A NUESTRA SEÑORA DE MONTSERRAT

Rosa de abril, morena de la sierra
de Montserrat, estrellado.
Ilumina la catalana tierra
y guíanos hacia el cielo

   En las montañas,

los ángeles trabajan

esos picos
para hacerte un palacio

   Reina del cielo,
que los ángeles bajaron
danos abrigo,
dentro de tu manto azul

   Alba naciente de estrellas coronadas,
ciudad de Dios que soñaba David
a vuestros pies la luna se ponía
y el sol con sus rayos os vestía.

   De los catalanes siempre seréis princesa,
de los españoles estrella de oriente,
sois el pilar de fortaleza
y para los pescadores, puerto de salvamento,

   Dais consuelo a quien la patria añora,
sin haber visto nunca la cima de Montserrat,
en tierra y mar, os imploramos
devuélvele a Dios los corazones que le han dejado.

   Fuente del agua de la vida
desde el cielo regáis el corazón de nuestro país
dones y virtudes dejáis floreciendo
para hacer vuestro paraíso

   Dichosos ojos, Maria, los que os ven
dichosos los corazones que se abren a vuestra luz
Rosa del cielo, que los ángeles revolotean
y en la oración ponéis vuestro perfume.

   Árbol gentil, que el Líbano corona
árbol de incienso, palmera de sion
los frutos sagrados que vuestro amor nos da
es Jesucristo, el Redentor del mundo.

   Con vuestro nombre, empieza nuestra historia
y es Montserrat nuestro Sinaí
sean para todos la escalera de la gloria
esos escalones cubiertos de romaní. 

NUESTRA SEÑORA DE MONTSERRAT, Patrona de Cataluña

27 de abril

 La montaña de Montserrat, en Cataluña, famosa entre las montañas por su rara configuración, ha sido desde tiempos remotos uno de los lugares escogidos por la Santísima Virgen para manifestar su maternal presencia entre los hombres.

Bajo la advocación plurisecular de Santa María de Montserrat, la Madre de Dios ha dispensado sus bendiciones sobre los devotos de todo el mundo que a Ella han acudido a través de los siglos. Pero su maternidad se ha dejado sentir más particularmente, desde los pequeños orígenes de la devoción y en todas las épocas de su desarrollo, sobre las tierras presididas por la montaña que levanta su extraordinaria mole en el mismo corazón geográfico de Cataluña.

Con razón, pues, la Iglesia, por boca de León XIII, ratificando una realidad afirmada por la historia de numerosas generaciones, proclamó a Nuestra Señora de Montserrat como Patrona de las diócesis catalanas, señalando. asimismo una especial solemnidad litúrgica para honrar a la Santísima Virgen y darle gracias por todos sus beneficios bajo esta su peculiar advocación.  

SANTA Mª BERNARDA SOUBIROUS, Virgen

16 de abril

Bernadette Soubirous, era una enfermiza niña de 14 años, natural de Lourdes, una pequeña ciudad al pie de los Pirineos. Su padre, Francisco Soubirous, molinero de profesión, estaba en la ruina, y la familia había tenido que ir a vivir a un antiguo calabozo abandonado, una pequeña pieza de 16 metros cuadrados.

Bernardita, como era cariñosamente llamada, era una niña piadosa que asistía a misa los domingos, pero no podía comulgar porque aún no había hecho la primera comunión. A sus catorce años la enfermedad y el trabajo le habían impedido ir a la escuela, por lo que no sabía leer ni escribir. En noviembre de 1857, los Soubirous habían permitido a Bernardita ir a Bartrès, un pueblecito cerca de Lourdes, a servir como criada en la casa de su antigua nodriza, María Lagüs. Sin embargo, el deseo de Bernardita de hacer la primera comunión hizo que regresara a Lourdes pocas semanas antes de comenzar las apariciones.

Las Apariciones

El jueves 11 de febrero de 1858, Bernardita había ido con su hermana y una amiga a la Gruta de Massabielle, al borde del río Gave, para recoger algo de leña. Cuando se estaba descalzando para meterse al agua y cruzar al torrente, oyó un ruido como de una ráfaga de viento, y levantando la cabeza hacia la gruta, vio a una Señora vestida de blanco, que llevaba un velo también de color blanco, una faja azul en la cintura y una rosa amarilla en cada pie. Bernardita hizo la señal de la cruz y rezó el rosario con la Señora. Al terminar de rezar, la Señora desapareció.


El domingo 14 de febrero Bernardita se sintió interiormente movida a volver a la Gruta, a pesar de la prohibición de sus padres. Pero su madre le dio permiso para volver, debido a sus insistentes ruegos. Cuando había rezado la primera decena del rosario, la Señora apareció nuevamente, y Bernardita roció el sitio con agua bendita como se le había sugerido. La Señora sonrió inclinando la cabeza. Al terminar el rosario, la Señora desapareció.


El jueves 18 de febrero la Señora habló por primera vez. Bernardita le pide que escriba su nombre en un papel, pero la Señora le dice que no es necesario, y añade: «No prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro. ¿Quieres hacerme el favor de venir aquí durante quince días?».


Las manifestaciones se produjeron durante esos quince días, con algunas pocas excepciones.

El viernes 19 de febrero hubo una aparición breve y silenciosa. Bernardita llevó a la Gruta una vela bendecida y encendida. El sábado 20 de febrero la Señora le enseñó una oración personal. Al irse la Señora, Bernardita se sintió muy triste. El domingo 21 de febrero unas cien personas acompañaron a Bernardita al sitio de las apariciones. Ese mismo día el comisario de policía le pidió que dijera lo que había visto. Bernardita sólo mencionaba «aquello», para referirse a la aparición. El martes 23 de febrero unas ciento cincuenta personas rodean a Bernardita. Durante la aparición se le comunicó un secreto, algo que era sólo para ella. El miércoles 24 de febrero la Señora pidió a Bernardita repetir ante la multitud: «¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!

El jueves 25 de febrero estaban presentes unas trescientas personas. La Señora le pidió a Bernardita que bebiera el agua de una fuente, indicándole el sitio. Bernardita raspó la superficie del terreno con las uñas. En un principio encontró sólo un poco de agua turbia, pero al cuarto intento ya pudo beber un poco de agua. Había brotado el milagroso manantial de Lourdes. También le pidió que comiera hierba de la que había cerca de la fuente, y así lo hizo ante la burla de muchos. La aparición desapareció, y a Bernardita la tildaron de loca. Pero el agua milagrosa comenzó a hacer sentir sus efectos en niños y adultos que eran sumergidos en ella. La fe crecía en Lourdes.

El sábado 27 de febrero se juntaron unas ochocientas personas. La Señora no habló. Bernardita bebió agua del manantial y rezó. El domingo 28 de febrero Bernardita caminó de rodillas en señal de penitencia y también besó la tierra. Estaban presentes unas mil personas.

Luego, el juez Ribes la amenazó con meterla en la cárcel acusándola de mentirosa. El lunes 1º de marzo asistió un sacerdote a la gruta por primera vez, junto a más de mil quinientas personas. El martes 2 de marzo la Señora le encargó decirle a los sacerdotes que acudieran al sitio en procesión y construyeran allí una capilla. Bernardita se lo comunicó al padre Peyramale, párroco de Lourdes, quien sólo quería saber una cosa: el nombre de la Señora. Le exigió, además, como prueba, que el rosal de la Gruta de Massabielle floreciera en invierno.

El miércoles 3 de marzo Bernardita se encaminó hacia la Gruta muy temprano y encontró allí unas tres mil personas, pero la Señora no apareció. Más tarde, al salir del colegio, sintió la llamada interior y acudió a la Gruta. Nuevamente le preguntó a la Señora su nombre. Esta le dio por respuesta una sonrisa. Luego, el padre Peyramale le repetía: «Si de verdad la Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer el rosal de la Gruta». El jueves 4 de marzo se reunieron en la Gruta alrededor de ocho mil personas que esperaban un milagro al final de los quince días. La Señora permaneció silenciosa todo el tiempo. El párroco Peyramale insistía en su pedido. Durante veinte días Bernardita no acudió a la Gruta pues no sentía el llamado interior que la impulsaba a dirigirse hacia el lugar.


El jueves 25 de marzo la Señora revela su nombre, pero el rosal sobre el cual había puesto sus pies durante las apariciones no florece. Bernardita narra el suceso: «Levantó los ojos hacia el Cielo, juntando en actitud de oración las manos que tenía abiertas y tendidas hacia el suelo, y me dijo: «Que soy era Immaculada Councepción». La joven vidente salió corriendo, repitiendo constantemente, por todo el camino, aquellas palabras que no entendía. Pero estas palabras le dieron al párroco la certeza del suceso, ya que él sabía que Bernardita ignoraba esa expresión teológica que sirve para designar a la Santísima Virgen.


El miércoles 7 de abril, durante la aparición, Bernardita sostuvo una vela encendida en su mano, y muchos observaron cómo la llama lamía su mano sin quemarla. El doctor Douzous, médico, constató este hecho personalmente.


El jueves 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Bernardita sintió nuevamente el llamado interior y se dirigió a la Gruta; pero al encontrar cerrado el acceso, se dirigió al otro lado del río Gave, enfrente de la Gruta y contempló desde allí la aparición. Después relataba: «Me parecía que estaba delante de la Gruta y a la misma distancia que las otras veces. No veía sino a la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!» Esta fue la última aparición de la Santísima Virgen María en la Gruta de Massabielle.


Después de las apariciones Bernardita ingresó al convento de Nevers. Como la Santísima Virgen le había dicho, tuvo que sufrir mucho en esta vida. A su enfermedad física se añadieron sufrimientos espirituales: oscuridad interior, escrúpulos, temores, tentaciones. A los 34 años la tuberculosis acabó con su vida terrena. En Nevers su cuerpo se conserva incorrupto, fresco y bello, tal como el día en que murió. El 14 de junio de 1925 María Bernarda Soubirous fue declarada beata por el Papa Pío XI, y el 8 de diciembre de 1933 el mismo Papa la declaró santa, estableciendo que su memoria se celebrara el 16 de abril, día en que había subido al Cielo.


La fuente de agua que brotó en Lourdes es una fuente milagrosa. Así lo testimonian las innumerables personas que se han curado sumergiéndose en ella. Pero la Virgen también había venido a derramar innumerables gracias de sanaciones espirituales y a pedirle a sus hijos conversión, oración y penitencia. El santuario de Lourdes se convirtió uno de los más visitados y famosos del mundo.


El 28 de julio del año 1858, Monseñor Laurence, Obispo de Tarbes, quien se encargó de las apariciones, creó una comisión para recoger y constatar los hechos que habían ocurrido en la Gruta de Lourdes, y el 18 de enero de 1862 declaró auténticas las apariciones, en nombre de la Iglesia.

«Yo soy la Inmaculada Concepción»

   Con estas palabras, la Santísima Virgen confirmaba el dogma que el Papa Pío IX había declarado en Roma sólo 4 años antes de las apariciones. Esto era muy importante en ese momento, pues al año siguiente, en 1859, Charles Darwin publicaba su libro «El Origen de las Especies» en el cual su teoría evolucionista echaba por tierra la realidad del pecado original, que el Concilio Trento había definido como dogma hacía 3 siglos. La Virgen preparaba al mundo a enfrentar esta teoría, anteponiendo a los errores del Evolucionismo Darwiniano la irrefutable certeza de su Concepción Inmaculada, y al mismo tiempo afirmaba el hecho cierto de la condición pecadora del hombre.

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El Padre Pío y Garabandal

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Llega una carta del Padre Pío

No entro en la valoración de los hechos de Garabandal. Ese cometido le corespnde a la Jerarquía. Solo queremos dejar constancia de unos documentos abalados por la santidad de los protagonistas, y que cada cual saque sus conclusiones. Sí quiero afirmar que el Padre Pío  merece toda mi confianza, y que a veces la Jerarquía pude no acertar si sus fuentes o expertos consultados no gozan de una especial clarividencia. Muchas almas santas se han quedado sin canonizar por una lamentable instrucción de su proceso. SOLO DIOS tiene la certeza absoluta.   Juan García Inza

4 noviembre 2016

El 3 de marzo de 1962 las cuatro jóvenes videntes, Conchita, Mari Loli, Jacinta y Mari Cruz recibieron una carta anónima en San Sebastián de Garabandal. Este hecho fue confirmado por el Dr. Celestino Ortiz, un incuestionable testigo, y sobre él hace un recuento el Padre Eusebio García de Pesquera en su libro Se fue con prisas a la Montaña; de aquí tomamos el siguiente texto:
    Félix López, un antiguo alumno del Seminario Mayor de Derio (Bilbao) quien es hoy día el profesor de escuela de Garabandal, estaba reunido con algunas personas en la cocina de Conchita. La niña recibió una carta que no entendió, así que le solicitó a Félix que se la tradujera. Estaba escrita en italiano y Félix, después de leerla dijo: «Por su estilo bien podría ser del Padre Pío». Conchita le preguntó si conocía la dirección del Padre Pío y al recibir una contestación afirmativa le pidió que le ayudara a escribirle una carta para dar respuesta a la suya y manifestarle su agradecimiento.
    Habiendo terminado la carta la dejaron sobre la mesa de la cocina, sin doblarla. Después de un rato, Conchita entró en éxtasis y rezó el Rosario. Al regresar a su estado normal Félix le preguntó: «¿Preguntaste a la Virgen sí la carta era del Padre Pío?» «Sí, y me dió una respuesta para enviarle.» La niña subió a su habitación, regresando poco más tarde con un papel escrito a mano. Delante de todos metió el papel en el sobre, que había ya sido dirigido al Padre Pío por el profesor, sellándolo luego.
    La carta que había llegado a Conchita, sin firma y sin dirección de retorno pero con estampilla italiana, decía lo siguiente:

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Queridas Niñas:
A las nueve de esta mañana la Santa Virgen Maria me ha hablado de vosotras, queridas niñas, de vuestras visiones y me ha dicho:
“Benditas niñas de San Sebastián de Garabandal yo os prometo que estaré con vosotras hasta el fin de vuestra vida y vosotras estaréis conmigo hasta el fin del mundo y luego en el gozo del paraiso”.
Con la presente os remito una copia del Santo Rosario de Fátima que la Santísima Virgen me ha ordenado de enviaros. Este Rosario ha sido dictado por la Santísima Virgen y quiere que sea propagado para la salvación de los pecadores y para la preservación de la humanidad de los peores castigos con que el buen Dios está amenazando.
Una sola es la recomendación:  Rezad y haced rezar, porque el mundo está en el camino de la perdición. No creen en vosotras ni en vuestros coloquios con la blanca Señora pero creerán cuando sea demasiado tarde.

3 de Marzo de 1962
Entrevista a Conchita, sobre esta carta.
P. Conchita, ¿recuerdas algo sobre esta carta?
Conchita: Recuerdo haber recibido en el correo una carta dirigida a mí y a las otras tres niñas, Jacinta, Loli y Mari Cruz. Me preguntaba qué contenía y, como no estaba firmada, la metí en el bolsillo hasta que ví a la Santísima Virgen ese día. Cuando se apareció le mostré la carta y le pregunté quién nos la había enviado. La Virgen dijo que era del Padre Pío. Como no sabía quien era el Padre Pío, no pregunté nada más. Después de la aparición conté a la gente sobre la carta; un seminarista que estaba presente me explicó acerca del Padre Pío y de dónde era él. Entonces le escribí una carta diciéndole que me gustaría verle cuando visitase mi país. El entonces me envió una pequeña carta diciendo: «¿Crees que puedo subir por la chimenea?» Yo sólo tenía 12 años en esa época y no sabía nada de los claustros.

La Visita de Conchita al Padre Pío
En febrero de 1967, Conchita llegó a Roma con su madre, un sacerdote español, el padre Luis Luna, el Profesor Enrico Medi y la Princesa Cecilia de Borbón-Parma. Había sido llamada allí por el Cardenal Ottaviani, prefecto del Santo Oficio, llamado hoy la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue durante esta visita que Conchita tuvo una audiencia privada con el Papa Pablo VI, durante la cual sólo cinco personas estuvieron presentes con el Pontífice. El Papa le dijo «Conchita, Yo te bendigo y conmigo te bendice toda la Iglesia» . Tenemos sobre esto el confiable testimonio del Profesor Medi, entonces presidente de la Asociación Europea de Energía Atómica y amigo del Papa, y quien era uno de los cinco presentes.
    Como Conchita tuvo que esperar un día antes de su reunión con el Cardenal Ottaviani, el Profesor Medi sugirió que ya que tenían algo de tiempo libre fueran a San Giovanni Rotondo a ver al Padre Pío.
    A continuación el testimonio de la propia Conchita acerca de la visita:
Todos estuvimos de acuerdo, así que salimos para el Monasterio en el auto alquilado del Profesor Medi. Llegamos como a las nueve de la noche y nos dijeron que no podríamos ver al Padre Pío hasta la mañana siguiente en su Misa de cinco.
Antes de Misa, el Padre Luna y el Profesor fueron a la sacristía. El Profesor me contó más tarde lo que ocurrió allí. Dijo que el Padre Luna había dicho al Padre Pío que la Princesa de España estaba allí para verle. El Padre Pío dijo entonces al Padre Luna: «No me siento bien y no podré verla hasta más tarde hoy». El Profesor Medi dijo entonces: «Hay otra persona que quiere verlo también. Conchita quiere hablar con usted.» Padre Pío dijo entonces: «¿Conchita de Garabandal? Vengan a las ocho de la mañana».
Al llegar, fuimos conducidos a un pequeño cuarto, una celda, que tenía una cama, una silla y una pequeña mesita. Le pregunté al Padre Pío si este era su cuarto y si él dormía ahí, a lo cual respondió: «Oh, no. No pueden ver mi cuarto. Este es un cuarto rico». En ese momento no sabía la clase de hombre santo que era el Padre Pío, como ahora sí lo sé. Entonces yo era muy joven; tenía sólo 16 años.
    La entrevista continúa:
P. ¿Quién estaba en el cuarto contigo?
Conchita: Sólo mi madre, el Padre Luna y un sacerdote del Monasterio que hablaba español y estaba tomando muchas fotos. No recuerdo que la Princesa y el Profesor hubieran estado allí.
P. Puedes decirnos ¿qué se dijo durante tu visita al Padre Pío?
Conchita: Sólo recuerdo un poco. Sí recuerdo que el sacerdote que había estado tomando fotos pidió permiso para ello al Padre Pío, quien le respondió: «Has estado tomándolas desde que llegaste».
Recuerdo que tenía el crucifijo besado por Nuestra Señora, y que dije al Padre Pío: «Esta es la Cruz besada por la Santísima Virgen. ¿Quisiera besarla?» Padre Pío tomó entonces el Cristo y lo colocó en la palma de su mano izquierda, sobre el estigma. Tomó entonces mi mano, que colocó sobre el crucifijo, cerrando los dedos de esa mano sobre mi mano; con su mano derecha bendijo mi mano y la cruz. Lo mismo hizo con mi madre cuando ella le dijo que por favor bendijera su rosario, también besado por la Virgen. Yo estuve de rodillas durante todo el tiempo que estuve ante él. Me tomó de la mano, con la cruz, mientras que me hablaba.
El sacerdote que tomó las fotos de Conchita con el Padre Pío vive aún en San Giovanni Rotondo. Estuvo en los Estados Unidos hace varios años promoviendo la Causa de Beatificación del Padre Pío y visitando a Conchita en su casa. Estas fotos son importantes documentos que confirman la entrevista de Conchita con el Padre Pío.

Padre Pío y el Milagro
A el Padre Pío le fue concedido un privilegio que tan solo se dió antes al P. Luis Andreu. El P. Pio vió el gran Milagro antes de morir.
Años antes, en la noche del 8 de agosto de 1961, el P. Luis Andreu S.J. tuvo una visión del Milagro mientras observaba a las videntes en éxtasis en los pinos, cerca del pueblo de Garabandal. El Padre Andreu murió de felicidad y sin dolor alguno a la mañana siguiente durante su regreso a casa.
Una de las profecías de Nuestra Señora en Garabandal en relación con el Milagro fue que el Santo Padre lo verá desde cualquier sitio donde esté, y que el Padre Pío lo vería también. Al morir el Padre Pío en 1968, Conchita quedó perpleja, preguntándose por qué la profecía aparentemente no se había cumplido. Un mes más tarde fue tranquilizada, recibiendo además un regalo precioso.
En octubre 16 de 1968, Conchita recibió un telegrama de Lourdes, proveniente de una mujer de Roma a quien Conchita conocía. El telegrama pedía a Conchita ir a Lourdes a recibir una carta del Padre Pío dirigida a ella. El Padre Alfred Combe y Bernard L’Huillier de Francia estaban en ese momento en el pueblo y accedieron a llevar a Conchita y a su madre a Lourdes. Partieron esa misma noche. Con el afán, Conchita olvidó su pasaporte. Al llegar a la frontera fueron detenidos durante seis horas, y sólo gracias a un pasaporte especial, firmado por el Gobernador militar de Irun, pudieron pasar la frontera hacia Francia.
En Lourdes se entrevistaron con los emisarios del Padre Pío de Italia, entre los cuales estaba el Padre Bernardino Cennamo, O.F.M.  El Padre Cennamo no era realmente de San Giovanni Rotondo, sino que pertenecía a otro monasterio. Era, sin embargo, bien conocido por el Padre Pío y por el Padre Pellegrino; éste último fue quien cuidó al Padre Pío durante sus últimos años y quien transcribió la nota para Conchita dictada por el Padre Pío.
El Padre Cennamo dijo a Conchita que no había creído en las apariciones de Garabandal hasta que el Padre Pío le pidió darle el velo que cubriría su cara después de su muerte. El velo y la carta fueron entregados a Conchita, quien preguntó al Padre Cennamo: «¿Por qué la Virgen me dijo que el Padre Pío iba a ver el Milagro y él ha muerto?» El Padre le respondió: «El vió el Milagro antes de morir. Me lo dijo él mismo.»
    Al regresar a casa Conchita decidió escribir sobre ello a un amigo:
… Tenia el velo ante mis ojos mientras escribía cuando, de repente, toda la habitación se llenó con una fragancia. Había oído sobre las fragancias del Padre Pío, pero nunca les había dado mayor importancia. El cuarto entero olía con un perfume tan fuerte que comencé a llorar. Era la primera vez que experimentaba esto. Ocurrió después de su muerte.

Ler mais: http://m.mensagemdegarabandal.com/products/carta%20del%20padre%20pio%20%C3%A0%20las%20ninas%20de%20garabandal/

Tomado de:

http://www.religionenlibertad.com/

NOTA DE Ortodoxia Católica:

Lamentablemente en la actualidad, en relación a las supuestas apariciones, los fieles nos encontramos divididos en dos grupos: los que creen que la Santísima Virgen María si se apareció verdaderamente en Garabandal y los que creen que no; tal confusión se debe al Decreto que Pablo VI dio a la Iglesia sobre las Apariciones, la Iglesia ya no es la que tiene la última palabra en este tema, los fieles somos los que ahora tenemos la última palabra: 

DECRETO DEL PAPA PABLO VI SOBRE LAS APARICIONES.

«El Canon 1399 prohibía por derecho la publicación de ciertos libros tales como aquellos que tratan de revelaciones, visiones, profecías y milagros. Este Canon ha sido derogado. (…) Esto significa que se permite a los Católicos publicar sucesos de revelaciones, visiones, profecías y milagros, sin necesidad de Imprimatur o de Nihil Obstat, o cualquier otro permiso. Por supuesto estas publicaciones no deben poner en peligro la Fé y la Moral. (…) De aquí que no hay ninguna prohibición relativa a Apariciones, sean ellas reconocidas o no por la Autoridad Eclesiástica. Por la misma razón se permite a los Católicos frecuentar lugares de Apariciones, aún aquéllas no reconocidas por los Ordinarios de la Diócesis o por el Santo Padre. Los Católicos que frecuenten estos lugares deben respetar la Fe y la Moral. (…)

Se requiere permiso tan solo para la celebración de la Santa Misa o cualquier otro servicio religioso.

El Canon 2318 disponía penas contra los que violasen las leyes de censura y prohibición. Este Canon ha sido derogado a partir de 1966. Nadie puede incurrir en censura eclesiástica por frecuentar lugares de apariciones, aún aquéllas no reconocidas por los Ordinarios de la Diócesis, o por el Santo Padre. Tambien aquéllos que hubieran incurrido en las prohibiciones tratadas en el Canon 2318 serán igualmente absueltos por el mismo hecho de la abrogación de este canon.»
Firmado: Alfredo Cardenal Ottaviani, Pro-Prefecto. P. Parente, Secretario. (Aprobado por S.S. Pablo VI el 14 de Octubre 1966, fué publicado el 15 de Noviembre de 1966, en A. A. S. 58/16 a 29 de diciembre 1966, entrando en vigor el 29 de Marzo de 1967.)

Conchita González, fué llamada una segunda vez a Roma en Febrero de 1968, donde permaneció dos semanas. Se cree que el mensaje de Garabandal («Sacerdotes, obispos y Cardenales…»), guarda una extrecha realación con el mensaje de Fátima. El mismo Cardenal Ottaviani, en una conferencia de prensa que hubo, con motivo del 50 aniversario de Fátima, el 11 de Febrero de 1967, declaró: 

«Maria dió en Fátima un mensaje para todos y uno secreto. (… ) Oración y penitencia pidió Maria, como los dos medios capaces de evitar terribles castigos que, como en el Apocalipsis de San Juan, amenazan a un mundo del que se pudiera decir, como dijo el Profeta: «Ha sido profanada la Tierra por sus moradores.» »

(Conforme al quinto Concilio de Letrán, el juicio definitivo sobre apariciones y profecías está reservado a la Santa Sede, el Papa es el único juez. Juicio al que nosotros humildemente nos sometemos.)

«Pero vosotros cuando empiecen a suceder estas cosas, levantad la cabeza, alegraos, pues vuestra liberación está cerca.»
(S. Lucas 21,28.)

Tomado de: http://www.statveritas.com.ar/Marianos/Garabandal-01.htm

NOTA DE Ortodoxia Católica:

Las apariciones en Garabandal no fueron aprobadas por el Santo Oficio.

El Card. Ottaviani acusó de recibo de toda la documentación con carta del 7 de marzo de 1967, en que decía: La S. Congregación examinó atenta y cuidadosamente todos los documentos, y otros venidos de distinta procedencia, Y POR FIN LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA CUESTIÓN HA SIDO YA DISCUTIDA Y DEFINIDA POR S. E., POR LO CUAL NO HAY RAZON PARA QUE ESTA S. CONGREGACIÓN PROCEDA EN ESTE ASUNTO (Carta del 7-111-67). La nota de Mons. Puchol (1) pasaba del no consta de la sobrenaturalidad de sus predecesores al consta de la no sobrenaturalidad, pues decía textualmente:

“NO HA EXISTIDO NINGUNA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN, NI DEL ARCÁNGEL SAN MIGUEL, NI DE NINGÚN OTRO PERSONAJE CELESTIAL; NO HA HABIDO NINGÚN MENSAJE; TODOS LOS HECHOS ACAECIDOS EN DICHA LOCALIDAD TIENEN EXPLICACIÓN NATURAL.”

Al tomar posesión un servidor de la diócesis de Santander, vacante por fallecimiento de Mons. Puchol, los adictos a las apariciones citadas hicieron pública, incluso en escritos varios, su esperanza de que al cambiar de obispo traería una actitud diferente de la Jerarquía. Por eso, tras estudiar el amplio expediente y vista el sólido fundamento del juicio de mi predecesor, de venerable memoria, reafirmo su posición con una nota publicada por mi Secretaria de Cámara y Gobierno, el 9 de octubre de 1968.

Tomado de: https://forocatolico.wordpress.com/2015/08/25/prohibiciones-oficiales-de-la-jerarquia-sobre-garabandal-i-acusan-a-los-adictos-a-garabandal-de-pretender-desfigurar-los-criterios-de-roma/

NOTA DE Ortodoxia Católica:

Las vidente Conchita dijo que la Santísima Virgen María le dijo que Joey Lomangino recibiría nuevos ojos en el día del gran milagro, actualmente estamos en el año 2016 y aún no se ha dado el supuesto milagro, Joey Lomangino murió en el 2014.

El 19 de marzo de 1964, Conchita de Garabandal le escribió la siguiente carta a Joey Lomangino: “Día de San José, 1964. Querido Joey, Hoy en una locución en los Pinos, la Virgen me dijo que te comunicara que la voz que tú oíste era de ELLA. Que tú recibirás nuevos ojos en el día del gran milagro. También me dijo que el Hogar de Caridad que fundarás en Nueva York dará gran gloria a Dios. Conchita González”.

Previamente Lomangino, luego de, supuestamente, recibir en confesión la confirmación del Padre Pío sobre el asunto de Garabandal, dijo: 

Quiero asegurarles que lo comprendo y que creo realmente que el día del gran Milagro tendré nuevos ojos y que, como dijo Nuestra Señora, ‘Serán para Gloria de Dios’. Hasta entonces, esperemos, recemos y miremos a los Sucesos de Garabandal que están por venir”.

El 20 de Junio de 2014 Lomangino falleció y no recuperó los ojos, ni siquiera la vista, antes de fallecer.

Tomado de: https://forocatolico.wordpress.com/2014/06/20/muere-lomangino-invidente-que-segun-garabandal-recuperaria-la-vista-el-dia-del-milagro/

NOTA DE Ortodoxia Católica:

Para el día de hoy 13 de Noviembre de 2016 Antonio Yague profetizó que sería el día en que se daría el Gran Aviso, y obviamente tal aviso no se dio.

El Aviso de Garabandal es una manifestación extraordinaria de la Misericordia divina. Es muy probable que, casi al terminar el Año de la Misericordia, Dios nos ofrezca una prueba patente de su Amor, a todos los hombres, de manera personal y directa a cada uno.

Antonio Yagüe, que ha investigado con profundidad las apariciones de la Virgen en Garabandal, afirma que “El Aviso o Advertencia es un importante hecho de carácter global, físico y espiritual, anunciado por la Sagrada Escritura en el sexto sello del Apocalipsis (Apoc 6, 12-18) y recordado por la Virgen como algo próximo, especialmente a partir de las apariciones de Garabandal”.

“El sexto sello del Apocalipsis —continúa Yagüe—, describe una gran catástrofe natural de origen astronómico y simultáneamente un fenómeno personal universal. Ambos hechos afectan a los reyes de la tierra, los magnates, los tribunos, los ricos, los poderosos, y todos, esclavos o libres (Apoc 6, 15). No hay estamento social o régimen político que no le afecte. El conjunto de acontecimientos es tan insólito que dejan en todos los hombres la convicción interna, como aviso íntimo, de que ha llegado el Gran Día de su cólera y ¿quién podrá sostenerse? (Apoc 6, 17). Día de ira el día aquel, día de angustia y de aprieto, día de devastación y desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y densa niebla (Sof 1, 15). Se puede decir que hay un antes y un después de los hechos del sexto sello” (La Astronomía Sagrada y los Últimos Tiempos, Parte 1, p. 35).

Antonio Yagüe sostiene que el gran Milagro tendrá lugar el Jueves Santo de 2017 (día de San Hermenegildo, mártir de la Eucaristía), que es el 13 de abril. El Aviso será cinco meses antes, es decir, el 13 de noviembre de 2016. Un 13 de noviembre de 1965 fue la fecha de la última aparición a Conchita, sola y bajo la lluvia en los Pinos de Garabandal.

La picadura de las langostas del Apocalipsis “atormenta durante cinco meses (Apoc 9, 6). Tiene límite el periodo de responder afirmativamente a la invitación de conversión del Aviso. El final lo marca el día del Milagro, de la señal de la Mujer, porque el Aviso es como una purificación para prepararse para el Milagro, (…) para ver si con el Aviso y el Milagro nos convertimos (Conchita 14 septiembre 1965 en Our Lady comes to Garabandal por Joseph A. Pelletier, A. A., pp. 149-150)” (La Astronomía Sagrada y los Últimos Tiempos, Parte 1, p. 35).

Otra coincidencia interesante es un mensaje de la Virgen a Marga, precisamente el 13 de noviembre de 2008(ocho años antes de la fecha probable del Aviso), en el que nos habla de lo importante que es amar; es decir: tener misericordia con todos (cfr. Tomo Azul: El Triunfo de la Inmaculada, p. 36):

“¡Marga…! ¡Marga…!

Lo que Yo quiero contigo es muy grande, hija. Misionera. Te quiero proclamando la Buena Noticia por todos lados. Te quiero en permanente misión.

Preparaos para un Juicio particular. Sí, hija mía: va a venir una especie de Juicio particular.

¿El Aviso? (palabras de Marga)

Sí.

Reparte de mi Amor. Están todos muy necesitados.

Olvídate de todo lo que tú opinas que son afrentas hacia ti, y ámalos. ¿Qué más da afrenta o no afrenta? ¡Ama!

Ah… es donde más os cuesta amar donde vendrán las preguntas en mi Juicio: “¿Amaste a esta persona que te costaba? ¿Le procuraste el bien? ¿Le devolviste bien por mal? Cuando Dios te probaba en el amor, ¿saliste vencedora?”.

Porque fácil es amar cuando todos nos aman. Así, ¿qué mérito tenéis. Hacen esto mismo los publicanos y pecadores (cfr. Mt 5, 46).

Sí, sí… afinad mucho. Sed cada vez más finos en el amor. ¡Y exigíos mucho! Pues mucho se os ha dado.

Te bendigo.

Adiós”.

Tomado de: http://ecosdegarabandal.blogspot.mx/2015/11/el-aviso-anunciado-en-garabandal-y-la.html