SAN MAMERTO, Obispo

11 de Mayo

Entre los santísimos prelados que ilustraron la Iglesia de Dios en el siglo V, uno fue el glorioso san Mamerto, obispo de Viena en el Delfinado. En aquel tiempo desolaban todo el país grandes calamidades y azotes del cielo. Sucedíanse unos a otros los terremotos, incendios y guerras: las fieras, llenas de pavor por los temblores de la tierra, dejaban las cuevas de los montes y se llegaban a las poblaciones con grande espanto de la gente; la cual a vista de estos azotes hacía penitencia de sus pecados y se disponía a la festividad de la Pascua de Resurrección para recibir dignamente la comunión pascual, esperando alcanzar de esta suerte el remedio de tantos males.

Concurrieron pues todos contritos a la iglesia, a celebrar el misterio en la vigilia de la gloriosa noche: pero habiéndose incendiado varias casas principales de la ciudad, huyeron del templo despavoridos. Solo el santo obispo quedó en la iglesia, implorando con entrañables gemidos la divina misericordia, y fue tan grande la eficacia de sus lágrimas, que presto se apagó aquel grande incendio, y los fieles volvieron para continuar su penitencia a los oficios divinos. En esta ocasión ordenó el santo obispo tres días de rogativas públicas acompañadas de ayunos y oraciones, en los días que preceden a la fiesta de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, a los cuales concurrió toda la ciudad con grande compunción, lágrimas y gemidos, y desde entonces se vio libre de las calamidades que la oprimían.

Divulgada la fama de esta institución y su buen suceso, fue imitada en las provincias vecinas y se extendió muy presto por la Iglesia occidental, donde se ha venido siguiendo hasta nuestros días: de manera que aunque semejantes preces precedieron a la edad de san Mamerto desde tiempo indefinido, en cuanto a la determinación de la forma con que se hacen tienen por autor a este insigne y santo prelado. Ha lló san Mamerto las preciosas reliquias de san Julián y san Ferreolo, ilustres mártires que padecieron en la sangrienta persecución de Dioclesiano y Maximiano; las cuales trasladó a un magnífico templo que había labrado.

Finalmente después de haber gobernado santamente su iglesia algunos años, edificádola con sus virtudes y milagros, murió en la paz del Señor, y su sagrado cadáver fue sepultado con gran veneración en la iglesia de los santos Apóstoles, extramuros de la ciudad de Viena, desde donde se trasladaron después sus reliquias a la basílica Constantiniana de santa Cruz de Orleans. Allí permanecieron en grande veneración hasta el siglo XVI, en el que los hugonotes, durante sus sacrílegas irrupciones del año 1562, entrando en Orleans, quemaron la cabeza y huesos del santo, que estaban en diferentes cajas y dispersaron sus cenizas.

REFLEXIÓN

   ¿Qué son todas las calamidades y males que nos afligen sino frutos del pecado? que no hizo Dios la muerte, como dice el apóstol, sino que por el pecado entró la muerte en el mundo. Y aunque en la presente providencia se sirve nuestro Señor de estos males, ya para castigarnos, ya para darnos ocasión de mayo res merecimientos, ya para darnos a en tender que no hemos de buscar en este mundo nuestro paraíso, siempre ha sido costumbre muy cristiana la de implorar en los comunes males la divina clemencia con públicas rogativas. Procura asistir a ellas con grande piedad, que el Señor casi siempre suele oír las plegarias de todo un pueblo contrito y humillado y suele darle lo mismo que pide.

ORACIÓN

   Concédenos, oh Dios omnipotente, que en la venerable solemnidad del bienaventurado Mamerto, tu confesor y pontífice, se acreciente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.

 Flos Sanctorum de la Familia Cristiana, P Francisco De Paula Morell, S. J., Ed. Difusión, S. A., Buenos Aires, 1943.

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SAN MAJELO o MAYOLO, Abad

11 de Mayo


 Jesús crecía en sabiduría, 
en edad y en gracia delante
de Dios y de los hombres.
(Lucas, 2, 52).

San Majelo, habiendo terminado sus estudios en Lyon, fue nombrado, a pesar de su resistencia, arcediano de Macón. Con posterioridad fue propuesto para ocupar el arzobispado de Besanzón, pero rehusó esta dignidad y se retiró al monasterio de Cluny, donde sucedió a San Aimardo en calidad de abad. Llamado a París para el arreglo de algunos asuntos en el monasterio de San Dionisio, cayó enfermo en el camino y murió en Souvigny, en el año 994. Su admirable virtud le granjeó el amor de Dios y el de los hombres.

MEDITACIÓN
 SE HA DE CONTENTAR A DIOS,
A LA CONCIENCIA Y A LOS HOMBRES

   I. Dios quiere salvarte, pero no lo hará sin tu cooperación. No persigas, pues, otro objetivo que el de agradarle y cumplir su santa voluntad. Nada ha gas contrario a sus mandamientos, ni a los de su Iglesia. ¿De qué te serviría haber pasado como honesto en este mundo, haberte conquistado el favor y la estima de todos los hombres, si eres objeto del desprecio y del aborrecimiento de Dios?

   II. Condúcete según las luces que Dios te da, nunca obres en contra de lo que tu conciencia y tu razón te dicten; es el primer director a quien debes obedecer. Escucha también las inspiraciones particulares del Espíritu Santo; no las resistas nunca si quieres conservar la paz en tu interior. Si Dios y tu conciencia dan testimonio de tu inocencia, deja a los insensatos que digan lo que quieran. (San Gregorio).

   III. No tengas una virtud excesivamente rígida, sobre todo si tu condición te obliga a vivir en el mundo. La afabilidad, la dulzura, la bondad, no son in compatibles con la virtud aun más perfecta; se puede ser un santo y un hombre amable a la vez. Ten cuida do; lo que tú llamas austeridad no es a menudo sino secreta vanidad y dureza de corazón, contrarios al espíritu de mansedumbre que Jesucristo nos recomienda.

La pureza de intención
Orad por por el
acrecentamiento de la caridad.

ORACIÓN

   Haced, Señor, os lo suplicamos, que la intercesión de San Majelo, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos, por sus oraciones, lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.

Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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SAN FRANCISCO DE JERÓNIMO, Jesuita

11 de Mayo

  San Francisco de Jerónimo nació en Grottaglie, cerca de Taranto, en 1642. Este elocuente misionero jesuita, al que llamaban «el apóstol de Nápoles», se distinguió por su ilimitado celo en favor de la conversión de los pecadores y por su amor a los pobres, los enfermos y los oprimidos.

   En 1666,antes de cumplir los 24 años de edad, San Francisco recibió la ordenación sacerdotal. Durante los cinco años siguientes, enseñó en el «Collegio dei Nobili», que los jesuítas tenían en Nápoles. A los 28 años ingresó en la Compañía de Jesús. De1671 a 1674, ayudó en el trabajo misional al célebre predicador Agnello Bruno. Al concluir sus estudios de teología, los superiores le nombraron predicador de la Iglesia del Gesú Nuovo, de Nápoles. Se dice que convertía por lo menos a unos 400 pecadores al año. El Santo visitaba las prisiones, los hospitales y no vacilaba en seguir a los pecadores hasta los antros del vicio, donde algunas veces fue brutalmente maltratado. Además de sus misiones y Ejercicios, predicaba sin cesar en las iglesias y plazas, porque las multitudes que le seguían arrebatadas por su elocuencia, no cabían en el sagrado recinto. Fue el predicador más popular de su época: al bendecir a San Alfonso de Ligorio, le predijo que llegaría a los noventa años y que haría gran bien a la Iglesia. 

   San Francisco murió a los 74 años de edad y fue sepultado en la Iglesia de los jesuitas de Nápoles. El Papa Gregorio XVI lo canonizó en 1839.

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Santoral

10 de mayo

San Antonino o Antolín, Obispo y Confesor
Santos Gordiano y Epímaco, Mártires
Beato Juan de Avila, Confesor
San Alfio, Mártir
San Filadelfo, Mártir
San Cirino, Mártir
San Onésimo, Mártir
Santa Benedicta, Mártir
San Calepodio, Mártir
San Epímaco, Mártir
San Gordiano, Mártir

SANTOS ALFIO CIRINO y FILADELFO, Mártires

10 de Mayo

  Los Santos Alfio, Cirino y Filadelfo, fueron tres hermanos que sufrieron el martirio durante la persecución de Valeriano, en el año 253. Eran oriundos de Vaste, en la provincia de Lecce. El padre Vitale, pertenecía a una familia patricia y la madre, Benedicta, afrontó espontánea y valientemente la autoridad imperial manifestando su fe, y soportó el martirio.  El prefecto Nigellione, enviado a Vaste para investigar  la presencia de cristianos, llevó a cabo el primer interrogatorio. Viendo la constancia y firmeza de los tres hermanos, decide enviarlos a Roma junto con  Onesimo, su maestro, Erasmo, su primo y otros catorce cristianos. De Roma, después del primer suplicio, son enviados a  Pozzuoli, por el prefecto Diomede, el cual condena a pena de muerte a Erasmo, Onesimo y a los otros catorce, y envía a los tres hermanos a Sicilia de Tertullo, a Taormina; allí son interrogados y torturados y después enviados a Lentini, sede ordinaria del prefecto, con la orden de que el viaje sea llevado a cabo con un grueso cepo sobre la espalda.  Los tres jóvenes son liberados del cepo por una fuerte tempestad de viento; pasan a Catania, en donde son encerrados en una prisión, en donde aún hoy se puede ver la inscripción: «Sanctorum Martyrum Alphii Philadelphi et Cyrini carcer», en una cripta bajo la iglesia de Minoritelli; En el camino de Catania a Lentini tienen lugar varios prodigios y conversiones: se hacen cristianos los veinte soldados de la escolta junto con su jefe, Mercurio. Mientras tanto, en Lentini los tres hermanos liberan a un niño hebreo que estaba endemoniado, convierten a la fe a muchos hebreos que habitaban en esa ciudad, y que inmediatamente son condenados a ser lapidados. Llevados ante Tertullo, son sometidos a todo género de suplicios hasta que entregan sus almas al Señor.

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BEATO MAESTRO JUAN DE ÁVILA, Confesor

10 de Mayo

Un buen día del año de 1517 Juan de Ávila, un estudiante alegre de la Mancha, que había recorrido durante cuatro cursos las callejuelas de Salamanca con sus cartapacios de apuntes bajo el brazo, camino del estudio, dejaba la ciudad del Tormes. Hacía días que Dios le hurgaba en el alma. El golpe de gracia fue en una fiesta de toros y cañas. Ahora, dejadas las «negras leyes», volvía a Almodóvar del Campo, que le había visto nacer el día de Epifanía del último año del siglo.

   Poco después Alcalá le dará su abrazo de bienvenida en un momento de efervescencia espiritual, a la que no podrá sustraerse. Las sabias lecciones de Artes del maestro Soto, de quien fue discípulo predilecto, y aquellas lecturas del docto maestro Medina, que enseñaba por la nueva vía de los Nominales, alternaban con la lección sabrosa de unos libros de Erasmo, saturados de espíritu paulino y salpicados de censuras mordaces ansiosas de reforma.

   Ya es sacerdote Juan de Ávila. Juan de Ávila ha entrado de lleno en el recogimiento y la oración. El fuego apostólico ha prendido en su alma y las Indias se le antojan cañaveral seco pronto para el incendio. Piensa ir allá con el padre Garcos, de la Orden de Santo Domingo, que marcha como primer obispo de Tlaxcala. ¿Vistió ahora el hábito dominicano en Santo Tomás de Sevilla? Veinte años más adelante se recordará, cuando esté inclinado a entrar en la Compañía, que el padre Ávila «ha sido fraile». Las íntimas relaciones que vemos tiene en Sevilla con los dominicos parecen dar pie para una conjetura.

SANTOS GORDIANO Y EPÍMACO, Mártires

10 de Mayo

Después que el impiísmo Juliano el Apóstata fue aclamado por su ejército como emperador en Francia, con la muerte del emperador Constancio, su primo hermano, cobró fuerzas y se vio  señor, luego comenzó a quitarse la máscara de piedad con que antes había favorecido y engañado a los cristianos a los cuales determinó perseguir y deshacer y conservar y ampliar el culto de sus falsos dioses: pero, porque pretendía ser tenido de todos por príncipe manso y benigno, y no quería que los que morían por Cristo fuesen honrados como mártires, y ya la religión se había extendido, y florecía mucho por el mundo, temiendo alguna turbación en el Imperio, por razón de estado pretendió con maña destruir a los cristianos, haciendo presidentes y gobernadores de las provincias a hombres crueles y bárbaros, para tirar la piedra como dicen, y esconder la mano. Entre los ministros que nombró el apóstata para destruir la Iglesia de Cristo, fue uno Gordiano, el cual nombrado vicario en Roma, ejercitaba su crueldad y  derramaba la sangre inocente de los cristianos. Estaba preso con otros muchos un santo presbítero llamado Jenaro.

Tuvo con él Gordiano largas pláticas, y finalmente tocándole el Señor el corazón abrió los ojos al rayo de la divina luz, y terminó por abrazar la fe; y en efecto, recibió el bautismo por mano de san Jenaro junto con Marina su mujer, y otros cincuenta y tres de su familia, y entregó a Jenaro un ídolo de Júpiter que tenía en su casa, y le que quebraron y desmenuzaron y echaron en un lugar inmundo. Supo lo que pasaba Juliano, y embravecióse por ver que sus principales ministros se volvían contra él y se hacían cristianos: y quitando a Gordiano el cargo, ordenó al tribuno que le castigase severamente.

Mandóle este atormentar y azotar y quebrantar los huesos con plomadas, y como el santo mártir diese gracias al Señor por la merced que le hacía en dar le que padecer por él, el tribuno le condenó a ser descabezado delante del templo de la diosa Tierra y que echasen el cadáver a los perros. Mas el Señor ordenó que los perros hambrientos no tocasen el santo cuerpo, antes con ladridos le guardasen y defendiesen. Cinco días después, un criado de Gordiano y otros cristianos le tomaron de noche y le sepultaron en la vía Latina en una cueva donde antes había sido enterrado san Epímaco, mártir, cuyo martirio también celebra hoy la Iglesia: el cual siendo natural de Alejandría fue preso por el nombre de Jesucristo, y habiendo padecido muchos días excesivos trabajos y molestias en una áspera y dura cárcel y llevádolos con gran paciencia y alegría, al cabo fue mandado quemar y sus huesos y cenizas fueron llevados a Roma por algunos cristianos y puestos en aquel sepulcro en que dijimos que después fue sepultado san Gordiano. Por eso la Iglesia católica celebra junta mente el martirio de estos dos santos en un mismo día.

REFLEXIÓN

   No es para decir la rabia y furor con que los crueles emperadores veían convertirse a la fe a los mismos principales ministros que ponían por perseguidores de los cristianos y defensores de su imperio: mas en esto se echa de ver la maravillosa virtud de la gracia de Cristo que puede hacer que lobos sanguinarios se ofrezcan al sacrificio como inocentes corderos. ¿Quién sino Dios puede obrar tan admirable mudanza en los corazones? Pidámosle pues como el santo Profeta David: ¡Señor! cread en mí un corazón limpio y poned en mi interior un espíritu nuevo y recto. (Ps. L.)ORACIÓN

   Oh Dios omnipotente, concédenos tu gracia para que los que celebramos la solemnidad de tus bienaventurados mártires Gordiano y Epímaco seamos ayudados en tu presencia por su intercesión. Por J. C. N. S. Amén.

Flos Sanctorum de la Familia Cristiana, P Francisco De Paula Morell, S. J., Ed. Difusión, S. A., Buenos Aires, 1943.

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SAN ANTONINO o ANTOLÍN, Obispo y Confesor

10 de Mayo

 No queráis amontonar tesoros para vosotros en la tierra, 
donde la herrumbre y la polilla los consumen, 
y donde los ladrones los desentierran y roban.
(Mateo, 6, 19).

Antonino, que entró en la orden de Santo Domingo a la edad de doce años, fue un modelo de humildad, de recogimiento y de mortificación. Jamás comió carne, y, enfermo o sano, dormía sobre una tabla. Fue menester que el Papa Eugenio IV lo amenazase con excomunión para hacerle aceptar el arzobispado de Florencia y se supo ganar el cariño de sus gentes por su bondad y caridad, pues daba a los pobres todo lo que caía en sus manos. Pero también sabía exigir, y combatió los juegos de azar, la usura y la brujería que se practicaba en esta ciudad. No quiso mas riquezas que la virtud; todo lo que poseía dábalo a los pobres, llegando al ex tremo de vender, para socorrerlos, parte de los muebles y de la ropa. Fundó el famoso convento de San Marcos en Florencia y encargó a Fray Angélico, su compañero de noviciado y afamado pintor, la pintura de todos los ahora célebres cuadros en este convento. A pesar de su mala salud, fue nombrado Arzobispo de Florencia Murió en mayo de 1459, a los 70 años de edad.

MEDITACIÓN SOBRE
 LOS BIENES DEL MUNDO

   I. Los bienes de la tierra, las riquezas, los placeres, los honores, no merecen tus afanes, pues no podrían hacerte mejor de lo que eres; por lo contrario, son los instrumentos de todos los crímenes. Más humilde serías, más sobrio y más casto, si fueses menos rico. La aflicción, la enfermedad y las humillaciones te hacen practicar muchas virtudes en las que ni siquiera pensarías faltándote aquéllas.

 II. Por otra parte, esos bienes no te pueden hacer dichoso, porque están inficionados del temor de perder1os, y porque son imperfectos y no pueden, en con secuencia, satisfacer plenamente tus deseos. Estuviste acaso alguna vez contento, verdaderamente, aun en el momento de mayor prosperidad? ¿Tus placeres más dulces no tuvieron amargura, tus más hermosas rosas sus espinas? Salomón poseyó inmensas riquezas, gustó todos los placeres, y exclama: Vanidad de vanidades, y todo vanidad. (Eclesiastés).

   III. Busca, pues, los tesoros del paraíso: son perfectos, no tienen mezcla de amargura alguna, no hay temor de perderlos y satisfacen plenamente nuestros deseos en toda su amplitud. Los Ángeles se ríen de nosotros cuando nos ven afanarnos tanto por edificar casas de barro que deberemos abandonar al día siguiente. Se sobrecogen de tristeza cuando ven que nos entregamos a placeres que nos rebajan al nivel de los animales. ¡Oh cristiano, espera y busca bienes más grandes! Coheredero de Jesucristo, ¿cómo regocijarte asociándote a los placeres del irracional? Eleva tus esperanzas hacia el soberano bien. (San Agustín).

El desprecio del mundo
Orad por las congregaciones religiosas.

ORACIÓN

Señor, haced que seamos ayudados por los méritos de San Antonino, vuestro confesor pontífice, a fin de que os encontremos misericordioso con nosotros, así como os reconocemos admirable en vuestro proceder con él. Por J. C. N. S. Amén.

Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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BEATO NICOLÁS ALBERGATI, Obispo de Boloña

9 de Mayo

El Beato Micolás Albergati fue obispo de Bologna en el siglo XV. Era docto y humanista, pero sobre todo era un hombre de una gran piedad.
   Nació en el seno de una familia noble. Al terminar sus estudios de Derecho, decidió hacerse religioso. De esta manera, cuando quedó vacante la sede de Certosa, toda la gente le aclamó a él como su obispo. Como pastor de la diócesis se distinguió en seguida por su caridad, su prudencia y su modestia. Estos valores le otorgaron la confianza del Papa Martín V. Sin tener la menor duda, lo nombró cardenal de la santa Cruz de Jerusalén. Trabajó para restablecer la paz entre Francia e Inglaterra y presidió el Concilio de Ferrara. Al lado de Siena, tuvo un cólico de riñón que le llevó a la muerte en el año 1443.

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SAN GREGORIO OSTIENSE, Obispo

9 de Mayo

Santo muy venerado en Navarra y en La Rioja. No nos consta ni la patria, ni los padres, ni su primera educación. Aunque se puede aventurar, en virtud a su apellido, que venía de la ciudad de Ostia, el puerto de Roma. Sí se sabe que entró joven en la Orden de San Benito y ya desde su noviciado brilló por su ciencia y su virtud. También sabemos que vivió durante un tiempo en Navarra, tal vez como legado del Papa.

En el año 1039 sabemos que estaba en Nájera, entonces capital del reino, y que causaba admiración por su bondad, su sabiduría y sus milagros (en uno de ellos parece que hizo desaparecer una plaga de langostas, lo que explica que se le invoque en casos parecidos). Su vida se cruza providencialmente con la de un hombre que buscaba a Dios con una gran ansiedad y que era rechazado en todas partes, santo Domingo de la Calzada.

Santo Domingo, que fue paje y discípulo suyo, junto a él se inició en la vida religiosa, y así a su muerte, el casi desconocido obispo de lejanas tierras dejó en herencia a los españoles otro gran santo. Los cinco años que habían durado sus grandes trabajos, continuos sacrificios e incesantes fatigas, debilitaron totalmente su salud. Cayó enfermo de gravedad y se retiró a Logroño, muriendo en el año 1044.

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SAN BEATO, Ermitaño

9 de Mayo

San Beato es el primer apóstol de Suiza. Aunque galo de nacimiento, fue enviado por San Pedro a ese país en los primeros tiempos de la era cristiana, luego de ser ordenado sacerdote, para difundir el Evangelio. En la ciudad de Vindonissa, su prédica fue de tal manera escuchada, que los habitantes destruyeron los templos paganos.

   Beato vio al demonio en una ocasión, cuando se encontraba escuchando a uno de sus discípulos predicando en una iglesia. El maligno estaba debajo de un púlpito anotando en una piel de cordero los nombres de los que dormían durante el sermón. Estaba furioso porque la piel era demasiado pequeña y no cabían todos. Por eso, tiró de la piel hasta romperla con un movimiento tan brusco que su cabeza chocó contra la parte inferior del púlpito. Con el estruendo despertaron todos los que estaban durmiendo y como todo esto sucedió antes que terminara la Misa, pudieron escapar sanos y salvos de su poder.

   Ya anciano, Beato decidió convertirse en ermitaño. Buscando un lugar donde terminar sus días, llegó a la orilla del lago de Thun. Los habitantes del lugar le mostraron una gran cueva donde habitaba un dragón. Beato, sin mostrar miedo, enfrentó a la bestia que se arrojó contra él, despidiendo fuego y azufre. Sólo hizo la señal de la Cruz y destruyó al monstruo ante la mirada atónita de una multitud. Fue en esa cueva donde este santo pasó el resto de su vida. Murió a los noventa años y su sepulcro es lugar de peregrinación, ya que allí ocurren numerosos milagros, en especial la curación de enfermedades terminales.

   Es protector especial de los enfermos de cáncer.

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SAN PACOMIO, Abad

9 de Mayo

Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os
aseguro que muchos, os lo digo, buscarán cómo
entrar, y no podrán.
(Lucas 13, 24).

San Pacomio, soldado, siendo aún pagano, quedó de tal modo edificado por la caridad de los cristianos, que resolvió hacerse bautizar. Después de su bautismo, fue a someterse a la dirección de un anciano que servía a Dios en el desierto. Un día, mientras oraba, oyó una voz que le ordenaba edificar un monasterio, para cobijar a los que Dios le enviaría. En seguida, un ángel le proporcionó instrucciones sobre la vida monástica. Trabajo continuo, silencio sólo interrumpido por la oración y el canto de los salmos, tales eran los puntos principales de la regla que compuso. A su muerte, que acaeció en el año 346, dejó en los monasterios que había fundado una población de siete mil monjes.

MEDITACIÓN
EL CAMINO DEL CIELO
ES ANGOSTO

   I. El camino de la santidad es dificultoso; la puerta del cielo, estrecha; pocas personas pasan por ellos; no sigas a la mayoría, si no quieres perderte. El camino que conduce a esta puerta estrecha está erizado de espinas; esto aleja a la mayoría de los cristianos. ¿No eres tú del número de los que siguen el camino espacioso de la perdición y no tratan sino de divertirse? ¡Ten cuidado! A los placeres de aquí abajo siguen lamentos eternos; huye, pues, de la vana alegría de este mundo si es que temes el llanto en el otro. (San Gregorio).

   II. Elige el género de vida más seguro y no el más cómodo. Buscas en tus viajes el lugar y el modo menos peligroso, y tratándose de tu salvación, en cambio, siempre buscas los caminos más fáciles y menos seguros. Muchas personas se condenan amontonando riquezas, buscando honores y placeres. ¿Crees tú que haciendo lo mismo estás más seguro?

   III. La vida religiosa es la más segura y la más austera de todas, pues aparta de las ocasiones del pe cado, privando de las riquezas mediante la pobreza, de los placeres mediante el voto de castidad, y de una libertad peligrosa mediante la obediencia. Si ya te encuentras en este estado, regocíjate; estás en el ca mino angosto del paraíso. Si no estás en él, compara tu vida con la de tantos buenos religiosos; humíllate e imítalos en el mundo, en la medida en que lo permita tu estado, en su pobreza, su castidad y su obediencia. Después de todo, crees en el mismo Evangelio que estos santos religiosos, adoras el mismo Dios, temes el mismo infierno y esperas el mismo paraíso.

El deseo de la perfección
Orad por las congregaciones religiosas.

ORACIÓN

   Haced, Señor, os lo suplicamos, que la intercesión de San Pacomio, abad, nos torne agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.

Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

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Santoral

8 de mayo

Nuestra Señora de Luján
Aparición del Arcángel San Miguel
San Pedro de Tarantasia, Obispo y Confesor
San Agacio o Agato, Centurión y Mártir
San Benedicto II, Papa
San Bonifacio IV, Papa
San Deseado o Desiderato de Bourges
San Víctor Mauro, Mártir

SAN BONIFACIO IV, Papa

8 de mayo

Hijo de Juan, un médico de la provincia y ciudad de Valeria; sucedió a Bonifacio III tras un paréntesis de unos nueve meses; consagrado el 25 de Agosto de 608; murió el 8 de Mayo de 615 (Duchesne); o, del 15 de Septiembre de 608 al 25 de Mayo de 615 (Jaffé). En tiempos del Papa San Gregorio Magno fue diácono de la Iglesia romana y tuvo el cargo de dispensator, esto es, el primer funcionario en lo relativo a la administración de los patrimonios.

    Bonifacio obtuvo el permiso del emperador Focas para convertir el Panteón en una iglesia cristiana, y el 13 de Mayo de 609 (?) el templo erigido por Agripa a Júpiter Vengador, a Venus, y a Marte fue consagrado por el Papa a la Virgen María y a todos los mártires.(De ahí el título de Santa María Rotunda.) Fue el primer ejemplo en Roma de transformación de un templo pagano en lugar cristiano de culto.

   Se dice que veintiocho carretas de huesos sagrados fueron sacadas de las Catacumbas y colocadas en un recipiente de pórfido bajo el altar mayor. Durante el pontificado de Bonifacio, Melitón, el primer obispo de Londres, fue a Roma » a consultar al Papa sobre cuestiones importantes relativas a la recientemente establecida Iglesia de Inglaterra». Mientras estaba en Roma asistió a un concilio que se estaba celebrando entonces referente a ciertas cuestiones de «la vida y paz monástica de los monjes», y, a su partida, se llevó consigo los decretos del concilio junto con cartas del Papa a Lorenzo, arzobispo de Canterbury, y a todo el clero, al rey Etelberto, y a todo el pueblo inglés «referentes a lo que tenía que observarse por la Iglesia de Inglaterra».

   Entre 612 y 615, San Columbano, que entonces vivía en Bobbio, Italia, fue persuadido por Agilulfo, rey de los Lombardos, para que dirigiera a Bonifacio IV una carta sobre la condena de los «Tres Capítulos» que es notable a la vez por sus expresiones de exagerada deferencia y su tono de aspereza excesiva. En ella dice al Papa que está acusado de herejía (por aceptar el Quinto Concilio, esto es, el de Constantinopla, 553), y le exhorta a convocar un concilio y demostrar su ortodoxia. Pero la carta del impetuoso celta, que no captó la importancia del problema teológico implicado en los «Tres Capítulos», parece no haber perturbado lo más mínimo su relación con la Santa Sede, y sería erróneo suponer que Columbano se consideraba a sí mismo como independiente de la autoridad papal. Durante el pontificado de Bonifacio hubo mucha aflicción en Roma debido al hambre, la peste, y las inundaciones.

    El pontífice murió en retiro monástico (había convertido su propia casa en un monasterio) y fue enterrado en el pórtico de San Pedro. Sus restos fueron trasladados tres veces—en el Siglo X u XI, a fines del Siglo XII bajo Bonifacio VIII, y al nuevo San Pedro el 21 de Octubre de 1603.

   Para la primitiva inscripción de su tumba ver Duchesne; para la última, Groisar, «Analecta Romana», I, 193. Bonifacio IV es conmemorado como santo en el Martirologio Romano el 25 de Mayo.

   Imitó a San Gregorio y transformó su casa en un convento, distribuyendo sus bienes a los pobres. El Panterón de Agripa, templo cuya cúpula es superada por la de San Pedro en diámetro, había sido dedicado a Cibeles. Bonifacio lo consagró a la Vírgen y lo llamó Santa María de los Mártires. Tomó parte en la organización de la nueva Iglesia de Inglaterra. Fue canonizado.

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SAN BENEDICTO II, Papa

8 de mayo

 La fecha de su nacimiento es desconocida; murió el 8 de mayo del año 685; era romano y su padre se llamaba Juan. De joven fue enviado a una escuela de canto, se distinguió por sus conocimientos de las escrituras y destacó mucho en el canto, como sacerdote fue muy conocido por su humildad, amor por los pobres, y generosidad.

Fue elegido Papa el 26 de junio del año 684, luego de un período de más de once meses. Para abreviar la vacante de la Santa Sede que seguía a la muerte de los papas, él obtuvo del Emperador Constantino Pogonato un decreto que al mismo tiempo que abolía la confirmación imperial, la traspasaba al exarca en Italia [cf. «Liber Diurnus RR. PP., ed. Sickel (Vienna, 1889), y Duchesne´s criticism, «Le Liber Diurnus» (Paris, 1891)].

El Emperador Constantino le envío un bucle del cabello de sus dos hijos y de esta forma fueron adoptados por el Papa Benedicto II. Con el fin de ayudar a suprimir el Monotelísmo(1) él procuro obtener el sometimiento de los obispos españoles a los decretos del Sexto Concilio General (ver ep. in P.L., XCVI, 423) y lograr la sumisión de Macario antiguo obispo de Antioquía.

Él fue uno de los papas que favoreció la causa de San Wilfredo de York (Eddius, «Vita Wilfridi», ed. Raine in «Historians of York», I, 62 sqq. Cf. Raine, «Lives of the Archbishops of York», I 55 sqq). Él restauró muchas de las iglesias de Roma restituyó al clero y es recordado por el cuidado de los pobres, los sacristanes laicos fueron beneficiados con su generosidad. Fue enterrado en San Pedro.

La fuente más importante para conocer la historia de los nueve primeros Papas que usaron el nombre de Benedicto, son los datos biográficos que aparecen en el Liber Pontificalis, en la más conocida edición de Duchesne, el Liber Pontificalis ( París 1886 – 92 ) y la última obra de Mommsen, Gesta Pontif.Roman ( hasta el final de el reinado de Constantino, Berlín, 1898 ) Jaffé, Regesta Pont.Rom.( 2d ed.,Leipzig, 1885 ) dando un resumen de las cartas de cada Papa, mencionando dónde pueden ser leidas más detenidamente. Más información acerca de estos Papas, puede ser encontrada en una más amplia Historia de la Iglesia o en una Historia de la ciudad de Roma. Los más completos relatos en Inglés, pueden ser leídos en Mann, Vidas de los Papas en la temprana edad media ( Londres, 1902, en varios pasajes ).

(1) Monotelismo, herejía del siglo VII que admitía en Cristo dos naturalezas, Divina y Humana pero una sola voluntad, la Divina.

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SAN AGACIO o AGATO, Soldado y Mártir

8 de mayo

San Agazio, centurión y mártir, en el rito latino se conmemora el 8 de mayo. Murió alrededor de 304. Era un centurión del ejército romanode Tracia, fue accusado por el tribuno Firmo y el Proconsul Bibiano de ser cristiano y, después de terribles torturas y tormentos, fue dacapitado en  Bisanzio bajo Dioclesiano y Maximiano. ElemperadorConstantino el Grande hizo construir una Iglesia-Santuario en su honor en Karia de Canstantinopla, de donde es Patrono. 

Año Cristiano, Tomo II, bibliotecade Autores Crsitianos, Madrid, 1966.

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SAN PEDRO DE TARANTASIA, Obispo y Confesor

8 de mayo

En el año de gracia de 1098 -el mismo en que los primeros cruzados de toda Europa respondían a los llamamientos del Papa Urbano II y a las prédicas de Pedro el Ermitaño, aprestándose a embarcar para la conquista de los Santos Lugares; el mismo también en que el anciano abad Roberto de Melesines tomaba posesión en tierras del ducado de Borgoña de un salvaje trozo de bosque pantanoso, sombrío y dramático, llamado Citeaux, para poner los cimientos del monasterio que tanta gloria daría a la Iglesia de Jesucristo por la admirable virtud de sus monjes, mantenida sin desmayo a través de los siglos- vio la suave luz de la Saboya, en el Bourg de Saint-Maurice, aldea cercana a la ciudad de Vienne, un niño, segundo hijo de un matrimonio de honrados labradores, que recibió con las aguas del bautismo el nombre del Príncipe de los Apóstoles, llevado por su progenitor.

   Crecido en un hogar cristiano y modesto, Pedro -por tradición y voluntad paterna- debía seguir apegado a los oficios campesinos con sus hermanos menores, mientras el mayor, Lamberto, cultivaba su intelecto en las escuelas y universidades del país con el fin de emprender, al llegar a la madurez, las altas misiones en las que se cosechan los laureles civiles o eclesiásticos. No obstante, los mejores dones del Espíritu Santo -lúcida inteligencia, memoria portentosa, férrea voluntad para el estudio- se revelaron tan precozmente en el pequeño Pedro, que su padre hubo de acceder a verle abandonar los viñedos del predio familiar para sentarse al lado del primogénito en los duros bancos escolares. La mano predestinada a cavar, escardar, podar y vendimiar aprendió velozmente a manejar el punzón de los doctos, y los ojuelos infantiles a leer en los venerables pergaminos conservados en las bibliotecas saboyanas, el griego y el latín de los poetas, los filósofos y los Padres de la Iglesia. El joven estudiante suscitaba el asombro de maestros y condiscípulos por la gravedad de su talante y la facilidad rayana en el prodigio con que asimilaba -como si las tuviese ya sabidas por inspiración divina antes de serle explicadas- las más arduas lecciones de Letras clásicas, la pomposa riqueza lírica de los salmos, los intrincados problemas de la filosofía y los hondos misterios teológicos. Y mayor aún era el pasmo con que las gentes admiraban la transparencia angélica de su alma adolescente, de nítida pureza y clarividente compenetración con las doctrinas de Nuestro Señor Jesucristo.

   Apenas cumplidos los veinte años y aprendido cuanto los sabios profesores pudieran enseñarle, el mancebo -sobre el que coincidían unánimes los felices augurios de elevados destinos mundanales- manifestó a su padre el propósito, albergado en su corazón desde la infancia, de apartarse de cualquier camino que condujera a la gloria terrena para emprender los del retiro y el silencio de la vida contemplativa. Tan firme era su voz al expresar ese anhelo, que el padre renunció a los hermosos sueños soñados para el hijo con ilusión y orgullo humanos y, sin vacilación alguna, entregó a Dios aquel deslumbrador diamante que el propio Dios habíase complacido en crear y pulir. Pedro ingresó como novicio en el recién fundado monasterio cisterciense de Boneval, enclavado en la comarca en que naciera. Desde que en la solemne ceremonia del Capítulo vistió la blanca librea de Nuestra Señora, el joven religioso se convirtió en vivísimo estímulo para las virtudes de sus hermanos más ancianos y austeros por los rigores penitenciales heroicamente aplicados a su cuerpo juvenil y por la obediencia, humildad, laboriosidad y mansedumbre puestas en el desempeño de los diferentes oficios monacales.

BEATA ROSA VENERINI, Laica

de Mayo

La Beata Rosa Venerini  fue una laica originaria de la provincia Italiana de Viterbo. En su niñez y juventud tuvo un carácter alegre y una gran devoción a Cristo. Nació el 9 de febrero de 1656.  Decidió dedicarse a enseñar el catecismo a niños y adultos, fundando una escuela gratuita para este fin. Demostró capacidad pedagógica y administrativa e hizo posible la capacitación de maestras, su sistema se extendió en Europa. Falleció en Roma,  el 7 de mayo de 1728; fue sepultada en la iglesia del Santísimo Nombre de Jesús en la Argentina. El 4 de mayo de 1952, el Papa Pío XII la proclama beata y actualmente su cuerpo se encuentra en una pequeña urna colocada al pie del altar de la capilla de la Casa madre en Roma, en  via Giuseppe Gioacchino Belli. Tiempo después de su muerte, surgió el Instituto de las Hermanas Venerini.

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SAN JUAN DE BEVERLY, Obispo de York

7 de Mayo

San Juan de Beverly, Obispo de York, fue primero monje y luego obispo, vivió a finales del siglo VII y principios del VIII. Su caridad era constante con los más necesitados, tanta que llega a sanar a un sordomudo, tras descubrir, pacientemente, un modo de hacerlo vocalizar. Aunque muerto el año 721, ha sido considerado por ello como un precursor del sabio benedictino Ponce de León. Aunque las ocupaciones de un obispo siempre son muchas, y más las de uno como este, Juan siempre conseguía arañar algunos momentos, tantos como podía, para su oración y meditación, y por eso pasaba sus días libres en un bosque. Sintiéndose ya cansado, se retira en el 717 al monasterio de Beverley, después de dejar a otro santo al frente de su obispado, muriendo cuatro años después San Juan de Bevérley, obispo de York, 1721. Puede ser considerado como un precursor del benedictino Pedro Ponce de León, que en el siglo XX recibirá el nombre de «El sacerdote de los tartamudos»  por ser el autor del método de convergencia ortofónica, de renombre general, muerto con fama de santidad en Madrid en 1963. Murió en 721.

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SAN EDBERTO DE LINDISFARNE, Obispo

6 de Mayo

De este Edberto sólo sabemos que fue sucesor de san Cutberto en la sede episcopal de Lindisfarne, un islote llamado «isla santa» que hay frente a la costa noroeste de Inglaterra, hacia el año 687. Decía San Beda de nuestro santo que era «Hombre bien conocido por su conocimiento de las Escrituras, su obediencia a los mandamientos de Dios y su generosidad en las limosnas». Cuando murió un 6 de mayo, cumpliendo sus deseos se le sepultó junto a san Cutberto, cuyo cuerpo incorrupto se había exhumado poco antes de morir él, y en la doble tumba donde estaban hermanados los dos obispos de Lindisfarne florecieron numerosos milagros que se les atribuían conjuntamente. No es mucha información, ni tampoco muy concreta, para una semblanza, pero disponemos de lo esencial: unos cuantos rasgos que definen al cristiano y el hecho tan frecuente en la historia de que la santidad se contagia y se arracima. En este caso, después de muertos su intercesión no es fácil de identificar, como si se velase discretamente remitiendo cualquier posible honor humano a Dios.

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SAN NANCTO, Abad

5 de Mayo

 El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente: cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones del África a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto. Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre este personaje y su monasterio. Por el libro de «Las Vidas de los Santos Padres de Mérida» sabemos de su vida monástica: por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, como revela el encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda, llamada Eusebia, tras mucho rogarle; por otra, su retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos. Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes. El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.

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SAN HILARIO DE ARLÉS, Obispo

5 de Mayo

(449)

San Hilario nació a principios del siglo V, en una noble familia, y era pariente de San Honorato, quien había buscado la soledad y el silencio en la abadía de Lerins, por él fundada. Era su deseo que su pariente Hilario siguiese su misma vida. Ni corto ni perezoso, Honorato dejó su abadía para intentar convencer a nuestro santo de que lo siguiese. Pero Hilario no estaba por la labor y no hizo caso a esta propuesta. Sin embargo, las palabras de Honorato hicieron huella en Hilario, que empezó a pensar en que, a lo mejor, el Señor lo estaba llamando. Después de un tiempo de reflexión, se decidió a seguir a su pariente Honorato, y se presentó en la abadía de Lerins, donde abrazó la vida monástica. Sucedió a su pariente como segundo abad cuando Honorato fue nombrado obispo de Arles, y luego, en el año 429, lo sucedió también en la silla episcopal, cuando no había cumplido aún treinta años. 

   Desplegó entonces una actividad frenética por toda su archidiócesis, visitando monasterios y obispados. Solía recorrer su diócesis descalzo, aunque nevase, predicaba horas y horas a sabios y a ignorantes, queriendo que todos compartiesen el tesoro de su fe. Era tierno y compasivo con los pecadores y duro hasta la denuncia pública y arriesgada con los grandes personajes. Se decía de él que era muy dedicado en todo, pero en lo que más trabajó fue en la caridad con los demás. Su ardor era tal que exasperaba a muchos, y le causó no menos problemas, como la vez que nombró un obispo para una sede que aun no estaba vacante, sólo porque el obispo titular estaba enfermo, cuando este se repuso, tuvo que intervenir el Papa para quitar a uno, el nombrado por Hilario, y así evitar el cisma.

   A pesar de todo, nuestro santo dio toda su vida testimonio de una amor entregado y apasionado a Jesucristo, hasta su muerte en el año 449.

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SAN ÁNGEL, Mártir

5 de Mayo

San Ángel  nació en Jerusalén en el año 1185. Sus padres fueron judíos convertidos al cristianismo gracias a una aparición de la Santísima Virgen. Desde la infancia mostró extraordinarios dones para lo espiritual y lo intelectual. A los 15 años hablaba ya el griego, el latín y el hebreo. Ingresó en el Carmelo de Palestina y fue uno de los primeros miembros de la Orden.  Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo. En Sicilia, convirtió a muchos con su predicación y milagros y en Palermo convirtió a más de 200 judíos. Se le envió a Roma para defender los intereses de su Orden. Ya en Italia, predicó contra los cátaros en Sicilia. Cuando se encontraba predicando a una multitud, en Locata, fue acuchillado por un noble incestuoso que no perdonó a Ángel que hubiera convertido a su amante.. Herido de muerte, cayó de rodillas y oró por todo el pueblo y en particular por el que lo había herido.

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SAN FLORIÁN, Mártir

de Mayo

La tradición nos dice que San Florián nació a mediados del siglo III en la población austriaca de Zeiselmauer y que falleció en el año 304. Fue educado en el cristianismo y era un oficial del ejército romano, que desempeñaba un alto puesto administrativo, en Nórica de Austria. 

   Su deber como soldado lo cumplió perfectamente hasta que entró un edicto que mandaba perseguir a todos los que abrazaban la fe cristiana. En la provincia de Nórica vio como muchos cristianos eran apresados y de entre ellos 40 soldados que eran conducidos a la cárcel. Inmediatamente se sintió impulsado a compartir la suerte de sus hermanos y se negó a perseguir a las personas que como él, seguían las doctrinas de Jesús. 

   Fue conducido delante del perfecto Aquilino que le exigió adorar a los dioses paganos romanos. Florián se negó y lo desnudaron y azotaron cruelmente con garfios. Después lo arrojaron al río Enns, cerca de la población de Lorch con una piedra alrededor del cuello. El cuerpo fue arrastrado río abajo gracias a la corriente y en un meandro fue a parar a la orilla. Dice la tradición que una águila descendió de los aires hasta la orilla para que nadie robara el cuerpo hasta que llegó una devota cristiana llamada Valeria. Ella fue la encargada de recoger los restos sin vida de este santo que se guardaron durante un tiempo en la abadía agustiniana de Santo Florián, cerca de Linz y después se introdujeron a Roma. El Papa Lucio III, en 1138, dio algunas de ellas al rey Casimir de Polonia y al obispo de Cracovia.

   San Florián es el patrón de la parte septentrional de Austria y de Linz,  de los cerveceros y de los viticultores (en algunos países). Se le invoca contra las malas cosechas, las batallas, el fuego, inundaciones y tormentas; así como a aquellos que están a punto de ahogarse. En algunos países es el patrón de los bomberos, pues de niño salvó una vez la vida de sus padres cuando por causas desconocidas se prendió fuego a un montón de heno situado junto a la casa de madera donde vivían. Florián, con sólo 10 años, recogió agua en un cubo y apagó el fuego que empezaba ya a arder de forma considerable.

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SAN GOTARDO o GODOFREDO, Obispo

 San Gotardo -o Godofredo- nació en el pueblo bávaro de Reichersdorf.  No disponemos de datos que se refieran a su niñez. Se le conoce ya con datos fiables cuando en el 990 era monje benedictino en Nieder Altaich, cerca del lugar donde nació, y pocos años después se le elegía abad de este monasterio, en el que devolvió toda su pureza original a la regla de san Benito, un tanto relajada en muchas comunidades. Con justicia puede ser considerado como uno de los reformadores más conspicuos de su época. 

   Su fama llegó a ser tal que el emperador san Enrique II(1) le confió la reforma de otros cenobios, como las abadías de Hersfeld y Tergensee, y por fin en el 1022 sucedió a san Bernardo de Hildesheim en su diócesis, muy lejos ya de su Baviera natal. Continuó los proyectos artísticos bernardinos, llegando a terminar la catedral y la iglesia de San Miguel de Hildesheim. Su labor pastoral no quedó agotada en las piedras por mucho arte que pudiera sacarse de ellas. Se esforzó igualmente en arbitrar medios que facilitaran la enseñanza de la juventud, proporcionó al pueblo sencillo escuelas y hospitales, y fundó asilos para pobres. Quizá sea por este trato directo con la enfermedad que intentaba aliviar en los dolientes, por lo que se le acostumbra a invocar entre sus muchos devotos en Austria y Prusia contra la gota y los reumatismos. De todos modos, ha pasado a la historia sobre todo como un gran obispo constructor. 

   Una de sus más grandes actuaciones como obispo fue construir un hospicio en los arrabales de la ciudad para los enfermos y pobres. Cualquiera que se hallase en necesidad podía permanecer allí, pero San Gotardo tenía poca paciencia con los vagabundos profesionales físicamente capacitados, y no les dejaba permanecer más de unos pocos días.

   San Gotardo entendió que aunque se nos pide prestar ayuda a quienes lo necesitan, no estamos obligados a ser tontos o ingenuos al respecto. Si hubiese convertido su hospicio en un refugio de oportunistas, los verdaderamente necesitados habrían tenido que quedarse fuera por falta de espacio. No obstante, San Gotardo dejó que la virtud de la caridad mandase en todas las ocasiones. Dejó entrar a todo el mundo en el hospicio, y les dio cobijo y alimento durante dos o tres días, tiempo suficiente para hacerse una idea de si intentaban engañarle.

   Murió en el 1038.

Enrique II (973-1024), rey germano, coronado por el Papa Benedicto VIII como emperador del Sacro Imperio Romano (1002), último de los gobernantes sajones, nacido en Abbach, también en Baviera. Guerreó contra Boleslao para recuperar Bohemia del 1004 al 1018; invadió Italia y fue proclamado rey de los lombardos; y en 1021 una tercera campaña militar en el sur de Italia, contra los bizantinos, para someter Capua y Salerno. Fue un emperador artista -procurando la construcción de catedrales del románico- y un hombre santo -canonizado en 1146- famoso por su piedad y por contribuir a la reforma eclesiástica.

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SAN  FELIPE de ZELL, Ermitaño

de Mayo

En el reinado de Pepino, padre de Carlomagno, vivía en el platinado del Rin, no lejos de la actual ciudad de Worms, un ermitaño llamado Felipe, muy famoso por su santidad y milagros. Era inglés de nacimiento. Se había establecido en Nahegau, después de una peregrinación a Roma, donde había recibido la ordenación sacerdotal. Uno de los principales visitantes del santo ermitaño era el rey Pepino, quien según la leyenda, solía ir frecuentemente a conversar con él de cosas espirituales. El biógrafo de Felipe, que escribió un siglo después de la muerte del santo, afirma que sus conversaciones hicieron que Pepino «empezara a temer y a amar a Dios y a poner toda su confianza en EL». 

Como en el caso de tantos otros ermitaños, Felipe tenía un extraño dominio sobre los animales del bosque, los pájaros iban a posarse sobre sus hombros y a comer en sus manos, las liebres correteaban junto a él, y lamían sus pies. Otro sacerdote, llamado Horscolfo, se unió a San Felipe para orar en su compañía y ayudarle a cultivar la tierra. Una noche,, unos ladrones se robaron los dos bueyes que los ermitaños empleaban para labrar la tierra. Los ladrones anduvieron errantes toda la  noche por el bosque, sin encontrar el camino y, a la mañana siguiente, se encontraron de nuevo delante de la ermita. Llenos de arrepentimiento, se arrojaron a los pies de San Felipe a pedirle perdón. El siervo de Dios los tranquilizó, los trató como huéspedes y les mostró el camino. 

 Poco a poco, se unieron otros discípulos a los dos ermitaños y se construyó una iglesia. Se dice que, al volver de un viaje, Horscolfo encontró a Felipe muerto. Con las lágrimas en los ojos, el discípulo rogó a su maestro que le diese la bendición, pues no había podido pedírsela antes de partir. El cadáver se irguió y dijo: «Vé en paz y que Dios te ayude en todo. Cuida este sitio mientras vivas. Sano y salvo partirás, sano y salvo retornarás». Después de dar la bendición a Horscolfo, el cadáver se recostó nuevamente en el féretro. Horscolfo se quedó a vivir ahí hasta los cien años y, a esa edad, fue a reunirse con su maestro. Más tarde, se construyeron en ese sitio un monasterio y una iglesia. En el transcurso de los siglos, la parroquia ahí erigida tomó el nombre de Zell, es decir, celda, en honor de la ermita de San Felipe.

Robert Quardt. Los Santos del Año. Editorial Herder. Barcelona, España. 1958.

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SAN  JUVENAL, Obispo y Confesor

de Mayo

 San Gregorio Magno en el Diálogo (IV, 12) y en la Homiliae in Evangelium, recuerda a un Obispo de Narni, de nombre Juvenal (Giovenale), calificándolo de mártir. Pero el Lanzoni obseva que este pontífice da el título de mártir aún a los obispos que no murieron por la fe. El Mismo Gregorio recuerda el sepulcro de san Juvenal en Narni. El Martirologio de Floro y de Adone lo mencionan con esta indicación: «Natale sancti Juvenalis episcopi et confessoris». 

   También existe una vida de san Juvenal, escrita después del SigloVII, de escaso valor histórico, según la cual, era de origen africano y, ordenado por el Papa Dámaso, fue el primer Obispo de Narni. Siempre según esta vida, fue sepultado en la puerta superior de la ciudad, bajo la via Flaminia, el 7 de agosto de 376. 

   Se cree que ejerció la medicina antes de ser consagrado obispo de Narni y que salvó a esta población de la invasión de los sármatas haciendo bajar fuego del cielo sobre ellos.

   Los hagiógrafos no le dan el título de mártir, sino el de confesor.

   El sepulcro de san Juvenal sobre el que fue construido un oratorio atribuido a su sucesor Massimo, fue muy venerado en la antigüedad y aún se conserva en la Catedral de Narni. La inscripción no es antigua. El autor de la Vida del Papa Vigilio (537-555), en el «Liber Pontificalis» habla de un monasterio que Belisario fundó cerca de Orte, dedicándolo a San Juvenal. 

   En el siglo IX, el cuerpo de san Juvenal fue trasportado a Lucca, junto con los de los santos Casio y Fausta y  pero enseguida fue restituida a Narni.

   Fossano, diócesis perteneciente a la provincia de Cuneo, venera a san Juvenal como su protector, pretendiendo que sus reliquias se conservan allí, pero pueden ser las de otro santo del mismo nombre.

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SANTOS EVENCIO Y TEÓDULO, Mártires

de Mayo 

San Alejandro I, Papa y mártir, fue natural de Roma, e hijo de un ciudadano romano llamado también Alejandro. Sucedió en la silla pontifical al Sumo Pontífice Evaristo, el año 107. Fue Alejandro en la santidad admirable, y en la fe, constancia y celo muy esclarecido. Era mozo de treinta años cuando comenzó a gobernar la Iglesia; pero su vida y doctrina suplían bien el defecto de su edad.

   Convirtió con su predicación y trato celestial a muchos senadores y gran parte de la nobleza de Roma, y entre ellos a un prefecto llamado Hermes, con toda su casa y familia, que fueron en número de mil doscientas cincuenta personas, por lo cual fue preso por mandato de un gobernador llamado Aureliano; y echado en la cárcel, hizo muchos y grandes milagros entre los cuales fue uno, que estando en ella aherrojado, vino a él de noche un niño con una hacha encendida en sus manos, que le dijo: «Sígueme Alejandro; y habiendo hecho oración, y entendido que era el Ángel del Señor, le siguió, sin que las paredes, ni puertas, ni guardias le impidiesen la salida de la cárcel; y el niño le guió hasta la casa de Quirino, tribuno, en la cual estaba preso Hermes, que deseaba mucho verse con San Alejandro, y había prometido a Quirino que por más que estuviese preso vendría a su casa.

   Cuando se vieron se abrazaron los dos santos mártires, y derramaron muchas lágrimas de consuelo, animándose el uno al otro a padecer por Jesucristo. Esto espantó mucho al tribuno Quirino; el cual había oído algunas razones a Hermes, y el modo con que él se había convertido a la fe de Cristo, y visto que San Alejandro con el tacto de sus cadenas había sanado a una hija suya llamada Balbina, que estaba gravemente enferma de lamparones, se convirtió también él a la fe de Jesucristo con su hija y todos los presos que estaban en la cárcel; y el Santo Pontífice Alejandro mandó a Evencio y a Teódulo, sacerdotes, que habían venido de Oriente, que los bautizasen.

SAN ALEJANDRO I, Papa y Mártir

3 de Mayo

San Alejandro I, Papa y mártir, fue natural de Roma, e hijo de un ciudadano romano llamado también Alejandro. Sucedió en la silla pontifical al Sumo Pontífice Evaristo, el año 107. Fue Alejandro en la santidad admirable, y en la fe, constancia y celo muy esclarecido. Era mozo de treinta años cuando comenzó a gobernar la Iglesia; pero su vida y doctrina suplían bien el defecto de su edad.

   Convirtió con su predicación y trato celestial a muchos senadores y gran parte de la nobleza de Roma, y entre ellos a un prefecto llamado Hermes, con toda su casa y familia, que fueron en número de mil doscientas cincuenta personas, por lo cual fue preso por mandato de un gobernador llamado Aureliano; y echado en la cárcel, hizo muchos y grandes milagros entre los cuales fue uno, que estando en ella aherrojado, vino a él de noche un niño con una hacha encendida en sus manos, que le dijo: «Sígueme Alejandro; y habiendo hecho oración, y entendido que era el Ángel del Señor, le siguió, sin que las paredes, ni puertas, ni guardias le impidiesen la salida de la cárcel; y el niño le guió hasta la casa de Quirino, tribuno, en la cual estaba preso Hermes, que deseaba mucho verse con San Alejandro, y había prometido a Quirino que por más que estuviese preso vendría a su casa.

   Cuando se vieron se abrazaron los dos santos mártires, y derramaron muchas lágrimas de consuelo, animándose el uno al otro a padecer por Jesucristo. Esto espantó mucho al tribuno Quirino; el cual había oído algunas razones a Hermes, y el modo con que él se había convertido a la fe de Cristo, y visto que San Alejandro con el tacto de sus cadenas había sanado a una hija suya llamada Balbina, que estaba gravemente enferma de lamparones, se convirtió también él a la fe de Jesucristo con su hija y todos los presos que estaban en la cárcel; y el Santo Pontífice Alejandro mandó a Evencio y a Teódulo, sacerdotes, que habían venido de Oriente, que los bautizasen.

SANTA MAFALDA o MATILDE, Monja

de Mayo

Santa Mafalda, era nieta de Mafalda de Savoya, hija de Amadeo III y mujer de  Alfonso-Enrico, primo del rey de Portugal. Supadre era Sancho, segundo rey de Portugal que muere en 1211, dejando la regencia a la reina viuda y el poder efectivo al ministro  Nuñez de Lara. Es aquí en donde entra en escena la joven Mafalda. Por razones de estado, deciden casarla con Enrique I de Castilla, mucho más joven que ella, un niño. Pero por medio de su legado, interviene el Papa Inocencio III, que impide el matrimonio (o lo anula) porque Enrique y Mafalda son parientes.

Mafalda sale definitivamente de la escena, tomando el hábito de monja cisterciense. Se distinguió por su espíritu de oración, su amor al silencio, sus mortificaciones y su austeridad. Consagró su cuantiosa herencia a obras de misericordia y de caridad. Restauró la catedral de Oporto, fundó un albergue para peregrinos, construyó un puente sobre el río Talmeda e instituyó una fundación para el sostenimiento de las viudas. Murió recostada sobre un montón de ceniza. En  1793 el Papa Pío VI autorizó su culto en la comunidad cisterciense.

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SANTA ZOE, Mártir

de Mayo

Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre
  cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. 
Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre
  orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.
 (Santo Cura de Ars)

 Santa Zoe, nacida en Roma, era esposa de San Nicóstrato, quien también murió mártir. Mientras Zoé rogaba postrada ante la tumba de San Pedro, fue detenida por orden del emperador Diocleciano y encerrada en una cárcel totalmente oscura. Luego de varios días fue sometida a tormentos a fin de que aceptara abjurar de su fe, pero al fracasar todos los intentos fue colgada de un árbol por los cabellos, encendieron una hoguera a sus pies. y así entregó su vida por Cristo en Roma, el año 286.

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Santoral

1 de mayo

San José Artesano
Santos Felipe y Santiago el Menor, Apóstoles
San Jeremías, Profeta
San Amador de Auxerre, Obispo
San Segismundo de Borgoña, Rey
San Peregrino Laziosi, Sacerdote
San Teodardo de Narbona
San Teodulfo, Abad

SAN PEREGRINO LAZIOSI, Sacerdote

1 de Mayo

San Peregrino nació en Forli (Italia) alrededor de 1265. En sus años de juventud ingresó en un movimiento que se oponía al Papa Martín IV. Durante los enfrentamientos conoció a San Felipe Benizi, cabeza de la orden de los Servitas que tenía la función de unir a la comunidad dividida.

Se cuenta que el mismo Peregrino abofeteó a Felipe Benizi cuando éste estaba predicando. San Felipe, tal como recomendó Jesús, le mostró la otra mejilla. Este incidente impresionó a nuestro santo y cambió de actitud. Entró a los 30 años en la misma orden que San Felipe: la Orden de los Servitas, en la ciudad Siena. Después del noviciado volvió a su pueblo natal, donde fundó una nueva casa de esta congregación y llegó a ser bien conocido por lo que predicaba y por su santidad. Se consagró a los enfermos y a aquellos viviendo en la pobreza.

   Según la tradición, una de las penitencias especiales que eligió fue el estar de pie en tanto no fuere necesario estar sentado. No se si será por este motivo, pero lo cierto es que al cabo de unos años, desarrolló venas varicosas y después cáncer en un pie. Las llagas llegaron a ser muy dolorosas y los doctores no pudieron hacer nada para aliviarle. Un cirujano local dijo que lo único que podían hacer era amputarle la pierna.

   La noche antes de la cirugía para amputarle la pierna, pasó mucho tiempo en oración ante Jesús Crucificado, pidiéndole a Dios que lo curara si esa era su voluntad. Se durmió y tuvo una visión en la que Jesús Crucificado bajaba de la cruz y le tocaba la pierna cancerosa. Cuando se despertó las llagas estaban curadas al igual que su pie y su pierna. No fue necesario amputarle ni el pie ni la pierna. Peregrino vivió veinte años más. Tenía fama de ser un gran predicador y confesor.  Falleció en 1345 a la edad de 80 años y fue canonizado por San Benedicto XIII en 1726.

   Gracias a los múltiples milagros que por su intercesión se obtuvieron, es también llamado como «El hacedor de maravillas» y «El poderoso».

   San Peregrino, al padecer cáncer, ha sido declarado popularmente como protector de aquellas personas que sufren esta enfermedad. Como discípulo de la fe en Jesucristo, es un buen compañero para aquellas personas enfermas, para que lo tengan a su lado, les dé aliento, fortaleza y que no pierdan la esperanza.

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SAN SEGISMUNDO DE BORGOÑA,Rey

1 de Mayo

En 516 murió Gundebaldo, el rey de Borgoña, y fue sucedido por su hijo Segismundo, yerno de Teodorico I. Tras su conversión al catolicismo, tomó medidas contra los arrianos. Fundó el monasterio de San Mauricio para consolidar el catolicismo y reunió un concilio que condenó el arrianismo. El rey Segismundo de Borgoña estaba casado con una hija de Teodorico I, pero ésta murió y entonces contrajo segundas nupcias con una hija de Thierry I, el rey de Austrasia, hijo de Clodoveo I.

Esta nueva esposa convenció a Segismundo de que su hijo Sigerico conspiraba contra él, fue tan grande la furia del rey, que ordenó a sus oficiales que estrangularan al príncipe. Cuando su cólera amainó, lloró amargas lágrimas por lo que había hecho y para expiar su pecado, Segismundo se retiró al monasterio de Aguane en Suiza, que había sido fundado por él, convirtiéndose en socorro de los pobres, distribuyendo liberalmente sus bienes y poniéndose a su servicio. Pero sintiendo que no había expiado suficientemente su pecado, rogaba en sus plegarias recibir en esta vida el castigo merecido por el mismo. 

   Al conocer la muerte de su nieto, Teodorico I decidió vengarse y se alió con los tres hermanos de Thierry I. Entre todos invadieron Borgoña en 523 y Clodomiro mató a Segismundo (al parecer, lo arrojó a un pozo junto con su mujer y su hijo). Teodorico I se anexionó algunos territorios de Borgoña y recuperó el tesoro visigodo del que se había apropiado Gundebaldo, tras lo cual se retiró de la guerra, pero ésta continuó entre francos y burgundios.

   El cuerpo de San Segismundo fue enterrado en al Abadía de Agaunum, donde es honrado como mártir; posteriormente, sus reliquias fueron trasladadas por el Emperador Carlos IV a la Catedral de Praga.

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SAN AMADOR de AUXERRE, Obispo

1 de Mayo

Los datos de la vida de San Amador son de una biografía escrita 160 años después de la muerte del santo, por un sacerdote africano llamado Esteban. El contenido de dicha biografía revela que se trata, en gran parte, de una invención audaz.

Según leemos, Amador era el hijo único de un distinguido matrimonio de Auxerre. Sus padres le prometieron en matrimonio una rica heredera, llamada Marta, aunque Amador había manifestado que no quería casarse. El día del matrimonio acudieron muchos invitados. El obispo Valeriano, que era ya muy anciano, en vez de leer la bendición nupcial, recitó la fórmula de la ordenación de los diáconos, pero sólo el novio y la novia cayeron en la cuenta del error. Después de la ceremonia, ambos jóvenes convinieron en llevar vida de continencia. Marta se retiró al poco tiempo a un convento.

Amador, después de haber trabajado varios años como sacerdote, fue elegido obispo de Auxerre. En el curso de su largo episcopado, convirtió a los paganos que quedaban, a  la religión, obró numerosos milagros y construyó varias iglesias. Existen pruebas de que él confirió a San Patricio la ordenación sacerdotal. En los últimos años de vida de San Amador, el gobernador de Auxerre era Germán, un joven patricio muy temperamental, que tenía pasión por la cacería.

SAN JEREMÍAS, Profeta

1 de Mayo

«Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé, y yo me dejé seducir. Tú eres el más fuerte, y fui vencido. Ahora soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. Siempre que hablo tengo que gritar: «¡Ruina, devastación!». Y aunque me dije: «No volveré a hablar en su nombre», su palabra hierve dentro de mi como fuego abrasador”.

   Si la historia de la humanidad es la historia de Dios entre los hombres, el forcejeo del cielo con la tierra, de Yahvé con Jacob, indiscutiblemente, Jeremías dibuja su colosal figura en las cumbres más altas. Los judíos del tiempo de Jesús dirán del Maestro: «Es Jeremías, que ha resucitado».

   Hijo de Helcías sacerdote, ya desde niño le sedujo Yahvé. Las auras de Jerusalén conservaban aún su perfume de incienso al llegar a Anatot, la ciudad del profeta, a una hora de Sión, y, mientras él crecía, el Señor iba realizando uno de los significados del nombre Jeremías: «Yahvé eleva», o «elevación de Yahvé». Le seducía entonces por sí mismo: por su infinita majestad, por la belleza de su Ley. «Teth. Bueno es el Señor para los que esperan de Él, para el alma que le busca», recordará en medio del llanto, en una de sus lamentaciones. Pero es que pronto le sedujo también para aceptar sobre sus hombros la misión de profeta. Como hiciera Moisés, él protesta muy bien «que no es experto en el hablar, que es todavía un niño». Pero Yahvé tiene palabras convincentes: «Antes que te formara yo en las entrañas maternas te conocí…, te consagré y te designé para profeta de naciones». Tiende la mano, toca su boca y le da poder de hierro y bronce sobre pueblos y reinos, «para arrancar, arruinar y asolar; para levantar, edificar y plantar».

   Más de una vez los labios del profeta apaleado, encepado, medio muerto, recordaron a Dios con angustiosa queja y tremenda fuerza lírica mejor que la de Job, el contraste excesivo entre la dura realidad y tan bellas palabras.: «¡Maldito sea el día en que nací! ¿Por qué no me mató Yahvé en el seno de mi madre y hubiera sido mi madre mi sepulcro, y yo preñez eterna en sus entrañas?»

SANTOS FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR, Apóstoles

de Mayo

SAN ANDRÉS
SANTIAGO EL MENOR

  A vosotros os he llamado amigos; porque os he hecho
saber cuanto oí de mi Padre.
(Juan, 15, 15).

   Tanto San Felipe cuanto Santiago tuvieron el honor de ser apóstoles de Jesucristo, de predicar su Evangelio y de morir por la fe. Felipe fue quien llevó a Natanael a Jesucristo. Después de la Ascensión trasladóse a Escitia, donde fue crucificado después de haber convertido a gran número de bárbaros.
   Santiago, primo del Señor, fue tan venerado entre los judíos, que se tenían éstos por dichosos con sólo tocar el borde de su manto. Fue precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén porque predicaba a Jesucristo.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA
 DE LOS
APÓSTOLES FELIPE y SANTIAGO

I. Estos santos tuvieron el honor de ser llama dos al apostolado, de predicar el Evangelio y derramar su sangre por Jesucristo. Obedecieron al llamado de Dios, correspondieron a sus gracias e imitaron los padecimientos de su Maestro. Dios te llama a ti desde hace tiempo, oyes su voz y, sin embargo, no le obedeces. Muchas ocasiones te proporciona de trabajar y de sufrir por Él, ¿cómo las aprovechas? Si los bienaventurados pudiesen en el cielo tener algún pesar, provendría de haber perdido muchas ocasiones de acrecentar su corona sufriendo por Jesucristo.

   II. Apenas convertido San Felipe, ya quiso hacer participar a Natanael de su dicha llevándole a Jesús. ¿Puedes de algún modo trabajar tú en la salvación a el prójimo? Hazlo. Comparte con tus amigos, tus parientes y domésticos, los buenos sentimientos que Dios te inspira. ¿No es acaso lo contrario de lo que haces? ¿No escandalizas a tu prójimo con tus palabras y tu mala vida?

   III. Santiago era tenido por santo aun por aquellos mismos que lo mataron; sus oraciones, su austeridad, su modestia, y tantas otras virtudes le valieron el sobrenombre de Justo. ¿De qué estima gozas tú ante los hombres? ¿Qué se dice de ti? Pregúntalo a tus amigos; oye aun lo que te reprochan tus enemigos, para corregirte. Mas, antes que nada, considera cuál es tu situación al respecto frente a Dios. Si los hombres no te condenan, tal vez lo hace tu con ciencia, porque nadie puede huir de sí mismo. (San Bernardo).

El deseo de la santidad
Orad por la propagación
de la fe.

ORACIÓN

   Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo en la festividad de San Felipe y Santiago, vuestros Apóstoles, haced, os lo suplicamos, que al mismo tiempo que nos regocijamos con sus méritos aprovechemos sus ejemplos. Por J. C. N. S. Amén.

  • Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
  • Patronos principales del Uruguay y Titulares de la Iglesia Catedral de Montevideo.

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San José Artesano

de Mayo

«El 1 de mayo de 1955—escribe un testigo presencial— Roma era un hervidero de gente sencilla y morena, con mirada abierta y espontánea. Aquí y allá, en los bares y vías que acercan al Vaticano, grupos de hombres, mujeres y niños, mezclados en alegre algarabía, despachaban el leve bagaje de sus mochilas y apuraban unas tazas de rico café. En su derredor parecía soplar un aire nuevo, sin estrenar. Hasta tal punto que el semblante de la Ciudad Eterna, acostumbrado a todos los acontecimientos y a todas las extravagancias de todos los pueblos de la tierra, parecía asombrado ante aquella avalancha nueva de cuerpos duros y curtidos y de almas ingenuas, que desbordaban todo lo previsto.»

   Se diría que había un presentimiento. Cuando aquellos grupos confluyeron en una de las grandes plazas romanas y a lo largo de las amplias márgenes del Tíber e iniciaron su marcha hacia el Vaticano, flotaba algo en el ambiente. La vía de la Conciliación se estremecía con un eco nuevo, el de las rotundas voces de los obreros del mundo, que, al compás de bravos himnos, y bajo sus guiones y pancartas, representando a todos sus hermanos del mundo, avanzaban al encuentro del Papa.

    Era una riada inmensa de vida, de calor, de entusiasmo. Bajo el crepitar de los camiones, cargados de trabajadores, que con sus instrumentos de trabajo avanzaban hacia la plaza de San Pedro, corría una multitud alegre y sencilla, gritando hermosas consignas: «¡Viva Cristo Trabajador! ¡Vivan todos los trabajadores! ¡Viva el Papa!». Aquellos doscientos mil hombres superaban el viejo latido de odio y de muerte, cambiándolo por otro de resurrección y de vida.  

Santoral

30 de abril

Santa Catalina de Siena, Virgen
San Eutropio de Saintes, Mártir
San Mariano, Mártir (Con Santiago)
Santiago, Mártir
San Máximo, Mártir
Beato Benito de Urbino
Beato Francisco Dickenson, Mártir (Con Miles Gerard)
Beato Miles Gerard, Mártir
Beata Hildegarda

SAN BENITO COTTOLENGO

29 de abril

Su apellido no parece aludir ya a la persona que lo llevaba y se ha hecho sinónimo de lugar donde se acoge a los que todo el mundo rechaza; y los rechaza por motivos muy justificados, porque son casos imposibles: enfermos incurables, niños idiotas, sordomudos, tullidos, epilépticos, cancerosos, viejos con males sin solución.

   Había que ser muy insensato para cargar con todos esos desechos dedicándoles su vida, porque no iba a servir para nada; el sentido práctico más elemental se oponía a esta idea, y si encima era sin dinero, la catástrofe, además de inútil, era segura.

   José Benito Cottolengo nació en Bra, Italia, cerca de Turín, en 1786. Se hizo famoso por haber fundado el hospital llamado «La Divina Providencia», donde en la actualidad se asiste a más de diez mil enfermos y no se llevan cuentas de dinero.

SAN HUGO, Abad de Cluni

29 de abril

El glorioso y venerable abad de Cluni, san Hugo, nació en Semur, de una ilustre y antigua familia de Borgoña. Su padre llamado Dalmacio era señor de Semur, y su madre Aremberga, descendiente de la antigua casa de Vergi. Quería el padre que su hijo Hugo siguiese, como noble la carrera de las armas, pero sintiéndose él más inclinado al retiro y a la piedad que a la guerra, recabó licencia para ir a cultivar las letras humanas en Châlon-sur-Saône, donde la santidad de los monjes de Cluni, gobernados por el piadoso abad Odilón, le movió a dar libelo a todas las cosas de la tierra, y a tomar el hábito en aquel célebre monasterio.

Hizo allí tan extraordinarios progresos en las ciencias y virtudes, que corriendo la fama de su eminente santidad, sabiduría y prudencia por toda Europa, el emperador Enrique le nombró padrino de su hijo; y Alfonso rey de España, hijo de Fernando, acudió a él para librarse de la prisión en que le tenía su ambicioso hermano Sancho, lo cual recabó el santo con su grande autoridad, y también puso fin a las querellas del prelado de Autún y del duque de Borgoña que devastaba las posesiones de la Iglesia. Y no fue menos apreciado de los sumos pontífices, por su rara prudencia y santidad. Nombróle León IV para que le acompañase en su viaje a Francia, y su sucesor Víctor II previno al cardenal Hildebrando, después Gregorio VII, que le tomase por socio y consejero en la legacía cerca del rey de los franceses; Esteban X que sucedió a Víctor, le llamó  y quiso morir en sus brazos. El gran pontífice Gregorio VII se aconsejaba con este santísimo abad de Cluni en todos los negocios más graves de la cristiandad.

Es increíble lo mucho que trabajó este santo en la viña del Señor, edificándola con sus heroicas virtudes, defendiéndola de sus enemigos, y acrecentándola con su celo apostólico, Finalmente después de haber fundado el célebre monasterio de monjas de Mareigni, y echado los cimientos de la magnífica iglesia de Cluni, lleno de días y mere cimientos falleció en la paz del Señor a la edad de ochenta y cinco años.

REFLEXIÓN 

   Entre las muchas cartas de san Hugo, se halla una escrita a Guillermo el Conquistador, el cual le había ofrecido para su monasterio cien libras por cada monje que le enviase a Inglaterra. Respóndele el santo abad que él daría la misma suma por cada buen religioso que le enviasen para su monasterio. si fuese cosa que se pudiese comprar en cuyas palabras manifestaba el temor de que se relajasen los monjes que enviase a Inglaterra no pudiendo vivir allí en monasterios reformados.

Y si todas estas preocupaciones juzgaba el santo necesarias para conservar la virtud de aquellos tan fervorosos monjes, ¿cómo imaginamos nosotros poder estar seguros de no perder la gracia divina, si temerariamente nos metemos en medio de los peligros y lazos del mundo? Quéjanse muchos de las tentaciones que padecen, y murmuran de la Providencia por los recios y continuos combates que les dan los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne: pero día vendrá en que Dios se justifique recordándo1es que ellos mismos se metían las más de las veces en las tentaciones, y haciéndose sordos a las voces de la gracia y de la conciencia, se ponían voluntariamente en las ocasiones de pecar, y se rendían a sus mortales enemigos.

ORACIÓN

   Suplicámoste, Señor, que nos recomiende delante de Ti la intercesión del bienaventurado Hugo, abad, para que alcancemos por su patrocinio, lo que no podemos conseguir por nuestros merecimientos. Por J. C. N. S.

Sacado de: «FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA CRISTIANA», Las vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell, S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.

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Santoral

28 de abril

San Pablo de la Cruz, Confesor
San Vidal, Mártir
San Luis María Grignon de Montfort, Confesor
San Prudencio, Obispo y Confesor
Santa Valeria, Mártir
San Vital, Mártir
San Cirilo de Turov
San Dídimo, Mártir (Con Teodora)
San Pánfilo de Sulmona