7 de mayo
San Estanislao, Obispo y Mártir
San Juan Beverley, Obispo de York
Beata Rosa Venerini, Laica
San Domiciano de Maestricht
San Sereno
7 de mayo
San Estanislao, Obispo y Mártir
San Juan Beverley, Obispo de York
Beata Rosa Venerini, Laica
San Domiciano de Maestricht
San Sereno
7 de Mayo
La Beata Rosa Venerini fue una laica originaria de la provincia Italiana de Viterbo. En su niñez y juventud tuvo un carácter alegre y una gran devoción a Cristo. Nació el 9 de febrero de 1656. Decidió dedicarse a enseñar el catecismo a niños y adultos, fundando una escuela gratuita para este fin. Demostró capacidad pedagógica y administrativa e hizo posible la capacitación de maestras, su sistema se extendió en Europa. Falleció en Roma, el 7 de mayo de 1728; fue sepultada en la iglesia del Santísimo Nombre de Jesús en la Argentina. El 4 de mayo de 1952, el Papa Pío XII la proclama beata y actualmente su cuerpo se encuentra en una pequeña urna colocada al pie del altar de la capilla de la Casa madre en Roma, en via Giuseppe Gioacchino Belli. Tiempo después de su muerte, surgió el Instituto de las Hermanas Venerini.
7 de Mayo
San Juan de Beverly, Obispo de York, fue primero monje y luego obispo, vivió a finales del siglo VII y principios del VIII. Su caridad era constante con los más necesitados, tanta que llega a sanar a un sordomudo, tras descubrir, pacientemente, un modo de hacerlo vocalizar. Aunque muerto el año 721, ha sido considerado por ello como un precursor del sabio benedictino Ponce de León. Aunque las ocupaciones de un obispo siempre son muchas, y más las de uno como este, Juan siempre conseguía arañar algunos momentos, tantos como podía, para su oración y meditación, y por eso pasaba sus días libres en un bosque. Sintiéndose ya cansado, se retira en el 717 al monasterio de Beverley, después de dejar a otro santo al frente de su obispado, muriendo cuatro años después San Juan de Bevérley, obispo de York, 1721. Puede ser considerado como un precursor del benedictino Pedro Ponce de León, que en el siglo XX recibirá el nombre de «El sacerdote de los tartamudos» por ser el autor del método de convergencia ortofónica, de renombre general, muerto con fama de santidad en Madrid en 1963. Murió en 721.
6 de mayo
San Juan Frente a la Puerta Latina
San Eldberto de Lindisfarne, Obispo
San Evodio de Antioquía, Obispo y Mártir
San Petronax de Monte Cassino, Obispo
6 de Mayo
De este Edberto sólo sabemos que fue sucesor de san Cutberto en la sede episcopal de Lindisfarne, un islote llamado «isla santa» que hay frente a la costa noroeste de Inglaterra, hacia el año 687. Decía San Beda de nuestro santo que era «Hombre bien conocido por su conocimiento de las Escrituras, su obediencia a los mandamientos de Dios y su generosidad en las limosnas». Cuando murió un 6 de mayo, cumpliendo sus deseos se le sepultó junto a san Cutberto, cuyo cuerpo incorrupto se había exhumado poco antes de morir él, y en la doble tumba donde estaban hermanados los dos obispos de Lindisfarne florecieron numerosos milagros que se les atribuían conjuntamente. No es mucha información, ni tampoco muy concreta, para una semblanza, pero disponemos de lo esencial: unos cuantos rasgos que definen al cristiano y el hecho tan frecuente en la historia de que la santidad se contagia y se arracima. En este caso, después de muertos su intercesión no es fácil de identificar, como si se velase discretamente remitiendo cualquier posible honor humano a Dios.
5 de mayo
San Pío V, Papa y Confesor
San Ángel, Mártir
San Hilario de Arles, Obispo
San Nancto, Abad
San Avertino
San Eulogio de Edesa, Obispo
San Mauruncio, Abad
5 de Mayo
El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente: cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones del África a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto. Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre este personaje y su monasterio. Por el libro de «Las Vidas de los Santos Padres de Mérida» sabemos de su vida monástica: por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, como revela el encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda, llamada Eusebia, tras mucho rogarle; por otra, su retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos. Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes. El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.
5 de Mayo
(449)
San Hilario nació a principios del siglo V, en una noble familia, y era pariente de San Honorato, quien había buscado la soledad y el silencio en la abadía de Lerins, por él fundada. Era su deseo que su pariente Hilario siguiese su misma vida. Ni corto ni perezoso, Honorato dejó su abadía para intentar convencer a nuestro santo de que lo siguiese. Pero Hilario no estaba por la labor y no hizo caso a esta propuesta. Sin embargo, las palabras de Honorato hicieron huella en Hilario, que empezó a pensar en que, a lo mejor, el Señor lo estaba llamando. Después de un tiempo de reflexión, se decidió a seguir a su pariente Honorato, y se presentó en la abadía de Lerins, donde abrazó la vida monástica. Sucedió a su pariente como segundo abad cuando Honorato fue nombrado obispo de Arles, y luego, en el año 429, lo sucedió también en la silla episcopal, cuando no había cumplido aún treinta años.
Desplegó entonces una actividad frenética por toda su archidiócesis, visitando monasterios y obispados. Solía recorrer su diócesis descalzo, aunque nevase, predicaba horas y horas a sabios y a ignorantes, queriendo que todos compartiesen el tesoro de su fe. Era tierno y compasivo con los pecadores y duro hasta la denuncia pública y arriesgada con los grandes personajes. Se decía de él que era muy dedicado en todo, pero en lo que más trabajó fue en la caridad con los demás. Su ardor era tal que exasperaba a muchos, y le causó no menos problemas, como la vez que nombró un obispo para una sede que aun no estaba vacante, sólo porque el obispo titular estaba enfermo, cuando este se repuso, tuvo que intervenir el Papa para quitar a uno, el nombrado por Hilario, y así evitar el cisma.
A pesar de todo, nuestro santo dio toda su vida testimonio de una amor entregado y apasionado a Jesucristo, hasta su muerte en el año 449.
5 de Mayo
San Ángel nació en Jerusalén en el año 1185. Sus padres fueron judíos convertidos al cristianismo gracias a una aparición de la Santísima Virgen. Desde la infancia mostró extraordinarios dones para lo espiritual y lo intelectual. A los 15 años hablaba ya el griego, el latín y el hebreo. Ingresó en el Carmelo de Palestina y fue uno de los primeros miembros de la Orden. Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo. En Sicilia, convirtió a muchos con su predicación y milagros y en Palermo convirtió a más de 200 judíos. Se le envió a Roma para defender los intereses de su Orden. Ya en Italia, predicó contra los cátaros en Sicilia. Cuando se encontraba predicando a una multitud, en Locata, fue acuchillado por un noble incestuoso que no perdonó a Ángel que hubiera convertido a su amante.. Herido de muerte, cayó de rodillas y oró por todo el pueblo y en particular por el que lo había herido.
4 de mayo
Santa Mónica, Viuda
San Gotardo o Godofredo de Hildesheim, Obispo
San Florián, Mártir
San Ciriaco o Judas Ciriaco,
San Gregorio de Verucchio
San Venero de Milán
Beata Catalina de Parc-Aux-Dames
Beato Juan Martín Moyé
4 de Mayo
La tradición nos dice que San Florián nació a mediados del siglo III en la población austriaca de Zeiselmauer y que falleció en el año 304. Fue educado en el cristianismo y era un oficial del ejército romano, que desempeñaba un alto puesto administrativo, en Nórica de Austria.
Su deber como soldado lo cumplió perfectamente hasta que entró un edicto que mandaba perseguir a todos los que abrazaban la fe cristiana. En la provincia de Nórica vio como muchos cristianos eran apresados y de entre ellos 40 soldados que eran conducidos a la cárcel. Inmediatamente se sintió impulsado a compartir la suerte de sus hermanos y se negó a perseguir a las personas que como él, seguían las doctrinas de Jesús.
Fue conducido delante del perfecto Aquilino que le exigió adorar a los dioses paganos romanos. Florián se negó y lo desnudaron y azotaron cruelmente con garfios. Después lo arrojaron al río Enns, cerca de la población de Lorch con una piedra alrededor del cuello. El cuerpo fue arrastrado río abajo gracias a la corriente y en un meandro fue a parar a la orilla. Dice la tradición que una águila descendió de los aires hasta la orilla para que nadie robara el cuerpo hasta que llegó una devota cristiana llamada Valeria. Ella fue la encargada de recoger los restos sin vida de este santo que se guardaron durante un tiempo en la abadía agustiniana de Santo Florián, cerca de Linz y después se introdujeron a Roma. El Papa Lucio III, en 1138, dio algunas de ellas al rey Casimir de Polonia y al obispo de Cracovia.
San Florián es el patrón de la parte septentrional de Austria y de Linz, de los cerveceros y de los viticultores (en algunos países). Se le invoca contra las malas cosechas, las batallas, el fuego, inundaciones y tormentas; así como a aquellos que están a punto de ahogarse. En algunos países es el patrón de los bomberos, pues de niño salvó una vez la vida de sus padres cuando por causas desconocidas se prendió fuego a un montón de heno situado junto a la casa de madera donde vivían. Florián, con sólo 10 años, recogió agua en un cubo y apagó el fuego que empezaba ya a arder de forma considerable.
San Gotardo -o Godofredo- nació en el pueblo bávaro de Reichersdorf. No disponemos de datos que se refieran a su niñez. Se le conoce ya con datos fiables cuando en el 990 era monje benedictino en Nieder Altaich, cerca del lugar donde nació, y pocos años después se le elegía abad de este monasterio, en el que devolvió toda su pureza original a la regla de san Benito, un tanto relajada en muchas comunidades. Con justicia puede ser considerado como uno de los reformadores más conspicuos de su época.
Su fama llegó a ser tal que el emperador san Enrique II(1) le confió la reforma de otros cenobios, como las abadías de Hersfeld y Tergensee, y por fin en el 1022 sucedió a san Bernardo de Hildesheim en su diócesis, muy lejos ya de su Baviera natal. Continuó los proyectos artísticos bernardinos, llegando a terminar la catedral y la iglesia de San Miguel de Hildesheim. Su labor pastoral no quedó agotada en las piedras por mucho arte que pudiera sacarse de ellas. Se esforzó igualmente en arbitrar medios que facilitaran la enseñanza de la juventud, proporcionó al pueblo sencillo escuelas y hospitales, y fundó asilos para pobres. Quizá sea por este trato directo con la enfermedad que intentaba aliviar en los dolientes, por lo que se le acostumbra a invocar entre sus muchos devotos en Austria y Prusia contra la gota y los reumatismos. De todos modos, ha pasado a la historia sobre todo como un gran obispo constructor.
Una de sus más grandes actuaciones como obispo fue construir un hospicio en los arrabales de la ciudad para los enfermos y pobres. Cualquiera que se hallase en necesidad podía permanecer allí, pero San Gotardo tenía poca paciencia con los vagabundos profesionales físicamente capacitados, y no les dejaba permanecer más de unos pocos días.
San Gotardo entendió que aunque se nos pide prestar ayuda a quienes lo necesitan, no estamos obligados a ser tontos o ingenuos al respecto. Si hubiese convertido su hospicio en un refugio de oportunistas, los verdaderamente necesitados habrían tenido que quedarse fuera por falta de espacio. No obstante, San Gotardo dejó que la virtud de la caridad mandase en todas las ocasiones. Dejó entrar a todo el mundo en el hospicio, y les dio cobijo y alimento durante dos o tres días, tiempo suficiente para hacerse una idea de si intentaban engañarle.
Murió en el 1038.
Enrique II (973-1024), rey germano, coronado por el Papa Benedicto VIII como emperador del Sacro Imperio Romano (1002), último de los gobernantes sajones, nacido en Abbach, también en Baviera. Guerreó contra Boleslao para recuperar Bohemia del 1004 al 1018; invadió Italia y fue proclamado rey de los lombardos; y en 1021 una tercera campaña militar en el sur de Italia, contra los bizantinos, para someter Capua y Salerno. Fue un emperador artista -procurando la construcción de catedrales del románico- y un hombre santo -canonizado en 1146- famoso por su piedad y por contribuir a la reforma eclesiástica.
3 de Mayo
En el reinado de Pepino, padre de Carlomagno, vivía en el platinado del Rin, no lejos de la actual ciudad de Worms, un ermitaño llamado Felipe, muy famoso por su santidad y milagros. Era inglés de nacimiento. Se había establecido en Nahegau, después de una peregrinación a Roma, donde había recibido la ordenación sacerdotal. Uno de los principales visitantes del santo ermitaño era el rey Pepino, quien según la leyenda, solía ir frecuentemente a conversar con él de cosas espirituales. El biógrafo de Felipe, que escribió un siglo después de la muerte del santo, afirma que sus conversaciones hicieron que Pepino «empezara a temer y a amar a Dios y a poner toda su confianza en EL».
Como en el caso de tantos otros ermitaños, Felipe tenía un extraño dominio sobre los animales del bosque, los pájaros iban a posarse sobre sus hombros y a comer en sus manos, las liebres correteaban junto a él, y lamían sus pies. Otro sacerdote, llamado Horscolfo, se unió a San Felipe para orar en su compañía y ayudarle a cultivar la tierra. Una noche,, unos ladrones se robaron los dos bueyes que los ermitaños empleaban para labrar la tierra. Los ladrones anduvieron errantes toda la noche por el bosque, sin encontrar el camino y, a la mañana siguiente, se encontraron de nuevo delante de la ermita. Llenos de arrepentimiento, se arrojaron a los pies de San Felipe a pedirle perdón. El siervo de Dios los tranquilizó, los trató como huéspedes y les mostró el camino.
Poco a poco, se unieron otros discípulos a los dos ermitaños y se construyó una iglesia. Se dice que, al volver de un viaje, Horscolfo encontró a Felipe muerto. Con las lágrimas en los ojos, el discípulo rogó a su maestro que le diese la bendición, pues no había podido pedírsela antes de partir. El cadáver se irguió y dijo: «Vé en paz y que Dios te ayude en todo. Cuida este sitio mientras vivas. Sano y salvo partirás, sano y salvo retornarás». Después de dar la bendición a Horscolfo, el cadáver se recostó nuevamente en el féretro. Horscolfo se quedó a vivir ahí hasta los cien años y, a esa edad, fue a reunirse con su maestro. Más tarde, se construyeron en ese sitio un monasterio y una iglesia. En el transcurso de los siglos, la parroquia ahí erigida tomó el nombre de Zell, es decir, celda, en honor de la ermita de San Felipe.
Robert Quardt. Los Santos del Año. Editorial Herder. Barcelona, España. 1958.
3 de Mayo
San Gregorio Magno en el Diálogo (IV, 12) y en la Homiliae in Evangelium, recuerda a un Obispo de Narni, de nombre Juvenal (Giovenale), calificándolo de mártir. Pero el Lanzoni obseva que este pontífice da el título de mártir aún a los obispos que no murieron por la fe. El Mismo Gregorio recuerda el sepulcro de san Juvenal en Narni. El Martirologio de Floro y de Adone lo mencionan con esta indicación: «Natale sancti Juvenalis episcopi et confessoris».
También existe una vida de san Juvenal, escrita después del SigloVII, de escaso valor histórico, según la cual, era de origen africano y, ordenado por el Papa Dámaso, fue el primer Obispo de Narni. Siempre según esta vida, fue sepultado en la puerta superior de la ciudad, bajo la via Flaminia, el 7 de agosto de 376.
Se cree que ejerció la medicina antes de ser consagrado obispo de Narni y que salvó a esta población de la invasión de los sármatas haciendo bajar fuego del cielo sobre ellos.
Los hagiógrafos no le dan el título de mártir, sino el de confesor.
El sepulcro de san Juvenal sobre el que fue construido un oratorio atribuido a su sucesor Massimo, fue muy venerado en la antigüedad y aún se conserva en la Catedral de Narni. La inscripción no es antigua. El autor de la Vida del Papa Vigilio (537-555), en el «Liber Pontificalis» habla de un monasterio que Belisario fundó cerca de Orte, dedicándolo a San Juvenal.
En el siglo IX, el cuerpo de san Juvenal fue trasportado a Lucca, junto con los de los santos Casio y Fausta y pero enseguida fue restituida a Narni.
Fossano, diócesis perteneciente a la provincia de Cuneo, venera a san Juvenal como su protector, pretendiendo que sus reliquias se conservan allí, pero pueden ser las de otro santo del mismo nombre.
3 de Mayo
San Alejandro I, Papa y mártir, fue natural de Roma, e hijo de un ciudadano romano llamado también Alejandro. Sucedió en la silla pontifical al Sumo Pontífice Evaristo, el año 107. Fue Alejandro en la santidad admirable, y en la fe, constancia y celo muy esclarecido. Era mozo de treinta años cuando comenzó a gobernar la Iglesia; pero su vida y doctrina suplían bien el defecto de su edad.
Convirtió con su predicación y trato celestial a muchos senadores y gran parte de la nobleza de Roma, y entre ellos a un prefecto llamado Hermes, con toda su casa y familia, que fueron en número de mil doscientas cincuenta personas, por lo cual fue preso por mandato de un gobernador llamado Aureliano; y echado en la cárcel, hizo muchos y grandes milagros entre los cuales fue uno, que estando en ella aherrojado, vino a él de noche un niño con una hacha encendida en sus manos, que le dijo: «Sígueme Alejandro; y habiendo hecho oración, y entendido que era el Ángel del Señor, le siguió, sin que las paredes, ni puertas, ni guardias le impidiesen la salida de la cárcel; y el niño le guió hasta la casa de Quirino, tribuno, en la cual estaba preso Hermes, que deseaba mucho verse con San Alejandro, y había prometido a Quirino que por más que estuviese preso vendría a su casa.
Cuando se vieron se abrazaron los dos santos mártires, y derramaron muchas lágrimas de consuelo, animándose el uno al otro a padecer por Jesucristo. Esto espantó mucho al tribuno Quirino; el cual había oído algunas razones a Hermes, y el modo con que él se había convertido a la fe de Cristo, y visto que San Alejandro con el tacto de sus cadenas había sanado a una hija suya llamada Balbina, que estaba gravemente enferma de lamparones, se convirtió también él a la fe de Jesucristo con su hija y todos los presos que estaban en la cárcel; y el Santo Pontífice Alejandro mandó a Evencio y a Teódulo, sacerdotes, que habían venido de Oriente, que los bautizasen.
3 de Mayo
San Alejandro I, Papa y mártir, fue natural de Roma, e hijo de un ciudadano romano llamado también Alejandro. Sucedió en la silla pontifical al Sumo Pontífice Evaristo, el año 107. Fue Alejandro en la santidad admirable, y en la fe, constancia y celo muy esclarecido. Era mozo de treinta años cuando comenzó a gobernar la Iglesia; pero su vida y doctrina suplían bien el defecto de su edad.
Convirtió con su predicación y trato celestial a muchos senadores y gran parte de la nobleza de Roma, y entre ellos a un prefecto llamado Hermes, con toda su casa y familia, que fueron en número de mil doscientas cincuenta personas, por lo cual fue preso por mandato de un gobernador llamado Aureliano; y echado en la cárcel, hizo muchos y grandes milagros entre los cuales fue uno, que estando en ella aherrojado, vino a él de noche un niño con una hacha encendida en sus manos, que le dijo: «Sígueme Alejandro; y habiendo hecho oración, y entendido que era el Ángel del Señor, le siguió, sin que las paredes, ni puertas, ni guardias le impidiesen la salida de la cárcel; y el niño le guió hasta la casa de Quirino, tribuno, en la cual estaba preso Hermes, que deseaba mucho verse con San Alejandro, y había prometido a Quirino que por más que estuviese preso vendría a su casa.
Cuando se vieron se abrazaron los dos santos mártires, y derramaron muchas lágrimas de consuelo, animándose el uno al otro a padecer por Jesucristo. Esto espantó mucho al tribuno Quirino; el cual había oído algunas razones a Hermes, y el modo con que él se había convertido a la fe de Cristo, y visto que San Alejandro con el tacto de sus cadenas había sanado a una hija suya llamada Balbina, que estaba gravemente enferma de lamparones, se convirtió también él a la fe de Jesucristo con su hija y todos los presos que estaban en la cárcel; y el Santo Pontífice Alejandro mandó a Evencio y a Teódulo, sacerdotes, que habían venido de Oriente, que los bautizasen.
3 de mayo
Invención o hallazgo de la Santa Cruz
San Alejandro, Papa y Mártir
Santos Evencio y Teódulo, mártires
San Juvenal, Obispo y Confesor
San Felipe de Zell, Ermitaño
Santa Maura, Mártir
San Timoteo, Mártir
2 de mayo
San Atanasio, Obispo y Doctor
Santa Zoe, Mártir
Santa Mafalda o Matilde, Monja
Beato Conrado de Seldemburem
San Exuperio, Mártir
San Waldeberto, Abad
2 de Mayo
Santa Mafalda, era nieta de Mafalda de Savoya, hija de Amadeo III y mujer de Alfonso-Enrico, primo del rey de Portugal. Supadre era Sancho, segundo rey de Portugal que muere en 1211, dejando la regencia a la reina viuda y el poder efectivo al ministro Nuñez de Lara. Es aquí en donde entra en escena la joven Mafalda. Por razones de estado, deciden casarla con Enrique I de Castilla, mucho más joven que ella, un niño. Pero por medio de su legado, interviene el Papa Inocencio III, que impide el matrimonio (o lo anula) porque Enrique y Mafalda son parientes.
Mafalda sale definitivamente de la escena, tomando el hábito de monja cisterciense. Se distinguió por su espíritu de oración, su amor al silencio, sus mortificaciones y su austeridad. Consagró su cuantiosa herencia a obras de misericordia y de caridad. Restauró la catedral de Oporto, fundó un albergue para peregrinos, construyó un puente sobre el río Talmeda e instituyó una fundación para el sostenimiento de las viudas. Murió recostada sobre un montón de ceniza. En 1793 el Papa Pío VI autorizó su culto en la comunidad cisterciense.
2 de Mayo
Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre
cristiano no está en la tierra, sino en el cielo.
Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre
orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.
(Santo Cura de Ars)
Santa Zoe, nacida en Roma, era esposa de San Nicóstrato, quien también murió mártir. Mientras Zoé rogaba postrada ante la tumba de San Pedro, fue detenida por orden del emperador Diocleciano y encerrada en una cárcel totalmente oscura. Luego de varios días fue sometida a tormentos a fin de que aceptara abjurar de su fe, pero al fracasar todos los intentos fue colgada de un árbol por los cabellos, encendieron una hoguera a sus pies. y así entregó su vida por Cristo en Roma, el año 286.
1 de mayo
San José Artesano
Santos Felipe y Santiago el Menor, Apóstoles
San Jeremías, Profeta
San Amador de Auxerre, Obispo
San Segismundo de Borgoña, Rey
San Peregrino Laziosi, Sacerdote
San Teodardo de Narbona
San Teodulfo, Abad
1 de Mayo
San Peregrino nació en Forli (Italia) alrededor de 1265. En sus años de juventud ingresó en un movimiento que se oponía al Papa Martín IV. Durante los enfrentamientos conoció a San Felipe Benizi, cabeza de la orden de los Servitas que tenía la función de unir a la comunidad dividida.
Se cuenta que el mismo Peregrino abofeteó a Felipe Benizi cuando éste estaba predicando. San Felipe, tal como recomendó Jesús, le mostró la otra mejilla. Este incidente impresionó a nuestro santo y cambió de actitud. Entró a los 30 años en la misma orden que San Felipe: la Orden de los Servitas, en la ciudad Siena. Después del noviciado volvió a su pueblo natal, donde fundó una nueva casa de esta congregación y llegó a ser bien conocido por lo que predicaba y por su santidad. Se consagró a los enfermos y a aquellos viviendo en la pobreza.
Según la tradición, una de las penitencias especiales que eligió fue el estar de pie en tanto no fuere necesario estar sentado. No se si será por este motivo, pero lo cierto es que al cabo de unos años, desarrolló venas varicosas y después cáncer en un pie. Las llagas llegaron a ser muy dolorosas y los doctores no pudieron hacer nada para aliviarle. Un cirujano local dijo que lo único que podían hacer era amputarle la pierna.
La noche antes de la cirugía para amputarle la pierna, pasó mucho tiempo en oración ante Jesús Crucificado, pidiéndole a Dios que lo curara si esa era su voluntad. Se durmió y tuvo una visión en la que Jesús Crucificado bajaba de la cruz y le tocaba la pierna cancerosa. Cuando se despertó las llagas estaban curadas al igual que su pie y su pierna. No fue necesario amputarle ni el pie ni la pierna. Peregrino vivió veinte años más. Tenía fama de ser un gran predicador y confesor. Falleció en 1345 a la edad de 80 años y fue canonizado por San Benedicto XIII en 1726.
Gracias a los múltiples milagros que por su intercesión se obtuvieron, es también llamado como «El hacedor de maravillas» y «El poderoso».
San Peregrino, al padecer cáncer, ha sido declarado popularmente como protector de aquellas personas que sufren esta enfermedad. Como discípulo de la fe en Jesucristo, es un buen compañero para aquellas personas enfermas, para que lo tengan a su lado, les dé aliento, fortaleza y que no pierdan la esperanza.
1 de Mayo
En 516 murió Gundebaldo, el rey de Borgoña, y fue sucedido por su hijo Segismundo, yerno de Teodorico I. Tras su conversión al catolicismo, tomó medidas contra los arrianos. Fundó el monasterio de San Mauricio para consolidar el catolicismo y reunió un concilio que condenó el arrianismo. El rey Segismundo de Borgoña estaba casado con una hija de Teodorico I, pero ésta murió y entonces contrajo segundas nupcias con una hija de Thierry I, el rey de Austrasia, hijo de Clodoveo I.
Esta nueva esposa convenció a Segismundo de que su hijo Sigerico conspiraba contra él, fue tan grande la furia del rey, que ordenó a sus oficiales que estrangularan al príncipe. Cuando su cólera amainó, lloró amargas lágrimas por lo que había hecho y para expiar su pecado, Segismundo se retiró al monasterio de Aguane en Suiza, que había sido fundado por él, convirtiéndose en socorro de los pobres, distribuyendo liberalmente sus bienes y poniéndose a su servicio. Pero sintiendo que no había expiado suficientemente su pecado, rogaba en sus plegarias recibir en esta vida el castigo merecido por el mismo.
Al conocer la muerte de su nieto, Teodorico I decidió vengarse y se alió con los tres hermanos de Thierry I. Entre todos invadieron Borgoña en 523 y Clodomiro mató a Segismundo (al parecer, lo arrojó a un pozo junto con su mujer y su hijo). Teodorico I se anexionó algunos territorios de Borgoña y recuperó el tesoro visigodo del que se había apropiado Gundebaldo, tras lo cual se retiró de la guerra, pero ésta continuó entre francos y burgundios.
El cuerpo de San Segismundo fue enterrado en al Abadía de Agaunum, donde es honrado como mártir; posteriormente, sus reliquias fueron trasladadas por el Emperador Carlos IV a la Catedral de Praga.
1 de Mayo
Los datos de la vida de San Amador son de una biografía escrita 160 años después de la muerte del santo, por un sacerdote africano llamado Esteban. El contenido de dicha biografía revela que se trata, en gran parte, de una invención audaz.
Según leemos, Amador era el hijo único de un distinguido matrimonio de Auxerre. Sus padres le prometieron en matrimonio una rica heredera, llamada Marta, aunque Amador había manifestado que no quería casarse. El día del matrimonio acudieron muchos invitados. El obispo Valeriano, que era ya muy anciano, en vez de leer la bendición nupcial, recitó la fórmula de la ordenación de los diáconos, pero sólo el novio y la novia cayeron en la cuenta del error. Después de la ceremonia, ambos jóvenes convinieron en llevar vida de continencia. Marta se retiró al poco tiempo a un convento.
Amador, después de haber trabajado varios años como sacerdote, fue elegido obispo de Auxerre. En el curso de su largo episcopado, convirtió a los paganos que quedaban, a la religión, obró numerosos milagros y construyó varias iglesias. Existen pruebas de que él confirió a San Patricio la ordenación sacerdotal. En los últimos años de vida de San Amador, el gobernador de Auxerre era Germán, un joven patricio muy temperamental, que tenía pasión por la cacería.
1 de Mayo
«Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé, y yo me dejé seducir. Tú eres el más fuerte, y fui vencido. Ahora soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. Siempre que hablo tengo que gritar: «¡Ruina, devastación!». Y aunque me dije: «No volveré a hablar en su nombre», su palabra hierve dentro de mi como fuego abrasador”.
Si la historia de la humanidad es la historia de Dios entre los hombres, el forcejeo del cielo con la tierra, de Yahvé con Jacob, indiscutiblemente, Jeremías dibuja su colosal figura en las cumbres más altas. Los judíos del tiempo de Jesús dirán del Maestro: «Es Jeremías, que ha resucitado».
Hijo de Helcías sacerdote, ya desde niño le sedujo Yahvé. Las auras de Jerusalén conservaban aún su perfume de incienso al llegar a Anatot, la ciudad del profeta, a una hora de Sión, y, mientras él crecía, el Señor iba realizando uno de los significados del nombre Jeremías: «Yahvé eleva», o «elevación de Yahvé». Le seducía entonces por sí mismo: por su infinita majestad, por la belleza de su Ley. «Teth. Bueno es el Señor para los que esperan de Él, para el alma que le busca», recordará en medio del llanto, en una de sus lamentaciones. Pero es que pronto le sedujo también para aceptar sobre sus hombros la misión de profeta. Como hiciera Moisés, él protesta muy bien «que no es experto en el hablar, que es todavía un niño». Pero Yahvé tiene palabras convincentes: «Antes que te formara yo en las entrañas maternas te conocí…, te consagré y te designé para profeta de naciones». Tiende la mano, toca su boca y le da poder de hierro y bronce sobre pueblos y reinos, «para arrancar, arruinar y asolar; para levantar, edificar y plantar».
Más de una vez los labios del profeta apaleado, encepado, medio muerto, recordaron a Dios con angustiosa queja y tremenda fuerza lírica mejor que la de Job, el contraste excesivo entre la dura realidad y tan bellas palabras.: «¡Maldito sea el día en que nací! ¿Por qué no me mató Yahvé en el seno de mi madre y hubiera sido mi madre mi sepulcro, y yo preñez eterna en sus entrañas?»
1 de Mayo
A vosotros os he llamado amigos; porque os he hecho
saber cuanto oí de mi Padre.
(Juan, 15, 15).
Tanto San Felipe cuanto Santiago tuvieron el honor de ser apóstoles de Jesucristo, de predicar su Evangelio y de morir por la fe. Felipe fue quien llevó a Natanael a Jesucristo. Después de la Ascensión trasladóse a Escitia, donde fue crucificado después de haber convertido a gran número de bárbaros.
Santiago, primo del Señor, fue tan venerado entre los judíos, que se tenían éstos por dichosos con sólo tocar el borde de su manto. Fue precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén porque predicaba a Jesucristo.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA
DE LOS
APÓSTOLES FELIPE y SANTIAGO
I. Estos santos tuvieron el honor de ser llama dos al apostolado, de predicar el Evangelio y derramar su sangre por Jesucristo. Obedecieron al llamado de Dios, correspondieron a sus gracias e imitaron los padecimientos de su Maestro. Dios te llama a ti desde hace tiempo, oyes su voz y, sin embargo, no le obedeces. Muchas ocasiones te proporciona de trabajar y de sufrir por Él, ¿cómo las aprovechas? Si los bienaventurados pudiesen en el cielo tener algún pesar, provendría de haber perdido muchas ocasiones de acrecentar su corona sufriendo por Jesucristo.
II. Apenas convertido San Felipe, ya quiso hacer participar a Natanael de su dicha llevándole a Jesús. ¿Puedes de algún modo trabajar tú en la salvación a el prójimo? Hazlo. Comparte con tus amigos, tus parientes y domésticos, los buenos sentimientos que Dios te inspira. ¿No es acaso lo contrario de lo que haces? ¿No escandalizas a tu prójimo con tus palabras y tu mala vida?
III. Santiago era tenido por santo aun por aquellos mismos que lo mataron; sus oraciones, su austeridad, su modestia, y tantas otras virtudes le valieron el sobrenombre de Justo. ¿De qué estima gozas tú ante los hombres? ¿Qué se dice de ti? Pregúntalo a tus amigos; oye aun lo que te reprochan tus enemigos, para corregirte. Mas, antes que nada, considera cuál es tu situación al respecto frente a Dios. Si los hombres no te condenan, tal vez lo hace tu con ciencia, porque nadie puede huir de sí mismo. (San Bernardo).
El deseo de la santidad
Orad por la propagación
de la fe.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo en la festividad de San Felipe y Santiago, vuestros Apóstoles, haced, os lo suplicamos, que al mismo tiempo que nos regocijamos con sus méritos aprovechemos sus ejemplos. Por J. C. N. S. Amén.
1 de Mayo
«El 1 de mayo de 1955—escribe un testigo presencial— Roma era un hervidero de gente sencilla y morena, con mirada abierta y espontánea. Aquí y allá, en los bares y vías que acercan al Vaticano, grupos de hombres, mujeres y niños, mezclados en alegre algarabía, despachaban el leve bagaje de sus mochilas y apuraban unas tazas de rico café. En su derredor parecía soplar un aire nuevo, sin estrenar. Hasta tal punto que el semblante de la Ciudad Eterna, acostumbrado a todos los acontecimientos y a todas las extravagancias de todos los pueblos de la tierra, parecía asombrado ante aquella avalancha nueva de cuerpos duros y curtidos y de almas ingenuas, que desbordaban todo lo previsto.»
Se diría que había un presentimiento. Cuando aquellos grupos confluyeron en una de las grandes plazas romanas y a lo largo de las amplias márgenes del Tíber e iniciaron su marcha hacia el Vaticano, flotaba algo en el ambiente. La vía de la Conciliación se estremecía con un eco nuevo, el de las rotundas voces de los obreros del mundo, que, al compás de bravos himnos, y bajo sus guiones y pancartas, representando a todos sus hermanos del mundo, avanzaban al encuentro del Papa.
Era una riada inmensa de vida, de calor, de entusiasmo. Bajo el crepitar de los camiones, cargados de trabajadores, que con sus instrumentos de trabajo avanzaban hacia la plaza de San Pedro, corría una multitud alegre y sencilla, gritando hermosas consignas: «¡Viva Cristo Trabajador! ¡Vivan todos los trabajadores! ¡Viva el Papa!». Aquellos doscientos mil hombres superaban el viejo latido de odio y de muerte, cambiándolo por otro de resurrección y de vida.
30 de abril
Santa Catalina de Siena, Virgen
San Eutropio de Saintes, Mártir
San Mariano, Mártir (Con Santiago)
Santiago, Mártir
San Máximo, Mártir
Beato Benito de Urbino
Beato Francisco Dickenson, Mártir (Con Miles Gerard)
Beato Miles Gerard, Mártir
Beata Hildegarda
29 de abril
San Pedro de Verona, Mártir
San Hugo, Abad de Cluni
San Benito Cottolengo
San Roberto de Molesmes, Abad
San Wilfrido El Joven
29 de abril
Su apellido no parece aludir ya a la persona que lo llevaba y se ha hecho sinónimo de lugar donde se acoge a los que todo el mundo rechaza; y los rechaza por motivos muy justificados, porque son casos imposibles: enfermos incurables, niños idiotas, sordomudos, tullidos, epilépticos, cancerosos, viejos con males sin solución.
Había que ser muy insensato para cargar con todos esos desechos dedicándoles su vida, porque no iba a servir para nada; el sentido práctico más elemental se oponía a esta idea, y si encima era sin dinero, la catástrofe, además de inútil, era segura.
José Benito Cottolengo nació en Bra, Italia, cerca de Turín, en 1786. Se hizo famoso por haber fundado el hospital llamado «La Divina Providencia», donde en la actualidad se asiste a más de diez mil enfermos y no se llevan cuentas de dinero.
29 de abril
El glorioso y venerable abad de Cluni, san Hugo, nació en Semur, de una ilustre y antigua familia de Borgoña. Su padre llamado Dalmacio era señor de Semur, y su madre Aremberga, descendiente de la antigua casa de Vergi. Quería el padre que su hijo Hugo siguiese, como noble la carrera de las armas, pero sintiéndose él más inclinado al retiro y a la piedad que a la guerra, recabó licencia para ir a cultivar las letras humanas en Châlon-sur-Saône, donde la santidad de los monjes de Cluni, gobernados por el piadoso abad Odilón, le movió a dar libelo a todas las cosas de la tierra, y a tomar el hábito en aquel célebre monasterio.
Hizo allí tan extraordinarios progresos en las ciencias y virtudes, que corriendo la fama de su eminente santidad, sabiduría y prudencia por toda Europa, el emperador Enrique le nombró padrino de su hijo; y Alfonso rey de España, hijo de Fernando, acudió a él para librarse de la prisión en que le tenía su ambicioso hermano Sancho, lo cual recabó el santo con su grande autoridad, y también puso fin a las querellas del prelado de Autún y del duque de Borgoña que devastaba las posesiones de la Iglesia. Y no fue menos apreciado de los sumos pontífices, por su rara prudencia y santidad. Nombróle León IV para que le acompañase en su viaje a Francia, y su sucesor Víctor II previno al cardenal Hildebrando, después Gregorio VII, que le tomase por socio y consejero en la legacía cerca del rey de los franceses; Esteban X que sucedió a Víctor, le llamó y quiso morir en sus brazos. El gran pontífice Gregorio VII se aconsejaba con este santísimo abad de Cluni en todos los negocios más graves de la cristiandad.
Es increíble lo mucho que trabajó este santo en la viña del Señor, edificándola con sus heroicas virtudes, defendiéndola de sus enemigos, y acrecentándola con su celo apostólico, Finalmente después de haber fundado el célebre monasterio de monjas de Mareigni, y echado los cimientos de la magnífica iglesia de Cluni, lleno de días y mere cimientos falleció en la paz del Señor a la edad de ochenta y cinco años.
REFLEXIÓN
Entre las muchas cartas de san Hugo, se halla una escrita a Guillermo el Conquistador, el cual le había ofrecido para su monasterio cien libras por cada monje que le enviase a Inglaterra. Respóndele el santo abad que él daría la misma suma por cada buen religioso que le enviasen para su monasterio. si fuese cosa que se pudiese comprar en cuyas palabras manifestaba el temor de que se relajasen los monjes que enviase a Inglaterra no pudiendo vivir allí en monasterios reformados.
Y si todas estas preocupaciones juzgaba el santo necesarias para conservar la virtud de aquellos tan fervorosos monjes, ¿cómo imaginamos nosotros poder estar seguros de no perder la gracia divina, si temerariamente nos metemos en medio de los peligros y lazos del mundo? Quéjanse muchos de las tentaciones que padecen, y murmuran de la Providencia por los recios y continuos combates que les dan los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne: pero día vendrá en que Dios se justifique recordándo1es que ellos mismos se metían las más de las veces en las tentaciones, y haciéndose sordos a las voces de la gracia y de la conciencia, se ponían voluntariamente en las ocasiones de pecar, y se rendían a sus mortales enemigos.
ORACIÓN
Suplicámoste, Señor, que nos recomiende delante de Ti la intercesión del bienaventurado Hugo, abad, para que alcancemos por su patrocinio, lo que no podemos conseguir por nuestros merecimientos. Por J. C. N. S.
Sacado de: «FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA CRISTIANA», Las vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell, S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.
28 de abril
San Pablo de la Cruz, Confesor
San Vidal, Mártir
San Luis María Grignon de Montfort, Confesor
San Prudencio, Obispo y Confesor
Santa Valeria, Mártir
San Vital, Mártir
San Cirilo de Turov
San Dídimo, Mártir (Con Teodora)
San Pánfilo de Sulmona
28 de abril
Fue obispo de Tarazona y floreció antes del siglo VIII; sin que se pueda precisar su fecha de modo seguro. La lista de los obispos de Tarazona ofrece algunos huecos en el siglo VI, y uno de esos huecos debe corresponder, sin duda alguna, a San Prudencio. Había nacido en Armentia, cerca de Vitoria. Siendo aún muy joven, dejó su tierra y se juntó con San Saturio para hacer vida solitaria en una cueva que hay en la orilla del Duero, cerca de Soria. De allí lo sacaron los habitantes de Tarazona, para hacerle su obispo.
ORACIÓN
Oh Dios, dador de la paz, que concediste a tu santo Confesor y Pontífice Prudencio la admirable gracia de pacificar los ánimos revueltos: haz, te suplicamos, que, por sus méritos e intercesión, conservemos siempre una verdadera concordia con tu voluntad. Por J. C. N. S.
28 de abril
Para que llegue el Reino de Jesús,
debe llegar primero el Reino de Maria
Si no arriesgamos nada por Dios,
nunca haremos por El, algo que valga la pena
Una de las razones principales por las que
el Espíritu Santo no realiza obras maravillosas
en las almas es que no encuentra en ellas
unión suficientemente estrecha con su fiel e
indisoluble esposa, la Virgen Maria…
Nació de padres cristianos en Montfort (Bretaña francesa) el año 1673. Fue el segundo de dieciocho hermanos. Su padre era muy autoritario y de un temperamento un tanto brusco. Quizá de él heredó nuestro Santo este mismo temperamento contra el que luchó durante toda su vida.
Al no poderle educar su madre, le confió para que lo alimentara y formara en los principios de la fe a una señora muy buena cristiana que, dejó huellas también muy hondas en el espíritu del santo.
Fue enviado al colegio de los padres jesuitas de Rennes donde pasó ocho años entregado a los estudios de humanidades. Aquí trabó gran amistad con los padres carmelitas de esta ciudad que gozaban en aquel entonces de una bien merecida fama de santidad y de profunda y filial devoción a la Virgen María. Entre aquellos religiosos carmelitas que pertenecían a la célebre reforma Turonense, aprendió sin duda la doctrina que después extendería y haría famosa en la Iglesia de hacerlo todo En María, Con María, Por María y Para María.
28 de abril
Entre los santos que derramaron su sangre en las primeras persecuciones de la Iglesia, uno fue san Vidal, caballero muy noble de Ravena y marido de Santa Valeria, y padre de Gervasio y Protasio, que todos cuatro fueron ilustres mártires del Señor. Sucedió que habiendo apresado los gentiles en Ravena a un cristiano, llamado Ursicino, de profesión médico, le dieron muchos y atroces tormentos, los cuales él sufrió con grande constancia y fortaleza ayudado de la gracia del Señor.
Mas cuando se llegaba su última hora y vio que el verdugo desenvainaba la espada y le vendaba los ojos, comenzó (como hombre) a desmayar, y a perder el vigor que antes había tenido; y estando ya para adorar a los falsos dioses, Vidal, que estaba presente en este espectáculo, compadeciéndose de él, y juzgando que le corría obligación de socorrerle en aquel conflicto, alzó la voz y públicamente dijo: «¿Qué es esto, Ursicino? ¿qué dudas? ¿qué temes?
Habiendo tú como médico dado salud a tantos enfermos, ahora no aciertas a salvarte a ti mismo? Acuérdate que con esta muerte que se acaba en un soplo, comprarás una vida bienaventurada que no tiene fin. Fueron de tanta eficacia las palabras de Vidal que animaron de tal suerte a Ursicino, que con gran alegría tendió el cuello al cuchillo y murió por Cristo. San Vidal, no contento de haberle dado la vida del alma, por dar honra a su cuerpo muerto con gran celo y fervor le hurtó y sepultó.
El juez que se llamaba Paulino, visto lo que Vidal había dicho y hecho, y entendiendo que era cristiano, le amonestó blandamente que dejase aquélla nueva secta, y siguiese la antigua religión de los romanos. Burlóse Vidal de las palabras de Paulino, el cual le mandó luego atormentar en el ecúleo, donde fueron despedazadas sus carnes y descoyuntados sus miembros, y pro bada su fe y su paciencia.
Como todo esto no bastase para trocarle y ablandar su pecho fuerte, ordenó que lo llevasen al mismo lugar donde había sido ajusticiado Ursicino, y que hiciesen en él una hoya muy grande, le echasen vivo en ella, y la llenasen de tierra y piedra, lo cual ejecutaron a la letra los verdugos, y murió el glorioso mártir ahogado y sepultado vivo, entregando con este linaje de cruel martirio su triunfante espíritu al Criador. Consérvanse las sagradas reliquias de este santo en un magnífico sepulcro de una iglesia que se le dedicó en Ravena, que es uno de los templos más hermosos del mundo; parte de ellas se veneran en Bolonia y en Praga.
REFLEXIÓN
Dio el bárbaro tirano contra san Vidal aquélla sentencia de horro rosa muerte, a persuasión de un sacerdote de Apolo, En el cual luego que expiró el santo mártir, entró el demonio y le comenzó a atormentar tan terriblemente, que daba gritos y decía: «¡Quémame, Vidal! ¡enciéndeme, Vidal! Y como padeciese siete días este tormento, no pudiendo más sufrir el fuego interior que le abrasaba, se echó en un río y se ahogó. Donde se ve el castigo del mal consejo que había dado aquel mal hombre contra nuestro santo; el cual por el contrario, mereció la palma de los mártires por el buen consejo que había dado a Ursicino ayudándole a morir por el Señor. Procuremos pues aconsejar siempre cosas buenas y santas: ya que de los buenos consejos podemos esperar la recompensa de Dios, y de los malos consejos solo podemos esperar el daño y castigo, que no pocas veces recae aun en esta vi da sobre la cabeza de los que aconseja ron a otros lo que era inicuo.
ORACIÓN
Suplicámoste, Señor todopoderoso, que los que celebramos el nacimiento al cielo de tu bienaventurado mártir Vidal, seamos por su intercesión fortificados en el amor de tu santo nombre. Por J. C. N. S.
Sacado de: «FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA CRISTIANA», Las vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell, S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.
27 de abril
Nuestra Señora de Montserrat, Patrona de Cataluña
San Antimio, Obispo y Mártir
San Toribio de Mogrovejo, Obispo y Confesor
San Pedro Armengol, Mártir
San Pedro Canisio, Confesor y Doctor
Santa Zita, Patrona del Servicio Doméstico
San Toribio de Lima
San Esteban de Pechersky
San Floribertode Lieja
Beato Jacobo de Biteto
Beato Antonio de Siena,
Beata Osanna de Cattaro
27 de abril
(1276)
De Santa Zita se cuentan multitud de anécdotas y milagros que sucedieron tanto en vida como después de muerta. Bien puede haber entre ellos la base real que justifica el relato agrandado por el cariño de las gentes sumamente comprensible por ser ella una más del pueblo. Y santa, muy santa tuvo que ser la patrona del servicio doméstico.
Canonizar a un mártir es fácil, basta con demostrar que su muerte fue causada por el odio a la fe; canonizar a los papas, obispos, abades, fundadores y reyes, es algo más difícil, porque es necesario demostrar procesalmente su presupuesta santidad y la señal del cielo -el milagro ratificante y para eso hay que contar con personas, tiempo y dinero. Canonizar a un sacerdote es bastante más complejo, como en todos los casos, se precisan la santidad del sujeto y encontrar a alguien que se interese mucho en sacar adelante el largo proceso; es casi tan difícil como canonizar a una madre de familia santa -hay muchas-, a un maestro, o médico de pueblo. Pero canonizar a la criada de toda la vida, a la sirvienta, tiene mucho mérito.
Santa Zita nació en una aldea llamada Monsagridi en una familia pobre de bienes y rica en amor y temor de Dios; comienza a servir en Lucca a la familia del acomodado Fatineli que vive junto a la iglesia de San Frigidiano. La bondad de los hábitos adquiridos con paciencia y buen humor en la escuela de la familia y el celoso quehacer llevado con alegría y mucho empeño la indispusieron en su trabajo con los otros criados que se ganan el pan cumpliendo sin mucho esfuerzo. Ella trabajó bien y terminó la tarea con primor, los otros pensaron que se esforzaba en demasía y los dejaba mal a ellos. ¿Por qué no se contentaba con hacer lo suficiente para salir del paso? Los colegas mediocres, en su ineptitud, interpretaron mal sus gestos; a la virtud le llamaron soberbia, a la puntualidad, engreimiento; a la presteza, adulación y al sacrificio, remedo; sí, hasta en la piedad maljuzgaron a Zita como hipócrita aspirante al beaterio. Pero Zita supo ser fuerte, se conservó serena, mantuvo el tipo con espíritu alegre y sin quejas.
Otro aspecto que resalta en su vida de servicio a todos es la caridad con el prójimo menos afortunado en salud, trabajo o dinero. De lo suyo -que era poco- dio todo; alargada en la generosidad, de los bienes que sobraban a otros -los superfluos de su dueño- no se paró en mientes para hacer partícipes a los pobres; esto llegó a causarle trastornos con el amo Fatineli que alguna vez vio aminorada su despensa o disminuidos sus graneros. Santa Zita murió entre grandes sufrimientos, mostrando la misma serenidad y buen humor que la había caracterizado siempre. Cuatro años después, el obispo de la ciudad la quiso elevar a los altares, debido a los numerosos favores que se recibían al visitar su tumba. Santa Zita es Patrona de las empleadas domésticas.
27 de abril
El glorioso redentor de los cautivos y mártir de la caridad san Pedro Armengol nació en la Guardia de los Prados, villa del arzobispado de Tarragona, y su apellido queda todavía en la muy ilustre familia de los barones de Rocafort, descendientes de los condes de Urgel y emparentados con los antiguos condes de Barcelona, y reyes de Francia, condes de Flandes y reyes de Castilla y Aragón. Hallóse presente en su nacimiento el venerable padre Bernardo Corbera, religioso de la Merced, el cual profetizó del niño recién nacido diciendo: «A este niño un patíbulo ha de hacerle santo».
Crióle su padre Arnoldo como a mayorazgo, noble, rico y deseado: pero ¡oh fuerza de las malas compañías cuántas torres de virtud has derribado! El ilustre mancebo que parecía un ángel por su piedad e inocentes costumbres, con el ejemplo de otros mozos desenvueltos, bravos y valientes, con quienes jugaba y como brioso caballero de su edad probaba con las armas en la mano la destreza y el valor, vino a desenfrenarse de tal manera, que hacía gala de sus desórdenes y oscurecía su linaje capitaneando una cuadrilla de ladrones. Por este tiempo determinó el rey don Jaime pasar de Valencia a Mompelier entendiendo que los Pirineos estaban infestados de salteadores, mandó a Arnoldo que con dos compañías de infantes y algunos caballos limpiase aquellos caminos de bandoleros. Entonces lucharon cuerpo a cuerpo Arnoldo y su hijo Pedro hasta que después de haberse herido, se reconocieron, y el hijo, llenos de lágrimas los ojos, se echó a los pies del padre, con grande arrepentimiento de su mala vida.
Partióse de allí a Barcelona y después de hacer una confesión general de todas sus culpas, pidió el hábito de los religiosos de la Merced, y comenzó una vida llena de admirables y extraordinarias virtudes. Ordenáronle de sacerdote, y todos los días celebraba la misa con tantas lágrimas que hacía llorar de devoción a todos los que la oían. Rescató en Murcia doscientos cuarenta cautivos, convirtió al rey Almohazen Mahomet, el cual se hizo Mercedario y se llamó Fray Pedro de santa María.
Pasando después el santo de Argel a Bugía con Fr. Guillermo, florentino, rescató ciento diez y nueve cautivos, y para sacar de la esclavitud a diez y ocho niños se quedó en rehén de mil escudos que ofreció por ellos. Ocho meses estuvo encerrado en un calabozo, padeciendo cada día palos y azotes; y como no llegasen los mil escudos a su tiempo le condenaron a la horca. Vino ocho días después del suplicio su compañero Guillermo con los mil escudos, y con gran espanto le halló vivo todavía y pendiente de la horca, en la cual dijo el santo que la santísima Virgen le había sostenido en sus manos. Finalmente después de haber con vertido con estupendos prodigios a muchos infieles a nuestra santa fe, entregó su bendita alma al Señor en su mismo convento de nuestra Señora de los Prados.
REFLEXIÓN
La vida admirable de este santo nos manifiesta cuan poderosa es la gracia de nuestro Señor Jesucristo para trocar los corazones de los hombres, hasta hacer de un capitán de bandidos un perfectísimo religioso, un celoso misionero y un gloriosísimo mártir de la caridad. Esta es una excelencia propia de nuestra santa Religión: porque ninguna fuerza ni convicción humana sería bastante para trocar con tan extraña mudanza el ánimo y las costumbres de los hombres, si no interviniera en ello la mano poderosa de Dios.
ORACIÓN
Oye, Señor, benignamente las súplicas que te hacemos en la solemnidad de tu glorioso confesor el bienaventurado Pedro, para que consigamos por la intercesión del que tanto te agradó lo que no podemos esperar de nuestros merecimientos. Por J. C. N. S.
Sacado de: «FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA CRISTIANA», Las vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell, S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.
27 de abril
Patrono del Episcopado de Iberoamérica
Toribio Alfonso de Mogrovejo nació en Mayorga, hoy provincia de Valladolid, en 1538, de una antigua familia noble, muy distinguida en la comarca. Su padre, don Luis, «el Bachiller Mogrovejo», como le decían, fue regidor perpetuo de la villa, y su madre, de no menor señorío, fue doña Ana de Robledo. Antes de él habían nacido dos hijos, Luis y Lupercio. Y después de él, dos hermanas, Grimanesa y María Coco, que habría de ser religiosa dominica. Muertos los dos primeros, a él le correspondió el mayorazgo de los Mogrovejo. Recordaremos aquí su vida según la amplia y excelente biografía de Vicente Rodríguez Valencia, y la más breve de Nicolás Sánchez Prieto.
Su educación fue muy cuidada y completa. A los 12 años estudia en Valladolid gramática y retórica, y a los 21 años, en 1562, comienza a estudiar en Salamanca, una de las universidades principales de la época, que sirvió de modelo a casi todas las universidades americanas del siglo XVI. En Salamanca le ayudó mucho, en su formación personal y en sus estudios, su tío Juan de Mogrevejo, catedrático en Salamanca y en Coimbra.
Al parecer, pasó también en Coimbra dos años de estudiante, y se licenció finalmente en Santiago de Compostela, adonde fue a pie en peregrinación jacobea. En 1571 gana por oposición una beca en el Colegio Mayor salmantino de San Salvador de Oviedo. Uno de sus condiscípulos del Colegio, su amigo don Diego de Zúñiga, fue importante, como veremos, en ciertos pasos decisivos de su vida.
27 de abril
San Antimio era obispo de Nicomedia, cuando el emperador Diocleciano envió unos soldados para que se apoderaran de su persona. Lo encontraron los soldados y le preguntaron si conocía a Antimio; él los condujo a su casa, dióles un espléndido festín y, después, declaróles que era el hombre a quien buscaban. Los soldados quisieron salvarle valiéndose de una mentira, pero el santo obispo rehusó este favor; tanto los instó que, por fin, lo condujeron ante el emperador. Éste lo hizo decapitar. Corría el año 303 de nuestra era.
I. Nunca se debe mentir, bajo ningún pretexto; pues siempre la mentira es pecado que nos asemeja al demonio, padre de la mentira, y borra de nuestra alma la cualidad de hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, que es la Verdad misma. Hemos de sufrir la muerte, como San Antimio, antes que consentir en una mentira, por leve que parezca. Una mentira no es cosa de poca importancia, pues ofende a Dios infinito y omnipotente. No mires como leve nada que ofenda a Dios. (Salviano) .
II. Perjudicas a tu prójimo cuando le hablas contra tu pensamiento; lo engañas, introduces, en cuanto de ti depende, la discordia en la sociedad. Si todos los hombres fuesen mentirosos, ¿a qué extremos no llegaríamos? Injurias a Jesucristo, que es testigo de tu mentira, pues los cristianos, al decir de San Agustín, no sólo son los miembros de Jesucristo, sino que deben ser también los órganos de su voz. ¿Dices tú muchas mentiras? Examínate sobre este punto.
III. Hay personas cuya vida es una mentira continua; engañan a todo el mundo mediante su hipocresía. ¡Oh! ¡cuán raros son aquellos que quieren parecer lo que son! Dios te ve tal cual eres; en vano te ocultas a los ojos de los hombres, Dios es tu juez. Al final todo se descubrirá, se conocerán tus imposturas, a luz plena se verá la verdad. Se puede ocultar la verdad por un poco de tiempo, no se la puede hacer desaparecer, la iniquidad puede triunfar por un instante, pero no reinar siempre. (San Agustín).
Huir de la mentira
Orad por la conversión
de los pecadores.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza, ved cómo nos agobia el peso de nuestros pecados y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Antimio, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S.
Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed.ICTION, Buenos Aires, 1982)
Rosa de abril, morena de la sierra
de Montserrat, estrellado.
Ilumina la catalana tierra
y guíanos hacia el cielo
En las montañas,
los ángeles trabajan
esos picos
para hacerte un palacio
Reina del cielo,
que los ángeles bajaron
danos abrigo,
dentro de tu manto azul
Alba naciente de estrellas coronadas,
ciudad de Dios que soñaba David
a vuestros pies la luna se ponía
y el sol con sus rayos os vestía.
De los catalanes siempre seréis princesa,
de los españoles estrella de oriente,
sois el pilar de fortaleza
y para los pescadores, puerto de salvamento,
Dais consuelo a quien la patria añora,
sin haber visto nunca la cima de Montserrat,
en tierra y mar, os imploramos
devuélvele a Dios los corazones que le han dejado.
Fuente del agua de la vida
desde el cielo regáis el corazón de nuestro país
dones y virtudes dejáis floreciendo
para hacer vuestro paraíso
Dichosos ojos, Maria, los que os ven
dichosos los corazones que se abren a vuestra luz
Rosa del cielo, que los ángeles revolotean
y en la oración ponéis vuestro perfume.
Árbol gentil, que el Líbano corona
árbol de incienso, palmera de sion
los frutos sagrados que vuestro amor nos da
es Jesucristo, el Redentor del mundo.
Con vuestro nombre, empieza nuestra historia
y es Montserrat nuestro Sinaí
sean para todos la escalera de la gloria
esos escalones cubiertos de romaní.
27 de abril
La montaña de Montserrat, en Cataluña, famosa entre las montañas por su rara configuración, ha sido desde tiempos remotos uno de los lugares escogidos por la Santísima Virgen para manifestar su maternal presencia entre los hombres.
Bajo la advocación plurisecular de Santa María de Montserrat, la Madre de Dios ha dispensado sus bendiciones sobre los devotos de todo el mundo que a Ella han acudido a través de los siglos. Pero su maternidad se ha dejado sentir más particularmente, desde los pequeños orígenes de la devoción y en todas las épocas de su desarrollo, sobre las tierras presididas por la montaña que levanta su extraordinaria mole en el mismo corazón geográfico de Cataluña.
Con razón, pues, la Iglesia, por boca de León XIII, ratificando una realidad afirmada por la historia de numerosas generaciones, proclamó a Nuestra Señora de Montserrat como Patrona de las diócesis catalanas, señalando. asimismo una especial solemnidad litúrgica para honrar a la Santísima Virgen y darle gracias por todos sus beneficios bajo esta su peculiar advocación.
26 de abril
Santos Cleto y Marcelino, Papas y Mártires
San Cleto, Mártir
San Marcelino, Mártir
San Esteban de Perm
Santa Franca de Piacenza
San Pascasio Radberto, Abad
San Ricario, Abad
Beata Alda o Aldobrandesca
25 de abril
San Marcos, Evangelista
Las Rogativas
San Aniano de Alejandría,
San Heribaldo de Auxerre
Beato Juan I de Valence
25 de abril
Las Rogativas (del latín rogare, rogar) o Letanías (del griego Litaneia, súplica u oración), son oraciones solemnes instituidas por la Iglesia para ser rezadas o cantadas en ciertas procesiones públicas y para determinadas y extraordinarias necesidades. Sólo las encontramos en la liturgia dos veces al año: el 25 de abril, fiesta de San Marcos (letanías mayores) y el triduo que precede a la Ascensión (letanías menores).
El Papa y los Obispos pueden prescribirlas a los fieles, en las calamidades y necesidades públicas, pero entonces figuran como actos extralitúrgicos. Los calificativos de mayores y menores sólo sirven para distinguir unas de otras.
1. Las Rogativas de San Marcos son de origen romano y datan, probablemente, del siglo IV. Primitivamente no estuvieron sujetas a día fijo. Fue San Gregorio Magno, en el primer año de su pontificado (590), quien las fijó definitivamente; ora, según unos, para dar mayor pompa a las fiestas que, en tal día, se celebraban para conmemorar el aniversario de la entrada de San Pedro en Roma; ora, según otros, en sustitución de los festejos paganos, llamados «Robigalia», que en honor del dios Robigus organizaban, ya de antiguo, los labradores romanos, con procesión a través de los campos y sacrificios de animales, para interesar a la deidad en favor de los sembrados.
Nada tienen que ver con la fiesta de San Marcos, establecida mucho después, ni es necesario, por lo mismo, que coincidan ambas.
Si la fiesta de San Marcos se traslada, no por eso se trasladan las Rogativas, a menos que ocurran el mismo día de Pascua, en cuyo caso se tienen el martes siguiente.
24 de abril
San Fidel de Sigmaringa, Mártir
Santa María Eufrasia Palletier, Virgen
San Egberto
San Gregorio de Elvira
San Guillermo Firmato
San Melitón de Canterbury
24 de abril
Santa Rosa Virginia Pelletier nació en 1796, en la isla de Noirmoutier, frente a la costa de Bretaña, donde sus padres se habían refugiado cuando el levantamiento de La Vendée. En la escuela de Tours, Rosa oyó hablar del convento del Refugio, perteneciente a una congregación que San Juan Eudes habían fundado en 1641, para rescatar a las mujeres caídas y defender a las que se hallaban en peligro. La congregación se llamaba «Instituto de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio» y tenía una casa en Tours. Rosa entró en el noviciado en 1814 y, unos once años más tarde, cuando tenía sólo veintinueve años, fue elegida superiora.
De Angers le pidieron una nueva fundación, y la santa fue a esa ciudad a tomar posesión de una casa de refugio que existía desde hacía varios años y se llamaba «El Buen Pastor». El éxito que consiguió ahí fue tan maravilloso, que las gentes se opusieron a dejarla volver a su comunidad de Tours. Finalmente, al cabo de largas negociaciones, la madre Pelletier fue nombrada superiora de la nueva fundación.
Comprendiendo que inevitablemente surgirían dificultades si cada casa dependía de un obispo diferente y tenía su propio noviciado, como sucedía en el Instituto de Nuestra Señora de la Caridad, la madre Santa Eufrasia (como la llamaban las gentes) decidió centralizar la organización, fundar un noviciado único y hacer que se nombrara a una superiora general con poder de trasladar a las religiosas de una casa a otra, según las necesidades. A pesar de la oposición y del temor natural que le producía el ejecutar un cambio tan radical, la madre Pelletier defendió con firmeza ese medio de promover la causa por la que todas las religiosas trabajaban.
Sin perder un ápice de su humildad y de su respeto por la autoridad, la joven superiora (de la que una de sus admiradoras dijo que «tenía madera para gobernar un reino»), consiguió, con la ayuda de la providencia, fundar en Angers el nuevo Instituto del Buen Pastor. En 1835, llegó la aprobación pontificia. Los progresos de la congregación fueron muy rápidos y, las nuevas fundaciones hacían un bien inmenso en dondequiera. Cuando Santa Eufrasia murió, en 1868, la congregación contaba con 2760 religiosas y era ya conocida en todo el mundo. En sus múltiples pruebas y dificultades, que incluyeron acusaciones de espíritu de innovación, ambición personal y deseo de autoridad, Santa Eufrasia dio pruebas de fortaleza heroica y absoluta confianza en Dios.
«Como he dado a luz a mis hijas en la cruz dijo en cierta ocasión, las quiero más que a mí misma. Mi amor tiene sus raíces en Dios y en el conocimiento de mi propia miseria, pues comprendo que a la edad en que hacen la profesión, yo no hubiese sido capaz de soportar tantas privaciones y un trabajo tan duro». Santa Eufrasia fue canonizada en 1940.
Robert Quardt. Los Santos del Año. Editorial Herder. Barcelona, España. 1958.
23 de abril
San Jorge, Mártir
San Adalberto, Mártir
San Aquileo, Mártir
San Félix, Mártir
San Fortunato, Mártir
San Gerardo de Toul
Beata Elena de Udine
Beato Gil de Asís
22 de abril
Santos Sotero y Cayo, Papas y Mártires
San Agapito I,
San Alejandro, Mártir
San Epipodo, Mártir
San Leonidas, Mártir
Santa Oportuna
San Teodoro de Sikeon
Beato Francisco de Fabriano
21 de abril
San Anselmo de Canterbury, Obispo y Doctor
San Ananías,
San Simeón Barsabas,
San Anastasio I de Antioquía,
San Beunón, Abad
San Simeón Barsabas, Mártir
San Conrado de Parzham