La Virgen preanunció hace 4 siglos en Quito la crisis de la Iglesia del siglo XX

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Introducción 

Que precisamente el siglo XX – en el que estamos inmersos todavía espiritualmente – es el tiempo de las tinieblas, el tiempo de la gran apostasía profetizado en la Sagrada Escritura… lo haría pensar también una extraordinaria aparición mariana que tuvo lugar hace algunos siglos.

Tiene toda la oficialidad de los reconocimientos eclesiásticos y, sin embargo – por alguna disposición misteriosa de la Providencia –, ha permanecido hasta ahora casi desconocida y está volviendo hoy a la luz.

Fue la misma Virgen la que pidió que su mensaje fuera dado a conocer en el mundo solamente en el siglo XX.

Se trata de las apariciones de la Virgen a la madre Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa (1563-1635), mística española que vivió y murió, con fama de santidad, como monja de la Inmaculada Concepción en Quito, en Ecuador.

Hoy está en curso el proceso de beatificación de la Madre Mariana, cuyo cuerpo – por otro lado – fue encontrado incorrupto y completo el 8 de febrero de 1906.

La Virgen se le presentó como la “Virgen del Buen Suceso” y la Iglesia – por medio de los obispos de Quito – aprobó la veneración de la Virgen con este título.

La devoción ininterrumpida del pueblo ecuatoriano, desde hace 400 años, llevó en 1991 a la Archidiócesis de Quito, con el permiso de la Santa Sede, a realizar la coronación canónica de Nuestra Señora del Buen Suceso como reina de Quito.

Pues bien, la particularidad de estas apariciones consiste precisamente en la petición de la Virgen a la vidente y a las monjas de su convento de que oraran y se ofrecieran en holocausto por los hombres del siglo XX.

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