Sermón Dominical

Del

DÉCIMO CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Por el Reverendo padre Alfonso Gálvez Morillas

¡IMPERDIBLE!

sermon-del-domingo-21-de-agosto-de-2016

Para ver el VIDEO clic sobre la imagen

Homilía: Catolicismo sin católicos

Domingo XIV después de Pentecostés

(Misa Tridentina o Misa de San Pío V)
Mt 6: 24-33

El Señor nos dice en el evangelio de hoy que no podemos servir a Dios y a las riquezas. ¿De qué riquezas habla nuestro Señor? Es todo aquello que nos absorbe y nos preocupa demasiado, hasta el punto que nos hace olvidar a Dios. En este sentido, Dios y las riquezas son incompatibles.

Dios es nuestro último fin. Hemos nacido para amar y para ser amados. Dios es nuestro último fin. Si nos dejamos absorber por las cosas materiales, nos olvidamos de Dios.

Este es pues un principio cristiano que hemos olvidado. ¡Cuántas órdenes religiosas que se han corrompido por buscar las riquezas! Ellos creían que las riquezas les iban a ayudar a extender el mensaje de Cristo; pero la realidad ha sido muy diferente. De hecho, la enseñanza de Cristo es totalmente contraria: “Cuando vayáis a predicar, no llevéis ni oro ni alforja…” Si abrazamos las riquezas damos la espalda a Dios.

Por otro lado, el cristiano no puede ser amigo de este mundo. Como nos dice Santiago: “Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad con este mundo es enemistad con Dios?” Hemos dejado las enseñanzas de Cristo para abrazar las de los falsos profetas que lo único que quieren es nuestra perdición.
Cristo nos habla de que no nos hemos de preocupar demasiado por las cosas de este mundo, aunque el problema hoy día no es preocuparnos demasiado sino habernos dejado absorber por las cosas de este mundo con el consiguiente rechazo de Dios.

Las consecuencias de este modo de proceder son inevitables y lógicas: la opción por las riquezas nos lleva al abandono de Dios. El abandono de Dios nos conduce a despreciarle; y el desprecio a la apostasía. Es decir, los cristianos ya no somos cristianos sino “anticristianos”.

La apostasía universal es ya un castigo de Dios. ¿Habrá castigo mayor que el haber renegado de Él? Millones de católicos ya no son católicos. Se han dejado engañar voluntariamente, y como consecuencia son culpables. Miles de cristianos van camino del infierno todos los días.

Al dar la espalda a Dios, nos quedamos sin Dios; y si nos quedamos sin Dios, nos quedamos sin el amor. El hombre necesita el amor más que el oxígeno para respirar. Así pues, en el castigo llevamos la penitencia.

El abandono de Dios está llevando a resultados extremos: invasión del Islam, el aborto. La amistad con el mundo siempre lleva a la enemistad con Dios.

Los tiempos actuales son de persecución muy dura; más que la de los primeros siglos. Pero los tiempos de persecución son también tiempos de santos, tiempos de esperanza. “Cuando veáis que sucede todo esto, levantad vuestras cabezas, pues se acerca vuestra liberación”.

Cuando contemplo este ambiente de persecución, confusión y traición, yo me siento más animado por el amor de Cristo y por el deseo de encontrarme con Él en el cielo.

Bajar audio

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.