12 octubre, 2015
Mientras sigue el circo (léase el Sinodo de la Familia), el arzobispo Stanisław Gądecki informa que el cardenal José Luiz Lacunza Maestrojuan, presidente de la Conferencia Episcopal Panameña y nombrado ponente del Sinodo por S.S. Francisco, propuso que la Iglesia desechara las enseñanzas de Jesús sobre el divorcio y las segundas nupcias. Para ello, decía, debemos volver a lo que dicen las Leyes de Moisés sobre el tema. Lo cita Rorate Caeli:
“Moisés cedió porque se acercó al pueblo. Del mismo modo, hoy en día la dureza de los corazones se opone al plan de Dios. ¿No podría S. Pedro tener misericordia como la tuvo Moisés?”
Quede claro que esto es pura apostasía. Es más, desechar las enseñanzas de Cristo para volver a la Ley de Moisés es el primerísimo ejemplo de apostasía que aparece en el Nuevo Testamento, y tampoco cayó nada bien (véase Hebreos 6,4-8). Por esta razón, se podría decir que Maestrojuan quiere que la Iglesia haga como los apóstatas sobre los que está escrito:
“Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta a negar al Señor que los rescató [Jesús], y atraerán sobre sí una repentina ruina.” (2ª de Pedro 2,1; las negritas son mías)
“Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas, y que negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida destrucción.” (2ª de Pedro 2,1; las negritas son mías)