Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe

Por Mons. Carlo Maria Viganò
17/04/2023

Homilía de monseñor Viganò para el Domingo in Albis

Hæc est victoria, quæ vincit mundum: fides nostra.

Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. 1 Jn. 5, 4

¡Cristo ha resucitado!

En este día en que la Iglesia ruega por los neófitos, que hasta ayer vestían las vestiduras blancas recibidas durante la Vigilia Pascual, toda la liturgia constituye un himno a la Fe: la exhortación de la epístola de San Juan, con la profesión de fe en Jesucristo Dios; en el Evangelio, el pasaje de la incredulidad de Santo Tomás y su profesión de fe en la divinidad del Salvador: Dominus meus, et Deus meus (Jn. 20, 28).

Las palabras de la Epístola en particular merecen a mi juicio una reflexión que podríamos aplicar de forma concreta a nuestra vida diaria. Todo el que viene de Dios vence al mundo, dice San Juan. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Vencer al mundo: parecen palabras casi ilusorias en un mundo que despliega su poder arrogante sobre todo, en una sociedad que ofende públicamente a Dios, que menosprecia y rechaza la Redención, y que llega al punto de meter mano en la Creación con monstruosidades indignas de naciones que se declaran civilizadas.

Fuera de esta iglesia, y difícilmente fuera de nuestros hogares -sobre todo si guardamos las distancias con ese instrumento infernal que es el televisor- el mundo se está trastornando en medio de la indiferencia general: todo principio es trastocado, toda justicia negada y toda virtud ridiculizada en tanto que se promueve y celebra el vicio. Una sociedad de muerte, para personas muertas de alma antes que de cuerpo: aborto, vacunación forzosa, eutanasia, mutilaciones horrendas, homicidios y violencia de todo género son los rasgos que caracterizan esta sociedad apóstata y volcada al mal.

Sigue leyendo

«El verdadero reinicio consiste en regresar a Cristo», que ciertamente ha resucitado

Por Mons. Carlo Maria Viganò: 10/04/2023

IN AZYMIS SINCERITATIS

Homilía para el Domingo de Pascua

Fratres: Expurgate vetus fermentum ut sitis nova conspersio, sicut estis azymi. Etenim Pascha nostrum immolatus est Christus.Itaque epulemur: non in fermento veteri, neque in fermento malitiæ, et nequitiæ: sed in azymis sinceritatis et veritatis. 1 Cor 5, 7-8

El mundo moderno es rehén de la mentira. Todo cuanto es teorizado por la élite, afirmado por las instituciones y propagado por los medios de difusión es mentira; es falso y engañoso.

Es una mentira la emergencia psicopandémica en torno a un virus creado en laboratorio con miras a una inmunización masiva tan ineficaz como perjudicial para la salud. Es una mentira la ideología de género, que niega la diferenciación entre los sexos que es voluntad del Creador, y que tiene por objeto borrar la imagen y semejanza de Dios en el hombre. Es una mentira el supuesto cambio climático, que se basa en la falsa premisa de una crisis ambiental provocada por el hombre y en la quimera, más falsa todavía, de que reducir las emisiones de dióxido de carbono en algunos países pueda modificar mínimamente la temperatura de la Tierra. Es una mentira la crisis de Ucrania, provocada con la intención de destruir el tejido social y económico de los países europeos mediante sanciones irrazonables a la Federación Rusa. Es una mentira la Agenda 2030, impuesta por una camarilla de subversivos para esclavizar a la humanidad. Es una mentira la ideología woke, que borra nuestra identidad, nuestra historia y nuestra Fe con vistas a imponer la religión infernal del Nuevo Orden Mundial, la barbarie del Gran Reinicio.

Lo más desconcertante es que este fraude contra los pueblos, perpetrado por quienes al estar constituidos en autoridad deberían por el contrario protegerlos y defenderlos, ha llegado a contagiar el propio Cuerpo de la Iglesia, en el que otras falsedades no menos graves corrompen la pureza de la Fe, ofenden a la Divina Majestad y acarrean la condenación de numerosas almas. Almas que el Señor compró a un precio muy elevado rescatándolas con su preciosísima Sangre. Es una mentira el ecumenismo, que rebaja al Dios vivo y verdadero dejándolo al mismo nivel que los ídolos de los gentiles. Es una mentira el camino sinodal, que altera la constitución divina que Cristo quiso dar a la Iglesia, tras el falso pretexto de escuchar al pueblo de Dios. Es una mentira la reforma litúrgica, introducida con la excusa de hacer la Misa comprensible para los fieles, pero con la única intención de despojar a Dios del honor que le corresponde y complacer a los herejes. Es una mentira el diaconado femenino, que so pretexto de asignar un papel a la mujer atenta contra la Misa y los Sacramentos trastoca las Órdenes Sagradas que instituyó Nuestro Señor. Es una mentira que los divorciados que viven en concubinato puedan comulgar. Es una mentira la bendición de parejas homosexuales. Es una mentira que los transexuales puedan estudiar en los seminarios; diga lo que diga Bergoglio, la moral no se adapta a las modas. Es una mentira la aceptación de la sodomía, que con harta frecuencia pareciera tener por objeto legitimar la conducta de muchos prelados y sacerdotes en vez de salvar las almas de los pobres pecadores.

Estas mentiras tienen la desfachatez de manifestarse abiertamente como lo que son, como evidentes falsedades faltas de argumentos razonables y creíbles en que apoyarse. No son embustes que traten torpemente de ocultar algo; son la arrogante afirmación del engaño, de la subversión de la lógica, de la negación de la verdad.

Sigue leyendo

Especial de Domingo de Resurrección

¡ALELUYA, aleluya, aleluya!

Domingo de Resurrección

Santa Misa Dominical

Felices Pascuas de Resurrección

Domingo de Resurrección

Felices Pascuas de Resurrección

Si habéis resucitado con Jesucristo,

Felices Pascuas

¡ALELUYA, aleluya, aleluya!

¡ALELUYA, aleluya, aleluya!

Cristo, nuestra Pascua ha sido inmolado.

Sin embargo, Pedro se fue corriendo al sepulcro;

 y cuando miró dentro,

no vio más que las sábanas. 

 Entonces volvió a casa, admirado de lo que había sucedido.

Evangelio según San Lucas 24,12

He aquí un espejo del Santo Evangelio

La Sábana Santa

¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo?

No está aquí, si no que ha resucitado.

Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea:

que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores,

que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría.

Evangelio según San Lucas 24, 5-7

¡Felices Pascuas de Resurrección!

148. Resucitaremos con los mismos cuerpos

img_20161127_125515945

A un alumno del físico y químico inglés Faraday se, le escapó de la mano una taza de plata y fue a caer dentro de una tinaja de agua fuerte. Quedó disuelta, con el disgusto, que es de suponer, por parte del muchacho.

Pero Faraday intervino para rescatar la joya. ¿Cómo? Echó una sal en la tinaja, la cual hizo precipitar en forma de granitos, en el fondo de la vasija, las moléculas de la plata disuelta. Las recogió y mandó fabricar con ellos una taza, mejor o más bonita que antes.

Era la «misma» taza porque estaba hecha del «mismo» material. Así será con los cuerpos resucitados de los justos. Serán los «mismos» cuerpos, aunque no de la misma manera; serán resplandecientes de gloria y sin defecto alguno. Dios puede usar -y de hecho usará- la misma materia, ya que la materia subsistirá siempre, porque es indestructible.

No obstante, lo que hará principalmente que el cuerpo sea el «mismo» será el «alma», porque tal cuerpo pertenece a tal alma.

Así, la misma alma unida, con la misma misteriosa unión, al mismo cuerpo, hará, que nosotros seamos exactamente los mismos, aunque de diferente manera.

La muerte como final o como principio (II)

resurreccionlazaro

6 noviembre, 2015

(b) Una muerte que sólo es sueño

Las palabras de Jesús pronunciadas ante el deceso de la hija de Jairo, además de ser las más extrañas jamás oídas ante el acontecimiento de la muerte, sonaron como un estruendo que alteró el ánimo de los asistentes: La niña no está muerta, sino dormida. Por eso la concurrencia reaccionó con risas y burlas, que es lo que suelen hacer los hombres ante algo inesperado que los asombra a la vez que los desconcierta.

Tal vez sería oportuno comenzar este apartado con las conocidas palabras de San Pablo: Porque ya es hora de que despertéis del sueño.[1] En donde por supuesto el Apóstol hablaba en sentido figurado y sin referirse al sueño natural. Como tampoco Jesucristo tenía intención de aludir a la muerte natural cuando aseguró que la niña estaba solamente dormida, que es cosa que está en plena consonancia con su doctrina de no llamar Muerte sino solamente a la que lleva consigo la eterna condenación (Jn 6:50–51; 6:58).

Pero entonces, ¿qué quiso decir San Pablo al dirigir esa advertencia a los Romanos? ¿Y qué significado debe atribuirse a las palabras de Jesucristo cuando habla de la situación de la niña fallecida?

Pero si cabe atribuir a la vida presente la condición de sueño —en el sentido que fuere— se da entrada necesariamente a una nueva serie de preguntas: ¿Acaso es la vida presente un sueño y sólo se puede pensar en la futura como vida real? ¿O es más bien al revés? Y en el supuesto de que sea la vida presente solamente un sueño, ¿en qué sentido lo es y cual es su proyección determinante con respecto a la vida futura? Sigue leyendo

La muerte como final o como principio (I)

resurreccionlazaro

29 octubre, 2015

Dime, Amado de mi alma
dónde pastoreas, dónde sesteas al mediodía…
(Ca 1:7)

Resurrección del hijo de la viuda de Naín[1]

Es el evangelista San Lucas el que cuenta el conmovedor episodio de la resurrección, por el poder de Jesucristo, del hijo de la viuda de Naín.

Siguiendo la letra del texto evangélico podemos imaginarnos el escenario. Jesús llegaba a la entrada del villorio, seguido como siempre de una gran muchedumbre, cuando salía el cortejo fúnebre camino del lugar del enterramiento. Unas cuantas personas transportaban unas angarillas sobre las que iba el cadáver de un adolescente, envuelto seguramente, según era costumbre, en un sudario sujeto al cuerpo con algunas ligaduras. El joven era hijo único de su madre, según especifica el texto que además añade que era viuda. La infeliz mujer iba llorando amargamente tras el cadáver, seguida probablemente por las plañideras y por los músicos, según las costumbres de los ritos funerarios de la época. Tras el cortejo, parientes y conocidos, todo el pueblo probablemente, tal como suele ocurrir en los lugares de muy pocos habitantes.

Fue en ese momento cuando Jesús y sus seguidores, que llegaban al pueblo, se encontraron frente a la comitiva fúnebre que salía. El texto subraya que Jesús, percatándose enseguida de la pobre mujer que sollozaba tras el cadáver, se compadeció de ella. Sigue leyendo