SANTA FILOMENA Y EL GRAN MILAGRO DE MUGNANO

     Pauline Jaricot era la hija favorita de unos aristocráticos franceses. Era muy bella y tenía una atractiva personalidad. No obstante todos los atractivos placeres y sus halagadores admiradores, el corazón de Pauline se movía más hacia las cosas del espíritu que las cosas del mundo, aunque la lucha entre las cosas de Dios y las del mundo era fiera. La gracia triunfó y Pauline va a ser recordada por siempre como la fundadora de la Sociedad para la Propagación de la Fe y el Rosario Viviente.

    Aunque Pauline había sufrido anteriormente de la enfermedad que fue la causa de su cura, fue en marzo de 1835, que la enfermedad enseñó signos de gravedad. Esta enfermedad afectaba su corazón, en la proporción en que incrementaba, las palpitaciones se volvían tan violentas que se podían oír a cierta distancia. Un pequeño movimiento o cambio de posición era suficiente para que la sangre corriera violentamente a su corazón, que casi se sofocaba. Su respiración parecía parar y su pulso se volvía imperceptible. Drásticos remedios se le tenían que aplicar para restaurarla.

   Durante varios años de tortura, solo tenía pequeños intervalos de alivio. Uno de ellos ocurrió después de hacer una novena a Santa Filomena después de saber de su gran poder con Dios. Tan solo de mencionar el nombre de la santa, ella experimentaba un gozo y un deseo de visitarla en su Santuario. Pero eso parecía un imposible ya que este quedaba a una gran distancia de Francia.

   Actuando bajo una inspiración, y después de saber de su doctor la información de su estado, el cual era tan grave que nada importaba de una forma o otra, ella intentó un viaje al Santuario del Corazón de Jesús en Paray le Monial. Sobrevivió la jornada y se dijo a si misma: «Si no me mató este viaje, iré a Roma a obtener la bendición del Santo Padre», lo cual era la ambición de su vida.

   Ir a Roma significaba viajar a través de los Alpes, a través de caminos abandonados; largo y peligroso viaje, aun para las personas en buen estado de salud. Pero Pauline se puso en camino. El dolor que soportó era intolerable. En Cambery, su valor se acababa y casi se resigna a morir lejos de su casa y del Vicario de Cristo. Estuvo inconsciente por dos días. Los alumnos de la escuela del convento de su pueblo hicieron una novena a Santa Filomena por su recuperación, al final de la misma pudo seguir su viaje.

   Pauline sufrió una recaída en Loreto, Italia. Después de unos días continuó su viaje. Llegó a Roma casi inconsciente. Las Hermanas del Sagrado Corazón la recibieron con gran amabilidad, su estado era tal que le era imposible dejar el Convento. Parecía que después de tanta dificultad no iba a poder ver al Santo Padre.

   Pero la Santa Madre de Dios y Santa Filomena no la abandonaron. Su llegada a Roma fue informada al Santo Padre, el Papa Gregorio XVI, que al saber de su estado decidió ir en persona a ver a esta joven mujer que tanto había hecho por la Santa Iglesia. Esto era un honor y una consolación para Pauline. El Santo Padre fue amable y le agradeció repetidamente su trabajo a favor de la Iglesia Católica, y la bendijo una y otra vez. Le pidió que orara por él cuando llegara al cielo y esta se lo prometió. Entonces ella le preguntó: ¿Santo Padre, si yo vuelvo bien de mi visita a Mugnano, y voy a pie al Vaticano, usted su Santidad se dignaría en proceder sin demoras con la investigación final en la Causa de Santa Filomena?

   Si mi hija, replicó el Papa, porque eso sería un milagro de primera clase. Nadie pensaba que ella volvería, debido al estado tan precario de salud.

   Era en Agosto y el clima estaba extremadamente caliente. Viajaban de noche para evitar el gran calor del día. Llegaron a Mugnano un día antes de la fiesta de Santa Filomena. Inmensas multitudes se habían reunido para celebrar la fiesta.

   La mañana siguiente, Pauline recibió la Santa Comunión, cerca de las reliquias. Sufría unos dolores inmensos en todo su cuerpo y su corazón latía tan violentamente que se desmayó. Las personas pensaron que se había muerto. Los que estaban con ella trataron de sacarla de la iglesia, pero recobró el conocimiento e hizo una señal de que la dejaran cerca de las reliquias. De repente un torrente de lágrimas vinieron a sus ojos, el color volvió a sus mejillas, un brillo saludable sobrevino a sus entumecidos miembros. Su alma estaba llena de un gozo celestial, y pensó que dejaba este mundo para irse al cielo. Pero no era la muerte. Santa Filomena la había sanado. Todavía iba a vivir muchos años para Dios y su Iglesia.

   Pauline cuando estuvo segura de su curación, permaneció en silencio por un tiempo. Pero la Superiora del Convento al ver lo que estaba pasando, ordenó que sonaran las campanas para anunciar el milagro. El pueblo lleno de gozo gritaba «Viva Santa Filomena»

   En acción de gracias, Pauline se quedó unos días más. Cuando se fue, llevaba consigo una reliquia grande de Santa Filomena, cubierta en una estatua de la Santa.

   Pauline no le había informado al Santo Padre de su curación. Todos en el Vaticano al oír la historia, estaban sorprendidos, sobretodo el Papa cuando la vio ante él en perfecta salud. Su Santidad no lo hubiera creído de no haberlo visto con sus propios ojos. A la petición de Pauline, él le concedió el privilegio de construir una Capilla en honor de Santa Filomena.

   Para poder investigar el milagro, el Papa ordenó a Pauline que se quedara un año entero en Roma. Durante ese tiempo Pauline obtuvo del Santo Padre muchos privilegios para el «Rosario Viviente». Al final del año regresó a Francia.

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/index

SANTA FILOMENA Y SAN JUAN MARIA VIANNEY

Santa Filomena

Santa Filomena

 
San Juan María Vianey

San Juan María Vianey

 Con la oración todo lo podéis, sois dueños,
por decirlo así, del querer de Dios.
(Cura de Ars: Sermón sobre la perseverancia)

¡LA NUEVA LUZ DE LA IGLESIA MILITANTE!

Este título le ha sido conferido a Santa Filomena por San Juan María Vianney (El Santo Cura de Ars), heroico confesor y patrono de todos los párrocos. 

La pequeña ciudad de Ars, Francia, ha llegado a ser famosa a través de la santa vida y de las obras de este santo. Su alma especialmente escogida, escondía bajo las pobres vestimentas de humilde sacerdote, al apóstol más estupendo del siglo XIX. El quizás más que cualquier otro, atrajo la atención del mundo al poder de su Santa favorita entre todos los santos: Santa Filomena.

PAULINE JARICOT, la fundadora de la Sociedad para la Propagación de la Fe y del Rosario Viviente, en 1835, por intercesión de Santa Filomena había sido milagrosamente curada  de un desesperante mal. A través de ella, conoció el Santo Cura el poder de la Santa. La Señorita Jaricot, le ofreció parte de una preciosa reliquia de Santa Filomena que ella había obtenido del relicario de Mugnano y el Cura de Ars la recibió como una valiosísima joya. Inmediatamente se puso a trabajar para erigir una capilla en Ars donde colocó estas reliquias, que muy pronto dieron lugar a innumerables curaciones, conversiones y milagros. 

Lleno de un intenso amor por esta pequeña santa, la eligió a ella como su especial patrona celestial y se comprometió a ella por voto. Siempre hablaba de la santa, le pedía todo tipo de favores, y decía de ella que era “el milagro próximo” por los extraordinarios prodigios que ella obraba. Santa Filomena solucionó sus problemas financieros, ella convirtió pecadores; curó enfermedades gravísimas; y obró innumerables milagros en respuesta a sus simples oraciones. Muchos de ellos están registrados en la biografía del santo, pero los milagros no registrados, estos solos, podrían llenar un volumen. Recomendaba que le hicieran Novenas por incontables intenciones de todo tipo que las personas le referían. Advirtá seriamente a los enfermos que rezaran a Santa Filomena y los bendecía e instruía para que rezaran la Novena y siempre se impresionaba por todas las curaciones de esta pequeña santa, a la cual, después de Dios, le estaba totalmente agradecido. Miles de personas vinieron a la capilla de Ars en peregrinación, con el propósito de invocar el auxilio de Santa Filomena en sus necesidades y pruebas. Evidencias tangibles de favores obtenidos, los milagros obrados, las conversiones realizadas, las oraciones escuchadas son la respuesta de Santa Filomena.

Debido al fervor de la devoción del Cura de Ars a Santa Filomena, y las numerosas curaciones y favores obtenidos por su intercesión, toda Francia pronto invocó su nombre. Cada diócesis tenía altares y muchas capillas e iglesias se dedicaron a ella. Pero la devoción a la santa no sólo fue en Francia. Los reyes, las reinas, los cardenales, los obispos, los sacerdotes, y muchos religiosos y fieles a través del mundo la aclaman como su patrona celestial.   

Solamente Dios puede contar la cantidad de milagros hechos por Santa Filomena al pueblo de Ars. A todos los que le imploraban su ayuda, el santo cura siempre les respondía que debían ir y hablar con Santa Filomena. Era venerada en el altar más hermoso de su iglesia. Este sacerdote santo estableció con ella una amistad sencilla y mística y una familiaridad agradable y profunda. La llamaba su «intemediaria», su «chargée d’ affaires», su «cónsul con Dios», y su «Santita» el título por el cual hoy es conocida.

Un día, con ingenuidad santa, se le escuchó decir «Basta ya, mi santita». Estás haciendo demasiados milagros! Muchas personas piensan que se deben a mis oraciones!

El mismo Santo Cura  fue objeto de un gran milagro. Enfermó gravemente, su feligresía se estaba llena de consternación. Los peregrinos, preocupados de su salud, llegaban a Ars de las más remotas regiones de Francia. Para tener a raya a la muchedumbre que se reunía, debió intervenir la policía. Cuando todo parecía perdido y se esperaba su muerte de un momento a otro, recurrieron a Santa Filomena, y Dios, mostrando su grandeza, por la poderosa intercesión de nuestra Santita, cuando las esperanzas estaban ya perdidas, se les concedió la gracia que pedían y su santo cura sanó y regresó a su parroquia, es decir, a Francia en general.

En cierta ocasión, una persona se acercó al Cura de Ars y le preguntó: “¿es verdad, Padre que Santa Filomena le obedece?”. A lo cual contestó el sacerdote santo, “¿y porqué no? si Dios mismo me obedece en el Altar” (“obedece”: se refiere a que por obra de Dios a través del sacerdocio en la Misa se realiza milagrosamente la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, es decir, Jesús “obedece” por amor al sacerdote en este caso). Él sentía constantemente la proximidad de su presencia y se dirigía a ella con nombres más familiares y no ahorró ningún esfuerzo en inducir a otros a que invocaran su intercesión en sus necesidades de cuerpo y alma. Él decía a menudo: “Hijos míos, Santa Filomena tienen gran poder con Dios, y ella tiene, por otra parte, un corazón buenísimo; roguemos a ella con confianza. Su virginidad y generosidad en el abrazo de su martirio heroico la han hecho tan agradable a Dios que Él nunca rechazará cualquier cosa que ella le pida para nosotros.” Se decía que el Cura de Ars hacía todo por ella y Santa Filomena hacía todo por él.

Muchos años más tarde, después de su muerte, la gente de Ars construyó un monumento en su honor y lo colocó sobre una colina desde donde una vez más, señala el altar de Santa Filomena como si dijera, «Recurre a ella y serás consolado».

El 8 de enero de 1905 el Santo Papa Pío X beatificó el humilde Cura de Ars, poniéndolo como modelo de todos los pastores de almas. Cuando se enteró de las criticas al culto a Santa Filomena, afirmó que el argunento más fuerte en favor de la devoción a Santa Filomena era el Cura de Ars.

El 31 de mayo de 1925, el Papa Pío XI, canonizó al «Sencillo Cura de Ars» y durante su jubileo sacerdotal promovió por todo el mundo el patrocinio celestial de San Juan María Vianney para «fomentar en todo el mundo el bien espiritual de todos los sacerdotes».

Tomado de: http://misa_tridentina.t35.com/index

11 de agosto

SANTA FILOMENA,
 Virgen y Mártir

Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras. (Santa Brígida)

Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras. (Santa Brígida)

 

Poco se sabe históricamente de Santa Filomena. Su historia real comienza cuando sus santos restos mortales fueron encontrados en la oscuridad de las Catacumbas de Santa Priscila en las que descansaron hace unos mil setecientos años.

Pero Dios es maravilloso en sus santos, y Santa Filomena de modo impresionante ejemplifica esta frecuente y repetida verdad. Después de permitir que su nombre y su memoria fueran sepultados por siglos junto a sus restos mortales, Él atrajo la atención de la Humanidad hacia esta pequeña doncella mártir, y ahora obra asombrosos prodigios en nombre de ella, como si deseara mostrar de esta manera, que Él quiere recompensar el largo tiempo que permitió que ella permaneciera en la oscuridad.

 

AULINE JARICOT, fundadora del Rosario Viviente, en el Santuario de Santa Filomena en Mugnano, Italia.

 

Las reliquias de Santa Filomena fueron desenterradas a principios de siglo XIX, el 24 de Mayo de 1802. El emblema del lirio y la palma estaba grabado en el sepulcro de la santa para indicar su virginidad y su martirio. También había un ancla, un látigo, y tres flechas, dos apuntando en dirección opuesta, y una con la línea curvada en ella, significando fuego e intentando simbolizar los diferentes tormentos que la mártir sufrió en testimonio de su fe y amor a Jesucristo.

Santa Filomena fue formalmente elevada a los altares por Su Santidad el Papa Gregorio XVI en una infalible declaración hecha pública en nombre de la Santa Madre Iglesia para edificación de todos los fieles y para Gloria de Dios en el tiempo y en la Eternidad.

El mismo Papa fue testigo de la curación milagrosa de P

La historia de la vida de Santa Filomena está basada en revelaciones privadas hechas por la santa en 1863 a tres personas diferentes, en respuesta a las oraciones de varios devotos de Santa Filomena, para permitirles que sepan saber quién era ella y como hizo frente al martirio.

Esas personas favorecidas eran un joven artista de buena moral y piadosa vida, un celoso sacerdote y una devota monja de Nápoles, la Venerable Madre María Luisa de Jesús. La Santa Sede no garantizó la autenticidad de las pretendidas revelaciones, el Santo Oficio dio su autorización para su difusión el 21 de Diciembre de 1883.

Nuestra bella Santa Filomena salió de los brazos de su madre para morir por Cristo, los lictores (Magistrados de Justicia de la antigua Roma) han cortado con el hacha el joven lirio y piadosas manos la han recogido para depositarla en el sepulcro. Esta verdadera heroína pisoteó toda la vanidad del mundo debajo sus pies y eligió los múltiples tormentos en lugar de renunciar a sus votos por Nuestro Salvador Crucificado. ¡Qué modelo de constancia y de toda virtud! Animémonos a ir a ella cuando seamos probados. ¡Permitámonos todos con ilimitada confianza implorar su intercesión! 

 

 

 

Nuestros Hermanos MAYORES en la FE,

los Santos

11 de Agosto

  • San Tiburcio, Mártir
  • Santa Susana, Mártir
  • Santa Filomena, Mártir
  • Beato Pedro Fabro, Confesor
  • San Alejandro el Carbonero, Obispo de Comana, Mártir
  • San Equicio, Abad
  • San Gauderico, Obispo de Cambrai
  • Santos Gerardo de Gallinaro y Compañeros, Mártires
  • Santa Lelia, Virgen