplius loquebátur: S. Et si oportúerit me simul cómmori tibi, non te negábo. C. Simíliter autem et omnes dicébant. Et véniunt in praédium, cui nomen Gethsémani. Et ait discípulis suis: + Sedéte hic, donec orem. C. Et assúmit Petrum et Jacóbum et Joánnem secum: et cœpit pavére et tædére. Et ait illis: + Tristis est anima mea usque ad mortem : sustinéte hic, et vigiláte. C. Et cum processísset páululum, prócidit super terram : et orábat, ut, si fíeri posset, transíret ab eo hora: et dixit: + Abba, Pater, ómnia tibi possibília sunt, transfer cálicem hunc a me: sed non quod ego volo, sed quod tu. C. Et venit et invénit eos dormiéntes. Et ait Petro: + Simon, dormis? non potuísti una hora vigiláre? Vigilate et oráte, ut non intrétis in tentatiónem. Spíritus quidem promptus est, caro vero infírma. C. Et íterum ábiens orávit, eúndem sermónem dicens. Et revérsus, dénuo invénit eos dormiéntes (erant enim óculi eórum graváti) et ignorábant, quid respondérent ei. Et venit tértio, et ait illis: + Dormíte jam et requiéscite. Súfficit: venit hora: ecce, Fílius hóminis tradétur in manus peccatórum. Súrgite, eámus : ecce, qui me tradet, prope est. C. Et, adhuc eo loquénte, venit Judas Iscariótes, unus de duódecim, et cum eo turba multa cum gládiis et lignis, a summis sacerdótibus et scribis et senióribus. Déderat autem tráditor ejus signum eis, diceris: S. Quemcúmque osculátus fúero, ipse est, tenéte eum et dúcite caute. C. Et cum venísset, statim accédens ad eum, ait: S. Ave, Rabbi. C. Et osculátus est eum. At illi manus injecérunt in eum, et tenuérunt eum. Unus autem quidam de circumstántibus, edúcens gládium, percussit servum summi sacerdótis : et amputávit illi aurículam. Et respóndens Jesus, ait illis : + Tamquam ad latrónem exístis cum gládiis et lignis comprehéndere me? cotídie eram apud vos in templo docens, et non me tenuístis. Sed ut impleántur Scriptúræ. C. Tunc discípuli ejus relinquéntes eum, omnes fugérunt. Adoléscens autem quidam sequebátur eum amíctus síndone super nudo : et tenuérunt eum. At ille, rejécta síndone, nudus profúgit ab eis. Et adduxérunt Jesum ad summum sacerdótem: et convenérunt omnes sacerdótes et scribæ et senióres. Petrus autem a longe secútus est eum usque intro in átrium summi sacerdótis: et sedébat cum minístris ad ignem, et calefaciébat se. Summi vero sacerdótes et omne concílium quærébant advérsus Jesum testimónium, ut eum morti tráderent, nec inveniébant. Multi enim testimónium falsum dicébant advérsus eum: et conveniéntia testimónia non erant. Et quidam surgéntes, falsum testimónium ferébant advérsus eum, dicéntes: S. Quóniam nos audívimus eum dicéntem: Ego dissólvant! templum hoc manufáctum, et per tríduum áliud non manufáctum ædificábo. C. Et non erat convéniens testimónium illórum. Et exsúrgens summus sacérdos in médium, interrogávit Jesum, dicens: S. Non respóndes quidquam ad ea, quæ tibi objiciúntur ab his? C. Ille autem tacébat et nihil respóndit. Rursum summus sacérdos interrogábat eum, et dixit ei: S. Tu es Christus, Fílius Dei benedícti? C. Jesus autem dixit illi: + Ego sum : et vidébitis Fílium hóminis sedéntem a dextris virtútis Dei, et veniéntem cum núbibus cæli. C. Summus autem sacérdos scindens vestiménta sua, ait: S. Quid adhuc desiderámus testes? Audístis blasphémiam: quid vobis videtur? C. Qui omnes condemnavérunt eum esse reum mortis. Et cœpérunt quidam conspúere eum, et veláre fáciem ejus, et cólaphis eum caédere, et dícere ei: S. Prophetíza. C. Et minístri álapis cum cædébant. Et cum esset Petrus in átrio deórsum, venit una ex ancíllis summi sacerdótis: et cum vidísset Petrum calefaciéntem se, aspíciens illum, ait: S. Et tu cum Jesu Nazaréno eras. C. At ille negávit, dicens: S. Neque scio neque novi, quid dicas. C. Et éxiit foras ante átrium, et gallus cantávit. Rursus autem cum vidísset illum ancílla, cœpit dícere circumstántibus: Quia hic ex illis est. At ille íterum negávit. Et post pusíllum rursus, qui astábant, dicébant Petro: S. Vere ex illis es: nam et Galilaéus es. C. Ille autem cœpit anathematizáre et juráre: Quia néscio hóminem istum, quem dícitis. Et statim gallus íterum cantávit. Et recordátus est Petrus verbi, quod díxerat ei Jesus : Priúsquam gallus cantet bis, ter me negábis. Et cœpit flere. Et conféstim mane consílium faciéntes summi sacerdótes, cum senióribus et scribis et univérso concílio, vinciéntes Jesum, duxérunt, et tradidérunt Piláto. Et interrogávit eum Pilátus : S. Tu es Rex Judæórum? C. At ille respóndens, ait illi : + Tu dicis. C. Et accusábant eum summi sacerdótes in multis. Pilátus autem rursum interrogávit eum, dicens: S. Non respóndes quidquam? vide, in quantis te accúsant. C. Jesus autem ámplius nihil respóndit, ita ut mirarétur Pilátus. Per diem autem festum solébat dimíttere illis unum ex vinctis, quemcúmque petiíssent. Erat autem, qui dicebátur Barábbas, qui cum seditiósis erat vinctus, qui in seditióne fécerat homicídium. Et cum ascendísset turba, cœpit rogáre, sicut semper faciébat illis. Pilátus autem respóndit eis, et dixit : S. Vultis dimíttam vobis Regem Judæórum? C. Sciébat enim, quod per invídiam tradidíssent eum summi sacerdótes. Pontifices autem concitavérunt turbam, ut magis Barábbam dimítteret eis. Pilátus autem íterum respóndens, ait illis : S. Quid ergo vultis fáciam Regi Judæórum? C. At illi íterum clamavérunt : S. Crucifíge eum. C. Pilátus vero dicébat illis : S. Quid enim mali fecit? C. At illi magis clamábant: S. Crucifíge eum. C. Pilátus autem volens populo satisfácere, dimisit illis Barábbam, et trádidit Jesum flagellis cæsum, ut crucifígerétur. Mílites autem duxérunt eum in átrium prætórii, et cónvocant totam cohórtem, et índuunt eum púrpura, et impónunt ei plecténtes spíneam corónam. Et cœpérunt salutáre eum: Ave, Rex Judæórum. Et percutiébant caput ejus arúndine: et conspuébant eum et, ponéntes génua, adorábant eum. Et postquam illusérunt ei, exuérunt illum púrpura, et induérunt eum vestiméntis suis: et edúcunt illum, ut crucifígerent eum. Et angariavérunt prætereúntem quémpiam, Simónem Cyrenaéum, veniéntem de villa, patrem Alexándri et Rufi, ut tólleret crucem ejus. Et perdúcunt illum in Gólgotha locum, quod est interpretátum Calváriæ locus. Et dabant ei bíbere myrrhátum vinum: et non accépit. Et crucifigéntes eum, divisérunt vestiménta ejus, mitténtes sortem super eis, quis quid tólleret. Erat autem hora tértia: et crucifixérunt eum. Et erat títulus causæ ejus inscríptus: Rex Judæórum. Et cum eo crucifígunt duos latrónes: unum a dextris et alium a sinístris ejus. Et impléta est Scriptúra, quæ dicit: Et cum iníquis reputátus est. Et prætereúntes blasphemábant eum, movéntes cápita sua et dicéntes: S. Vah, qui déstruis templum Dei, et in tribus diébus reædíficas: salvum fac temetípsum, descéndens de cruce. C. Simíliter et summi sacerdótes illudéntes, ad altérutrum cum scribis dicébant: S. Alios salvos fecit, seípsum non potest salvum fácere. Christus Rex Israël descéndat nunc de cruce, ut videámus et credámus. C. Et qui cum eo crucifíxi erant, conviciabántur ei. Et facta hora sexta, ténebræ factæ sunt per totam terram, usque in horam nonam. Et hora nona exclamávit Jesus voce magna, dicens:  + Eloi, Eloi, lamma sabactháni? C. Quod est interpretátum: + Deus meus, Deus meus, ut quid dereliquísti me? C. Et quidam de circumstántibus audiéntes, dicébant : S. Ecce, Elíam vocat. C. Currens autem unus, et implens spóngiam acéto, circumponénsque cálamo, potum dabat ei, dicens: S. Sínite, videámus, si véniat Elías ad deponéndum eum. C. Jesus autem emíssa voce magna exspirávit. (Hic genuflectitur, et pausatur aliquantulum.) Et velum templi scissum est in duo, a summo usque deórsum. Videns autem centúrio, qui ex advérso stabat, quia sic clamans exspirásset, ait: S. Vere hic homo Fílius Dei erat. C. Erant autem et mulíeres de longe aspiciéntes: inter quas erat María Magdaléne, et María Jacóbi minóris, et Joseph mater, et Salóme: et cum esset in Galilaéa, sequebántur eum, et ministrábant ei, et áliæ multæ, quæ simul cum eo ascénderant Jerosólymam.

Quod sequitur, cantatur in tono Evangelii: et alia fiunt ut supra in Dominica.

Et cum jam sero esset factum (quia erat Parascéve, quod est ante sábbatum) venit Joseph ab Arimathaéa, nóbilis decúrio, qui et ipse erat exspéctans regnum Dei, et audácter introívit ad Pilátum, et pétiit corpus Jesu. Pilátus autem mirabátur, si jam obiísset. Et accersíto centurióne, interrogávit eum, si jam mórtuus esset. Et cum cognovísset a centurióne, donávit corpus Joseph. Joseph autem mercátus síndonem, et depónens eum invólvit síndone, et pósuit eum in monuménto, quod erat excísum de petra, et advólvit lápidem ad óstium monuménti.

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 14,1-15,47.

[Faltaban. dos días para la Pascua y los Acimos. Los sumos sacerdotes y los letrados pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S. -No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza. Algunos comentaban indignados:

S. -¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

+ -Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. A1 oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. El andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. -¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

C. -El envió a dos discípulos diciéndoles:

+ -Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?»

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arregladla con divanes. Preparadnos allí la cena.

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús:

+ -Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. -¿Seré yo?

C. Respondió:

+ -Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito, pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

+ -Tomad, esto es mi cuerpo.

C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.

Y les dijo:

+ -Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+ -Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»

Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.

C. Pedro replicó:

S. -Aunque todos caigan, yo no.

C. Jesús le contestó:

+ -Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.

C. Pero él insistía:

S. -Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.

C. -Y los demás decían lo mismo.

C. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

+ -Sentaos aquí mientras voy a orar.

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+ -Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

+ -¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+ -Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:

+ -Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él gente con espadas y ‘palos, mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. -Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. -¡Maestro!

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

+ -¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras.

C. Y todos lo abandonaron y huyeron.

Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.

Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él diciendo:

S. -Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.»

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.

El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

S. -¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:

S. -¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Jesús contestó:

+ -Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:

S. -¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirlo, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. -Haz de profeta.

C. Y los criados le daban bofetadas.

Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:

S. -También tu andabas con Jesús el Nazareno.

C, El lo negó diciendo:

S. -Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.

C. Salió fuera al zaguán, y un galló cantó.

La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. -Este es uno de ellos.

C. Y él lo volvió a negar.

Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:

S. -Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. -No conozco a ese hombre que decís.

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.]

Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

Pilato le preguntó:

S. -¿Eres tú el rey de los judíos?

C. El respondió:

+ -Tú lo dices.

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

Pilato le preguntó de nuevo:

S. -¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.

C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.

Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.

Pilato les contestó:

S. -¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.

Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.

Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. -¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. -Crucifícalo.

C. Pilato les dijo:

S. -Pues ¿qué mal ha hecho?

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. -Crucifícalo.

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. -¡Salve, rey de los judíos!

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz.

Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.

Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice:- «Lo consideraron como un malhechor.»

Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S, -¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.

C. Los sumos sacerdotes se burlaban también de él diciendo:

S. -A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.

C. También los que estaban crucificados con él inaultaban.

Al llegar el mediodía toda a región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

+ -Eloí, Eloí, lamá sabaktaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. -Mira, está llamando a Elías.

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:

S. -Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.

C. Y Jesús, dando un fuerte grito expiró.(Genuflexión) El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S. -Realmente este hombre era Hijo de Dios.

[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto.

Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro.

María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.]

OFERTORIO     Salmo 139,5

Custódi me, Dómine, de manu peccatóris: et ab homínibus iníquis éripe me. Defiéndeme, Señor, de las manos del pecador, y líbrame de los hombres inicuos.

SECRETA

Sacrifícia nos, quǽsumus, Dómine, propénsius ista restáurent: quæ medicinálibus sunt institúta jejúniis. Te suplicamos, Señor, que nos renueven mas intensamente estos sacrificios que van acompañados con saludables ayunos. Por nuestro Señor…

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ

Vere dignum et justum est, aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui salutem humani generis in ligno crucis constituisti: ut, unde mors oriebatur, inde vita resurgeret: et qui in ligno vincebat, in ligno quoque vinceretur, per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Coeli, coelorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti jubeas, deprecamur, supplici confessione dicentes: En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que pusiste la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor; por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Vírgenes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas también las de los que decimos, con humilde confesión

COMUNION    Salmo 68, 13-14

Advérsum me exercebántur, qui sedébant in porta; et in me psallébant, qui bibébant vinum: ego vero oratiónem meam ad te, Dómine: tempus benepláciti, Deus, in multitúdine misericórdiæ tuæ. Hablaban contra mi los que estaban sentados a la puerta: y los que bebían vino cantaban contra mi coplas; mas yo entretanto, Señor, dirigía a ti mi oración: Este es, decía, oh Dios mío, el tiempo de reconciliación, según la grandeza de tu misericordia.

POSCOMUNION

Sanctificatiónibus tuis, omnípotens Deus: et vítia nostra curéntur, et remédia nobis sempitérna provéniant. Oh Dios omnipotente, con tus sacramentos sean curados nuestros vicios, y recibamos remedios para la vida eterna. Por nuestro Señor…

SOBRE EL PUEBLO

Orémus. Humiliáte cápita vestra Deo. Oremos. Humillad ante Dios vuestras cabezas
Tua nos misericórdia, Deus, et ab omni subreptióne vetustátis expúrget, et capáces sanctæ novitátis efficiat. Que tu misericordia, oh Dios, nos purifique de toda antigua corrupción, y nos haga capaces de una santa renovación. Por nuestro Señor…
Tomado de: