LA REDENCIÓN Parte 3 de 3

 

La Resurrección de Cristo - Bartolomé Esteban Murillo - Real Academia de Bellas Artes San Fernando (1)

35.- JESUCRISTO DESPUÉS DE SU MUERTE RESUCITÓ Y SE FUE AL CIELO.

35,1. Jesucristo, después de ser crucificado, estuvo muerto y enterrado, y al tercer día 4 resucitó juntando su cuerpo y su alma gloriosos para nunca más morir 5.

Por tanto, Jesucristo está ahora en el cielo en cuerpo y alma.

La resurrección de Cristo es dogma de fe. Está definido en el IV Concilio de Letrán (1215):

«Creemos y confesamos que Jesucristo resucitó de entre los muertos y subió al cielo en cuerpo y alma» 6.

La resurrección de Cristo es «el dogma fundamental del cristianismo» 7.

La expresión del Credo: «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre» significa que tiene el mismo poder de Dios-Padre.

«La expresión de San Mateo atribuye a Jesús sepultado una duración de “tres días y tres noches” 8. Pero tal expresión venía a ser idéntica a la duración hasta el tercer día, al juzgarse el día como una unidad de día-noche. El decir “tres días y tres noches” es un modismo equivalente a “al tercer día”»1.

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1 JOSÉ RICCIOTTI: Vida de Jesucristo, nº 181. Ed. Miracle. Barcelona

2 SAN PABLO: Carta a los Gálatas, 6:7

3 DENZINGER: El Magisterio de la Iglesia, nº 805 y 826. Ed. Herder. Barcelona

4 Evangelio de SAN MATEO, 20:19

5 Evangelio de SAN MATEO, 28:6s; de SAN LUCAS, 24:36-43; de SAN JUAN, 20:19-29

6 DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, n º 429. Ed. Herder Barcelona.

7 SANTOS SABUGAL, O.S.A.: Credo, 2ª, II, 4, 19. Ed. Monte Casino. Zamora.

8 Evangelio de SAN MATEO, 12:40

Jesucristo murió un viernes por la tarde y resucitó un domingo por la mañana: es decir que estuvo en el sepulcro un día entero y dos medios días. Pero para el modo de hablar hebreo esto equivale a tres días 2, o lo que es lo mismo, «al tercer día». Dijo San Pedro: «resucitó al tercer día» 3. Sigue leyendo

LA REDENCIÓN Parte 2 de 3

passioncruz

34.- JESUCRISTO NOS REDIMIÓ OFRECIENDO EL SACRIFICIO DE SU VIDA EN LA CRUZ, para perdonarnos nuestros pecados y devolvernos la gracia y amistad de Dios.

34,1. La muerte de Jesucristo clavado en la cruz es el hecho más grande que ha visto la historia.

Para la reparación del género humano, en plan de justicia estricta y perfecta (condigna), fue absolutamente necesario la Encarnación y Redención de Cristo3.

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3 ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Jesucristo y la vida cristiana, nº 29. Ed. BAC. Madrid, 1961.

 

La ofensa aumenta con la dignidad del ofendido.

Al ser el pecado ofensa a un Dios infinito, su malicia es infinita.

No podía reparase por un mero hombre.

Por eso Dios se hizo hombre para ser Hombre-Dios y así reparar la ofensa del hombre1.

Las obras que hizo Jesucristo como hombre las asumió su persona divina, por lo tanto son de valor infinito2.

«Jesús es Dios y hombre. En cuanto Dios, todas sus acciones, incluso las acciones humanas más pequeñas, tienen un valor infinito. En cuanto hombre, hecho hermano nuestro y cabeza de la humanidad, puede ofrecer a Dios en nuestro nombre y en nuestro favor todo cuanto hace. De ahí que ofrezca su obediencia hasta la muerte de cruz como reparación de nuestra desobediencia.

Y al hacer esto, Él mismo se convierte en reconciliación entre el Dios ofendido por la soberbia humana, y los hombres que son los ofensores. Por eso es su sangre derramada en la cruz la que pacifica todas las cosas»3.

«Por la humanidad de Jesucristo entra la Persona del Verbo en solidaridad con el género humano. Formamos con Él un todo. Él es uno de nosotros. Así puede verificarse la Redención satisfactoria. Nosotros ofendimos a Dios, y Él paga por todos. (…) Cristo es un eslabón que une lo sumo con lo ínfimo. Levanta la humanidad a las alturas de la divinidad y como que inclina la divinidad a nuestro barro»4.

Dice San Gregorio el Magno: «El haberse abajado Dios hasta la humanidad sirve para elevar al hombre hasta la divinidad»5.

La gran prueba de la divinidad de Cristo es la resurrección, y para esto primero tenía que morir6.

Pero la muerte en cruz fue para demostrar su amor a nosotros.

Dios pudo haber mandado al infierno a todos los hombres que hubieran pecado mortalmente; pero -por el mucho amor que nos tiene- no hizo eso, sino que, al contrario, quiso hacerse hombre para redimirnos. Y aunque hubiera bastado para esto una sola lágrima de sus ojos o una palabra de sus labios7, quiso sufrir tormentos tan espantosos y muerte tan cruel, para que veamos el valor de nuestra alma y tengamos horror al pecado, para darnos prueba de su amor a nosotros, y para servirnos de ejemplo en nuestros trabajos y penalidades.

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LA REDENCIÓN Parte 1 de 3

 

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33.- DIOS SE HIZO HOMBRE PARA REDIMIRNOS DEL PECADO Y DARNOS LA VIDA ETERNA.

33,1. Redimir del pecado es rescatar a precio. Desde el pecado original que cometieron Adán y Eva1, las puertas del cielo estaban cerradas y nadie podía entrar allí. Por los méritos de la Redención de Jesucristo se nos perdonan todos nuestros pecados y se nos abren las puertas del cielo. La Biblia de la BAC del P. Manuel Iglesias, S.I. explica la frase de San Pedro (1ª 3:19) «fue a predicar a los espíritus encadenados» como el descenso de Cristo a la región de los muertos del Antiguo Testamento para comunicarles la buena noticia de la Redención.

Dios envió a su Hijo para redimir a los hombres2: «Habéis sido rescatados…, con la preciosa sangre de Cristo»3. «Habéis sido comprados a gran precio»4. «Él salvará a su pueblo de sus pecados»5. «Jesucristo se dio a sí mismo como rescate para todos»6. «El Hijo del Hombre vino a dar su vida para redención de todos»7. «Cristo murió por nosotros»8. San Pablo atribuye a la muerte de Cristo la reconciliación de los pecadores con Dios9.

Cristo murió por todos10. «El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo»11.

Y San Pedro dice que Jesús es «el único Salvador del mundo»12.

Dios ha muerto por todos, pero para que la redención se aplique a cada hombre depende de que él quiera aprovecharse de ella13. Dijo San Agustín: «Dios que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti». La redención es para todos. Pero cada uno debe poner de su parte. «Si nosotros no recibimos la vida sobrenatural, o si habiéndola recibido la perdemos, y morimos sin ella, no nos salvaremos»14 . Pero para salvarnos hace falta creer en las verdades reveladas por Dios y hacer buenas obras: «El que creyere, se salvará; y el que no creyere, será condenado»15, «Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos»16 .

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1 ver números 41-43

2 SAN PABLO: Carta a los Gálatas, 4: 5

3 Primera Carta de SAN PEDRO, 1:18

4 SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios, 6: 20

5 Evangelio de SAN MATEO, 1:21

6 SAN PABLO: Primera Carta a Timoteo, 2:6; Evangelio de SAN MARCOS, 10:45

7 Evangelio de SAN MATEO, 20:28

8 SAN PABLO: Carta a los Romanos,5:8

9 SAN PABLO: Carta a los Romanos, 5:10

10 SAN PABLO: Segunda Carta a los Corintios, 5:15

11 Primera Carta de SAN JUAN, 4:14

12 Hechos de los Apóstoles, 4:12

13 ANTONIO ROYO MARÍN,O.P.: ¿Se salvan todos? 2ª, V. Ed. BAC. Madrid. 1995

14 SHEED: Teología y sensatez, XIX, 3. Ed. Herder. Barcelona.

15 Evangelio de SAN MARCOS, 16:16

16 Evangelio de SAN MATEO, 19:17

 

33,2. Iba el filósofo franciscano irlandés Duns Scoto paseando por un camino y se encontró con un labrador que, sudoroso, hundía la reja del arado en la tierra dura. Empiezan a hablar de Dios. A las pocas palabras el labriego le interrumpe: Sigue leyendo